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El desarrollo del niño ocurre en forma secuencial, esto quiere decir que una habilidad ayuda a que surja otra.
Es progresivo, siempre se van acumulando las funciones simples primero, y después las más complejas.
Todas las partes del sistema nervioso actúan en forma coordinada para facilitar el desarrollo; cada área de
desarrollo interactúa con las otras para que ocurra una evolución ordenada de las habilidades. La dirección
que sigue el desarrollo motor es de arriba hacía abajo, es decir, primero se controla la cabeza, después el
tronco. Va apareciendo del centro del cuerpo hacia afuera, pues primero controla los hombros y al final la
función de los dedos de la mano.
Para describir el desarrollo del movimiento se divide en motor grueso y motor fino. El área motora gruesa tiene
que ver con los cambios de posición del cuerpo y la capacidad de mantener el equilibrio. La motora fina está
relacionada con movimientos finos coordinados entre los ojos y manos.
Primero debe sostener la cabeza, después sentarse sin apoyo, más tarde equilibrarse en sus cuatro
extremidades sin gatear y por último, alrededor del año de edad, pararse y caminar. La capacidad de caminar
en posición erecta es una respuesta a una serie de conductas sensoriales y motoras dirigidas a vencer la
fuerza de gravedad. Trabajar contra la fuerza de gravedad requiere esfuerzo, por lo que el niño fácilmente se
fatiga y se niega.
El desarrollo motor fino comienza en los primeros meses cuando el bebe descubre sus manos y poco a poco
a través de experimentar y trabajar con ellas, podrá empezar a darle un mayor manejo. Al dejarle juguetes a
su alcance el bebé tratará de dirigirse a ellos y agarrarlos. Una vez logra coordinar la vista con la mano,
empezará a trabajar el agarre, el cual hará inicialmente con toda la palma de la mano. Es por esto que
inicialmente necesita objetos grandes. Poco a poco le iremos ofreciendo objetos para que el tome y tenga que
usar sus dos manos, y cada vez vaya independizando más sus dedos.
Los humanos no nacemos con todas nuestras capacidades cerebrales listas para ser utilizadas. Están ahí, en
el programa que contiene nuestro ADN humano, y progresivamente van «manifestándose» a medida
que crece nuestro sistema nervioso. El neurodesarrollo es un proceso lento que empieza en la concepción
y no cesa hasta la muerte. Alcanzar la madurez cerebral requiere toda nuestra infancia y adolescencia, dura
aproximadamente unos 20 años…
La «velocidad» del neurodesarrollo no es, ni mucho menos, constante. En estos 20 años habrá momentos en
que el encéfalo –la parte del sistema nervioso que está contenida en el cráneo: cerebro, cerebelo y tronco del
encéfalo– aumentará de tamaño a una velocidad asombrosa y otros en que parece que esté estancado su
crecimiento. Generalmente en estos períodos de crecimiento rápido es también cuando más cambios y
adquisiciones se aprecian en el neurodesarrollo.
Como el neurodesarrollo es tan complejo, he pensado que para facilitar su comprensión, y con fines
meramente divulgativos, podríamos dividirlo en etapas. Pero teniendo en cuenta no solo la edad, como se
hace habitualmente, sino nombrándolas según la facultad más relevante adquirida en cada una de ellas.
Lo que se pretende en este blog es divulgar, que se comprenda mejor, y para ello hay que simplificar sin
perder el rigor. Seguro que el post de hoy generará críticas, espero que constructivas, y que me gustará leer
en vuestros comentarios. Quien sabe, quizá contribuya a explicar el neurodesarrollo de una forma más
fácil.
Siempre hay que tener en cuenta la variación individual, que es enorme, por eso las edades señaladas para
separar una etapa de otra son aproximadas.
Neurodesarrollo anatómico
El desarrollo anatómico, la adquisición de la estructura cerebral tal cual será en el cerebro adulto, es el
fenómeno que predomina en el neurodesarrollo prenatal –vida intrauterina– (¡gracias mamá!).
Durante la gestación la velocidad del neurodesarrollo, embrionario y fetal, es rapidísima y suceden fenómenos
extraordinariamente complejos. Esto es evidente ya que la célula postconcepcional –cigoto– se convertirá en
un complejísimo organismo vivo, un ser humano, del que su cerebro se lleva la palma en complejidad ¡y en
solo 38 semanas!
Al final de la gestación el feto, cada uno de nosotros antes del nacimiento, tendrá un cerebro en el que pueden
distinguirse sin dificultad las estructuras características del cerebro humano. Si bien la madurez aún está lejos.
Generalizando mucho, podemos decir que será más fácil que las agresiones que pueda sufrir el
neurodesarrollo en esta etapa anatómica causen anomalías en la estructura de los órganos del sistema
nervioso central, lo que inevitablemente causará una disfunción encefálica.
Es evidente que al nacimiento el cerebro no está completamente desarrollado, le queda mucho camino por
recorrer. Y en ese camino los 3 primeros años de vida van a ser cruciales. Durante estos años las personas
adquirimos autonomía y dominio de las funciones motoras conscientes de nuestro organismo.
El cerebro es un órgano que solo sirve a los seres vivos que se desplazan de un lugar a otro. Los seres vivos
«estáticos» carecen de cerebro, de sistema nervioso. Esto es lógico, pues el cerebro es nuestro órgano de
relación, el que nos permite analizar el medio para dar una respuesta adaptada a lo que sucede en cada
momento. A su vez, al movernos, nuestra capacidad de modificar el medio es mucho mayor que la de los
organismos que están quietos.
La importancia del movimiento se ve reflejada en la «distribución» de tareas que tienen las células
encefálicas. De los aproximadamente 100.000 millones de células que tiene el cerebro humano adulto, la
mitad se encargan de elaborar la información y coordinar los movimientos, mientras que la otra mitad se
concentra en las funciones conscientes y “superiores” de nuestra mente, que casi siempre tienen relación y se
coordinan con la realización de un movimiento.
Volvamos al neurodesarrollo, en los 3 primeros años de vida la velocidad con que avanza sigue siendo muy
rápida lo que coincide con la máxima velocidad de crecimiento craneal que alcanzamos en la vida postnatal.
La circunferencia craneal media pasa de los 34 cm a los 50, ¡eso son 16 cm de diferencia! Nunca volverá a
crecer tanto en tan poco tiempo.
El aumento de grosor que sucede en la corteza cerebral durante la infancia, se hace a expensas de aumentar
las conexiones neuronales y de su recubrimiento posterior por la mielina.
Ya sabemos que el crecimiento cerebral postnatal se produce más porque porque las neuronas aumentan
sus conexiones, y por tanto su tamaño, que porque aumente su número.
Pensemos en un recién nacido: no puede hacer nada por sí mismo, ni siquiera cambiar de postura. En cambio
un niño de 3 años hace tiempo que ha aprendido a andar solo –también corre, salta, sube escaleras o chuta
una pelota–, tiene ya preferencia por una mano para las tareas complejas –comer o garabatear–, domina
el habla –aunque no el lenguaje–, y es capaz de controlar esfínteres –de modo que ya sabe utilizar un
orinal–.
Todo ello supone motricidad, movimiento, neurodesarrollo de los circuitos motores. Sí, incluyendo el del habla,
como ya vimos en la entrada sobre habla y lenguaje.
En este período tan sensible, las agresiones cerebrales provocan más fácilmente daños difusos. Es en esta
etapa cuando se diagnostica con certeza la parálisis cerebral –hacia el año de vida–, y empiezan a
detectarse los retrasos del lenguaje y la interacción social.
En los siguientes 7 años, de los 3 a los 10 años, la velocidad del neurodesarrollo –y del desarrollo en
general– se enlentece. Sigue con buen ritmo, pero mucho más
lento que en los 3 primeros años de vida. En estos años de la
infancia las personas adquirimos el dominio del lenguaje y con
él aprendemos a comprender el mundo que nos rodea.
Este enlentecimiento del crecimiento se corresponde con una disminución del apetito y del ritmo de las
comidas, y con menos necesidad de horas de sueño, en la mayoría de niños desaparece la siesta.
En cuanto al neurodesarrollo predomina aquí el progresivo dominio del lenguaje y con él, la evolución del
pensamiento, la comprensión del entorno y la sociabilidad.
Puesto que la principal función del cerebro humano es relacionarse con el entorno, necesita de una
herramienta que le permita comprenderlo, hacerlo suyo, para transmitirlo a otros.
Siempre simplificando, pero intentando mantener el rigor, podríamos distinguir dos períodos más
diferenciados en esta etapa según lo que predomine en cada uno de ellos:
Neurodesarrollo de la identidad
Todos sabemos que la adolescencia es la etapa de la maduración sexual, pero no es tan conocido que al
alcanzar la madurez sexual comienza el declive cerebral.
La característica principal del cerebro adolescente es el «despertar» del hipotálamo. De repente, aún no
sabemos bien como, el hipotálamo empieza a estimular la hipófisis para que las hormonas sexuales
comiencen a liberarse. Esto madurará los órganos sexuales y provocará los bien conocidos cambios
corporales de la adolescencia.
Mientras que el crecimiento corporal y de los miembros es espectacular a esta edad –el famoso estirón–,
siendo el aumento de la talla de unos 7 cm/año en las niñas y 9’5cm/año en los niños, el perímetro cefálico
apenas aumenta 2-3 cm llegando en la edad adulta a una media de 55 cm para las mujeres y 57 para los
hombres. Es decir en estos 10 años el cráneo aumenta su circunferencia unos 2-3 cm. Las características de
la maduración cerebral nos dan una vez más la explicación de porque cambios tan importantes no se
corresponden con un aumento de tamaño proporcional al que sucede en edades más tempranas.
Durante la adolescencia se produce una «reestructuración» de las redes neuronales creadas hasta ahora. Al
inicio de la adolescencia el grosor de la corteza cerebral es máximo, después empieza a disminuir para
alcanzar el mismo grosor que en el adulto al terminar la maduración.
La región cerebral que más cambia en esta etapa es la corteza prefrontal, el lugar donde se toman las
decisiones. La corteza prefrotnal procesa la información que recibe el cerebro y la analiza, tras formarse un
juicio sobre lo que acontece, decide la respuesta más adecuada a cada situación y, cuando procede, frena los
impulsos y emociones que resultarían en una conducta inadecuada. En el lenguaje popular se llama «tener
dos dedos de frente».
Conclusiones
El desarrollo del sistema nervioso es un proceso dinámico. Consta de diversas fases durante su formación,
Blastulación. Aquí el cigoto ha alcanzado un gran número de células. Se forma la blástula, que aparece en
forma de bola, con una cavidad en el interior llamada blastocele.
El sistema nervioso se desarrolla a partir del ectodermo, al igual que nuestra piel. Cada una de las otras capas
da origen a distintos partes de nuestro organismo.
Neuronas
La formación del tubo neural, un proceso clave en el desarrollo del sistema nervioso
El ectodermo se va desarrollando hasta convertirse en la placa oval plana, la cual consta de una hendidura
llamada el surco neural, que es la que dará origen al tubo neural. Entonces, la placa se comienza a plegar
sobre sí y aparece un surco rodeado por dos pliegues. Estos se fusionan y van cerrando el surco y formando
el tubo neural, que en un comienzo tiene dos aperturas llamadas neuroporos (rostral y caudal), que luego
desaparecen tras fusionarse completamente el tubo neural.
Al cerrarse el tubo neural se forman las crestas neurales, que darán origen al sistema nervioso periférico.
Consiste en que la parte externa de cada uno de los pliegues se separa del tubo y del ectodermo próximo.
A partir de la zona ventricular es que comienza la proliferación. Se trata de un proceso en el que hay gran
generación de células nerviosas, a este proceso se le llama neurogénesis. En esta etapa las células todavía
no se encuentran diferenciadas. Ahora bien, gran cantidad de neuronas inmaduras migran, y son guiadas por
las células de la glía radial. De hecho, se desplazan por prolongaciones gliales.
Cuando llegan a la posición definitiva empiezan a diferenciarse en tipos de neuronas, según la información
genética que contengan, el lugar en el que están ubicadas, y las neuronas próximas.
Sinaptogénesis y mielinización
Los conos de crecimiento son las prolongaciones de los axones y dendritas que favorecen el crecimiento de
las neuronas. En este proceso participan factores neurotróficos. Es decir, sustancias químicas que se
encargan de repeler o atraer a los axones.
Los axones comienzan a ramificarse una vez llegan a su destino y realizan conexiones con otras células. Este
es el proceso de sinaptogénesis, que se terminará de desarrollar después del nacimiento debido a la
experiencia del individuo.
También, se produce apoptosis. Se trata de un proceso mediante el cual hay una muerte neuronal
programada. Gracias a ello se conservan las mejores conexiones. Y, tras la muerte neuronal las sinapsis se
reorganizan y aparecen algunas nuevas que continuarán desarrollándose durante el crecimiento.
Si el proceso de desarrollo del sistema nervioso no se da de forma adecuada, pueden surgir ciertas
patologías. Veamos algunas de ellas:
Hidrocefalia. Cuando se da de forma congénita consiste en el desarrollo inadecuado del sistema ventricular
del cerebro. Esto hace que tienda a acumular líquido cefalorraquídeo, manifestándose en una cabeza mayor
de la habitual y dando lugar a déficits motores y sensitivos.
Trastorno de Dandy Walker. Esta malformación afecta al cerebelo y a las cavidades que lo rodean. Pueden
presentarse síntomas asociados a los movimientos y la coordinación, irritabilidad, patrones respiratorios
anormales y aumento de la presión intracraneal, entre otros.
Alteraciones de la corteza cerebral. Por ejemplo, porencefalia o aparición de hendiduras en los hemisferios
cerebrales o lisencefalia, caracterizada por una alteración en el proceso de migración cerebral que causa un
aspecto cerebral anormal. Todas estas malformaciones causan alteraciones motoras y cognitivas.
Espina bífida. Se da por el cierre incompleto de la porción caudal del tubo neural. En el proceso uno o varios
arcos vertebrales no se fusionan correctamente y la médula espinal queda sin protección. La causa podría ser
deficiencia de ácido fólico durante la gestación.
Encefalocele. Se trata de un trastorno causado por el mal cierre del tubo neural. Causa déficit cognitivo y
motor. Consiste en un bulto en forma de saco formado por la salida del encéfalo y las membranas que lo
rodean.
Ahora bien, se están realizando diversas investigaciones sobre la relación del desarrollo del sistema nervioso
y la plasticidad cerebral, para ver si se puede adaptar a ciertas condiciones anormales, y encontrar una ruta
para darle solución a los problemas congénitos. Por ejemplo, Morga y colaboradores, en su artículo publicado
en la Revista de neurología hacen hincapié en el vínculo de la sinaptogénesis, la plasticidad neural, y su
implicación en la discapacidad intelectual.
El desarrollo del sistema nervioso es fundamental para nuestra salud. Como hemos podido ver, los déficits en
nuestra salud pueden comenzar desde la gestación. Así, cada etapa es fundamental, por ello requiere de gran
cuidado.
Además, la complejidad del desarrollo del sistema nervioso se traduce en sus funciones posteriores, pues es
uno de los más importantes para nuestro organismo. Se encarga del movimiento de nuestros músculos y la
función de nuestros órganos. Además de establecer múltiples conexiones que inciden en nuestro
comportamiento, cognición y emociones. De la mano de entre otras cosas su unidad básica, la neurona.
Esquema corporal
El desarrollo de la elaboración del esquema corporal, sigue las Leyes de la maduración nerviosa:
Desarrollo que se extiende a través del cuerpo, desde la cabeza hasta las extremidades.
Establece que la organización de las respuestas motrices se efectúa en orden descendente, desde la cabeza
hasta los pies.
Esto explica el hecho de que el niño sea capaz de mantener erguida antes la cabeza que la espalda, y ésta
antes de que las piernas puedan mantenerlo.
En cuanto que el desarrollo se lleva a partir del eje central del cuerpo hacia su periferia.
Indica que la organización de las respuestas motrices se efectúa desde la parte más próxima al eje del
cuerpo, a la parte más alejada.
Así, se puede observar que el niño controla antes los movimientos de los hombros, que los movimientos finos
de los dedos.
Otra de las máximas del desarrollo, es la evolución de los movimientos, desde respuestas globales o
generales, a respuestas más localizadas y específicas.
Se observa como un bebé de 4 meses al que se presenta un objeto interesante, agita todo su cuerpo de una
forma general, pero cuando crece, a los 7 meses, ya puede coger con la mano (si está a su alcance) el objeto
deseado.
Movimiento reflejo
se puede decir que el niño actúa por instinto, sin prestar a la forma del gesto se trata de un control de tipo
automático y no voluntario.
Movimiento voluntario
Es el resultado de un proceso complejo de aprendizaje, que posibilita a las personas efectuar movimientos,
de mayor calidad, riqueza y dificultad disminuyendo el tiempo de reacción ante cualquier estimulo
Movimiento automatico
El niño en las actividades de repetición cada vez son mas coordinadas, relaciona imágenes con sensaciones
de su cuerpo y su movimiento ya se hace cada vez mas voluntario.