Sie sind auf Seite 1von 7

Geografía

Vulcanología

Santiago Estévez Chéquer


Colegio Keppler
Febrero 2020
Vulcanología
La vulcanología (de la palabra latina Vulcānus, Vulcano, el dios romano del fuego) es la rama de
la geología que estudia el vulcanismo y todas sus manifestaciones, como volcanes, géiseres, fumarolas,
erupciones volcánicas, magmas, lavas, tefras, etc..
Los vulcanólogos —los geólogos especialistas en esta rama, relacionada con la geodinámica y
Página | 1
la geomorfología— visitan frecuentemente los volcanes terrestres, en especial los que están activos, para
observar las erupciones y recoger restos volcánicos como la tefra (ceniza o piedra pómez), rocas y muestras
de lava.
Una vía de investigación mayoritaria es la predicción de las erupciones; actualmente no hay manera de realizar
dichas predicciones, pero prever las erupciones volcánicas, al igual que prever los terremotos, puede llegar a
salvar muchas vidas.
A raíz de la exploración espacial se observó que existe vulcanismo de baja temperatura en los cuerpos helados
como Encélado, por citar un ejemplo. Este vulcanismo presenta el mismo fenómeno, un material que se funde
por una diferencia de temperatura y es eyectado a la superficie. Por lo que la vulcanología moderna, se refiere
a una fuente de calor y un material capaz de fundirse, de tal manera que se enfoca en el estudio del material
eyectado, estructuras que forman y los procesos e interacciones asociadas a la * formación y evolución del
fundido, así como al origen de la fuente de calor.

Etimología y uso
En 1858, el término vulcanology (vulcanología) apareció en la literatura inglesa. En 1886, la forma derivó
en volcanology (volcanología). Estos términos fueron afrancesados (y luego castellanizados) en vulcanologie y
luego en volcanologie (atestiguados desde 19461). Todos estos términos se forjaron a partir de la palabra
volcán, que se deriva del latín en latín, Vulcānus, Vulcano el dios romano del fuego y nombre de una de
las islas Eolias, la isla volcánica de Vulcano.
En 1962, la Academia de Ciencias de Francia recomendó favorecer el uso del término «volcanologie»
("vulcanología") para designar el estudio del volcanismo.2 La 'Académie française siguió y adaptó sus
recomendaciones en 1967.1

Historia de la vulcanología
La historia de la vulcanología está, como la mayoría de historias de las ciencias naturales, marcada la voluntad
del hombre de conocer y controlar las fuerzas de la naturaleza, en este caso de los volcanes, para, al menos,
evitar el daño que pudieran causar sus erupciones. Tiene, también al igual que la mayoría de las otras historias
naturales, tres etapas principales: una etapa supersticiosa en la que las creencias y los mitos religiosos
dominan en gran medida el conocimiento; luego una segunda, en que las tempranas
contribuciones científicas buscan reconciliar observaciones y creencias; y, finalmente, la del
pleno conocimiento científico del fenómeno, que no comienza hasta el siglo XVIII con William Hamilton, más
tarde que en otras ciencias naturales. Finalmente, en 1912, con la teoría de la deriva continental de Alfred
Wegener, los mecanismos, que no solo causan erupciones sino también terremotos, comienzan a entenderse.

Objetivo
El principal objetivo de esta ciencia es comprender el origen y el funcionamiento de los volcanes y los
fenómenos asimilados para establecer un diagnóstico (para un período definido) sobre los riesgos y los
peligros en que incurren las poblaciones y las actividades humanas. Los estudios e investigaciones se llevan a

Santiago Estévez Chéquer


cabo inicialmente en el campo para recopilar información en forma de observaciones, mediciones y muestreos
y, por segunda vez, en el laboratorio para analizar e interpretar los datos y muestras.
Los vulcanólogos, asistidos por los avances en metrología, realizan un censo de los volcanes, de las erupciones
y de sus productos y luego elaboran clasificaciones (por ejemplo, el tipo eruptivo: hawaiano, estromboliano,
vulcano, peleano, pliniano y surcoreano). Hacen el enlace entre géiseres, fumarolas, solfatares, volcanes, etc.
y explican sus funcionamientos. Las diferentes formaciones geológicas también serán explicadas por el Página | 2
volcanismo y su implementación es objeto de mucha investigación: diques, cuellos, flujos
de lava, ignimbrita, puzolana, guyots, atolones, etc.

Formación de los volcanes

Diagrama de un margen de placa destructivo, que causa temblores de tierra y la formación de volcanes.

Como la mayoría de los fenómenos que ocurren en el interior de la tierra, los movimientos y la dinámica
del magma se conocen muy poco. De cualquier forma, es conocido que a una erupción le puede seguir el
movimiento de magma hacia la capa sólida (la corteza de la tierra) bajo un volcán y creando una cámara
magmática. Finalmente, el magma del depósito es expulsado hacia arriba y acaba fluyendo sobre la superficie
de la tierra en forma de lava, o bien el magma expulsado puede calentar el agua de los alrededores,
transformando el agua en vapor, lo que aumentaría considerablemente la presión. En consecuencia, pueden
producirse erupciones explosivas. Estas erupciones explosivas pueden expulsar gran cantidad de restos
volcánicos, como ceniza volcánica (también llamada tephra) o bombas volcánicas, las cuales pueden llegar a
ser lo suficientemente grandes como para matar a personas y animales. Las erupciones pueden oscilar entre
efusivas y extremadamente explosivas.

Instrumentos de medida y observaciones


Se han desarrollado o tomado prestados diversos instrumentos de medición de otras disciplinas para obtener
datos confiables sobre el funcionamiento de los volcanes y, en particular, la predicción de las erupciones
volcánicas. El evento que desencadena una erupción volcánica es la llegada de magma a la cámara magmática
que causará su presurización.[cita requerida] Esta presurización está acompañada por una hinchazón del volcán
debido a la dilatación de las rocas y el empuje del magma en las paredes. Esta hinchazón del volcán generará
microseísmos, un aumento en la inclinación de las laderas del volcán, un aumento en el diámetro del cráter o
de la caldera volcánica de la cumbre. La llegada de magma a la cámara magmática provocará la desgasificación
del reservorio y podrá identificarse como una anomalía térmica con la ayuda de un termómetro infrarrojo o
pirómetro, así como una anomalía radiológica que puede identificarse con un contador geiger.
Los sismógrafos permiten a los vulcanólogos detectar los microseísmos causados por la presurización de la
cámara magmática. Los sismógrafos también pueden detectar el temblor: justo antes de una erupción
volcánica, el aumento de magma en la chimenea volcánica genera una vibración continua y débil del volcán.
Ese temblor es, por lo tanto, una herramienta confiable para anunciar la inminencia de una erupción.
El inclinómetro, el acelerómetro y el tiltmetro miden las variaciones en la pendiente del volcán hasta una
precisión de uno por millón. Se colocan en diferentes lugares en las laderas del volcán durante una fase de

Santiago Estévez Chéquer


reposo. La puesta en presión de la cámara magmática hace que el volcán se hinche a medida que aumenta la
inclinación de sus pendientes. Como resultado de la erupción volcánica, la presión en la cámara magmática
disminuye, lo que disminuye la inclinación de las laderas del volcán. Así, el volcanólogo puede predecir el
comienzo y el final de una erupción cuando los inclinómetros indican una variación anormal de la pendiente
del volcán.
El altímetro desempeña un papel complementario al inclinómetro. También colocado en las laderas del Página | 3
volcán, indicará aumentos y disminuciones de altitud sobre las hinchazones y deflaciones del volcán.
El interferómetro permite medir la distancia entre dos puntos gracias a un láser. El dispositivo de medición y
el reflector, colocados a ambos lados de un cráter volcánico o caldera, indican un aumento o una disminución
en el tamaño del cráter o la caldera, lo que indica que el volcán se infla o desinfla dependiendo de la presión
en la cámara magmática.
La toma de muestras permite determinar el tipo y el pasado eruptivo del volcán según la naturaleza, la
proporción y la composición de lavas, tefras y gases. La reanudación de la emisión de gases de un volcán o las
variaciones en sus composiciones pueden constituir un índice determinante de la inminencia y las
características (tipo eruptiva, potencia, etc.) de una erupción. Los vulcanólogos también realizan lecturas de
temperatura de gases y de lava fundida a través de un pirómetro.
Durante una erupción volcánica, los vulcanólogos localizados en el lugar pueden realizar varias mediciones,
observaciones y muestreos: toma de muestras de lava líquida, de gas, de tefras, observación del curso de la
erupción (altura del penacho volcánico, número y potencia de las explosiones, de las fuentes de lava,
velocidad y temperatura de los flujos de lava, etc.
El vulcanólogo también realiza mediciones topográficas utilizando teodolitos y geológicas (muestreo de rocas)
con el objetivo de dibujar un mapa y un historial de peligros volcánicos alrededor del volcán.
La tomografía de muones cósmicos es una técnica reciente que permite medir la densidad del interior de
algunos volcanes.3

Análisis e interpretaciones
Los análisis se realizan generalmente en el observatorio volcanológico del volcán estudiado cuando tiene uno.

Santiago Estévez Chéquer


Las mediciones realizadas con los instrumentos se descifran, en comparación con el pasado del volcán y entre
los volcanes, etc., mientras que las muestras se someten a una serie de mediciones y análisis químicos,
cristalográficos, físicos, geoquímicos, etc.
La síntesis de los resultados y su superposición permiten realizar diagramas, cartografías, etc., lo que lleva a
establecer una historia del volcán y evaluar el riesgo de erupción durante un período más o menos largo.
Para predecir una erupción, los vulcanólogos se ayudan de las diferentes medidas realizadas. Si uno o más Página | 4
factores del volcán varían (composición de los gases, pendiente del volcán, sismicidad, etc.), tal vez sea la
señal de que se está preparando una erupción.

Petrografía y mineralogía
Dos tipos principales de rocas volcánicas constituyen el 95% de las lavas y tefras emitidas por los volcanes :
los basaltos y las andesitas.

Ambas rocas se forman principalmente de la sílice cristalina, de los feldespatos y de piroxenos mezclados en
un vidrio volcánico que no ha tenido tiempo de cristalizar completamente debido al ascenso y al brusco
enfriamiento del magma. La obsidiana, por ejemplo, está formada únicamente por un vidrio volcánico. El
basalto, salido del magmatismo de los puntos calientes y de las dorsales, resulta de la fusión parcial del manto
terrestre por descompresión al nivel de las dorsales. El origen del magma a partir de puntos calientes todavía
está sujeto a debate. Es una lava fluida porque es relativamente pobre en gas y sílice (alrededor del 45%).
La andesita, resultante del magmatismo de subducción, resulta de la fusión parcial del manto por hidratación
a nivel de las fosas de subducción. Las andesitas son más pastosas porque son más ricas en gas y sílice
(alrededor del 55%). La viscosidad de un magma depende del contenido de sílice, ya que es este mineral el
que determina el número de enlaces posibles con el oxígeno: cuanto más sílice contiene un magma, más
viscoso y la erupción volcánica será de tendencia explosiva.4
La carbonatita es una lava muy rara compuesta principalmente de carbonato de calcio (calcita), de carbonato
de magnesio (dolomita), de carbonato de hierro y de magnesio (sidero-magnesita) o de carbonato de sodio.
Muy fluida, no contiene más que una muy pequeña cantidad de sílice (menos de 1%) de temperatura poco
elevada (500 a 550 °C), es negra cuando es emitida pero se blanquea en contacto con el aire una vez enfriada
(algunos horas) porque sus minerales reaccionan con la humedad ambiental. Sólo el Ol Doinyo Lengaï emite
carbonatitas en la actualidad.5

Santiago Estévez Chéquer


Volcanes de la década

Página | 5

Los años 1990 fueron declarados el «Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales» por
las Naciones Unidas. El IAVCEI (por International Association of Volcanology and Chemistry of the Earth's
Interior , lit. Asociación Internacional de Vulcanología y Química del Interior de la Tierra) decidió entonces
hacer una lista de volcanes activos o recientemente activos y susceptibles que dependiendo de su pasado
eruptivo y de su proximidad a las zonas pobladas, eran potencialmente capaces de ocasionar grandes
desastres volcánicos. El propósito de esta lista compuesta por dieciséis volcanes («Decade volcanoes», en
inglés) es promover el estudio y la concienciación pública sobre ellos para prevenir cualquier riesgo humano.
Los dieciséis volcanes son:

 la pareja Avachinsky-Koryaksky (Rusia)


 Colima (México)
 Etna (Italia)
 Galeras (Colombia)
 Mauna Loa (Estados Unidos)
 Merapi (Indonesia)
 Nyiragongo (República Democrática del Congo)
 Monte Rainier (Estados Unidos)
 Sakurajima (Japón)
 Santa María (Guatemala)
 Santorini (Grecia)
 Taal (Filipinas)
 Teide (España)
 Ulawun (Papua Nueva Guinea)
 Monte Unzen (Japón)
 Vesubio (Italia)
La mayor atención prestada a estos volcanes ha llevado a algunos éxitos:

 desviación de una colada de lava en el monte Etna en 1992, evitando así la destrucción de hogares;
 mejor comprensión de la historia del Galeras;
 mejor comprensión de la participación del agua en las erupciones del volcán Taal;

Santiago Estévez Chéquer


 adaptación de la legislación en el caso de nuevas construcciones alrededor del monte Rainier;
 reducción de la densificación de viviendas en la caldera del Taal;
 elaboración de un plan de evacuación para la aglomeración de Nápoles.
Pero los científicos y las autoridades también han encontrado problemas significativos:

 la incapacidad de gestionar la erupción del monte Unzen con la muerte de 43 personas, incluidos tres
Página | 6
volcanólogos en 1991;
 la muerte de seis vulcanólogos y tres turistas en el cráter del Galeras durante una erupción no prevista
en 1993. Los vulcanólogos, que no habían previsto la excursión sobre el volcán, asistían a una conferencia
de vulcanología en la ciudad San Juan de Pasto;
 la imposibilidad de acercarse al volcán Santa María debido a la guerra civil en Guatemala hasta 1996,
cuando se firmó un alto el fuego;
 el desbordamiento del genocidio de Ruanda en Zaire y la desestabilización del régimen de Mobutu Sese
Seko con la primera y la segunda guerra del Congo, evitando acercarse al Nyiragongo desde 1996;
 los limitados fondos concedidos a estos estudios.

Santiago Estévez Chéquer

Das könnte Ihnen auch gefallen