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¿Cuál es el problema?
Keith Campbell en su obra Cuerpo y mente da una vista general a todo lo que implica
el problema mente-cuerpo y da una breve explicación de las posturas desarrolladas al
respecto. Para él, así como para la mayoría de nosotros, el problema mente-cuerpo es un
problema que inicia con una pregunta que nos es común: ‘¿Cuál es la relación que guarda
mi mente con mi cuerpo?’ o ‘¿qué es la mente?’ y ‘¿qué es el cuerpo?’. El problema mente-
cuerpo es un problema que gira entorno a aquello que pensamos se encuentra en el centro
de nuestro propio ser, es decir, la existencia de la mente o de un yo y la existencia de un
pedazo de materia que la contiene: el cuerpo.
La preocupación fundamental con la que nos acercamos a ese problema tiene que ver
con una duda muy profunda, casi existencial, de la permanencia de nuestro yo y su
supervivencia a la muerte de nuestro cuerpo.
La precisión de lo que se responda por cada una de estas dos entidades, la mente y el
cuerpo, tiene mucha importancia para el tratamiento del problema mente-cuerpo, pues,
según Campbell, el asumir una de las respuestas de estas tres preguntas, forma una visión
general que engloba a las respuestas posibles de las otras preguntas. Dígase que están
condicionadas.
Para evitar ese tipo de problemas, Campbell propone que se haga el ejercicio de
definir los términos ‘mente’ y ‘cuerpo’ de manera muy sencilla y con la menor cantidad de
presupuestos posibles, es decir, asumiendo lo menos posible y partir de decir lo que sí es y
lo que no es cada uno de éstos términos.
Respecto a la palabra cuerpo se dice que es toda aquella materia que constituye un
sistema orgánico vivo desde los órganos hasta las células, una cosa que ocupa un lugar y un
espacio en el universo y que puede moverse con cierta autonomía.2
Con la palabra mente hay que ser más cuidadosos puesto que cuando se trata de
definir, todo lo demás, como ya se dijo, quedará condicionado. Para que esto no ocurra en
las otras respuestas simplemente se dice que la mente es algo que nosotros, los seres
humanos, poseemos y que otras criaturas no, ya que la certeza de que exista algo así como
lo mental en un árbol, en una roca o en un cadáver, depende de la actividad que éste realiza.
Concretamente la actividad que se dice propia de algo que tiene mente es su capacidad de
pensar3, de sentir, de reflexionar y no de estar limitado a hacer lo que otras cosas pueden
hacer.
Según Campbell:
“la actividad es tan esencial para nuestra idea de la mente que algunas veces
decimos que sólo los seres humanos que tienen mente pueden hacer algo. A las
rocas, e incluso quizás a los árboles. Sólo se les suceden cosas. Según esta
manera de pensar, los objetos que no tienen mente no actúan en lo absoluto, y
no tienen actividades. Pero ya sea que consideremos el caer, crecer o morir
2
Aquí el problema central no es el problema de la vida, aunque si nos ponemos muy exigentes con posturas
radicales como el materialismo eliminativo, uno puede preguntar: ¿qué diferencia hay entre una cosa viva
con una cosa que no lo está?
3
Aquí también entramos en dificultades porque también una maquina puede decirse que piensa, si por
pensar se entiende un proceso de relaciones, cálculos, etc. cómo lo suponía Descartes.
como actividades o no, es la gama de sus actividades lo que distingue a los
seres que tienen mente de los que no la tienen.”4
y es con esa definición con la que el inventario de palabras con las que definimos a la
mente, es decir, la descripción sistemática de ésta, puede darnos un viraje para decir que lo
propio de la mente es tener lo siguiente: sensaciones, percepciones, memorias,
pensamientos, creencias, intenciones, propensiones, decisiones, deseos, dolor, placer,
emociones y personalidad. Y, para no tener un caos respecto a donde pertenece cada una,
Campbell decide someterlas a cuatro clases superpuestas de características: 1) las del
pensamiento, 2) la de los actos, 3) la de los sentimientos y 4) las del carácter.
Así entonces queda que el problema mente-cuerpo es, por un lado, la relación del
cuerpo y la mente y, por el otro, lo que implican las actividades que tienen que ver con las
clases superpuestas de dichas características. Sin embargo, Keith Campbell nos dice que
por un lado lo que se ha dicho está lejos de ser exhaustivo de una definición concreta de
qué es la mente y qué es el cuerpo. Simplemente es una manera didáctica de englobar
ciertas características que diferencian, pero que no definen, ni mucho menos dan pie a
suponer su realidad ontológica, que una cosa tal como la mente pueda ser así.
Ahora bien, otra respuesta que me interesa desarrollar es la que se da por parte de E.
J. Lowe en su texto Filosofía de la mente. Ahí, Lowe dice que el simple hecho de asumir
que la mente es un cierto tipo de cosa ya es en sí mismo algo filosóficamente controvertido,
y que el tratamiento del problema mente-cuerpo por sí mismo, es decir, saber si el problema
mismo es o no un problema, depende de lo que consideremos qué es la mente: un objeto, la
cualidad de un objeto, un sustantivo que refiere a algo, etc. Lowe se limita a decir que
Con lo cual deja claro que para él la mente bien puede no ser una cosa física o que bien la
mente puede no ser sólo algo, en contraposición a Campbell, perteneciente al ser humano.
4
Keith Campbell. Cuerpo y mente. Editorial UNAM- Instituto de Investigaciones filosóficas. México. 1987.
Pág. 7
5
E. J. Lowe. Filosofía de la mente. Editorial IDEA BOOKS. Barcelona. 2000. Pág. 11.
Aunque Campbell especifica que: de haber mente en otras formas de materia, las
conclusiones que lleguemos en la investigación de nosotros mismos pueden extrapolarse a
los animales no humanos, plantas y quizá, la inteligencia artificial. Lowe, por su parte trata
en general de someter todo este colectivo de entidades físicas que pueden tener mente con
el calificativo ‘sujeto de experiencias’.
Con
Las hipótesis del problema mente-cuerpo