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GERD THEISSEN

ANNETTE MERZ

EL JESÚS
HISTÓRICO
Manual

EDICIONES SIGÚEME
SALAMANCA
1999
A Christoph Burchard
en su 65 cumpleaños

Tradujo Manuel Olasagasti Gaztelumendi


sobre el original alemán: Der historische Jesús. Ein Lehrbuch

© Ediciones Sigúeme, S.A., 1999


Apdo. 332 - E-37080 Salamanca/España
© Vandenhoeck & Ruprecht, Gottingen 1996

ISBN: 84-301-1349-5
Depósito legal: S. 1307-1998
Printed in Spain
Imprime: Gráficas Varona
Polígono El Montalvo - Salamanca, 1999
1
LA HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN
EN TORNO A LA VIDA DE JESÚS

M. Baumotte (ed.), Die Frage nach dem historischen Jesús. Texte aus drei Jahrhun-
derten (Reader Theologie), Gütersloh 1984; M. J. Borg, Jesús in Contemporary Scho-
larship, Valley Forge 1994; H. Braun, Der Sinn der neutestamentlichen Christologie:
ZThK 54 (1957) 341-377; J. D. Crossan, The Cross that Spoke: The Origins of the
Passion Narrative, San Francisco 1988; Id., Jesús*; G. Ebeling, Jesús und Glaube:
ZThK 55 (1958) 64-110; E. Fuchs, Die Frage nach dem historischen Jesús: ZThK 53
(1956) 210-229; D. Georgi, Leben-Jesu-Theologie/Leben-Jesu-Forschung, en TRE
20 (1990) 566-575; E. Kásemann, Problema*; Id., Saclcgassen im Streit um den his-
torischen Jesús, en Exegetische Versuche und Besinnungen II, Góttingen 1964, 31-68;
Id., La llamada a la libertad, Salamanca 1974; W. G. Kümmel, Vierzig Jahre Jesus-
forschung (1950-1990), BBB 91, Weinheim 1994 (bibliografía); S. Neill-T. T. Wright,
The Interpretation ofthe New Testament 1861-1986, Oxford 1988; S. J. Patterson, The
Gospel ofThomas and Jesús, Sonoma, CA 1993; E. P. Sanders, Jesús*; K. L. Schmidt,
Rahmen*; H. Schürmann, Die vorósterlichen Anfangen der Logientradition, en H.
Ristow-K. Matthias (ed.), Der historische Jesús und der kerygmatische Christus, Ber-
lín 1960, 342-370; Id., Jesús. Gestalt und Geheimnis, Paderborn 1994; A. Schweitzer,
Investigación*; P. Stuhlmacher, Jesús ais Versóhner. Uberlegungen zum Problem der
Darstellung Jesu im Rahmen einer biblischen Theologie des Neuen Testaments, en G.
Strecker (ed.), Jesús Christus in Historie und Theologie. FS H. Conzelmann, Tübin-
gen 1975, 87-104 (= P. Stuhlmacher, Versóhnung, Gesetz und Gerechtigkeit. Aufsatze
zur biblischen Theologie, Góttingen 1981, 9-26); G. Theissen, Theologie*; W. Wrede,
Das Messiasgeheimnis in den Evangelien. Zugleich ein Beitrag zum Verstandnis des
Markusevangeliums, Góttingen 1901, 41969.

Introducción

La historia de la investigación en torno a la vida de Jesús encierra un


gran dramatismo interno. Toda una cultura se gestó centrada en un perso-
naje, adorando al Dios humanado, temiendo al juez escatológico, amando
18 El Jesús histórico

al Redentor. ¡Qué independencia intelectual supone convertir a este perso-


naje en objeto de la crítica histórica! Al principio fue la crítica de las fuen-
tes. Los investigadores se preguntaron si todo era histórico o auténtico en
los evangelios. No se trataba de la posible infiltración de «versos satáni-
cos» en las fuentes, sino de la sospecha de que en muchos versículos Jesús
aparecía velado por un halo ahistórico de mitos y poesía. A la crítica de las
fuentes siguió el relativismo histórico. Aunque tengamos una imagen his-
tóricamente fiable de Jesús, queda el problema de que este personaje estu-
vo profundamente inmerso en la historia y fue menos singular y absoluto
de lo que se creía. Se añadió, en fin, la conciencia de una extrañeza her-
menéutica: aun poseyendo unos relatos históricos fiables, y encontrando en
ellos una persona inconfundible, este Jesús que muchos veían de niños tan
cercano como un buen amigo, se iba alejando hacia su mundo pretérito,
donde expulsaba demonios y sembraba angustias con extraños anuncios de
fin del mundo.
A pesar de esta distancia producida por la crítica de las fuentes, por el
relativismo histórico y por el extrañamiento hermenéutico, nuestra cultura
sigue adicta a este personaje. Aun los que no lo consideran ya su «Señor»,
buscan en el rabí de Nazaret al gran hermano y aliado: cuando se postula
una forma colectivista de sociedad, Jesús se convierte en el precursor del
socialismo, él que criticó a los ricos y rechazó al dios Dinero. Cuando se
proclama la alegría de vivir, Jesús pasa a ser el galileo amante de la vida,
tachado por sus contemporáneos estrechos de «comilón y bebedor». Cuan-
do se insta a la opción existencial, Jesús es el predicador que invita al in-
dividuo a decidir sobre su vida. Cuando se aboga por un humanismo eman-
cipado de la tutela eclesial, Jesús se convierte en el provocador de las ins-
tituciones religiosas; ¿no fue su lema el hombre, el «hijo del hombre»?
La historia de la investigación de Jesús y de sus imágenes es una histo-
ria de constantes distanciamientos y aproximaciones. En lo que sigue nos
limitamos a señalar las fases más importantes en el estudio científico que
se ha hecho de Jesús utilizando unos esquemas y métodos que siguen vi-
gentes hasta hoy. Por eso mismo hacemos constar que la historia de las
imágenes de Jesús es más rica que la historia de sus imágenes científicas.

PROPUESTA DE LECTURA: Lea A. Schweitzer, Investigación sobre la vida de Jesús, Va-


lencia 1990, 13-23 (prólogo a la 6.a ed.); R. Fabris, Jesús de Nazaret. Historia e in-
terpretación, Salamanca 31998, 11-34; R. Latourelle, A Jesús el Cristo por los evan-
gelios, Salamanca 41997, 11-97; K. L. Schmidt, La cuestión del marco de la historia
de Jesús: historia y principios, en R. Aguirre-A. Rodríguez (eds.)., La investigación
de los evangelios sinópticos y Hechos de los apóstoles en el siglo XX, Estella 1996,
17-35 (= K. L. Schmidt, Rahmen*, 1-17).
La historia de la investigación 19

1. Cinco fases en la investigación de la vida de Jesús

PRIMERA FASE: H. S. Reimarus y D. F. Strauss, impulsores de la pregunta


crítica por el Jesús histórico

Hermann Samuel Reimarus (1694-1768)

H. S. Reimarus, profesor de lenguas orientales en Hamburgo, fue un


precursor literario de la religión racional preconizada por el deísmo inglés.
El fundamento histórico-literario de sus ideas se encuentra en Apología o
defensa de los adoradores racionales de Dios; pero el autor sólo facilitó es-
te escrito a los amigos íntimos. Después de su muerte, G. E. Lessing pu-
blicó siete fragmentos del mismo (1774-1778) sin revelar la identidad del
profesor1. Con Reimarus comienza el estudio de la vida de Jesús desde
perspectivas puramente históricas.
1. Es innovador, sobre todo, el punto de partida metodológico; Reima-
rus distingue entre la predicación de Jesús y la fe de los apóstoles en Cris-
to. «Yo encuentro razones sólidas para establecer diferencias entre aquello
que los apóstoles aportan en sus escritos y lo que Jesús expresó y enseñó
realmente en su vida»2.
2. En línea con este punto de partida está el reconocimiento histórico de
que la predicación de Jesús debe entenderse en el contexto de la religión
judía de su tiempo. Reimarus considera como eje de la predicación de Je-
sús el anuncio de la proximidad del reino de los cielos y la consiguiente lla-
mada a la penitencia. Ese Reino hay que entenderlo «de acuerdo con la
mentalidad judía». Jesús anuncia un reino mundano, «el reino del Cristo o
mesías, que los judíos habían aguardado y esperado tanto tiempo» 3 . Jesús
es un personaje profético-apocalíptico judío; el cristianismo en cambio,
desgajado del judaismo, es una creación de los apóstoles.
3. Reimarus explica el contraste entre el mensaje político-mesiánico de
Jesús y el anuncio difundido por los apóstoles —un Cristo que redime me-
diante la pasión, que resucita y que volverá— con la teoría de un engaño
consciente. A tenor de la misma, los discípulos de Jesús, para no conside-
rarse fracasados como él, robaron su cadáver (cf. Mt 28, 11-15) y a los cin-
cuenta días (cuando el cadáver ya no era identificable) proclamaron su re-
surrección y su retorno inminente.

1. Para la cuestión del Jesús •histórico son especialmente importantes los fragmentos 6
y 7 («Sobre el relato de la resurrección»; «El objetivo de Jesús y el de sus discípulos»).
2. «El objetivo de Jesús y el de sus discípulos», § 3, citado según M. Baumotte, Frage.
3. «El objetivo de Jesús y el de sus discípulos», § 4.
20 El Jesús histórico

La separación metodológica entre el Jesús histórico y la fe de los após-


toles en Cristo ha sido decisiva hasta hoy, y ahora se postula de nuevo la
inserción de Jesús en su contexto judío; por el contrario, la explicación de
la fe en Cristo por el «engaño» fue rectificada pronto por un segundo gran
crítico: D. F. Strauss.

David Friedrich Strauss (1808-1874)

El filósofo y teólogo D. F. Strauss, discípulo de F. Chr. Baur y F. W. He-


gel, publicó en 1835/1836 una Vida de Jesús4 que causó sensación, desató
una oleada de réplicas y condenó al autor al ostracismo social para el res-
to de su vida, pero cuya tesis fundamental sobre el ingrediente mítico de la
tradición jesuática no pudo ser ya eludida por la investigación.
1. El mérito principal de Strauss es la aplicación a los evangelios del
concepto de mito, ya corriente en la investigación veterotestamentaria de su
tiempo. Strauss considera el enfogue.mítico, de la tradición de Jesús como
una síntesis (en sentido hegeliano) de las interpretaciones insuficientes del
sobrenaturalismo por una parte y el racionalismo por otra.

El mayor interés que ofrece la interpretación racionalista de la vida de Jesús radi-


ca en la explicación «racional» de los milagros de Jesús y de los rasgos maravillosos
que aparecen en los evangelios. Cabe mencionar a H. E. G. Paulus (1789-1851) en es-
te sentido5. Con unas consideraciones más o menos ingeniosas, el autor intenta hacer
comprensibles los milagros a la conciencia «ilustrada» (la resurrección, como una
muerte aparente; el caminar sobre las aguas, como una visión de los discípulos; etc.),
y disculpa la exposición de los evangelistas como una concesión al «afán milagrero»
de los judíos. Strauss combatió este tipo de interpretación de los milagros con mayor
viveza aún que la credulidad ingenua tradicional (sobrenaturalista). En todas las sec-
ciones de su Vida de Jesús contrapone primero ambas corrientes, descubre su insufi-
ciencia e intenta luego demostrar que la interpretación mítica resuelve todos los pro-
blemas.

Cuando los relatos evangélicos neutralizan las leyes naturales, cuando


las tradiciones se contradicen entre sí o se difunden en la línea de la histo-
ria de las religiones, especialmente cuando se trasfieren a Jesús temas del
antiguo testamento, Strauss ve la presencia del mito, de la «saga que crea
espontáneamente» 6 . A diferencia de Reimarus, no atribuye lo ahistórico a

4. D. F. Strauss, Das Leben Jesu, kritisch bearbeitet (2 vols.), Tiibingen 1835-1836;


2
1837; 3.a ed. atemperada 1838-1839; 4.a ed. 1840, coincidente de nuevo con la primera.
5. Das Leben Jesu ais Grundlage einer Geschichte des Urchristentums, Heidelberg
1828.
6. Strauss no niega que las narraciones contengan también recuerdos históricos, pero no
les presta atención; centra todo el interés en detectar la omnipresencia del mito.
La historia de la investigación 21

un engaño consciente sino a un proceso inconsciente de la imaginación


mítica.
2. Para Strauss, hegeliano ilustrado, el núcleo interno de la fe cristiana
no queda afectado por la perspectiva mítica. Porque la idea suprema, la
idea de la humanidad de Dios, se realiza en el individuo histórico que es
Jesús. El mito es el revestimiento «histórico» legítimo de esta idea huma-
na general7.
3. Strauss fue también pionero en reconocer que el evangelio de Juan
deriva de unas premisas teológicas y es históricamente menos fiable que
los sinópticos. Esta tesis se abrió paso con la contribución de F. Chr. Baur.
La parte débil de la crítica de Strauss fue su modo de entender la relación
literaria de los evangelios sinópticos entre sí: sostuvo que Mt y Le eran los
evangelios más antiguos y Me un mero extracto de ambos (la llamada hi-
pótesis de Griessbach). Una vez que la teoría de las dos fuentes llegó a
aclarar esa relación, la teología liberal confió en poder neutralizar el im-
pacto causado por Strauss.

SEGUNDA FASE: El optimismo en la investigación liberal de la vida de Jesús

La época del imperio de Guillermo II fue en Alemania el período de


eclosión del liberalismo teológico y de la clásica «investigación de la vida
de Jesús». Con la reconstrucción histórico-crítica de la personalidad emi-
nente de Jesús y de su historia se esperaba renovar la/<? cristiana y dejar
atrás el dogma eclesial de Cristo. Como exponente de esta dirección puede
valer Heinrich Julius Holtzmann (1832-1910).
1. La base metodológica de la investigación liberal en torno a Jesús es
el análisis crítico-literario de las fuentes más antiguas: F. Chr. Baur de-
mostró la primacía de los sinópticos sobre el evangelio de Juan, y H. J.
Holtzmann contribuyó a reforzar la teoría de las dos fuentes elaborada por
Christian Gottlob Wilke y Christian Hermann Weisse8. Me y Q fueron con-
siderados como las fuentes más antiguas y fiables para el estudio del Jesús
histórico, cuando el primero había estado en la penumbra hasta entonces y

7. Llevaría demasiado lejos la exposición de la cristología especulativa de Strauss. Se-


ñalemos también su tesis, muy escandalosa para los contemporáneos ortodoxos, de que una
idea no se realiza en un solo ejemplar; por eso hay que asignar los atributos clásicos de Cris-
to (unión de naturaleza divina y naturaleza humana, etc.) a la humanidad como tal (al géne-
ro humano).
8. Fue decisiva la obra de H. J. Holtzmann, Die synoptischen Evangelien. Ihr Ursprung
und geschichtlicher Charakter, Leipzig 1863. Cf. la teoría de las dos fuentes expuesta bre-
vemente infra, 43 ss.
22 El Jesús histórico

la segunda era una reconstrucción de la ciencia. Sobre esta base parecía po-
sible la emancipación de la imagen de Jesús vigente tradicionalmente en las
iglesias.
2. Holtzmann tomó Ú£L£magdÍQjá!LMQn£í£hjwmzá yirla-de
ífi&Ús,. Q&O&ideró Me 8 como un punto de inflexión en su. evoluciónbio-
grófiüp: en Galilea emergió la conciencia mesiánica de Jesús, que en Ce-
sárea de Filipo se dio a conocer a los discípulos como mesías. Holtzmann
colocó en el marco biográfico tomado de McJ¿isj3aJ¿bras¡auténticas de Je-
súSjJSCOjistjrjy^ " *~~"
3. Lajdea.aprioiística de un desarrollo de ^personalidad de, Jesús re-
flejado en lasJGaejjtes, junto-con un agudo análisis crítico-literario, dio ori-
gen aJas «vidas.de Jesús» de signo liberal, que pretenden encontrar en las
fuentes el ideal de personalidad de sus propios autores.

TERCERA FASE: Colapso en la investigación de la vida de Jesús

Enja Jase-terminal deLliberalismo teológico, a principios del siglo XX,


hubcüíesjiallazgosjciejaííficojs-QtueJIs,vaLQnjil colaps^la^teojogíftil&»la,vi-
da,ieje¿ús:
1. La obra Iny£sügacLón_sobre la vida de Jesús, de A. Schweitzer, re-
veló el carácter proyectivo délas imágenes que ofrecían las-«yidas de Je-
sus»9? Schweitzer mostró que cada una de las imágenes liberales de Jesús
reil^aba^ejaciainení£LaqueJla estructura de r^rsor^lidadi^Jiu AVloxcon-
sujejeaba- con»«14d@al ético supremo.
2. W. Wrede pji£Q_jtejnanifiesto en 1901 el carácter tendencioso de la
fHÉOJ^jaiás^qntiguams,^ conserva parajayida de Jesús: el evangelio de
Marcos es expresión de una dogmática comunitaria. Proyecta en la. vida, de
J^Ú&.la,ffiS,sianjdad.que.le fue.atrihyida.después de pascuaijieiQ La.yidíuJe
Jejú^n^haj3ÍaJeiüdo-nad^de.j3P^ián La ahistórica «teoría del secreto
mesiánico» destiñe todo el evangelio de Marcos10. Esto —continúa W.
Wrede— fnjsJré4a~posibJüjjda&jd^^
an¿iguas^fijatrejajü§^
3. KJL^^cJimidt4)uso dejtelieve el carácter fragmettWiajkJüS. evan-
gelios, señalando que la tradición jesuática consta de «pequeñas unidades»

9. La primera edición apareció en 1906 con el título Vom Reimarus zu Wrede. Eine Ge-
schichte der Leben-Jesu-Forschung. El título de la segunda edición de 1913, muy amplia-
da, rezaba Geschichte der Leben-Jesu-Forschung («Historia de la investigación sobre la vi-
da de Jesús»). Las otras ediciones aparecieron sin cambio alguno; a la 6.a de 1951 Schweit-
zer agregó un nuevo prólogo. Esta edición corresponde en su primera parte a Investigación*.
10. W. Wrede, Messiasgeheimnis.
La historia de la investigación 23

y qiíg,£l «marco (cronológico y geográfico) de la historia de Jesús» (cf.


Rahmen*) fu^_CTe¿d^^ecundariament£^ojj]jejangelista Marcos. Con ello
quedaba excluida Ja posibilidad de inferir un desarrplio de la personalidad
de Jesús a partir del orden sucesivo de las.perícopas. La historia de las for-
mas ha averiguado, además, que también las «pequeñas unidades» están
guiadas primariamente por las urgencias comunitarias y sólo secundaria-
mente por el recuerdo histórico: ¿Lcamcter kerigmáticoji&líLü^^cicai,so-
bre J^ú^detexmma hastala más pequeña,perící)pa (M. Dibelius, Historia*
[1919]; R. Buítmann, Historia* [1921]).
Por motivos teológicos, unos «asumieron» el escepticismo generado p,or
estos hallazgos, y otros lo. extremaron aún más en. una línea programática;
éste fue el caso de R. Bujtnjajjn (1884-1976), el exegeta más relevante de
la teología dialéctica, corrierjíe_ que tuypJ,sui_períodq de floración jjgsde
1919^_lgg8. " * ~
1. La teología dialéctica contrapone JDios y mundo tan radicalmente
que sólo se tocan en un punto, c^moTá" tangente y el círculo: el «hecho» de
la venida de Jesús y el «hecho» de su ida en la cruz y la jc^unección. No
es decisivo lo que Jesús dijo e hizo, sino lo que Dios hizo y dijo en la cruz
y la resurrección. EljrjejisjjejdejisJa^^
testamentario, no tiene por objeto al Jesús histórico&ÍBO'al-«Cristo.-kerig-
máticp».
2. Segímfa filosofía existencialista^ol ser humano cobra sjj «autentici-
dad» en la decisión, y ésta no se basa en argumentos objetivables (como es
lá ciencia histórica). Para un existencialismo cristiano, ese acto decisorio
consiste en la respuestálíTáTiamada que Dios hace en el kexigma.de ia.cr,uz
y la resurrección de Cristo; el hombreresponde muriendo y vivigndo exis-
tencialmente con Cristo.
3. L.os dos esquemas teológico s.j%&$ acaba/Jo^que ofrece el nueyojes-
tamento muestran escaso interés por el Jesús histórico. En 2 Cor 5, 16, Pa-
"Bío resta importancia teológica al hecho de haber conocido o no a Cristo en
su vida mortal11. En el evangelio de Juan, el Revelador revela únicamente
que él es el Revelador. Axnbos esquemas desarrollan^ kerigma,, es desir,
una fe ppspascual que a la luz de la cruz J^ijésjjxVección bomila xjjgrr|o-
ria prepascual. Si D. F. Strauss hizo consistir la verdad del mito de Cristo
en la «idea», R. Buítmann la reduce al «kerigma», a una «llamada de Dios»
quejóene^de fusta.
4. La investigación basada en la historia de lajs. religiones, puso en. cla-
ro que Jesús pertenecía teológicamente al judaismo y que el cristianismo

11 2 Cor 5,16 no habla, probablemente, de «Cristo según la carne», sino de «conocer-


lo según la carne»
24 El Jesús histórico

sólo comienza con la pascua12. R. Bultmann extrajo la conclusión: la ense-


ñanza de Jesús no es relevante para una teología cristiana13; reconoció, sin
embargo, que la cristología pospascual queda «implícitamente» sugerida
en la llamada prepascual al acto decisorio. Este fue el punto de partida pa-
ra que sus discípulos formularan la pregunta por el Jesús histórico desde
nuevos supuestos.

CUARTA FASE: La «nueva pregunta» por el Jesús histórico

Mientras la (antigua) pregunta liberal establecía un antagonismo entre el


Jesús histórico y la predicación de la Iglesia, la «nueva pregunta»14 gesta-
da en el grupo de discípulos de Bultmann comienza por el Cristo kerigmá-
tico e indaga si su condición divina, manifestada en la cruz y la resurrec-
ción, tiene algún respaldo en la predicación prepascual de Jesús15.
1. El propio kerigma cristológico obliga a «repreguntar por el Jesús
histórico», ya que remite a un personaje terreno (frente a los grupos entu-
siásticos16) y lo presenta como tal en los evangelios. La identidad entre el
Jesús terreno y el Cristo exaltado es algo que los escritos del cristianismo
primitivo dan por supuesto.
2. La base metodológica de la «repregunta por el Jesús histórico» esja.
confiariza en la posibilidad de encontrar un mínimo de tradición jesuática
«auténtica» garantizado críticamente, una vez descartado todo lo que pue-
de derivarse del judaismo y del cristianismo primitivo. En lugar de la cons-
trucción crítico-literaria de las fuentes más antiguas, practicada por la «in-
vestigación de la vida de Jesús» en la teología liberal, aparece un método
comparativo basado en la historia de las religiones y de las tradiciones: el
«criterio de la diferencia».
3. La búsqueda de un apoyo prepascual para el kerigma de Cristo es in-
dependiente de que Jesús hubiera usado o no títulos cristológicos (como

12. Cf. la célebre frase de J. Wellhausen: «Jesús no fue cristiano sino judío», en Einlei-
tung in die ersten drei Evangelien, Berlin 21911, 102.
13. Teología* de R. Bultmann comienza, como se sabe, con el enunciado: «La predica-
ción de Jesús pertenece a los presupuestos de la teología del nuevo testamento y no consti-
tuye una parte de ésta» (p. 40).
14. La «nueva» pregunta fue suscitada por E. Kasemann en una conferencia del año
1953 en Marburgo sobre «el problema del Jesús histórico» {Problema*).
15. Es característico en esta corriente el uso de la expresión, convertida en término téc-
nico, «repregunta por el Jesús histórico».
16. La tesis de que los motivos antientusiásticos y antidocetas influyeron en la compo-
sición de los evangelios, es defendida especialmente por E. Kasemann (en Problema*, 168-
172, por ejemplo).
La historia de la investigación 25

Hijo del hombre, Mesías o Hijo de Dios). Estos títulos se hallan contenidos
más bien implícitamente en su conducta y su predicación:
- como llamada de Jesús a la pación ante el comienzo del reinado de
Dios (R. B u l t m a n n ) ^ — • > -
- como crítica de Jesús a la ley, una crítica que cuestiona los funda-
mentos de toda religión antigua, una «llamada a la libertad» (E. Káse-
mann)18;
- como inmediatez de Jesús, en contraste con la apocalíptica y la ca-
suística de su entorno (G. Bornkamm)19;
- como manifestación del amor de Dios a los pecadores tanto en la
conducta como en la predicación de Jesús (E. Fuchs)20;
- como unidad j^aradójica,entre la tora radicalizada y la gxjñcxa, radi-
cal: a través de ambas aparece y se cumple la voluntad de Dios en la per-
sona de Jesús (H. Braun)21;
- fiprno «fe.de Jesús» que permite a éste participar en la omnipotencia
de Dios: «todo es posible para el que cree» (G. Ebeling)22.
4. La. intención teológica de descubrir germinalmente el kerigma„de
Cristo en la predicación de Jesús llevó forzosamente, en unión con eixri-
terio de la diferencia, a descubrir en Jesús un personaje que contrasta_QQ,n
el judaismo23.

17. A diferencia de sus discípulos, Bultmann no dio una importancia decisiva al hecho
de que «la aparición de Jesús y su predicación implicaran una cristología al exigir una op-
ción sobre su persona como soporte de la palabra de Dios». Porque esta autoridad atribuida
es, a su juicio, un fenómeno histórico cuya realidad no consta. La unidad fáctica entre la pre-
dicación de Jesús y el kerigma de Cristo se detecta sólo en una interpretación existencial:
uno y otro instan a la opción y posibilitan una nueva existencia. En todo caso —concluye
Bultmann—, después de pascua surgió el kerigma en lugar de la predicación del Jesús his-
tórico; de ahí que la «repregunta» sea superflua en el fondo. Cf. el debate de Bultmann con
sus discípulos en el artículo Das Verháltnis der urchristlichen Christusbotschaft zum histo-
rischen Jesús, donde figura (p. 457) la frase citada.
18. E. Kasemann, La llamada a la libertad.
19. G. Bornkamm, Jesús*, passim.
20. E. Fuchs, Die Frage nach dem historischen Jesús.
21. H. Braun, Der Sinn der neutestamentlichen Chrístologie.
22. G. Ebeling, Jesús und Glaube.
23. G. Theissen, Theologie*, especialmente 319-325.
26 El Jesús histórico

EXCURSO: La investigación judía de Jesús

G. Lindeskog, Die Jesusfrage im neuzeitlichen Judentum. Ein Beitrag zur Geschich-


te der Leben-Jesu-Forschung (AMNSU 8), Leipzig-Uppsala 1938; W. Vogler, Jüdi-
sche Jesusinterpretationen in christlicher Sicht (AKG[W] 11), Weimar 1988.

Mientras la teología cristiana, con su alejamiento del liberalismo teológico, deva-


luaba la búsqueda del Jesús histórico, la investigación judía, iniciada simultáneamen-
te, continuó la tradición liberal e iluminó aspectos que la investigación cristiana ha-
bía dejado en la penumbra, concretamente el carácter judío de la vida y doctrina de
Jesús; esto representaba la vuelta de Jesús a su hogar, el judaismo. Los investigado-
res judíos no consideraron ya el conflicto con la ley como eje de la vida de Jesús; por
eso buscaron otros enfoques para interpretar históricamente la muerte violenta de Je-
sús: ¿fue éste un rebelde político enfrentado a los romanos? La investigación judía de
principios del siglo XX presenta a Jesús en tres imágenes clásicas: como ético, como
profeta y como rebelde:
1. Jesús como ético: J. Klausner (Jesús de Nazaret, en hebreo 1907, en alemán
Berlín 1934) vio en Jesús al exponente de una ética judía admirable. El autor pudo ca-
racterizarlo como «nacionalista» extremo (p. 573), pero con un «concepto nuevo de
Dios» (p. 527) que se distancia del pueblo y de la historia.
2. Jesús como profeta: C. G. Montefiore (The Synoptic Gospels I-II, London
1909, 2 1927, y otras muchas publicaciones) es el más importante de estos primeros in-
vestigadores judíos de Jesús: a su juicio, éste continúa la serie de los grandes profe-
tas, pero en una situación históricamente nueva. Los antiguos profetas no tuvieron que
afrontar la ley como una realidad hecha y acabada; polemizaron contra el culto sacri-
ficial. Pero, en tiempo de Jesús, este culto se ceñía al templo de Jerusalén, mientras
degeneraban otros ritos: sábado, preceptos sobre manjares, normas de pureza legal.
Por eso Jesús atacó estos ritos.
3. Jesús como rebelde: La tesis vigente al comienzo de la investigación jesuática,
según la cual Jesús quiso fundar un reino mundano (cf. supra, 19s sobre Reimarus),
reapareció con R. Eisler (IHZOYZ BAZIAEYZ OY BAZIAEYZA2 I-II, Heidel-
berg 1929/1930)24: en la primera mitad de su vida, Jesús defendió una doctrina no vio-
lenta, pero después conquistó y ocupó el templo por la fuerza; finalmente fracasó en
el conflicto con los romanos.
La investigación judía se ha mantenido al margen en las cuestiones específica-
mente teológicas de la «nueva pregunta» por el Jesús histórico. Dos autores recientes
se convierten así en precursores y representantes de la 'third quest' (cf. infra, 27ss):
D. Flusser (Jesús*, 1968) presenta a Jesús como un judío cumplidor de la ley. Lo de-
terminante en su predicación no es la crítica a la ley, sino el mandamiento del amor,
la superación de la ley del talión y la espera del reino de Dios: tradiciones judías to-
das ellas. G. Vermes (Jesús el judío, 1973) sitúa a Jesús en un entorno carismático de
Galilea. Hanina ben Dosa combina también los milagros y los dichos sapienciales en
la Galilea de la época; da a los títulos cristológicos una interpretación que encaja en
el marco del judaismo: «Hijo del hombre» significa simplemente «ser humano» (te-
sis ya defendida por J. Wellhausen), o es un circunloquio por «yo».

24. El título traducido es Jesús, un rey que no reinó.


La historia de la investigación 27

QUINTA FASE: The «third quest» for the historical Jesús

Al debilitarse los ecos de la escuela de Bultmann, fueron apareciendo


lo
^Jisp£ctos ujnikte^^
ta pregunta había estado determinadajgor el empeño teológico en funda-
mentar la identidad cristiana, acolándola frente„al judaismo y asegurándo-
la contra las «herejías» del cristianismo-primitivo (como la gnosis y los
grupos entusiásticos); por eso prefirió las fuentes canónicas„«orttodqxas».
La «third quest»25, que florece .sobre todo en el área lingüística anglosajo-
na, no se guía por el interés teológico sino por un interés histórico-social;
ño busca la delimitación del cristianismo primitivo Trente al judaismo, sino
su inserción en él; ni da preferencia a las fuentes canónicas, sino que se
mantiene abierta a las no canónicas (a veces «heréticas»).
1. El interés sociohistórico: La aparición y el destino de Jesús vienen a
condensar las tensiones características de la sociedad judía del siglo I d. C.
Los movimientos análogos de renovación «milenarista»26 en otras culturas
están marcados siempre por una figura profética dominante. PodgrjQo&jier
tectajla también.en el cristianismo primitivo: entre el círculo jesuático pr,e-
pascual y el cristianismo pospascual hay una continuidad en el aspecto so-
cial27. Carismáticos itinerantes del cristianismo primitivo prolongaron el
estilo de predicación y de vida de Jesús28.
2. La inserción en el judaismo: Jesús es fundador de. ain_<Lm^imiento
derenojeMlánJudla»_cuyainsistencia en la tora y en la escatología se co-
rresponde formalmente con otros movimientos «teocráticos» radicales29.
La predicación de Jesús es, en su contenido, una «escatología restaurado-
ra»: persigue la rehabilitación del pueblo judío30. EnjrjeJgsjú&jí-^l^Cristake-
rigmático hay también una notable -continuidad teológica, yaque l&rnajes-
tácfde Jesús después de pascua se articula sobre un modelp de interpreta-
ción judeo-bíblico31.
3. La consideración de fuentes no canónicas: Van ganando je)eYanfaia
la fuente de los logia, reconstruida desde las fuentes canónicas, y_ell evan-

25. El término «third quest» lo acuñaron S. Neill-T. Wright, Interpretation, 379ss.


26. «Milenarista» viene de «milenio» y hace referencia etimológicamente al reinado de
mil años mencionado en Ap 20. Se llaman milenaristas (o quiliásticos) los movimientos que
aguardan un cambio radical de las cosas.
27. H. Schúrmann, Anfange; Id., Jesús, 85-104, fue el primero en reconocer la conti-
nuidad social entre Jesús y el cristianismo primitivo, ya antes de formularse la «third quest».
28. G. Theissen, Radicalismo itinerante*; Id., Sociología*.
29. G. Theissen, Sociología*.
30. E. P. Sanders, Jesús*.
31. Es representativo, por ejemplo, el artículo de P. Stuhlmacher, Jesús ais Versohner.
28 El Jesús histórico

gelio de Tomás hallado en torno a_1945, éste por su presunta independen-


cia de los eváFgelioTsTñopticos35. Hav^mseasajea.q«e iapluralidad de Jas
imágeaie&4eJesÚ5.eJijei«i&tiaj^ al margen de
los límites de,i,canon_(H. Koster, J. Robinson)33. J. D. Crossan discute si ha
de darse preferencia a las fuentes extracanónicas sobre las canónicas, y no
incluye a ninguno de los evangelios canónicos entre las fuentes primarias,
pero sí el estrato más antiguo del EvT, el Evangelio de Egerton, el Evan-
gelio de los hebreos, la fuente de los logia y un «Cross Gospel» recons-
truido del Evangelio de Pedro34.
Lj,in3¿jesJJéadójLse.h.a jdo ramiñcjjQda4e«ta3LdeJa^ di-
vexsas,jcarxi.entes (cf. M. J. Borg, Jesús). Hay un,4©We*íaetef"d©-d4feren-
ciaciÓQ,.JEncontramos, por una parte, la vuelta a una «imagen,na escatoló-
gica de Jesús», donde éste se convierte en exponente de una sabiduría pa-
radójica de la vida, afectado por el cinismo: Jesús es un «cínico judío» que,
bajo influencias helenísticas, se sitúa en el margen del judaismo (B. L.
Mack; J. D. Crossan). Encontramos, por otra parteóla .tendencia qu©4ater-
pretaa,Jesús., cojnaxnja investigación anterior» a laluxde-s» eseatología
yJSiíráii^LSgntí^^ (E. P. San-
ders). La interpretación de Jesús que nosotros proponemos pertenece a es-
ta segunda dirección. El «Jesús no escatológico» parece tener más colori-
do californiano que galileo.
Pero todas las corrientes incluidas en la «third quest» tienen en común
el haber desligado la investigación de Jesús del «criterio de la diferencia»
como fundamento metodológico, y tender a un criterio de plausibilidad
histórica: lo que es plausible en el contexto judío y permite comprender la
génesis del cristianismo primitivo, puede ser histórico (cf. infra, cap. 4).

32. S. J. Patterson, Gospel.


33. Cf. infra, 41ss.
34. J. D. Crossan, Jesús*; Id., Cross.
2. Cuadro sinóptico: historia de la investigación de la vida de Jesús
Estímulos críticos a la Investigación liberal Colapso en la investiga- «Nueva pregunta» por «Third quest»for the
investigación de Jesús de la vida de Jesús ción de la vida de Jesús el Jesús histórico historical Jesús
Autores im- Reimarus, Lessing, Holtzmann, Hase, Schweitzer, Bultmann, Kásemann, Bornkamm, Sanders, Vermes, Theis-
portantes Herder, Strauss Beyschlag Dibelius, Schmidt, Wrede Fuchs, Ebeling, Braun sen, Burchard, Crossan
Tesis H. S. Reimarus: • Reconstrucción • Carácter proyectivo de • La fe en la identidad • Jesús aparece en el
capitales • Distinción entre el hístórico-crítica de las imágenes de la vida del Jesús terreno con el contexto judío como
Jesús histórico y el la vida de Jesús des- de Jesús (A. Schweitzer). Cristo elevado, necesa- fundador de un «movi-
Cristo eclesial. de las fuentes más • Carácter fragmentario ria para la pregunta por miento de renovación
• La teoría del engaño antiguas: de la tradición jesuática: el Jesús histórico. judía» (Sanders).
consciente explica la -EvMc como marco pequeñas unidades, mar- • Punto de apoyo del • Continuidad entre Je-
discrepancia. (desarrollo biográfi- co secundario. kerigma de Cristo: la sús y Cristo; en lo teoló-
• Jesús interpretado co: inflexión en Me • Carácter kerigmático de plena autoridad que Je- gico: aplicación de mo-
en el contexto judío 8). la tradición jesuática. sús se atribuye («cris- delos de interpretación
D. F. Strauss: -Inserción de la tología implícita»). judeo-bíblica; en lo so-
• Teoría del mito: la doctrina de Jesús re- • Consecuencia: Jesús ciológico: carismáticos
tradición jesuática construida sobre la es visto en contraste itinerantes prosiguen el
(especialmente Jn) base de Q. con el judaismo. estilo de vida de Jesús.
tiene un claro ingre-
diente mítico.
Método / • Reimarus: cuestión • Crítica literaria • Historia de las formas. • Criterio de la diferen- • Criterio de placibili-
criterio puramente histórica. (teoría de las dos • Historia de la redacción. cia (Jesús, distanciado dad histórica (en rela-
• Strauss: enfoque mí- fuentes). • Historia de las religio- del judaismo y del cris- ción con el contexto ju-
tico (historia de las nes. tianismo primitivo). dío y con la influencia
formas). cristiana de Jesús).
Contexto • La Ilustración exige • La crítica a la Igle- • Teología dialéctica (bas- • Exponentes recientes • Diálogo cristiano-ju-
histórico- aplicar métodos histó- sia es el móvil de ta el «acontecimiento»). de la teología dialéctica dío: -los judíos descu-
teológico e rico-críticos a los tex- teología liberal: li- • Existencialismo (contra intentan salvar el foso bren a Jesús como parte
histérico- tos bíblicos. brar la fe del dogma la fe basada en los he- entre la revelación y la de su historia; -los cris-
filosófico • La filosofía de He- y renovarla desde la chos históricos). historia. tianos toman conciencia
gel influye en Strauss. historia. • Escuela de historia de de sus raíces judías.
las religiones (Jesús ins-
crito en el judaismo).
30 El Jesús histórico

3. Reflexión hermenéutica

La variedad de las,imágenes hace sospechar que las semblanzas o retra-


tos de Jesús son en realidad autorretratos de sus autores. Pero son algomas
qufijeso^jCi^üm^pjUidica el siguiente experimento mental: si tomamos todos los
relatos de la historia universal y los reducimos al anonimato eliminando los
nombres propios (de personas, lugares e instituciones), todos los libros so-
bre Jesús serán identificables inequívocamente, a pesar de todo. Porque ten-
dránjjue ujilizjir-Jas-mismas fuentes, 4?jesentar la misma constelación de
perdonas y_ citar lasjnismasftases>.esejicialesHéTesusTTa"expresionesco-
mo «doce discípulos», el imperativo «amad a vuestros enemigos» y la re-
ferencia a la crucifixión serían suficientes para la identificación certera. '
No obstante, quedaría un amplio espectro de incertidumbre. Poique to-
4a§Jas exposiciones, de Jesús contienen un elemento constructivo que, va
más allá de los datos contenidos en las fuentes. La imaginación histórica
creTc'on**süs hTpotesis un «aura de ficciómrtrrrtorno a la figura de Jesús en
tanta medida como la imaginación religiosa del cristianismo primitivo.
Porque en ambos casos actúa una facultad creativa, alimentada por el mis-
mo personaje histórico. En ambos casos obra de modo imprevisible; sím-
bolos religiosos, imágenes y mitos pueden interpretarse siempre desde, nue-
vas perspectivas, y las hipótesis históricas pueden corregirse. Ni la cons-
trucción religiosa ni la construcción histórica se comportan por eso arbi-
trariamente, sino en virtud de unas convicciones axiomáticas. La imagina-
ción religiosa del cristianismo primitivo es guiada por la firme creencia de
que a través de Jesús es posible una toma de contacto con Dios, la realidad
última. La imaginación histórica es determinada por unas convicciones .bá-
sicas de la conciencia histórica: todas las fuentes proceden de personasja-
libles y han de someterse por tanto a la crítica histórica. Además, deben ser
interpretadas a la luz de un relativismo histórico que es consciente de que
todo está en correlación con otras cosas; todo tiene analogías. Vale, en fin,
el principio de que la distancia histórica prohibe una interpretación ana-
crónica de las fuentes en el marco de los valores y creencias de cada mo-
mento. Las exposiciones científicas sobre Jesús son constructos de la irrja-
ginación histórica regidos por esos principios: un producto relativamente
exento, de arbitrariedad, corregible por las fuentes y trasparente en sus pre-
supuestos. Si la imaginación religiosa busca el acceso a Dios, la imagina-
ción histórica intenta alcanzar una realidad pasada. Por eso las fuentes his-
tóricas son el criterio decisivo para su labor. Todo debe medirse con ellas,
cada idea debe ajustarse a ellas. Por eso, también la exposición científica
sobre Jesús ha de comenzar siempre con una presentación de las fuentes so-
bre el Jesús histórico.

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