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UNIDAD 4. La fundación de la ciudad por la escritura y las crisis de fin de siglo.

Urbanización y modelos narrativos. Ampliación y regulación del público lector; mímesis y


construcción del orden. Cultura científica y figuración literaria. Moral, pedagogía y control
social: el poder disciplinante de la moderna novela argentina. ​La gran aldea ​de Lucio V.
López; ​Sin rumbo de Eugenio Cambaceres; ​La bolsa de Julián Martel. EL TEXTO COMO
PRODUCTO

Introducción a la Unidad 4

Después de la Revolución de Mayo tenemos un período de guerra civil (la nación solo está
en los textos). Recién después del 79 va a centralizarse el estado y la organización
nacional. A partir del 80 va a implementarse una política de inmigración. Pero la figura del
inmigrante va a contar con la particularidad de pasar de ser un sujeto deseado a un
extranjero, conformando las nuevas clases peligrosas. Esto impacta en la dicotomía
campo/ciudad y también en la conformación de alteridades. En sus vertientes más
discriminatorias, la novelas naturalistas, en este sentido, van a sostener un discurso
xenófobo legitimado y verosimilizado en un discurso médico y científico. El discurso médico
y científico va a funcionar como estrategia de validación para reeditar el sistema de
exclusión configurando una nación étnica. El problema del otro está en la sangre y en la
raza. El espacio cultural se organiza a partir de los conceptos de patria y raza, que accionan
como mecanismos de inclusión/exclusión.
Por otro lado, hay una segunda postura que se sostiene en el discurso de la integración
(homogeneización y asimilación) del inmigrante. Desde esta posición es que se proclama el
discurso sobre el “crisol de razas” que conforman la nación y el discurso de la integración.
La ley 1420 será funcional a este proyecto que se asienta en un borramiento de las
diferencias, en una eliminación de la cultura de origen y en la imposición de una cultura
nacional (el proyecto de alfabetización y la escuela pública serán claves en este proyecto).

En esta unidad se abordará el carácter performativo de la escritura en textos como ​Sin


rumbo, La gran aldea y ​La Bolsa. ​Mediante ambos se busca instaurar un proyecto político
de nación en donde al tradicional grupo de indios, negros y gauchos, considerados como la
barbarie, se suma uno nuevo, los inmigrantes, a los cuales hay que excluir porque
representan una amenaza para ese proyecto de nación que estaba en construcción.
En consonancia con ello, como sostiene Gabriela Nouzeilles en ​Ficciones somáticas, las
naciones son efectos de ficciones narrativas. La máquina narrativa de la nación produce
iguales y sistemáticamente expulsa de la comunidad imaginaria nacional a aquellos a los
que se identifica como variantes de lo espurio y lo extranjero; en el caso particular de ​Sin
rumbo​, La gran aldea y ​La Bolsa, s​ e lucha por excluir y aniquilar a los inmigrantes, a los
mestizos, es decir, a los “otros”.
El problema con los inmigrantes surgió porque ellos en vez de incorporarse obedientemente
a la masa que los recibía, fundaban sindicatos y apelaban a la violencia para exigir mejores
condiciones de trabajo, o convertidos en la nueva burguesía, competían por el poder
económico y los mismos espacios de consagración social que hasta entonces habían
pertenecido exclusivamente a las familias de la oligarquía criolla. La transformación de la
masa inmigratoria en una nueva fuerza social y económica en conflicto con la sociedad
tradicional promovió el desarrollo de una inesperada xenofobia entre las clases pudientes.
Para la élite criolla, el problema seguía siendo la barbarie, pero ahora no se trataba
únicamente de las tribus amerindias o de los gauchos iletrados sino también del inmigrante
como conspirador urbano.
Las ficciones del naturalismo, que Gabriela Nouzeilles denomina ​ficciones somáticas ​–
porque imaginan a la nación en términos biológicos- fueron instrumentos de lucha
ideológica que en manos de los criollos descalifican a inmigrantes, campesinos, mestizos
por ser considerados “cuerpos enfermos” que ponían en peligro el proyecto de nación que
estaba en auge. Estas ficciones instauraron un “Yo” sano y un “Otro” enfermo al cual había
que reducir y borrar porque implicaba una amenaza. El ejemplo clave ocurre al final del
texto ​Sin rumbo​: la hija de Andrés y de la mestiza Donata, muere porque estaba enferma.
La figura del cuerpo enfermo de Andrea encarna justamente ese “cuerpo” enfermo al que
hay que aniquilar para evitar el contagio de toda una sociedad civilizada.

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