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Con el paso de los años, esta fiesta se ha comercializado cada vez más. Al igual
que en Occidente, la Navidad se ha convertido en una de las mejores fuentes
de ganancias para fabricantes, mayoristas y comerciantes. Los adornos
navideños se exhiben prominentemente en los escaparates. En las tiendas se
escucha música navideña y villancicos de estilo occidental, hasta hace poco
desconocidos en Rusia. Vendedores con grandes bolsas llenas de chucherías
navideñas ofrecen su mercancía en los trenes urbanos y en otros medios de
transporte público. Estas son las escenas que ahora predominan en Navidad.
Incluso a quienes no ven nada malo en este mercantilismo descarado tal vez
les perturbe otro elemento: el abuso del alcohol y todas sus secuelas. Un
médico de la sala de urgencias de un hospital moscovita explicó: “Los médicos
saben muy bien que la celebración de Año Nuevo significará numerosas
lesiones que van desde golpes y moretones hasta heridas de cuchillo y bala, la
mayoría de ellas producidas en incidentes de violencia doméstica, peleas de
borrachos y accidentes de tránsito”. Un científico de alto rango de una división
de la Academia de Ciencias de Rusia dijo: “Ha habido un repentino aumento en
la cantidad de muertes relacionadas con el alcohol. La cifra fue especialmente
elevada en el año 2000. Los suicidios y asesinatos también aumentaron”.
Para colmo, hay otro factor que agrava este comportamiento durante las
fiestas de fin de año en Rusia. Bajo el titular “Los rusos celebran la Navidad dos
veces”, el periódico Izvestiya informa: “Aproximadamente 1 de cada 10 rusos
celebra la Navidad dos veces. Un estudio realizado por el centro de
investigación ROMIR reveló que el 8% de los encuestados admitieron que la
celebraban el 25 de diciembre, según el calendario de la Navidad católica, y el 7
de enero, según la Iglesia Ortodoxa [...]. Es obvio que para algunos lo
importante no es tanto el significado religioso de la Navidad, sino la
oportunidad de festejar”.*
Tal vez le llame la atención lo que esta misma enciclopedia señala con
exactitud: “El cristianismo de los primeros siglos desconocía la celebración de la
Navidad. [...] Desde mitad del siglo IV, el cristianismo asimiló la celebración del
solsticio de invierno en honor a Mitra y la convirtió en la celebración de la
Navidad. Los primeros que celebraron la Navidad fueron las comunidades
religiosas de Roma. En el siglo X, la Navidad, junto con el cristianismo, se
extendió a Rusia, donde se fusionó con la celebración invernal de los antiguos
eslavos, en la que se honraba a los espíritus de los antepasados”.
Puede que usted se pregunte: “¿Qué dice la Palabra de Dios, la Biblia, sobre la
afirmación de que Jesús nació el 25 de diciembre?”. La realidad es que la Biblia
no da la fecha del nacimiento de Jesús, y no hay pruebas de que él la haya
mencionado y mucho menos de que haya mandado celebrarla. Sin embargo,
las Escrituras sí nos ayudan a determinar en qué época del año nació Jesús.
Los capítulos 26 y 27 del Evangelio de Mateo indican que Jesús fue ejecutado el
14 de nisán, al final del día de la Pascua judía que correspondió al 31 de marzo
del año 33 de nuestra era. El Evangelio de Lucas nos enseña que Jesús tenía
como 30 años cuando se bautizó y emprendió su ministerio (Lucas 3:21-23). Ese
ministerio duró tres años y medio. Por lo tanto, Jesús tenía unos 33 años y
medio cuando murió, y hubiera cumplido 34 aproximadamente el 1 de octubre
del año 33. Lucas cuenta que cuando Jesús nació, había pastores que “vivían a
campo raso y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños” (Lucas 2:8).
Los pastores no podrían haber estado a la intemperie con sus rebaños en el
frío mes de diciembre, cuando incluso cae nieve en Belén. Pero sí podrían
haber estado allí alrededor del 1 de octubre, el tiempo en que, según indican
los hechos, nació Jesús.
¿Y la celebración del día de Año Nuevo? Como hemos visto, se caracteriza por el
comportamiento libertino, y a pesar de los intentos por secularizarlo, este
festejo también tiene un origen turbio.
festejo también tiene un origen turbio.
En vista de los hechos que se han expuesto sobre las fiestas de fin de año, está
claro que no centran la atención en Jesús. Si a usted le perturban el
mercantilismo y la conducta impropia que se observan en las Navidades, así
como sus desagradables orígenes paganos, no se desanime. Hay una manera
apropiada de dar la debida reverencia a Dios, honrar a Cristo, y al mismo
tiempo reforzar los lazos familiares.
Cristo mismo nos dice: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo
conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste,
Jesucristo” (Juan 17:3). Así es, la persona sincera procura adquirir conocimiento
exacto sobre cómo honrar a Dios y a Cristo, y luego pone en práctica lo
aprendido no solo en cierta época del año, sino en su vida diaria. A Dios le
complacen esos esfuerzos genuinos, que pueden llevar a la persona a la vida
eterna.
¿Le gustaría que su familia estuviera entre los que honran de verdad a Dios y a
Cristo en conformidad con las Escrituras? Los testigos de Jehová han ayudado a
millones de familias de todo el mundo a obtener el conocimiento vital de la
Biblia. Lo invitamos cordialmente a ponerse en contacto con los testigos de
Jehová de su localidad o escribir a una de las direcciones de la página 2 de esta
revista.
[Nota]
adoptaron este último, poniéndose a tono con el resto del mundo. Sin
embargo, la Iglesia Ortodoxa conservó el calendario juliano para la celebración
de sus fiestas, y lo llamó el calendario del “estilo antiguo”. Por eso, tal vez usted
haya oído que en Rusia se celebra la Navidad el 7 de enero. Pues bien, tenga
presente que el 7 de enero del calendario gregoriano corresponde al 25 de
diciembre del calendario juliano. De modo que muchos rusos terminan
celebrando los siguientes días festivos: el 25 de diciembre, la Navidad de
Occidente; el 1 de enero, el Año Nuevo secular; el 7 de enero, la Navidad
ortodoxa, y el 14 de enero, el Año Nuevo según el calendario del estilo antiguo.
“La celebración de Año Nuevo tiene sus orígenes en varias fiestas paganas de la
antigua Roma. El 1 de enero era un día dedicado al dios pagano Jano, y el mes
de enero [en latín, Januarius] debe su nombre a esa deidad. A Jano se le
representaba con dos caras opuestas, lo que significaba que veía tanto el
pasado como el presente. Se decía que quien recibiera el 1 de enero con
diversión, risa y abundante comida y bebida gozaría todo el año de felicidad y
bienestar. La misma superstición acompaña la celebración del Año Nuevo por
parte de muchos de nuestros compatriotas [...]. Durante ciertas fiestas paganas
se ofrecían literalmente sacrificios humanos a un ídolo. Algunas eran famosas
por las orgías, el adulterio y la fornicación. En otras ocasiones, por ejemplo
durante la fiesta de Jano, se comía y se bebía en exceso, había borracheras y se
practicaba toda clase de inmundicia. Si recordamos cómo hemos celebrado
nosotros mismos el Año Nuevo en tiempos pasados, entonces tenemos que
admitir que todos hemos participado en esta celebración pagana.” (Periódico
de la república de Georgia.)
[Ilustración de la página 6]
[Reconocimiento]
Museo Wiesbaden
[Ilustración de la página 7]
Los pastores no hubieran estado fuera con sus rebaños en el mes invernal de
diciembre