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Manuel Agustín Aguirre

EL PARTIDO
SOCIALISTA
REVOLUCIONARIO:
SUS FUNDAMENTOS Y
DIFERENCIAS CON LOS
PARTIDOS
COMUNISTAS DEL
ECUADOR

Índice-Contenido
El Socialismo Revolucionario y el Comunismo I
El P.S.R.E. es un partido Marxista II
El PSE y el PSRE no han pertenecido ni pertenecen III
a ninguna Internacional
El carácter de la Revolución Latinoamericana y Ecuatoriana IV
Necesidad de la Revolución Socialista V
Los Frentes Populares, Democráticos o de Liberación Nacional VI
Las desviaciones Electoralistas y Ministerialistas VII
La Dictadura del Proletariado VIII
Reforma o Revolución IX
La coexistencia y la vía pacíficas X
El Socialismo Revolucionario XI
El Socialismo Revolucionario y la Nación Latinoamericana XII
EL PSRE y el PCMLE XIII
Una extraña Paradoja XIV
BIOGRAFÍA XV
EL PARTIDO SOCIALISTA REVOLUCIONARIO ECUATORIANO, SUS
FUNDAMENTOS Y DIFERENCIAS CON LOS PARTIDOS COMUNISTAS DEL
ECUADOR
EL SOCIALISMO REVOLUCIONARIO Y EL COMUNISMO

Para una mejor información, especialmente para la juventud, y con el fin de precisar la
identidad del Partido Socialista Revolucionario Ecuatoriano (PSRE), nos proponemos establecer
sus diferencias con el Partido Comunista Ecuatoriano (PCE) del cual se ha desprendido
últimamente el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML). Pero como esto significaría, en
realidad, hacer la historia comparada tanto del PCE como del Partido Socialista Ecuatoriano
(PSE), cuya izquierda, con sus bases, obreras, campesinas, estudiantiles, etc., ha de formar el
PSRE, que conserva de aquel lo mejor de sus luchas y conquistas, estableciendo sus diversas
posiciones teóricas y prácticas, lo que rebasaría los marcos de esta posición, nos limitaremos a
algunas referencias históricas indispensables para el desarrollo de nuestro tema. Por otra parte
no vamos a rastrear el origen y contenido de los términos socialismo y comunismo, utilizados a
través del tiempo como distintos o sinónimos, pues ello no aportaría gran cosa al objetivo
propuesto.

EL PARTIDO SOCIALISTA REVOLUCIONARIO ECUATORIANO ES UN PARTIDO MARXISTA

En primer término, el PSRE, es un partido marxista en el más auténtico sentido de la


palabra, ya que considera al marxismo no como un dogma o un conjunto de normas hechas y
codificadas sino como una guía para la acción; un marxismo crítico y creador, ciencia y método
para el descubrimiento e interpretación de la realidad latinoamericana y ecuatoriana, en
particular.

Para el comunismo, el marxismo, sobre todo desde que Stalin tomara el control de la
Tercera Internacional, se volvió un conjunto de dogmas trasplantados mecánicamente a nuestro
medio y que, cuando no se quedaba en el aire de las simples abstracciones se trataba de encajar
una realidad como la nuestra, tan distinta, produciéndose una ruptura irremediable entre la
teoría, transformada en ideologismo, y la realidad.

El PSE y luego PSRE, no se ha calificado expresamente marxistas-leninistas, como hacen


generalmente los partidos comunistas que también en su hora se calificaran de marxistas-
leninistas-stalinistas, porque reconociendo los grandes aportes de Lenin al marxismo en la etapa
imperialista, que Marx y Engels entrevieron pero no llegaron a vivir, y sobre todo sus esfuerzos
orientados al análisis, conocimiento e interpretación de la realidad rusa soviética, que para
nosotros constituye su mejor enseñanza, ya que nos demuestra la necesidad de que el marxismo
sea aplicado convenientemente a cada realidad sin trasplantes mecánicos; sin embargo se ha
considerado que el término Marxismo no solo incluye a las grandes figuras como las de Marx,
Engels y Lenin, sino también a la de otros revolucionarios que han contribuido al
enriquecimiento del marxismo como Rosa Luxemburgo, Trotsky, Mao Tse Tung, y en la América
latina hombres como Mariátegui, Ponce, Mella, a los que habría que agregar los líderes de la
Revolución Socialista Cubana y Chilena, cuyas experiencias teóricas y prácticas han de ser
utilizadas para la mejor comprensión y conducción de la Revolución Socialista Latinoamericana
y ecuatoriana. Esto ha hecho que tanto el PSE como el PSRE, no agreguen a su denominación el
calificativo de leninista, sin embargo de seguir, más que cualquier otro partido, lo mejor de las
enseñanzas de Lenin, considerando que su definición marxista es más amplia y comprensiva.
Aclaramos que no se trata de una posición ecléctica, ya que partimos de los principios
fundamentales del marxismo; pero estamos abiertos a todas las experiencias teóricas y
prácticas que nos han dejado y dejan las luchas revolucionarias, sin discriminaciones odiosas,
muchas veces impuestas desde fuera, que pudieran mutilar o impedir nuestro propio desarrollo
ideológico.

EL PARTIDO SOCIALISTA ECUATORIANO Y EL PARTIDO SOCIALISTA REVOLUCIONARIO


ECUATORIANO NO HAN PERTENECIDO NI PERTENECEN A NINGUNA INTERNACIONAL

Como culminación de una sucesiva formación de agrupaciones socialistas en casi todas


las provincias de la República del Ecuador, se reúne bajo la conducción del Núcleo Central
Socialista de Quito y en esta Capital, la primera Asamblea Nacional del Partido Socialista
Ecuatoriano, del 16 al 23 de mayo de 1926. Una de las cuestiones debatidas intensamente fue
su incorporación o no a la Tercera Internacional Comunista, para lo cual debían aceptarse los 21
puntos aprobados por su II Congreso del año 1920. De acuerdo con la reseña de las actas, en la
sesión nocturna del día 19, la proposición de adherirse fue negada, según consta en el folleto de
labores de dicha Asamblea Nacional; pero en una hoja sin paginación agregada al folleto
mencionado y en forma de nota, se dice:

“En la sesión de clausura se ha olvidado de añadir una de las resoluciones de la Asamblea, la que
se refiere a la adhesión del Partido a la Tercera Internacional de Moscú, que fue propuesta por
el camarada Secretario General y aprobada por unanimidad”.

con lo que se daba al Partido naciente el carácter de Comunista. (*)

Como es natural, este hecho, que implica una dualidad de posiciones, engendra una
lucha interna que comienza a escindir al Partido en el momento mismo de su constitución, que
se mantiene inclusive a nivel del Comité Central, y culmina el 6 de enero de 1931, con la
separación de un sector de dirigentes y bases que dejan constancia de sus razones en un extenso
documento en el que se acusa duramente la “degeneración Burocrática de la Tercera
Internacional que trata de imponer resoluciones sin estudio consciente de las realidades
nacionales” y llama a los trabajadores manuales e intelectuales a formar un nuevo Partido
Socialista “con principios y postulados que se acoplen al ambiente nacional y sus propias
características sin sujeción a ningún organismo extranjero”, lo que lleva a efecto con la
constitución de un nuevo Partido Socialista Ecuatoriano (PSE), el primero de mayo de 1933, que
no se adhiere ni a la Segunda Internacional socialdemocrática ni a la Tercera Comunista, ni
posteriormente a la Cuarta trotskista. El otro sector, mantiene su adherencia a la Tercera
Internacional y forma el Partido Comunista del Ecuador (PCE).
(*) En los números 613 y 614 de “El Pueblo”, órgano Central del Partido Comunista, correspondiente al 3 y 10 de
agosto de 1968, consta una declaración despampanante en la que se afirma que ya el 22 de septiembre de 1925, se
formó la “Acción-Lenin” como sección comunista del Ecuador y que ésta resolvió ingresar al Partido Socialista en
formación, para obtener desde su seno la adhesión a la Tercera Internacional, lo que se confirma con una
comunicación del Dr. Ricardo Paredes, publicada en dicho doble número.

Hemos anotado escuetamente estos datos históricos, para demostrar que tanto el PSE
desde su constitución y luego el PSRE, no han considerado conveniente su inclusión en ninguna
internacional, manteniendo su autonomía e independencia y con ello la propia responsabilidad
de sus decisiones y acciones, tomados siempre de acuerdo a los postulados marxistas aplicados
a las condiciones y realidades del país. Por lo demás, han propugnado la unidad de los Partidos
Socialistas de América Latina y concurrido a Congresos como los de 1940 y 1946, realizados en
Santiago de Chile, con la asistencia de Partidos socialistas y populares, donde se tomarán
decisiones importantes para una mejor unidad, solidaridad y comprensión del Socialismo
latinoamericano.

EL CARÁCTER DE LA REVOLUCIÓN

LATINOAMERICANA Y ECUATORIANA

Los partidos comunistas de América Latina y el Ecuador, después de una primera etapa
ultraizquierdista y siguiendo la orientación stalinista que tomara la Tercera Internacional,
entraron a sostener la teoría de la revolución por etapas. Partiendo de la premisa falsa de que
los países latinoamericanos son feudales o semifeudales, se proclama la necesidad de una
revolución democrático-burguesa que al desarrollar el capitalismo y con ello el proletariado, ha
de preparar la revolución socialista que queda postergada por tiempo indefinido. Como en la
Europa clásica, a la que erróneamente se asimila a nuestra realidad, ha de ser la burguesía, que
entre nosotros se la denomina “nacional progresista”, la dirigente de la revolución
latinoamericana, a cuya cola han de marchar el proletariado, el campesinado y las demás fuerzas
populares.

Para justificar esta posición no solo se revive una prematura formulación que Lenin en
1905, acerca de la “revolución democrática”, que fuera rectificada en la “Tesis de Abril”, sino
que rechazando la teoría de la revolución permanente sostenida por Marx, Lenin y Trotsky, y
acudiendo a una falsa división de la revolución rusa en dos etapas, la de febrero y la de octubre,
calificando a la primera como democrático burguesa y a la segunda como socialista, y tratan de
escamotear el hecho real de que la de febrero, resultado de la insurrección de obreros,
campesinos y soldados, organizados en soviets, y que fuera entregada, en bandeja de plata, por
la cobardía de los dirigentes mencheviques y social-revolucionarios, a la burguesía, que estuvo
siempre de lado y en componendas con el zarismo, no es sino un preludio de la de octubre, que
termina con la dualidad de poderes, arrojando por la borda a dicha burguesía traidora e incapaz
de realizar ninguna tarea democrático burguesa, lo que significa que no se puede calificar como
tal a la revolución de febrero. Esta tesis de la revolución democrático – burguesa, le ha de servir
a Stalin para estrangular a la revolución china del 1925-27, al obligar al Partido Comunista a
desarmarse y entregarse al Kuomintang y su dirigente Chang Kai Shek, considerado como el líder
de la revolución democrático burguesa, que luego asesina a los obreros desarmados en Shangai
y otros lugares. Todo este engendro teórico se basa en la necesidad de mantener la seguridad
de la URSS, evitando las revoluciones que pudieran enfrentar a las burguesías nacionales e
internacionales y formar parte de las tesis de la revolución en un solo país, la coexistencia
pacífica y la vía pacífica hacia el socialismo.

El PCE, que ha seguido esta línea, aun después de la Revolución Socialista Cubana,
aplicada a la Resolución de la Reunión de Representantes de los Partidos Comunistas y Obreros,
reunida en Moscú en noviembre de 1960, ratificada posteriormente, y continúa caracterizando
a la revolución ecuatoriana como antiimperialista, antifeudal, democrática y nacional
liberadora:

“Dadas las condiciones actuales del Ecuador – se dice - , las transformaciones socialistas
no son inmediatas y no se puede llegar a ellas sino a través de un proceso histórico, a través de
etapas que realicen previamente los objetivos de la revolución agraria-antiimperialista”

“Coincidentemente con estas características de la revolución en nuestro país, definimos


también las características que debe tener el poder revolucionario que surja el movimiento de
liberación nacional. Este Gobierno tiene que responder a los objetivos revolucionarios
antiimperialistas, antifeudales, democráticos, nacional liberadores”.

Y al tratar de las fuerzas que han de intervenir en el proceso revolucionario, se incluye


entre ellas, con pequeñas limitaciones, a la gran burguesía importadora y exportadora y a la
burguesía industrial ecuatoriana, que a pesar de sus vínculos con los sectores feudales, como se
anota y debido a sus choques con el imperialismo, “puede acompañarnos y debemos procurar
que nos acompañe en acciones antiimperialistas y antifeudales”. A riesgo de ser extensos,
reproducimos literalmente sus razonamientos.

“Que ocurre con la burguesía comercial ecuatoriana, cuyo peso es muy grande en la
burguesía de nuestro país?

El sector comercial de la burguesía es numérica y económicamente mucho más fuerte que el


sector industrial. Esa burguesía comercial debemos considerarla en sus dos aspectos: burguesía
importadora y burguesía exportadora.

La gran burguesía importadora ecuatoriana no choca nada en especial con el imperialismo; es


una burguesía intermediaria; es compradora de los productos imperialistas y está vinculada a
los intereses imperialistas. En ese sector de la burguesía no vamos a encontrar una clara actitud
antiimperialista ni antifeudal. Con él podemos actuar en conjunto en problemas concretos, tal
como ha ocurrido en la lucha contra la alta tributación, contra la devaluación y problemas
análogos.

La burguesía importadora media se enfrenta a un proceso de ruina creciente, ahogada por las
imposiciones del alto comercio y por las oligarquías bancarias y por eso puede tener una actitud
combativa que es preciso tomar en cuenta.

En el sector exportador de la burguesía comercial existe una determinada oposición con el


imperialismo. Este sector entra en conflicto con el imperialismo en razón del precio de los
productos en el mercado externo. Es el choque de los burgueses exportadores de cacao y café
(no de bananos, porque la exportación bananera está en manos imperialistas), que tropiezan
con el imperialismos por los precios. Ellos son partidos por ejemplo, de la conveniencia de
establecer relaciones comerciales con los países socialistas, lo que significaría un golpe contra el
imperialismo.

En el otro sector de la burguesía en el sector industrial, muy débil, la situación es diferente. En


realidad la producción industrial ecuatoriana no representa más del 16% de la producción total
del país, lo que significa una gran debilidad de la burguesía industrial.

La burguesía industrial ecuatoriana está muy vinculada a los sectores feudales. Los choques de
los industriales ecuatorianos con el feudalismo son débiles. Muchos grandes industriales son, al
mismo tiempo señores feudales. Además como la producción industrial ecuatoriana es pequeña
la pueden colocar todavía en el mercado sin una mayor ruptura del feudalismo.

Naturalmente el proceso de desarrollo inevitablemente en el sector industrial va haciendo


crecer estas contradicciones y por eso los choques de los industriales con el feudalismo deben
ser considerados en su verdadera importancia.

Con el imperialismo los choques son más fuertes. Se deben a la competencia de los productos
similares imperialistas y a los precios que los imperialistas imponen a las maquinarias, repuestos,
materias primas, etc.
En consecuencia esta burguesía industrial ecuatoriana puede acompañarnos y debemos
procurar que nos acompañe en acciones antiimperialistas y antifeudales”.

NECESIDAD DE LA REVOLUCION SOCIALISTA

A la concepción comunista-stalinista de la revolución por etapas, que proclama como


objetivo inmediato la revolución democrático burguesa o de liberación nacional, el socialismo
revolucionario, basándose en un análisis fehaciente de la realidad nacional, ha venido
sosteniendo la necesidad de la revolución socialista. Al efecto, sin negar la existencia de
relaciones feudales, semifeudales y aún esclavistas, especialmente en el campo, sostiene que
en el Ecuador, al igual que en los demás países de América Latina, predominan las relaciones de
producción capitalista, de un capitalismo deformado, subdesarrollado, debido a su dependencia
de los centros metropolitanos; que no hay que olvidar que la misma conquista y colonización
constituyen fenómenos de la expansión capitalista que incorpora nuestra región al capitalismo
europeo en desarrollo, a cuya acumulación y ascenso contribuimos como parte de él, con la
producción y exportación de metales preciosos y materias primas (cacao, café, azúcar, etc.), en
términos de la más dura explotación, lo que engendra como contrapartida, nuestro retardo y
subdesarrollo; que luego de la Independencia, la oligarquía agroexportadora, incapaz de
constituir la gran nación latinoamericana, como fuera el propósito de sus próceres y
libertadores, Miranda, Bolívar, Sucre, San Martín, Artigas, O´Higgins, Espejo, etc. contribuyó a
parcelarla y balcanizarla, de acuerdo con los intereses de los países dominantes, que requieren
una América Latina dividida para someterla y explotarla mejor, lo que permite un nuevo y mayor
sometimiento al capitalismo e imperialismo inglés y norteamericano; que en consecuencia,
dicha burguesía oligárquica no ha sido otra cosa que un instrumento de extracción y transmisión
del excedente creado por las masas trabajadoras de este sector periférico, a las arcas de las
metrópolis succionantes; y, por lo mismo, mal puede hablarse de contradicciones entre esta
burguesía y el imperialismo, y en el supuesto caso de que existiera en un nivel muy secundario,
desaparecerían ante el temor de cualquier actitud insurgente por parte de las fuerzas populares;
que en cuanto a la burguesía industrial, a la que parece aplicarse más concretamente el
calificativo de “nacional progresista”, ha nacido y crecido bajo el ala de la burguesía oligárquica
nativa y del capitalismo monopolista internacional, lo que ha impedido desarrollarse como una
verdadera burguesía nacional y menos antimperialista sobre todo ahora que ha sido cada vez
más desnacionalizada y reducida a la calidad de socia menor de las grandes empresas
multinacionales que, por estas razones, es aberrante hablar de una revolución democrático
burguesa dirigida por la burguesía latinoamericana y ecuatoriana y mucho más identificando
erróneamente otras realidades con la nuestra, intentar una reedición de la francesa de 1789,
después de que la misma burguesía europea, perdió su inicial empuje revolucionario y ante el
temor del ascenso del proletariado, se alió cada vez más estrechamente con la reacción, como
sucediera ya en Alemania y Austria en 1848 y en Francia en 1830, 1848 y 1871, como lo
demostraran Marx y Engels; que la continua frustración de las revoluciones democrático
burguesas en América Latina, y en lo que se refiere al Ecuador las de 1895, 1925 y 1944, están
demostrando que la burguesía nativa, a pesar de su reciente y limitado desarrollo, se halla
envejecida e incapacitada para conducir ningún proceso revolucionario, por lo cual en américa
Latina y el Ecuador no puede hablarse de una revolución democrático burguesa sino de una
revolución socialista, dirigida por el proletariado en unidad con el subproletariado, el
campesinado y algunos sectores de la pequeño burguesía, en especial los estudiantes e
intelectuales, como el único camino de desarrollo y liberación de las masa trabajadoras y el
pueblo en general; que esto no quiera decir que se desconózcala existencia de ciertas tareas
democrático burguesas realizadas a medias o incumplidas, ni se trate de saltar etapas, como se
acostumbra a decir, sino que aquellas tareas burgués democrático, en un país semicolonial, no
puede realizarse sino como parte integrante de la revolución socialista como un todo, ya que la
revolución no puede ser únicamente antifeudal y antimperialista sino también anticapitalista,
ya que el capitalismo nativo se halla estrechamente interligado con aquellas otras relaciones de
producción. (*)
(*) Véase “Revolución burguesa o revolución proletaria para la América Latina y el Ecuador”, reeditada con el título
abreviado de “América Latina y el Ecuador (1952); Teoría y Acción Socialistas (1955)” y otros documentos; posición
teórica que ha sido confirmada por nuevas investigaciones hechas últimamente por varios científicos sociales de
América Latina y el Ecuador.

En los países semicoloniales y de capitalismo dependiente como el nuestro, la revolución


debe ser una revolución socialista combinada con aquella de carácter democrático burgués. Esta
combinación es la que permite la alianza del proletariado con el campesinado, como aconteciera
en la revolución soviética. El rechazo de la teoría del desarrollo desigual y combinado y de la
revolución permanente mantenida por Marx, Engels, Lenin y Trotsky, ha conducido a los
comunistas a mantener la tesis de la revolución democrático burguesa separada e
independiente de la revolución socialista.

Resulta aberrante que, después de la revolución cubana de 1959 y el ensayo chileno, se


pueda seguir sosteniendo la tesis de la revolución democrático burguesa como una etapa previa
a la socialista. Esta posición teórica comunista-stalinista, no solo ha desorientado a las fuerzas
revolucionarias del Ecuador sino que ha conducido a las alianzas continuas con la burguesía y al
empleo de estrategias y tácticas que han desorientado y descaminado a las clases
revolucionarias del País.

LOS FRENTES POPULARES, DEMOCRATICOS O DE

LIBERACION NACIONAL

La teoría de la revolución democrático burguesa como la única posibilidad de América


Latina y el Ecuador y la participación en ella de la burguesía, trae como consecuencia la
organización de los frentes populares, democráticos o de liberación nacional, que a partir de su
enunciación en el VII Congreso de la Internacional Comunista, son utilizados primero como una
forma de presión para obtener el pacto nazi-soviético, y luego de su fracaso, para respaldar el
imperialismo “democrático” de los aliados contra el eje nazifascista; frentes que se mantienen
después de la Segunda Guerra Mundial y constituyen la esencia de la política comunista.

Así en 1961, al referirse de los componentes del Frente de Liberación Nacional, el PCE
sostiene:

“Esta es la concepción programática nuestra respecto al Frente de Liberación Nacional.


Ello significa que en ese Frente debemos procurar la más amplia agrupación de fuerzas, la
agrupación de todos los sectores de la nación que estén interesados en las transformaciones
progresistas del vivir nacional, en el desarrollo de su economía, en el logro del bienestar para las
mayorías, en la democratización de la vía pública y en una política internacional independiente
y de paz”.

Y luego de aceptar en principio la alianza obrera-campesino como base agrega:

“Dentro de este frente hay dos alianzas. Hay una alianza de la clase obrera con los
sectores trabajadores del pueblo, o sea con el campesinado, y con la pequeña burguesía urbana:
obreros, campesinos, artesanos, empleados, maestros, intelectuales revolucionarios,
profesionales revolucionarios, etc. Dentro de la alianza de los sectores trabajadores el núcleo,
la columna vertebral, es la alianza obrero-campesina. Y hay una alianza de esta masa trabajadora
con los sectores de burguesía, con los cuales es posible unirse en la lucha contra el feudalismo y
contra el imperialismo”.

Entre estos frentes amplios con la burguesía, se halla la Alianza Democrática Ecuatoriana
(ADE), que amalgamara los partidos de Izquierda, Comunista, Socialista y Vanguardia
Revolucionaria Socialista, con los partidos de derecha como el Conservador y un apéndice
poncista del mismo, un grupo de disidentes del liberalismo y alguna organización de
independientes, con el fin de luchar contra la Dictadura de las extraordinarias implantada por
Carlos Arroyo del Río, liberal clásico y testaferro del Imperialismo norteamericano y que
culminara con la Revolución del 28 de mayo de 1944, que derrocara al gobierno constituido y
elevara al poder al Dr. Velasco Ibarra, el mismo que más tarde a la cabeza de las fuerzas
burguesas y reaccionarias introducidas en el Frente como caballo de Troya, produjeron la
Dictadura velasquista del 30 marzo de 1946, que desencadenara su violencia destructiva contra
los sindicatos, el movimiento estudiantil y los partidos de izquierda, especialmente el Socialista,
cuya editora y el Diario “La Tierra” fueran incendiados y sus dirigentes encarcelados, torturados
y desterrados.

El PSE, y más concretamente su izquierda, sin confundir el imperialismo de los aliados


con el de la entente nazifascista, pero sin olvidar su origen común; manteniendo la lucha de
clases sobre la contienda entre naciones o bloques de naciones; rechazando la colaboración de
clases que implica los frentes populares, democráticos o de liberación nacional; se resistió
siempre a colocarse a la cola de la burguesía internacional y nacional en los referidos Frentes,
que deviniera simplemente electoreros y culminaran en las colaboraciones ministeriales, sin que
por eso dejara de ser arrastrado el PSE, ya que en ello coincidían generalmente la derecha del
PSE con el PCE. Estas experiencias generalmente frustradoras, determinaron que la izquierda
del PSE y luego el PSRE, se negaran a formar parte de estos Frentes con la burguesía,
propugnados por el PCE, habiendo mantenido y sostenido la tesis del Frente Único, frente de
trabajadores, de contenido marxista-leninista, que fuera calificado de ultraizquierdista por la
derecha del PSE, en coincidencia con el PCE. Hay que anotar que la posición divergente del
centro derecha y la izquierda del PSE en relación con los frentes, como en el caso de los que
lanzaran las candidaturas de Huerta-Plaza y Parra-Carrión, forjadas por el PC y el centro derecha
del PSE en unidad con la más calificada burguesía, constituyo una de las causas de la división del
Partido Socialista Ecuatoriano.

LAS DESVIACIONES ELECTORALISTAS

Y MINISTERIALISTAS

La intervención no puede ser rechazada de plano como lo hicieran los anarquistas y un


partido revolucionario puede practicarla como un medio de poner en acción a las masas y como
un paso en el camino de la revolución; pero cuando tal intervención se transforma en un fin, en
la simple captación sistemática de posiciones burocráticas, entonces resulta perjudicial y dañina.
De ahí Marx, Engels y Lenin, estuvieran contra el cretinismo parlamentario al estilo burgués. El
PSE, a pesar de los esfuerzos de su izquierda por mantener una línea correcta, fue cayendo en
esto último y transformando a las elecciones en simples prebendas de ciertos dirigentes que
formaban sus grupos partidarios para obtener sus candidaturas y luego de alcanzado el triunfo
electoral, convertirlo en simple captación de posiciones de prestigio y lucro personal,
marginándose muchas veces del Partido con perjuicio para su organización y disciplina. En
cuanto a las colaboraciones ministeriales que venían como consecuencia de los frentes
electorales, resultaban mucho más comprometedoras y perjudiciales para el Partido. En vista de
estos hechos y comprendiendo que tales eventos constituían cosa de empresarios electoreros,
tanto la izquierda del PSE y luego el PSRE, propugnó una conveniente abstracción electoral,
tanto más que en los últimos tiempos y concretamente desde 1963 a la actualidad, hemos vivido
en dictadura.

El PCE, por el contrario, demostró en todo momento y circunstancias, su devoción por


la democracia representativa y concurrió puntualmente a las citas electorales, por más que estas
les resultaran completamente desfavorables por el número de votos alcanzados. Y si bien
debido al tradicional temor al comunismo fue menos favorecido que el PSE, en colaboraciones
ministeriales, mantuvo siempre la línea electoralista y ministerialista, en forma que constituye
una flagrante desviación del marxismo leninismo. Por otra parte, esta adhesión permanente al
sistema democrático representativo, no le impidió respaldar, directa o indirectamente, a las
dictaduras civiles o militares, cosa rechazada por el PSRE. Estas divergentes posiciones, han
engendrado continuas discrepancias y contradicciones entre el PSRE y el PCE, marcando una
distinta concepción de los problemas y sus divergentes líneas estratégicas y tácticas.

LA DICTADURA DEL PROLETARIADO

Los clásicos del marxismo han sostenido que el Estado burgués, cualquiera que fuera su
forma de gobierno, inclusive cuando se trata de la llamada democracia representativa, es una
dictadura de la clase dominante, es decir de la burguesía. Siendo esto verdad, sin embargo no
hay que confundir aquella democracia, que mantiene ciertas libertades aunque sea de forma
mutilada e incompleta, y que fueran alcanzadas por la acción de las masas populares, con la
dictadura fascista de un führer o caudillo, que es la negación absoluta de toda libertad y la
imposición por el asesinato y el terror.

Ahora bien siguiendo esta concepción marxista de la dictadura de clase, se llama


“dictadura del proletariado”, al ascenso al poder de la clase proletaria y sus aliados, luego del
derrocamiento de la burguesía explotadora como primer paso de la revolución socialista;
denominación que no encontramos acertada, ya que, por primera vez en la historia, es la
mayoría la que gobierna a la minoría o sea que en esencia es una democracia de la clase
trabajadora y para la clase trabajadora. De todas maneras llámese como se llame, se trata del
poder ejercido por la clase proletaria y que debe utilizarse para suprimir las contradicciones
antagónicas de clase y llevar adelante la construcción del socialismo, hasta llegar a la extinción
de clases sociales y del Estado, de modo que al gobierno de las personas suceda la
administración de las cosas.

Pero también en el Estado Socialista puede surgir un tipo de dictadura individual y


omnímoda, que es lo que sucediera en la URSS, donde la muerte de Lenin, el poder se encarna
en un hombre, Stalin y su camarilla burocrática, escamoteando la “dictadura del proletariado”
por una dictadura de tipo personal, haciendo de la democracia proletaria una farsa ya que al
mismo tiempo que se promulga una Constitución Política, se manda a la muerte, a través de
juicios irrisorios, a la plana mayor de los revolucionarios bolcheviques, cosa que ha sido
plenamente esclarecida luego del informe de Krushev al XX Congreso comunista.

Es Socialismo revolucionario ha rechazado y rechaza esta tergiversación del marxismo,


y sin negar la necesidad de la dictadura del proletariado, que la derecha del PSE se negaba
aceptar, la ha mantenido como una forma de gobierno de la clase trabajadora al legar al poder,
rechazando toda dictadura individual, burocrática o de grupo, por ser contraria al pensamiento
de los clásicos del marxismo.

REFORMA O REVOLUCION

Los esclarecimientos que venimos realizando en el afán de establecer las diferencias


entre el Socialismo Revolucionario y el Comunismo, las consideramos de trascendental
importancia para deslindar los campos de la reforma y la revolución en América Latina y el
Ecuador. El hecho de aferrarse a la tesis de la revolución democrático burguesa, por más que,
acentuando la lucha antimperialista se la denomine “revolución liberadora”, y el mantenimiento
de sus postulados democráticos como la Reforma Agraria, que liquide el latifundio y desarrolle
la propiedad capitalista en el campo; la industrialización del País, la unidad nacional, etc.,
significa que los cambios que propugna el PCE se encuadran dentro de los marcos del capitalismo
y lo refuerzan y mantienen, razón por la cual se halla condenado a dar vueltas en el campo del
reformismo, contribuyendo al sostenimiento del statuo-quo y al bloqueo de la revolución
socialista.

Al postergar o abandonar, por las razones que ya hemos expuesto, la lucha abierta y
directa por el socialismo, insistiendo únicamente en la lucha antifeudal y antimperialista, en
colaboración con la burguesía nacional, olvidando que en las condiciones actuales del mundo,
de América Latina y el Ecuador, solo la revolución socialista puede llevar adelante aquellos
postulados democráticos incumplidos, los comunistas tienen que caer de hecho, quieran o no,
en el reformismo, el desarrollismo, el tecnocratismo o el pseudo revolucionarismo nacionalista.

LA COEXISTENCIA Y LA VIA PACIFICAS

Por otra parte, el comunismo internacional sostiene la coexistencia pacífica, fomentada


de la época de Stalin y la vía pacífica al socialismo, que son dos caras de una misma medalla. En
una reunión de partidos comunistas de noviembre de 1960 en Moscú, que recoge otra
formulada en 1957, como lo afirma el Secretario General del PCE, se dicta la siguiente
Resolución:

“La clase trabajadora y su vanguardia, el Partido marxista leninista, tiende hacer la


revolución socialista por la vía pacífica. La realización de esta posibilidad corresponderá a la clase
obrera y de todo el pueblo, a los intereses nacionales del País”.

Y luego:

“La clase obrera puede derrotar a las clases reaccionarias, antipopulares, conquistar una
mayoría estable en el Parlamento, hacer que éste se constituya en un instrumento al servicio
del pueblo trabajador, desarrollar una amplia lucha de masas fuera del parlamento, romper las
fuerzas reaccionarias y crear las condiciones necesarias para hacer la revolución socialista por
vía pacífica”.

Para dar base a esta posición, se cita profundamente unas frases circunstanciales de un
discurso de Marx pronunciado en Holanda luego de que el V Congreso de la Primera
Internacional, decidiera trasladar la sede del Consejo General de Londres a New York, en el que
aludía a la posibilidad de una transformación pacífica en los Estados Unidos o Inglaterra. Hasta
se ha tratado de distorsionar las posiciones abiertamente de Lenin, mantenidas en obras como
“El Estado y la Revolución” y “La Revolución Proletaria y el Renegado Kautsky”, para justificar
la coexistencia pacífica y la toma del poder por vía pacífica.
EL SOCIALISMO REVOLUCIONARIO

A la posición de coexistencia y vía pacífica al comunismo, la izquierda del PSE y el PSRE;


opusieron una posición consecuentemente revolucionaria. El mismo hecho de sostener la
revolución socialista, en contraposición a la tesis de la revolución democrático burguesa o de
liberación nacional, significando la necesidad de derrocar al sistema actual, de trascenderlo,
conduce a una posición revolucionaria que impide mantenerse dentro de los marcos del sistema,
con el peligro de caer en los pantanos del reformismo.

No es que la izquierda del PSE y el PSRE, rechacen de plano toda clase de reformas, pues
no hay que olvidar que existen reformas y reformas o sea aquellas que tienden a mantener de
alguna manera el sistema y otras que apuntan a transformarlo. La izquierda del PSE y el PSRE,
lucharon por ciertas reformas que han desfavorecido a las clases trabajadoras pero sin caer en
el reformismo, actitud que consiste en postergar u olvidar el fin fundamental: el derrocamiento
revolucionario al sistema. Ya el padre del reformismo, Eduardo Berstein, decía que: “El
movimiento es todo y el fin no es nada”, para expresar que lo fundamental eran las reformas y
lo secundario la transformación del sistema, lo que expresa la esencia del reformismo. La
posición revolucionaria es la contraria: mantener como objetivo permanente e ineludible el
derrocamiento del sistema, sin menospreciar ciertas reformas que puedan ser indispensables
en el proceso de la lucha de clases y que tiendan a la realización de aquel objetivo.

Por otra parte el Socialismo Revolucionario combatió siempre la posición oportunista


que significa la coexistencia pacífica y la vía pacífica hacia el socialismo, elevadas a la categoría
de postulados, porque ellas contradicen los principios fundamentales de los clásicos del
marxismo, que partiendo de la consideración del Estado como un instrumento de la clase
dominante y de las contradicciones antagónicas e irreconciliables que plantea la lucha de clases,
sostuvo la necesidad de la violencia revolucionaria como el único camino para la toma del Poder.
Basta recordar expresiones tan conocidas como aquellas que usara Marx al calificar a la violencia
como la “partera de toda vieja sociedad”; la polémica de Engels contra Duhring o las expresiones
tajantes de Lenin como aquella de “La substitución del Estado burgués por el Estado proletario
es imposible sin una revolución violenta”.

Y no es que el socialismo revolucionario crea en la violencia por la violencia, sino que


tiene el convencimiento de que la clase dominante jamás abandonará el poder sin utilizar la
violencia contrarevolucionaria en todas sus formas, lo que obliga a oponerle irremediablemente
la violencia revolucionaria. Sostener lo contrario no es otra cosa que desarmar la conciencia del
proletariado y sus aliados. Ya decía Lenin:

“Los demócratas pequeño – burgueses, estos pseudosocialistas que substituyen la lucha


de clases por sueños por la reconciliación de clases, se han imaginado la transformación
socialista también de un modo soñador no como el derrocamiento de la dominación de la clase
explotadora, sino como la sumisión pacífica (sic) de la minoría a la mayoría, que habrá adquirido
conciencia de su misión”.

Agregando:

“Si el socialismo surgiera de manera pacífica, los señores capitalistas tampoco


permitirían su nacimiento. Pero esta explicación es aún insuficiente. Si incluso no hubiera guerra,
los señores capitalistas igualmente harían todo para impedir este desarrollo pacífico. Las
grandes revoluciones, incluso como han empezado pacíficamente, como la gran Revolución
Francesa, han terminado con furiosas guerras iniciadas por la burguesía contrarevolucionaria”.
Y la historia ha demostrado, una vez más, la verdad de estas afirmaciones con el caso de
la hermana República de Chile y su decantada vía pacífica hacia el socialismo, que culminara en
un charco de sangre, con el monstruoso genocidio de los trabajadores chilenos.

EL SOCIALISMO REVOLUCIONARIO Y LA NACIÓN

LATINOAMERICANA

No es posible tratar aquí in extenso, como se debiera, la cuestión nacional, tema


generalmente descuidado. Pero debemos afirmar que el Socialismo Revolucionario sin
menoscabar el internacionalismo proletario, mantuvo siempre un profundo sentido nacional,
no en el concepto estrecho, provinciano, de campanario, que acepta la división de América
Latina en veinte naciones asiladas, en departamentos estancos, sino considerada como una sola
nación, desgarrada por los intereses oligárquicos internos en contubernio con los
metropolitanos empeñados en parcelarla, balcanizarla, para mejor dominarla y explotarla. Gran
parte de la situación de dependencia y retraso de América Latina, se debe a esta división, que
solo podrá ser superada con la unidad de nuestros pueblos en una sola y auténtica nacionalidad,
que solo podrá alcanzarse con el advenimiento de los Estados Unidos Socialistas de América
Latina.

No podremos decir igual cosa del comunismo, cuyo centro de irradiación ideológica y
conductor de su pensamiento y de su acción estuvo siempre en la URSS, a la que se mantuvo
ligado permanentemente y siguiendo el compás de sus accidentados cambios y vicisitudes,
sometiendo muchas veces al internacionalismo proletario a las conveniencias y necesidades del
nacionalismo soviético. El hecho de que Trotsky, debido a su permanencia en México, tocara
con bastante sensibilidad y acierto el problema de la unidad latinoamericana, fue suficiente para
que todo lo relativo al tema fuera condenado, olvidándose que los grandes próceres de nuestra
independencia y nuestra historia, como Miranda, Bolívar, Sucre, San Martín, Artigas, Espejo,
Montalvo, Alfaro, Peralta y cuantos otros más, como ya lo hemos anotado, lucharon por la
unidad de América Latina en un solo país, en una sola nación, por lo que es deber de todo
socialista el continuar esta lucha hasta implantar la nación socialista latinoamericana.

EL PARTIDO SOCIALISTA REVOLUCIONARIO Y

EL PARTIDO COMUNISTA MARXISTA-LENINISTA

A la muerte de Stalin, que mantuviera por la astucia y la violencia, la unidad monolítica


del comunismo internacional, se produce un cierto deshielo ideológico y asoman las diferencias
entre la URSS y China, que han ido ahondándose continuamente hasta llegar a situaciones
difíciles y peligrosas. No tratamos de analizar ahora la causa de esta división que llega aflorar a
raíz del XXII Congreso Comunista de 1960, donde la delegación china llega a plantear ciertas
divergencias que solo se conocen en 1963, y que producen el retiro de la ayuda soviética a la
China. Tampoco podemos detenernos en la enumeración de las discrepancias ideológicas,
debiendo señalar únicamente que el maoísmo se empeña en restaurar el leninismo y el
internacionalismo proletario, afirmando el limitado carácter burgués de la revolución china y
acercándose a los términos de la revolución permanente o ininterrumpida, sin llegar a
desprenderse de la gravitación stalinista. La división de la URSS y China, con sus consecuencias,
ha de repercutir en los partidos comunistas de América Latina y el Ecuador, donde el comunismo
se fragmenta en dos tendencias: una pro - soviética y otra pro – china, que siguen el curso y las
orientaciones de sus respectivas matrices.
En lo que respecta a nuestro país, las diferencias que venimos señalando entre el PSRE
y el PCE, se mantienen. Si apartamos la maleza de las acusaciones y diatribas más bien de índole
personal que separa a estos dos últimos, continúa existiendo identidad en muchos de sus puntos
de partida y análisis. Así al tratarse del carácter de la revolución y partiendo de la tesis de que
nuestro País es en la actualidad semicolonial y semifeudal, se acepta la revolución por etapas:

“En la actualidad nuestro País es semicolonial y semifeudal. Las contradicciones


antagónicas fundamentales en nuestra sociedad son la contradicción entre los intereses de la
sociedad ecuatoriana y el imperialismo, especialmente norteamericano, y la contradicción entre
los intereses de las grandes masas populares y la estructura semifeudal. De éstas, la primera es
la contradicción principal. En consecuencia, los principales enemigos del pueblo y la nación son
el imperialismo, la burguesía intermediaria y los grandes terratenientes. La primera tarea de la
revolución ecuatoriana es, por lo tanto, derrocar la dominación imperialista y la dominación de
los grandes terratenientes. Para lograr este objetivo primordial es necesario unir a todos los
sectores antiimperialistas y antifeudales de la sociedad ecuatoriana y aislar al máximo a los
enemigos principales. Esto determina que la revolución ecuatoriana no puede ser socialista
desde su inicio pues ella no afectara a la economía capitalista a su conjunto, exceptuando la
economía capitalista de carácter monopolista y aquella cuyos propietarios adopten una actitud
contrarevolucionaria. Adoptando una política acertada que parta de la situación social concreta,
el proletariado y su partido lograrán el mayor número de aliados y dirigirán al pueblo a cumplir
esta primera etapa: la etapa democrática y de liberación nacional. Sólo entonces, en condiciones
políticas y económicas nuevas, podrá cumplir de manera ininterrumpida la segunda etapa: la
etapa socialista, que tiene por objeto eliminar toda forma de explotación y de opresión sobre
las masas populares”.

El PCMLE al igual que el PCE, acusa de posiciones pequeño burguesas, izquierdistas y trotskistas,
al hecho de sostener la necesidad de la revolución socialista, que ha de llevar adelante al mismo
tiempo las tareas democrático burguesas:

“Hay en nuestro País personas que se llaman revolucionarias y plantean que la


revolución ecuatoriana debe ser socialista desde su comienzo. Si las masas comprenden la
necesidad de aplicar el programa antifeudal y antiimperialista, serán derrotadas las tesis
sectarias de tales personas, que responden en unos casos, a la mentalidad subjetiva de la
pequeño burguesía, que quiere pasar por alto toda una etapa de desarrollo histórico en nuestro
país, sin cumplir la cual no se puede construir el socialismo y que, en otros casos, responde al
Trotskismo interesado en el fracaso de la revolución. Todo revolucionario debe combatir
firmemente estas falsas posiciones izquierdistas.”

Aunque parecen no aceptar la dirección burguesa en la revolución antifeudal y


antiimperialista, de lo que acusan a sus camaradas de ayer, calificados ahora de revisionistas, y
señalan en cierta forma la posición pro – imperialista de la gran burguesía importadora y
exportadora, sin embargo expresan su fe en la burguesía nacional:

“La burguesía nacional es el sector de la burguesía que, por sus propios intereses
económicos y políticos, afectados por la dominación imperialista, aspira a poner fin a una
situación semicolonial del País y por eso muchas veces tienen actitudes patrióticas; la realidad
semifeudal del País limita igualmente su desarrollo, tiene por eso contradicciones con los
terratenientes, y de manera general anhela que se realicen cambios en la estructura agraria del
País y otros cambios de carácter democrático”.
Si bien el PSML critica los frentes al estilo del fracasado de Alianza Democrática
Ecuatoriana (ADE), al hablarnos del Frente Único nos dice que “debemos harnal que tiene
contradicción con el imperialismo y los grandes terratenientes”, términos semejantes a los del
PCE, como una forma de acumular y unir las fuerzas para la revolución.

El PCMLE parece haber perdido las ilusiones en la democracia representativa, los


procesos electoreros y la consabida vía pacífica al socialismo, levantando en su lugar la guerra
popular, calcada de la experiencia china, como el camino de la revolución ecuatoriana.

Desgraciadamente, así como el PCE tiene su cordón umbilical en la URSS, a cuyo compás
aún de ritmo stalinista generalmente se mueve, lo mismo acontece con el PCMLE, con respecto
a China y el Maoísmo. Las controversias virulentas de aquí no son sino una versión deformada
de las que se producen allá y es de esperar que cesen con el acercamiento de las dos grandes
potencias, que nosotros sinceramente anhelamos.

Para terminar este breve e incompleto esbozo, debemos afirmar que lo que diferencia
fundamentalmente al PSRE de todos los demás partidos de izquierda es su constante
preocupación por aplicar los principios fundamentales del marxismo a la realidad
latinoamericana y ecuatoriana, sin trasplantes ni mistificaciones de ninguna naturaleza; es lo
que hemos llamado continuamente la latinoamericanización del marxismo. Admirando,
respetando y asimilando en lo que tiene de mejor las dos más grandes revoluciones de la historia
de la humanidad, la soviética y la china, y acentuando nuestra cercana simpatía por la revolución
cubana, mantenemos nuestra personalidad como partido, nuestra independencia y nuestras
propias decisiones, solo condicionadas a los grandes imperativos de la revolución socialista
latinoamericana y ecuatoriana.

UNA EXTRAÑA PARADOJA

Es necesario anotar la extraña paradoja que consiste en que la izquierda socialista que,
como hemos visto, mantenía posiciones opuestas a las comunistas, con las que generalmente
coincidía la derecha del PSE, fuera acusada por ésta no sólo de comunisante sino de fracción
comunista infiltrada dentro del Partido, para destruirlo, por el hecho de que la izquierda, a pesar
de sus divergencias teóricas, estratégicas y tácticas con el PCE; sino que ha propugnado la
necesidad del esclarecimiento teórico basado en el análisis marxista de la realidad ecuatoriana,
como una forma de acercamiento y comprensión.

Esta misma exposición no ha tenido otro objetivo que ese, plantear abiertamente las
diferencias teóricas y prácticas del Socialismo Revolucionario y con el Comunismo, para que se
las conozca y discuta con un mejor conocimiento de la realidad; y lo hemos hecho, como
siempre, sin descender a la acusación personal de tal o cual dirigente, ya que no se trata de
individuos sino de líneas políticas, de estrategias y tácticas, que deben ser convenientemente
esclarecidas para la acertada conducción del proceso revolucionario latinoamericano y
ecuatoriano, en el que todos estamos empeñados. (*)
(*) Las transcripciones han sido tomadas de la “Revolución Ecuatoriana y sus Características” publicación del PCE y
de la “Línea General de la Revolución Ecuatoriana” del PCMLE.
BIOGRAFÍA

MANUEL AGUSTIN AGUIRRE

POLITICO Y ESCRITOR." Nació en Loja el 12 de Julio de 1903. Hijo legítimo de Agustín


Aguirre Aguirre, militar, Capitán en las campañas militares de Esmeraldas de 1913-14, fallecido
en 1915 en Loja, derribado de un caballo, y de Antonia Ríos, lojanos.

Estudió la primaria en la Escuela de los Hermanos Cristianos. A los doce años quedó huérfano.
Su madre viuda se dedicó a las labores de mano para subsistir con sus hijos de dos matrimonios,
los Jaramillo Ríos y Aguirre Ríos.

Entonces siguió la secundaria en el "Bernardo Valdivieso" pero tuvo que interrumpir sus estudios
y para ayudar en los gastos de la casa trabajaba por las tardes copiando libros y como aprendiz
de sastre con uno de los hermanos Guerrero Varillas. Sus parientes a veces le proporcionaban
esporádicas ocupaciones.

El profesor de literatura Clodoveo Jaramillo Alvarado tenía por costumbre ordenar poesías como
deberes de casa y luego publicaba las mejores en una revista estudiantil bajo el subtítulo de "Los
niños quieren escribir". Por esa época existía un buen ambiente cultural en Loja. Carlos Manuel
Espinosa importaba libros y los vendía al costo. "Yo leí el Capital de Marx a los 16 años, en edición
pluma, versión de Roses. Fue una lectura difícil pero tuve una tremenda revelación, me informé
de todo. Nuevas lecturas profundizaron mis conocimientos políticos y tomé conciencia de la
tragedia del hombre ecuatoriano". En 1921 se gradúo de Bachiller e inició estudios de
Jurisprudencia en la Universidad de Loja. "El año 25 Pedro Víctor Falconí, los hermanos José
Miguel y Alfredo Mora Reyes y yo organizamos una célula socialista que denominamos La
Vanguardia. Nos reuníamos generalmente en casa de cualquiera de nosotros, discutíamos de
política y sentíamos la pobreza y angustia del pueblo. El 26, el Comité Central de Quito presidido
por Ricardo Paredes convocó el I Congreso Socialista. No pudimos viajar pero designamos
representantes a Ángel Modesto Paredes y a Benjamín Ruiz Gómez. Ese año terminé el cuarto
curso, vendí parte de mi Biblioteca y con ese dinero viajé a Guayaquil. El Jefe de Redacción del
Diario El Universo era lojano amigo mío de apellido Ribera, que me contrató de corrector
nocturno de pruebas, pero como era muy delgado, las malas noches me hicieron daño y
enfermé".

Para reponer su salud regresó a Loja. El 28 se trasladó a Quito a hacer política y estudió los dos
últimos años de su carrera en la Universidad Central. El 31 fue perseguido por la policía, regresó
a Loja, preparó su tesis doctoral sobre "La Porción Conyugal", se graduó de Abogado, contrajo
matrimonio con Teresa Borrero Riofrío, que le acompañó solidariamente en sus luchas hasta su
fallecimiento en 1978 a causa de un cáncer a los pulmones.

Ese año de 1931 apareció publicado su libro "Poemas Automáticos" en 69 páginas, en la


imprenta Gutemberg de Guayaquil, a donde los había llevado su amigo Clotario Maldonado Paz,
clasificados de hai kai japoneses por su cortedad, pero al mismo tiempo de gran fuerza de
imágenes. // El viento se desespera /amarrado, amarrado a los árboles /se pica el patio de
puntitos negros / como un papel//. Cantos metafóricos de un dolor recóndito traducido en
ternura. Poemas ingenuos con notas líricas muy altas de inigualable pureza. “Versos de arte
menor tratados con finura, de lo mejor que se haya hecho en nuestra literatura”, porque
contienen metáforas de tenso lirismo, cantos a las cosas y a los seres más humildes. Allí está
recogida su primera producción; imaginativa, romántica y plena de sonoridad musical, influida
por el surealismo de Andre Bretón. Una segunda edición acaba de aparecer en Loja.(1).
En Loja escribió, ejerció el periodismo y como profesional fue penalista primero, luego Agente
Fiscal y finalmente Procurador de Sucesiones. El 33 reunió su prosa en "Naipes Críticos",
selección de trabajos literarios y políticos principalmente. El 35 editó en Guayaquil su segundo
poemario "Llamada a los proletarios" en 34 páginas, "con poesía recia y comprometida con su
militancia y credo político, que se vuelve alternativamente delatora y admonitiva". Y en Loja
escribió también su tercer y último poemario "Pies Desnudos, poemas de la Infancia” en 335
páginas con poemas de pasión a la infancia que tienen mucho de autobiográfico, aparecido en
Quito en 1944, por manos de amigos, lo cual le causó desagrado porque ya estaba entregado
totalmente al quehacer político.

A mediado de la década de los treinta el medio le resultaba estrecho y por eso pasó a Quito con
su familia, donde instaló su estudio a medias con Pablo Palacio, se dedicó a la rama penal y a
pedido de los estudiantes pasó a enseñar castellano en los primeros cursos y Literatura
Universal, Latinoamericana y Ecuatoriana en los años superiores del colegio Mejía con S/. 320
mensuales de sueldo. "Fui nombrado por el rector Carlos Andrade Marín y reemplacé a Gonzalo
Escudero".

El 38, cuando se expidió el Código del Trabajo, dictó esa materia en la Facultad de Jurisprudencia
hasta el 40, que pasó a la recién creada Escuela de Ciencias Económicas como profesor de
Economía Social. Ese año fue electo Secretario General del Partido Socialista Ecuatoriano y el 15
de Noviembre dictó una Conferencia en la Universidad Central sobre "Literatura
Hispanoamericana", que salió publicada en 20 páginas, mientras preparaba una “Historia de la
Literatura Ecuatoriana” que nunca apreció, aunque dictaba la cátedra de Literatura en la
Facultad de Filosofía y Letras de la U. Central.

El 41 fue cancelado por Decreto Ejecutivo como profesor del Mejía "por haber denunciado a los
intereses económicos de las grandes empresas petroleras transnacionales como la verdadera
causa de la invasión peruana". Entonces los abusos del arroyismo no tenían límites, y todo se
aceptaba en aras de un fementido panamericanismo.

En 1942 el Decano de Jurisprudencia de la Universidad Central pidió a los dirigentes de cada


partido que expusieran sus idearios. Aguirre dio unas charlas en la Facultad de Filosofía y Letras
y Ciencias de la Educación de la Universidad Central que tituló: "Lecciones de Marxismo o
Socialismo Científico", que amplió y recogió en dos tomos en 1950. Por esa obra se le considera
el mayor teórico marxista que ha producido el Ecuador. Hernán Rodríguez Castelo dice sin
embargo, de estas lecciones, que fueron escritas en estilo prosaico.

Ese año se independizó la Escuela de Ciencias Económica para transformarse en Facultad de


Economía y fue electo su primer Decano. En dichas funciones permaneció ocho años hasta 1950
y tuvo a cargo la cátedra de Historia del Pensamiento Económico. Mientras tanto la situación
política se había agudizado y entró a la oposición activa con fulminantes hojas sueltas y
encendidos discursos. El Presidente Arroyo respondió con una encarnizada persecución y tuvo
que pasar a la clandestinidad, viviendo en casas de amigos obreros, pues su domicilio
permanecía permanentemente cercado por la pesquisa y su familia era vigilada muy de cerca.
Mas, lejos de amilanarse, comenzó a publicar los periódicos "Acción" y "La Verdad" y en 1943
integró el bureau político de "Acción Democrática Ecuatoriana" ADE, que lideraba en Guayaquil
Francisco Arízaga Luque con elementos del liberalismo disidente, del socialismo, comunismo,
vanguardia socialista y aun del conservadorismo. Se ha dicho que esa militancia política terminó
con sus afanes literarios.
Triunfante la revolución del 28 de Mayo de 1944 fue citado con Juan Isaac Lovato y Camilo Ponce
Enríquez al cuartel de La Magdalena donde se encontraban todos los oficiales reunidos. Fueron
recibidos por el Coronel Pedro Pablo Borja en la puerta, quien les dijo: "Los he llamado para
comunicarles que los oficiales me han elegido Jefe Civil y Militar del Norte, Centro y Sur de la
República y les doy media hora de plazo para que retiren a la gente de las calles". Después nos
enteramos que ya había mandado a publicar la proclama de su dictadura en el Comercio y el
Día... Yo fui el primero en salir de la sorpresa y dirigiéndome a los oficiales socialistas les increpé
su proceder, pero el Coronel Chiriboga Ordóñez aclaró las cosas asegurando que todo era un
mal entendido. "Esto no es una dictadura. Solo hemos nombrado un Jefe General y no un
dictador". Yo le contesté: "Señores, no vamos a retirar las masas, tendrán que asesinar al pueblo
en las calles si Uds. quieren hacerlo". Y allí fue el final de tan ridícula dictadura. Borja fue preso
y la proclama salió solamente en El Día, pues El Comercio dio pie atrás".

En Julio fue obligado a aceptar la representación funcional de los trabajadores a la Asamblea


Nacional Constituyente que se instaló el 10 de Agosto. Francisco Arízaga Luque fue electo
presidente de la Asamblea y Aguirre primer Vicepresidente, en reñida lid con el conservador
Manuel Elicio Flor Torres.

Dentro de sus funciones formó parte de la Comisión presidida por Carlos Cueva Tamariz que
formuló el proyecto de Constitución Política del 45, y al ausentarse Arízaga a la Embajada de
Venezuela, le correspondió a Aguirre presidir la Asamblea.

Durante el proceso de vuelta a la democracia activa, el partido Socialista Ecuatoriano que dirigía
y el Comunista, se empeñaron en organizar la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE.)
y fue electo Asesor Económico y Jurídico, cargo que desempeñó por más de cuarenta años pues
siempre permaneció ligado a las clases trabajadoras.

El 45 adquirió una pequeña villita en la Cuero y Caycedo, barrio Belisario Quevedo. Ese año el
presidente Velasco, por medio de su Canciller Ponce Enríquez, le mandó a ofrecer la Embajada
en la Unión Soviética. Las Izquierdas presionaban en tal sentido y Velasco puso por condición
para abrir relaciones, que Aguirre nos representara, pero éste se excusó porque comprendió
que se trataba de una zancadilla política para debilitar la Asamblea y además se encontraba muy
atareado dirigiendo al recién fundado diario "La Tierra".

A mediados de Marzo del 46, el Ministro de Gobierno Carlos Guevara Moreno le hizo raptar una
mañana en que tranquilamente se encaminaba a dictar sus clases en la Universidad. Nadie se
enteró de ese crimen y su desaparición constituyó un misterio. Los pesquisas lo mantuvieron
incomunicado ocho días en el Penal, dando tiempo a que Guevara proclamara la dictadura
Velasquista del 30 de Marzo, que desencadenó una violencia militar y policial contra las
izquierdas. Los Talleres del diario La Tierra fueron incendiados y destruidos y se apresó y torturó
a numerosos dirigentes obreros y estudiantiles. La familia Aguirre estaba desesperada y todos
pensaban que había ocurrido lo peor; mientras tanto, Guevara había ordenado que condujeran
de madrugada al ilustre raptado, hacia un cuartel que estaba frente al Campo de Aviación y a la
noche siguiente lo mandó a Talara en el Perú, sin papeles y con sólo S/. 5 en el bolsillo y una
manzana que alguien alcanzó a darle de pura caridad, pues en ocho días solo le habían
proporcionado agua. Hay que aclarar que la Policía peruana fue cómplice de esa villanía, pues
actúo de común acuerdo con la ecuatoriana.
Conducido a Lima en un bus, logró contactarse con algunos miembros del socialismo de ese país
que le dieron ropa, alojamiento y dinero. Dos meses después y solo con una tarjeta de residente
otorgada por la Cancillería peruana, pasó a Chile ilegalmente, pues no tenía pasaporte. Era
presidente de ese país Gabriel González Videla que gobernaba con el apoyo de los radicales. En
Santiago asistió a la II Conferencia de partidos Socialistas y Populares y se enfrentó con Víctor
Raúl Haya de la Torre que defendía la tesis antifeudal y antimperialista de APRA frente a la
Marxista-Leninista que sostuvo Aguirre. Luego dictó un Curso de Verano en la Universidad
Nacional de Santiago, explicativo de la Constitución ecuatoriana del 45.

A fines del 46 regresó de incógnito a Quito retornando a la lucha, esta vez contra Velasco, que
cayó el 47 víctima de sus errores políticos, cuando el Ministro de Defensa Coronel Carlos
Mancheno Cajas se proclamó dictador. A la semana siguiente los militares desconocieron el
golpe y Mancheno se retiró del poder. Entonces Aguirre se opuso a la conformación de un
triunvirato Civil de gobierno, de elementos burgueses y banqueros como Humberto Albornoz y
el dirigente Luis Maldonado Tamayo. Finalmente asumió el poder en forma interina Carlos Julio
Arosemena Tola, también banquero, eso llevó a Aguirre a reordenar sus ideas políticas,
radicalizando al Partido Socialista por los caminos de la revolución. A ese período corresponden
numerosos trabajos suyos sobre teoría marxista y dirigencia sindical.

El 50 se opuso inútilmente a la colaboración del socialismo con el gobierno de Galo Plaza. El


Partido se dividió en dos alas, la izquierdista de Aguirre que no hacía concesiones y los
colaboracionistas o ministeriales con Carlos Cueva Tamariz, Colón Serrano Murillo, Carlos
Zambrano Orejuela, Gonzalo Oleas Zambrano y Juan Isaac Lobato entre otros.

Ese año editó sus "Lecciones de Marxismo" expuestas desde el 42. El tomo I trata sobre la
cuestión económica en 318 páginas y el II sobre la Superestructura, el Estado y el Derecho. Vivía
en una antigua casona en la Cuero y Cayzedo. Los años cincuenta fueron asendereados, en
constante oposición al velasquismo y al poncismo.

Al triunfar la revolución cubana en 1959 fue invitado a La Habana donde le recibió Fidel Castro.
Posteriormente ha visitado por dos ocasiones la isla. Ese año publicó "Revolución burguesa o
socialista para América Latina y el Ecuador", obra reeditada continuamente en varios países con
el título abreviado de "América Latina y el Ecuador".

El 60 editó el I Tomo de "Apuntes para la Historia del Pensamiento Económico" tomados en


taquigrafía por su hija Lía Graciela cuatro años atrás, contiene las sociedades precapitalistas, las
capitalistas y el II los Clásicos y Marx, salió el 62. Este texto ha conocido ocho ediciones, la última
ha resumido ambos tomos en un solo volumen de 718 páginas.

Entre el 61 y el 63 ejerció el Vicerectorado de la Universidad Central durante el rectorado del


Dr. Alfredo Pérez Guerrero. La dictadura de la Junta Militar de Gobierno de ese año le canceló
por decreto, tanto del Vicerectorado como de la Cátedra en la Universidad Central. Incluso, uno
de los dictadores, el General Gándara, agente a sueldo de la C.I.A: ordenó su prisión en el
Panóptico, donde permaneció Aguirre dos meses incomunicado, su villa fue asaltada y los
militares se robaron la mayor parte de sus libros aduciendo que era material subversivo.

Una vez en libertad, creó el Partido Socialista Revolucionario Ecuatoriano PSRE con los sectores
obreros, pero se negó a ser su Secretario General, aceptando únicamente una Asesoría Política.
Los Socialistas Ministeriales se quedaron con la inscripción política y unos cuantos hasta
colaboraron con la dictadura al final de ella. El partido conoció su peor crisis histórica.
El 65 concurrió a un Congreso de la Paz celebrado en Pekín y al retornar por Roma le aconsejaron
que tome la vía Madrid - La Habana. Una vez en la capital española se alojó en un hotel pero esa
noche fue detenido por la policía secreta franquista, que lo mantuvo cinco días desnudo
totalmente y sin comer, en el interior de una mazmorra, dizque investigándole. Después de eso
lo mandaron con vigilancia y sin explicaciones al aeropuerto y lo embarcaron directamente al
Ecuador.

Cuando cayó la dictadura el 66 fue restituido por Decreto a su cátedra universitaria y construyó
una villa en la Avda. de los Shiris N° 267, en terrenos que eran de una Cooperativa de profesores,
en el sector del Batan. El 68 dio a la luz "Las ideologías económicas y su papel en América Latina".
El 69 publicó su ensayo "Imperialismo y Militarismo en América Latina" en 80 páginas,
desenmascarando a la clase militar, brazo armado del imperialismo yanqui en América. Esta obra
ha sido reeditada en Uruguay, Colombia, etc.

Ese año fue candidato único al rectorado de la Universidad Central, funciones que ejerció hasta
el 70, promoviendo la segunda reforma Universitaria que preconiza la enseñanza de la teoría
marxista. En esta etapa de su vida se convirtió en el más importante exponente del comunismo
universitario del país. Entonces nuevamente Velasco proclamó su dictadura. Aguirre cayó preso
por tres meses en el Panóptico y perdió el rectorado de la Central. "Velasco me mandó a decir
varias veces que si quería salir al exterior, podía hacerlo, pero no le acepté. Al final, fui el último
detenido en abandonar el Penal, después que liberaron al rector de la Universidad de Cuenca".

Reintegrado a su profesión de abogado, que nunca había descuidado, se jubiló como profesor
universitario aunque con sueldo incompleto, "para disponer de mayor cantidad de tiempo para
combatir al dictador con la revolución violenta".

El 73 dio a la luz "La Segunda Reforma Universitaria, selección de Documentos", en 412 páginas,
señalando la necesidad de un cambio de planes y programas de estudios. El segundo tomo
apareció en 1988 con el título de "Universidades y Movimientos estudiantiles" en 374 páginas.
Ambas obras contienen el análisis certero de un viejo y experimentado maestro sobre
problemas nacionales de fondo.

El 78 dictó una Conferencia en la Casa del Obrero, de la Federación de Trabajadores del


Pichincha, titulada "La Masacre del 15 de Noviembre y sus enseñanzas" que editó en 31 páginas,
ensayo calificado simplemente de ejemplar.

En Septiembre del 79 y para el Seminario de Teoría del Desarrollo del U.N.A.M. celebrado en
Méjico, fue estudiado su pensamiento dentro de la teoría marxista. Fruto de ello fue un ensayo
en 11 páginas. El 80 viajó a la Unión Soviética y editó "El Che Guevara, aspectos políticos y
económicos de su pensamiento" en 92 páginas con tres ediciones hasta hoy. EI 85 apareció
"Marx entre América Latina" en 200 páginas con la historia de la ideas socialistas en el Ecuador
y en general de América Latina. Además es autor de otros muchos ensayos y conferencias tales
como "Dos sistemas, dos mundos" en 266 páginas y tres ediciones. El ideario del P.S.R.E. sus
fundamentos y diferencias con los partidos comunistas del Ecuador, "El carácter de la revolución
ecuatoriana", "El problema de la razón en la concepción dialéctica del Marxismo" "La trayectoria
del irracionalismo y su culminación en el nazifascismo según Luckacs", por todo ello el Dr. Jorge
Salvador Lara le acusó de ser un sumiso teórico pro soviético.

Escribía poemas de repente y solo para descansar, pero leía mucho y trataba de estar
actualizado en todo. Tuvo grandes dotes líricos y pudo ser el gran poeta para lo cual se preparó
pero la política le desvió sus rumbos y le truncó por caminos prosaicos y pedagógicos en los que
sin embargo también triunfó. Alto, grueso, piel canela, ojos y pelo negros y lacio, hablaba
fácilmente como buen profesor y con verdadera convicción. Conservaba la novela inédita de su
amigo Enrique Terán, "Tierra de Espanto", que éste escribiera hace más de medio siglo, con un
estudio introductorio.

Falleció en Quito el 15 de Septiembre de 1992 a la avanzada edad de 89 años.

En términos generales su vasta obra constituye un avance precursor para establecer que el
término marxista no solo incluye las grandes figuras históricas, sino también a las de otros
revolucionarios que han contribuido al enriquecimiento del marxismo, de allí que su
latinoamericanización es un imperativo histórico para estos pueblos. A esa conclusión llegó
luego de examinar el fracaso de la doctrina comunista stalinista, que al ser transplantada
mecánicamente, se quedaba en el aire de las simple abstracciones, por no encajar en una
realidad como la nuestra, tan distinta. La dicha ruptura, entre la teoría transformada en
ideología y la realidad, ha acarreado numerosos fracasos. También ha preconizado en sus libros
que hay que desechar las revoluciones por etapas, partiendo de la francesa hasta llegar al
socialismo, pues no llevarán a ningún cambio permanente. El marxismo es pues, como teoría,
una vía para obtener la supresión de la explotación del hombre sobre el hombre y de unas
naciones desarrolladas sobre otras en vías de desarrollo.

Manuel Agustín Aguirre está considerado el más grande teórico marxista-leninista del país y su
influencia ha sido decisiva en la formación del pensamiento de las clases universitarias de los
años 50 al presente. Sus libros, densos, serios, voluminosos y llenos de explicaciones teóricas
fueron los únicos textos marxistas que se conocieron en aquellas épocas y siguen siendo los más
leídos hasta la presente, pues las numerosas ediciones así lo prueban. Sus "Lecciones de
Marxismo" y sus "Apuntes para la Historia del Pensamiento Económico", obras fundamentales
en las letras patrias del siglo XX, le presentan como un pensador preocupado de las realidades
de América Latina y del Ecuador, atento a los cambios complejos de la economía.

Aguirre en la teoría pura y Pedro Saad en el manejo de la realidad a través de las estadísticas,
conforman el punto más alto de la exposición científica de la ideología marxista en el Ecuador.

La única crítica que se ha formulado a sus primeras obras es que centró exclusivamente su
atención en los principios, el dogma y la teoría, en suma, en lo ideológico; sin considerar esa
teoría como herramienta de análisis de la realidad concreta ecuatoriana, de suerte que fijó al
marxismo como algo etéreo e intangible cuando debió ser lo contrario.

En lo personal era el hombre más bueno sencillo, agradable y simpático que he entrevistado.
Una especie de abuelito querendón con sus alumnos y así me vio, a pesar que ya pisaba los 50
años pero él iba para los 90 y nos separaban dos generaciones.

Tienes la muerte en los ojos,


indio pequeño, Gabriel;
cara de tierra cavada
y tristeza de ciprés. (...)
Lo trajeron de Jipiro
lo entregaron por papel;
ya le pusieron la marca
del niño Víctor Manuel...
(1) André Breton Hijo de un gendarme, nació el 18 o 19 de febrero de 1896 en Tinchebray
(noroeste de Francia). Quedó pronto marcado por las obras de Arthur Rimbaud, Paul Valéry y
Guillaume Apollinaire.

La literatura hizo que terminara abandonando la carrera de medicina, durante la cual ya fundó
la revista “Littérature” con sus amigos Louis Aragon y Philipe Soupault.

En ella público el escritor sus primeros textos automáticos. “Los campos magnéticos” y “Monte
de Piedad”, y sus primeros poemas.

Poco después inició su colaboración con el fundador del dadaísmo., Tristan Tzara, pero esta no
duró mucho tiempo y del nihilismo Bretón pasó a la exploración del automastismo y al estudio
del inconsciente freudiano, a cuyo descubridor conoció en Viena, en 1921.

En 1924 escribió el “Manifiesto el surelismo” y en su intento de cambiar la vida, él y sus amigos


decidieron comenzar una militancia en el Partido Comunista que concluyó, definitivamente,
hacia 1935.

Entre sus obras más conocidas figuran “Nadja”, “Los vasos comunicantes”, “Punto de día” y los
poemas “El aire del agua” y “L’amour fou”.

Para este amante de los viajes, que recorrió México, Canadá, las Antillas, Estados Unidos o las
españolas Islas Canarias, el mundo de lo oculto empezó a ejercer una gran atracción a partir de
1946.

En torno a estos nuevos temas de inspiración escribió “El arte mágico”, “Signo ascendente” y “El
surealismo y la pintura” en los años anteriores a su muerte, ocurrida el 28 de septiembre de
1966.

Autor de la biografía: Rodolfo Pérez Pimentel, tomado de su Diccionario Biográfico del


Ecuador.

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