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WALTER ULLMANN

PRINGIPIOS DE
GOBIERNO Y POLITICA
EN LA EDAD MEDIA

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BEVISTA I'E OCCIDENTE
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La <<Bibliotecade Política y Sociología>>de l¿ Revista
de Occidente uiene olreciendo al lectot de lengua española
un conjunto de obras que, al niael del tiempo presente,
siruan para orientarle en la realidad política y social. Trata
con ello de inlormarle sobre los lenómenos surgidos en
nuestra época y de darle a conoccr naeaas perspectioas de
aquella reolidad, deriaadas de la aplicación de nueuos mé-
todos y conceptos, en ocasioftes elaborados por otrus disci-
plinas cono la economia, Ia bistoria y la psicología. De acuer-
do con el carácter ecuménico de! tiempo actual, no limita
su borizonte a Occidente, sino que incluye también, en la
medidc de lo posible, obras relerentes a las ideas y, en
gexeral, a las estructuras politicas de otras culturas u otros
tietnpos, no solo por eI interés que puedan encerrar en sí
mismas, sino tatnbién como silpttcsto para conocer los cuer-
pos históricos a los que los acoiltecimientosde los últimos
años han conuertido en suietos uctiuos de la política. En
-que lrala de seruir tanto al hom-
sutno, estn <<Biblioteca>>
bre calto como aI estudioso de los tcmas políticos y socio-
lógicos- se colnpotxe de uno Colección Major y una Co-
lección Minor en lunción de la ¿'xtensiónde cada obra.

Los EuronEs.

Véase la relación de tftulos aparecidos,al final de la obra.


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Traducido al español
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Ediciones de la

Reoisto de Occidente
Bárbarade Braganza,12
L i t t o r r r r r t c i t i r rt l c S r r n I : t l r ¡ ¡ r r t l o l. ¡ \ l r l ¡ . ¡ . \ , ¡ n l , l r , r r , l , , . MADRID
t o f o n a < k l s o s t c l r i c l t t l ot l t c l l r r r S r r n l ) r . t l t ¡ l o ( . u r ( 1 , ,l , l
( ( ) l ( ) t t i r ' , r b i s ¡ r o s t . n l l t t l r )c n . r \l t , r , l , 1 , , r ,
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7 ,.i;i:,Íü74
Traducción de la versiónen inglés publicada en 1961 bajo el título
Princíples of Government and Politics in the Middle Ages
por <<Methuen & Co Ltd.>, de Londres.

C) 1961by Walter Ullmann


@ Editorial Revistade Occidente,S. A. Madrid (España),l97l

deantesy abora.
A misalumnos

Depósitolegal: M. 5.727- 1971

Printed in Spain-Impreso en España


por TalleresGráficos de Ediciones Castilla, S. A.
Maestro Alonso, 23. - MADRID
Jndice
Abreviaturas l)
P¡efacio r5
Prefacio a la segunda edición 19
Advertenciadel t¡aductor 2l

Introducción

/rr, y descendentes
.on..O.iones ascendentes acercadel gobierno

PARTE I: EL PAPA
1. Introducción
El .bistoriadory el papado de la Edad Media. Las exigenciasde un planteamiento
histórico correcto. La naturaleza de las fuentes. Los archivos. La evaluación
de las fuentes 3i

2. Los lundamentos

La tesis de la preeminenciadel papa. La totalidad del cristiano. El concepto


de, Iglesia. Su naturalezasocial. Los requisitos previos pata el eiercicioáel
gobierno: scientia y potestas. El lenguaje del derecho. El modelo lornano.
EI principio de la sucesión.La concepciónde León I. La carta de Clemen-
te I. Su significación. El principio de ordenación ierárquica. El papa como
elemento exterior a la Iglesia constituyendo un stdtus fer se. La- sépanción
del oficio de la persona.La tesis derivacional.El viéariato de Cristo. El
principio monárquico 37

J. El príncipe secular y eI derecho papal

La auctoritas papal. El principio de la gratia. El principio mediador. Los ejem-


plos proporcionadospor los documentospapales.Gracia y des-graciapapales.
La posición del príncipe secular. Los fundamentos paulinos. La función
auxiliar del rey. El pdncipio de Ia división del trabaio. El principio del
bien público (atilitas pablica). El conceptode justicia. El de¡echo.Legislación
papal y teología. La idea de soberanla. El papa como monarca universal.
Naturaleza del detecho papal. El principio de utilidad. Deposición de un
rey. Excomunión de un tey. Deposición de un obispo. La instalación de
los reyes pot los papas. El apoyo de los príncipes a las órdenes del papa.
Algunos ejemplos del ejercicio práctico de las funciones papales 61
Ind.ice 11
10 Indice
en telación con los ptincipios de gobierno. La comunidad del reino. Bracton.
Análisis de sus puntos de vista. Su gubernacalum y jurisdictlo. El concepto
4. Eaaluación de los principios papales de C,orona. La Cotona como unión jurldica. La declaración de 1108. Los
conflictos entre Rica¡do II y el Parlamento.El concepto de prerrogativa real.
Evaluaciónde los principios papalesde gobietno. Las posibleslíneas de opo- El juramento de coronación en el siglo xrv. John Fortescue. El gobierno
sición, Los pactos electorales de los papas. El problema de hos temporália inglés se c^racteriz por un regimefi /egdle et politicam r55
y spiritadlid. La reacciónpapal a Ia-oposición.-El antiguo contrastá entre
anirnd y corpus. Las Constitucionesde los Apóstoles e-Inocencio III. pe-
trinologfa. Fe y Derecho. EI dualismo de loi opositores a los princioros
papales. Federico II. El concepto cambiante de-la lglesia. 4. La realezateotática en Francia
-y La iropiedad
del clero. La inconsistenciade la oposición imperial real. La'variedad Los ptincipios ftancesesde gobierno comparadoscon los ingleses.La curia rcgis.
de los criterios acercade Ia relación entre oficib y pé¡ron". El punto de
Su composición. El H6tel du Roi. El principio inquisitorial de los procesos
vista objetivo suplantadopor la evaluaciónsubietiva'.La imitatió Cbristi. judiciales franceses.La protección del reino. Introducción de la Inquisición.
La originalidad de los principios papales.Comparaciónentre los principios
I-ns pays de droit coutanier y los pays de droit écrit. El derecho romano en
lclesiásticos y políticos. La tázón de la ineficaiia del gobierno papal en el F¡ancia. Los legistas y su influencia. Los cas loyaux. La religion royale. El
Otiente. La mzÁn de su éxito en Occidente 91 rex christianissimus.El reflejo de los principios mnstitucionales en las cere-
monias de coronación. Notables diferencias entre las coronacionesinglesa y
francesa.El rey es emperador en su reino. Beaumanoir, contemporáneo de
PARTE II: EL REY Bracton. Paris communis patria. Asambleas de estados. La función del rey
expresadaen.el conflicto de Felipe IV con el Papa. La interpretación de la
a' L La realezateocrálic¿ lex regia. La liberación de las fuerzas populares. Realezafeudál en Inglaterra
y realezateocrática en Francia 197
El rey por la gtacia de Dios. La rcaleza teocrática v Ias formas descendenres
de gobierno. El tl3sfondo paulino..La fórmula dé la gracia real. Gracia y
des-gracia realFs._El vicario real de Dios. Derecho pópular (Volksrecbt)
y detecho real (Kónigsrecbt). El principio de concesiónreal. El conceDro X PARTE III: EL PUEBLO
de Mant. La paz del rey. El rey nó forma parte del pueblo, sino quc cons- / .+.--.

tituye un status per se. Ejemplos de la teocracia reai en las ceremóniasde 1. Asociacionespopulares
coronación.!,1 principio de Ia sujeción al gobierno y al derecho reales.
El súbdito (Untertan). La ausenciade ciudad=anos. ¿Dónde reside el noder Manifestacionespopulares. Los estratos <infetiores>>de la sociedadmedieval. El
-traición(i¡ititas publica). Él cri-
en caso de vacante? El principio del bien público sentimiento comunitario. La asociación o grupo. C,omunidadesde aldea.
,nen de lése maiesté.E[ conceptode alta ... ... .:. ... ... ... ... 121 Ciudades. Uniones libres. La adhesión de las masas a algún programa par-
ticular. Las sectasherejes.Los Frailes. Las Cruzadas.La educacióndel pueblo
laico. Las escuelasde derecho. La ausenciade teorlas populistas 219
/ 2. Limitaciones de la realezateocrática

El examen de la teocracia,,real pura. Su debilidad. El ungimiento. La nega- 2. Hdcia el populisno


ción del carácter indeleble al ungimiento real. La ceremónia de coronacién
y el papel de los obispos.El elementode Reconocimientoen la ceremonie
Aristóteles.Su naturalismo.El Estado. Su Política. Dificultadesde asimilación.
de coronación.Las eleccionesreales.El oficio real v el oficio eclesiástico. Los conceptosde naturalezay de derecho natural. Graciano. San Agustfn. La
La faka de inmunidad ante las agresioneseclesiásticás l4j nueva otientación ilustrada por Guillermo de Auxerre. La significación de
las nuevas enseñanzas. Santó Tomás de Aquino. Su síntesis.-El principio
de naturaleza dentro del sistema tomista. El-conceoto tomista de himanitas.
3. La realezaleudal en Inglaterra Gracia y nattraleza. El principio de la doble oráenación de las cosas. El
buen hombre y el buen ciudadano.El Estado dentro del pensamientotomista.
La función feudal del rey. El feudalismo y el gobierno medieval. El rey cono La nación. La nueva ciencia: la polltica. El ciudadano v el cristiano. El
gobernante teoc¡ático y como señor feudal. La repudia del contrato feu- regimen politicun. La democracia.'Lacioilitas tomista. Lá fecundidady la
dal. La doble función del rey medieval. El afianzamientode la paz debido flexibilidad de los principios tomistas. Dante. Su fundamento tomista. Su
al tey Entique II. La jutisdicción ciminal en manos del rey-teocrático. dualismo de gobierno. Hunanitas y Christianitas. Naturaleza y nación. Las
El ejercicio de la uoluntas real por parte del rey Juan. El <debido proce- diferencias entte derecho y gobierno condicionadaspor los diferentes facto-
dimiento legal>. La fundamentación en el derecho romano. La sienifiéación res geográficosy climáticos. Juan de Parls. Lo natural y lo sobrenatural.
de las Leges Anglorun. Su objetivo. El decretc feudal de Conraáo II. La La diferencia entre derecho y motal. La aoluxtas popali. El papel atribuido
oposición a Juan por partc dc los barones y los problemas consiguientes. al pueblo. El detechonatural y el papado.La impottanciade Juan de París.
La Carta Magna. Su esencia.El derecho de la tierra como derecho feudal. Revisión de los principios pre-marsilianos.Marsilio de Padua. Su ciuitas.
El subsecr¡entecommon ldw como el tercer gran sistemaeuropeo de derecho. El derecho natural. El legislador humano. El pueblo. Soberanla de pueblo.
El Estatuto de Merton. El contenido feudal de \a Cata Magna y su aparien- La esencia de la ley como preceptatn coactiaam debido a a voluntad del
cia teoctática. Las dificultades de Ia penetación del derecho romano en pueblo. La Constitución (forma). El gobierno. La ¡atualeza del derecho
Inglaterra. La cláusulade seguridadde la Carta Magna. Sus consecuencias
72 Indice

85

). La soberaníalegislatiua del pueblo


Abreoiaturas
Los_juristas y el derecho romano. El derecho consuetudinario. Los usos popu-
-de
lares. Las ciudades republicanasdel norte de ltalia. La importancia
Bartolo. Su yuxtaposición del consentimiento expreso y tácito del pueblo.
La soberaníalegislativadel pueblo en el pensamientoáe Bartolo. Él prin- Ann. Annales
cipio de representaciónen Bartolo. El Estado. El concepto de ciudadánía.
Ciudadanla adquirida y natural. Comparación entre Bártolo y Marsilio. 281
4..S. Anglo-Sajón
B.R. BullañamRomanurn, ed.Turín, 1858,y ss.
Chron. Cbronicon;Chronica
4. Aplicaciones e implicacionesdel populismo C.S.E.L. Corpasscriptorumecclesiasticorum Iatitoram
El movimiento conciliar: aplicación de los principios populistas, en especial de D.; D.D. Diplorna; Diplomata
los de Bartolo y Marsilio. El catácter iurídico de este movimiento. Los E.H.D. EnglisbHistoricalDocurnents,ed. generalD. C. Dou-
principios de gobierno expresadosen é1. El encumbramiento de la Univer- glas(Londtes,1953)
sidad de París. Las diversas ideas acerca de derecho y ley. Consecuencias E.H.R. Englisb Historical Reaiew
de ello para los principios gubernamentales. Las escuelasde derecho y la
variabilidad de las ideas acerca del derecho v Ia lev. H.Z, H istori sclte Z eitschrilt
-SuEl concepto variable
de justicia. Los escritorespopulistas. Su diiusión. alcance.La libera- I T.S. Journal of TheologicalStudies
ción del ciudadano. El hombre y el cristiano, La lex regia. La utilidad del L.dL. Libelli de Lite
derecho romano. Los cambios ocuridos en el campo literario. Las Vitae. Liebermann F. Liebermann,Die Gesetzeder Angelsachsen (Halle,
La historiografía. El ¡etrato y la escultura. Los Éambios que ocurrieron
del siglo xIIr en adelante..Bocaccioy Petrarca. El Renacimiento.El re-
1903-r916)
descubrimiento del Hombte, El subjetivismo. I¿ oia moderna 289 LL. Leges
r.Q.R. Lato Quarterly R.euiew
Indice de ¡ombres y materias 309 L.T. E. C. Lodgey G.A. Thornton,EnglishConstitutional
Documents 1307-148 5 (Cambridge, 1935)
Nota acercade la ilustación: M.A. Edad Media; Middle Ages; Moyen Age; Mittelalter
Mansi J. D. Mansi,Sacrorumconciliorumnouaet amplissina
Estas ilustracionesDertenecena MS. Ee.3.59, Biblioteca de la Universidad collectio
de Cambridge (La vida de San Eduardo, confesot). Para más detalles, M.C. CartaMagna
cf. M. F. James,La esto¡ie de saint Aedward le Roi (Edición facslmil hecha
para Rosburghe Club, Oxford, 1920). Ambas ilustaciones se teproducen MGH. A.A Monamenta GerrnaniaeHistorica: Auctores Antiquis-
con permiso de los Síndicosde la Biblioteca. simi
MGH. Cap. MonumentaGermaniaeHistorica: Capitularia
MGH. Concil. MonamentaGermaniaeHistorica: Concilia
MGH. Constit. MonumentaGermaniae Historica:Constitutiones
MGH. Epp MonumentaGermaniae Historica:Epistulae
MGH. Form. MonumentaGerrnaniaeHistorica: Formulae
MGH. LL. MonumentaG erntoniaeHistorica: Le ges
MGH. SS. MonumentaGermaniaeHistorica: Scriptores
M.P. \7. Ullmann, Die Machtstellungdes Papstuntsint Mit-
telalter (Graz-Cologne,1960) (edición alemanarevi-
sadade P. G.)
P.EM, F. Pollock y F. \v/. Maitland, History of English
Law,2.^edición(Cambridge, 1923)
P.G. \1. Ullmann, Tbe Grouth ol Papal Gouernmentin
tbe Middle,Ages(Londres,1955).
14 Abreuiaturas
P.L. J. P. Migne, PatrinologiaLatixa
P.U. Papsturkunden
Rayn. O. Raynaldus,Annales ecclesiastici, ed. A. Theiner
(Bar-le-Duc, 1868y ss.)
R"g. Register
R"g. seguido de Ediciónde los registrosde algúnPapainrporrante
?refacio
he-
números aúbi- cha por la É,coled'Athénesei d, Ró*"
gos y precedido
del nombre de Diversas circunstanciashan contribuido a la escritura de este libro. Ha
un Papa surgido en parte de mis leccionesen la Universidad; parcialmente se basa
R.N.I. RegestamInnocentii III popaesupet negotioRomani en comunicacionesdirigidas a asociacionesacadémicasen conferenciasdic-
itxperii tadas aquí y en el extranjero, y en parte recoge los resultados de mis in-
R.S. Rolls Series vestigacionespublicados a uavés de los años en una serie de revistas,
Rymer Th. Rymer,Foedera,ed. Londres,1816 Festschriften, libros-homenaje, participaciones en celebraciones de aniver-
.t.8. Sitzungsbericbte sarios, etc. Muchas personasme han animado a dar a conocer a un público
.t.c. \tr7-Stubbs,-Select Cbarters,ed. H. \ü. C. Davis, 9.. más amplio los temas antestratados.
edición(Oxford, 1948) El contenido de la obra consiste en el análisis del gobierno -y por
U.B. Urkundenbuch consiguiente del Derecho- en la Edad Media. Dicho análisis se refiere a
VI Liber Sextus aquellos factores y elementos susceptibles -por así decirlo- de ser abs-
X Liber Extra traldos del propio proceso histórico. Trata de dilucidar aquellos principios
Z. Zeitschrilt básicos sobre los cuales funcionaban los gobiernos medievales. Tales prin-
cipios continúan estando, ahora como entonces, fuera de la contingencia
Se considera Sug
!1s demás abreviaturasse explican por sí mismas. histórica. La abundanciaactual de material asequible,tanto de fuentes di-
Las referenciasbíblicas pertenecen al texto de la vuigataLatina. rectas como de literatura de segundamano, invita a emprender una labor
de este tipo. Además, dado que en el período medieval gobierno, derecho y
jurisdicción se encontrabanvinculados mutua e fntimamente, el método aqul
adoptado comparte los métodos aplicados en ambos tipos de conocimiento:
histórico y jurídico. La tentativa de combinar estas dbs ramas del conoci-
miento debería considerarse,cuando menos, como satisfacciónparcial a la
exigencia que implica la observación de las instituciones medievales desde
su propia perspectiva. El contenido de la ciencia del Derecho consisre, como
observó Maitland alguna vsz, en <los resultados actuales de la naturaleza
humana y de la historia>>,y en su aspecto público la historia de la Edad
Media es, en gran parte, la historia de sus leyes e instituciones gubema-
mentales. Separarlos, aislar al Derecho de la historia medieval equivaldda
a desconocet uno de los más fundamentales principios del periodo. I¿ ter-
cera y última parte del libro trata de responder a las siguientes cuestiones:
cómo se sustituyeron las formas típicamente medievales de gobierno; qué
factores favorecieron su decadencia; por qué razones el propio pueblo -al
menos en teoría y en parte en la práctic¿- yi¡6 a ocupar el lugar de la
monarquía teocráticaen la Baja Edad Media, y por qué y cómo el horizonte
medieval se convirtió en el que hoy nos es más familiar.
Solo quien haya intentado ocuparseanallticamente de temas históricos
puede comprendet las dificultades que rodean al investigador. Asl, a pesar
de que me doy perfecta cuenta de los peligros que entraña esta labor, creo
16 Ptelacio Prelacio 17
que el intento vale la pena, porque este método puede capacitarnospara
ciación histórica correcta. Así se comprenden directamente los términos en
comprender mejor el proceso histórico, al analizar qué principios generales,
su clata, ptecisa y contemporáneaforma latina; una traducción solo habtía
aspectoso puntos de vista, etc. -y sobre todos ellos el Derecho-, han
diluido y oscurecido la significación oríginal, y, lo que es peor, habúa
sido el motor de las acciones gubernamentales. El que en un momento o
llevado en sí el peligro de hacer ver las cosasdesde una perspectiva a-his-
en un lugar dados se haya modificado, aplicado en cierta forma o hasta
tótica. Las citas i. hun extraído -en la medida de lo posible- de docu-
ignorado uno u otro ptincipio general, es de mucho menor importancia
mentos emanadosde los propios gobiernos.No se han dado más textos que
que la validez general del principio en sí y su repercusión histórica. En
los necesarios,dados el álcancey fines de la obra. El número de notas de
vista de que este libro se refiere a los principios generales que pueden ser pie de página se ha reducido al mínimo (1o que pareceun,ejercicio de auto-
absuaídos del proceso histórico, 1o particular, lo individual, lo excepcional,
negación),ya que solo las he puesto cuando pudieran ser de ayuda al lector,
ni puede ni debe encontrar lugar en é1.Me inclinarla a pensar que esta com-
cuándo el asunto en sí necesitaba7a nota o cuando era necesariala veri-
binación de métodos -histórico y jurldico- podrla ser de alguna ayuda
ficación. El que ^o aparezcacitado algún trabajo o fuente en particular no
para el estudioso de la historia medieval, pues quizá en ninguna otra época
significaabsolutamenteque me seadesconocido.
haya sido de tan crucial impottancia la idea de principio -y, €D consecr¡en- He recibido ayuda estimulante y observacionessugerentesde muchí-
cia, la Autoridad, con todas las detivacionesque le son inherentes- como
simas personas; asimismo me ha sido provechosala discusión con muchas
en la Edad MeCia europea. Indudablemente, la comprensión de este hecho
otras de los numetosos asuntos aquí üatados. Si los nombrara a todos la
no resulta muy fácil al hombre actual, como puede confirmarlo cualquiera
lista sería formidablemente larga. Lo que sí puedo hacer es dar las gracias
que posea alguna experiencia en la enseñanzade temas medievales. Pero
a todos mis amigos y colegasen esta Universidad, en este país, en el con-
sin conocer las premisas y supuestos-f¡ssus¡¡srnente apenas esbozados
tinente y en América, con los cualeshe tenido el ptivilegio de cruzar ideas.
en lo que a la Edad Media se refiere-, sobre las cualesdescansabanlos ac-
No quisiera, sin embargo, omitir mi especial agradecimientohacia los nu-
tos del gobierno medieval, es imposible penetrar con éxito en la textura
merosos colegasque a través de los años me han enviado sepatatasde sus
del período, en razón de que, a mi parecer, el hombre de hoy carece de
trabajos y, en muchos casos,hasta ejemplares de sus libros: sin duda, no
Ios elementos esenciales y vitales para ello, los cuales constituyen un re-
necesito explicar cuánta ayuday estímulo he encontado en ellos. Quisiera,
quisito previo paru la comprensión de la historia de la Edad Media. Quizá
no obstante, mencionat los nombres de dos personasa las cualesestoy muv
no sea necesa¡iollegar hasta el extremo de un distinguido historiador de la personalmente agradecido: se trata de Dom David Knorvles,,miembro de
presente genetación, que afirma que <<laesencia de la historia está fuera
Peterhousey profesor Regiusde Historia Moderna, y de Mr. Edward Miller,
de los hechos de la propia historiar>,pero lo que sí parece indiscutible es
miembro de Saint John's y profesor universitario, quienes muy amable-
que los hechos históricos están condicionados y determinados por principios
mente se han prestado a leer los boradores de grandes trozos del libro:
y concepcionesque, por otra parte, pertenecen también a dicho orden his-
el primero, delos telativos a asuntos doctrinales, y el-otro, de los relacio-
tórico: el que su naturaleza no sea de carácter fáctico solo viene a probar
n"áos con la rcaleza.Me han hecho sugerenciasde mucha ayuda y estímulo,
que las accionesy los hechos son simples síntomas de ideas y principios
y a ambos quisiera manifestar de nuevo mis más cálidas gracias por la
fundamentales.
auténtica muestra de amistadque me han brindado'
Uno de los insrumentos que he utilizado en este análisis ha sido La dedicatoria aspira a expresar un reconocimiento de otro tipo: vir-
el proporcionado por la semántica, porque estoy convencido de que consti-
tualmente, todos los aspectosaquí expuestoslos he tratado antes con mis
tuye un medio al que corresponde un gran papel en investigaciones de este
alumnos en el curso de mis labores académicas.Solo yo puedo saber, en
género. Hoy día, ciertamente, no se justifica 7a utilización de la semántica,
última instancia, cuánto les debo; cuánto me han ayudado, sin saberlo; qué
pues el significado de las palabras en los documentos oficiales y constitu-
gran estímulo han sido en mis seminatios, clases, supervisiones, etc., a
cionales es muy preciso. Pero por su propia naturaleza, los documentos
iravés de sus discusiones,escritos, ensayosy -en el caso de estudiantes
son testimonios escritos en los que la palabra se utiliza como vehículo para
investigadores- a través de sus propias publicaciones. Es un deber de
expresar las ideas. Cualquiet análisis del pensamiento con ptetensiones de concienciareconoceresta deuda dedicándolesel libro.
validez tiene, necesariamente, que ceñirse al significado de la palabra en fJna vez más quiero agradecera mi esposa las infinitas molestias que
un texto dado de una determinada época. Esta aplicación práctica de la se- Ie ha causadosu ftato con el texto.
mántica puede ser consideradacomo motfologla interna, a la que crecien-
temente se reconocecomo instrumento necesarioen la investigación histó- \7. U.
rica. En parte, por este motivo, he creldo conveniente no traducir, en la Cambridge
medida de lo posible, los textos exraídos de las fuentes, y por ello he con- de L960
15 de nouiembre
servado las mismas palabras, 1o cual me parecla necesariopara una apre-
2
Prdacioa la segunda
edición

Con el fin de evitar el gran aumento de costos que hubiera supuesto


un nuevo montaje del libro, he adoptado Ia idea de poner un (n) al mar-
gen del texto y de las notas para informar con ello al lector que podla
encontrar material adicional en el Apéndicet. Solo he añadido aquellos
aspectos que me patecían esenciales para úna mejor comprensión de los
tópicos en cuestión. Una vez más quiero dar las gracias a los muchos ami-
gos y colegas que me han enviado sus libros, así como reproducciones
de sus ttabajos.
'üü.
u.
Trinity College
Cambridge
Navidad 1964

t En la versión castellanahan sido incorporadas a los capltulos respectivos todas


las notas del Apéndice a que el autor hace referencia. (N. del T.)
Adoertencia
delTraductor

El contenido de este libro plantea al traductor la necesidad de ce-


ñirse estrictamente al sentido cle los términos utilizados en el análisis
de la realidad y el pensamiento político medievales.Tal necesidadse
manifiesta particular v fundamentalmente en la maducción de términos
tales como goaernmentdl,oflice, ollicer, lata, legal, populist. Gouernmental
ha sido traducido fielmente corno <<gubernamental>>, aunqlre en algunos ca-
sos parecía haberse adecuado mejor el vocablo <<político>> ( goaernmental
principles, goL,erflnxentalconceptions, gouernntcntal institutions, etc.) pot-
que tal como el mismo autor expÍesa(parte I, cap. 4) ni el término ni la
realidacl <,política>>
fueron estrictamentr:precisadosy conocidos en el occi-
dente europeo antes del siglo xrrr. En consecuencia,cuando \X/. Ullmann
se refiere a Ia realidad política anteriol a dicho siglo prefiere hacerlo uti-
lizando el término gouernmental. La palabra oflice ha sido traducida por
<<oficio>>,
y su derivada ollicer por <<oficial>>;como el mismo autor señala,
en Ia época medieval la idea de oficio estaba consustancialmenteligada
a la concepción descendentedel gobierno y del derecho cuya mejor ex-
presión fue la del gobierno papal de la Edad Media. Las palabras <(cargo>>
o <<funcionario>>, o <(portador de cargos públicos> que también hubieran
podido servir para el caso, están más vinculadas a la realidad administra-
tiva del Estado moderno. El término law, cuya utilización en inglés pue<le
referirse tanto a la <<leyr> como al <<derechoobjetivo>>ha sido traducido
tomando en cuenta el sentido del texto, unas vecescomo ley y otras como
clerecho. La palabra inglesa legal, íntimamente vinculada a ia'anterior law
ha sido traducída adoptando un criterio semejantc: unas veces como <<ju-
rídico a>>y otras como <<legal>>. En la tercera parte del libro Ullmann se
dedica al estudio de los movimientos populares y sus manifestaciones en
la Baja Edad Media, y p^ra definirlos utiliza los vocablospopulism, po-
pulist con un sentido limpio de toda la significaciór-rpolítica que poseen
desde el siglo xrx. Hemos utilizado las mismas palabrasde raíz Iatina en
la versión castellana:populísmo,populista. Otros términos como Common
lau, Chiel Jnstice no han sido traducidos porque su expresión inglesa
originaria resulta suficientementeconocida y porqrle su versión castellana,
en esecaso,no darla mayor precisión al concepto.Por último, hemos echado
mano muchas veces del vocablo <pontífice>> -no utilizado por Ullmann-
para no repetir demasiado el de <<Papar,(pope) con el objeto de hacer
más ágil la versión castellana en aquellos párrafos clonde se repetía la
misma palabra.
G. S.
INTRODUCCION

Las concepciones y descendentes


ascendentes
acercadelgobierno

Todo sistemajurídico se halla en estrechísimarelación con las ideas,


objetivos y fi¡.t dé Iá qqciedada la cual se van a aplicar sus preceptos.Ll
"éIñ;rumAib que traduce estas ideai v fines már o menos
soti..no ;r
indefinidos en el lenguaje preiíso del derecho, alcanzandoasí, o intentando
hacerlo, el fin y el objetivo de dicha sociedad. El derecho posee carácter
diferente en_uqa ¡ociedad comunista y en una sociedad capitalista; lo
mismo sucede en el caso de una sociedad budisiá, distinta de las dos
anteriores y de una sociedad cristiana, etc., etc. flurante la Edad Media
europea el criterio dominante había sido el proporcionado pot la cosmo-
loeía cristiana: el Dunto de vista uistocéntrico dominaba-en todái lai
cla¡eTde la ócledaá desde el villano más bajo hasta el rey o emperador
más poderoso, lo cual explica la compenetración de los gobiernos medie-
vales y sus sistemasjurídicos con la temática cristiana.
En la actualidad se reconoce cada vez más el hecho de que -el proceso
histórico medieval fue abrumadoramentecondicionado y determinado por
el derecho. La estrecharelación entre derecho e historia en la Edad MádA
és 1o que hace imposible contemplar la verdadera naturaleza de los con-
flictos históricos de aquella época si no se reconoceen principio que, al
mis¡qo tiempo, se trataba de cuestionesjurídicas.Bien sea que se tratc de
la Querella de las Investiduras, o de los dramáticos conflictos entre papas
v emperadores,de las disputas entre Becket y Enrique II, de los conflictos
constitucionalesentre el rey y los barones inglesesen el siglo xrrr, o de los
concilios que discutían acerca de la autoridad del papa, es evidente que
la constante subyacente en estos y otfos conflictos medievales la consti-
tuían temas de derecho y jurisdicción. Sería bastante accrtado decir que
la historia medieval, en su esfera pública, estaba influida por e1 derecho
y se resolvía en él porque tal derecho era el vehículo a través del cual
se ejercía el gob-ierno.Gobierno liderecho estuvieron siempre tan íntima-
mente unidos que, contemplados desde ángulos diferentes, parece como si
fueran la misma cosa. Como ha dicho Maitland en cierta ocasión, <<enla
Edad
- Media el derecho era el punto de con-lactoentre la vida y la lógica>.
Péro, ¿qué; o guien éi la fuente del derecho? ¿Quién ei ese guber-
nator capazde creado y formularlo como regla de acción coercitiva? ¿Qué
.'.1 I nlrodacción Introducción 25

l,t l.,rrrr,¡.'r't.'
cn vinculatorio? Estos interroqantesse fefieren, ni más ni Ia concepción Cescendente:el oficio, en sí, es de origen divino porque ha
nr('r)()s, rr l,r locrrlizacióndel poder originario. La determinaciónde la sede sido instituido por Dios. En consecuencia,dado que todo poder reside
lr¡.inrrrriir <lc jurisdicción,es decir, del poder y la competenciade creación en la divinidad -todo ooder viene de Dios- puede llamarse teocrática
irrrítlicrrCrrns¡i¡¡rr.,para la Edad Media, el problema de identificar10 que a la concepción descendente.La característicade ella es 7a oolanTis prin-
lro¡' lf '¡¡¡"¡''¡mos soberaníapolítica. ¿Dóndé reside el poder de crear la ley, cipis;Ia de la ascendente,Tat¡ol,untaspogtiL Una es el reverso de la otra.
¡1 -¡¡s¡¡d6 la terminologia de Ia antígua Roma-- 7a potestas condendi le- San Agustín nos ha brindádo una definición clara de la concepción des-
gcs? La localización de este poder revelaría asimismo la incógníta acerca cendente del gobierno y del derecho'.
cle su origen.
Estos interrogantes no son, indudablemente,exclusivosde la Edad Me- Ipsa jara humana pet iruperaÍores et reges saeculi distribuit Deus
dia europea: han sido una constante en la mente del hombre una vez que generi humano.
éste penetra en el escenariohistórico de moclo reflexivo y pensante. Pero
si nos citcunscribimos a1 período medieval enconüamos en él dgrsconcep- La localización del poder, bien sea <<arriba>>o <<abajo>>imprime su ca-
ciones diametralmente opuiestassobre el gobierno y el derecho: úEahdaá, rácter y da su aspectoal periodo histórico de que se trate. En efecto, den-
tan opuestas, que la una excluía a la otra. Tertiurn ftofl datur. Ambas tro de la historia europea parece que hubiera habido, si no una lucha
tuvieron vigencia, a pesar de que a veces la una predominaba sobre la abierta. al menos una rivalidad competitiva entre ambas concepciones.No
otra, y viceversa. obstante,en sentído amplio, se han-ido sustituyendoen ,u..rión cronoló-
t-* Existe la ccncepción ascendentedel gobierno y del derecho según la
cual el poder de crear el derecho debe ser adscrito a Ia comunidad o
gica. Eo 14 '-[o4a rep_qblisanaencontramos en su forma pura la tcsia.aq-
cg¡-{ente del gobierno y del derecho, según la cual los magistrados reci-
populus -no nos interesa aquí dilucidar la composición de este, quien bían su podet de los ciudadanos.Los últimos eran el órgano supremo, los
pertenecía a éL y euien ¡6- que 1o elabora utilizando los instrumentos domina; los primeros eran sus servidores3. Esta concepciónpopulista cedió
adecuados:el poder se concentra en el pueblo mismo, de modo que puede su lugar al grincipado, en el cual los magistados sustituyeron a los antiguos
hablarse de derecho y poder gubernamentalesemergentes o ascendentes. ciudadanos en gna jerarquía que culminaba en el propio emperador. Con
La autoridad gubernamental y el derecho asciendendesde la ancha base la adopción dél cristianismo, el ptincipado, a su vez, cedió el lugar a la
de la pirámide. Cualquier poder que resida en los órganos de gobierno, plena concepción descendente(teocrática) que comenzó a ser una realidad
o que tengan estos para crear el derecho es, en última instancia, atribuible en la doctrina y el orden jurídico desde el siglo rv en adelante, alcanzanáo
al pueblo quien, por tazones de eficacia ptáctica, ha otorgado poderes es- su apogeo con Justiniano y permaneciendocomo fundamento del gobierno
pecíficosa órganos específicosdutante determinado período de tiempo. Los en el Imperio Bizantino durante todo el milenio de su existencia.
órganos son responsablesante el pueblo. La idea de representación,es Dentro del ámbito de los pueblos germánicos encontramosun proceso
decir, de que los portadores de cargospúblicos representana la comunidad similar. Poseemos el testimonio de Upito, quien dice que las pequeñas
y actú,anen su nombre, está vinculada a este criterio ascendente.Esta con- comunidades de una tibu, los uici, se unían para formar el pagus, a la
cepción del gobierno y del derecho, debido a su carácter popular, puede vez que la asociaciónáe pagi constitula el pop1lus. La asambleapopular
también ser llamada populista. .e_k$Arg/ entte aquellos que eran nobles de nacimiento.T^démás,Tácito
. -, En oposición a la corr_cegct_ó¡-¿scendente- del gobierno y del derecho, anaoe que
tenemos la corrcepción€lescenclenter,segúrnla cual la autoridad guberna-
mental y la competencia pata la creación jurídica desciendende un órgano nec regibus inlinita aut libera potestas et duces exemplo potius
supremo: el poder se distribuye <<haciaabajo>>,también en forma de pirá- qaam imperio... praesunta.
mide, pero de tal manera que cualquier poder que se encuenfte en la
base de ella no constituye -como en la concepciónascendente- Lrn poder En otro lugar expresa que al rey o príncipe se le escuchaen la asamblea
originario, sino derivado de <<arriba>>. Este órgano supremo en el cual se <<autoritatesuadendi magis quam jubendi potestate>.Pero aún así, esta rea-
localiza todo poder y que lo distribuye <<haciaabajo>>es Dios mismo, leza, basadaen la voluntad popular, parece más bien haber sido la excep-
quien nombra un vicario en la tiema; de hecho, es el vicario quien posee ción que Ia rcgla 5. Sin embargo, cualquiera que hubiera sido Ia forma que
la suma total de podet derivado de Dios. En sentido estricto, la idea de prevaleció, se tataba, en esencia, de una aplicación rudimentaria de- la
representaciónno surge de este cuadro conceptual, y st la de un poder
-específico?onéeclifro teglq3s-cendentedel gobierno, en la cual tienen su origen, no solo el de-
üíriva,lo o dglegado .-r, lu for^u de un oficio por la recho de resistenciay la Í.acilidadcon que los reyes podlan ser depuestos,
di-vinidad.esi cérirb la idea de representaciónes esencialen la concépción sino también el hecho -característico dentro de la concepciónpopulista-
ascendentedel gobierr-roy del derecho, el concepto de oficio es esencial a de que la asambleapopular podía constituirse en tribunáI, y pór'ende, en
26 Introducción
I nnoducción 27
f.cntc originaria de poder. Ademá_s,otra característicade Ia concepción
¡¡is¡¡6 ¡s¿l- en el caso del papado, el vínculo directo se lo proporcionaba
'fzñilmente
¿¡sccndenre era que todo hombre libre podía ser consideradocomo porta-
rlor..dcl el Nuevo Testaménió. Ádemás. el ambiente de Roma. v más
..derccho,pudjendo por sí mismo ejecutar el juicio contra acros concretamente, la -c-glrcepcién-teoc¡iític¿-{elos emp"gradorerro.rruno, fuuo-
nntiiurídicos: la autodefensa encuentra aqul su explicación más precisaó.
recieron muc[g alpgg¡lg, aunque en verdad, la deuda de gratitud del pa-
Esta concepción populista (ascendente)pedió ün el tiempo s,, rugar
. páiló-coriTa éónstitucion'y el áerecho romanos antiguos ño ha sido aún
rt la descendente(teocrática), a pesar de que algunas manifesiacion.t
fo- plenamente apreciada. La forma era romana, la materia era bíblica. Por
pulistas vivieron una especie d} existencia su6terránea en forma más
o menos atávica a través del periodo medieval7. En los palses escandina- consiguíente, no debe ásombrarnos encontrar expresadasen los términos
del derecho y la constitución romanos las más puras manifestacionesde
vos no llegó a cesaparecerlaréaleza popular. El juicio de Ad¿n de Bremen
los principios característicosde la concepcióndesiendente dentro del mar-
^rfrr? de los suecos,emitido a fines áei siglo xvi, podía muy bien haberse
co del gobierno papal.
reterldo a los antlguos teutones:
4 p.rut de que Ia concepcíóndescendentedio el tono a los gobiernos
papal y real, no obstante, e¡- Ios estratos menos articulados de-la socie-
Regesbabent ex genere antiquo, quorun tamen vis pendet in populi
dad medieval hubo remanentes atávicos de la concepción ascendente,los
sententia8.
que, a su vez, pueden ser consideradoscomo precursores del desarrollo
postetior. F.n sí mismas, estas manifestacionespopulistas de los niveles
Pero en el resto de Europa meridion¿l y occidental la concepción popu-
bajos e ínfimos de la sociedad medieval, apenas tuvieron que ver directa-
lista fue desplazadapor Ia-reocrática.Las razones del hecho dét.n bu.iu,
me_ntecon los reyes, príncipes y papas y fueron, en sí, inofensivas y sin
se, por una parte, en la inlluencia misma del cristianismo, y por orra, en
influencia, pero -y esto es lo importants- 6e¡5¿i¡uyeronun puente vivo
la consideración de la natutaleza sacra de la realezae.r,,'á.ricu'o,r" .. ior-
entre el primitivo periodo europeo y la nueva Europa. Es cierto que
taleció considerablement€ con el correr del tiempo: .l puro d. ,-,nu u ot.n
pervivían dentro del marco teocrático, pefo .su misma existencia hizo mu-
concepción no fue muy difícil. El terreno estabi pt.pu."do para €sre pen-
c6o más fácil la aplicación de la doctrina populista que emergía lenta-
samiento teocéntrico. Desde el periodo merovingirc en adelante Ia concep-
inente, y asl, cuando esta llegó a hacerse efectiva, no había contrastes
ción descendentefue Ia dominante en Ia esfe¡a"pública durnnt..l ,.rro violentos entre la apariencia y Ia realidad, sino más bien una correspon-
de la Edad Media. su manifestación más consurñaday sucinta la consti-
dencia que se acentüabacon él tiempo. Sin embargo, no debemos menos-
tuyó eJ.título de <rey p9f la.gracia de Dios>>,<<Rexóei giotiar,lo cual
'o preciar Ia efrcaciay el papel del.feudaljs.mo al.facilitar el paso de la con-
evidenciaba Ia introducción del tema de 7a glacia como. bien favor cepción descendentedel -indiferenie
gobierno y dél derecho a 7a ascendente.En sí,
divino dentro del lenguaje político.
-había El rey hábía destruido su anrigua séaratába de un sistema a cualquier forma de gobierno, bien
dependencia del pueblo;.se emancipádo de las cadenas populi., fuera populista o teocrática,pero en regionei como la Inglaérra medievaT,'
para aproximarse ¿ Ia divinidad. Tal tesis teocrática adoptada por los
donde se había convertido en instrumento efectivo de gobierno, contribuyó
francos, poseía,ind,riablemente, origen autóctono, pero no óbrtunt., .n,r.
a suavizat la transición de la realeza teocrática a la monarquía limitada
ella la que se aplicaba en el Imperio Bizantino había un notubl"
,y f.- o constitucional. El camino que lleva del point d'appui t-egqtáficoal go-
fecloo.
bierno constitucional está regado de sangre y marcado por revoluciones;
Dentro del ámbito_real, esta metamorfosis de la realeza,de popular
Ia*via que lleva del point d'appui fe,rdál al constitucionalismo se caracte-
a teocrática, se había llevado a cabo, al parecer, sin ninguna interveÁción
fiza por Ia evoluciónpaulatina.
o sugerenciapor parte del p.apadg,en cuya forma de góbierno es donde
De modó que, en sentido amplio, en el último periodo de Ia Edad
enco-rLl!-ramer;
la concepción descendenteen su forma már pura. A pesar
Media se combinaron dos factores principales pata facilitar la reversión
de que en I9s_primeros tiempos hubo_ciertos casos aislador-.n qu. álgún
de los principios de gobierno, es decir, la sustitución de la concepción
papa se titulaba <(papapor la gracia de Dios>, Ia concepción paóal báil.a
descendentepor la ascendente.La penetración en la textura de la con-
no partía del supuestode que.el favor divino había escogidoai
iapa, sino cepción ascendente,y la rcalización de sus potencialidades,dio a la Eu-
de_que é_stee-ra.el heredero del oficio y de los poderes"que cristo había
ropa de la Baja Edad Media el instrumento para desalojar a 7a antigua
dado a San Pedro. Este postulado diferenci aba'la concÉpción prpui;;
Eutopa de su morada aparentementesegura.Los esfuerzosque se hicieion
c.uáquier otra forma de gobierno te_ocrático.aqri r" ;;;;6;'á; rin'oficio, a fines del Medioevo para reforzar la concepción ascendentéfueron prác-
de. poderes y funciones comprobables€n un d-ocrrmento,es decir, en la
ticamente los dolores_de.parto.de la Europa moderna, por más que en
Biblia, o -más correctarñéñ"ié-- en las uerba ipsissim'a de cristo. En
cierto sentido pqede hablarse de una regresión al primiiivo períoáo eu-
tánto que la rcaleza,teocrática se mostraba siempie ansiosa de establecer
ropeo: después de aproximadamente mil años de dominación de la con-
zu vin_culacióncon la divinidad -de aqul Ia g¡gn importancia del ungi-
cepción descendente,la ascendentevolvía por sus fueros. Los medios que
I,,||(\lil('('toll

1,, ,. I. I l, n e r o n p f o p o r c i o n a d ops o r e l c o n c e p -
t . r r r . i l r . , | ( ] i l i l : l ( i óf u
, . . , t , , , . , , ' l r r l . r t ( ) r . t s i g u i e nnt eo c i ó n d e l e y n a t u f a l y , c o m o c o n s e -
, , , i , ¡r , r , . , , , , 1 , ' ,¡,. r t l i t ; r l r u c n teel c a r á c t e fd e l a s o c i e d a dd, e l h o m b r e y d e l
, . , 1 , r r ¡ t ¡ ' , | | ¡ , 1 ' ¡ i 1 ¡ 1i1n,m ¡ e--cliatamen a tnet e r i o r e s t a b a d o m i n a d o p o f e l
l " r ¡ . u ) n r ' r r l r )' l ; r s r r c t i t u d e e s c l e s i á s t i c aqsu e s e c o r r e s p o n d í acno n e l p u n t o
,1.' rr',rrr tcoccntrico.De aquí que el conceptode ciuis, de ciudadano,ju-
t',;l;r un ¡'rrpel tan pobre: precisamentedebido al pensamiento eclesiástico,
l.r c¡uc contaban eran el laicus y el clericus: ambos, no obstante, se rela-
cionaban con la Iglesia, y cada uno poseía una posición y funciones se¡¡ún
sv status laico <.¡clerical. En la Baja Edad Media, el concepto de cl¿is sus- Jntroducción
tituyó, tanto al laico como al clérigo, no identificándosecon las caracterís-
ticas de ningunc, de ellos o sirviéndoles de complemento armónico, sino
sosteniéndosesolo y por sí mismo. Después de haber pasado tanto tiempo
t La terminologíade <<concepción ascendente>>y <concepcióndescendente> la uti-
en el olvido, fue rescatado e instituido como fundamento del derecho.
El poder originario volvió a residir una vez más en el coljunto de los licé por ptimera
-M. veá en la Reuue d'bistoire du droit, xxvi (1958),-pp. 360 y ss. Vid'
tumbién P., pp.xxiv, la nota 2; xxxiv, la nota 13, y las pp. 186-6'
ciudadanos,en el populu.r mísmo, apareciendoen la noción al¡stracta del ' Incorporaáó en éraciano, viii. I. Para el punto de vista contrario, ,vid., por
Estado, donde residía la suma total del poder, en el Estado que era un ejemplo la afirmaciónhecha por Gaius en el periodo clásico de la. jurisprudenciaro^
producto de la naturaleza.Los propios ciudadanoseran tesponsablesde su Puede verse
Áaná, Institutiones, I, i, 3: <Lex est quod popalas iubet.et, con-stitilit.>>
destino, eran los que señalabanlas vías a seguir por el gobierno, quienes además,ibid..: <<Quodquisque populus ips.e.sibijus constituit, id ipsius proprium est
vocaturquelus ctatle, quasrlus proprlum clvltatls.>>
podían alterar, modificar, ampliar o restringir los poderes de este; capa- ' T. Mommsen,Róm. Staatsrecbt(Leipzig, 1877), |ii. 301-?:
ces, en otras palabras, no solo de crear y conferit un oficio, sino además, n Esto puede verse en H. Dannenl:aier, Henscbalt und Staat in M. A. (Darm-
de circunscribír y fijar su contenido. En lo sucesivo,ningún oficio proven- stadt, 19ó0),pp.73-79.Vid. además,los pasajesde Tácito,enS. C.' pp' 6l-6J.
' Vid adem,íslos pasajcsde Césary Tácito en D¿nnenbauer, p' 76, n. 15.
clría de <(arriba>: el oficio se había convertido en materic que concernía o Ver también P.-1ü/.'A, Immink, <,At the roots of medieval society>>, en Insti'
directamente a los propios ciudadanos. tuttet Íor Samrnlegende Kulturforskning, xxiv (1958), p. 3J.
Ciertamente, no es difícil comprender el hecho de que todas las im- 'z Vid. inlra, Parte 1II, cap. I.
plicaciones de la concepción ascendentedel gobierno y del derecho no ' Adán áe Brema, Gesta-Hamnab. eccles.,IV.22, en MGH. JJ., VII. 177' ll'
tuvieran realizaciónpráctica hasta bien entrada la época mo<lerna.Cientos neas22 s.
de años habian grabado los criterios teocéntricos y cristocéntricos de ge-
neración en generación; los círculos dirigentes eran abrumadoramentecle-
ricales y, por tanto, partidarios de los criterios descendentes;los propios
gobiernos -¡6¿! o imperial, es lo mismo para el caso- eran tan conffarios
a cualquier concesión a la concepciónpopulista como el propio papado y,
después de todo, eran los gobiernos los que tenían a su disposición los
efectivos gubernacula.Tampoco debemos olvidar -si queremos compren-
der la lentitud del proceso histórico-- el papel retardador que han ju-
gado la inercia humana, 7a apatia y el conservadurismoy, quizás, hasta el
temor de hacer frente a las consecuenciaslógicas de una nueva situación.
Cuando todos estos aspectosse toman en su debida consideración,resulta
más fácil comprender la obstinación con que se mantenían los viejos cri-
terios. Y todavía, en cuanto a principios de gobierno se tefrete, 7a oia
moderna no es, absolutamente,tan moderna como podríamos inclinarnos
a pcnsar. En nuestra propia sociedadactual son perceptiblesmás que meros
lr'¿lzosv sombras del modo de nensar medieval.
PARTE I

tl Papa
\, CAPITULO 1
IJ

Jntroducción

El historiadot interesado en investigar los principios que animaban al


papado medieval debe observar la institución desde su propia perspec-
tiva y con sus propios argumentos. Debido al carácter mismo de la
investigación, no puede entrar en discusión alguna sobre si los principios
postulados y aplicados por aquellos pontífices eran <<correctos> o <<inco-
rrectos)>,estaban de acuerdo con Ia Biblia o violaban sus principios, tenlan
justificación o carecíande ella. Debe partir del testimonio que proporciona
la ptopia institución -I, por fortuna, la que nos ocupa lo hace abundan-
temente- que por sí sola, constituye una sólida base para la reconstruc-
ción de los principios papales de gobierno. La posibilidad de hallar en la
Biblia la comprobación de algún principio papal particular es asunro que
interesa al teólogo, en cambio, la sustentaciónde algún principio bíblico por
el Papa es parte de Ia labor del historiador. Lo mismo sucedecon ouos
casos semejantes:el crédito otorgado por ei papado aI derecho y la cons-
titución romanos es asunto que cae dentro del campo del historiador, pero
solo un romanista podría decirnos si los principios del derecho romano
fueton correctamente aplicados. Al historiador incumbe saber si las ideas
platónicas o neoplatónicasfueton incorporadas a la ideología papal, pero
solo el filósofo puede decirnos si el papado utilizó correctamente estas
ideas.
Tenemos entonces, que el requisito previo para presentar correcta-
mente los principios con los cuales y sobre los cuales funcionaba el papado
medieval consiste en contemplar a la institución desde su propia perspec-
tiva. Unicamente un autorrerato del papado fundamentado en su rico
material literario, epistolar y simbólico puede servir de base a la investi-
gación histórica y, así, de unas fuentes sin paralelo en riqueza emerge
con gran claridad y precisión la fisonomía del papado medieval. En toda
la historia europea no existe ningún otro organismo, cuerpo o institución
que proporcione un material histórico tan abundante. Tales- test!{nonios,
áluboiadbs -.n su mayor parte por los propios papas, consiitfiié'f, por su
valor de autorretrato, un instrumento indispensable para reconsffuir los
postulados fundamentales sostenidospor el pontificado. En muchos otros
3
tl I:.1 Papa Introducción 35

casos,nucstra opinión acercade las institucioneshistóricases indirecta y insinuación de una idea particular contenida en una vieja cata escrira
rcstrirr¡¡idrrcn razón de que tenemos que basarnosen la historiografía con- por algún P_apa;de una leve alusión a tal o cual principio, o de una simple
t"n.rpoiát-r.r,en los analiitas, cronistas, escritores, etc., por lo que es evi- indicación de lo que se preteldía co_nun decreto,-pero
-sobreestas meras
dcnie que los rcsultados obtenidos por este procedimiento no siempre insinuacionesconservadasen los archivos podía darse el caso de que un
corrcspónden a la realidad objetiva, ya q.re influyen el factor personal y pontífic_epudiera, en un momento dado, saiar todas las consecuen.iurpo-
l¿ evaiuación subjetiva del análista que, por su parte, se-comprende que sibles de ellas y, todo, gracias a la existencia de los archivos que, en esta
tuviera un conocimiento incompleto áel material éncontrado, po¡ -ejemplo, forma, ejercían una influencia continua.
en una cancillería real o un mlonasterio.Pero con la historia del papado No obstante, decir que el papado medieval se autoconsiderabaexclusi-
sucedeque la investigación se facilita grandementedebido a la abundancia vamente como Lrnainstitución que seguíaun desarrollo evolutívo sería vio-
de material oficial. Ello no quiere decir que los testimonios escitos de lar e!_primer principio del pontificado medieval, cual es el de su fundación
otro origen carezcande impoitancia, pero precisamentedebido a que ese dlyi¡a- Es indudable que a ravés de su historia el papado desarrolló un
material original es tan abundante, aquellós quedan en-un lugar de im- cierto número de principios, pero, desde su punto de vista, se trataba de
portancia seíunclaria.Este material oficül constituye una fuente de primera derivaciones o- principios subsidiarios desprendidos del fundamental que
-orlo .n todo sentido:-gracias a_A podemos pisar terreno suficientemente sustentaba a !a institución que, en verdad, había sido fundada por-la
firme, pues la mentalidad del papado ha quedado plasmadaindeleblemente divinidad con Ia participación de San Pedro. Así, a pesar de que al-tomar
en la palabra escrita, brindándonos con ello un accesoa su pensamiento. al papado medieval como objeto de nuesro estudio tropezambs con mul-
Es imposible imaginar una via más directa ni una entrada más inmediata titud de principios, todos ellos revierten, de una u otra manera. al supe-
a la médr-tlade lo"s ptincipios del pontificado' Este acceso directo -no el rior y primario de la fundación divina. La elaboración de oros princioios
indirecto, a través de material de segunda es el que precisamente gubernamentales -manifiesta en los numerososdocumentosoficiáles--era
proporciona al histotiadot confranzaen su tarea de reproducir los prin- consecuenciade ese principio fundamental. Por tanto, no debe en lo más
cipios
^ elaborados por el papado mismo. mínimo menospreciarsela importancia de los archivos en tanto que depó-
Pero este material tan rico que nos permite enftar sin impedimentos sitos ideológicos del pontificado: por el contrario, ellos demuestian cómo
en la sala de trabajo del pontificado, tiene o¡a función además de la de l_asproposicionescontenidasen la Biblia podían someterse,en el curso del
avudar al hombre Ártual á conocer los principios papales' Literal y figu- desarrollo histórico, al más riguroso examen, análisis y apiicación práctica.
.áda*.nte fue recogido en los archivos del papa, y en verdad quc ninguna
otra institución gub-"ernamental de la Edad Media fue,tan 4iesra para ello
como la Iglesia áe Roma. La importancia que posee la influencia.ejercida
por la adriinistración romana con respecto a |ós registros, coleccionesde
á..r"tor, etc., es bastante pobre si la comparamos con la utilización -que
dio el papado a la idea e.t sl. Lor archivos constituían un auténtico alma-
cén idálógico. y no solamente los papas, sino sus más allegadostambién,
üabajaban"y habitaban dentro del itima proporcionadg por los- archivos.
MucÉos de'los papas medievales se retir;ba; al ambiente intelectual de
dichos archivos,loi cuales pasaban a constituir, por así decirlo -y como
resultado de sú largo y distinguido servicio a la curia-, ,patte de su
propio ser. El tono conservador característicodel papado, chocante para
el investigador actual, se explica claramente si observamos la forma en
que se efáctuó la trarxmisión del pensamiento papal_a través de los archi
vos. Pudiera muy bien hasta decirse que ellos moldearon el pensamiento
de gencracionesy genetacionesde papas' Peto, si bien este material posee
un v.lor inestimábl-epara el investigador actual, lo posela en mayor Élrado
aún para el propio pápado de la Edad Media, ya que por su f.ácil utiliza-
ción'orientabe a los^póntíficespor las vías de pensamientoy acción de sus
entecesofes.Constituían, literalmente hablando, un instrumento siempre
a mano, listo para la consulta Y, Por tanto, capazde conformar-decisiva-
mentc cl criteiio de generacionesde papas. Podía tratarse de la simple
CAPITULO

Losfundameutos

Para reconstruir los principios básicos del gobierno papal, 1o mejor es


seguir las líneas dadas por el mismo papado. Explícita o implícitamente,
en los miles de documentos papales de la Edad Media es constante la
afitmación del primado de la Iglesia romana, tanto desde el punto de vista
doctrinal como Giile é1 jurisdiccional. Este principío del primado romano
-ddñtio
llellá'i ser, dé Ia'teoría constitucionai.ro-ánu, la iiea del principa-
tus o, contempladadesde otra perspeciva, la expresión clásica dé-la cón-'
'cépción
de-scenCente del gobierno y del áerech". Arí, la suma total del
conjunto del poder se concentrabaen el Papa.
Este principio se fundamentabaen Mart. XVI. 18-19:

Tu es Peffus et super hanc petram edificabo ecclesiammeam... et


tibi dabo claves regni coelorum, et quodcumque ligaveris super te-
rram, erit ligatum et in coelis, et quodcumque solveris super terram,
erit solutum et in coelis.

/ La exégesispapal de todos los tiempos sostiene que este pasaje único


I' significabados cosas:primero, la fundación de la lglesia como el cuerpo
Ír ¿" todos los feles -tánto cléiigó-scomo laicos- y,"segundo, el estableci-
\i miento de un gobierno sobqg este cuerpo. Por lo tanto, se sostenía que
\ ambos -el gbEleino y é1 cuéipo sobre él cual iba a ser ájercido- habian
\ sido instituidos en un solo y mismo acto.
$. Examinemos primero Ia ácclesiafundada en la comisión petrina. Según
la interpretación constante del papado, verría a significar la sociedadente-
ra de todos los cristianos sin distinciones de ningún tipo. Es decir, que
la Igle¡iia era concebida como una institución creada por la divinidad; no
como el resultado de ningún impulso o instinto natural, sir.rocreada por
el mismo Cristc. La Iglesia conténla dentro de sí a altos y bajós, patrüi-
cas y villanos; rey, emperador y esclavo,en fin, a todo aquel óue irubiera
sido válidamente bautizado.El bautismo era consideradocomo un aco emi-
nerrtemente jurídico a través del cual, y sólo por é1, se asegu-raEá
el cñárter
38 El Papa Los lundamentos 39

de miembro de la Iglesia. En virtud del bautismo, el hombre formaba perjuicio del todo. De manera que, así como el cristiano era una unidad,
jurídicamcnte parte de la totalidad corporativa, y la importancia de tal vn totum, la unión de todos los cristianos en un cuerpo era también un
hecho se comrrrendefácilmente si observamoslos efectos del mismo bau- todo indivisible. El único elemento oue cohesionabaa este cuerpo era la
tismo. Sesún-San Pablo. este llevaba a cabo una ttansformación en el iecrisrianayIaacihesiónafficieejla.Pero,áunqueia
-socTe?áfriiStiana
hombre: nnt.r._d.- ser báutizado era simplementtel homo animalis, es se orientaba hacia un fin fuera de este mundo, existía
decTr, el hombre natural, homo carnis, pero por efecto del bautismo se aquí en la tierra. Sus miembros se dedicabana todas las ocupacionesordi-
transformaba en un ser distinto. Hombre v cristiano -bomo y christia- nárias2, pero -y esto es lo importants-_ 1s¡i¿¡ que ordenai sus vidas en
/uts- etan doi-oniepios diferentes. El prímero segula sus apeiitos e in- consonanclacon normas y patrones que ellos no habían constrLrido.De ma-
clinaciones naturales, en tanto que el segundo era considerado como una nera que, a pesar de que el fin de esta sociedad y de sus miembros se
<<nuevacriatura>>de la cual se habían borrado las característicasdel pri hallaba en la otra vida, la existencia terrenal poseía fundamental impor-
meror: eta un <<hombrerenacido>>(I Pet. 1. 23), de manera que sus ob- tancia para lograr el objetivo ultraterreno de la salvación. El principio de
jetivos, su acrituáS3ffi y normas de vida eran dirigidos ahora indivisibilídad abarcabatanto la vida en este como en el otro mundo: la
por los principios derivados de la participación en los atributos divinos última dependía de la primera. El cuerpo cristiano manifestaba,pues, una
que recibía a través del bautismo. evidente dualidad: era a 7a vez terreno y ultratetreno, pero no existía una
En consecueucia,el papado sostenía-en común con la doctrina y la distinción formal entre estos dos aspectos,ya que, según el saber patrístico,
literatura de la Edad Media- que las actividadesdel individuo no podían entoncesfamiliar, la vida en este mundo no era sino una preparación y un
separarseen esferas más o menos definidas. La atomización de nuestras escalónhaciala vida en el otro.
actividadesen religiosas,políticas, morales, culturales, económicas,etc., es La adhesión a estos criterios sg¡cita necesariamenteel problema de la
un rasgo con el que Ia Edad Media no.-e.staba nada famiüaúzada. El hom- autoridad directora, ya que So pod@Sirs-e que los elementósconstitutivos
--
bre erá <cristianó>, y en virtud dei báuiis-rnotenía que vivir de acuerdo de las no-fmáscnstlanas tue¡A!-rqqonocibles
'&Éft;&íi," y perceptibles de inmediato:
con la nótma cristiana con exclusión de cualquiera otra. La_totalidad del tenían que ser expuestot, éffi.ruáot y aáecuadosa las nuevas
homtre €la-c¡istiana, una e indivisible, y se pensabaque cada una de sus condicionessociales.Y tal problema debía su existencia a la concepciónde
accionesdebía ser susceptiblede juicio en virtud de los patrones y normas la Iglesia como un cuerpo cerrado, orgánico y corporativo. Se argumentaba
cristianos. El principio vital para el papado y su gobíerno era el principio que, si se dejaba en manos del miembro individual el descubrir la norma
medieval de totalidad. Quizás a nosotros nos resulte difícil comprenderlo cristiana o el paEóñant-üfdA; Ia Tgléiia lieidéiía su'lntegración. Según el
porque estamos demasiado acostumbradosa pensa.ren función de 1o r.eli- razonamientopapa1,eldescubrimiento,@ientodelas
gioso. 1o mor?I, loJolíJico. olvidamos cuán recientementeffiffi normas de conducta del cristiano, es decir, 1o que se llamaba norlna recte
",,...y uiuendi,nopodíaserllevadoacaboporelprofunocarentedeffi
Eld'Eífiil categorías. Sin embargo, solo si consideramoscomo principio
activo el de la indivisibilidad o t-otalidad podremos alcanzar una mejor mrE¡tG necésarios:era una rarea que presriponía una formación especial
comprensión de la historia mediev?l-ffSnéral y de los principios sobre y, por ende, conocimiento. La exigencia de scientia, es'dCii, de-ébnoci-
los que funcionaba el papado de aquel tiempo en particular. En resumen, miento especializadoestá en relación directafficarácter corporativo
el objeto de atención qo Iq constituía el hombre en abstracto, sing el de la Iglesia en tanto que cuerpo a ser dirigido según las normas cristianas
glristiano,colocado en üh nivel diferente al del simple hombre; importaba derivadas de la fe cristiana. La definición y consisrenciade esta última, así
la totalidad del cristiano, no las normas morales, socialeso religiosas.<<Oz- como sus efectos prácticos particulares y ias principales normas derivadas
aer actioneschristianorum sunt ordinatae ad consequendamvitam eternam>>. de ella eran problemas a ser resueltospor aquellos calificadospara pfonun-
En definitiva, la perspectiva del papado medieval partía de la consideración ciarse sobre el tema.
cle que toda acción ha de tener una significación cristiana y ha de ser Precisamentedebido a que Ia Islesia era una eniid4ffiistencia te-
motivada por normas cristianas, rrenal, su dirección concerníáa las a?ció;e=?e sus mlembros en este mundo.
-
Así esta asociaciónde todos los cristianos, es decir, de todos los que Er-pun-to clave estaba en el hecho de que estas actividades terrenas de los
cstaban bar-rtizados,constituía la Iglesia y, según el modelo del dereóho cristianos tenían que ser dirigidas por normas cristianas, lo que implicaba
ronrirno, al quc fácilmente se podía acudir, esta sociedadestaba dotada de una guía, una orientación, una dirección. La dire_cciónde tal cuerpo corpo-
r:trrrlidrdescor¡orativas. Se decía que la totalidad de los cristianos consti- rativo no era otra cosa que el ejercicio de una ps&ltss. Indudablemente,
tníir cl corpq; ,llListi, el cual poseía todas las característicasde la corpo- se trataba de hallar, de explicar ia norm, indivfiü?ffello sólo podía sei
-rrar:-
raciórr romTnrr y.1iI que podían aplicarse todos los principios corporativos llevado a cabo eficazmentepor aquellos que poseían ícientia. Perb se con-
contcniclos cn cl derecho romano. Además, constituía un cuerpo cerrado siderabaque'denttodeunorganis@sto-nÜetasufi-
en el cual cual<¡uieriniuria hecha a uno de sus miembros reclundabaen ciente, porque todavía quedaba en manos del individuo cristiano la libre
40 El Papa Los lundamentos 4I

decisión de vivit o no, según las relevantesnormas así expuestas.El papado Esta consideración puramente iurldica de 7a potestas ligandi,et- soluendi
considerabaque esto eta insuficiente y sostenía,por una parte, que ningún como poder directivo del gobiérno lpareció con toda la claridad deseable 3
organismo corporativo podría mantenerseunido si se dejaba a la discreción desde ?poca tan tempranu óo-o la de las Constitucionesde los Apóstoles
de los miembros individuales la observanciao establecimientode las nor- e iba a^continuar op-erandoconstantementecomo principio papal. Por úl
mas, y, por otra -lo que sin duda constituía la consideración principal timo, se encontró modelo para el pascere de Juan en el Antiguo Testa
del papado medieval-, que en la comisión petrina la fundación de la Iglesia -.rrto, donde dicho término posee,én efecto, eLmismo sentido de iudicare,
ib_a-
acompañad¡;de la entrega hecha a dicho santo roca sobre la que se es decir, juzgar y decidir dá manera definitiva un asunto controvertible
edifrcatia la lglesia- del poder para dirigirla. Desde el punto de vista del Por 1o tanto,-no iorprende que en manos del Papa las clfu.E4-!oe!W,
papado, el gobierno consistía en la transformación de la doctrina, es decir, .. d..i., las' llaves del ..ino de los cielos que'San PaliiltáE?áTécTi?lo
de la expresión doctrinal de una norma o patrón, en regla de acción eficaz, fueran designadas El ..ong:Pt_ode Juicio Final.muv bien pu-
:Jgry't
es decir, en ley. T.a_facultadpara transformar la pura doctrina en derecho clrera ser renejo oel mlsmo caracter Jurlotco de este razouamiento.
presuponía la poseíión depyfoas.. A pesar dé que la traducción de la Biblia al latín 94qyó considerable'
Los papas argumentabanque esta potestas había sido concedida a San mente en la intérpretación iurídica de estos pasajes bíblicos tan imp-or'
Pedro por medio de las siguientespalabras de Cristo: .,Aguq!o qfie atares tantes 5, quedaba én pie la dificultad de establecerun,.vjncl:lo entre- San
en la rie.ra será arado.n il .i.Io...>> La interpreración corrs-rGffil7G Pedro y el Papa. Es cierto, induc{ablemente,que -como muestta la Ptima
del papado de esta comisión petrina hacía resaltar dos principios vitales. Cleniitis a fines del siglo r-, en la ptáctica, la lglesia romana se había
Ptimero, el principio del automatismo: la disposición de Cristo era claru, ácreáitado una cierta preeminencia,por no decir autoridad' Pero es-tospri
concisay sirambages: la atadura en el cielo eia una consecuencianecesaria meros siglos testimonilancon bastanie claridad que no existía justificación,
y automáticade la atadura enla iierra,'oe igual sucederíacon aquello que se explicacién o ideas claras acercade lo que luego dio en llamarse primado
deiátaia. No existía ningún tribunal a17acorte de justicia qu. p,rdi.r" del Papa. Ni siquiera se citaban los pasajesbíblicos que-acabamos- de men'
enjuiciar, revisar, frscalizar o modificar Ia decisión petrina en lo referente cionar.- Histórióamente hablando, la consolidación del primado papal
a atat y desatal. Por lo tanto, el punto clave estabaen la decisión temenal: .". 1"itt¿"*i¿ti¡É1ili7,q-F,'
lo que sucedía en el mundo celestial era su consecuencial6gica. Quizá nin- tslblia en la secundamttad del slglo IV, lo que muestra una vez mas como
gún principio haya jugado un papel tan importante como éste de las con- lññsolidac¡@l era posterior a la vigencia de la
secuenciasautomáticasde las decisionespetrinas. Segundo, según la inter- realidad fáctica. Además, no es difícil comprender la dependenciaen que
pretación inmutable del papado medieval, el alcancede los poderespetrinos estaba el papado con respecto al derecho romano y, especialmente,-enlo
1o comprendía y abrazaba todo. El Quodcumqae abarcaba a toda cosa y que se refiiré a su primado, pues ¿en qué otra lengua, fuera de la del dere-
toda persona: todo quetla decir <<todo>>. Ninguna cosa ni persona estaba al .-ho to-uno, podía-expresarJeel principio jurídico de gobierno? ¿Hubiera
sido posible que los papas,despuésde haber nacido-y vivido en Roma y su
@dado.queCr@elh
páIabras en el acto de fundación de la Iglesia, estos poderes otorgados a ambiénte iuridico hubieran podido librarse de1 influjo que ejercían sobre
San Pedro se ejercían sobre cualquier cristiano alto o bajo. empetador o vi- ellos la constitución v el deiecho romano en relación con dicl-roprimado,
llano, patriarca o exorcista. Eta lo que cetteramente calificó Le1ín I a me- y de aplicarle la palabra romana correcta desde el punto de vista de la
diados-del siglo f! como la plenituá de poder encomendado-a*?Pedro. concepción del principatus?
El papado rnedieval fundimentaba también la posición excepcionalde Lá aceptación del principio del principatus por los papas dsLs;g,lg-J-
San Pedro en el evangelio de San ]ualr (XXL 21.), donde se destacaba *.r, erp"cial por León I-i se .oiffi un legaoo que se ,.ans-i.ió-
la importancia del sanio por haEéilFido'dado el tiiple mandato: <<$,pa- a todasias generaci@pales subsiguientes.Leóá I dib forma definitiva
gjsnta mis ovejas>>(pasce-ouesmeas). De acuerdo con'la exégesispapáI-&- a un desarrollo que se había originado, evidentemente, a fines del siglo
anterior. Elprincipatus del Papa expresabauna concepciónde la monarquía,
r-'tlr---i ii.
ra DlDrra, Lesarea r-nrlippi encontró su complemento y perfección en esta
exigencia triple. Además, se sostenía que ambos pasajes mostraban una según la cual se considerabaal Papa como sucesor de los poderes de San
tcrminología jutídica estricta. Esta interpretación jurídica se facilitaba gran- Pedro. Si -como se mosttaba desde el punto de vista papal- San Pedro
rlcmcntc por los términos latinos empleados: tlnto ligare como soloere poseía poderes monárquicos, éstos se transmitían al sucesor, es decit, al
rcllcjaban'marcadamentela influencia áel derechdffi,l vocablo lex Papa. La concepción de éste como heredero de San Pedro, apareció por
sel<icx¡llic.r[racomoetimológ@re-atat-,porque pri-;1u.u., .n,il elim. r2A¡) dirigido
yror rncrlio clc r¡ua lgÁ-._teconstitula un lazo particular entre aquellos a por Siricius a Esyi-aña.Desde este momento dicha concepción fue rápida-
.¡uicnc, cllrr sc .pli.7ffila überación de una óbligación -solutio obliga- mente acepta¿a,hasta que casi dos generacionesdespués, bajo T."Á. T,
tiottis tlcl tlcrccho romnno- poseíaevocacionesjurídicas igualmente fuertes. recibió su carácter definitivo cuando se denominó al Papa indignb sucesor
' t,¿1
El Papa Los lundatnentos 43
.]s-san p.¿ro: indignus beres beati Petri. Asi sobre estos supuestoscon- 7,
- fetido a Pedto, y no los méritos ni los defectos personalesdel- Papa que
cEpturlesirrumpe el papado en el escenariohistórico.
en su función de pontífice se equiparaba a Pedro en virtud del principio
Esta breve fórmula contenía todo un programa, y, debido a su proce-
del derecho de suiesión. Este critério, fundamental paru comprender co-
dencia del derecho romano, no resulra muy dificil explicarla. Según el de-
rrectamente al papado medieval, explica, por una parte, la, existencia de
recho romano, el heredero sucede a la peisona faileóida en h Áedida en
lo que se llamaba una consortiarn potefttiae, tJna asociación de poder entre
que sea la continuación legal del extinto. Caen en sus manos todos los de-
CriqJo y Pedro-Papa.Los Boderesde este eran los mismos poderesde aquel
rechos y deberes,así como los activos y pasivos de su antecesor.Desde el =<&gó ií6lVd6ó- clae¿5...¡s-, y a través de la herencia venTana caer en
punto de vista jurídico, no existe diferencia entre el heredero y el extinto,
-nnoJ del P apa. .a 4iltslo+nt¡-ft-allt.papal consistía en 7a identidad de
Io cual constituye el principio de sucesiónuniversal en el derlcho ,,r..ro- .r
los poderes petrindFffiIéll los de-I-lristo. Según la interpffithd?
-haber
ral romano. Por lo tanto, cuando León I designó al Papa como heredero p ón I] no Podía ninguna
de San Pedro dio así expresión a la concepcióndel Papá como sucesorde
diferencia ente los poderes petrinos y los papales' Peto, por otra parte'
aquél, y le dio forma con la terminología del derecho romano, que era la
esta herencia colocaba sobre los hombros de los papas una carga que no
que tenía más a mano. No hay nada místico en todo ello: la idea lanzada
todos sentían con Ia misma intensidad. Como los poderes petrinos -es de'
por León I era eminentementejurídica, familiar a cualquiera que estuviera
cir, la plentiud de poder- constituían una herencia, se echabade ver que
en contacto con los rudimentos del derecho romano. Y ha sído una idea
de ningún modo podían ser alterados, disminuidos o modificados por el
que ha resistido al tiempo, ya que el principio de que el Papa es el su-
Papa. El era simplemente el locus tenens de Pedro -como a menudo se le
cesor de San Pedro no ha cambiadohastahov. llamaba-, y su calidad de heredero no le permitía tocar los poderes que
La sucesión -saccesio uryZg:otit- iuede referirse a un estado, a había heredado. He aquí el origen de muchas declaracionesde los papas
algo abstracto o a ál!ó-oblewoJ en este caso se refiere a un oficio. La del Medioevo, que tenían como lema el graaissinturn pondus sobre los
sucesión@paloesene1sentidodequeéstehereda hombros del Papa, onus ollicii nostri u onus seruitutis nostrae y offas se-
los.poderes otorgados-a aquél por Cristo. Según la interprétación del pa-
mejantes8. En virtud de los poderes heredados era indudable que podía
pado, el pontífice no hereda -como tampoco el heredeio en el derecio
considerarsealPapa como el punto de intersecciónentre el cielo y la tierra.
tomano- ninguna calificacíón personal del extinto. Los méritos y cuali-
En sentido figurado podrla decirse que el Papa apoyaba un pie en el
dadesperson_al,es de San Pedro no podían ser heredados,pero preciíamente cielo y otro en la tierra. A fines del siglo v esta consideracióndel Papa
los- nréritos del apóstol en cesarea Philippi habían sido lós qué hobínn mo- como el Schnittpunkt entfe-sl¡ielo vla-tterra le atrajo el apelativo de sanc-
vido a Cristo a distinguirlo confiriéndole los poderes plenoJ, méritos que, -r-T-
tus, con ellual se intentaba explicar el carácterdel Papa como único agente
según insistemente afirmaban los papas, ellos no poseían de ningún modo. o.
cuyos mandatos sobre la tierra tenían efectos idénticos en el cielo Los
Era- imposible heredar o transmitir estos méritos pufamente perionales de términos cortientes con los que se le donimaba, tales como sanctas patet
Pedro, y, además,ello era innecesario para el fin que perseguía con la (santo padre) o aestra sanctitas,eran testimonio de la fuerte influencia de
concepciónque aquf estamos analizando.La sucesiónse llevaba a cabo con EnnodiusdePavía,quienfueelquepo',:,.1j.'::.:^.!!yffi-
respecto a\ status legal otorgado por Cristo a Pedro, pero no tenía que ver
con las característicaspersonalesde este. Así, pues, el Papa se consideraba
a sí mismo como un heredero, pero indigno, de San Peclro: indigtus
,2'o:, ningú
tr',2in:3T:,"11 rr
Papa medieval pretendió jamás ser un santo en este sentido litúrgico. Antes
hcres. La falta de méritos del Papa para e[ ejercicio del oficio o |utdi& bien, por el contrario, todos estaban suficientementeconvencidos de sus
que había heredado de San Pedro esiaba constantementepresente en casi limitaciones petsonales. La denominación en cuestión se refiere más bien
todos los miles de documentospapalesde la Edad Media. El principio sub- al doble efecto de los poderes papales par^ ^tar y desatar. Quizá la de-
yacente por debajo de esta fórmula lo constituía la separacióndel oficio y mostración más palpable del status s(Inctus del Papa la constituyen los
lrpersona. -
-IFfEnción procesos de canonización, exclusivamente reservados al Papa desde fines
del Papa como sucesor de los poderes petrinos debe dife- del siglo x en _adelante. Pr_ecisamentepof_que erWg!!!s, es decir, capaz
r'('ncrirrsc crarnmentede su-propto stalus personal..Fueronpocos los papas de rcalizat cambios por medio de sus mandatos, tarlto en- este mundo como
(lrre no hicieron notar la insuficienciade sus cualidadesperionales o las de
en el otro, era consideradocomo el único capazde crear Lrn Sanctus por
srrs antcccsores,como también los que, de un modo ü otro, dejaron de meüo de, slt v gLe!,ict o ( elr f u d i ca,tu m ), lo qu@
fc-conoccf(luc no se sentían capacesde cumplit con todo lo que se es- incrementabael número de aquellos que en el cielo podían ser considerados
¡.'crrrb:rtlc cllos Pero al mismo tiempo insistíán en sus funcionei oficiales como corregentesde Ctisto, poseer una posición especial dentro de la li-
('()nr()sr¡ccsot'csde Pedro, lo cual era 1o que contaba para los fines del
turgia'ode la misa, y cuyas intercesioneseran de particular valor.
¡¡obielno: cl cjcrcicio de los poderesplenos y totalesque Cristo había con- obstante, desde el punto de vista gubernamental,era de inestimable
Los lundamentos 45
El Papa

v,rl<rr la consideración del Papa como saflctas, y solo podía aplicarse al sagrado. Hasta nuestros días, para ser Pupu t:g--gE-gggedte-¡el¡qigghfo
,tttostolicttsto. de la ie¡arquía eclesiás-tica:cualquier cristiano-puede heredar los poderes
- es decir, a aquel que indignamentehabla heredadolos po- -
flcres petrinos El status apostolicus del Papa en absolutamente jurídico @ónpapalnoconvertíaenobispoaleIegido..lodo
lo que se necesitabaera una elección válida, el insftumento necesariopara
como lo eran sus funciones, cuyo ejercicio debe separarseclaramente de
los méritos o defectos personalesque, en este caso, no contaban para nada. hacer valdlá sucesión.La ceremonia médieval que tenía lugar inmedrata-
f .os actos papales de gobierno -decretos, requerimientos, mandatos, pro- mente desoqésde la F\ección dio preeminencia evidente al carácter pura-
mente ir-rrisdiccionaldel oficio, pero no introducía nada nuevo; el Papa
hibiciones, etc.- eran legítimos y válidos tanto si el Papa era un santo
elegido teñla que séiltarslen las sedesstercoraria para despuésser elevado
como si era un villano. Y, en efecto, la historia del papado medieval de-
a las dos sillai curules, no al asiento episcopal. El simbolismo no podía
gencia;así lo atestiguan,por ejemplo,un Juan XTI en el siglo x o los papas ser más expresivo. Pero desde el momento en que el Papa comenzó a ser
tenía que ser consagtado.como tal: durante la
demediadosclelsigIox'i"',laliieraturaffiIIyxIIl @a
Edadlle?iee, con frecuencia, cortía un lapso de varios meses enre la elec-
se discuteampliamenteace¡ca
- de las debilid¿
oecretos emlüdos Dor eI en el elerclcto de su

asuntos
, stno con
ración, la con-

cuales se requefía un carisma especialque nunca se había consideradone-


cesario en el ejercicio de los poderes jurisdiccionales o gubernamentales.
tamente ilds¡eed¡gntes de ninguna consi@decir, de Pot el contrario, para que una consagraciónepiscopalo un pronunciamien-
consideracionesrelacionadascon Ia vida <<moral>> del Papa como individuo.
to sobre el dogma fueran válidos, siempre se considerabarequisito indis-
, surgió'otto, según el cual pensable la posesión de cualidades sacramentalescarismáticasespecíficas.
el Papa era el sucesor inmediato de San Pedro y no del anterior deten-
Y lo fundaméntal estaba en el hecho de que estapotestas ordinis solo podía
tador del oficio papal. En otras palabras,no existía la mediatizaciónde toda
transmitirse a través de una mediatización continua en el tiempo: la con-
una cadena de papas en la transmisión de los poderes petrinos. Jurídica-
sagración de un obispo implicaba que los que la llevaban a cabo hubieran
mente, el Papa no recibla dichos poderes de sus antecesoresinmediatos,
sido ellos mismos válidamente consagrados,pues de lo contrario no podían
sino del mismo Pedto, del cual era heredero directorl. En consecuencia,se
conferir el sacramento.En offas palabras,la línea de sucesiónse remontaba
hace necesario establecer una clara distinción con resDecto al status del
directamente a los apóstolss-¡6 solo a Pedro-, y esta línea directa solo
Papa, distinción bastante común a otros oficios eclesiásticos,pero que, por
era posible a través de la cadenade intermediarios.-Para el ejercicio de las
inescrutablesrazones,no se aplica al Papa. Se trata de la diferencia entre
funciones jurisdiccionales-es decir, guber¡¿¡¡s¡¡¿lss- puramente exter-
nas semejantecontinuidad en los antecesoresno era necesariay, en efecto,
se la ignoraba en virtud del principio de la sucesiónpapal de los poderes
petrinos. Tal era, pues, la doctrina que los papas de la Edad Media habían
tinu¡ (no iurisdiccion_al).de,podeJe.,""."^-fn ¡l:s. lanzado.
La potestasjurisdictioníf, como su nombre lo indica, se refiere a asuntos
A pesar d9 eue los términos p
dc jLrrisdicción,es decir, precisamentea aquellos que la exégesismedieval ,
no se popularizaron antes del siglo xrrt, el hecho en-Ti-éra conocido desdé
v 1'rapalhabían contemplado dentro de Ia comisión petrina. La plenitud
s penosos orígenes conduce,
rlc podcr conternplrrbala totalidad de poderesjurisdiccionalesdados a Pedro
sin embargo, a una cuestión de mucha mayor importancia. En efecto, la
por Cristo cn Ia- facultad de Así la herencia o sucesión se
4rJ*satg.r. división del poder (papal) en jurisdiccional y catismático estabaligada muy
rcfcría a cstr plena potestas iurisücfíínñ que originariamente estaba en
íntimamente con el terriblemente difícil problema de las relaciones entre
n]iln{)S.lcPc.llá,de;o.loffinciaeraotviayteníavigenciaen
Pedro y el Papa. Era perfectamente iusto elaborar una doctrina iurídica
todo momcnto: pafa ser Papa no era necesariohaber sido ordenado ni con-
'l(¡ lil Papa Los lundaruentos 47
l)lcrrrllr)cntcsrrtisfactoliaaccfca de la sucesiónde los poderes petrinos y glo rr o comienzos del Irr que contiene la tan buscada disposición puesta
s()st('r)('rclu(', cn relación con sus funciones, el Papa era igr)al que San en boca del mismo Pedro. Se trata de la Epistola Clementis ''. que se su-
-qrri.n
l)crlro. Pcro ¿cr-rálera el documento que podía probar, primero, que Cristo pone fue escrita por el papa Clemente I a Slffie, en Je-
<lcscabaun slrcesorpara Pedro y, segundo,que tal sucesordebía ser el Papa rusalén; en ella el Papa info'rma a este que pocos momentos"Átubu
antes de su
rlc lloma? P¿ra decirlo con otras palabras, ¿dónde estaba la prueba con- muerte San Pedro había dicho ante el pueblo romano reunido las sisuientes
crcta, tangible e histórica dela vinculación de Pedro con el primer Papa? palabras:
Ni la Biblia ni los sucesosrelacionadoscon las estadíasde Pedro y Pablo
cn Roma revelaban nada al respecto. Podríamos hacer la misma pregunta V19_.le la autoridad pata atar y desatar,de ma-
de manera diferente: ¿dónde estabael título auténtico en virtud del cual se
_dgy lAllgAente/
@ea conveniente decidfu sobre la tierra, sea
llevaba a cabo Ia sucesiiónjurídica de los papas? ¿Qué la impulsaba y ponía aprobado en el cielo, ya que ataú, lo que deba atarse y desatará
en movimiento para que en virtud de ella cada Papa fuera sucesordirecto lo que deba ser desatado.
de San Pedro? Dado que el carácterde los poderespapalesefa enteramente
jurídico y se basaba en los principios jurídicos de la herencia, es legítimo Así estamos ante una disposición testamentaria de San Pedro clara y de-
preguntarse--y se impone una respuesta- por lo relativo a la autenticidad finida, y ampliamente conócida en los primeros siglos de nuestra era; una
del título. La sucesión constituía un elemento de carácter jurídico, y los y otra vez se la citaba durante la Edad Media, habiendo sido incorporada
papas medievales,empezandopor León f, estabantan segufosde ello como a numerosas coleccionescanónicas; virtualmente se referían a ella casi
era de desearseque lo estuvieran con referencia a todos los demás aspectos; todos los cronistas de asuntos relacionadoscon el papado, y fue reafirmada
urge, por lo tanto, Ia respuesta a pregunta sobre aspecto jurídico tan luego por muchos papas. Sin embargo, para su completa aceptación sur-
lmportante. gieron ciertas dificultades en relación con la posición de Lino y Cleto,
La tesis de que Cristo deseabaconstituir una forma continua de go- quienes, según todos los testimonios, fueron los primeros sucesoresde
bierno y de que, por lo tanto, no pudo haber limitado la delegación del Pedro. San Pablo y, en el siglo siguiente, freneo tuvieron referencias de
poder a Pedro solamente conduce, en términos generales,a unas conside- Lino. Si Clemente había sido el sucesorde Lino y Cleto, el problema con-
raciones que en sl no tienen nada que ver con la delegación misma, sino sistía, entonces, en determinar, por un lado, Ia función de Pedro y, por
más bien con el carácter de la lglesia, en tanto que cuerpo juridico capaz oro, a Lino, Cleto y Clemente. Si la disposición de Pedro tuvo lugar cuan-
de gobierno. Si -tal como insistían los papas medievales- la Iglesia era do Lino y Cletc aún vivían, ¿cuál era exactamentela función que ejercían?
una coqporación jurídica, no habla obstáculo alguno para interpretar que I..a,respuesta a esta cuestión vital -como en seguida se verá- dependía
los sucesotesde San Pedro heredaríanlos mismos poderes que Cristo habla del lrecho de que, mientras Pedro ejercía el apostolado,es decir, era Papa,
otorgado a aquel. Solo un cuerpo que necesita ser gobernado, capaz áe Lino y Cleto eran simples obispos de Roma sin ser papas. El ¡rimer PaFa
imponerse reglas autoritaúas, tal como se supone que eran las áe ligare y <autóntico>despuésderPedro fue Clemgnte I,,al cual -se decía- aquel
soluere, podía estar sujeto a una autoridad que atara y desatara.Vemos, naDla ororgado lnoudablemente sus proplos poderes de atar y clesatarpoco
entonces, que esta consideración no tenía nada que ver con la comisión antes de su muerte.
petrina como tltulo auténtico, sino más bien con el aspecto eclesiológico Por lo tanto, la existencia de esta Epistola Clementis hizo necesario
del supuesto medieval y papal de que la Iglesia era una unidad jurldica, aclarar la posición relativa de las tr"r p..tonrs implicadas. La explicación
corporativa y orgánica de los cristianos, con 1o que se justificaba la tesis corriente, en la cual estaba ausente la terminología de la Baja Edad Media
de que era iusto que Cristo hubiera provisto de manera implícita la suce. con sus po,testasjurisdictionis y potestas ordinis, sostenía que Lino y Cleto
sión de Pedro. tenían poderes sacramentales,episcopales,en virtud de los cualeserán obis-
Pero había todavía offa consideración: la comisión petina constituia pos, en tanto que los poderes jurisdiccionales,en virtud de los cualesse era
un título auténtico no solo en el sentido eclesiológico,sino también en el Papa, solo_los poseía San Pedro, quien, al sentir cercanala muerte, otorgó
de que el mismo Pedro se valía de ella Dara nombrar su srt"""nr en virtud cljchospoderes jurisdiccionalesa Clemente, quien asl le sucedió como Papa.
En consecuencia,la distinción entre estas dos potestates fue asunto poi el
Í: que se interesaron papas, escritores -incluso los autores del Liber Ponti-
mente válida y segurísimade la designaciónsucesoral,para pon.t uú en mo-
ficalis- y exégetas,y sin ella todo el problema que planteabala Epistola
vimicnto la sucesiónsubsecuente.La clave del asunto estaba,pues, en sabcr Clementis hubiera quedado insoluble. Al mismo tiempo debemos tener
si Pcdro llegó a emitir una disposición que comenzan 7a larga línea cle presente-que, según la misma fggnte-San.Pedro qgqfiIió taThién ooderes
sucesión.Ni cn la Biblia ni en ningún otro texto existe evidencia apostó- que en él se unieron las dos potestates:
lica explícitn algtrnaal respecto.Péro hay un documento de fines áel si. "oiscopales a Clemente, de modo
r@r propro reqro.
.f,\ El Papa Los luadamentos 49
[)cro h significación que posee esta fuente no se agota aquí. A pesar
lncrpro
dc que muy prcbablemente el documento es de origen romano, su versión
griega original quizá hubiera producido poco efecto en el latinizado Occi-
dcnte; de aquí que, en e{ecto, su carrera triunfal solo comenzó después
de que Rufino de Aquileia lo tradujo al latin a fines del siglo rv. Como era
su costumbre, Rufino no se cóñGñtó con traducit Ia catta, sino que aumentó
el texto convirtiéndolo en una versión ampliada del original griego, tra- lggljo la constituía el ping!
tatis que él encuentra nte de la
duciendo algunas afirmacionesde manera aguda y exagerada,y añadiendo ñffió. Según é1, el ,
aqui y allá una que otra palabra insignificante, de manera que el conjunto
posee el aspectode pieza reconstruídar3.La concepciónacercade la heren-
cia y la sucesiónlanzada por Rufino se extendió rápidamente, pero de Io
que no podemos estar seguros es de hasta qué punto el desarrollo que si-
en rangosy ór-
guió esta teoría -el cual coincidía con la traducción de Rufino- dependía
de ella. Mas lo cierto es que, antes de finales del siglo rv, los decisivos manera de los rangos angélicos,los cuales se subordinan según el graáo de
párrafos de Mateo no constituían fuente principal a la que acudieran a su rango y, en úl,tima instancia, con respecto a Diostu. Llos ranlos infe-
nutrirse los papas. Los principios papales, relacionados con la sucesión riores_de los- ángeles están en contacto cón el
de los poderes petrinos, fueron elaboradosdurante un período de gestación ,mundo de <abajo>'y la je-
rarqura eclesiástica,
rarquía ecreslasucade
oe este mundo
mundo no es sino
slno la copia de la jlerarquía ce-
Ia copia
que va desdeDárnaso hasta León I, y en 1o sucesivola apelaciónconstante lestial..Fsto se explica porque la jerarquía eclesiásticáestá más cercána ala
a este acto de concesióncontenido en la Biblia vino a ser elemento esencial divinidad
dtvtntdad y,
drvinidad- por lo +¿nto,
y, por tanto. rep_resenta
rebresenta a la ietato¡la
en todos los documentospapales. iemtqula celestial
celestial en grado
ora.ln ner-
per-
fecto. Además,
fecto. Además.aquella no rólo es la copia,
copiá, sino
sinb también la continuación
coitinuación
Sería difícil, tanto desde el punto de vista histórico como desde el pu- de Ia jerarquía celeste.
ramente teórico, hallar el paralelo de un hecho que, como la Epistola
Clementis, haya ejetcido una influencia más duradera. Dicha carta fue in- En consecuencia,cuando alguien hace mención de la jerarquía se
corporada en el siglo v a una de las compilacionesromanas más antiguas refiere a un cierto orden sacro ornnico,mprensiuo, a.tná imalen de
de derecho canónico, y hasta el siglo xvr, en el Concilio de Trento, se la la máxima frescura divina que, distribuyendo los misterios"de su
citaba como piéce justificatiae. En el siglo rx, en efecto, Pse¡¡de-Isidoro propia luz _en rangos y conocimientos-jerárquicos, asimílalos a
craDacomlenzo a su compllacton oe oefecno canonlcocon eI texto complefo su propia cabeza.
de esta carta, que, según é1, constituía el primer decreto emitido por el
papado, la ultima ratio de argumentación. La consecuenciade esta ordenación jerárquica consiste en que:
Desde el punto de vista de los orígenes,el sislo v es digno de atención,
no solo debid-oa que entonces fue estalbleciáoelffio dál primado papai es una reg^ulación- jerárquica en la que algunos están purificados y
por el mismo papado, sino, además, porque en dicho período escritores otro*s p.urifican; algunos son_ilrlminados y otrol ilirmiñan; algunoi
exraños al papado llevaron a cabo la fundamentación filosófica y teológica geifrcc-iónañ,y orros son perfle-CóionadodjTa imltac-ión diíina con_
de la teoría papal, brindando asl fuerte apoyo a la concepcióndescendente formará a cadauno a su manerd ró.
del gobierno. Sin embargo, no podemos decir con seguridad si tales es-
critos ejercieron su influencia sobre el pensamiento papal o si fue este
, s;gy l1elg$ry¡ig, @g-a.través de
el que influyó sobre aquellos. Lo cierto era que las doctrinas neoplatónicas los.dlterentes gfados de je_rárquicos,
habían proporcionado un gran impulso y que a través de una obra en _los rangos tráElá-{[effialmente, el
podet.así distribuido-revierte al <equilibri,o divino, que^distribuye a cada
particular ejercieron su influencia en la medida en que se observa en la uno el don idóneo>'7. El principio de la transmisión gradual á.1 poá.r
concepción de León I, con la cual muestran gran parentesco ideológico. hacia abaio es de- una importanciá. esencial gara el autor, porque .,1a
Sc supone que este texto fue escrito en la segunda mitad del siglo r por ;.rur-
quía se inicia en las cosasdivinas desdedonde se distribuyé enire los ,Lbor-
trn cliscípulcidel propio San Pablo, y desde la-Edad Media hasta"la ép^oca dinados>>en una forma-que genera <<1a armonía inspirada y sacerdotal>rs.
modcrna sc lo consideró como texto auténtico del período postapostólico. Quizá no sea el rasgo de menor interés en estos textos el que en ellos se
Lrr cstlictn ordcnación jerárquica de la sociedad..que quizá constituye el utilizan los,versículos de Mateo aplicados al esquema jerárquiio. La Íacultad
.
tc¡n:r nrríscirractcrísticode la Edad Media, ha encontradosu fundamenta- de atarlr .desatar consjituye, según el autor, el anunÁio y'la interpretación
citin filosí'licrr y teosófica en los textos relativamente breves de Pseudo de._la voluntad divina'e.
t0 El Papa Los lundamentos 51
(,:rlcccrí¿r
de intcrés entrar en mayoresdetallesacercade cstos textos. rante todo el período medieval era la siguientei ecclcsia nobis cotnmisa.
Pcro sí cs importante hacer hincapiéen el principio neoplatónico,segúrrcl La idea principal subyacente.en esra fórmula expresaba que go--exiqtían
crrnl cxistc IJn Ser desde el que desciendetodo el poder en forma de pi-
&feqhqgrftóctonos_g¡fu_fu!9_s3, tnisma y 9ue, en cuanto u rg_.di¡gg.-iór.r,
¡.1 pó¡tífiü. poder
rámiclc.Sin duda. el autor hace constantesreferenciasa las tcsis de San
{tsgg ná-poáíffiortu'to,
Pablo ¡z las utiliza pata teforzar sus argumentos.Y asl Nulla Poteslas ilisi conrerlr nrnguna claseWup"
de a ningún oficial eclesiástico.Los cristia-
¿ Deo encuentra ei la jerarquía neopLtónica de los rángos una explicn- nos constituían t¡n cuerpo y, como no poselan derechos autóctonoso autó-
Iión teosófica.Pero, al mismo tiempof las ideas expuestasén estos trabaios genos, no podían, consecuentemente,conferir derechos. Sobre todo, la
se correspondían pedectamente con maneras de pensar contemporáneas, Iglesia no tenía nada que ver con ei oficio del Papa en sí mismo: esre
las cuales podían obsetvarse tanto en el plano imperial como en el papal. era de catácter hereditario, y el Papa, a su vez, no tenía -como hemos
La idea de que el emperador era el ser supremo sobte la tierra, desde el visto- posibilidad de cambiar o disminuir el alcance o el contenido de
cual se desplegabatoda Ia autoridad, era un principio con el que el último dicho oficio. En síntes,is,el status del Papa estaba separado de la comu-
periodo de la Antigüedad romana estaba familiaúzado, pero el trasfondo nidad cristiana, la cual incluía denilo de ií a reyes y emperadores,quie-
neoplatónico, reforzado poderosamentepor Ia doctrina paulina, fue 1o que nes eran considerados.po.rel papado-en
confirió al emperador su carácter de rey-sacerdote,encarnación del Unico -calidad--de'subditi, sybdiíos'.de
Untertanen. Esta terminología puso de relieve .l ca.á¡ ?ieramente
Ser sobre la tietta m. La adopción de estos princípios jerárquicos por parte -+ta
@ocrático del gobierno papal, así como también la inexistencia de rodo
del papado se llevó a cabo con gran facilidad, puesto que la interpretación -
derecho áutóEFono o aurónomo en los miembros de la Islesia. en los
jurídica de los versículosde Mateo había conducido a los mismos resultados. subditi. cuando nos ocupemosde la rcalezateocrática volverémos'sobre el
Esta concepción jerárquica no podla menos que ayudar a definir la tema. No sorprende,_por ran_ro,que para Gregorio I los meriti subjec-
función del pontlfice con Ia máxima claridad posible. Al sucedet a Pedro torunx constituyeran la medi.la para hacer efectivos sus poderes de atar
y heredar sus poderes en calidad de Papa, ng__q¡4,indudablemente,un y desatar". La des-ignación del rey o cmperador como hljo (filirrs) de
miembro más áe la Iglesia, sino que re'.iiuaFlñra y por encimá de la Iglesia romana obedecía a las mismas rizones rr.
-eila.
Lonsrrruia un stañs perE e ir Desde el punto de vista genético, el también digno de
¡jglges
@se concenffara en él la totalidad del poder y, en este sentido, 1o que atención cuando se consideran estos aspectolFreiuentemente se há insis-
se hallase en los <<nivelesinferiores>>se derivaba de é1, que era quíen tido en el notable parecido entre los dogmas y principios bizantinos y los
poseía todo el poder. Los derechos y el poder no eran -y esto es lo papales, pero quizás no hayan sido observadoi cuidadosamenteen esre
más importa¡¡s- ¿u¡f¡omos denffo de la Iglesia, ya que según la exé- r€specto.-Hemos visto cómo, debido al papel jugado por San pedro, lons
gesis papal utilizada comúnmente en la Edad Media la Iglesia era con- dF toda la Iglesia, esta pudo ser, y en eÍecto lo fuó, considerada'cbmo
secuenciade la actividad de Pedro: no se había edificado a San Pedlo algo que se había confiado al cuidado del Papa. La ruzón por la cual la
sobre la Iglesia, sino que, por el contrario, la Iglesia se había construido ecclesia era nobis commisa se basaba en el hecho de que el Papa here-
sobre é1. Si a este principio se agregan el de la plenitud del poder pe- daba los poderes y el oficio de Pedro. Ahora bien, duránte el mismo si-
rino que poseía el Papa, iunto con la tesis de la derivación del poder romanos se. detprendieron d? su-(i ot I leaisertant y
desde un solo centro 2r, resulta fácil comprender por qué a la fglesia, a la +J"Jr!-€gperadores
adoptaron uná posición más qropia de gobemantes cristíanos, especial-
congregatio fidelium, le era completamente imposible desde el punto de mente al consiCerarseeggeryr4orgs por la gracia de Dios. En séguida
vista jurídico hacet al Papa responsablede sus decretos o acciones.F[tre tendremos que volver sobre los efectos que tuvo este cambio; pór el
el Papa y el cuerpo cristiano no existía qbgn lazg.j¡uÍd¡co. La afirmaciñ* momento, recordemos simplemente que la adopción que simultáneamente
hicieron-con el Papa los .emperadoresde la concepción teocrática del go-
cxpresa la realidad: la responsabilidad del Papa, quien -como hemos bierno dio nacimiento a la idea de que el imperió y su gobierno habian
<licho- actíra dentro de una esfera que le es exclusiva, y del cual se sido delegados,es decir, confiados al-emperadór poi el pópio Dios. Así,
deriva todo el poder dentro de la Iglesia, no puede ser puesta en cuestión pues, encontramos la misma-terminología en la esfera imperial: el empe-
-dentro cle los límites del poder- por aquellos que dependen de é1.
rador León I sostiene que el regimen-totius mundi (nobís) superna pro-
'".np.rádo.
Ill rrodcr se localiza exclusivamente
-de en el Paoan. uisio commisit, ^ la vez que los sinodistas escriben al mismo
DcsrlFfi- trerspectiva la concepción descendentetambién podemos que Deus boc donauit imperium, o que Deus potentian mandi co*lmisittu.
cornlrrcnclcrotro principio papal, con el que tropezaremos en su debidcl Encontramos aquí que las característicasson las mismas que subvacen en
morrcnto al referirnos al rey teocrático. Si la Iglesia fue confiada a Pedro el principio de la- encomendaciónde la Iglesia al Papa y, especíalmente,
por Cristo, la relación entre ella y el Papa no puede set diferente a la el hecho de que la entidad -en este caso el imperio-- no poseía dere-
c¡rrcteuírr con cl apóstol. La terminologíaque permanecióinvariable du- chos autóctonos, como lo demuesua la historia del imperio bizantino a
5?. El Papa Los lundamentos 53
rravés del milenio de su existencia. Pero existía una diferencia crucial: el statas del Papa en su posición por encima de la comunidad de todos
mientras los papas fundamentaban su concepción acerca de la encomen- los reinos confiados a é1, como la natwaleza jurídica del oficio papal.
dación de la Iglesia a ellos en el principio jurldico de que eran sucesores Como el Papa es el heredero de los poderes petrinos, no puede participar
del oficio y las funciones de San Pedro, la afirmación de los emperadores del derecho de la comunidad ordinaria, sino que -como se ha afirmado
de que el imperio les habla sido confiado por Dios no poseía ninguna suficientesveces- se constituye en Dios mismo. No se trata aquí de nin-
fundamentación formal. En efecto, podía llegat a afirmarse que en el caso guna cualidad divina del Papa, pues con ello no queúa decir que fuera
de los emperac{ores no existla ningún título que pudiera comprobarse idéntico a Dios o que poseyera poderes divinos; lo que esta expresión
fácilmente como en el caso del papado. Lo único que arrojaba luz sobre -y otras similares- pone de relieve es la consideraciónde la plenitud de
el punto de vista impetial era simplemente el reconocimiento humilde de poder desde un punto de vista jurídico, lo que conduce de nuevo a la
que los poderes del empetador se detivan de Dios, pero sería incotrecto
ón de los verslculos de Mateo. Los iuici
considerar este hecho como una justificación formal y jurldica. Y justa-
mente en la justificación jurídico-formal era donde radicaba la fuerza del
gobierno papal. Luego veremos que los reyes de Occidente se adhirieton {ue dio lugar a proporcionarjuicios tales-c-ñ-óTl-@áPapa est Deus, o
el de que el consistoriode Dios y el del Papa eran uno mismo.En con-
exactamente, al igual que los bizantinos, al reconocimiento de la fuente secuencia,la increpaciónque en la Baja Edad Media se hacla al Papa de
teoctática de poder, y además veremos las ventajas que de ellos sacaron que por qué no hacía milagros si era Dios sobre la tierra, sería señal de
los papas. un malentenclidomuy serio sobre la naturalezadel oficio papal. Los papas
En consecuencia,la sep@na tuvo su mayor insistían en las consecuenciasautomáticasque tenla en el cielo el ejercicio
resonanciaen la relación jurffica entre el Papfl-l-aTffiia, La posesión de sus poderes. Como Pedro había recibido las llaves del reino, podla
de la plenitud de poder por parte del Papa constitula un postulado que abrir las puertas del paraíso, tal como declaraba Gregorio IX en un me-
ponía claramente de relieve la carencia de todo derecho autóctono por morable pasaje27,como decla fnocencio IV en el siglo siguiente: la pleni
parte de la Iglesia. Por tanto, si posela una esfera de acción exclusiva tud de poder del Papa está constituida <(adsalutare orbis iegimen> '8.
para el ejercicio de sus funciones oficiales, el pontlfice no podía ser un El
simple miembro más de la lglesia. Pero en su calidad de persona sl que , , :ont.cuencia, el elemento esencial a considerar sobre la naruraleza
dcl ohcio papal era su eñlusivo-caFf,tgr.it¡fí<ljco-El papado, indudable-
lo era, y tan cristiano como podla serlo el villano más humilde. Desde mente, no erd-bTl?itM--que nomefl jurislictionG y, como en la Edad
el punto de vista de su actividad como portador del oficio no había nadie Media se consideraba a 7a jurisdicción como el ejercicio de la autoridad
ante el cual pudiera set jurídicamente responsable, porque a nadie se gubernamental, la designacióndel papado como institución gubernamental
habían dado poderes para ello. Pero como es bien sabido, todos los papas parecería correspondersecon sus propias premisas. Esta es la razón por
medievales tenían su Dropio cogfusor, y situación tal solo podía expli- la que fluyetan siempre con facilidad de la pluma papal términos tales
..#
carse considetandoal pontífice en su calidad de simple persona. Como tal, como guberndcula, gubernator, gabernatio y otros similares. Como vere-
tenía que aceptar los ionsejos de aquel como cualquiei otro cristiano. La mos más adelante, esta concepción acerca del oficio constituía también la
fecundidad del principio de la separación del oficio y Ia persona, difícil- tazón pot la cual, a la vez que los elementos jurídicos de la comisi<ín
mente puede ponderarse más. Por otra parte, el príncipe secular siempre petrina se realizaban plenamente, el papado comenzabaa eiercer sus fun-
fue considerado por el papado como miembro de la lglesia, tanto en su ciones por medio de decreta, statata, etc., lo cual fue caracterlstico cle
calidad de persona como en telación con sus funciones gubernamentalesy, tal institución, tanto en el siglo v como en el xv.
además -como veremos luego-, estaba sujeto a las órdenes del Papa. La plena rcalización de las potencialidades que contenía la sucesión de
Le aparente contradicción -que ni siquiera se reconoce como tal- deri- ,
vada del hecho de que al tiempo que el Papa no puede set juzgado por los poderes de Pedro por el Papa tomó, de hecho, largo tiempo. El aná-
lisis profundo del principio mostró --como indudablemente ñabía dicho
nadie, acepta los consejos de su confesor (un simple clérigo), enclrentra León I-, que_entre Cdsto,y Pedro había una participación común en
así fácil solución. also ¡, como el Papa era el sucesor directo de éste último, podía apli-
El principio segun el cual el Papa constituía un status per se situado cársele -como en efecto se hizo- la misma tesis. Además. ie .onside-
fucra y por encima de la lglesia, hizo que el mismo papado se aplica- raba que el otorgamiento de Ja plenitud de poder a Pedro significaba
lr varios juicios provenientes de la Biblia, tales como Ter. i. 10: <<Te que, efectivamente, el mismo Crisio había concidido a aquel sus propios
.tov rtrtortdad -<constitu.i te, sa,per
p-oderes; entonc€s podía sostenerse perfectamente la tesis de qrre San
rlgna ctFñtes. ut evellas et destruas...¡¡-zo. -bn su inimitable len- - -
Pedro había recibido poderes vicarialesde Cristo y de que se le podia, pues,
u'r,'ic.!¡¡,lgglfFllldeclaraba oue el Papaera :%_wgil;s4wintrr_ considerar como aices cbristix. rJna vez acepiado ésto, .ru ind.rd"bl.-
IJculn ct h()lnll'lilln>, lulclo que asegura Sln OUda, Oeflnltlvamente, tanto mente fácil afrtmat que el Papa eta vicario de cristo sobre Ia tierra. Al
.l lil l'upa Los lundamentos 55

. , ( ' r ' \ r ¡ ( ( s ( ) r ' t l i r c c t o . ll c, , s p o d c r c sd c P e d r o , s e c o n v e r t í ae n u i c a r i u sC h r i s - la Iglcsia romana, I¡ocencio III sostendría ocho siglos después que la
lr Sin cnrlru{o, no debemosolvidar que la sucesiónde los poderes pe- Islesia romana .ra ,ffiffii|itru totius christianithis. La iesis deriva-
rlinos ¡ror rrrr lrrcio,y el que el Papa fuera vicario de Cristo por otro, no -meJor
cronnl no poc.la ser expresada.lJentfo de estos termlnos poorta muy
collstitnían¡rrinc'ipíosesencialmente diferentes:sin embargo,la última de- bien hal¡larse de Ia Iglesia romana como epltome y quintaesenciade toda
rronrinaciónarlojó mayor luz sobre el carácter de la delegación.A su vez, Ia cristiandad. Arnulfo de Lisieux, en su discurso ante el Concilio de
cl uiccs Chisti era de naturalezacompletamente juddica. De aquí que el Tours (1163), se refirió a la concepción descendentede una manera bas-
gobierno basado en tales principios abarcata al mundo entero, como lo tante original al declarar, en sentido alegótico, que lo normal era (<<hic
probó a su vez Inocencio III al decir que lo que le había sido confiado est ordo>>)que el poder fluyera de la cabezaalabarba y de la barba hasta
cra e\ totus mundus y no una particular iglesia. El mismo principio fue el borde del traje, y continuaba35:
cxpresado por fnocencio IV, quien sostenla que la presentia corporalis
de Cristo se daba en el Papa 30.Antes que é1, Gregorio IX habla soste- A ca.oite scilicet a Christo in barbam, scil. in prelatos e'cclesiae,
nido tan concisa como claramente que 3l a prelatis in populum, in subiectos. In capite autetn onnis perfec-
tionis est plenitudo, omnis perlectio plenitudinis.
Christus dscendensin coelum unum reliquit in terris vicarium, slc
necesse est, ut ei omnium, qui Cbristiani esse cilpiant, subdantur A su vez. Inocencio III definía la conceocióndescendentede la derivación
capitd populorum. del poder en preciso lenguaje36:

Bajo este supuesto del carácter jurídico de la plenitud de poder, cobraba Cuius ( scil. Romanae ecclesiae)pastor ita suasvices aliis distribuit,
sentido la afirmación de que las palabras de Cristo eran directamente ut ceteris t¡ocatis in parten sollicitudinis solus retineat plenitudi-
aplicables al Papa: todo poder me ha sido dado en el cielo y en Ia tierra ,terl potestatis, ut de ipso post Deum alii dicere possint: <<Et nos
(Mat. XXVIII. 1B), con lo cual es comprensibleel juicio de Inocencio IV plenitudine ipsius accepinus>>.
de que toda humana criatura estaba sujeta al Papa32, así como también
la declaración de Urbano IV 33 de que No menos concisa eta la declaración general.de Bonifacio V\II,sobre que
el honor, el privilegio, la preeminencía o el statui que tuviera el empe-
Dedit enim Dontinus nobis sua, quia subjecit omnia sub pedibus rador tenía
nostris et super uniuersas terrae creaturas, contalit nobis dominii
principatum. aá ípsius sedis gratia, benignitate el concessionemanaait, a qua
Romanorum iruperatoresel reges, qui luerunt pro tempore, recepe-
Este texto de Urbano IV aclara todavía más la idea expresadapor Gre- runt gladii potestatem 37.
gorio IX 3¿:
Como resultado de esta posición existe otro principio que no se refe-
Licet enim plures populi in culturn sint catbolicae lidei congre- ría exclusivamenteal Papa, sino que era caracterlsticode todas las formas
gati, omnes talnett una cet sentul ecclesia, dum uni capiti, Christi de gobierno teocrático. Como Ia totalidad del poder se concentraba en el
aicario et b. Petri succesori, ceraice reuerentialn exbibent inclinata. Papa o, dicho de omo modo, dado que la Iglesia no poseía poderes origi-
narios, la aseveraciónpaulina de que gratia Dei sum id gzpd sum recibió
El principio de que todo poder se localiza en el Papa como vicario pnrricuiarapiicacióny<ieiiniciónénesffiir,queel
de Cristo se encLrentraen estrecha relación con el ya mincionado de la Papa, en tanto que punto de intersección entre el cielo y \a tierta, poseía
derivación de los poderes del Papa. Una vez más encontramos en docu- aquella plenitud de-poder que lo caDacitabarBara
disrrih"i
mentos papales desde comienzos del siglo v hasta fines del siglo xv la o[acia ataio,>, no obitante iue lá-p6ffi oel poder aparece como una
-r
reiteración dc este principio de que todo poder eclesiásticose deriva even- conceJióñ-de origen eventualmente divino. Por definición, el principio de
tualmcntc del Papa,_asícomo Ia comoaració,n la concesión excluye el derecho a la cosa concedida38. En efecto, según
@o-
I4ana*lon h fuente de un río, de donde se desprendefácilmente de-riuarc. las interpretaciones papales, cualquier poder localizado en el cuerpo de
@ del mismo tema en numerosas representa- cristianos era un poder derivado y, por tanto, concretamenteuna conce-
cior-respictóric'.is(de tempranas épocas)que mostraban a Pedro golpeando sión hecha por el Papa. La combinación de este principio paulino con el
Lrna de Así como otro también paulino de que <.todo poder procede de Dioro, dio lugar
Inocencio fE6ia cficho que a la tesis del papado en su funcffir de los ia-
,,(¡
Er papa
vorcs o corcesiones(divinos)..cualesquiera derechoso poderes que pudie-
ran localizarsc en el cuerpo de cristiános o en ciertos cargos u organiza-
ciones eclesiásticasconstituían, originariamente, derechos y podereJ divi-
nos-pero, mediatizados por el Papa, quien era el poseedoi de la suma
total de poderes.
cualquier ejercicio del poder dentro del cuerpo de la cristiandad era,
por tanto, estrictamente_ hablando y en última insiancia, un poder eclesiás-
tico, de donde_aparece ahora en su verdadera significaciónla distinción entre
potestas jurisdictionis y potestas ordinis. El poáer, es decir, la jurisdicción,
se concentrabaen el Papa, quien delegabaparte de él a los oúspos, parte
TrJotas
a los reyes y emperadoie_s,_ y asl srrceiivaniente.por otru p.rt., el'poder
sacramental carismático del ordo no tenía nada que ver ion Iá jurisdic-
ción, y era otorgado a sus recipiendarios a través ie las ceremoniáslitúr- ' Resumiendo la significación del Se¡món de l¿ Montaña O. Weber dice lo si-
gicas simbólicas. Así p_gdemoscomprender, en consecuencia,por qué los guiente: <<It summonsman to adopt an attitude which by the bent of his nature he
obispos vinieron a ser llamados <rDii apostolicaesedis gratia'tpiscoii,r, ya ¡esists. It is, in fact a wide frontal attack on man as he naturally is.>>(Groundplan ol
que' a pesar de que eran los sucesoresde los apóstoleslomo &nsecuencia tbe Bible, London, I96L, p. l3I.)
2
d,e su ordo, no estaban autorizados paÍa actvat como gobernadoresde sus Quizá valga la pena señalat esta caractetística <<social>del cristianismo tem-
prano. Como ejemplo sobre el particular, ver la Orden de Hipólito (Papa) (ca. 2L5),
d.iócesis,ni.con capacidad jurisdicciónal sin una .on..l.ión específicapara donde existen regulacionesdetaiiadas acerca de las fo¡mas de vida de los laicos, así
ello otorgada por el Papa. con respecto a la investidura de lós gobernan- como una lista de las ocupacionesque no se permitlan a los cristianos.Vid. F. X. Funk,
tes seculares,eran válidos principios similares, para lo cual est"abaa la Didascalia,et Const. Apost. (Paderborn, 1905), ii. 97 ss., pp. 105 ss. A pesar de que
mano una vez más la aplicación de los postulados de la Biblia, especial- se basa sobre premisas diferentes, la legislación de Justiniáno podría también ilustiar
cste aspectoCon respecto a Hipólito, ver B. Altaner, Patrolo¿ie, 5." edición (Freiburg,
qg¡te aqurl de <<Perra,e \eges regnant et principes principatur> (prov. 1958), pp, 46 ss., donde hay literatuta exhaustiva.
viii. 15). Fl principio de la mediación se évideniiabá perfectamente en ' Vid¿ el pasaje citado infra, p. 96. Vid. además, Gregorio I, Homil., hom.
26,
la investidura de cada funcionario eclesiásticoe, inclusiie, en la de los n.' 5 (P L. Ixxvi. 1200): <Ligandi et solvendi aucroritatem suscipiunr, qt:jr gradum
gobernantes secularesque, como miembros de la Iglesia, estaban encar- r egininis sortiuntur.¡>
o Para más detalles al respecto,vid
P. G., pp. 436-7; M. P., pp.634 ss., esp.
gados de tareas definidas relacionadascon la totalidad de-ella. n. 120.
Si consideramosahora todos estos elementos en su conjunto, no nos u Sin embargo, las intetpretaciones mode¡nas de la Biblia nos informan que
en
será muy difícil comprender qué significado tenía para los'prput medie- el original arameo los vocablos tenían también un carácter indudablemente jurídico.
va.lessu propia monarquía. La Iglesia que les había sido cónfiada tenía A este respectopuede verse el trabajo citado en la nota siguiente.
o Para más detalles,vid. V. Ullmann,
qüe ser gobernada, y como consécuenciáde los poderes excepcionalesy ? En S,ta¿i I.T.S., xi (1960),pp.52 ss.
,Gregoriani, vi (1959), pp. 234 ss., he recogido una cantidad de pa-
singularescontenidos en la facultad de atar y desat-ar,la forma áe gobiernó sajes tomados de fuentes papales y no papales en los cuales el punto principal lo
adoptada era 1,, monárquica. Este principio de la monarquía palal to se constituye esta separacióndel oficio papal de la persona del Papa (León IX, Pedro
derivaba, primeramente.,de la Bibliá y, eñ segundo lugar, áel moáelo que Damián, etc.) Estos pasajes,y otros similares pueden haber sidó el modelo de las
afirmacionesmás recientes con respecto al magisterio del Papa.
proporcilnaba la con-stituciónromana. La monarquía papal o, como ram- t Las afi¡macionesactualesno son, en esencia,diferentei. Vid,
Juan XXIII, Acta
bién se la llamaba, el uniuersale reginzen, era conóebida in términos com- Ap. Sed., 1 (1958), p. 9I2, donde hace referencia a 7a lormidandi bereditas de San
pletamente.jurídicos.y relacionadoscon la dirección, es decir, con el go- Pedro sobre los hombros del Papa. Vid. además,id. ib., li (1959), p. 5lj en relación
bierno de la cornunidad cristiana. Dado que esta comunidad, la Igleiía, con la <<facultasquidquid ligandi et solvendi in reris>.
o Para detalles al respecto, ve¡. Studi Greg., cit., pp.
poseía un fin u objetivo definido, tenía que ser orientada Lacia'é1. yi 229 ss, Está todavía por
verse si existían- líneas .que comunicaran esta denominación papal con Ia anterioi y
poder. gubernamental heredado por el Papa se rcfeúa específicamente a contemporánea_designació_{r_imperial_de sacratus,o sauatissimui, o dious imperatoi,
esta dirección a ser ejercida sobre la lglésia, ya que como había dicho o stt diuinitas. Para esta última, cf. el rico material compilado por \1. Ensslin, SB. M"'-
Nicolás.I en el siglo rx -y como repetiría luegó con algunas v¿¡i¿¡¡ss-; nicb, 1943, fasc. 6, pp. 69 ss. Como bien se sabe, Constantino tenía su sacrum cozsis-
torium, es decir, su senado,iunto a sí. Algunas veces se calificaba al senado bizantino
<<Nosdivinitus constituti sumus principes super omnem terram, id est, como sanctissiflrussettatt$; c! con 4. Thiel, Epp. RR. genuinae pp., del emperador
super universamecclesiamr> ao.
Justino L_ql papa Ho¡misda (Braurschw_eig,,1862),p. 8J0. Además eitán los <<Capitula
Justini (II) imperatoris sancta>>. otto III llámaba a Justiniano su, sanctissimusawe-
cessor, cf. MGH. LL., iv. 662. Por el contrario, no ñe enconrrado ninguna instancia
en la que se designara al Papa como sacratils o diuus, a la manera de-las denomina-
ciones imperiales.
t8 El Papa Los lundamentos 50

-.'o Para el significadocJeapostolicus,cf. L. M. Dervailly, en r[él¿nges de science gyidem Romanuspotifex vicarius est Christi, eiusque in terris personam gerit>>, Acta,
relig-^u(1e4s),.-py, \!! y ss.;_-y.rp.iiutÁ*i. lr,t.iülir..i'"r"1."í.""i.',''xr¡iGe62), cit., 1 (1958),p. 885.
pp. 290 y ss.,xiv (1963),pp.31l y si. ' Vid. P. G., p. 414, n. t y M. P., p. 646,
n. 744: Cabe recordar la denomina-
" Este es todavía cl critcrio actual.cf. Jua' XXIII: <reui lamquantpelrus zrpos_ ción de vgge¡1uspor cl eTperado¡ Teodosio I a fines del siglo rv: <<Tamquam praesene
lglg.rlfl.princcps ad regendumpopulrrmchiisti:rnrrm...vocatris.,mus,, Arto,'rit., et corporalisDeus> (Ensslin,op. cit., p. 66, n. 10).
\ i ( 1 9 5 9 )p
, .612. "Á '' Rayn. xxi.226.
3 Vid. M. P., p.xxxvii, n. 22.
- -' -'"
tis irr the Pseudb-Cleñrenrines>>, en I.i. ¡.',,,i-ifqeoj, pp.295 rr. * Reg. núm. 874.
'' Para mayor ' Rayn. xxi.226.
ilustración,ver ei art. cit.
''. Vid. E. * Vid. Rev. xvii. 15. Gregorio
. Caspar,Gescb. d. Papsttums(Tübingcn, l%)), it. 400 t¡. i. para nás I, en sus Moralia, xxix. 29 (P. L., lxxvi. 5O9J:
deralles,ver ademásB. Altaner,..pnlrá1igie,r.,-.d;l¡¿n ir¡áiürii, is¡8j, pp <<Aquaseninr populos accipi jam sepius edocuisseme memini)>.
4(r(r ss. -
" De coelesti bierarcbia,yjii. 2 (ttad..dc_.[. parker, Lonclo'', 1399,'é.^ .3); vcr ! L., cci. 155. Vid. ademáss,t Ep. 24, ibid., col. 40.
además,ibíd., cap. r, p. 32: Dios como <la fucnte de poder rn,rn¿doúuiiu réú¿uói lL 4yg-j.)?0: una combinación de las idcasde León y.luan (i. 16).
próximos en_-gtado,en dot-c-s de. poder_y cn scnrcjanza,-aDios...>>.Oetrc, en ófectá, MGH-,const., iv. núm. 105. Exactamentel¡s mismás'ideaslas había cxpresado
destaca_rse, el hecho dc que Pseudo-Dionislo acuñóci tór.nrir.ro Gervasiode T'ilbury con respecro,a Otto IV un siglo antes, vid. p. G., p. 342, n. 6
irrorquía; ii.-j. si;gi..vr, * Por.supuesto, este tema dc la concesión pronuncirr
en Z. f . Kathol, Theol.,-xxii(1398),pp. 180 y ss. sd particulimente en las
'o De coel.bier., |ii.2, pp. oracionesde cualquier ceremoniaeclesiástica. Vid., pbr ejemplo, los numerosostextos
14 y s.
"'.'^ De ecclesiasticahierarchia, i. 2, p. 70. que comienzancon <<Concede propitius...>>y otros seinejant.r,^urícomo los ezncsumus,
I_4i4-,p, 69; ver además,cap. 5',p. 7). Exaadi, Tribue, etc.
oo Con-
" Ibid., vii,7, p. 157. * -respectoa algunos pasajescaracterísticosque señalancl nonarchatus dcl
'o Papa,ver M. P., p. 6i6, n. o.
!ara- 4e-talles,vid,_H. Betk-hof,Kircl:e & Ka.iscr(.Zlnich, 1917), esp. pp. 143
's.'itu¡in,
L rr.! 4.. Michel, Die Kaisernacbt in der ostkirche (Darmstaát, rpibl; . : $flicación práctica de Ps. xliv. 17. Vid. ademásM¿ss.Rom., 29 de junio, e'
Das.Zeitalter Justinians(Berlín, 1960),esp. pp. 125 ss. el Graduale y el Offertorium.
- .'?¡. Esta conccpcióntlerivacionalfue estrblecidr craramcnrepor 'p. Inoccncio I: Ia
f glesraromanacrr el origen
-de tod:ls las demás iglesia-s;vid. M., p. I0, n. 0;
vid..-además, BonifacioI, citado en p. G., p.7, n. a"v M.'p., p. 10,-i.'24.
. " A pesar quc_la afirmacjónde ge papa a neminc judicitur eia de origen espu.
rio, poseía_anrccedentes auténticos. ü paóa zósino hábía dícho -1-,orrii ¿ coáienz,rs del
siglo v: <<cnm tantum nobís_es_setauctoiiütis,' ut nullui d" no;;;. r"tr..t.r"
scntentia>, P. L., xx, 677 ( -Auellana, p.'1"16).
" Vid. el pasaje ciradoinlra, cap.3, n. 4).
-'o Egta concepciónfilial del emperad_or hrbía sido qropuestapor san Ambrosio,
v fue aplicadopontificalmentepor. L!ón I iuri"-, ru'ho.átti.",'i,,,p.,irr, Ep. r6a',
cap..I:- el emperador.debe crrmplir "ti
.con lo que debe a su ..¿i" l* igl"rio, qu" ..te
¡artictrlarmcnte orgrrllosa de il, su hiio.
" Tomado de !1. Ensslin, op. cir., pp. 88 ss., donde se enco't¡rrá nrayor infor-
mación al respccto.
" o V i d . P . G , . ;p . 4 3 3 . n . i y y . P . , p . 6 2 9 , n . 9 9 . E I v o c e r oq u e s e c l i r i g í aa l o s
cardenilresrnmediatamente antes de que entraran ¡l cónclaveel )5 tle ocitrbre dc
1958 hizo de aplicaciónde esre pasajeal papa uno J. ,i,, p"ntJ a- clrploner.Vi,J.
_la
tlt't,t.cit., 1 ( 1958),p. 858.
---"-.Dirigido-a la reina.Rgsudesde Georgiael ú de cnero de 1240 (Rayn. xxi.
)26 1'h. Ripoll, Bull. ord. praedic., i. nún'l 198¡: osoli petro a- D;-i,r; cocrorum
clrr'i.m potestásconceditur,.ex quo-sequitur, quod
¡rriin iiioá¡ii' .o u"r
t ius sueccssorihrrs scu constjtutis'abipsis .ród.ntitrr',inprrílur.n "oñii'-u¡
'" llayrr.xxv.
'' 5B4.
Inoccncio llI cstablecióesto muy claramente: cristo había cstableci{o: <i¡
1,. l\r. si.bi oic¡riun>>,colocándol.Í,poi sobre la. nu.ion., y io, ..ino*- Reg. vii.
,,\tlrrí trrnrhítlrrsc cstablecíaque todos los que estuvieranfuerá de la Ielesia es-taban
contlt'n:rrios:.<.ornnes,qui exúa ecclesiaminventi fuerunt, in judicio dTrmnabuntur.,¡
lrl crilcli,' tlt ltr.ccncioIII de que el Papa<<non puri homióis,séd veri Dci-vicesgerito
Ir¡('.rol)r't¡(l() (()r) lrccucncia,por ejemplb,por,IirocencioIV'(Rayn. 444¡ u"l re"
tlc.ll,rlrtrrriir:<(()l)()rtct nos, qui non tám puri hominis quu- u".íDei "*i. vicem in terri.
;¡ctirtttts...tltirt.r:rrtlircgimini presidemusex of{icio nortro...o Un pronunciamiento
rlclrr¿lrl tlsl)((r() kr tcnclnoscn el discursode Juan XXIII el día de su ioronaciirn,
:o)o rrt¡rrrlllos (lr( ( sllrvi('r':rrcrr rrniríncon cl pápr, (tuto possuntsalvi fieri, quando_
CA PI T ULO

€l ?ríncipesecular papal
y el derecbo

[.oryepto__¡qás
- relevante del gobierno papal de la Edad Media fue
el conceptode auctoritaiSrñpleadooriginariamente en la constituciónro_
mana, expresa6á-d6i6?lErúliimo, rupñmo de establecernormas de ac-
ción vincglatorias.se ftatab^, sin duda, de una idea de inspiracióncaris-
ñTtica que había dado origen {princ'ipatus, es decir. a uira monarouía
Lgggggts.sngldl{a. Perola cl?iffiEíenEiilEla @
mana{papall.gj$j;iblldad y, por tanro,el no podffiposeída
ptenamente slno por un solo Tombre, en tanto que su concepto correla-
tiuo, l '.-
lra elaboraciónque de
e.stapare¡a de- conceptos de
,auctoritls y poteslas, llevó a cabo el papado
durante el siglo v, fue condicionada por- la circunstancia histórica.
vale la pena recordar que los emperadoresromanos habían cambiado
de carácter cuanclodeja¡on de considerarseemperadoresdivinos para pasar
a ser emgs+lrof la sraci s. La importancia del cr-bío rádi.a
en que abandonaron las pretensiones de ser verdaderas divinidades en la
tierra y reconocieron,en cambio, que Dios era el origen de su poder. Tal
cambio podrla ser atribuido a la influencia de la docirina paulina, pero lo
que abrió el camino a la intervención del Papa fue preciümente é1 r..o-
nocimiento abierto por parte de lqs emperadoresde que su proDia caDa-
cidad de gobierno lés hábia sido
a p a r e c í ac o m o d o n , f r y o r d i u i r n n f f i a ' í n i e r v e n c i ó n
papal encontró justificaclón, y ya en ta segundamitad del siglo v
-suficienle
la doctrina de la plenitud del poder del Papa y lá tesis concomitanie de
q-ue el _Papaconstituía el órgano mediador entré Dios y el hombre habían
obtenido .am-pliaaceptación.No sorprende, por lo tanfo, que la gestación
de este doble concepto la encontremos entie los pontificados de" León I
^cteet r en-ññffi
¿. ,J, Acuel, sp. h1bía. referido y? ^ l? rcqilif
do¡, v había.hecho hincapié en la.Tlique su madre, Ia
Iglesia, Iélabía proporcionado; el último profundizó én el tema insis-
tiendo en los beneficios divinos que, tradr¡-cidosen .su capacidad para
gobernar, había recibido el emperador. Y -le decía el Papa a esre- no
debía mostrarse desagradecidopor ello, pues si sobrepasabálos límites de
El Pupa El Príncipe secular y el derecbo papal 63
, t,;.,.,t1t\ lot(.\t(ts poclría más bien parecer un ingrato de los beneficios no sólo tuvo vigencia con Íespecto al episcopado -el obisp.o recibía la
rrr, ,r i¡l,irLrs.
l r i , l , r s l:n
lirr ¿cl' l noficio
G c i n .de emperador
1. o -^".^r]^r no e é ^consideraban
ñ A se ^-"i.I^"^l-.^ -como
^-^ ffacultades
^^,,1*^J-- Potcslas regendi como algo difcrente a t,,r pod"r sacramental-- sino tam-
, l t ' t i v i t c l r t s d , e h rlegalit
e o a l i s potestas
Dotestar e ell eestablecimiento
stahlecimientn ¿ de aspectosdoctrinales,
l e á s h c . r n q r l n ctrin.le" bién cor-rrespecto a 1os p_ríncipe.s
seculnres,én especialel emperador, quien
lrr irtervencíón en el organismoeclesiástico,ni el nombramiento y desti- se convertía en recipiendiario de esta gracia divina en el acto de la coro-
tLrción dc oficiales eclesiásticos,etc.: el Papa __y este es el puÁto cul- nación imperial.
En ambas instrrncia-s, 1a poscsión <1e1poder se debía al efluvjo_de la
glTia- livina a üavé-s& I-a mediación del Pape, quien en estáJórma con-
cedía la jurisdicción. Tal era precísamentelo ,1ue Gregorio vII tenía en
nrientcs cuando declaraba que la Iglesia romana <<adregimen adaocat>>
a los.p.íncipes s,ú spontc y deliberatio consilio u. De a{r-rí que leamos
q.ue el oficio de_obispo o de emperador se recibía nzcdiatlrc petuo o per
tas. Este principio del rendimiento de cuentas por parte del Papa se rela- tlonini papae,mediationent u, asi como también la
coiiclusiónlogicá'de
cionaba
Lrurraua también íntimamente, por
Lalllulstl trrlrilrarüertte, por supuesto,
supuesto, co;
con la
ra tesis de q,ri
tesls de que le
Ie babía
babla que cn su calidad de dispensador de este po<ler -considerado éxclusi-
sido confiada la totalidad de la Iglesiá: en consecuencia,el goti.rno ,..u- vamente de-sdela perspectiva jurídica- el Papa, tal como puede obser-
lar ejercido-dent¡o de ella y por su bien era asunto que-interesaha nt varse en relación con la investidura del empeiaclor, podía hircer efectivo
llp, .*dp_tr¡viera que rendir cucnras. Dado que la Iglesiá--le lñ6?il eI faaor apostolicusT. La fTextbilidad de la ldea dio^base s.ficienre oara
stdoconhadn,era@|osasuntosquelaafectarnn,lo que se la expresarade rnodos cliferentes:laooris nostri gratia, donunt'gr,r-
quc equivalía_a responder por la forma en que los réyes y emperadores lioe, spccialis gratia del Papa, tnanera gratiarurn, combi'¿ción de f auá,res
habían cumplido con sus deberes para con-dicha lgÍesia. ¿Quién más et..beneficiapleniora, etc.8. El accedera las exigenciasde1 pontíhce no
clue el Papa podría estar en situación de decir si el rey se habia mosrrado só.lo podía.significar la ol¡tención de mayores favores divinoi, sino que
digno o no de la confranza
confr,anza divina. si había cumplido
divina, cumolido cabalmente
cahalmenreo no con ron además, a la inversa,
.cualquier rey podía gozar de mayores favores por
los deberes que la gracia divin a había exigidb exieidb de él al nl concederle la parte de aq'el e. Haríamos bien en recordar, si' embai.go,qr" .o-d lo
capacidadpara rnar? En resumen, gracia -conccsión, benelicirrnt, faaor, ctc.- era de caráctér exclusiva-
sable del mente.jurídico, quien la dispensabano tenía necesidadde estar en pose-
mpeño res del rey para sión de ningún ordo sacrumental:el Papa, aun cuando no hubiera'siclo
ordenado,
.podía co.ceder Ia potestas re'gendi al obispo y, en la misma
forma, poclía coronar al empeiador. Todo ello está -ás í'tima rela-
ción_con la plenitud de poder del Papa. Además, debido "n'la
a ra naturaleza
jtrrídica del priuilegium p^ra gobernar, el proceso podía tener efecto a la
fa pnlabra significaba favor, privilegio, algo a inversn, es decir, cn el sentido clc perdcr él f¡,uor o privilegio. Este prin-
W(gra.tia) :g¡+rg!i
to cual cl rectprenclarlono tenía derecho". Así encontramosque el tey cipio, de antigr,o origen, fue introd'ucido por Gr.acianoy le"fue atril,uido
no sólo-era rev por, la gracia de Dios, sino que también lo era pr, ,ri- a Gregorio I ro:
sericordiatn Dei o diuina clementia, etc. Las múltiples variantes de est:r
concepción coincidían en que la facultad de gobernar distinguía al clue Priuilegiuru omnino rueretur antittere qui perruissa sibi abutitur
la poseía como favorecido especialmentepor la misma divinidad. El cua- potestate.
dro quedará completo si reco¡damos que cl -ss dssi¡,
¡ruimte_nto ¡s¿l
el acto que realmente confería la gracia- figuraba-entre los sacramen- El mismo pri'cipi.o de la^ gratia divina consideradacomo factor ope-
tg-s_b!9tael siglo xrr, y sólo desde entonces se 1o consideró como simple rante en la posesión de un oficio con poderes iurisdiccionales
iurir Io enconrra-
sacramental.Si se da a este hecho la debida consideración, se compren- mos
mos en Ia
.enIa resis. de que,S.r=$!¡gfu
tesis de que Srrn_Pcdro había confiado
- n
dcrá pclfectamente la importancia del principio mediatorio. La mediación retry, es
cllglno, es decrr,
decrr, que eI mrsmo
rlc _las gracias^divinas,- incluyendo los sacramentos, por oficiales espe-
¡-
:¿ ,que mrsmo uristo
uristo habÍa
habÍa confiado
confiado el reino
reino cl
el rev.
rev- Le
tórmu-Iaque-seaplicabeal rey en la prácticaera..populttsfibi connzisstts
La
cirrlmentc calificadoshabía sido presentadadoctrinalmentecon indepcn- o regn,um tibi contmissunt, Ta cual era consideraclaáe tanta imoortancia
tl,:l¡ciir.le l.,s principios papalesgubernamentales:cl papel de lot s,rccr- como la ceremonia de coronación tlel
_rey.Y_,en efecto, desde ef siglo rx
rlotcs como mcdiadoresconstituíaun dogma desde tempranasépocas.Por en adelantelos mismos príncipes seculaiesde Europa occídental se mos-
l o t , r n t . . rl,a t c s i s . l e q u e e l p q d c r s e t r a f $ m i t í a h a c i a a b a i o n o c r : r . c n traron muy proclives a insistir eLSg- facuhad
r c r r l i t i r r ds,i n , r l , r n p l i c a ó i E - p , uglel_grv.lgt\tngun rcy o emperador se j amás a la tesiis papal
<_rpuso
----.#
I
(,.1 EI Papa El Príncipe secular t el derecbo papal 6j

,lc.1uc su reino les había sido confiadopor Dios: por el contrario, eran pata el funcionamiento de
'i\o debe, sin embargo, suponerse lu f@iernors.
Ios mismos reyes quienes, independientemente,y sin ninguna influencia \J "S#s que Ia priv-ffi-ile la gracii(es decir,
.lel papado, -adop.tabaneste criterio. En vista de .k@gi+lg.$r fl de la benevolencia)estaba reservada a los Priuilegia: en caso de cualquier
jurisdiccional dgl-Papa en €stos asuntos, tan 911o.,
íntimamente relaclonados l( desobediencia,la indignación papal entraba cn alción. Por ejemplo,-con
cop@,no_ ¡dÍa pUteta'." r . En síntesis. en su estera motivo de la elección de Conradino. Clemente IV escribe al aizobisoo
puDlca er pooer consutula una concesronotvlna. de Bremen que si cualquierprelado diera a aquel su voto, se .n.ontr.iíu
El tema de la gracia se percibla también en los documentos que ema- ipso facto depuesto y privado de toda dignidad, así como de
naban de la cancillería papal. Haríamos bien en tener presente que la
existencia del complicado aparato de esta cancillería era de por sí testí- onzni ecclesiasticobenelicio sine spe restitutionis aut gratiae aliqao
monio de la función ptincipal del papado como institución gubernamen- t enxpore obtinendae1u.
tal: los documentos papales eran, en efecto, los instrumentos que el pon-
tificado utiTizabaen el ejercicio del gobierno de la Iglesia medievalrr. Así, Por oua parte, el deseo de obtener la gracia divina era motivo sufi-
los solemnes Priuilegia emitidos por él eran, por definición, documentos ciente para que algunos condes hicieran resistencia con todos los medios
que confería"'frt.cñór tales conio e*cepcioÁei, inmunidadesi beneficios, a su alcance,a cualquier obispo que hubiera sido rechazadopor el Papa17.
áleet"rr. de los que de otra manera hubiera sido imposible gozar. Ei En resumen, el tema paulino de la gracia no solo se expresabaen el
mlsmo termlno era, pasaje ya anotado de gratia Dei sunt id quod sunz, sino también en mu-
cumento chos otros, en especialen I Cor. iv 7: <<¿Quétienes que no 1o hayas
no@rupo (como en los casosde monasterios,ciu- recibido?>>,,cor,sidérado por el p-apadom.aieuffi
dades o universidades).A partir del pontificado de Inocencio II apareció üña Zonación, un privilegio, un favor que, en última instancia, era Úans-
una especiede documento papal que suplantó parcialmente al Priuilegiun mitido por intermedio del Papa. Hasra pudiera decirse que desde el
solemne, pero conservandola misma función, es decir, en esencia,.el_con- punto de vista del papado medieval, la afirmación tan repetida de que
ferimiento (o confirmación) de ciertos derechos. A esta--ólasedé dótu- fuera cle la lglesia no había salvación -extra ecclesiam n¡alJa 5al¿15-18,
meniói re ler llámaba, bastante significativamente,llllryde expresaba en el lenguaje concreto de la terminología jurídica Ia profun-
,gratia, -y
también se les denominaba Titdi porque daban lugafuin derecho dondc didad del otro postulado paulino: <<por gracia habéis sido salvados>>
antes no lo había. Aun cuanoo los nomDrcs oe estos ooc-umentoseran (Eph. ii. 3).
por sí mismos reveladores, tenclremos una idea más clara sobre la sig- Algunos otros principios políticos del papado medieval emergen ahora
nificación áe la gratia, si observamos qué elementos eran comunes a los por sí mismos En primer lugar, la función, la raison d'étre de cualquier
Pñuilegia y a las Litterae de gratiar2. Lo que más nos interesa es la cláu- prlncipe secular dentro de esta concepción merece algunas observaciones.
sula final. Comenzabaordenando que nadierdebía. en l.' "'¡"oti¡I^ .infringir Era evidente -pero no obstante es conveniente recordarlo- que el prín-
l@os. oue cuhlnaban con_esta sisnificativa com- cipe secular pertenecía a la Iglesia en virtud de que era cristiano. Como
niiñlíñ-sAecir, con la amenazade castigo pata la infracción: miembro de ella, según el razonamiento papal, estaba sujeto a los poderes
jurisdiccionalesdel Papa. Este principio, tan evidente de por sí, no siem-
Si quis aatem boc attentarc presunapseril, indignationem orrznipo- pre era considerado en su justa dimensión, por 1o que los papas creían
tentis Dei et beatorura Petri et Pauli apostoloruru eius se nouerit necesario recordárselo a sus contemporáneos.Así, Gregorio VII se veía
incursurum 13. obligado a preguntar si los reyes estaban o no exentos del omnicompren-
sivo poder papal de atar y desatar. ¿Es que los reyes no eran ovejas del
En otras palabras, la violación de los contenidos de un Priuilegium o de Señot confiadas a Pedro y, en consecuencia,al Papa?re. E Inocencio III
una Littera de gratia, o la simple alteración de su forma externa, etc., sig- tenía que tecordade a Felipe II lde Francia] la misma cosa citando a
nificaba se expresabaen 7a indipnatio. La Matt. x. 15, y asegurando que en este pasaje la ..S¡l¡d¿fb-bcL¡íF-trnto-
!^
tndtgnatto ""eur!+ifJLJu¿ia.,(o.cual
era tooo ,lffi"rro oe 7a gracri; e, ,rarrffi.o, o vroraoor a los.ciudaj!?noscomo a los reyes 20;en consecuencia,decia,la jurisdicción
caía cn la desgracia divina y apostólica que era el reverso de la gracia. papal no debe ser-dlscüTr a. que los reves s!, n-o
Por el contrario, la observancia de un.l¿isiJgi1¿g4^pal garantizaba tanto por Ia sangre sino por la <fidei unione>-,con iolh!"-anos
Ia cual aparecía jñificada
.,rnf.ji rpostólica 1'. Cuan' para Inocencio Ia@.
".1
.io trarimóTdc ia monarquía teocr@ con idén- Pero había aún otra consideraciónrelacionada con del
tico sentido, estos temas de gracia-desgracia,de Gnade-Ungnade.El con- cipe en la es{era píhli.o .1"" l.' dife obviarlente
ferimiento de la gracia,jl4lo¡-qq-su--negación(la desgracia)eran elementos cristiano. Eil-relación con este aspecto se pon
El Papa El Principe secular y el derecbo papal 67

rodo cl peso de la argume¡tación teleológica del papadg, que concordaba statutum o el decretum, etc. Así, pues, desde el punto de vista de los
corr la ioctrina palística. ¿Por qué era posible la existenciade uu rey principios papales, es imposible hacer referencia a nada que recuerde el
o un emperacor,^esdecir, de cualquierpoder en el seno de la Iglesia n_o conceptode soberaníareal: el rev no era ¿tutónomo(cn asuntosque afec-
.orlp..náido clentro de ia jerarquía eólesiástica?Muchas vertientes cle t a r a n a l a e s t r u c t u r ad e l a I g l e s i a ) ; n o s c l c c o n s i d e r a b ci n d c p l n d i e n t e
penümiento se combinaban para mostrat -que-la--función del^príncipe, en su juicio. Si deseabascr un príncipe católico, tenía que regpetar las
i,, sol^ raison tl'étre era la eiradicación del mal. Ua vez más San P¿tblo disposicionesestablecidas, por.el Paoa: teJ ere.lo que clarámenie ía
había señalado la pauta: <<Princepsnon sitte causlr pottat- gladium>>.La a fiñU1ES-?te-t-slgl6T y ro mrsmo se oyo decir durante todo el periodo
caLtsítportandi gladium, es decir, lu razón po@ medieval. En otras palabras,si por monarquía entendemosla forma de
se debía, según palabras de Pablo, a qúé era el <üeñgá6r que gobierno que es independiente de cualquier orro agente en su formu-
- ba r,, .él.tu.- sobie el que hiciera el mal>>'Si no existiera el mal lación de principios y dirección de gobierno, el príncipe no ejercía un
t" esPada'-Porlo tanto, irl gobierno monárquico. No puede llamarse monarca al príncipe que -so
príncipe se lo concebía'exclusivam.^t'tt.en términos teleo-lógicos:se lo pena de incurrir en excomunión o deposición- tenía que segir los dictá-
2r'
u.ío ámo un poder que existía para Llnosobjetivos específicos menesdel Papa,
El papado-llenaba de contenido las formas paulinas' Basándoseen _ No obstante,.sería inconecto decir que el propio papado considerase
esta coicépción fundamental, y llevándola a la ptáctic?, dío a. aquellas al príncipe con desprecio o en un nivel de inferioridad, pues lo cierto era
sienificado concreto. La conclusión obvia derivada de ello sostenía que el todo 1o conrario. La sujeción y sr-rmisióndel príncipe a1 Papn, tal como
piíncifre llevaba a cabo ciertas funciones dentro de la Iglesia, entre las decía Gregorio IX 2, aumentabansu honor v su libertad:
c.,aler-v sobre las demás,estabala de erradicarcl mal. La decisiónacerca
.le lo que se considerabao no malo en ttn mundo cristiano, acercade lo In l¡ac quidenz obedientia ntillius quantumculnque poteniis impe-
quc requería o Íto ser exterminado, sólo podían tomarla ceftefamente aque- rium, nullius honor regis minuitur, sed ex hac omni¿tn potestas et
lio. que estuvicron calificados especialmen.tepara prollr-tnciarse. sobre as- libertas augetur, quia illi digne popalolum praesunt rey,.imini,qui
p..toi tan importantes. Y era aquí donde jugaba su papel decisivo la sicut ipsi alios praecellere cupiunt, sic diuinae student excellentiae
aucforitas rorriÍu del pontífice. En virtucl de su catácte¡ ds <,pieclrá>>
sobre f arnulari.
l@esia, cn virtud de su gobicrnoperrino. se
coniideraba al Papa como el único capaz de emitir ese plonttnciantiento Desde el;jglg¿lg¡ggl¡¡¡el papado consideró glpríncipe secular como
vital acerca de lo que efa o no malo denlo de la Iglesia. En e_staforma no instituido por la divini-
se colocaba al príncipe en su lugar dentro de la totaliclad del marco ión gubernamental. Ya Gregorio I
cflstra(10. ffipe-secular con los pre-
También hrrbía lugar para el razonamientocontrario: el papado no mios eventualesque le aguardaban,cuando escribíaa la emoerafiz Cons-
reconocía carácter autónomo al gobien-ro secular, y es indudable que si tantina 23:
tomalnosen cllenta el origen paulino de la proposición,particularmcntesi
la colrsidetamosiuirto con el otro axioma paulino según el cual no existía Omnipotens Deus... ltos ex aobis protegit, et oobis pro tempo-
¡'rrlrlerquc ¡c proviniera de f)ios, es claro quc no podía lógicametlte atri- ralibus actibus aeternaepraemia remunerationisparat.
buírscle dicho car¿íctr:ratttónomo. Se consi el rev no poseía
Muchas de las disposicionespapales de la Edad Media relacionadascon
la posición y función del príncipe señalabanque la facultacl gubernamental
de_éste era un privilegio concedido por la divinidad; privilegio en el sen-
tido de que Dios le había asignado la tarea de ayudar a reilizar los fines
e_stablecido-spor ^Cristo y, propuestos concretamentepor el Papa. A pesar
rnaiir coinciclicrantr,tybien con las propias consideraciones del Papa,_¡t de q¡re se le confinaba a la tarea negativa de suprimir el mal pór la fúerza,
lrrcrbrblcnrente fire aií en la mayoría dc los casos. Pero ello no significe el objetivo o telos eventual del príncipe radicaba en la aiistencia que
i1l.,". 1ri'inci¡rio,el papado concedieraal príncipe podcres lrlltónomos brindaba al Papa- Dicho de otro modo: se elevaba el concepto de gobierno
r',,rr.,, "n
.lcci iir si''Orecl Darticular. Cuando se consideranen sll ¡otaliclacl a un nivel completamentediferente; dentro de este esquema se réservaba
* - t r r l c o r n o r l r t , r ' ah r c ó m 6 s - l s 5 p o d e r e s j u r i s d i c c i o n a l eds e l P l p a . s e al príncipe una situación definida en el cuadro de la salvación. En este
obscrvac1r'rcc1jnStfumentoqu.,'ii1i,abapara@no plano, dentro de 7a Heilslehre, coTocabael papado al gobernanre secular.
rnalo tenin su fundamento c'n el mandato imperatiuo, 9l@, en el Dado que era un privilegio, es obvio que la facultad para gobernar podía
6u El Papa
El Príncipe secular y el derecho papal 69
¡rerdersesi el recipiendiario de este privileeio aparccía como iufutlzs de
mino bíblico clc specttlaroron,ium, porque, en ranto que pu'to
o or- de in-
uina, beneficiafr, y, en consecuencia,el príncipe no poseía derechos a su tersecciónentre el cielo v la tierra, r.tír lo que podía y'lo que
no podía
facultad de gobernar porque nadie podía reclamar el- derecho a un pr.ivi- ser del interés cle roda ia.Ig_resia,v poscí. ár pb¿.,
í^ri i^i¡¡rar esre
legio, a una concesiór1o a una donación. conocimientopor las vías de ln norma-coercitiva', es de.ir, a. in-t.y.
este tcxro apa'ecedefinido claramcnre.r .on..pto' Ái
lsta posición del príncipe en una siruación determinada dentro del iubríro o¡¡-
cuadro de la salvación constituye, sin embargo, otla manera de expresar
s - . ? ' . ]5r
pnles. : " orecordamos
lseftrndamentabantantascartasp-apaleiyesffi
el importante principio papal de Ia división del trabajo. Era claro q.te el que toda la Iglesia había sido encomendadaaI pápa
Papa, el aniaersalis ruonqrcba. el que eiercía el unit,ei.ralereqimen.^áes,áe -quien de hecho no se diferenciaLa
absolutament. del r.r,-, será fácil
sLt srruaclorT rllcra y_ por enclma de Ia lglesta comprenderque era consideradocomo p,tet,rcipartricii ei ,ir*á
@ a" lr"
sí soLolas innumerablcstareasque requeríaestaTasta-comlffiáEE era su deber ocognoscerc.quod rttilc. cluocl rrorr,,rt. Aquí en_
contramos nuevamenteciertas consideraciones -r.ipfiiffit
tianos. Y precisamentedebido a su situaciónftrera del cueroo cristiano comun". a cualquier'forma
estaba en posición privilegiada para srrpervisary conrrolar el'ejercicio de de gobierno descendente:,los súbdito, prr".l.n p.ro
las funcioncs que estabanen manos de l,rs diferentcs oficiales.Es decir, no pueden exigir el derecho a ciertas u..iorr"r, l.y"s "rpr;;;r";;;:r.or,
o a".iri"n.r, porque,
clue los órganos auxiliares tenían que cumplir con las funciones oara lai segúnse argumentaba,solo poseíanun conocimientolimitad;,
;,; el total
curles habían sido creados.Segúnlós principios pnpalesde gobicrno, cada que únicamente tenía el speculator or¿nium. No obstante,
ti,.á .or. ..,
catgo tenía adscriptasunas determinadasfuncionel, pero en relación con el qr,rela_fiiación de Io consideradocle interés públi.o ,i"mpi.-
todo, es decir, no eran ejercidas independientemenie,sino en vincr-rlaciór-r etlopición Iror parte de los quc iban ,., ii...tumente .f".tr.{oo "nf."ntu.u
por
lilcs decrsrones
con todas las demás25.Los oficios, tanto renl co!¡tl-Egj¡gggL exisrían con " y cn principio.
clel.Papa-Pero teóricamente, el interés de
cl .objeto.de realizarIosTffi Íu t€:lffiro que consrrtuiacr rmporrar- c'st('_por con()cer las exigencí:rsde la puhlica utilitas se derivaba también
tísimo principio teleológico del ofrcio (Aerntergruudsatz).. el contenido de de,la doctrinapaulina:\u r,,yn:. soi¡rl¡i,io d,i í"¿.r-t^;ot"ri.r,
cada oficio, sus funciones específicas,estaban íntimamente vinculadas y re- ende, de todos los .rirtin

i: '":ilftiíio"J1"'á:;,{^::u:'
, _ Estrechamente rela.cion¿docon ,\@ií.;
lncionadas.o', .1 obj"riyo p 6S,d Como los oficios exis-
tían solamenleTn'fro de la Iglésia, pnrticipabrn, cada uno fl su mancra) tar,reme,rte-J.'i,'¿l'i?::fl"::.li?
:i ;:i"'.''t": ;;

en 1a rcalizacióndel objetivo para el ir,al existía la totalidad. Ello no era dolo,desde,otfa.perspectiva,de pri
más que Ia manifestación de Ia Iglesia como un todo integrado en el cual poseíatambiénilustresoríqenesá',mtrodeIa
literatura. papal en el
cada uno tenía que cumplir con las funciones que se le habían señelado
sc considerala. que sólo _siglov y conservado.su vigencia hasta el ,iglo xv.
para el funcionamiento del coniunto. eran capaccsde ejerccr"ad.*.dr..nt. Ias f¡n-
Estas consideracionesfacilitan nucstra comprensión del principio de ciones contenic{asen un rqucllas,p"rr'on.-. id¿;;;; ;;;;-J.r..p.ru.
.oficio,
los deberes que dicho, oficio cornprendía.por ,r"fi;i;i¿;: iá,
la división del trabajc, que significaba que el detentador de cada oficio .Jn."pro, a.
debíacunrplirsolamenteconlasfuncionesconteffi ¡rdecuacióno de utilidrd. eran conccptosr.lot¡uuu. po; ;il.
.."'i.pon" to
tgl-no_dúa interferir en las funciones del obispo porque su ofiiio no ¿í,g.gg.qué o para quién? Asimismo, redec"a.l., , qué o n
tll::i:l'fi
¡tricrrr7Tlmbffio'.t.'...l,.¡";l;;),':e,.1..ir,
en el objetivo mismo del
en los asuntospertinentes al alguacil,y así sucesivamente. Habría orden _oficio, Io cual, como ac¿rban.ro, ,l-á"*r, estaba
sólo en Ia medida en que se siguiera este principio. A esto haría refercn- relaciorrndor:olr la finalidad de to<l. .i"rp_o crisrinno. p", .in
cia nn Flumberto en el siglo xr al hablar delgfu¿lpais monje conremplativo con "r perron; ^J;;;^ "i"-ótá,
y tal era lo .no. "l^, ,segur.idad,'la para ser
rev.rr
quc cn el sigl. xrr un- Juan de salisbury llamará e*quisítaminie pri.cipio .obíspo.ttste.principio de adccuació"no ,r;p;;lr; ;;-;;;;"aluación
de coberenti¿.'todos los oficios contribuían a lograr el fin eventüal de la s u b ¡ c r r v ao . , m o r a l > >s:e r e f o . í a a . r r n _ o b j e t i v oy ' a l a
id.,ncidalobietiva-
sociedad, y sólo en la medida en que cada oficio llevara a cabo las fu'- rnente comparabledcl pgrra*rr del ofició8. ,.,n.rarnterprer:rció"=ffiá"i
ciones específicasde su cargo podrían constituir un todo coherente. sin . oper.ó.n brr" r'.rtá"prin.ipio
embrrgo, esta dc¡ctrinano nació en los siglos xr y xrr; en realidad s'ori- r[ decrarar qrre el papa zacaúas no había depuesto al
último .éu -"ro_
vlngio por ningún defecro morar, sino simprem"n," por.¡,,r.
Ílcn .cra paulinc,y, de_modo bastante significativo,se rataba de la prin- no- ,ri;i,
cipal consecuenciadel primer pronunciamiento autoritario cle la Ielesia oOirí11o¡ erat utilis>. Como veremos más'adelante,'.ri.'-r..inJioio "., de la
ronrirnn,es decir, de la Pñnza Clcnzentís2ó.La princípal derivación de'todo utilidad f,e pnrticulntmcntcapricadocn ciertos ;;ro; ¡;
;J;;r"';nes rea_
lo exDuestocra que la auctori les' asÍ como también en reración con cl principio papnr
aal de qu" .l r.y
no cs prlrll coil-tcldencla que Justamente en este texto se que e tle Alemania tenía que ser confi¡madopor ;i p;ó;",.;;I"i"".l,"lloronn¿n
cnlperaoor de ros fomanos. Así, la privación de un oficio _fuera
real,
70 El PaPa El Príncipe secular 1 cl derccho papal 71

.imperial o episcopal- por parte del Papa, no conllevaba necesatiamente ti'¡ndacl.La tazórr dc la nplicabiliclarlgeneral y universal de los decretos
ninguna cxpiesión de ofensa: se refería a un paüón objetivo y menslr- papales,no obstante estat principalmentedirigidos a personasindivjdua-
rable. les, puede ser explicadnfácilmente.Debido al hecho de haber sido pro-
En cl caso de los príncipes seculares lo que se requería era, para nruleado por 7a captrt ccclcsiae,cl mandato dirigido a una persolla o a una
clecirlo en el inimitable lenguaje de Gregorio VII, ter.Yn. amator iusti- comunidad perdía su caráctcr individual, convirtiéndoseen una ley de
tiae. Pero \a iustitia, en sl misma, no era llna norma. objetiva, sino tam- v4!!dez g"neral para toda l:r Iglesia .n .i..,ffi,
1ffi relativa, debido a que la definición que se daba antiguamente de como en otfOS-IBpCttTS,-I|t-Tdea j u r í < l i c , tunclamcntal
T á -luridrcit [r t r r d i l m c n t a lera
e r a la
h mlslna que
m i s r n a que
ella -clar: a cada uno lo debido- era ahora una mera fórmula; lo que proclamaba Justiniano: si __decía-- ln maiestrrd irnperial ha decidido en
precisamerlteirnpottaba era señalar qué era lo debido. Evidentemente,-la un caso cleterminado,todos los jueces <lebensaber cllle esta decisión es
idea de justitia iiende a cambiat según rean los supuestosfundamentales l a l c y , n o s t , l o d c n t o d e c s t a sc i r c u n s t a n c i , rssi r r o t a m b i é nc u o t r a s s i m ; -
de la sociedad: cn el caso que nos ocupa, se trataba de una sociedad larest'. Esta consideracióncontribuye ndemás rr explicarnospor qué en
cristiana quc operaba exclusivamente sobre la aplicación de normas cris- r.ringírnmomento del perioclo nlcdieval -clc hecho hasta Pcutccostéscle
tianas. Poi 1o ianto, la idea de iustitia poseía un contenido concreto ade- 1918- existió nada comparirblen una conrpilaciónr-lcacuc'tdospapales.Ha-
cuado a los objetivos o fines de dicha sociedad30.Como el Papa poseía la bía estatutos,sin duda, pero no dictaclospor el papadosino por los concilios
suma total de todos los poderes jurisdiccionales,y iurisdicción y derecho generales. I era una
cran los vehículos a trar'és de los cuales la idea de iustitia se convertía irbr a colecció
en realidad, era lógico que a la Iglesia romana se la denominara sedes dían acerca-de f,Lrntosconrióidtiblei-iiire, por tanto, cxpresaban dere-
justitiae. En efecto, seguramenteel autor de \a Epistola Clementis tuvo chos individrra]es.Pero estns cartas,clccretos poseían valiclez ¡¡cneral,in-
Lrrcsenteesta idea cuando hizo decir a San Pedro, dirigiéndose a Clemen- dc1;endientcn.rente de que estuviercn o no incorporadnsa alguna de las
le I, que 7a t'az(¡npara entregarle el poder de las llaves se debía a que compilacioncsde Ieyes medievales,a menos qrre cl Papa cstablccr'er:r clue
Clemente corrocía el <<canonde la Iglesia>. Este conocimiento especial solo tuvieran validez las cartas incorporadas¿ alsuna de ellas.
que existía en el speculator er^ lo que explicaba que se designara exclu- I-a proclucción legislativa del pnpado medieval aTcanzódimensiones
sivamente a la Iglesia romana como sede de la justicia. Dado que los para las que resulta difícjl encontrar paralelo en oros gobiernos de la
derechos papal onerse á ellos é¡roca.En conjunto, los decretosprcsentabanuna rcclacciónexcelente;las
equivalía a desobedeceral derecho, y por eso, en el caso de príncipes consideraciones jurídicas eran discutidasy resueltascon admirable clari-
tr obispos, se jtrstificaba que el Papa proclamaru la falta de idoneidad clnd; las direcrices dadas.clams v precisás.f)e hecho pue<ledecirse,con
del oficial. Gregorio VII llegó efectivamente hasta decir que el que no seguridad,que existen muchísimos asDectosen la producción legislativn
3r. A los oios papal -no apreciadosaírn cn su totnlidad- que innuyeron ftrertementc
estuviera de acuerdo con la Iglesia romana no era católico
del papado la carncte¡!¡¡ica def re¡1¡!¡tiqno en ser ún nndtol iustitfu. cn el pensamientojurídico y constitucionalde Er:ropa C)ccidenral. Es más,
Áh"t^
Ahora oodemos .o
podemos compre'nder tanto y en todo
por qué el papado cuidó üntol-* ¡rudieta parecer que -a juzgar por su prodr:cciónle¡¡islariva- l¿ labor
lnomento de la observancia de sus decretos. Ellos eran los instrun'r rr-rásimportante del papado hubier¿rsido la relacionadacon el clerecho,
con Ia política y con la dirección clel cuerpo cristiano colocadobajo su
naffiTeciiváñeffi-éIlos, la pura idea de justicia véñG-ZffiFtiFe control. Llgobreza de lo que podría denomi@
-
Éñ?e?lá6-reta, tangible,vinculátoria.Esta preocupación del papadopor loglcos Dor Darte de , sln ouoa no sor : el papado era. en (
G
el derecho se comprende perfectamente cuando se la contempla tanto so- p
Drlmer lucar irgar vy sol)f sol'rreto.1o,
toclo. rnu una.#
irrstituci{¡;
it,rtit.r.ió. er nt;l; tódtinstitu-
bre el fondo jurídico de la comisión petrina como en su realización en clon de es ST-para bfei'cer el gobierno, y parn eiercerlo por
Juan XXI.20s y en Ped.v.5, cuyos pasajesfueron tomados como eiem- meclio del detecho33. Pero ¡simismo sería comDletarnentecu.óneo clecir
plos prácticos de los criterios firmes de Pedro acerca de la autoridad su- t¡ue cl papado metlicvnl ftle irrdiferentea la tcoloqía o a lns opinioncs
premá. Pero sobre todo, esta pre-ocupación por el derecho demostraba teológicasp ; o r e l c o n t r a r i o ,l o a c e r t n r l os e r í a d e c i r q l r c m a n t u v o s e v e r a -
que la institución papal era una institución gubernamental.I.os decretos mentc su vinculacióninmcdiata con la teología.En realiclrrcl, en su carácter
papales contcní¿rntodos los elementos necesariospara una definición del d e i n s _ t i t u c i ógnu b e r n n m c n t anl o p o s t u l óo p i n i o n e so t e s i sr c o l ó g i c a sl ;o q u e
deiecho: implicabanuna sanción,comprendíanel lnandato de hacer o no hjzo fue aplicar juúdicamente lcs criterios tcológicosprcscirtándolosbajo
hacer y eran promulgados por una autoridad dotada con capacidad para el manto del derecho.No cae fuera de los límites dc lo oosible extraer
cmitir dis¡-rosicior-rcsvinculatorias que, a pesar de ir dirigidas a un rey uno que otro criterio teológico de las cartas-decretos particulares.Estas
o a un obispo individuales, o a una comunidad, tenían validez universal eran simplemente lo que podría denominarse teología aplicnda, concreta-
cn virtucl clcl .¡tatus del papado como epítome o quintaesenciade la Cris- rlente, al cuerpo cristiano. Podríamos expresar la misma idea de modo
,
I:l I'tpa El Príncipe secalar y el derecho papal 7)

, l r l r . r t ' r l r ( n \ r 1 , r r i r . l r i n o s. l c ' r . c : f e r c n c ieal, p a p a d o s e c u i d a b ad e h a c e r (soueranitas-souaerainté)tt, y confirmaba la ausenciade vínculos jurí-


' . , , 1 ,nt r ,r , , . , dicos entre la Iglesia (que le había sido confiada) y él mismo. Ningún
I r r t t i l i l n t i r r ) i c l r t ( )ys d c j a r a l l í l a s c o s a s ;c o m o i n s t i t u c i ó ng u -
I r ( ' r n : r n r ( ' n tti<r l' r r í :r r¡ r r cu t i l i z a r e l l e n g u a j ed e t o d o g o b i e r n o ,y e s el e n g u a j e Papa podía est¿rblecerel derecho de su sucesor, puesto que este no er¿r
, r';rr'l tlcl rl,:rcclro,EI derecho papal no era otfa cosa que la transforma- el sucesor del Papa ext;nto, sino del propio San Pedro. Indtrdablemente,
, irin <k' la lrr¡r¿rdoctrina (teológica)en regla de acción obligatoria. En esta concepción política cle la libertad legislativa constituye un testimonio
virlurl <lc srr plenitud de poder, el Papa podía, con aprobaciónimplícíta de la madurez del pensamientopapal. Más adelanteveremos cuán grande
,r cxplícita, elevar a normas de validez general decretosde aplicabilidad es el contraste con la libertad lesislativa del rev teocrático.
limita<la,talcs como los de un concilio provincial3a. F.n virtud de su posición fuera del cuerpo cristiano, el Papa t¡ansmitía
Por lo tantc, al considerar el origen y el objeto del derecho papal, su el derecho h4cia .,4baio,>.Para nosotror, értr es la deiñóffación clásica
rlcsignacióncorao fece conducir a de lZro@'riffindente del gobierno. La antigua consíderación-en
¡ealzar I¿ i Fue concebido como medio parte helenísticay en parte romana- de qve lex est donuffi Dei, o inaentio
Paril l'efllrzar er oDletlvo o nn del cuglpQ_lltstlano. yero a pesar de que o munus De: se expresa así concreta y particularmente en el derecho ca-
papal €sr ramomo la norma para vivir nónico papal. Este principio descendentedel derecho era el paralelo exacto
rectamente, había, sin embargo, otros sistemasjurídicos tales como el de- del principio descendentedel poder. Era imposible la exisiencia del uno
rechoffrna-áb cuya validez úi{i4-!! bien de modo subsidiario, es decir, sirr el otro. Además, en virtud de gue el Papa era quien establecía el
('n ccso de que-ño-TT6iera una disp@del derecho derecho, este tenía efecto en la totalidad del cuerpo cristiano. In,¿ersa-
cenónico, y en el caso de que el derecho romano, en la instancia actual, inente, no había necesicladde ningún agente extrañó para transformar el
no contradijera los presupuestosdel derecho divino (tal como se Io expre- derecho papal en regla de acción obligatoria: segúrnlos principios papales
saba en el derecho canónico). El mismo principio se aplicaba a otros sis- de gobierno, ningún tev o emperador podía, legítimarnenre,poner obstácu-
temas jurídicos En consecuencia,todos los otros derechos tenían solo los a la aplicación de este derecho papal y, a su vez, el Papa no tenía ne-
fr.rncionesauxili,.rrescon respecto al derecho canónico; en un plano dife- cesidad de ningún rey o emperador para hacer efectivo dicho derecho. La
rente, era un caso paralelo al del príncipe secular con respecto al Papa, nota cafacterísticadel decreto papal era, por tanto, que creaba derecho en
a quien tenía el deber de a¡xiliar. De hecho, el derecho canónico rlFd¡s¡¿e] la esferapública sin la participación de ningún orro agente.
erg et único sist n el ffifiiido. con Si procedemos ahora a observar e] contenido del derecho papal, en-
ñffi-y algunasregionesdel norte de Europa: nin- contramos que tampoco en este plano existía ningún tipo de restricción.
gún otro sistema jurídico poseía tal universalidad, ni siquíera el derecho Si tenemos rrresentela función del Papa como unioersalis monarcbd, cuvo
rornano, pues en grandesextensionesde Europa no se le reconocíacomo tal. deber ineludiblc era llevar a Ie lgle@a por los
Las funciones del Papa como legislador supremo del cuerpo cristiano senderos conducentesal curnplimiento de sus fines, podrernos con,prender
surgicron, quizás principalmente, sobre la base del principio papal esta- más fácilmente las dificultaclesque a menudo se presentaban en relación
blecido a 6nes del siglo xr, segírn el cual el Papa no estaba o6ligado por con los aspectoscontenidosen las cartas-decrctos papales.Por supuesto,
las decisionesde sus Dredecesores.La fórmula saloa sedis abostolicae auc- es cierto que ellas se referían a los hombres de cualquier condición de la
toritatc dio expresión a esta libertad legislativa del Papa y .t, rnrl"rtm sociedady se relacionabantambién grandementecon aspectosque no eran
de su poder para legislar sin restricciones de ninguna disposición papal <<espirituales>>,sino <(temporales>>. Ahora bien, la totalidad del poder pe-
anterior: ningún canon, estatuto o decreto promulgado con anterioridad trino, tanto como la totalidad e indivisibilidad de los cri:;tianos, eran he-
podía poseer mayor importancia que el ejercicio de los plenos poderes chos directamente relacionadoscon la cuestión del conteniclo del derecho
del Papa. En sí, tal principio se derivaba de aquel que afirmaba que papal. Para empezar, también aquí la doctrina paulina brindaba la base
ningún. Papa sucedía a su antecesorinmediato, sino que todos eran suce-
sores directos de San Pedro. A pesar de que al Papa medieval no se le tu
aplicaba el término de soberano,no cabe duda de qué en él se comprendía mente. de una a difetente de expresar qu? lo que contaba era la to-
perfecta y clarcmcnte la idea de soberanía.pues esta idea de la absoluta talidad. Además, según los criterios papalesy también según gran parte de
libertad papal para legislar no era otra cosa que soberaníalegislativa.Así la doctrina medieval, toda acción era -o debía ser_. motivada por razones
como hoy en día el Parlamento puede actuar sin tomar en cuenta las cristianas, es decir, motivos cic¡ivadosclel fin evenrual de Ia acción. Recor-
leyes anteriorcs, así podía el Papa ejercer su pleno poder legislativo sin demos la afirmaciónde que
tener en cuent¿ ninguna disposición jurídica anterior.
Pero sobre todo, este principio era una consecuenciade la posición Omnes actioucs christíanorum sunt ordinatae ad consequendampi-
del pontífice fuera y por encima de la Iglesia, es decir, de su superioritas tam eternaff?.
, t I:,1 Papa El Principe secular 1 el derecbo papal

v t ' l , ¡ r r t l : r : r t t i r i n o l a c o s , r ,f t r c t a < < t e m p o r aol > < e s p i r i t r . r a lr>r >


o ,i n t e r c s a b n brada claridad, que los asuntos feuclalesno le incumbían, pero como el
l ) : l r : rn ; l ( l r rt ' i l t l i c h o t c x t o . S i r r e m b a r g o ,p o r m u y p u r a m e n r et c m p o r a lq r r e -prevaricaciófl-' t(t'
'tione estaba presenteen esta instattciaparticulaf
pecado
I ' r ¡ t . ¡ :rrr l i r ( . ( ) s ¡ 1t e, n í r l q u e s e r v i r a u n f i n c r i s t i a n o ,p o r c l r e d e n i r o , 1 , , -l n pecati, eriaban dentro del ámbito clJla jurisdicción papal. En efecto,
, l t r tl l ' i t l r t ¡ i t l ) ¿ t ll ( ) < ( t c m p o r n l on o p o s e í a u n v n l o r i n t r í n s e c o l r i 1 r r . 6 1 . i a cuando el rey Ce Francia reclamó al Papa acercade que los asu,ntosentre
: ' i l \ t c n l i r ( t ( ) snr n o c n t a n t o q u e s i m p l em c d i o p a l a o b t e n e i l i ñ - T i n I. i s t c c r n , reyes no crai de la incumbencia del pontífice, se repitió aquella afirma-
l)()f sul)rrcsto,el criterio teológicocorriente. Lo <<tempclral> o, en lesítima cíón37. Quizá debíamos {ormular así el tenor gener¿l de este plincipio
trrnsposicirin,lo material no tenía valor en sí mismo, sino quc lo adquiría papal y, al .irmo tiempo, establecerla esenciadel sjstenla cle gobierno
si cstabavinculado al objetivo y fin de la vida cristiana.u, consecuencir, ilié.o.*ítl.o paoal: el Papa estaba autorizado y destinado para dirigir hacia
cle la sociedirdcristiana. La plena mnclurezde esre piincipio "n la exprcsó su fin a la cómunidaddé 6eles; los rnediospata hacerlo cstabanen el de-
así BcnedictoXII 3ó:
recho que, al tencr su orígen en el conditor iuris papal,-poseía-validez uni-
verrul é inmecliata,y se relacionab¿con todo lo que afectaralos intereses
cunt usus rerum tetnporaliaut dc eertrill -tpatiosr/n tlominium ad vitalesy l^ cstl'uctlriacleIa comunidadcristiana.Sin cmbargo,solo el Papa'
luturttm gloriam pronereudarn nibit conlirant, nisi r¡uate,trs ad <quien'tiene toclaslas 1e¡'s5.t su pccho>> 38,podía rcspondera este últinrtl
pias causasseu charitatis opera conoertut?tut,. criterio y podía juzgar sobre qué hechos, circunstancias,situaciones'ac-
ciones, etc- tocaban los interesésvitales, puesto que solo él erc el iudex
.Debiclo precisamente¡l hecho de que este c.cr:l)o cristiano estahn ordinarius; solo él poseía la scieltia especíGcaque le permitía conocer las
LcaLnentcinrncrso dentro de lo terrenal éra por lo rJuesc considerabaúrtil necesidades para emitir la correspondientcnorma. PLrdieraduclarsede la
lo material, siempre q.c se Io relacionaracón el firi dc la socicclad.Aqrí rrrecisión histórica de la declaraciónatribuida a lJrbano II, ¡rero uo fiay
tarnbiétrapafcce,,conimporranciaplena, cl principio dc la utilidad a. que áuclaposibleacercadel principio contenidoen ella:
antes hemos aludido. La distinción entre lal diveisas caresoríasde activi-
cladeshumanas -religiosas, morales, políticas, socirles, .t..- 'o tenín ,\unt quidcm dicentes Roruanos pontifices semper licuissc nouas
aún vigenciaen el campo social; solo contaba el toclo, v el to<lo era indi- leges condere.Quod et nos non solun non neg(tmus,sed etiatt¿ualde
visible. conlitnicttttts3e;
La razón principal, si no cxclusivn, el
asimismo,pocasclécadas antcs,Gregorio VII había declaradoenérgicirmente
que, según las exigenciasclel tiempo, solo el pontífice lorlrltlo podía esta-
cnestaTieffiá-preciajrrstamcnteelalcarrcedeestaalirmaciíln,no blecernuevasnormas'o:
pre-sentagran dificultad comprender el alcance de la jurisdicci<ílrv el de-
recho papales)y este alcancese refielc. en resumidascucntas.rr la indivisi- Quod illi soli licel pro tc'ltipotis ttccessitatcnouas le¡',escoudere,
bilidad del cristiano, Íl su Ganzheit. Desde esra perspccti,¿a, la s.prcsra
distinción enue lo <temporal' y lo .iespiritual' nó podía ya ten.,t ningún posición que revelaba su buen conocimientode l¡ monarquía. Por otra
valor práctico a los oios del Papa. Quizá fuc San Beruardo cle clairv¿rrrx p.rt., a.uáumosde nuevo zl Justiniano,acetcade ctlyos conocimientosdel
quien mejot formuló la cuestión: <<Incriminibus, notl in possessionib.s, difícilmente puede haber ninguna cl¡da'':
gobierno monárqr,rico
potestas,vestra>,decía a su discípuloErrgenioIIL EI siilnificndoes claro:
la ¡'urisdic_cióny el derecho papales se relacionabancon la conducta l, la:; Irt presenti leges concletc soli itnperatori consessunlcsl
accionesde los cristianos,no con sus posesiones(mtrcrtas); pero conlo su
conductay activicladestenían que ver con estasúltimas -7<)s,ter,.cti¿-, la La aplicación de cstos principios, más quc cviclentespttr sí tnismos
jurisdicción
.v. el derecho p_a1-rales
tenían que cntrar plcunmente en jr,rcgt_r. -dada la cfectividad quc tnvicron dentro de rrn¿ socicclacltotalmente
I'ln.otras ptrlnbras,si en relación con lo tcmporale la^conducrrrcra rcprcn- cristocéntrica--, nos condttcedirectamentea la consideracióndcl derecho
sible, no podía existir barrera alguna para que el Papa ejcrcicrirla i'.rris- papal a deponer o excomulgara los príncipesseculares, el crrnl.cladasestas
clicción. A nrimera vista, evidentemente,los asuntos feuiales no tc,nían premisas,a duras penas puede clesconocersc. Si, como todo el mundo ad-
cn sí mismos ningún ingredientecristiano espec!fico,peLo obscrvirclos con initía, e] poder del príncipe err una emenaciónde la,gggb-clivina. ¿quién
nr¿ísc.irlad., poclía prcrcibirseel requerimiento de lc¿rltadcon todos srrs
¿.tcr¡sadosmirticcs de fe y, además,iodos los compicmentosconcllrfcntcs
que pudieran colocarsebajo Ia influenciade ella. P^r".e ser quc rnocen- de qué había recibido este poder? En efecto, I A
cio III, r'cfiriéncloscespecialnrcntca cste pulrto, clecl¡ró,con sll acosrurll- deposición de los reyes cra algo que venía a caer dentro del ¿ímbitocle 1a
El Papa El Príncipe seculary el derecbo papal a1

i r r r ' i s < . l i c t it licr rl P a p n . L o s e f e c t o sd c e l l a s e t r a d u c í a ne n l a p r i v a c i ó na l . I La sentenci¡rde lgrr á". el Papa podía dictar contra el rey
r.'v..L'l r'fici. rl.e Dios le había concedido.Esrictnmente hablando. cstaba en un nivel te. Afectaba al rey como cris-
^ l¡¡¡lqf
|¡g¡¡!g! ntr inrplicabanecesariamente ningunc clasc de ofensa para lf--p;ói-'
's<'rñ¡¡¡.¡
r._'v,pcro en el veredicto papal se asenrabaque el ofició real Irrrbí¡
cstado cn manos de un portqdor inadecuado.Gregoiio vII dio srrficicntc ciffiñión podía ser decretada contra cualcluier cristiano e implicaba toda
Iuz al! f faslrnto
i
en el acta de-dcposicióndel rey alemánErrrique IV, nsí como una fuerte gama de vituperios as.Afectaba la reputación de la víctima: se
también en Ias amenazasde.deposicióndirigidas contra otros reyes. Ade- le excluía de la Iglesia como miembro activo, se le segregaba,y si moría
tnás, como también ilustra el casode Endque IV, no existía r-rinlguna evi- a manos de alguien el hecho no era considelaclocomo asesinato,porque la
dencia de que-el rey debiera-sus derechos óomo tul a algún favoi-especial agresión se había llevado a cabo zelo calolicae matris oo.Solo a sus familia-
de Gregorio: Ios efectos indirectos del papel mediador ,l.l p.p" t a^'saban res y sirvientes les estabapermitido tener contacto con la personaexcomul-
aquí al.ptirner plano._En resumcn, la deposiciónq,:j!.!r.jl-_g"tü-__dSl gada, y, por tanto, los vínculos creadosentre ella y otras personasen vir-
tud de un iuramento no podían ser efectivos.Las consecuencias de la ex-
comunión eran suficientementeseveraspara el individuo coniente e in-
comparablementemás severas con respecto al rey, porque, ¿cómo podría
tn Ínt1ma relación con el, de la.deposiciónformal estaba cl principio funcionar el gobierno si nadie podía tener contacto con é1?,¿cómo podría
p.apal más amplio el rey hacer cumplir los iuramentosde los súbclitos?Es fácil comprender
_-enunciado también por Gregorio VII .on ia .ryo.
claridad- de que la plenitud de poder autorizabaal Papa para rransférir: que los motivos á. .r.oÁu.rión eran considerablemente más variaáos que
reinos, inrpelios, principados,en una palabra, toclaslas posesionesde los lós de c{eposiciónrea|a7.El simple hecho de demorarseen el pago de con-
hombrc-s,a cristianos más idóneos. EJte principio dem.ésrra, sin lugar a ríbuciones al tesoro apostólico exponía al ofensor a ser excomulgado.La
dudas, que la propiedad,privadade los bienes erá considerada1-,orel pápado prohibición de tener contacto con el excomulgado se basaba en el hecho
como consecuencíade la gracia divina. Citemos la afirmación de Gieso- de qtre se considerabaque sufría de una enfermedad contagiosa: la exco-
rio VII al respcctoa3: muniórr era con1o la lepra <(quaetotllm corpus corrumpit, toÍtttn homine
contamiuat et deturpet>> ¿t. En tales circunstanciasertt, siu duda, imposi-
Omnis rnundus intelligat et cogttoscdÍ,quia, si polastis (se rcfiere ble que un rey pudiera llevar a cabo sus funcionesde gobierno.
a los dos apóstoles)in coelo ligare et rálrr,e, pótesris in terra im- El derecho que telría el Papa de _deponer al rev estaba en palal*
peria, regna, principatus, ducatus, tnarchias, cintif alus, 11 omnium perrccloeneigue.nlapara<ieponerulffinn..",^.,álmayores
hominum possessionespro nteritis tollere uniquiqtrc er conccdere. ac1atatoriaspn-.offionStituíanuneslabón-vital
dentro del cuadro político papal, a pesar de que no siemprc se reconoce
En este caso,la transferenciade un reino a un portador clel rrorlerreal qr,relos obispos y los reyes no eran consideradospor el papado en un nivel
que fuera rnás adecuadose llamaba,correctamente,concesión,v cra seme- esencialmente diferente.Esto se debía a que ambos,a pesarde que estaban
i^nte a Ia transferenciade la propiedadprivada cle urr crisriano a otro. El encargadosde funcionesdistintas,las llevaban a cabo denrc, y por el bien
punto de vista desde el cual se consideraba a la propieclad colno conse- de la Iglesia y en razón de que anbos eran recipiendiarios de la gratia di-
cuenciade la gracia divina era completamentecornpreirsible:una vez asi- vina qtre los capacitabapara gobernar. Como la potestrtsregeutli del obispo
milada esta concepcióncristianaen ioda su profuncliclad,el catáctercle los se derivaba del Papa, este podía quitarle la calificación para gobernar, a
principios papalesde gobierno deja de pur..ir algo extmordinarioaa. pesar de lo cual Ia potestas ordinis del obispo no era afectada porque, ori-
Más aún, resradosnl ginalmente, el Papa no tenía nada que ver con ella. Pero el podet guber-
lg li
rcy.por sus súbditos vcnía a ser t namental del obispo había sido erigido -supuesto que todos los oficios
e-lól podercs de atar y desatar: en caso de deposición dcl ¡ei', esia lil-rc- er¿rnconferidos nzediantePetro- como emanaciónde la plenitud de poder
ración se hacía rrecesaria,porque dicha deposiiión no afect¡rl-,n los ]¿rzos del Papa ¿e,principio que con León I comenzó su carrera triunfal t0. Cierto
qrre rrníanlos súbditosa su rey. La misma iÁvocacióndel pronio Dios r.n cl que esta derivación del poder jurisdiccional episcopal del Papa era una
juramcnto hncía necesariala intervención papal en estoi cásos: la irvo- manera cle interpretar las cosas,pero de tal forma que alrtorizabaal papado
cación -no la promesa- era 1o que daba-aljuramento su naturalezaca- a exigir juramento episcopalde obediencia,uisitatio ad liruina apostolorun,
racterística,1' el solo hecho de que la divinidad fuera un elemenroescncial y a privar al obispo de su poder jurisdiccional.Este punto de vista papista
de él cra razón suficientepara que el papado se pronunciara sobre la validcz -como contrario nl episcopalista- podría, por tanto, correspondersecon
o invalidez de ctralquier juramento. pnpa la relación del Papa con el rey: Entique IV no había sido <<hecho>> rey
frsto expliCa también por qué el
por el Papa, v. nó obstante, fue, efeciivamente,depuesto.Por tanto, la
Lodía ¡larantizarla liberaciónde las obligacionescontenidasen el'iuro-enro.
El Papa El Príncipe secular y el tlerecho papal 79
,lc¡,,rsititinsc basrba cn
_el supuestode que el rey y los obisposeran reci- puramente auxiliar del príncipe, que la legislaciór-rc{e Lucio III e Inocen-
¡ricnclirrrios de Ia gratia dívina, que les concedíafácúltad de góbernar.'.
r,,,
[,rr f,,',.ió'l
fLnci<in firi.li"';@a
fiscali cenraba su atenciónü aquellosele-
lncntosquc, clc uua u otra manera,chocaban
con los propiosfundamentos
clc la. Iglesia.,Esta_vigilancia que ejerciael papa robr" lór artículos de fe
rrclquirió-papel predominantedentro del esquemagubernamentaldel papado iutamento por parte del príncipe, incorporado en sus promesasde coro-
medieval. Si se considera que la Iglesia hábia siJo edificada ,obre i^ bare nación57.En tanto que los reyes inglesesse rcsistíana esta cxigencia,los
de Ia.fe.en cristo y q.re eite factór era su piedra fundamental,no habrá franceses,a partil de Luis IX, hacíanclichapromcsacn slls juramentosde
drfrcultadesde comprensión al respecto. De aquí que cualquier desviación coronacióntu, al tiempo que los emperadoresle daban reconocimiento en
de la fe, es decir, ctralquier herelía, afectaba a lós fundamentos mismos su propia legislación.Los bienesy toda la propiedadprivada de los herejes
de _zrquellasociedad. El desarrollo incontrolado de la herejía hubiera co- tenían que scr confiscadosy, dado que se considcr¿baa la herejía como
roído no solamentelos presupuestosbásicosde la lglesia, sino también, alta Úaición, los descendicnteseran igualmente afectaclos,independiente-
en ú,ltima instancia, la poiición del papa. De hecho, lih.rs¡r^ no consisría mente de qne fucran ctrlpables o no tn. Sin embargo, la consideraciónde
en_*Tgg. repudio o desobedienciaa uno u orro priñ?'i!ffino cn ie nc- trnn docuina particular como her'éticadependía solo del potJer del Papa:
g$l-ó! deltberadade uno u oÚo dogma fuudamentcl.En corsccuencia,er.n sobrc esta premisa cl príncipe no estaba en posici(rr.rde juzgar acerca dc
ttn crimen y, como tal, no se diferenciabaesencialmcntedel crimen lesae Lln rslrnto tan vital nara la saltid v l¡ienestarde toda la comunidadcristiana.
ylaicslatis, y,:.p9.. tanto, era nn climett pablicunt 12. Si no sc- ponía ith Su tarea cra de .oiá.t.t ejccutivo: cnando el tribunal eclesiásticoidónco
frcno a Ia difusión de la herejía,1-llacoiroería los fundame,,to, bári.o. condcnabajurídictrmenteal hereje, creabala obligación,por parte del prín-
dc la Iglesia
-gu-e,en consecuencia,perdería su unidad orgrí'ica y ¡uidrca. cipc, de librar al herejea la hoguera.
En su calidad de monarca de la comunidad cristianu, aeuer'aet napa La importanciade cste principio papal de gobiclno no puede ser exage-
velar por la eliminaciónde las cloctrinaserróneas,es decir, "ri' her.éticas. Este rrrda. Cualquicr duda acercade l¿ carenciade ur-rvcrdaderostatus monár-
deber se deriv¿rbano solar¡ente de su posición io.o ,,r.éror de san pe- cluico por parte del príncipe sccularse'hubiera desvnnecidoa la vista del
dro, roca sobre lc cual estaba construíáa esta sociedad,sino también de contenido de la significativalegislación sobre la herejía que venía a rcforzar
I-ncas XXII . 32: I're rogado por tí, para que tu fe no <,lesfallezca,> ur. cl ptincipio de que el pr'íncipe secular era subditt¿sdel Papa. La aplicación
"yo
1\lrora bren, clada la posición excepcional del papa como speculator, le cle este principio solo tiene sentido clesdeesta perspectiva.fnvcrsamente,
correspondía a él determinar qué eia lo que realmente daba origen a la la decisiónaccrcade cuál conductaera heréticay cuál no, no podía abando-
herejía y q_uédoctrina, postulado o acción ámeritaba una declaraciánpapal narse al príncipe: su única obligación consistíaen la eiecucióndel juicio.
acerca de
!o quc se considerabaherético. Aquí adquiere rerieve la ¿ennl- Dulantc el sislo xIII este orinciuio de la sumisióndel oríncioe se extendió
g!ón que dimos anreriormente acerca de la ésencia'del gobicrno papar50. rle tnl rnan-EIáG
una.primera eqtreltenín que obc<lecer
.aproximación a \a idea de la herejía, coñcebida quiiá en llorcs:
- e estosiñelFjé-cicio de iusTió?c?[
términos,amplios,la enconÚamosen urbano Ir,-quien en 1102 acusó a mGT6s irrqriisitorialcs.
BonitacioVIII logró llegarn una conclusiónprc-
F,nrique V de hereje e instó al conde de Flandes'a tomar ras armas en iiminar de los ¡nteriol:escsfuerzoslegislativos,estableciendo,
una vez rnás,
contra. de aquella ,rc,abezade herejes>, acción por la cual se le promctía que los príncipesno dcbían tener ninguna participacióncognoscitivaen las
al conde la remisión de sus pecadosu3. decisionesacercade la herejía, a 7a vez que tampoco debían der lil¡crted a
,
Además es aquí, en lós aspectosrclacionadoscon ra supresiónde la los que estuvieranenc¿rrcelados en sus prisionespor sospechade hercjíaó0.
hereiía,dord,e.adquiría importanciavital el papel de ro. scculnres
trí;.iñ;
y condc tambrcn enconüabasu aplicaciónconcretael antiguo perrsar
isido-
riano acercadc la función auxiliár del príncipe. San Isiáoro'había soste- ccderíaa tram;tar su caso)con las consecuencias que antes hemos mencio-
rrido t¡uc los príncipes secularesdetentabanei poder ¿.ntro.l. Ia lgl..io nado. En 1353, Inocencio VI aplicó claramcnte el importanre clecreto
: r l r . d c c o n t r i h u i r a c o n s e r v _ al ar d í s c i p l i n ae c l e s i á s t i c ad:e o t a m ¿ l n c r a , lllterano al ordenar que si todos los masistrndosciviles, príncipes,condes,
clccí¡, t¡l.poder sería inútil. Lo que la palabra d. lor ro...áoi.r-nu pu.li, etcéteLa,deseabanescapara la cóleradivina y pnpal, debían crear pr:isiones
log'.r hrrbíaque intentarlo con él ot.rior disciplinae>> ou.ir1 y ponerlasa Ia disposiciónde los inquisi<1ores,para que los seguidolesde
el rl.as-
[,,rr.1,',locl'irrnl qrrc sc co'vcrtir.í,r effinT..rp@obicrno ".o
áur.nntc el los Beehatdospudieranscr clebidamentc custodiadosó1.
s i g l . x r r . I - r l u c h a c o n r r a l a s _ h e r e j í a sá,e f i n i á a s . o - J t r l . , p o . 1 t e ^ p . . Quizá estos principios parezcln Llr poco extraños en la época actual,
cr¿I.Lrno clc los principalcs debercsdel príncipe, y a este reipecto c1túzá pero no debemos contcmpiarlos desdc el pur.rto de vista del liberalismo
nacla nrur-':rrle mcjol la sr-rpremn posición trlonátq.ti.ndel papa v el p,rpel moderno, sino desclela perspectivadel tiempo. Los gobernantesteocráticos
El Papa El Príncipe secular y el derecho papal 81
,1.. no solo no fueron adversosa ia aplicación de estos tualrl non solum spiritualibus, sed et temporalibus favoribus atque
B¡Ui¡r.¡-AJ-ry,ia
prtnciptos, sino que, precisamentedebido a que sus propios gobiernos eran
subsidiis disponimas prestante Domino nultipliciter confovere.
teocráticos,frecuentementellegaron, por su propia cuenta e lndeoendiente-
nffin, En el mencionadoprivilegio de Inocencio III. el Papa otorgaba,además,
(lecrsrvala consrderecrón dc que el príncipc cr¿lun príncipe cristiano y que, instituido -en rre otrascosas- e!-49fe4d2t4¡¿¡- pongdl
4!-¡e¡¿recién.
por tanto, como miembro de la Iglesia había recibido de Dios su facultad con su propiaefigie.Todo el texto es la exprElónclásicadel poderEal
de gobernar, haciendo particular énfasis en la realización de los fines fun- como emanación de la gratia papal -<<quam apostolica sedes,mater tua,
damentalesde la Iglesia, recibiendo aquí aplicación muy concreta 7a causa tibi facit>-, posición claramente comprensible si se toman en cuenta las
portdndi gladiurn paulina. Sin embargo, en virrud de que se trataba de un ptemisaspapalesó5.La historia del papado testimonia la aplicabilidadde este
asunto-queafectabala estructura de toda la Iglesia, y no solo la de un reino principio papal de instituir a los reyese.
particular, por muy convencido que estuviera el príncipe de la inocencia Por otra parte, en tanto que órgano responsabledel bienestar de la
de los individuos que estaban deteniclosen sus prisiones, no poseía los Iglesia, el Papa estaba autorizado pam deponer al rey que -aunque no
insrumentos legítimos para ejercer la jurisdicción en su propio reino. Di- necesariamentese hubiera manifestado contra la fe- de una manera u
fícilmente puede demostrarse mejor que aquí, que su prp.l dentro del otra hubiera infringido los detechos del Papa. Además, como es el caso de
cuadro de los principios papales de gobierno erá el de lugarteniente o, Pedro de Aragón, la rleFnsición i@ prohihición de
cuendo me.los. el de a.sistente.Además, al príncipe, comó a cualquier todo contacto ulterior con el rev depuesto. En vista de que Martín IV ha-
otra ,per-sona,en su calidad cle laico le estaba'protibiao discurir, prülica bía@hZ5-ía declaradoque su país podía ser invadido
o privadamente, sobre asuntos de fe: el quebránto de estas normai traía por un príncipe más idóneo ó7,se prohibió a Eduardo I de Inglaterra man-
consigola excomuni<ínó2. tener más relaciones con é1, diciéndole el Papa que no diera a su hija
. . Pn consecuencia,desde la posición superior del
papa, cuya responsabi- Eleano¡a en matrimonio a Alfonso, hijo de Pedro ó8.La función del Papa
Iichd í'¡ica era. la Iglesia que le había sido confiada, re' co-prenáe fácil- en calidad de supremo monarca explica también por qué se sometían a su
mente la pretensión del papado a instituir a los reyeé. si se presta debida aprobación, eor,firmacióny ratificación algunos tratados enüe los reyes, así
considelación a la función que le corrcspondía al iey denuo^ dc la comu- como la aprobación de sucesionesóe, que pudiera aoular los pactos70; que
'idad. cristiana se justifica, sin duda, el principio de que el papa estaba los tratadós de paz entre reyes beligáranies fueranñifiiñáfrs-por'éi o
*rltorizado^para_institui¡ que pidiera a las partes contendientesenffar en negociacionesde paz o es-
_reyesidóneos. Dlspuds de to<io, lo clue
I{ugo de saint Victor había ya pr-opuestoa-mediadosdeí siglo ".n "rio
xrr, y una tablecer una treguaTr. Estaba capacitado pglgllroliU$ .ostercio con
4
generaciór-rmás tarde el pontificado de rnocencio III probó la aplióación los paganos,con los musulmanes,con persodálñóñTfgadas, gobernantes
prríctica de este principio abstracto. Basánclosecompletamentc en Ia co- depuestos o temitorios que estuvieran bajo interdictoT2. Podla emitir ór-
rnisión petrina y en el vicariato de Cristo, producto de ella, hizo rey de denes para la confiscaciónde la propiedad de una ciudad, como hizo Ur-
Bulgaria a Joannitza con estas palabras: <<Regemte statui¡nris.> En tanto bano IV con la ciudad de Sens73,o sugerir la coqfiscaciónde la propiedad
qtre el eiercicit de la función pápal dabn a Inóccncio el derechoa instituir como represaliaTa.En casos de répreseñtacioneslál-sáFlór risión
rcyes, este ademásañadió una razón adícionalpara ello, en vista de que de por vida a solo pan y agua 75.Decretaba censuras eclesiásticascontra
era deber-del _Papa,cuidarcon solicittrd paternil de las cosasespiritu¡ies quiénesimptrsierancá.g,'-eimpuestosinjustosenc.áñffi'ríos7ó.
y tempornlesde Bulgaria o, como él mismo decíaó3: Prcthibía la cornunión a los sastres que hicieran üajes que tuvieran cortes
en la parte trasera y a las costureras que confeccionaranropas femeninas
In spirjtualibus et tempralibus paterila sollicitudine prot,idere vo- muy lujosaso que tuvieran cola z.
lentes eius auctoritate per queftt Samuel Daaid in regem inunxit, Si bien estas medidas se justificaban invocando el principio de que de
regem te statuimus sx¿pereos (scil. Btl,o,ar"os un modo u otro las exigía la publica atilitos, otraLsmedidas podlan justi-
et Blachos).
ficarse,y, de hecho, asl f-ue,rec.rr óf,Temás al principio de que el'Papa
era el supremomonarcaque ejercíael uffidle regimen.Así, el principio
Igtr:rlmente,unos cicnto cincuentaaños despuésencontramos que Cle-
oe que la transterenclaoe un relno estaDaen manos del rapa, puesto que
mcntc VI escribe al rev armenio orometiénclolefavores espirituales v
el poder real era emanación de la gracia divina, encontró su aplicación
tetnl,olltlesó¿:
práctica en el permiso que concedía el Papa para que el rey victorioso
conservara el te¡ritorio que había conquistado, lo cual era especialmente
Pro certo sciturus, qaod nos qui salutem taam et tui subditi populi estimulante en las campañascontra los hetejes y paganos78.Por esta razón,
il l¡at'partc prosequintn et sirnpliciter quaerimus,te regnumque el Papa también tenía capacidad para ordenar la expedición de tropas
ó
,\2 EI Papa

:u'nrilclnsl favor de un rey 7e o bien podía hacer un llamado en ayuda y


80'
ir¡xryo de los reyes y obispos que lucharan contra los herejes e infieles
Si tcnía oros compromisos,podía rehusar el envlo de algún ejércitosr. Po-
día prohibir el auxilio a tropas que hubieran invadido o estuvieran prestas
a invadir algún territorios2. Podía obligar a la población de.un reino a no
83.
obedecera zu rey, so pena de interdicto o excomunión Podía anular leyes
seculares,tales como Ia Cata Magna o el Espejo de Saionia, o declar¡r
la invalidez de cualquier ley municipal que impidiera o retardara el tra-
bajo de los inquisidorese. Podla emitir órdenes para impedir la alteración
t5.
de los sistemasjutídicos de los paísesinvadidos o conquistados En vir-
Jrtrotas
tud de su suprema posición monárquica en la comunidad cristiana, estaba
también autorizado para tomar a los judíos bajo su protección, para reiterar
Ia prohibición de conversionesforzadas, para decidir acerca de la vesti- t Para la interptetación pot los jutistas medievales de cierto númeto de tópicos
menta distintiva a ser llevada pot los judíos 8ó(los príncipes seculareseran que constituyen el contenido de este capltulo, puede verse el último trabajo de E. Cor-
responsablesdel cumplimiento de esta ley tT), asi como acerca de la pro- tese, La Norna Giuridica, Spuxti Teorici nel Diritto Commane Classico.Milán, 1,962-4,
esp. ii, pp. 169 y ss.
hibición de que se diera a ellos o a los paganos cargos de oficiales pú- ' Esto ya lo había expresado León I en carta al emperadot Teodosio, Ep. $.
blicos 88; pará condenar el Talmud, principal causa de la pérfida obstina- Constituía un tema papal constante en la Edad Media.
ción de los judíos; para librar a las llamas los libros erróneos que se ha- " Un contemporáneo de Gelasio, Epiphanius, habla expresado exactamente el
llaren en posesiónde los mismos to y para mandar a los obispos que impu- mismo pensamiento, al decir a Teodorico en Ravenna que el rey poseía la capacidad
de gobierno como lattor diuittus; asl tenla que darse cuenta de lo mucho que debía
sietan uni multa o cualquier otra pena corporal a los iudíos que hubieran a Cristo, y en consecuencia,no debía mosrarse desagtadecidopor los beneficia a Deo
puesto sus manos sobre un sacerdotee0. Si a estas manifestacionesptácti' nostro concedidos al rey: ver MGH. A. A., vii. 100, llneas 6 ss. Debemos señalar
ias del gobierno papal añadimos ahora el principio de que Pedro era el tlmbién que Valentiniano III, en el dec¡eto en que garantizala función de primacía
señor feudal suptemo, que por medio de su sucesor,el Papa, enfeudaba a de la Iglesia ¡omana sostenla '!0í.que su posición a la cabezadel Impetio era in supernae
dioinitatis faaore, cit. por Ensslin, op. cit., p. 9I.
reyes y príncipes, no habrá ya dificultades para comprender las razonespor ' Es de señala¡ q:uela gratia
de Lucas ii. 52 y de los Hechos. . . ii. 47; vii. 10;
lai cuálesse aplicabanlos principios papalesde gobierno en la Edad Media. xtv,25, ha sido ttaducida en la versión autoúzadacomo <<favor>.(La versión castellana
conserv¿el vocablo <<gtacia>. N. del T.)
o Reg. viii. 2L.
o Esta concepción descendentefue muy bien expresada por Tomás de Aquino,
Sent. IY, dist.24, qu. 3, art. 2: <<Quamvisomnibus apostolis data sit communite¡
potestas ligandi et solvendi, tamen ut in hac potestate ordo aliquis significatetur, primo
soli Petro data est, ut ostendatur, quod ab eo in alios ista potestas debeatdescendere.>>
Ya lo había expresadoen principio León I, vid. J.7..1., xi (1960), p. 45, n.5. Vid.
además los puntos que suscribirla el Catholikon de Armenia, principalmente aquel
según el cual todos los apóstoles dependían <<plenissimeauctoritati et potestati> de
San Ped¡o: Clemente IV en Rayn. xxv. 50J. Vid. también infra, n. 49. Todavía
puede enconuarse una aplicación de esta idea en la carta de Clemente VI a Eduar-
do III en 1344: <Atdi ergo, fiü, salubre consilium patris tui et intende honori eiusdem
Romanae ecclesiaemaftis tuae, a qua t! et ptogenitores tui regnumque tuum praedic-
tum_-magnabeneficia, quibus vos obligavit ad glatitudinis debitum recepistis. R^yn.
XXV. ,50, núm. 58. La solidez de la ideología papal a este respecto puede observarse
comparandoeste postulado del siglo xrv ion-oiros elaboradósen^el siglo rx por
NicolásI, Adriano II y Juan VII;-cf. P. G.; 2Ot,2L7, ¡.2,222, n. 5. Píra el <één-
timiento de gratitud>>ver el mismo Gelasio I, ibid., p. 22.
7 Posteriormente se invocaba también el
lauor apostolicas en el nombramiento
del capellán del Papa. e. g., por Juan XXII: <<Tein capeüanum nostrum recipimus
et in cap€llanorum nostrorum consortio aggregamus,t apostolici favoris et gratia
rnunete plenius fruaris>>,citado por Tomás Fastoli, DecisionesRotae Romanae(s.a.e.l.),
fol. 96 vb.
' En efecto, todas estasdenominacionese¡an usadaspor Inocencio fY;
vid. MGH.
C o n s t . , í in. ú m s . 2 8 9),1 6 , ) 3 0 , 1 7 , ) 4 t , 3 5 L , ) 6 0 , 4 1 8 , 4 5 4 , 4 6 4 , 5 1 6 , 5 L 8 , 5 2 2 , 5 2 4 ,
528, 556, 602, 60J, 64), etc.
84 El Papa
El Púncipe secul(tr y el derecbo papal 8j

tibi co¡cessamtempotalem debes recognoscetepotestatem,ad te regni solium sabliruaait,


r,r_eccle^sias et.loca religiol4 per tuum regnum existentia diligas-et honores...r>Reg.,
núm. 4207: A. Theiner, Monam. Hibenid, núm. 50.
" Rayn. xxi. 226. Este tipo de iuicio se hacía con bastantefrecuencia.
" Rrg. v. 39, p. )26.
"' Cf . supra, p. 61.
* Acerca de esto, cÍ. P. G., pp.4J9 y
__ ss., y además,fuentes adicionalesen
M. P., pp.636 y ss.
t'.
.. Y.t e\ cap.37: <Quisque suo ordine jussa regís et prepositorium perficiat...
aliud alio opus est. sumamus-exempluma corpo¡e nostró. capút sine pede níÉil poterst,
nec pedes sine capite... eodem jussu obaudiunt, at salaun sit toiun corbui.r, Asi-
mismo, en. el cap. 4^0e{s¡g uqa aplicaciónclara del principio funcional, enunciado
por vez¡rimera por San-Pablo(I C.o¡.xii. 4; Eph. i.2Ji iv.lb; v.22-24; Rom. xii. 4)
donde clemente I decla: <<Al alto clero se lé reservan funciones especiales;a los
sacerdotes.se les impone un olicio especial;ministerios especialescaen'sob¡elos levi-
tas;. el-laico es.tásujeto poq las reglas establecidaspara los laicos>> (traducción de
J. {...Kleist, Tbe E.pistlesol st. cláment of Rome [v/estminster ¿¿ London, 1946],
p..34). En esta
_primerae.xpresióndg ¿uto;idad de-la Iglesia romana, ap¿rrecepor
'0 XI. iii. 63; ver ademásD. plime,ra vez el término laikos; vid. Kleist, p. 112, n. 120.. La rp clemewils ha sido
a. c. 22, XXV. ii. Gregorio VII aplicó esre prin-
ciqio en sus Reg. iii. 10 a (deposiciónde Henrique IV). Esta consideracióndel poder editadanuevamenteen Di.e apostol.Váter, ed. por K. Schneemelcher (Tübingen,1956\,
público secular como benelicium divino se sostiene aún en la actualidad. León XIII pp. t, y ss, Para el términolaikos, vid. cap.40, p.57,lineas 16-17.
r Cf . P. G., p. 425 y M. P., p.
declaraba que el poder del gobernante de un Estado (la <<potestas rectorum civitatis>) 617. O tomo'establccía una decisión de Ia
era un don y una concesióndivinos: <<donoquodam benelicioqae diuino>>(Acta s. se- Rota romana en 1380: <Papa est tamquam reipublicaepater, habet liber¿m bonorum
dispositionem et potestatem patronum laicum eiheredandi>>,Decisiones Rotae Romanai
dis, xiv (1881), p. 7). (ed. 1)12), fol. l3 ra. La flexibilidad de este concepto conduio a numerosasaplica-
" Vid. la afumación clásicade P. Kehr en Nachr. d. kgl. Gcs. d. Viss., G|ttingen, cioncs,_aunque no siempreperceptiblesde primera imptesión.cf. celestino III cuando
1896, p. 79: los documentospapalesson <die Urkunden des die Ki¡che und die ma.
hacía <le la utilita! publica el crite¡io según el cual permitit cambiar el valor de su
\lelt regietendenPapsttums>>. moneda,al rey Alfonso de Aragón; vid. P. Kehr, P.'rJ. in Spanien,i (Catalonia\,5?l9,
t' Para más detalles sobre el particular, cf. W. Ullmann, <<Onthe heuristic value
núm. 218.
of medieval chanccry products with special reference to papal documents>>, en Annali
della Fondazione Italiana per la Storia Amministratiua, i (1964), Para la consideración "" 2 Tim. 1i. 2.
I Por ejemplo,la liberación
jurídica del Privilegium, vcr el profundo estudio de V. Piano Mortari, <Ius singulare de,un aspirantea clérigo por sus defectosfísicos era,
en efecto, consecuenciade su idoneidad.
e Privilegium nel Pensiero dei Glossatori>, en Ria. Italiana per le Scienze Giuridi- '0 El concepto de
che (1958), pp. 1-80. iasticia dentro de una sociedad cristiana no corresponde nece-
13 Esta cláusula únal tod¿vía se utiliza en las sariamentea la iastitia de una sociedadmusulmana.marxista o liberal-
actuales cartas decretos del papado,
'o Vid. "t D. P., 26. El modelo sobre el que se basa esta concepción,el Dictatus de
Juan XIX, en el Privilegium para Cluny (28 de marzo de 1207), publicado Avranches,decía lo siguiente: <Qui decretis sedis apostolicaenon consenscrit,here-
por ?. Uiblein en L. Santifaller, <<Chronol.Verzeichnis d. Urkunden Papst Johan-
tICr¡SCensendus est.)>
nes XIX>, en Róm. Hist. Mitt., i (1958), núm. 44, p. J5.
'' Con el fin de completar aún más, quizá
debería mencionarseque el otro grupo "' Cod. Just., I, xiv. 12.
t' También este aspectoaparececon toda
de cartas papales, 7as Litterae de iastitia, no conceden ninguna clase de derechos la claridad deseableen la prima cle-
o títulos; antes bicn, contienen órdenes, mandatos o prohibiciones, aspectos le- tnentis,c^p. 57.
gales o decisiones,etc. Son perentorias en sus exigencias, tal como se obseiva en la Graciano, evidentementeaplicando el criterio de Justiniano, dijo lo siguiente:
<Romanae.cclesia jus et attctoritdte?ns cris canonibusimpertituro, D. p. c. 16, iXV. i.
orden: <<Perapostolicascripta mandamus,quatinus...>>, o <<Autoritateapostolicastatui
m u s . . . ) >e,t c . Iustiniano había dicho: <Ex nobis eis /i.e. los trabajosáe los jurisconsultosiomanos/
'o MGH. Const., ii, no. iftpertieta/ aactoritas>>, Cod. I. xvii. I. 6.
406, anno 1266. * Esta tesis de l^ superiolitas que,
" GtegorioVII, en Reg. viii. 16. en última instancia,se basabaen Ia idea dc
':- Cf. Inocencio-Ill, silpra, maioritas ( : maiest!s.),,implicaba que-el Papa.-y-, además,matatis mutaldi et riy-
cap, 2, n. 29, así como también en la professiolidei estaban en una_posición. <<másar,ta>>,
exigida por los rvaldensianos,Reg. xi. 796. El cuatto Concilio laterano décretó tam. Io cuai im.piicaba a su vez el mismo concepto
bíén: <una cst fidelium universális ecclesia,extra quxm nullus omnino salvatlrr,r. de <súb-dito> (unter-tan) cuyo deber era de obediénciahacia el <superiot> (oia¿;¡.
Cf. tambiénX: I. i. I, y Cipriano,Ep.T, en C. .1.E, L.,iii.79j. Por.lo tan-to,era perfectamente. c-ouectoque -aquellosimportantesá..r.tor'f"p.i.s, r.-
'" feridos a Ia .posiciónrelativa jibro, d.
-4"9. viii.21. p.548: <Numquidsunt hic regesexceptiaut non sunt dc ovibus, .del .Papa-y del émperadof, estuvieran.n loi
quas-filius Dsi L¡. Pctro commisit?,>Cf. ademásReg. iv. 2; iv II; etc. derecho canónico oficiales baio el tltulo: <De naioritfue et obedientii>i. p".u *1,
Reg. vi. 16): <<In civitate civis intelligens-,a quibus non excipit (Christus) detalles, yi4.. V. _ullmann,_<<DerSouveránitátsgedankein den ma. Kri;nungsordines;,
Ipsos reges.>) en Festschrift f. P. E. Scbramm (lliesbaden, 1Seq, ¡. 72 y ss., .rn. 7;-; nota 22',
''. Erlq argurnento 85 n.5J.
teleológico aparece,por supuesto, en cientos de comunicaciones * Rayn. >,;lv.246.
papa1cs..Ct,_".e.,.Iaatengaque dirige Honoriolff eá su carta al rey Reginaldode
la isla de Man.. haec rex regnum er dominus dominantium JesusChriitus, a quo . " vid. Reg. vi. 163 dirigido a Felipe II: <Respondistiquod de iure feudi et
"Ad homrne tuo srare mandato sedis apostolicaevel judicio non ieneris, et quod nihil
86 El Papa El Principe tecular y el derecho papal 87

ad nos oe¡tinetde neqotioquod vertitur inter reges...mirati sumusnon modicum(!) cual había de confe¡irsela confirmaciónse fijaba en tres meses(VI: L vi. 6). Solo
.i i"r¡uii..." Vid. adimás li decretal anterior Ñouit ille en X; II. i. 13, contra el en ciertos casosfuera de Italia y, por elección unánime, podla eiercer la iurisdicción
--:. se
cual -ÁmanifestabaFelipe. inteilm el candidato antes de la confirmación papal: X: I. vi. 44. Lns efectos de la
oii". ¿. que en VI: I. ii. I. Bonifacio III habla acuñadoesta expresión confirmación se maducían en el hecho de que el candidato pogeía en Io sucesivo un
-licet Romanus pontifex jura omnia in scrinio pectoris sui censetur habere...- el ius in re, a pesar de que aún le faltara la consagración.Posee¡ la jutisdicción como
¡¡o¿áá áe t¿ afiima.ión eia, evidentemente, el dlcreto imperial de Honorio y Teo- oficio eclesiásticosin el ordo, era un principio del derecho canónico.
5'? En relación con los principios fundamentales, cf. !ü. Ullmann, Inttoducción
á"iio q"e figura en el Cod, iast.,\f. xxiii. 19: <(...totojure quod in nosris est scri
niis constitutum>>. Histórica a H. C. Lea, Tbe lnqaisition ol the Middle Ages, rcpr. (Londres, 1962),
s Graciano, XXV. i. 6. pp. 11-51; y para las ralces jutídicas romanas del concepto de hetejla como ctimen
* D. P.,7;'cf. también Reg.ii. 67: público, vid. idem., <The significance of Innocent III's decretal Vergentis>>,en
lSsmper licuit-semperquelicebit'> .
que la Iglesia lomana Etudes... deiliées a G. Le Bras (Parls, 1965\.
" Cod,'lust., L xiv. 12.-Cf.t Ya Nicolás I había dicho '" La consideración papal con respecto a este pasaje -derivado, en efecto, de
'poseeel podér <iÁ tota Christi ecclesia/egespon-ere>.
I\'. .<<Indignumse.gtatia.Dux Bosniae la concepción pettinológica, vid. infra, p. 96-, condujo a la imposibilidad de que
". Oiro ejemplo lo tenemos en Gregorio. el Papa dijera que ninguno de sus predecesoreshabla etrado alguna \ez, ya que ello
consutuens, quam rn eo circa ipsum clementia Dei decetat..> Th. RipolJ, Ball. Ord.
-Praed.,
-t-Rrg. i. núm. 197. se hubiera interptetado como si el ptopio San Pedro se hubiera pronunciado etrónea
oii. 14", p.4q7. La_posibilidadd.g 9ue G¡egorío I,haya_servido de mo- o correctamente. Además de Pseudo-Isídoro (Hinschius, p. 179) quien decla que la
delo no-á?be descartatie.CÍ. su lionil., hom. ii, 9aB'26, núm'.5 (P' L', lxxvi' 1200): Iglesia romana (numquan errasseprobabitut>, o Gregorio VII (en D. P., 22), vid. la
<Hac ügandi et solvendi potestatese privet, qui hanc pro suis voluntatibus, et non afi¡macióndel papaAgato en el siglo vlr, en P. G., p.201, n.2 y M. P., p.295, n. 51.
' Vid. supra, p. 75.
' . subfectorummeritis [moribus?] exercet.)>
pro
Éstos orincipios tuvieron vigencia por todo el período medieval hasta En- " P. L., clxiii. 108. La enrada en el coelesteregnan, se prometía a todos aquellos
rique VIII e'IsabéI. La asignación-delas <islas> (las Américas) recién.descubiertas que cayesencombatiendoa los paganos lGraciano, XXIII, v. 46 (Nicolás I)] Vid.
át=r.V fi¡nan¿o por Alejandó VI es un ejemplo más de transferenciade la propiedad. ademásGregorio VII, Reg. vi. 10, 14; vii. 14 a.
5ó Isidoro, Sent. iii. 51, núm. 4 (P. L-, lxxxiii. 72J) incorporadotambién en Gra'
Cf. ademásinÍra, P.81.
' La pdmeia excomunión (episcopal) llqyqde t cabo-co-ntra un rey,.la hizo el ciano,XXIII. v. 20.
obispo Geimanus contfa el rey'eheri-berto (567); vid. P. Hinschius, Kitcbenrecbt, "* La legislaciónmás importante está en X: v. vii. 9 y ss.
iv. tí+2, n. 2, y para el siglo rx, ibiil., v. )01. Vid. infra, p.206.
' Graciano.XXIII. v. 47. (Urbano II.) t fnocencio III en X: cit. cap. 10. Aquellos que, a sabiendas,propotcionaran
., Desouésde todo. Enrique IV no había sido excomulgadopor ningún ..crimen a un hereje o a sus secuacesenterramiento cristiano, tenlan que exhumar públicamente
relisioso>. Entre las condicioiresque -que se le exigían para su reconciliacióncon el el cuerpo con sus ptopias manospara librarse de la excomunión; VI: v. ii. 2.
- Vid. VI: v. ii. 18.
o"o7. Aib.rto de r,Jüittelsbachtuvo abjurar <<damnatamasseftionem,,quae danna-
ór Rayn. xxv. 560 y s.
Liñtér que el emperador pudiera depo-nera! PTpa y sustituirlo por otro * Aleiandro VI en VI: v (De hereticis),ii.2. El modelo tiene que habet sido
"rr.ritu i*u. 571.-Tal cosal en efecto, fue admitida pot su padte como he-
;;;;i?ü,-R;tn.
iejía: ibid., 70. el Cod. last. l. i. 4: <Nemo clericus vel militaris vel altetius cuiuslibet conditionis
' de fide christianapublice... tractate conetut.))
Á Aleíandro III en P. L., cc.707, Este aislamientosocial eta llamado muette
' Reg. vii. I.
civi-I.
-.';; s Rayn. xxv. 509. Dos años después, Inocencio VI esctibía al clero y al pueblo
El principio dependía,por supuesto,en la posición.atribuida..a San Pedro;
cf. además:--;;iri, 6. Gróseteste sostenía que los obispo_s_ recibían_su poder de Philadelphia, en Asia Menor (hoy Ala-shehr), quienes habían invocado su ayuda
".' p' 645' n' r42 contra los turcos, en tétminos semejantes,ibid., 557. Este mismo Papa escribió al
.ó.iáLiíi póaó mediationem>>, cit-. 4. G., p. 4^43,n. 4^v 4!:.P',
¡í.; ;;;l;f ádicional¡; ademái, cf. "IEnrique de Gante, Quodlib (gd'^pe Venecia, emperadorde Constantinoplaen el mismo sentido, ibid., 559. Algunas vecesIa ayuda
i?óá1, it jj, ei-fodeí'episcopal'<<aDm mediante Papao. Además cf. Clemente III temporal se llevaba a cabo en forma de pagos en dineto con el obieto de aliviar la
- P. L., cciv. 1185.
en pobieza: Benedicto XII pagó a los armenios 10.000 forines en oro del tesoro papal
n t.¿" I, Ep. 7: <<inconsortium nostrae sollicitudinis vos advocamus.>> En con- (ibid.,76), medida esta que recuerdaotas similarestomadasen la actualidad.
* En su catt^ ^ Ottocar de Bohemia se manifiesta el mismo tema de la gratia.
...,r.o.i",-1"-í¡an'sfetencia de _un obispo de u¡a sede episcopal-a.otta no p^odíaser
más que por el Papa. Étto r. temonta a-Pseudo-lsidoro,cf. Graciano, papal. Vid. Reg. vii. 49.
iü¡;;cabo * En efecto, lo valioso de la confi¡mación de la posesión del rey po¡ patte
ill.-1. j+ v....r, áonáe encontiamosla mayoríade los pasaiesmás.relevantes, in-
.i"ro i"-"1.[o¡a del matrimonio del obispo éon- su diócesis. Tal teoría se convirtió del Papa puede comprobarse en la tentativa del rey Sverre de Noruega por obtener
quien,hizo de la (según Inocencio III) un Privilegium otorgadopor CelestinoIII; Reg. i. 182.
aplicaciónp,ráctica -en manos.de Gregotio.VII,
iecássiras'elcritcrio para diiha trasfetenciaa éste; fnocencio III añadió el criterio
"r-pti".ipi""-de "' B. R., iv. 65 (16); cf. también Rymer, i-ii. 6)2, donde se ve que el Papa ope-
de la utilitas, x: I. irii. 1; como la relación entfe €l_obispo y.su.diócesis efa seme- raba basado en la tesis de l¿ trasferenciadel ¡eino al hiio del rev de Francia.
ot Rayn. xxii.518. El Papa también hacfa referenciaa las-sospechas de consan-
ñn,. uin.úto matrimoniáI,solo_elPapa tenía.autoridadpara disolverlo:.<<Nonenim
iioÁo,"l ,"d Deus separat, guos Romañs pontifex, qui non puri hominis,.sed veri guinidad. Si el ptoyectado matrimonio se llevaba a efecto, Eduatdo I hubiera sido
Dei 'El gerit, in terris ecclesiartmnecessitatevel utilitate pensata...clrsolvlt.>
' --r,vicem calificado de odiosus, ibid. (sobre el particular, vid. F. M. Powicke, Tbe TJth cetltury,
d'"recúo que poseía el Papa de deponer a los obispós comenzó_ a ejercetsedu- pp. 257-8).
' Honorio III, Reg. rL.im. 1972, tratado entre Andreas de Hungría y León de Ar-
rantc el pcriodo dc'Hildbrando(viá. Hinschius,op. cit., li.541 y ss.).La eleccióncon-
."Jir nl'candidato elegido un ius ad rem sin poder iurisdiccional,ob_tenibleúnica- menia; InocencioIV, Reg. núm. 638; Utbano IV, Reg. rr'im.766,tratado entre Luis IX
mente mc{iantc la conÉrmación'papal.Vid. X: L vi, 15 (en CelestinoIII se observa y el rey y los barones de Inglaterra, el cual empieza: Exultantes in pleütadine,
una distinción clara entre ordo y-iurisdictio) y VI: I. vi. 5. EI periodo dent¡o del y núm. 770. (Sobte el particular,vid. F. M. Powicke, Henry III, p.453).
88 El Papa El Príncipe secillar y el derecho papal 89
'o Intervención de Martln IV sobre
los venecianos con el objeto de poner fin de los judlos, mienuas éstos estuvieran en las sinagogas,la mañana del 10 de
a los tratados comercialescon Guido de Montefeltro, A. Theiner, Cod. diplon. s. sedis marzo de 1240 (<primo sabbato quadragesimeproximo ventutae mane quando Judei
(Roma, 1861),i. 254, n'3n. 402. in,synagogis colveniunt>); además,d. id,, ibid., núm. t92: Los frailes, con la ayuda
. :- Cf. e._g. intervención de Gregorio IX entre los reyes de Inglaterra y Escocia: del b¡azo secular de la Iglesia compelían a los judíos <<adexhibendos omnes suos
A. Theiner, Mon. Hib., núms. 87 y ss. libros>, y quemaban los lib¡os erróneos; el Papa exigió una explicación sobre estas
o Cf. intervención de Honorio acciones especialesque se habían tomado; cf. también, cuando Inocencio IV se di
III para lograt que el Dogo de Venecia rom-
piera relacionescon Cremona; vid. E. Vinkelmañn en-Gijtt. Getl Anz., 1874. fasc. 6. tigió a Luis IX, en relación con las quemas públicas (8. R., iii. 508 y s.). Este mismo
p. -lÉ8; la intervención de Martln IV entre el Dogo y la Comuna de Venécia para Papa se,dirigió al _arzobispode Vienne (Reg. núm. 6.980) autorizándolo a expulsar
peditles-_queno compiasen sal a Guido de Montefeltio (A. Theiner, Cod. Diplón., a los judíos de su diócesisen vista de que no observabanlo contenido en los estatutos
cít., i. 25), núm. 391);- el llamado Urbano IY (ReS., núm. 279) a los florentinos, quie- dirigidos a ellos por el papado.
nes, a menos.que obedecie¡anlas órdenes papales,-no podrlan comerciar paños * Cf. Inocencio III en Reg. xv. 118 (: X:
- ni-con v. vi. 14): como último recurso.
los vecinos ni con el resto de los italianos, so pena de excomunión. se prohibla a los cristianos, bajo pena de censura eclesiástica,tener relaciones comer-
1 Iltb."p IV. Reg.,-IV núms. 772 y 779; 10.000 marcos de plata. cialescon los iudíos.
i1 Yi4 Alejandro en Mathew Patls, Chron. Mai. (R. S.), v. j65-7.
" Orden de fnocencio IfI al obispo de Langres (Reg. xv. 118) en caso de que
alguien.se_presenr-ara como obispo falso; orden similar enviada al arzobispo de Lund,
{.eg. xvi. 10, en_el caso de que alguien se presentara presumiendo ser un legado papal.
Aparentemente, las prisiones eran ipiscopalis.
tt Censura eclesiásticaenviada por fnocencio III al obispo
de Uzés, Reg.
' xiv. 39.
' Enclclica de Gregorio VIII (1187) en Compilatio
Prina, III, i. 9.
". Cf, e_.g. el permiso dado por fnocencio III a Pedro de Aragón (Reg. viii.94\;
permiso dado por Honorio III a lflaldemar de Dinamarca (Reg. núm. 1638), relativa
a ciertos tenitorios en Estonia; permiso dado por Inocencio IV a Daniel, rey de
Rusia _(Reg. nún. 3221); permiso dado por Alejandro IV al rey Mindowe pérmi-
tiéndole mantener sus teritorios rusos (Reg. núLm. 264). Para las relaciones entre
T¡_ocencioIV y el rey ruso Daniel, cf. A. V. Soloviev, Corona Regni, ed. M. Hellmann
(Weimar, 1961),186 y ss.
D Como las que despachó Martln IV a Ancona, que
estaba denfto del estado
papal; se enviaron <armatasgaleas>> con toda rapidez a Ca¡los de Anjou, contra Pedro
de Aragón; vid. Ant. Muretus, PP. RR. Epp. XXX (Roma, 1757), núm. XIV.
t Por ejemplo, la <<cruzada>> de Gregorio fX conffa los campesinosde Stedinger
(Reg. núm. 1.402); el llamado de Inocencio IV al arzobispo de Lund (Ree.
núm. 1.090), para v€r si el rey Eric de Dinamatca podía proceder contra los paganos
sin estorbo ni obstácr:lo.
" Como se lo negó Gregorio IX a la reina Rusudesde Georgia, quien había pedido
a¡,rda atmada al Papa (Rayn. :ori. 225); <<Igitttr desinite admirare si cont¡a dictos
Tarta¡os ecclesiaeRomanae exercitus in vesttum non venit auxilium, quia id inter-
positorum Sarracenotum, quos in Syria expugnari mandavimus, prohibuisset im-
probitas.>
e Como hizo por ejemplo, Honorio III (Ree. núm. 173); o Clemenre IV al di.
rigirse a los arzobispos de B¡emen y Maguncia con respecto a los seguidores de
Conradin 18. R., iii. 765 y ss.).
s Como cuando Inocencio III se dirigió al episcopado noruego con el
obieto
de excomulgar a todos los que pretendieran seguir a Sverre (Reg. i. 382); igual
sucedió cuando el Papa se dirigió a los ciudadanos de Marsella que segulan a Ron-
celln (Reg. xiv. 40; cf. también Rayn. xx. 284).
* Como hizo U¡bano IV en VI: v. ii. 9; antes de é1, la lex
17 de Inocencio IV,
B. R., iii. 558: Ios loci domini, etc. tenlan que ser presionadospor censuraseclesiás-
ticas para que se cambiarael estatuto ofensivo.
* Como las dadas por Inocencio IV, Reg. nítm. 6.297 al
arzobispo de Cashel, con
cl fin rfe abolir la iniquas consaetudines introducida por los ingleses. Cf. con Ho-
no¡io III, Rcg. 2.602.2.606.
* Dccrctos del Cuarto Concilio Laterano,cap.
ó8, en X: v. vi. 15.
tt
Cap. cit.
* C¡ncilio I-aterano,cap. 69; Gregorio IX en X: v. vi. 18.
' Grcgorio IX (en Th. Ripoll, Bull. Ord. Praed., i. 105,
núm. 189, 9 de junio
¡Je 189) sc dirigiír a los arzobispos de Francia con el fin de secuestrar los libros
CAPITULO

de losprincipios
€oaluación papales

Quizá estas medidas y manifestacionessuenen un tanto extrañas a los


investigadoresde hoy. Es posible que hasta provoquen una reacción que
impida la apreciación correcta de los principios en cuestión. Tal aprecia-
ción, sin embargo, debe tomar en cuenta varios factores.Jrimero: que no
tgfu-wwssido-uu¡-el conceptomodernodel .Fstado(si pñ d enienierñi
un cuerpo o una sociedadque en la esfeta pública posee podetes indepen-
dientes, originarios y característicos,y funciona plenamente sobre sus
propias ptemisas, máximas y fines). Además seda incorrecto afitmar que la
Iglesia, en tanto que unión de todos los fieles, tanto clérigos como laicos,
constituyera un Estado en la Edad Media, ya que, como hemos intentado
explicar, uno de los principios papales más importantes era ptecisamente
que la Iglesia había sido confiada al Papa,lo cual significabaque no posela
derechos autónomos y autógenos.Tal ptincipio, por supuesto, estaba fuer-
temente vinculado con las premisas teocráticas.v su fuerza eta de idéntica
efectividad en la esfera dei reino. De haber pódido aplicarse el concepto
de Estado en la Edad Media, ello solo hubiera sido posible con respecto
a! Sapa mismo: solo él en superior, sóbérano-dentro de la terminología
dóa&n;-, porque estaba situado sobre la sociedadde los fieles, sus sñb-
ditos, y no ér" miembro de la Iglesia. En virtud de que Pedro (:Papa)
formaba un consortiurn potentiae con Cristo y de que esa asociacióncons-
tituía, jurídicamente hablando, una sociedad, el Papa era una persona
iurídica (no solo natural) o una corporación singulai (colporation sole)1.
Comó- tal, estaba indudablemente por encima de la Iglesia y era su mo-
narca supremo, Dentro de este esquema, pues, no podía concebirse nin-
guna <<soberanla>> del príncipe secular: este no era independiente, sus
leyes estaban sujetas a anulación, sus prisioneros podían ser liberados
por una orden papal, etc. Las manifestacionesdel gobierno papal en acción
constituyen el status monárquico del Papa v muestran claramente la Íalta
de esestatas en los príncipes seculares.
Segundo: sería totalmente erróneo pensar que estos principios hubieran
sid6 impuestos.por asl decirlo, a.reyes y príncipes.Más bien gran ellos
qnigp-ósquíénes,*con regular fiecuencia, lonrult.brn al Papa pñá*émitir
El Papa Eualuaciónde los principios papales 93
.rl¡irirr,lt', r'el,' rt l'l'ivilcgio, orclenatuna campaña,confirmaf una frontera del fin aventual, tanto de los cristianos individuales como de la totalidad
rr'rrit.r'i;rl,orrk'nar al episcopadola excomuniónde sus adversarios.v asl de la sociedad crístiana. Los papas medievales no hubieran considetado
¡'or cl cstil.). Ilra frecuente qr"relos,_pdnci!€L51ébiles o aquellos'óuyos que habían cumplido con sus obligaciones, si hubieran dejado pasat im-
¡yrbicrrr.s vacil¡,r¿rnsobre sus'fl¡nd.ñññiló-Gs derechásestuviesen punemente el clesconocimientode sus propias leyes. Cualquier decreto
c n d i s . r s i ó n .s o l i c i t a r a n , l a . . i " t q r pa f o r r n ad e i n d i c a c i o n e s bernamental prescribe una conducta v su de
s.bre las r.diffiós. " n gobierno pnprl poclría
El stncron. -trsto era Drecrsamentero que as disposiciones papales.
rnost':ar grandemente cómo muchos de estos principios aplicados por el DñtFd del marco teocénmicoincuestiónable.la autorid"d para llevai a cabo
papado, Iejos de haber sido impuestos, eran áceptados au lond p-or los tales medidas no podía ser puesta en duda. Por lo que sí valdría la pena
príncipes medievales. No obstante, en este sentido no debe olvidarse eI preguntarse es por la prudencia de actuar en esta forma, pero tal consi-
valor de precedenciade estas medidas papales, las cuales eran cuidadosa- deración se sale del marco del presentetrabajo. El derecho a hacer uso del
mente archivadasen la memoria del papado, es decir, en los Registros, los poder y la prudencia de hacerlo no son la misma cosa.
que señalabanla pauta para tomar medidas similares en el futuio. No obstante, una evaluación realista de los principios papales de go-
Tercero: las medidas adoptadasno podían ser combatídas eficazmcnte bierno tiene que enfrentarse a la pregunta sobre la legitimidad de cual-
por aquellos plíncipes seculares que estuvieran ansiosos de afianzar su qurer oposlcrona e.llos.¿Lualeseran los medtosleglilmos capacesoe rograr
status teoctático. Para tomar un ejemplo obvio: si el rey francés había ffitud'desustat''smonárquico]señalara.'rracondicta
adoptado en sus promesasde coronaciónel famoso decreto del cuarto con- para el bien de la sociedadque le había sido encomendada?¿Existía al-
cilio Laterang y jurado exterminar a los herejes, tenia pocos motivos para
¡¡una autoridad que pudiera obstaculizar legítimamente la plenitud de po-
objetar la orden papal de quemar libros judíos o herétiós. Lo que el Éapa der? Esa pregunta revela una conmadicciónen sí misma. I a sola apelacióna
hacía eru simplemcnte emitir regulaciones detalladas que coincidírn cón un concili,o íeneral era consideradacomo un serio d..clto-.i*ie-nto de la
el decreto básico que el rey ha6ía iurado sostener. cómo observaremos
flé-nitud de foder del Papa, ya que en esta forma se évocabála imagen de la
Iuego, I[Iesia éomo portadora del poder originario. ¿Y quién -al menos legíti-
cepción te y su derecho era el mismo mamente- eitaba autorizado para convocar un concilio general? Nadie
AT'lrrguTa galaniia de éxito: por el contrario, qr4!-gue el Papa. Sobre las prémisas aceptadasno había p-"osibilidadffi*
solo hubiera debilitado la propia posicién teocrática del r!y. tima de limitar su poder. La perspectiva descendenteno permite ningún
cuarto: sería difícil aislar cualquier medida papal que no hubiera sido medio de restringir el poder del monarca. La afrrmaciónde que el Papa
tomada -al menos así se aducía- para fomentai el bi.ne.tar de la Iglesia. no podía ser juzgado por nadie era simplemente la expresión medieval de
cuando el Papa.prohibía a los venecianosy a todos los italianos comerciar su soberanía.Por otra parte, el carácter totalitario de la autoridad petrina
con fos florentinos, a menos qu€ estos cumplieran las órdenes papales en hacía imposible que el mismo Papa pudiera limitar el ámbito de su auto-
el plazo de un mes; cuando oidenaba a los-súbditosde un rev'qúe no le ridad. Si no deseabaser infiel a su propia vocación, no poseía los medios
obedecieranmás; cuando prohibía a un rey dar a su hija como Lsposa al para restringir el contenido de su oficio: el Papa no podía cambiar o li-
hijo de un rey depuesto, cuando hacía esto o lo otro, Ia íazón fundamental, mitar los poderes petrinos de atar y desatar en telación con personas o
en uno u otro caso, la constituía siempre el desconocimientode alsuna or- cosasDatticulares.
den papal, a censecuenciade lo cual ie veía amenazadoel sobie;o efec- Lá oposición al Papa
tivo de la comunídadde la Iglesia y, por tanto, su rnidad. Yln última ins- pales,sino.¡Les¡le-fi¡e
tancia alli, estaba el concepto de peccatuu que autorizaba al papa a emitir t)or <(medlos> consu estaba destinado al fracaso, porque consti-
estos decretos: desde el punto de vista gubérnamental,poseía lá capacidad tucionalmente no había ningún órgano que pudiera obstaculizarla plenitud
para emplear el derecho, y d_erechosignilcaba y significá norma r.g.rludo.t de poder papal. Sin embargo, no escasearontales intentos. Alarmados por
cle la conducta._¿Qué clase de institución gubeinamental podía ser'esta, si la manera en que se ejercía la plenitud de poder en la práctica, los carde-
condonaba cl desconocimientode sgs propios decretos?, nales acudieron a la üeta de los llamados pactos electorales.Es decir, acor-
¿si no insistiera
cn obscrvanSi.a?, ¿si permitiera el desconocimientode süs propios prin- daban entre ellos, y reforzaban su acuerdo con un iuramento solemne, que
.su
cipios ,rropándolo con el lenguaje jurldico? ¿puede realmentl rorptád.t el elegiclo obrarla de acuerdo con las restricciones-generalmente expre-
que,.sobre estas premisas, la sola negación dél Papa de los derechos para sadas"enuna lista de puntos específicos- clue ellos'mismos habían'im-
cn.ritir r¡n rlccrero o una ley constitucional expuiien al impusnadoi al puesto. Tal arreglo teníi un urpeito muy semejanteal de la forma oligát-
cargo dc herejía? Creer 9n Ia imposibilida¡l-delue--el PaF''hi'cie'¡ quica de gobiern"o,en la que los cardenaiery .i Papa constitulan-;l-¡Eñro
u ora ley era, cn sí mismo-unlEér-ejía 2. Los decretos fijaban l" con¿uit. ".ta_
de la decisión, 1o Cual üenía a ser una desviación radical del principio mo-
que, una vez prescnta, era sosfenrclácomo las más fecta para la obtención nárquico traCicional. Más aún, tales pactos electoralesrevelában iambién
,),1 El Pupa Eualaación de los principios papales 95

I r r s t r . . r r s i . r ¡ clsi r t c r r t c s< l u e e x i s t í a n e n t r e e l P Ios interpretarla exacta y dignamente: el Papa, en virtud de la pteeminencia


t o r r s i r l c r ¿ ¡ b icr , lnsrlum€ntos para aDollr la mona de sus enseñanzas;el escritor o el rey, aislados,haciéndolo con insufliciens
Mo.Iir,ñfñl
lvr()srr:lr)¡ln:l(rcm¿ts que el coleglo cle cardenales no pensaba ya en Ia elec- scientia? No sería del todo incorrecto decir que dentro de una sociedad
ci<in ¡rrrrrr cl pnpado de nadie que no fuera cardenal, ya que como ningún totalmente cristocéntrica las tentativas que se hacían para separar ambas
cxtraño había tenido participación en dichos pactos no podía estar ligado esferas,es decir, para encontrar un criterio efrcazy efectivo para lo tem-
prrr cllos. A pesar de la frecuencia con que se hacían táles pactos elécto- poral y lo espiritual, eran simples ejercicios de gimnasia mental.
rales, demostraron no poseer ninguna importancia, ya que luego ningún En efecto, estasobjeciones-notables durante y despuésde la Querella
Papa se ocupaba de respetarlos,argumentandoque el jurámento-lo habían de las fnvestiduras- fueron las que ^a dieton al papado conciencia de su
hecho siendc cardenales,y que ahora su status ira diferente. A pesar del status fEf,uffi habían forzado reflexiona. ui"i., de estas cosas. Tal
trabajo, energía y pensamiento dispensadosen la elaboración de dichos desafío daba frecuentemente lugar a que el papado emitiera algun juicio
capaz de irritar los oídos de sus contemporáneosy de originar, aun en
ni-ngúnP l nuestros días, una especiede reacción,si no un tanto acusatoria,al menos
dél papado,no debe olvidarseque, ante todo, los cardenales
eran jutistas muy cargada de contenido emocional. Al intentar analizar los numerosos
de primera categoría: pero ni siquiera ellos fueron capaces de hallar los iuicios emitidos por el papado medieval con respecto a la totalidad de sus
medios para limitar <.(constitucionalmente>> el poder del Papa; por tanto, poderes, tendríamos que señalar un hecho común, cual es el interés del
debe perdonársenossi después de esto dudamos de que quedára alguna papado en el bienestar de la sociedadcristiana a él confiada,desde el punto
otra posibilidad de hacerlo. de vista de los fines, del telos de dicha sociedad. Es probable que este
Si bien cualquier limitación del o6cio papal era, constitucionalmente, interés o apreciación de lo que los papas considerabanelementos esencia-
una conuadicción y la negacióndel origen ancesmaldel Papa, asimismo los les haya sido equívocadoo mal comprendido, pero ello se sale de nuestro
intentos ideológicos o doctrinales que se hicieron con el ob;eto de limitar interés. Lo que interesa señalat es que el papado tuvo relación con lo tem-
el ámbito del ejercicio_de ios poderes peminos demosraron ier -y por ra- poral, con la materia, con lo .o.póreo, porqu" se consideraba que ello
zones similares- igualmente inútiles. En su interés por esta oposióién doc- cóntribuía aIa rcalización de un fin del que el mismo papado se consideraba
-Como
t¡iqa1ia, varios ,escritores, especialmentedel ámbito real, no negaban, in- respónsable, hemos dicho antes, según el raioiramiento papal, 1o
dudablemente, la totalidad de los poderes otorgados a Pedro pór Cristo, <(temporal>no poseía un valor autónomo, y solo existía como medio para
pero sostenlan que dicha totalidad se refería solo a las llamadas cosas obtener un fin u. La antítesis metafórica entre el anima y el corpus vino a
espirituales: las cosas <<temporales>> no estaban comprendidas en la co- obtener su expresión más clara, precisamenteen el seno de la reacción a
misión- Tales cbjeciones conducian -'quizá sin reconocerlo expresamen- este desafío.
te- al pdncipio de que lo <<temporal>> posee una esfera que le és propia, Esta vieja antítesis estaba llamada a coincidit con una concepciónigual-
con un valor y, por tanto, un detecho que le son propioi. Pero esto era me-nte antiiua y profundamente cistiana, cual es -!a ldea-ACúgu.deL.d*
precisamenteIo que el papado, basadoen fundamentos tan excelentescomo recho v de-lo iústo en la forma determinada pot ffi u'ttorsnor , ¡un
lo etan los paulinos (I Cor. vi. 3), se negaba a aceptar. Lo que los oposi- ) --r 1 .'
Pedro. 5r volverñTs sobre la consideraciónde los etectos del-báutismo, qüé-
FIF-F- r r i r l F*-t

tores tenían que haber hecho -siempre sobre los supuestosde la común ffiIormaba en cristiano al hombre natural, y en virtud del cual .., *odo
base cristocénÚica- era, primeramente, establecer cuáles eran los ele- de vida no iba a ser ya determinado por los dictados de la naturaleza,sino
mentos constitutivos de lo <<temporal>> para h¿cer clara y neta la diferencia por los derivados de su pertenencia a la cristiandad, quizá podamos com-
con-lo <espiritual>. P-ero,en süS-ñumerosasdiscusiones-sobreel particular, prencler que en esta antítesis alegórica el anima expresabala suma total
la .doctrináftpal influyó, ciertamente, tanto sobre ellos que n? siquierá de esasmáximas, principios y reglas contenidos en lo que sosteníaque era
volvieron sobre el criterio paulino de tal distinción a. En efecto, antés del el orden cristiano de vida. Estas máxirnas y reglas eran el medio a ravés
impacto producido por la influe¡¡ja aristotélica es imposible hallar@na

Í"ffi:H*l
./ del cual el critsiano podía alcanzat sus fines, y, por su significacióny defi-
nición, estabanorientadashacia la salvacióny no hacia los fines meramente
corporales (corporalia). Los-corporalia -yi:ú!ip en e\ lenguaje paulino
¿a quién tocaba fijar esa línea de demarcación7En segundo lugai, y como y¿qryp-apl-ia en la te-r-minologiacomún- eran guiados o dírigidos por los
consecuenciade lo anterior, los opositores tenían que haber mostrado la spirltualia. La antítesis de anima y corpus no solo expresabael contraste
manera dc coordinar con el principio de totalidad sui postulados ace¡cadel .nire l, mente y la materia y el predominio de la primlra, sino también, y
carácter autónomo de lo temporal. Ambos cometidos hubieran sido de quizá en mayor medida, el principio de que las formas actuales de vida
una importancia esencial.Pero, por supuesto,dependíangrandementede la estaban determinadas por la idea de lo justo, establecida-al menos eso
interpretaciónde Ia Biblia, y entonces,¿quién estabamás autorizadopara se creía- por el mismo Cristo. El concepto de anirua servía para designar
96 El Papa Eualuación de los principios papales 97

la suma total de preceptos contenidos en la idea de j4;1itia, es decir, en docio y del corpus
la idea de la vida^buena determinada por CrisioT-om6Ta'vida solo'era tra una excelenteconnrmaclon
.ofii.bibi. tréntto dé-Tas caiégoríar di espacio y tiempo, las normas de
iustitia tenían necesariamenteque referirse a la vida temporal de los cris-
tianos en este mundo, porque, como hemos visto, se considerabaque la
vida temporal en esta tierra constituía el único medio para obtener Ia sus fines.
vida en el otro mundo. era el
Sería conveniente, no obstante, no olvidar que esta antítesis de anima
LLolpus no era de acuñación medieval, sino m7s bien un legado queloi el oices Christi. Estas eran, en resumen, las característicasdel sistema
'primeros
tiempos de la c¡istiandad habían hecho a la Edad Media. Esta hierocrático papal.
yuxtaposición arrtitétióaidiemonta a las Constituciones de los Apóstoles, La concepción petrinológica acerca de las funciones y poderes del
las cuales declaraban-a pesar de que se referían principalmente al poder Papa parecieraser la base auténtica, el fundamento, del papado mismo. Los
episcopal- que el rey-gobernaba sobre los cuerpos debido a lo esencial- argumentosdeducidos de ella no solo eran perfectamentelógicos, sino que
mente terrenal de sus podetes de atar y desatar, en tanto que los ob_!.spos además armonizaban perfectamentecon el período medieval cristocéntrico.
gobernabanen la tierra sobre ambos, alma y cuerpo, con poder celestialó. Sobre todo, la concepció-nde,l de-recho,que se basaba en estos supuestos
petrinológicos, no podía ser superada en excelencia,ya que en última ins-
Ille quidem qui diadema portat, rex corporis solius regnat, super tancia el derec_hopapal era consideradocomo próximo a la divinidad. Este
telrom solum soluens et ligans; episcopus autem et animae et principio'fifluraba-en el contenido de uno de los cánones de Graciano,
corporis tegflat, ligans et soluens super terrafti celesti potestate. doncle se sostenía que los ralgresores d,e l,qs-cálq¡es_elqn
- culpables de
Magna enim et celestis et deilica da:tc est ei potestas: episcopam blasfemia dehiclo a'que estos-ñÁ-ian-iiáo élaÑlados ¡nst¡ncti et dono
^obstante,
ergo diligite at patrem, timete sicuti regem, honorate ut Deun7. íf,iñliootli12. No contemplado desde este ángulo histórico
y dogmáticoparecieraque tal pensamiento,
atribuidoa Dégry, constituye
Es difícil señalar ningún cambio a esra afirmación tan imporrante en la si- la cristianización de la antigua afirmación dq
guiente declaraciónde Inocencio III: d!.@_tr. La concepcrón
dj@r.,La papa'l de que los juicl
concepciOnpapal ¡urcros,veredlctos y decretos del
-- r, r^
@an dictados auctoritate o judicio omnipotentis Dei eru la rcaliza-
principibus datur potestas in terris, sacerdotibus aatern tribuitur et ción concreta de este antiguo criterio. Si se da la debida consideraciónal
in coelis, ¡//¿ssolummodo super corpora, lslis etiam super animas, aspecto petrinológico, no resulta difícil, indudablemente, comprendet la
incorporación de esta tesis al cuerpo de los principios papales de gobierno.
o a la afirmación de Gregorio IX, quien sosreníaque el Papa no solo poseía Nos hallnmos aqul ante el tema indudablemente único de la fe como
animarurn .imperium, sino también letum et corporam principatum en todo último depositario del derecho en sí. Solo la fe posibilitaba la existencia
el mundo 8. Tales afirmacionesdieron expresión sucintá al añtiguo criterio, y el funcionamiento de la institución papal, ya que sin fe en la eficaciade
determinado claramente desde mucho antes que los primeros principios Ios poderes petrinos dicha institución cae por su propia base: la fe de la
de gobiemo papal hubieran comenzado a ser una realidad operañte. Edad Media europea posibilitaba la asunción de la posición dirigente por
Si tomamos ahora en consideraciónlos efectos automáticos que orodu- parte del paoado; esta misma fe hacla aceptar como vinculatorios los man-
cían los poderes petrinos, las conclusionesque esbozó el papadó mÉdieval datos de los papas medievales; era ella la que daba lugar a la existencia
parecen por sí mismas más que evidentes. Podemos decir que al aryima del rey teocrático que, por una parte, respaldaba poderosamentela con-
se la considemba como la Rechtsidee e permanente, cuyos contenidósG cepción política papal, a pesar de que, por ona, la combatía duramente.
terminaba el mismo eristo, es decir, la idea del deiechó y de 1o justo, la Pero esta fe no era algo que, por así decirlo, se impusiera desde afuera o
idea de justitia 10,en relación con la rcspublica cbristiana,. El papado me- desde arriba: lo cierto era lo contrario13.En lo que hay que insistir,
dieval había elaborado, profundizado y aplicado sus principios áe-gobierno cuando se consiCerala eficacia del gobierno y del derecho papales, es en
y derecho sobre Ia base de esta teología jurídica, que, a falta de un nombre el hecho de que aquí encuentra su aplicación concreta el antiguo precepto
mcjor, podemos llamar petrinología r'. El apelativo de sedesjustitiae apli- (ciceroliarl?) de,que para que el derecho sea efectivo debe contar con el
cado a la Iglesia romana, así como su función de tal y las conclusiones conse¡¡¡¡E¡r¡rc&-aqucllos a quiene a aplicar, y aqul la fe viene
derivadas de ello se hacen comprensiblesa la luz de estos supuestos.Desde
el punto dc vista del gobierno, el anima expresabalas ideas tiana medieval es uno de los
de lo justo
y d-e qlc sqbeinaban
iuslo quc el c¡ffiTCbiistí).Er;.llgilfrc
so_bq$gbgn__e!
WrisfíIlEsta c¡r Cbi¡stü:EstalÑsignificación se ex- r-F
lil Papa Eualuaciónde los principios papales 99
n u \ ¡ . r r r; r s t i t u ( . i l ) nq u e , a s u v e z ,r e g u l a b aa d i c h af e t o .
He aquí una demos_ teresa que las sancionesfueran drásticas y severas; lo importante es que,
t¡;rtitír r):rr('rr(' tlel anima opera_ndócomo directora dd
,,oiiis. En ningún en virtud de su carácter público, dichas sanciones traían consecuencias
rlrr(),r()r)c.r. clc
" u h i s t o r i a h a c o n t e m p r a d oE u r o p a , r Á u r . l u . i ó n t u n sociales de largo alcance cuando se hacían efectivas; no hay más que
fey.el derecho15.Resultaiía,por,unio, ulr.rráolo*puru, pensar en los efectos de la excomunión para darse cuenta de las conse-
l]ll'l.l'll:]'l,"irtr.cla
Irrs ¡r¡,n.,t,'nsdc gobierno tal como fueron elaboradospor el papado me_ cuencias de los castigos decretados por la Iglesia. Nirgún_eue$g-gCa-
(trcvirtco' los cle otras institucionesgubernamentales.
El gobierno papal nizado ha sido ,upurá¡- existir sin deiecho peial. v .rt. áiiffiá'Encuenrra
cra rfr gobicrno sui generis que solo
fuede ser apreciado-d?;¡. ,; propia
rr
su demostrácrón en la existencia del propio derecho penal eclesiástico.
¡rc's1'r.criva.Incorporó todos Ios arpeitor de la c^oncep.i¿ailácrári." d"r- Nada ilustra mejor la doble naturaleza de la Iglesia que las consecuencias
ccndcnre ctc gobierno y derecho, de manera clásica e- inalterable.
El con- de las penas que se imponían, las cuales eran, a su vez, de doble carácter:
celtS yonaleujl llegó así ala mayor altura. fru i-poriUüJ.irrlo
fe rnAr. sacramental y secular. En suma, los principios papales de gobierno de-
Esta,inextrióable tiabazón y muestran la estrecha relación entre la fe y el derecho, 1o cual ha sido de
_entíela;;;t.";-;;;;
uLtr arr(c ja
,puntodo
-c.uao lvteq;
una importancia indudablemente única, al menos, en 1o que va de historia
u.,t;;;;;t.ffi #ffi europea occidental.
'na institución jurídica; lá misma rglesia,siguiendo; ;;-;;; ;i
modelo La solidcz de las proposicionesde este sistema y la profunda trabazín
romano,era considerada comoun coipus.La le en la fundaciónáivina del que las ligaba enre sí fue lo que hizo difícil a sus opositores atacarlo
o.ontificado,así como en la fundaci¿n divina d. t" tgt..ü,^'.o,itit,ri. con éxito dentro del marco cristocéntrico.,
.l I.e
elementofundamentaly vital del derecho-Las irt;;d;?;i;;!r-á-'toao, "p,.l.tó\pag3__enjlan_(
ro, _qedida.del campo de 7a rcalezatqae&áuea,
lo cual iro G--incongruentenT--

'ffm*"i;*ffi9
libros oficialesde dereóhocanónicoÁ.di.uul.r r. t"n"r"n-inuuiutl.-.nr.

r!
paradójico.Su resistenciáEuestraclaramenteque consideraban difícil la
reconciliación.entre su función de gobernantesescogidospor la divinidad
y la posición que les había sido señaladadentro del esquema papal. Las
quejas de los reyes teocráticos tenían lugar, estrictamente hablando, no
conservación de la fe -considerada sobre el trasfondá
¡;--i,'exégesis en el de la fe si
iurr-dtíá-da?Étlia y d.i- á;;d-r";;;; ;"@ , porque
.E1,9onse¡ue¡ci1, ',r:r,,9!o'u
lo' ,u.rqElFnrt,
HÍ.*!o' =4 af su status
resistencia a la jurisdicción papal suscitaba inmediatamente el problema
de la obediencia a los mandatos del Papa y, en el fondo, ponía sobre
el tapete el problema de la fe del rey. En relación con la concepción que
mente en miembro del acabamos de exponer, se propuso la teoria de una l.4elitas de gobierno,
estructurada ¡uridrcamente. la cual vino a ionstiiuir iu fanurru de los gobiernóT-rülel déüe Enii-
tural gqg,-LY (quien, de hecho, acuñó el término e inventó la idea) durante
nterno ''. la Querella Ce las Investiduras, hasta la Reforma, y aún después. Pero
Lra',,s''LU,esraDacons1o:r19o,.9s5!,glalmFn rídica: tanto este criterio, como ya se ha indicado, estaba en contradicción, no solo
los numerososdecrffis de ros concilios de la antigüedad como
-"r*.^ilm.nr.
la respetable con la doctrina paulina de la que se había apropiado el papado, sino
producción legislativa de los emperadores bd;;i;;;,
¿" también con el principio de totalidad o individualidad que, en sl, era el
Justinia'o, señalan la naturaleza iurídica d"l -n*i.oni;.'5.J; la doc- mensaje mismo de la Cristiandad, ya que, evidentemente, abatcaba la
trina medieval relativa al maüimonio, su ca!ácte*u..u-.n-tuf
era co- totalidad del hombre y sus actividades, sin escindirlo en compartimientos
y co-determinante.co¡_el
mutuoconsenii idefili¿,-l";fdl
l1jslgi"vocomprobable, 'aquí diferentes.
fl-T:t!9, creadorde un contractus
en derecho;de Ia En su oposición al papado, los dualistas aspiraban -suponiendo que
legrslecrónpapal referente a las causaT@-'iiñ'ffiían Ia validez def con- liera hallárseun critérióope.raFárffi..tó-
trato (impedimentosmatrimoniales).A pesar d. qu", .n .i, .i ordo no <<temnoral>--un--c¿¡ác¡€g-orisi nário v autónomo.
I guqFss
Í d¡s¡ib¡siEa
l'ero las lntermlnables
te'ría nada que ver con el derecho,ra éjecucióndi" á.tor brsáios en ¿l ones en torno al raroñE este no estaba definido
e.staba .muy relacionadacon 1osasuntosiurídicos:r, ;;li¡.;;-permisibi- todavía. Se pensaba que, por esta vía, podfa salvarse la monarquía teal
d", co.nsagración
y_orros aspcciossemejanres ;r; ¡;;;r;ur.r" el rev iba a ser el meiarc.g,en gsgl+o
llill
ridrcrr. de jurisdícción. -rodo el libro'v
¡,- Josconslderacrones .l f Pqa_rnJg:
@ e¡pirítualesrt.La inñoduccronde releoroglcasoenffo de
de todos los libros de derechocanónicoñ¡ñ;É- .., lnJfup.nr.br. #eon.epción dualistacontribuyó,sin duda, a profundiiar el tema y a
paraelbienestary-tranqtrilodesarrolloclelaconrtlni¿^¿-..i'ffi* hacerlomás atractivo,pero, dadoslos mediosde que se disponlaantes
Iil I'ap,t Eualuación de los principios papales 101

, l , l , r u n r l ! (' r r n . l r ' l ¡ r t o l r i c n t c a r i s t o t é l i c aa, ú n n o e r a l o s u f i c i e n t e m e n t e viscnciao no, en rclacióncon urlil concepciónde la Iglesiacomo organismo
I r r c r t t ' r . r n , , l , . u r rt t c n r o l c rc l p r i n c i p i o p a p a l d e t o t a l i d a d .D e a q u í q u e , de gobierno, es decir, comó entidad.jurídica.orgánica,y"i:i-
su"sceptible
. r r t ' l t l Í n r ' r r , l c s u c o n f l i c t oc o n e l p a p a d o ,F e d e ¡ i c oI I a f i r m a s e a , ntici- Ul.'ó. O. aqr"rí'quela ientativa palE re;lringi¡-l&jrü+CicciT del p?nt,r-
.._.-_a-.-a_-'-''-.1€-:;.-!'|-iE|-l'

lr¡irrrlrrt.;r l);urte, c¡uc el hombre necesitabaun doble gobiernore: (i.o{o fuera


ficado de que
ceñel de
lttern señal sursiendo una
cslaba surgiendo
oue cstaba CpncepqlÓndtterente,oe,la
unA concepclondtterente Oe la
iffiiu.b.ntro .1. erto..nucvospatr6-nes s-ela consideraba
de pensarnicnto
'#-lun
l:tcrnu prr,tuisioin lirmamento terlae duo aoluit preesseregimina, sinrplecuerpomísticosin implicaiionesterrenales_que,por así
sttc¿'rlotium et imperium, ilnum ad tutellm, reliquim ad cautelam, decirlo,se había reducido,perdiendoiu mundano.2t.
caráctcr Entonces,
r¡t homo qui erat duobus componentibus dissolutus, duobus reti-
rrrrculislrenaretur.

l-o que no aclara esta proposición dualista tan bellamente construida es,
en primer lugar, cuál era la base de esa afi¡mación y, en segundo lugar,
cómo iban a funcionar juntos estos dos gobiernos. ¿Podían los contempo-
ráneos, sumergidos dent¡o de los c¡iterios cristocéntricos, impresionaise
de. alguna forma ante esta ideología? El mismo Federico II, ¿no había los oficialeseclesiás-
sido condenadoprecisamenteen virtud de su contemptus clat,iurn? El dua-
lismo (antipapal) se estrlrcturaba sobre las inseguras bases de un simple
postulado.
Aquel postulado culminó, realmente, en la negación de la auténtica
monarquía papal cuya esencia era, como hemos visto, la dirección del
'ffiü;.;;';tós,de"i't^"án.iáio'd"l.oriente,ylo
cuerpo crístiano bajo su cont¡ol por medio del derecho. Lo que perseguía curioso fue que se llegó á ello por vías totalmente diversas y sobre la
el punto de vista dualista era el cercenamiento y la resricción de los base de premisas completamente diferentes.

'ilíJ'::
poderes peffinos, de manera que el Papa, en lo sucesivo, no pudiera con- Ahorá podrá compienderse también po_rqué los aspectosrelacionados
trolar aquel ámbito de la realidad que, por definición, era temporal: el con la proliedad c!9!
cristiano solo podía vivir en este mundo, dentro del tiempo; y todas sus
acciones estaban orientadas por normas cristianas, de las cuales el Papa
!
;:1,':'
no .ru -ai qu. una unión espiiitual o sacramentalde cristianos,no solo
pretendía ser expositor. Pero la reacción del rey -totalnente compren- era inneccsario el gobierno eilesiástico, sino que, aclemás' l-a Propiedad
sible desde el punto de vista humano- surgió precisamenrepor el hecho eclesiásticaresultabá igualmente innecesaria.Esto ayuda también a com-
de que este derecho papal estaba, en sí, relacionado con la vida cotidiana prender por qué s,rrgié la consideracióndel tema de la pobreza.apostóli-
de los cristianos. No era por coincidcncia que, cada vez que el gobierno ca ": desde lá perspéctiva del papado se veía con suficiente claridad q"e
papal entraba en acción, Ia oposición se concenraba sobre la créación y perniciosan,señaladajustamentecomo tal,
el exterminio d-e esia <<hereiía
aplicación del derecho papal -y así desde Pqgfro Craso en el slglo xr era del mayor interés vital para el pontificado y P^r? el ejercicio de su
hástaladestrucciónsimbóiicade-loslibrosde@ sobierno.Por: lo tanto,I por el dominiutn, con todos
a ci$o Martín Lutero- porque era, como todo derecho, instrumento de los asDectos Inlterentes a fde annatas,
go6?EiñTffitru purie, l,upu'no podía hacer otr" .or" que aceprar
"i
este graaissimum pondus y gobernar: lo contrario hubiera sido el desco-
nocimiento Ce su propio statas como sucesor de Pedro. Y mutatis mu- iaru tanio el ambiente con su insistencia en la vuelta a la pobreza apos'
tau¿is, el mismo argumento se aplicaba al rey: convencido, como estaba, Iólica. En efecto, cada bando reflejaba su adhesión a concepcionesdife'
de su statu-r monárquico -a pesar de las limitaciones que él mismo rentes de la lglesia: una confraternidadde cristianosbasadaen vínculos
admitía-, protestabacontra este principio vital que afectaba,en el más extraterrenos no necesitabade gobierno, derecho y propiedades, los cua'
estricto sentido, el gobierno de su propio reino. les eran, en cambio, esencialespara un cuetpo jurídico, orgánico y visible.
lln cl fondo de estas tenrativas orientadas a debilitar las funciones Así y todo, el punto de vista tradicional se encontraba todavía en una
del . Papa. descrnsa, sin embargo, un concepto de la Iglesia cliferente al posición lo suficientementefuerte como para resistir bien a los ataques.
tradicional, Duesto que -como ya podemos ver claraménte- el ejercicio El Papa podía aún hacer frente a las tormentas ¡l acudir a la antigüedad
de los podercs jnrisdiccionalespresuponíala existenciade un cuerpo c^paz. artiendo del supuestode esta doctrina
tle ser ¡¡obernrdojuríclicamente.Los principios papalesde gobicrnb tenían medievál tradicional -debe recotdarse que para sus contempotáneos el
El Papa Eualua:ción principios papales
Eualuación de los principios papales 103

,1.1.',',1írr
los. principios cristianos a toda costa-, estos ataquesde y no la justicia era la resultantede la voluntad del papado'ó) fracasaron,
]"r'.,
l.r,)l)()sic¡(inconstituíanun sitio puesto a las fortificacionesque rócleaban y ello fue así porque, por definición, la plenitr.rd del poder del Papa no
,r I,r.ciudadelapapa7.La tentativá de hacer que el papa convocasea un aceptaba restricciones. Pero, además, salía mejor parado el Papa que el
concilio general tampoco tuvo mayor éxito.' Los dos gobernantes que rey teocrático,en virtud de c1ue,en última instancia,podía desde su po-
mayor actividadmostraronen este sentido, II sición mantener justificadamenteque la aolantas era la de Cristo, no suya,
dían.q@ma ,$E&o I. Eg!ipS-.I-V,
del gooErrylgggta¡tsp. io- con lo cual la promulgación de decretos <<porautoridad de Dios todopo-
rc traraba,
,nduciablim ador (teocrá- derosor>hacía clifíciles otras objecionesen este sentido: el Papa podía ape-
ticoT situado por encima.dd'fa-|ffi;Faz dEffingún-?Eá: lar a la palabra escrita de la Biblia. ¿Tenía el rey rrn fundamento seme-
Frsmoconsultivo.oretendíaque el'Ítrpu .. r,"1.¡iffu 'n jante para su uolantas?
a "?""ii;":""".L
Si bien estas tentativas fueron ineficaces-al habcr sido intentadas.
tl'l.il'll:.2y''acic@Impoftancla.delapropoS.lcfon
de este paracójico priniipio radica en la admisíón táctiia J. ouá .l ..u como lo fueron, en plano puramente intelectual-, prlrcccn apuntar hacia
o emperador podía encontrar meior respuesta a los principios papul.. motivos más hondos. Podría muy bien llegarse a clecir que dichas tenta-
-no
que acudir a las mismas fuerzas a las cuales srr propia tebcracia se oponía. tivas, infecundaspara estableceruna monarquíaconstitucionaldel papado.
Para decirlo con otras palabras,la paradojn r.di., en querer aplicar al no eran más que síntomas de males.más proftrndo. UiS4lg+ES!:: >
P3na llgongEgió_n ascendenlg_dSl_ggbi.rno y del derecho, en tánto que uvo era el gonlerno napal durante el sislo xtrl. mílvot oDosrclondesper- (
el rey@cenc{ente. Tal proposición era'la --
taDa: evroentcmente,la opostclon tcdavta estaba connnílda e pequellos
aplicación práctica de la tesís iegún la cual el oueblo crisria¡o-e¡¿La-*".{e cítculos que representaban,por así decirlo, la tono"ngebt'ntleScbicbt. Las
y, en.consecuenci a, poseíacapacil;dfiAiá-pñ ;urg;;l E;; proposicionesconstitucionalesestabanmal concebidas:denotabanfalta de
dg,!.99:t
quren, dentro de este esquema.constituía un órgano de la lglesia repre- habilidad pata. etacar el conjunto de los principios papnles. Se percibla,
sentada pol el' concilio general. su falta de habilidad para lncontrai la sin embargo, otro tipo de oposición del que no puede dccirse que enton-
contrapartida del esquemade gobierno hierocrático conduio a reyes y em- ces tuviera mucha influencia, pero que penetró en los propios terrenos
peradoresa proponer tesis que, eventualmente,iban a redundar-en detri- del gobierno papal, constituyendo un firme punto de partida para el des-
mento de todo gobierno téocrático23. Así, paraclóiicamentc.fueron los - , arrollo subsiguiente.Este tipo de oposición dejó de lado las cuestiones
ptÍ$jg5s"Áqdsf
esquienesfranquearonh'EiiTñ'ffi?i1"ffi .n.i, ?éffi-,' técnicasy constitucionales,para atacar Ia persqnalidaclmisma del Papa.
Ilaftóncepciones-(ascendentes).
que, .n gran medída, iban a significarla Tal pers¡iectivase había desar -

tffi;
./
ruina, no solo,dgl.P¡pa sinq-de-los mismos sobernantesteocráticosse.,,-
lkldur',".ordcmos l:r rilgp,s{i".l.nr$d.s+f+ryúj¿Il p.,, Iorffi
segun tos cuales ct rapa estaba en el puño de los prestamistasiudío.l
prrtfrfrlégíbus solatus para dejárselaal rey? ¿Por qué darle vigencia vivía con mujeres; <<lalemonstrtlln ltott creaoit sexum conirrnctio>>,
etc. Du-
a la co-ncepciónascendente-
del gobiernocon respectoal papado,i ^ 1" tante el período Staufenpresenciamosel mismo tipo de inclignación<<mo-
descendentecon respecto al revi rr, ral>>provocada por las debilidades morales de los papas. Los manifiestos
cuando intentarán poner obstáculos al funcionamiento del engranaie de Federico II contribuveron con testimonios eloctrentes al catáloeo de
qu-e daba Íuerza de ley a los decretos y veredictos pontificios, es"decir, vicios que éste atribuía a un Gregorio IX o rrn Inocencio IV. Poi .,tra
a la voluntad el Papa, sus opositores comenzaron a pisar un seÁdero peli- parte, además,el pliego de cargos elaboradopor los franceses-que con-
qroso. Esta aoluntas principis constituía un elemento esencial .n tódo, tiene veintinueve puntos específicosde acusacióncontrn Bo'lifAqjp V_ITI, .:,
los gobiernos teocrátiios, y no era, de ninguna manera, exclusiva del r
lnclltvenoo
r r r ? . r r r
OCSOe la tOfnlCaCIOn hasta la Sodomla-
,-rÍ-iF:-t€F*
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felleve a la /'
papa+. Sus_antecedentesse remontaban, muy probablemente, a Ia con_ <<condenación moralr> del Papa.
cepción de la monarqula del Baio Imperio .ománo. y esta r'óluntad del aún en. el caso de -qu-etodos _los cargos-dirigidos contra los
príncipe era la c¿usa eficiente del derecho debido a que dicho príncipe &ffi._,
papas.hr-üieran sido ciertos, ¿hubieran afectado realmente los principios
-. cn esle caso-el Papa- estaba colocado fuera del pueblo que
le había de gobierno establecidos ¡' aplicados por el papado? Estas acusaciones
sido confiado25. Pero en tanto que del lado real eia posibie restringir <morales>> estaban tan fuera de la esenciadel gobierno papal como lo es-
la uc¡la¡ztasdel rey -aunque no desde su perspectiva teocrátic^-, i.,* taban las marluínacionesconstitucionalespropucstas.Aquellas pretendfan
intcnros pirril restringir Ia irrestricta uoluntai de1 Papa por cualesquiera prcsentar al Papa como indigno, como no idóneo. Pero haciendoesro, sus
dc los mcdirrs mencionados,o por Ia apelación al concipto de justicia
o"i"
adversarios,de hecho, apoyaban inconscientementela esenciadel gobierno

ls$;il, .:ffk?H*#ffi^:L;t:'ffi!J:;:
en tanto clu-e_opuestoal de voluntad (como puede observarse,por ejem-
pftr, cn cl libclo de Guido de Ferrara,para qui.n indudablemente aÉu.o
"l
$'"'ff
104 El Papa Eaaluación de los principios papales 105
ración entre el oficio y la persona. Y aquí radica precisamentela f'¿erua cada vez más importancia. Juan Huss, en Constanza, sirve de ejemplo
de1 papado rredieval, pues al fundameniarse dicha idea en la imposibi-
-frente significativo, cuando tal vez parafraseandoa Graciano dijo que
lidad- de juzgar al Papa como persona, esta carecíade importancia
al oficio. Tal tesis de Ia despersonalizacióncentró así su- atención en el Nemo gerit uicem Christi oel Petri, nisis sequatur eum in morrbus.
oficio, excluyendo a la persona. Cualquier duda acerca de la fuerza de
este principio fundamental era inadmisible: en términos de historia de Y lo mismo cuando afirmaba:
las instituciones, el papado medieval se sustentabasobre esta concepción Papa non est uelus manit'estussaccesorPetri, si vivit moribus, coz-
esencial. trariis Petro,
Pero la misma fuerza de este principio vital constituía también su
debilidad. Su fuerza se derivaba de su programa, inalterable e impersonal, o cuando sosteníaque
pero tomab_apoco en cuenta al muy comprensible (desde el punto de vista
Papa uel prelatus malus ¿rt oere fur et latlo2e.
humano) elemento humano natural. La- cuestión puede juitificarse muy
bien en apariencia: si consideramos a todas las léyes naiurales que im- Se trata, pues, de expresiones altamente significativas que muestran
pulsan las inclinaciones,motivacionesy tendencias'humanas,¿haita qué claramentee[ avancelosrado l, \
punto se pod¡{a sep,arartajantemente el o6cio (objetivo) de ia persona del oficio, y que tenían lugar "n "ír_h$i@"lirrd"
dentro del mismo cuaclro conceptuafEñ-qr:e
(subjetiva)? ¿No podría sostenerse,al contrario -como de hecho se sos- se movían los antagonistas reales e imperiales del papado.
tuve-, que_esta distinción era un conveniente ardid para justificar todas Lo que estas múltiples y fecundas afirmacionestestimonian es que ha
y cada una de las acciones,aunque los motivos para juitificarlas estuvieran cambiado el punto de vista objetivo y se ha llegado a la consideración
muy lejos del ámbito del oficio mismo, contando con que la acción iba puramente strbjetiva. Lo que imrrorta ahora no es el oficio. sino-kts mores
a acreditarsep_orel of/iciura? ¿No ha sido siempre más natural juzgat a la del Papa: y solo puede ser @gúnffi
persona que desempeña un oficio que juzgat al oficio despersonalizado? ffifé.nd; de aquel30.Ahora se trata de la iroyección de'una perspec-
Las acusaciones<,morales>dirigidas contra el Papa muestran claramente tiva puramente personal y subjetiva sobre el detentador del oficio papal.
que su efecto era liberar esas leyes naturales humanas. Profundizando más Es la traslación o transferencia al punto de vista personal del individuo,
en Ia textura de tales acusaciones,cabría preguntarse si no se dirigían di- a su propia visión de lo que considerabaque habían sido los mores de
rectamente a formular un interrogante un tanto incómodo: ¿esiaba la San Pedro y, en virtud de ello, juzga la <<bondad>> o <<maldad>> del Papa.
perspectiva papal -con su consistenciay lógica fluidez- en consonancia La medida del juicio no depende ya del juicio objetivo de si es posible
con las leyes naturales de la humanidad? ¿Era concebido este principio que una acción. un decreto o una ley emanen del oficio, sino de la evalua-
completamente dentro del ámbito intelectual de la docrina y e[ dogma, ción subjetiva de si la conducta personal del Papa se correspondecon la
ateniéndose a una exDeriencia humana inmutable? idea que el individuo tiene de Cristo o de San Pedro. Esta concepción
Quizás sin tener clara concienciade su afirmación, Graciano había sos- adquirió auge rápidamente; aunque parczc paradójico, juristas eminentes
tenido en el siglo xrr -interpretando erróneamente el significado de la de fines del siglo xrv y comienzos del xv rivalizaban unos con otros en
fuente que comentuf¿- 27 que la utilizaciín del derecho canónico como instrumento para reforzar sus
argumentos a favor de una imitatio Christi por parte del Papa: se sostenía
non enim loca, sed vita et mores sanctum laciunt sacerdotem.Unde que Ia función del Papa consistía en imitar la lex Cbristl, de manera que
ex susce'pto ollicio non licentiam peccan¿i, sed necessitatem bene la verdadera imitatio Cbris¡i surgiría en el Papa como el exemplam
uiuendi se nouerint assecutos2s. Cbristi 3'. Indudablemente, este clamor por una imitatio Cbristi por parte
del Papa adolece de todas las característicasde la idea formada subjetiva-
Aquí se expresa, con la claridad del caso, la visión de una santidad mente, variable según las circunstancias,el lugar y las condicionessociales
o excelencianmoral>>obtenida dentro de las formas de vida temporal y, a de la época en cuestión. La excelenciamoral o la depravación -el Papa
pesar de que la afirmación de Graciano estaba en contradiccién con el <<bueno>> q 11rn2l6¡¡- vienen a ser ahora las piedras angulares: la persona
axioma papal, parecía, sin embargo, correspondersemejor con el elemento que detenta el oficio toma el lugar de dicho oficio. Asimismo, parece im-
humano natural. Ios cargos que formulaban los antagonistas del Papa posible dudar de la contribución material de cstc criterio -por mucho
parecían ser Ia aplicación práctica del criterio de Graciano. Pero ni por que se 1o hubiera disfrazado con altisona¡¡ss ¡s6¡i45- a la decadencia
un momcnto Cebe pensarseque estas consideracionessobre la <<excelencia de la posición del papado. La consideraciónsubjetiva del Papa desde su
moral> eran exclusivas de los portavoces oficiales de las esferas real o perspectiva humana se convirtió en medida de juicio, pero sobre esa base
imperial. Como puede observarse,durante el siglo xvr fueron adquiriendo puramente subjetiva resultaba indudablemente difícil conciliar muchas ac-
Iil Pupa Eaaluaciónde los principios papales 107
t i.nt's, (l('(r(r()s v lcycs con cl cuad¡o individual de los mores de Ctisto en efecto, era que habia variado el punto de referencia de la fe: se ua-
,' l)t'tlr.. N{crlir lrr validez objetiva de cualquier detecho -no solo del taba de la transferencia de la fe en la institución. de la fe en el Papa
r)rrr)¿rl'- t' lir <bondad>>o <<maldad>de un legislador según consideracio- como portador etéreo de las llaves -colocado a medio camino entre Dibs
rrcs subjctivrrs hacc indudablemente imposible la existencia de cualquier y el hombre para transmitir los favores divinos- a la f.e en la Biblia o,
g.bicrno ordcnado. Quizás en ninguna otra ocasión surja el componenre
mejor dicho, a la fe en la propia habilidad del individuo para interpretar
rlc Ia fc con mayor in-tensidadque aqul. Las leyes del raáonamientólógico la Biblia. A una perspectiva podríamos llamarla colectivista -y cualquier
no podían encontrar fallas en la construcción hierocrático-papalque cul-mi- perspectiva jurldica es colectivista por definición- y a la otra la podría-
naba en el oficio totalmente despersonalizadoy objetivo. Peroi ¿pueden mos calificar de individualista; es decir, que la una considera el ptoblema
las leyes del razonamiento lógico estar siempre-de ácuerdo o identificarse desde un punto de vista objetivo y externo -y cualquier detecho, por
con las leyes del razonamiento humano natural? Este último factor obtuvo definición, está vinculado a esta actitud- y la otra, desde un punto de
un poderoso estímulo desde el siglo xrrr en adelante en virtud de la in- vista subjetivo e interno. Paru aquella son indispensablesel gobierno y,
troducción de los teoremas naturalistas de Aristóteles. Entonces, como por 1o tanto, el derecho; la última constituye en realidad una rebelión
veremos, se iba a concentrar la atención en el individuo mismo. en el contra el orden de autoridad por la insistencia enfática en las propias
hombre, de manera que quedaba abierto el campo para abordar este com- facultades críticas del hombre y la afirmación de ellas.
plejo problema, pero no amparando a la p.rtoio iel Papa detrás de su
Estamos, así, frente a un cambio un tanto radical de las relaciones
9ap39id.a{ pa-ra e1 oficio, sino forzándolo a ponerse en piimer término y entre la fe y el derecho. Ahora no se trata de las relacionescausa-efecto,
haciéndolo absorber el oficio. Estaba res.rvado a una época posterior ré- sino del enfrentamiento de dos conceptosopuestos: de un lado, fu fe y la
solver la antinomia entre el razonamiento lógico y el natural, a favor de p¡nciencia; del otro, el derecho y cl'imperativo externo al quáT-dáh-
este último. F.---
c-onséñti
j --
miento. De aqu.T-{F léfdl?lFffi ?Iltronía. aumentaban la
Moviéndonos todavía dentro del ámbito de los principios -en con- desarmonla y la tensión entre estos dos elementos básicos.Dicho de otto
traste con el de la realidad- debemos señalar que- las alractivas inter- modo, la tensión se originaba en la contraposición entre la obediencia
pretaciones-alegóricas que se daban a algunas de lás concepcionesmás im- al derecho y la obediencia a la propia conciencia del individuo. Cuando
portantes del papado dejaron de ser una ventaja no caliñcada, para casi
fnocencio IV declaraba que cualquier orden del Papa tenía que ser obe-
Ilegar al punto de convertirsecn una pesadacarga.Estaba muy'bien de- decida, aun cuando fuera injusta 33, estaba, sin duda, poniendo el cledo
mostrar el funcionamiento del cuerpo cristiano apélando a la reláción entre en la llaga. Pero pocas generacionesdespués,durante el siglo;¡y, se con-
la cabezay utras partes del c,rerpó humano, pelo la simplicidad de estas paprl (.
sideraba-plenamentejustificada Ia desobedienciaa cualquiártiffi
demostracionesmetafóricas escasámenteiustifiiaba su toial inutilidad en ri 3a Ade-
caso de llevarse a cabo el más superficial'examencrítico. Aquí ig¡cia...
nos encon-
-tiempo más, con el desplíeguede la actividad de esta concienciaindividual, las
tramos con el mismo fenómeno anterior: Io que en otro había obligaciones contenidas en un juramento dejaban de ser vinculatorias si
sido fuente de vigor, venía ahora a serlo de debilidad. contemplados dicha conciencia prohibía su cumplimiento. Asl, hasta la simple posibili-
desde u¡a perspectiva profana, durante el período de la decad.n.i" ..- dad de provocar un escándalopúblico o de alterar la paz de un reino, la
dieval, los principios pápales debieron tenei 1^ apariencia de un edificio necesidad de tener que actuar cometiendo pecado, constituían ¡azones
cry3_esltll.gtura se der¡umbaba ruidosa y visibleminte32 en todas sus ar- suficientespara desobedecerun mandato papal, y Io que es más, tal des-
ticulá*cionéd. obediencia obtenía su sanción jurídica. En todo esto existe, sin duda, una
. Pero sobre todo, y precisamente debido a que el hombre había pa- aguda paradcja: en su calidad de aicarius Christi, punto de intersección
sa.lo a ocupar el primer plano, la concie@u
entre el cielo y la tiena, único capaz de abrir las puertas del paralso, el
vq3..a, ssr obieto-db-arc¡-ción. Crda-ÍEffi alegabacon mayor jnsrsrencrrr Papa debía cuiCarse mucho de emitir disposiciones que alteraran la paz
rlrrc cl único punto de referenciade Ia fe del hombre era ia Biblia. v cl
de un reino, que causaranescándaloo que implicaran una conducta peca-
número de los que lo hacían -por 1o demás, siempre ^las opositores al-go- minosa. Esta paradoja parece señalar mejor que cualquier extensa diser-
bierno papal- crecía cada vez más: tal llamada a fuentes de la"fe tación la proporción del cambio radical de las cosas: la decisión sobre la
implicaba también la imposibilidad de que el Papa emitiera juicios defini-
existencia del pecado en la acción, o de la posibilidad de causar un es-
tivos,.va rlue, asl,com^o.endistinto tiempo, lugar y ambiente podía carn-
cándalo priblico, etc., estaba en manos del propio individuo cuya con-
biar cl c¡ifcrio sobre cristo o san Pedro-, asi iaúaiia la interpietación de
ciencia era la que, en consecuencia,operaba al respecto. El derecho papal
la única fuente dc la fe, es decir, de la Biblia. euizás debambs volver la
dejaba de ser Recbt, al menos en lo referente al individuo, para conver-
atención a las consideracionesque hemos hecho sobre la unidad de la fe
tirse en Unrecbt. Una vez que, bajo tales circunstancias,llegaron a ser
1' el derccho, tan característicadel gobierno papal. Lo que había sucedido, consideradoscomo principios tales postulados, no era ya posible la exis-
108 El Papa Eaaluación de los prixcipios papales 109
tencia del gobierno papal. Y una vez más parecía confirmarse de nuevo los senadores,en tanto que partes del cuerpo del emperador se Úansfirió
la antigua afirmación de que el derecho, para ser válido, tenía que contar a dichos cardenales.Las oalabras inuoductorias de los libros de derccho
con el consentimiento de aquellos a quienes se iba a aplicar. Sobre el papal eran exactamentelás mismas del Código de Justiniano 35.
papado de la Baja Edad Media pesaban su tradición, l; fuerte presión En síntesis, muy poco había que pudiera ser llamado nuevo u original
de. sus principios de gobierno, la úgidez e inflexibilidad de sus propios en el sistema de principios papales, a excepción de algo que, proyectado
axiomas, como grauissinum pondus, y le impedían adaptarse, con sus contra el trasfondo cristocéntrico, constituía la principal diferencia: a pe-
principios, a la oia noderna. sar del exüaorclinario y estrecho parentesco entre los principios romanos
Este capítulo debe concluir propiamente con dos observaciones.Cual- imperiales, reales y papales3ó, lo que distinguía a estos últimos de los
quiera que se ,haya interesado por el papado medieval tiene que haberse primeros era el vínculo enme Pedro y el Papa. Ninguno de los demás
dado cuenta de la consistencia, lógica y fuerza moral de loj principios gobiernos teocráticos podía vanagloriarse de su vinculación dirccta con
papales uE
yapareü de gobierno. Ellos curlslltulall
Éuurslrru. ltruJ constituían un ull verdadero
vcr(]aoero sisrema og principi
stslema de prlnclplos la divinidad, con excepción del papado, ya que los papas eran sucesores
gubernamentales,o, para decido con palabras tomadas de un campo áife- del apóstol al que Cristo había dirigido las palabras decisivas que esta-
rente, aunque afín, un verdadero $¡J1glrcghtssJ)stery. Pero todavíá qtreda blecían, de una vez por todas, tanto el gobierno como el cuerpo sobre
uninterrogantequeseimponepoiffi.eg-!-o_PI9PiaÁente el que se iba a ejercer. Sería imposible exagerar la importancia de este
"9¡!gud--del
pasadoen este sistema,y qué lo que de-blaá otiat instituciones principio tt qu. distinguía claramente al gobierno papal de cualquier otro
gubernamentales?Aqul no es posible intentar una respllesta exhaustiva, gobierno teocrático.
pero p-arececierto que algunos de sus principios más importantes prove- Sin embargo, en lo que respecta a los principios profanos y prácticos
nían de modelos llevados a 7a práctica en ótror sitios. El concepio de de gobierno a través de todo el período medieval, el papado se había mos-
princi2atus Doseíaun indudable carigter romano, y tanro en aquel en- trado extraordinariamente alerta v receDtivo. Asimilaba v adecuabafácil-
-a
tt-n'G; como en la Edad Media condu'io la correcia utilización áel .o.r- mente los principios de gobierno practicados en otros lugares, y los per-
cepto de monarquía; el instrumento'de gobierno de los emperadores feccionaba y temodelaba a su modo. Nada muestra mejor la elasticidad
romanos era el rescripto o la epistola, que en manos del papado pasó y flexibilidad del papado medieval que la adopción e incorporación de
a ser la ,epistola decretalis, dé-Funci6ñ'equivalente a l^ ord.n imperlal. tantos principios diversos propuestos y practicados por formas diferentes
Pero, sobre todo, el derecho romano sirvió al papado de modelo para de gobierno. En esto radica precisamente la originalidad de los papas
elaborar la mayorla de los principios susceptiblesde ser encuadradosáen- medievales: se daban cuenta del valor potencial contenido en un prin-
tro de moldes jurldicos: el paralelo ala idea del Imperio romano confiado cipio o máxima dada, y lo asimilaban a su propio organismo. Eran, sobre
al emperador por Dios Io encontramosen el sistemapapal como Ia ecclssia todo, estadistas que trabajaban dentro de un prográma bien definido, y
nobis commissa;el papel mediador del emperadoral dirigir las oraciones que adoptabancomo instrumentos para su realizaciónpráctica ideas y prin-
de ¡us súbditos a la- divinidad tiene rr.t purál.lo en el pap"elmediador del cipios ajenos al papado. Para expresarlo de otro modo, puede habiarse
Papa, al transmitir los favores divinos a sus súbditos. Ádemás, en parte perfectamentede la deuda del papado con otras fuentes, ya que, en parre,
-preparado
el episcopadooriental, y en parte los emperadores,habían preparado-muy cosechaba los frutos recogidos después que otros habían y
bien el, terreno pata el ejercicio de las funciones gubernamentales por cultivado el terreno y, en parte, simplemente los tomaba piesiados. Lá
medio de la adopción de la idea degrntia. La introducción de principios razón profunda de esta dinámica iniciativa, peculiar del papado de Ia Edad
feudales en la curia papal -así como la utilización de la propia palabra Media, radica en su receptibilidad y asimilabilidad de principos ajenos en
gi3- se debió al ejemplo de las cortes reales del tiempo:y-dá sus piin- pro de sus propios intereses.La forma era de proveniencia principalmente
c]ffis feudales.La*&irtüra, utilizada en los notables pio.éro. inquisito- extrapapal y extrabíblica; la materia era, por el contrario, áe prócedencia
iialcs, hnbía sido'tomada también del derecho romano. v Ia qtrema de principalmente bíblíca.
libros había sido ya idea adoptada por-fuitiniáno, .,,rnqrréla de quemar Esto nos conduce a una segundaobservación: ¿p,orqué el Papa volvió
asimismo a sus herejes autores en la hoguera se debió al ingenioso huma- tan poco los oios hacia el Imóerio de Oriente? P;'ám;:jisÉ,-'l¿Ai;w
nitarismo de los Capetos.Las vestiduraspapalesde la Alta Edad Media ñiffi'ie; que debido a la común herencia romana debería existir una base
se inspiraban en las_de lqlemfe_¡aiforep bizaqd4gs, de donde se originó favorable para haber llevado a cabo, si no una cooperación, ai menos
la preicrcrrci, p9r Probablementenunca podrá ser pre- arreglos mutlros. Cabúa preguntarse por qué razón, virtualmente desde
:I,..ShG¿@
cisnd¡ con cxactitud la déuda que en el aspectoliterario y doctrinal tenía el momento en que el papado penetró conscientementeen el escenario
el papado con .ferónimo, Rufino, Agustín o Bernardo. Desde el punto de histórico, se había abierto un abismo insalvable entre éste v el Imoerio
vista institucional,el Senadoromano era el modelo a seguir por el colegio bizantino que, indudablemente,era el sucesor legítimo dé Romai era
de cardcnalesv, en este sentido, hasta el vínculo orgánico íntimo entre el Imperio romano, y así lo siguió siendo por todo el milenio de su
II0 El Papa Eaalaación de los principios papales 111

historia. A pesar de las frecuentes y ásperas relaciones entre el papaclo der el surgimiento de la idea de que este era una unidad y una entidad
y los emperadores de Occidente, que condujeron muchas veces a cismas, y política: tanto lo histórico como lo polltico pertenecían a las categorías
a llevar la confusión a toda Europa, la naturaleza de estos conflictos y la de secularesde pensamiento. El concepto de monarquía, bastante ttabajado
los que surgieron con el Imperio de Oriente era, fundamental y segula- y aplicado en Oriente, tuvo sus fuentes típicamente bizantinas en estas
mente, bien distinta. ¿Por qué? consideracionespolíticas e históricas. El término aatokrator no era una
No serla suficientemente satisfactorio afirmar que, en cuanto al Im- simple fórmula sin contenido. Por consiguiente,laEeffiFsi la uqión
de todos los cristianos, es decir, la lglesia, era o no una corporación-uni
dad jurídica y visible- poseía en Oriente una importancia decididamente
mientras@én re mañe$ secundaria. Cualquiera que fuera la forma que tuviese, y en cualquier
los rnagistri, en tanto que los emperadoreseran los lamuli. En esta afir- caso, se la concebía como departamento, apéndice o satélite del Imperio.
mación hay, en efecto, una gran parte de verdad, pero no satisfaceplena- Y dado que todo -q6¡ q¡l¡s¡ios descendentesauténticos de gobierno-
mente. Parece que la clave de Ia solución está dentro de los límites de dependía del emperador, también dependla de él la lglesia, con su orga-
lo que pueden llamarse historia y Cristiandad. Por una parte, la presun- nización, su docüina y su derechos. Cuando apenascincuenta años antes
.ió, r los sucesoresde los empe- de la caída del Imperio bizantino se sostenía que sin el emperador no
Ed-mflf"":l*
óoñ-Ia Cristiandad, en tanto que, por otra, la presunción del papado no
había Iglesia t. paréce observarse, en época tan iatdla, q.t. trl afrrmació¡
reflejaba la misma llnea de pensamiento.
se fundamentaba, y no podía fundamentarse én la historia, sino más
bien en la consideraciónahistórica de la preeminenciapapal en virtud de la
comisión petrina. Además, desde el punto de vista histórico el cuerpo que Afi#ffiffi 'x'.,k,l;i.il
La localización de lo político y del gobierno polltico habla surgido

fl,l?',*
iru;:
estababajo el conuol del emperador,y que le había sido confiadg-_gl4_ mentos del pensamiento no dependlan de categorías políticas seculares
el imperlq y Ia Cristiandad proporcionabá-o al menoGTib-a-lláññli- e históricas, sino de la esfera del pensamiento eclesiológicoar.El rey o el
a propófrionar. rggllLgg¡gfJ¡fggg,S:l4j¡Jggón;
ÉtÉ
asimismo,desde emperador eran miembros de la lglesia, consideraciónbásica que impreg-
el punto de vistadóTtffiáI-efcurjipo coloEarlo-Eájó
el. control d+EgE nó todo el pensamiento occidental y particularmente el del papado; en
y confiado a él en la Iglesia, y la historia orooorcionaba -=-e esfaEá-llí- Oriente, la pertenencia del emperador a Ia Iglesia tomó el carácter fun-
mada a proporcionar-!! cional de ieiatura, y la Iglesia-pasó a r.. un"departamentodel Imperio
Y como en siglos de tanta vita v y el vr este cuerpo que -no solo no podía actuar contra su jefe, sino que además depéndía
-completament;
era prácticamente el mismo, resultaba inevitable el conflicto: el empera- de é1. En Occidente la existencia de la Iglesia era inde-
dor de Oriente veía en dicho cuerpo al Imperio; el Papa, a la Iglesia. pendiente de cualquier rey o emperador, porque en tanto que societas
En otras palabras, lo que para el uno era un axioma de importancia perlecta estaba dotada de personalidad jurídica. Si consideramosla natu-
ptimaria, para el otro era de significación secundaria.Pam el emperador raleza fundamentalmente eclesiásticade Occidente, se comprende que no
de Oriente la historia estaba en primer plano y la Cristiandad tenla que hiciera gran falta una concepción de lo político. Por tánto, como no
sometersea ella, en tanto que para el Papa y la docrina cristiana estaba existía una concepción de lo político, no había vocablos para expresar
en primer plano y la historia se subordinaba a ella 3s el significado que tenía en Oriente lí concepción secular de lo poiítico.
Es posible acercarse
más a la médula del problemasi utilizamosde Occidente no estaba familiarizado con esta c tegoía de pensañento or.
nuevo el insüumentoque tanta ayudanos ha prestadoanteriormentey El principio de totalidad que el término occidentál <<eclesiáitico>>
encerra-
que nos la seguiráprestandoen los capítulossiguientes,es decir, gl Lgn- ba se cottespondía con el de totalidad que encerraba el oriental de <<po-
guaje.Hasta ahora no ha sido apreciaáocorre.tu-enre el hecho dffi
,i),,ff;1 taies'
terr
clEñtFo del cuadro de los principios gubernamentales,f\^^;l^-*- linclu-
yendo al papado)
XIíi;lf
Estos fundamentos,
ry-u¡¡lirÉIftel vocablo.con el cual O-riente, precisamente básicos en Oriente, sirven pa"ra explicar no solo
debido a su naturáleza histórica y notablemente secular. estaba perfecta- la aplicación imperial del concepto de monarquía correctamenteentendido,
mente familiarizado. Se trata det iqlitikon griego. Y ocuiría 1o mismo con sino también, y- en virtud de Ia orientación política del concepto, el poder
lostextosdeescritoresbizantlfidffi%lesiásticosqueconlosdo- prácticamente ilimitado que ejercía el emperador en los asunto. eclesiás-
cumentos oficiales.En Occidente, el término politicuru no hilo su aparición ticos: su deber era actuár de una manera política y, de no ser porque
en la cienciadel gobiernoantes'demediadffil5ii{e.A¡g, después
de lo en oriente se consiclerabanlos asuntos de la Iglesia ian íntimamenie uni-
cual se integró al vocabulario@n Oriente, por dos a. los asunto_spolítigos, no podría parecerlan injustificada la suposi-
el conffario, como se concebíaal Imperio históricaménte,no podía sorpren- ción de que allí habían llegado muy cerca de una concepcióndel Estaáo e.
I l.' Iil l'tpa

I r r ( ) r r r . l , ' ¡ r t . 't,' n t r r n r I r i o ,l a c a t c g o r í ad e 1 o p o l í t i c o v i n o a i n t r o d u c i r s e
t . r ¡ r . t r i r c r i . r l i l t ' r c n t ca l c c l c s i á s t i c od,e s d el a s e g u n d am i t a d d e l s i g l o x r t r
,'rr ,rrlclirnr.,<.'n lil consecuencia de que tanto lo <<político> como lo <<ecle-
sifstico,>llcgirr<tnc<¡nel tiempo a separatsey a constituir dos conjuntos
tlc ¡rrinci¡riosindependientes,aunque no necesariamenteherméticos, el
un() c()n rcspccto al otro. Tales consideracionesservirían para explicar
¡ror qué cl papado, <<impolítico>> como era, no podía presionar al Imperio
cle Oriente con sus teorías, en tanto que en Occidente, el mismo carácter
impolítico y exclusivamente eclesiásticodel papado le permitió desplegar
todo su poder sobre reyes, emperadoresy simples miembros de la Iglesia.
En Oriente, las consicle¡acionespolíticas eran las únicas que se tomaban Notas
en cuenta, y las eclesiásticasles estaban subordinadas; en Occidente, la
consideracióneclesiásticatenía la preeminencia.
Cualquiera que esté f.amiliarizado con la discutida literatura occiden-
' Cf.
tal de la Alta Edad Media habrá notado, sin duda, la ausenciadel ptopio ,f. T. .9., xi (1960), p. 49, n. L Enre paréntesis,debe anotarseque en el
derecho canónico actual (c. 100 tll) la apostolici sedes se conside¡atodavía como
término <<política>> en relación con aquellos aspectosa los que los escri- personajurídica, y esto, <(exipsa ordinatione divina>. Los intérpretesmodernosapa-
tores modernos aplican tan fácilmente, tanto la idea como el vocablo, rentemente se desconciertan por este carácter tan excesivamentejurídico que sólo
desconocido por los escritores medievales. Ningún emperador o rey lo puede ser comprendido recuriendo al derecho romano y a la consortium potentiae.
utilizó en los cientos de Diplomata, o e¡ los numerosos manifiestos o en- Pata las dificultadesde la explicaciónde este crnon, cf. A. Hagen, Prinzipien d, kathol.
Kircbenrechts (Würzburg, 1949), pp. 23 y ss.
cíclicas,o en la redacciónde las leyes; de igual modo, ningún Papa empleó '? La glossa ordinaria, en Extraua:g.
loh. III. aclara esto plenamente: <<credens
el término en ninguna de las miles de comunicacionespapales.No se trata ipsum Ipapaqr] constitutionem facere non potuise he¡eticus est censendus>>, con
aquí, como indudablemente pudiera uno inclinarse a pensar, de un asunto referenciaa Graciano,XXV. i. 5. Vid. Cod. Iust., lX 29.3.
iust.. lX.
3r Para más detalles,vid. V. Ullmann, <fhe legality of the papal electoralpacts>,
Ullmann. <<fhe
de simple nomenclatura o terminología: una vez que se reconoció a lo
Ephemerides
en Epbemerides,
EphemeridesJuris Caxonici,xii (1956),
luris Caxonici, (1956), pp.op.2l5215 vy ss. La auténtica
au médula del pro-
<,político>> la validez de concepto, se reconoció también su contenido, es blema y quizá 1o lo más difícil de todo era el concepto concepio de <<Iglesiarom romana)) v su com-
decir, que la idea vino a significar una categoría articulada de principios posición.
posición,hasta eI el punto
ounto de oue que ha sido imoosible-hallr.
imposible hallar rrrr"sohrción
una solución.
puramente seculares relacionados con la ordenación de la vida humano' o 2 Cor.
Cor. iv.. 18. El Papa Paoa va ya había trabajado
trabaiado estos párrafos
bárrafos en relación
relec con el curso
ciuil dentro de una comunidad. El concepto de lo <político>>vino a col'rs- que tomaba princip
tomaba el principio de unión. Otra vía que, de trabajarsecon habilidad, posi- posi
blemente.pudo habe,rsido útil, es la contenidaen IV Reg, xi. 17, pero no he visto
titr¡ir en Occidente una categoría independiente y autónoma de principios que ningún escritor la utilizara.
autosuficientes relacionados con el gobierno de la sociedad humana, es u Cf. P. G., pp, 286 y ss., y M. P., pp. 419 y ss. Además,cf.
Gregorio I en su
decir, principios que se hablan separado de las normas eclesiásticas:1o Homil., |i. 36 (P. 1., lxxvi. 1272): <Sit res temporalis in usu, eterna in desiderio;
político llegó así a adquirir su propio ámbito. sit res temporalis-in itinere, desideretur eterna in preventione.>>Cf. también supra,
p. 74. Juan de Salisbury,con su claridad habitual señalamuy claramenteel miimo
La ausenciadel término <<polltico>en el vocabulario occidental antes punto de vista teleológico cuando dice: <Sé que una cosa es cierta>, es decir,
del siglo xrrr indica que la idea subyacenteno había sido apenascompren- que <<gratiae Dei, temporalia dona, in hunc tamen concessa[sunt] usum, ut pro-
dic{a; el triunfo del papado en Occidente y la falta de éxito de los reyes mereantureterna...>> Poliu,, viii. 17. Para la consideraciónde los temporaliaen ta¡to
y emperadoresoccidentalesen su pugna contra el papado se debía, efec- qle medios para obtener un fin, cf. además, Gregorio VII, Reg. ii. 74, al dirigirse
al rey de Rusia: <<O_mnipotens Deu,s... per,tenporalia bona faciat vos nansi¡e ad glo-
tivamente, a la ausenciade la norma política como esfera de pensamiento riam -sempiternam.>> Las oracionesde los libros sacramentanosmás antiguos asequiSles
y acción distinta y separada.Decir que lo <,político>> no era más que otro también muestran esto claramente, cf. Sacramentarun Veronese, ed. L. C. Mohlbere
vocablo pata designar Io <temporabr o lo <<real>>, etc., constituye un ca- (.Roma,1956), núm. 910: <Guberna,quaesumusdomine, temporalibusadiumentisquoi
mino demasiado fácil para hacer frente a las dificultades. Estos últimos dignaris eternis info.¡mate.-mysteriis>;también en núm. 911: <Rege domine, popnium
tuum... ut ab omnibus liber offensis et temporalibusnon desritúatur auxiiiii>; más
términos todavía se hallaban profundamente enquistados en la armazón aún, en núm. 199: <... tuis beneficiistemporalibusgubernetur(scil. plebs),ut proficiat
de principios eclesiásticosy, por tanto, no podían obtener categoría autó- ad eterna>>;ver también núm. 1.298,etc.
noma dentro del marco de la lglesia: pot otra parte, lo <.político>>se o Acerca de la peculiaridaddel latín de este pasaje,
vid. E. Tidner, spracblicher
caractcrizaba por un contunto propio de principios articulados que se Kommentarzur Didaskalie(Stockholm,19.38).pp. 166-7.
? F. X. Funk, Didascaliaet Consr. áposr. (Paderborn,1905),
autosustentaban.El surgimiento de lo <político>>Y, en consecuencia,del i. l18.
6 C i t a d oe n P . G . , p . 2 8 7 , nI.y M . P . , p . 4 2 0 , n . o .
<ciudadano> -como diferente al cristiano -¿s iba a anunciar el fin del t Una confirmaciónexcelentedel- punto de vista que,exp¡esamos
aqul, proviene
oeríodo medieval en Occidente. de Benedict de Spinoza,TractatusPoliticus, x. 9 (ed. A. G. \lernham, óxford, t9¡8,
8
114 El Papa Eualuaciónde los principios papales 115

p. 436): <<Animaenim imperii jura sant: his igitur seryatis servatut necessarioimpe- tica monarquíadel rey. Para el marco histórico, cf. P. G., pp. 238 y ss. Vid. además,
iium.n'Lo que interesa señala¡ és que --+n la álegoría-anima-corpus- la ley, tomada mis observacionesen H. 2., cxci (1960), pp. 620 y ss.
'' E. rüinckelmann, Acta inédita (Innsbruck, 1880), i.
como Ia noina ,ect" oiaendi, en el anima que gobernaba a la entidad cotporativa, al 314, núm. J55, líneas
cuerpo, fuera este la Iglesia, un reino o el Imperio. Esta-signific,acióndel anima_parece 21 y ss.
'o Ver además,supro, p.
lrabei iido la precursoia medieval de la normá de derecho, de la Recbtsstaat.El .lega- 46.
'' Un buen ejemplo Io constituyen los Fraticelli
lismo de la Edad Media es la prueba más clara posible de que una corporación pública a comienzos del siglo x¡v. Dis-
solo podía vivir, desarrollarsó y alcanzar sus ines por medio del instrumento del tinguían_ entre 13 Iglesia <<carnal>> gobernada por el Papa, y la Iglesia <<espiritual>
derecño. Se coniideraba qr¡e el- anima era el órgano vivificador, tanto del individuo glcbernadapor Cristo, la cual era la verdadera Iglesia. De aqul a la concepción de
como del cuerpo público.-Dicha tesis hace también posible la comprensión del tema Ockham acercade la Iglesia, no hay más que un paso.
de la inmortalidad o la eternidad de los cuerpos públños: en vista de que el anima de " El te4a de la pobreza eclesiásticano era peculiar del siglo xrv. Parece que
éstos era el detecho, y de que ella no puede morir, los cuerpos públicos gozaban y! en el-siglo rv se meditaba sobre ella. San Ambrosio.e ocr:pá del asunto en be
de eternidad. Todos los escriaoresmedievalestropezaron con estos temas, y aún así, obitu Vale_ntiniani(c. 3L, e¡ C. S. E. L., lrxiii. J44 líneas 5 y ss.). Despuésde una
rara vez se ha intentado una explicación de ellos. Los cuerpos individuales que cons- cita de Matt. xvi. 19, dice: <,Hic ergo pauper qui regfliltl Zoelestedonabat?> En
tituyen la totalidad del cuerpo púbüco pueden muy bien morir, pero el elemento que otras palabras ¿era posible que Cristo fuera pobré cuando había concedido el reino
lo mantieneunido, el derecho que coniiene la idea de lo justo, no puede morir: es de los cielos? En relación con un interesante caso ocumido en Avignon, donde
pelmanente, no importa cuán tránsito¡ios sean los cuerpos_indjviduales.En consecuen- habían sido conducidosdos F¡aticelli desde Montpéllier, ver Ryn. xxv.51l. úna vez
iia, el derecho ha-asumido una existencia propia, separadade las existencias de los examinadospor orden del Papa, y resultandocoÁfesor-deheréjía en relación con Ia
cuérpos individuales. Se lo considela como algo transpetsonal y transhu¡.nano.Para pobreza, en oposición a los mandatos de Juan XXII, fueron librados al brazo secular
una-exposición detallada de estas ideas, cf. \W. Ullmann, <Histo¡ical Jurisp-nyle{rce, en presenciadel Papa: cuando se dirgían a Ia hoguera cantabanel Gloria in excelsis
Historiial Poütology and the History of the M. A.>>,en el próxiTo Atti del I Con' ueo en aua voz, y: <(cremaülntra octavamPentescostes>.
pfetso Internazionáie della Societá ltaliana di Storia del Diritto. Una búsqueda más " En consecuencia,tiempo de,spuésel simple llamado a un concilio general para
intensa de estas ideas conduce a una interpretación histórica más adecuadadel gober- oponerse a u_naley,o decreto papales, constituía un crimen de supuestaheiejla, quien-
nante como \a lex animata, acercade lo cual puede consultarsecon este fin, A. Stein' quiera que fues-eel, que- 1o iniciase, y conllevaba la excomunióÁ ipso lacto dei que
wentet, Nontos Empsycos,en Attzeiger d. Akad. d. Viss., Viena, borxiii (1946),!5p'68; así lo hiciera. Incidentalmente,esta es también la norma en el modeino C. I.7..
además,d. J. Gauáemet,<<L'emperéur, interpréte du droit>,-e-nFertschúlt l. E. Rabel c. 2.332.
(Tübingen, ig>q, rcg y ss. Pol otra parte, B. Tiern-ey, <The P¡inte is^ not bound '2a Durante la
Querella de las Investiduras, no obstante, algunos partidarios del
by thelaws>, en Compiratiue Studies ín Societyand History, v (L962')), 378 y ss. no r_9y_ (pero no el qropio Enrique IV) se basaban en la lex regia, y sostenlan que, en
hace ¡eferenciaa este problema. ríltima_instancia el poder del rey ptovenía de la uoluntas populi; én esta forma, como
ro O, dentro de ia doct¡ina agustinianala ratio: vid. esta discusión acercadel e-l poder real no poseía-nin-gún vínculo con el Papa, era independiente de la juris-
anima y eI corpus en Contra Faustuil, xroi' 27 (P. L., xlii' 418). dicción papal. Ver las falsificacionesde Enrique en MGH. Cois., i.660,667,'67t,
líneas 16 y s.
" He utiliiado por primera vez este té¡mino de Petrinología en Studi Grcgoriani,
vi (1959),
j,
pp.263 y s., donde he señaladosus contenidos.principales. . " - Sigamosla qugerenciade Tancredo el Especulador, i. e. Durantis, en su Speca-
Gru.iáno, XXV. i. 5 (Violatores)-. Tamp-oco-deb-en-iglorar-se los criterios bi- lun Juris..(ed.Basle, 1501,_lib. i., De. legato, núms. 88 y ss.) quien sosteníaque el
zantinos como posiblesmodelos; cf, Cod. Jast. X..-xii, I; XII-. viii' I y xxxviii' 1l: Papa .podía decir <<quicqlid placet auferendo etiam ,us zuum cui vult, quia non est
.ó-" .t derecÉo comprendla .i dirrirrm nunen (del emperador), su ffansgresor (el qui ei dicat <<curita facies>>, nam apud eum est Dro raiione uoluntas>>.
'o LdL,, i. 554; además,cÍ. p.-
oiolator) cometla el crimen de sacrilegio. 561, líneas 4-5. Para un punto de vista similar,
,. Los campesinosde Stedinger suministran algunos ejemplos. Se hablan neggdo pero- co_! respecto al rey,, ver las Leges Anglorum, infra, p. 165.
a oasar el diezmo en los dominios del arzobispo de Bremen, en vista de lo cual el 11 Y.. al respecto,Studi Gregoriani,vi (1959), p.254, con literatura anexa.
28
p"'oftriro ,rn llamado a la diócesis para ptesionarla a dominar a los campesinos'La D. a. c. I, Dist. 40.
.iii.l, ¿. Bremen no quiso hacer fuego iontra ellos potque no se les habla prome' .' Mansi_._xxvii.l?10. La rnayoríade los postulados de Huss ya habían sido lan-
tido'la remisión de los iecados tal como se había hecho con los-ejércitos de cruzados. zadgs por {ycli-ff (Mansi, ibid., 120 y sJ.), .i el Papa es .,malo,r, no tiene
Enton.., Gregorio IX áeclaró que la tal emptesa era-una cruzada; Reg. _r}úm.1.402; poder sobre los fieles. Cuando tlüycliff declaraba: <Populaiespossunt ad.suum arbi-
tr-bié" en ivÍecklenburg.U. B. (Schwetin,-1363), i. 4A, núm.419.-En la subsi- ¡rtum dominos delinqaentes corrigere>, hacla algo más que ánunciar épocas poste-
grignt. batalla del 27 le mayo ds 12)4, la milicia de Bremen aniquiló a los cam- riores. No es diflcil comp¡ender la conducta del emperador Segismundo hacia Huss
en_Constanza: al frn y al cabo tales <herejlas>> podían afectar fácilmente a cualquier
'Deslnos. gobernante teocrático y provocar el derecho de resistencia.
r' Para un buen ejemplo, cf. e. g., Gregorio VII, Reg. ii. ,75, quien. se ditige
-informa¡le t, O como habla expresado 'lflycliff:
al ¡ev de Dinama¡ca pira que es costumbre dentro de la Iglesia fomana el sacerdote o el obispo que se hallen en
.oJ át.rnr. beatitudinem cunctos invitare legalibas disciplinis>. Continúa diciendo pecado,no puedenconsagraro adminisuar los sacramentos válidamenté.Se habla dado
vuelta al antiguo principio objetivo de que los sacramentosemanabanvalidez ex oDere
' rsoPlus enim terrarum lex Romanorum pontificum quam imperatorum -obtinuit>.
que
Este aspectoha sido desar¡olladomás ampliamenteen mi altículo <<ThePapacy operuto, poniendo en primer plano el principio sub¡'etivo de que sucedla tai ex
and the Faitlrful>>a apatecer enlos Recueílsde Ia SocietéJean Bodin (1965)- opere operanÍis. E! principio ffadicional que descansabaen el oficio conside¡adoobje-
'" Cf. M. P., pp. 527-9. tivamente, fue reforzado por_ Inocencio III: en la prclessio lidei que exigían lbs
' Cf . P. G., pp. 374 y ss.y M. P., pp. 542 y ss. \íaldensianos, tenlan que adherirse al criterio de que los sacramentóserari válidos
'' No es néciiatio insistir- en el hecho de- que esta idea, en sí, era realmente 4 Pesarde que <<apeccatotesacerdoteministentur>, Reg. xi. 196. De modo similar
admitir una de¡rota y un fracaso; no hay más que echar un vistazo a la situación los seguidore,qde llycliff y Huss tuvieron que responder, dos siglos despuéssi creían
anterior a la Querellá de las Investiduras,aunque solo sea en Alem_ania, para darse que un <<malussacerdosr> podía administrar bien los sacramentos.Mansi-,xxvii. 1212.
cuenta dcl violento conttasteen que el dualismó mencionadose hallaba con la autén- Independientemente de \fycliff, otros como Be¡thold de Rorbach (Rayn, rxv. 561)
n6 El Paptt Eualuación de los principios papales 117
habíarr ncgatlo la necesida<l de los sacramentos.
Según la fuente, Berthold había sido o' El movimiento
de las cruzad.s, r¡uc sc inició despuésde Ia úrtima ruprura
rrpf(l)cn(lido, librarlo al b¡azo secular((et est incineratus>>. En Inglaterrase extendie- de relacionescon el oriente, cuya_dircci'ión csrrvo sismire en manos ¿.i páñááq
ron, rrtin antcs dc Wycliff, opiniones heréticasmenos articuladas: el pecado original, encuentraclara,su cxplicacióncn relacióncon cl lnrperio d-eOriente. A pesar cté quó
al lin y ¿rl crbo no era ningún pecado; Adán hubiera muerto de todas mancras,aún el_ lfamad,ohecho por urbarro II --ver su discurso cn Hist. Hierosol. de Roberts
sin haber pecado; nadie hasta ahora ha alcanzado,ni alcanzarála salvacióneterna, et- (,1'. L', clv.67|2)- no se_refiere a cste f)unro, Grcgorio VII, en su llamado, consi-
cútcr¿r.Ver la carta que Inocencio VI envió al arzobispode York con el fin de exter- deraba como^motivo.principalla unior, cclcsiásrica Jc orientc y occidente ip. G ,
minar estasherejías,Rayn., ibid., 598. p. )06; 4, P.,p,447 con n. 184). Tal sostendríaInocencioIIi cn mayo de 1204,
'r .Esto aparececon bastanteclaridad en L. Buisson,Potestasund Caritas (Tübin-
desp^ués del-establccimiento del ficino J-atino,Rcg viii. r)3 y RNr. l1í: la Iglesia
gen, 1959); cf. mi estudio en E. H. R., lxxvi (1961), junto con el llamado de Federi- de Qonstantinoplahabía regresadoa su madre, la"Iglesia clc liorna.
co II a la imitatio Cbristi, en MGH. Const-, ij. 362, líneas 7 y ss. El 4"e. i, a9,p.70 se obser'a tambiénque cn-'cl llarnadode GrcgorioV1I a Ia
') Es bastante significativoque durante el Cisma, y aún durante algún tiempo
crwzadalo p4ncipal era esta unión entre orieñte y- occidcnrc: <ut pac;is Nornrunnli
después,ni un solo canonistahubiera tomado la pluma en defensade los principios lr1ttseatilus Para obscrv¿rcl si¡nilar ctitcr.i.r.ie InocencioTIJ,
tradicionalesde gobierno. El período de restauraciónno comenzó hasta Juan de ,Cons!antinop.olin.>>
además.de los pasajes- ci?dos, Reg. vii, 203; viii. 19,24 y 26, t.dos cmitidos cles-
Torquemadaen las cua¡ta y quinta décadasdel siglo xv. ¿No es bastante significa- pués-d-e la_captpra de constantinopla por los cruzados eir lzo.l, y aprobando los
tivo también que Félix Y haya sido el último anti-paptren invocar tal distinción? resultados.. Para la pos.ición.según Ia-cual la |olítica__impcrialdc Occid.nte ti.n. qu.
" Vet Buisson, p. 262, n. 7)4. Este principio era antiguo. Cf. Grcgorio I en ser considerada cn su telacióncou Orientc,.i. \tt¡. Ullmonrr,.,Ilcflccionson the Áe_
su Hotnil., ii., 26 (P. L., lxxvi. 1201): <Utlum juste vel injuste obliget, pastoris dieval empire>, en Transactio,ns, Royan His;t. Socicty, 1964.
tamen sententia gregi timenda est.> Además, Pseudo Isidoro (en Hinschius, p. 145,
. $ perur de que urbano había descrito el <regñum Graecoram>como la víctimrr
cap. B) dice: <Valde timenda est sententia episcopi, licet inluste liget.>>De modo de los turcos, es comprensiblela desconfianza de És bizantinos: patu loi c.ci.lc¡talcs
similar, Radulphus Ardens expresaen el siglo xr [Honil., i. 23 (P. L, clv. 1392)]: <(tmperatorlrcentiem introqundi civitatem nunquam praebuit, quia virtutcnr chris-
<<Sententia pastoris vel justa vel injusta timenda est.> Igual Gebhard (en Ldl. i.267, tianae militae et maxime Francorum suspectarrscmpór habuit>>'(Robert,col. 674:
l. 18). También..Baimund,ibid..,,cols..595v 592). I¡ coniideraciónde carlomas,,,,como
'o La docrina tomista no era esencialmentediferente. cf. H. V/elzel. Naturrecht cruzado(urbano, vol. 671: Robert, 624) qu". había destruidoa los turcás,',rrlquicre
€t rnaterialeGerecbtigkeit,.1.' ed. (Góttingen, 1960), p. 63. una- significaciónmayor desde este punto (lc vista, cuando se lo mira *ol;ie cl
" Cf. también mis observaciones cn l.T. 5., xi (1960),p. 40, n. 4. Cf. además trasfondo de su coronación,de la Donaci<inde (,onstantinoy rle la tcsis tlt- Ia
al respecto,la inflr¡enciade algunasconcepcionesromanastales como la de pontilex translacióndel Imoe¡io.
maximus, que era <judex et arbit¡e¡ renrm rlivínarum humanarunque>[Festus en " Es, sin em-bargo,interesantever cómo elaboró Manegord de Lautenbach su
C. G. Bruns, FontesJuris Romani Antiqui,7." ed. (Tübingen,1909),ii parre,p.20; concepciónpopular para el príncipe secularen el siglo xr, en ürt.,d de su fanriliarirla<j
ver además,ibid,, p. 14: eI pontilex m¿xituttscomo <<iudexvinclexquecontumaciae con el conceptode uirtus politica; cf. también infla, parte ), cap. 2, n. ,41, a pesar:
pfl varorum maglstruumque>. I de que_su Liber ¿d Geberhardum (L.dL., l,}B y ss.)^no ejárció ninguna influéncin.
'u Esta irnitación también sc llevaba a cabo en sentido inverso. Cf. e. g. \a afrr- *
. .ql gobierno político de Biz,anciopa.ece ser una apiicación piáctico bastant"
mación de FedericoII (en MGll. Const., ii.222, p. 306,líneas 16 y ss.)con la fórmula cl¡ra del principio,postuladopor.el inlluylnrísimo Macrobio, q"ien en ei urnbral def
de deposiciónde Inocencio IV (ibid., p. 51, líneas 29 y ss.). Igualmente la referencia lrrzantrnismo escribí¿:<Est..politiciprudenria.ad r;rtionisnormahquaecogitarquaeque
de Federico II a llermann de Salza: <Ad hoc Deus imperium nostrum pre regibus agit uniuersa dirigere ac nihil pret_errectum vellc vcl {acere bum)nisqae'aitib)rs ti,ri
orbis terrae sublime constitutuit et per diuersa climata nostraeditionis terminos am- qaam^diuinisarbitris prooid.ere>>, com. in somnium scipionis, i.s ("á. Leipzig,,1774,
pliavit, ut...> con la referenciaa los legadoshecha por Inoccncio III (Reg. i. 526); pp.50-51).
aquélloseran enviadospor el Papa per uariu ntundi climatu, dcbido a que él no podía al .resp_q:-to
B. Sinogorvitz,en Saeculuut,iv (195i), p. 452 sub., núr¡r. l.
cstar plcsente cn todas pxrtcs. Er] lr Bulrr de Oro, ctp. 24, sc denonrinaa los si !:r.
Vid. infra, III parte.
príncipesdel Imperio -laicos y eclesiásticos-,según cl modelo del de¡echo romano
y de los cardenalesromanos,la pars cotporis nc¡stri(i. e. cl empcrador).Otros ejem-
plos pueden verse en rni contlibución lt Festschrilt l. Il. E. Feine (\Yeimar, 1960),
pP. 410 Y ss.
"' Un buen testimonio lo corrstituyela calta que el propio San Pedro escribió
a los francos:<Ego,apostolus.l)ei, Petrus.-.o
'u Nadie se dio cuenta mejor de esta dicotomía, que el alltor dc la Donación
clc Constantino.Lo que intentaba era invertir el procesoy demostrar que la con-
tinuidad histórica del Imoerio tomano en Oriente era consccuenciade la voluntad
dcl Papa,y por tanto, del-mismoorden cristiano(Cf. P. G., pp. 8l y ss.),y, con argu.
mcntos adicionales,ver M. P., pp. 126 y ss. En efecto, \a mayoría de las ficciones
nretlier':rlesdenotan esta subordinaciónde la historia, en sentido objetivo, al programa
tle lrr (lristiandad, y, en cierto sentido, l¿ mism¿ teleologíade Ia l-ristoriatambién
cntf:rírr rlt'ntro de estos límites. D. Maffei no prodiga la suficiente atención a esta
itJcologírrfrrntlamcntal,(en La Donazionedi Conslantinonci Giuisli lvledieoali(Milán,
l9(r-{).(lf. mi rcscñrr,en J. T. -1.,xvi (196J).
I' I)¿tr:rnrris rlc¡:rlles,ver A. Michel, Die Kaisertxacbtin der Ostkirche (Darm-
stadt.1959).
' o V c r M i c h e l ,p p . 5 1 , l U 4 .
PARTE II

tl Rey
CAPITULO 1

La realezateocrática

Como sucedía con todos los oficios públicos, el problema crucial de


la realezamedieval era el del C¡tg$!.de residía origina-
\LqdS¡. ¿Dónde
riamente? En una primcra época hemos visto que la sede del poder pú-
blico y, por tanto, del poder teal estaba ubicada -aun cuando se da al
término un alcancerestrinsido- en el cEfrj:q.electo,ral.en el pueblo. Pero
esta concepción ascendente de go-bGiñó-eclló su lugar,-Eási-T@tcepti-
blemente, al punto de vista descendente,cuya expresión más clara era la
de Rer Dei Gra!-ia. El tey por la gracia de Dios se habla emancipado efec-
ti}"tanUWftr¡llus y", pot otü parte, habíareconocido
libiementea
Dios como la fuente de su poder rcal. La concepciónascendentede la rea-
leza se había desvanecido:la tesis descendenteo teocrática había ocupado
su lugat en la Edad Media.
Ahora bien, no fue, por supuesto,en el siglo vrtl cuando nació la idea
o el término dé Oel Sbitia. Ya hemos ^.totuJii'-llFlrta fórmula se había

115'll.o
stglo v , efrEarTfo que
Ar el siglo vI.
li,ffi
fi :fr#FilT,l'4.';olx,:'
:üf,i^ -Másen \Jcclqente no nlzo su apartclon antes
aún, en Oriente es posiblé encontar la califrca-
ción Dei gratia en los protocoloE del.¡i*lo-¡{ como apéndice a las firmas
Ñi..u se había auto-
estampadaien los d...étot tinodáifr .l--C*q"nciti"^¿"
calificadocomo <<D"igtd-ia-c¡ng¡ege¡uq,> 2. EI! Occidente,el primer tes-
iit";"i; d. tu-utiiññ-d" t"T €im,rh .riñ-Titffi-ñToviene exclusi-
vamente de fuentes eclesiásticas:los obispos particularminte'ie autotitu-
lpar.,,Q$p¿¡pp!4g¿it3, y para, el siglo vrlr la utilización dc Ia
.ya
fórmula era un fénómeno cotriente, sobre todo por parte de los obispos
Itancos.
También los gobernantes secularesagregaron estas palabras a sus tí-
tulos. Como ya se ha dicho, durante el siglo v los emperadoresbizantinos
llevaron a cabo la metamorfosis del dioas imperator en imperator Dei
gratiaa. Estando, como estaba, en estrecha relación con la entonces co-
rriente denominación de los obispos, esta transformación era solo un as-
pecto más de una imitatio sacerdotii. En Occidente.,antes del siglo vrIr,
éxistieron pocos testimonios de la adopciór-rde la fórmula Dei gratia en
122 El Rey La realeza teocrática 123
títulos reales.Por una parte, existía la <<corona 5 del rey lombardo
votiva>> ción con la misma divinidad, e inversamente se desligaba cada vez más
Agilulfo:
de-l lueblo. Su separtción del ¡"'ehlo -oqe orieilalmente,gra,p"ie'¡ lo
gratia Dei uir gloriosus rex totius ltaliae, ollert hgbíA.Slgado--Tue táI que, como veremos luego, dicho pueblo llegó más
l{lul¡ sancto fien a estarle encomendado.Era indudable que las inclinaciones monár-
Johanni Baptistae in ecclesiaModiciaó, quicas habían sido despertadasen el rey debido a la influencia de las con-
cepciones cristianas y paulinas. En la colección de fórmulas de Marculfo,
Ia-cual, de hecho, constituye una de las pocas pruebas de que el título
a comienzos del siglo vrrr, hay algunas exptesionesy juicios que indican
había sido u-tilizadopor alguien ajeno al .i"ro, uñt"r de carlómagno. por con seguridad la orientación del pensamiento.Por ejemplo, la fórmula en
otra parte, los reyes anglosaioneshabían conocido y utilizado i=on fine,
Ia que el rey dice:
s-em^ejante_s
la fórmula Dei gratia u otros títulos ,e-.jrnt.r, al menos des-
de fines del sjglo vll. _Alll éstaba,por ejemplo, la designaciónde los reyes Quicquid saperias contenetw, auxiliante Dornino, cum Dei et nos-
mercianos <<christo donante rex Mercensium>7, expresión q,re revelába tta gratia debeat perdurare 1',
claramelte que Cristo era Ia fuente del poder realj o el tíiulo de <<ex
-<<divina
diuina dispensotione)>, es tan revel¿dora como la otra en la que se insiste considerablementeen
q-uese convirtió en gubernante gratia Mer-
ciorum rex>. El rey Offa se hacía llamar <rDei grátia rex Meiciorumr>I. la voluntad del rey (la aoluntas principis no es necesariamenteproducto
Y así es el mismo rey quien nos proporciona un buen testimonio de los del pensamiento legal romano)
criterios reales al respecto con un título bastante largo:
Quicquid enitn in presentiam ttostrafti agetur uel per mana nostra
oidetur esse traflsoalsurn, volumus et iobemús, ut n aneat in pos-
Ego Olla Deo cancta pie dispensante,in cuias manu sunt onnia jura
terutn robustissirr¿o iure lirmissimot2.
legftorutn absque allo antecedentemerito rex Merciorume.
Es igualmente significativo el hecho de que en este mismo texto la
, Visto esto, difícilmente podría afirmarse que Carlomagno adoptó el idea de s.ratia se manifiestecomo un elemento vital en las relacionesentre
título como resultado de la lnfluencia anglosaion" ., lombarda: Io cierto

Í::*ufi
-¡ ,r
et rev v sus suooltos:
! r.

reinos occidentales.
,tn*ii,l'"Í':l: Nos ipsas oillas lidele nostro illo plena gratia oisi luimus con-
13.
cessisse
Ya hemos visto cóm-oel papado había obrenido gran parte de su pro-
visión docrinal de las fuentes paulinas, y ahom, dentro del ámbito ieal, Esta concepción de 7a gratia real se muestra con más fuerza en la
observamosel mismo proceso, ya que la iórmula Dei gratia tiene sus orí- recensión de la fórmula del mismo Marculfo durante la época catolingia:
genes en las mismas raíces paulinas. san Pablo había-declarado: <<Gratia
Dei s_umid quod sum>>(I Cor. XV. l0) exptesando así, de manera con- Faciatis, qualiter gratiam Dei et most¡am uultis habere'0,
cisa, la idea de que lo que somos no lo débemos a nuestros méritos o
logros,.ino-17a gtaciade Dios. El que detenta un oficio no puede exigir o en el agregado -altamente significativo- a una sanción de la orden
su adquisición como un derecho; el individuo poseía el piivilegio áe real:
cumplir con las funciones del oficio solo como resuliado de la sracia áiuit Taliter agis, si gratiam nostram vellis habe¡ets.
FJ.r.anfe¡imiep¡n*del"gfsi@ (?rgtii).,.algoa to".
que el r:y podía alegar
.
derechoslCorñoGrlos-el Calvo habíi'dicho,
Podríamos todavía Denetrar más claramente dentro de esta manera
19 de pensar si observamos-laafirmación que hace un abate en carta a Luis I:
era rey de Alemania ex Dei consritutione r0, o-ffiffilIotra maneral loi
poderes del n siClg,Jinica- Ego enim ille per gratiam vestram et misericordiam abba oocatus
,ley
E¡f*gp.tgs. Esto era.lo que Offa ex_pres7Fde fR??tEtr*tan ana cullt omni congregatione ftostra... gratíam et misericordiam
.había
re-sumidaen su propio título: el poder dentro del reino no residía en el vestram implorantes, at magna et preclara ruisericordia uestra, quae
pueblo,.sino en el p-ropio Dos. En resumen, el rey por la gtacia de Dios
per omnia regfta uestru relulget, saper nos uenire dignetur16.
detentaba su real oficio como resultado de los efeótoi de la-eracia divina.
La-penetración dentro de la textura de las doctrinas p.trlnr y paulina Resultaría aburrido tta,er a colación más ejemplos del último período,
no podía menos que conducir a refotzar considerablementeIa frríci¿n del puesto que no existe documento real (o imperial) en el que de una ma-
rey; al depender de Ia gracia divina el rey establecíauna estrecha rela- nera u otra no figure el tema de la gracia o el favor rcal. La fórmula
t24 El Rey La realeza teocrática 125
rte constitutiva del gimiento, Ia gr:aciadivina había sido conferida palpablemente al rey. El

:l-iTiT""* "::i?:iÍ.lTÍii
¿x*;
mático En

que se considerabaque el rey era el único recipiendiario de tales favores


en su reino. El vicariato de Dios en la persona del rey constituía, por
tanto, solo una manera más de decir que Dios estaba presentaliter en el
rey: expresaba la idea de que en vista de que Dios no estaba en este
mundo habín nombrado un vicario 25.
No es necesario insistir en el hecho de que de este vicariato real de
empleo de la fórmula de Ia gtacia rcal nos permite el reconocimiento Dios podían derivarse vitales e importantes consecuencias.Como veremos
de offo. prbcipio que es consecuJncia
¿ir..ir ¿á-.ii",-.f principio.de la en su momento, todo el reino le había sido confiado al rey, 1o cual sig-

ffi '"t'i,il,ffii"?,'il *",m;


a la cosa concedidat'. La idea de concesión venía a ser la idea de la
',J;:"::,*::,:H:i'ifiti?
nificaba que en la práctica,y sin lugar a dudas, desde la percpectiva reaT,

"*l'T:,
,T"ffi
gracia real llevada a la ptáctica. Constituía un elemento vital de todas la intervención de los gobernantesen los asuntos doctrinales- en aquellos
las formas de pensamiento teocrático-,_yse,manif"rt.fá ,unto .n .i gobi.. regímenes teocráticos completamente desarrollados, así como nombrar a
los oficiales del clero, ya que en un reino cristiano debían existir órganos
eclesiásticosadecuados riata Ia administ¡ación de los divinos misterios 2ó.
otra manera-
y se transmitía a los rangos infeliores medrahteun acto de conccsión.
Era
indudablementenotable él paralelismoentre el rey, , qui.n Dios concedía
el poder, y Jos
.súbditos, á quie^nes,el rey .on.ááiá i'.r ¿.r..r,or; i;;l;-
yendg e.l p_oder(la gratia regls) 20.EI rey no era tal
fo. otr^ gruái^ qu.
por la de Dios:,el oficial delango,inferiór.no era.tar
21.La otra io. o,tu gracia que
por
.la del rey cara d-e la moneda, e, decirj io .á*üiio ¿. t^
eta la iEftggg¡jg! (des-gracia
comoconuapuesta
a sracia;
F¡4qq#4L
sus súbditos y a hacerlo pot
medio del derecho. Así es digna de ser señaladala falta de oposición al

Dado que la gracia (benevolencia, favor) llegó a t.n".. ,rn papel tan
esencialen la estructura_delgobierno teocráticort] no puede c^urar^much,
::T¿,ff
Jl,i:mtil^l,'..";tTB,s;irul'r'.:";.fMrfl
f8l;,,H1
ja,¡".sl rey, lo converftfoBffqffiiC/¡risr¿.¡s
confetía visiblementela-g¡aeiad.e*D-
r r #'!l'*.4.eeF€{¡ffi "
ffiíífr"di-e|fi.y_ngido defSeñoñ,-á quien correspondía una situación espe-
sorpresa la,presunción de que el rey era un vicario de Dios. como recl- cial, según estamento.
piendiario dc los favores divinos, ES
4 .., ,g_leracterizabapo. en par_ ]ó6?.tffi el lnreres rear en ros oncrares
"rtm prac- eclesiásticos en el .to oe estos. Llevanoo los prlnclplos hasta
rlco:lnuy blen podia qparecera sus-contemporáneos como el lugarteniente á-cerJá?ló-deciroue todos los oficios en el
de r-)ros_enla tierra, dado que Dios había depositadoen él uná confianza reino eran eventualmente conferidos por la gracia del rey. Así la priva-
especial23. La función del

:i,'i.ffi
l:,lii::, '*r*[ffi**: J:
garteniente de Dios se ¡efo¡zaba ción de la gracia como consecuenciade la indignatio real llegaba a ser

:,T,
poderosamente qon el

*.,Í
D-gd:Sl..iplo- xrlt en adelanteré conírbanros anosde rernado,J.ril;i
momeTto,de,lacoronación,.es decir,,des-de,.-9lp.9pgll!9
del ungimiento,
y no desde el momento de la ascensiónZfTiiffil
i"eXü- uía una
".a,
mera frreza diplomática, sino que poseía un Á*no pro- divinidad-, er^ la c"W. Dicho.con otras pa-
-signíficado
lundo ", -ya .lge no se era rey hasta que el-S¡&g.!o hubíera transformado Iabras,las leyeTno clebíansu caráctervinculatorioa le voluntadde una
la naturaleza
de! individuo.sb consid.r^uf,ltÉ,Buirtud del u.io a"l asambleapopular o a un concilio, ni a nada fuera de la voluntad real. Por
"n-
126 El Rey La realeza teocrática L27
supuesto, esta función teocrática del rey ng Era sobre este teneno donde ganaba tanta importancia la perspectivade la
que interesa destacar es que el carácter oL[Ht6IF"T€ lg, ry¡glo
s tenla sus /ex como un donum Dei. La ley real se otorgaba a los subjecll, y si se
raíces, no eq tod@,etc.,sino gamntiz b^¡ derechosestos eran conferidos por vía de concesión.Más aún,
en la Así fi¡*qsl$ng.-g¡orsaoo
.gEl.t:y. . lsr Cl-d$¡Sqh+4torgado el rey
por er rev teocático éfit
teocratlco era la ley real constituía la ley de todo el teino, en tanto que el derecho po-
x€al. La ínterpretación,
TffieESilñ teal. interpretación,el punto
punto de vista,
vista, Ia
la comprensión
comprensión pular refotmado era principalmente de carácter particularista. Más ade-
evangelioy de otras fuentesno jurídicas,por parte del rey, sé e*pre- lante veremos cómo, no solo en nombre, sino también en contenido, el
rn en
saban sus leyes3r.
en sus . Podía
Podía muy
muy bien
bien escuchar
escucharlas advertenciasque
las advertencias que sé
se le feudalismo iba a dar lugar a un estado de cosasque se asemejababastante
hacian, pero la aceptación o no de la advertencia dependía, en principio, al conceptodel derechoviejo y popular.
de la aituntas prizlipis, que era el elemento que daba'caráctervinculatárió En relación con este tema de legislación, vna vez más exige alguna

T::"0:$:""'" *.fiL'ül¿"ffi
se considerabaa sí mismo como soberano.
:l,l'ff:*#:j atención el problema de los términos empleados. El ctiterio que sostenía
que la lex eru don de Dios tenía, como se puede ver de inmediato, un tras-
fondo religioso que implicaba la idea de que, eventual y originariamente,la
La diferenciaesencial.entreel q!gg5[gn*rla¡
- (Volksrecbte).¿31de- ley tenía procecl,enciadivina. La creenciaen que solo Dios podía dar laley,
( Kcinigsrec
bte) merece áfr nas observaciones.
Míentiil- aquel de manera que esta última aoarccíacomo concesión divina. se manifestó.
Ip¡r-¡Ed
jrresentabatodas Ias características
del consentimiento popular v derivaba una vez que se hubo entronizado el pensamientoreflexivo y'teosófico. Dioé
de la_volu¡tad del pueblo su carácrervlñóütáioiió,eñ-.*p1".áUa la vo- no hacía la ley pero la daba. No sorprende, por tanto, la familiaridad del
luntad real y derivabade este único elementosu caráctetvinculatorio. El Antiguo Testamento con esta única concepción,como puede verse a través
desarrollode! derechopopular y del derechoreal refiejamuy claramenre de terminologia tan apropiada.El Señor dijo a Moisés332Ascendead me in
el desarrollorespectivode los ciiterios acercade 7a rcaieza,1ó que se ob- montern... daboque tibi tabulas lapideas et legern.
serva en el periodo franco y especialmente durante la épocaiarolingia. Estas palabras, a través de las cuales se otorga la ley, constituyen una
Desdeun punto de vista técnico,tqdaslas leyesreales-iomo diferen-tes muestra excelente de la subyacenteconcepcióndescendentedel gobierno y
de las leyespopulares(leges,comoffiElElf,Híe-ffilEfnadas)-.e: del derecho. Indicaba que aquellos a quienes se otorgaba la ley no tomaban
t *iL esdecir, promulgaclqleq jurídicasd.i ;;il';iri"ñ"."i ;lj:t # parte en su formulación ni en la fijación de su contenido, sino que eran
"l
ffiftfistinci¿n Íu"ffi1ññ ";ffi¡A "áf¡#ffi¿ó á L^' iio¡tutor¡,. meros recipiendiarios. Dentro de la constitución romana encontramos, en
"
si se trataba de enmendar,mollif-q¡*n.c4r-nbiarel de¡eehs-papul4i en cual- efecto, un ejemplo igualmente ilusrativo de este hecho. Durante la época
quier sentido, el rey se apoyaEálbdavía ,"
k¿,,,g¿!tgÁlÉt,el-&cir, en el rna, los términosque se usabaneranle.ge,vl.tery6l,o sv derivado,
(en el, sentido cai6liñ!!6JTs tas,capi t ularia Ie- , los cualesse aplicabanen la constituCñtf?lffleyes formuladas
:"rueg^d¡lrgg¿#ks
g ma por aquelos call
ñ l l l .

Por tanto,
afectaban al derecho popular: relación con la concepciónascendente.del.
cialmente eran leyes pópulares reformadas.Este consentimiento-popularera bareo. paralelaméhtd.'
bargo,
bargo, paralelamtiútéi
paralelamdüté,'los'
los tomanos
romanos también
tambié tuüiéron conoóimiento de una
de-particu_larimportancia cuando se iban a abolir las normas juríáicas po- legisdatio, es decir, de aquel proceso por medio del cual se imponían las
pul-ares: dado que originalmente provenían de la voluntad popular, sólo lqq-t_u los simples municipia y coloniae. Estos estatutos que se imponían
qodían ser revocadaspor medio del mismo órgano, es decir, por el pueblo a las comuniCadeserz.nleges datae, se otorgaban ^, y no eran hechaspor,
(los optimates). Sin ámbargo, el rey, que en irn principio hábiu d.r".p.- las comunidades La terrilÍiolgíá ,órnunu de"leges áoíot y lsae;-lq!,ae rlfle-
ñado un papel insignificante en la creación de eite dejecho popular, éra j aba claramente la distinción intre las concepc-ion#áF.énffit.ffiércen-
ahora parte de la maquinaria y, lo que es más, parte del popalis mismo. dentes de gobiemo *. Con la decadenciay desaparición de la concepción
Es claro que_con el fortalecimiento del poder real disminuyó la impor- ascendentey el auge y monopolio concomitantes cle su contrapartida des-
tancia-práctica de las normas jurídicas populares, y su lugai vino a ser cendente durante la época del bajo Imperio, las terminologías conservaron
ocupado por la propia norma real, la cafinlaria pei se scribenda. No solo vigencia: la legislaciónde Justiniano utilizaba la terminología característica
eran leyes reales en la forma, sino también en e[ contenido. Era el autén- de la tesis descendentede legem condere o legem, o constitutiones poftere,
tico Kónigsrecht, swgido como resultado de la voluntad real 32. Para e\a- legem constituerc, y otros semejantes35.El empleo de estos términos con-
borar este derecho, para cambiarlo o abolirlo no se requería consentimiento duce inevitablemente a la consideraciónde la aoluntas principis como causa
del pueblo. La característicadel derecho real la constituía su unilateralidad. material de la ley 30.
y era dentro de este marco donde la voluntad del rey y, por ende, la con- l.g superioritas del rgateocrático se manifestaba, no solo en el otor-
cepción descendentedel gobierno y del derecho se hacíá más manifiesta, gamie-nto-esp-eCífiEo-tilr-Gl;ñttamtién en la función del rey como

" .--".í/
128 El Rey La realeza teocrática 129

ljgj5f¡gúI*eilo-¿á-€orúado., Pudiera muy bien parecer que esta fun- sivamente. En estos casos, el principio válido lo constituía el hecho de
ción protectora bubiera sido la principal función de dicho rey teocrático, que la proximidad física del ungido señot se considerabacomo circunstan-
de la cual la legislación fuera solo un apéndice en tanto que vehículo a cia agtavantc. Posiblemente una combinación de este principio con el ro-
través del cual la protección se llevaba a efecto. Pero para nuestro propó- mano de que los senadoreso el emperadot -pars corporis nostri- goza-
sito, no importa mucho el grado de relación en que estuvieron estás áos ban de mayor protección fue lo que movió a Enrique II a declarar en las
funciones. Lo que nos interesa es que, en lo que- respecta a su deber de Constituciones de Clarendon que sus feudatarios ditectos y sus <(minisftos
protección, el rey era tan autónomo, independiente y <<soberano>> como lo domésticos>> no podían ser excomulgados,ni sus tierras puestas en inter-
era en su legislación. Quizá nada muesffe mejor 7a naturaleza de la protec- dicto, sin licencia real s.
ción real que el concepto d, MUUI, (mundeburdium)37, que expreJabala era uno
idea de p¡9tegq!óg q gg,qó"gg¿,É?lttr,
eg"t-éngme,ffiEdr, una protección
una protección que se hacía
qúeie hac?aefectiva
efectiva de ñánte-ieobi-fii6.*Tí distribu-
r.ilf-.,Wtü. ¿ lf-l+ií ,
como td-Cbhsideráciones.iuicios v afirmaciones de una situación ción le justicia caía igualmente dentro de la categoda de la paz del
tl l .lepiieraináependiente
hhh,flFced.".f,f y autónoma:el cri- rey cuando tenía lugar a través de la protección. Aqul, como en cual-
tffi-Í&iffi üt"iiñ;üü6"-Iá óiotecciónlo constituíael interésdel quier otro caso denro del marco del gobierno teocrático,los elementos
reino y de sussúbditos.$gl9_É!--.-t_t-aba
dotado.delenter¡dimiento y el co- decisivoseran el juicio personaly el propio criterio del gobernante,pues
nocimientosuperiores,qudlEfiáffi"Iilañdir Iá eipadaen defensade ambos. el ejerciciodsl gobierno,sustentadosobresí mismo,era su nota caracterls-
Es cierto que podía ser aconsejadoo amonestado,pero, en principio y en tica típica. Y dado que el rey teocrático,en su capacidadde tal, preconi-
derecho,_ningunapersona u órgano podla pedir o eiigir iurídicaménte pro- zabay ejercíasu control sobre el clero, combinandoasl funcionesregiasy
tección del _rey teoc¡ático. Debemos recordar que erán los intereses y no sacerdotales, podía justamenteconsiderársele como monarca.Así, pues,
Ios deseosde los súbditos lo que constituía el criterio decisivo. El rey po- el conceptode monarquíaexpresabala posición auÍónqntue-ipdÉpe¡¿iente
día, por supuesto, acudir a protegedos, pero, dado que no existía ningún del rey*en relación, como con el slqla¡ Y. quizá nada
.9n lop.-lal-.gq
ll$l
nexo_jurídico entre él y ellos, estos no podían insistir en sus peticioñes. pueda llustrar me,of este aspectoque ra convocatoflay presloe¡cla,por
En algunos aspectoseste tipo de protección puede compararsea-la protec- p.arte del rey teocrático,{E ggggilios compuestosen su clé-
.mayoría?or
ción brindada por el tutor de un pupilo: este puede sugerir ciertos pasos a rrggñ,en los cualesse tratabanasqnlgspuramerle-ecleslasilcos.
-..*r--' r ..,.-ÉÉ,F#*'qfi-Gürqf.+.
tlay nu- -.
dar y cosas análogas,pero la responsabilidady la deiisión pertenecen a merosos ejemplos cte eIIo en los reyes trancos, satonesy los prlmeros reyes
aquel solamente 38. Es seguro que no fue un aaar que en Heliand Cústo salios, y lo mismo sucedecon los reyes anglonormandos.De aqul que sea
mismo era dencminado mundboro, en tanto que lai {uentes anglosajonas tan difícil frjar el carácter de una asamblea particular, desde el punto de
I
designaban nundbora al rey; la semejanzaentre la protección real y los vista teórico o práctico, catalogándolade <<conciliode la fglesia>>:dentro
textos de las numerosasplegarias que imploraban la protección de Dios es del esquema del rey teocrático, el clero constitula una parte tan vital e
evidente. Lo que estos mosffaban claraménte era qué se imploraba a Dios !I integral de su ¡eino como los laicos, y lo que detetminaba la naturaleza del
para que con su infinita sabiduría extendiera a nosotros su protección, de- {. concilio no eran los participantes en é1,sino los asuntos tratados. Si se tra-
bido a nuestra propia incapacidadpara protegernos efectivamente.En nin-
gún caso puede, por tanto, hablarse de ningún derecho a exigir protección: I taba de asuntos que afectabanprincipalmente al clero, el rey, naturalmente,
reunía a los clétigos; si se trataba de asuntos temporales, acudiría a los
en ambos solo el protector sabe cuándo nuestros intereses necesitan pro- iir laicos; si se trataba de asuntos que interesabana ambos, reuniría junto a sí
tección. I
tanto a laicos como a clérigos. Cuaquier concilio, no importa la materia
Así comoelVolksrech¿cediósu lugar al Kónigsrecbt,laVolkslriedece- I a que se tefiriera, derivaba su posición y autoridad del rey teocrático a0.

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ponsable de 12.paz en el reino: preservándola se alcanzabala seguridad.
Cuando tomamos en consideraciónel coniunto de todos estos elemen-
tos, no nos resulta demasiado difícil ver que el rey teocrático, lejos de
pertenecer al pueblo, estaba,en principio y en taz6n de su gobierno, colo-
I,a muerte del rey, por tanto, implicaba la suspensiónde su paz. Pero es cado fueta y por encima del pueblo. Constituía vn status per se, en modo
claro que solo al rey corresponála la decisión de establecercuándo, cómo alguno diferente al del Papa. Además, el pueblo, en vez de conferir el poder
y dónde había sido alterada o amenazada\a paz. Por otra parte, la altera- al rey, no tenía, en efecto, nada que ver con el oficio real mismo y ram-
ción de la paz constituía una ofensa al mismo rey -no al pueblo-, v solo poco, ni teórica ni jurídicamente, posibilidad de desconocer el poder real,
él era quien tomaba las medidas del caso. También se considerababajo la puesto que no tenía ninguna participación en su otorgamiento, El populus
categoría de la paz real el enorme castigo que se imponía al que hubiera estaba, con tespecto al rey, en la relación de una auténtica subiectio; de
matado a alguien en presencia del rey; las ofensashechas contra los que aquí que sus miembros fueran llamados subiecti. Aun en nuestros dlas re-
prestaban servicios reales merecían también castigos mayores, y así suce- vela el lenguaje su importancia de primer orden en el uso de apelativos
I
I
I
i
130 El Rey
La realeza teocrática 1.31
originados.en el.pasado teocrático, tales como J¿¡ Alteza o er obrigkeit
fiado al rey' si todavía.quedala alguna duda con respecto a ra incapacidad
alemán -imposible .le traducir-, o el Hoheitstriiger y orros semejaites,
tlel pueblo
que constituyen_ejemplossignificativos.Podemos recórdar también loí ejem- _paraconferir el poder u'Í r.y, podría ,nrry ti"r, d"ruur,...rr" .on
ln
plos. de offa e.In-e, y una vez más Marculfo nos ofrece la prueba de cuánto .ahrmación explícita de que el pueblo éstaba encómendadov confiado al
gobrerno del rey' Inmediatamente después del ungimiento, el arzobispo
habían avanzadolos criterios acerca de la derivación divina del poder real, -
pronunciabaestasfamosaspalabras:
cuando en las Fornulae dice concisamente: <<cui Dominus regéndi .orr*
commisit>>ar. Las arengasque encontramosempleadasen cientós de Dipto-
corona eam corona iustitiae et pietatis, ut ex toto corde et tota
mata, especialmente,la de que Constat nos dialna dispensante gratia ceieris
rnente in te credens..tibi deseraiat, soflctan ecclesiarn delendat et
superernine,renortalibus, indicaban igualmente en qüé medidá -a conse-
sublimet populum sibi a te com-irr.r- jaste regat...
cuencia.del influjo- de Ja gracia divin-a- se habla élevado al rey por en-
cima.del pueblo, el_cual,c_omonos dice Hincmaro en el siglo rx, íeia en el
En Ia oración dicha con motivo de la entrega del cetro, verdadero sím-
rey el instrumento de su salvación ¡2.
bolo del gobierno, se revela la misma idea. Eios testimonios-r*r"rtrr' lu
Estas ideas se aprecianen toda su madurez en los ord.inesmedievalesde
cotonación relativos a los reyes, y, en efecto, donde encontramos las con-
cepciones que fundamentaban a la rcaleza teocrática en su forma más ex- la vida de un
qujsita es en una de las oraciones más antiguas que se decían con motivo
del ungimiento r?1, cual es la Bendición dé Freising en el siglo rx. Este
tex-to de oración unguantar istae manus se incorporó a todas las órdenes
reales medievales de coronación y ademásconstituyó elemento esencial de
la última coronaciónmedieval qustuvo lugar en 1953:
el arzobispose dirigla a él con lai antliguas y sonoraspalabras,que también
proveníandel siglorx:
Unguant-ur istae monus de oleo sanctilicato ande uncti luerunt reges
et propbetae, et sicut unxit Samrnuel Daaid. in regeru, ut sis bene- sta et retine... memineris, quatinus mediator Dei et hominum te
dictus et constitutas rex in regno lslo super pop,ti.r- istun, quem mediatoreru cleri et plebis ii ltoc regni solio confirmet...
Dominus Deas tuus dedit tibi ad regendum ac-gubernandum.
Qvizá tal concepto del rey como mediador se manifieste isualmenre en
Lo conciso de esta antigua oración es difícilmente superable:Dios había este texto que acompañael conferimiento de la espadapor al aizobispo:
dado- el-pueblo _al rey, de manera que el rey estaba <rcolocadosobre>>el
pueblo a3.Literalmente estaba colocaáopor encima del pueblo que le había Ac-cipe gladiun per n6nas episcoporum... qaatenas... cum mandi
sido otorgado por Dios a. Además, el texto pone de relieve el prooósito de salaatore, cuius typum geris in nomine, sine
iixe merearis reg,oii
Á1.
esta entr_egadel pueblo hecha por Dios, principalmente en el sentíáo de ser
gobernado y_regido por el rey*. citembs otio ejemplo: la oración dicha No se necesita mucha imaginación histórica para darse cuenta de cuán
con motivo de la enrada del rey en la Iglesia anies de la coronación dice poderosamentecontribuyeron éstas oracionesy oiros textos similares
al es-
que tablecimiento de Ia concepciónde que el rey era un vicario de cristo.
P:ro este concepto,.delrey solo subrayaba L posicián Áp"Jfi.u qu.
Deus, qui scis bumanun geftas nulla airtute posse sttbsistere, con- __
ocupaba. ¡,nrronrzado literalmente encima del pueblo que Ie había sido
cede propitius, ut famulus tuus N., quem populo tuo voluisti pre- confiado, estaba fuera del alcancede este, y el .riar ir;;t p;, eicima d.l
ferri. pueblo no solo explica por qué era tan e*tr.madamente áiiicil --u.,u .,r.,
gu.9 se comprendían todas las implicaciones de la realeza ¡s66¡{¡i6¿ae-
La misma idea se repite en la oración que se dice sobre el rey, poco hallar-una justificación teórica del derecho de ¡esistencia,sino también por
:rntesde fr,nalizarla ceremonia: qué al pueblo se le designabacomo subiecti del rey. Esiaban, ini..p.etrn-
do al.p.ie-dela letra, sujelos al gobierno áel rey teoórático: estában,it,rado,
Benedicat tibi Dorninus custodiatque te et sicut te aoruit super por debajo de él porque Dios los había encoóendadoar cuidado y gobier-
populum saum esseregem,ita...
n9 qll rey. Por definición el súbdito ----el untcrtan aremán es isuJmente
significativo-.no poseíaderechoscontra el rey. El principio de qíe <<Elrey
La ideología teoc¡ática que encontramos manifiesta en Ia ceremonia de
no puede equivcicarse>o el de que <<Ningunao¡den puede ii .ontru él
coronación expresaba, comprensiblemente,que el pueblo había sido con-
rey>>pudiera muy bien tener sus iaíces en ;sta concepción del gobernante
132 EI Rey La realeza teocrática 133

situado fuera y por encima del pueblo. La característicadel rey era su influencia de los principios de fidelidad -emparentados por tanto con el ju-
posición por encima de la ley; la caracterlsticadel súbdito era su sumisión ramento feudal- ", pero lo cierto era que el juramento en sí estabaíntima-
á la voluntad superior y, por t^rtto,a su ley. En un documento emitido por mente relacionadocon el cambio áe status por parte de los miembros del po-
el rey Roger If de Siciliá en 1143 podemos enconuar un buen ejemplo, pulus, es decir, del paso de su stdtus de tenedotes del poder público, al de
donde se combinan varios de estosaspectos:

Sicat radius solis totun illuminat, tlmquam flumen inplens locum


sui cursus, lfa potestas meae serenitatis gratias omnibus subditus
donat 50.

Los súbditos reciben concesionesdel rey teocrático,como un don espe-


cial, y por definición ningún súbdito tiene derecho a la cosa concebida. subordinadoal
:.¡ri[&f'
Imperialis clementiae maflsaeta serenilas eam senzpet lz subditis rursüpuesto,'se y una cuyo va
5t. no debesermer
menospteciado,a pesar de que tampoco debe sobreestimarse
dispensationem favoris et gratiae babere consueuit
su valor práctico. En el siglo xr \Wipo había descrito vívidamente un
súbdito, lleva en sí como elemento vital el reino durante un interregno como el navlo sin piloto que, en consecuencia,
Elbho concepto se refiere al superior, en tanto no podía navegartt. Por esta misma razón encontramos ocasionalmente
que el prmclplrG-obedlencla se renere
refiere a la lev
a I
oer suDerior
ley del
I t I
superlor como mandato.
!
manoato.
l---
documentos fechadosdurante un inter ue dicen: legnante Christo5s.
De donde también se deriva la designación de la ley del gobernante teo- rlo como portador de nineún
crático como diua lex o sancta (o sacra) lex, y asi por el estilo, denomi- r#i*.qg*tk¡
nación que muestra claramente la idea del rey teocrático como portavoz
vivo de Dios Como ya había dicho Justiniano: <<Exdivino nostro ore ilefp'-rdlemá dé la lffi?ación del poder durante las vacantesse. Este
leges emanant>>De manera similar, la designación de los reyes y empe- problema,y las consecuencias derivadasde é1 -ura de las cualescon-
radores como diai reges o imperutores dio expresión sucinta al stotas teo' sistíaen la suspensión de la paz del t€y-, pudo muy bien haber sido la
52. razón.por,la que 4
crático del propio gobernante Por el conuario, antes de la .existencia
plena de la- reálezateooática no había posibilidad de hablar de súbdito pillslIg¡,¡eflJ¿rlo lor_t.in"t
*' "..i¿""t.
á de Untertan: cualquiet miembro del populus era detentador del poder Como resultado de la actitud reflexiva, surgió otro principio relacio-
solo a las leyes de toda comunidad de la cual él mismo
público, <<sujeto>> nado con el gobierno real, el cual nos salió al paso cuando hicimos re-
éra miembro y, por lo tanto, su <<propio>> legislador. Ahora sus deberes ferencia al pontificado. Se trata del fomento del bienestar púhlico. Pro-
bablemente,y en último análisis,e3tñ-rincipio dé'7a'-pzblica
.
utilitas6t se
t t t tr 'r. -ra-l@T_'Frq&*_t<r'ttry'-¡ ;;
para con el popitus se habían transferido en la medida en que los debía
53. había originrdo .n el mundebuidiu*,'o prótección r,rpr*ffillliita en
al rey, portador de toc{o el poder público
Pero esta suieción al re¡r teocrático no e*i"tí" no" o.í daattlo. tott- la rcalezateccrática.Se tratabade un principio muy flexible.Era otro caso
mente en teoría, sino que q-etortalecia y se incrementaba qg-gl__dU& en que decidía au en reali
nffid>> -unlerto*-r7,tlÍ-que se romabaa rodosi6ñiñEiñ
ttfifiuTsnn efecto,estejuramento y la exten-
era solola ampliación re Tás mayores posibilidades de despliegue en el fomento de la
sión del otro que específicamente había sido tomado a los oficiales del publica atilitos ó2.Estando, como estaba, situado por encima y fuera del
rey en el momento de su creación y nombramiento como tales. Si bien pueblo, el gobernante teocrático era el único que podfa consjderarseen
durante el período germánico este juramento no había poseído impottan- una posición adecuadapara determinar lo que requería fomento del bien-
6i¿ 5a-¡6 existe ningún testimonio de juramento durante este petíodo-,
el surgimiento de él en el período merovinsio -después de lo cual se :'o'3#'"';':;$*ii:l;**n'1,1iffi
-ÉrÁrffisTe7ffiomo
asiento del gobernanteteocrático.
i'?.i
convIrttoenunarnstrr@na-uesi,aciaradeicamblo ¿Cuántoscientos
de posición radical entre el rey y el pueblo, cuyos miembros se habían de documentosdeclaranque
convertido en subditi teales. No hay cettez^ alguna sobre si los patrones
romanos fueron lo que sugirió la introducción del juramento, o si este era In eminenti speculadiaine clementia constituti, ounibas nobis com-
consecuenciade las concepcionesreligiosas vigentes, o de si se debió a la missis, tettemut prospicere benigno affectu?
134 El Rey La realeza teocrática 135

Desde su posición privilegiada el rey teocrático podía vigilar la situa- partes divisum eJJecognoscitur,ut anusquisqueuestrum in suo loco
ción y determinar las accionesnecesariaspara el fomento del bien público. et ordine partem nostri ministerri habere cognoscaturó7.
De aquí la tan repetida protesta de que la publica utilitas debía ser
pteferida a los intereses privados. La salus totius patriae no era más que La ptáctica de este principio, por comprensibles razones, traía implí-
la envoltura religiosa de Ia misma idea, cuya médula Ia constituía el cito el correspondienteprincipio de idoneidad. También aquí la adecua-
interés general. en oposición a los simples deseos individuales. Lo que ción o idoncidad del candidato Ia determinaba el rey teocrático, quien
iba en interés del pueblo no coincidía necesariamentecon sus deseos.En procedía según unas premisas que é1, independientemente,había construi-
esta concepción de la legislación parece radicar la esencia de toda forma do. Parece claro que en lo que se refiere a los obispos esta cuestión asumió
teouática de gobierno y derecho: el papa Celestino I había acuñado en significaciónpráctica: no importaba tanto su idoneidad para ejercer el oficio
el siglo v Ia fecunda afirmación que sintetizaba todo el carácter del gobier- episcopal, como su idoneidad para ser oficial real ó8. Vemos otra vez
no teocrático y que tendrla un gran futuro: cómo Justiniano había esbozadola idea con toda la claridad del caso en
una de sus prinieras Nouelloe (Noa. VI), donde señalabaclaramente sus
Docendus est populus, non sequendusu3. deberesde emperadorcon respectoa la provisión de clérigos idóneospara su
impetio. El nombramiento real de los clérigos, y especialmentede los
Por lo tanto, no es sorprendenteque en su admonición a Cadomagno, obispos, a través de la investidura del oficio (y beneficio), constituía un
Alcuino hiciera énfasis en esta expresión papal, alettando al rey acerca
de la vetacidad de las palabtas Vox populi, uox Dei, debido a que

tamultuositas aulgi seruper insaniac proxina sitó4.

Es evidente que la influencia de la cosmología cristiana acentuó pode-


rosamente este punto de vista descendente,particularmente en relación W,@, confundían y en l.oú'ñ .n q,re
:"\.g!Irgr
con el nombramiento de los oficiales en la esfera pública, La tesis había corhcldían ostensrblementeera en el hechó:tf,Tüe sus detentadores no
sido lanzada desde el siglo vr ós: poseían el derecho a Ia posición que ocupaban. El haber sido nombrado
para ejercer algún oficio, era una consecuenciade la gracia real. Estas
Exeuxt a nobis dignitates relucentes quasi a sole radii. designacionesreflejaban,por una parte, el cdterio de que el oficio confería
distinción al que lo detentaba -de donde se comprende fácilmente la je-
Dado que, indudablemente, todo el poder estaba concentrado en el tey, rarquización de los 6fi6ie5-, y por otra, implicaban que el súbdito pcr-
quien se mostraba como superior, es claro que desdeél se difundía el poder sonalmente no era merecedor obligado del cargo. El oficio era llamado
.<Jaaciaabajo>>,de manera que el poder de todos los oficíáles iéiárquica- dignitas, ltonor, etc. ó0,y la posicióñ que o.uprño el detentador del oficio
mMgriores pudiera finalmente revertir a su origen real. Antiguamen- no era más que la consecuenciade este hecho. Al mismo tiempo, el término
te, no importa de cualesoficialesse tratara, eran todos órganos del populus, y el concepto de Vry_p;14;nos ofrece gran ayuda, ya que se refiere clara-
porque este.ra el portador del poder público. Los deberesde tales oficiales mentc a lá superTtíllí?ie'agtrel q,rí.n el-concepto'se aplicaba.
(Volksbeante) erin determinados por el derecho populista, y, a pesar de Etimológicamente, el término "se deriva de majus (nagnitudo), y lo
que en algún momento existieron simultáneamenteoficiales reales y popu- más probable qu. donde mejor se manifiert"aé1]aró"ilt lor critérios
láres, en él .urro del desartollo hacia la concepción teocrática absoluta de popufistasa los"rteocráticos,sea en la aplicaciónde este término de najestas.
gobietno, estos últimos desaparecierondel horizonte óó.
En nuestro análisis de los principios papales de gobierno hemos hecho
hincapié en el principio de la división del trabajo. Se trata exactamentedel
ffiffiffi$x¿:ffitrfrYx,*i,:i:
solo al propio pueblo romano y a nadie más. Cicerón y otros escritores
mismo principio que encontramos actuando en el campo de la realeza teo- brindan testimonios de esta indiscutible concepción de \a nzajestas del
crática. La 'iltima fuente de autoridad permanecía en el rey teocrático, pueblo romano 70.En consecuencia,las accionesencaminadasa Ia disminu-
pues nadie más que él poseía la totalidacl del poder. Ya Luis I había de- ción de la suma total de los poderes que poseía el pueblo romano cons-
lineado claramenteel principio: tituían.|'@Estrictamentehablando,nosetrataba
de ninguna oten5á-ñEha al senadoromano o a algunos oficiales,sino al con-
Quamquatn satlna huius ninisterii in nostra persona consisterc junto del pueblo romano, en calidad de portador del poder público. Se Ie
u,ideatur, tdffiett et diaina auctoritate et bunana ordinatione ita per consideraba s-emej44te
e
al sacrilegio y, por tanto, era un crimen esencial-
| )6 El Rey

mente religioso. La afi¡mación dc lJlpiano no deja lugar a dudas sobre


el particularTr. Peto con el {ortalecimiento del poder impetial en Roma,
y Ia virtual exclusión del pueblo romano como portador del poder, el
concepto vino a aplicarseexclusivamentea los emperadores,y lo que antes
había constituido una ofensa contra el pueblo romano. venia a serlo ahora
contra el emperador. Si tomamos concienciade la posterior cristianización
del concepto pagano de sacrilegio y Io relacionamos con la <divinidad>
del empetador romano, no habda dificultad alguna para comprender que
el crimen de li¿c-mgksté habla asumido ahora el significado definitivo de
crimen religioscEánera que, corr€ctamentehabTando,el concepto de ?,trotas
alta
- traición (Hochugqat)
- solo puede ser empleado para referirse a las
ofensáslometidáffiñTiá el superior colocado fuera y por encima del pue-
blo, el único <<superiot>>en el estricto sentido de la palabra, colocado por
encima de Ia comunidad. De manera inversa, la traición cometida contra ' K. Schmitz. Gesch. d. Deootionslorffieln (Slrttg rt, 191)), pp. 44-45.
' Ibid., p. 140.
el pueblo -en el caso de que este fuera portador del poder público-
o, lo que es Io mismo, la ttaición cometida dentro del marco populista, ". Ibid., p. 151.
Un buen análisis del trasfondo bizantino puede verse en B. Rubin, Das Zeitalter
traición, sino lo que los alemanesllaman
por definición, no podía ser <<alta>> 'lustinidns (Berlín, 1960),i. 125 y ss.
Landesuerrat(de la que no hay equivalente en lengua inglesa). [lit.: <<rai- s La .icoroná votiva> (Votiukrone) era una corona de ceremonia que pottaba
ción al pals>.1 (N. del T.). una inscrípción adecuaday se ototgaba a alguien en especial'
ó Citado por Schmitz,p. 170.
Durante el período germánico, caracterizadopor un régimen populista, ' Sobre lá influencia.de la Biblia en estos asuntos,cf' rJl. Ullmann, <The Bible
solo había una fotma de traición y era la que se cometla contra la tota- and Principles of Government in the Midle Ages>, en Settimana di Studio del Centro
lidad del pueblo o de la túbu (Laxdesuerrat). Pero en el perlodo franco Italiano, Spoleto, x (L96J). Además, cf. el artlculo citado antes .(parte 1, 9^P. 4'
t2, de n. 9) dondé se exprem que en la tempranaEdad Media la Biblia-eierció una influen-
esta ofensa no se cometla ya contra el pueblo sino contra el rey
cia mayor que el derechó romano. Puéde obsrva¡se la influncia -de. la Vulgata en los
donde el traidor, el reas maiestatis, ofendía la función teocrática del propio documéntos-de Ias cancillerlas de los primeros tiempos del Medioevo, en los cua-
rey: mal podla ofenderseal poder del pueblo si este pueblo ya no Io poseía. les hay todavla muy poca influencia del derecho romano.
La concentración del poder público en el rey teocrático convertía a este ' Ceadwalla, rey áe \üessex se hacía llamar <<reyde los saiones pot dispensa del
en el único objeto de traición, que en este caso se llamaba correctamente Señor>(E. H.D.,i.445.¡,3m.58), 1o mismoque Aethelbaldo(ibid.' núm.64). En el
prólogo a sus leyes, el rey Ine se refetía a sl mismo-co4o <<midGodes.gife'!üessexne
-Anplo'Saionam,
alta traición. Ahora bien, lo que constituyera efectivamenteun ataque con- tunineo. Lepes ed' K. A. Eckhardt (Góttingen, 1958), p. 136'
'
tra el rey -portador del poder público- eta naturalmente asunto par- "
"Aethe6aldo .i habla llamado también a sí mismo rey <(por tegalo de Dios>,
ticularizado de la legislación, la cual tenla amplias variantes73.Aún más, E. H. D.. i. 45J. núm. 61.
to MGH. Form., p. 399, núm.5. Vet además,Cadomagnoen DK. 58'
el alcance de las acciones era mucho mayor que en el caso de la Landes-
uerrat cometida contra todo eI pueblo, incapaz de oftecer tantos blancos oclsaespv(Hlatín
" MGif . Form., Marcttlfo, i. 12, p' 51, llneas 3 y ss' En todos estos casos el
y posibilidades como la persona del rey, de donde era considerablemente latín es la lengua original.
más fácil, en comparación con los actos fiiados contra el pueblo, la friación "'3 Núm. 13, llneas 9 y ss'
ta. El ioncepto de alta uaición apunta MGH. Form., Marcrtlfo, núm. 13, líneas 14 y ss.
de actos de traición contra el rey
N úm. 18,p. 121.
claramente hacia la tesis del gobierno y del derecho que prevalecianTs. "
" Ibídem, Cirtulario de Sens,núm. 18, p. 191' Además,ct. ibid., núm' 19.
'" Ibidem, p. 533,Iíneas 21 Y ss.
t' Asl lo'percibió correctamenteCarlomagno,quien al dividir su impetio (806)
hablaba del regnum a Deo nobis commissum (MGH.' cap. i. 127). Ya Alcuino había
escrito a Carlómagno que él era realmente el que regla <christiani imper-ii, quod
d,iaina pietas tibi iuisqué frliis commisit ad regendum et gubernandum> (MGH. Epp.,
iv.241). Cf. también Justiniano en sus Noa. viii. 14. <Traditae xobis a Deo curam
reipublicae habentes>, y además, No¿. xiii. 3 (donde también está presente el
^rrrincipio de idoneidad).
fs - Las cartas A.-S. son altamenteilusttativas; cf. E. H. D., i. 440 y ss., núms' 54
v ss.: <Yo, Frithuwold, concedoesta donaciónde mi derecho'..>> (672 d. C.)
re El texto básico era la siguiente f¡ase de Cristo a Pilatos: <No tendrlas contta
mí ningrín poder si no se te hubiera dado de arriba>>(desuper),Jtan, xix. 11.
I r,\ El Rey La realeza teoryática 139
' ( ln.r tlt l;rs plirncras proposicioncs
en relación con el favor divino y la facul- Ics relacionadoscon el origen del de¡echo en las difetentes épocas históticas; ver
l,rrl rlt.¡.lrtlrr;r¡ sr lnlla cn cl Edicto de Toleranciade Constantino(113 d. C.) donde ()t,rtnanenrecb¡e, ed. K. A. Eckhardt (Veimar, 19J4), pp. 74-76.
st tlt.cf;ua(llrc Ll lolcranciaes necesaria<<utdirinus justa nos fauor... per omne tempus * El <<Gesetzgebang>> o <<Gesetzgeber>> alemán, y la ausencia total de níngún
l)f()sl)crcsr¡cccssoribus nostris cum beatitudinepublice perseveret)>, LaCtancio,De mórte cquivalente de degislación>> así como la catencia existente en- inglés de, un té¡mino
fcrs.cilloruill, c. 48, ed. en C. J. E. L., xxvii-2, p.233, líneas 7 y ss. aEstracto cortespondiente a <<concesofde derechos>>, indica claramente la tespectiva
'r Un¿ débil reminiscencia, del pasado medieval puede quizá verse en la expre- fucrza de las concepcionesptevalecientesen el pasado.
siirn clc que el rey o la reina <<hanconcedidograciosarnente a...>> "' Para una buena información al respecto, ver de nuevo las lórrnulas de Mar-
" Vacilo en adherirme a la tesis de \X/. Staerk, en Festschrilt f. W. Judeicb culfo, ed. cit., p. 58, nim. 24 baio el tltulo Carta de Mundeburde regis.
(rVcirnar, 1929), pp. 160 y ss., quien sostiene que en los nombramie¡tos réales el \)íaas,
" Cf. además el Vorf mund alemán. Para el concepto de Munt, ver A.
rírulo expresala posiciónlegítima del tey, en tanto que en el nombramientoepiscopal Herrschalt u. Staat in deutschex Frühnittelalter (Tübingen, 1918); E. Molitor, en
se tralr de una simplefórmula de devoción. Sao.2., Germ. Abt. lxiv (1944),pp. 112 y ss; \0. Schlesingeren HZ., cit., pp' 2)2 y ss.
o Según el Código de Ethelred de 1014 <<elrey cristiano es el vicario de Cristo
" Constitucionesde Clarendon,cap. vii. Para algunasaplicacionesconctetas'ver
ante el pueblo cristiano>,E. Dt H., i. 411, núm. 46. Adem6s,cf . ibid., caps.)7 y 38: P. e M., i. 478-9; para otro aspectode un principio iustiniano en las Constituciones,
ol,as leyes de Cristo han decaldo y las del rey disminuido... lo que ha-sido cómún, ver P. G., p. 385, n. 4, M. P., p. 558, n. 18.
tanto a Cristo como al tey...> ' Lo mismo puede sostenersecon respecto a las capitularia del periodo f,ranco,
"o Esro también se sostie¡e con resp€cto al imperio. Cf. Accu¡sius en el gl. ord. las cuales se dividian en ecclesiasticay nun¿ana. Ver II. Brunner, Deutsche Recbtsges'
en Cod. Just. IIf. xii. 7; además,cf. ibid., VIL xxxvii. 3; ver ademásgl. ord.énYI: chichte, ii, 5$.
De reg. jur., s. v. pontificatus: <<dies cotonationisdicitur dies ortus imperii>. Par¿ una "o' M. G. H., Form., Fotm. 58, n(tm.25, bajo el encabezamiento De regis iuditio.
visión completa,cf. !(/. Ullmann, <<Diesortus imperii>, en los próximos Commemora- P- L., cxxvi.98. Cf. ademásAlcuino,en MGH.Epp.,iv.414, núm.257. lii/. Sic-
tion Essaysen honor de Accursius(Bologna). kel agregómuy claramente:<<Derkónig war nicht ein Beamterdes Volks' Die Gewalt,
" Entre cientos de ejemplos, cf. los Capitula Pistensia (862), en MGH. Cap., ii, die er 6esass,-warsein eigenes,nichi von der Volksgemeindeabgeleitetes,in ihrem
305. núm. 272. Auftras eeübts Recht. Das Volk, das sie nicht verliehen hatte, konnte sie nicht nach
'u Este aspectoesetá bien tratado por el emperadorEnrique lI en MGH. LL.,
freiem"\iillem nehmen. Auch das \)lahlrecht enthielr kein Absetzungsrecht,es schu[,
1v. )ó). einen Dienet des Volks, sondetneinen Herrnr>,cit. por F. Ketn, Gottesgnadentum
nicht'Widerstandsrecht,
" Creemos que tal es lo que está en el t¡asfondo de la famosa expresión de und ed. R. Buchner (Cologne, 1954), pp' 229, n. 491.
Constantino que decía que él era episkopos ton ektos, i. e., obispo de Io exterior a3 Comentandola 6ansformacióndel <Geblütsheiligkeit>> paganoen realezateocrá-
éuéque de dehors, manera exquisita de expresar la auténtica posicién monárquica, es tica, \ü. Schlesinger(en HZ., cit., p.252), dice: <Hier liegt eine der stárksten\íurzeln
decir, jurisdiccional,externa,del emperador. der'Tatsache,dais der Kdnig spátei nicht mehr im Volk, rvie in der germanischen Zeit,
" La posición del rey teocrático, y sus relaciones con los obispos en su reino sondern über dem Volk steht> (bastardilla en el original).
puede muy bien, indudablemente compararse con la del Papa con resepecto a los * Cf. además,Capit. Pistensia, en MGH. Cap. ii. 305, núm. 272, con referencia
obispos: en cada en particular, lo que contaba no era el aspecto iacramental, a Ps. lxv. 12.
f3s9 $ Para información antetior ¿ Ia escritura de este texto, cf. Pipino en 762;
sino el poder jurisdiccional.
t El parecer de Cathwulfo con respecto a Carlomagno pone de relieve la MGH. Urkunden d. Karolinger,i. 22, núm. 16.
posición real. y episcopal: el rey era oicañus Dei, en tanto que el obispo lo era a De no haber adoptaáo los reyes el tipo de gobierno teocrático) no hubiera
<<insecundolocor>por ser simplemente xicarius Christi. Cf. P. C., p. 106, n. t. existido la posibilidad dé una interv¿nción activa del episcopado gue, como dispen-
'o Liebermann,ii. 549. sador de la-gracia divina, aparecía como el hacedo¡ de reyes. El episcopadoera quien
tt Por supuesto, el período anglosajón brind¿ excelentesejemplos de todo esto. llevaba a cab-olos órdenesde cotonación,donde la ideologíateocráticase llevaba a sus
Cf. el código de Edgardo (962), en E. D. H., i. 198, núm. 41. Además,cf . el Gerae¿l- fines lógicos: se dibuiaba, en consecuencia, una esttechalínea de demarcaciónentre
nesse (A) de Eduardo en Leges Anglo-Satconum,ed. cit., pp. 195 y ss. el pueblo -a quien bastante significativamentese llamaba <<plebe>- y el rey, quien
" W. Schlesingeren H. 2., cl:rx:¡i (1953), p. 254, señalamuy'acertadamente con era- <(adoptado>> dentro dcl organismo eclesiásticoen calidad de persona ecclesiastica.
respecto al derecho real caroljngio: <Die Befugnis der Rechtssetzungkraft kóniglicher En efectó, el rey se había emancipadodel pueblo, que al estarle simplementeenco'
Gewalt, dem getmanischen Rechtsempfindenvbllig fremd, vird abgeleitet aui dem mendado a su cuidado y Munt, no poseía derechoscon respectoa é1' Esto explica
rüi/ille¡ Cottes, der durch den Mund des Kdnigs spricht.> la razón por Ia cual docrinas posferioiesconsiderabanal reino en el mismo plano que
" Exod. xxiv. 12; cf. además,Lev. vii. )4:, núm. xxx. \7; etc. De aquí se deriva el menor de edad. La significaciónde las ceremoniasde cotonaciónradica precisamente
también el uso frecuentede legen ponerc,cf. e. g., Ps. xxiv. II; lxxvii. 5; Prov. viii. en esto: ellas demuestranla concepciónde ]a soberanía(personal) (supetioritas) del
29; Ier. xxxiii. 25., etc. rev frente al pueblo. Para más detalles,cf. el art. cit. artiba (I, 3, n.35), donde apare-
'o Ver en C. G. Bruns, Foales ce el fecundo^juicioque Hincmaro ditigiera al rey: <Non vos me cligistis in pr_elatione
Juris Romani Antiqai, T.'edición (Tübingen, 1909),
n. 120. el comentario de Mommsen a la Lex Tarentina: ver ademásel texto de Ia ecclesiae,sed bgo cum collegismeis et ceterisDei ac progenitortrmv€strorlrmfidelibus
Lax ColoniaeGenetiuae,ibid., p. L25, cap.67, líneas 17-12,y el comentariodado en oos elegi ad r4imen rcgni, slrb conditione debitas leges s,ervandi> El rey Aabía cam-
ibid., p. 327, núm. 128, linea 2. Para la definición de municipian ver Festus, ibid., biado tós antiguos lazoi que lo unían al pueblo, por los fucrtes vínculos- que lo
.\criptores,p. 15. Es igualmentedigno de señalarque, durante el Principado se apli- unían al episcopado.No pateccnccesrrioinsistir en lo mucho que csto retardó el sur-
caba cl propio término de leges datae a las leyes que el emperadoremitla sin parti gimiento
-- ot di la concepciónpopulista ascendenteacercadel gobier-no.--
cipaci<índc otros cucrpos; cf. Mommsen, Róm. Staatsrecbt,).^ ed. (Leipzig, 1889), Desde este punto de vista, se comprendenlas amenazascle Edu'ard Coke con-
ii-2, pp. 888 y ss. ra los dos seminiristas que decían que el tey no lo e¡a absoluta y plenamente
" lls ¡lt¡mcntc interesantever que en la constituciónTanta, núm. 20, Justiniano antes de su coronación.Cf. sus Reports, 7, 10b, p. 189.
utilizr cl término legislatoren el sentido tan poco utilizado de comentadorde la ley. '" Probablementeel Anóninlo de York basó su consideracióndel rey como su.nxtnils
El atrtor dc prefacio a la Lex Baiauariorum ha captado claramente los aspectossocia- t"vpusChristi cn este texto (cf. P. G., p. 400 y IL P., p.580). Es por lo demáscurioso
110 El Rey La rcaleza teocrática 1.41

quc, al anunciar a Eduardo I su elección,Martln IV utilizara, sin tomar aparentemente to En su estudio <<StatusRegis>, en Stadies in Medieual and Renaissance
,Histor,y
cn cuenta su origen o significación, el mismo texto, en conjunción con la totalidad (Lincoln, 1964, i. 7 y ss.), Gainei Post se muestra extraordinariamenteinsensible a la
criterio papal.^Ver.
del crite¡io
crtte¡io papal._
papal. Ver Ry_mer,.i-ii,
Rymer, i-ii, p. 590,_yy Ia
la nota de mi Rapport al XI Congreso sutileza del significado de conceptos tales como maiestas,y no patece convencetsede
Internacionalde CienciasHistóricas,
Históricas. Estocolmo, 1960. fasc. iii., p, 73, n. 10.
Estocolmo.1960, los resultados de las investigacionesmás tecientes.
tt No hav 'o Cicetón, Pro Sexto RoscioAmerino, c. 19; cf. también (Cicerón),Ad Herenn.,
hay sino que Densar
pensar
r en las dificultades que trobezaron
díficultades con oue tropeza¡
tfopezaron en relacrón
relación
con esto,:o, un
un Juan de Salisbury o un Tomás de Aquino. Cf. P. Meinhold. Meinhol <<Revolut
Meinhold, <<Revolutio¡ c. 2.
r\amen
im Namen
'i
nen Christi>,
Christi>. Jaecütrür|t,x (L959),
Lhflsrlr>, en Saeculun, ,óu y ss. en pp.
\L>)r), pp. 180 pp. J9u-6.
390-6. "' Dig. 48. 4. I.
-V.t.H. Fichtenau,Arenga (Viena, 1957), doc. núm. 30, p. )6. Otros ejemplos Vei especialmenteH. Brunner, ii. 881. Lo mismo vale para la Inglaterra anglo-
en ibid., núm. 59, p. 49 y núm. 106. sajona.Cf. Liebetmann,ii. 511 sub núm. 5: <Seit Aelfred vertritt det Kbnig so sehr
5l Federico I en MGH. die Staatspersónlichkeit, dass auch Landesvetratals Hochverrat erscheint.>>
Const., i. 411, núm. 291. Tales eiemplos pueden multi- 73 En ¡elación con la temprana legislación anglosajona, ver Liebe¡mann, i. 51,
plicarsefácilmente.
Cf., e. g.; el emperador Enrique II llamaba a Justiniano Dioas fustinianas, núm. 4. Las leyes lombardas también proporcionan excelentese.¡'emplos;cf. el Edic-
Tlnea-); -p_.r-8¡, línea 16; etc.,Tiene cierta gracia leer en su solemne privilegio papai tus Rotbari, e¡'MGH. LL., iv. l), cap. I y ss. Para la legislación visigótica cf. MGH.
en.M.G.FI. LL.,_iv,584; también las Const. de Federico, i. 300 (iolo una gene- Lex Visig.,2. L 9, p. 57, donde se señalasu origen bíblico.
7a Resulta más instructivo observar oftas fotmas de <<traición>> llamadas Petty
ración antes de la desacralizacióndel rey), que Conrado II (entre todos los reyes)
er-a^diaus^rex augastas (Juan XIX, en la confirmación de los privilegios de Cluny, Treason (por ejemplo, el asesinato de un señot por su sirviente, del marido pot la
lO27 d. C.; ver el texto en Róm. Hist. Mitt., i (1858), p. 56). esposa, de un plelado por su súbdito), consideradascomo (t¡aición> por el hecho
' Cf. Cl. v. Schwerin, Grtndz. d. deutschen Rechtsgescb.(Munich, 1934), p.
63t de haber sido cometidas contra un <superior> -por ejemplo, Ia muerte de un sir-
el individuo <<istaus einem Mitverwalter des Staatswesenszum Untertanen geworden... viente, a manos de su señor no constitula maición: Treason ActLJ52, cf. T. F. T. Pluck-
Untertanenplichten, die sich zwar nicht vesentlich vermehrt, aber aus Pflichten der nett, Concise Hist. of tbe Common Lau, 4.' ed. (Londres, 1948), pp. 418 19.
75 En los estados modernos constituidos sobre bases populistas, el presidente
Gesamtheit zu solchen gegenüber dem Kónig ver'¡¡andelt haben>>.
* Ver H. Brunner, ii. 78. de la República no constituye obieto de actos de traición.
" Cf. O. Gie¡ke, Scbuld and Haltung (Breslau, 1910), pp. ú5-7,2t7 y ss.; ver
además W. Kienast, Uutertaneneid und Tretuorbebalt (lüeimar, 1952), pp. 15 y s.
5ó La significación de un interregno, no importa cuá¡ corto
sea, se muestra cla-
ramente a la muerte de Ricardo I. Stubbs (Cost. Hist., i. 532), dice al respecto Io
siguiente: <<Lasseis semanasque Juan se tetrasó en Francia, brindaron a los ba¡ones
descontentos la oportunidad de revisar las razones de sus queias. He aqul en
toda su fue¡za el pdncipio de que cuando muere el rey la paz muere con él; te-
nían que pasar setenta años antes de que esto fuera sustituido por la doctrina de la
sucesióninmediata del heredero, expresadaluego en la máxima de que el rey no muele
nunca.)>
' Tomado de F. Kern, op. cit., ed.
cit., apéndiceYlI, p. 269.
" Cf. E. Kantorowicz, Tlte King's Tuo Boilies (Ptinceton, 1957\, p. T4.
'" Leopoldo de Bebemburg, Cf. Kern, Ioc. cit.
t No es necesario explesar que esto
era de vital importancia para el papado.
Por ejemplo,, después de la deposición de Enrique IV, encontramos que los docu-
mentos estaban fechados de la siguiente manera: <Domino nostro pápa Gregorio
Romanum imperium tenente)); ver Kantorowicz, p. ))5, n. 72. A este respecto
debe ve¡se el plan de Enrique VI.
o' Di{ícilmente puede negars€ qre el mundeburtlium contenla lo que el derecho
romano llamaba publica utilitas; para ver esta idea en el de¡echo romano, cf. asimismo
P. G., p. 425, n. 2, y además,E. Cortese, op. c;t., i, 266 y ss. Parece que la idea de
publica atilitas se reconocla con más facilidad en eI Munt que en el derecho romano.
* Cf. e. g., Sedulius Scotus,De rcctoribus christianus (ed. S. Hellmann, c.
4, p. J0,
líneas 25 y s.) <Omnis autem tegia potestas quae ad atilitateít reipublicae est divinitus
constltuta.)>
' Ep. 5, en P. L., 1,437.
o' En sus Capitulare admonitionis, c.
9, en MGH. Epp., iv. 199, n(tm. D2.
o' Citado por Fichtenau,op. cit., doc. núm.31.
oo Ver H. Brunner, ii, 105: el <<Volksbeamtentum wurde... von dem kóniglichen
Bcamtentum aufgesogen>>.
^' MGLI. Cap., i.303, cap.3; cf. también el cap. 14. Par¿ ua exquisita imitación
de los términos papales, especialmentela plenitudo potettdtis, vel, por ejemplo, Fe-
derico II, cn MGH. Const. ii. 192, nítm. 156.
ot Ver otra vez Luis I, loc. cit., p. 549, especialmentela llnea 12, Sobre este
particular,cf. ademásP. G., pp.)2 y s.,2)2, n. I,244, n. ).
CAPITULO

dela realezateocratica
Limitaciones

Hemos tratado de presentar la función del rey teocrático en su forma


más pura y límpida. La naturalezapeculiar del rey, para decirlo concisa-
mente, se debía a su función monárquica, la cual constituía la faceta más
importante de la realeza desde la época de C-g¡ggntino, y a través de
toda la Edad Media. Recordemos qui presidía?dfiiiliFáe'los que ema-
naban disposicionessecularesy ecleiiást1cas,y que, en su calidad de mo-
natca, nombraba e investía a los clérigos. Hemos intentado comprender
por qué en una estructura monárquica bien entendida solo la uoluntas
principis constituía el derecho, y por qué el rey estaba fuera de su obser-
vancia. No hemos olvidado que, en nz6n de su función monárquica y
del reino que le había sido confiado por la gracia divina, era su deber
velar por el mantenimiento de la paz y el orden y, en consecuencia,hacer
que los clérigos culpables comparecieranante sus tibunales. Hemos po-
dido comprender por qué el Papa qua papa no estaba, y no podía estar
autorizado para emitir disposicionesvinculatorias acerca de lo que debía
o no hacer el rey teocrático, sobre los principios a ser expresadospor el
derecho,.y así sucesivamente.Denuo de este cuadro,
:l-.p_g*d:I.tlp¿
se reducía a asesorar. aconseiar v exhortar. Dero no, como crerramenre
@t'ó¿iá íi¿b=l*éñitíf ilñF&ici onás vi ncul atori as. E n
una palabra, el principio de totalidad con el cual hemos tropezado en
oua oportunidacl puede ser aplicado al rey teocrático en virtud de la con-
Íianza que Dios le habla manifestado: era el único responsable ante El
de todo lo que sucediera en su reino. Literalmente hablando, se trataba
del único gobernante, del ¡qqn-arca. La aceptación o no de los consejos
del Papa -lo de cualquiera,@Tpara el .uro- era asunto de sl.'rpropia
ooluntas.
Sin embargo, si intentáramos analizar más profundamente el carácter
del rey teocrático, saldrlan a relucir ciertos interrogantes embarazososcuyas
respuestasnos harían ver que la función teocrática del rey no era en rea-
lidad tan inexpugnable y segura como lo revela el análisis de su teocracia
en estado <<puro>.Y tras estos interrogantes yace latente un enorme pto-
blema: ¿sería posible -dada la concepción cristocénrica de la Edad Me-
144 El Rey Limitaciones de la realeza teocrática 145
dia- sostencr la existencia de la función autónoma y monárquica del rey? contró o creyó €nconrar un refugio junto al propio Dios. Pero cuando
Hasta pudiéramos no tomar muy en serio el axioma hierocrático de la po- volvemos a observar con más cuidado el carácter de la ceremonia que
sición y función del rey, pero lo que realmente no podemos eludir es el convertía al rey en <<Reypor \a gracia de Dios>>,topamos oüa vez con
reconocimiento de las restriccionesy limitaciones que rodeaban al propio ciertos elementos inquietantes.
oficio teocrático, cuya natvraleza, por una parte, proporcionaba af rey su En primer ft-rgar,la obtención de la gracia divina no era algo que pu-
f.ortaleza,a la vez que por offa le imponía severaslimitaciones.
Para comenzar con lo más obvio, ¿dónde estaba la fundamentación
bíblica del gobierno monárquico del rey teocrático? Estaba muy bien re-
currir al Antiguo Testamento, pero lo que realmente importaba no era portante del caso es que dicho ungimiento -fuera sacramento o simple
tanto lo contenido en la Biblia como su interpretación. ¿Podía cualquier sacramental-- solo podía ser llevado a cabo por eclesiásgicosdel orden
rey -no importa cuán pagado estuviese de su status teocrático- apli- c!.!$UPal'y(UltcrI0tIUPczilm0ScUIlunaSunL0o@'
carse a sí mismo los mismos pasajesbíblicos que el papado? ¿En virtud r.I¡tL
láT@
r.- ,1
divina sólo podía ser transmiticlacon la intervención de los oficia-
de qué autoridad podla el rey teocrático exigir, entonces, la posesión de les eclesiásticoscalificadospara hacerlo. El principio mediatorio que antes
dn stntus monátquico autónomo? ¿No pertenecía a la lglesia? ¿No insis- hemos analizado irru aquí de nuevo con toda su fuena. La realeza
tía constantemente,dentro de su esfera, en que era miembro de la Iglesia, el
-
, una con-
gracias a la cual asumía funciones monárquicas ais-i-uis al clero? La fórmu-
la popalus mibi cornrnissus podla muy bien interpretarse en el sentido de pa
otras paiaDras,
-furan@Tn
,Dn Orras
QISnrCS_. era aDsorutamente
. era absolutamentecotrecto oectt que el rey
que la totalidad del pueblo, inclusive el clero, habla sido confiado al rey, Fr¿ por la graciade Dios, pero este elemento,es decir, la graciaque
pero ¿bastaba este solo hecho para gamntizar el ejercicio de las funciones lo convertía en rey le era conferida por la mediación de los celebrantes
monárquicas? eclesiásticos.Asimismo, era todavía más correcto decir que <<todopoder
viene de Dios>>,pero el poder así recibido, el status obtenido y, en conse-
cuencia, la ascensióna la posición de Cbristus Domini eran consecuencia
I cle la intervención de los sacerdotes.El vínculo directo enne el rey reo-
crático y Dios desaparecíaen virtud de este principio mediatorio: los ofi-
y, una vez más -dado que prevalecían los criterios cristocéntricos-, eran ciales eclesiásticosque mediaban en el asunto se habían interpuesto entre
los adversarios hierocráticos del rey teocrático quienes tenían en sus ma- Dios v el rev,
nos la exposición, interpretación, promulgación y establecimiento de la Ciaro qúe, en la práctica, estas consideracionespodían desempeñarun
ley de Dios: lo que constituía o no el derecho divino, al cual se decía importante papel. Si, efectivamente, la misma divinidad había conferido
sujeto el rey teocrático en todo momento; lo que concordabao no con él; su oficio real al rey teocrático, y esto se llevaba a cabo por la interyención
lo que se adaptaba o lo violaba, no pertenecía propiamente al dominio de los eclesiásticos,se abría una cnorme brecha en los baluartes reales.
del rey, sino al de los eclesiásticos. No hacen falta mayores comentarios La dramática afirmación d. Eg$lq. !V de que Dios era quien le había
alrededor de esta afirmación que, por sí sola, menguaba gran parte de la concedido su poder, oligen díiiñó.luáEr€gglgJll tenía que reconocer,
función autónoma del rey teocrático, puesto que aumentaba fácilmente la así como su presunción de ser, además,el ungido de Dios', fue comple-
influencia de !a jurisdicción eclesiásticasobre el rey. Y nadie podía negar, tamente inútil para impedir su deposición por el Papa. En realidad, podía
ni negaba, que la exposición del derecho divino era de la exclusiva incum- llegarse a decír que había sido el mismo rey quien habia aflojado sus de-
bencia de los eclesiásticos.De aquí que la pregonadísima sumisión del fensas, debido al énfasis con que insistía en que Dios era Ia fuente de su
rey al derecho Civino -con exciusión áe cualquier otro- iba-á-i6áffi poder, lo cual facilitaba al Papa su pronunciamiento sobre el particular.
-
y de héchó-?i5íTue,en su propia sumisión n la j""i.Ji..iÁñFFifo' eile- Y, además, ¿no había declarado el mismo Gregorio VII que tanto el alma
siástica, es decir, a lo que verdaderamente su status monárqulco quería
eludir.
La idea expresada.en el título d. <@ios>> cons-
tituyó, como hemos visto, un instrumentó-EñFente para negar cualquier
posible origen popular del poder real: su adopción constituyó el último siempre presente. Cr-raudoalgunos de ellos se autodesignaban
paso dado por el rey antes de asumir plenamente su status teocrático y
emanciparsedel pueblo. Más aún, con ello estableció el vínculo directo
con la divinidad; recurriendo a la presencia divina, por así decirlo, en- antiguo precepto papal que sostenía que los papas tenían que rendir cuen,
l0
146 El Rey Limitaciones de la realeza teocrática 147

tas cl Día del Juício por la forma en que hubieran hecho uso los reyes metropolitano Cirigía al rey despuésque este había implorado la bendición
de la diuina gratia, con la consideración del Papa como sucesor de San de Dios sobre su espada:
Pedto o como vicatio de Cristo, entonces la debilidad del rey teocrático
se revela con toda su plenitud e incomodidad. Accipe gladium per manus episcoporum, licet indigna's, vice tamen
Pero eso no es todo. Eg.^¡ir.rgún.momento, ni siquiera cuando se le et aLrctoritatesactoran apostolorum consecratas,tibi rcgaliter impo-
consideraba como puro mcráffiÉffiitij'áiribuvó al ungimiento real nada situm nostreque benedictionis ollicio in defensionem sanctae Dei
nproximado fl charactqr.indelgbjlis.iu -"ng.ríde h irípoiiániia del valór ecclesiae,divinitus ordinatum 6.
dtT'üngimieÁio t.ul roié uá"iu . ,ubrryu. la carenciadei carácter indeleble
que se le atribula. Ello Encontramos un punto de vista similar en el texto de la oración que decía
semeiabiltanto. el metropolitano con ocasión de la colocación de la corona; y en el texto
éFilé@atconstituía,ain ffilt una protecciónpoderosapara el obispo,la con el que se concluía la ceremonia encontramos el mismo tipo de inter-
ódálEiegaba al rey por el hechode que, siendoel ungimiento una cues- vención episcopal:
solo los eclesiásticos
tión eclesiástica, podían fallar soforeella. Por eso,
desdetrri'ptlñcióio, nuncá'ló'rüdearonáé-.rü'uáiiá'p.otLtoru que no era Sta et retine antodo locuru... tibi delegatum per auctoritatem Dei
absolutamente necesariaen su caso.Quizásen ningunaoffa materiacomo omnipotentis et presentem traditionem nostram et omnium episco-
en la de los ungimientosrealesnos parezcatan evidentela veracidaddel polum ceterorulnqaeDei seraortlm... '
¿rxiomade que la apariencia no debe confundirse con la realidad. I¿ col-
La ceremonia de coronación nos conduce, no obstante, a la considera-
sastación eniscopal-sieni.ficabael matrimonio del ohis^^ "^. la GI6IA:
ción de otro aspecto que arroja cierta luz significativa acerca de las res-
que el obispo estaba en la Iglesia y la tricciones que limitaban al propio rey teocrático en ese mismo dia ta¡
importante paru é1.Por una parte, estaba , su penetfaclon so-
Iglesia en el obispo. De este vínculo matrimonial íntimo podían derivarse,
y se dedvaron, importantes consecuencias:de acuerdo con el principio
berana
berana en el conocimiento
en el de las
conocimientode neegsidemíf,Tt interesesdel pueblo
r.cesidaffiF.J,.Tl'i¡¡ereses
las necesii
que le había sido confiado,lo que le hacla colocarsepor encimade él y
{eJg i^di*lbll¡drd del matrimonio,se consideraba
imposiblela disolq-
del derecho,pero desdeel
ps.líL que se expresaba.en los trtí pte.celt4,.los cuales pafeclan atectar
bastante intensamenteel status soberanoque, de no ser por ellos, poseería.
Ahora bien, al rey i ico mal oodía o r\reccpta varían muy poco de los
del siglo xlrr no encontramos ningún testimonio de que la coronación 4 -p.t.. de que en_su_redacción los ll;¡a
diferentes textos de los ordines, todos poseían en común estos tres as-
significarael matrimonio del rey con su reino: el simbolismo del anillo de pecos: observanciade la verdadera fe oor parte del rey: dFj[F¡¡gLdE&s
coronación poseía un significado diferente t. Y en último lugar, el con- io¡g.ilt de susminirtror: $Eié?ñ'ld@gtg"-....,.""¿"gi"tl,
traste entre la posición*f rgfl"j"lí iéil todavía más claro lue el exis- "
"s En tanto que el primero era tuorum)>. i\o menos srgruncailvaal respecto era la petlclon oe los oDlspos
tente entre -l.q9.gqgimie$Jaf . ¡eal y epi5qp.¡al. hF-t
íñEiflorada a los servicios desde el siglo rx, según la cual el rey tenía que
r r

el instrumenó aüé -¿ ¡¡¿v{s de la mediación de los obispos- conferla prometer la observanciadel privilegio canónico y del derecho y la justicia
al rey la gracia divina y constituía el vínculo visible entre el rey y la divi- con respecto a las iglesias.Si en este mismo orden de ideas tomamos tam-
vínculo
nidad,.elPaBano.¡ryía,aec9$.iddJe.demostrar-l-L-exie]Ftsiq,4e,tal bién en cuenta que el rey prometía luego conservar las iustas leges et
para ejercer-sus poderes gubcrnamentales:como heredero de los poderes consuetidines, podremos comprender la severidad de los límites puestos
petrinos, ejercía la plena autoridad desde el instante de la elección. No al rey en el ejercicio de sus funciones monárquicas. Podría parecer para-
requería ningún vínculo con la divinidad, porque va estaba dado, no nece- dójico el hecho de que el rey por 7a gracia de Dos, de quien pretendía
sitaba ningún órgano mediador. ser vicario, tuviera que hacer tan altisonantespromesasque disminulan sus
En segundo lugar, encontramos asimismo operando al ptincipio me- funciones legislativasdesde el primer día de su reinado. Solo se comprende
clirrtoriclen otros momentos de la ceremonia de coronación. Aqul solo po- en su valor la paradoja, cuando nos permitimos echar un vistazo a la
rlemos <lar uno o dos ejemplos de ello. Virtualmente todos los libros ritua- posición de los papas, quienes se mostraban ansiososde resaltar su autén-
lcs qrrc se utilizaban considerabanimplícito, cuando menos, el papel de l.os tica libertad legislativa: {
obispos: citirl el texto completo de sus largas oracionesequivaldrla a copiar f¡¡qg¡¡S|ón, ni se le ponía ni te a su competencta
casi toclo lo .1ue se decía en la ceremonia de coronación del rey. Allí esta- y cada uno de los decretos, leyes, órdenes papales, etc., podían ser abo-
ban, por cjemplo, en un texto del siglo rx, las palabras que el obispo lidos con un solo rasgo de la pluma soberanadel Papa. Después de todo,
148 El Rey
Limitaciones de la realeza teouática 149
esta sí que era,la,verdadera soberaníalegislativa que no podía poseer el
rnonárquicadel reyro. Ninguna interpretación podía conducir a pensar que
rey teocr¿íticodesde el punto de vista de las exigenciaspráiticas -ya que
cl rey no era el monarca, y que no podía gobernar sin el consentimiento
no desde el propiamente teórico en el que sr stalus teociático no admiti]ía
y consejo de los barones.En cualquier sentido que se tomen las promesas,
ninguna clase_de limitaciones-, es decir, de las exigencias dictadas por
Ia necesidadde la continuidad gubernamental,El rey ténía que hacer aque- aún en el más estticto, no podlan afectar la exclusiva capacidad legisla-
tiva del rey: Io que afectabanera el alcancey el ámbito de su legislación,
Ilas am-pliaspromesast por razones pragmáticas dé estabilidad legislaiiva
y social. En Ia coronación del rcy hay todavía un aspecto que amerita unas
palabras. Se trata del
. Sin embargo, a pesar de que estaban llamadas a constituir -y de he- dievales de coronación
cho constitui¿¡- uri severo control del gobierno real, en sentido jurídico
estricto.dichas promesas no parecían creár una vinculación .ntt" él t"y y
el pueblo,_de manera que este tuviera derecho a exigir a aquel ciertas ac-
ciones gubernamentales.Potencialmente constituían,-es cieito, poderosos
i'strumentos con los que se podía llegar hasta la deposición dél rey, en
efecto; pero de aquí a que pudiera sortenerse que e^xistíaninstrumentos acerca del oficio conferido por la gracia divina, la elección venía a signi-
jurídicos capacesde ser utilizados contra el rev hav mucho trecho. Las ficar, estrictamente hablando, Ia designaciónde un individuo idóneo para
{órmulasescogidas desemneñt un ofiSio que va .exijtía y con el cual nada tenían que u.r'lñ
para hacerestaspromesa -¿iis...'? Volo: ¿concedis...?
concedo;.a uobis perdonari petimrs... Perdono, etc.- indican que todo electores. La eleccrón no conferín póderes; no hacía al rey; jurldicamente,
solo concedíaun título: un ius ad rerz. De aquí que los términos
deci- y-.!r)tE|lut¿Utuvlglal|.,,,ffi.*1)Urta|ttcent0oaSlaSe|eccloncSrea-
.desiqnqre
IES'AüFEdrd Media t'. Lo que hacían los electoresera nombrar un can-
esto. agregamos la ausencia total de -q4nqlonesfrente al incumplimiento didato para el oficio que recibiría, concretamente,el dla de la coronación.
Pero ellos no tenían nada que ver con el oficio; ni creaban ni podían cam-
de dicñas-promesas@cto jurídico: ¿quién era
exactamente c'l recipiendario legal de las promesas?- todo conáuciría a biar el _contenidoy sustancia del oficio real. Lo que hacían eia presentar
señalar que se hallaban completamente fuera del ámbito del derecho. En un candidato que ocupara el oficio real vacante; este estabaalll, pero vacío.
La elección no era más que un medio para lograr un fin: era él vehículo
otras palabras, a pesar de que intencionalmente se las considerabacomo
limitaciones, resulta muy diflcil deducir jurídicamente de ellas un derecho a través del cual el rey (teocrático) obtenía su oficio. Esta manera de con-
siderar Ia elección real explica por qué a menudo se lee -y hasta en las
Iegal a deponer al rey o a tomar medidas semejantese. Pero, aún así,'status
eran fuentes más calificadas- que t¡n candidato habla sido ellgido paru 7a
elementos que, desde el plano <<moral>> afectaban grandemente al
realeza: <<electusÍuit in regem), uso lingüístico en el que ré trasiucla el
del uicarius Dei o Christus Domini.
sentido de designaciónque había en la elección. En consecuencia,Io más
Así y todo, merece la pena recordar que ninguna promesa de la coro-
importante de las eleccionesreales medievalesera su carencia de finalidad:
nación hacía referencia o indicación a la obligación por parte del rey de
constituían la preparaciónp^ra el conferimiento solemne y formal del oficio
elaborar las leyes só1.^^ . *l considerado como divino. sorprende. sin duda. .h+¡¿ieüsqo-gqg ¡abja
otros personajes.En este aspecto, I-E?émonta de coronaclón se manrenra
e¡¡¡g_las eleccionesreal y papal: en ninguno de lós dos casospodríá-áEll
com_pletamentedenmo del marco de la monarqula teocrática. Basándose
en las promesas de la coronación resultaba imposible constuir ninguna guná .iut. a. pod.r., y,-pol rup.r.rto,
Io mismo valía en el caso de las eleccionesepiséopalesque realiiaba el
tesis-que acrecentarala obligación por parte del rev de consultar a nadie, y
capítulo.
mucho menos de emiti¡ leyes solo déspués de iu aprobación por cuaÍ-
quier otro_ organismo. La significación áe este hechó estriba en que la El principio de la realezaelectiva existía virtualmente, de un. forma u
otra, en todos los paísesdurante todo el período medieval. Dicha elección
función del rey teocrático cerraba el caminq_¿1oda monarquía <<constitu-
no. co¡llevaba ninqin tipo de efectoslegislativos13,a pesar de que aparccTa
cionalr>:en
'--a-n-J-u¡eran el tetreno de Ia bajo la forma del Reconocimientoen Ia ceremonia de-coronaciónde-la oue
a una monarquía <<limitada>>.Y con todo, ¿no'fue preci.a.ente constituía parte integral. El metropolitano presentabael electus al pueblo,
cl gobierno autocrático de los reyes, su falta de conrúlta con'los barones.
unas veces antes y otras despuésde las promesas:
ctcétera, cspecialmenteen rnghterra, lo que se convirtió en tema cenüal
de Ia oposición a ellos? ¿Pudo conducii tal oqosición a la <<monarquía
Pontilex -plebem alloquitur, se oeltente, quibus, ut moris est,'<<liat,
colt.
constitr¡cional>?Las promesasde coronación.no brindaban ningún tipo de
sentientibus atque uoce rnagna et uxanlmi proclamantibus
asidero para ello, y en este sentido solo subrayabanla auténtica función
fiat et uioat rex>>ltomen dicti regis gratissime nominantibu.r;r ;,
El Rey Limitaciones de la realeza teouática 1t1

l'lt,"l - sostenía que la coronación era vital para la adquisición de dicho oficio,
niu, v prrrucrrrí¡rmenteta manlfestaclonde la voluntad y la deslgnaclondel ya que estafra impregnada de elementos eclesiásticos,no diferenciándose
tiñfid.tn por slr nombre. La antigua elección del rey-había dádo paso a esencialmentede una consagraciónepíscopal.No hace falta explicar que la
rrna clccción inserta dentro de Ia disnidad real. Dicho Reconocimiento consideración del oficio real en sentido oaralelo al eclesiásticoabría una
constituía, indudablemente, un acto p*uramenteformal, pefo no por eso puerta a la intervención del clero. Sobre iodo, en caso de oposición de los
debe restárseleimportancia a sus antecedentesra,pues constitula un intenso súbditos a su rey teocrático, esta podla ser -como en efecto así fue-
recuerdode un pásadoremoto15. sancionada,y a veces hasta provocada por las autoridades eclesiásticas,
De aquí se derivan dos observacionesde importancia. Primero, trope- precisamentepor el hecho de que el gobierno real era un privilcgio divino
zamos nuevamente con el hecho, característicode la Edad Media, de que que tenía que ser ejercido en beneficio de toda la Iglesia. Y ¿quién más
un mismo término -electo- significara dos cosas diferentes: en su sen- calificada que la autoridacl eclesiásticapara pronunciarse sobre esto?
tído original. I"ClfSige5gtlsj*lqlg! No es necesarioningún esfuerzo cle imaginación para clarsecuenta de
]a.g¡eapión.pfec¡ivadel rgV: los elec-
tores mlsmos. en cuanto poseedoresde unos poderes,Jos conferían al tev l-rastaqué punto y con qué gravedad debilitó el stotus del rey teocrático
glgglo; en época posterior también se llevabi a efectó la elección, perir la combinación de todos estos factores. Si a ello añadimos clue siempre
sTtgnificadó_hrb?a cambiado, p3sagdg a set la.desienación po"'á .¡.t. estaba presente la posibilidad de apelar a la corte romana papal ctrando
cicio de un ofici<.,ya existente, ii-rdependientemente del rey. E1 elegido
.-q,reno el rey teocrático incurría en alguna supuestainiusticia, no se necesitanmás
e!4*1e¿j4s¡a-qrJg no hubiera sido-ungido y coron3f,o; áe aquí los pruebas pan afrrmar que a dicho rey le quedaba bastante poco cle so-
-dE*d,f
áñffi idin'áto"'ñ6"st*éiíípeíí{a r'tbñráT rin6? párt;r de Ia corona- beranía verdaderam. El edificio teocrático real estaba lleno de roturas
9jÉgr.En segundo lugar, este último remanente ¿e-cáiáóíer ¡iopulista se y grietas sin las cuales su estructura hubiera sido imponente, pero cuya
llá6?áasimilado a la-propia ceremoniaen la que tan claramentese mani- existencia, lógicamente efectiva, dejaba muy poco del grandioso teócrata
festaba la naturaleza teocrática de la realeza, pues ni el Papa ni el em- real. Sus flancos estabanexpuestos,particularmente, a los ataqueseclesiás-
perador tenían por qué sometersea ella, pero constituía un élemento que ticos y hierocráticos. Así, la adopción de la posición teocrática por parte
mantenía vivo un vlnculo muy tenue con el pasado. En fin, el Reconoci de los teyes occidentalesobtuvo el efecto contrario al que se habían pro-
miento resultaba ser un elemento discordante e incómodo en el coniunto puesto: el oficio real se convirtió en eclesiástico,y el rey en un oficial de
de la ceremonia de coronación. la Iglesia. Dicho rey, cuyos poderes habían surgido desde <abajo>>, se había
Las anteriores consideraciones deberían facilitar nuestra comorensión transformado en un rey que derivaba sus poderes de <<arriba>>. Había
de la naturaleza del oficio real en su carácter eclesiástico.en el sentido cambiado los lazos que lo habían unído al pueblo, dc los cuales se liberír
más am_pliode la palabraró. Si las concepcionesde los siglos vrrr y rx al adoptar la posición teocrática,por los que lo constreñíana ser un oficial
acerca del gobierno habían sucumbido ante las irresistibles tentaciones de eclesiástico.Ningún artificio jurídico podía crear vínculos legales entre el
la cosmología cristiana, sorprenderla que el propio concepto de la rca7eza rey teocrático y el pueblo: aquel estaba por encima de este, constituía
no hubieta sufrido algún cambiorT. El pensamientodel tiempo, impregnado
-consideraba un status per se, en tanto que el pueblo constituía sus subditi, sus súb-
de las doctrinas patrísticas, en especial de San Agustín, al ditos que le debían obediencia, pero que no podían hacerlo responsable
oficio real como un oficio eclesiástico: la concepción de la Iglesia como porque no le habían conferido ninguna responsabilidad.
el_cuerpo de todos los fieles -incluyendo laicos y clérigos- piestó apoyo
adicional y poderoso a este proceso, debido a que el oficio- del rey era
c_ontempladodesde una perspectiva teleológica que, en la práctica, se tra-
ducía en que el ejercicio de las funciones realei se efectuaba no solo en
el interés de! reino individual, sino en el de toda la Ielesiars. Una vez
aceptado esLepoint d'appui, surgió la concepción consóuente, es decir,
que el rey, dentro del marco más amplio dela Iglesia, llenaba funcioneé
que tenian gfe ser c,onsideradas con relación a Ia Iglesia entera. La desig-
nación del oficio real como una dignitas, bonor, etc.re, se prestaba ruÉ-
"
rayar el status sublime del rey individual dentro de la Iglesia universal.
La orientación hacia la manera de pensar eclesiásticaromana condujo, por
una parte, a Ia adopción del conc"Fto tlpico dUll:W-en el períódo
germánico anterior no existe prueba de que se conociera este concepro,
ciertamcnte bastante avanzado- y, por otra, también explica por qrlé .e
Limitaciones de la realeza teocrática 1t3
La única cxcepcióna esta regla quizá sea el caso del alemán Enrique I; él
además,rcchazóel ungin.ricnto.Para la irnportancia.iurídicade la elecciónde Enrique I,
ver Mitteis, SB., cit., pp.56 y ss., y Schlesinger,loc. cit., 1>p.336y ss.
'o En l¿s múltiples discusiones
actualesacercadel simbolismo de las coronacio-
nes, se da demasiadapoca importancia al Reconocimiento.Uno de los pocos autores
que -hace mucho tiempo- ha observadoel hecho con precisión,es Arthur Taylor,
quien en st Glory ol Reality (Londres, 1820, p. )22) afrrmu ..no debemos asom-
b¡arnos de que el antiquísimo derecho dc elecciónse olv.ideo sc pierda e¡ el nom-
bre y en la práctica del Rcconocimiento>.
'u Como la elecciónreal no confería los poderes,
los electoresno tenían dcrecho
a deponer al rey. Ver al respectoF. Kern, op. cit., ed. cit., p. 213, n. 46I y p. 229,
n, 491: <<Das\üahlrecht schliesst kein Absetzungsrechtin sich so wenig' rv.ie das
Notas Schenkenein beliebiges\üiderrufsrecht für den Sihenke¡o
'o Tal ha sido demostradorecientemente
una vez más por J. Fleckenstein,<<Rex
Can^onicus:Entstelrung u. Bedeutung des Kónigskanonikais>,'en Festscbrilt Í. P.
E. Schranznt(\X/iesbaden, 1964), i.57 y ss.; además,cf. 81, n. 38.
'' Los conciliosde Tribur (895) y
Hohenaltheim(916) constituyendos pasossig-
' Cf. el testimonio de Pedro Damián, Serno 69, en P. L., cxliv. 899 D. Además, nificativos en esta transformación.Los decretosde ambos concilios-refleian^marcadá-
cf. st Liber Gratissimus,c. 10, en LdL., i. )1. mente la influencia de Pseudo Isidoro; esto se aplica especialm.ntccon rcspecto al
segundo,cuyos clecretosdieron lugar a la transformaciónde la idea de ¡eáleza en
" MGH. Const.,i. 110, núm. 62. Este mismo punto de vista era mantenidopol <theokratischenAmtsauftrages>,IVI. Hellmann, en su importante <(Die Sinode von
Wido de Osnabruck (LdL., i. 467); Guido de Fcrrara, ibid., p. 5ó6; Venrich de
Triet, ibid., i. 288 y s., y la Ortodoxa Defcnsio, ibid., ii. 538. Ilohenaltheim¿ en Die Entstehung dcs deutschen Reiches(Darmstadt, 1956), pp. 289
' Cf. los pasajescontenidosen P.G., p.280, n. 1. y ss.,_p..303.Este co_nciliotambién hizo énfasisen el papel autoritario del epiiéopado
' Uno de los primeros en hacerlo fue Roberto de Capua: Robertus Dei v en la importanciade la cor<¡nación eclesiástica.
"Ego '' Además,cÍ. supra,p, 80.
gratia et sancti Petri... Dux>>,tomado de L. Thomassinus,Velz;s et nooa ecclesíae , Ver también VIII Conc. Toletanutn(Mansi, x. 1223,y
cf. también cap. 12, cols. 1220 y s.).
disciplina (Mainz, 1786), i. 467; además,cf. Gregorio VIi [(en Reg.i.2I a) (Ricardo t" E¡ e_stecaso, G. Post (árt. cit,) es muy poco preciso y
de Capua)]. Otro de Brunswick también se hacíall¿nrarde esta manera: RNI. 81, 106, _ falto de percepciónen
160, 187; pata FedericoII, ver MGH. Const., li. núm. .58. el manejo de conceptos tan, delicados como dignitas, bonor, etc., y desprecia-siemprc
5 Cf. infra, p. 1.81. su incontrovertiblecontenido teocrático.De aquí el pobre resultado dé sus estudi,os.
ó En el ordo de la coronaciónimperial de Inocencio III se cambió el <ti[]i resa 1 A pesar de que parte de premisasdiferóntesdc las nuestras,las ohservaciorrcs
liter impositum> por <(tibi imperalitei concessutl>>iel ordo papal que todavía eltá de D. Brunner (Land & Herrscbaft, 3." ed. (Viena, 194)), pp. 160 y ss.) son muy
vigente en las coronacionesreales incorpora el mismo principio de concesión(<tibi Detttnentes.
regaliter concessum>>).
7 Las palabrasque se omiten despuésde <<locum>>, se refiere a la sucesiónhere-
ditaúa, a pesar de que tal puede ser una mala intetpretación de <<sugestione>>; sobre
este particular, ver I{. Mitteis, en SB. Munich, 1950, fasc. 8, p.73. L¡ suposición
de Mitteis se ha probado como bastantesegura,cf . FestscbriltSchramm,i. 84, n. 48.
" Para el juramento de Guille¡mo el Conquistador, el cual se salía bastante de lo
común, ver Florence de Vo¡cester en .fC., p. 94. A veces el rey -tal como hizo En.
rjque-_I- podla_revocar costumbresiniustas en virtud de las exigenciasprácticasy
del <llamado a las simpatíasdel pueblo>: <<malas consuetudines,quibus régnum An-
gliae injuste opprimebatur, aufero>>,ibid., p. 118. Para el juramento de Ricardo I,
ver L. Wickham Legg, English Coronation Record.¡ (Londres, 19Ol), p. 49.
o Puede pasarsepor alto la idea de contrato implicada en estas promesasenre
el rey y el pueblo; ver F. Kern, op. cit., ed. cit., p. l35, n. 295, y Appendix XVI,
pp. ,17 y ss.
ro Posteriormente,en Inglaterta, cuando los <<derechos de la corona> sc convir-
tieron en ptomesas,semían de freno al rey: aunque lo deseara,no podía cercenarlos
<dercchosde la corona,>(Eduardo I). Cf. ademásinfra, p. 176.
t' Me siento incapazde comprenderlo que B. Vilkinson, Const. Hist. (Londres,
1957), iii. 82, quiere decir cuando afirma que el reconocimiento no vino a estar en
uso sino bien entrado el siglo xrv.
t' Acerca de todo esto, ver especialmenteI{. Mitteis, Die deatscheKónigsuahl,
2.' ed. (Brno, 19$), pp. 12, 37 y ss.; idem en SB. Manicb, 7950, pp. 40 y ss., 6l
y ss. Además, cf. W. Schlesinger<Die Anfánge d. deutschenKónigsnrahl>en Die
Entstebung d. dcutschenReiches(Darmstadt, t956), pp.313 y ss., pp. l4B y ss. 354
y siguientcs.
CAPITULO

La realeza
feudalenJnglaterra

He$e.¿gJri nuestro exnmen de la realeza medieval se ha centrado ex-


clusivamente en el elemento pero, no obstante, no olvidemos
,tJgSI¡átiCo,
que solo es posible comprcnderla plenamente si se Ia observa además en
su relación con el elemento feudal. Si bien es cierto que el rey de la Edad
Media era ¡go,cr1ftjco,no es menos cierto que algUlpq tirnpq era un
señor Jg¡{¿f cuya función como tal debe separarseconceptualmentede su
funcióii teocrática. La seoaraciónneta de ambas funciones no solo cons-
tituye un deber de .or....ión intelectual, sino también una necesidadhis-
tórica en cuanto se refiere al llamado -un tanto vagamente- desarrollo
constitucional. Hemos podido establecercómo desde la perspectiva de la
realezateocrática dicho desarrollo -oor el cual entiendo él esiablecimiento
de medidas, controles y frenos al ejercicio de las funciones monárquicas
teocráticas- se escapafuera de lo humanamente posible. En este señtido,
el desarrollo de una constitución solo oodría considerarsedesde la otra
-k- -.-
perspectiva
' funcioñál dcT ráv, es decir, desde Ia dc su scño-río,;|q.UdlrJ.
É' claroque la {unción'ieudal
¿.Í ffTffi6átftfdrti¿i;-áil:tta con
la teocrática, pero ahora no nos interesa averiguar si la primera eru la
que primitivementeposeía,y a ella se anexó la segunda,o si fue al revést,
sino el hecho de que, en lo que al rey se tefiere, la función feudal dio
Iugar a eseZu:itteiding, a ese curioso ser anfibio con el cual se halla tan
íniimamente ligada graá parte dlÉTiTiffi'stitucional y del desarrollo
jurídico. En su calidad de gobernante, el rey medieval llevaba en su seno ,/
L".T.tllfptr:' sógúnIa cual su prooia uol.antas(A
á¡s¡. ]f*g..{ápS¡.
creaDaeI oerecno,ejerctctoDaJoel arDttflo cte sus proptas consloeractones,
independientementc¡, sin ninguna clasede impedimcntros,¿l¿lr¡¿{¡tl t:g\"
/ I
la cual 7a uoluntas real no constituía Dor sr sola ra ruerza marcnal oe lar
ley, sin el consentimiento -explícito b implícito- que daban ¿ ella los'
feudatarios directos clel rev. Pata los fines del sobierrro v la elaboración
del derecho, el rey feudal"tenía que actuar-b'4iJ con-rrrlt4y acuerdo con
ras orras parrcs oer conrraro reuoar o. cuaA6GeñilEn ros oailnes. ror
,ffi
tanto, la nalvtaleza eontractuar oel vlnculo feuoal colocaoa aa fey leuclal
.#i7\.¡ r
en un nrvel tundamentalmente drterentc al del rey teocrático: dentro del mar-
156 El Rey La realeza feudal en Inglaterra L57

co feudal no había lugar para que el soberano desplegarasa ooluntas. ED


esta forma, el rey medieval presentaba una dicotomía irreconciliable, la de"
cual no toleraba ninguna clase de compromiso. Aqul nos encontramos,
como sucedea menudo en la historia medieval, con un hecho característico por @de adaptáiión a Ias diferentes condi-
del tiempo, es decir, con una contradicción fundamental que afecta la ciones de gobierno, tomando en cuenta las circunstanciasparticulares de
propia base de una institución tan importante como la real. cada caso.Por estasrazonesestabasituado en una posición que podía entrar
La - carasjs!ílfrra .*l^ckld.p"l"fS..Udalirmomedieval la constituía su-!a- puramente especulativa.
en violento contraste.con-..lrn,-*eeffi¿ei&.det..rey,
--
turaleza eontractual,lndependientemente forma que adoptase: Constituía un instrumento de trabajo de naturaleza eminentemente prác-
r--
turalezá6iiTTáffi1.Iñdependien de la
temente de la forma señóf
SñllffiSi"á8?ffiunidos mutuamente por derechos
v-fáfiitt6*Eft?üáfi derechor y de[ei.r.
d.5.i.r. Bracióá
Bracton tica, muy poco agobiado por el peso de influencias tales como los prime-
quc el contratofeudal constitulaut
dicé Quc iuris uinculum2. Trasladadoa la
r¡ juris ros principios, Ios dogmaso la autoridad.
esfera del gobierno esto significa que, en virtud del pacto feudal, existla Esta faceta feudal del rev lo conv irlo, en el&a*.,hgÁ-"
un contrato entre el rev v sus feudatarios directos. Esta naturaleza con- a transición de la tealeza de tipo po-
tractual del vínculo feuáal-era de la mayor importancia para la considera- realeza medieval podría mosÚarnos muy bien cómo muchos
ción del rey medieval desde el punto de vista feudal 3. Así, si bien desde
el punto de vista teocrático era prácticamente imposible hablar de con-
trato entre e! rey y los súbditos, desde la perspectiva feudal, por el con- ,
trario, lo que importaba era el contrato exclusívamente.La primera con- I
cl'sitln .¡ué po.icmos sdcar de esra observación es ia dc qffil.iot
de hallarse fuera y por encima de la comunidad que le había rlffinfiáda
por la divinidad, era, en virtud del contrato feudal, en la teoría y en la
práctica,un TieTb[e de EJ s€gredbaspecto[o consti-| -y nasra un goDrerno-, en que el
en el qrle er mlsmo
mrsmo tey
rey es
estuvlese
#ch4-q+J,¡A¡4ed,
lrr !r
t

tuye la ehcacja de la noción de así. desde el nunt.' de a algo, lo cual resulta evidente si se concede la debida con-
tirdes.fe-leakad, sideración a la naturaleza contractual de1 vínculo feudal, en cuya virtud
vista teoc¡ático la relación entrd-él rev v lñ6-d-ltos se caracterizabaoor
Ia obediencia a las órdenes d. un r,-tpó.ior o, lo que es lo mismo, a su las disposícionesemitidas <(por común consejo de nuestros barones>>lle-
derecho; pero desde el punto de viJta feudal lo que contaban eran Ia vaban el sello de un esfuetzo conjunto. De aquí que tuviera todas las
l_.ehad_J.]"-"-L4SJíd"d.La <buena f.e>>(bona fides) constituía en todo mo- característicasde un contrato que, en consecuencia,er4 v!¡gq-l4tolig-e3l?
tnomento el elemento esenciálde cualquier contrato. Como en la práctica, ambos contratantes: tanto p..á .i rev como p"ra'..rr*..6o-ñ#léilos natu-
fidelidad y lealtad eran concepto, -.r.iro más amplios que el ,imple mnn- rá1é¡>.Ásimismo -¿cómo podrla ser de ora forma?-, dado que la ma-
dato u orden, se necesitabade la cooperación mutua, que en sí era una yoría de los derechos subjetivos y deberes públicos se derivaban de la
maneradistinta de decir que siemprese necesitaban dos personaspara tenencia de la tierra, tal derecho no podía menos que referirse principal-
conservary dar vigenciaa un contrato.€l fs.rer aspectosurgedel segundo,I mente a ella, a los derechos de propiedad y oros semejantes.Estos dere-
a saber,iá p.rsibiiidadde canc,eiar si una*jE ias f chos ¡t deberes sustentadosen la tiena eran los que determinaban concre-
";¡¡6.ffi¡¡mro
p3irrcsno acru4i¡eer' consor.r'áñtlá-ffi;"-ñffiffi-"abioas e-riel. o, tamente el tipo de relaciones sociales de cualquier país, las cuales, en
i 3,-*."-l-*.eue*+ú].r*¡E
lolttrSffií5"imp-oilante, si actuaba con deslealtad y sin buena fe. Era nzón de que se referlan a la vida cotidiana, eran las que, literalmente
imposible que tales consideracionessurgiesendentro del marco de la rea- hablando, constitulan la realidad. Quizás resulte ser una simple paradoja
leza teocrátic^, ya que en ella no se daba ninguna relación contractual el hecho de que hubiera un parecido tan esrecho eqt¡S*la-.gogcspción
cntre rev y súbdito. Por lo tanto, sqlo desde el puntp-.de"nista feudal de fSUdnL${-dStSc.!,o,como.no-tmqa la que'.s?11ég"a5á-'á-través del muruo
ril rceteza. no oet teogJ4flco, podta concebrfse Ia reststencla, aunque ño se
tojl I tigr-ig r
¡ tp dS-l. g;1y^ dg"Jg:_k¡gg, y I a concepci
ó n ciceroni affi ft r
-
l]()rPnrtedclossúbditos,sinodeffialrevfeudaI, , es que 7a f.acetafeudal del rey
.¡tre rlc hecho no era una revolución,sino la puestaen práctica dá Ia idea pudieradar
pudiera dar origen
origenaa la la idea
idead.S de_pgpJUm^tfuedCI.,snfrc.-dl v
de So.,ng,.ttg*
contratg, .At,gg9^Át#,e*[ffi¿dg-snfrejk
inrlrlícitadentro del mismo contrato, venia a consistir,en última instancia, sus .<conseieros naturales>>.
*
crr I'r lt'¡rudinciónde dicho contrato (diffidatio), que, por Io pronto, no x''ptsá?*dttiüt"lá'-üistinción entfe las funciones reales y teocráticas del
crrr rrr¿ísc¡rrecl retiro de la lealtad, de la fides, al rey. El gobieino teocrá- rey es de vital importancia para_c.g¡[|prender la rcalezamedieval, la antigua
tico cr':runil¡teral; el feudal era bilateral.
Al c<rnsidcr¿rr al rey desde la perspectiva feudal, es bueno recordar que
cl fcrclirlisr¡. implicaba tenacidady elasticidad,tanto como flexibilidad y
{IffiaiA en élpensañffittl'lFl?ffiftllll
indiscretamenie
de trfrüfrn"pntre el
i:'.::';:á,:-:i,'.T:lTHflf
escritores medievales que hablaban
su_s--súbditos,
a'la vezque,
1el.y
/ t,Y El Rey La realeza leudal en Inglaterra L59

silnultáneamente, se encontrabatanta dificultaden señalarcómo oodría des- hacer uso de todos los insrumentos de tal tipo de rcalezay, en especial,
tituirse al rey que se hubiera convertido en <<rirano>>. La mayorla de estos de su uolunt¿s. Nadie se hubiera opuesto a este retiro' a no ser por el he-
e¡critores provenía {el car4pg--clgrical,en tanto que los exposirores de la cho de que existían $an cantidad de actos gubernamentalesque, muy os-
tealeza feudal eran pocos y aisladosa, Pero merece la pena señalar que Ia tensiblemente, exhibían la uoluntos regis, pot lo cual los barones se sen-
natutaleza contractual de 7a rcaleza feudal no era igual a la de la soberanía tían incitados a alzarse en oposición. Aplicar a cualquiera de ambas acti-
popular (anterior y posterior); según esta, el rey no poseía más status que tudes los epítetos de ,.cotrecio>>o <,equivocado>es algo que está fuera de
el que el pueblo, en su calidad de depositario del poder público, le había lugar: desde el punto de vista teocrático, el rey estaba perfectamenteauto-
conferido, en tanto que, según la teoúa feudal, participaban tanto el rey úzado pala gobernar per ttoluntatert, pues no era responsable más que
como los barones: ante Dios. Pero, también desde e!-pu$g-dg-vistalgqdal, los barones es-
rero es claro que esta c¡oDlenlnclon te presentabaal rey gfavesdilemas. taoan perlectamente aaprarru "tr..
La reacciónde cualquier rey digno de su valía que se enfrentasea esta seria per uolunratem. al -enós en aqueilos ito
dualidad tenía que ser la de L99_dl4t"p.q_frrlc.ió"-qJ_coerárica.
Como hemos di- igüd¿1. Ést, .aiifi.ación es lo irnpomante: la fluidez del derecho y de las
cho, esta dic<¡tomíase podía observar, virtuelmente, en casi todos los reyes concepciones{eudales contaban, asimismo, pan la fluidez de las fronteras
medievales,pero el predominio de una u otra función variaba con las cir- enre las funcionesteocráticay feudaldel rey. Las fluctuaciones
dependían
cunstancias,En términos generales,puede decirse que mientras más hábil de la peJipj#ai ones.Podemos
fuera el rey lnostraba mayor ingenio y desplegabamayor agudezapara evitar hacerlaTmismasobservaciones de maneradiferente:dentro de su función
los antagonismosde sus <<consejeros natllrales>> o, inversamente,mienüas teocrática. el rey actuaba sin restricciones(excepción hecha, por supuesto,
.f'-. -1-l-l- t
menos vigilantes fueran estos últimos y menos se preocuparande sus obli EE-los límites que le imponía el derecho divino), es decir, que cada una
gacionesfeudalesy de la conservaciónde la vigencia del contrato feudal, con de sus accionestenía <(Drerrogativa>:en el caso de las funciones feudales,
tanta más facilidad podría el rey despiegar su naturaleza teocrática I' pro existían.$nes, ylffirrogatiuaro del rey estaban contei'lffi
ducir, a veces, sorprendentesefectos.Etf{jr4iɡ&4
E-r-.r._I¡glat-effa,
como veremos de in- los privilegios que se le aplicaban exclusivamentet. Entonces el concepto
^variaba
.
mediato, numeroscs circunstanciasse óñ6írüióñ"]íara producir un estadc de fiérrog"ariva ,.!ú., ,. offiiáIl?unto desde la perspect^iva
iS*g]$[AJ.qr:ilaneia pondríaobstáculos
.p,!ipartg{e Io¡.barones,'que teocática o desde la feudal. Asimismo variaba el ámbito v la extensión
foffidables rey al teocr'ático,ian formidables,en efecro, que su teocracia de dicha preruogativa.
casi se desvaneció.Pero no sucedió así en todas partes. Sin embargo, jamás Hemos observadoque la Dazque en el reino se encomendaba al rcy
surgió nada que pudiera sugerir el más leve republicanismo, por más for- erc 7apaz del rey, sosténidÍffiríntizada por él en su función teocáticá.
mas diferentes qlle adoptara Ia participación de los <<consejeros naturales>> Ademái, el
Además, el debeí que tenia
deber que tenía dá
cle áefender
detencler el á@-
el clefecho y el orcten efa tan esen-
y por más agria y am^tga que hubiera sido la resistenciahecha al rey por cial que todo ordo de coronación lo manifestaba de algún modo, cuando
los barones. La explícación parece obvia: cualquiera podía, y de hecho lo no de varios. Esto significabaque en la práctica l1i

t,
hacía, oponerse alegrementeal rey feudal, porque tal oposición estaba pre. . Podía.deaiis.e
sqF;-éii-ñ*iñéaíaa
vista por el derecho, por más ilusorio, vago y flexible que fuera este dentro eñ- que sé québrantase Ia pa7?efTe¡ se establecían las diferentes catego-
del sistema feudal. Peqg.-ogr¡.e¡s9A! {_eytgocr{rlgo, a\ Cbristus domini, al rías de cimen En la jurisdrJciónc¡ioinal d:l I..u.qqJ¡ebi¿4tffggeFigl
ui car i us D ei, cr ¡ als-o'c*o;Tiéi;nñile*4ffi;¿;ie:'po'i cuando hubieron de ningún elemento feudal. Cuando Enrique I de Inglaterra establectóen
cedido las defensasde la faceta feudal del rey ante la"uo, oposición, esta hubo su cartade coronaclon(cap. rz, que
de dirigirse jlC.fegqblsmer-{te conlra la fac.e14^ggggráriqa qu:.1. quedaba al
rey, pero tat oposrctonera de un caractercompletamentedlterente, conlo Pacem lirmam in toto regno rneo pono el tenere amodo precipio,

I
tal vez lo testirnonienlos conflictosinglesesdel siglo xvll. T a vía que con.
áur.id poi,rt ,i'ooorti 4.ico y mor¡:árq.ricq4l consrirucffi?lt? expresabaúnicamente,de modo formal y preciso, el principio de la paz del
; 14 v,r4jlll¡e al constl- rey y su obligación de consetvarla.El derecho que poseía el rey a imponer
I cafacteüza por disputas,de- multas y confiscar los bienes del reo era simple consecuencialógica del
H,i;"il;;ffi éi,ü é;'{{K"L{l:, quebrantamiento de \a paz del rey. Pero este aspectolucrativo de la juris-
I)csde el pu¡tg -d"e._,yjp¡a dicción criminal era, a su vez, simple consecuencialógica de la ofensa co-
f r r r r , l , ri ,1 , metida conra el rev (teocrático).
t:l¡¡¡¡¡¿5¡,Sín embnrgo, casi nos inclinamos a afrrmatque era_humanamente De hecho, el desatrollo. constitucional bajo los tres reyes angevinos,
c'ilmprc-r.sibl':
c'ómp'e'n.srbl':
que
c¡ue el rey tendiera a desentendersede sus obligacionesfeu- E¡fique II, Ricaido I y Juan, constituye un buen testimonio de los puntos
dales prrra lctirrrrse a su elevada morada teocrática,desde áonde podía ffiái, y muy iarticularmente en lo que seiefiere
Ir'tt El Rey La realezaleudal en Inglaterra 161

¡rl rt'sncclivorlcsarrollode la antinomia entre el rev teocráticov el feudal. del <viejo orden>>con su intrincada rama de jurisdiccioneslocales. Si En-
(iicltrrrncr.rtc,
toclos,los tres, combinaron cl ejercióiode ambas funciones, rique II revistió sus medidas de alguna apariencia feudal poco importa: lo
lrcro si colnpnramos el panorama constitucional bajo Enrique II y bajo determinante era el ejercicio de su aoluntas¿.
.ftr,rn, verítrmos que la función teocrática iba cediendo ante las funciones Como la jurisdicción, de cualquier clase que fuese, emanabade una au-
l'cucl,rlcsdel re¡, y que el gobierno, basadoen 7a uolunta.rt€ocrática del rey, toridad reconociday se la considerabacomo vinculatoria y obligatoria, im-
scr'íasubstitt'ido por un gobierno de cooperaciónentre el rey y los barones. plicaba el empleo de algunos principios y reglas. Dentro del marco político
Una de las tareas más fáciles y prometedoras,a la vez que de indispu-
table derecho,_que debía llevar a cabo el rey te_ocrático"faJfi#h# 3Í;:",:::l?ll'tit+iffiffi
¡:i*ff*;*rl#;:*J:i',""á::
los demá-sreyes teocráticos, tuvo en su contemporáneo
t'r'rnrlnnazrlent F.n loq nrimerns años del relnado de l.,n-
[3 ¿U¡,g,.*,EA¡iaü¡t¡#,
i¡que ll el crimen lleeó a estar a la orden del día como cortsecuencia de un modelo perfecto para su punto de vista: <<eius[prinóIflrlfT7mqrié V'ó:'
la-anarquía que había-imperado bajo el reinado de Esteban, del mal defi- luntas in his [publiciis negotiis] vim debet habere judici> e; y continuaba:
niclo mecanismo para el control de los criminales y, sobre todo, debido a <(et rectissime quod ei placet in talibus legis habet vigorem>>.Enrique II,
la incapacidado falta de habilidad de la justicia locai encargadadel asunto ó. completamente de acuerdo con el principio de que el rey era la fuente de
De manera que cuando Fnrlque II ordenó que había qúe 4¡restar a los
-<.para Ia gtatia y, en consecuencia,también con el otro principio, de que el súbdito
cnmrnaies y-.rra9l¡oq'.-?!!e?tii!?iEiátciei rey ia-cónsctvacion <ie ia podía llegar a ser víctima de la indignatio real, afirmaba -repitiendo sim-
pli v d" I'i;rsiisia'lénlu
'ul--.¡-e--{!r"9'* Séíi¡ndeClaienio'r"
t'FóTffilluál.l.,i.r rey plemente la vieja fórmula- que habla abandonado su .,buena voluntad>r:
.
<<omnipotentis 10.
Dei malevolentia,ira et indignatio et fttea>>
respetuosooc sl mrsmo v conscientede su deber hubieta hecho. La medida
d. caráctercompletámentemonárquico y no contenía ningún elemento Si uansferimos €ste criterio a la esfera del gobierno, se nos muesfta
feudal 7. Los jueces eran los suyos, por así decirlo, las prolongacionesde
"tu claramente que las repetidas acusacioneshechascontra los angevinos,y es-
sus brazos que debían ptocurar hacersetraer los criminales ante sí. El len- pecialmente contra--Juan,de que actuaban fuera de derecho, sin juicio, y
guaje de l¿ Sesión confirma su carácter de documento monárquico: <.Vult otras cosas má5, tieneñ-poco fundamento, ya que, desde el punto de vista
dominus rex... Prohibet dominus rex>.... etc. Nadie podía elevarobieciones monárquico correctamenteentendido, la voluntad del rey era la ley. Decit
ante tal rnedida,pero ella era la punta áe la cuñe. Ño se ha aplecíadosu- que actuaban fuera de derecho, acusados de haberlo violado y de no haber
ficientementeel alcancede efectividad que tuvieron las numerosasmedidas hechousod.lo@legal'>equiva|íaacontemplarlas
-
legislativas de Enrique II, gracias a su hábil manejo y dirección del prin- cosasdesdeunape@eextrañaalaconcepciónmo.
cipio teocráticc de la paz del rey. Lo referente a la jurisdicción criminal nárquica de la realeza.Cuando el rey usurpaba los dominios de un vasallo,
fue r-rnamedida aisTaáa,pero posiblementc fue la más efectiva de todas: cuando los apresaba,cuando confiscabasus bienes, cuando hacla estas y
bajo la fórmuia general del mantenimiento de la paz y el orden, se podían otras cosas,cuando actuaba en virtud delos specialia precepta, etc., actuaba,
tomar sin dificultad medidas como la de la PesquisaJudicial de los Algua- indudablemente, dentro del campo del derecho: estaba poniendo su rro-
c\les llnquest ol Sberiffs], las cualesse referían a las vejaciones,exacciones llan¡as -.q¿e después de todo erá h caracterlstica del rev ¡ssg¡¿í¡iso-fr
y extorsionesllevadas a cabo por estos propios oficiales teales, como tam- a-fiurr. r. r,r¡'r cstos asull-
"l'
bién a las franquicias de los magnates,a la recepción de dinero por parte tos, tropezamos con lenguaje tan altamente significativo como <<dissaisatus
de prelados, condes, barones, aauassoresy sus asístentes,etc. ¿Qué ob- fuit propter maleaolentian quam erga eum habuimusr> o con expresiones
jeto tenía l-racerninguna objeción a estas medidas? El brillante ejercicio de similares muy explícitas relacionadascon la gratiat'del rey que, de ha-
sus funciones monárquicas, consecuenciade su gran capacidad de hombre .L berse perdido, podla rehacersepro habenda beneuolentia12.Sin embargo,
de Estado, dio impulso a En¡iql¿-e".Jipara llegar hasta las profundas raíces el rey daba frecuentemente razones del ejercicio de su uolunt¿s.. si destituía
de la naturalezade su socGdad: su objetivo .r., orden a un barón, aclatabaque <(eoquod non misit... milites, quos nobit debuit>>,
lu ip*pl,4r¡ten¡áLdel r\ Y,'
o <<eoquod non bene servierat>>,
y la erradicacióndel desordendentto dá,.rna socredadexclusrvamentü'Té"ád. etc. <<Lanotable fuerza de la monarquía
En esta forma- el ejercicio de la jurisdicción criminal, en el sentido más per aoluntatem fue lo que hizo de Juan siempre y en todo momento un
amplio de la expresión, junto con el fortalecimiento de la administración monarca formidable> t3.
criminal, constituían, en vista de que los límites entre el derecho civil y el El núcleo del problema del <debido procedimiento legalr>radicaba en la
criminal eran todavíabastantedifusos,una base excelenteque le brindaba, clase de deleclro que se aplicaba.Dñliós términos constiruven una simple
rrJcnrís, l,r t-rportunidadesperadapara desplegarmedidas afines.La facultad {úrm#ry1ptlf*tánio, se piertan fácilmente a malas interpretaciones.Es ln-
rle coutrolrr¡ el crimen constituía, en todo momento, un potente instrumento dudable que los angevinos,quienes gobernaron por medio de su aoluntas,
cn rlrlrnos clel gobernante consciente de sus deberes: era el medio pam emplearon el derecho -¡s¿lrns¡¡s es inútil pensar en la sorpresa que se
climinrrr crrrrlc¡uierindependencialocal que condujeraal resquebrajamiento hubieran llevado de habérselesacusado de actuar independientementede
u
162 El Rey La realeza leudal en Inglateta 163

é114-, propio del monarca teocrático, y en este sentido trabaiaron en ex- la que posteriormente le ha sido atribuida. {p, !202*, el rey declarabaque
celente compañía. Asl la pregunta es obvia: ¿fUg+¡+-s¡nple4oincidencia <<rcgnumAngliae qaasi irtperio adequetur>>'8, exprésandocon ello una idea
que precisamentea fines del giglo Xtl y comienzosdel xIII se llevaran con que también encontramosen sü i:óniémporáneoRoger de Vendover, cuyo
,-uqlq-yjgo¡." la gqác1ic4e-q.tgs.lprincipiós,aI tiempo que el catácter general juicio, a pesar de que se refería a Rufus, podrla muy bien aplicarse a En-
de IOS€Scgtos. del pensamiento, de las enseñanzas,se centraba en la ex- rique II o a Juan: <<Cumipse omnes libe¡tates haberet in regno suo, quas
p'óii.i¿" de estas ideas teocráticasy monárquicas?Hemos hecho teferencia imperator uindicabat in imperio>>re. Juan de Salisbury expresabael miimo
á ¡uu.r de Salisbury, pero él es solo uno entre los muchos que propugnaban pensamientocuando decía que Enrique II se jactaba de su posición de pa-
lai mismas tesis. Es- claro que la mayoúa de los esctitores pertenecía al triayca, de legado apostólico e <<irrzperatoret ornniae quae iolebal>>20. Re-
clero, lo que, en consecuencia,se manifestaba en estas concepcionesteo- cotdemos una vez más la afirmación de Glanvill, según el cual nlos deseos

:::l':'i;**3T;rÍl"r:lf
;;;d-;;;;;- ."l#t#ffi#,
náui"t..t'.-;iiffi'ffi I giak*di*fl
¡ u ffi ,# del príncipe tienen fuerza de ley.>>En resumen, el gobierno de Enrique II,
y más especialmenteel de Juan, era o rrataba de ser la aplicación de la
cía en la rcalización práctica de todo el caudal ideológico concepciónteocráticadel gobierno y el derecho.
en él contenido, que implicaba la exposición de los mismos principios esta- A pes_arde que el ejercicio de las funciones gubernamentales de Juan
blecidos en la afirmación expresada pot dicho derecho de que Quod prin- se realizaba denuo del marco del derecho, sÁ&-Él.a-sansqbida_rle-eanrJa
cipi placuit, habet legis uigorem. ¿No está estupendamenteexpresado este tadosporsüFñéttj?l?i-S-@
i2iinóipio en el prólogo de Glanvill? Considerar al príncipe como la /ex
ininala era simpleménte la expresión del mismo pensamiento. El activo
intercambio_que-tenía lugar entte I
v-el resto de Eutopa, sin excluir a Inglateriá' se retlejaba con diferenté In-
u.iioner gubernameniales de reyes y príncipestu. Hubert
nnnnnnnsiiAtA'Efrnu,
\Talter se consideraba antlguo estudiante de Boloña; \íilliam Longchamp
escribió unos Practica Legin et Degetorun; Ricardus Anglicus, es decir,
Ricardo de Mores, escribió uno de los primeros ordines de ptocedi^niento
iudicial. Por consiguiente,las conclusionesde Daniel de Morley, a pesar
&'"sü' retórica y dJ su exageración,acetca de la expansión de los estudios
del derecho romuno (y poi supuesto canónico), en los últimos tiempos-de
Enrique If, tienen, eÁ éfecto,-cierta fundamentaciónró' Resulta indudable-
ment¿ fácil comprender que la enseñanzadel derecho romano en los aspec-
con los principiosgubernamentales
tos relacionados constit"y"".Fyi¡g}jt-
asotable. a la Vez .rrto rrn¿ ¡g¡¡¿gi(n. nqra al rcr¡ teocrático " . PArA Citar un
aa-+ra¡¡r¡¡s,
ejemplo, en caso de connscaclón,segun el oerecno romano, er
derecho romano' príncipe era
el pnn
e_lgopietario de todos lot_bienes de .,-,t túbditot tanto Juan como los barones podlan acudir a testigos de primer rango
para sostenersus posiciones.
**Is¡.¡jr¡
de-ellás si¡ iutt,; rausa Ahota bíEñ, ¿de quiéñ-d@endía
lustlcla, a no
iffi
n la medida
mismo?Y más aún, en los casosde usurpación Pero el partido de los barones no estaba lo suficientementecaoacitado
dentro de lo esti-
de dominios,¿no procedióel propio Juan completamente como-paraexpresaf sus pensamientos,razoneso especulaciones en depurados
pulado por .i deiecho romano, estableciendo la causa, es decir, dando tratados o suÍnmae. Se sentían agraviadospor el-ejercicio de las frinciones
,uron.r,^.o-o eran la pérdida de su beneuolentiay el surgimiento de su monárquicas por parte de Juan ---ejercicio que, como ya hemos indicado,
rualeuoientia; que el vásallo no había ofrecido sus hombres, que no había estaba de ac,:erdo con la exposición del derecho ¡omano hecha por juristas
trabajado bien, etc.? Si los juristas boloñeseshubieran -prestado más aten- profesionales--, pero, de hecho, no expresabansus quejas en tratadós bien
ción al panorama inglés contemporáneo, el gobierno de Juan, indudable- elaboradcsni nada parecido. Por eso, la mejor fuente a que podemos acudir
mente, les hubiera proporcionado ejemplos prácticos para -sus enseñanzas. es una, bastante conocida, pero que no ha aüaído sobrá sí la atención que
Considerada des?e esta perspectiva, la comparación del gobierno de merece: se trata de las Leges pelo¡ury, que eran uno interpolación de ias
llamadas.Lei,es EdTarü Coltgwl-las.
Juan con el imperio no era un simple juego de palabras ni un -truco cons- cuales-constituyeñ un excelente
iruido sobre la-base de conceptosen boga: la yuxtaposición del reino y el testimonio--zlEl-estailode cosas durante el reinado de Juan, cuando la /ex
anirnata se hizo sentir con toda su fuerza. Quien quiera que haya sido su
-de llevó a cabo -iin que quede lugar a dudas sobre el fecundo
imperium que
significado este término- posee una significación más profunda que autor, no cabe duda legítima posible de que estuvo metidó dentio del am-
164 El Rey La realeza leutlal en Inglaterra 165
biente de su tiempo y de los principios gubernamentalesdel rey. Su cono- relacionamosla ¡ep1llpadel derecbo rolnano y de esta uolt¿ntasp/ao(r, con
cimiento histórico Do era muy profundo, pero precisamentepor su debi- la sugerencia dg-un*gobierno pe_r_c,ol1Á¿!ium, obtendremos una buena idea
lidad en esta materia es por lo que nos revela las enormes dificultades con de lo'que el aultor¿; l;s Legeffifffin creía que debía ser el gobierno.
que se las tenía que haber cualquiera que osara oponerse al rey teocrático. Juan no solo había gobernaclo,includablemente,sin el consentimiento
Bajo el título de De Jure et de apendiciis coronae regni Britanniae22, se de los barones -violación bastante significativa de los principios feuda-
propone dar a entender algunas <<instrucciones)> acerca de los derechos y les-, sino c¡ue también, €n casos individuales, había puesto en práctica
obligaciones del rey (de lo cual nos ocuparemos en seguida), y para ello el ejercicio de su uoluntas, la cual, desde el punto de vista de aquellos, era
cree qu^elo mejor es insertar una carta d"l p^plEl**gli9_.nl_-rg británico praoa porque violaba un remoto principio de derecho feudal de una anti-
Lqcius ?3.Dicha carta comienza: güedad cercanaa los doscientosaños, según el cual solo podía perderse un
feudo secundum jadiciam pariurz suoruln. En la constitución de Conra-
Petistis a nobis leges romanas et Caesarisuohis transmitti, quibus do II, dada aTaluz en mayo de 1017, leemos1o siguiente2T:
in regno Britanniae uti uoluistis.
Precipimus et firmiter statuimus, ut nallus miles episcoporunt, abba-
Si el rey Lucio había pedido alPapa que le uansrnitiera el derecho romano, turn, abbatissaruln, marchionum uel comitum... suum beneficiun
la exigenciareal se cae por su base.En la frnse que sigue a continuaciónse perdat, alrl secundum constitr,ltionem antec€ssorumnostforum et
hace cleciral Papa 1o siguiente: judicitrmparium suorum.

Leges Romanas et Caesarissemper reprobarc possunttrs,legem Dei Todo parece indicar que esta ley constituyó uno de los modelos de
nequaquatn. la Carta Magna, pero parece cont'enienteprestar atención a algunos puntos
específicos..Existe
una{fff d+*rJfqi.S"Flrre (rnaririetles
dc*rffhg;15kedys.
El rey Lucius no tenía realmente necesidaddel derecho romano porque ya (formellesRecht).Páiá Cómenzar
Recbt),v.C$¡qShg..elgS4sal con esteúl-
poseía la lex Britaflfiiss -lr's olvidemos este término-, y, en cualquier timo, el iudiciun-'liariutn suorum no quería decir -ni aquí ni en la Cata
caso, c{ebetíaescoger (o enconÚar) las normas de derecho per consilium Magna- <<juiciopor sus (o de sus) pares)>,pues, técnicamentehablando,
regni uestri2a.F.l rechazodel Papa no podía aparecercon mayor claridad, y el término iudicium no significabaeso: quería decir más bien <<ttibunalde
¿no equivalía el hecho en sí a una cdtica de los métodos de gobierno pues- justicia>>,judicial; en otras palabras, la corte y sus procedimientos En
".

il:'"'ilid'"1i'T:::. :;il.T.TT:
tos en vigencia por Juan? ¿Por qué hacer de esta carta papal la piéce jasti-
licatiue de todo el argumento? El autor no estaba particulnrmente ente-
rado ni era versado en el conocimiento del pensamientopapal 25,pero citar recho sustantivo, según este decreto de Conrado II, el tribunal así cons-
una carta papal tan larga en una exposición comparativamente tan corta tituido tenía que administrar la constitución de los antecesoresde Conrado.
--l¿ s6¡r¿ abarca cerca cle la mitad de la introducción- es, sin duda, no- L¿r constitución,es decir, el decreto o edicto, no podía ser otra cosa, por
table. La sisnificaciónde ella solo se comDrendesi recordamoslos motivos supuesto, que el derecho sustantivo emitido por los nrismos reyes. Es no-
de la peticién del rey Lucius, en especialiu interés pot obtener una trans- table la introducción de este derecho teocrático real, desdeel punto de vista
cripción del derechoromano. de los importantísimos y altamente significativoscambios que iban a hacer
I,fientras la repulsa del derecho romano en Inglaterra (condicionada Ios autores de la Carta Magr.ra.La significaciónde este decreto feudal ra-
históricamente y liasta provocada por el papado, por asl decirlo) constituye dica en 7aníttday claru separaciónentre el derecho sustantivo y el procesal.
el aspectonegativo de las Leges Anglorum, su aspecto positivo -insinua- La fuette presión ejercida sobre .|uan, quien había heclro caso omiso
do, sin duda, por el autot en los párrafos de Ia cartn del Papa-aparece de sus funciones reales feudales, dando mavor importancir t su uolr;ntas.
claramente en la afirmación de que el rey debía: puede verse claramenteen el decreto del 1b de mayo de 1215, donde sé
estatuyeque no confiscaráo usurparálos dominios de ninguno de sus anta-
omnia rite facere in regno et per judicitrm procerum regni. gonistasni

l,o .l'.rcclaranrentepretendees obstaculizarla función feudal del rev. Qtrizá per t'im uel per arma ibittus nisi per legen regni tt<ssLtiael per
no sc lcrdclr.r clar mucha importancia al uso cle per en vez de de o cttru. pero judicium parium suorum in caria nostra.
l)ilrccc sufic;cntcmenteclara la intención del pasaje, aun ctrando no ln
rclacionenrt,s crt¡rlrr afirmaciónque siguede inmediato: más gue la oolantas Vamos a dejar para luego la discusión del término lex en este contexfo,
prat.,t<lcl rc\ , cn un reino deben gobernarel .,detechov la irrsticia>26.Si pero de todas maneras la calificación de 7a lex como regti nostri muestra
It,t, El Rey La realeza feudal en Inglaterra 167

,rtrrrr.rs¡¡oscrrr¿rctcrísticos
de la institución gobernadapor el rey de manera la interpolación a que acabamosde referirnos, a saber: en las Leges An-
:rrrtt'ilrorn¿r
1' rn<,rrárquica,
de donde todavíapodría argumentarseque la ao- glorum:
lrttlt.r dcl rc1' scguía insinuándosede uno u otro modo. Ahora bien, es
bastirrrtcsignificativoque en los Artículos de los Barones(cap. 29) se pre- Nihil a nallo exigi uel capi debet nisi de jure et rotione per legem
scntarirrrna fórmula más satisfactoria:Ia lex era la lex terrlaev no ripni \ terae et iustitiaru et per judicium cwiae sine dolo.
,iosírJ. -
'-Íl /
problema surgido por la oposición de los barones era, en efecto, Cuando se presta debida consideracióna los cambios que introdujo la
grave. Por una parte, estaba el rey, que Io era por Lagracia de Dios; ellos Carta Magna con respecto al decreto de Conrado II, asl como a Ia orden
no tenían nada que ver con su oficio, y era precisamenteel origen divino dictada por el propio Juan unas semanas antes, es cuando quizá aparcce
.t este lo que confería a Juan verdaderospoderes monárquicos,. Por otra, con toda su brillantez la perspicaciade los que la redactaron.Lggue les in-
el ejercicio mismo de estas funciones habla demostrado, más allá de cual- t-ef:+,1.qFfld.re.ho sh ta; vq,,y,a,que,9rad., allí de dondeGffiAba
f
todo el problema: ¿que derecho debla aplrcar el tflDunal de los pares en
quier sombra de duda por parte de los barones, la minuciosidad a que, en
e{ecto,_podíe llegar el poder de un monarca teocrático. Desde el punto de los casos mencjonados en el capítulo 19? Conrado había estipulado que
vista de la realezateocrática, era imposible restringir Ia acción de1 rey, de debía aplicarsela constitución de sus antecesorescomo derecho sustantivo.
modo que la única solución estabaen la faceta feudal de su reinado. Como La adopciónde este criterio hubiera fomentado todo aquello que los barones
deseabanerradicar, pues precisamentelo que no deseabanera ver perpe-
cualquier otro rey que hubiera estado en su caso, Juan se inclinaba a rea-
tuarse el derecho real como fundamental. haber sustltuldo
El haber
mental. .l1,l sustituido la calstitutio
Ia cAflstttatto
lizar Laspotencialidadesde su oficio real alejándoseen lo posible del tedioso
m poj x rerrac -.e..rc¡ar's .,rrr,r*ra,,,.rffi
v lento mecanismo implícito en el ejercicio de su funcién feudal. Induda-
animaban.
blemente, el abuso de sus poderes monárquicos-y no el no-uso de ellos-
Es claro significabaderecho consuetudinario:,sihubie;
fue lo que, necesariamentetraio consigo la oposición. De aquí que el pro- Wk¿¿W,-no \
ran quendo nacer del derecho consuetudinario de 7a tiena, es decir, del )
pósito de los barones que la provocaron fueia.el de hacer.;gtlif¡b¡fr3
colsuetudo teffae, el detecho a ser aplicado en los tribunales de los pares, /
U.EfI3{J€¡¡Cal. cual.,con toda intención v propósito. se había es- lo hubieran declatado expresamente.Pero entonces, ¿qué significaba lex
{. ],
cápado, y hacer de la faceta feudal de \a rcalezauna realidad operante. Los dentro del capítulo 397 Para el jurista contemporáneo,el término hubiera
medios para lograrlo, completamentelegítimos, los tenlan al alcancede la sugerido inmediatamentela relación con el derecho romano, pero tal supo-
mano en la diffidatio3o, medida que, si se practicaba efectivamente, con- sición se caía por su base, primero, porque esa no era precisamentela in-
duciría en Ia práctica a púvat al rey de su realeza.Durante los mesesde la tenciór-rde los barones y, segundo, potque en este caso la lex debe su cali
primavera de 1215 se presentó quizá la última oportunidad de hacer que ficacióna7aterra.¿Quéqu1dabaéntonces,unavezffi
las funciones feudales del rey adquirieran importancia efectiva en el so-
-' \prn4no y erJsarr
bierno. <<Elrey ejerce un podir abioluto que, ii no r. contiene, pondráin Si-rEüffidamosque las accionesgubernamentalesde Juan afectabanpri-
"drrüeffffi'fiio;ei
al Estado feudal>> 3r.
mordialmente a los barones feudales, sus derechos y posición, y que las
EI capltulo 39 de la Carta Magna siempre ha sido considerado como quejas de estos tenían como punto de partida el incumplimie¡to ¡ol Selte . .
uno de los más fundamentales.En él enconramos de nuevo Ia misma dis-
dql"fev dg,"¡ugabfi&ecigrE$ feudalel, nos será más fácil comprender qué
tinción enffe derecho sustantivo y derecho procesal, que ya hemos notado éra lo que tenían en mientes los redactoresde la Carta Magna con la lex
en relación con la constitución de Conrado II. Considerando el lenguaje terrae. El derecho feudal siempre habla presupuesto la cooperación entre
cuidadosamenteadoptado por la Carta, uel no puede significar otÍa cosa que señor y vasallo, derivada del concepto de fidelidad mutua. El contrato
<<1>>: conjunción y no disyunción. Cuando, en el mismo páttafo,los redac- feudal era, como hemos visto, un uinculun iaris. Juan había descartado
tores querlan decit <<o>>, empleaban<<aut>>32. Más aún, cualquier jurista del este antiguo pfecepto al operar con su tsoluntasreal. En los asuntos feuda-
tiempo se hubiera quedado espantado si se le hubiera dicho que alguien les contempladosen el capítulo 39 había procedido, una que otra vez, sin
podía ir al exilio, ser arrestado, etc., <(por el derecho de la tierra>>o <(por el concurso de una corte de pares, dando así rienda suelta a su voluntad
un tribunal de Daresr>.Una fórmula sin la otra no sisnificaba nada: el de- monárquica. Lo que los redactoresdeseabanexpresarno podía encontrarse
recho tenía que ser aplic4do, y en ninguna de las categoríasjurídicas usuales, pues ni siquiera habla sido
acuñadauna nomenclatura específrcapala el caso. Lo que querían designar
con el término I ..l""ir ol .l"r."L'^ -,,^
incorporaba cn síl6iláTá'ES€ñcradel feudalismo y, en especial,el elemento
siguiente afirmación, bastante significatíva, contenida en contractual:- el derecho elaborado con el .onrenii.i.ntó (e*plíc'i?óT-iñ--
]r#q
lr,,\ El Rey La realeza leadal cn Inglaterra 1.69

/l
¡'lí,irr') rlc l,rs lrnronesconstituía el derecho a ser aplicado por los tribu-
rr,rlcs.lc lt's 1''¡¡". No se trataba del derecho establecid,g
p.o¡_Iosb4rg,qesni,

\t
lx)r srpucsto, rlcl derechodel rey, tino déI r.rilliráJ'l! uij"-effi'"-".og-
J¡¡¡¿l(''L¡1)L.^|}''(|IL|a5uctU5.,o,,,,.,@naperS- y en el que los detechos y deberes del rey y de los barones se elevaban
34. Si tomásemos prestado
¡rcctivrr fcudal un término utilizado por gene- al nivel de derechos v deberes coercitivos. fncolooraba el consentimiento
rrrciorrcsposteriores, podríamos decir justamente que taJcxJgtrae em la de ambaspartes-es estrictamentenecesario,..oido, que el consentimien-
nvhfoqr^ia
daba
i¡h¡
al
¡l I ^",, ;^-l:- -- ^l -:-l^
to era un factor esenciaT- y, por consiguiente,las sujetaba a su mandato.
Desde el punto de vista del desarrollo de la teoría jurídica en el testo de
Europa, no debe subestimarsela importancia del paso dado por los baro'
decir, a aquel cuerpo de reglas legales que tiene sus profundas ralces en nes al establecera 7a lex terrae como principio constitucional. A ello no
el terreno del auténtico feudalismo3ó, y, en especial, del derecho de la a través del razonamiento especulativo,sino de la aplicación prác-
tierra -dado que los derechos sobre la tierra (sucesión,propiedad perso-
nal, tenencia) eran los que se hablan desarrollado con más anterioridad- r el consentimiento de la com
y que derivaban su carácter vinculatorio del consentimiento (implícito o gue ol the Exchequer había
explícito) de los feudatarios directos del rey. La expresión lex terrae quizás separadocuidadosatnentecl derecho real del commoT,laru a\:
suene un tanto abstracta. Defo no efa un término nuevo 37.Precisamente
debido al hecho de que todavia nq_ qA_g)si W- Legibus propriis subsistit (scil. foresta) quas notx commlrni regni
cuarquref jure, sed ooluxtaria prin<:ipum instittttione subnixas dicunt,
lqgj¡¡!¡g¡es.
!E$b que se considerasevinculatoria deriv uerza -en los telmlnos
del tiempo- del consentimiento (impllcito o ícito) de los barones y y, Duy sutilmente, el mismo autor esboza la diferenciación entre el con-
del rey en su capacidadfeudal. En efecto, al cepto de justicia según las leyes forestales y según el common law: lo
.que es justo en unas, no es necesariamente justo en el otro. Para usar
la terminología del Dialogue, el jus commune implicaba el consentimiento
fundado en decisiones v sentencias.e de la comunidad, basándoseen lo que dicha comunidad (los barones) con-
sideraban <<ittstum>>a 7a ltz de las concepcionesfeudales generales.La lex
que-esta I él' I eriliiÁlo
ffi!

terrae eta un derecho autóctono: al ser una manifestación del derecho


ser concebida en forma escrita3e.Una generación antes, Glanvill feudal, compartía con su progenitor el feudalisrno, Ia flexibilidad, la adap-
había establecidoque no era de ninguna manera absurdo llamar leyes a las tabilidad y la ajustabilidad de este't2.
Leges Anglica.noe,aún cuando no estuvieran escritas; se trataba, decía, de Otro aspecto de importancia lo constituye el cnrácter del lenguaje de
reglas promulgadas por el consejo del rey y los magnates: la Carta Magna. El término tSW aparecede nuevo en los capítulos
5l y 56, con un significadosimilar al que posee en el capítulo 39, es decir,
Leges 6uten et jura regni scripto aniuersaliter concludi nostris tem- con el sentido de que el derecho -según las concepcionesfeudales que lo
poribus quideru omnio inpossibile est, tum propter scribentian sustentaban- qr+reí3del,coqsentirnie#oiel In equi-
ignorantian tum propter earun multitudinem confusam a. ,ley /,los- bf{plfsr-Así,
vatencracle tos termrnos lex terrae v lex AnfllaéIll-pJ6) és niás quc obvin:
por tanto, el elemento deffíitórialés¿ntra1'ño'iealiera. Y Io misrno podría
.Tuntoal derechoryglg¡¡gico.el @és -ssr- aostenerseacerca del término lex regni en los capítulos 42 v 45: r.v
f tgu¡adq-ee.J",kx,@-@ tercer-gran
sistemaiúrldicoeu- nombrará como iueces, condestables,etc., solo a aquellos que conozcan "l la
rbpeo. No se trataba de un derecho popular o teocrático, sino de un de- legern regni y estén dispuestos a aplicarla. Los jucces no lrarrín cLrnrplir
rccho sui K!er!!.Tanto el rey como los barones cooperabanen la elabo- el derechoreal basadoenla aoluxtas regia, sino aquel al que sc.lio conr;en-
a-i
Tacrón-de este derecho que se alojaba en una multitud de depositarios; timiento (implícito y explícito) y en cuya formación los baroncs tomaban
al ser resultado del consentimiento (implícito o explícito) del-rey y los purt..L,+*kx-t9&*d-erfi
&rX.src#Ege{glr-L+,Jw"4,ryqs.
barones, era común a ambos y, por tanto, a la tierrá. IndudabtemLnie, Ia La bten conocidaconclusióna que llegaron en el encuentrode Merton
aguclezaclc los que elaboraron la Carta Magna al aplicar el término /ex los barones contemporáneosde los que se habían opuesto a Juan, cons-
tcrrdc no neccsitacomentarios. tituye una confirmación excelente de todo lo que hemos dicho hasta aquí.
, Si contcm¡;lamos el problema desde otro punto de vista, pudiéramos En este caso,Io que estabasobre el tapete era un asunto de importancia
decir c¡rrc cl térrnino lex terrae expresaba más una abstracción que un vital dentro de una sociedad feudal. como era 1o relativo a la oosición
I

170 El Rey La realeza feudal en Inglaterta 171

lcgal del hijo nacido fuera del matrimonio cuyos padres, subsecuentemente, aoluntas del rey. Parece ser que durante el siglo xlu fue este, en efecto,
se hubieran casadoy hubieran tenido hijos. ¿Cuál era el primogénito?,¿el el significado que se le dio J la Carta-Magna: la e_xplícitaintetpretación
nacido antes o el nacido después del matrimonio? El estabiecimiento del orr. á" eila hiio Eduardo I en su confirmación de la Carta (1297) como
ámbito de acción del principio de primogenitura, y principalmente del io**o, law, de cuyo cumplimiento el rey no podía eludirse unilateral-
suces_oral, constituía un problema bastante serio. ¿Estaba en capacidadde a7.
mente, constituye una prueba evidente
heredar_9l hiig habido antes del matrimonio?, o ¿es que solo-podía ha- ¿e.ré princípios dé gobierno se pueden deducir de este proceso? Puede
cerlo el habido dentro del matrimonio? El derecho romano hábía brin- .or.*lr]rr.'.on seguridaJque la funóión monárquica del rey inglés.se había
dado una respuesta perfectamente clara: el hijo nacido fuera del matri- reducido radicalmlnte v que los hechosque provocaron este debilitamiento
monio obtenía automáticamentela legitimidad en virtud del subsecuente de la función teocrática áel rey fueron el contrato feudal y la insistencia
matrimonio de los padres y estaba capacitado para heredar; había habido de los barones en el mantenimiento del derecho feudal por parte del rey.
una legitimatio per subsequenstnatrimoniunt (Cod. Just. V. 27.10). Pero, Es indudable que la tkania de Juan fue lo que abrió los ojos a los barones
por su parte, el derecho feudal también proporcionaba una respuestaclarí- y los impulsóá actuar,pero poneffie a elucubra-rsobre 1o que hubiera suce-
sima: el hijo nacido fuera del matrimonio era siempre ilegítimo y, en áido d. io haberse r..riido ios barones afectados por la uoluntas de Juan
consecuencia,no podla heredara3; además, este era el derecho vigenre en es pura especulación . Quizá la respuestala podamos hallar en Francia, go-
casi toda Inglaterra o'. Al negatse a cambiar el derecho en Inglatérra, los bernada .iton.., po. ,i.r rey bastánte capai. Aquí el rey, al menos en lo
barones daban a entender directamente que 4!lí privaba el derecho_feudal. que respectaal deiecho, se hallaba firmemente colocado dentro del marco
La lex terrne y la lex Angliae, evidentement{ éiah lo mismb: los barones feudal,'1o, uu"n.., logiados estriban en el hecho de_que las potenciali
hubieran podido decir, con razón, que no deseabancambiar el derecho de dades de \a tealezafeulal se habían convertido en realidad'
Ia tierra. Además, la tal negativa de los barones obtuvo mayor significación Dentro de este desarrollo se puede comprender asimismo PCtgFé.*91
por su referencia a la lex como <<usitataet approbata>>. I-o que importaba derecho romano no se asentó en Inglaterra. Era distinto a la -lex,terrae
era la aprobación de los barones, es decir, su consentimiento. Por último,
y como consecuenciade todo esto, la respuestaque dieron dio a entender üTx::
claramente que no era su voluntad o deseo, cambiar el derecho de Ingla-
terra 45. Y si nos permitimos echar un vistazo al siglo xlv escuchare-
mos que:
":,,T:r:":1i#;
importancia práctica de los estudios de derecho_Iomano del-siglo XIII en
adélante; la ieducción considerable durante dicho siglo de_la emigración
de erudítos ingleses a Bolonia; la escasezde trabajos ingleses originales
sobre derecho lomano, asl como que Bracton tuviera que ir a documen-
La ley de la terre est lait en parlenenr par le roy et les seigneurs tarse con Azo, pues no había ningún romanista indígena que 1o hubiera
espirituelx et temporell et tout la conmanalte du roiaume e. podido ayudar; que r. considerara-necesafiala formulación de un decreto
papd qué prohibiera el estudio del derecho romano en Inglatefra, Escocia
La característicasustancial de la Carta Magna la constituía su carácter y bulei'o' q.r. un individuo como Roger Bacon dirigiera un llamamiento
Cl.m.nt. iY en 1267 y a Gregorio X en l27l para que se opusieran al
4@."l,.re+'y'lo.sbatones'y.fortalecidopor.eljuramento "derecho romano; q,r" .i el siglJ siguiente el conmon law adquiÁera di'
déI rey. Se trataba de un pacto que solo podía ser concebido dentro del
i'g*.n**y.*J' p.ry, independientementedáTü'ifiáitádo*taráctbr
fzudal, mensionesconsiderablesv se hiciera necesarioinstruir a los estudiantesen
f{'hldfufaléza de la Uarta Magna en tanto que pacto confirma, en efecto, su conocimiento, si bien no en las universidades,sino en el seno de los tri-
que era el rey quien lo había llevado a cabo en su capacidadfeudal. Desde bunalesto, así como que, especialmente,en una fecha muy posterior, ya el
el punto de vista de su función teocrática,el rey estaba muy lejos de llevar common law Íueru lo suficientementefuerte como para resistir las tenta-
cabo conrraros
a caDo contratos con grupos o comunloaoes
comunidadesconnaoas
confiadasa el,
é1, Puesto que es- ciones y halagos de las sugerenciasreales. Es eviden-teque el derecho ro-
taba por encima y fuera de ellos: no formaba parte de ellos. Las dispo- mano. ial como lo interpretaban los romanistas medievales,constituía un
siciones contenidas dentro de la Carta Magna excelente insüumento ideológico en manos de los reyes, que' a su vez, se
fcudales entre los dos integrantes del contratflTilU[ breocuDarán utilizarlo. El derecho romano posibilitaba la evasión de las
preocuparande utilizarlo.
tlli&¡n¡gggJs rr.;;" res,ilt,dodela,,nidn';";;#;'"5Lqtffi,t"djffi" funciones feudales v cons ratefreno
ilisposicionesvenían a ser comunes a las dos partes. Serla bastante acertado tefra constlt una vtctorla: era rncom-
considcrar a la propia Carta Magna comoGpmnon law, ya que su contenido 't)ailble con Ia l,ex terr4e.
denota la cnracterísticade <<común>>, es decir, que sus disposicionesresul- El capítulo 39 de \a Carta Magna fue una barrera muy efectiva que
taban de uu ncqcrdo común g,.Jo que es lo mismo, mutuo; verdadera antí- preservabalos fundamentos del gobiirno, tanto de la influencia del derecho
tesis dcl .lcrcchci teocrático.cuvo único elemento vinculatorio era la simole iomuno como de la ideologla que lo sustentaba.Al insistir en la importan-
t/J El Rey La realeza leudal en Inglaterra r/ )
cia, tanto.tlcestc capítulocomo de Tacana Magna en su totalidad,haríamos a cumplir dichas promesas. No había, en efecto, ninguna posibilidad de
bien cn clarnos cuenta de c¡ue las medidas grrb"rnrm.ntales de jr-,or, coetción legal: el rey era solo responsableante Dios, mantuviera o no sus
en rcaliclacl,cx_cepcio_ne_s ".urr,
a la regla. Por supuesto, cs cierto que-los juecei promesas.El rey teocrático estaba fuera del marco del derecho y, aunque
c¡uc adrninistraban el derecho romano hablan sido creados por .l ráv. de no cumpliera sus promesas,no se podía tomar contra él ninguna medida
rlonrlc srr.gcIn aparenteparadojade que, a pesar de que habían sido nom- legal'2. Pero, con todo y eso, el rey Juan se habla dejacloencuadrardenro
brados-por- aquel,-aplicaban como fundamento Tegal-parasus decisiones, del esquema feudal, y la Cata Magna muestra lq-.gqUry_qleza ambigüa de la
principios deducibles del derecho feudal y no de ll ,oiuntas rea.l.Esto su- realezit si bien su cóntenido era féudal, formal TffiÑü;¿¡Téfé-iiáffltd
c_edió,efectivamente -como podrían mostrarlo los datos de la época-, d{tña concesión.El rey era quien la había conqe.dido<,omniaprcdicta jura et
durante el reinado de Juan, en una forma más intensa, quizá, de'lo qué lfieltatéso,'y, desdé éste áig,rlo, la Carta"eiiaba completamenteáentro
corrientemente se admite. Pero 1o cierto era que se traiaba del marco de la rcaleza teocrática. Pero en lo que respecta al contenido,
lo más significativo eql4_qléqlqlqdg_qgruIrdad:¿en virtud de qué se afrtmaba
queunrcyrcocral@o-ei.,unexcesstrmsrnosead-
v tal como 1o aplicabanlos juecesera un tanto flexible: lo que estos hacían heria a\ pacto que acababade concluir? Para un rey auténticamente teo-
e.ra.deducir dcl campo feudal los principios para la instanciaconcreta; tal crático, esta posibilidad simplemente no existía, puesto que no podía equi
deducción se basaba ampliamentein el-<seniido común>>v en la idea del vocarse ni emitir órdenes contra sí mismo. Tampoco es menos significativo
derecho feudal puro y sin influencias de ciertas teorías lesalistas adultera- que en el capítulo 61 no aparezcaabsolutamenteni la más mínima alusión
das' Por tanto, al considerarlos fundamentos de las decisio-nes de los jueces a las promesas o juramentos de coronación. Los redactores de la Cana
hay que renunciar a encontrar ideas superrefinadasdel derecho en la iorma Magna sabían muy bien que ello no constituía ninguna ventaja: se habían
en que Io presentabanlos romanistascontemporáneos 51. tomado el gran trabajo de construir el mecanismo que debía entrar en
Pero aun existe otra consideración:durante los siglos xli v xul no era funciones en caso de que el rey incurriera en falta. Donde quizá se muestre
casi posible aplicar otro derecho que el feudal, porqú" todo el mundo se mejor y más convincentementeel carácterde la Carta Magna y su contenido
encontraba en alguna relación de dependencia:-Laistructura toda de l¿
sociedadera exclusivamentefeudal y lós litigios que surgían, en su mayoria,
tenían que ver con,la -tierra. De manera que, consecuentemente,estos pro- n feudal, era miembro de la
dujeron el desarrollo del derecho de Ia tieira que ya hemos mencionadó,el comunidad feudal, en tanto que en su función teocrática se mantenía fuera
cual se basabaen principios feudales.Lo cierto era, entonces,que los caios de ella, sin que ningún poder terrenal pudiera intervenir para impedirle co-
presentados ante los jueces tenían tal carácter feudal que no podían ser meter alguna falta. La exención de la persona del rey de las medidas pu-
determinadosmás que sobre supuestosfeudales. Los casos individuales nitivas, contempladas en caso de la violación de los preceptos, revela el
podían muy bien presentar ciertas dificultades, como las relacionadascon respeto que sentlan los redactoresde la Carta por la función teocrática del
lo que era <<justo>,y la decisión a la que se llegaba, dada \a lacuna habida rey 53.La airada exclamaciónque hizo Juan cuando le fueron presentados
en el mismo derecho, pretendía realiiar la idéa de justicia feudal (que, los Artlculos de los Barones; <(¿Porqué ellos no preguntan por mi reino?>>,
como hemos visto, no era siempre necesariamenteigual a la justicia <reaio). constituye mejor testimonio que una larga disquisición acerca de la ver-
Lo significetivo del reinado de Juan estriba en el hecho de que con su dadera naturaleza del conflicto enre el rey teocrático y el feuclal.
propia uoluntas pretendió desplazarlos principios feudales; pero, paradóji- La Cata Magna selló la suerte futura del rey monárquico en Ingla-
camente, sus propios jueces fueron los que, aplicando la justiciá feudáI, terra. Quizá resulte, ciertamente, demasiado <<natural>> que el rey se in-
crearoll un cuerpo de normas legales que se hallaba en radical contraste clinara a operar sin sus consejeros<<naturales>>: el siglo xrlr muestra con cla-
con el cletechoque Juan hubiera deseadoaplicar. Y tales derecho y justicia ridad meridiana que los <<instintos>> monárquicos del rey eran demasiado
concordabancon las ideas de los propios feudatarios.Al actuar'a través poderosos para que él mismo pudiera suprimirlos. Pero tampoco debemos
clcl instrumento de sus jueces, el rey levantaba una barrera a su propia dejarnos engañar por las apariencias:por la existenciadel consejoprivado;
uolrnias monárquica. Eg-E-lgo: ..4e_ los jueces del rey, \a l.ex terrae fodiía por el uso del sello privado (en vez del gran sello); por el manejo de la casay

:ü:'iü;:ff
;lj;'.T:ffi:::'J::?Il.*1.'ff
fccl)() J/// RCtlCnS.
i::'J;;lib3H##l del guardarropareal, etc., pues lo que realmente cuenta es que la tensión en-
re el monarca teocrático y la función feudal continuó dando a los conflictos

"-Tñ--nñ"stro rrnálisis del rey teocrático hemos hecho hincapié en las


l)tourcsrlsclc coronación y hcmos dicho que no podía concebirseningún or-
¡¡anisnrocrrpazcle aurorizar a los súbditos del rey paru fotzarlo legaimente ctlsls
174 El Rey La realeza feudal en Inglaterra 7a<

monia este hecho, lo mismo que la de 1258 5a.Los principios contenidos sentimiento de sus barones para elaborar el derecho, etc.? Quizá la expli-
dentro de la carta Magna estaban muy firmemente arraigados en el fértil cación sea más sencilla de lo que pudiera pensarse.Lo que describeBracton
suelo feudal como para que pudieran ser suprimidos o tan solo disimulados. en estas afirmaciones-y en otras similares- son las funciones teocráticas
En realidad, el rey ocupaba el primer lugar dentro de la estructura feudal, y feudales del tey. Por un lado, tenemos al monarca teocrático al que le son
pero a la vez eta el primero entre sus iguales55,era <<unode ellos>>.4-go- aplicables las primeras afirmaciones,y, por otro, al rey feudal a quien es
bierno pesaba_asía ier un asunto de cóopera.ión, la vez que dejaEi-& posible aplicarle el segundo gtupo de juicios. No tiene sentido, por tanto,
ser de ta unlca dompetenclade Ia aoluntas real, de "manera que las tentati- acusar a Bracton -como, en efecto, se ha hecho- de inconsistentey con-
vas de <(restaurar)> el gobierno teocrático, si bien podían rétardar el des- ttadictorio. Era el objeto mismo, el rey, lo que presentabala contradicción,
anollo, ulterior, eran incapacesde frenarlo. El gobiérno, según la conocida que ni él mismo ni Bracton podían resolver.
frase de Mateo Paris, se refería a los negotia regia toturn-regnunr contin- Los pasajes en que Bracton úata acercadel contenido del derecho son
gentia: ya no se trataba de un simple negotium regis*. Por eso las recla- particularmente aclaradores.En su afirmación, varias vecesdiscutida, acetca
maciones que tuvieron lugar en 1233-34 fueron efectuadas precisamente delalex regia en el derechoromano (Dig. 1.4.1. pr. : Inst. i.2.6), donde
debido a que los negotio regni estabanen manos del consejo privado del rey estaba el principio: <<Loque place al príncipe tiene fuerza de ley>>,trata
con exclusión de sus <<consejeros naturales>>.Las peticiones del partido de de reconciliar el punto de vista inglés de la época con el del derecho ro-
los barones pretendían que Enrique III tramitara estos asuntos con aque- mano 02,y 1o lleva a cabo equiparandg el poltqla;-fuL-texto -üTre
rom_aflsgp-,¡r_Ja^c.
llos servidores fieles que <(sonservidores jurados de vuestro reino>>.Tal balle sJsuddrl,d.?+\s,hfffi dffi ciiíñ*Aé"
exigencia no tiene explicación más que sobre los supuestosde la realeza ?Btffiierpretación del populus del derecho romano, el autor nos brinda,
feudal; era imposible que surgiera sobre los de 7a rcáleza teocrática. sin embatgo, una clara visión de la génesisdel derechode su tiempo. Trans-
Así el surgimiento de la communitas.Íegfut-"en,"el.siglo xrrr puede ser cribamos un pasaje en el que al referirse al derecho romano y a <<loque
considerado cómo el fraguñ-déI-t",rerñi,oT;A;i h"J;1;tor,.., amorfo, place al príncipe> continúa diciendo:
cnerpo feudal que Juan había puesto de rodillas ante sí. La commanitas
Id est, non quicquid de aoluntate regis temere presurnptam est,
sed quod magnatum suorum consilio, rege auctoritatern prestante
mente otro nombre para designar la misma cosa. Qg! et babita super boc deliberatione et ilactatu, recte luerit defi-
nitum ó4.

Y en la introducción enconffamosun elocuentepasajemuy similar. Las leyes


idea que ya se había rcalizado, pero en una dimensión menor: la existen- de Inglaterra, dice, son iustas, a pesar de no ser escritas:
cia de lo que una vez Heinrich Mitteis había llamado felizmente Stufenkos-
mos medieval, constituido por una pluralidad de comunidades, testimonia Cum legis uigorem babeat, qaicquid de consilio et assensu rnagna-
la transferencia de la idea de comunidad desde las comunidades pequeñas tum et rei publicae cornmuni sponsione auctoritate regis siue prin-
a la del reino t. Este último constituía Ia plenitud constitucional y la ac- cipis precedente, iuste luerit delinitilm et apprcbatam.
tualización del vínculo feudal existente entre el rev v los vasallos. En tanto
que negotia regni, el gobierno y la legislación ténian que ser asunto del No puede describirse la elaboración del derecho en la Inglatena del si-
rey v los baronesy no del rey únicamente58. glo xur, mejor que en estaspalabras de Bracton.
Ahora ya es tiempo de que examinemos a Bracton, quien se ha refe- Es posible llegar a la misma conclusión por offa vía.Ya se ha vistoó5
rido a numerosos aspectosen cuya explicación nos hemos comprometido. que Bracton distingue muy claramente enue gubernaculum (o gubernatio)
Se ha sostenido con frecuencia que Bracton presenta dos puntos de vista y iurisdictio, conceptosque, considerándolosen sus antecedentes,son apli-
aparentementeirreconciliables5e.Por una parte, sostieneque el rey no tiene cados correctamentepor él a las respectivasesferasde 7a rcalezateocrática
igual o superior, convirtiéndolo en auténtico soberano: nadie puede pre- y feudal. Dentro de la segunda, el rey está sujeto al derecho, ya que al
guntar sobre la legalidad de sus actos; es el vicario de Dios porque su conuibuir parcialmente a elaborarlo no podía cambiarlo unilateralmente.
poder solius Dei est e. Pero, por offa, el mismo Bracton nos dice que el Las leyes,dicen,
rey está sometido al derecho; que su curia es superior a é161;que la sola
voluntad del rey no crea el derecho, a menos que se obtenga el consenti- can neither be nodilied nor destroyed without tbe comrnon consent
miento y el acuerdo de los barones. ¿Cómo reconciliar ambos puntos de ol all those with whose counsel and consent tbey haue been pro-
vista: el vicario de Dios tiene superior en su curia y debe obtener el con- nulgated.
176 El Rey La reaieza ieudai en Ingiatena 177

Dentro de la primera, sin embargo, el rey es libre: cuando opera como rídicas, y difiere poco de los conceptosd,e persona ficta, de corporación y
vicario de Dios no es responsableante nadie, y puede desplegar todo el tantos otros. En resumen, la corona es la expresión simbólica del vínculo
poder que le ha sido otorgado por Aquel. Quizás podamos ir un poco más iurídico enüe el rey y la comunidad, lo cual, sin duda, es una absuacción
allá en la consideracióndel significado del gabernaculurnen Bracton: podía mental, pero que resulta, como tantas otras, de gran utilidad. La corona
(diadema), en sentido material, se utilizaba para significar la unión jurí-
significar el poder del rey para estatuir o, lo que luego vino a llamarse, su
poder ejecutivo. Expresiones de Bracton, tales como la de que solo el rey dica inmaterial.Una vez aclaradosestosaspectosno es difícil distinguir
posee la espada material que pertenece al gubernaculum regni (ii 166); al g5de lu es,decir,sepatargtff{#S¡ái¡solde,la unión jurídica
Sg+&
que depende del poder del rey la observanciade las leyes, constituciones cntre el rev teudal v- lá iomrrnrd2cl.
"rgffil-¡#*Setddr*Ja6nry*nidad.
Eñ-A"léiisuaj .delos juristas
.b,n el lensuatee cle Ios lufrstas conti-
contt-
y decretos (assisas) aprobadosconjuntamentepor él y sus súbditos6; nentales, dicha unión se había convertido en un Recálssubjekt: sustentaba
que el rey no tiene iguales y, mucho menos, superiores (ii. t3) y muchas los derechos de carácter público; representaba la suma total de dichos
otras más apuntan, indudablemente,a la auténtica función monárquica del derechos, peticiones y propiedad contenidos en esa unión entre el rey y
rey. Dentro de los términos de 7a jurisdictio, el rey está sujeto al derecho la comunidad. De aquí que los asuntosde la corona fueran comunes,tanto
o, lo que es lo mismo: la autoridad para elaborar y, por tanto, para cam- a aquel como a esta. Asimismo, lo que hemos tratado de explicar en rela-
biar el derecho, no reside solamenteen é1, sino también en los magnates. ción con la lex terrae (cornmon law) podemos aplicarlo ahorc, tnutatis
Dentro de los términos del gubernaculum el rey es libre, y está ausente rzuta:ndisa la corona: la bipolaridad de la lex terrae encuentra su contra-
toda coerción. partida en la bipolaridad del concepto de corona. Ambas partes constitu-
Expre si ones como Aet o ¡ i n r eg ni, cg1ttUJtziJ6,.¡4Bi, coJllA.UEJ&ÍiliU&- yen la corona, y así lo expresa claramente Eduardo I cuando escribe al
constituyen la esencia del derecho inglés, y revelan todas un Papa: que ( ino sin haber
ry49n4!4f, rones)> ", l)e aqul a a
5z
ráS$ó--común:la vigencia efectiva de la naturaleza contractual del feuda-
I consultado a
lismo. Ei uno es inseparablede la otra ó7.Hemos intentado mostrar cómo rec-ñFromano ( aunque interpretándolo
la comunidad del reino era la abstracción constitucional del <<cuerpo>> mal), según el cual lo que af.ectabaa todos debía ser aprobado por todos,
de
los barones, y hemos insistido ademásen el hecho de que esta comunidad solo faltaba dar un pequeño paso. También podla aplicatse ahora, qtizás
del reíno no era autónoma, como tampoco lo era el rey desde el punto con mayor razón que en el ámbito hierocrático, el simbolismo antropo-
de vista de su función feudal. Todo esto no se fundamenta en ningún largo mórfico de concebir a rcy y reino como la cabezay las partes del cuetpo
razonamiento especulativo, sino en la actualizaciónreal de las potencia- humano. En 1,337 el obispo Grandisson de Exeter declaraba queTa la
lid¿rdescontenidas en el feudalismo, es decir, en el vínculo feudal entre sustancia de la natutaleza de la corona se encuentra principalmente en la
el rcy y los barones. Una de las derivacionesde este hecho era la relacio- persona del rey como cabeza,y de los pares como miembtos. La comunidad
nada con la definición del concepto de corona, el cual resulta problemático no puede hacer nada sin el rey, ni el rey sin la comunidad, porque ambos
en su aplicación al rey.Ya Enrique II, en el siglo xrr, había ttilizado los constituyen la corona.
térnrinos de <.el rcy y sa corofla>> ót; en el capítulo 24 áe \a Carta Magna Esta concepción de la corona era muy elástica: su gran flexibilidad
se relaciona dicho concepto con las <<causas criminales de la corona>>, daba como r.ri,lt"do que tffiEf?y .ornt la comunidaí upelaran u .lla
las cuales no debían estar en manos de los alguaciles (sheriÍÍs), etcé- para defenderse; se la utilizaba como pretexto para cualquier acusación:
terá; en l2l2 el mismo Juan se había referido a la <<coronade Ingla- el rey podía ser acusado de no ptotegerla, y cualquier miembro de la
terrar>on; en la misma época, las lepes Anplorum parecen vislumbrar la comunidad, de haber infringido los derechos de ella. La invocación de la
entre la com€e-+, Sl"¿f,ymf'ültim'o,'Éru.ton exheredatio coronae era una pan ceai desde esta base podían ser atacadas
alude con
=mle,qt-glt
frecuencraa la eoronft9:l r:y. Pódrían citarse muchos otros eiemplosTr. las provisiones papales75 podlan rehusarse las exigencias de fidelidad al
-Quizás
Ahora bi.n, ¿ddifrtá la diterencia enrre el rey y l" .oronul Papa invocando que se amenazabaa la corona (de ello se acusabaa Gaves-
sea
conveniente recordar qlle en épocas anteriores se designabaa veces al reg- ton) e, incluso, la ley de üaición \eg6 a comprender no solo al rey, sino
nar|t cot:,la palabra corona t2, en vista de lo cual, a excepción del vocá- también a la corona (1398), etc.7ó.Desde esta perspectivano sería in-
77. Debido precisa-
blo, no había ninguna diferencia entre ambos conceptos. Así, nada nos correcto decir gue la soberanía residía en la corona
impide afirmar que el concepto de corona es la expiesión simbólica del mente a que era el símbolo de una entidad abstraclg es_decj-r,de la unión
i urídica átre el rey y I a comu n i{4d,-3é-ó-s t é-nía-qu-e-li-Eóñi7-ffi cá-
,propio rcino. tomando a este último, sin embargo,en el senrido jurídico m@ho ?e la persona; esta última pucde perecer,
dc. uni<irrenlre el,rey y la comunidaddel ."¡r1q.T,ra {O{ana es la significa-
f ción-abstrircta aquel, en tanto que cosa abstracta, no perece. Así, tal como se decía en
f del vínculo exisrente er¡Jglji¡JÉJ¿-¡¡-€Lrc,ino, consistente
el- lenguaje semiteológico de los Tudor, ng rtst! llg"Uggg_-dd-."gtpo
-coméñüiio
It cn el dcrccho que une al rey (en su función feudal) con Ia comunidad del
reino. El conccpto de corona pertenece al género de las absftacciont:sju. -$o liay necesidad,por tanñl-Íe-tát€iTiffin
178 El Rey La realeza leudal en Inglaterra 179
especial acerca del cambio que suftió este concepto en relación con la se consiclerabaal
concepción del propio rey. El concepto anterior del oficio había pasado l¡S-1 .a¡illo como-signaculumfidei, con un sentido idén-
L RSp., así como en este último caso
a segundoplano. <<rnatimonio>> entre el o6ispo y su diócesis, el anillo real
Est¿ unión jurídica había echadosus raícesen las concepcionesfeudales, "ilnlxrliza5á-El
no simbolizaba,sin duda, el matrimonio del rey corl su reino. Venía a ser
pero con el correr del tiempo se desprendió de la vestimenta feudal de r¡n instrumento con_S]gl el rey, en su papel 4S_dglensgL_ftdei, debla
su infancia y asurnió su propio catáctet y significación, a pesar de que teclrlz¿r.la'.h.r.;íaiG-íulafúncíónJ.^pi,noffiíi.,qu.
rensible el simbolizabala unión del rey con la fe cristiana 8a.Pero
vcllos qlre se da curso a la opinión de que el rev ffi
conservar intactos los de ella, de no di .io con su reino 8t, la cual adquirió prestigio,-á menos en FraffiGáe
perrenece. ,unto lrr épocrrde carlos V en adelante8ó.Las palabras que decía el celebrante
la unión jurídica entte el tey y la comunidad; es la portadora de los rrl colocar el anillo en el dedo del rey -<<quatinüs... ut hodis ornaris
derechos públicos, y pudieta considerárselacomo la integración de toda (dPut et princeps regni et populi>- pudieron haber dado lugar, sin duda,
la red de hilos jurídicos entre el rey y la comunidad. Ya desde l25l -E rr la transferencia de la idea del matrimonio de la esfera episcooal a la
obligaba a los consejerosreales u pt"ttát juramento de quffi-ot,r.,,-*iiffiñ re,rl". Si ¡ecordamos,además,Io que sosteníael obispo Grand^isson,a
n i ngun a enai eqSci-ó¡-ode, aquellas cosas quf oerqe¡ecían'?t?Íñll,E" 'o
saber,_quela sustanciade la coronaéstabaen el rey cor¡io cabeza(caput)
de la corona> ". )rn duUáETüSfifi¡tla afirmación de que ..todo el cuerpo y en los par-es_ como miembros, comprenderemosno solo el principió de
p desde el reY hastn I@ los la inseparabil'flad de la corona del réy, sino también el significado de la
comunes v el ultlmo vasallo)>--. rrnión enre el rey y su reino. Anteriórmente se daba d añiilo el sentido
El heóho de que la declaración de los magnates en 1308 haga sonar dc símbolo matrimonial, y si a esto se añade la íntima unión que simbo-
todas las antiguas cuerdas feudales no es 1o menos significativo de ella: lizaba el mismo, se comprende claramente el cambio de signifiiado y sus
<<bomagium et sacramentw ligiantiae)>son las palabras claves con las que implicaciones88. Lo esencial esriba en la transferencia dJla concepción
srcrarnental del matrimonio del plano epi¡copal al real, adquiriendb así
qlre sl este proceolera i mporta-reíá-desFá:Fm de vi@ico.
contra el status cotonoe, sus v A pcsar de que
. a Ricardo II erca de
contra é1,en razón del luramento doscientos años, su gobierno_probaría una vez más que, én esencia, el
carácter de su conflicto con el parlamento no fue diferénte del que hábla
como se ha sostenido. nada de <<inconsciente>. En ella la corona era con-
tenr.rlo Juan con sus-barones. Tal conflicto consistía, fundamenialmente,
cebida constitucionalmentecomo un substato iurídico diferente y separado er-rIa pugna entre el rey teocrático y el feudal, con la diferencia de
de la persona del rey. A pesar de que fue rechazado,el argumento de los que, no obstante, en ti
barones adquiete, no obstante, significación en el desarrollo de los prin- había sido abso
cipios constitucionales, si bien los magnates habían ido demasiado leios )>. -¿l nom : r r r u p u rr et lr p a
p a r r a ¡ t ¡ g I l t 0to (oe
-gencra
le uuna
na com
comlslon ñAtA lA fe_
af sepatar (y no solo diferenciar) a la corona del rey. Coke había visto _
proporcionó la ocasión para que el rey dirigiera su coniulta a los
bien claro cuando llamaba a esta doctrina execrable, condenable y detes- jueces en 1387. Las respuestasque dieron se sustentabanen la aoluntas
table8r, ya que la persona del rey (el primitivo rey teocrático) era inse- del rey: las medidas promulgadai en 1i86 derogaban la prerrogativa real
parable de la corona, en la cual se comprendían tanto aquel (en su primi- .,eo quod fuerant contra ooluntates regis>>;la d-irecciónáe los"asuntos y
tiva función feudal) como la comunidad del reino. En el concepto de corona Ia disolución del Parlamento dependían de la voluntad del rey; cualquiera
encontraría el rey (feudal) at habitat constitucional. que <(extunccontra poluntatem regis procedant)>cometía alta traición; no
Esta inseparabilidaddel rey y la corona puede inclusive mostrarse por podía procederse contra los oficiales y jueces más que <<absque uoluitate
otra vía. Se nos ha dicho qus en el parlamento del 29 de septiembre de regis>>,etc. 8e. Por otra parte, el año anterior el parlamento había pro-
1199 Ricardo II tomó el anillo, es decir, el sello real, de su dedo y lo testado contra el ejercicio dela uoluntas del reyeo,'lo cual podía acarrear
colocír en el de Enrique IV 82.La aparición del anillo constitLryeun hecho su deposición:
si'nificativcr: recordemos que en los ordines de las coronaciones reales
.lc. ln Ed,rd Media (tanto én Inglaterra como en el Continente) el anillo cu?n communi consensu et assensupopuli rcgni ipsum regern de
corsrir(¡í¿r io qu" ahorapresengiamos
rln símboloesencial. e.sun@. regali.solio abrogare et
.'ffiibrría a rlicho sím-bolo.En lori-,girii¡-corq- .ptopinquiorem aliquem de iirpe re-gialoco
eius in regni solio sublitnare.
180 El Rey Lu realez,tlcudol en Inglaterra 181
Y una de las principales quejas contra Ricardo II durante esta crisis even- r { ' n \ l i t u c i ( ) l r r r l cdsc l a I n g l a t c r t r r. . d i . u u l . t t á , l" fl""ih y ajusta-
tual era la de que había tratado de gobernar con su ooluntas: la vida de l,Ú:M4ünn,no,n ln¿',_v_en stljrgden-cia al "deiar.al " reJ tgocráticq rln
los individuos, sus cosas y sus bienes muebles, <(sunt sua ad uoluntatem ,.irrrprrdc acción dentro del cual ¡l:dGra Fa-cerse sentir todo el peso de la
suam... quod est omnino colltra leges et consuetudines -_i--
tillutus real. Ia ampfitud o la limitación de este campo no dependían
cambiar uolun ,lt'lrrs principios, sino de los hechos,y en este sentido no se necesitaacla-
rirf quc los límites eran flexiblese3. L,os posteriores conflictos constitucio-
lCtO COn l)rll('s trazaron unos límites más precisos que los que era posible ttaz r en
l,r lr,fadMedia.L" ¡Lt"""*r¿ ,.**úry.-: de hecho
rr,rnca ""t ".,"y4^ de
Io hizo -fuetffiíñiipTo 1o
@ie,
ctral parece haber sido el más completo respaldo a su función teocrática.
L,rs irocesos contra la persona del^rey, de ñaber sido acusadoen los tri-
brrnales, hubieran sido una seria violación de la tesis sostenida por el
más especialmente debido a la acción del padamento, desaparecieron mu- propio common law, según Ia cual el rey estaba <<porencima del dere-
chas de las características feudales originarias, aunque sólo fuera en apa- cho> (de aquí su.,pretrógativarroo)a pesar de que no podía promulgarlo
riencia, porque, en efecto, todavla quedaban alll ciertos elementosesencia- solo (de aquí su carenciade prerrogativa).
Ies. Además, la función feudal del rey había sufrido un cambio, transfor- La misma proposición puede ser exptesadade manera diferente. En la
mándolo en rey <(constitucional>> o <<limitado>.Sin embargo, el rey teo- rncclidaen que tuviera que ver con el gobierno público y con la elabora-
crático no había cambiado: no había aprendido nada nuevo, y la desen- ción clel derecho, el common law no había concedido pretrogativas al rey.
frenada protesta contra sus funciones monárquicasconstituía una provoca- I-o referente al gobierno trúhlicrl no podía ser resuelto por el monarca
ción inúiil. Pero este proc€so no huhiera sido po lsll4o t e o c f á t l c o . s l @ a d . L o s t e m a Slad ccomunidad.
C | l S c u S l o nLos
e n r temas
re de discusión entre
Ricardo II v cl Parlamento. nsf como el carácter de los asuntos llevados
por él ante los jueces, mostrarían mejor que cualquier larga exposición al
respecto que lo gue estaba en juego era la relación enüe las facetas teo-
crática v feudal del rey, a pesar de que la terminología habia cambiado.
La importancia efectiva del rey teocrático había disminuido grande- Desclela primera, se partla del srrpuestode que lo que hiciera o poseyera
mente como consecuenciade estas asercionessobte el feudalismo. v el la comunicladclel reino lo hacía y poseía por la gracia clel rey e5; desde la
principio de la pretro g tiva rcal tal vez indique la significación que-había
segunda, todo lo que poseyera o hiciera el rey, jurídicamente, Io hacía v
adquirido el comruon law. Como la cooperación y el acuetdo entre el rey posela en virtud de su prerrogativa, colocado en una posición fuera del
y la comunidad del rcino constitula el elemento esencial paru la elabora-
alcance del comrnon lau. Denúo del marco de Ia Inglaterra medieval, la
ción del derecho, el rcy no podía cambiar a este unilateralmente. Pero la idea de la prerrogativa real constituve, posiblemente,la más poderosa con-
dependencia del tey en esta mutua solo era posible sobte los firmación de lo que el common lau podla conceder al rey teocrático.
del antiguo r9¡;ft
:upuestos Más arriba hemos prestado atención a algunos aspectostales como la
oayudalizef¡jlble>, Ia nofgnla m-enor>.etc., contenidos en la Calta Magna
.-
con carácternormativo y vnlotativo. Dentro de una forma teocráticnpura
- | t

iEfficrático en las que estepodrla desplegartoda la Íuena


de gobierno, no habría ninguna dificultad para definir exactamenteel valor
de su uoluntas. Así, pues, en la consideracióndel principio dgJ¿.¡¡S¡¡g. de estos elementos, pues la norma surgiría de la uohtntas monárquica. La
gativa real tenemos que partir del hecho de que al rey teocrático se lo
!ÉFFF razonabilidad de Ia causa vendría a ser consecuenciadel interés del rey
cblsidera5a y reconocía en toda su estatura, p@
teocrático oor las necesidadese interesesdel oueblo a él confiado. etc. Pero
el cornrxonlaw le hubiera dentro del-marco feudal, esta simple operaciónno era suficiente.El operar
prerrogativa>> a la que
c!n-y a través del caq?n4ye-lan-tjliJLnde str reino significaba,además,que
ya nos hemos teferido, ilumina claramenteestos aspectos.Tal como la oímos
o2 en cuestionesde importanciavital Ia cooperaciónentre las dos partes era
e principios del siglo xtv, Ia frase nel rey es prerrogativa> quería signi-
tan necesariacomo la misma elaboración del derecho. de manera que con
rica. q'.rc el rey ciraba fuera de ia ffise apll.rba s,',
" respecto a estos asuntos no hay necesidadde insistir en la diferencia ab-
súbditos. Lo que era prerrogativa para el rey no era, por tanto, común
soluta que existía entre el rey monárquico y el que gobernabacon la coru-
ffiTq la comrrnidarldel reino los exnerimentos
W ruunitas regni. La fórmula o principio general que orientaba la coopetación
182 El Rey La realeza leudal en Inglaterra 183

entre el rey y la comunidad del ¡eino aparecíatambién en la Carta Magna. cláusula, por el contrario, el punto de referencia no lo constituyen las
Se trataba principalmente de la comnunis utilitas rc.uti (cap. 42),.fórmula normas reales, sino
que, al iguál qué otras, parecír Furr-lr-?&a reudal de cooperacróna las
alturas de principio general de gobierno; en qué consistla la coununis Les loys et les custumes droitueles, les quiels la comntunoute de
utilitas regni, qué exigía, por qué existla, qué ordenaba, etc., eran pro- aotre roiaume aura esleu.
blemas cuya solución estaba en manos tanto del rev como de Ia comunidad
del reinoeó.Este principio no era, pues, otra cosa que la publica util.itas Esta cuarta cláusulava de acuerdocon el desarrolloconstitucionaldel si-
que, efectivamente,en la fórmula anterior había recibido su expresión más slo xtrr: a la conservaci expresaclaen la
concreta y plena. Era un concepto que no había desapareciclode la tcr- cláusula
minología en los documentos v relaciones del siglo xrrr, ni desapareció Pero mos trata ingüísticas.La
tampoco en siglos posteriores. El punto importante consistfa en que la expreslon que a mas cltscuslonesse na plestaoo es ra oe <(aur¿esleu)>
<<utilidadcomún> o el <<biencomún>>(o <<interéspúblico>) interesaban (elegerit), y hasta se ha sostenido que hacía referencia al futuroo'. Ert
tanto al rey como a la comunidad. Lo que convenla al reino, lo quc otras palabras, el rey está llamado a comprometerse en sostener lo que
iba en interés suyo, solo podla ser determinndo por quienes se vieran proponga la comunidad del reino, proposición realmentc imposible de
afectadospor ello, es decir, por la consideraciónpor parte cle esros de sus aceptar, porque el rey (bien fuera teocrático o feudal, es lo mismo) pasaría
propias necesidadesy deseos. Desde el punto de vista monáfcrlrico, cl a convertirse en un presidente como los de las tepúblicas modernas. Pero
punto de referencia estaba en Ia observación y comprensión de los inte- aparte de esto, se sostienecon frecuencia% que el eligerc se refería tanto
reses, necesidadesy deseos de la comunidad por parte del rev; desde Ia a las leyes escritas como a las no escritas. Sin embargo, expresar que Ia
otra perspectiva estaba en la comprensión y observación de los íntereses, comunidad escogerásus costumbres (y, por supuesto, str derecho constle-
necesidadesy deseos de Ia comunidad, por parte de esta v del re\'. con- tudinario) en el futuro, es hacer violencia al lenguaje, pues las costumbres
no se elaboran sino oue se imoonen con el uso. Se convierten en norma
iuntamente.El sentido de responsabilidádque implica el fuqcionamiento jurídica a través de ia práctica continua. Por eso los auténticosfunda-
de este pdncipio es claro: presuponeuna madutez de iuicio que, surgida
eventualmente de las necesiá"'lc" f-',dt¡.s, @del mentos del derecho consuetudinario están dados en la existencia de usos
< y prácticas anteriores. No pueden ser <<elegidas>> o <(escogidas>>, porque
tiSrnpo,a,<l,ossrqndes Estado>. Por último, la aplicaciónde
$gntgsrllgl ello implicarfa la actividad deliberativa de establecer la norma. Por eso,
e5te prlncipio contribuyó también a que se aplicara fácilmente el principio
--> aunque no fuera por otra razón más que por esta, debe excluirse dicha
del derecho romano según el cual <,lo.que a todos afecta debe sel áfrb6ido
po? tódoli. Pero las f,otencialidades referencia al futuro. Pero lo que sí podría preguntarse con razón es por
de este fecrrndoprinci¡io dc'la com- .i
qué en la cláusula no aparece simplemente elegit o esleu. La tespuesta
fu¿n¡¡-utíl¡ta.r son tan numerosasy diversas que serla tedioso hasta iniciar
está en que la cláusula. como las ffes anteriores. está relacionada con la
su simole enumetación. promesai.l .ey; en este caso, con Ia promesa de mantener el derecho
Nuistras consideracionesacercade las funciones feudales v teocráricas
escrito o no escrito: es indudable que la promesa del rey -¡qme gu¿l-
clel rey -siendo aquellasel germerrde las funciones del rcy <<constitu-
quier promesa- se refiere al futuro; toda promesa tiene un objeto, y en
cional,r o <<limitado>>-nos han preparado para entrar a analizar las pro-
este caso se refiere a las normas jurídicas (de cualquier clase que sean):
de coronación tal como se hacían du si reforzamos (estamos autorizadospara ello) la frase aura csleu con otra:
t...
<(que sostengael rey>>ee, quizás estaríamos más cerca clel verdadero sen-
tido de dicha cláusula. No por esto pierde importancia la comunidad del
leen las cuatro cláusulasde una vez. sorDrendeel conservadurismoclc las reino, puesto que es a ella a quien le toca decidir cuálcs /ol.'set custumes
tres pfimeras, en relación con lo novedósode la cuarta. La comp:rr:ación droiturellestienen que ser conservadostm.En relacióncon esta explicación
entre esta y la primera denota la radicalidacldel cambio hahido. La difc- podríamospreguntainos: ¿qué ouo tiempo verbal pudo haberse.,lopta,l.t
rencia entre ambas radica en lo sisuiente: en Ia orimera. el rev Dromete en la cláusula? La fórmula, en efecto, parece excelente, y vcndría a revc-
c o n s e r v a rl a s l e y e s r e c i b i d a s ,e s i e c i r , c o n c e d i d a sp o r s u s , r i r t c c c s . r e s , lar la madurez y la reflexión puestas en juego en su claboración. Lo que
principalmente pof San Eduardo; se trata de la cláusula teocrática según dicha cláusuladeseabaexpresar no poclíadecirse ni cn futuro ni en pre-
la cual han de conservarselas normas ptomulgadas por los reyes. En este térito. Aun cuando se hubiera utilizado el pretérito imperfecto, no se
caso, la fuente de la norma a ser conservadaera. indiscutiblcmerrte,la hubiera dado a la comunidad ninguna posición uis á uis con respecto al
voluntad de los reyes que prececlierona Eduardo IL Tales normas habían rey en el futuro. Lo que se pretendla era, precisamente,atribuir a la
sido otorgadaso concebidassolo por los rcves anteríoter;.En l¡ ctrarta comunidad el poder que había de restringírsele al rey en el futuro, así
1,94 El Rey La realeza feudal en Ing,laterra 18t
como-logtar que este mantuviera las leyes y las costumbres. La cláusula rey, sino que más bien fortalcció la función feudal <<limitando>> al rey
se refiere más a la observación forzosa del derecho que a su elaboración. con un órgano que, en sus orígenes, era feudal. Este peculiar desarrollo
No sé cóm-ohubiera podido lograrse este efecto de no haber utílizado el hizo posible la conservaciónsin daño del rey teocrático. La rcalezainglesa
tutur-o perfecto. Ahora surge con toda claridad la diferencia fundamental de l¿ Edad Media se inclinaba muy ostensiblementea favor del rey limi-
con Ia primera cláusula: en este caso, sobre fundamentos teocráticos, no tado feudal, en tanto que, como veremos de inmediato, el desaffollo poli
había po.sibilidad de concebir a Ia comunidad del reino en el papeÍ de tico contemooráneo-de s. es decir.
órgano dispuesto a mantener al rey suieto a las normas otorgadár por a la preeminencia de las funciones teocráticas del rev en detrimento de
sus antecesores:estas habían sido piomulgadas sin que la .o-.tñid"d iro- -

a
las feldalcs. El advenimi. \
vje.ra u1 dedo y, por lo tanto, sin ninguna ingereniia de su parte en la tó¡ica: fue la culminación del proceso producido por el pleno despliegue
elaboración de esé derecho. En conseiuencia,"no podía posier ningún ñ
ile todos los elementos inherentes a la función teocrática. Igualmente, la
poder para obligar al rey a observarlo. ausenciade un LuirXIV en Inclaterra tamDocoes un capricho histórico.
La cuarta cláusula se refiere a un cuerpo de derecho (escrito o no)ror I'uclrera muy blen dcclrse que en lnglaterfa se salvaguaroo at rey teocra-
existentede antemano,t"."ltudo d. l tico a su pesar, gracias al imprudenle eq-bierno de Juan que condujo a
,rt" =ú
gglg¿¡¡tie*ci r, como6ecuenci a del esfuerzocomúnd=J;iltT; naccf .,er rcuoalrsm. ,rnu aa@lcclrva, ryj.l!!r, pur
comunidaddel reino, bien en for-a de letcs_$lal¡¡id¿.s-o_-delo.srumLres su parte, no tuvo lr suerte de por.".r un Juan, pero tuvo eFEfioe'II
gbadas : de cu-alquier
-justifiEáilr -.@;;rt. d.=.T;F uno d. los gobernantesmás .rrurtr, el cual rabía Áanejar-Jffiiiumcntos
muy bien Ia necesidadde que se le recordarasu debei de de Ia realezareocrárica@de sus <,conseieros
conservarlo,.puesto.que había_¡omado parte en su elaboración.Al rey naturales>>. Una vertientetl3iór a,
no le quedab" va nin a la revolución. Aquí radica la diferencia entre el desarrollo histórico
(como en 1301) paiieluorr una u otra norma aeLcommon tau). Ln stn- de Francia y el de Inglaterra, la misma que existe entre el rey teocrático
tesis-,partiendode supuestosteocráticos,la comunidadno tenía ninsuna y el feudal.
po-sihilidadde obligar al rcy a observarnormas,porque ella mismí no Antes de que entremos a observar ciertos aspectosde Francia, valdría
habíatomadoparre en Ia elaboracióndel derecho(c1áuzula primera); pero
en contrastecon la función teocráticadel rey, su función féudat r.-hubíu
colocado- prominentemente en primer plano-y, sobre estos supuestos,las
normasjurldicas eran el resultadodel esfuerzoconjunto del iey y lá co-
rnunidad..AJto-m?rparte en la elaboraciónde la'ley, dicha éomunidad
tenía tambiénel derechode obligar al rcy a.onreruaila (cláusulacuarta).
unicamente desde esta perspecdv; podla reconocérselea Ia comunidad un
lugat en las -promesasde córonación;
coronación; nunca desde el punto de vista teo- bilidad ante el
ctático. El desconocimiento unilateral del derecho por el rey teocrático corfectamenteen
-lo que era una posibilidad legal contenida en la primera cíárrsula- se
prevenía en la cuarta cláusula en razón de
nidad ha en la ela
encontfaron su

que <<rexdebet esse sr{$¡¡LJgesl. Contempládo aún el hecho desde


otra perspectiva, 7a cuarta cIáusula daba forma concreta al desarrollo

ia¿ü
lngres oe nnes oe la -cclao ryIedla naya slclo el que
constitucional del siglo xrrr. Estas explicacionesacercade una cláusula re-
conocida como difícil no quitan ni un ápice de su importancia a la coro-
nación de 1308: por el contrario, tanto la coronación-como el desarrollo tosr02.Las razoneshistóricase ideológicasde este hecho singular radican
," constitucional adquieren su dimensión justa. Por fin, v nada menos que en la preparación del terreno llevada a cabo por el feudalismó, al cual no
cn la ceremoniarle coronación,Ia comunidad del reino-obtenía una sitira- era, sin duda, extraña la idea de representación.Sobre la base del desarro-
-tmtfiffisumen, llo anteriormente señalado,puede ser explicada sin mayor esfuerzo la asi-
el desarrollo habido durante los sislos xrrr v milación del principio representativoy su fácil adaptacióna\ habita¡ de la
xIV no condujo al equilibrio entre las funciones teocrática v-feudal dei communitas regni. La imperceptible transición del princípio populista al
I S(t El Rey La rcaleza leudal en Itr¡,laÍerra 187
lrj¿rlcodr.'lgobier'no<representativo>>
fue co¡dicjonadapor el pasado feua como portador de la soberanía legislativa. Esta última concepción era,
{¡Á¡¡.jg[Dq_cl fcudalrsmo habia sldo trna reallclad operante de gobierno, el sin duda, rcpublicana, a pesar clc que la idea de un gobierno republicano
principio de representaciónpodía ser asimilado dentro del sisiema <<cons- cstaba tan lejos de Bracton como de Fortescue. Pero es legítimo pregun-
titucional>>sin ninguna de las consecuenciasque, de otra manera. hubie- tarse si dentto de las restriccionesde vocabulario de la <<ciencia
política>>
ran tcnido ltrgal. El rey en el parlamento es quien ostenra Ia soberanía de entonces,y aun del siglo x',', Fortescue hubiera podido encontrar una
legislativa.,La- afrrmaciónque hizo el Chiel JusticeThorpe en fórmula mejor que la de regiruen politicum et regale para designar esa
de que <<el mento I
puede ser i

desarrollo inglés y el francés.

regale es el gobierno del rey monárquico al que, sin desconocerlo,se lo


mantiene dentro de llmites definidos. La afirmación de Fortescue, según
la cual dentro del <gobierno regio>>el rey gobernatia a su pueblo rnediÁte
leyes.<as he makyth himself>r05no dela-lugar a mayor-claridad y con-
tenido, especialmentecuando agrega que <<thereforehe mey sett uppon ^ótro
thaim tayles and other imposicions, zuch as he wol himsélf>. En
lugar declarartr;

Si el. rey gobernara al pueblo con un podet enteramente regio,


estaría autorizado para cambiar las leyes de su reino y, además,
para imponer impuestos y otras carÉIas,sin consultarle.

Pero el¡lg!fuggfticum et rcpale se carac.terizaporque el rey gobierna


:t su l)ueDrosoro por@?tñáffitfi as tlrai a.renicn unto>. Á oesar dc
(lrrc cl conceptode rcgimenSoliticum,era, indudablemente,de oiig.n to-
,rista, v de gue en este sistema se obsérvá lá vigencia de Ia ionieoción
irri('cn(lcntcdel gobierno y del derecho,su transferenciaal eobierno inclés
-sin nccesidadde forzar mucho los términos de la compar.iión-tot
mües-
tr¿r l¡ facilitlad con que esta conc-epciónpodía ser recibida por un cuerpo
c¡trehalría rlcriv¡clo su existencia de la idéa del contrato feudal. El regim'en
p.olitictrntronrista, por el contrario, había surgido de la idea natuialista
de insrri.rrcií' r'ist<;télica,de la sociedad humana, del poptlus mismo
La realeza leudal en Inglaterra 189
'o L. Delisle, Recueil des actes de Henri II (Parls, 1920), ii.244, núm. 6)J.
" Cf. e. g., <<Fuitdissaisitus occasionemalevolentiae quam dominus rex etga eum
habuit>, tomado de J. E. A. Jolliffe, Angeuin Kingship (Londres, L955), p. 60, n. l.
'-[ambién
aquí, p. 61, n. I, está el exquisito razonamiento de Juan en relación con el
obispo de San David.
" Ibid., p.72, el caso de Roger de Cressi.Además, cf. p. 105, n. 2 en relación
con Enrique II: <Rex remisit omnem maleuolentian baronibus et hominibus...>
'" Ibid., p. 76.
ra En una acción tomada por unas tietras, la cual fue llevada a la corte del rey,
el amanuenseesoibió 1o siguiente fBracton, Note Book, pl.565 (anno 12]1)l: Re-
cordum missum est domino ¡esi et rex reddidit ei seisinam suam. sed nescitur utrum
per judiciam curiae suae vel !'er aoluntatem suam. ,.Cf . también pl. 857, pp. 665-6.
Notas '' Pala un recuento instructivo de la influencia del derecho romano, en el periodo
anterior a Juan, ver R. C. van Caenegem,Royal'\Vrits... to Glanuill (Seld. Soc.,lxxvii
(1959),esp.pp. 379 y ss.
'o Ver H. G. Richardson, <<TheOxford larv school under
John>, en L. Q. R., lvii
(r91r), pp. )2J-4.
't Como de costumbre, Stubbs, i. 593 captó claramente lo esencial cuando señaló
---' Para. algunas observacionesinteresantesal respecto, ver rv. schlesinger en la influencia de la idea impetial: <<Amedida que los juristas se hacían más podero-
HZ., clxxvi (1953), p. 259.
'.Ver Bracton, sos como clase, las supuestasteorías de la realeza iban acercándosecada vez más al
. .De legibus, ed. G. E. Woodbine, Ii. 22g: <<Homagiumest juris absolutismo... pero ni siquiera para el jurista, tal rey ideal era el hombre que se
vinculum... conuahitur de utrillsqqe voluntate tam áomini qu.- t.n8tii, per con-
üariam utriusque voluntatem dissólvendam,si,uterque volueiit. won enim'suffi.ii, sentaba en el trono, sino el poder que harla obligatorio el derecho... probablemente
si unus tantum hoc voluerit...> La sig{ente ofirmacióncoincide bastante.on to quÉ sobte la idea de que el rey es el señor sobetano de su pueblo, Ricardo y Juan revi-
G,lanvill tenía quedecir luego;.ve¡ su'De legibus, ed. G. E. !ü;"¡úl;;-l;.-4, vieron la práctica ancestral de ototgar una carta de libertades el día de su coronación.
p. li6;
(<Mutuaqurdemdebetessedominii et homagiifidelitaisconnexio...,, J.a idea que tenla Juan de su propia posición,era realmentela de un príncipe abso-
t-Jttro qodemosmenos gue-ac:ptar luto...>
- la_opinión exptesadapor H. J. schertema,<<An t' Rymer, i. 87.
den Wurzeln der ma. Gesellschaft>,en Initituttet f-or Samnentigende Kultaif:iiskiig, ' En Matthew París, Chron. Maj., ii. 17. Ni Calasso ni Mochy Onory parecen
xxiv- (1958), p. 8q: <!er Feudalismusíst ein Recbtssystem,eiie bestimmte'Art de"i
Recá¡denk-en_s...> (e1 subrayado-esnuestr_o). Además,cf. Maine (en p. & U' ¡¡. Zli, haber notado la existencia de este importante pasaje, que sin duda, hubiera sido esen-
sogiedadfeudal se gobernabapor el derecho cóntractual.rr' cial para sus tesis. Cf. al respecto,F. Schulzen E. H. R., lx (1945), p. 151.
"La - EP., 239, en P. L., cxcix. 271.
. i __Vl ejemplo caractérlsqico puéde verse en Rufinus, De bono pacis, ii.9 (p. L.,
cl. 1617): <<cumrex instituitur, pactio quaedamtacita lnter át pópulum'initur, " Aún asl, S. Painter (The Reiex of King lohn lBahimore, 7949f, pp. 296 y ss.)
ut rex human€ regat populum ,et populus tegem statutis ributis, "omet inlátibnibus memi- ha demosrado que apenas la mitad en los barones era la que estaba en oposición 'Süalter
nerit veneraril> iQué clase de paitio era- este, jurídicamenté hablando? probabii- activa. Los pasajesde Ralph CoggeshalT,Chrox. Angliae (R. S.), p. l7L, o de
mente se-trataba, en -la mente d_e_ lgs canonistas,de la concepción feudal de la realeza, de Coventry, Mernoriale (R. S.), p. 220, donde se ¡efieten a w exercitus Deo diti-
a pesarde que la referenciaa IV Reg. xi. 17 diflcilmente eÁtraríaen este cuadro. Lai gido conüa Juan, reflejan las concepcionesvigentes son respecto a la resistenciafeudal.
argumentacionesde escritores tales como Manegold de Lautenbach eran, por supuesro, Cf. también al respectoF. Kern, op. cit., ed. cit., p. 163, n. 352.
diferentes. " Liebermann,i.6J5 y s. Con respectoa la fecha (primera décadadel siglo xrrr),
'_ Y^ Maitland, en ver además de Liebermann (nota siguiente), Jolliffe, pp. 322 y ss. H. G. Richardson
__ P. ú M., i. il2 y n. I, había comenradola influencia de los
B. t., en relación con la <<excepcionalidad> o <(prerrogatividad>,y en relación con (en <The Coronation in England>>,en Traditio, xvi (1960), p. 167) sostiene que esta
Y. interpolación fue hecha durante el reinado de Enrique II: <the probabilities point
el rey como <<prerrogativa>.
o cf. las observaciones to a date early in that reign, almost certainly before 1172> pues se dice que no hacen
hechasal respectopor- T. F. T. plucknett, Eduard I and
Cúminal Lau (Cambridee,1960). pp. 28 v ss. refe¡enciaa la conquistade hlanda (ibid., n.32). Esto no es preciso,ya que el primet
7 Durante.el períó49 manuscrito de las Leges hace una referencia petfectamente clara de la conquista de
normándo, lós jueces del rey también inrerveníanen
gr.lnro.,crimjnales ex- officjg,.y sin ninguna queja de las partes. ver Liebermann,ii. Irlanda: F. Liebermann,<A ContemporaryM. S. of the LegesAnglorum>, en E. H. R.,
6rtr, sr¡b.,núm. E; cf. también,p. 555, núm. 19. xxviii (1913), p.742: <Subjugavitiste predictus rex... in petpetuum Ybernian totam
cum omnibus appendiciis...>; ver ademásLiebermann,Ueber die Leges, cit., p. 80,
_ : Recuérdese,que la jurisdicción criminal fue la que dio lugar al conflicto con núms. 43 v 44. referidos a la accesiónv muerte de Ricardo I.
Rccl<et.Pienso,-además,que desde_el punto de vista áe la paz áel rey, este (en su '
función teocrático-monárquica) estaba en el derecho de resiítir más táide a las de- JK.'69'+. Aquí se toma la feóha equivocada:el año 169 d. C. está fueta de
nr¡n<lashechas para lograr los nombramientoslocales o eleccionespara el cargo de cuestión, puesto que Eleuthetius fue Papa entre L75 y 189. En relación con esta
(y ademásdel.de sherilf). Cf. B. \Tilkinson, op. cit., iii. 191 y pI feS. disputa, ver también Liebermann, Ueber die Leges Angloram (t{al[e, 1894), pp. 4l-42.
itlcz d.e Faz
Mtrv rlc acucrdocon el espíritu g-ener-al que.Ias-animaba, las LegesAnglorumiri. io¡rn, " Y continuaba: <<Suscepistis enim nuper miserationedivina in regno Britaniae
¡r. 16)) c.rigían la elecciónanual del sherilf (Liebetmann, ii. 649, iúm.4c). Acérca legem et fide,mChristi, habetispenes vos in legno utramque paginam,ex illis Dei gra-
tlc Ia iurisdicción criminal ejercida p-or_el,tribunal superior de justicia del'rey bajo tra per conslllum regnr vestfr sume legem...>
'u Liebermann,op. cit., p. 44, es quizí un tanto iniusto con el autor, cuando lo
E<luard,.- T v llduardo II, ver los análisisde G. O. Sayles,Selecí Casesin the'Coirt
ot' tltc Kilt.q'sl)cncb (Seld. Soc., lxxiv (1957), iv. lv y is.).' califica de <ganz unkirchlich, da nur die Bibel, nicht Canon oder Konzil oder Dekret
' Policraticus,iv.2. empfohlen wird>. ¿Qué cánones,concilios,etc. hubiera podido citar en el año 169?
190 El Rey
1 La realeza feudal en Inglaterra 191
'
. -<Lex- est semper quod jus facit, voluntas vero et violentia et vis non est rationabile auxiliun:la respuestaa esta cuestión, determinante del alcance dc la
.¡us.¡¡La afirmación de Guido de Ferrara, silpra, p. 102, debe compararsecon esta. oayuda razonable>,parece sugerirsepor sí misma. Cf. ademásel paraum delictuxt
" MGH. Const. i.90, núm._46; incorporadoen el Liber Feudirun, v. I. En la cn el capítulo 20: ¿dónde estaba la línea divisoria entre la <<pequeña ofensa>> y el
elaboraciónde mi, Rapport al XI Internaiional History congress, Estocolmo, 1960, <crimen mayor)), y quien podtía uazarla? Cf. ademásel capítulo 29: causarazonable.
me he basadoen Ia edición del Iln este contexto es de particular importancia la atilitas communis regti; cf. tam-
.Lib. Feud. publicad¿en Amiterdam, 1,66), pero en
eJla se usa erróncamenteel en vez del .or.".ro ,:oiitiiitib, u pr- bíén infra, p. 182 y P. €' M., i. 2J5 6.
,término..cozsuerudo, o' Vet el Lib. Feud., II. xxvi. II: Los hijos naturales <<adsuccessionem
ta-r dg. glte este-err-orqas-a. desapercibido.Hace muchos años, rff. Stubbs,Cortt. fl¡'ii., feudi
4'" edición.(oxford, 1881),i. 578, n. I, ha llamado la atenciónhacia'el decretodé nec soli nec cum aliis admittuntut>. Cf. también la afirmación de Glanvill, vii. 15,
uonrado. Además, cf. Lotha¡ rr en l-ib. Feud, i. 21: <Nemo miles ... beneficium cd. cit., p. iII, acercadel corntTlonlau inglés sobre este particular, el cual com-
amitat....per laudamentumparium suorum>; ver también, ibid., cap. 22: <per jidi- l)ara con el derecho romano. Cf. además el capítulo 73. La taz6¡ que movió a los
clum paflum suotum)>. arzobispos de Merton a clamar por la adopción de la dirección canónica ¡omana fue-
. lt _IJ"" ojead,a.a cualquier libro medieval confirma esto. Cf. e. g., como objeto ron las consideraciones fundamentalesde la decretal de Aleiandro (Alejandro III,
obvio de comparación,la iección jurídica De judiciis y compárenserír' ..pít,rlo, pu. cn X; IV, XViI, 6), donde se argumentabaque la validez del marimonio era tan
separado: en,ninguno encontramosot¡o sentido que el dl tribunal, .ort" ,1. jur- fuerte que, a través de é1, hasta los niños habidos antes de celebrarlo, podían con-
ticia. El vocablo usado para cl juicio era sentcnlia.En alsunos tmbaior rri, p(ñe- siderarselegítimos. El punto de referenciaepiscopallo constituía el marimonio, en
cializados,judiciun tenía, no obsiante,n u...., ,ienin.;3-J.-;r.,"¡á.'"' tanto que el de Justiniano y el de los barones no era el ois natrimonii, sino :una
'-' "i Juán llegó hasía a imirrr el len-
Y?1, la pena anotar, como curiosidad,que cuestiónpráctica: la capacidadpara heredar.
guaje-del papado cuando pi¿u,r¡rnr¡super-mandaro...>(Jolliffe, pá- ' Algunas costumbres señorialesteconocían un arreglo diferente (cf. G. Ho-
iecía: -<<.Atliranur
gina 326). tsta era una de las fórmulas papales nrás antiguas qu. r. ,riiliruba'pára mans, Englisb Villagers in the 13th Century (Cambridge, 1958), pp. I64-L66\, y la
leprochar algo severamenre.La fórmulq_ieápareceen los'docJmentos de la éioca lex Angliae (terrae) aparece cuando más como conzmofl latu feuclal. La cosa es
Tudor: <El rey se asombra mucho> [<The king much marvelso] (Esta informaiión
-También clara, principalmente debido_a.que- este common lau ferd¡L no fue omnicompren-
la debemosa la amabilidad del doctor Eltom). la usó Ricardo 1 en l l98 sivo en un principio, síno relacionado con aquella parte de la sociedad unida al rey
(Epp, Cant., p. 404, por,amable informacióndel profesor ChristopherCheney).
' En la realeza feudal en virtrrd del pactun feudal. Estoy muy agradecido a M. Edwarcl Millet por haber
de los cruzados se llamaba u ,tto gogi, le roi, y enue los llamado mi atenciónhacia estosaspectos.
seis casosindividualesen los que tal actitud se considerabale!ítima, ..tíb. lu .on- 6 En 1239 se impugnaba Ia validez de cualquier orden porque era <<connalegem
fiscación del feudo sin procedimiento judicial, arresto y negaiión áe justicia. ver
et consuetudinemAngliae>>;ver G. O. Sayles,Select Casesin the Court ol tbe King's
F. Kern, op. cit., ed. cit., p. 2D, n. 481.-
Bench, cit., ii, p. clvi. En la prohibición que se hacía contra la emanación de un
"' lollilfe, op. cit., p. 3fi. mandato real que afectan el cotnmon lau sin el gran sello (Art. super cartas, cap.5)
" con buenas razonesvinculan la captura con el encarcelamíento (<capietur vel pareceexpresarsela misma idea.
imprisionetur>),ya qu_e_para.poder estaf-preso es necesariohaber sido anres cap- * (Higden), Polycbronicon(R. S.) ix. 1,46.T. F. Tout, en Cltaptersin the Admi-
turado. Esüictamente hablando, se trata de dos actos que tienden a convertirseén
una acción continua. Todos los otros ejemplos del cap. 39 presentan claramente nistratiue History (Manchester, 1928), iii. 412 (y n. 2) vio la importancia cucial
el aut. de Ia afirmaciónde los Apelantes de 1188, si bien desde una perspectivadiferente:
<,En la historia de este parlamento memorable, no hay nada que supere la impor-
" _ Liebermanl, i. !_54, sub, núm. 8. I (b). Cf. además,idem., I|eber..., cit. lsupra, tancia de esta declaración...el hecho de que el parlamento,en tanto que creador del
p. 161, n. 2), p. 75. No se reconocenlos vínculos con la Carta Maena.
'o_ V_eral_respecroMaitland, derecho tuviera capacidad para desplazar a los oficiales ejecutores de la ley, impli-
. Const, Hist. (repr. Cambridee,L92ó\, p. 67: la tjra-
nía-dc Juan fue.lo- q-ue-convirtió<,enrealidnd eite derecho-delegislaciónconjunra>>. caba el reconocimiento de la soberanía del parlamento, que con el correr de los
tu Se trata, indudablemente
de lo que tenía que siglos se iba a conve¡tir en la teorla aceptada del Estado inglés.> Cuando e¡ 1359
decir Edwaid coke. Inítitutes
-Angliae,
(ed. Londtes, 1656), i. II verso: <<Communis lex el derecho común inglés, se impugnaba la validcz de una carta real, se aconsejabaal rey aducir como razórr
llamado a veceslex terrae>>, para diferenciarlode lc Iáx coronaey el derecho estanr- para sl¡ invalidez, el hecho de que infringla el common law (legi communi contra'
tario establecidocon la autoridad del Parlamento; cf. también ib¡d., ii. 46. ria), cit. de L. Ehrlich, Proceedingsagainst the Crown (Oxford, l92l), pp.245-6.
%_ Cf. al respecto H. Mitteis, ot Ver .1. C., p. 492. También é1 reconocla explícitamente que las cattas <<{eurcnt
I-ehensrecbt6r SÍaatsgeu,ah(Tubíngen, 1%A,
p. 374. faites par conrmunasetttde tout le roiaume>,
' Cf. Glanvill, n' C. Digard, en Bibl. de l'école des Chartes, li (1890), dice en la página 409:
, vii. 17,,p.-IL4. Además,ii. J, p.60; ii. 19, p. 69. El té¡mino
lex patriae puede verse en las Leges Henrici'Primi (it, ti); u.r Li.b.t-rnn, i. 557; <L'Angleterre est le seul pays oü l'on puisse constater au moyen áge... la défiance
cf. además,ibid., p.554, sub 8, I1. conffe I'influence politique du dtoit tomain aussi bien que contre son formalisme et
'" Ver cdemásinfru, pp. 172 y l'attachementjaloux du droit coutumier.>
s. a' Se atribuye a Inocencio IV el haber emitido el decreto Dolentes en 125), ha-
" En el Rapport (citado supra, n. 27) he sugerido, con reservas,el carácter
cscrito_de -la lex terra,e,basándomeen que el uso de consuetudo(en el decreto de ciendo extensivas,en esta forma las provisionesdel decreto (auténtico) de Honorio
oonrrrdo) fue sustituido por lex; en,la jurisprudenciacontemporáneaconsuetudo síg- III, aplicable solo a la Universidad de París. Yer infra,, p.213, n. 16. El deceto
nilice siempre derecho no escrito, y /ex derechoescrito. E1 término cortecto, sin em- apócrifo está en Matthew París, Lib. Add., pp.293-5,y Chron. Maj., v.428. Ignorante
lrargo, cs constitutio (ver supra, p. 165), lo cual da un carácter diferente a la ma- de los argumentos de Digard, sostuve hace algunos años que el Dolentes era autén-
tcria cn clrcstión. ticamente papal (art. cit. inlra, p.202). Digard su.ger'íaa Orford como lugar de
no Prólogo, p. 24. origen (p. 416) de esta falsificación,pero no excluía tampoco a St. Albans (p. 417).
o' lld. (1. Cf. además,H. Plehn, Der Politík Charaktertl. M- Parisiensls(Leipzig, 1897),p. 107,
Johnson,pp. 59-60.
o' ].rrs considcracionesnotmativas contenidas en la quien también sugierea Oxford.
Carta Magna eran de sran ' El contenido del artículo de T. F. T. Plucknett, enToronto Law
iml)()r'trrn(iir ¡rr:ítticrr.Por ciemplo, la ayuda de los capítulos12 y 14 debe sei un ]., iii (1940),
i
l,)2 El Rey La realeza leudal en Inglaferra 193
p1>.24 y ss. lo constituyela pregunta: <<¿Porqué fue meno¡ la influenciaromana en
decirlo, sumergido desde la infancia? Hace tiempo dijo Maitland que Bracton asimiló
lnglatcrlaquc en cl Continente?>
o' Cf. adcmás T. F. T. Plucknett, The Legislation ocasionalmenteel derecho romano y su doctrina. Las obras de Bracton deben ser con-
ol Edwad I (Oxford, 1949), sidetadas como un todo, so pena de caer en una interpretación parcializada; es más,
pp. II y s. En esta obra deben leerse las obsetvacionesde Maitland con tesDecro
debe contemplárselo sobre un trasfondo histó¡ico que, como el de entonces, estaba
a la <simplicidad ruda, y hasta teme¡a¡ia> de los razonamientosde los jueces, cóndu- plagado de conflictos constitucionalesresultantes, en sí mismos, de la antítesis enue
ccnte a la <<hermosa simplicidad> del conmon lau inglés. P. €i M., ii. 274. los principios de_gobierno del derecho feudal y el romano. Espero poder ocuparme
u' De ser correcta la interpretación
de mis lecturas, la afirmación herha por los de esto más ampliamente en offa ocasión.
legados de Luis (en 1216) contiene claramentela distinción entre las dos funciónes de 6 M. París (Chrom. Maj., 1ii,
383), parece expresar consideraciones seme-
la realeza,A_pesar de que Juan era un <(rer inunctus, tamen tamquam contes et dax jantes: en relación con la garantía de un uigésimo por parte de los ba¡ones en L237,
erat de jur_isdictionedomini,r,egis Francorumr>,y si un duque o conde cometía alguna expresa.que: <curn difficr,rlt^te talf^ regis animun ad salubre consilium contorquerenr
ofensa_ en Francia,podía y debía ser sentenciadóa muene por sus iguales; ver M] Pa- et consiliis eorum, a quibus omnem bonorem lerrenutT habet, obsecwtda¡et...> Con-
rís. Chron. Maj., 1i. 657. Lo que InocencioIII objetabaera la condeñaa muerte dentro sideraciones
del orden feudal: <,BaronesFranciae non potuerunt judicare eum ad mortem, quia _comoéstas, muestran con cuánta facilidad iba a ser aceptadaposterior-
mente la tesis populista; cf. además,infra, p. L85.
est rex inilnctus et ita sapeñor... major dignitas quodam modo absorbet minorem.>> -
.Ed, cit., ii. 305. Cf. con el prólogo de Glanvill, p. 24 en relación con esro
Esto cae, por supuesto, completamente dentro del punto de vista papal.
" Cf. también infra, pp. 184. Debe contemplarsela posibilidad de que los redac- I y con la siguiente afirmación del texto.
* Mcllwain, op. cit., pp. 67 y
ss.
tores de - la Carta Magna tuvieran in mente el procedimiento de embargo del I * <Leges....approbataset ju¡atas>,
ii. 166. Dos siglos
common law.
I
-tesisdespués,Fortescue afu-
- Desde el punto de vista real (monárquico), mará casi lo mismo, añadiendo, debido al influjo de Ia populista entonces tan
el nombramiento de los consejeros en boga, que pa¡a hacer tal, el rey recibe del pueblo su poder-. Cf. con Ia nota L07.
teales era asunto a se¡ decidido por el mismo rey; desde el punto de v.ista de la o' El enfeudamiento
tealeza feudal era asunto que concernía a los barones o a la cornunidad del reino. Tal dc,'Inglaterra al papado había sido üevado a cabo por Juan,
sin el consentimientode los baro¡es, lo cual fue una de las razonespara que en
era el -clamor e,n l].34, recogido más tarde por el autor de \a Song ol Leues:
-interesa 1366 se anulara la dependenciafeudal: <le roi Joham... saunz assenf de eux...>
<<Lacalidad de los hombres a ser escogidospara el servicio del reino, a la (L.7., p. 104, núm. l3). Lo que el Parlamentohizo en Ii66 fue retrotraer al reinado
com-unidad>.(tr-aducido en B. Wilkinson, op. cit., iii. 106; cf. además,ibiden, p.89). de Juan el principio desa¡rolladoposteriormente.
Quiá el revivir la rnesa redonda por parte de Eduardo III era la expresión ou Sesión
de este hecho. [Assizre] del tribunal de Northampton, .1C.,p. 180.
uo Sc.,p. 326. o" Tomado de H. G. Richardson,en Speculum,xxiv (1949), p.
'o Ver Liebermann,i..635: el fi, n. 54
57 <La comunidad de un reino difería más en tamaño y poder, que . .rcy debía <<-...et libertates córonae regni huius in
en esencia,
de la de un condado o de una villa>, Maitland, SelectedEsrZys (Cairbúdge,7%6|, integrum cum omni integritatc... observareet defendere...r)
p. 107. " Cf. F.. Kantorowicz, op. cit., pp. 336 y ss. Cf. también fnocencio III, en
Reg., xv. 234.
" En el reino feudal de los cruzados se llevó muy lejos este principio, hasta el
punto de que un dec¡eto real, dirigido al mantenimientoy limpieza de los caminos -'1 -C-fr-P. G., pp. 3L3 y s.s.; ¿4. P., pp. 457 y ss. Ver además,Corona Regti,
en Jerusalén fue decla¡ado nulo y sin validez porque el rey lo había decretado <(sans ed. M. Hellmann (\X/eimar,1961),pp. 164,201,229,237,24L.
le conseil de ses homes et de ses borgeis de la cité>>,cit. de F. Kern, op. cit., ed. cit., " Ver los textos citados por Richardson, art. cit., p. 49, y Kantorovicz, p. )OZ,
Appendix XI, p. 291, donde puede vetse el texto completo. n. 167.
7n lbidem, n. 168; Vilkinson, iii.
" Cf. C. H. Mcllwain, Constitutionalism (Ithaca, 1947), p. 7): <<¿EraB¡acton 69, con literatura anexa.
75 Cuando el legado del Papa mosrró
un absolutistao un constitucionalista,o simplementeun estúpido?)> a Eduardo I a fines del verano de 1j00
. ii. 305. la o¡den de Bonifacio VIII donde se exigía a este rey desistir de su ataque a Escocia,
o' Ibidem, ii. 110. No importa si dicho pasajefue original de Bracton, o en virtud de que se t¡ataba de un feudo papal, Eduardo replicó <alláta voce: per
si fuc
agregado luego, por él mismo o por algún miemb¡o de la oposición de los batones, sanguinim Dei, propter Syon non tacebo, et propte¡ Jerusalem non quiescam, dum
porque está dentto de la llnea de Bracton. Al respectopuede verse, Maitland, Bracton's spiritus fuerit in naribus meis, quin jus meum, toti mundo cognitum, toto posse de-
Note Book, p. )O; P. & M., i. 209, n. 2; Mcllwain, p. 157, n. 2. La ¡nísma afirma- fendam>, (Thomas \Walsírghan,,Hist. Angl. (R. S., 7863), í. 82.) La respuesta de
ción fue hecha por un_juez bajo el ,reinado de Eduardo I o Eduardo II: luego de los L08 barones envolvió a la del rey en su lenguaje constitucional, sosteniendo que
explicar que para justificar su título de !ey, este <debet precipere et non precipi, quia el accedera-las exigenciasdei Papa signifrcaríauna exberedatiocoronae; ver Th. Rymer,
aliter sequeretur, quod non esset regens et gubernans, set potius rectus et gubeina- Foedera(ed. London, 1816), i. 2, pp. 926-7. La respuesradel rey se manruvo en tér-
tus>, continúa diciendo que <(comitesdicumtu¡ socii regis: et qui habet socium habet minos- <históricos>>, i. e. en ¡elación con Geoffrey de Monmouth, ibid.,912-3. Para
magisnum:.rex habet socium scil. comitem, ergo ¡ex habet magistrum... ergo rex más detalles, cf. mi a¡tículo aparecido en Festschrilt f. l. Spóil (Munich, 1965).
habet superiorem),L. T., p. 10. 7o Las Ordenanzas de 1111 eran <<inderogationem juris regis
t Existen dos trabajos recientes sobre Bracton que se refieren et coroflse s) e>>,
directamente a las G. O. Sayles,SelectCases...,cit., iv. 126.
materias-qu_eaqul se discuten: Viebke Fesefeldt, Engl. Staatstheoriedes 13. Jabrh.: rülilkinson prefiere el término .<soberaníacompuesta>, en Speculum,
" B. xxiv
Henry de Bracton und sein Verk (G6ttingen, 1962), y Brian Tierney, <<Bractonon (1949),pp.502 y ss.
Gov-ernment>, en Specyluyt,xxxviii (1963),295-317.Aceicadel primero,'cf. mi artículo, 78 Este- principio de inal'enabilidad pudo muy
bien haber sido sugerido por las
en Reute d'Histoire da Droit, xxxi (1961), 289-300. En amboJ estudios, se hace caso Leges Angloruzz, las cuales exagcran la cxtensión quc da Ceoffrey de Monmouth al
tmriso del derecho, las concepcionesy los principios feudales, y apenas se utiliza el ¡eino de Arturo. Pero como en el paso del siglo xrr al xrrr la ¡ealidad se mostraba
cuaderno de Bracton. ¿Puederealmentesostene¡seque un jurisia inglés de mediados algo diferente de lo que se decía que había sido en ot¡as épocas,el auto¡ de las
del .siglo,\III, cuya mayor parte de la vida activa se pasó ejerciendo1á justicia real no Leges esttpolaba que para prevenir nuevas disninuciones del póder real, el rey debía
hubicra sido influenciadopor el derechofeudal, dentro del cual había estado,por así jurar defender y conservar todas las tieras, honores, dignidadés, derechos y [6ertades
IJ
t t

I
194 El Rey La realeza lcudal en lnglaterra 19t
de la corona, rechazandotodos los de¡echosperdidos y disminuidos, Gesetzed. Angelsa., srilrlrttrs ¿rl¡cferirsc a sus libctlade.r,a menos que agreguenque estasles habían sido
9yt, 1. !35: II. I. A. 2; cf. además,p. 640: 11. I. A. l-2. Cf . al respecro, !.¿r¿ttlizadaspor gracia y lauor de nuesffos pfedecesotes>,Mcllwain, op. cit., p. 11.3.
H. G. Richardson,en Speculum,xxiv (1949), 51. (;)n r.cspectoal siglo XIII, cf. también T. F'. T. Plucknett, Legislationol Edward 1,
t' rü/ilkinson,op. cit., iii. 1,41,y Kantorowicz,p. 166, n.229,
con literatura anexa. t t l . , l > ,4 4 .
* Kantorowicz,p.
363. " Cf., e. g. el Nole Book de Bracton, Pl. 1.117, p. 134; en Merton, <(tractatum
u' En Caluin's Case, 7 rep. II a, b, p.
390. luit <.lccotnmini utilitate rcgti super pluribus articulis dominum regem et regnum
u' Ver Walsingham,Hist. Angl. (R. S.), ii.235,
nota l. En el año 1106 el alemán rrrngcntibus...barones una voce responderuntquod noluerunt leges Angliae mutare,
!,_ntiqueIV dio también el anillo (y la espada)a su hijo Enrique V. Ver E. Eichmann, (luac usque ad tempus illud usitate fuerunt et approbate>.
Kaiserkrónung in Abendlande (\lürzburg, 1942), i. 243. Eñ relación con este tipo
"' Por ejemplo, P. E. Schramm, Hist. ol the Engl. coronation (Oxford, 1937),
de manimonio simbólico, puede verse el importante análisisde M. Wilks, <.Chaucer p. 206: <<Enesta forma, el rey se comprometió a observar la futu¡a legislación del
and the mystical marriage-in medieval politñal thought>>,en Bulletin Jobn Raylands (¿dónde están las custumesdroitureles?); B. Vilkinson, op, cit., ií. L2,9I
Libr., xliv (1962), 489 y ss., esp. 501 y is. ¡rLrcblor>
83 Eichmann,i. 244: <Schlagring>>. '' ss.
uo Eichmann, ii. 96: <Sinnbild " Con excepciónde R. S. Hoyt en E. H. R., lxxi (1956), pp. )fi y ss., quien
des dauerndeneheiihnlichenVerbindune mit dem sin cmbargo, no esbozalas condicionespertinentes.
Glaubcnder Kirchc.> * La. forma latina, sugiere también lo mismo: <<...etpromitiis eas per /e esse
"' Ve¡ el parecer de Lucas de Penna acercaclel nzatrintonium morale et politicum l)roregenoas)>.
contraído por el rey con el reino, cit. en !ü. Uümann, The mediettalidea ol faw (Lon- rQ En el inglés actual la frase se leería: <<Sir,do you grant to hold and to keep
don, 1946), p. L76; cf. también, Kantorowicz, p. 214. the laws and lawful customs which the community of the realm will have chosen
e P. E. Schramm, Kónig uon Frankreich (Weimar, 1939), p. 2)9, donde también
to be beld and kept by you, and will you defend and strengthen them to the honou¡
se halla Ia explicación y la referencia al anillo: <duquel ledit Seigneut espousale of God? /Señor: ¿pror¡etéis conservar y mantener las leyes y costumbres que la
royaume>>. comunidad del reino quiera que vos conservéisy mantengáis? ¿Las defenderéisy for-
"' Cf . Ephes,v. 2): <<vircaput uxoris>. taleceréispor el honor de Dios?/ Es cierto que la inserción de las palabrasen bas-
" El papado había prohibido toda ¡eferencia al anillo en los ordines imperiales, tardilla, y el subsecuente<<defend and sffengthen), constituyeun plmnasmo, pero así
y más tarde lo hizo con respecto a los oú.ines ¡eales. La ¡azón estibaba en el ca- sale a la luz todo el significado. Una vez comprendido esto, es perfectamentelegítima
rácter sacramental de cualquier matrimonio, inclusive el del obispo con su diócesis la omisión de las palabrasagregadas. Con respectoal significadode <<droitureles> (legl-
(ver InocencioIII en X: I.vti.2), y, en consecuencia, el Papa monopolizrbasu diso- timos), ver Hoyt, p. 363.
lución --por uanslación, deposición(suspensión),etc-. Por tanto, a esre respecto túr Esto es expresado con toda clarid¿d por el autor de la Anonitnalle Chronicle,
era de gran ayuda pata el papado.la no existenciade vínculos <<marrimoniales> de ed. V. H. Galbraith (Manchester,1927), p. 110: <Et apres il (el rey) fist se¡ement
nmguna especreentre el rey y su felno. ct jurast sur la croice de Kaunterbury de mayntener les estaluteset custamesde la
'e Para un análisismuy insructivo de las respuestasde los jueces,ver S. B. Ch¡i- telre utes et auaunt faitz.>>
rnes,en L.Q. R., Ixxi (1956), pp. )65 y ss., esp. 374 y ss. Lo importanteno está rc? Esto parece estar bien demostrado en la inscripción
de una medalla en conme-
en las preguntasmismas,sino en la manera en que eran hechas.Tout, en Cbapters, rnoración de la coronación de Eduardo III (L327): Populi dat jura oolantas, tomada
cit., iii. 424, agregabaenfáticamentc: <<Enesta forma se trazaba tna profunda línea <le M. Wilks, The Problem ol Souereignty in tbe later M. A. (Cambrídge, L96)),
divisoria enue los portadoresde la prerogativa y los partidarios de Ia supremacía p. 7L)0,n. 2.
parlamentariay el Imperio de la ley.> ¡0r Y. 8., 39. Edua¡do III, fol.
7a, tomado de Maitland, Selected Essays,cít.,
"o <r...in suis insanis consiliis propriam aoluntatem suam singularem p¡oterve p. 107.
exercere.>(L. 7., p. 24.) rq
Quizá una vez que se comprendió plenamente el <<caráctetrepresentativo> del
"' <<Leges suae erant in suo ore, et aliquotiensin pectore suo; et quod ipse solus parlamento, fue más fácil comptender la idea de <elaboración>> del derecho en el
posset mutare et condere leges regni sui... ut libe¡ius exequi et sequi valeret suae sentido estricto de la palabra -y también, por tanto, la modificación o aboüción del
ineptae et iüicitac uoluntatisarbitium> (L. T., p.28). Es evidente el origen de estos comtnon law-. EI principio esencial y fundamental del comnon law y del derecho
¡azonamrentos. legal era el consentimiento.Desde este punto de vista, el estatuto tan solo rectificaba
' P. €r M., i. 512. al commo-nlaw, aún cuando la rectificación implicara la abolición de una notma del
o' Cf. con el razon¡miento de los magistrados cotnmon tau.
en 1292 el rey <pro communi uti- r05 Gooernanceol England, ed. Ch. Plummer (Oxford, 1885), p. 109.
litate per prerrogatioam suatn in multis casibus est supra legeset consuetudinesin regno
(L. T., p.9). Lo que he t¡atado de señalaren este texto, es expresado )& De laudibus Legum Angliae, c. 9 (ed. S. B. Chrimes,Cambridge,1942, p. 25).
suo usitatas>>
cn toda su plcnitud por Coke en su exquisita alocuciónal Patlamento: <<Itis a Ma- (La traducciónperter)eceal editor.) S. B. Chrimes,Const. Ideas in tbe fifteentb century
ximc, The corrmon law hath admersuredthe king's premogative>,J. Rushforth, Hlsl. (Cambridge, t%6), pp. 324 y ss. (posee una utillsima compataciónentre Bracton y
Collcctious(London, 1682),i. 512. Fortescue); acercade Fortescue,ver B. Vilkinson, Const. Hist. ol England in the
"o Como consecuencia. se desarrollóla petición de derechoscomo instrumento de filteenth century (London, 1964), pp. 198 y ss.
r('t)rrncií)n. 'ot Hay en Fortescue,sin embargo,uno que otro pasajeque muestra cómo hasta
Cf. L. Ehrlich, Procecdings, cit., pp. 179-87.Cf. ndemásBracton,ii, )):
risi rlrtcnr ab eo [rege] petatur, cum breve non currat confta eum, locus erit szppll- él mismo había sucumbidoal at¡activo de la concepciónascendente. Cf. e. g. De laudi-
r'ttiruti, <¡nd {actum suum corrigat et emendet>>. Ver ademáslos comentarios de bus, c. 13, p. 32, donde dice que el rey posee el poder pa¡a proteger a los súbditos,
Ilichrrr<lscrn ¡' Saylesa una petición de derecho dc 1270, en Select Cases...utitboat a sus cuerposy a sus bienes <et ad hanc poÍestdtema populo ellluxam ipse habet, quo
tt'rit. cit. ¡r1r.clxxxvi y ss. Acerca del surgimientode derechoy gracia,ver Maitland, si non licet potestatealia suo populo dominari>. Juicio como este podría muy bien
IIi¡t Iirr'n:s((inmbridge,1957),pp.78 y ss. atribuirse al más radical defensor de los citerios populistas.
' (i,nro
includablementedecía Jaime I: .<La pura verdad es que no podemos
s()l)()tlírrl)n(icnlcmcnteel uso de trrlesexprcsiones¡ntimonárqr¡icas en boca de los
1
CAPITU],O

La realezateocrática
enJrancia

También en el rey de Francia, como en el de Inglaterra, estaban com-


binadas las dos funcibnes fundamentales de gobierni fsq{al
-la y teqc¡fijqa.
Cualquier observador del panorama de ambos paísesen vertientJEe los
siglos xIt y xlrr hubiera llegaclo-¡e 5i¡ ¡x7(¡- a Ia conclusión cle que
ambos pr'ocesoseran muy parecidos, con algunas diferencias sin importan-
cia. Pudiera decirse, invirtiendo los términos, que los factores que condu-
jeron a dar pleno vigor a la rcalezafeudal en Inglaterra contribuyeron a la
rcalizacíón plena de 7a rcaleza teocrática en Francia, pero, cn este caso,
dichos factores desplegaron sus fuerzas en un sentido completamente in-
verso del que habían tomado en Inglaterra. Ya hemos hecho notat 7a
inclinación <<natural>> en los gobernantesmedievales a reducir en lo posi-
ble sus funciones feudales hasta un grado que les result¿ra tolerable. a Ia
vcz qu_e,simultáneamente, reforzabañsu r.á1.2. monárquica.Este procepo
dependía grandemente del modo de proceder del rey, es clecir, de ia
rnedidaen que pudiera o no evitar el antagonismode sus <<conseieros na-
turales>>Enrique_II de Inglaterra, Io mismo que Felipe II y Luis IX Id.
Francia] fueron hábiles en este senticlo. fuan se c,ridó poco de la reac-
ción que provocabael ruidoso desplieguecle su uoluntai, y el resultado
fue que vino a estar constreñidopór las limitacionesfeudalés.A esto hav
que agregar las desastrosasconsecuencinsde su reinado, mt¡chas de lai
cuales rcdundaron a favor de la monarquía teocrática de Felioe II. Sobre
todo, la úpida expansión que sufrieron los dominios reales fráncese. -es-
pecialme_nte vermandois, Artois y Normandía- puso bajo el control di-
recto del rey extensasy aprovechablesregioncsr-que, desde el punto de
vista gubernamental, no podían distingtrirse del pro¡ric't dominio real 2.
otras regionesfeudalescomo champagnefueron administradaslargo tiem-
po- por regentesque depenclíancompletamentedel rev, lo cu¡l es in hecho
más entre los que contribuveron a realizar en Francía la plena monarqula
teocrática. Por otra parte, tampoco debe olvidarse -poi rarones irrele-
vantes-para nuestra investigación gue allí los vínculg;.J-ggdAlq¡.3!.Iff-d.
--
loE" glagnetes f eudales estnban muiñ6Gño-t-3áültñlo*.
$ev, v q,,.-*a
_Inglaterr4. La pibce de résistance capazde oponerse al despliegueie 1..
t e,T El Rey La realeza leouática cfl Fr,tficid 199
frrnciol.lcsmonrírq.icasreprescntada1-,rincipalmente
en los barones,o bien Dcl¡itloprccisamente
al ll.:ch,'tlc c¡ucIa p,rzdel rcintrv l,r pr.rz
del rev
era mu'rlébil. o no poseía cohesiónsuficiente,o no estabamotivada Dor -
critn la-.r!!s._ma
cosn, soto cstc estSL)ílclll)acrtaclopara dcctclrr qrrándo pcli-
puntos dc vista homogéneos,o estabademasiadoc{esarticulada .nmo pum
_*úfú-f'rls-"n-,r ¡
graba dicha paz'o cuándo había que romperla, y en estas decisionesera
con.stituirun organismocon el cual tuviera que vérselnsel rev. I-a resis- libre, no dependladel co'sentimicnto dc sus <<consejeros
tencia cle los barones feudalesestaba adormecidabaio las apárienciasde naturales>>.
cu¡n-
do se calibra en todo su valor la aureola que rocleab¿rrl rev teocrático
{S4!. r n de-que habían sabüó-r<ilénr..e-lGElI?áñGáA"rEt; xrrl. francés -como Io tcstimor.riael <ílco santo- no se hallan"dificultades
También es digno de tomarse en cuenta el heóho de que, .n zlgüo .on-
para decir- que el concepto de paz estaba orientado por las propias exi-
traste con rnglaterra, en Francia no había existido iuramento seneral de gencias del rey teocrático; que lrr paz del reino era la manifestáción cx-
fidelidad fuera del dom'iffilüáñesde 6nes clel sislá x t. terna de su acción. La determinacíín
Del reinado de Felipe II en adelante. la curii' rcg,is sc convirrió en @*sub;
el instrumento,de gobierno y srr composición,
'éolo
en parte, era Ld1¡1d**
"conhadó Jersake&,tsscútíca.
k**eÁisr,esieÁ4n ¿ñá ha1''íáiiá;ñT*i" il;
_real, o encomendadoal rcr'? cletentabaeste su oficio con el único
¿No
feudal. No sería exagerado decír que los aruntos principales .it.ban .n
gbje,to de conservar Ia paz? Pero según los criterios teocéntricosmedieva-
manos de oficiales permanentes coÁocedoresdel deiecho'v eiercitados en les la paz significaba,sobre todo, la'erradicaciónde aquellasfuerzas gue
su manejo, Ios cualespertenecían F.l poder dá la curia no
{hüsl.Áu.w. en una u otra forma obstaculizasenla continuiclaclde ia existencia de- la
e;3.g.tr..o-,
SuS-eJ.-dd.iropio rey. ffi1¿ffiilr"*g.n".nl.. re pááría .lecir misma rcaleza teocrática. Las numerosasmedidas clue tomó
que en .l ti&-:gq'lg*p3"sg4ealranstiruía,la. ¡q(cl-uladel gobiernode
correcta

qkld¡¡¡Fgges se trataba. casi exchrsi'amente. <1g.1-


derecho rqi. E'l
propio óoni6l tebcrático-trajo co_nsigo,necesnríam"nreATffiffi de la Ia rcaleza teocrática.
divi_sióndel trabajo, indispensable pat¡- llenar lo n.,Á.roio v detallado
de las funcio¡es que debían crrmplir los ..dsp¿¡lrmentos,)denÚo de la . .La cl@, asíconro.11rg€gt¡RiáA,.del.,an¡is¡+o4¡riil
cJ.P¡gqrym revl\'tdo. en los procesos jrrdicinles inqiiisitoriales pueclen
cutia.
.P.eroel poder que tuviera cualquiera dé estos departamer-rtosderi- considerarsecomo medidas_parael mantenimientode'la paz y el'orden.
vaba del tey, quien posqfu el derecho in.r,cgig!¿bl9-dgjqm;scujr,.. dir.;- Ambas se derivan, eventualmente, dSklg¡eebq¡¿¡ó¡¡,¡fa. u erá casi siem-
tamente en ctralquier'utu , ., pre a_t$4v6de_lpá_.uoesdi
decir, conocedoresde derecho, y_rradie más capacltado para el caso que
mjentos @¡js¡¡¡iffi"'l os aqenrcs reales
p€neraban- protundamente
los. juristas, conocs¿ore¡¡.t.d. o 5. El t.y ,. opoyuba en estos deritro-ñé-16í"i-diiiiñiios .lsñgfialcs, llevando
la voluntad ieal hasta las ap nr t á<Ias aldeaS;r'-6]jE?ñtld?i Io s o fici aI es
,unsta^s, cuyas perspectivas esta.banplenamcntedeterminadaspor la inter- locales a_colocarsebaio el de los decr.cio. re"ales.EI .urá.ü. J"
pretación que comírnmente se daba a dicho detechoó. "mpáro
los qfi"i"l"" ...1"r dE[ ggbjgJqfLlos¿l tampoco clifería mrrcho á.1 d" loo
Todo esto estaba,cvidentemente,dgntro de la línea de la concepción ptoplos sergents du roi. Lñ
ptopios Los bailes y scnesiales
scnescalesteales poscían una comr¡é-
con¿l¡é-
'En
-teocrá.ticade 14 rcaleza. La conservació tence uniaerselleen los-camposjudicial, de supervisióny de finnnzas.
ffi-rey: hemos J"q##.d"án .*.'.r"nr.,. efecto,.la corte de lqs bailei y ienescalesrealls cra r¡iÉunal ¡; .¡;r"d;
manejó en este sentido Enrique II, ";ri"
e insistido en el hecho de que el man- instancia
tenerse con persistenciay con un programa dentro de esta línia era una .para apelaciones-
provenientesde las cortes scñorialcs:pero en
zu calidad de portadore_s del derechoreal, sus decisionesjudiciales'sefun-
de.las.actitudesmás prometedoras_que un rev monárquicopodía adoptar. damentabanen dícho derecho.Eran oficialesrealespermanentes '-' n travós
Bajo el.pretexto generalde ptetender eiercer Ia ojurisáiccióncriminal>, el
de los cuales la aolonté real descendíaen sentido vertical.
rey podía entrometerse.enmúltiple.sy hien detcrminodoscampos sin que
-estrictamente hablando- ss pu5js¡a en cuestión Ia
legalidai d" ,u n.-
tuación. Precisamente.esesta_búsqueda de la pnz y el oiden lo que hace
comprensibleslas medidas sobre las cuales un'L.is IX podía colocar los
fundamentos del Ancien Régime. No hay necesidadd"'.rlii.oi si estas
medidas estuvieronen contrtdicción con io qu" hubiera .rigiJo-un" .on-
fuc llevada a
cepción feudal de la sociedad._
como tampoco el rrecho de qu'. Lltobn ,nuu .cabo por los oficialesrcaies bajo pretexro ¿" .on,üii"ioi
abusos,extorsiones,etc., con lo cual Ia legalidadde dicha medidano nodía
lejos dcl dcrecho feudal, es decir, de toio aquello pu.u to' ÁJ se requi-
s,er cuestiónl.L. prot..gól Á^: 1.. o,
riera un conscntimiento. ipuesta.efi
oe los oncrarcsfeales dro lugar a la tunción protectora sune¡íor Jol ,q1,.
200 El Ret La realeza teocrática en Francia 201

Pero todas estas medidasnronárquicnscomp,lrtenla misma suerte: se ha- al rachat y, en parte, de los propios dominios reales,basado en los deberes
bía crea<louna maquinariaque no r.rcccsít,rbade mucha inventiva pof pafte
del rey para que los enquéterl,,.rse ocurrarnn de una serie de tareas que
solo remotamentese relacionabancon slrs funcionesoriginarias; a frn de a su cuidado. Las
cuentas,se habían convertido en los ntís efectivosv directos instrumentos
de Ia política rca17.
El-funcionamientodel excluyenteprincipio francés dela protectio reg-
ni o tuitio regni metece alguna atención. Este principio estaba también tuitione regni. Asi,
comprendido dentro de la función teocrática del rey', puesto clue la pro-
tección del reino que le había sido confirdo era la característicaprincipal pTFa6ffile?l$rnto de vista del cornrnonlaw: a innecesarioacla-
rar que la interpretación de la utilitas o commoduru rcgni era diferente,
según se la determinara por consentimiento mutuo o unilateralmente por
el rey. La defensa o protección del reino constituye solo un aspecto de
obvio, tan este principio general.
clébilmente desarrolladosqlre, en realidad, no existía ningún lazo iurídico La autoridad de que gozabael derecho romano en toda Francia Íacilitó
que uniera efectivamente a los dos órgarros.En el sentido estricto de la muchlsimo la puesta en vigor de estos principios. Es cierto que existían
palabra, se trataba solo de tomar conseio, puesto que el rev era libre pays de droit coutuntier y pays de droit écrit, pero la distinción no era
para tomar cualquier decisión8. Las medidas reales, concebidasinteligen- y precisa porque, de- L' otia iorma, el ierecho romano era tam-
temente <<eninterés del orden público>>.tendían a clisminuir los derechos ".iu válido, aunque subsidiaiíámentc
bién "ní dentro de los paíscsde droit coutu-
de los barones, y no podían méno. que enfrentarlos al rey; pero si hien iiiéi. Además, en aquel tiempo estas designacioner .rrn de importancia
en Inglaterra aquellos habían llegado a constituir 7a commmitas regni, en relativarr. Algunos compiladoresy escritores,al estilo de Beaumanoir o el
Francia se oponían al rey, no recurriendo a la faceta feudal de la realeza, comentador anónimo áe las coututnes de I'Orléanais llamaban al derecho
sino a nostálgicoslamentos acercade los <<vieiostiempos meiorcs>. De Ia¡4?4g derecho común de Francia; además, en algunas provincias, el de-
aquí que la fo-rmación de l¿ <<Iri¡a.le lns Rnrnle?>, clue trlvo hrr'..ar,
en recho romano se había convertif,en derecho consuetudinario(Auvergne,
1246-7. no debe llevarnos a Densar sue se tratabe de urra verrladera Flanders, etc.), en tanto que en otras el derecho consuetudinario se basaba
-
unlón entre los barones en oposición al gobierno monárquico del rey. en el derecho romano o era consideradocomo derecho subsidiario (Ftanco-
Debemos, indudablemente,exclrsara Matthew Paris, quien desde su punto Condado,Melun, Sens,Odeáns,Anjou, Reims, etc.). Desde el ¡l
de vista inglés hizo la descripción de esta Liga, considerándola como
la exptesión de la ooosición feudal de los barones. En realidad no existe aüS5iltiGñ-dáñf'lFllbtd que dans le midi>>''. No es necesario insistir en
similiiud entre este'desarrollo y el inglés. La Tiga tenía un solo ob1'cto: la repercusión que tuvo el detecho romano, bien sea desde la perspectiva
<<nonpas á organiser la résistance á l'autoríté du roi, m¿is,-i.-conba¡tre estrictamente jurídica o desde la simplemente ideológica, a través de las
I]ennenli tr.ad4i_qlrneldg la nqblesse, skÁti¿di¡e le-alru¡4:.= Ya era, sin generaciones.Es el contraste fundamental con la Inelaterra
duda, dcmasiadotardEF-arffiens'aren una acciónconjunte dirigida a hacer de la misma época.
retroceder al rcy a su habitat feudal. fue lo que dio curso á
Dentro de su función teocrática, era el rey quien clecidíael momento
propicio en el que, en virtud de la protectio iegii o lt tuitio regni, habla
necesidad de poner en práctica las medidas realcs. El hábil uso de tal
función fue lo que le permitió abandonar*sus,-lunciones {gqdafes '0 y
eiercer sus derechos, orientándolos al est,rl''lecimientode las mec{idasade- sus romanistas con algunas de las mayores luminarías europeasdel firma-
cuadas para la tal taitio regni. Mediantc la invocación de este principio mento,jurídico. L
fue posible establecerdefinitivamente los derechos clel rey a fijar impues- grenoqg_llotras teman reputacroncuropeaen mateila de defecholomano;
Fr
tos y contribuciones.,porel interés del rcino>. dc comienios del siglo xrrr dstm-tsmo,nombres como el de Placentinus, Johannes de Blnnosco (Tean
de Blanot), Johannes Blancus (Jean Blanc), Jacobus de Ravanis (Jacques
I¡fl¡AÉcJ#
a1r.
-rc de Ravigny), Petrus de Bellapertica (Pierre de Belleperche),Johannes Fa-
eñ- el mismo rey quien legítíma y únicamente precisaba y definia dichas ber (Jean Faure), Petrus Jacobi, Guilelmus de Cuneo, y muchos otros,
necesidadcs-, en parte aprovechandolas cargas feuclalesque daban lugar eran en muchos aspectosno solo comparables,sino hasta supcriores a sus
) li )
El Rey
La realeza teocrática en Francia 203
c.lcgrrsdc llolonia13.Y no pocos de estosprofesoresde derecho
rrrestaban
-.r- cedimiento inquisitorial también podía funcionar, en caso de gue no hu-
l.s mciores servicios ul .?. En Guy Fourquois ,"..*.i
brera quejas de las partes. Resulta así evidente
tupendo: una vez terminada r., .*t"rn de lpyes, llegó a ro".".;J-pto
..robirpo d. eue la jurisdicóión feudal
Narbonne, más tarde Papa, con el nombre ad'cl.r"ni" tendia a verse aiectada. En estrecharelación-con lo antérior, está
iv, v J.*.te años el appel
había.sido c?Ftfe d'aba,s.para.evitarlos casosde interferencia de la
-juezen e\ pirlement En Inglaterra no existían ni siquiera ma_ ¡uiiJicción ecle-
nuscritos.de.origen.autóctono,mientrai en Francia había toda un, stástica; el objeto de la queja se basaba en el abuso del iribunal
-tribun"l
.onr- eclesiás-
tctacronde drstrnguidosiurisconsul¡len derecho romano. Lo qus interesa tico, ,y _con ello sucedió que se abría la vía a la acción del real.
destacar,no obstante,es el hecho de que las escuelas Nada mejor pa.a morlrar a los contemporáneos,c incruso para hacer
de derecho'constituían ver a las- generacronesposteriores el fo¡talecimiento de la función teo-
una reserva virtualmen_teinagotable de personaspara ser empleadasen
el .,1íji:Í,d.,1rey que la c.omplicada
ceremoniade coronaciór,.
servicio del rey. l,oslégistes de l'hotel du roi no'solo.run ru, consejeros, Err.f."to, r"ríu

t#i6ffisH.
s.i1o q'e constituían parte de Ia familia del reyto, y además .rrn j.rec.,
del paileucn¡. Ahora-bien, el derecho ,oÁuno ásí piacticado eierciendo
v
su influencia no era consideradocomo derecho ri.pr.*.n;. L.,. ,o*u-
;. sentabanuevasparticulariáades.
Aqur solo podemotr.f.ri-or-Lr.uemente
lro o porque alguna voluntad imperial lo hubiera'convertido en le tlroit
,?,,1,3o¡t,sino.porque había sido instituido como tal por los reyes
de Fran_
cta ''. La sensibilídadde dichos reyes a este respecto cs comprensibleró,
y muestra de ello fue la gran insisienciaen llamár al derecho'*o.,o ropa medieval' Ninguno_de ellos poseía antec.ro. tun distinguido, ni
,ro un
por su nombre, sino con el término inocuo de droit écrit t7. oleo de tan aureolado orisen como @iftiÉLIirs 23 ñ^ .o t¡aralna
de una simple crisma, sino der óleo-EZiáiñ de ros cielos por -";
q'rÉ;
para el bautismo de clovis. 3i bién otto, t.y., tenían quÉ ,.úei; ar
botr-
táltopam obtetrttu dteó,e_kbEranci?
era'"1,inicoo,," i., pÁ."r"hriJl
qgi-sls¡g. Las consec_uencras
del ungimiento con este óleo sagrado saltan
peI

secuencla
'##:ffi;J; aun cuando se le
isV octubre de
-[;bi" L+jf-.Jroemas, -compara con la unción episcopnl, el
riores.¿ los reales; una.vezllegado.r ó-aro,r triú.r*f t.;f real. producía mayores efecros, ya que el óleo de los obispos
mayor :lC1Tt-:n.
no estaba acreditádo con dones tan milagroio, lo-o los del óleo del iey,
seguridadd5.lue no.se le iba a"aplicar.l ¿.r..t o f.ri¡. B,lli*ior,
.on tal como puede observarse_ en- sr,s poderei taumatúrgicos.
ta ¡urrsdrcciónreal hay
-que hacer referencia,además,a ra competencia
del tribunalrcal en loi llamados^ rorauxrd g"*-áig, ,",n.i^nr" lu,
cas, . , cuando Juan Golein hablaba de ola dignité royal .t prestral> e' el
caasaemajores.papalcs,mal definidos,vagos,fluidos,'pero, srglo xnr, expresaba ón qr're ,rroüirpo cle Reims
"
ncentu¿rban
erencir, iba a dirigirse a Luis {-¡i.smo.pensamiento
X,I, do¡ siglosdespuér_. "l
ovorr. n'csres
1a dignidady funci.ón iey en su papel'j. "n p^r'r;''pt.,rr.ni
paz cl,orden públicos;en realidad {eJ lurnaian a" Iu personnelaye, mais prélat écclésiastiqueo 2t. El hecho
d" q,''" ct.,nmotivo
.v, tos cas royarx veníana-serla conrra_ de su coronaciónel rey comulgam bajo las dos especies,,,ib.oy. la
rcgni. precisamente debido a su falta de precisión, janza de.sú status con el episro-pal i u-.ori.nr;"
semc-
li:jj:T cxtenderse
!r-].l,protrrtio ¡. i, ¿;;.;".no.r.rnu,
lro(rrdn a una gran-variedadde ofensasque, forzandoil molde,
c<'nsiderarse el rey es designado cotno ,orboral'is Deus 28.
¡roc1ían como-violación de Ia dignidadürl. p.i ,riri.nl, existía
la délautede droit2r, se¡¡írnIa cuar, Este fortalecimiento sin paralelo de la realeza teocrática estaba
¿ q* direc-
"..uío superiárpáaiu,,rro
se negaraa administrarjusticia,,eltribunal ";-;tb";;Tinferior tamente relacionadocon el eJquemagubernamentalde l"; ;;y* J¿
haciasi Francia
cl conocimicntodel asunro22.El ius preaentiinesr.ti.ián"J. .* y. explica,-además la acentuadanaruralezaccresiástica¿.f'propio
.r p.ó- ..rno.
síntoma de ello es Ia repetida y enfática insístenciáde l;; ,J;"iiranceses
204 EI Rey La realeza teocrática en Francia 20t

en los servicios que habían rendido a \a Íe, a la Iglesia y al clcro. No in- acercadel rey de Inglaterra: las docÍinas constitucionalesy las ceremonias
véñiaron deliberadamenteesta ruystique, sino que utilizaron elementos que de coronaciónse correspondíanmutuamente.
ya existían sacandode ellos las mayoresventajas'. Así como no inftodu- La rczón
La que explica
rczón que explica en Francia_l+
en Francia la e-U-S.qlgia*d
auseqcg,dk#&.É#SI¿g_gge¡Iinm_
jeron deliberadamenteel derecho romano, sino que Io encontraron hecho egq¡gel rey y 1os barones-que era ]61áiácrertsucocet procesorngles-
y 1o utilizaron, asimismo no introdujeron el mito- relacionado con su coro- @e la estructura de la rcalezateocrática: el rey de
Francia esta s. Asimis-
nación, pero explotaron sus potencialidades,Deberíamos añadir además
mo contribuía el hecho de que las relaciones feudales entte el rey y los
aquí la estrecha relación en que se hablan mantenido los reyes con los
barones €ran muy débiles para lograr un esfuerzo conjunto. Hemos visto
más destacadosescolásticosa partir de Luis IX, lo cual posee tanta im-
que la resistenciade los barones inglesesse había llevado a cabo completa-
pdltáncia como el emplazamieito de los legistas en la coite. Estos esco-
mente denfto del marco feudal, constituyendo así una resistenciaperfec-
lásticos se movlan intelectualmente enteramente dentro de este ambiente
teocéntrico, fundando de un lado y reforzando de otro esta mística real.
El ambiente dentro del cual se c{esarrollaba\a rcaleza francesa hace com-
prensibleslas limitaciones de la rcalezafeudal.
a la debilidad f;.,.s,qgl-eJ?nfI
lma"hafi ne{a"
La ceremo¡ja de coronació! proporcionaotro elementoexpresivode Ia
€n¡4"".?*lcpns,e"g"E"e{r"t'1rsHgJr
"
contra e como le raceta feudal clel rev
imporTáñtiá--dela realeza teocrática en Francia. Hemos dicho que dentro la oposición al rey teocrático, lo
de la ceremonia de cotgqal¡gillglesa el, RecoTctmiefr" constituía un pá-
lrdo resto de un pasadoleJano,de cuando se elegla al rey por aclamaclon. al teócratareal 3r
Nada muestra mejor la viva perspicaciade los deF Pero teocrauca era que slem
su ceremonla.
E1 ines de coronación de
Fran_cia,desde el llamado ordo de Reims, u1..dS!g¡4sJ2Z0-Hasta enton-
ces había sido parte integral de todos los or7[ínesfranceses,comenzando
por el ordo franco-occidentalde alrededoresdel año 900. La monarquía
i.nn..r, se dio perfecta cuenta de las potencialidadespopulistas que en-
cerraba y acabó de una vez con ellas, de manera que el fortalecimiento glo xltl y comienzog__glg!-;¡y-frayasido testigo de la terrible contíenda
oaralelo de la realeza teocrática en Francia no solo era Lrn subDroducto, . en tanto qu. .,'r Inglaterra no solo no
sino que ademásera, según parece,\a fue.rzadirectriz que había surgido existió nada semejante,sino que hasta puede uno aventurarsea decir que
como consecuenciade la eliminación del Reconocimiento. En lo sucesivo, era imposible que se diera un conflicto de tal naturalezaporque no existían
ningún elemento populista semejante iba a viciat la coronación del re'x
cbristianissimus30.
Es pertinente una observaciónmás. ELLihs&z¡l-¡nreltx del siglo xrv tcos, en to y extens íus funciones
establece-seguramente en consonanciacon la ptáctica establecida- que reales, mientras que en Inglaterra el recurso del ius coronae o la invoca-
el día de la coronación, muy temprano, debla tener lugar en el Palacio de ción de la amenazadaexheredatio jrtris colonae constituían una salida cuyo
w;ffi;'I6iue podría ilr,ouir" una reunió¡-ael,Á.es.inz-{,nqn. i I, en éxito era seguro.Mientras duró el conflicto entre ftlpe II y Bonifacio V_III,
la cual los orelados v nobles tt^tüian <(acercade la consasracióndel nuevo llunca'nletrcynrSuspartroatl0s'nlcIeron,,"u@,,.
rey y de su"elección,así como de la confirmaciónde las leyes y costumbresrr. gún argumento parecido ala exheredariocoronae. En el caso de Inglaterra
En esta teunión se vislumbran todavía restos de populismo que, a pesar podría decirse, con razón, que el despliegue que todas las potencialidades
de que ya eran bastante difusos, continuaban sienclo más que una simple comprendidasdentro de la función feudal del rey había sido, sin duda, para
reminiscencia,Sí obsetvamosel panorama francés,observaremosuna vez este como una bendición: a pesar de que en principio hubiera deseadoverse
másIaausenciadeelemento'i@c!terecordaranreuniones libre de las trabas feudales, estas lo protegían, indudablemente y con bas-
como las que se acostumbrab.n n- tante efectividad, de los ataques del Papa, y de este modo lo defen-
volvía Ia réalezateocrática -que "nnadié mejor que los r.y., itrn..ses co- dían. Estaba a salvo a su Desar.Pero en Francia la inaccesiblealtur¿ de las
nocía bien- se oponía claramente a cualquier conseio de prelados y ba- funciones teocráticasno proporcionaba al rey la defensa de que gozabael
rones que, junto con el tey, se ocuparan de leyes y costumbres. Mutatis rey inglés. No existía ningírn vínculo lurídico ente é1 y el reino que se le
tnutandi podemos aplicar al rey de Francia lo que antes hemos dicho había confiado, de manera que solo tenía que vérselascon el papado que, a
206 El Rey La realeza teocrática en Francia 207

su vez, armonizabatan bien con los términos propios del rey teocrático32. En Francia se pone el acento en la concepcióndescendentedcl gobierno y
De haber sido utilizados contra Eduardo I, poi ejémplo, talei términos hu- del derecho, cuya contrapartida necesaril er^ la obediencia -obedientia
bieran poseído menos sentido: las concepcionespapales se habían concre- facit imperantem-t del tiempo el acento se ponía gg,
en l4...I"rgJ.¿qe"^{.ta.
tado siempre al gobernante individual, de donde sé comprende fácilmente sob¡e la. obediencia,sino sobre el consentimíentoy Ia cooperación.La cón-
el apoyo dado por el Papa al rey teocrático, desde el punto de vista no signa de que <<elrey es ernperador en su iéino> parecía contener en sí
sacro; pero, en el otro caso, el Papa hubiera tenido que vérselas con la toda la concepción de la realeza teocrática francesa. Pero recordemos que
armónica unión del rey y-enlos larones (y la baja nobleza). Este acuerdo cuando el rey de Francia la aplicaba no pensabaen la quimera del <<empe-
có"ñdiitücionalera Io qire Inglaterra cónstituíá una barrera insuperable, rador>>de Occidente, sino en dicho gobernante, tal y como aparecíaen las
así que ¿con qué armas iba a luchar el papado contra este castillo roquero? obras jurídicas de Justiniano. Al transferir la concepción ideológica del
Vemos entonces que, precisamenteen razón de que en Francia este pro- emperador al rey de Francia, se intentaba dar expresión a la realeza teo-
ceso no había tenido lugar, el monarca no gozabade semejantesdefensas: crática en los términos fácilmente asequiblesdel derecho romano. Enton-
t_eníaque enfrentarse solo al papado desde su pedestal teocrático. El rey ces, como ahora, el concepto de empetador se refería al gobierno monár-
de Francia no tenía a su alcance aquella corona, vínculo jurídico enre él quico y contenía todos los elementosesencialesa la concepcióndescendente
rey y la comunidad forjado con instrumentos feudales. La antigua distin- del gobierno y del derecho. fnversamente, tal concepción del emperador
ción de que gozabacon ser rex christianissimuspodía convertirse, en épocas no constituía -y asi se afirmaba frecuentemente- ningún gran postulado
de conflicto y tensión, en un serio riesgo. imperialista que pretendiera el dominio del mundo ni nada pareciclo.En
Por otta parte, tampoco es una simple coincidencia el hecho de que otras palabras, no se rataba de tomar prestado el concepto medieval de
en el siglo xrrr la idea subyacenteen la fórmula rex ix reg,nosuo est im- emperador romano ni de designar un don¿inusmuudi, sino de expresar el
perator no fuera un simple juego de palabras, sino que tuviera enorme hecho de que, en lo referente al gobierno y al derecho, el rey de Francia
importancia práctica. Olmos hablar de leyes reales promulgadas por el rey gozabade la misma plenitud de poder que el emperador dcscrito por Jus-
de plenitudine potestatis regiae33; sabemos que Beaumanoir cólocaba ál tiniano en sus libros ¡'urídicos.No había ningún otro concepto o modelo
derecho romano entre las fuentes del droit comtnl]n 3a-imoosible encon- más a mano para expresarla concepciónmonárquicadel gobierno autónomo,
trar una diferencia mayor enne estc y el common laut inglls-; también como muy bien lo ilustra Jean Boutillier, escritor del siglo xtv, que decla-
leemos en el mismo Beaumanoir qrr. no se necesitabaningñn grand conseil raba en su Sommeraral3s:
para dar validez a cualquier nqrma el_4bp."gda pqt el rev; nos dice edemás
él mismo autor, contempbráneo?lÉi'aóióti,"que Scachezque le roi de France qui est empereur en soil royaume peut
laire... tout et autant que á droict imperial qppartienl,
ce que plest a fere au prince doit estre tenu por la loi35;
y parece expresar en lenguaje vernáculo lo que otro jurista francés había
también sabemos qué poco se cuidaba el rey del consentimiento de sus dicho en la vertientede los siglosXIII y xtv:
súbditos para.la fijación de lg¡¡4g¡¿g1.os.3ó;el mismo Beaumanoir nos dice
que todo barón es soberano [s¡lT?n Ju baronía, a pesar de que añade qr-re Rex Franciae omne imperium ltabet in tegno suo, quod imperator
habet in imperio,
Voirs est que li rois est souuerain par dessas tous... par quoi il
peat fere loas establissementscomme il li plest por le commun y podía decirse de él que
pourfit, et ce qu'il establit doit estre tenu;
ornnia jura precipue jura competentiaregno suo, in eius pectore sunt
por tanto, no solo no se observa ninguna elaboración constitucional de la inclusa 3e.
comunidad del reino, sino que está ausente toda referencia a las <<leyesy
costumbres>> creadaspor ella, a las cualespueda el rey prometer obedienciá ¿Podemos entonces sorptendernos de la adopción de otras máximas? Así
crr el juramento de su coronación. Las mismas razones que en Inglaterra como se decía antiguamenteclue Roma era la tierra madre cornún a todos,
c'xplicancómo cl procesocondujo a la incorporación de este principio en las se llamaba ahora a Parls la communis patriaAo.Y así como los antiguos em-
pr()mescs de coronación, llevan a explicar fácilmente su ausencia de las oeradotes romanos v sus imitadores alemanesde la Edad Media eran lla-
promcsasclc coronación en Francia. Además encontramos.ciertamente. una mados y se hacían liamar diui inperatores, tal deificación aparecetambién
r'urrrt:rcliítrsula,pero esta no se correspondecon la cuarta cláusulainglesa: en Francia en la forma del sancti rcgesFranc.iapat.
'é[-hecho
en clla cl rcy cle Francia promete simplemente exterminar a los herejes37. Más arriba hemos hecho. énfa'sisen de que, basado en la
.lo,t El Rey La rcaleza teocrática en Francia 209

l.ort¡rlczrrdc strs funciones teocráticas,el rey de Francia explotaba sus cl pretexto de satisfacer los deseosde su pueblo, fortaleció considerable-
ftrrrcioncsÍeudales sacandode ellas las mayores ventajas en un proceso rnente su propia posición. Pero en la realidad, sin embargo, dichas <(asam-
quc suponía, por una parte, una capacidadextraordinaria por part-edel rey bleas representativas>eran simplemente ad obediendum. Pero ni ellas ni el
y, p()f otra, una apatfa considerable de parte de los barones franceses. Papa -lo cual era mucho más importante para Felipe IV en aquellos mo-
ijn-relación con laádaptación por el rey de las nuevas ideas acerca de la mentos- se daban cuenta de ello: ia significaciónque poseían los nzemo-
reprcsentacióna su esquema gubernamental,podemos hacer observaciones randa que \a aniaersitas de las comunas, ciudades, aldeas,etc., despachaba
similares. La paradoja no et ni más ni menos manifiesta aquí que en el a los cardenales,esribaba no tanto en que habían tomado las medidas de-
caso de la incórporación del feudalismo al esquemadel rey tegcrático. En seadaspor Felipe IV de <<comúnacuerdo>>, sino en que debían causar im-
ambos casos,la voluntad real era lo que determinaba la medida en que,se presión en la curia de Roma. Nada testimonia mejor el efecto qlre se que-
iba a utilizar la concepcióncontraria, utilización cuyo único interés esmibaba
en las funciones teociáticas del propio rey. En lo concerniente a la incor-
po1ac.ig1de las i¡leas sob5i!3 sorprende,
¡$:ión al esquema.real,
indudablemente, la sagacidadj' Ia maesmía de los reyes de Francia, espe- tanto dentro como fuera de Francia.
cialmente de Felipe IV, sin duda excepcional al respecto' Al utilizar un
elemento tan conirario al carácter y a la sustanciade la tealeza teocrática I morfa. mostraba lo bien
para los propósitos que principalmente se lo empleó,.en-e,sqecialpara com-
tatir al pupádo, Felipe-al IV muestra, por una parte,,lo débil que podía ser
la rcaleia ieocrtítica enfrentarte .-on determinado Papa y, por ora, el
extraordinario control qr-real mismo tiempo poseía el rey teocrático sobre
sus súbditos.
Lo que generalmentese consideracomo la emancipacióndel tercer es-
tado en Francia no fue más que el resultado de la incorporación por parte
del rey de las. ideas sobre la reprgsentación a su propio sistema. Pero
no .iete q"edai?ftñ-algú;ia áieióá del verdadero c¿rácter de la uti-
lización de'estas ideas repiesentativas.Lo que Felipe IV perseguíapara su
política era la adhesión de un sector de la población suficientemente<(re-
presentativo>> que le permitiera actuar bajo el manto de las ideas populistas
que estaban en boga. No introdujo la idea -¡sLl¡iq¡s5 de tal tipo o simi-
láres las había habido antes-, pero, maniobrando habilidosamente,dio a
sus asambleascarácter peculiar,.pretendiendo simplemente self¡*E¡E{gz

J'#;
;,1;'t.:J:i;üHiffi
qu. ,. to*ubun no cran ,uy"r, ,'!ñffillás.
.r"..'qu.'li clecision", L.,
gran parte de la verdad a3:

asambleasd"-1293+Q01 muestran,lo maravillosamente que-se apa' Ce sont les rois qui ont pris, en France, I'initiatiue de grouper les
rejabanestasreuniones.Poi supuesto,la pretensiónde Felipe IV de ser <ordres>>de la nation en asernbléesgénérales: les <<étatsgéneraux>>
tan solo el pottavoz de la voluntad de la naciónfrancesahalagaba-lo n'ont pas été irnposés aux derniers Capétiens directs, comme les
que era su intención- la propia estimación en que esta se tenía, y enton- parlements l'ont été aax Plantagenéts d'Angleterre.
ces la conclusión obvia era que el rey ya no tenía carácter teocrático,
sino que era un integrante de la nación francesa,uno,de ellos mismos,,para L@ía pues_to
de modacomosimpledoctrina
, .l.t -l
1o cual -por así decirlo- habla tenido que descenderde su pedestal teo' aurdi{lama;pitqd Lueso tendremoso¡ortr-,nirlad
cle
haJta la misma comunidad. Felipe IV manejó la dirección de estas
rático hasta
crático analizarlacon más detalle,pero por el momentobastecon decir que sus
sambleasnacionalescomo si hubiera sido un rey elegido, como si sus po' fundamentos principales eran, por,.u!^*['1r.te, el concepto de la spciedad
d.r" ffir-a'ñ-?ftlAlos de la nación francesa,como si la concepcióndes' rrgq5*{j1gti&e.*, $9.s.¡nglUo, yy na portadora originaria' del
l?#gk tl :- _h
cendentedel gobiernose hubiera transformado,imperceptiblemente y sin poddfyip[¡¡plrá, lá interpretación quedeJa.leN UacíaeI de¡er*p,.p:
la cuZITe consideraba como la solución ,regia
al problema
obstáculo a rr.rpato, en su contrapartida ascendente.Para emplear una me- llelro,
lnl-!o, la cual-se conside¡aba como la solución al prob-lema del origen
del origendel
del
táforu: el rey bajó de los cielos teocráticos a la tierra de sus súbditos. Con p6üüi del emperador romano. Ambas líneas eran seguidascon el émpeño
El Rey
La realeza teocrática en Francia 211
210
r u n , r ( ( ) r ) s t i t u c i o n adle l p a p e l q u e h a b í a a s u m i d ol a c o m u n i d a dd e l r e i n o .
y celo propios de los franceses,particularmente en la Unive¡sidad de París, l',rr l:lnto, sobre estos supuestos,y no obstante los reitefadosintentos de
qu"..r'..álidad era un fo.o dé aristotelismo, y en las eiéuelás de.Derecho lrrr rt'vcs ¡;ara introducirse en los predios <<máslibres> dela rcalezateocrá-
de las que tanto Luis IX como Felipe IV habían seleccionadosus conse- rr(;r, no había ninguna posibilidad de que se diera la forma <<absolutista>,
j.ror privudos. Por tanto, el clima intelec_tualde Francia a comienzos del
'rilto .r <lt'cir, monárquica de gobierno, Las funciones teocráticasdel rey habían
iru efa un teneno perfectamente abonado para el flotecimiento de '.¡rLrrcducidasa un grado soportabley viable.
.riu, .on."pciones populisias, y si a estasconsideraiionesañadimosel debi- lln Francia, por el conffario, el panorama es virtualmente opuesto en
iii"Ái"",o d. los triierios ie'océntricos y religiosos puede comprenderse lrr ¡,rincipales.aspecros.Los vínculos feud-qleL"+a$jeulaf.*fttÍS-*díhilSl
cómo habían sido severamentecercenadailas funciones teocráticasdel rey, ('.|lilc.cl r.'y y los^baroner;%lüiíÉffiliáitlerras alodratesdenrro de los
aunque solo fuera en teorla. rt'r'¡'itoriosfeudales; la enorme extensión y la expansión continua del do-
Pero q,reda una observaciónmás. El libre eiercicio de la teouacia real ruinio real propiamente dicho; la receptividad que había en Francia frente
durante ef siglo XIII no ofrecía posibilidad para imaginar ning-unaclase de .rl ¡'cnsamiento jurídico romano; la habilidad extraordinaria de los reyes
vínculo jurldlco entre el rey y la comunidad. Literalmente, el uno se en- lrrrnccsespara disimular -cuando no para desconocer- los lazos feudales;
contraba frente a la otta, independientementede que a esta se la consi- I()dos estos aspectos juntos condicionaron el surgimiento de la teocracia
derase en sentido feudal o populista. El terreno no estaba aún preparado lc¿rlde inspiración eclesiásticaqrle gtilizó las funciones feudales del rey en
paru7a asimilación'o para el paso paulatino de las ideas-de representación sLr propio interés. De aqul la f.ortaleza,cada vez mayor, de los gobieinos
ul *^t.o constitucional. En Francia existla úi aut-nut, al revés que en In- n-ronárquicos, condicionada_por la ausenciade lazos jurídicos entre el rey
glatena, donde existía un et-et. Etan muy €scasaslas circunstanciasfavo- y.la <comunidad>. El establecimientode estos lazos solo hubiera sido pó-
fables que hubieran podido hacer posible la asimilac!ó1 y ad+tación de sible de aprovecharseal máximo todas las potencialidadescontenidas en
las ideai populistas ]' representativas.Cuando el QbieJ Jastice Thorpe de- las funciones feudales del rey, pero, desde la perspectiva de sus funciones
c1arubaqúe oel Parlámento representa|a totalídad del,reino> simplemente teocráticas, era teóricamente imposible establecer tales vínculos. A1 estar
confirmrLa lo fácil y suave qué había sido el paso de la comunidad feudal fuera y por encima de la comunidad que le había sido confiadapor Dios, el
a la comunidad .,representativa>>: tendrla que pasar mucho tiempo antes de rey constituía vn status pet se, sin que fuera posible establecerlíneas de
que se hicieran en Francia declaracionessemejantesoa.Cuando en el mismo
comunicaciónentre él y la comunidad. Estaba por encima y fuera del alcance
siglo xlv se decla que el derecho de la tietra lo elaboraban en el Parla- de la acción del populus. Era inmune y soberano: el auténtico superior. En
ménto el rey y |a comunidad del reino, tal -afirmaciónconstituía una mues- resumen, el desarrollo constitucional dependió del predominio de las fun-
a5.En ella la
tra más de ia diferencia fundamental que había con Francia ciones teocráticaso de las feudales del rey. Las primeras condujeton a una
rcalnación práctica de los principios populistas surgiría solamente con el revolución. las últimas a una evolución.
desplazamieñto violento del ancien régime _ !o que_también era cuestión
de-aat-aat- porque allí el feudalismó no habla sido nunca una realidad
efectiva de góbierno. El modo y las razones por las que esta realización
exigió tanto"tiempo no son ya cuestión de principios, sino dependientesde
*.
las circunstanciasfácticas
Recaoitulando.Aunque básicamenteidénticos el desarrollo constitucional
de Francia v el de Inelaterra, muestran diferencias notnbles y fundamen-
trlerTlñcuálessedebiérona queen la primeraseres,llsé.
e,.1+@.fr*tCel
4 expensas '' -en tanto
dg_,la;Sglge0_Jgocrática,
-¡-,.5--.*;;s*+"*ir que 99-11-1e$g1da-et
.acento
to-de
esruvó en ra featezatesgl?It94co¡l,"t9t$Ip.eq ñTeü.i. En Inglaterrf
^máfcó
sffc;#ó;".éTáitivá.áiii", ar rey a cenlrsea sü féü¿lal,lo cuál trajo
.o^o .onr..uencia la cooperáción en el funcionamiento del gobierno con
referencia a los negotia retgni: este esfuerzo conjunto constituía la rcaliza-
ción práctica del conractualismo {eudal. Sobre esta,base,el desarrollo pos-
terioi puso a la comunidad del reino en primer plano, como órgano que
asimilaiía fácilmente 7a idea de tepresentaciónsin las repercusionesviolen-
tas, que de oÚa manera eran inevitables. Puesto que el dere-cho-resultaba
de erta actividad coniunta, era común al rev y a la comunidad del reino.
La cuarta cláusrrlade las promesasde coronaciónde Eduardo II era la ga-
La realezaleocrática en Francia 213
'' Ver cspecialmenteE. Chénon, op. cit., i. 683 (<commissionpermanente
de la
t rrria regis>>, que puede ser considerada<<commele germe dont sortira le Parlementde
l)arís>'); acercade la influenciade los juristas, ver ibid., p.602.
" Ver Tardiff , pp.3))-4; también E. Chénon, en Mélanges Fitting (MontpéJJier,
l e 0 7 ) ,i . 2 0 7 y s s .
'o Esto explica también el paso dado por Felipe II al asegrrrarde Honorio III en
1219 la prohibición de los estudios de derecho romano en París. Cf. al respecto
W. Ullmann, er Juridical Reaieu, lx (1948), pp. 177 y ss.; ademásP. Fournier, en
Rcu. bist. ilu droit franc. et étranger, n. s., i (1922), p. 250: las intenciones amena-
z¿doras de los emperadores suabos impulsaron a Felipe a asegurar tal decreto;
IL Mitteis, en Sats.Z. Germ. Abt., lxiii (1943), p. 160. A pesar de la abrumadora
cvidencia, S. Kuttner (<Papst lfonorius III u. das Studium des Zivilrechts>>,en
Fesrscb.Mattitt Wollf (Tübingen, 1952), pp. 79 y ss.) vuelve a los antiguos criterios
)¡ sostieneque el peligro supuestopor la herejla c tárica (¿en París?) impulsó alPapa
Notas a prohibir los estudios de derecho romano en Parls ( ¡a pesar de que según el decreto,
dicho derecho ¡omano ni siquiera se utilizaba allí! ) para fomentar asl los estudios
teológicos. Acerca de esta posición, un tanto ingenua, ya se había pronunciado E. Ché-
non (i. 509): es imposible afirmar que el Papa hubiera suprimido los estudios de
derecho fomano <<pourfavoriser celui de la théologie>. Kuttner ignora las afirmaciones
t Por supuesto, el que nalle terre sans seigneur podía ser aplicado al mismo de Fournier y Mitteis; además, pasa por alto que el supuesto motivo de Ia prohi-
rey si se convertla en señor, cf. P. Viollet, Hist. des institat. politiques et adninistrati- bición podla set referido con más nzón a Montpéllier (situado en territorio catárico)
oes de la France (Paris,1898), ii. 145 y ss. o en Toulouse, que era una fundación papal donde se enscñaba derecho romano y
'? En 1208 había 38 disuitos judiciales reales, en tanto que a fines del reinado donde aparentementeel Papa no tenía un interés inmediato en promove¡ los cstudios
de Felipe II, en I22) habla llegado a 94 el número de préu6tés, cf. P. Glasson, teológicos.La legislación de l2l9 y ú12 solo puede explicarse en razón de los
Hist. du droit et des institutioxs de la France (Par(s, 1893),v. 495. interesesdel gobierno romano-imperialdc Alemania.
' Ver \1. Kienast, Untertaneneid. & Treuaorbebalt in England & Frankreicb " Ver Tardiff, pp. 277-279. Para una buena información, ver el Liure de iostice
(Stuttgart, 1953), pp. 19 y ss., donde hay abundante litetatura al respecto. et de plet, cteación de la escuela de derecho de Orleáns en la segunda mitad del
' Ver en relación con esto, Ch, Langlois, Hist. de France (París, 19lL), p. ))6. siglo xrrr (Tardiff, pp. 383 y ss.). A pesar de que Orleáns estabacomprendidoentte
u C{. ademásinfra, pp. 20L y s. los pays de coatumes, esta obra se habla estructurado completamentesobre el modelo
o Cf. también, A. Luchaire,'Manael des Institutions (París, 1892), p. 5J5: <Les del Digesto, hasta en la ordenaciónde las materias que la componlan y el número
hommes de loi, déjl nombteuses dans la précédente, remplissent le conseil royal: la de libros resultantes(50). Los nombres de los empetadotesromanosaparecensustitui-
renaissancede i'enieignement du droit, surtout du droit rómain, Ie triomphe définitif dos por los de los teyes franceses.Cf. adcmásMitteis, pp. 162-). Con respectoa la
de la procedute d'enquéte et d'appel et I'extension de la domination capétienne dans inflrrencia de la Universidad de Orleáns, ver E. M. Meiiers, Etudes d'bistoire du
les pays méridionaux ont produit ce résultat facile i ptévoir.r> Cf' además F'-Lot. y droit (Leyden, 1959\, i|i. 3 y ss.; B. Paradisi, en Studia et DocumentaHistoriae et
R. Fawtier, Hist. des instltutions lrangaises au moyen áge, ii: Instiiutions Royales .luris, xxv (1960), 150 y ss.; R. Feensra, en Acles da Congressur I'ancienneUnioersité
(Pa¡ís,
' 7 'A1958). d'Orleáns,Orleáns (19$), pp.45 y ss.
fines del siglo xrrr habían dejado de llamarse enquéteurs pata llamatse réfot' '8 Chénon, i. 601.
mateurs. '" Cf. también, Luchaire, p. 46): durante el siglo xru los jutistas ponían todo
t Ver A. Luchaire, op. cit., p. 501. Las reuniones se convocaban <<parle bon
de su parte para <<renforcer le droit monatchique d'origine carolingienneet pousser
- e du toi>>,y <<lechef de la dynastie n'étajt nullement üé par kur avis>
plaisir Ia royauté dans les voies du pouvoir absolu,oü elle était déil engagée>.
Langlois, op. cit., p. 59. A fines del siglo xrrr y comienzosdel xrv, había tam- ' Cf. Luchaire,p. 571; Chénon,i., pp. 685 y ss.
bién nume-rosasligas, pe-ro te trataba principalmente de movimientos provinciales en
" Luchaire, pp. 571-2.
los cuales los feuáatarios unlan sus esfuerzos con los de oüas clases,y üataban de tt Chénon, p. 686 hace notar: <<unsimple retard lui suffisait pour la déclarer
obtener lo que fuera de interés para la provincia: por sus fines y su alcance, etan
/la negaciónde la justicia/>.
muy -'odiferentes de la commanitas regni inglesa. ' Con respectoal origen, etc., cf. F. Oppenheimer,Tbe Legcnd ol the Saintc
E. Chénon, Hist. générale du droit lrancais, public et priué (París' 1926),
Ampoule (London, 1954), pp. 27 y ss. Pata todo el tema en general,ver M. Bloch,
i. ó00: <Apres avoir utiliJé au plolit du pouvoir royal les principes du droit fmdal,
Les Rois Tbaumatarges(Srasboutg, 1954); Jean de Pange, Le roi trés chrétien (Patís,
le roi en auiva á invoquer son pouvoir royal pour se sousffaire á cettaines obligations
que ce méme droit lui imposait... tout ce progrés du pouvoir monarchique a commencé 1949\.
' P. E. Schramm,Kónig uon Frankreicb, cit., p. 240.
sous Louis le Gtos, a continué sous Philippe-Áuguste,et surtout sous s' Louis>>(p.-601).
" Cf. A. Tatditf, Hist. des sourcei de droit francais: origínes rcmaines
(Paris, "u Ibid., p. 241.
'o lbid., p. 1,47; Oppenheiner, p.260: la sugerenciaprovicne de Suger, abad
1890)p , . 278.
de St. Denis, y de Reinold, arzobispode Reims.
" Id., p.280. Pero ademáscf. P. Petot en Rett.bist. de droit lrancais el étranger,
xxxviii (1960),pp. 412 y ss. " Schrarnm,p.254.
'3 Donclc quizá pueda mostrarse mejor el carácte¡ estimulante de la enseñanza
" Ver infra, n. 46. Con respecto a la corporalis presentia de Cristo en el Papa,
<lel derechoen F¡ancia es en la influenciaque produjo en Cinus, y por supuesto'en ver supra, pp. 53 y s.
toda la escuelabartolista. '" Como una de las tentativas periódicas realizadaspor
los reyes inglesespara
.!t,t El Rey La realez¿teocráticd en Francia 21t

cscapardc las linritaciones,Eduardo II acudió a la ingeniosaimitatio regis Francoran, Pot otra parte, <<losba¡ones francesesno habían aprendido
,rl ro' ! ;r su gobierno.>>
(lr!e_colqistió en el descubrimiento del aceite milagróso traido a Beck"etdurantc su .rrin, como los ingleseshabían hecho un siglo antes, que su única esperánzaestabaen
cxilio. Cf. al respecto,-nü._Ullmann, en J. T. J., viii'il9j7), pp. 129 y ss. rrnirscpara alcanzarel control del gobierno>>.
' P*q algunos detalles ' Parcce que en cl siglo xv¡ los
al respecto, cf. Ia Introducciói- a mi idición del Libet iuristas, especialmentelos de Toulouse, fueron
rcgie capelle(Henry BradshawSoc., vol. xcii, 1961), pp. 34 v ss.. 41. (lrricncsconstruyeton un vetdade¡o monumento de teología real. La ob¡a de Pierre
''- \Jü. Kienast, untertaneneid, ,lc G¡assaille(Petrus de Grassaliis),publicada en 1518, se refiere a las insignias del
cit., pp. 147 v ss. ha heóho notar esta diferencia
en,cl,tratamientodel rey de Franciacon-ótros señotesfeudales: siempreestabafermi- lo, dc Francia, rep¡esentándoloen sus auténticasfunciones monárquicascon 20 de-
tida la resistenciacontra estos últimos. Kienast concluye acertadame-nte (p. 149) que lcclros originales y Z0 específicos:el mon¿rchain sao regno era, en consecuencia,
lo que sujetabaa los baronesfrancesesera el,respetopór el ungido del sihor, y'no el rL'x Franciae in rcgno tamqaam quiden corporalís Deus.
d,ominus.ligius. En consecuenpia-, el -rey gozaba_áel uSonderreór vor dem sáiin.ut".
Acerca del tan discutido caqltulo 53 de los <<Etablissements de s. Louis>, vel ¡b¡d.,
pp. 15L?, donde hay más información al respecto.
3'? El fracaso de los argumglto¡ papalés
es explicable debido al tono imperial
con que fueron presentados.Cf.M. p.,-pi.661 v ss.
s Ver Rob. Holtzma\1, Fr-anz.
Verfissungs[esch.(Leipzig, l9l2), p.220; R. Faw-
tier, The Capetian Kizgs (london, 1960), p. ú1.
" Cf. también H. Mitteis, ail. cit., ip. 164-l6J; S. J. T. Miller, en Speculum,
xxxi (1956), pp. 263 y ss.
. "'. E. Ché-no-n,_i..603, señalaque esta se convi¡tió luego en la máxima: <<eueveult
le roi, ce veult la loi.>
*.J"r. especia_lmente
. I R. Strayer y C.H. Taylot, Studies in Early French Taxa-
t.ion.(Camb\idge,Mass., 1939), pp.'89 y s.: el póder'del rey no teníá límites en la
trtacrón-deimpuestos.<<EnIa- práctica,el golierno solicitabaese consentimiento,pero
no estabaobligado a obtenerló... la conváiencia, no las formas constit"cionales,'ira
Io que determinabalos métodosa seguir.>
s Era la realización de Ia exigenciahecha por el cuarto
Concilio Laterano de 1215.
!a, prom_esade no-alienación fue agregadaformalmente a las promesas de cotonación
del rey de Ftancia en 1365.
.Le
" Tomado de H. Mitteis, p. 166, n, 95. También A. Bassuat,<<Laformule,
roi est empeteur en son royaume'. Son emploi au XV siécle devant le Parlement
de París>>,en Re¿. bist. da droit franEais et étrangef, xxxix (1961), DD. 371 v ss.:
en relación con un caso especlfico,cf. P. Chaplais, <<Lasouverainetédu roi de F¡ance
et le pouvoir législatif en Guyenne su début du XIV siécler>,en Moyen Age (19$),
pp. 459 y ss.
" F. Kern, Acta imperii Angliae et Fraxciae (Tübingen, 1911), núm. 27I (5). La
f¡ase, así como la idea, estabanen el Coil. Jast.,Yf, xxiii. 19 y también en el derecho
canónico,VI: L ii. I (Bonifacio VIII). También aquí se hace énfasisen la supeio-
litas del rey de Francia, debida a sD plenissima iarisdictio; cf. también núm. 274,
p.203.
' Ver Kantorowicz,op, cit., pp.247-8.
o'
Juan de Parls, De pot. regia et papali, c. xxi, p. 246: <(...tenueruntenim sic
r€gnum Franciaeregessancti...>>E. Kantorowicz, p. 252, n. 183, trae la respuestade
los maesffos de Parls dirigiéndose a Felipe: <(vossanctofum predecessorumvestro¡um
mores laudabilesimitantes>>.
" Los documentos a los que hace teferencia están en F. Dupuy, Hist. du diffe-
rend d'entre le pape Boniface VIII et Philippe le Bel (Paús, 1655), pp. 7I-j2 (res-
puestade los cardenales);pp.73 y ss. (discutsoconsistorialde Bonifacio).
' Ch. Langlois, op. cit., p. 282. Debe señalarse,ente paréntesis, que gran parte
<lel desarrollo de la tealeza teocrática francesa debe ser contemplado sobre el fondo
rlel espectrode Ia dominaciónimperid siempre presente.Con réspectoal proceso si-
milar que tuvo lugar en Pottugal, cf. M. de Alburquerque, en Reuistada Faculdatle
de Direito da Unia. de Lisboa, xvii (1964), pp. 5 y ss.
" El carácter <<reptesentativo>> de Ias asambleasde l)48 y D55-8 parece exigir
tod¿víaun análisisminucioso.
" Vcr las acertadísimas observacionesde J. R. Strayer, op. cit., p. 9): <rLa
unidad en Francia era una idea real, no popular... los barones inglesesinsistían en
su detecho a folmar parte del consejo del rey, y al dominar este, podían controlar
PARTE III

€l pueblo
CAPITULO1

populares
Asociaciones

Uno de los obstáculos más notables con que topezaba la realizacíón


práctica de la concepcióndescendentedel sobierno v del derecho lo cons-
tituía la antigua exigenqiadg que para que'la ley puáiera ser obligatoria_y,
,
por consrguiente,vinculatoria tenía que estar no solo dg acugdo con los 'l
supuestos tácitos de la sociedad en la que iba ñér-?frLc que ade-
'más -loque quizáera más importánte- debía-ier gfuióEl'a'conel ¡'7
i
@explícito. o implícito) d€-,AGilffir.-T6ii*+'
aTérse afectadospor ella. Así, pues, de acuerdocon ello, solo si todos acep-
taban plenamente la posición doctrinal del gobernante teocrático -ra-
tárase del Papg, del emperador o del rey-, se podía llegar a la efec-
tiv_a vigencia de dicha concepción. Sin embargo, dentro de una forma
política .que tomara en consideración las funcioáes feudales de \a rcaleza,
era posible dar cierta-aparienciade validez a aquellas exigencias,especial-
mente a las que se referían al consentimientoy ácuerdo coim.rnes..nia ela-
boración del derecho. Y es indudable que solo desde esta perspectiva era
posible hablar de <<elaboración>del derecho, ya_gge desde ia dil eiercicio
del gobierno teorr,{!
otras pala-bras
palabraq- F9llllfi as dé go@stitulan¡los
IYeltanschauungen difercnteJ que derivaban dé i,rp,restos diferentes3 rentes]El-
E@o-'Td"iRnsriruía, teóriiamente,,rnu .r,.r.r.ru.r d. ripo fop,rlirt",
pero lo esencialconsis,e en que sí contenía numerososaspectosque podían
ser utilizados en provecho del populismo.
El feudalismo constituyó un elemento que preparó poderosa, aunque
rr !¡-.-¡4.r!.
calladamente,el camino para.la ag€lIgión del pensami. sta pro-
piamentedicho,yunavezmásInglaE@unieJtimoñ.ióaxcelénte
de.este,hecho.J¡¡g*no obstante,el feudalismono fue la única vía que fa-
crllto et paso cre Ia torma descendente del gobieiñ¡'--&T?erffia la as-
celdente. La importancia de primer plano que adquirió en este sentido se
debió a la íntima relación en que se hallabá con 1á realeza misma. En los
gltratos más bajos de Ia sociedadencontramos,
_enefecto, muchos af,e?t63-
que pueden ser co-nsiderados precursores,cuando no -del
gérmenes de Iás ten-
dencias populistas. Estas manifestacionespopulistas gobierno y del
22() El pueblo Asociaciones populares 221
.lt:rccl.urrcalmente no llamaban mucho la atención de los estratos superiores inofensivos,indiscernibles,por no decir rudimentarios: tales uniones o aso-
y tampoco comprometían la de los escritores cultos, glosadores,cómenta- ciaciones -de las cuales citaremos aqul uno que otro ejemplo- comen-
z^ron a existir como respuesta a las necesidadesde ciertos grupos de per-
sonas, y ello, sin recunir a ninguna teorla o especulaciónrimbombantes.
Nos inclinaríamos a rl-e6i¡s'e
Jm.tSS!aS¡o".r, --Édi"rd
ducto natural de una lorma dadA-delonvtvencra. Los DroDosltosque Der-
seguíantales uniones no se orientabanni a la <gran política>>ni al deseo
de tomar parte en el gobierno, sino más bien, por una parte, a la satis-
facción,dellryld¿&s de suspropiosmiembros.¿¡ror otra,a la nece-
s¡dad de protecc-iónque de otro modo carecían..bn la satistacciónde
tales
--r-
pro[ffi
Ett I

ciones, y se comportaron segríñ-I;5-qüé*é'é- A iés


blecida. Así, el hecho fundamental estaba en que al adherirse a sus pro-
que en pias normas de vida, estas asociacionespresentaban todos los aspectosde
un populismo corectamente entendido: eran ellos, sus propios miembros,
quienes se gobernaban a sl mismos.
Estas.uniones. particularmente lfllflilCtÉsa¡. en efecto. denominadas
Si desviamos el rumbo de nuestro interés de las <<altas>>esferas hacia con el término romani a veces se las llamaba traterrzltas-v tám-
las-<bajas>,_ encontramosen estas principios y axiomas casi completamente _9W.'
bién -quizF-tóñ- mayor significació-n para el caso- ,¿!@y Induda-
de que
iif:l.lr..r lo¡ .se proclamaban "árribáo de tan viva voz, y la posi- blemente, esta última denominación llevaba consigo un ciEiló-aire de cen-
bilidad de emitir un juicio tan general como este nos la brinja'el hecho sura, y aparece en el momento en que la <<autoridad>> constituida toma
de que tal uez en ningÉn otro piriodo de Ia historia se haya sentido con conocimiento de ellas. Sin duda, el desacuerdopor parte de la autoridad
más fuerza la necesidad de uniise -al menos entre los igúales- que en se justificaba,además,en cierto modo, debido a qui talés uniones-haciendo
la época medieval. Para sustentar esta afirmación no ., .rJ..rurio acldir a abstracción de algunos casosen los que era evidente la existencia de ver-
ningún factor relacionadocon la psicología social: esta necesidadde unirse daderas conspiraciones-, por el solo hecho de existir, demostraban la
o-asociarse(Einung)seexpIicaporsímismasirecorffi vigencia de principios contarios a los postulados teocráticos predominan-
qñiTáfdad Media"secarait rizi por el *nii.i."t" J.in;;drñ;j t p;,
la carenciade una protección eñcai. Basta con observar la de1ilidad áe'los nes es tan s
medios de protec_ciónde la propiedad privada y la tentación que ello su-
ponía pq13.aquellos que estaban en posición menos afortunadá; tampoco
resulta difícil darse cuenta de los estiagos que causabanlas enfermedades multiplicarse fácilmente. Las razones que sostenlan la posición qué había
y las catástrofes naturales y de q,t. no había ni idea de seguridad ni de asumido la rcaleza eran idénticas: el desarrollo de un organismo que posela
ningún_tipo de recurso -como los que existen hoy- para=contrarrestar todas las característicasdel populismo, y ninguna de la concepción des-
tale.s.efectos; tampoco existla nada semejante a los mod.rnor y rápidos cendente,y al que, por tanto, se considerabainconffolable dado el carácter
medios de comunicación,todo lo cual producía aquel sentimiento de soiedad amorfo que tales organismos poseían. En lo referente a sus propósitos,
1r aislamiento que, a su vez, no podia tener otra consecuenciaque la de dichas sociedadeseran_personalidadesiurídicas en todos los aspectosme-
hacer posible Ia aparición del desebde unirse y de fomentar el seitimiento nos en el nombre. Debido a que comprendían multitud de grupos espar-
comunal. Flace bastante tiempo, Gierke habíá considerado como esencial cidos por todo el reino, constituían -por así decirlo- enclaves populiitas
este sentimientocomunalen el surffie-nto de la es decir. dentro de reinos gobernados teocráticamente.
&WgfuL
aquel organismo corporativo que_con el tiempo aoqurno personalidad iu- Uno oüo ejemplo servirla para ilustraf estos aspectos. En las
rídica auténtica.Paralelamente,el pensamientoinspiiado en la Islesia tam- de aldea Darece haber habido señ2165de autooohi es
bién reforzó -sin duda inconscienfemente- las tendenciarqu" uá existían: ones popu-

;$:i* Sti+**.**.xr'*a'u' {f}ffiffi }


"t'#1¡ggffi
dieron origen a innumerables organizacionesen los estratos inferiores de la
listas.T;a tierra comunalera administradapor la misma comunidadde la
--===:
aldea: las-@s-G-árá-dá, siembra,recoleccióny barbecho,así como la
vigilanciade los campos,eran fijadaspor la comunidad.El mismo criterio
sociedacl.Pero en este casosucedeigual que con otros aspectosantiguamente se aplicabaa la utilización de las aguasy t"::ierr1:=:|9_rygry. El uso,
)',)
El pueblo Asoci aciones populares 223
tanto tle los pozos comunes como de las cañadas,ríos, puentes, etc,, harto conocidos, por lo que aquí basta con mencionados para observar
era
rcgtrlrrdopor los mismos aldeanos.Igual puede decirse ¿i lr, ,.i,rlu.íon., cómo, en efecto, eran ubicuos los métodos populistas de gobierno. Sin
relacionadascon la compensaciónpór_dunos causados tár-."r"".rru, po, embargo, es interesante anotar que observadas desde una escala micros-
cl ganado errante, por el fuego o por la tala no autorizada.
" Si bien la co- cópica y elem_ental,-en muchas ciudades e"irlÍAg-S¡¿idmgjfli$os entre
munldad era poseedora de canteras, tejares, molinos, herrerías o .l-S=lbrds&.¡jJ¡d..d> (el gerela.de losEmpos anglós-ajones;rnás tarde
alfare-
rías, eran asimismo sus miembro-s.quieáes_lásregían i.g,in-iu'*t.y>> e@epositasoquaesto/;e|Stadtherr)y@,particu.
-aún, "u o la
costumbre del pueblo mismo.. Más lor ináiuiá,ro, q,r. ,. larmente en Alemania y en los PaísesBajos, y €D cierto modo en Ingla-
-elegían
de estas,propiedades comunales,"tale, coÁo p;rt*.;; g"rr¿r_ terra, conflicto que, en último análisis, no era otro que el que enfrentaba
¡lcarsaban
bosques,vigilantes del campo, etc. También era posibre que e*isiiJran al- al punto de vista descendente,representadoen el señor de la ciudad, y el
gunos <<policías>> encargadoi de la custodia y mantenimiento de los setos,
puentes,bosques,etc.
Estos <<oficiales>reran elegidos
.nor l.a comunidad de ra aldea. según
el lenguaje.que lEruus adoptáo,
Vuc hemos aoopraoo,ei poder que
er poder q-ueostentaban
ostentaban,ese orieinaba
originaba
;'^_i.1,é*1J",
eran responsables
ante aquellosque los hablaneiegido.
*.^11.,,1ubuio>,,y
yara llevat a cabo sus negociaciones, toda la aom,tni.lo.r *unía en esem-
bb, v4 ".
rno au
as con tq rdFa de
.rEoresfnteg¡in. De aquí oue tares--áGffi!ñ^ no
<(representatrvas>>
del todo, sino qtre eran el todo, para el desarro_ esls
Ilo histórico posterior resulta iníereranteobr.ruu. qü'n-J..rriones
se
por,mayo"rla,es decir.,se.lle-gaba a ella, p* il";;;;,i-i.nro
lor,naban
:ro 2.
del mayor númeio -. La
asam
gl_egamblea de la at.tea se encargaha además de la

ZiZi
1 .r

l;srlse:'ts::-t'iim,9:
eJercrcloera varrable.A vecesno-ffibá más deTñ-áño. pose?a
también
q.q*.: judiciales dentro de una esferalimitaü q;;,-;; Jb"st-aJt.,¿.r¿e
el punto de vista de la aldfa era probablemenre dé mayor importancia
que cualquier^tinp de iurisdicción rear, por más-u*plir'q".'.riu
trr"ru.
rodos los <<ot'crales>> responsablesante Ia misma aldea, hacían el
juramento de fidelidad_eran
acostumbrado y recibían ;i;;;-;o.p.nr^.¡on
por,.sls servicios, especialmenteen foima de privilegio,
"; .rp..i"i!r. En lu
medlda de su competencia, estas comunidadés aldéan^, iran
entidades
Í:rtónomas gug se gobernaban a sl mismas en una forma que poseía todas
las característicasde un.populismo natural y espontáneó algunos casos
en el que no
había,vestigios de la aplicación de ninguna teoría. -<g;un¿;r"lruito,
como abuso: <(communeautem novum ac oessimun noñén>>3. punto
sus inrereses
eran.limitados,_ no teníon aspiraciones"sobre los idFvlsta de su autonomía, puede comprenderse por qué y cómo las ciu-
d"l
Estado>: Ia polític_ade la coñnidad constitula su úñico interés. dadesformaronalianzaq,
llamadas,tamP:é" conotas
sin em_ ryjry+.W
bargo, en tazón de su ubicuidad, estas pequeñas comunidades El
ciudades. popuusta
carffii cte orcnas cruoaoes contnDuyo qurzas a
merecen
que se les preste atención,.como precursor"r d" hr d".*i"ut;"prrl;t^, amparar un cierto espíritu revolucionario dirigido contra los portadores
ya gue ptepar-aronextrao¡dinariamenteel temeno para recibirlas. de le Qhtigk¿dl, es decir, contra la autoridad
, Las consideracionesque acabamosde hacer poi.e' una apricaciónmu- Sin embargo, a pesar de todo, debemos prestar atención al hecho bas-
:1"^Tl"-:^,.:,:3j:,'," *!:1. a.lasciudades
tsus-t;ú*io,. a p.,u, tante interesante y paradójico de que las manifestacionespopulistas en las
de que orisinal <,libre>>en el señtido ciudadesconvivlan esffecha,y quizás bastante incómodamente,con su con-
de ser la di u.na.enttdad tndependiente y auiónorna _de una u otra trario. Así, cualesquierahubieran sido los motivos o razones para que el
forma todas las ciudades tenían ..privilegi,os>concediJos p* rey otorgara carta a una ciudad, lo cierto era que el desarrollo de las
.u.ru, ,.u-
les-, no obstante esto, su gobierno ii ¿irtáUu-r".toE_ü_h manifestacionespopulistas no llegó, por así decirlo, a tener plena vigencia,
_ aoli-
cacton de nl "n arraigo y conciencia, antes del otorgamiento de 7a carta. Pero esta podía
-oescendente clel goblerno )i
Talcs aspector,que n observarse pof.tdCftfffiñla Occidental, son ademásconcebirsedentro del marco de la concepcióndescendente.Cuando.
224 EI pueblo Asociacionespopulares 225

como consecuenciadel otorgamiento de la carta que Juan hizo a Ipswich Resulta fácil comprender, independientementede cualquiet ctta consl-
en 1200, toda Ia comunidad del burgo eligió sug__Slepigsbailss Ls1¡-s deración, que las manifestacionespopulistas tenían necesariamenteque pro-
I du.!.- l o- ¿En virtud de qué estaba el
Wz,estaba,"sinm
Iímites de la concepciónascendentedel gobiemo. Habúa mucho de verdad p u e b l o @ a d i c t a r n-teocrático
ormasvinculatoriaSparagobernar,sidesde
en decir que en lai ciudades que etan li6res, es decir, que habían obtenido .l punto de vista había sido simplemente confiado al cuidado
carta, actos públicos tales como la elaboración de ordenanzas, etc., se del^gobernante?También se percibla confusamentela consecuenciaobvia,
fundamentabanteóricamenteen el consentimientode la comunidad. Cuales- es décir, el derrumbe total dJlos cuadros radicionales de la sociedad.Los
quiera hubieran sido las diferencias de desarrollo, lo cierto es que, en postulados que sustentaban toda la estructura y el-pensamiento de la
última instancia -dentro de límites estrechoso amplios-, el poder resi- iociedad y su gobierno, tales como el concepto de oficio, el principio de
día en el populus, en los butgueses mismos. Pero a la vez es importante idoneidad, el tema de la obediencia -para mencionar solo unos pocos-'
recordar que, a pesat de que tal unión o asociaciónexistiera antes de haber estaban destinados a sufrir ciertos cambios radicales: no hay necesidadde
sido otorgada la catta, era necesario,.g:ue twiera ^1 r'y|-iqntt't Aal l':ey, explicar que dentro de una concepción populista, oficio,- idoneidad, obe-
He aquí ia parudoja:arrnc@endente no .ng*a.uÉ" diéncia, etc., poseen una naturaleza y un contenido diferentes. !o- q]].
ni apadrinabala tesiscontraria,la provocaba,cubriéndolacon un mantode es más, dentró del marco teoc¡ático la cuestión del propósito, del fin,
legalidada. Así I objetivo o telos de la sociedadhalla su t€spuesta referida a base cris-
ti toóéntrica y teocéntrica, con la que va aparejadala posesi"i
sea por
ffin o la coronación,y por ia protecciónque
;i';;r;;;i ; iol"i. ¿pr'á-.i;;d.;iu páái' darÁ.'aestosisuntosdeniro
del marco populistá? Si, én efecto, la sociedad perseguía uq fi-n y se go-
hernaha
bernabasegúri criterios populistas,la definición
criterios oooulistas. este fin de la sociedad
definición de este sociedad
""oírn que en la prácticaeste
se identificábacon el del pueblo mismo.Es obvio
hecho abtió un abismo insalvable.
Hasta aquí nos hemos ocupado suficientemente de aquellas manifesta-
ciones populistas más o menos organizadas.Junto a ellas había además
cualquier manera, las guildas eran organismos que se gobernaban a sl mis-
mas, eligiendo o nombrando sus propios oficiales, quienes eran responsa- l"f;llllf,i,, ,il':::'fi'gHoÍ':?'3:il111
bles ante ellas, y sobre todo legislaban acerca de sus propios asuntós. La un fuerte elemento de oposición, el cual frecuentemente era de carácter
propia Hansa -u¡6 ds las más antiguas (la más antigua era la de Lon- -i; Solo con hacer referencia a los numetosos levan!4qlientos lo-
económico.
dres)- era otra unión de comerciantesautónoma en sus interesesy fines, ;;iJt ; W:ry:+os : ]' posteriormente
nA;-fdfu-
la cual dio lugar a numerosas asociacionesen otras ciudades con intereses podemóT-élarnoscuenta del grado de oposición en, que se encon-
sanos, -la,
y propósitos similares. t?ábñn ..masas>en todas partes de Eutopa. Tampoco faltaban tentati-
Podrían uaerse a colación muchos otros ejemplos de estas uniones o vas orientadas a attaer a las <<masas>> incoordinadas al foro abierto. Por
asociaciones
:iacioneslibres para mostrar que la tesis populista de gobierno no era una parte encontramosla definida-política de Conrado II destinada a sos'
dF ningun modo desconocida.Por el conrario, existla un añtagonismomuy tenei a los aaluassoresdel norte de Italia en la tercera década del siglo xr
claro enüe los puntos de vista ascendentesy descendentes,si-bien restrin- ;; ilñ¿ i1¡i,? ;;bl.za, y porotra,y,enmuchomayorescala,
t"ffi;
gido a los-órdenes <raltos>>y <<bajos>>
de la sociedad.Pero desde el punto el propóiii6:@@andino de atra,era las masas,primeroen Milán y
de-.vista de_<los grandes asuntos del Estado> estas manifestacionespo- luego en Alemanla,ffi tu ptogramade oposicióna la simonlu y ét
pulistas no hablan iugado todavía ningún papel. Sin embargo, es impor- concubinato.El hechode revolucionara las mfl.s¿s lai.ul contralos clérigos"
tante tener presente que mientras más cerrada, fuerte e insistente se hacía ¿;r"d"; constitula un presagio,y trajo iTñ'p,rimer plano la unión eÑre
'Iá'fcirina
la forma teocrática de gobierno, eran más hostiles las manifestacionespo- más característica de s"lteete"*ftict,v 11.
:l@t
pulistas. Vemos así, una vez más, que donde el feudalismo formó más baias. representadas en los Yataunt.
_ 5e trataba de la proclamación
_
dFffilpe laico que, es innecesatfftlecirlo,enconuó respuestainmediata.
Con la aprobacióndel gobiernopapal las masasllegarona alturas que
todavía hoy nos hacen reffoceder,aun-cuando-nuestra época nos haya
endurecido'alrespecto.Desdeel punto de vista históricoe ideológicoesta
15
?26 El pueblo Asociacionespopulares 227

rcvoltrcitín de las masaslaicas por parte del gobierno teocrático tuvo gran I'lcrr,t car¿ícterdc oposición.A pesar de que los dogmasproclamadospor
irnl;clrt,ruciaa pesat de que su éxito fue solo momentáneo. Por una parte r.rl.s scctas eran Dor doouier l¿ oobreza 4¡q¡¡filica -" la-pÉdica.@-
paradójicamente,para servit a r-rn definido.punto de vista l,rnrc, l¡ imporraniia qu. illr, ,dqüi?-t.ronno se debió ranro a este hecho
l:,-lg!r+t,rllzO,
id'ólógico, y por otra constituyeron una vez nrás un medio de oposición, (()r)x) A su carácter de movimientos que llevaban en sl el esplritu de la
a pesar de que tal oposición no fue principalmente económica. La ten' rnrrltitud revolviéndose conüa las formas contemooráneasde la Cristian-
tativa É-hild,ebiandina de servirse de grandes e indefinidos sectores de la .lrrtl. Sus postulados demostrabanque desde .u p,rnto de vista la jenrquia
pobluci6$ra-E-tener algunos logros ideológicos, tal como lo muestra cclcsiásticase había apartado radicalmente de sus deberesy, en consecuen-
cstc caso rélacionaclocon el concubinato, no tenía nada que ver con la ley ci:r, Irabía actuado en conttadicción con la naturalezadel cristianismo. Al
divina, y hasta podría probarse, por el conmario, el hecho de que aun en trasladar estas quejas a un plano superior, es claro que la oposición se
estos asuntos puramente técnicos era necesarioel apoyo del populus. Eta tlirigía entonces contra los portadores del poder gubetnamental, a saber,
c()ntril los obispos y papas. Se trataba de la rebelión conra la concepción
rlcscendentedel gobierno que, como consecuencia,desplazóa la aceptación
nctonarl0s cle la autoridad jerárquica poniendo en su lugar el juicio de la misma mul-
eclesiásticoseran bien distintas para el Papa y para el pueblo. titud, debido a que el propio concepto de oposición o rebelión implicaba
era siempremás receotivo a demosracione¡3¡gEg- cl derecho a condenar el objeto de ella. En su esencia,los movimientos
EL¡¡¡E¡¡C.*elbq,
IaculareSenpuD.tlcoqucc|uclnUftc.,.-,,,p",ffi. heréticos atacaban Ia concepción de la Iglesia en cuanto unión visible,
Rt,o-?feñA's-'n'Ttalia siempre había habido una especie dé reminiicencia orgánica y jurídíca de todos los cristianos, pero eryn__lqov¡mientosque
-orsanizados
-nostálgica a veces- del pasado romano, de manera que la liberación .o estabán y que al enfrentarse a la .@
de las fuerzas populistas podría llevarse a cabo siu mayor dificultad. Tal eEfie el organismo eclesiásticoortodoxo fuertemente organizado y los go-
acontecíacon la forma republicana de gobierno enfrentada de manera un biernos reales, no podían tener los efectos que quizás pudiera haberse
tanto dramática en la misma Roma por Arnoldo de Brcscia. También en esperado de ellos. Lo que interesa recalcar es que en su origen, alcance
este caso el levantamiento carecíade orden, y poseír, sobre todo, catácter y fines, tales movimientos eran marcadamente populistas: las ¡euniooes
de oposición, dirigida esta vez contra el pontificado. Partiendo del desafío rle la multitud en los cogzJicul.q los individuoi vagando y ..riffo-!ói
que le había hecho al papado al dccirle que dcbía volvcr a su situación lugares públicos, los ritos de iniciación, son todos aspectos,entre muchos
apostólica y, por tanto, a la pobreza correspondiente,Arnoldo, canónigo otios, cipaces de probñlá-i?'iñaleza'populista del^moviái.nto. Lo im-
agustino, no tuvo que esforzarsemucho para levalltar al populacho roma- portante radica en el carácter de estas sectas en tanto que movimientos
no: el entusiasmo emocional y un don envidiable de m¿ndo junto a un que cuentan, por una parte, con uñ?ñiéIo indefinido de gente, y por orra
lenguaje encendido y violento, y una exquisita selección de expresiones con unos objetivos definidos. La exoansiónjgl3!-he¡SiíA5 significaba q-ue
inflámadas,fueron característicosdel llamamiento que hizo Arnoldo a los grandes sectóres cada vez -ár de io.
romanos, y a pesar del obstáculo que suponía la ineficiencia de la direc- portadores del ooder, y gue este-exuáñamientoffia
:T r : l l
ción del movimiento se convirtió en el ttibuno del pueblo. Lo significativo inTlñtiá-éjercidá por los propios miembtos del populus. Por tanto, la
dentro de este episodio populista está en lo portentoso de las consignas reacción hostil del papado -y en parte la de los reyes en extremo teocráti-
-retorno del papado a la pobreza apostólica- y en el hecho altamente cos- encuenfta su explicaciónno solo en los principios invocados,sino tam-
revelador de háber recurrido al derccho romano, es decir, a \a lex regia bién, y quizás en mayor grado, en el carácter populista inherente a estas
como base jurídica para el establecimiento del gobierno popular 7. Los sectas: tales movimientos, indudablemente. contenían. desde la perspectiva
romanos dirigieron su carta al emperaclor-senatils popnlilsqae romanus- teomática, gérmenesde vicio e infección. ¿Cómo podria controlaise y -rn"-
tan solo para poner a la ciudad de Roma a sus pies 8, El aspecto puta- jarse a la multitud? ¿Dónde basaban sus jefes el conferimiento divino
mente negativo del episodio se revela cou demasiada claridad para que de su <<oficio>?Apoyándose en la aprobación de la multitud, en su con-
necesite mayores comentatios: el tribuno del pucblo ofrece Roma al em- sentimiento y cooperación,las sectasheréticas constituían -independien-
perador. Sin duda, este plan era completamentedisparatado, y la reacción temente del aspectodogmático- un foco cancerosodenro de la respublica
del emoerador muestra claramente su sensibilidad con respecto al asunto. cbristiana. Por ello se comprende perfectamente la cooperación inmqdiata
Poi orden de Federico f . el tribuno Arnoldo fue entrésado en manos quc sc 'cvu a L'aDUerMq papas, crnperaqorcs y
.le su adversario, el Papa, y c,-tlgaclo. tln oe extermrnar Iales sectes. "@
-
Desde un determinado punto de vista, el surgimiento de numerosas Péñl-ññT eT-c""tffi"@ cra cl rcc^nnni-

ü-*.",..
".¡Hf¡¡¡¡Élsff":ff;*::,';;?l'?
;;;l;*:,'i:1*dJl :::":"::;
"'""i:?
mientotácitodequeIoque1mpo@nadieapercibió
mejor que Iqrqgg.iS=I* esta amenazapopulista.Podría decirseque la
vÑ*'wm
22tl El pueblo Asociacionespopulares 229

t r e d i o a S a n t oD o t i
r r r r t r r r i z u c i roi n cn gran escala,v para compensarlas inevitables pérdidas que se producirían
l¿ll)ercltiL"''.u,.'@!fooaclolrPar¿jr'l|actrIru9ugl1aLlu|rlU}
rk-- se movilizaban a través de las llanuras cle Europa enormes masasde indi-
lñé;Eñ sea, provocar en el pueblo la discusión en público para argu- viduos. Cualesquierahayan sido los fines y razones de las Cruzadas, nada
mcntal como lo hacían aquellos y pata vagar vestidos de harapos, hasta podían lograr si no se empleabangrandes contingentes militares, de donde
cl punto de no diferenciarse ftlos auténticos herejes. Tales instrucciones la reconquista de los Santos Lusares hizo necesarioun llamamiento a las
muesran, pues, que IggEggcioft4ig-[g.ria{p- a tomat.en cuenta a las mul- multitudés. Sin el concurso del fueblo no podría obtenerseel fin religioso
titudes, p"ro pur" potlF6ntenerlas inviftió el sentido del movimiento, en cuestión. Sin embargo, el pueblo era tan solo un instrumento, y estaba
tómando su dirección, en vez de dejarlas que se dirigieran a sí mismas. bajo el mando de iefes a la manera descendente.Pero ello no debe ocul-
Puesto que el genocidio no podía ser aplicado, solo quedaba el camino tarnos el hecho de que algunas veceslas empresasde este tipo tienen con-
de atraei de nuevo a las masas o, al menos, de prevenit el crecimiento secuenciasposiblemente imprevisibles y, a flesar de que estos efectos tu-
de aquel cáncer. La aceptación de la prédica ambulante por el Papa era vieron lugar en las esferassociales,económicasy educacionales,no obstante,
una prueba concluyente de cuán real llegó a ser el miedo a la multitud afectaron inditectamente los criterios relacionadoscon el gobierno. Una vez
amorfa El permiso o-ue_elmis que se ha acudido a las multitudes, la experiencia histórica parece demos-
es otra muestra clara de que los medlos para convencer a la multltuo trar que estas no pueden luego desplazarsefácilmente de la escena. La
venían a ser los mismos que habían adoptado los herejes: la diferencia pronta respuesta de las masas al llamamiento de la liberación también
solo se hace presente si se le da la debida consideración a la exigencia encuentra alguna explicación en el ofrecimiento de libettades se hacía
que le hizo Inocencio a Francisco de obedeceral Papa y de que sus-inme- a quienes tomasen parte en la crtzada. E¡ su cali
diatos seguidoresle obedecierana él mismo. Con. esto, el postt4ado des- pEgggs¡$-¡ec¡ st¡s
cendente se cubría con su ropaje tradicional. El llamamienfo a.las-ge$A* amenazas de Def , etc, oue dlticllmente
era la característicadel movimiento de los '1o frailes dpl ..tulg-,IilI¡. Ni el s@iónde|asfuerzaspopulistasnieiapetitopopu-
clero secular ni los monjes podlan hacer iiire 16l liáilÑ.'En razón de lar meJor
mejor saclaoo.
saciado.rero
Pero aun
aún asl, Ia empresaentranaDa
entrañaba multltuo de perlgros
multitud oe peligros
su inmovilidad, Ios monjes no podían llevar a cabo esta tarea; el clero potenciales para el tipo de gobierno teocrático que tenía que llevarla
secular ni podía ni quería llevarla a cabo. En cambio, los frailes -y -esto a caDo.
es lo esenóialdel asunto- constituían una fuerza creada para entenderse De modo que, en resumen, los s ran el hecho
con la multitud. di-
Apenas cabe duda del éxito que tuvieron los frail€s, lo cual, en efecto, ras lnte-
testimonia la importancia del populu.ren la esferapública. Pero, sobre todo,
lo que los había hecho necesariosera la gran concentración de población un fenómeno extraño dentro del marco descendente,desde el punto de
anónima en las ciudades como resultado del abandono del campo, hecho vista de los <<grandes>>
asuntos gubernamentales.A veces se trataba de
que adquirió inmensasproporciones en el siglo xrrr. Esta concentraciónde uniones que se mantenían por el e--spíritgde oposición. A veces nacían del
grupos relativamente grandes permitió un intercambio de opiniones ,y.un
coniacto social relativamente fáciles, Io que era muy favorable para el des"
-iUer-ej€FfF-T::. :if .Fj stbeña¡u'eü¡.J .orno i r)strumento de opo-
sición a algún advéiJalió. Pero tales
uniones parecen ser la respuesta na-
arrollo de las herejías.De aquila necesidadde contrarestar este peligro de tural a la necesidadhumana de actuar dentro de algún grupo para así articu-
infección que se diseminabadentro de los confinesde las ciudades,Así, los larse mejor y brindar al horizonte individual un margen mayor de des-
frailes, en virud de su movilidad y flexibilidad, constitulan el instrumento pliegue. Eludiendo toda especulaciónclocrinal, Ias asociacionesde hom-

lT'i, #mmr,mr#r¡:T'?:",?:Í:
que de otra manera hubieta sido demasiado fecundo. La utilización de los
bres en grupos -sin que importen al caso su poca coherencia o pobreza
de organización- aparecen históricamente como el producto natural de
las inclinaciones humanas. Inversamente, como lo indican los grup<ts
fiailes como inquisidores se adaptaba perfectamente a su naturaleza: por de oposición,y también, en cierto modo, las ciudades,los postulados-de
propia experiencia, conocían las condiciones que favorecían el desarrollo las concepcionesdescendentesdel gobierno y del derecho fueron implícita-
de las opiniones heréticas y, además,fueton los primeros que intentaron mente rechazados.Y una última conclusiónsugerida también por la existen-
-lo cual parece paradójico- reconciliat las tesis populistas y teocráticas, cia de estas numerosasuniones es que la tesis, tan frecuente v tan pompo-
tratanclo con ello de construit la síntesis de la antítesis. samente proclamada,de que el cristianismo era la ílnica norma de vida,'no
A su vez, y desde un ángulo diferente, las Cruzadas patecen exigir un era ya r,ná¡ que un.cauce vacío. Porque no cabe cluda legítima de que Ia
Gooe1l1cnct0t1ocnt[oqecSteallallsts.'..,"',,.-üiitlal5cta5cIltr.eIUS cristiandad medieval y la concepción descendenteeran sinónimos doctti-
primeros grandes movimientos cle masns: se las concebía como campañas nales. Sin que tuvieran concienciade ello, en uno u otro sentido, aquellas
Itl pueblo
Asociaciones populares 231
uni.ncs (:r¿lnuna prucba más dc la imposibilidad de actuar sin el con-
taico.qg..hizp
lalc,g
'.t,,.:mgrfo
,..lgqgtJg se.frlzosentir y en $gl¡[dg-
t'rrlso rlc l¡ rnr¡ltitud. La proclamacióndé la resistencialaica por parte del
I('rmrno-e.!"-9s949JLSQnqW ^g{¡l5¡o +Jg!,^Ug.iys$¿d4d.s,
¡'a¡raclo; l¿s cruzadas; el movimiento de lai órdenes mendicunt.r. todo
en oposiciónal
srstema hrcfocrátrco del l'apa. No Fésulta menos interesante observar Ia
('sto se halla en esrecha relación con el recóffiéiññi6Tl?éltEEho de que
krs gobiernos necesitabande las multitudes para sus propósitos, aunque t l"q* $r.-existía €nrre es,taeducació¡,.laicay la muy ptáctica ciencia
-completamente
-paradójicamente-
tlel derecho,
tlel derecho,-bstos
Estos tres
tres aspectos
aspectosconstituyen
constituyenunun- horizonie
horizonte completamente
al servicio de la dominación teo-cráiica. Io inteie- nuevo eri cuanto al saber se refiere: se tráta de un aprendizaiedil derecho
sante es la idea de_que el derecho no podía existir en el vacío, sino que Ilcvaclo a cabo en la universidad, por los laicos v bara los' laicos. Antes
de algun modo estabá relacionado con ei pueblo mismo. El derecho presu- ,]:l ygrylg-lglg3i u,o&g*it",í1ni ngirna Univetsidádb corporaciórr
pone la aceptación de maxlmas, axlomas y-esdogmas relacionados con la -ds-aga-
démtcosla'cos: érsojo hecho de qrrc cstos se hubicran dedicadoal estudio
tesis descendente,y si esta aceptación no tótal sino condicionada, la dei déiécho en Bolonia coloca a .it" nu"uo punto de purtiáu .o t^ posición
vigencia_de la tesis teocrática córre grave peligro. Y parece que la exis- que realmente se merece. Sin embargo, toáavía no iose.-os ningún tes-
tencia de tales asociaciones,sectas,eic., no-contribuyómucho-a llenar el timo¡io de -qu_eestos portadores del saber laico, que trn vigorosamente
vaclo del sistema teocrático, que en su esencia tenlá la naturaleza de un cxplicaba
n el dpgg;cho.
rqgll?. e1 !.l Univerridg{js. :Bolsni
a€n AJ¡&hJt¡6-
postulado. Fl carácter de estós grupos es un testimonio de la falta de
nuDleran manlrestaclonrnguna rncllrracrónprotundamente arraigadahacia
conformidad que había con los piinóipios de la posición descendente(su- ninguna clase de populismo. PLrededecirse que lo importante no estaba
puestamente aceptados).Dentro de este último esquema no habla lugar
dado por la naturalezade sus estucliosjurfdicbs ni por-la institución mis-
para ninguna expresión de la voluntad del pueblo que era autónoma, autó-
má, es de_cir,,porla Universidacl,sino por el hecho-de que eran los laicos
gena, independiente y que emitía reglas de acción vinculatorias. La'aolun-
los qrre llevaban a cabo las investigaéion"s respecto a la naturaleza del
tas populi y,la uoluntas principis constituían dos posicionesantagónicase derecho.A pesar de qrrc todavía se enconrrnhunéntt. Ias mallasde la posi-
irreconciliables. ción teocéntricadominante, cle c¡treestaban todavía cogidos en las gárras
Queda una consideración más. En lo relativo a los .,srandes asuntos del .saberpatrístico, de que esrat'ranaún dominados por'la cosmologíacris-
de F,stado>, todavía estos grupos eran consideradoscomo" qaantité négli- tocéntrica, sin embargo, se oponían a un sistema teócrátíco -el hierocrá-
geable, y lo que es esencíal para el caso, las mismas multiiudes ,-orf* tico del PSpq- con otro: el sistcrnaimperial-real.Por tanto, la importancia
no. :e co_nsiderab_an portadoras de ninguna clase de poder en la esfera histórica de los esttrdioslaicos de Bolonia -v ¡¡{s tarde de oros lugares-
pública. Las condiciones de la época tampoco eran própicias para ello, y
los mismos hombres de entoncei no .rtáb"n lo suficiente...rt" pr.p"r"- fl9r*estriba.g*Jgs-Jdf"e; que _prcconizaro,rsf4o eq" e[.s¡np1.9*]rshgJe que
hnbian srdo los creadoresdc rrn:r posición contraria razonabley lógica
dos para lanzat una tesis populista coherente. La exposición doctrinál de frente a la realidad existente, lo .1,reningún Papa o escritor hieiocráIico
la _concepciónteocrática estaba completamente en manos de los escritores podía desconocer.
cultos, algunasde cuyas afirmacionesse justifican por el peligro que sentían sin embargo, e-stesaber laico vivía.leutr,l cle los mismos límites que
avanzardesde el campo contrario. Pero, por sn párt., taler !'rupór, uniones su antagonista: ambos pertenecíanal mismo árbol genealógico.Su sistema
o sectasno poseían un portavoz capazde ser la contrapartida del escritor era, indudablemenre,más.dé_bilque aquel al que-'se opónían, pero por
teocrático cultivado. Dichos grupos, en efecto.,estabandesarticulados,muy otro_lado.unode s's postuladosprincipales,si ná el printipal, érá d" bu."
desorganizados,probablemenie ni cuenta se daban de los efectos que pro- histórico-jurídica,-con acentuaciónen lo histórico. Lós libios- jurídicos de
ducían, y su actitud, en vez de ser deliberada, era un movimiento á tieñtas
hacia el objetivo. sin embargo, en varias oportunidades hemos hecho alu- ú¡¡¡iniann^eran depósito de Ia sabiduría social, iurídica y gubernamental:
el
constituían un vínculo con,el pasado,con una realidad qul -dentro de
sión al elemento laico. Es indudable que lás uniones, concejos, etc., esta- Ias circunstanciasque prevalecíán- no era ciertamente el factor de mavor
ban principalm_enteen manos de los iaicos, a pesar'de qué tá educación peso, ya que la ideología cristocéntrica se considerabaesencialmenteaÉis-
laica como hecho universal estaba virtualmenti ausente: ia educación ge- tóricx, universalmente válida con independenciade espacioy tiempo. pero
neral por los laicos y p^ta los laicos no había hecho sr aparición aün. si deseamoscaptar Ia significacíónhistórica del saber ftrrídíco lr¡.o, t.n.-
Pero por- otra parte Ia educaciónsuperior para los laicos y por los laicos mos que reconocer la importancia de la introducción áe esta pronunciada
es, no obstante, algo que haríamos-bien én tener precisámlnt. p.er.nte faceta histórica. Tal faceia íntrodujo un aire de realidad del'que diflcil-
en este análisis. mente puede _dudarse: la reconciliación del presente con el pasado, la
Es cierto que la educación superior todavía estaba reservada a una
pequeña minoría. Pero por lo general es a estas a quienes pertenece el .Y,
futuro, dado q_ueson l.as que proporcionan a la épola nu.rr'o, impulsos mayor de
y direcciones. uno de los aspectos más interesantei f.te quizás que esre su-
ministraron cl modelo
2J2 El pueblo

gobien-ro.Talcs ciudades poseían gobiernos erigidos sobre base populista,


hasta tal punto que a un observador extraño no se le hubiera ocurrido
pensar allí cn la existencia del Papa y el emperador. ¿Cuál ftre la utilidad
práctica de tales concepcionesjurídicas. Precisamente este tipo de pro-
blemas fue lo que, a partir del siglo xrrr, impulsó a los portadores del
saber laico a llevar adelante soluciones i
po-
dían-h?cerlo lrorque conocfan el derecho romano y porque, como laicos
que efan, tenían un interés natural en problema tan vital. La armazón
jurldica que suministró el derechg_¡omgnó,llena de presiones y tensiones,
proveyólts instrume"i.r.@r-páriun-.*pon.t Notas
b-áilihs&!i?. dgl pg:blo>>
en térmffiiii.tamente jurídicos.Luegóvol-
veremos sobreeste-ptñi?ó.
El escenariode los siglos xrr y xrrr está, por tanto, lleno de conradic-
cione_s.El gobierno vigente, en sus altos niveles, funcionaba sobre supues- ' Pata un buen ejemplo de los arrendatariosvillanos del Manor de Brigbt 'üíalt-
tos descendentes.Pero, por otra parte,habia numerosos grupos que-fun- ham, ver Maitland, Manorial Pleas (Se[d. Soc., ii, 1889), pp. 161 y ss. Los villanos
eran quienes elegían sus propios labtador, pastor, arador, porquerizo, etc. (p. 170).
cionaban, dentro de sus propias esferaslimitadas, con un tipo de gobierno ' Cf. e. g., SacbsenspiegellEspejo de Sajonia], ii. 55 (ed. Cl. Schrverin,Stuttgart,
que, analizado racionalmente, era la aplicación práctica de-la tesis ascen- 1956, p. 87): <<\laz det burmeister schaffet der dorfes vromen mit uilkore dar me-
dente. Además, habia grupos amorfos y carentes de orden que constituían ren menige der gebure, cles en mag daz minre teil nicht 'u¡iderkomen.>>
' G. Grupp, Kulturgaschichte des M. A.,3.'ed., A. Diemand(Paderborn,1924),
la ptincipal fuetza de oposición, pero a los que faltaba aún un porravoz,
lY . ¿u+.
alguien_que expusiera con erudición y sentido los criterios que eitos gru- ¿ A cste respecto,ver Maitland, Township and Borough, p. 18.
pos habían percibido solo débilmente. Puede concluirse segurame.rteque ' Liebermann,i. 17) y ss.; E. D. H., i.387 y ss., núm. )7.
la exposición de Ia concepción ascendenteno podía llevarie a cabo ón o E. H. D., i. 557 y ss., núm. 1)6; más ey'emplos
en los núms. 137 y ss.
' Ver K. Hampe, DeutscheKaisergescb.,10.' ed. (Heidelberg,1949),p. I39.
los medios disponibles, porque los elementos que estos poseían eran de 8 Ver Rahewin, Gesta Friderici, i. 29 (en M. G. H. .tS. RR. GG., ).^ ed., p. 45
un¿ naturaleza completamente opuesta, en todo sentido, a dicha concep- y siguiente).
ción. Por ejemplo, en algunos de los Specula Regum, así como en el Poli-
craticus de Juan de Salisbury, hay multitud de normas relativas a\ ttata-
miento de los campesinosy artesanos,manos y pies de \a respublica, y
principalmente se remiten a I Cor. xii. ?-2 para concluir que, dado que
ellos son necesariospara lograr el bienestar de la comunidad, debe pres-
tarse la debida atención a los miembros más débiles del cuerpo. Pero aquí
todavía se está muy lejos de reconocer a los <débiles miembros> ninguna
clase de derechos autónomos. La naturalezade esta argumentación perte-
nece al_tipo de aquellas exhortaciones hechas al príncipe putu quá .rt.
no se despreocupara_ del cuidado de los miembros del iuer o jerTrquica-
mente inferiores: allí lo hay ninguna sugerenciade que por'su piopia
existencia dichos miembros tuvieran que tenef unos poderés originari-os.
Desde el punto de vista teórico no habla por qué recurrir de nuevo a las
fuentes de la patrística. Lo que se necesitaba era una concepción com-
pletamente independiente de las fuentes teocéntricas,una concipción que
f_ueraen todo respecto un aliud conceptual que no compartiera ninguna
de las característiasatribuidas al pensamiento teocéntrico: solo con lá vi
gencia de tal.concepción, y luegó de su plena aceptación, sería posible
levantar el edificio doctrinal capaz de oponerse a la concepción clescen-
dente. La situación fáctica estaba madura. no así la doctrina.
CAPITULO

Hacia el populismo

La repercusión que tuvieron las teorías sobre el gobierno y los prin-


cinieiséticosle Ari.tóteles en el sielo xlll trajo consigo trn viraje radical
en todos los aspectosdel pensarñiénió-:Ialoncepción unilateral del go-
bierno v del derecho. monolítica v esDeculativa,iba a encontrar su conrra-
partida perfecta. Seria difícil haliar átro fenómeno dentro de la historia
del pensamientoque hubiera producido cambios c{e tanto alcancecomo esta
influencia de Aristóteles. Pero ello no hubiera sido posible de no haber esta-
do el terreno preparado de antemano,porque ninguna teoría, por más <<co-
rrecta> y <<verdadera)> que sea, puede ejercer influencia, a menos que el
ambiente le sea.propicio. En esta forma, Aristóteles iba a proporcionar
aquello de que lhabían carecido los antihierocráticos, lo que débilmente
hablan percibido las asociacionesy grupos, lo que solo de manera vaga se
encontraba en el Densamientode uno oue otro iurista.
Pero esto es rólo una verdad a medias.Como en seguidaveremos,la
influencia del Aristóteles puro, en virtud de su acristianismo, cuando no
de su anticristianismo hubiera tenido bien ooco efecto. v así lo demostró
indudablemente Síeer de Brabante a mediaáos del sielo"xrrr: la adopción
plena del pensamiJnto aristotélico cqsdJ¿iS-eJ¡S-lAqüISlSo que en todos
sus aspectosvitales era hostil a cualquierforma dc cristianismo.La época
no estaba madura para ello. El supuesto para que tuviera vigencia 1o que
realmente puede llamarse corriente aristotélica radicaba en la incorpora-
.ion_dgl pensamientoaristotélico a la cosmologíacristocéntrica'prédomi-
ii?emostraba que. de una forma o dé otra, los postulaclosaris-
"-áñFñi
totélicos no eran contrarios a esta, o más aún, qtrc el á,tgc <lel pensa-
miento aristotélico más bien 7a refotzaú4 dicho pensamiento-desde una
perspectiva cristiana- apareceríadesposeídode sus elcmentos nocivos y,
además, pasaria a ser instrumento de primer orden para la demostración
de la veracidad de la concepción cristocéntrica. No es necesatio aclarar
que el Aristóteles producto i. erta interpretación no er¿r el auténtico y
otiginal. Lo importante fue qug, a fin de q,ue lograra aceptación, hubo
@to. A d e m á s ,s e l c ] l e v a b aa d e m o s t r a rq u e s u s
.l l(, El pueblo Hacio el populismo 237
t'oncelrcioncs, realncnte, daban validez mayor y plena a las concepciones natural del hombre a construir el Estado se hallan entre sí en la misma
c r i s ti a n a s . rclación que los rudimentarios sonidos naturales animales expresivos de
Sin embargo, apenas una generación después de la introducción del
¡rlacer y dolor, y el lenguaje, capazde expresar el bien o el mal: la deter-
pensamientoaristotélico dentro de Ia cosmologíacristiana, se habían inver- minación de 1o correcto y de lo erróneo es el resultado de la capacidad
tido los términos involucrados en el proceso, es decir, si bien en el
istóteleshabíasi
mas
er que a prtmer plano. Mlentras an
rrurul€tlLc cr clcrlcfiro de
(1e inil
niportancia habla
tmporrancra sido el
naola stoo cristiano, ahora, en el
el cfrsllano,
siglo xrv, era el aristotélico,
siglo xrv, proceso en el que aquel
aristotélico, en un proceso aqu se alejaba
cada vez más, para dejar el sitio a Aristóteles, o a lo que sé crefa que era
Aristóteles.
Dentro de esteestadiodel desarrollodel aristotelismoes cómododis-
tinguir: 1) actitud de hg¡llglad-haciaél; ?) tdS¿aniu y absorcióndentro
de la cosmologíacnsilana;
ra cosmorogra cristiañ7fJ.l Iiberaciónclel
3) lIberacton ropaiecrlstlano.
del ropale cisiiano.
QuizásseaconvenienteexpIicaiffiIélicadeunamanera tituye el principio ordenador de la sociedadpolítica 3.
general, en la medida que nos interesa conoceda aquí. La doctrina cul-
mina en la consideracióndel Estado. comunidad
Sogruni.dadsuprefna.
su c9mo nrodgcto anos, a la
de lq nar,'..leza.SegúnAristótelei,
dsJa,¿a¡úza. - .Ustados¡rrgd.
toteles.lfEtado
el surpe de ltlev;tur
la lev natural- v través de la misma
no oe nlngunacuerdoo pacto..E,sta -E,staley
ley naturat de la que
naturatde que surge eJ-bstado
surge el -Estado y dado que el Estado, o mejor di-
S!!g¡rr>>,
rige para el hombre mismo. Nace dentro de ella, y es élla Ia que lo deter- huma-
ión más alta de las asociaciones
mina a vivir dentro del F,stado, fuera del cual es imposible Ia vida civi-
lizada.y la satisfacciónde. las aspiracioneshumanas. Ll Íamilia,la aldea, la
cil¿dady oras comunidadesaún mayores con.tit,,y"r, @^re¡ r6arios
-por ser ¡¿¡u¡¿lss- del Estado que, por tanto, es la suma y la culminación Los mediospara conseguirtalesfines estáncontenidosdenro del de-
- --
uc ruuas tas Lul'untouoa rechóIEá-lF constituye lryslg[lgsl u.qisqbdade Ia naturalen,ffipta a
niveles inferiores. Derivan así de aqul dos aspectosesenciales:la estruc- por ros cluqaqanos.
y decraraoa
al .trstaoo, ror su vlnculacloncon eI Estaoo,
tF¡- I r
d,esde,labaie hasta lá cima..v.l rrrtu.rll!ffi éila se propone el obietivo o linis de capacitar al hombre pata alcanzar
@do
bsTaclo EFie tactor naturalista Io encontramos en todo el pensamiento de el bien suDremo. De-TqüÍlue oara AristótElés _@
Aristóteles. <<Laqatqraleza no hace nada en vano)>; <<Lánaturaleza no derecho dentro del Estado se halle lóeicaEsnte en el ñmFá nuFblo o. como
hace nada supe o si previera el fu- éIñisño di¡efnffiuTiiTua, cuya voluntad determina el carácter de la
turo)>, etc., son afirmacionesde Aristóteles que muestran la extraordinaria ley. El problema no es otro que el de localizar la sede última de la so-
importancia que concede en su sistemu ^ Ía operación de la naturaleza. beraníaa:
En todas estas afirmaciones hay Ia intención de aqibuir a la OgL1tglezq
¡Ll¡{3.gs¡9P9¡¡19, princip@
.Loscompletamenre Es posille explicarsatisfactoriamente
el principio de que la multi
qüe Temos tropEZZZoYl¡$ry¡¡¡g¡|g¡
¿l'lfiftF6i¡üñidad diferente surgen tud debe ser más importanteque la mejor minoría.
<le nuevo, pero icon qué diferencias de contenido y de puntos de réfe-
rencia! Según Aristó,.h_t,_.1pod.t d. I" ru. ere!!4.g_.I-
El objeto más esencialde Ia doctrina aristotélica lo constituye el hecho qs clt(Ll¡atulat-. ror lo tanto. sI crearv romentarel blen comun.la ulr
tíÍT pu6IVca,es el objetivo del detecho,que a su vez es elaboradopor
yde Ios ciudadanos,
ñatuiales; la son qu
-
transformación raci én una voluntad cE ltos que, conslderaqos
desoeotra perspecilva,constltuyen]a auto-
suficienciadel Estado. Además, la legislación encaminadaa este fin deter-
minará quiénes serán ciudadanos, excluirá otros y vauará las condiciones
de ciudadania. La pati
2t8 El pueblo Hacia el populisnuo 239

gobicrrro del Estado constituve cl derecho natural de todo ciudadano. pero tanto que producto humano natural, el Estado está totalmente comprome-
ra Parucrpacron concreta en el eterctclo de este clefecho depende de quren tido eÁ la obtención de este fin por sus propios medios, en base a los
sea ciudadano, o a quién se haya conferido la ciudadanía ó. esfuerzoshumanos de sus miembros naturales, los hombres mismos.
Por lo tantol el Estado aristotélico constituye un todo orgánicamente Esperamos que este esquema tan general de la doctina aristotélica
integrado, en el cual los ciudadanos 3on, a 7a vez, gobernantes y gober- haya mostrado la diferencia fundamental que existe entre elJ,ay la posición
nrdos: ser ciudadano significa poseer derechos y deberes.El ciudadano es radicional cristocéntrica. El Estado aristotélico crece; está constituido
: a
capacitado para "-F- orgánicamente; está sujeto a los principios de la evolución natural y foma
@nte
g,¡SEgggl-Élgtsrgv, p en cuenta las diferencias,divergenciasy variacionesdel desartollo humano
de una manera que podríamos calificar de realista.
esencialcs
el <Estado>ls ZEir, a. en tanto que un
y
clérigos laicos,parte por un.actecons-
de una fundación:f¡¡g..sstahlepida
ciente y deliberadode ,Gistol sigue las leyes de su fundador y las im-
plementaen su extranaturalidad. En resumen,el Estado aristotélicoes
una entidad natural que deriva su esencia,ser y desarrollo de las propias
fuerzasnaturales;la Iglesia es extranaturaly deriva su esencia,ser y des-
arrollo de su propia fundación di,¿ina.
Este
asunto vital se refiere No debe sorprendernosel hecho de que estas afirmacionesaristotélicas
, - contenidas en la Polític¿ -conocida en Occidente desde la sequnda
nada máS-runada mEñ61Que a Ia desaparición
de un principio o norma r4lErr
década
"p...uu.ro.r.r,
regulativos únicos, y postula la existencia de, cuando menos, dos esferas oer slgro xrrr- q.oeri haber sido consideradascon muchas
normativas según las cuales puede ser juzgada la actividad humana, puesto cuando no con hostilidad declarada,por los pensadoresavisadosdel tiempo.
que al hombre y al ciudadano se aplican criterios diferentes. El que posee Pero los postulados avanzadosen la Politica constituían solo una pequeña
excelentes cualidades <<políticas>>no tiene que poseer necesariamentelas parte del aristotelismo, y €tr última instancia solo eran unrr aplicación
cuaiidadesdel <<buenhonrbre>>. parcial de las ideas que el mismo Aristóteles había avanzadoen otos de
El punto de vista teleológico aristotélico percibe claramente que el fin
o propósito de la minoría es absorbido por el fin o propósito de la mayotla,
y, en consecuencia,el interés de los ciudadanos individuales se subordina
i,T.i;'J'ili?}i'.lt'ii3Ti':ú:'m:kl;,^l'i:iW;,,?:r
justificaba por muy buenas y sonadasrazones. La obra de Aristóteles no
al interés del Estado: en otras palabras, los fines del ciudadano están de, era una recopilación ecléctica de temas conectados a\ azar, sino qué se
terminados por los fines del Estado. Esta posición teleológica deoe natu- basaba en supuestosfirmes y constituía un todo perfectamente coherente
ralmente anibuir excepcional imporancia á la función (lirns o arcté), cuyas partes se vinculaban lntimamente unas con otras. Solo parecíaposible
y dado que el ciudadano en su función de tal satisfacelos criterios del aceptarla o rechazarla totalmente.
orden político, se halla, en consecuencia, completamenteseparado,al me Pero aún había ora dificultad. El conocimiento de Aristóteles no se
nos desdeel punto de vista teórico, del simple hombre compiendido dentro
-Conceptualment'e, había llevado a cabo a través de sus propios textos, sino a través de ve¡-
de los criterios de urr orden no político. el cíudadano slone¡'illgbrl
srones
_..-.-f---:
Io que
y luol4q, 1o
ar4bes y-jgdías, ra perspectiva
desde la
que desde perspectrva del ilempo
tiempo sólo
solo venía
venla
está separadodel hombre. a empeorar la situación. Algunos de sus postulados, en todo .caso, pa-
Por supuesto, el Estado aristotélico no solo es una creación de la na- recían tolalmente irrecqnciliablescotl ,el pensamiento
miento cristiano, por ejemplo
turaleza, sino que además está consriruido pjllg!¡g4E¡S¡g|g (libres). su cosmologla. .¿\lrrno naDra mas que un proceso evoluuvo conilnuo, po-
Viceversa: la participación en el Estado .tr urgo narurar at tromÉre. En sición que excluía absolutamentecualquier origen del mundo y, en conse-
consecuencia,los senderosa seguir por el E*adp,son fiiados por la reflexión cuencia, cualquier creación divina de é1. Otro aspecto que tenía necesa-
Y,@s: son esencialmentehüm;;G::Ñfeññ, riamente que chocar con las mismas raíces de los dogmas cristianos era
t l h,stadoes autosuHciente,-aut6nomo, independientey autógeno, origi- \*q!-orincioió dLla causalido.loue. en efecto. excluía cualouier-intervención
nado en y orientado hacia los fines naturalei d.l ho-bre, me"reciéndo "el -- mlragrosaoe ijlos: cuarqulersucesopoola tener su explrcaclonen la exls-

5tu o
tencia de una causa accesible al nzonamíento humano, de modo que se
ii.Huül'i,,5;"#"¿'fi1,
Ia dcl hombrc mismo. Por otra parte, los fines del Estado y los medios
negaba implícitamente la intervención milagrosa de la Providencia. La
posición de Aristóteles con respecto a 1a inmortalidad difícílmente podía
esrán <<igualmentedentro de nuesrra posibílidad>t. En
de alc¿rr.rz¿rrlos éncuadrarsedentro de la oosición cristiana de la inmortalidad del alma.
240 El pueblo Hacia el populisruo 1/1
¿aL

El concepgl--ad$pléli5É-!14l4leza solo tenía de común con el asusti- lcza y de la realidad, característícodel pensamiento aristotélico. Al ser una
nrano tfadrctonal_e!_¡oll¡D!9._-únfealldad, los pensadoresmusulmanes y premisa del pensamiento,la naturalezaes también deterrninantede la sub-
- sccuentecadena de pensamientosy llega a convertirse en importante prin-
t¡dro--féTáffi- encontrado exactamentecon las mismas dificultades ante
Aristóteles, pero habían hallado la <<solución>> a las antinomias sepatando cipio, si no en el principal, del cual pueden derivarse ot¡os elementos.En
radicalmente la teologla de la filosofla, en un proceso que estaba fuera suma, la naturaleza era ahora un concepto físico empírico, y no de especu-
de cuestión para los pensadorescristianos. ¿No había declarado San An- lación teórica. No se ttataba de un simple cambio de acento.sino de una re-
sefmo que frlt"tfj^ *^ t^ ,rr¡ttq d. ía? Esta posición era acep- orientación.
ll Es indudable que los conceptosde naturalezay ley natural eran fami-
tada y justifica?á-plenamentepot la totalidad de los cristianos, y no hacía
más que dat expresión en una frase memorable a un principio antiguoro. liares a los escritores antes del siglo xrrr, pero cuando observamoslas con-
De modo que en lo que se tefiere a las concepcionesde Aristóteles, parecla sideracionesque hacían acerca de ellos se ve claramente que no podían
que solo quedaba escoger entte la aceptacióno el rechazo. desprendersede la intrincada trama y de los moldes dentro de los que
Pero 1o que proporcionaba -y proporciona- a la docrina aristoté- tales conceptos habían hallado su residencia permanente. Bajo estos su-

'::i J':
lica un aspecto fascinante era su carácter no eqpgggfuivo, 1o cual contras- puestos no podían desarrollarseni el concepto de naturaleza ni el de de-

:x?:
recho natural. Tampoco debe olvidarse que durar-tteel período compren-
\ "Ti,TJ:::,'Jf
ltt!ñtos supuestos sobre loi que construía Arisióteles eran fundamen-
ciido entre Isidoro de Sevilla a comienzosdel sislo vrr v los comienzosdcl
xII no ñubolliscusionesimpt¡ttantesrelacionadas con estos tem¿s". En los
escritosde un Alcuino*de un Agoberto de Lyon, de un Paschasius
ffi
Rrdber-
/"' talmente diferentes de los postulados cristianos antiguos y medievales.
Aquí, la f.e; allá, el hecho racional; aquí, la insistenciaen el 4!omg en el tus, de un llincma¡, etc., no hay señalesde que hubiesenempleadoestoscon-
princioio, en el doema y, por ranro, en la Autori-dad ,urr.ntiFpo, .u- ceptos como instrumentos pata sus argumentaciones.La definición que del
-- - de.rechonatural da,rl-,[r4groes un testimonio de la influencia de los an-tiguos
puestosultratcrrenos; alta, lnsrstenctaen la oDservaclon,en las causasoe
ra ¡ntervenclon humana, en ras orvergencrasyÍáiiá6-,ones oe ros ffir.. crrtenos: enlazacutdadosamente el punttl de vista de Ulpiano con algunas
desarrollos; aqul, el llamado a lá fe en lo invisible; allá,la manipulación ideas estoicas12.Esta definición pudo muy bien haberse elaborado y des-
modesta de lo visible; aquí, la impottancia exttaordinaria de la teotla y arrollado doctrinalmente, pero, ciertamente, no eran evidentes las posibi
la especulación,con desdén por las realidadesde la vida; allá, igual grado lidades que encerraba.Una posición completamente madura ante el dere-
de importancia de la realidad observable y comprensible de la vida hu- cho natural -no ante la naturaleza- l¿ 6¡6s¡tramos en Graciano. en el
mana.^Un sistema era ultraterrenal, el otio de iste mundo; uno era el que se ooservan prenamenreros erelpl oa, oara.r,o nrrffioa ,,
reverso del offo. Uno trabajaba en base a una norma, principio o pamón cosmologla crlsuana. con el mlsmo t
dados, aspirando a la unidad y aun a la uniformidad; el oro partía de la diffi;-
*
diversidad de formas y de las divergenciasy aspiraba modestamente a la
particularidad, repudiando la universalidad de las normas y principios de- Jus narurale estquod in lege et euangelio continetur, quo quisque
ducibles de las variaciones. iubetur alii lacere quod sibi ault lieri et probibetur alii inlene
Sin embargo, sería completamente erróneo pretender que el concepto quod sibi nolit lieri.
de naturalezaadquirió importancia en el siglo xrrr a través de la influencia
aristotélica. Naturaleza y ley natural etan conceptoscon los cuales estaban ral está
perfectamente familiarizador dgqSh.¡q¡uhq-a¡¡e¡Jos filósofos, teólogos, ju- y segu este
ristas y escritores.Pero sucedía que para ellos la ¡aturaleza y, por consi- derecho natural posEé W"'"lhg.
a omo lo que no quieralque te baeana ti.ASyí seEI;ññEñte qúe como
e ve claramente que como
guienté, la ley natu@rstitqían tqqlema! espergfurivos --iniistiremos
mas en esto cuanoo vea*@s oc oerecno naTt- el derecho natural esta contenrdo en la ltlblla necesarlamentetlene que
ral anteriores al siglo xrlr- que en sí no etan más que meras partes del concebírselo teocéntricamente y, en consecuencia,se halla en la mayor
todo constituido por la cosmologla cristocéntrica. De modo que a ttavés proximidad al derecho divino. Desde la posición de Graciano era perfecta-
d: infl j$é+!¡¡lteles tanto 7a naturaleza como el derecho natural mente legítimo decir que este derecho natural <(coepitab exordio rationglis
lo creaturae)>,ya que en el mismo momento en que Dios creó al hombre le
vlnleron a ser conceDlcrosoe manera olrefente: en vez de ser teofemas
esoeculativos t. olia.-se convirtieron en dio la ley de la naturaleza: el libro del Génesis es una pnreba más que
rrna
la base misma"lsT.nlg.,d.
del edíficio. Se considerabaa la naturalezadentro de unn suficiente. La creación del hombre era un acto divino y no tenía nada que
construcción emplrica y se excluía su fundamentación sobre premisas ver con la naturalezamisma. Era la consecuenciade un plan preconcebido
a priori. Se tratata del ieconocimiento espontáneodel valor de Ia natura- y de una inteligenciadivina13.En esencia,esta posición era esencialmente
16
ara
¿a: El pueblo Hacia el populismo 243
a-hurnana,pero sería de extrañarse que Graciano hubiera llegado a otra ,l, l ,lclctlro natural, el cual pertenece a la propia naturaleza del homb¡e
conclusión. Por otra parte, la aplicación social de la norma reguladora con- rr'n rr'¡rtitlt)agustiniano).Y dado que al hombre natural se le ha otorgado
tenida en la <<reglaáurea>>se presta a numerosasdudas: con ello se intro- l.r r,rzr'xr,la ley, natural eterna,eafu¡jg1l!2i!,41e.
ducía -o al menos se podía introducir- un elemento completamentesub- Así, pucs, las maneras y formas, con todas las variantes posibles con
jetivo, el mismo que la naturalezaobjetiva de la ley estaba llamada a su- ,¡trt' t'l dcrecho natural aparcciaen los escritores del siglo xII, tienen sus
perar. Tal <<teglaáurea>>,en cierto modo, constituía un llamamiento al ¡.ríccscn las especulacionesagustinianasÍelacionadascon la natvaleza del
interés propio y al egoísmo, porque su base era completamente subjetiva, l¡.,rrrlrrc.Ello explica la yuxtaposición de la ley divina y laley natural, junto
pero, en el mejor caso, se ttataba de una fórmula ideal sobre la que no ,.'rr Ia consideraciónde que esta última estabacontenidaen la Biblia, así
era posible un desarrollo posterior. Pero como se sostenía que el derecho t.nlo también las interminables discusionesacercade las posibles excepcío-
natural así concebido era la base de las relaciones humanas. el derecho rrcsrr l¿¡ley natural. Lamzón nos dice que sobre estabase bien poco se podla
eclesiásticose adaptaba<<naturalmente> a él: tanto el derecho natural como
l)r()grcsaren ningún sentido: el conceptode naturalezahumana es puramente
el eclesiásticoeran emanacionesde la voluntad divina'a. El hombre era una .'spcculativo y no se parece casi en nada a lo que cofrientemente conoce-
imagen natutal de Dios y 7a gtacia divina reestablecíala prrrticipación del rfr()scomo leyes de la naturaleza:eI-Sa¡l-Agustín l¿.<<naturaleza>>
es el ,/'
hombre en la divinidad t5. /
,r..,rtul3do
de ír'r id.rl ¡nt.rr"i.no[-.nr- iilo de.li. @
La concepcióndel derecho natural tal como la oresenrabaQ¡¿gi4¡no(v En -
. , - l,r cual aparececomo innaturaldentro del esQuema de su pensamiento.
,|,'(.muchosotroi,inclus¡u.@ardo)ló,es,,enesenc,ia,trnlinrpiore-
resumen, para él la naturaleza es un concepto teórico que, separado del
. f . - :oT:T de las afrmaciones de San Agus[íF. Ningún término viene con tanta rnundo de la vida cotidiana20,era incapaz de servir como instrumento con
-t l- facilidad a Ia pluma.orno éfFi^rurareza, y aun asr, cuando San Agustín
|l+r\ el que pueda operarseen el plano de las relacioneshumanas.Si bien, desde
se refiere a ellá, el significadoque le atribuyeLs distinto al que generaláente
el punto de vista teológico, pudo muy bien haber sido fecundo, desde el
se ha aftibuido a esta palabra. Sus concepciones,además,están en la más
estrecharelación con la idea de creación. El,cg¡cepqo agqltinlano de natu- ¡'runto de vista del gobierno de los hombres, no era de ninguna utilidad.
En este sentido, el progreso solo podía venir del cambio del significado
.faleZg,s¡ efectivamente, lo contrario de 1o-que-generáhé"tt se acepra. rlue se.atribuía a la naturaleza...Enel dFrech.t existían insinuaciones
Setün?[ natura na "qmlno
.lefinidas_hacia un Eoncepto,CiferffiJánaturálezá: <<iusnaturale_est ouod
\ \_cosa
coiu oosée
posee debiE
debjdo_a su creación-¡fiy[¡a, Cualquier mal (uitirm) que pueda
SobGvéñiiá una cosa va, por tanto, en detrimento de su propia naturaleza natura docuit omniá animalia>>:este derecho natural no es exclusivo del
,r' género humano, sino que se refiere a todo el mundo animal, y de allí partió
//- _ y, cn
en consecucncla,
consecuencia,conrra eua ', .trI
contra,ellarT. El estado
estaoo natural original del
naturar ongrnal del nombre qra
hombre era
en el cual no conocíani el mal ni la muerte. Esta últiff -Jln¡¡go para demostraretimológicamente que <gg
\.1_d._jry1.".ia,
,'-l Ertñ-or-así frente a unos indicios muv deñnidffi-;ffiión.onTñ6Go
,."' no tiene nada que ver con la naturaleza,y más bien, por el contrario, en
1/' virtud de los efectosdel pecado,está en oposición ala lex naturaets.La evolutivo del concepto de naturaleza, el cual, comprendido desde esta pers-
naturalezadel hombre la constituye ese estado de inocenciaque poseía antes pectiva, no puede encuadrarsedentro de la estática concepciónagustiniana.
delaCaida, la cual ha viciado la verdadera naturalezadel hombre. El hom- Además, pareciera como si esta nueva concepción de naturaleza pudiera
re.- bre se degeneró, su naturalezase desvió del recto camino, casi llegó a Ces- adaptarse mejor al razonamiento humano, <<normal>,que la idea pura de
-) naturaleza de origen agustiniano. Existen pruebas para afirmat que este
truirse. La:uténtica naBrrale?ahu{nana es,_LaperfccF-ión,ya que
-fuc pensamiento espontáneo, no-teológico, fue obteniendo cada vez más im-
creadr por Dios mismo. Por consiguiente, ella no puede ser aprehendida
/ directamentedel hombre tal como este es o pareceser ante nosotros: por el portancia a medida que ^vanzba el siglo xul 2r. Es significativo el hecho
contrario, lo que parece onatural,, en el honlbre, es decir, su crecimiento, de que uno de los maesttos de Patís, Guillermo de Auxere, miembro de
decadencia,muefte, pasiones, codicia, etc,, está contfa su naturaleza si se una comisión que se nombró en l23l para ocuparsede los escritosde Aris-
le consideradesde el ordo rerum divino. Desde este punto de vista, lo ver- tóteles, no deja lugar a dudas acercade la influencia teórica del concepto
daderamentenatural en el hombre es innatural. Solo 7a graciapuede restau- aristotélico evolucionistade naturaleza.
rar la verdadera naturaleza del hombre v ella solo ouede alcanzarseoor la Esto no quiere decir que Guillermo de Auxerre aparezcacomo un re-
mcdiaciónde Cristo. Entoncesno hahrá rnuert. ni mlseria.ni pecntloni mal. volucionario, peto lo cierto es que en sus trabajos no solo hay una confron-
Lo que dentro del mundo es consideradocomo natural, para el orden di- tación constante de Agustln con Aristóteles, sino también una concepción
vino no es más que la desviación v el apartamiento del tien divinamente de la naturaleza que, a pesar de que todavía no se ha desligado del con-
ordenado, que es el auténticamente.totu*l. Sobre estos supuestos,se com- cepto ttadicional, presenta aspectosque podrían corresponder a una inter-
prende fác-ilmentela tesis agustiniTfl de la isualffies: pretación más realista 22. Parece como si Guillermo de Auxerre trabajan
.oru.iCrd d. prnpi.d^ nnl, erc.: rodos esros son arributos con dos concepcionesde naturaleza. Junto a la idea agustiniana del status
I
I
l

244 El pueblo j

Hacia el populismo 245


de inocencia previo a la Caída encontramosla concepcién empírica del ser
-=- ,1, Lr (,:rítlr¡,cl hombrc todavía conservaalgunascapacidades naturales,no
esencialdel hómbre mismo. ¡,lrsr¡rnlcrlrre la eficaciade ellas pueda habersedebilitado. En suma, Gui-
llt'rrno rlc Auxerre puede ser consideradocomo el enlaceentre las antiguas
Dicimus quod natutaliter generatur peccatun iu anima pueri, non v lrrs nrrcvasperspectivas 28,hasta el punto de que las concepcionesempl-
de natura secundum prinarn iastitutionern, sed de naturali, id est, rit;rs y lns cspcculativasacercade Ia naturaleza todavía se las arreglan para
de conuptione, quae inoleoit pro flatura23. torlviyi¡, a pesar de que esa coexistenciano resulte muy cómoda.
Muchnsvecesse ha insistidoen el hechode que.la doctrina d"Jg¡í¡¡|¡.-
Este punto de vista, tan cuidadosamenteexpuesto, no está muy lejos de
J\¡l+i¡,t contienc numerososaspectosque no es tácil reconciliar liffi.iamen-
la últíma concepción de que el hombre, en su ser real y visible 20, es la It'. l)cro cualesquierasean los defectosde su sistemade pensamiento,no
medida de todas las cosas.Lo que es más, si bien el concepto especulativo ..'rbc duda legítima posiblc acerca de su alcance,flexibilidad, adaptación y
de San Agustln con respecto a la naturaleza no puede dejar y no deja ,'l,rsticidad.El desarrollo magistral dado a las conceocionesde Aristóteles
lugar a nada sobrenatural o supernatural, en la concepción de Glrillqtmo l¡rincla a los principios tomiitas su carácter tan paiticular, especialmente
dúqetle pareciera que no estuviéramostan lejos d. h distin.tiffi ,'n kl que se refiere a nuestro tema. Indudablemente, y sin la más mínima
Jq^i

@¡8.1" Uh¡S¡elgel C'pndo,estc escritor hace la distinción del intcnción de subestimara ninguno de sus contemporáneos, hay que afirmar
senilZlffip-lio y el sentido estricto dentro del derecho natural, no hace .¡ue Tomás fue el rinico escritor que no solo comprendió perfectamenteal
más que rpli.*-.tt" criterio empírico y realista. Para el primero, se acoge filósofo, sino que además,y precisamentepor elló, percibió las potenciali-
a la fórmula de Ulpiano, la cual no puede servir de medida a ningún dades que encerraba su doctrina 20. Hacer qr,reAristóteles fuera aceptado
juicio (moral) 'u, €o tanto que para el segundo rlcntro de la cosmologíacristiana pudo haber parecido a los profanos del
tiempo una tarea poco menos que imposible,pero en virtud de una pene-
dicitar jus naturale, quod naturalis ratio sine omni deliberatione tración nunca vista hasta entoncesdentro de los pensamientosaristotélicoy
aut sine tnagnadictat esselacientlum26. cristiano, así como del desplieguede todas las potencialidadesque le brin-
daba el método escolásticodialéctico, Tomás fue capaz, indudablemente,
Esto constituye una notable desviación del pensamiento generalmente de llevarla a cabo. Se trata de rrna tareaFlffil-ñ?flocos paralelgs en
aceptado: por un lado, tenemoslo que podría llamarseleyes físicas-como, la historia del pensamiento.
por ejemplo, la ley cle gravedad,las leyes de la velocidad, la ley de la com- propuso crear ung,,síntesis.delicaclav en cierto sentiánfráoil
posición química, los efectos del calor, etc.-, incapacesde constituir nin- JgE4rse
cs crrrto, de elemenrosrrreconcrttables -6¡i5¡i¿¡6r. aato¡*añ
v cltspafe5
guna norma de conducta social, dado que no implican ningún <<deberr>, y platónico-s,aristotélicos-, pero que prival-raal aristotelismo de ingredientes
por otto, tenemos ala ruzón natural que impulsa hacia ciertas acciones<<con que, desdeel punto de vista teoctático,podían correctamenteconsiderarse
poca o ninguna deliberación>. Esta razón natural, según nuestro autor, pa- como dañinos. La consecuencia
eIhecho
de las cnscñanzasde Tomás se traduio en
tece ser la capacidadracional natural del hombre cn cuanto tal. Constiruye <re
sve't
una cualidad innata que lo capacita para realizar la voluntad de la rratt¡-
raleza o la voluntad de los mandatos divinos. Tenemos, además,otra des-
como parte del lnstrt l*fTrT''ii"i:i:¡Íffni#:#Hlh'#'Íit:ll
$liiffi';Fi
selo dentro de los patrones cristianos 1', no sin razón, puede calificarse nl
viación de la concepción tradicional acerca de la natr¡ralezaen el hecho tomismo como aristotelismocristiano30. De aqul en adelante.la impor-
de que la Caída no produjo la corrupción completa del hombre, sino sola- tanciade Aristóteles,la inlluenciaque iha a ciercer su naturalismo,traieron
mente la pérdida de algrrnasde sus ct¡alidadesoriginales. Este pensamiento como consecuenciauna auténtica reorientaci6n, a la vez qlle contribuveron
había sido ya esbozado con algr:na extensión por Pedro Lombardo, pero a conformar ese mundo que, en parte, es el mismo nu"rtrn. euizá prreda
ahora se 1o utiliza para establecerla existencia de los rcsiduos de la au- compararse la influencia aristotélica de la B¡ia Ed
téntica naturalezaen el hombre caldo: produjeron (más tarde) u¡ Galileo
losp-unt.osderelaciónenffiteIismoson,ciertamentc,
Fait aero fbono prinus) uulneratusin aliquibus naturalibus propter tan débilesque resaltana primera vista. La insistenciaen la naturaTeza, en
peccatum silum... eodem tnodo non furit spoliatu.r omnibus qra- los fenómenos naturales, en las leyes nattrrales, en sllma, en todo cuanto
tuitis 27. a falta de un término mejor puedc encrradrarse dentro rlcl naturalismo.es
consecuencia de Ia influenciade Aristóteles, asequibleno solo en una'ma-
Los dones naturales hablan sido dañadosv deteriorados.pero no se habían dtrcción adecuada,_sinotambién en una doctrina'que 1o hacía apareceren-
perdido del todo; algunosde los gratuita, tales como lc'inmortalidad o la cuadrado dento de la cosmolosía cristiana.
liberación del sufrimiento, etc., sc han perdido totalmentc. Pero, n pesar El aspectomás notable del iistqma tomista lo constituve cluizá la insis-
lÉ-,1
¡
246 El pueblo Hacia cl populismo 247

tencia erl,s,l-gncep1g_Ile Datvrale?4, no en el sentido agustiniano especula- rttlrriclo chrrantetanto tiempo, y nada ilusffa más claramenteeste hecho
tivo, si-no en el aristotelrco de realrclad tlslca o ser actual 3r. El centro de ,¡rrc la concepcióntomista --no dcl todo original- de bumanitas36,es
a_tcnciónoara Aristótelcs lo constituía a *lSS¡¡q¡g¡lfie&9.E¡CJ¡!¡g¡¡¡¡g ,lccir, dcl ser y naturaleza cscncial clel hornbre mismo. En efec&-_Tolaét
j5rp¡g¡lliar, y dentro del sistema toffino vatiaba este criterio. A me- '(' vc*r urcurumra alguna enrfe er nor-np.ryl,LJ.E¡¡Jüuto,."aoñffi-
'l
ñlclo omás se refiere al principio genético en la natutaleza, ya que ll1,s-¿qu' ptredeobsen'arsezu?!udeza- infundicncloelementosdivinos
<lcntro de la ley natural. Como Dios es e\ summus regens, el conditor <>
nomen naturae a nascendoest dictum ael sumptum, unde primo est (tuclor nattffae,la <<impresión que nos causala luz divina>>opera mediante
inpositum boc nomen ad signilicanduru genetationem viventium, l¡ lex naturalis inserta (nobis), lo cual capacita al hombre para entrar en
quae n^tivitas oel pullulatio dicitur, at dicatur flatara quasi nas- ¡rrrscsiórrde 7osprincipia naturalia de su acción. Pero lo que interesa señalar
citura 32.

También hace referencia al principio del movimiento dentro de los cuer-


Dos naturales: pios fijados pl¡_l-aJ nleza. El hombre.
ttclp¡-¡e_¡ooos los atrrbutos dg la na
f f i

Deriuatum est tlomen ilattuae ad signilicandum quodlibet princi-


pium intrinsecam motvs, secandunzquod Philosophus dicit, quod En consecuencia, el hombre posccsr.lspropiasfacultadescríticasnatu-
naturu est principiuffi rnolas in eo, quod est Wr se, et non secun- rales; tiene su propia uirtus; sobrc toclo,pryticipa de_lag_lel9llla_lala-
dan accedenss3. l|.¡'|it|cZaelll¿lIl|axltI|1t(.\len:'l()llp0Slolcp.,,@u
través de sus facultades racionales. I-a lex natardl,is no es más que Ia
En otras palabras, el término inclinatio naturalis tt o comctdicc Tomás:
mlento
ñ?fiil?llfñ-rci6-do ieferencia a Ias o6servaciones físicas también distinsue Ad legem n(tturde pcrtin(fit itJ, ad quod homo secundum n¿lturam
radicalmentea Tomás de otros, como, por ejemplo, de Buenaventura. suaminclinatur3E
El <<nuevomundg!>, cuyas puertas abrió este concepto ontológico de
,,o,,,,,"ffilP.tcllu€rpUrqucSeconvlrtIoesteenInstrumento Debido a clue cl hombrc pose la facultad de conocersea sí mismo
de trabajo fundamental dentro del sistema tomista y por qué no solo se pr i.ir. El hombre ha ad-
podía distinguir entre secundum,con.tra,pretel y sapra natararn, sino, ade- quirido su propio statils. Su ltuntauita.rconsiste precisamentcen que se
más, dividir y califrcar el concepto mismo. Lo natural es lo que se tealiza halla en capacidadde recorlocer
reconocerracionalmente
racionalmentelos principia naturalia
los principia por
naturaliay, por
las ittclin¡ci. .,-qugdpel s-einest rei>>3a. tanto, además,la iusticia natLltalquc la misma naturalezaha implantadoen
legún
L,-afiffición de estos criterios a los principios de la sociedad es de par- l¿ mente humana3e.Según Tom¿ís,la razrin razrin-natura
natural funciona indeoendicn-
ticular importancia para el objeto que aquí nos ocupa. El concepto omni- telnente oe
relnenre de cuarqriler
cualcluier revelaclon
re¡¡elació f)-¡llacla
cra y se
se ltalla
halla apafte
aparte dede la fafio
rutro trde
rulro ltde
lrde
comprensivo de naturaleza iba a imponer su sello, peculiarmente caracte- lffion.ir, .ónr.cuenciad" .rnu <<teología
na-
rístico, a la teoria de la sociedad humana: sólo en virtud del carácter de tural>>entendida correctamcnte,que evidentemente se relaciona con la ex-
este concepto (aristotélico) de naturaleza era posible convertirlo en instru- plicación de los fenómenos natuiales, consecuenciade la creación divina.
mento dentro del campo del pensamiento social. Tomás adopta totalmente EI hombre constituyeparte de esros.Es patente el abismo entre este pen-
la teología aristotélica con respecto a la naturaleza, |unto con la conside- samientoy la tradición anterior.
ración del Estado como producto de ella. Indudablemente, perfecciona la _ Tomás_consideraque el.hombre puede ser consideradodesdedos puntos
definición de hombre que da Aristóteles, al que califica como animal poli- de vista: ql natqral y el sobrenarural.Dentro.de este últimol¿.g¡¡E¡__" d.
ticum et sociale35. importancia suprema. Peió-[?Fa el funcionamrentode ra natrrralezano ".hace
El horqbre es un animal y, en consecuencia,comparte con los demás falta ninguna gracia, porque ella sigue sus propias leyes, que no tienen
- r---+rr-l-
nnrmrrlcssus ctralrdadesy predisposicionesnaturales.No se refiere aquí nada que ver con_aquella. Esta primera dicotomía entre natuialez,ay
'Iomás Sgg
al cristiano, sino al hombre en general. Ya el bomo y el Cbristianus da origen a una jerarquía del ordo rerum. En tanto qGffiñnente los
no se identifican, pues conceptualm"né ,on dos cosas difeientes. Interesa efectos milagrosos de la gracia -especialmente a través del bautismo-
cl hombre precisamenteporque es natural._ servían para distingrir al bomo animalis, para convertirlo en un ser de un
y por esta razón gs un miemb¡4'86áfdáTaliñiédád }umala.- orden compleramente diGFerite y llevarlo a ser una (['ueva-g1alul3>>, ahora
-@ica,
.tr,rr)omDre-por su ser natural- surge asl del olvldo en que habla estado Tomás no solo puede afirmar que la gracia no destruye la naturaleza, sino
248 El pueblo Hacia el populisno 249
qucldenrásinsisteen(.J|lc;tls'.tpcr¡one,,,^,)t!.W
irrcgosde normas diferentesa ser aplicados,por una parte, al buen hombre
to,llit naturatn, sed pcrllc:it La rttrniión de ia gr.aclaes, por asr decr.o, \,, por otra, al buen ciudadano.
com-
plementaria: tciffiunfñGsarrollo que había comenzadósin su intervención
v de manera totalmenteindependiente.Así la conclusiónúnica e inmediata Contingit igitur aliquefit esse bonum civem qui tanten non babct
con-"istecn que deben existir principíos diferentestanto para el orden de uirtutem secundurn quam aliquis esl bonus vír... ex hoc sequitur,
cosas.natural quod non sit una virtus boni civis et boni viri a2.
-c_omopara cl sobrenntural,y Tomás estabie.e con toda la
clnrrdnddescahle..qrre induclablemente hay, un dtplex ordo in relrusao,con Estas considetacionesnos capacitan para comprender mejor los princi-
lo q.c adquiere ímportanciacapital el princi¡rio de rn dobre ordenación. pios de gobierno postulados por Tomás. En su esencia, no son más que
T,anatrralezaen sí misma, lo natural como tal, ha adquiriclo'n propio tunaaplicación de los conceptosde naturalezay de los teoremasaristotéliios
.ttatrs, ¡,-lo mismo ha sucedidocon el hombre. La naturalezase perfeccióna clentto de un sistema de pensamiento teocéntrico. Y, por supuesto, no es
por medio de la gracia y no está en oposición a ella. Er oot--iui anterior por pura coincidencia que haya sido Tomás qtrien nos ofreciera lo que
ha venido a converrirse en Dn et-et más realista y flexible. El dualismo
-prano de correctamentese ha llamado lgq¡-imera exogsición de.una,tepría del
lo natural y 1o sobre¡atural puecle además obsérvarse en un Estado.
dife- Lomo nemos vlsto, las concepcrones anteflores acercade la natrlralezay,
rente: ahora la filosofía (morál y nat.ral, es lo mismo) podía s.i por consiguiente,de la Ie¡' natural no se prestaban a ninguna aplicación en
conrid.-
rada como lrna rama indep-endiente.del conocimiento,ya no oct,pabala po- el campo. de las relaciones sociales humanas. Pero, de hecho, el propio
sición de ancilla de la teología; ademásera posible'r,"r lo, catáctet de las premisas aristotélicasnaturalistas condujo a que las misnras
fii".ipi., t"-
mistas en acción hasta en as.,ntosrelacionadoi con ciertas romifi.n.ione, se aplicasenal problema del gobierno humano, que en sí tenía un origen
de
Jasdoctrinas,como era el casode las virtrdes. Tradicionalmente(desdeMa._ humano -no divino-. O, mejor dicho, las premisas aristotélicas natu-
rales engendraron su propia integración dentro de la cosmología cristiana,
ya que, como decía Tomás frecuentemente,Deus est auctor, conditor na-
nla
existir debido
n i n g r r n ac x i s t e n c i ao v n l i d e z :d e s d ee l ¡ u n f ó G ñ T t a c r i s t i n n o ,I a s a c c i o n e s auctof ñ7turaer,"
basadasen ellas eran indiferentes; deipués de todo ln. pagáno, también
podlan actuar en el sentido prescrito por ellas.De modo qué'puru que una
accióntuviera valor tenía que estar inspiradapor una de las virtu.lei teolo-
galcs.Esta doctrina tradicionalse explica completamente,por supuesto,por
cl predominio del pensamientoagusiinianoy'neoplatóniáo.Así,'ftre Tomás
quien, completamentede acuerdo con su fundaméntal concepciándel mun_

:ffii::f'3:i"¿'j
do, conigió Ia relación entre las virtudes. Para é1, las accionesque acaecen mano natural: Ia <<naturalisratio suadetr>,esta asociaciónhumana, Ia que,
en bnse a una de las cuatro virtuclescrrr:dinales
que pogj]_.y3]gg5!g!gas;
no son indiferentes,sino
serán meritorias si se inspiran en la gracia. ff ::TT
::',11.:.'ffi ii'"'l,t
natural humana, el Estadó, es uno de los productos de la naíurale judicato-
Actus uirtutis politicae uon est indillerens, sed est de se bonus, rium humanae rutionis ao,y como en la naturaleza nada queda imperfecto,
et si sit gratia inlorntatus, erit nteritoriusat. el Estado viene a ser una comunidad oerfectaas.más aún. una comtn¿uülas
perf ectissima6.
No necesitamosinsistir más en la simplicidad. atractivo e indudable
Hemos.dicho que el principio de la d.ble ordenación constituye un ins-
claridad de este razonamientonatural relatiuo a la societas humana, el
trumento de trabajo dentro del pensamientotomista. Lo natr¡ral.'lanatara
Estado. El Estado se mantiene unido por los lazos qr-rela misma naturaleza
lerurn, persigue objetivos qrre le son afines, e iqual sucedecon lo sobrena-
ha creado, y cualesquierasean las leyes creadaspor é1,tienen que derivarse
tutal. El point d'appul tomista conducea una distinción más llena de sen-
de la ley natural. Laley positiva se deriva de la ley natural:
ticlo: dentro de lo natural cabe al menos una distinción más, y es la que se
rclierc al br¡en hombre y al buen ciudadario. En nuesto esbózo del oensa- Lex bumanitas posita intanhtm babet tJc ratione legis inquantunt
miento de Aristóteles
-dirigimos nuestra atención en este sentido, y no derioatur a lege naturali a7,
debe -sorprenclernos el hecho de que Tomás hubiera adoptado plenamente v
est¿ distinción, cuyos supucstossubyacentesimplican la existenciade dos
Jus positiuurunibil aliud est quarudeterminatiojuris naturalis.
lil pueblo Hacia el populismo 2t1
listil pos;ci(inse explica fácilrnente:como el propio Estado es un proclucto fpp.lo"iÁ'" "'" d"c
ouc_debía,str
rlc la natur¡leza,sus leyes
!+-rr ruma "omo orsanismo
_delrenserlo también; ron los canalespór medio ('sl)ccra.l.l'efo en el caso de le contormaclon del cuerpo político humntttr
de los cuales la ley natural llega a expresarsearticuladame.rt.. po. el cor-r- ndítÁ-contramos con una cioitas que debe su existencia a la propia obra
trario, la le¡u divina no tiene nada que ver con la ley humana (positiva) .lglAlg¡Uale za, dottda de sus-pro-piasleyes y operacionesiñherentes.
porque esta se origina enla ruzón natural: --TI
ser un fenómeno natural, el Estado constituye esa unión de hom-
t',
bres en la que residen los insffumentos de la razón humana natural
Jus diainum quod est ex gratia no¡t tollit jus huntanunt, qaod est v a la cienciá gue trata de estos {enómenosnatlrale. h"r.""' Tgtná.:,14í --
ex naturali ratione a8.
|4rr¡q_;gjenljl--politiu, la cual, a su vez, sigue las normas y criterios del
Por tanto, el Estado lare operabile>> 5a,pero se trata de una razón orientlda por la experiencia,
no seaIu nrrturclezami , por otfa parte, clebemos fecofdar, prime- n o t a o l e ..en
- a c , r . ¿ l e s D a r t l c u l a t m e n t e notabie
iFEu'áI6arricularmente < ( e n ias n a t u r a l c s ) > , así
o s a s naturales,,
l a s ccobas (urrru -arru-
a b l comü
ro: quE-ñ-ose origiirá en ningírn pacto humano; no ha sido creado atjfrcial- ds- <s¡
dg- 11s¡las i., cosas morales)>'s.
.orm moralesr> 55.En consecuencia.
consecuencia,Ia ciencia ciq¡rciapolftica
oolítica er-ula
mente, y ni en sus orígeneslri en su funcionamiento actual tiene nada que emlnentementepráctrca:
clencla emlnentemente
clencla practtca: es e sat tpslus dtrecltuí, por lo quec sb es ra
la
ver con. el papado o_con cualqr.rieroro organismo eclesiástico.
E+rd" l. ori"nt, hr ¿.."-.t"".i^
Eggig
de su esencia¡4¡qral, c"ffIo
? offi
p@
iaráctér de de la
la Clencla
ciencia polltlcapolítica esta,
prácticas:ó:
prácticas
está, pof
s: la insistencia
por SUpueStO,
insistenciade
supuesto, llena llena del
Tomás en
de Tomás
oel esplutu
este
en este
aristo-
espíritu arIsLU-
""l l*u'lFlí
cJue ra reologla de ta natutaleza encuentra su reallzación plena, <(ya que
CafáCtef
télico, pero sobre todo del punto de vista naturalista.Dentro de este es-
sostenemos,con el filósofo, que la naturalez¿rde una cosa es su fin>r.Ese fin quema 1o qu. cuenta es la experiencia, pero experiencia humana-;lo que
-
tf oblett\-oqgJ.+E!g!oes su.blenestar(bene uit,ere).su aulosuficienci¡.
su importa es'la observación,pero observációndé los elementoshumanos
naiurales. En resumida, .,r..tt"r, no es el elemento especulativo sino la
realidad Ia que da el tono.
tad! cs,autónomo,independiente.Tercero F-y guizáIo más importante-: ! La división del intelecto humano en práctico v especulativono es más
Tamp_oco
E
el ,tjsradoconstituyeuna asociacióñ-ffin; no se tratn cle una cosa abs- .nt.e,logl!4lb
que.elrefleiode la distinción
tracta (todavía), sino de qna realidadvjviente, de un ser en su propio de- 1@s,d.
aquí pueden exagerarselos avanceshecños por Tomá5-en eSle campo. Cua-
¡LLt,U'LUl|Ju¡r,lUPla5Effit.U5yUfgan()S,rorIanto'no lesquiera que hayan sido los méritos de la coucepción cristocéntrica, es
ptrede,sorprcnclernos- que el concepto ¿gA$¡{íAj."
l.mbién un i nstrumento indudable que el caráctet práctico no era uno de sus fuertes. La base na-
d e t r a b a i od e n t r o < i e ls i s t e m ar o m i s t a : e @ tural y aristotélica, junto con cierto sentido de la realidad, capacitaton a
derecho eclcsiásticode ritos .,per diversastationes diffugditur>,,. Nitio, Tomás para dat vida a la ciencia política tal como esta vino a ser enten-
-
rgual que naturaleza,sostienel'omás, se der-ivat-timolócicamente de nasci, dida, y al mismo tiempo a darle su carácter de ciencia práctica, ya que tal
)¡ es desdeeste momento cuandoel conccFrtocomienzai adquirir 'tiempoun sicni- ciencia política es parte áe las humanaescientiae,las cuales <<strntde rebus
ficadopreciso.Se trata de un conceptoquc con el correr del llegará a hominibus factis>>,y, por lo tanto, <<praticaesive operativae sectlndum
a expresar la identidad natural de un pueblo que, en base a su iomún as- imitationen naturae>> v. La cie+:ia polític¿-imila a 7a naturalezt porque
la naturalela,
cendencia,lengua, instituciones,etc., col-rstituyeo aspira a constituir una es raclonat.
es racional..tsste
racional. Este tiDo
Este tioo de
tlDo peffiidIo
pen
de oeriMmiento reali
realista es lo que permite que I omas
unicladnatural. dfiA'lgf;a pesar de que el
Lo importanrces que -¿l ¡nsns5teóricamente- ha nacidoun cuerpo natural, no obstante varía y las iciones mar-Ias:
político hfmano en cl cstricto sentid,od,elrjocahlo.Sc i??iffiñiu-
ntLlad(lc homhres que es-consecilencia rlel funcionrmientodel i¡rstinto na- Lex recte ruutari potest propter ruutationem conditionutr¿hontinum,
tural. I,q._<<civitas est nonnisj congregatio hominum> 52. Es una 4¡g€@!1in quibus secundam dioersas eoranz conditiones diuersa expediuntss.
Iruu'anl-á"- ia que nunca habíámo-südo h.bl.t I* dir.,*i.r"l teóricas
-4é
ffiTénorcs. Sin duda, este Estado es Dn corpus politicum
I I
"" et n¿orale.No ha Tan pronto como nació la ciencia política, se manifestó su carácter prác-
s i d o n i f u n d a d o ,n i i n s t i t u i d on i c r e a d o :h a s u r g i c l oe n v i r t u d d e l i n s t i t u t o tico.
nrrtnr¿ilcle los hombrespara.convivir.No existe ningún peligro de exagerar Además, como las condicioneshumanas varían según el lugar y el tiem-
la inrportanciade esta considcraciónrealistade TomZs.Los órganismosque po, deben variar también las leyes reguladoras de esas condiciones. Por
cxis¡ían ag¡S¡¡g¡4ggfe -corpola, asociaciones,comunidades, uniones, et- tanto, la ley humana es variable: no tiene ninguna de las características
6{¡s¡x-, dc ulra mahera o de otra, constituían entidades iurídicas que. -..,, inmutables que se atribuyen a la ley natural. Como las condicioneshuma-
comotales,
como tnlcs.cxistían Dorque debían su orisen a haber haber sido instituidu¡b9t
sido instituiclr* nas cambian, exigen leyes diversas que deben ser especialmenteelaboradas:
rnccirutic lln"@
acr()aeliocrañó-E
rnrdffinal. ffiá Ia el término <<juspositit)uat)) muestra claramente el significadoque conlleva,
212 Hl pueblo Hacia el populisno 2t3

cs decir, que la lei, es resultadode la voluntad o el poder humanos (ázi- r)cs que desde el punto de vista teocr¿íticopodían considerarsepotencial-
mana Potct?tiao uoluntas) que la instituye para regular a la sociedad hu- rrrcntepeligrosos.¿No podían romperselos lazos entre Dios y la natura-
mana natural, es decir, al Estado. Despuésde todo, el fin u objetivo de lcza?' ¿No era posible sostener que había una ley natural válid¡ en virtud
Ia ley htrmana es Ia utilitas hominam5e. La expresión <,ius positiuumr>,t^ <lc su propia razonabilidad, completamente independiente de str supuesto
-
cuarqulcrilque haya sldo su oflgen (y de otros conceptosahnestales como\
-tL
clivino? ¿La razón humana no podía, por sl sola, dar nacimiento a una ley
<<legemponere>>,etc.), sirve para designar concretamentel.a fundación_lq- n¿rturaly a una explicaciónde los fenómenosnaturaleshaciendo casoomiso,
. Las conclusiones-ídñ-ffi cuando no contradiciendo la ley divina? ó'
la ley defEsffilo,-It-qT¡Fitiva -en contraste con la ley eclesiásticade . Lo que el born-
rralidez universal- varía según las exigenciashumanasó0.Con estas afir-
maciones acerca de la variabilidad de la lev humana. el mismo Tomás
estimuló también considerablemente-a pesár de que no lo afirmaba ex-
presamente- la concepción ascendentedel gobierno y del derecho, en es-
pecial si se consideradebidamente su concepción acerca del regimen politi-
cum (en contlaste con el reginen regale). Por otra parte, la b constituye un paso de mayor importancia en el camino hacia una nueva
orientación.Las normas por las que se tige el uno no son necesariamentc
las del otro. El hombre político, es decir, el ciudadano, responde a una
lativ¿¡ a la Iglesia como corpus mysticunx pojgg__y4lidezunI -
mente porque las conclicionesnaturales de tlehnrclóndrterente a la del slmple .hombre.Pero una vez dado este paso
esTq-patTlcurrr:-Ial consldefaclon cle ]a ley humana, posltlva se se abrleron algo mas que meras postbtllclades cle extendet l:j olvlslon en
I¡¡l¡q.n
corrE3ponde pertectamente con la consideración tomista de la ley como cuestión: podía ciertamente preverse el carácter fecundo del principio de
regula ct nlenst¿r'(t
de las accioneshumanas en sociedad. división. Pero lo fundamental para esta división era que el hombre pudiera
Los detalles clel pensamiento político de Tomás han sido tratados con ser considerado bajo diferentes aspectos: además del hombre (en sentido
bastante frecuencia. Aquí no tenemos necesidadde hacerlo unrr vez más. ético) existía el hombre político (ciudadano), así como también, en un
Baste decir que, debido a la nueva interpretación de Aristóteles, la atención horizonte no muy lejano, apareceríanel religioso, el económico, junto con
vino n centrarseen un punto de vista dualista, puesto que ahora parccía otras normas o postulados capacesde orientar la activiclacldel individuo.
existir rrn organismo natural, el Estado, junto a uno sobrenatural: la En otras palabras, se negaba tanto la totaliclacl del hornbre como la del
Iglesia fundada por Cristo. Ambos no están separadosni divididos en el cristiano. Comienza a percibirse el especmode la atomización y la separa-
pensamiento tomista, pero constituyen esferas diferentes cada una regida ción de las actividadeJ del hombre, y con ello la suieción de este a dife-
por sus propias leyes. En efecto, cada vez v3ía a 1a Jg[p(como rentes juegos de normas.
e}yry. en tanto que el ¡e ,más Tomás considera elemento esencial de su doctrina la dependenciadel
de etta
f.stado.nntrrral.comniemffi hombre del Estado en la medida en que lleva a cabo la realización de sus
e7 cl colpus Dolil¡cu e. Ademál-con el horyo como punto de
reterenEil, sé-abrieron-nueiál-perspectivas hasta entonces desconocidas. potencialidadesen sociedad,aun en l.rs que pudiéramos llamar cuestiones
Anteriormente no se había prestado atcnci<ínal hornbre, animal racional <,morales>>. El <<buenvivit>>-bene aiucre- en relación tanto
dotndo de todas las facultádes característicasdel .rrnáo animal, pero poral como con w, loquecons-
ahora se lo rescatabadel olvido y se lo convertía en fenómeno inteligible ttttFye, sin duda, realtstade las cosas,pero llenas,aoemas,
clentro del universo creado. Tal hombre cra el que iba a entar en el hori- de insospechadasconsecuencias.Es indudable que el pensamiento de To-
zonte de los pensadoresy escritores,lo que conllevaba la insistencia en lo más acercade 1a extensión de cualquier autoridad, inclusive la secular res-
práctico, en lo posible, en 1o probable; en otras palabras,en lo natural pecto <(non tantum temporaliter, sed etiam spiritualiter proptef conscien-
aÍín a la naturalezahumana. La atención humana vino.a centrarseuna tiam>>,constituye un testimonio de su habilidad para aplicar los principios
vez más en lo asequible,en el hombre mismo, en su ser natural. El cielo naturalistas y teocéntricosó2.Como el hombre es el optimum animaliutn,
dejó de ser el centro exclusivo: este mundo aspiraba a compartir, ranto siguiendo
S
slguenoo sus
l s u t e n o osus 1 n c l t n a c I o nnaturalgj-I$:dg,
inclinaciones
s u slnc[naclones e S n a t u r a l e S . D uul.unrul-Táf@@
naturalesz-]ueoe c o e a r c aral
arcarrzar n , asltllaclorl
,ffiT.t so-to
como el otro, la atención del hombre. denfro de la sociedad natural, es
-
cron ordenada del .Lstaoo, la clencla polfilca es guuernqilua ""
te. Por
ser tal, era mtembfo del corpus nrysticunzv, en consecrrencia, se regía por El punto de referencia de esta ciencia polllifr ivencia real
-Tomás
las leyes sobrenaturalesinhe¡en¡es a este corl)us. Es verdad que de la <,multitud de hombres>>con sus organizaciones y mec-a-nfsffto'ffitl6
había logrado la reconciJiación -si bien basadoen una síntesismuy arti- lo cual existía con el fin de alcanzar el objetivo del <<buenvivir>. Pero
ficiosa- entre el homg y el Sly;lUlZUs, pero precisamenredebido a que eq nineún caso se trata aquí de una t4!ea gSggS¡üIiJ¿a-es decir, rela-
se trataba de uñi-ilunión deAGmentos disparis, habia implícitos gérme- c-ionad,rcon la búsquedad-TllEFM-d-, sino emjncntelr'entc práctica, re-
254 El pueblo Hacia el populismo 2tt

lacionada con las actividades que el hombre lleva a cabo denro de la ¡r¡osrrtilrr tcsis de que 7a naturalezaera una parte integral del orden di-
sociedad, con las funciones que el hombre rcaliza para obtener sus obje- vin,r: lir naturalezaexigía su propio derecho; dentro de sus propios tér-
tivos. La ciencia polltica, pues, es esencialmenteoperatiua, y no simple- r¡rirrosrlc referencia, 7a naturaleza era autónoma e independiente, y fun-
mente cogtloscitiaaó4. Se fundamenta en la ruzón humana, de la que el . i.nrrb¿rsobre sus propias leyes, premisasy objetivos. Desde este punto
I.rombrehn sido naturalmente dotado, y de la cual se ha hecho el funda- ,1.'r'ista, el Estado era producto de ella, pero sin salirsedel orden divino.
mento esencial de la ciencia política. Esto significa, además, la liberación r\ ¡resarde su simplicidad y atractivo, la concepción,en cierto modo pri-
¡r en-rancipaciónde 7a mzón hnmana, si bien dentro de los términos de rrritiva,del gobernantelaico creadopor Dios para reprimir el pecado
referencia de dicha ciencia política. Se trata, pues, de la consideraciónde 'ccucncia de la acción del demonio- conduio a la posición más tealista,
la razón humana como autosuficiente-dentro de esta órbita- porque es
natural.
. -Tomás noque
se contentó con introducir une nueva esfera de conoci-
tnieñtos.¡r-rno además.sobrela mismabase.acuñóel nuevotérminode Lr constituyen.El racionalismonatural da su carácterespeciala la doctrina
IW., cuyu pleno slgnlncaqo sc a,orffiu*- t<rrnista:la ruzón humana está dotada de sus propias facultadespara pro-
@menregak.EsteúItimosecaracterizaporlaposesiónde ur¡r'arel bene aiaere. El pensamiento 4gus_¡!¡ria!oanteriot que imaginaba
poder absolulóffiffiT del gobernante -plenaria potestas, como la lla- :rl gobernantelaico como minado,no podía
maba Tomás-, es decir, de un gobernante que no está vinculado a las y,o;ñ ya del consabido favor. Todo lo contrario: ahora el gobernante laico
leyes; tal gobernante,por supuesto,no es otro que el rey medieval situado no era aquella criatura sobre la cual pesabanfunciones negativasespecíficas
por encima de la ley, que, en consecuencia,no puede sometersea el[a, y (clentro de la concepción teocrática), y que por tanto era colrsideradoex-
de la cual él mismo es origen. El regimen politicunt es precisamentelo clrrsivamentedentro del plan divino de la salvación-de aquiü.jmportan-
contrario: ci+-c.¡i¡¡¿o¡diga{?,3gJggggg.rg-".dd mal'3 con todas las consecLrenciasin-
Irerentes-, sino qü{-ádemás, tenía que cumplir funcioncs muy positivas
Politicum aute,n legimefi est, quando ille qui pl(1eest,habet potes- como son las de lograr la realización de las potencialidadesnaturales del
tatem coarctafam secufldum aliquas leges ciuitatis6s. Estado mismo. El Estado y, por supuesto,su gobierno habían adquirido
tun valor positivo.
las Este dualismo, dado en los órdenes !4!ur,al-LSupranatural -el Estado
correspondía al primero, ie Igiesin ai s@, r-ffliiába l. n..ffiá=
los escritos ñrente a favor de la .le uná reorientación del penffiiento. Ah]ora se contiba con la existencia
la democracia,se refiere al de algo -¿l ¡¡s¡e5 s¡ ¡s6¡f¿- en donde antes había habido un vacío. El
67,y su definición no deja nada que desear; la democracia
stattts popx¿laris punto de referencia no_*e.rLy_a lo divino operando a través de la intercesión
consiste en el poder del pueblo -potestas populi-, porque d-e un-yic4qi.ogue distribuía el poder hacia abajo, sino lo divino operando
a través de sí mismo en la naturaleza y en la revelación. Se rata de la
ex popularibus possant eligi priucipes et ad populum pertinet elec- contemplación de la obra divina desde la perspectiva más amplia posible,
tio principum ó8. y no de Ia concepciónde una ordenación divina apoyadaen el único pilar
de su fundación institucional. Ahora la fuente del pqde_¡_nosurgíq splo
Estn posición conduce necesariamenteol .on..oto d" debido de laspqlabrer
ds._!at
palabrasd.--Qb!e
de Qristoa San Püig,
Püio, el-pffi?ñ
effi
""or.""trtr.ión.
ir quc es el gobern.antequien <perFóTifrá-fiueblo>>: eius [sEI, populi] ,r nurnD[ES -cuyo con]unlo es er pue-
Pu
personam gerit>>óe,y así podía sostenerseademás que <(lo que el gober- olo m o es la extenstonnatural cle
nante de un Estado hace, se dice que 1o hace el mismo Estado>> 70.La con- Ia*ü-nféádnatural que es Ia familiaT'. ¿Cómo podría ser de ora manera,
sideración tomista acerca de la capacidadlegislativa del pueblo no difiere concebidas las cosas desde un punto de vista cristiano? Sin embargo, a
rnaterialmentede la expresadaen el siglo xrvTr. pesar de eso, el sistema tomista podía aspirar también a ser considerado
Ilcsulta difícil comprender en el siglo xx la importancia y la repercu- desde una perspectiva cósmica -en el estricto sentido del vocablo-, con
siíin prodncidas por las doctrinas tomistas en el siglo xrrr. Tomás abrió lo cual sería aplicable a sociedadesno cristianas. Si la diviniclacl constituía
nuevas perspectivas a sus contemporáneos-de entre los cuales algunos el punro oe rererencraen sus oos manrrestaclones -nffii v rcvela-
-
'', la lesls oescendente
kr consiclcrarontan peligroso que se llegó hasta condenar solemnemente -clon- oe goblerno, nasta entoncesexcluslva,desde
'?l'!t.,to
algrrnascle sus proposicionesdocminales.Con una ingeniosasíntesis,de la de vista conceptual t.ni" qu. c'ompartir su puesto con ia tesis
cual resultnbaun equilibrio igualmenteingenioso,aunque muy sutil, de- ascendente,en algunos aspectos.Concretamente: si el criterio naturalista
256 El pueblo Hacia el populisnto 257

se convertía en punto central, entoncesIa significaciónpráctica del papado pándose a Copérnico y Galileo,MA$flg_dg_zugalo fue en el campode
dentro de este sistema de pensamientopodía reducirse considerablemente. il pglrr¡- rr¿rrr, ri .r -
Tomás no tuvo ni oportunidad ni deseo de llevar estos principios al slasuco.
-En
terrcno de la aplicación práctica. Sin embargo, Iegó a sus contemporáneos Dante encontramos la prueba de que Tomás proporcionó argu-
y a las generacionesposteriores un juego de principios que, precisamente mentos a los antihierocráticos. Su dualismo -adopción del et-et v'alaban-
debiclo a su flexibilidad y elasticidad, podían ser elaborados de manera dono del aut-aut- es la aplicación práctica de tai tesis tomistas pro-
que no siempre estuvieran en armonía con los propios objetivos del Doctor blema del gobierno de los hombres. T)ante no solo adoptó el principio
Angélico. Allí estaban las armas para iniciar un a fondo a los prin- tomistadel-du.plexordo,o;!)Heordfrt'd" lot .r-po+-¡flül v iq.
cipios descendientes.El naturalismo 4ri brenatural 78,sino que ademásconcebíala humana ciuilitas, 7a humana unt-
fectamente_respetable. ffiina depende mucho de Iá-JE aerstras,ta numanttas o ra untuerstrasnumaftr eenefts como i-a uruoao con-
c?ptÍdáíffTíTá?tilidad del terreno. A medida quJ avanzaba el siglo xrrr, fiñEñte de toda la especiehumana, constituida-no solo por loi'iiñiianot
el carácter hierocrático papal de la concepción teocrática había suscitado
la hostilida dde muchas esferas -hostilidad cuyo tono y contenido eran
con seguridad bastante diferentes a las del siglo anteriot-, t la vez que
la concepción ascendentede gobierno encontraba su morada casi perma- pondía un juego de leyes,ñáffiá-y objetivos diferente: uná comunidad,
nente en las comunidades,asociaciones,guildas, colegios, ciudades,etc., es la bumona ciailitas (mejor gobernada por un monarca), posee un origen
decir, en muchas corporacionesque, de una manera o de otra, eran prác- natural to y, por tanto, le corresponden leyes naturales para su funciona-
ticamente la puesta en práctica de las teorías tomistas. Con toda razón miento; la otra, la Iglesia, no se origina en la naturaleza,y tanto no
->-.fug]g Por otra parte, y
xgl-ha si4o llamado el siglo de la¡ c.o.rporeqio"o*. se le pueden aplicar las leyes naturales. a, <<no
tam6léñ-illlepeñ-dGntémente de T6mas, la rdea oer naturalismo había pe- es efecto de la naturaleza>80, d_e_do_nde.
-"7
,t netrado, aunque rudimentariamente, dentro de un ámbito que cada vez ¡grdes@o
iba a tener mayor importancia, es decir, dentro de la propia ciencia natural. tiéñé-nátlálue vér con el estableciniiénto de la humana uniaersitas, tam-
Basta pensar en los <,nrtutalistas>> de Oxford a mediados del siglo xIII 7ó, poco tiene que ver con el funcionamiento de ella, la cual, iunto con su
así como en la aparición de muchas omas escuelasexperimentalesque bro- gobierno, es de origen natural: <<aquelloque se recibe de la naturaleza se
taban en tantas regiones de Europa. Tomás enseñaba,escribía y hablaba recibe de Dios>>82. El paso dado por Dante conducía a hacer de su Es-
en el momento preciso de los mismos temas que de un modo u otro ya tado universal un producto de la naturaleza, y en consecuencia(junto
habian ganado el pensamientode los hombres, y que anunciaúan el buma- con la lglesia) una porción de la totalidad del cosmos. Dios sigue siendo
nisno científicoz. El terreno estaba preparado para este tipo de pensa- el supremo agens en el mundo, pero sus interuenciones se réalizan, en
miento. Tomás había hecho explícito, en el lenguaje absmactode la esco- parte a través de la naturaleza y de las leyes implantadas en ella, y en
lástica, aquello que en muchos otros respectos solo estaba impllcito. El Darte a través del medio constituido la revelación y la gracia denno
dirigirse a la naturaleza del hombre, al funcionamiento de la naturaleza, del ámbito sobrenatural. El sistem te no es par-
a las inclinaciones naturales, no podía menos que resultar atractivo. Pre- ticularmente cristiano, si del Estado
cisamentedebido a que, por así decirlo, 1o natural había vivido una exis-
tencia subtenánea por tan largo tiempo, sin tener nunca la posibilidad
de hacer valer su propio derecho, era por 1o que el propósito de cristia-
nización o, mejor dicho, de divinización de lo natural y de la naturaleza
gracia que le infunden las bendicionesdel sumo sacerdote>> 80.En ¡esumen.
tenía aseguradoel éxito. Se abrían las puertas de un nuevo mundo que
había sido débilmente percibido por los hombres del siglo xnr. Lo que el Estado universal no necesita ningún funcionamiento, jurisdicción o in-
hasta entonces había constituido, en el mejor de los casos,una excursión tervención eclesiásticapara existir o funcionar correctamente, pero si la
--
clandestina o una escapadaocasional, en este nuevo mundo venía a ser sracia eierciera su intluencia. meior rodaví
un recorrido legítimo. Sobre todo, Tomás suministraba -cierto que sin Dañté-Tleñ€-presente aquÍ es el concepto teológico de Ia gracia, no el
ptoponérselo- 5ufigis¡¡ss instrumentos, en pdmer lugar a los anti-hieró- poder iurisdiccional. También se postula claramente la idea de los efectos
y cn segundo lugar a todos los que se oponían a cualquier concep-
cr¿lr¿ls, desecularizadosdel <<poder>eclesiástico:como la gracia constituye un ele-
ción descendentedel.gobierno.y del derecho. La existencia-delq M4lsilio mento sobrenatural, no tiene nada que ver con la ley natural ni con los
nuDlera sluo lnconceDrDre en la epoca oa ,o,nFr. r- que ruan Dundan o mecanismosde 7a burnanaciuilitas. Al referirse a la naturalezacomo última
Nrcolás de Lrresme rueron en el campo de Iá5 cienciasnaturales.antici- fuente del Estado universal, Dante no sólo no podía exigir para este nin-
t7
2t8 El pueblo Hacia el populismo 2t9
gún carácter autónomo, sino que tenla que resringir los poderes del Papa, t's cviclcntcque la materia que ahora nos ocrlpa no sc rcfiere prin-
reduciéndolos a ser emanacionesde un orden sobrenatural, lo que prácti- ci¡rnlrncntcal pensamiento,sino a la acción8s.
camente significabala separacióndel poder jurisdiccional del Papa del fun-
cionamiento del Estado universal. Humanitas y Christianitas venian a ser I.r t.rrlrrcción perfecta del Estado humano está en manos del hombre
entidades claramente diferenciadas, a pesar de que su origen en Dios rrrisrrr.,a través de lo que Dante llama la uirtus intellectiuasó.La caracte-
era común. Podría hablarse aquí de una cosmología teísta. ¡írti.ir ¿rrrténtica87
del hombre puede ser observadaen la actualizaciónde
iador del Papa -como instrumento que n.('stflrs facultadesde razonamiento,acercade las cualesdeclaraDante88:
distr le gracias a la introducción
de las tesis naturalistas. Según Dante,había un vínculo directo establecido I-a potencia intelectual es, en sí, la guía y norma lregulatrix et
p[i1á aat]rralezaentre el hombre, su sociedad y Dios, lo que constituía rcctrixl de todas las otras cosas. De lo contrario, el hombre no
indudableménte un asp€cto esenciál de todas las' escuelasdd pensamiento puede alcanzarsus fines.
que habían adoptado los principios aristotélico-tomistas.La ausencia del
elemento natural, concebido como principio autónomo, independiente,auto- l)c aquí se desprende la insistencia constanre de Dante en la oosibilidad
suficiente, regido por sus propias leyes, había hecho posible la vigencia rlt' t¡rrc ei glrero hury¡g_se_Agagie
de la tesis descendente, según la cual la gratia divina originaba benelicia t UÉt"nfU.JrL..,1u."ur .r .l
a través del ejercicio del gobierno. Pero ahora, en virtud de que la misma to. Estedon de la
nrirycrrdon concedido por Dios a la naturaleza humana>>
natutaleza aparecía como el fundamento, como la fuente de la cual emer- lihftad es lo que caóacita al hombte naro ol"en-o. sr, finffiñ¡ñht
gía el poder, se marginó el concepto de la gracia divina como depósito
del que se desprcndían los beneficios del gobietno y el poder. ¿Podrá ser
objeto de asombro que -como veremos- Juan de París haya avanzado
su.concepciónmística,desmundanizada,del;1ffi'uño'unt.'d"
que
' r a - escflbrera lJantel Jl ya no se consrderabaal goDlerno como orlglnaoo crnparentadacon la peneüación y el razonamiento humano, es consecuen-
en la gracia, coñ-o una concesiónde origen divino, 4o había entonceslugar
para la existencia del papel nEdiadgldq--los".sacer?stes: no había nada
que tfansmitir -especialmente en el campo político-, pues todo estaba clc el punto de vista práctico, no
_ _ - espeCulativo
--r---^--_'-
e3,de manera que
ei hombre
dado. El gobierno pertenecía a la comunidad natural que era el Estado. cxiste por su propia cuenta: ut bomines ploptet se sint. En consecuencia,
En tanto que creador de la naturaleza, Dios la habia dotado con sus pro- :l sobi iste nor cuenta de los ci vicevetsa. el sobierno
pias leyes, una de las cuales se refería al establecirnientodel Estado y su cstá al sl!y&j9_-del_!ueh]o,El monarca---el go6Grno- es un minister
^ r
gobierno. No había quedado nada que se pudiera tansmitir, y por eso,
: ;; ==
omnium'o.Huy, pues, un largo trecho entre el gobernante como minister
sostener que el pueblo era el órgano a través del cual se hacla conocer Dei y como minister ornnium.
la voluntad divina, era solo una invención de consuelo: decir que el pue- Se ha resaltado, indudablemente con raz6n, el hecho de que Dante
blo o algunos de sus órganos electos etan los transmisoresde la voluntad
divina no era más que una simple cortesía para con el pensamientoantiguo
y tradicional.
i
del terreno llevada a cabo por el tomismó. Es fiecúente escúchara Dante
aplaudir y clamar por il Maestro della aita nostra, Aristotile, de manera
i nstruinento iléIláññámrento ta que el reconocimiento no podía ser más espontáneo. El hombre había
, al ser numana, se llegado a su completa emancipación.Tanto eñ su calidad de homo como
cn la de ciuis, era suyo el buen ordenamiento del Estado: cuando reflexio-
namos, qun_qug seapor un corto instante, sobre la energíay el coraje con que
habian luchado los antihierócratas anteriores para értáble..r una forha
razón natural. de gobierno dual, y comparamos sus tentativas con las soluciones pro-
puestas por_Dante, nos damos cuenta de los progresos logrados, los c,riles
Como la presente discusión se relaciona con los asuntos políticos fueron posibles gracias a la asimilación de las doctrinas áristotélico-tomis-
lruateria potiticaf y constituye la auténtica fuente y el primer prin- tas. En tanto que los anteriores antagonistasdel papado trataban de res-
cipio de la recta política lrectarum politiarum), y dado que todo tringir el alcance de la jurisdicción papal argument;ndo que la comisión
1o relacionadocon los asuntospolíticos está sujeto I nuestro poder, petrina no era tan totalizadora como los papas se inclinaban a declatat,
260 El pueblo
FIacia el populistno 261
clejabanfuera el elemento único y esencialsobre el que Dante se apoyaba:
t( lrl nirlul'fllczaestilnuJantedel conjunto de principios tomistas, y la
las órdenes del papa no tienen efecto en las cosas naturales sino única-
r('ccptividad del terrcno para su elaboración y aplicación a situacionescon-
mente en las sobrenaturalesy, por tanto, no tienen nada que ver con los (rctirs. Al cscribir dentl'o dc la atmósferafuertementecargadapor los con-
asuntos secularesnaturales del Estado humano. Lo que no pudieron lograr
llictos cntrc Eelipe IV y Bonifacio VIII. Tuan de París comienzasu tra-
ni los partidarios de Enrique, ni los Salios, ni los Staufens,lo logró Dante,
r.r(iocon ia effi ácercadel homhre y el Estado,
porque le habían sido dadas las henamientas naturales para el casoe5.
. onsiderando a ambos desdc la perspectiva de la naturaleza y de la ley
Hay u.n hecho más que muestra la.S¡¡g¡4k¡d?d_el sistema de pa.1g:.
lr¡rturaln7.Una vez tomada esta posición, aparecenlas consecuencias con
En vista de que la ruzón humana y la v6liififad tieneñ que tomái en cuenta
rcspecto a la Iglesia: en Jr:¿¡r-dE-I]aJísencontramos una fuerte insistencia
la actualidad y la realidad de una situación, en tanto que elementos recto-
res de la sociedad humana, en su oplnlon, !ggr,como comunidad que
las condici iio de las cuales van : la función de sus
O lllza 'n termlno muy pOCo a se debe solamente
rr Ia administración de los sitcramentose8.
utilizado, a excepción hecha de Tomás, con el cual demuestra claramente
una de las entidadeses natural: la oma,.sgbrgg@ll, v cada una sigue
v¡a vez más su tipo de pensamiento naturalista. Se trata del término
sus propios e inherentes leyÑ66ierivos. El ffiiravés de su gobier-
natioJ el empleo hecho de é1, precisamenteen este período (primera dé-
t?áfiñ rro, persigue_los fines correspondientesa su naturaleza que, no oüt"nt.
siglo^xrv) muestra el áesarrollo a que se l,abia ttegáao en este
Dios, es independiente de Ia jerarguía eclesiásticaee. La vida terrenal es
sentido, si se le compara con la noción ambigua de gens. La importancia
csencialmentediferente de la vida ultraterrena, tarea esta última pat¿ la
del hecho solo se oercibe si se concede el debido reconocimiento al sen-
cr-ralno está calificado el gobierno real: <(perduceread illum finern non
tido con el cual se-lo emplea, para ejemplificat los diferentes sistemasde
cst humani regis, sed divini>>.Aclemás,ni lós hombresni el Estado tienen
derecho. Recordemosque, etimológicamente,natio no se diferencia mucho
ninguna necesidadde lograr este obietivo. EsJa divísión radical entre lo
de natura, y que se deriva de nasci.
,,llgjglglv lo¡gb¡tF¡¡¡al. proporcionaa luan?iffililá'Eá3e para con-
Templar con scntido realista las diferenciasy divergenciasentré ]as dos
Habent namque nationes, regna et ciuitates inter se proprietates, :m-T
quas legíbus differentibus regulari oportet: est enim lex regula t c r m u n i d a d e s r ' a s r l s r e r ' e " . i " ^ ' f" . " i o n a m i e n i o s . A l " e s t a r o " l f f i
la naturaleza,el hn sobrenaturalno toma en cuenta las diferenciasnatu-
directiva vitae eó.
rales cntre los diversospaíses,así conro tampoco el clima, la lengua o las
condiciones.geográficas. Lo naturfl, por.otra parte, posee como caracte-
jl'i:;
La solución de Dante contenía en sí, ciertamente, muchas imperfeccio-
nes, y muy particularmente en Io relacionado con el gobierno mónárquico
que sugerla como solución, pero la importancia de este hecho es mucho ;.]Í,.j,'*i#H#,,:'fu":m,r;::'j:;'":;:]l:11'1,Jff
d':"'
porque eso no tiene nada que ver con la n^turalez . Pero donde esta está
menor que la de los elementos individuales de su docmina, campo dentro
presente, y ello sucede exclusivamenteen el Estado, debe mantenerse el
del cual decididamente Dante significó un avance, a pesar de que este se principio verdadero de que lo que es bueno para r¡na comunidad no es
armonice mal dentro del conjunto,mayor. Sin embargo, esta era quizás
necesariamentebueno para otra.
la única respuestaposible dentro del plano del imperio-papado.La reórien-
tación de las relacionesentre el Papa y el empetador exigía, no obstante,
medidas más radicalesque las que Ia preparaciónde Dante le hubiera permi- Quod uirtuosam cst in una gcnte, tlo,t est airtuosum in alialw.
tido emplear. Pero la utilización de criterios más radicalesno hubiera condu-
Sobre estos supuestos,Juan de Pa,rísno encuentra dificultad alguna en
cido en tales momentos a un simple desagravioo reorientación de las rela-
lo natural gln loJe+n$al. v Io sobrenatural con lo esf,iritual.
ciones Papa v. emperador, sino a la abolición conceptualde las mismas tesis $erui!;ar.a
Eran términosJá c<jñócidos,-sinduda, pero ¡q@!
medievales.Lo que se necesitabano era una re-paración,sino una re-orien-
como 1o temporal es natural, pose_e caiácter autónomo; vive deitro de sus
tación. Y así, una vez más, las herramientas a propósito para la tarea no
propras leyes y posee su oblerrvo o fiiii- p}ófiL- cuando comenzó a verse
las iba a proporcionar, indudablemente,el poeta, sino el Doctor Angélico.
Io tempo_raldesde una perspectiva traturál -siempre que presupongamos
:tl'jx;:effi,il':lT
;:::ffix'il'ii"
n"0.,
en su función de tal, no poseíaidtitflffi'*iha intervenir en-los urnniot
la posibilidad de ftazff unJ línea de demarcación--, .á reihazó'd.i"id¡dr-
mente su consideración como simple auxiliar, como instrumento de sus-
tentación de Io espiritual, como medio
de los-Elllos, con Io cual su objetivo principal consistíaen demostrar _paraobtener un fin y, por ranro,
EFil.F-- dependiente de su relación con dicho fin. El argumento hi.rocrático era
el iuiáiter autónomo de estos últimos. Sus escritos prueban claramen-
un <<argumentum rude>>,y ante la reiterada insisteicia papal Juan no vacila
'(¡2 El pueblo FIacia el populismo 263
c n c ¿ r l i l i c i rdre cl ar lnlento t'l l)apa podía ejercer y eiercía su gobierno cn forma descendente:todos
r había
¡rocle Lon esto nos acercamosmucho l,ts poderes gubelnamentalesconcentradosen el Papa se distribuían hacia
atmffiEi6ñdiá¿i6; l, a las reglas de acción coercitivas . irbaj o >. Pero ahora se impggnaba severamente-e¡te-nri¡cinio-de-visenci a
y no coercitivas. Los sacerdotes,y especialmenteel Papa, tienen que orien-

ldili:'i:ti:$'&iq:rl
tar en <(sentidomoral>>r02 a los fieles; para ello cuentan simplementecon

friff
iL
ñin-gTñváIor enla poliTía corumunis y, en consecuencia,el Papa no posee
jurisdicción alguna sobre la propiedad de los laicos, porque éIlos lá han taiisijitionis, sosrlniendocon roda razón,'y?ñto*nanciá contfáanF
adquirido por sus propios eifuérzo, industria y trabájo,-que los califica f?ñáT?aafional, que la primera confiere,uíárt"t indeleb_le,
d..oJo q*
para p_oseeda; ,pueden hacer con ella <<prolibito>, con tal qr:e no resulten
afectadoslos derechosde otros'oo.La propiedad tiene su orisen en la lev
lgiuraLe
r¡;F
iniervenir en su admini.rt
€Pupr, que solo debe limitarse a aconsejaracerca de la moral y la fe.
If'@g*i' :: :"1:._11,.::
ri @
*sr echamosun vtstazo a las tentativas simllarEs-tiüfrffite senTroonlzo
Pedro Cr.:sus en el siglo xr nos será posible comprender la medida del
progre_so- sino, además,la concepciónpopulista pura, desde los supuestos
naturalistas. Como el Estado es una creación de la naturaleza, su ireador
tiene que _ser Dios, creador de toda la naturaleza, pero su gobierno, es
decir,-el del- re-y, existe-no solo por Dos, sino también poi el pu"blo,
el poder real, dice, no deriva del Papa en ningún modo, iino risdiccional se ión a las cosasnaturales
a Deo et a populo regem eligente in persona uel in dotnotos.

Y en otfo lugar, Juan declara rotundamente:

Rex est a populi voluntate16.


Ea, quae sunt jurisdictionis, non silnt silper naluram, et condi-
tionem bominum, _quianon est super conditionem bominis, qaod
manera que esta posición bomines praesint hominibus, immo natarale est quoda**oio...
ideo sicut per consensam hominunz jurisdictio datir, ita per cotx-
sensilnzcontrarium tollitur l1t.
mente naturalistas,no podía mantenerserazonablementéninguna orra po-
sición..No sotprende, pues,, que enconrremos a Juan de pirís aplicando En fiq, la sugerenciade que el poder jurisdiccional del papa podía se:
es,temismo principio naturalista populista con relación a la investidura de alterado o restringido, refleja la repulsa de los principios p.pul., tradicio-
oficiale+rclr+lísticos.S-:
S+iJÉ-r¡ieüáJio*' nFler¡.n.. .ií
Simplementé nales, según los cuales el Papa era el heredeio de la ;¿fidad de los
'*-{
poderes petrinos que ni él mismo podía tocar.
ffi';t"5mffiaooouro mediante Papa, sino directamente <<eta populo En-resumen, como_e! sobierno papal, por su propia naturaleza,no te-

5m
eligente vel consentíente>>. populista
Así, la concspción se od""¡rba iáoi- nía.nada quer/er con el Estado natural, .LPapa_rc-poiti, irtl.¡t. .
nadie en el Estado: Ias Ieyes d" Iu natffi-ñí
-¡-
cuandoEZlá5áT[ caso de delincuencia en un rey era imposible al papa
del gobierno y del derecho esraban visiblemente .ontaáo.. deponerlo; podía amonestarlo-y excomulgarlo, peio nada *,ár. L" depori-
- Parec_eimp-osibleexagerar la imporancia de estas perspectivas ayaÍve.- ción del rey incumbía al pueblorr'. Al Pipa lJestaba vedado el ejeriicio
das por Juan,de Parls. Ya no se trataba de otra formá de-la antigua posi- de los poderes gubernamentales:sus <disposiciones>> no tenían ningín efec-
ción.episcopalista,sino que se estabaante una re-orientaciónradica], ya que to en el Estado. Pot.l.ontto{io, .l ..v
precisamentesobre el supuesto de la potestas jurisdictionls de los pieladot dj-g:_*&paint é no
26.t El pueblo
Hacia el populismo 26t
la espadarr3'.sise 8 r^ntízaraal Pap^a el ejerciciode la juris-
:i:^t11"::^t]ñ,t
drccron' cosa que va contra \a naturaleza,ello significaúa'Ia Ias doctrinas premarsilianasvenían á ser una etapa de transición. podría
destrucciói del bien decirse que, desde el punto de vista
Es-tado,tratárásed,e un regimr,, ,rgoli r't-p)tiriro* flr entrc
o de un ptinciDatus ct Alberto Magno y Tomás de Aquino,
uilis. uel potiticas, es decirl uno ,.p?bli., á; il q*
t, ;ü,á;'.i,]¿u¿rno, _por una parre, y Marsilio, por orra,
"dtr'ff,?Gii"do
establezcanIa Iey tra. constituyó el período de gestaciénen Iá medida .n quá se orientaÉael des-
Entonces,la imoortanciade este tratado,relativamente artollo hacia una concepción populista auténtica. Él ,irt.Á, áe Mersillo
cofto, de Juan no hubiera sido posible.iin
de París rudica:- en Ia pori.ión áominunl. qu. se Js,¡rcpageién doctrinal der-tomftmo;l;'E;;
]f da a los principiosna- sentrdo lomás Úazó,,sin sabedo, nuevasrutas que llevarían a La'ma<lurez
turales
dentrodefcampo
áeraciencia i" *.Jrrrfrí#rffii
;;iili;.;=2i.i
?.ilcepto de Islesia v-.del ejercici. á.'*rrq"r"í del sistema de Marsilio, quien no solo toma mucho del pensamiento to-
,.,i"i¿rJ'"n'.áiáaoru po, mista, sino que rdemás hace consrantesalusiones a este. No cabe duda de
F?Ffe-fétra{-ffiñi il :tliiul¿i
so.il portador
nal tanto en Ia esféra ciüfr como en la
der-poder jurisdiccio- que el de Padua había estudiado muy bien a Tomás, y este conocimiento
eclesiástica,y 4) en er resurtante fy:.l,o,qu. lo capacitópara darse.rrér,tude las altamát" f".unJus poren-
*:.pyjg de{o,spoderes jurisdicfiÁnai., .;iJ #r".r'¿j sr,rao.
t'I vle,o problema "t-i;Jp" que se habia resistido cralrdadesque el sístemade este último ofrecía. En primer luqar. su natu-
de los.temporariay spiritialia, a
cualquier tipo de solución mzonabre.i re'.r.roruíá il-,"., .on-i" .trr.rpon- -ralismoconstituíauna bSscsegyra,y en Marsilio ,prr... .on ino ;ffi
denciaentre Io natutal y Io_temporal,y lo ,obr.nrturul @oé.í' .{"ni.o d.l rirt..á ;;il;;. Su tesis
V Io .rpirit.rut.
",i5 S. culmina con la consideraciónde que el vlnculo entre la divinidad y la na-
esfuerio. g.i. e.i.,árr.ion.r'áJ';;t¿; pudi.ron
::::Ii1 ":con
resolver' _elun.
la rntroducción]" del siempreatractivotema naturalista.
turaleza no rige ya como pri_ncipio operante en Ia ciencia porítica. Lu nutu-
vez más podemosrecordarque ra m;ráda¿et noÁure ;;.;;;;;'ái.igirr. una raleza existe-y el
-teórico político no tiene por qué pr.gn-ntu.r. acerca del
menoshacíalos cielos que hacia su propia origen de ella, debido a_que el objeto de sú interér i';"no a este hecho:
-i^,tur^r"r^. ha de tornar las cosastal iomo son, y en este sentido, "t en'su faceta observa-
ú.ltimoel productomás.ionspicuod. f" ";;;;;t"r;;'.i-Éri"¿á,--.ri"
ti ,ri,JJ.
-á.-ioJ¿r,¡urn d.
París,escritoen los treintu áñor ble y. empírrca,_lanatural.ru .r_r,ri.áptible de ^;;li;i, ; ;rr-iü;r, lo q,r.
nort.rio.., u lu .u.rt" ., .n constituye
suspostulados básicosprecursorde Marsiliode padua. .el objeto propio del estudio del gobierno humano. cualquier
Este recorridooorlas doctrina.s otra consideraciónharía. impuro lo que (natuialmente) es puro: cualquier
pr.-rrri-ligu, iub.á .orrrado
diferentes.graios.áeinsistenci^,t^ffiiü.dil;TJbafirme- que, con especyl-acign,qye parta de una base éxtraña-ela n4lrgleza'constituye una
menre colocadadentro intrusión del elemento . ningunu ,ríilida,ü
.der horizont! teoclntrico. Era ;i.;;";;;
cepciónpopulistadel gobierno ra con- sino qu! además dificulta el reconocimiento de ros elementoi de la natu-
v der derechotruui, p-..*r;;;; üi]d"r.nr. raleza..Es 1o que él llama
-ro cual demuestra claramente la receptividad b tgpl!4g_epjljorÉ lo q,r. h,lrp.diao ,rnu
'o que hábíaen el^ambiente apreciacióncorrecta de las leyelfGiéálcóiTLspecto a-la sociedadhrmrnn;
frente a esta manerad.epensar-, p;r;; p.rr, ¿. tu i.,rirt.n.iu .l por otra parte, la
origen natural del Estado,de Ia import"n.i"'.on..dii" "n nr-
d" ry!-a!!!!¿ scj:ltia, a pesar-dé que los fines a que aspira
son mas modestos,constrtulre,no obstante,la
I,. gor ende,.a tr. tey n.turri tE h d;;J*;td^0u".'iJári.r.,.."n,.
"r^."r..pio iniga forma,d" i ión
¡u1a)eza
había poder quecapacitaa1hombrepafaco[templu''."@ ,ypara
el clerícal,
.sufriáo !gs*W,v seguir adelantedesdeestabase.Estais, en resumen,la áctitud J. Marrilio.
#*ffihil "rirr'.o"riáeraciones
J,]14-gg-París eran incaDaces de mostrrr nñ an¡énrjr^ 1
autenttca, preclsamente
lsmo, no poclian
a Que partían - - \g hay necesidad,de entrar de nuevo en detailes ,...." ¿.irirt.-o d"
Í:,yi ji,r.n, t;ggnt¡iio' -i.;i;;; ;,!;;;';ü#i, :;i;;T
tualmente-
J#:#:
Marsihg, y3 qug ha sido, por lo demás,bastantetrabajado re 9"-61. ra cons-
tituye Ia idea de Ia ley y su naturaler^, para éllaley
la idea de la naturareza cteadapoiDior,
Jros, mientras se conside- iiiiiirn, cod(-
rara que ,.la '^
inclinaci !!!i<,de,man€ra ", "" es Io qüdlá-6ñ-
que el carácrer coercitivo de Ia norma
do poseía una vrerte en ley. si falta este elemento es
:^v'e¡r_r4
procedencia divina, h
rdenación .imposible hablar de ley en ningún
sentido. Este carácter coercitivo, sin embargo,
t#Sfl r-|i s,ubolqina.ii; ;
rolo p".á. rpli.ár* a la lev
humana,pues la ley natural -en el sentidJ antiguo o en el' ;".;;
cresde
eI punto de vista político,r";-cc&lridud_dgj$gye4qiéo..resiástíca, ;; ;;
..solor>fuera oar tey porque no poseeeste carácrer;de Ia ley diviña podría decirseabsoluta-
, conce- mente lo mismo. Solo puede atribuirse rá coercibilidJ
s oentfo rminosd. L .ul'riGn.Vffill ^qr.iru, ,.lr*
o.i_*::i"."1J,11ir.r,.-*i";í,;;lo";;;;'d;Jff l,',T"i.ii.,ilf
rerrenar y absolutamentemundana. La <<verdadera>>
iffi :,:i
de_conducta^que emanande un agentehumano."tu.¡nuao;;;il "
ción, de los fines y necesidadeshumanas.El cr,rerpocapazde ll.vario a
rcariza-
felicidad no podía al_ cabo
canzarsepor íntermedio del es el Estado. Este Estado marsiliano es una ciairas o'uniuersitas iiuium, l^
ya
,Estado, -que,_entanto qu. *^*
era incapazde conducira los hombrel ál ni, ,áUr.nuirofl--
.ntraádnaturar, cual define en términos cercanosa Tomás como una
Desdeel pLlntode vista de la hístoriade los principiosguber'amentales.
congregatioperlecta et terminam babens per se sullicientiaerT.
266 El pueblo Hacia eI populismo 267
Es Ia consecuenciadel deseo de los hombres de vivir juntos y posee
todas .ladanía (uniuersitas cioium). Son los ciues mismos los interesadosen un
las posibilidadesde alcanzarlos fines a que aspira el hombre,Íui., nn.r
ron rrbjetivo particular, que obtienen a través del instrumento de sus leyes.
de este mundo: lo.que.sucerlaen el ouo podrá,.r;;t i;;;;;án,., p.ro Así la voluntad del pueblo constituye el elemento fundamental de las leyes
tlo, j,,.n. ninguna implicación en Ia ordenación de la uniuirsitats ciuium,
debrdo a que los miembrosconstitutivosdel Estado son humanos,y tienen v el principal aspecto de la doctrina marsiliana. Ella es autógena porque
de los impulsos y deseos naturales, y, en consecuencia,el pueblo
ellos. mismos que arreglar sus propios asuntos. En rczón de la existencia "-a.tá
(o uniuersitas ciuiuru) es el portador ilimitado y único del poder. La sola
del deseo natural (appetitus) de los hombres,por una vida prena y de que
limitación que puede aceptarse natllralmente acerca de este ejercicio del
consecuentementeexiste u¡ instinto
9 impulso natural para vivir deniro poder soberano mana de la naturaleza misma, es decir, de los apetitos y
del Estado, solo ellos están capacitadosy^autot¡rudor pátr .tr-uotar tales
dcseosnaturales. Tal <limitación>>constituye, a la vez, la nzón por la que
Ieyes conducentesa Ia obtención de los fine, de r" pro'piá-Erruáo Li tiv
no puede haber leyes humanas injustas: las leyes son la voluntad expresa
es hecha,no concedida,y se origina en la comunidad de iiud^duno, t'r.
del pueblo, quien ál seguir -como sigue- sus deseosnaturales no puede
En la medida en que el Eslado incorpora principios más o menos co-
elabórar leyei oinjustas>>.El establecimiento de lo iusto y de lo injusto
munes, tales como el culto a
!io¡, el respéto ¿ábido á los prdrer, l" .du.a- correspondeal pueblo en su calidad de legislador. Lo que un pueblo puede
ción de los niños,,la repulsa de las injurias, erc., esrosse van convirtiendo
considerar justo otro lo puede considerarinjusto, Y, Por tanto, el concepto
en derecho natural, pero no--téngase en .ú.ntu-- por una validez fundada
de justicia ha venido a sufrir una modificación considerable.Por otra parte,
e.n.u.na aceptaciónuniversal, sino porque han sido convertidos en objeto
el legislator hananus no está por debajo de nadie: la comunidad de ciu-
del derecho por los .t"{f:-:l': L dadanos es el organismo superior mismo, lo que, en otras palabtas, se ex-
donde,, s5g¡j¡-¡s45Jtlg, [a IEy-ñáErqJ en-¡F¿l:ÉqdLrs, q."""n^ eIa-
,t!¿fu,de presa diciendo que la soberanía,o la plenitud de poder -para usar la ter-
bgJg-Wllsf+smb'Esrre. Además,
a pesar-á-que
muchas
i-"r^ .ii¿n ¿. minología del tiempo-, a la que Marsilio define como el poder que no
acuerdo con el recto fazonamiento, no son aceptada-sunánimemente pof
está limitado por ninguna ley de ninguna especie,pertenece al pueblo'23.
todos los hombres -<<quae non ab omnibus nitionibus .on."J.nrut tuo,-
quam honestarl"o-:- y¡ por. consiguiente,no constituyen derecho en ningún Su función primaria es Ia de legislar: la legislacióny la <política>>están ínti
mamente unidas, y hasta puede decirse que son una misma cosa. Así lo
sentido. Marsilio ha despejado .i .u.pá a" t"áu párilitiárJ-J.-int.rrr.n-
ilustra el empleo de Ia palabra (todavía poco utilizada) politizare (que ya
ciln a,favor de cualquier consideraciónética: una'ley r..onui.rt..n l.y hemos obsetvado en Dante) dentro de los términos de su discusión acerca
natural al llegar a ser ley humana-positiva. pero está última es coerciblá,
de la legislaciónl2..El acto de legislar, llevado a cabo por y para el pueblo,
no-por el hecho de ser ley
-natural,-sino porque refleja la vol,-,ntaddel le- constituye el instrumento a ravés del cual una comunidad de ciudadanos
gislador. se ha dado la vuelta completa a Ia áoctrina'anterior u.o.u d.
l. da expresióna su deseonatural de bene oiuere.
ley natural. Podría decirse que Marsilig,dg$glggl¡Za!_lsy--nafst¡l l"
G=-:¿ffi d. En consecuencia,el alcancede la legislaciónpopular es ilimitado. Cual-
genSTqcf+¡+¡edqf.''?'.
- quier cosa que <<discierna>> el legislador humano como conducente ^l bene
-bn la esfera pública el poder se ancla y se rocaliza firmemente
en los uiuere puede entrar dentro del campo de la legislación, y, por ende, el
seres humanos mismos; el Estado viene a set anirnalem naturam y, por
contenido de las leyes es ilimitado. El pueblo actúa como legislador, sin
ende, participf de-los impulsos e in_clinaciones naturales qr. ,á-Á-ifiestan que tenga importancia que los ciudadanossean o no cristianos.Aquella iclea
en Ia voluntad del,pueblo. Esta vol.ntad der pueblo (rito,,tis'iopuli)
es que tan importante papel había fugado desde el siglo v denro de Ia con-
el elemenro esencial:solo ella es capazde dar á Ias leyes su caráÉtercoerci-
cepción descendentedel gobierno y del derecho, la de la auctoritas ( sacra-
tivo. Como es natural que el pueblo quiera las leyes m.jor.., lf.- qr.
se ha de orienrar por la naturaleza.Sería innatural qu" ta) de los pontífices, se convierte en auctoritas bumana en manos de Mar-
", d.r.r.n que pertenece
silio: la legislaciónes emanaciónde esta <<autoridadhumana>>
"l'p,r.Élo-ná
leyes para alcanzarel objctivo del bene uiiere en su propio
lg:. T.¡.1"r exclusivamentea la comunidad de ciucladanosr25. Por tanto. a Marsilio no
-bstaclo.lje otro modo sería ir contra la naturarezamisma 122.La rólrito,
p"p(!,o voluntad popular, es la. que mejor conocelo que debe y derecho romano
l" q;;
no debe hacersedentro de cualquiercompartimientodel Estado.
malla vlene a
La.designación del
.pu:bJq como-legiilator ltumanus muy clara_ teníala auctoritas sacrat(tdentro del sistema anterior. Es más, la <<autoridad
mente.la función principal del Estado,'ésdecir, la elaboración
"rpr.r" d. lrl r.y.,
humanar>toma aqul también el lugar que en el sistema anterior tenía el
Marsilio insiste repetidamente sobre este aspecto. Solo por medio de las
principio de ley natural. Si recordamosla concepcióntomista acercadel de-
leyes puede.r,egularsela ordenación del Estado, así como la vida y Ias re-
recho natural -como regulador del derecho positivo humano, y cuya con-
lacionessociales.Tales leyes son, pues, los instrumcntosy los únicos me-
secuenciaeta la facilidad de intervención clerical- y \a amparamoscon la
dios a través de los cuales puede-alcanzarseel fin pleno d" toá, la ciu-
concepción marsiliana de la voluntad del pueblo coma auctoritas humana
268 El pueblo Hacia el populismo 269

*en t¿nto que elemento que confiere carácter legal,


es decir, coercible al l¿ elección del ede ha sido con-
oderechonarural,>,que en esta forma .. r.prtr"plánu-.nt.'de ia esfera
.ls¡vs¿l- podremos comprender la medida del progreso debido al pensa-
miento de Marsilio. En él no caben ni matices 'no.áI.r, ni apelación a las Entonces habíamos dicho que para gobernar no solo se necesitabalgillttiq,
verdadeseternas ni referencia a máximas éticas. Aquí únr pérrp".tiva hu- sino que también hacia fálta Dorcltas. Ahora también encontrañ-oi-eiia
mana limitada; alláLavisión de la vida eterna. doble fundamentacióndel go6iüñilya que Marsilio insiste igualmente en la
necesidadde un elemento -además del conocimiento excepcional(o la ex-
celencia moral)- que se base en la autoúzación específicarecibida por el
anioersitas ciuium. gobernante del pueblo'3r. Debido a que la elección implica el principio de
actúe por medio de consentimiento, según Marsilio,
elecciónpopular tiene validezr32.Solo es fegítimo el gobiérno que implique
-
la sumisión voluntariaSi-parte de los ciudadanos.De este principio se
danos. El carácter realista de la cóncepción de Marsilio es lo que lo lleva deriva también la ajustabilidad, variabilidad, flexibilidad y revocabilidad
de la autoridad gubernamental en vista de su origen humano. La elección
de 7a pars principans puede referirse a uno o más individuos: el carácter
de ella puede ser de por vida o incluir a la descendencia,o puede ser limi-
tada en el tiempo, todo lo cual dependede la voluntad del pueblo, del le-
tát'rte, poco I Ia forma de gobierno que Ia voluntad del pueblo gislador humano y de la t'orma que él mismo escoja133.De donde se deriva
¡grte' pgco^rmpofta esta-
-puebro,
blezca'" - como consecuencia el gobierno recibe su poder del también el derecho de deposición del gobierno, cosa a la que solo se puede
del
legislador humano, de. manera gü-" llegar por la voluntad del pueblo 13a.
.no podía expres-arsemeior^ra concep- ejecución de las leyes elaboradaspor ef l€g¡dgdor, y así el gobierno solo
cjón ascendentedel gobierno y dil derecho qu. esta afirmación de Mar-
silio en la que el legisladorconcedeel podef al "n
gobierno. En realidad, nos
encontramos ante la aplicación de la ieoría de-la concesión con que ya ciones del gobierno son mensrlrablesen la medida en que lo establezcala
hemos -tropezado en el ámbito de la concepción teocrática d"l goÉi.rno. ley que concedeel poder.
Antes habíamos dicho que el monarca .r q.ri.n concede las leye'Ádebido
a que todo el poder se concentra en sus manos, no en las de los súbditos, El gobierno [dice] puede ser medido por cualquiera que posea au-
que no tie.nenningún derecho a ello. con Marsilio, por el contrario, esta- toridad para meditlo o regularlo, a él o a las accionesilícitas que
mos.ante la aplicacióncorrectay exquisita def mísmá principio de la con- cometa,de acuerdocon la ley '3t.
cesión,,pero,por supuesto,,en un orden inverso. Dado que-la suma total
esteIo conced-Leobie¡n"i De lo contrario se corre el riesgo de que el gobierno se vuelva despótico y
1.j"f,."j.1-"rjl::-"l..l".blo, na;_W.incipans._ los ciudadanosesclavos.Difícilmente puede expresarsemejor y con mayor
l lables segun la constrtuclon, o
ro que Nlarsrtlodenomrna claridad el principio de responsabilidadgubernamental.El goFtq¡no_S$-li-
tgrma. El gobiernopertenecea los oficios instru_ ntad del
mentaleso,ejecutivosdentñ-Gl Estáo. 4s,í ümo el leeislador.. lu .rur. itado
primera¿el,funclon o,tl@ ley no es ley -in-
i nstrumenral o ejecútiva del funiióñriento del Esradoiál ;;Ean-a¡re:A- dependientementede cualquier agentedivino y concebidaúnicamentecomo
bido a que le ha sido concedidala autoridad l's. Traslad"r,frtfffiamiento la exoresión de la voluntad del pueblo- es la única sarantía de la convi-
a la terminología moderna, podemos decir que el gobierno del hstado tiene vencia ordenaday pacifrcadentro del Estado'3ó.Dicho?e otro modo, no es
srr,origen en una l.¿ rgltj$qqo,"al, pJW.a-, a través de la cual el le_ el arbitrium iudicantis lo que cuenta, sino la ley, ya que .,de lo contrario
gislador_pone en máñ6lEll-o6iúnb lá-o-lganiza'ción efecúva de los asun- el gobierno no responderíaa los fines propios del Estado>>,denuo del cual
tos civiles. En resumen, el gobierno es la párte <<instrumental>del Estado funciona. El gobierno se expone al castigo o a la deposición,no por la mas-
y; pol ende, del legislador, y debido a q.té .rtu gresión de algún precepto divino o <,ley natural>>,sino por la trasgresión
forna constituye una ley,
el orden constitucionales coerciblepor el pueblo creadorde dicÉa ley cons- de la ley humana positiva, que es la única medida.
titucional. Así, dentro del marco populisia, el principio de concesión ex- Quizá en ningún otro lugar se muestran mejor la consistenciay la lógica
presa exactamente la mjsgra doctrina que en iá concepción descendente: estricta de Marsilio que en lo riguroso de estas consideraciones.Los to-
únicamente-el po-seedorde la totalidad dél poder puede hácer concesionesrr. mistas ya habían afirmado suficientementela existencia de diferentes tipos
Es evidente la insistencia de Marsilio in el principio de elección. Solo de gobierno, pero dentro de sus sistemasestos coexistían, por así decirlo,
270 El pueblo Hacia el populisruo 271

rcgula actuurn bumanoruffi'"t, medida de todos los actos humanos civi-


lcsr3e,porque por medio de ella todos los ciudadanosobtienen su situación
y puestodentro del Estado'4.
Si recordamos bien todos estos principios marsilianos será más fácil
un gobierno <<mixto>.Es indudable que la o¡lgtga]i lo no ra- comprender sus consideracionesacercade Ia lglesia. Para comenzar,desde
dicaba en sus
dicaba sus razonamientosacercade
razonamientosacerca d" las
lr. tEiilpo-ruliffian
tElii6ii nesar su punto de vista, le resulta imposible adherirse a ningún concepto de
desdesu JglfiAa"JBt cualquiera de los sentidos tradicionales_:siempre se había
soste-
que no se sometlera nido que ella era la unión visible, corporativa y jurídica de todos los cris-
tianos. Era un cuerpo -corp1!!- que debía s¡ fundagién a C,risto y, por
ende, poseía sus própios in edida-en
que el concepto de Iglesia se había ido diluyendo y desecularizandodentro
asunto. La base del pensamiento de Marsilio la constituye, pues, la idea de la doctrina inmediatamente anterior, se había convertido en un simple
de la ley como regla dotada de sanción. de manera que los derechos y de- cuerpo místico, cuerpo aún, pero que por definición era de origen extra-
r--^¡ . i
f-rf: ffit
Deres obllsan ante un 1tribyn ie-de+ú+hu¡na¡,o. Como ninguna otra le-rz, i¡TtriÍimntado a la consecuciónde obietivos igual y finalmente SII¡ae
..* , , , , ,al
a excepción de la elaborada Dor los hombres. responde a esta descrioción. turales. Esto es precisamentelo importánte para Marsilio, quien, situado
F
re con.luy. lógicamente la ilégitimidad de cualquier gobierno que no esté Yobre sus propias concepciones,no está en posición de aceptar ni siquiera
colocadobajo la ley. el conceptodiluido de la Iglesia.Paruél no constituyeni un cuerpo,ni una
. En la medida.enque Marsilio bgsn&-l"y sus reflexiones.acerca
de slcreqao n1
slgle-qacl nl una unlon orgurr,ruou,en vrrtud cle que sus leyes no se orlgrnan
unlon orgamzada,
la cienciadel gobierno,se muevecompletamente dentro del cuadromedie- fflilñfuntad del puebló. Por definiciónJgé,kj¿-de Ia Íglesia, ,.p.ti-or,
val tadicional. No obstante,en la medida en que atribuye la capacidad de
de elabor üñá-fundñiéñcliviñ'a específica,y, en consecuencia,no persigue fines en este
Wyexclusivamentealpuéb1oylaordenaciénefec- -
ti-vadel Estadoa su gobierno,parecedistinguir entre la ley y el gobierno ñEñdo, sino en él otro.-Su dehniciónde la Iglesia es, pues, puramente
en el sentidode que estees solo el <<instrumento>
a travésdel que aquella formal: es la he,rm4ndaddc aqueUogque fitlmente,c{een en Qristo e invo-
opera. Al tomar el concepto de ley con Ia exclusiva significaciónde norma can su nombré-o'. A esta hermandad o contraternidad no puede córñiderár-
coercible hecha por el hombre, rompe definitivamente con la radición. Pu- sela como corporación o sociedadta2.La atribución de carácter coroorativo
diera decirse que Marsilio, como sns antagonistashierocráticos, se concen- a esta confraiernidad debe provenir únicamente de la unioersitai ciuium
ró en el análisis de la ley, pero -y aquí radica la diferencia esencial- la fidelium, única poseedorade poder para elaborar la ley y, por tanto, para
lev con la que trahqiq l{ot"ilin no es la_misrnr_tra diana,tir.. rl dataaho y jurldico-a la.simple hermandad.Lg.¡¡iTip3f
dotar de carácter_corporativo,
canonlco nrerocratlco. emanactón de Ia sedes lustrttae, del monarca papal t.t&s cllet. orl"".
Ñrl
flue liene todáFláFleyes en su pec,ho.I,,aley marsiliana no tiene este origen l)esde estos supuestosDasrcos,rwarsllo llega lógicamente a sus consi-
tan distinguido; Marsilio no puede referirse a una ley de fundamentoli- deraciones acerca del concilio general (que no nos interesan aquí de ma-
vino ni puede reforzada refiriéndola a una gloria ulraterrena; su ley es nera inmediata),así como a la sustanciosaafirmaciónde que el leei
ggg5¡I¡#, no por.estas razones, -sino po-rque-seorienta haciala sátl3fitdftfit-- es quien debe nombrar a
ile los déseos,afpiraciones,impulsos y fines humanos, y porque la voluntad cuerpo político de
del pueblo es la que satisfacedichos fines y objetivos-por medio de las
leyes, equipándolascon medios externos y humanos de coercibilidad. Sin
duda, hay un buen trecho de la concepciónde la ley como donum Dei a \a
tesis marsiliana de la ley como ocalus ex maltis oculis 137.A pesar de la eclesiásticosy el alcancede su control territorialra5; ademáses quien elige
fundamental diferencia entre las concepcionesascendentesy discendentes el <<obispopiincipal>'4. El nombramiento de los ofrcialeseclesi¿ísticor eriá
del derecho, casi puidéramos caer en 1á tentación de transférir el término en manosdel pueblo,y, en consecuencia, en esasmismasmanosestáel poder
d,e sedesjustitiae aplicado en la primera al pueblo, en cuyo seno se hallan para destituirlos. Los <<ciudadanos creyentes>(lideles ciues) sonlos que ejer-
todas las leyes. Una tesis es el reverso de la otra. Solo puede comprenderse cen el conilol y, consecuentemente, los oficialeseclesiásticosson responsables
el sistelna dc Marsilio desdg la perspectiva d..r.u ..JaSiCe,.SggJflJ€¡¡.Jl.el ante el mismo cuerpo de ciudadanos.Y sobre todo las clecisionesy pronun-
Lo que hizo, án ieruTldálcuentas, ciamientos jurisdiccionalesde dichos oficialescarecende efecto alguno en la
f-ue <de5ñblállzar>>y humanizar la ley, v en este sentido fue lo más cer- esfera civil (política) del Estado, a menos que se fundamenten en la ley. En
c Edad lvledia conoció. La lev es Ia otras palabras, los veredictos de los oficiales eclesiásticosno son de ningún
272 El pueblo

modo vinculatorios _por la sola razón de emanar de ellos en su capacidad


de portadores de oficios eclesiásticos:no tienen ningún valor si ^it., lot
clérigos no han.obtenido el poder correspondiente,él cual no puede pro-
venir más que del pueblo. Así nos encontramos una vez más añte la áÍe-
rencia radical entre la ley como regla coercitiva (prcceptum coactiuun) y
la simple moral, c¿re¡te de coercibilidad, poseedoia de un simple caráctei
de advertenciao de fuerza de persuasiónrt7.Tanto los sacerdotis como los
obispos son ciudadanos,y como tales toman parte en el funcionamiento del
Estado solo en la medida que la ley se los plrmite. Y Ia ley se origina en
*pueden
Ia voluntad del puebio. En resumen,las deciiiones de los sacérdotes
mu,y bien desplegarsus efectosen el otro mundo, pero por el solo hácho de 7üotas
serlo no tienen ningún efecto en la vida presente. No-obstante, esta es la
única que cuenta para el Estado, límitado como está por el factor ineludi-
ble del tiemporas. ¡ En relación con los. cambios
La doctrina de Mar*ilio constituye el ejemplo medieval más compreto en el <pensamientopolítico>, H. Mitteis (en HZ.,
clxiii (1941),p. 281): insistíaen que ellos reflejabanoelneAenáerunedes \X/eltbildei
y acabadode la concepciónpopulista del gobierno y del derecho. A pesar d.yrch das Eindringen a.ristotelischcrund nacharistotelischer Gedankc"n,deren ganzen
de que gran parte de la exposición de Maisilio tien'e el defecto de la'falta Um^frrn_g_
zu e¡mess,en, wir heute noch gar nicht in der Lage sind>>.
' Ver especialmentePolítica,
de adecuaciónde los términos empleadosy de la influencia de la termino- i. 2, 11-12.
logía tradicional, no cabe la menor duda de que su idea principal la cons- I " Pol., i. 2, 1,5-16.
^.^ ^Pol.,, iii. II-, segín la- traducciónde Jowett. Flace muchos años rW. Oncken, en
tituye la localizacióndel poder r,elidual en el pueblo. No iesultá exagerado
decir que este sistemase derivó del tomista y c-ompletóel sisremade fomás,
l. Die Staatslebred. Aristoteles (Leipzig, 1870), ii. 165 comentabalo sieuiente ace¡ca
de este pasaje: <<In der ganzen pólitischen Lite¡atur der Griechen ist"dies die ein-
si bien no en el sentido que el doctor angélico hubiera deseado.pero está zige Stelle, wo von dgm s¡immr5lht des volksgelissens aus inneren Gründen, nicht
aus Rücksichtender Zweckmássigkeit,mit Achiung nicht bloss, sonde¡n mit uebe¡-
obse¡va.ciónpuede aplicarse también a Juan de París y a tantos orros que z:uCglq gesprq:hen- wi¡d.> Cf. Además, M. Pohlenz, Staatsgedankea. Staatslehre
se nutrieron del sistema tomista. La rupidez con la que los dogmas arisio- der -Griechen (Leipzig, 194\_8. Knauss, staat u. Ménscb in'Hellas (Berlín, 1940).
télicos y tomistas ganaban terrenoro" demuesua, en efecto, la fertilidad ' Cf. además.Pol.. iii. lI.
'<EJ 8-9.
de este para tal tipo de pensamientopopulista. No se trataba solo de que " lol., íli. l, 12: que tiene poder para tomar parre en las delibe¡aciones
o en la administraciónde justicia de cualquier Estado,-es llamado po¡ nosouos
las numerosas comunas, comunidades, guildas, asociaciones,.t.., pudi.- ciudadano del .Estado, y en términos generales,un Estaáo .r .rn .u..io de ciuda-
ran encuadrarseperfecta y satisfactoriamentedentro del esquema nátural, danos que satisfaceIas necesidades de la vida."
7 Pol., iii. 4-4.
giqo que, además,la ciencia natur-al,en el estricto sentido de la palabra rto,
había preparado el rerreno paru la aceptación del naturalismo áristotéftcó " Pol., vii. 12,2 en conclusión.
A e¡qe_¡esp_ecto,ver especiaimenteM. Grabham,.v,I diuieti ¿i Aristotile sorto
en la esfera social. Paradójicamente,la especulaciónteórica y la experimen- Inocenzo,III e Gregorio .tX (Misc. Hist. Pont., vol. 1941). Cf. ademásF. van
tación podían -invocaruna misma ruíz: la naturalezay el elemento iemporal Steenberghen,The Pbilosophic Mouement in the llth Century' (London, 1955).
tal como aquella lo definja. Así, en la medida en que se cuestionabael'pen- 'o A menudo se ha pasadopor alto el hecho de que
esta misma relación entre
la teología y la filosofía ya la había postulado, antes de San Anselmo, Pedro Da-
lamiento político o -social,era inevitable la restricción crecientedel concepto miá! (utilizando también el término de ancilla) en su De diuina omnipotentia, en
de ley hasta limitarlo a una regla de acción coercitiva en virtud de medlios P. L., cxlv.603. Igual había hecho Manegold de Lautenbachen su Opusc. contra
externos, cuyos efectos se referían exclusivamentea la aita mundan¿. pero. 'Vollelntam,
en P. D., clv. 155.
asimismo, esta reducción de la ley a medida coercitiva concreta conduíó " Ver M. Grabmann, Mittelalterl. Geistcsleben(Munich, 1926), i. 67-68.
t' Etymol., v. 4. Respectoal derecho natural en el derecho romano
a una percepción más real, a una ciencia del derecho que no se complicaÉa clásico.ver
F. Schulz, History ol Rornatt Legal Science(Oxford, 1946), pp. ú61; ct. también
con consideracionesque estuvieran fuera del alcancedé la propia ley.
Nota o. p. ,7.
13 Define el contenido del <jus naturale>> en Ios mismos términos que Isidoro,
Dist., i., c.7. La cita del texto es D. a. Dist. v. Respectoal concepto-dederecho
natural en Graciano, cf. también M. Villey, <Le droit natural chei G¡atien>>,en
Studia Gratiana (Bologna, 1955), iii.85 y ss. Cf. p, 98: <<Sicomme la plupart des
juristes, nous entendons sous le nom de droit naturel certeins principes dont on
pourrait déduire I'ordre actuel de la societé,Gratien n'esr pas un adepte du droit
naturel. Il n'a traité, suivant la lecon pauistique, que de la loi naturelle du royaume
de Dieu. celle qui méne I'homme au salut...>>
'o De aquí- se desprendetambién la pretensión del papado a que
su derecho
1E
274 El pueblo Hacia el populismo 27t
se rplicara a los. no cristianos_, únicamenteen virtr¡cl del hecho de que el hombre
cra la creaciónde la divinidad. ¡L, ¡¡¡¡ lrrrlxr qrrien csrutlia¡aa A¡istóteles más a fondo que Santo Tomás. pa¡a uno
'5 Cf. Ped¡o Lombardo, .,,,1¡¡rr. y rrrrrrluLa_.exposic^iónde alguno-s principiostomistasbásicos,cf. M. wilks,
Collect. in Epp. D. pauti, en p. L., cxct. lj45 C: <<Hoc ,'¡' , rt ( ttl,rd, p. 185,n. 102),esp.pp. 124 y ss.,y 210 y ss.
enim agit spirirus gratias, ut imaginem Dei in qua naluralirer iacti sumus, instaure¡ ' (.1.
rn.nobrs. vltlum qurppe contra.naturam est quod utique sanat gratia ... proinde .(irabmxln,._p. 308..Para __u_n-a
exposición excelentey madura de algunos
vitio sanato per gra¡iam naturaliter fiunt ea quae legis sunt.>, ¡'l¡¡l,ll,r()\ lr¡ísicos
tle'fomas, cf. M. \X/ilks,óp. cit. (supra p. t65, esp. pp. 124"y ss.,
'o .'lll t'\\.
.En¡1e los trabajos más recientesal respecro,ler Ir. Flücki ger, Gescb. d. Na- " A. Krcnrpcl, en Müncbener Tbeol. 2,, x (1959), pp. ll4 y ss.
t arrecbt s (Zürich, 195e.
'/ De ciu. Dei, xii. .' . .\ thcol., III, qu. 2, art. I. Para examinar la dependenciade nalwa de nasci
I. l: <<omneautem vitium naturae nocet, ac per hoc contra
naturan est'> cf. además,De natara boni (en P. L., xlii. 551): <Mali:m nihil aü;á l r r l l l ¡ r i r r r r ov ,e r s u p r u ,p . 2 4 4 ,
est.quam corruptio,.. ordinis naturalis.>> " .\'. tbectl., III. qu. 2, art. I.
Por el contrario, o¡¿¡¡¡¿ est in qua nullum
malum est vel etiam in qua nr'llum lgtest esse malum,>,De ciu. Dei, xix. lJ. 2. " Ibi¿., I-ii, qu. 10. art. I. Lo natural puede usarsetambién en dive¡sos sen-
',: I!id.'xiii'_15, rr(l(,5: cxiste un actio naturalis, equitas naturalis, conceptio naturaüs, defectus na-
en conclusión.ef. ademásSap. i. 13: uDer* -oitem non fecit.>>
'' Ct. también trrralis, deside¡ium natutale, effectus naturalis, facultas nrturalis, instii61os naturalii,
Contra Faustum, x'.i. 2i (P. 1., xlii. 4lg): <Lex vero eterna
est ¡atio divina vel voluntas Dei,_ordinem naturalem .onrervari jubens, perturbaie r¡nil¡lsnaturalis,etc.
' La calificación
vetans>; además,De diu. quaett., liii. 2 (P. L., xl. 36\: oeuasi iranscripia est lex adicional <<et sociale> quizá venga de Macrobio. yer infra,
natutalis in animam rationarem.> n 4l.
Debe recordarse,de paso, q]¡e la Biblia no cont.iene,y pienso que por excelentes " El término se había rltiüzado siempre con respecto a la bumanita.r de Gisto.
r^zones, ningún _criterio que diferencie al derecho naiuiri del dérecho divino. Lo l:l tlcrecho ¡omano tuvo también conocimiento de éI,-pero tomándolo corr un sentido
que se co_nsideraba .¡uc recuerdael de Santo,fr.í.;
a veces como derecho natural bíblico -Rom. ii. l4-, no puede .ver Co-d.Jast., Y; xvi.27 (I). En el siglo xur
tomarsedesde esta.perspectiva. Por ejemplo,-san Agustín consideraqué .1 imrj. cl canonista Rufino empleaba el té¡mino bamanitas de una maneia especial:- <<Haec
se rehere a. Ia gracia renovadorade la verdaderanaturaleza,y en coniecrrencia,És Irr¡manitasad nutriendam pacem necessariaest inter reges et populoi, prelatos et
<gentiles>del.pasaje son.paganosbautizados(De s_pirituet l'ilára, cap. 26, en it. r., subdiros,ur a rege prebeqtur populo tuirio et a populo iegi civiliüm fúnétionum...,
xliv. 227,). Cf.. además,-¡>¿d¡s l,ombardo, en P. L., cir., col. l'34j': noí Dc bono pacit, ii. 9 (P. L., cl. 1617). Respecto a la utililación del término huma-
vrdetur hic alios significassesub nomine gentium quam cos, qui ad "pioinde
evangelium nitas e¡ conexión con la definición filosófica del concepto de persona en Hugo de
pertinent.> Saint Victor, cf. H. R. Schlette,en Misc. M. Grabmann-(MunicÉ,1959), pp. 5iy ss.
.,' Exceptuando este punto de vista teorético, el concepto de naturaleza fue y pp^. 60. y s. En _relacióncon el uso del vocablo en cuestión por Fedérico II, en
u.tthz^do,no obsrante, en su.sentido original, por las constituciones de Melfi, ver Thea Buyken, Das róm. Recbt in^ den Konstitutionem
!9! ingenuos.Cf., e. g., la opo- uon Melli (Cologne, 1960), p. 11.
sición-de los -clérigosa Ia legislaciónde Gregorio VII coñ respecroul ..Tib.ro, .r.
una otensaa las inclinacionesnatu¡ales,haría que los clérigosvivieran como ángeles, " Cf. S. Tbeol., I, qu. 9), atr. 5, ob| 3.
y- abría las -pue_rtas^ a la fornicación y a la promiscuidad. Ver Lamberto á. H.iir.l¿, "" S. Theol., I-ii, qu. 94, art. 4, ad. ).
Ann., en MGH. SS. RR. GG., pp. í91-zo0:'<homines vivere co!.iet-ri"
et dum consuetum cu¡sus nataraá ,tegaret, fornicationi et inmunáicias frena "ng.lo¡"., i .Cf. S.g., Y Etb., .lect. 12. Ve¡ además G. Manser, Das Natlr¡ecbt in tho
Iaxareto. mistischer Beleachttng (Freiburg, 1944), p. 74.
'' La obra de_l.uan.de oo S.. Theol., 1,. qu.
. Salisburymuesua esto claramente; cf. su Metalog., i. I. 2L, art. I:, ad. 3. Cf. además I Etb., lect. I para algunas
Acerca_de_la_ posibilidad de que Stephen Langton hubiera eÁc¡ito sobre el áárecho ,
observaciones,cf además mi contribución a L'homme et son ¿esün d'aprés les- pen-
natural.,{. Gtabmann, i.68. Acercaie los criterios de los romanistasdel siglo xrr, rcars du^M3!. (Louvain 1960), pp. 145 ss., y mi Aquinas Lecture, fn, ¡vii¿í"oA
ver-rJü' Qnclin, en Alisc. Moralia A. Jansen (Louvain, r94s), ii. J29 y ss.-Acerca Papacy, St. Tbomas and Beyond ilondon, t960).
de fa utilización de Aristóteles en el siglo xrr, ver Grabmann, en Medieual Studies, '' O. Lottin fue
el primero en señalar la importancia de este importante pa-
xii (1950),pp. L8-62. saje: <Les vertues morales acquises,sont-elles de vrais vertues?>, en Rec'b.de tbiot.
' El-primero que llamó
la atención sobre la importancia de Guillermo en este ancienne et ry.é!-' xx (1953), p. 36; c'f., además, E. Kanto¡owícz, op. cit., p. 468.
respectofue Grabmann,-i--71 y__s-s,_Ver, -Macrobio
además,las-afirmacionesde o. Lotin, ps1- 13- 2ir!rys-polltlca tuvo _su origen en Plotino y iue transmitida por a ra
cbologie^et,mor¿le aux XII et XIII siicles (Louvain, 1946), ii. 74.7j. Edad Media (Con. in Sonnium Scipionis,ed.'cit., i. 8, pp. t0-i1), quien enumers
'?3 Guil. Altissiodorensis,
Aurea explanaiio (parís, 151ó), ii. rr. 27. fol. 97v. y discute acerca de las cuauo virtudes po-llticas. Ve la eséncia de la virtud polftica
Este.pasaje surge con motivo de la discusión u..r., d. u i-po.i¡il¡¿rá''d. ro*.,.. -r.!r. de est4 man€ra (p. 50): <<Suntpoliticae [scil. virtutes] hominis, qua sociale'oximal
I iuici.o. las. cosas naturales: <Propter- naturalia non esr ttoÁo ---- est. His boni viri reipubücae consulunt, urbes tuentur; his fiar-entes veneranrur,
laudnbilis., .igitur propter peccatum originalc non "itupeirliii,
esr virrfe.abilii...'" libe¡os amant, proximos diligunt; his civium salurem gubernánt; his socios cir-
-señala:
-- " .tsIückiger,op. cit., p._42),. al comental.este pasaie 'der <Der empirische cumspectaprovidentia proregunr, justa liberalitate devinciunr: <hisque sui memores
Mensch ist zum Mass des Natürlichen gemacht, emfirische-Niensch als alios fecere merendo>>.Durante el siglo xr, Manegol de Lautenbách operaba con
Vetnunftwesen. >> "rr.iirt
la soberani? del pueblo (LdL., i 365) y con el concepto de virtud polftica, en su
YSI-rp. cit., iii, tr. 7, proem., fol. l69va: <<IIocjus non esr virtus vel vitium.>>
*:l Ibíd. Opus.c, attiba citado, p. 2)6, cap. 22, col.,170. La apiicación correct; del concepto
<,político>constituía un elemento que podía ser basé de la tesis ascendente.Cf.,
" Ibid., ii, tr. 10, fol. 66rb. ud.q,ir, :1prq! p^\e ! c-ap.;l-, n. -4?-._Sobrela cb¡umadora jnfluencia de Macrobio,
" No es el hetho menos significativo el. .q_ues_uco'temporáneo y corega en v.et $-. Sghg$-er,Die Pbilo.sopbied. Macrobius .u,d ihr Einfluss aul d. lVisenschalí
París, Praepositinusde cremona, irabrjase también sobre las líieas de Áristoteies,-y
des M. 1. (Münster, 1916). Es interesanreobserva¡ que la <Paraphiase>der derecho
apa¡entementeinfluyera de modo considerableen Guillermo; cf. Fltiikiger, op. ctt.,
p. 420. anglosajón de comienzos_del siglo xr (circa 1008) también opér. .on las cuarro
' Tal como Grabmann virudes car.ljnales; ver Liebe¡mánn, i.247; sucede lo mismo cbn el Quadripartitus
ha señalado(i. i08 y s.), ni anres ni despuésdel si- anglonormandode comienzosdel siglo xti, ibíd., p. 530. Cf., ademii, G.'Buller,
276 El pueblo Hacia el popularisffio 277
Vertus morales inluses et aellus morales acquises selon S. Thomas d'Aquin (Studia * Ibi¿., II-ii, qu. 67, art. 2, aó,l.
'Com. xxiii ( 1958).
F ri bursensia. ^ Ibi¿., I, qu. 75, art. 4, ^d L EI propio Santo Tomás era partidario de una
" ad. III Pol., lrct. 3. En el comienzo de este pasaje se lee: <Non esse combinaciónde gobierno político y regio.
idem bonum civem et bonum vi¡um, cum is bonus civis sit qui et apte parere et
" Cf. ademásS. Tbeol., I-ii, qu. 90, att. l: <Condere legem vel pertinet ad
imperare commode sciat, bonus ¿utem vir absolute dicstur'D totam multitudinem vel pertinet ad personam publicam, quae totius multitudinis
4 De reg. princ., i. 12. Ct., además,I PoL, lect. I (<naturaljs impetus ad com-
habet curam>.
munitatem civitátis>). Cf., además, San Agustín, De cia' Dei, xix' 12: <homo fer-
tur quoddammodo naturae suae legibus ad ineundam societatem>. " III Pol., lect. 7. Generalmente¡ro se toma en cuenta que ya Juan de Salis-
* S. Theol., I-ii, qu. 71, 6 y 4. bury habla utilizado el término de cioilitas. Ver su Policrat., viii. 9. Con respecto
a Dante, oer infra, p.257.
lbid., qu. 90, art. I.
*" I Pol.f lect.' I. Los avar¿ados c¡i¡erios de Santo TomÁs deben compalatse " La existenciade contradiccionesdentro del sistema tomista ha sido suficiente-
ment€ reconocida. Por ejemplo, aparte de los muchos eiemplos que contienen ver-
con los que un siglo antes habla expuesto Juan de Saüsbury, el.cual $amaba lra- daderos elementos hieroctáticos, existe además la tcsis suya tan conocida, que luego
ternitas d la .,humsna societas> (<filiorum naturae unica et singulatis fratetnitas>), fue incorporada en Unam Sanctam como frase final, como también su consideración
en Metalog., i. L acerca de que el Papa puede retirar a los infieles la autoridad para gobetnar. Con
"* S. Tbeol., I-ii, qu. 95, art. 2. respecto a la petitio principii contenida en la doctrina del derecho natutal, cf. lo que
Ibid., II-ii, q¡.-95, art. 2. Pata más detalles, cf. además.P. M. -Owe¡beke, señala H. ![elzel, Ndtillrccht €t Moteidle Gerechtigkeit, 3.' ed. (Giittineen, 1960),
<La loi naturelle et-le droit natural selon s. Thomasu,en Rea. Tbomiste, lvii (19J7), p.. 61; p. 110: <<Sokommt es zu der typisch -natu.rrcchtlichen
pp. 5J-78; 450-95. ..cf. además, peritio
' Cf. su Com. ad. Pol., 1ect,7. principii: was man zuvor als gut empfundenhat, wird als das'Naturgemásse'hin-
* S. Theol., II-ii, qu. 85, art. L gestellt und dann als Erkenntnisgrunddes Guten verwandt.> Ciertameniepuede ha-
cerse un balancesimilar de la doctrina tomista teológica de la gracia; Cf. F. Loofs,
" S. Theol., Suppl. III, qu. 40, aú. 6, ad 2. Leitladen zum Studium der Dogmengesch.,6." ed. por K. Aland (Tübingen, 1959),
" I Pol., lect. I. p. 451, quien llama a esta doctrina de la gracia <ein Doppelgesicht>.
u" Ibid.
'o YI Eth., [ect. 7. " Ver esp. I Pol., lect. I.
" Cf. además,la proposición de Tonrás en QuaestionesQaodlibetales,VII, vi.
" Ibid. 15 (tesp.): <Veritas autem, quam sacra scriptura per figuras rerum ttadit, ad dao
oo I Pol., lect. I: <Si igitur principalior scientia est, quae est de nobiliori et
ordinatur, scil. ad tecte credcntil¡n et ad recte opcrandum.>>
oerfectiori.
'arcbitectoiicamnecesse es¡ politic¿m inter oftnet scientias plactic¿s principalissimam et
omnium'aliarum, ütpote considete'nsilltimum et perfeclgm bonttm " Por ejemplo, Rogcr Bacon, Roberto Groseteste,Adam Marsh, insisten todos
en el fundamento matemáticode la flsica. La experimentaciónen la ciencia naual
in rebus bumanis.> fue defendidapor Pedro de Maricourt, Ilamado pór Bacon dominus experimentorum.
' Ibid.
uu S. Theol., I-ii, qu. 97, art. I, ad L Justiniano había señaladoclaromenteel No sorprende que un hombre de su talla mental llamara despreciativamentemente-
-vii. catos a la generalidad de los teólogos. La nota clave era la observación y la expe-
camino. Cf. sus' No¿., 2, donde se expiesa que el derecho toma en cuenta la rimentación; de aqul la insistenciaen la experientia,en e\ empirismo y en la aver-
oarietas b¿tmanaenatufae. sión a la <<auctoritas>> que operaba credulitaten simplemente: <<credimusenim aucto-
e S. Tbeol., l-ii, qu. 95, art. I cf. además
LI-ii, qu. l7, 3!t. 2,. ad. 2. El tér' ritati, sed non propter eam intelligimus>. Otros naturalistasdel siglo xur fueron
mino <<derecho ilrv /positivo> se encuentraen X: I, iv. II. Cf. tambiénmis obser- Enrique de Malinas y Vitelo (íntimos amigos entre sí) y el traductor de Aristó-
vaciones en Reu. d'hist. du droit, XXIX (1961). teles, Guillermo de Moe¡beke. En este círculo de natr¡ralistas,se anticipaba clara-
* lbid., I-ii, qu. 95, art. 2, ad 1 (<diversitas.legis positivae> se deben s la
mente el sistemade Copérnico: en la St¡mmade Franciscode Mayronis se lee: <,Dicit
sran variedád de oierum humanarum>).La inmutabilidad de la ley natural, así como tamen quidem doctor, quod si teta moaeretul et coelum quiescerit quod hic essct
ia mutabilidad del derecho positivo, fueron señaladaspor Justiniano en sus fzsl., melior dispositivo>, cit. por-Ueberweg-Geyer,Grund. d. Gescb. d. Pbilosopbie (ll
I. ii. I. ed., Basilea,1951, p. 478. Cf. además,infra, n. 150).
o' Cf. las muy pe¡tinentes observacionesde Otto Btunn-er,-La.1tdp Henscbaft,
" Las ¡azones por las que no prosperó el <humanismo>>de comienzos del si-
l.' ed. (Viena, t9$i, p. lfi: alll surgieton <seit det- Spátscholastik- eine Lehre von glo xrn,(Matbod de_Rennes,Hildeberto de Lavardin, Juan de Salisbury,etc.) pa-
einem nicht gbttgebunáenen, sondern áus der menschlichen Vernunft zu deduzieren' recen debersea que lo que atraía más talentos eran las ramas oobietivas>del cono-
den Naturrecñt, áas die These vertritt, das dieses Natu¡techt kraft Vetnunftseinsicht cimiento, tales como el de¡echo, Ia teología, la lógica, etc. Cf. también G. Misch,
auch dann gelten würde, wenn es keinen Gott gábe.o <Johann v. Salisbury und das Problem des ma. Humanismus>,en Nachr. d. Akad.
" II Sent,, vJiv. 2.2. d. Wks. Góttingen, núm. 6 (1960), pp. 231 y ss,
"' YI Etb., lert. 6. ^ Monarchia, i 6. Además,cf. iii. 16. Véase,además, \üilks, op. cit., p. I44 y ss.
I Pol., iect. I; además,S. Tbeol., I, qu. 79, att. 1l; asimismo, I'ii' qu. 94, ' Lleva la tesis natu¡alistahasta el punto de afirmar que
el puebló'romano fue
art.4. notable por naturaleza(ii. 6). Para la ciailitas de Jtran de Salisbury,cf. supra, n.72,
* I Pol., lect. I.
y p^ra ciertas observacionesestimulantes,ver A. Pézard en Roiania, lix-(1949),
t Además agrega: <Quando enim ipse homo ptaeest simpüciter
-et secundum pp. 1-36; t6-191.
omnia, dicitur regimen regale.> El regimen politicam ¡9 l_ograsi el gobernente <se- " iii, 14.
cundum leges poiitas per- disciplinan politicam Ipraesidet]>' "' iii, 7: <<Porquesabemosciertamenteque, en relación con las operacionesna.
o1 lll Pol., lect. 5 y 6.
o' S. Tbeoi., f-ii, ciu. 105, art. I, añadiendo: <et hoc fuit institutum secundum turales, el sucesorde Pedro no tiene poder equivalenteal de la autoridad divina.>
e iii. 14.
legem divinamo. Vei afemás la impottancia del pasaje de Vilks, op' cit., p. 511' * Es la tesis de iii. 4 (que la luna posee su propio
motor).
n.5. " Ibi¿. Es Ia misma tesis que al final del trozo.
278 El pueblo Hacia el popularismo 27e
u M o n .i . 2 l.')o y. ss. I-a extensióndel artículo de ]i. Lcwis, <The 'Positivism'of Marsiglio>,crr
.\pcculutn,xxxviii (1963), pp.54l-82, está en proporción inversaa sus aciertos.
". , Ibid, r'' i.4.5:i. 1.4y5.
i.4.
e i.5. "a i. n.7.
ü 1. 8. Cf. con e\ Cod. lust.,Y. xvi.27. ii. 12.7,:. <<Quae licet sint db humanainstitatione pendentia,transumptiveiurrr
n i.12. tlicunturnatutalia>,
r& li. 12. g.
" Ibid.
m r2r M. Grabmann (<Studien über den F.influss
i. 15. dcs aristotelischenPhilosoohie>.en
t i. 12. El tétmino politizare parece haber sido acuñado por Guillermo de S. B. Munich, I9)4, fasc.2, p. 55) señalalo siguiente: <<\lenndie Gesetzeauf einer
Moerbeke. traduciendo el politeuesthai, en Pol. vii. 14 (15); ver F. Susemihl, Arist. cthischen und naturrechtlichen Grundlage beruhen, dann war der Kampf, den Mar-
Polit. Libri Octo, Leipzig, iAlZ, p. 307,linea 12. siglio -für die unabhán-gigkeit und _vormacht der weltlichen Gewalt gegen die geist-
r. Ibi¿. liche führte, von vornehereinaussichtslos. Denn die Verteidiger der geiitlichcn Géwalt
* El dualismo ptopugnado por Dante violaba, por razones que no necesitan konnten immer behaupten., dassdie Gesetze,die sie verfocbten,in dei ewigenlüahrheit
mayor explicación, un principio básico del papado. El texto fue incluido en el r.'erankertund gesichertsind.> Cf. ademásGewirth, i. 154-6.
Indice, donde permaneció hasta 1908. 1 2 2i . B . 2 .
% i. 14, seguido de la discusión acerca de la necesidad de dife¡entes derechos r23 ii. 2). ): <,quaenulla sit determinata
lege>.
para los diferentes climas. ,r, i, lJ. 2.
125 i. 72. 5.
"' De potestate regia et papali, ed. J. Leclercq, Patls, 1942, c. I, p. 177: <Hoc '26 lbid,. 7.
enim regimen [i. e. regnum] detivatur a iure natural2, eo scilicet quod homo est
natutaliter animal civile seu politicum et sociale.> "' A Gewirth (i. 173) ha dirigido certeramentesu atenciónhac.iaeste hecho cuan-
n c.2, p. t79. do afirma: <The distinction between legislatorand government\1'asthus forced upon
' Ibid., p. 178, Marsiglio by his failure to accept the doctrine of a-higher larv.o
t@ c. l, p. 181 (<diversi modi vivendi> y <<divetsae politiae>). De aqul tam- t26 i. 1r. 4. Cf. además,ibid.,
J: <<Cumigitur ad civium universitarcmpertineat
bién Ia conclusión de que <facilius enim est extendete verbum quam manum>>.Es generure foryzam, secundum quam civiles acrus ornnes tegulari debent, legem iidelicet,
una enérgica teminiscencia de la respuestade Pedro de Flotte al Papa; cf. E. H. R., eiusdem universitatis esse videbitur huius lormae determinare nateiati ser: subjec-
lxi (1946), p. 181: <,rVestra potestasverbalis, nostta autem realis.>> tum, cuius, setundum hanc formam, est disponereciviles actus hominum...o También
rof c. 19, p. T4, ad )2. cf. ii. 15. I y ii. 16. L
t@ Ibid., p. D5. tn Estos principios todavía se observan
en la constitución de la Univcrsidad de
rG c.7, p. 189 (<informator fidei et morum>). Cambridge.La Universidad -regida sobre principios ascendentes- no solo concede,
'' c.7, en consecuencia,gracias, proporcionando una legislación especial y exenciones a las
b. 189. Pata la antigua doctrina de la propiedad como emanaciónde la
gracia,ver suprd, pp.76 y s. leyes universitarias, sino que también emplea el propio término concedereal conferir
r@ c. 10, p. 199. Ios cargos.Asl,_en el <<Instrumentof F,lection>> de R. A. Butler al cargo de High
rG c. 19, p. 2J5. steudrd en la universidad leemos: <<Sciatís nos prefatos cancellariume1 magistrós
tt Cf. c. -15, p. 222 (<populo acclamanteet faciente>>). Ahora se comprendela et scholaresdedisse et concessisseHonoratissimo Viro Ricardo Ausustino Bu-tler...
invocación del principio romano de que Exercitus tacit imperatorem, el cual, después ofliciun summi seneschalliUniversitatisnosrraeprcdictae>(Reporter,lo de dic. 1958,
de mucho tiempo, vuelve a llenarse de sentido. p.485).
16 c. 10, p. 199. ' w i . 1 5 .l y 2 .
'" c. 25, p. 258. r3r i. 15. I y 2.
w i.g.5.
"o c. 21,-p. 254 <<efficaciot est consensuspopuli in hoc casu ad deponendum '"3 i. 9. 5 y 10.
eum (papam)etiam invitum>>;cf. ademásc.25, p.258. ' s i . 1 5 . 2 y i . 1 8 .3 .
"i' é.25, p.259. Cf. además,ibidem,p.255 <Licet igitur papatussit in se a Deo r35 i. 18. 3, en la traducción
solo, tamen in hac persona vel illa est pet co-operutionen bamanam, scil. per consen- de Gcl'irth.
' * V e t , p o r e j e m p l o i, . 1 0 . I ; i . 1 1 , 6 ;
sum'electi et eligentium et secundum hoc per consensumhumanum potest desinete 'e i. 11. 3: <<Cumigitur lex sit
i. 15.7, etc.
esse in isto vel in illo, sicr¡t cum anima tationalis sit a solo Deo per creationem, oculus ex multis oculis, id est. comDrehensio
quod sit in isto corpofe, cGoperatuf natura dispo-nendoet organizando; et.ideo.-per examinat_a .ex multis comprehcn.soribus acl errorem evitandum circa civilia iudicia..."
óoerationem natalae Dotest disinere anima rationalls esse in isto cotpore, quia scilicet Para,insistir en la importanciade lo anterior, debe comparárselocon la tesil del car-
cálor naturalis in tantum consumpsithumidum quod corpus sit ineptum pro anima denal Humberto relativa a_la_esencia de la concepciónhierocrática,según la cual los
ration¿li.> sacerdotese¡an los oculi de la Iglesia. Cf. P. G., p.268. Por orra farte, E. Lewis
fr2 c. l), p. 214. (ar.t. cit.,._s.upra, g. 116) _no ha_visto, obviamente, cl significadode la proposición
-p. (ct. p. 565), no obstante lo cual, uno no puede menos que estar de acueido con el
"' c. 20, 2)9: <(Est enim licitum principii abusum gladii spiritualls repellere
eo modo q.ro potest, etiam per gladium materialem, precipue ubi abusrls gladii spiri iuicio del autor (nota 98) en referenciaa la combinación'quehace Marsilio del orin-
tualis vergit in malum teipublicae, cuius cuta regi incumbit; aliter enim sine catrsa cipio de l.am-ayoría.cua-ntitativa v cualitativa;- realmentc,,,ná n. ..knos,rvhat Marsigli"
gladium portaret.)> mean to imply by 'with due considerationof quantity and quality of persons'r>.
rr4 c. 17, p. 228. r38 iii.3.
r¡5 Delensor Pacis, i. L 1. ¡3e i. 12. 2: <<Mensufa humano¡umactuunrcivilium.>
t't Vei. entre las exDosicionesmás tecientes, A. Gewirth, Marsilius ol Padua, '' i. 12. 8: <Lege debent
,. omnes cl¿es mensurari sccundt¡m proportionem de-
The Defenáer of Peace,2 vols. (New York, 1951-1957);Wilks, pp' 107' 109 v ss.r rlltam.>)
280 El pueblo
,^ ii, 2, )
t& En contrastecon Gewirth (i.260 y ss.), CAPITULO
G. de Lagarde (Marsile de Padoue,
París, 1948, p. 241) ha entendido conecramenreeste criterio de Marsilio: <L'éelisene
constituedonc pas une societédistincte,méme au sensmystiqueoü I'entendraLirther...
I'ég1ise.l'estque la désignationgénériquedes hommesqui partagentla foi chrétienne.
Mais elle ne constitue DasLlne societé.>>
'*.
Es posible que el concepto de <<anetkannteReligionsgesellscbaft>> de muchas
constituciones modernas sea consecuencia-no reconocida- de la influencia de Mar-
silio:_ la_scorporacionesreligiosasno poseen personalidad jurídica, a menos que el
Estado lo reconozcaexpresamenreen iu consiitución. La áenominaciónde la b¡den
benedictinaen los EE. UU. como Tbe Order ol St. Benedict Inc. es igualmenteilus-
trativa al ¡especto.
t4 ii. 17. 11.
r45 iii. 2. 22. La soberanía delpueblo
legislatioa
t4 ii. 22. ll.
11' T"l.es,el,significado de su larga discusión acerca del perito y el juez,
en ii. 7. 3-4; cf. ademásii. 6. 12; ii. 17.14.
f4 ii. 2. 4, con una referenciaa la Fisica de
Aristóteles.iv. 12.
"o Ver ademásel libro de M. J. \Wilks, Táe Problem ol Souereigntyin tbe La- El sistema mafsiliano debe ser consideradocomo una filosofía política,
ter M. A. (Cambridge,1963.)
'' Este no es el lugar para tratar con especialacento en la naturalezade la ley. Pero un sistema tal era algo
al detalle acercade la ciencia natural de fines nuevo para la Edad Media; las consideraciones acerca.-dslg:llern-o- se lra-
del siglo xltr y comienzosdel xlv. El rápido surgimiento de la escuelanaturalista,
tanto en París como en Oxford, constituyeun auténticocorolario de las concepciones bían désarrollado completamentgdentro. del campo del dlecho, del saber
populistas dentro del pensamientopolítico. Juan Buridan expone una teoría-de la jurídico, en virtud de-que el elemento principal era el de la jurisdicción.
mecánicaceleste que quizá es más que la simple anticipaciónde Copérnico: no es He aquí por qué, pues, la-cjencia del gobierno en esta época era, en gran
necesafio -dice- creer que los cuerpos celestes son movidos por Dios, o que nece-
sitan de alguna fuerza extetna que los impulse; se mueven poi sí mismos, iiguiendo
medid;, prerrógativa de los juristas, quienes principal, si no exclusiva-
sus propias leyes.Ver Ueberweg-Geyer, cit. p. 598: Juan Buridan y su escuelá,y no mente,'examina"ban , analizabaÁy resolvlan las iuestiones ptopias del go-
Co¡érnico y Galileo, fueron los fundadoresde la física y de la asironomíamoderna. bierno, ya que se trataba de problemas iurídicos. Pero como las obras
Alberto de Sajonia escribió acercadel movimiento de la tierra (la tesis copernicana mejor ejcritás y más a mano eian las que trataban, primero, del derecho
posterior del motus terrae y el qaies coeli). Al conceptodel tiempo se le dio particu-
lar atención,por ejemplo, en la obra de Ricardo Swineshead,discípulo de Buridan.
romano y, lu-egq,del canónico, y como ambos sistemas contenían o esta-
Cf. M. Clagett, The Scienceof Mechanicsin tbe M. /. (Oxford, 1959); véase ade- ban incúlador", .ont.ner un p;nto de vista pu!4mg!!g descendente,la
más, como introducción a la materia y para una útil bibliografía, J. A. \X/eisheipl, doctrina resultante, tanto de los romanistas como de los canonistas' era
The Deoelopment ol Phisical Tbeory in the M..4. (Londres, 1959.) La ciencia de abrumadoramentedel mismo cariz. Tampoco debemos olvidar que existía
la medicina también av^nzaa grandespasos: París, Montpéllier, Bolonia y Padua se
comparten equitativamentelos laureles.Teodorico de Lucca, en Bolonia, da los pri,
un círculo continuo de causa y efecto: muchos de los que se graduaban,
metos pasoshacia la antisepsiay la anestesia;en París, Lanfranc hace grandesavances especialmenteen Bolonia. escalabanposiciones altas, tanto al servicio del
en el tratamiento de la hemorragia; Pietro d'Abano, en Padua, insiste en Ia observa- imperio comó-fel-papado, llegando a veies-Eá-stala'misma cima de la ca-
ción de los datos empíricos,y Gentile da Foligno, también en Padua, recogelos casos rrera, con la consecuenciade que la mecánica gubernamental cala amplia-
médicos en sus Concilia,' etc. Para más detalles, véase A. Castiglioni, Hist. ot' Medicine
(trad. ingl. de E. B. Krumbhaar,2.'ed. Londres,1947, pp. 330 y ss.); D. Guthrie, mente en sus manos, dando como resultado la puesta en práctica de las
Hist. of Medicine (2." ed., Londres, 1958, pp. 111 y ss.) con más literatura anexa. doctrinas que otrora conocieran siendo estudiantes. A su vez, la ley que
se elaboraba de este modo venía a ser, a su vez, obieto de estudio en las
universidades,cerrando el círculo clel que no parecía haber escapatoriapo-
sible. Con seguridad no es un azar que Marsilio no mencione ni a un solo
romanista, a pesar d. q*i en tanio que laicos podían emparentarsecon él
espiritual e intelectualmente.Pero su doctrina, desde el punto de vista de
los objetívos de Marsilio, no solo venía a ser inútil, sino positivamente pe-
ligrosa. ¿Qué pudiera haberlo inducido a citar a los romanistas?De hecho,
la doctrina de estos era absolutamentelo contrario de lo que él pretendía
postular. Además, los romanistas no habían sido ni rozados por el nuevo
Aristóteles: el deber de un abogado es explicar la ley y resolver las cues-
tiones de c ráctet general que surgen de los problemas inherentes a la mis-
ma ley. Pero el punto de vista aristotélico era teóricamente un aliud, y
.t,Y2 I:l pucblo La soberania legislatiaa del pueblo 283
t'r¡irntkrel srrbcraristotélicose filtraba por las salasde lectura de los roma-
competidor en la tesis contraria contenida en el mismo cuefpo. jurídico.
nistasse le mencionabacon una cierta réserva. Llegiron, por tanto, a la conclusión de que el derecho consuetudinario era
. .Sjn embargo, u-na exposición deJ.de¡ec-horomano basada en los prin- válildo, no-porque respondiera a la voluntad popular, sino porque el prín-
cipios propios e inherentes de este,-li6ré de lás trabas del cdterio ciisto-
cipe no le habíá hechó ninguna objeción, de modo que, en última instancia,
céntrico que prevalecía, hubiera presiá-dóápttyo considerable a una con-
ei carácter vinculatorio del- derecho consuetudinario venía a derivar así de
cepción propiamente populista. como veremos cuando tratemos acercade la voluntad del prlncipe. En cuanto respectaal gobierno papal, el problema
l.l lg#glA.- I.o que decinros se aplica más al _D-lge_s_to_, naruralmente, que efa Darticularmentesério, v tanto los canonistascomo los papas estuvieron
al Código_l:Igthi+fo. El Digesto contenía m-irliitu-d'depárrafos qu. Éu- ante el problema,'y postularonasí el reconocimientoimplícito o ex-
bieran pódido sei ufifizados p;ra sustentar los criterios ascendenr.i. uno "l.rür
preso del dereiho consuetudinario por parte del papado' Fl adagio, to-
de ellos -e incidentalmente este no se limita al Digesto- era 9l referido mado del derecho romano, de que elpríncipe con-ocede todas las leyes tuvo
ql-deregho consuetudinario. El derecho consuetudinalio en todos los iGm- en este casoparticular aplicacióncoñ respectoal derechoconsuetudinarior.
tóJ há sido reconocido como derecho válido y, ciertamente, coercitivo. El Cuando se prestó la debida atención al funcionamienro de las ciudades
análisis del mismo muestra, sin embargo, q,,á ,,, caráctervinculatorio no del norte de Itália, se llegó a la pertgrbadoraconclusiónde que establecían
deriva de la voluntad del príncipe, rey o .mperador, sino de la voluntad süT propiasleyes,ius ptJpio. y é1losin referenciaálgun^ al Papa
de aquellos que han actuado a .u manera duránte un tiemDo más o menos Desde todo "rütutor,
punto de vista, se ha reconocido que -sus actos
o al-emperador.
ltplio. El carácter vinculatorio del derecho consuetudinaiio deriva, pues, legislativos eran de elevadacalidad, y entoncesla dicotomía era obvia: por
del consentimiento¡r la voluntad del pueblo o de Ia comunidad. Por'defini- un1 parte, estaba el tan ponderz.domonarcba totius,mundi, origen-de todo
ción, tal derecho es derecho no escriio, en tanto que el derecho legislado, el dérecho, y, por otra, estaban es-tas.c-o--qrunas ilalianas legislando por sí
Iex o estatllto, es derecho escrito. Sin embargo, li diferencia entre estos mismas y procediendo como si tal'-iónarcba no existiera. Una vez más no
dos. tipos-de-derecho no es puramente de na{uralezaformal: la_dife¡eq-c_ia concordabanla teoría v la realidad.Lo que Marsilio, avudado por Aristó-
radica en la fueqte o el origen de ambos. En tanto que el dere.hoion.rr.tu- del
teles, había logrado iáeológicament. t.tpé.ffiTitsb9laqg-pglítica
-
dinaiio ileiíta su caráctei ünculatorio y su vigencia'efectivaáe ia voluntad pueblo lo loeló su co-ntemForáneoBartolo con la ayudaE[?er-cT6 romano
del-pueblo, el derecho legislado incorpota lá voluntad del legislador, el re-lbEctoa la soberant¿lleslstatlva oEFaoro. Dartolo era la veroaoera alrtr-
cual, dentro del marco de-la tcsis descendente. no podía ,.. oiro que uñ tJrir d. ivlars@ia uno del otro, llegaron a los
<(reypor I-agracia de Dio_s>,el Papa o el emperador.de modo que,'desde
mismos resultados por vías completamente diversas. Bartolo encontró la
el ptrnto de vista descendénte, l¿ existenciadé un derechoconsuetudinario clave para la solución del problema planteado por las ciudadesitalianas en
venia a recordar muy seriamente la existencia de una fuente de derecho la doitrina del derecho cónsuetudinario. De todos los postglosadoresfue
que no tenia nada que vef conla ooluntas principis.
Bartolo quien no solo se contentó con elaboraTJá-To"iÍTñffi'á5 coherente
-Pero el derechoromano estabaperfeót.o,.nt. familiarizadocon el con- á-cercadel derecho consuetudinatio, sino que insistió ademásen la compa-
.epióiilii--dgrycho-consuetudina-rio; ..p.ciolm"nt..t oll"rto-.on,*in.l..gr. tación.constante de este con el derecho escrito. Bartolo proporcionó la ius-
citas de los ju-rGthsrornanos clásicosen lo referent. ^li.ho derecho v íus tificación teórica de las ciudades italianas, y al hacerlo provocó el surgi-
requisitos. Si en cualquier sentido del término el derecho consuetudiiario miento de la doctrina de la soberaníalegislativa del pueblo. La compara-
era reconocido como tal derech-o,surge automáticamenteel problema, no ción que hizo entre el derecho escrito y el no escrito-lo capacitó pan ela'
solo de la dualidad de ambas fuentes-de derecho _.I^ anltntas_p¡ní¡p¡s
borar-su tesis acerca de la ciuitas sibi princeps, es decir, del Estado que
y,la,uoluntas populi-, sino también el de la relación ."ñ. ñ;;",ii;;
no reconoce superior. Su doctrina es la exposición iurídica clásica de la
de derecho. constantino había captado intuitivamente la dificultad del
concepciónascendente.
a-suntonegando al derecho consuetudinario la fuerza para derogar el dere- Bártolo contemplabala realidaclcon ojos de jurista. El
cho escrito, las-leges(c. VIIL i2. 2). Era perfectam"nt" lógico: de ha- cial del derecho consuetudinario era el--eg¡rs¡¡i!0ica1a- d
berse dotado al derecho consuetudinariocon-pod.r., d"rogatorios se hu-
bieran abierto todas las_puertasa la eliminacióngradualde ia totalidad del
del derecho romano. Ningún emperador, rey ni Papa tenía ninguna inge-
derecho legislado, dando como res'ltado ,rrru ón..p.ión ascenclentedel rencia en'los usos y costumbres propios del pueblo, pero una vez tomada
orden. jurídico. y, por consiguicrrre,del gobierno. La existg¡reiagenerali-
conciencia de este elemento de consentimiento popular el paso siguiente
zada del derechoconsuetudinarioen la Edad Media, siñ embirgo. planteó
surgía automáticamente: si los ciudadanos-y recalcamosaqul la signifi-
iJiio dilema a los comentaclores¿"t á"t..t.r" ;;;;;:
"n a ;; ff.i recono- cativa denominación de los miembros del pueblo como ciudadanos v no
cían- aquel como dereóTio,por Ia sola razón de derivar de la'voluntad del como meros súbditos- por consentimiento tácito podían crear el derecho
pueblo, era evidente que sLLtesis descendenteiba a hallar a su más serio
no escrito, ¿por qué razones no podía adscribírselesla rnisma capacidad
284 La soberanialegislatiuadel pueblo 285
El pueblo
para crear el derecho escrito? En consecuencia,lo que Bartolo captó cla- o, melor aun,
ramente fue lo ilógico e inconsisrentede dotar al pueblo de capacidadpara
elaborar el derecho consuetudinario,pero no p"ra crear el derecho ligis- Conciliun repraesentat mentem populi.
lado. El gran avanceque intodujo radica, p,r.r, .n que transfidó el elemin-
to del consentimiento popular al derecho escrito. En este sentido estipula- Quizá nada muestte mejor el avancehecho por Bartolo que esta conexión
ba que si el consentimiento tácito del pueblo daba luear al derecho consue- entre el carácter reoresentativodel cueroo subernamental v lrl<ment"lid1fl
tudinario, su consentimiento explícito podía dar lugár al derecho escrito, del pueblo>. .¿\ pesar de que ros conselerosgoblernan el Estado -<(per
Más aún, ambos tipos de consentimientópor.en igua"lfuerza: ltfffii?is tegiturrr-, derivan del pueÚo ru ioder y su autoridad, <,aquo
ipsi auctoritatem habentr>a. En efecto, del Consejo emanan las leyes <<re-
lativas a aquellas cosas que se relacionan principalmente con la publica uti-
Tacitus et explesst¿s coflsensas aequiparantul et sunt paris po-
litas>>.Los oficialqs_¡qmbtados-pgt el Conseio se dividen en tres categorías
tentiae 2. t r I I I | | ' rr
dilerentes: Tudiciales.administrativos v económicos,La votación se lleva a
efecto segúÁffincipio deTáTimple'mayoi?á numérica. Como el Consejo
representa la <<mentalidaddel pueblo>, tiene tanto poder legislativo como
el pueblo le ha otorgado. Los consejerosexisten únicamente por la volun-
Ia base , el cual era así resultado del ejercicio tad del pueblo, que es quien confiere a aquellos lo que Bartolo llama el
áQ-uíque Bartolo insistiera reiteradamente arbitrium regendi5. Pero en fodo momento el pueblo conserva para sí el
en que Ia diferencia entre ambos tipos de derecho radicaba únicamente en control y la supervisión del Consejo. El pueblo confía el gobierno <(secun-
la manera en que hallaba su e*presión Ia voluntad popular: en un caso era dum vices et secundum circulum aliquibus per tempus)>.Aquí nos encon-
tácita y -en el otro expresa. La ciudadanía que funcionaba sobre su propia tramos nuevamente con el mismo principio -dentro de la concepciónpo-
voluntad era un pueblo libre, un populus liber3, y siendo tal no r.conocía pulista- de la concesiónque antes ha ocupado nuestra atención.
ningún.superior: escogía su propia forma de vida y no colocaba su vo- Al demostra¡ que <el pueblo librq> es elrílti'n^ nortadpr dg la,Sp*-
luntad baio la autoridad de ningún otro cuerpo u orgánismo. La ciudadanía petencia legislativa y jquip3mlfr-7f, princeps, Bartolo gncuenlra Jib'r ll yíá
que no teconocía.superior se caracterizaba,por tanto, pof ser un regimen De esilmodo ya no había lugar
ad populun, es decir, un gobierno que se sustentabaen el pueblo mismo. para ningún superior o soberanosituado tuera y por encima del pueblo; en
En resumidascuentas.Bartolo hacía ver en el no reconocimientode un su- todo momento el Consejo bartoliano era responsable ante el pueblo, es
perior la consecuenciadel consentimiento popular. A través de la voluntad decir, ante la asambleapopular. La ciaitas sibi princeps es su propio supe-
del pueblo no se reconocfala superioridad de nadie, y ella, en consecuen- rior o, como afirma en otro lugar:
cia, eta la que podía regular todos los aspectos relacionadoscon la ciu-
dadania. Un pueblo libre no está sujeto a nadie.
Tal entidad, que rehusaba reconocer ningún superior -6 se!s¡¿¡s-,
se convirtió en su propio superior y soberano, llegando a ser lo que Bar- Dentro de este cuadro conceptual no hay súbditos, sino ciudadanos.En to-
toIodesignabaunaciuitassibiorinceos,o"l@j¡3o. dos los aspectos vitales, esta cl¡r¿?Fffi'e el ffilo-ffipleramente
Entonces-eseEstado puede legisla, .,. ,u ,ñro¡oo lproat stbt ptacet) sobte acabadoy basado sobre la voluntad popular. Como el pueblo es el mismo
cualquier materia que afecte al bien público. El <<pueblolibre>>posee una soberano,pueden transferirse a él todas las máximas y principios que antes
soberaníalegislativa perfectamente entendida y todas las capacidadespara se atribuían al princepsó. Las leyes elaboradasen el Consejo en nombre
crear la lev: actúa a través mblea lar llamada del pueblo exigen la misma obediencia que las antes elaboradas por el
o Padamento. Dicha-as príncipe. Y mientras anteriormente el crimen de lése majesté no podía
tivo), y su primdTá?éa e-la cometerse sino contra este, ahora puede serlo también contra aquellas en-
Este cuerpo gubernamental,a su vez, nombra los funcionarios del gobierno. tidades que no teconocen ningún superior: en consecuencia,el Estado se
La caracterlstlca
La característicaesenctal
esencialde
de esta
esta ctocttlna
docttina bartolista
bartollsta la constituve carácter
constltuve el caracter ha convertido en objeto de traición 7. Parecieracomo si sobre unos funda-
r-epresentativo del cuerpo gubernamental -que poffi mentos esffictamente jurídicos Bartolo hubiera podido establecerla sobe-
añficTeifld'n-delconié7|rft f dl-oSf aatsrat-porque ranía legislativa del pueblo con menor esfuerzo que su mejor conocido
contemporáneo Marsilio. Pero antes de comparar brevemente las concep-
Concilium totam cioitateffi replaesentat ciones bartolianas y marsilianas, parece conveniente que prestemos aten-
286 El pueblo La rcberanía legislatiua del pueblo 287

ción a una consecuenciade la doctrina de Bartolo que todavía no ha sido Mucho más fundamental es la diferencia entre ambos,en lo que respecta
tlebidamenteaoreciada. a la composicióndel populus, y, consecuentemente, al tipo de leyes que este
El propio Bartolo no llevó sus concepcioneshasta sus últimas conse- cs capazde elaborar. Para lvlarsilio el,legislador huma os
-
cuencias.Pero la fecundidad de sus principios puede ser juzgadapot sus dis- irqueilosque respondena la deqnllIg!
ntclón del crudaclano. v Dor tanto excluve a
cípulos y por los numerosos pensadoresque siguieton las líneas úazadas los nlnos, esclavos, extran a pcsat de que incluye al clero
! -

fffij-eres,
por el gran maestro. Los Bartolistae dentro de la ciudadanía. Su legislator abarca a todos. Bar-tplo excluye tam-
rídíco hasta el sislo fiT qu pe bién a las mujeres, extranjeroi niños, etc., porque los*óo-ñiideraincapaces
@barto1istas,asi.o*osuideadel..pueblolibre>, deunhabilisconsensus.oeroademásexcluv@.Esta
Consecuenciade su influencia fue la elaboración jurídica del concepto de cxclusióncielclerod,|páp,*','p@"runavezmásiainrruenctadc
ciuilitas -que hemos trooezado en Dante v Marsilio-. que en manos de la proximidad de Roma y el papado sobte Bartolo, pero, cualquiera que
]jaldo, el dlscipulo más notable de lJartolo, vrno a slgnrhcarnada menos fuera la razón de ello, el autor consideraa clétigos y laicos como dos populi
rá (no estamentos) separados,lo que considera demosüado en la existencia
ñT naTa más que <<ciudadanía>>, cittadinanza, Staatsbürgerscbalt.Estamos
ahora ante
anora ante una
una ctatutas
ciailitas oltgxnat$
originalis y úna cxuxt.llasqcqutsxt4:
wa ciuilitas se poora
acquisita: se poseer
podía poseer de tipos diferentes de leyes y tribunales. El clero no está ligado por las
la ciudadanía, bien fuera en virtud del nacimiento dentro de cierta comu- decisionesy leyes de los laicos. Ciertamente, Bartolo se sentía dernasiado
nidad (natural) o en virtud de la satisfacciónde ciertas condicionesestipu- ligado a la ley como para demoler esta batrera. En este sentido, la base
ladas por el Estado (adquirida); por ejemplo, el mauimonio podía muy bien ideológica de Marsilio hizo posible a este la construcción de una Staatslehre
constituir un medio legal de obtener la ciudadanía". La distinción enne más satisfactoriaque la de Bartolo, netamentejurídica.
ciudade!oyextranjerJ(extraño),enffeSt4atsbürgeryA-unE.anffi
"el
rffi?áñte'conlE#ncia d. este'pensamiento.Es Estado, en virtud de
su origen natural, quien establecela manera de pertenecer a é1. En todos
estos aspectoshay algo más que un simple hálito de los tiempos modernos.
Quizá resulte provechoso comparar brevemente las docrinas de Mar-
silio y Bartolo. Este último es un jurista puro; nunca emplea argumentos
aristotélicos, y hasta en un lugar llega a menospreciara Aristóteles decla-
rando que el lenguaje de aquel no se aviene con la calidad de jurista; llega
a sus conclusionesúnicamente a través del derecho.bien sea romano o ca-
nónico; de aqul que su terminología sea exclusivamentejurídica e igual su
doctrina. Cada una de sus afirmaciones.dentro de una auténtica tradición
jurídica, tiene que estar respaldadapor el derecho. Marsilio, por el con-
trario, es un ideólogo y un escritor político, y Aristóteles -comprendido
o. no correctamentepor- él- es quien le su_minisüael instrumental ideoló-
gico; muy pocas veces hace una que otra alusión al derecho romano, pero
sin referirse -como ya hemos dicho- a ningún romanista; su lenguaje
es extrajurídico y, en consecuencia,se presta a más de una interpretación.
Y a pesar de todo, en el fondo, ambas docüinas muestran un exüaordina-
rio parentesco: ambas insisten en 1a voluntad popular como razón de la
validez del derecho; según ambos, esta voluntad es la que imparte a la
regla de acción su catácter vinculatorio y coercible. Entre ambos sistemas,
sin embargo,hay una diferencia rcal,ya que Marsilio consideraal suyo den-
tro de una escalauniversal, en tanto que Bartolo aplica su sistema a comu-
nidades limitadas, Estados pequeñosen los que le pareceposible la existen-
cia de una <<democracia>> prácti.u. P.
{e_j4re del emperador -¿es que podía ser otra cosá p-áiáE romáñiETá-que
;É"efñftñt¡tosado r ?--. 3@-, al ob servar a realidad suqdába
.l
-bastante poco de este mero señ6río de jure, que constituye poco mas que
ional.
CAPITULO

t
t

Notas Aplicaciones delpopulísmo


e implicaciones

I Para más detalles, cf. mi contribución al Qainto Congreso de la Academia de El pensamientode Marsilio y el de Bartolo podían complementarsemu-
Derecho Comparado,Bruselas,agostode 1958, pp. 45 y ss. Cf. además,supra, p.75. tuamente sin difi cultad: 6-ñItLos senffil6lJéimparejabañ perfectamente,
Una de las raiones que se exponen sostenía que, dado que todo detecho debía llevar en una especiede mauimonio en el que se combinaban elementos jurldi-
en sí la idea (cristiana) de iustitia, y dado que se sostenla que la Iglesia romana era
la sedesiustitiae, era necesa¡ioel conttol pot- el Papa, qor ap-robación.(explícitao im' cos y filosóficos.Lo que faltaba al uno lo tenía el otro. La aplicación prác-
plícita) del derecho consuetudinario. El pueblo no podía sabet, justificablemente, el tica de esta combinación se ejemplifica bien en las tesis conciliares,funda-
contenido de 7a justitia. mentadas en que la suma total de poder se localiza en el popalus christia-
' Pa¡a más detalles,cf. mi contribución a los próximos Comnenoration Essays
nus, ctryo órgano representativo es el concilio general, y de la que las con-
en hono¡ de Bartolo (Perugia, 19ó1). Ver al respecto Bartolo da Sassoferrato: S¡udi
e Docunenti per il VI Cenienario (Milán, 1962), ii. 705'35; ver ademásla instructiva cepciones de Matsilio y Bartolo constituyen sus raíces gemelas. La carac-
conribución áe F. Crosara,<<Dantee Bartolo: Politica e Diritto nell'Italia del Tre- terística de las tesis conciliares radica en la nesación de la transmisión
cento>, ibid., ii. 107-98. (lÉl Douer ocsoc artlDa nacla uou¡(,u ,
" És difícil asegular que Bartolo haya conocido a Tomás de-Aquino, peto la doc- meoraqores. La aDilcaclonoe los cntertos marsutanos v Dartollstas en u
trina de este últimó anunciabaclaramentela de Bartolo. Cf' S. theol., Lii, qu.97,
art.3 ad. ). esfera eclesiásticaja pesar de que este ámbito parccíainmune a la influen-
o Es de señalar la semeianzade Bartolo con algunas antiguas concepcionestoma- cia del populismo, rajo como consecuenciala inversión de la tesis des-
nas. <Curn imperio est, dicebatur apud antiquos, cui nominatim a populo dabatar im- cendente y su enérgica sustitución por la tesis ascendente. No había
'Deúum>, C. G. B¡ans, Fontes, cit. p. 6; cf. también p. 24. escritor que en un sentido o en otto no hubieta abrazado los criterios con-
s Puede considerarseparalelo a la lorma (ley constitucional)marsiliana.
o Alemania proporcio-na algunos ejemplos de! cambio de ctiterios. Mientras el ciliares, lo que puede explicarse por la influencia que una o ambas de
emperadorEnriqüe VII, a comienzosdel siglo XIV había sido ofendido gravemente las raíces mencionadas(Marsilio y Rarmlo) ejercieron antes y durante el
.uando los ciudádanos de Esqasburgo se refetlan al consejo de su ciudad como su periodo_dg_eonstanza.Si se trataba de un jurista, la concepción bartolista
<<señor>>,Carlos IV, tan solo dos generaciones,más tarde, se dir-igía a\ concejo-de ejeTffi' su aractivo sobte él -independientemente de que fuera romanista
Lübeck diciendo: .,Ústedesson los señores.>>Yer Kaiser,Volk ufld Auignon, ed. o. Ber-
thold y otros (Darmstadt, 1960), p. 8. s q¿¡s¡ls1¿-, no solo por el aspecto eminentemente práctico de su doc-
' Tal era,' según noó informá Julius Clarus,-la docttina y la práctica en la Baja rina, sino además porque muchas de las teorlas corporativas existentes
'seltentiarum
Edad Media: Liber Quintas (Frankfutt, 1580), p. 74, núm. 2. desde hacía tiempo parecían apoyar la esencial corrección de los criterios
. Para todos estos detalles, cl. art. cit. El Conciliun de Franciscus Albergottus
del gran maesüo. En cuanto se refiere particularmente a las docüinas de
distinzuía entre una <civilitas, quae non potest induci nisi per ftatwaril, ut civilitas
oriein;lis>, y una <civilitas, quae potest induci per constitutionem humanam>. Su los canonistasacerca de las corporaciones,cabían dentro del esquema sin
.on'te-oo.in'*, Tohannesab Imola éra conciso: se podía ser ciudadano ex origine y esfuerzot. El Movimiento Conciliar constituyó un movimiento jurldico en
ex priiilegio; vei su Consiliam 35, núm. 11 el que el tema del populus fue capaz de hallar su habitat iurídico dentro
r r-lF
del campo ecleslologlco. )lempre se ha reconocrdo que los grancles concl-
liarisiásEáñ jffis
r.b+*á-.-.¡í.-
eminentes;el ejemplomás brillante de su influencia
lo constituyequizásel decretode Constanza,que solo pudo haber sido
redactadopor un jurista. La declaracióndel saber europeoreunido en-
t3¡gFnst?nj1a, de que el concilio
de la Iglesla Latollca, ¿no venla c ser ta repercuslon cle la tests cle óar-
F_-
19
29U EI pueblo Aplicaciones e implicaciones del populismo 291
tolo, según la cual <<Conciliumrepresentat totam,-qivitatern>>? No puede ¡rclial. Por razonescomprensiblcs,,el@iei¡¿sta-
sorprender, pues, Ia re is ascendente, ban en primer plano. Estas escuelasde derecho, pues, adquirieron gran
es decir, la responsabilidad de los elegidos ante sus electores: cualquier irnportancia debido a que sus estudios estaban directamente relacionados
oficial o funcionatio -inclusive el Papa- de cualquier dignidad o stott4r, con los gobiernos que se fundamentaban sobre dichos derechos. Así, la
era responsableante el concilio general como el organismo representativo importancia y la influencia de las escuelasitalianas no esld
de la totalidad de la Iglesia Católica. La concepción ascendentehabía ga- sus estudiosde
nado una victoria indiscutible en la esfera del gobierno eclesiástico2. EI tales tioos de con-
Papa, señor que poseía la suma total del poder, se convirtió en el servidor
y oficial de la lglesia. cia muy ptáctica con consecuenciasprácticas e inmediatas.
Pero el movimiento conciliar no fue un simple movimiento jurídico; Si tornamos a París nuestra mirada, el panorama es algo diferente. En
fue además un movimiento que ffajo como consecuenciaIa revisión del ningún momento de su existencia la Universidad de París se había mostra-
concepto d¡.Iglesia, d'!Jte, de su función, en s-in üé do a la vanguardia de la ciencia jurídica: Había brillado en cuanto centro
Wg,
cu¡¡tienes básicas;f éí FiéEisámentéen este sentido, con respecto a estos curopeo de filosofía y teología, ramas en las que precisamenteno sobre-
aspectosextrajurídicos donde tienen importancia los escritores no juristas. salían las escuelasde derecho italianas.Cuando se olanteabanlas cuestiones.
Los teólogos o filósofos se interesaban menos por el derecho que por la digamosen Eglgd gia, se respondía a ellas en términos;iulí-
naturaT-eza de Ia Islesia. v el oue l^ -U@t'ié." sentido de que la acción estuviera o no en conso-
-iñEiédlentes
fi*trdS djgo¡ .r dec'iiffil ss !.e v ¡rv !¡r

se refierlá la sustancia v _los


Y lvrtJv-

@nto ñáñ¡ie con la ley, de su_justicia o injusticia, de su legalida4g ileualidad.


del movimiento conciliar, no es ciertamente una coincidencia. Uno pu- Cuando lo mismo sucedíaenlParís,llas respuestas rñTáá6añ-eñ-'i¿r-
-
ilrera-ñ-STiEñlEgtrntarse la razón de por qué precisamente esta Uni- minos iurídicos,sino fil isicos: el interés de París no se
versidad y no oma fuera la que tuviera más influencia. Pata decido con centrabaen la legaliZh-dT-ilegalidáfiusticia o injusticia de tal o cual
otras palabras, ¿por qué las universidadesitalianas, ciudadelas del estudio ac_ción,sino en la vergqidad+-fulse4qd, validez o invalidez. de tal o cual
del derecho se interesaron relativamente poco en la exposición de las ideas afirmación. De mane?a que las consrderaclonesanre un mlsmo problema
conciliares?¿Por qué provenían de Parls los portadoresde las ideas más e¡an diferentes o, meior dicho, variaban los criterios a aplicarse. En un
avanzaoasen el Loncllto de L,onstanza/ caso, era el derecho el que suministraba la norma según la cual podía
_ Es-to¡interrogantes suscitanotros. ¿No es significativgque
-la el Dglgg¡or medirse la legalidad o ilegalidad; en el otro, el axioma teológico o filosó-
l4¡is hubiera sido es@-Parls, y por un profesor de Unive¡Jilad fico era el que servía para el caso. A primera impresión, la especulación
FParís? ¿lio po.irírñffiuntarnós-lo mismt acercade Juan Je Parísz filosófica o teológica pudiera parecef remota desdé el punto dé vista de
las exigencias prácticas de la vida social, pero, a pesai de su apariencia
abstrusa, en última instancia tenla influencia sobre la realidad sotial. Por
ejemplo, el surgimiento del realismo o del nominalismo puede interpre-
tarse como un malabarismo de conceptos filosóficos, pero si vamos más
allá de esta apariencia superficial, tanto el nominalismo como el realismo
nos ofrecen visiones definidas y específicasdel mundo. Esto puede aplicarse,
indudablemente, a todas las doctrinas <<Duramente> filosóficas.Pero lo oue
diferenciaba a París de otros centros académicos-con Ia posible .*..p-
ción de oxford- era la concentración en los estudios relácionados cón
la aclaración de conceptos, ideas y términos relativos al universo. A pri
mera vista, estos estudios no tenía¡ nada que ver con la vida social y el
siana? En síntesis, ¿por qué se originaban en Francia, especialmenteen gobierno, pero un análisismás profundo conduce a afirmar que constituían
París,,estos estudios teóricos y se incrementaban a medida que avanzaba ,1".dúji{qi"Sgotable de,Weltansrha g y, despuésde todo, esta visión
.lel mundo es la que, en último análisis,conforma efectivamentela realidad
social.
Cabe una consideración más. Para ser tal, y para vivir de acuerdo
q

cho que allí se estudiaba, concretamente,para los gobiernos papal e im-


t
292 El pueblo Aplicaciotrcs c intplicacionesdel populismo 29)
frr lcy cs nrás bien su última etapa,y no su punro de partida. En efecto. , uitlrxkrsitdc textos legalescontetnporáneos, bien fuera de derechoromano
FTTte dcr uñá-CijrrcepciónfiIoSóffi de la justicia. Lo que para el uno es () cnnónico, venla a ser, en muchos sentidos, üna Eép$¡rul$-gp$¡h-
el punto de partida, para el otro es el punto de llegada. Pero tanto para vrntc: había mucho de cosa sabida: mucho caminar por los mismos sen-
el filósofo como para el jurista, la idea de justicia constituye uno de los ,liT-nsmás o menos bicn definidos; mucho de compilación,v no de pen-
accesosa su profesión: el uno la encuentra en la primera ley del primer srrmicntooriginal. Precisamenteaquella brisa fresca era lo que mantenía
libro del Digesto; el otro encuentra que es una de las virtudes políticas lricn aireadasa las aulas dc París. v a la Denetraciónde Aristóteles se
o morales. A pesar de la exraordinaria importancia de la idea de justicia, ,I,'bía grandementeque allí se diera'"rt" uü" puro y vigorizador. ¿Qué
su definición y fijación precisas fueron consecucncicde dos modalidades iban a hacer con él los técnicos de derecho de las Universidades? En
de investigación completamente diferentes: la una operando desde la ley, París, el terreno estaba preparado, en efecto, para el florecimiento de las
y \a otra opetando hacia la ley. Una funciona sol¡r'ela base de la lex lata,
tcsis aristotélicas,debido a que el carácterde los estudios parisinos tenía
la otra sobre la de la lex lerenda. una orientación completamente filosófica. De modo que no habla rnayor
inconvenient" tráe. al filósofo antiguo a este t"it.no preparaclo'dc
antemano. "n
El tipo de literatura que venía de París, y que estaba tan intensamente
en la especr-rlación exua-jurídica. La vida académicaparisina se caracte- imbuido de pensamiento aristotélico, tenía además un valor práctico. Se
rizaba por su discusiól &-!g!:__Axiomp Jásicos v por la ínvestigacirin de evidenciabannuevos problemas, a \a vez que nuevos medios para solucio-
las cuestiones univcrsales, y-prEEiSáññEñGesra orientación de la investi- narlos; se lograban nuevas perspectivas altamente originales que se pre-
gación metafísica hacia las <<últimas>> cuestiones,hacia la verdad cósmica- sentabancon un vigor renovado.En cuanto se refería a la cienciapolítica,
mente válida era lo que condicionaba los estudios de París, y hacía a su el campo de acción pertenecía más bien al estudioso formado en París o
actividad académicatan receptiva de cualquiera de las nuevas ideas que inspirado en aquellas ideas que al iurista. Aquel abordaba los problemas
pudieran probar su utilidad en la búsqueda de la verdad última. Aun cuan-
de su tiempo desde un punto de vista universal y de un nivel filosófico,
do Aristóteles se había convertido en propiedad común de escritoresy pen- y no en base a los argumentos rígidos, empolvados y caducos que sumi-
sadores, todavía encontraba difícil hacerse oír en las facultades de leyes, nistraba el derecho. Cabe preguntarse si el derecho que se explicaba en
lo cual no es sorprendente, debido a que la posibiliclad real para el ejer-
las escuelasitalianas durante el siglo xrv poseía las mismas aspiraciones
cicio de su influencia dependía de la preparación del terreno a ser ferti- cle universalidad que tenía en el siglo xlr. Y Ia respuesta surge por sí
lizado por é1. En París existía esta posibilidacl como restrltado del predo-
misma si profundizamos en el concepto de Nación-Estado.Por srr propia
minío de los estudios filosóficos. natutaleza, tanto
Ahora puede comprenderse
^con sin ningún esfuerzo por qué lq¡_nuevas a -o más bien la vision
cloctrinas rélacionadns la ciencia poiiti.a (incluso tl p"nrr-i.ffi- rTlTa captación de las cosasdesde una perspectiva infinitamente más
ciltar) tuvieron un orige-ñ-Tái$édominnntemente p¿risino. A pesar de la
amplia que la gue el derecho pudiera pernritirse jamás.
enorme influencia qu. érta Univer-sidadcjerció r todFlFláigod.l,tigJg¿{I-
Esta importancia relativa de las escuelasde derecho y de las facultadcs
su grandezano se debió a privilegios papales o realcs conferidos a ella
especulativases, no obstante, solamenteun síntoma de un hecho de mu-
en dicho siglo, como tampoco a la consideraciónutilita¡ia de que el poseer
cha mayor significación, el cual se refiere, nada menos ni nada más, c¡ue
un gr:adode París constituyera un signo de preferencia. Su influencia se
a la idea de justicia. Para el saber iurídico tradicional, la iusticia era la
debió al carácter de los estudios que allí se seguían, relacionados como que daba origen al derecho, pero solo se la podía deducir del clerecho
estaban con los principios fundamentalcs, con lo-s conceptos fundamenta- mismo. Ahora bien, si observamosal escritor de inspiración p4risina y
les de un orden'cósmico, y no con lor p.obffi
a su obra, encontramos que como el concepto de iu.s¡fi
volcados sobre sí mismos áel @l goÉierno. Sin ia dentro
embargo, a \a latga, los principios fundamentales encuenüan la manera , como resu
de mostrar aplicacionesconcretas a casos muy concretos.Es más que elo- amplio, rico y sobre todo más flexible gue la concepción rígida de iusticia
cuente el hecho de que la corriente aristotélica se hiciera sentir primera <¡trcproponía el jurista. Sin embargo, toclavíase aceptabael criterío seqún
y principalmente en los pasillos y aulas de París: aunque podría sostenerse
cl cual la justicia significabadar a ceda uno lo que lc es rlehido. nero
que el pauón de pensamiento aristotélico tenía un interés más teórico que
cllo constituía una simple fórmula o una concepción,a Ia que había'que
práctico, las
dotar del contenido apropiado, el cual, ahora, se considerabavariable ie-
gún las exigenciasde la sociedad puramente humana reprer;cntadaen el
rugra,
Estado. Además, tal contenido variará según las diferentes condiciones
294 El pueblo tlplictciorrcs c iruplit:acioncsdel populismo 295

climáticas y geográficas-¡gs6¡dgrn¡rs a Jy¿¡.-de-P¿¡(s-, y según las di- r.rtk'srlc lcycs, no tenían rnr¡cho valor práctico: lo que realmenteposeía
ferenciasde las naciones-recordemos a Marsilio-. En efecto, en la utilitlacl práctica era cl derechode los reinos, al que no serla desacettado
Política de Aristóteles es constante la alusióñ??-r.lutividad de ias cons- ll:urlrrr (lcrecho nacional. Una vez más, y por una vía diferente, llegamos
tituciones, lo que en último término viene a ser también relatividad de la .r l,r considcración de l¿r creciente importancia teórica y práctica del con-
justicia. Para decido de otra manera, lo iusto o lo iniusto es el resultado t t'¡rtrr tlq n¿tio. en tanto que entidad que estableclauna ciuilitas orginalis
-
del razonamientohumano natural, tomando en cuenta la realidad dada de l,iil;l sr.rsmiembros. Y si, además,observamosun poco E[ETtenido de
una condición social. La reflexión del pueblo sobre lo que considera iusto l,rs obras que emanaban de las escuelas de derecho italianas --en las
constituye Ia característicade la nueva maneta de pensar. La justicia es , t¡,rlcs la cu¡lida.l y la cantidad se hallaban en completa desproporción-,
el supuestoabstracto para el bene oiuere, pero de hecho, la satisfacciónde ,,'rnlrrcncleremosla falta de novedad que habla en ellas. Todo estaba
las exigenciasde bienestar depende de la reflexión humana sobre las nece- t utricrto por un halo de irrealidad, y esta observaciónvale tanto para los
sidadesy deseosdel pueblo mismo, y de la apreciación de ellos. L4 iden- t'sclitos civiles como para Ios canónicos. Pero, no obstante, donde los
tificacióÁ E¡Lrsili¿na áe bene uiaseÁnJa,istkia, asl como la .otffitu- ..nucVoscriterios> habían pasado a formar parte del instrumental de co-
ffi-a.,¡"Fp^r¡r * n<rc'inricntoacadémico,como es el caso de Baldo, los escritos presentaban
.t3g.dg-elSgg¡qrlpfin v propósito.constittrvensíntomasclarosde esta c¿rractcrísticas que, indr¡dablemente,no eran comunes al simple jurista.
n[eva oríentacióndel oensamiento. Jrrnto a este retrocesodel pensamientojurídico, iba el aumento del nú-
nrcro cle escritores dedicados a los asuntos pollticos o relacionadoscon el
lcn);r. Ni Tg¡¡ii¡-nilu4qde París, ni Marsilio erjILi-Ut!!4s, como tampoco
t() cr'il'r nrucnosoe los que esgrrmleronra pluma con proposrtossrmilares.
Per<¡la incorporación del instrumental de trabajo de Aristóteles a los
sistemasera una constanteen todos los escritores,con independenciade
(luc se orientaran hacia la tesis hieroctática o hacia la populista. Es nota-
lrle lrr agudez^ con quc se hacían coincidir algunos aspectos aristotélicos
con la concepción descendente,pero lo verdaderamenteimportante era el
lrccho de que el Filósofo estaba alll y no se podla desconocersu influencia.
postula principios refe Ningún escritor hubiera podido trabajar sin contar con é1. En segundo
de un Irrgar,en orden de importancia, lo que más llama la atención es el des-
1'licgue de autores que comenzarona ocr¡parsede asuntos políticos. Si
biqr auteriormente el tratamielrto de estas cuestionescala dentro del
c¿urlf)o de trabajo del simple iurista, desdelos siglosxrv y xv ya no puede
'rfirmarselo mismo. No hay necesidadde entrar en detalles en relación
con los numerosos eqg¡¡lg¡g¡-lg.¡¡¡¡¡¡¡as del periodo conciliar, por eiemplo
que a fines del síglo xrv los juristas más eminentesde la época invocaron, - l , a n s c n s t e i n ,G e l n h a u s e n sG. e r s o n s .d ' A i l l v s . N i e m s . e t c . - . o c o n l o s
-
no el concepto de justicia deducible de la ley, sino el concepto aristotélico tt¡¡¡Sflryl9gos DuJos qtte llutro durante todos los slslos XIV v xv. l)rln-
de epieikeia?a. cipalment-Zentro del campo cle los frailes, tales como Hervaeus Natalis,
_, .Con.t9m-pladadesde otra perspectina, l" itlfrlu.r-ttiud.!re. de las Guido Vernani, Alvarus Pelagius, Richard Fitz Ralph, Petrus de Palude,
Universidadesjurídicas encuentratambren explicaciónen la .,1éváel ren- I-tran.de{qsu¡". lr¡3&Cg,¡fgqtt¡a. JuaA d+Ip¡qücjnada. gaspar de Perusio.
dimiento decreciente>>:fi d€s¿4.r9g_dd_pfgpj!-¡gp5¡¡,g" par"alela a la llodrigo Sánchezdelrevato, petrus de Monte, Bernard de Rosergio,etc.
debilítación del papado, instiTucióiF?ñE7s en cuya esrrucrura se veía I-os iuristas,pues, habÍan perdido el monopolio. Además,dentro de la es-
con más claridad la fundamentación romana, implicaba la consecuente ,. ramenre parnoarlos y segut-
decadenciade la importancia práctica de las Universidades jurídicas. ¿No .lores de Marsilio o de Bartolo. Este cambio tan radical, tanto en lo que se
resulta revelador el hecho de que no solo no se incorporaron decrétos rcfiere a los escritos como a los autores, parece exigir una explicación, v
sino que, ade- prrrte de ella estarla dada por el ensanchamientosin paralelo clue sufrió
mas. cl horizonte intelectual como resultado de la absorción de los teoremas
clc Aristóteles y, más concretamente,por la reorientación de los conceptos
cle derecho y entuerto, justo e injusto. El cuestionamiento y la cluda se
habían entronizado donde anteriormente había estado Ia certezn de la fe.
)t)6 Iil puchlo Aplicaciones e implicacionesdel populismo 297
'l'al
libcraci<inde las faculradcscríticas del hombre llevaba consigo, rlel poder imperial: como no tenían a mano una respuestatan fácil como
aclemás,y necesariamentc,la disección anatómica del mismo hombre. "Es la que poseían los escritores eclesiásticos,encontraban la solución en el
decir, q'e entra en escena el individuo en cuanto tal, el hombre como
ano. T.o qus se discut_íaen la Edad Media ,
criatura _racional,no necesariamentepor ser cristiano sino simplemente era si-esta concesión del pueblo era ieñEEIé o Trrevocable. La mayoría
- --r.-h
por- ser humano. Un h-echoque geneialmente pasa desapercibidá ., q.r. ()prnaDa que era lrrevocable, pero Io que fealmente Importaba era que
la literatura de los siglos s. scgun
según la lex regia
la t(x pueblo romano
regta el pueoro poseldo atguna
romano naDln
habiqposgidq vez poder Dara
algqna vrz_podelpára
ti\ 4,J@nb. lilóa61rata,6ñ-ieguridad, d; rirúEl;i n- conreflr al emperador la tota[dad del pocler. una de las concluslones más
ctdencra o de una mera metamorfosis: por definición, el "*laicus es un tér- significativas derivada de este reconocimiento, la cual fomentaba la con-
mino.relativo, ya que se origina por la-relación con Ia Iglesia, de la cual cepción ascendente,era el hecho de que numerosassipnoúe italianas se
es miembro, constituyendo dentro de ella la contrapartida del clericus. tqg*.ntrb.n
lun5lamentalan precj!amgnte
precisamenteen
fundamentabanprecisameqtl esta Icyf]no rrrestranl?s
1'#ry"1,'i,T;il
en est4 rffis
/cx rffi

T;tiüfii\':,!,!í,':
$lA
:: tentatrvasde Arnoldo c[e Brescia,y-lZrtidlarmenre de Cola di Rienzi en
r

el siglo xIv la medida en que la concepción ficcional de la lex regia era


Ambos, .por lo tanto, son conceptos relativos que no poseen una funda- capaz de aplicación práctica? Por orra prrll- t
mentación propia y
_que solo poseen significado en relación con la Iglesia. Pavifra, ¿no constituyeotro avanceen la misma ctrreccton/,y la ahrmaclón
Por el con-trario, el ciais no presenta tales matices; por definició"n, no de Cfrus, maestro de Bartolo de que <<imperiumest a Deo, imperator a
posee corolario ni complemento; no hay nadie situadb frente a él; se populo>>,-
encuentra solo y sobre sus propios fundamentos. ¿no venía a ser un reconocimiento aún más implícito dé la prác-
tica de la lex regia? ¿No era J
El ciais no viene a ser otra * doctrina d.¿Lg¡jg,
á,neulGl Estado: en r,, .riidud ffi¿ano. ¿no se deiiv@mente
e[ hombre trene el dere- mismo derecho romano que contenía a dicha ley estaba ta-
cho (y el aléb-er)de_participar en los asuntos de la sociedadde Ia que por mente familiaúzado con el concepto de ciudadano: el populus (rántanas)
naturaleza es miembro. Sobre la base de la concepción descendenteiel
¿no era el conjunto delos cioes (romani)? En consecuincia,tanto la con-
Bobierno y del derecho, era imposible la elaboracíón de ninguna concep- cepción descendentedel gobierno como la ascendente,podían derivarse
ción de los derechoshumanos básicos.Los súbditos -no los iludad.no.i- doctrinalmente del derechoromano.
eran quienes ¡ecibían sus derechoscomo emanaciónde la voluntad del prín-
Z L.rPp¡.¡¿ggjg¡lg, donde 7a rcaleza feudal había logrado la supremacía
cipe, como una gracia o una concesión.Los conceptos de súbdito v con- estaba perfectamentcpreparadoel terreno para la aceptaciónde las con-
q€¡¡gg son inseparables.Pero con el reconocimienio ciel cffiffiEl?
cepcionespopulistas. Hemos visto que particularmente én la Inslaterra del
mento--tonstitutivode la ciuitas (bumana),la voluntad delos ciudadanos
siglo xrv las teorías populistashabian logrado entrar sin tropiézos.En la
s g l+ @s i v o s . U n a ffi olí.,i.l los,resultadoillevarona la#g¡¡+isn
gtmlento de la ldea de derechoshumanos básicos,de derechoscívicos, de - @
nrgggSl. )obfe este tefreno.
estefll a prrmeravtsta. aunqueen realidad
bürgerliclte GrJtndrecbteera simplemente cuestiói de tiempo y de circuns- tañJftuñilo, fue donde se originó la costumbre de atribuii ciertos dere-
tancias favorables. una vez más, el concepto de natural&a'setía el oue chos a los miembros de la comuniclad feudal, los cuales se poseían, no
s-einvocaríapara fundamentarlas aspiracíoñes a Ia libertad civil. La teoiía en virtud de una concesiónu otorgamiento por parte del rey, rino por el
de los derechosfundamentales-aqúellos con los cuales nace el hombre- simple hecho de la pertencncia a dicha comunidad. En época Dosrerior
fue elaborada despuésde Ia Edad Media, pero, no obstanre, estaba impli
-á.'t. no fue necesariomeditar mucho para considerareqtpi,
cita en la doctriña del ciuis y la concepcióe'p-opulis," derreihlsÉe los s!-
."rui,á*. ñQresfeqslalesconpderechos nntUalCs-_ttctscntos al lndtvtduo desdesu nacr-
BaiaEdad Media.El conceptode c4¡uilitas'oripinalii
(o naturaris)c< \
mrento. Iodo conducea preguntarnossi el desarrolloI de Ia teoría de los
p.-¿*"* ;;i.ffia#aonstrtura /r/
"r' baradóiicament.,
"""i.ffi g¡¡¡¡gti.*.r. ir+p*¿i.r"r- á";.;r;i";to derechos civiles básicosen Inglaterra -y consecuenrementee1rAmérica-
.on- no habrá sido una simple coincidcncia o un condicionamiento histórico.
currieron a la formación
formaciéf?-I4_i_dea
de Ia idea de lor
los"derechos
d"S@lC1g. La respuestaparece sugerirsepor sí misma. IJna vez emancipadoel tercer
parte,el d:rgFo .o-rno .om l&¡gg_ I
era,rmposrDre
pasarpor arro estado, el concepto de ciudadano parece haber alcanzado'su aplicación
Ia clarareda@" .u.l .l pu.¡fo-""1,,i^ 1rl,?. Z práctica y concreta. Difícilmente puede exagerarsela fecundidad de este
conferido*su poder_al emperad_or.Considerad^ ror,"r [o concepto'que suplantó sin esfuerzolas anterioresdenominaciones
e feudales.
poder imperial romano. En tanto Su entrada denmo del vocabulario de escritores y pensadoresseñala el fin
deJ punto de vista descendentey, más qn. nádá, el fin de las formas
eclesiásticasde pensamiento.T.o decisivo era. no la posesión del orden
sacerdotal o ro-.-¿ino 1o d" l.Elá?ññl.Tolo el ciudadano, en ranro
298 El pueblo
Aplicaciones e implicaciones del populisruo
que miembro natural del Estado es ahora el portador 299
absolutode todos ('rr tres discursosdel mismo,hay rargos
los derechosy No es, .oÁo .ni"r,..i ob;"to párrafostomadosde Ia Guerra
_deberes. flJ"ü;, público, t2.y asipodríamó.
sino el sujeto de este.La voluntaddel Eildg.T"íi'ioi.,-r¡li]J. fr¡día.de Josefo litir orror ejenrpros,
.blo, cuyacaracterística
es decir, la de Ia comun'l&l-de-diü?lffinos. )obre ¡r.rincipalconsisteen el éscasourror_uiignudo;'7;:'ü;;"'r"á'"'lrru,
estos tundamen¡osse ob.r,
'""'É::]itue.' similaresdedicadasa presentaral hom."bre y sus hazañasen cuanto se
refiereal reconocimienio de las pr.ti..r-l--iará., i"¿]riJrii.r.'po.
fue. paralela a la concentraciónen el hombre ;,";.,. porítica trario, es abundanteel número de obraslit..uriur
-á"i' er con_
desde ras perspectivasno (regam, pontit'icum,imperalorum,etc.) que, ,id;"'i^ Gestae
con razón, ;9iü ;;í j.'.,,a época como implica su nombre,
::,{::::'.}1.:"_'
exrsilan .presuntarnos,
tan pocasrepresentaciones se ocupande los simplei hechosexternos.
pictóricas-delirombremismo. -tun'ro
¿pü.d.
i:1ir::. r
r]gó qu. nór.sugierael-asi'.-ü norn'"t del hombre
de enronces . . EJ,.uro d. l"ql&/ofdg_Eqlg!-Á p.or, pues allí Ia esrereorioa_
s. de los ,.,u.r, c nte:. la hagiografía
lljs
papas'etc./ Ademásde que no ei]ffii no oeJarugara la consideración .domina por-iññffiól-f
r.pr.r"ntuéion., "rp.rrdor.r,
d" ro, nu_ de ra personalídad humana.No ñuy quá
merososgobernantes que intervinieronJecisivu-.nt" ." L i-rir,".ra,y por olvidar, sin embarso,,.que hubo .r.ritoi., g* ;.."-R;;ñr^;;
tanto Ie dieron una or-ienración, Adánde Bremen, Verona,
ras pá.r.'qu. h;t ;;;-;;;;..n carac_
wilüm d. Mrt".;ilü, ráÁar-ili;i,nJü, eviden-
terísticasindíviduares. Tomemosun^";..pü ¿. ário ;;;n;';;;. temente, no estabansatisfechos
conestei-..di-1""i"1rJi.i,irrÍ
la Íalta de descripción mosrrar obrasson de lectura_mucho y Jt;
de las .;r;";?;;i;;" ¿ir,i"iirr."i"li;"iirrl.r. másrgr.áiurá-q.;'l;"i.'jl]
-;;;' iiog.uriu, .o-
qué en las belles-lettres, ta|.o.o lru .n.on.r.o, ..Lluj!+Ed@dia, ¿por rrientes.superfi pero
ciales. constit"y; p.queñaminoría.
no existeninsunamuestra,de. algunoá.-i". sima falta un sentido.agudode oúr.rü.i¿n, comprensión Haclamuchí_
dríamoston'iá.,,. com-ode lor?, .aspectos que claramenre po- el sujeto,elementossinlos ."ut"t-.r l-po-riur;-#;;;, v afinidadcon
;ffira, tares á.#ip.ion rrr_
como las pasiones,el herolsmo,l* d.blroades Iederadel carácter-cuando uno ds ,q;ái;r escrirorespretende
-üñ;ffiij;'ciiirq.,i",
humanas,en fin, todos hacerun
aquellosaspectosen los que se'r""in.rr" esbozoáeI caráctet,¿qué,.esro que h;.t ? ilil;;;;.H;.tb.
que aspirasea Íormar párte de ra literatura .oro ar sujeto
o.impío, orgullosoo. hu.milde,generosoo,tacaño,prud.r,tf-y
," iJ.uilr.¡o- v* p.t.rfi..bn :::^" !i:
tanto como Ia esculturay ra pinttrra der rusto' etc.' tal como si ante el biógrafoistuviera ';;;r;;;;"ir-
siempre'pr.r.nr. un
tiemjo. ; JJ;il f.o pu..,
cido..co.n. to que p'diera'.";.iá;;;;;; h;o,;;ii;,,.;;;;;;il catálogort virtudes y vícios en ba!. d ;;;
realidad lu.rn, o 5ár'ronrt;drd
humana. t,l
j::1^'Ibsár$iü,.nr¡gn.;il';üi.;"
del biografiado13. Lo áir.no pr.á.-rpii.r".l'r*'"#;;";;rT;
tigación.y análisis,o cuando de in'es_ gum que, por así decirlo,constituyenuna especie ula re-
menon ?é-escrrpcron, no era consideraclo d. ;r;hi*riá d.l ,.y,
como digno de interés- concebidatambién en base ,r príón ñ;1i;;i
!o. qu. ro d.ip.itÁr..ál.-"rri.ii"J;,
dental, la norma estabrecida, ); trascen_ vicios. En síntesis_,
;;üil; íirtud., y
v ;; l#p;;;;ción personarde Ia humanicracr estaba,.,r.nt. ;i ;;;ii;i; ;;iJüi;á"¿Ji to_ur. .n
en su desarrolloy en su propio ser. tanto que objeto de interés.por er .onr.o.t, támbién'.r,
servíapara medirloera ra norma objetiva.-i, i"¿i"iár¡ii;Jd.r ;; ;. Io que
'L'n reración con ra his_toriografía medievar caben observncionessimi-
Iares'Paraempezar'le1#@.."pJ.o en otras palabras,la humanidadautéática¡J;;"p,"'il;;.; hombre,
servamossu conrenido.ffi.Effi; r; or,- naturaleza,no.aparecíanante ra i-n!i*.il" *;..dadera
corriente eñó'ntr.i L descri¡ ¿á r..torll-'p.;; posibre-
ción de las características i-ndivid;.il';.i'ru;.to menteuna de las razones de Ia rur.n.iu tanto
J" ái:'i1.,Á'"ii,"."Además, _der ,n¿ririr'priloiogi.oa.t
son muy escasas las biografíasde individ,ro, caráctercomo de los aspectosindividuaiesl a..l"-"rrü.io"r".iiil,
pelesdecisivosen el !u. .hry;; J;;;ñado pa_ ser, indudablemente, p"ar,
n¡ó-..ro.1,i1¿¡."."Jó"*tas biog_rafías el influjo inerudibl.q,íe ,obr" lor-""iol.r'd.'.n,on..,
llegadohastanosotro'¡ L" d; d;;;;;.'ür¡-r...rr.?uiJ,o¿l"dn de'papashan ejercíala norma de Ia virtud ._l ui¡iá,'y no, seguramente,
¡'. '.o.t.rpondencia su incapaci_
neracióndespuésde su muerte,y ;; uutor-iirüri.;,'ñ#;;l.ul_"nt.ur,^ g.- dad para 7levara cabo tal unáiri., Etiá
con respectoa la norma e.s.Io que estampal, o inadecuación
se ha admitiio, no es particulárÁ""i.'piárrndo.._
InocencioiII tuvo que nación del escritor e impide el'surgi;ie;io ¿. lr ;.;r;;;li¡rá ;;l^ imagi_
';?
j,l::::^::l::pja biograií. ur..Jláor'o.'ü'&e i,, ;t';;;;.;;'no trdi;dr"fid;a
sustancrarmente en cuantose refierea biograrras u^rí^ imagenmentaldel lectortS.
de reyeso emperadores.
"rü"i'v Con respectoa las-bellas artes,,especialm_entepintura,
Einhardo tuvo que tomar d-eS;;;;"i" J";"d.I" la
duio largasprrtér de ella-;otr" J.'ei.iii'g ;; ü ,.pro_ pareceque
-i."Luh.ni.
inr.rro afirmaciónés directas n:?:T":.:l-ti'- ¿ñá_
hechode queen l, Tirrl.s.característiir, Lr rl,í_.",.,rá"átadoiel
de bocade FedericoI en ratín, .." .ir* Ede{r4Sdl¡jüqj&'i.1r¡i
Boethius.,etc., pesarde q"" r.á"ii* d".r.ono.i, ;;;;; cicerón, paísaie? lEs que este tffi*Til-ill*-'-^-^ ^r
-q virtualmenteesta len-
gua; Rahewinllesa a superara otto mentesintomático
que,a pesardel in.".rtiánubl"ái*,",
del emperadorcitás del d.r"lho tá.il"'i "n "ra.
sentido,poniendoen boca
hubiera ocurrido piÁtar una natutarezamuerta,
,i'"1¿1.
,".'ii
.r canónico,ásí como también, por lo demás7 coñ seguridad,no pu.d"'*rl"n.rr.
t.r, tr.nbién ,Ll.rrrnr.,
seriamenteque ra razón
;o0 El pueblo Aplicaciones e implicacionesdel poptilismo 301

clc lrr inexistenciade produccionesartísticassemejantesradique en la inca- ,¡rrc fue característicade la Edad Media. Esta poesíadel siglo xIv resulta
pacidadcle los pintores medievales,pues toda duda al respeito desaparece trrn aractiva, precisamente,porque hace vivir poéticamentelos sentimien-
en seguida si se observan las pinturas de la época, aún superficialmente. tos, las pasionesy los sufrimientoshumanos. ¡Qué mLlndo tan auténtico
La respuestaparece sef muy semeiantea \a dada en el caso de las obras el de las obras de Boccaccioo de Perarca! ¡Qué retratos literarios tan
Iiterarias: no se trataba de incapacidadsino de falta de interés en la cosa magníficos tr^za Dante en su Divina Comedia! Pettarca fue, indudable-
tal vez más natural entre las cosasnaturales: el escenarionatural, No era rnente, el que acuñó el término Renacimiento,y nada más exptesivo y con-
asunto que se considerasedigno de ser descrito a todo color. vincente que este tétmino, conttapuesto a aquel de la renouatio qtJe se
Las anteriores observacionespueden ser la base para comprender me- cfectuaba a través del bautismo. El descubrimiento del hombre implicaba,
jor el cambi desde la,sesunda mitad del sielo xrrr prrradójicamente,su renacimiento. La aía moderna cenuó su aten¿ión en
Cua este y te cl hombre, en el homo producto de la naturaleza y en su humanitas: de
do encontramos aspectosque preludian una desviación de las manifesta- aquí que paralelamentecomience a surgir el término de bumanistd como
ciones estilísticasdel periodo anterior. Por ejemplo, las estaruasy figuras contrapuestoal trasnochadode artist¿'8. Humanismo y renacimientovie-
de la catedral de Naumburg son expresión de éste cambio. Se nora una nen así a ser una y la misma cosa,pero desde ángulosdiferentes:concen-
aproximación a la vida, una viveza y una apreciación de los aspectosin- ración en el hombre, quien re-nacía del largo olvido a que había estado
dividuales,que señalanun agudo conrrasteion la estilizacióny estereoti- relegado. Pero esta nueva perspectiva clel mundo traía consigo necesaria-
pación de las creacionesdel periodo anteriorró. Se nota una captación mente una fuerte reacción contra el escolasticismomedieval, clebido a sus
realista, artística, no sentimental,de todas las posibles expresionesdel excrecenciasaienasa la realidad, extrañas a cualquier fundamentaciónen el
rost¡o: resolución, esperanza,resignación, dignidad, somnolencia, remor, mundo nutrrrui tal como este era en realidad, como se Io concebíao como
voluntad de poder, timidez y encanto femenino, intelectualismo y concen- se creía que debía ser concebido. Pot eso vino como reacción el natura-
tración masculinas;igualmente notable es la atención al detalle más nimio lismo, a veces crudo y exageradopero consustancialcon la nueva actitud.
tn Duso su sello virtualmente sobre
y realista, la cual es señal de la enorme capacidadde observación del ar-
tis,ta. Contemplar estas obras de Naumburg -que después de todo son todailál-creaciones humanas. no solcr sobre la literatura, sino también
solo una muestra del arte ie fines del siglo xrrr- .r p.riibir uíA_WLgtt - sobre las bellas artes. Mirar las obras de un Juan Van Eyck, de un Piero
de Ia áel periodo pr...d.ntá-E[liiTñ,- della Francesca,de un Konrad Witz o un Donatello, etc., es desvelar al
l@te hombre con slr auténtica naturalez,a.Allí vemos la indívidualidad, la <alte-
Ii=teralmtnte hablando.contemplaal mundo que lo rodea y no mira al que
dejó atrás: observa las diferencias de las expresionesdel iostro y las plas- ridad> del hombre con respecto a su prójimo. Allí está el renacimiento
ma en un -molde permanente. T.a <<alteridad>¡ del individuo es 1o que lo natural de la verdadera personalidad. ¿No es significativo el hecho de
- que tanto en la literatura como en el arte encuentre su realización plena
olsrrngue oe sus seme,antes.NIas aun, cuando ese mtsmo arttsta reDro_
la exigencia aristotélica de que <<elarte es imitador de la naturaleza>>? ^.
duce escenastradicionalescomo la ultima cena. no busca tioos .ont.rioo-
ráneos de ella, sino que adopta el mismo tono realista-naturalista: siiúa Además, ¿no es todavía más significativo que dicha exigencia se orientara
dicha escenaen los alrededorescampesrresde alguna propiedad rural de persistentementeal libre, independiente y desencadenadodesplieguede la
mediados del siglo xrrr, y las figuras presentan tál naturaliclad, que bien personalidadhumana2r, A esa personalidadcon la que surge en claro
pudiera tratarsedel guardabosqlres curtido por las inclemenciasdel-tiempo, relieve el uere humanum,la verdaderaesenciade la humanidad del hom-
o del tosco herrero, del baile testarudoo áe cualquier rústico de los que bre? No lray sino que pensar en los escritosy discursosde, por ejemplo,
animaban las fincas medievales.Pero esros realismo v traturalismo.qu. Coluccio Salutati o Leonardo Bruni, Vittorino da Felme o Poggio y mu-
tan refrescante y atrayentemente se manifiestan en lá obra, constiiuyen chos otros, por no salir de Italia, v en s,-l repercusióninmediata, para
simplemente el signo del cambio que se opera en las concepcionesclé la darse cuenta de Ia diferenciatan radical de insrumental y perspectíva.La
vocación del artistarT. Es un fenómeno paralelo al de los cambios en el concienciade la <,,alteridad>> dentro de la esfera individual halla su com-
ámbito intelectualy en el campo de las iiencias naturales. plemento en el rápido desarrollo de la literatura vernácula desde fines del
Si nos permitimos echar un vistazo al panorama siglo xrrr en adelante. Chaucer es Lln mero síntoma de la fecundidad de
-desanolloliterario v artístico
de los siglos xrv y xv, hallamos un rápido de los témas estu- las produccionesvernáculas22.¿No resulta tarnbién significativo que ahora
diados, en profundidad y amplitud. Podría decirse que dichos temas, en su se escriban libros completos acercade la excelenciay'etla dignidad del hom-
mayoría, estaban todos relacionadoscon el descubrimiento de la verdadera bre? Gianozzo Manetii escribió srr De dignitate exclillentia horuinis
naturaleza humana. No sin razón se ha aplicado la etiqueta de <naturalis- casi al mismo tiempo que Pico della Mirandola esclibía su De bontinis
mo)> a este género de producciones artísticas. Además, uno se pregunta dignitate. Tales ejemplospodrían multiplicarsedocenasde veces; siempre
por quó la poesía del siglo xr\¡ es tan fundamenralmentedistinta áe la serán testimonio del rápido cambio de atmósfera en todas las formas de
I
302 El pueblo Aplicaciones e implicaciones del populismo 303
creatividad, en exacto paralelo con lo que sucedíaen el campo de la ciencia r.lel cxperimento, la observacióno la exploración de los datos individuales,
política. c,rn la consecuencialógica de que no puede surgir ninguna ciencia natural
. .I" n9 constituyen-punto de partida ni de llegada Ia norma universal, (cn el scntido aceptado del término). El insistente naturalismo que se
objetiva, impersonal,Íja e inflexible; la norma oiorgada por un ser supe- obscrva desde la segunda mitad del siglo xru en adelante conduce a la
rior, ni el catálogo despersonalizadode virtudes v .'ri.ior, sino más bien rrtilizacióndel método inductivo de razonamiento.v concretamenteen el
comienza a dominar lo individual, lo personal. Lo éxtra-humano,lo a-natu- crlrnpo de las cienciasnaturales, a la observación y ál análisis de los datos
14, lo objetivo, cedía el -paso a lo muy humano y natural, a lo subjetivo. .btenidos del mundo natural 2a.En el ámbito de los principios guberna-
Mientras anteriormente la distinción entre el ofrcio y la'persona que lo nrcntales,Io primero se refleja en la concepción descendentedel gobierno
detentaba servía para poner de relieve la importanciá del ofi.io, hasta el v del dcrecho; lo segundo, en su contrapartida ascendente.Una posición
punto de que la.persona casi,se perdla de riista, ahora sucede completa-
¡rrrrtede un conjunto dado de principios generales,y deduce de ellos las
mente lo contrario en esta relación: el hombre, su personalidad, su^indi- lrlrnificaciones,aplicacionesy elementos estructurales particulares; la otra,
vidualidad, se colocan ahora en primer plano, al tiempo que la Áaturaleza
¡rirrte clel individuo y tr^t^ de encontrar los principios generalesque sus-
del.oficio pasa a ocupar el Iugai que nnt.r ocupaba iu p".ronu 13.Como, tcntan las manifestaciones indivíduales.La esenciade la una la constituye
evidentemente, ha,n sido desplazadasla norma y lu itrrútu.ión objetivas, la autoridad (auctoritas), fenómeno que no ocurre en la otra. Podría muy
en una palabra,
-el patrón_objetivo, solo quedan-la valoración, el juicio y bien decirse que el desarrollo siguió la vía que conduce de la indiferencia
la evaluación subjetivas. Lo transpersonal-cede su puesto a lo pórsonalí hacia la naturaleza a su imitación, y desde aqui a su conquista (moderna)
simo: la norma o el
-patrón univérsalmente válidos^han sido suplantado, n ravés de la ciencia natrlral. Pero, ¿es realmentela conquistade la na-
por el criterio individual y subfetivo. El tipo mensurable obietivamente, turaleza por la moderna ciencia natural tan radicalmente diferente de aque-
por la infinita variedad de medidas individuaies. Este énfasis eÁ el carácter llas concepcionesdel bautismo como medio para conquistat el homo carnis,
de la personalidad del hombre constituye la nota clave de las creaciones cl hombre natural? En ambos casos se tataba de conquistar lo natural.
de fines del medioevo y comienzos-de-la modernidad, no menos que el Lo que ha variado son los medios de lograrlo.
surgimiento de la propia ciencia política y de sus manifestaciones.pode-
mos señalar las mismas diferenciai por oti^ vía: las argumentacionespro-
pias del periodo medieval, con su insistencia en el ofició, seguíanlas láyes
del razonamien-tológico; la insistencia en la personalidad y'en el carácier
del portador del oficio sigue las leyes del iazonamiento- humano. cada
c-oljunto es válido sobre sus propias premisas: es Io correcto que las leyes
del razonamiento lógico se concentren en el oficio, valorable v'mensuratle
objetivamente, y que de allí se deduzcan la efrcaciav validíz de las ac-
ciones que emanan de dTho oficio: igualmente, no púede haber objeción
al empleo de las leyes del razonamiánto humano natural. pareceríá, sin
..1nba1s-o'que estas últimas, ,al tomar en cuenta la comúnmente araigaáa in-
clinación.humana a juzg,aral hombre, y no al oficio, no podían faltár en el
intento de disputar a las primeras sú carácter de exclusividad, especial-
mente cuando toda la concepción naturalista se elevaba al nivel de prin-
cipio operacional.
Todo esto significaba la auténtica reversión del orden tradicional de
la9 9os1s-. ?or _una parte, la negación -de por sí evidente- de la tota-
lidad del hombre, conducía a la atomización de sus actividades en cate-
go.ríasreligiosas, morales, políticas,,etc. Por otra, el marcado viraje natu-
ralista conducia a la observación, al experimento, al examen de las cosas
que constituían el mundo natural. En ótras ^actividrá
palabras,se es restiso de un
desarrollo idéntico en todas las ramas de la hur,,rnu iñtelectual
y. creadora. Aparece, indudablemente, un,notable paralelismo: la acepta-
ción de una norma o de un patrón establecidosa-priori conduce necesa-
riamente al método deductivo de razonamientoy, pór ende, a la exclusión
Aplicaciones e irnplicaciones del populismo 305
cursos y tomar parte en los debatesconciliares,pero no les estabapermitido votar
¿r mcnos que fueran delegadosde reyes que no fueran, por supuesto, simples laicos;
cn esta forma, se volvía a aplicar el antiguo punto de vista teocrático descendente.
Lo que hicieron los conciliaristas fue reacicalar el viejo sistema episcopalistacon una
capa de movimiento ptogresista: si lo desvestimosde sus adornos accesorios,el con-
(*).
'Iodo fue un renacimientotardío del episcopalismo
ciliarismo
lo dicho sería simple erudición, de no ser por las consecuencias-fácil-
mente previsibles- que tuvo la reiegación de los laicos: la responsabilidad de los
conciliaristas en el cataclismo subsiguiente -tanto político como religioso-- fue sin
duda gtande. Los laicos educados y el bajo clero habían estado -por así deci¡lo--
llamando a las puertas, y se les habla rehusado entrar. Y fue a estos dos sectotes de
la Iglesia que acudieron con tanto éxito los refo¡madores del siglo xvr. En tesumen,
Notas los conciliaristas se habían atemorizado por las implicaciones y consecuenciasde su
propio programa -temían a la multitud amorfa- y se fueton ¡etirando uno a uno
a la plaza fuerte de la monarquía papal, vinculándose al <<establisbment> donde espe-
raban encontrar un baluarte suficientemente seguro contra las aguas crecidas de las
fuerzas populares. Al mismo tiempo, el papado encont¡aba -por las mismísimas ra-
' Ver esp. B. Tierney, Foandations ol Conciliar Tbeory (Cambtidge, 1955). zones- aliados voluntarios en los reyes teoctáticos que, al igual que el Papa, se
' La esenciadel concilia¡ismoconsistíaen que el Papa se incorporabaa la Igle- veia¡ amenazadospor las mismas fuerzas popula¡es. En más de un aspecto,el siglo xv
sia, siendo, po¡ tanto, un oficial encargadode debe¡es específicos,siempre responsable prefigura el conflicto de las fuerzas establecidascon el tercer estado, el cual no iba
ante todo el pueblo cristiano representado en su concilio genetal. Asl se manifiesta a frnalizar sino bien entrado el síglo xrx.
de nuevo la fierza persuasivade la antigua invocación de que <lo que a todos afecta ' Para algunas observacionesexcelentessobre este tópico, cf. A. Giuliani, <L'élé-
debe ser aprobado por todos>>.El Papa, lejos de estar afuera y por encima de la ment juridique dans la logique médiévale>, en Logique et Afl¿lyse, ví (L9$), 540
Iglesia, se había convertido en un miembro de ella: en vez de disnibuir el poder y ss.; idem, <Abela¡do e il Diritto>, en Riu. Trim. di Dhitto e Procedura Ciaile (L964),
hacia <<abajo>, lo recibía él mismo desde allí. Anteriormente, el simbolismo de Ia pp, r-35.
alegoría de \a <<cabeza y los miembros> había reforzado poderosamentela tesis papal a Para este concepto aristotélico, cf. M. Hamburger, Morals and Lau: the Groutb
de la función directiva de la cabeza(el Papa), pero ahora, la misma alegoría servla ol Aristotle's Legal Theory (New Haven, 1951), pp. 99 y ss. Acerca de la cuestión
al conciliarismopara declararque, como la cabezapertenecíaal cuerpo, el Papa debía del humanismo y los estudios jurídicos ver el estimulante trabajo de D. Maffei, G/r
incorporarsea este. Las alegoríasde la Edad Media eran, sin duda peligrosas; eran inizi dell' amanesimogiuridico (Milán, 1956),esp. pp. 147 y ss. Para un ejemplo prác-
armasde dos filos. tico de la aplicació{r de epieikeia en la Baja Edad Media cf. Ullmann, The Origiis ol
Haciendo excepciónde su aplicacióntemporal en el Concilio de Constanza(1417), tbe Great Scbism (London, 1948), pp. 198 y ss.
el conciliarismocontinuó siendo teoría pu¡a, y aún así, por poco tiempo, lo cual 5 Esto explica también por qué el principio de la mayoría numérica desplazó al
se explica por el temor que se tenía a las implicacionesde la misma doctrina. Sin em- medieval de la mayoría cualitativa (pars sanior, etc.). El decero papal electoral de 7179
batgo, había muchos elementosque hubieran podido explotarseprontamentea favor (X: I. vi. 6) constituí3 una excepción: en él operaba una mayotía num&ica (dos
del conciliarismo: el ambiente intelectual era absolutamentefavo¡able: había crecido tercios) para elegir válidamente a un Papa, debido a que los electores(los cardenales)
el sector de la población fo¡mado académicamente, especialmente a costa de los laicos eran iguales en relación con su oficio y, en consecuencia,solo quedaba contaf po¡
y del bajo clero; se habían fundado numerosasuniversidades,colegiosy escuelasdu- cabeza. Como no podía hacerse ninguna distinción en relación con los ciudadanos,
rante el siglo xv; las nuevas concepcionesascendentesconstituían objeto especlfico había que adoptar el mismo principio numérico. Cf., en el siglo xrrr el Espejo de
de leccionesy estudios; disminuía la repercusióny la fuetza de la fe institucionalizada Sajonia,saprar p^tte III, cap. l, n. 2. El principio de la mayorla de dos tercios debe
-auténtico sosténde gran parte del pensamientogubernamentalde la Edad Media- haber derivado del derechotomano, ver Dig. 50.9.9. (Ulpiano.)
para dar paso a un radicalismointelectualque frecuentementese cuidaba poco de sus o
Quizá debamos tecordar, en relación con estos principios fundamentales, que
consecuencias. Y sin embargo,allí está el hecho incólume de que en menos de tres la Revolución francesa transformó al súbdito en citoyen, quedando vinculado al nom-
décadas,el Papa había vuelto a su antigua posición: volvía a oírse el sonido de las bre mismo. Recientemente,también, los súbditos británicos se han convertido en ciu-
mismas cuerdas,y el mismo tema de la plenitud de poder del Papa volvía a hallar dadanos del Reino Unido. A este fenómeno de la Revolución francesa -en Ia que
eco en las leyes,cartasy decretospontificios. el nombre seguía a continuación de <ciudadano>...- debe añadirse el hecho de que
La mejor explicaciónposible de este proceso consisteen que ni los conciliaristas en la Revolución rusa de 1917 sucedió igual, y los antiguos súbditos del Zar se
más radicales habían hecho el más mínimo esfuerzo para cambiar la constirución de convirtieron en ciudadanos, cuyo nombre estaba precedido del término <<Ciudadano>.
la lglesia, a pesar de que sosteníanenérgicamenteel criterio de que el poder original Desde el punto de vista del desar¡ollo histórico parece imposible pasar por alto el
residía en la comunidadde todo el pueblo cristiano, incluyendodentro de é1, pot su- profundo significado de estas característicasadiciones a los nombres.
puesto, a los laicos.Pero no se había hecho ningún intento para transformareI status ' Cf. 10tr.Goez, Translatio Impetii (Tübingen, 1958), Excursus III, p. 189, con
del laico, de simple espectadorpasivo que recibía órdenes de <arriba> en miembro más literatura incluida.
pa¡ticipante y activo de la Iglesia: lo que sucedía era todo lo contrario; el laico " Esta sugerenciatentativa ha encontrado considerable apoyo en: Zur Gescbichte
continuaba en el papel receptivo que le había asignado la doctrina radicional. Exis-
tía, sin duda, un elementolaico educado,y para saberlobasta echar un vistazo a los (*) En dos libros recientesde dos eminentes conciliatistas surge clatamente la de-
registros universitariosdel tiempo. Pero pudiera muy bien hablarse aquí de un sis- fensa de esta antigua tesis episcopalista:imposible librarse del peso de la tadición
tema p¡ecursor de lo qrle se conoce corno Obrigkeitstaat, donde la principal obliga- y del peso acumulado,cuando no opresivo,del conse¡vatismojurldico. P. E. Sigmund,
ción del súbdito es obedecer la ley otorgada por el Obrigkeit, en cuya formación no Nicbolas of Cusa and Medieual Political Tbougbt (Cambridge,Mass., 1963); K. W. Nijr¡,
ha participado.Los laicos podían, es cierto, presentarmemoranda,reportar, hacer dis- Kirche und Konzil bei Nicholas de Tudescbis (Panormitanus) (Colonia, 1964).
:10
)06 El pueblo Aplicaciones e iruplicaciones del populismo 307
dcr llrklürung der Menschenrechte, ed. R. Schnur (Darmstadt, 1964), especialmente ¡p. 124 y ss.); acercade Perugia,G. Ermini, Storia della Uniu. di Perugia (Bologna,
cn l<rscnsayosde O. Vossler (pp. i66 y ss.) y J. Bohatec(pp, 267 y ss.). Los aspectos 19-17,pp. 152 y ss.) esp. acercade Gentile da Foligno y los progresosde la anatomía.
tratados en el texto constituyen el contenido de mis lecciones en la Johns Hopkins l,¿ intervenciónanatómicade los cadáveresconstituyó el principal punto de partida:
University: Tbe Indiaidual and Society in the Middle Ages, a publicarse en la Johns lrr oposición de las autoridadeseclesiásticas pa¡a ello era comprensiblemente fuerte.
Hopkins University Press. N{uchosestatutosuniversitariosde los siglos xlv y xv establecíanque se realizaría,
t El desarrollo posterior de este fenómeno pertenece al período moderno. La
rrl menos una disecciónanual en público, para beneficio de los estudiantesde medi-
libertad natu¡al de conciencia es solo un rasgo más del hombre liberado. Dotado con tina. Hubo, sin embargo,mucha resistenciapara abrir un cráneo,antes del siglo xvr.
poderes natu¡ales de razonamiento, puede aspirar a set juez incluso en matetia de - Física. I94 a 20.
fe, etc. La exigencia de una religion ciuile por Rousseau,inevitable resultado de esta '' El postulado del siglo xrv de que <la libertad consisreen hacer homb¡e lo
el
teoría, es la contrapartida exactade Ia anterior religion royale. Ver supra, p. 203. clue Ie pida su naturaleza>> refleja, con mucho realismo,el cambio de clima. (Cit. de
'o Cf. e. g., Hooker, Laus of eccles.polity, i. 10 (ed., 1723, pp. 17-18). lkuck, Kircbengescb.,v-I, p. 414, n. 1).
" Cf. las excelentes observacionessobre los ¡erratos literatios de los papas de o Respectoa la influencia de Dante en Chaucer,ver Ch. Dédéyan,
en Lettres
H. Schmidinger, <<DasPapstbildnis in d. Geschichtsschreibungdes spáteren M. A.>, en Romanes,xii (1958),pp. )67 y ss.; xiii (1959),pp.45 y ss.
Róm. Histori Mitteilungen, i (1958), pp. 106 y ss., donde señala (p. 108) que la ' Cf. también supra, p. 105. Los mismos fenómenos personal-subjetivossurgen
identificación de la personalidad con su fisonomla específicase había perdido desde con toda la clatidad deseadaen la lite¡atura eclesiástica
del siglo xrv; cf. la presenta-
la época de Constanlino. <!lie das bildliche richtet íich auch das liteiarische Papst- ción clásicade Hauck, v-I, pp. 438 y ss.
porrát hauptsáchlich nach einem Idealbild des Menschen odet bietet einen Topos> 'o En relación con esto recuerdauno la expresiónde Hunter: <Vhy think? \(/hy
(p. 110). El cambio iba a venir en el último período medieval,en la era del <<indivi not uy?>
dualismo naciente>(p. IL2); ver esp. pp. 114 y ss. donde hay ejemplosde esta nueva
orientación(Ptolomeo de Lucca, etc.).
'' P. Kirn, Das Bild des Menschen in d. Geschicbtsschreibung(Góttingen, 1955),
p. 140.
" Esto ha sido muy bien establecidorecientementepor C. H. Lawrence, St. Edmanil
ol Abingdon (Oxford, 1960), p. 2, quien dice, en las Liues de San Edmundo: <<In
the place of a porffait they offer us an asceticalprogramme.>>
'o Sobre estos aspectos,aparte de los numerosos mabajosde V. Goez. cf. R. Teu-
ffel lndioiduelle Percónlichkeitschilderangin d. deutscben Geschichtswerken (Berlín,
I9I4), pp. 121 y ss.; Hilde Vogt, Die literarische Personenschilderangdes lrühen M. A.
(Leipzig, 1934), pp.68 y ss.; O. Kóhler, Das Bild d. geistlichen Fürsten (Berlín, 1935),
pp. L35 y ss.; Paul Kitn, op. c¡1., pp. 164 y ss. Cf. también G. Misch, ubi supra,
p.258, n. 1, núm. 5 (L954); núm. 7 (1956); núm. 4 (1957),y P. Lehmann,Erlor
schungdes M. .d. (Stuttgat, 1960), iii. 225 y ss., esp. 2)l y ss.
'u Lo mismo puede decirse, <mutatis mutandis>, de las representacionespictóricas.
Cf., por ejemplo, el retrato del emperador Enrique II, donde se le ve contra un fondo
donde están petsonalizadas la Sabidurla,la Prudencia,la Justicia, la Piedad, etc., con
la paloma del Esplritu Santo en la parte superior. En A. Goldschmidt, Die deatscbe
Buchnalerei (Munich, 1928), vol. ii, fig. 78. Le agradezcomucho al bibliotecario del
Trinity College habetme llamado la atención sobte este ejemplo.
'o Lo mismo puede afirmarseen la catedtal de Estrasburgo.
'' Moy justifi--cadamente, R. Haman¡ (Gesch. d. Kunsí, Berlln, 1913, p. 310) se
refiere, en relación con esto, a la <mittelalterlich-protestantischeKirche>.
't Lo atrayente del concepto de humanitas puede comprobarse al ver su infilt¡a-
ción en asuntos tan secularescomo los estatutos de los Colegios, pot ejemplo, el Mag-
dalen College de Oxford que estatuye que se tomen provisiones para las fites huna-
nitatis; ver H. Rashdall (Uniuersities, 2." ed. (Oxfotd, l9t6), iii, 2)0, n. 2), quien
corrcctamente hace notar este <whiff of the Renaissance>.
'' Este tedescubrimiento del hombre iba acompañadopor su exploración flsica.
Los comienzos de una verdadera ciencia de la anatomla constituven otro aspecto del
despertarnatutalista.Hasta entonces,toda la enseñanzade la anatomía se basabaen
Ios libros, por ejemplo, de Galeno; pero con Mundinus, en Bolonia, comienza la era
de la anatomía científica. Su obra Anatomía, escrita en 1316 es el ^es primer manual
práctico de anatomía. Sin ella, hubieta sido'imposible la cirugla, y ciertamente
intcresante quc durante el siglo x¡v se llcvaron a cabo operacionesque, scgún se dice,
no diferlan radicalmente de las intetvenciones quirúrgicas modernas. Gui de Chauliac
(ob., 1367) operó con éxito una catarata y trat6 tumores cancerososen Montpéllier.
Cf. D. Guthrie, op. cit., pp. I22 y ss.; Rashdall-Powicke, i. 224-5; ii. L36, ¡. 5; acerca
de Bolonia, cf. ademásA. Sorbelli, Storia della Uniuersitá di Bologna (Bologna, 1944,
r-
I
I
t

Jndicedenombres

Accession Council, 204. AnoninzalleChrcnicle, 195 n. 101.


Accu¡sio, 290. Anselmo,San. 240.
Acuñaciónde moneda,Bl,22j. Antisepsis,280 n. 150.
Adán de Bremen, 26 y ss., 2991 ver tam Apostolica.sedes, 56, 10j n. l, 146; ver
bién p. 85 n. 27. también sedesiustitiae.
Adam Maish, p. 277 n. 76. Apostolicus, 44.
Aemtergrandsatz, 68. App.el comme,d'abas,20j, 27g n. llJ.
Aethebaldo, 117 nn. 8 v 9. Archivos papales,3-1y ss.
Agato, papa, 87, n. 5J.' Arecpagita,de Atenas,49.
Agil_ulfo,rey de Normandía, 122. Aristóteles, 94, lO0, 106, 186, 209, 23j
Agobertode Lyon, 241. y--s1.,245y ss.,258 y s., 280 n. 148,
Agustín, San, 25, 144 n. 10, 108, lj0. 280, 281,293y ss.,301.
242 y ss.,248,25r, 2j6 n. 4j. Armcnia, _reyde, 87 nn. 64 y 69.
Ala-sheh¡.87 n. 64. Arnoldo de Brescía,226. 297'.
Alberto Magno, 2G5. Arnulfo de Lisieux, 55.'
Alberto de Sajonia,280 n. lj0. Arte medieval,298 v ss.
Alberto de !üittelsbach, 86 n. 47. Artícujos de los Barbnes,166, I7).
Alcalde de la aldea,222. Arltcalt saper cartat, 191 n. 45.
Alcuino, 7J7 n. 77. Artista, 101.
AlejandroIII, papa,86 n. 48, l9l n. $. Artois. 197.
305 n. 5. ¿lSeslnato. / /_
Alejandro IV, 84 n. 9, 87 n. 62. 88 Ascendeníe,_cgncepción,
24 y ss., 102,
nn. 74 y 78. 1_1.2,
L?7.rr, 185,t9i n. r07,221,
Alejandro VI, 86 n. 4.1. 249, 294, 297, 303 ver tambión
Argumerito alegórico, 54 y s., 96 y s.. Bartolo,Juan de parís, Marsilio. .l'o_
.,- 106,2)2; ver también.porestas glddii.
. ry4. de Aquino; Voluntas populi.
Altonso, rey, 84 n. 9, 85 n. 27, gl. Asambleas populares,24, 222, Ti, 2El
Althusio, 297. y s.; ver tambiénEstadosGcnt.r,rlcr.
Alvarus Pelagius,295. Aacto.ritas,,6ly s., 84 n. lf; 61, y' 1 7s,\ ,
Ambrosio,San,58 n. 24, ll5 n. 22. 68, 85 n. 34. 97, 101, 1].t.
Anacleto, papa,47. 2 6 7 , 1 $ ; v e r a d e m á s2 7 7 ¡ . ' t 6
Anatomla medieval, )06 n. 19. Autokrator, Tll.
Ancien Régine, l9B, 210. Automatismopetfino (atar y tlt.s,rrrrr), .l{)
Ancona, 88 n. 79. y s . ,5 2 y s . , 9 6 .
Andreas,rey de Hungría, 87 n. 69. Auvergne,201.
Angers,201. Avellana,colección,5Íln l.)
Anglosajones,reyes,leyes,I22, l37 n. 18, Azo,171.201.
118 n.2), DB n. lt,128.141
n. 73,275 n. 41.
Anjou, 201. Bailes reales,199.
Anillo, epjscopal,real, 146 y s., 178 y s. de la ciuda<i,224.
Anima y Corpus,95y ss. Baldo de Ubaldis. 286, ?e')
f_--

710 Indice dc nombres (ndice de fioft¿btes 311


B a r o n e (sd i a ) , 8 , 1 5 5 y s , , 1 5 7y s s , ,l r i 0 , n. 36, 214 n. 42, i05 n. 5: ver (.lcmcnteVI, 8l n. 6, 80.
16j y s., 16(r y ss., 172, t'9) n. 61, Consentimiento,principio de, 97, 108,
t a n b i é n5 7 n . 9 . ()[érigos, 28, 91, 125, 129, 143 y s., 126 y s.' 157 y s., L69, I74 y ss.,
1 7 3 , 1 1 7 , 1 7 9y s . ()arlomagno,117 n. 41, 122, Ij7
nn. lO 146 y s., 150 y s., 158, 188 n. 8, 181 y s., 184, 186, 198, 204' 206,
Francia,198,206,208,214 n. 4i. y l7, 221.
B a t t o l o d e S a s s o f e r r a t o , 2 Sy) s s . , 2 g 9 162, l9l n. 41, 200, 203, 205, 228, 219'224,227,230,263,282.
llarlos IV, crnperador,288 n. 6. en el gobierno feudal, 148, 155 y ss.,
y s.; 295,297. 274 n. 20, 261 y s., 264, 267 y s.,
Catlos V, rey dé Francia,179 . 165, 167 y s., 170, 174 y ss,,
Bautismo,37 y s., 95,98, 301, )OJ. 271,287, 306 n. 19.
C a r l o sd e A n i o u , 8 8 n . ' 7 9 . 180 Y ss.,207.
Beaumanoir,Felipe de, 206. C,leto,papa,47.
Cartasdectetos,53, 66 y s., 70 y ss., 97
Becket,Santo Tomás, 23, 188 n. 8,21J y.ss.,,108,l9l n. $, 184; ver tam_ Clovis, 209. del pueblo, 278 nn. llo y lll; 269,
Cluny, 84 n. 14, 140 n. 52. 282,284 y ss.
n. 29. bién de¡echocanónico.
Beghardos,79. Cohóientía,principio de, 68. Consi torio, .57 n. 9' 53; ver tambión
Carta^Magna, 82, IGj, 166 y ss., 176,
B elles-lettre s, medievales,298. Coke, Sir Edward, I39 n.47. Catdenales.
1 8 1v s .
Cola di Rjenzi,297. Consortiun potentiae,.43,.54,9l.
Bene aioere, principio del 250, Z5J, 266 Cas royaúx,202.
Comercio, 81,'89 n. 90. Constantina,emperauiz,67-.
y ss.,294. Cashel, arzobispode, 88 n. 8).
Comninitio,'64. Constantino,.57 n.. 9, 138 n. 27' l$,
Benedicto XII, papa, 74, 84 n. 9, 87 Uasparde Pe¡usio.295.
Common lau, 167 y ss., 171 y ss., 177. 2.82'106-n' 11'
n. 64. Cataros,herejíade los, 213 n. 16. ..
180 v s.í lsq, igl Á. lU', 20ó. Constitucionalismo27, ,L48, l5',1'8, 178
Benedictina,orden, en los EE. UU., 280 Catholiconde Armenia,8l n. 6.
Connuni, 2i). y ss', 186; vet-tambiénForma'
n. I43. Cathwulf, 138 n. 29.
eoiáin"in¡í pái;tia, 262. Constituciones de los-Após_toles,96.
Benelicitm, de gobierno, 61, y ss., 64 Ceadrvalla, rey, 137 n. B.
CelestinoI, papa,134. Comunidadés, 2Oi, 220 y ss., 238, 249, Constanza,Concilio de' 105' 289'
y s . ,6 8 , l B , 1 2 5 , 2 5 8 . contrato, 98,. r52 n',9. r57'
Benevolentia,del rey, 161 y s.; ver tám- C e l e s t i n oI I I , 8 t n . 2 7 , 8 6 n . i l . 8 7 256, 25á, 26í y s.,' ilí,-lii;-r"t"
'Cioitu;;
tam6ién .J.¡.árá
--'--- ¡"Árn.i feudal' 156 v s'' 169 v ss'' 173' 176'
bién gracia. n. 66.
(Jxiuersitasciai,íln. 200, 2l]'
Bernardo de Clairvaux, San, 74, 108. Cetro teal, 131.
ComuniJad n.irri"l, u., Estado. Copérnico,277 n..76,,2.80 n. -150.
Bernardode Rosergio,295. Cicerón,97, ú5, 157, 298.
Comunidad á.t ..i"o, l';)'";. Corona' conceptode' 176 y ss' 206'
Cienciahumana,251; ver ciencianatural. 51, 171,
Bertoldo de Rorbach, 115 n. 10.
Ciencia médica,280 n. 150, J06 n. 19. r7a v ti, reo v'rt.íisi, íoo, )oá', derechosde la' 752n' r0' 177' 205'
Biblioteca papal, 49. 209f'de7a
ss. real'146'
Biograflasmedievales,299.
307 n. 24.
con../á, ctudad,28 ."."#:t13,,
Bizancio, 25 y s., 51, 87 n. 64, 1.14
Ciencia^natural,
30).
256 y ss.,265,272, JO}, -
Concesión,principio de, 55 y s., 62, 84
3e,\;;.
*l ;:ln:rt 0T.,.
n. 12, 98, 101, 108 y ss.,121; ver ,r.i'¡6y, 79, lZ4, 110 y ss., 145 y ss.,
Cisma, gran, 116 n. 32. n. 21. 68, 75 y ss., ll3 n. 5, 124
también emperadorde Oriente. y s . , 1 2 7 ,ú 1 , t 4 : , l 5 2 n . 6 , 1 7 ) y s . , 178 v s', 194 n. 88, 2Li n' 29'
Oriente-Occidente, 117 n. 4l .
Blasfemia,97.
Boccaccio,301.
Cittadinanza, 286. i82',2ri,'i¿á
y'-"|,'tl;'".'úí'zeó', rl,,3r:l+t.v,,, r¡s,
0,.*:;,(X,j,"
Ciudadano,conceptode,25,2g, ll2, 237
Boethius,298. 1 7 3y s . , 1 8 2y s s . , 2 0 6y s .
y ^ 1 s , .2 f 0 . 2 6 6 y s . , 2 7 1 . 2 8 4 . 2 8 6 , C o n c i l i a ¡ i s m1
o6, 2 , 2 7 1 . 2o8r 1.y. -s^s .
Bohemia, rey de, 58 n. 29. r l c l p a p a ,5 8 n . 2 9 , 1 4 7 , 1 4 9 .
J0.5nn.5y6,297ys. Concilio,egneral,7r, %,,!)? D: y ss.;' ver'ta;bién Tern-
Bolonia, Universidad de, 162, I7l, 202, y crrsriano,38, 25) y s., 266 y s., 284, 290; ver también \Consranz¡l ?71, C.)i";t;,'95
-"''ior.l.
l 3 l v s . , 2 8 0 n . 1 5 0 ,2 8 1 , 2 9 1 y s . ,
306 n. 19. y clérigo-s,271 y s., 286 y s., 296.
¿t L v s. Lettán; Nicea.
ptovinciai,72.,1^ 1,1 o'
BonifacioI, papa, 58 n. 21. y extranieros,286. ygobernantesecular,129.^14). Szirn:",1,',',3::;;,1i'¿lr'i,:,,';i."
BonifacioVIII: ii, 84 n. 9, 86 n. i8, ir;;ñ;.i¿;
""^'Jl rinÁ"i"i-(Cáípáiation
' sotr),
^.V.ho-mbre, 238y s.,249,2fi. 225, 2A n. 2o. p.p, com"o, 91.'
79. l0J, 205,214 nn. 39 y 42,209,Ciudades, !:::ffi",r9; p!P!:,)t;,
-z-0,9,221 y ss.',228 y ss., 2)6, :::::r-91-9:j Corporációnes, ri7,22o y ss.,250 y ss.,
2 6 1 , , 2 7 8n . 1 0 0 . 249.256. u o n n f m a c l o np a p a l ,ó o ,n . ).,1 . . 6 / , n . 6 ( ) . '2j6,2j1
y s., 2g9 y-s.; ver también
Bosnia, duque de, 86 n. 42. Ciudad, bíbLica.65. 81; ver también coronacióndel em-
Bouvines,batalla de. 161. Ciudades-estado,. ó,r.rpo polltico; ÍgleÁia, -' concepto.
Bracton, 156, I89 n. 14, 171,174 y ss., mo; cludades.
285; ver republicanis_ ^ perador. co,pil óí,i*tí,lft;, e€.
Confiscación, 72,.81, 159, 162._^ ¿;;;p;',
194 n.94, 184, 186,206. ""'''lit Uyrtitin,'
-í.i zSz, zSa, 26r, 264,
Qiyi!.i¡as,255,.2i7, n. 72. 2J7, 2rB. 286.
Bright lflaltharn, tlaftor de, 233 n. l.
Consresatiolidel.iurn,272 20, 70, 150, iáÁti¿"'fgl.ri'., concepro.
L^t.oilttas
acqutsita,originalis, 286,295 v s. 2]0;. ver _además lglesia, concepto;
Bruni, Leonardo.J01. Ctemona, gg n. 72.
Ltúitas,^251 y, s., 2r5. 265 y ss., 2gl, Clétigos; Laicos.
Buenaventura,San, 246. - Criiei ior*, ioiÁioüs,l8, li5 y s., 285.
289v s..296. Congregatio bo,minum, 250, 2fi, 265; ver
Bula de Oro, Ll6 n. )6. órirÁ., Dj, 201:
sibi princeps (Bartolo), 281 v ss.: ver también Estado.
Bulgaria,rey de, 80. Cristiandad'Áristótelcsy la 2)6,21g y s.
también Comunidades,Grupó, Es- Conjuratio_,_22l,22). . . y la Igléíia, zil , izg.'
tado. ConradoII, rey de Alemania,l4O n.52.
Clarendon,Sesión[;lss¡ze] de, 160. i, ta historiá,ifó.
Uonstitucionesde. 129. _ 165 y,ss- 225. (,ruzadas,lI7'n. 41, 22g y s.
-las,
Cambridge, Universidad de, 279 n. 129. Claues iuris. 47. Conrado de Gelnhausen,295. reino ieudal de ígo n. )0, lgz
guilda de, 224. Conradino,tey, 65,88 n. 82. n. j8.
Clem_ente !, p^p^,41, 85 n. 26; ver tam- Conciencia,.106.y ss.
Canonización.43. Cuerpo polftico, 177 y ss., 250 y s., 252
bién Pseudo-Clemente. Consagtación,44 y s., 98, 146, 150 y s.,
QaFitulacioneielectoralespapales,94. ClementcIII, 86 n. 49. v s., Zet
Capitularia, 126. 225;- vet también Ungimiento epis- Curiá, 109.
ClementeJy,-65, 88 n. 82, 171,202, copar.
Cardenales, colegio de, 94, 108, 116 ClcmentcV, 84 n. 9. Caria regis, L98.
Conseil d'Etat,284. Cynts, iIi n. ú, 290, 297.
)tz Indice de nombres Indice de nombres 313
¡, jtrsticia, 288 n. 1, 293; ver también y s s . ,8 3 n . 6 , 6 9 , 7 2 y s . , 9 2 y s . , romano,25 y s., l)6, 213 n. 17, 207,
Champagne,797. sedesiustitiae. 97 y s., 102, 111, 127, 130 y s., 296 y s.
Chaucer.l0l. y moral, 261 y ss.,271y s. 2 0 7 , 2 I 9 y s s . , 2 5 5 ,2 6 2 , 2 7 0 , 2 8 I , de Occidente, 55 y s., 69 y s., 116
Cheriberto, tey, 86 n. 45. y filosofía,291 y ss. 297,3ú. n . 1 6 , 1 1 0 ,1 5 0 , 1 6 2y s . , 2 6 0 y s . ,
Christianit¿s, 257. Derechocanónico,72 y ss.,97 y ss., 100, I)esgracia, conceptode,64 y s.,724. 282. 286. 297.
Christianus, 38, 246, 252; ver también 168, 2r4 n. 39, 270, 281, 286, 291, Designación,del rey, 149. Ennodius de Pavia, 4).
ciudadano. 294. Dialogue ol the Excbequer,169. Enqaetears, L99.
moderno, 113 n. l. lL5 n. 23; ver Dillidatio feudal, 156, 166. Epieikeia, 294.
tambiénCartasdecretos:Graciano: Dignitas (oficio), lJ5, I50. Enrique I, rey de Inglatetra, 152 n. 8,
Derecho,concepto. Dinamarca, rey de, 84 n. 9, 88 n. 78, r59.
DámasoI, papa, 48,97. Detecho consuetudinario,166 y ss., l8l, 114 n. 14. Enrique I, tey de Alemania, 153 n. 13.
Daniel, rey de Rusia, 88 n. 78. 222.282 v ss. División del trabajo, principio de la, Enrique II, emperador, 138 n. 26, 140
Daniel de Morley, 162. Derecho diviio, 72, 144, 159, 226, 241 l)4 y s. n. 52, 306 n. 15.
Dante,. 100, 277 n. 72, 257 y ss., 262, y s., 250 y s., 252 y s., 276 n. 68, Dious imperator, rex, 57 n. 9, 5I, 61, Enrique II, rey de Inglaterra, 23, 129,
264,267, 286. t}r. to7 ;. 22: 269 y s. l2l,132,207; ver también203 y ss. 159 y ss., 176, 197, I99.
Decesodel rey, 177. Derecho esratutario (legislado), 282, 284 Dolentes, l9l n. 49. Enrique III, rey de Inglaterra, 87 n. 69,
Declaraciónde 1308, 178. y ss.; ver también Derecho, concep- Domingo, Santo, 228. 174.
Deductivo,método, 240 y s., 102. to; Derechopositivc. Dominian, 101; ver también 54 y 9), Enrique IV, rey de Inglaterta, 178.
Délaute de droit, 202. Dc¡echofeudal, 117 y s., 159 y s., 163, propiedad clerical. Enrique IV, rey de Alemania, 84 n. 10,
Delensor Fidei, 179; ver además, 124. 1 6 7 y s s . ,1 7 1 y s s . , 1 7 7 , 1 9 8 , 2 1 2 Dominiun rcgale et politicum, 186 y s.; 76 y s., 86 n. 47, 99, ll5 n. 24,
127 y ss.,144,2V. n. 10; ver también Common \au. ver también regimen. 140 n. 60, 145, L94 n. 82.
Democracia,254,286. Derecho natural, 28, 104,221, 264 y ss., Dominus mandi,207. Iinrique V, rey de Alemania, 78, 194
Deposición,del emperador, 116 n. 36. 286, 297. Donaciónde Constantino,116 n. )8,117 n. 82.
del gobiemo, 269. en Aristóteles, 236 y ss.,240. n. 41. Enrique VI, emperador,140 n. 60.
de los oficios episcopales,70, 77 y s., en SanAgustln,242 y ss. Donatello, 301. Enrique VII, emperador,288 n. 6.
194 n. 88. en Dante. 257. Dualismoantipapal,94 y s.,99. Enrique VIII, rey de Inglaterra,86 n.44.
del papa, 263,290. en el feudalismo,297. en Dante, 257 y s. Enrique de Gante, 86 n. 49.
de Ios reyes, 25, 84 n. 10, 67 y ss., en Graciano.241 v s. en Tomás de Aquino, 248,255. Enrique de Langenstein,295.
75 y ss., 81 y ss., 92, 140 n. 60, en Guillermo de Airxerre. 24) v s. Duplex ordo, 248, 251. Iinrique de Malinas, 277 n. 76.
145, 748, \fi n. 15, 179, 26. en Isidoro,241. E,nterramientoc¡istiano, 87 n. 59.
Derecho, concepto,2) y s., 7I y s., 7) en Juande París,261 v ss. Epiphanius,8) n. 3.
y s., 95 y ss., 102, 105, 107, 158, en Marsilio,265y s.,i67 y s". Episcopalismo,77 y s., 262 y s.
165 y ss.,172, 175,230, 242,294. en Tomás de Aquino, 246 y ss., 249 Ecclesianobis commissa,5l y s., 56 y s., Epistola Clementis,47 y ss., 70.
en Aristóteles, 237 v ss. y ss. 62,80,9r,95, 108. Ilric, rey de Dinamarca,88 n. 80.
en Dante, 260 y ss.' en Ulpiano, 241. Eclesiología, 45, 100 y s., 111 y s.,252, I l s c o c i a8, 4 n . 9 , 8 8 n . 7 1 , 1 7 1 .
en Juan de París, 261 y ss. Derecho penal, crimen, 74 y s.,86 n. 47, 258, 261, 263 y s., 271, 295; ver Escultura medieval,298, 300.
en Matsilio, 265 y ss. 78, 81, 98, 128 y s., 159 y ss., 198 también lglesia, concepto. Ilspada,80, 131, 147, 176, 264.
en Tomásde Aquino, 249 y ss. y s.; ver también herefía; traición. Edgatdo, 138 n. 31. Espejo de Safonia,82, 233 n. 2, 305 n. 5.
coercibilidad del, 172 y s., 174 y s., De¡echopositivo,249 y ss.,252,266 y ss,; Edictus Rotbari, l4l n. 7). Espiritual, 74 y ss., 80 y s., 94, 2fi,
183 y ss.,266. ver también Derecho,concepto. Edmundo. San. 106 n. 11. 26t.
otorgamiento, 73, 75, 126 y s., 1,J2, D e r e c h or o m a n o 2, 9 n . 2 , 2 7 , f i , J 7 y s . , Eduatdo I, 84 n. 9, 81, 119-40 n. .18, Estado, concepto, 28, 91, 264, 291, 298.
I47 y s., 1ó1 y s., 1,82,271; ver 4 1 y s s . ,5 6 , 8 5 n . ) 2 , 7 2 , 8 5 n . j 3 . 152 n. L0, 188 n. 8, 1.71, 117, en Aristóteles,2)6 y ss.
también aoluntas principis. 86 nn. 18 y 41, 87 n. 62. ll3 n. 2, 206. en Bartolo, 284 y ss.
elaboración,127, 156-y rr. 167 y s,, lI4 n. 12, 98, 108, 116 nn. i5 v Eduardo II, 188 n. 8, I92 n. 61, 182 en Dante, 259 y ss.
36. 1J8 n. )4, 126, 175, 182, 2t4 y ss., 2L3-I4 n. 29, 210. en Juan de París, 261 y ss.
181 y ss., 195 n. 104, 221, 252,
n. 39, 231 y ss., 273 n. 12, 2$, 27j Eduardo III, L92 nn. 55 y 61. en Marsilio, 265 y ss.
265 y ss., 271 y s., 284; ver tam- n. )6,278 n. 89,267 y s.,281 y ss.,
bién uolantas popali. Einhardo,298. en Tomás de Aquino, 249 y ss.
288 n. 4,286, 29I y ss. Elección, episcopal,86 n. 51. Estadosgenerales,208 y ss.
en el pecho del rey, 207, 283; ver tam- en Inglaterra, 162 y s., 164 y s., 167
bién. 162 v s. papal,44 y s.,93, 146, 290, 305 n. 5. Esteban,tey de Inglaterra, 160.
y s s . ,1 7 0y s . , 1 7 7 , 2 0 1 . popular, 222 y ss.,254, 262, 268 y s., J::stonia,88 n. 78.
en el pecho del papa, 75, 207 y 214 en Francia,198,201 y ss.,207.
n, 39, 288 n 7. 271. Ilstrasburgo,288 n. 6, 306 n. 16.
Dcrecho de la tier¡a (lazdlau), lj7, 167 real, 25, l2l, 149 y ss.; ver también Ilthelred, I)8 n. 23.
y doctrina, 39, 65 y s., 78 y s., 125, y ss., 170 y ss.; ver también Derecho
281 y s., 291 y s.
mayoría; responsabilidad. Ilugenio III, papa, t-4.
feudal. Electorales,pactos,93. Eulogiun historiarum, 84 n. 9.
y gobierno,23, 27, )7, 52 y s.,56 y s., Derechoshumanos básicos.296 v s. Eleonora,hija de Eduardo I, 81. E x c o m u n i ó n6, 7 , 7 5 , 7 7 y s . , 7 9 y s s . ,
9É_vr., 68 y ss.,8r,93,ioo,iOZ, D c r i v a c i o n a pl ,r i n c i p i o , 5 l y s . , - 7 7 , l 2 Z Eleuterio, papa,164. 99,r29.
125y s., 1.4)y s., t16, l6t, t6J y s., 125 y s.. 1.35, 255; ver tam- Elizabeth I, 86 n. 44. Excrcitus lacit imperatorcm, 278 n. 107.
y ss.,172y s., 199y s.,2L9 y s., bién concesión; gracia; principio me- Emperador de Otiente, 57 n. 9, 49 y s., Exhumación,del cuetpo, 87 n. 59.
¿ 3 0 , 2 5 2 , 2 5 4 , 2 6 2 , 2 6y 7s s . ,2 7 0 , diatorio. 5L, 71,4 n. 12, 98, 108 y ss.; ver Extra ecclesiamnalla salus, 58 n.29.
291. Descendente, concepción, 24 y ss., 54 también Bizancio; Justiniano. Eyck, Ian van, 301.
t t4 Indice de nombres Indice de norubres 315
l;avor, principio del, 62 y ss., 76 y s., Gervasio de Tilburv, 59 n. 38.
-n. (iregotio I, 57 n. 3, 51, 59 n. 35, 6), Hohenaltheim,Concilio de, l5J n. t7.
122 y ss., 14) y s., 194-5 n. 95; Gesetzgebung,D9 36.
ver también concesión,principio de- Gesta, género literario de La, 299. 67, 86 n. 43, IlJ n. 5, 116 ¡. )3. Homo, 28, 38, n6 y ss., 244, 246 y s.,
(iregorio VII, $, 61, 65, 84 nn. 10 y 252 y ss., 259 y s.,263, 266 y s.,
_ rivacional; gracia; gracia de Dios. Glanvill, I88 n. 2, 162 y s., t9O n. j7,
Fe, enunciadapor el papá, 261. 17, 69 y s., 75 y ss., 86 n. 50, 296yss.,300yss.
168, 191 n. 43, 193 n. 64. 87 nn. 53 y 55, 174 n. 14, 70), d e f i n i c i ó n2, 4 6 , 2 7 5 n . 4 1 , 2 7 8 n . 9 7 ;
protecciónde la, 78, 80. Gnade,64, 124.
y derecho, 97 y ss., 705 y ss., 295. lI7 n. 41, 145 y ss., t52 n. 4, ver también christianus; ciudada-
Gottkaisertum,_51; ver también gracia; no; aolunlas bominís.
y jurisdicción papal, 66, 81. 274 n. 20,298.
gracia de Dios; monarqula; gobier- Honorio, emperador, 86 n. 18.
y naturalismo,240, 262. Gregorio VIII, 88 n. 77.
no teocrático. Gregorio IX, 53 y ss., 67, 86 n. 42, Honorio III, papa, 84 n. 21,87 n. 69,
Federico I, 140 nn. 5l y 52, 226, 298. Gobernante, secular, por encima del
de- 88 n¡. 80, 81, 88 y 89, 96, ll4 88 nn. 72,78, 82 y 85, l9l n. 49,
FedericoII, 100, I02 y-s., 116 nn. 11 r,rylo,ll7 y s., 132,134,t47 y s.,
y 36, 140 n. 67, 152 n. 4, 221. n. 11, 103. 213 n. 16.
L62,166,172y s., 179y ss.,-206 Gregorio X, 171. Hooker, Richard. 106 n. 10.
275 n. 36. y.s.; 211, 285; ver también Jape-
Felipe II (de Francia),65,75, 85 n. 37, Grenobie, 201. Hormisda, papa, 57 n. 9.
florttas, Gtoseteste,86 n. 49. Hospitales,22); vet también ciencia mé-
, I7l, l8r, 197 y s., 20), 2lJ n. 16. deposición del: ver Deoosición.
Felipe-IV (de Francia),84 n. 9. 102 y s., Grundrechte, civil, 296 y s. olca.
sujetoal derecho,117,1116 y ss., 167 Grupos populares, 220 y ss., 228 y ss., Hubert \lalter. 162.
208 y ss., 263. y ss., 172 y s., 174 y ss., 180
Félix V, antipapa, 116 n. )2. 272. Hugo de Saint Victor, 80.
y_s., 183 y ss., 186, 254, Z6J,
Felt¡e, Vittorinó da. i01. \rUbernAculd,Zó, )t, I lb y s. Humanismo, 256, 305 n. 4, 301 y ss.
268 y ss., 284 y s.; ver también Gubernator,23, 5J. Humanista, 101.
Festus, jurista romano, 116 n. 15, 1j8 responsabilidad.
n. 34. Gui de Chauliac, 306 n. 19. Humanitas, concepto,247, 258 y s.; ver
casadocon el reino, 179.
Feudalismo,27, LO8, 127, lt, Guido de Fettara, 102, 152 n. 2, 190 también 297 y ss.
166, 169, feudal, parte II, cap. 1, I97 y s., 20) I{umbetto de Silva Candida,68.
176, 180 y- s., 185, 208, Zt}, 219, n. 26.
y ss,.,210 y s., 219, 297 y s.; ,rer Guido de Montefelro, 88 nn. 70 y 72. Hungría, rey de, 87 n. 69,
297; vet, además,74,82. también Feudalismo.
y gotierno, parte II, cap, 3. Guido Vernani, 295. Flunter, John, )07 n. 24.
nombramientodel, 118 y ss., 146; ver Guildas, 221,224 y s., 256, 272. Huss, Juan, 105.
E i d e l i d a d 1. 3 2 y s . , 1 5 6 y s . , 1 6 8 y s . también gracia; gracia de Dios. Guilda londine¡se de la p^2, 224.
Flandes,201; (cdnde) 78. oficial eclesiástico,52-, i6, 62, 66, 7i
Florencia, 88 n. 72. 92. Guglielmus de Cuneo, 201.
y s s . ,8 0 , 1 4 9 y s . , 2 0 3 . Guglielmus Durantis, ll5 n. 25.
Florence de Wotcester. 152 n. 8. origen del podet del...; ver concepción
Forestales,Ieyes,169. Guy Foulquois,202. Idoneídad, principio de, 69 y ss., 76, 80
a-scendelte;benelicium; concepción y s . , 1 0 1 ,l ) 5 , 2 2 5 .
Forma (en Marsilio), 268 y s., 288 n. j. descendente;gobierno teocrátiio.
Fortescue,Sir John, 193 n. 6G, 186 y s. Iglesia,concepto,ST y ss., 46, 50 y s., 54
recipiendiario de la potestas iurisdictio- Hagiogtafla, 298 y s. y s., 61, 66,77 y s., 80, 9L, 9), 98,
Francisco,9an.228. nis papal 45.
FranciscusAlbergottus, 288 n. 8. Historiografla medieval,298. 101 y s., 109 y ss., 144, 1.50y s.,
y el _pueblo, 24 y ss., 63, L23 y ss.,
Franciscusde Máyronis, 277 n. 76. Hansa,224. 220, 250 y s., 289 y s., 295 y s.
FrancoCondado.201. \?S V ss., 148 y ss., 208 y ss., Helíand, 128. mfstica, 252, 258, 261, 26, 271.
254, 262, 261. 271. Hereditario, principio, 1)3, 152 n. 7. formando, junto con el papa, ún status
Francos,116 n.')7. y el Papa, 52, parte I, cap. ), 92
Frailes, 88-89 n. 89,227 y ss. Herejes, exterminio de los, 78, 92, 199, per se, 50, 52 y s., 68 y s., 70
Fraternidades,22I, 276 n: 46, ^ . . y ss., 96, 99 y ss., 144 y ss., 147. 206. y ss.,72 y s., 81, 91 y ss.; ver
b o b r e r n ot e o c r á t i c o2,6 y s s . ,6 2 , 7 9 , 9 2 . llerejía, 85 n. 31, 78 y ss., 81, 88 y s.,
Fraticelli, 115 nn. 2l v 22. también 290 y s.
Freising,Bendiciónde, i3O. 191 v r., 108, parte II, caps. 1 y 2, 115 nn. 23, 29 y J0, 179,199,207, y Estado: Dante, 257 y s.
1fZ v 166,- t7) y .s.,i79 y-rr., 226; ver también fe; movimientos Juan de París,26I y s.
Funcional, principio, 85 n. 26; ver tam-
122 v ".,
rr., 205y ss.,219,230.'2r1, he¡éticos. Marsilio, 271 y s.
bién división del trabajo; gobernante. 270. Heres indignus (el papa como), 42 y s., Tomásde Aquino, 250 y s.,255.
y feudalismo,155 y ss. 50 y s., 103; ver también Sucesión Imitatio Cbristi, lO5.
y h e r e j e sI,l 5 n . 2 9 , 2 2 7 . papal. Initatio naturue,251, 300 y ss.
Gobierno doméstico, 173, 21,4 n. 4J. Hermann de Salza, 116 n. 36. Imitatio sacerdotii,116 n. 36, 140 n. 67.
Gaius, jurista romano,29 n. 2. Golein, Jean, 201.
Galeno, 306 n. 19. HetvaeusNatalis, 295. lmpuestos: Francia, 200, 206.
Gracia.,cglgepto de, 55 y s., 63 y ss., Hierocrática,concepción,78,97, lO2, 106, papales,101.
Gales, 169, l7l. 81, 108, 123, 16l y s., l8t, 2$,
Galileo, 245, 257, 280 n. 150. 143 y ss., I50, 205 y s., 231 y s., de las ciudades,221.
2lJ n. 129. 277 n. 73, 261, 269. Inalienabilidad,principio de la, 177 y s.,
Gaxzheit, 74. Gracia 4e Dios, 26, 55, 6l y s., 75 y ss.,
Gaveston. 177. esencia,75, 97; ver también derecho; ¿r+ n. ) t.
1 0 8 , 1 2 1 ,y s s . , 1 4 3 y s s . , 2 7 4n . 7 5 , plenitud de poder. Indignatio papal, 64.
Gebhard de Salzburg, lL6 n. )). 282.
GelasioI. 61. oposicióna la,99 y ss., 215, 255 y ss.: real, 124 y s., 161.
y naturaleza,241 y s., 247 y s., 249 ver también dualismo.
Genossenschalt,220. Indivisibilidad, principio de la, 38 y s.,
y s., 257. Higden, continuador de, l9L n. 46.
Gentile.de Foligno, 280 n. l:l}, j06-7 Graciano, 29 n. 2, 6j, 8j n. 40, 74, 94 y s., 99, 2)8 y s., 2fi,
34, 86 Hildeberto de Lavardin, 277 n. 77. 26t, 302.
n. 19. nn. 39 y 50, 87 n. 60, 713 n. 2.
Georgia, reina de, 58 n. 27, 88 n. gl. Hildebrando, ver Gregorio VII. Tne, rey. l)7 n. 8, l)Q.
97. r04.241. Hincma¡ de Reims, I30,241. Infalibilidad papal, 87 n. 53.
Germanus,obispo, 86 n. 45. Gtandisson,obispo,177, 179. Hipólito, papa, 57 n. 2. Inocencio I, 58 n. 21, 54.
Getson, Jean, 295. Gratia Dei; ver gracia de Dios. Historiografíamedieval,298, InocencioII,64,201.
316 Indice de nonzbres Indice de aombres 317
InocenciollI, 52 y ss., 58 n. 29, 84 Jueces(del rey), 160, 172 y s., 192 n, 6L, del gobernante secular, 125 y ss., 147 Lutero, Martín, 100; ver también 99.
n. 9, 65, 74, 86 n. 50, 80 y s.; 779, 181, 194 n. 93. y s s . ,1 5 5 y s . , 7 7 3y s s . ,1 8 0 y s s . ; Macrobio, 117 n. 43, 275 nn. )5 y 4L,
87 n. 59, 88 nn. 75, 76, 78 y $, Juicio Final, 41, 62, 146. ver también Detecho canónico: 248.
89 n. 90, 96, ll5 n. )0, t76 n. 36. Jülius Clarus, jurista, 288 n. 7. Consentimiento; Derecho, ototga- Magdalen College,Oxford, 106 n. 18.
1,17n. 41, 145,152n. 6, 192n. 52. Juramento, 76, 107, 112, l7B y s., 182 miento y elaboración. Majestad, concepto, 135 y s.; ver tam-
_ 193 n. 71, 194n. 88,227, 298. y ss., 198; ver también coronación. Legislador, comentador del derecho, 118 bién Traición.
InocencioIV, 53 y s., 58 n. 29, 8) Jurisdicción,D, 53 y s., 64, 66,74 y ss., ¡. 35. Mal, conceptodet, 66 y s.,255.
r¡.8,--87n. 69, 88 nn. 78, 80, 84 y
? 9 - y ' . , 1 0 1 ,1 1 5n . 2 4 , 1 2 5 ,r 4 5 , Legislatorhumonus,266 y ss.,287. Manegold de Lautenbach,ll7 n. 42, L88
_ 85, 82, 103, 116 n. 36, l9t n. 49. 159y ss.,192n. 52, I75 y s., 202 Legitimaciónde los hijos, 170. n. 4,273 n. 10,275n. 41.
Inocencio :¡I, 52, 84 n. 9,79, 87 n. 64, y s., 260 y ss.; ver también derecho León I, empetador,51. Manetti, Gianozzo, 301.
115-16n. 30. _ y gobiernot potestas jurisdictionis. León I, papa, 41 y ss., 46, 48, 53, 58 Marbod de Rennes,277 n. 77.
Inquestol the Sherills, 160,l9g. Jurisprudenciasaciamental,g8. n. 24, 59 n. )7, 61, 71, 83 nn. 2 Marculfo, Formulae, 84 n. 9, 123, 139
Inquis_ición,
79, 81,83 n. é9, llJ n. 22, Jutistas. (scholars), 162 y s., 171 y s., y 6,lú. n. )7,130.
108,199y s.,202,228;ver también
hereiía. ?91v '.., 206y s., 215n. 46,-22o, León IX, 57 n. 7. Marsella, 88 n. 81.
Instinto_natural,236 y s.,247, 249 y s., ?2Qv rr.,235,277n.77, 272,281, Lebra. I t. Marsilio de Padua, 256 y s., 264 y ss.,
289 y ss.; ver también198. LeónardoBruni. 101. 281,285.289, 294 y ss.
2 6 5 y s . , 2 7 5n . 3 4 . Jas preoentionis, 202. Lex Angliae,169 y s. Martín IV, papa, 81, 88 nn. 70 y 79,
Interdicto, censrrraeclesiástica,81, 72g, Justicia, concepto abstracto de, lO2, 164. Lex Anglicana, 1,68. LJ9-40 n. 48.
163. diversoscriteriossobte Ia.29l v'ss. Lex ¿nimata. 163. Martín Lutero, 100; ver también 99.
Interregnum, 11). feudal, 172. Lex Baiuoariorum, l)B n. )5. Matemáticas,277 n. 76.
Ipswich, 224. natural2 , 37,247,267. Lex Britanniae, 164. Mattherv Paris, 88 n. 74, 189 n. 19,
Irlanda, 88 n. 85. conocimientode la, 2J6 y s., 288 n. l. Lex patriae, 190 n. )7. ),91 n. 49, 192 n. 52, 791 n. 63,
frenaeusde Lyon, 47. p a p a l , 7 0y s . . 9 6 y s . , 2 8 8 r r . 1 . Lex rcgia, tl5 n. 24, 175, 186,209,226, 200.
Isido¡o de Sevilla,78, 241. ¡eal, 128 y ss., 169; ver también De- 282, 296. Matrimonio, 98, 146, 170, 286 ver tam-
_ recho, concepto; Sedes justitiae. Lex Tarentina, L)8 n. )4. bién 178 y s.
.Iustino, emperador, 57 n. 9. Lex terrae, 167 y ss., 177. Mayoría, principio de la... en las elec-
Justiniano, emperador,25, 57 nn. 2 y 9, Ley de la terre, 170,210. ciones, 222, )05 n. 5.
Jacobusde Ravanis,20i,,290. 7 1 , 7 5 , 8 5 n . ) 4 , 9 8 , 1 0 8 ,1 3 8 n . ' 1 5 . Letrán, Cuarto Concilio de, 84 n. 18, 78 Mediatorio, principio, 55 y ss., 61 y ss.,
Jacquesde Revigny,201',290. l)9 n. )9. 132, 115, 19t n. 4i. y s., 88 nn. 86 y 88,214 n. 37. 76 y ss., 707, 130 y s., 140 y ss.,
.TaimeI, 194 n. 95. 2 0 1 , 2 0 7 , 2 ) 1 , 2 8 2 ; v e r t a m b i é nD e - 258,262 y ss.,289.
Libn Feudorum, 190 n. 27, I9l n. 4J.
Jean Blanc. 201. recno romano. Melfi, Constitucionesde, 275 ¡. )6.
Liber regalis,204.
.Iean de Blanot, 201. Justitia, 70; ver también Iusticia. Libertad de consciencia,306n. 9. Melun, 201.
.IeanBoutillier, 207. del hombre,259,296,298,)OL. Merovingios,26, 69, L)2.
Jean Faure, 201. del pueblo; ver Populus liber. Merton, Estatuto de, 169.
Jean Golein, 203. Kónigslriede, 128. Liga de los Barones,200. Milán,225.
Jerarqula eclesiástica,44 y s., 49 y s., Kónigsrecht, 126. de las ciudades:ver Ciudades. Mindowe, rey de Lituania, 84 n. 9, 88
227; ver también clérieos.
Lino, papa, 47. n. 78.
Jerónimo,San, 108. Lituania, rey de, 88 n. 78. A[.inisterium (del gobernante), l)5, 259;
.loannitza,rey de Bulgaria,80 y s. Laicos, 28, 57 n. 2, 85 n. 26, 91, 9l. Litter¿ de gatia, 64. ver tambíén 85 n. 26.
.fohannesBlancus.201. 12r, 129, l5O, 225. 231 y ss., 262, justitia, 84 n. 15.
Tohannesde Blanosco,201. Mirarnur non tfiodicutn (fórmula papal),
287, 296 y s. Liturgia, 43 y s.; ver también Oleo. 190 n. 29; ver también 85 n. 17.
.IohannesFaber, 207. conocimientode los, 211, y ss., 296 y s. Liore de Justice et de plet, 21) n. 17. Mirandola, Pico della, 301.
.fohannesde Ragusa,295. movimientode los, 225,2J0. Lombardos,122, L4l n.7).
Josefo,298. Monarquía, papa,l,55 y s., 61, 73 y s.,
L a i k o s . 8 5n . 2 6 . Lotario II. I90 n. 27. 7 8 y s s . ,9 ) , 9 6 y s . , 1 0 0 , 1 0 8 ; v e r
Juan de Segovia,295. Lambert de Hersfeld, 274 n. 20. Lübeck, 288 n. 6. también Concepciónhierocrática.
Juan de Torquemada,116 n. 32,295. Lanf¡anc de París, 280 n. 150. Lucas de Penna, 194 n. 85. del gobernantesecular,67,75,79, 91,
J u a n , r e y d e I n g l a t e r r a ,l 5 9 , 1 6 l v- s s . . Langres,obispo dc, 88 n. 75. Lucio III, papa,19. 102, 108, 111 y s., 12) y s., 127
1 7 9y s . , 1 8 5 . l 9 l n . 6 7 , 2 2 4 . Leges Angloiun, 195 n. 106, 188 n. 8. Lucius, tey,164. y ss., 149 y ss., 148 y s., 158 y s.,
.Iuan XII, papa. 44. 163,t76. Luis, hijo de Felipe II (de Francia), 192 i60 y ss.,283.
.TuanXTX,-84 n. 14, 140 n. 52. Leges Eduardi Confessoris, L63. n. 52. Francia, 197 y ss.
JuanXXII,8l n.7, l1l n.2, 11.j I-eges Henricii Prirni, 190 n. )7. Luis I, emperador,123, 140 n. 68. Dante, 257 y ss.
n. 22. Legisdatio, 126 y. ss.; ver también Dere- Luis IV, empetad,or,297. Marsilio. 267: ver también Soberanía.
J u a nX X I I I , 5 7 n . 8 . 5 8 n n . l l , 2 6 y 2 9 . cho, otorgamlento. Luis VII, rey de Francia,203.
Juan Buridan,256, 280 n. lJO. Monjes, 228.
Legislatio, 126 y s., 1.)2; ver también De- Luis IX, 79 y s., 87 n. 69, 88-89 n, 89, Montpellier, 201, 2l) n. 16, 280 n. 150,
Juan^deP_atís, 214 n. 41, 258,260 y ss., recho, elaboración. 1 9 7y s . , 2 0 4 , 2 1 0 .
265, 272, 291 v s.. 297. 106 n. 19.
Legislación del pueblo; ver Populus y Luis XI, 201. Motus terrae, 280 n. 150.
Juan de. Salisbuty,68, 11, n. 5, 140 Voluntas populi. Luis XIV, 185.
n. -49, 16l y ss., 2)2, 274 n. 21, Movimientos hetéticos, 226 y ss.
del papa,71 y ss., 78 y ss.,98. Lund, arzobispode, 84 n. 9, 88 nn. 75 Muerte civil, 86 n. 48.
_ ..276 n. 46, 277 nn. 72,77 y 79. de las asambleaspopulares, 217; ver v 80. Multitud, 1t4, 208 y s., 225 y ss., 237
Judlos, 82,92, 103, 257. también Asambleas. Lupold de Bebenburg,140n. 59. y s., 253, 277 n. 11.
I_

)18 Indice de ftornbres Indice de nombres 319

Mundbora,128. de los clérigos,265 y s., 270 y s. Petrarca.101. Postelosadores, 2t2, 28J, 286.
Mundinus de Bolonia, 306 n. 79. administrativo,económico,judicial, 284 Petrinología, 87 n. 53, 97, 114 n. Ll. Poteltas,39 y ss., 61, 61, 70, 77 Y s.,
Mant, 128 y s., l)). ys. Pet¡us de Bellapertica,20L,290. 96, 195 n. 107, 269.
Oleo, litúrgico, coronación, 124 y s., 213 Petrus de Grassaliis, 215 ¡. 46. Potestasgladii, 55,66, 80, l)1,26) Y s.
n.29. Petrus Jacobi,201. Potestas jurisdictionis, 44 y s., 47, 56,
Nación, 250, 260, 266, 293, 295. santo(Francia),199,203y s. Petrus de Monte, 295. 65, 67,77 y s., 86 n. 51, 258,262
ftancesa,208 y s. Oligarquía, 94, 268 ver támbién Carde- Petrus de Palude,295. vs.
Naturalismo, 104, 106, 2)5 y ss., 243 nales. Philadelphia (Asia Menor), 87 n. 64. Porcítas ordinis, 44 y s., 47, 56, 62 y s.,
y s s . , 2 5 6 , 2 6 )y s . , 3 0 0 y s s . Ordenación,45, 225, 297. Piero da Monte. 295. 77,86 n. 51,98,26J.
Naumburg, catedralde, 100. Ordenanzasde, 1111. 19) n. 76. Piero della Francesca,301. PotesÍaspopuli, 254; ver también Sobe-
Neoplatonismo,48, 245, 248. Ordo; vet Potestas ordinis. Pierte de Belleperche,201,290. ranía.
Nevton, Sir Isaac,245. Orleáns, 201, 2B n. 17. Pierre Grasaille, 215 n. 46. Potestas aerbalis, 278 n. 100.
Nicea, Concilio de, l2l. Otto III, emperador,57 n. 9. Pietro d'Abano, 280 n. 150. Praepositimus de Cremona, 271 n. 28.
Nicolás I, papa, 56, 86 n. 41,,87 n. 55. Otto IV, emperador,59, n. 38. Pilatos, L37 n. 19. Prédica itinetante, 227 y s.
Nicolás de Oresme. 256. Otto de Freising,298. Pintura medieval, 299 y ss. Pretrogativareal,159,179 y ss.
Nominalismo.291. Ottocar de Bohemia. 87 n. 65. Pipino, 69. Préttotés,212 n. 2.
Normandía, l$, 197. Oxford, Universidad de, 189 n. 16, l9l Placentinus.201. Prima Clementis, 4L, 68, 85 n. )).
Notthampton, Sesión (áss¿e) de, L93 n. 49, 256, 280 n. 150, 291. Plenitud de podet, del emperador, 140 Primado del Papa,37 y ss., 110.
n. 68. n. 67, 207. Prittceps legibus solatus, 102; ver tam-
Noruega, rey de, 84 n. 9, 87 n. 66, 88 del rey, 206 y s.,254. bién V oluntas principis.
n. 81. Pacto; ver Contrato. del Papa, 41 y ss., 50 y ss', 61,72, Principatus, )7, 41, 56, L08.
Neamen diainam, ll4 n. 72. Padua, Universidad de, 280 n. 150. y s . , 7 6y s . , 9 2 y s . , 1 0 2 . Principatus politicas, 264.
P a g a n o s8, 7 n . 5 5 , 8 1 y s . , 2 7 7 n , 7 3 , del pueblo, 266; ver también Monar- Principia noturalia, 247.
257. cula. Prisiones,79,81,91, 16l, L90 n. 32.
Obediencia,concepto de, 67, 81, 92,99, Papa a nemineiudicatar,50 y s., %, 1,04; Plotino.- 275 n. 41.. Priailegium, concepto, 63 y ss.; ver tam-
107 y s., 13l y ss., 156, 207, 225, ver también 101 v s. Pobreza apostólica,I}L y s.,227. bié¡ 279 n. 129.
228. Papa est Dets, 53. Poggio,Bracciolini,101. P¡oclus, 49.
Obispo, ungimiento del, 125, L46 y s., Paris, communis patria, 207. Policfa,22J. Professiofidei, 84 n. 18, 115 n. 30.
203. París, Universidad de, l9L n. 49, 213 Politico/a, concepto,110 y ss., 194 n. 85, Propiedad,85 n. 27, 76 y s., 168, 117,
ciudadanodel Estado,271. n. 16, 214 n. 41, 210, 2$, 280 L87, 2JB y s., 246 y s., 275 n. 4r, 2 2 0 , 2 4 2 ,2 6 2 .
deposición,69 y s., 77, 194 n. 88. n. 150,290 y ss. 250 y s., 259, 26L y s.,267. clerical, 101.
derecho al título, 56, I2l. Parlamento, 170, I93 n. 67, 178 y s., gobietno; ver Regimen Politicam. comunal,22L y s.
mat¡imonio con la diócesis, 86 n. 50, 186.210. ñombre. 25): ver Cíudadano. Protectio regni, 2OOy s.,202.
146 y s., 179, 194 n. 88. Bartolo, 284. principado,263 y s. Protección, rcat, 127 y s., 13) y s., 177
poderdel, 96,227,262 y s. Parlement, 202. ciencia, 251 y ss., 257 y ss., 264 Y s., 5n.7O7.
^ v: . s . . 1 9papales,
derivado del papa, 55 y s., $, 77 Pars principans, 268 y s. 2 7 0 , 2 8 1 , 2 9 2y s s . Provlslones r//.
y s.; ver también Principio me- Pars sanior, 305 n. 5. Politizare, 259, 261. Pseudo-Clemente, 47, 70.
diatorio. PaschasiusRodbertus,241. Portilex maximus, 116 n. )5. Pseudo-Dionisio,49 y ss.
y los gobernantesteocráticos,118 n.28, Patarini, 225. Populismo, doctrina, 24 y ss., Ltl, 157, Pseudo-Isido¡o,48, 8ó n. 50, 87 n. 5),
I29 y s., 1,35,145 y s.,75) n. 17; Pays de droit cotttumier et de droit écrit, 1 9 ) n n . 6 3 y 6 6 , 1 8 5 y s . , 2 O 4Y s . , 116 n. 33, I53 n. 17.
ver también Consagración; Epis- 20l,2LJ n. L7. 208 y s., 2L9 y s., 262 y ss., 270, Ptolomeo de Lucca, 306 n. 11.
copalismo; Potestas jurisdictionis; Paz, 81, 128 y s., 159 y ss., 199 y s. 272, 284 y s., 289 y s., 297.
Potestas ordinis. Juez de, 188 n. 8. Populus, 24 y s., 55, 102, IL5 n. 29, Oaadúoartilas, 275 n. 41.
Obispo de Roma, 45 y ss. Pecado,concepto,74 y s., 92, 107, 242, 121 y ss., 126, D2 y ss., 188 n. 4,
Qr.r"rn.'de heiejes, de libros, 79, 82, 92,
Obrigkeit, 130, 223. 274 ¡. 2),255. 174 y s., 180, 185 y ss., 209, 221 100,115 n.22, I08 y s.
Ockham. 1I5 n. 21. Pedro de Aragón, 81, 88 nn. 78 y 79. y s., 2)1 y ss., 27L y s., 281, 289
Querella de las Invertiduras, 23, 95 y s.,
Offa, rey, 122, l)0. Pedro Crassus,100, 262. y s., 297. 99, ll5 n. 24, 103, 2)L.
Oficio del emperadot o rey, 58, 65, 61 Pedro Damián, 57 n. 7, 752 n. I, 273 composición, 286. Quesnelliana, 48.
y s., 85 n. 26, 69 y s., 76 y ss., n. 10. v leeislación.277 y ss.,284. Qaies coeli, 280 n. 150.
L22 y s., 129 y ,ss., L44 y s., 749 Pedro de Flotte, 278 n. 100. í el?apa; ver Iglésia y Papa.
y ss., 166, I77 y s., 198 y s. Pedro Lombardo, 242, 244, 274 n. 19. y el góbernante secular formando un
conferido por el rey, 125, 11) y ss., Pedro de Ma¡icourt, 277 n. 76. status Pet se, 1'2) Y s., 128 Y ss., R¿chat, 201.
199. Penitencia, 98 y s. 132 y ss., 148, 151, 181. RadulphusArdens, 116 n, fi.
del papa, 25 y ss., 41 y ss., 50 y ss., Petsona,del rey, 1,35,177 y ss., 302. y el gobernante secular como fuente Rahewin. 298.
85 n. 26, 94, lú y ss., 263 y s.; del Papa, )8, 52, 103 y s., )02; ver del podet, 208 y s., 2r4,262,268 Ralph Coggeshall, 189 n. 21.
ver también Iglesia y Papa. también Homo; Humanitas; Sub- y ss., 271 y s., 284 y s.; vet tam- Rascia, rey de, 84 n. 9.
separadode la persona,38, 52,.10) ietivismo. bién 25 y ss. Rathe¡ de Verona, 299.
y s., 102. Perugia, Universidad de, 29L y s., 306-7 Populas cotnmissas' $, L44; ve¡ tam- Razón natural, 237 y ss., 244, 247, 251,
elección para el, 222, 224 y s., 227, n. 19. bién Regnam cotnmissum. 258 y ss., 266, 106 n. 9; ver tam-
284 y s. Petición de derecho,I94 n.94. Popalas liber, 284, 286. bién 104 y ss.,302.
,20 Indice de nombres Indice de nombres 321.
l l c a l i s m o2. 9 1 . Roger de Cressi, 1.89 n. 12. Speculator,el rey como, 131. T e x t o s r i t u a l e s , 5 9n . 3 9 , 1 3 0 y s s . ,
Rccbtsidee,96, 294. Roger de llendover, 163. el Papa como, 69 y ss., 78. 146 y s.
Reconocimiento,I49 y ss., 204. Roma (republicana),25, 135. Staatsbürger,286. Thomas de \X/alsingham,I94 ¡.82.
Réformateurs,212 n. 7. R o m a n o s2, 2 6 , 2 7 8 n . I 0 7 , 2 9 7 ; v e r t a m - Staatsrut, 284. Thotpe (Cbief Justice), 186, 210.
Regimen ad populum, 284. bién Emperador romano. Stedinger,campesinosde, 88 n. 80, 114 Tiempo, concepto,272.
Regimen politicam et regale, 186 y s., Roncelín de Marsella, 88 n. 81. n. ll. Tirano, 158.
252,254,264. Rota romana.8) n. 7, 85 n. 27. StephenLangton,274 n.21. Tituli, papales,64 y s.
Reginaldo, rey de la isla de Man, 84 Rousseau, 306,n.9. Súbditos,del Papa,51,54,79. 'foledo,documentos
Concilio de, 153 n. 18.
n. 21. Rufinus, canonista,188 n. 4, 275 n. 36. del gobetnante secular, 77, L08, I25 Tomás de Aquino, 8] n. 6, Ll6 n. 34,
Registrospapales,34 y s.,92. Rufinus de Aquileia, 48, 108. y ss., I12 y ss., 151, L56, 16l, 194 l4O ¡. 49, 186,24, y ss., 257 y ss.,
Regla áurea,241. Rufus, 161. n. 95, 208 y s., 28). 272, 288 n. ), 290,295.
Regnum (sinónimo de corona), L76. Rusia, rey de, 88 n. 78. Subjetivismo, 69 y ss., 105 y ss., 300, Tomás de Celano,299.
Regnum coeleste, 87 n. 55. Rusudes, reina; ver Georgia, reina de. 302 y s. Tomás Fastoli, 83 n. 7.
Regnum commissum,$, D7 n. 17, 125, Sucesiónpapal,42 y ss,, 53 y s., 62,1), Totalidad, principio de; ver Indivisibi
130 y ss., 199,205. 78, 82, 100, r0r,146. lidad.
R e i m s ,2 0 1 , 2 0 4 , 2 ú n . 2 6 . Sachsenspiegel;ver Espejo de Sajonia. Suecia,reyes de, 26, 84 n. 9; ver tam- T o u l o u s e2, 1 3 n . 1 6 , 2 1 5 n . 4 6 .
Reinoldo, arzobispode Reims, 2ú n. 26. S a c r a m e n t o6s2, , 9 8 y s . , 1 0 1 , 1 1 5 n . 3 0 , bién Dinamarca,Noruega. Tours, Concilio de. 55.
Religion cioile, 306 n. 9. 125, 145 y s., 203, 26I y s. Suetonio,298. Traición, D6, 177, L79.
Religion royale, 20), )06 n. 9. Sacrilegio,135 y s. Suger,abate,213 n.26. 'fransferencia
de la ptopiedad, 76 y s.;
Renacimiento,301. Sainte Ampoule, 2OJ. Super specula,decreto papal, 2l) n. 16. ver también Propiedad.
Represalias,81. St. Albans, I9l n. 49. Superioritas,concepto,52 y ss., 127 y s., Tratados,confirmación,81.
Representación,principio de [a, 24, 27, St. David, obispo de, 189 n. 11. 111 y s., 135, 156, 192 n. 52, 174, Traslacióndel reino, del imperio, 87 n. 67,
208 y ss,,222. Sactas,el Papa como, 41 y s., 104 y s. 176, 18, y s., 214 n. )9, 2II, 267, 81, 117 n. 41,262; ver también76.
en Bartolo. 284 v s. Salios,101, 129,260. 28J, 285; vet también Sobetanía.
en el Conciliarismo.290. Salutati,Coluccio,301. Trento, Concilio de, 48.
Sverre, rey de Noruega, 84 n. 9, 87
en el Feudalismo,185 y ss. Scientia,)9, 66, 75, 95, 269. Tria precepta,L47.
n. 66, 88 n. 83.
en Tomás de Aquino, 254. Sello, gran, 19I n. 45, llJ. Tribur, Concilio de, 151 n. 17.
Republicanismo,158, L87, 28, 2)I y s., Sed.esjustitiae, 96, 270 y s., 288 n. 1. Tudor. 190 n. 29.
264,267 y ss. Sedesstercoraia,45. Tuitio regni; vet Protectio tegni.
en las ciudatles del norte de ltalia,283 Sedulius Scotus, 140 n. 62. lacrlo- ¿).
Turcos, 87 n. 64, Il7 n. 41.
y ss.,297. Segismundo, emperador,Ll5 n.29. Talmud, 82. Typas Cbrhti, l)1.
Resistencia,derecho de, 25, ó4 y s., 115 Sempiternidaddel derecho,177. Tanc¡edo, canonista, ll5 n. 25.
n. 29, 107, 131, 156 y ss., 198, 205. Sens,ciudadde, 81, 201. Teleológico, principio, 8, 225.
Responsabilidaddel Papa, 43, 50 y ss., Cartulariode. 137 n. 15. en Aristóteles,236,238 y s. Ulpiano, ú6, 241, 241 y s., 275 n. )2,
69,78, r04, 27I y s., 289 y s. Siget de Brabante, 2)5. en Dante, 259. 105, n. 5.
del gobietno popular, 222, 267 y s., Sillas curales,45. e historia. 116 n. 38. Ultima cena,100.
269ys.,284ys. Simonía, 225. en Juan de París, 261 y s. Unam Sanctam, 84 n. 9, 277 ¡. 7).
del gobernante secular, 62, 65 y ss., Si¡icius, papa,47. en Marsilio, 265 y s. Ungimiento episcopal, 125, 146, 2ú.
79, 1,02,125 y s., 129 y ss., I44, Soberanla,Aristóteles,2)7 y s. y gobietno papal, )9, 65 y s.,68 y ss., real, 62,124 y ss., 145 y ss., l5l, 192
148 y ss., 172 y s., 180, 183 y s., o e l a c o r o n a I, / / . 7) y s.,95,99. n, 52,20) y s.
210 y s. legislativa,71,147,186 y s., 232, 254; y gobierno¡eal, lJ0, 150,255,297. Uniones populares, 22O y ss.
Respublica Christiana, 227, 232; ver tam- parte III, cap. 3. en Tomás de Aquino, 246 y s., 250 Uniuersale regimen del Papa, 55 y s.,
bién Iglesia, concepto; Congregatio papal,72, 97,93. y s.,25)y s. 68,7), 8r.
lideliun. política, 24,2$. Temporal, lo, 73 y s., 80, 94 y ss., 99 Universidades,230 y ss., 281 y ss., 290
Restau¡ación papal, 116 n. 32. popular, 25 y s., 158, 190 y ss., 2)2, y ss., 253 y s., 257, 26I, 264 y s. y ss., 294, 306 n. 19; ver también
Revelación divina, 247, 255, 257. 275 n. 41, 264 y ss., 284 y ss. Teocrático, gobierno; ver Gobierno teo- los nombresde las ciudadesdonde las
Rex in regno suo imperutor, 206 y s., rcal,67,125 y s., 115,158,I74,206, crauco. hubo.
2I5 n. 46l- ver también 163. 210 y s. Teodorico, rey, 8) n. 3. Unioersitas Ciuium, 266, 268 y ss.
Rica¡dusAnglicus, 162. Social,contrato,298. Teodorico de Lucca, 280 n. 150. Uaioersitas fideliun, 27l.
Ricardo I, rey de Inglaterra, 152 n. 8, Sociedadhumana, IL2, 186,209,238, 246, Teodosio I. 59 n. 10. Unit¡ersitas ¡4¡va77a:, 257.
159, l9O n. 29. 276 n. 46, 250 y ss., 257 y ss., Teodosio II. 8) n. 2. Uziuersitas regni; ver Comunidad del
R i c a r d oI I , 1 7 8 y s s . , 1 8 1 . 265 v s.. 296. Teología jurídica, 97. reino.
Ricardo de Capua, L52 n. 4. divetsiáadesen la, 251, 260 y ss., 294 natural, 247. Untertan, concepto,51; ver también Súb-
Ricardo de Mores, 162. ys. real,275, n. 46. ditos.
Richard Fitz Ralph, 295. Sociedadnatural; ver Estado. y derecho,71,292. Urbano II, papa, 75, 78, 8ó n. 46, 117
Richard Swíneshead,280 n. 150. Societashumana,22lt ver también Socic- y ciencia natural, 277 n. 76. n. 41.
Rlos, 81,222. dad humana. y papado,ó9 y ss., 21) ¡. 16. U r b a n oI V , 5 4 , 8 1 , 8 8 n . 8 4 .
Roberto de Capua, L52 n. 4. Soauerain. 206. y filosofía, 240, 248. Utilidad, 69; ver tambíén ldoneidad.
Roger II de Sicilia, 132. Soutterainlé,7): ver también Soberanía. y escritores,290,294 y s. Utilitas communis, 190-91 n. 42, 182,
Roget Bacon, l7l, 277 n. 76. Specularegum, 232, 299. Tesoro papal, 77. 206.
2L
T

322 Indice de nonxbtes

Utilitas hominum, 252. Voluntas principis, 25, I02 y s., l2), 126
Utilitas publica,'69 y s., 86 n. 50, 81, y s., 1,43,147, 155, 159 y ss., 164
l)3 y s.,182,201,285. y-s., 171 y s., 174 y ss.,179 y s.,
r8r, 799, 202, 2J0, 282 y s.
Vox populi, xox Dei, ú4,258.
Vacante,1J3.
Valentiniano III, emperador,8l n. l,
Vegetius,59 n. )0.
Vermandois,197. \X/aldemarde Dinamarca,88 n. 78.
Ve¡nácula,literatura. J01. Waldenses, 84 n. 18, I li n. 10.
Vicariato de Cristo, rey, 124 y ss., l1l, rü/alter de Coventry, 1,89 n. 21.
747v s., 1r8,174. Wenrich de Trier, i5Z n. z.
Papa,54 y s., 80, 107, 146,2j5. Vestminster, Palacíode, 204.
Vices Christi, 52. Vido de Osnabruck,i.52, n.2.
Vienne, arzobispode, 88-89 n. 89. lVilliam de Mnlmesburv.299.
Virtudes, conceptode, ll7 n. 42, 2)8, \(/ipo, 133.
247 y ss., 2t9, 292, 299, 302. Wítelo, 277 n. 76.
Visigóticas,leyes, 141 n. 73. \íitz, Conrad, 301.
Visitatio liminum apostolorum, 77. Vycliff, John, 115 nn. 29 y )0.
Vittorino da Felre. l0l.
Vitae medievales,298 v ss.
Volksfriede, 728.
Volksrecbte, 126 y ss. York, Anónimo de, 119 n.
Voluntas hominis, 2)G y s., 252, 259. arzobispode, 115 n. 10.
Voluntas populi, 25, 115 n. 24, 126,136,
149, 2J0, 262, 266 y ss., 2ó9 y ss.,
281,284 y ss.; ver tambiénConsen- Zacaríx, papt,69.
timiento. Zósimus, papa, 50 n. 2.

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