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20/07/2014

¿BUSCAMOS SER TRIGO O CIZAÑA?

El libro de la Sabiduría nos invita a aprender a saborear la acción de Dios que se hace
presente en nuestras buenas acciones.

San Pablo invita a los cristianos de Roma para que se dejen guiar por el Espíritu Santo a
fin de lograr hacer una oración bien hecha y que sea aceptada por Dios.

Orara es saber pedir lo que nos conviene y ese esa la ayuda que nos da el Espíritu Santo.
Nosotros debemos estar dóciles para que el Espíritu nos guíe e inspire lo que debemos
expresar a nuestro Padre.

EV:
Personajes: un hombre, dueño del campo y sus servidores (criados).
Un enemigo (maligno - diablo).
Semillas: trigo cizaña y mostaza.
Una mujer y la levadura. A lo cual estamos llamados para que sin tanta palabrería
podamos contagiar con el testimonio a los demás, de que ser seguidor y creerle a Cristo
vale y da sentido a nuestra vida.

Jesús nos habla de algo cotidiano, las tensiones entre la búsqueda de hacer el bien
(sembrar trigo) y el maligno que nos asecha para sembrar maldad (cizaña).

En las tres parábolas que nos ha compartido Jesús en éste vigésimo sexto domingo, sigue
motivándonos para que abramos nuestro corazón a la voluntad del proyecto de Dios. Nos
invita para que seamos hombres y mujeres que desde el amor demos frutos, desde las
cosas sencillas que sembramos como semilla.

Hoy como el domingo pasado, los apóstoles le piden a Jesús que les explique el sentido
de la primera parábola y esa explicación es donde podemos reconocer que el dueño del
terreno es Él mismo, el campo es el mundo en el cual nos movemos, vivimos y estamos
llamados a disfrutar haciendo un uso respetuoso y valorativo, la buena semilla es decir el
“trigo”, son, somos todos aquellos que estemos atentos para que la Palabra de Dios guie
nuestra vida; la cizaña son todos aquellos que se ensañan (se sienten bien causando mal
en las familias, comunidades y la sociedad), partidarios del maligno, los segadores los
ángeles y el día de la cosecha es al fin de los tiempos, cuando el Hijo del Hombre con
Justicia y amor misericordioso nos premiará o nos distanciará de su presencia.

Cada uno debemos en el día a día ir preparando ese momento desde el presente.
¿Cómo?. Confiando en el proyecto de Jesús, creyéndole a Él, que es amor, un amor que
humaniza. Jesús lo podemos ver no solamente como el dueño del terreno más también
como la levadura, que silenciosamente va fermentando nuestra vida, sin tanta bulla sigue
estando presente en cada persona. Lo podemos ver como el grano de mostaza, gran árbol
en donde todos encontramos sombra, un lugar para reflexionar y descansar de los
momentos agitados de nuestra vida.

Señor Tú eres el dueño del terreno / y el Sembrador de éste mundo,


Que yo pueda ver en la Eucaristía / la fuerza que alimenta mi servicio cada segundo

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