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Los hongos son eucariotas, y están habitualmente compuestos de hifas (finos filamentos) que
pueden ser vegetativas o fértiles y que tienen un tamaño medio de 3 a 8 mm de diámetro. El
conjunto de estas hifas forman el micelio, el cual puede no diferenciarse o puede constituirse
en un cuerpo carnoso que pueda llegar a superar los 10 cm de diámetro.
Ejemplo del hongo Rhizopus spp. Éste género. por ejemplo, es el responsable de fermentar la soja
para su transformación en tempeh.
Tipos de hongos
Cienos (mixomicetos)
Aunque estos organismos se pueden considerar hongos, algunas clasificaciones los incluyen
como protozoos, debido a ciertas características genéticas (crecimiento ameboide por ejemplo).
Los cienos se encuentran bajo la materia orgánica en descomposición, y pueden agruparse
formando estructuras carnosas. Un ejemplo es Physarum.
Physarum polycephalum
Flagelados (oomicetos)
Pertenecen en la actualidad al nuevo grupo cromista. Las principales especies que
caracterizaron este grupo fueron Pythium, que produce enfermedad por podredumbre en las
plantas, y Phytophtora, muy conocida por producir la enfermedad de la patata, que asoló Irlanda
durante el siglo XIX, dónde murieron millones de personas y la mayoría de supervivientes
emigraron a Australia, Canadá y Estados Unidos. También son hongos de este
grupo Peronospora, Plasmopara, etc.
Micelios estériles
Este grupo solo se reproduce por fragmentación de las hifas. Un ejemplo es Rhizoctonia.
Hábitats
En suelos bien ventilados, los hongos representan la mayor fracción de la biomasa bacteriana.
Existen hasta 106 propágulos fúngicos por gramo de suelo, entendiendo propágulo como
cualquier parte del hongo, espora o hifa que sea capaz de formar una nueva colonia. De manera
general los hongos se encuentran en la parte superficial del suelo, en los primeros 15 cm,
aunque su distribución en el perfil del suelo puede verse afectada por la sensibilidad al
CO2 [una especie puede vivir en la capa superficial (de 0 a 15 cm) si esta inhibida por el CO2;
puede vivir en la capa intermedia (de 15 a 30 cm) si es sensible a este gas; y puede vivir en la
capa inferior (más de 30 cm de profundidad) si su crecimiento aumenta en presencia del gas].
Para desarrollarse los hongos requieren agua, aunque pueden sobrevivir en climas semiáridos
en estado de reposo o latencia, o mediante esporas. Por el contrario, en suelos muy húmedos su
población se ve reducida a causa de la falta de oxígeno. Existen hongos anaerobios, como es el
caso de la levadura Saccharomyces, que se usa en la industria agroalimentaria en la producción
de pan, cerveza o vino; puesto que se alimenta de los azúcares de la harina, la malta o la uva
respectivamente produciendo alcohol y gas carbónico.
Existen hongos que se desarrollan mediante las plantas que les procuran un hábitat, como es el
caso de las micorrizas (asociación simbiótica con las raíces) o los hongos parásitos endofíticos,
algunos endofitos (que significa que viven dentro de otro organismo) infectan, por
ejemplo, Festuca arundacea, que le proporciona al pasto mayor resistencia a la sequedad y a la
depredación de insectos, pero estos mismos hongos liberan alcaloides (veneno) que deterioran
la calidad de ese pasto para usarlo como alimento para el ganado.
Las raíces de las plantas están pobladas de hongos que aprovechan las exudaciones radiculares
para alimentarse. Estas exudaciones están constituidas por azúcares, aminoácidos, ácidos
orgánicos, nucleótidos, enzimas, vitaminas y sustancias promotoras de crecimiento. Los
hongos movilizan nutrientes minerales hacia las raíces, aumentan la capacidad de retener agua
en épocas de sequía, fijan nitrógeno y fósforo, y protegen las raíces de fitopatógenos
produciendo sustancias que los inhiben y así regulan sus poblaciones, como sucede por ejemplo
con los nematodos.
Los géneros de hongos más importantes asociados a las raíces de las plantas
son: Aspergillus, Penicillium, Rhizopus y Trichoderma. El Aspergillus y Penicillium movilizan el
fósforo y el nitrógeno del suelo. Trichoderma mantiene la humedad en las raíces en condiciones
de sequía.
Desarrollo
Posteriormente a esta colonización por parte de los primeros hongos saprofitos, se establecen
los hongos saprofitos secundarios, que crecen en los productos de desecho procedentes del
metabolismo de los primeros. Este grupo secundario también produce compuestos inhibidores,
y a su vez disponen de cierta resistencia a inhibidores de otros organismos. Finalmente se
instalan los saprofitos terciarios, organismos de lento crecimiento y que son capaces de
degradar compuestos resistentes y más complejos, como celulosa y lignina. Este grupo terciario
también puede soportar los compuestos inhibidores de otros organismos.
La dispersión se puede producir mediante el viento, el agua, los insectos o cualquier otro
método que sirva para desplazar las esporas a otro lugar.
Agregado del suelo por acción de las hifas de los hongos. Fuente: http://faculty.yc.edu
Movilizadores de minerales
La capacidad de estos hongos juega un papel clave en la nutrición de las plantas y en los ciclos
biogeoquímicos que ocurren en la rizosfera. Estos hongos micorrízicos degradan las piedras y
la roca madre del suelo mediante enzimas, aportando minerales solubles al complejo que serán
aprovechados por las plantas, como es el caso del fosfato insoluble transformado a compuestos
más solubles por acción de pseudomonas, Bacillus, Penicillium, micorrizas, etc. También
mejoran la estructura del suelo, permiten la liberación de elementos minerales y participan en
la formación del humus.
Micrografía electrónica de barrido que muestra una hifa penetrando un grano de mineral
(tamaño de la barra, 10 μm). Fuente: Rock-eating mycorrhizas: their role in plant nutrition and
biogeochemical cycles, varios autores, 2007.