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Capitulo VI

UNA RENACIDA DEMOCRACIA


UN NUEVO GOBIERNO

Se había llegado a la meta: la prueba de fuego popular estaba salvada con largueza y
las autoridades de facto no pon dudar del extraordinario apoyo electoral que la fórmula
justicialista había recibido. Sumándose a tan contundente basamento político, Miguel
Ragone podía percibir diariamente las Más disímiles expresiones de adhesión,
muestras de simpa declaraciones de apoyo de múltiples sectores y entidades; y el
íntimo contacto con el fervor del pueblo, cualquiera fuese ocasión de hacer una
aparición pública o de tomar contacto con la gente. Para un hombre de tanta
sensibilidad, todo aquello no podía sino resultar en un alimento espiritual
incomparable, que habría de robustecerlo en los venideros largos días de tensiones y
acechanzas.

Un brevísimo descanso tras la elección, y de inmediato, por entero el gobernador


electo y sus más íntimos colaboradores estaban entregados a armar el complicado
rompecabezas de rellenar con nombres concretos los numerosos cuadros del
organigrama de la administración provincial. A las naturales dificultades de
compatibilizar modos, estilos, antecedentes, conocimientos para las tareas, debe
agregarse otro factor de enorme complejidad, cual fue dar balance a la siempre
complicada maquinaria interna del peronismo, con sus ramas, las listas amigas y la
propia, más sus jefes y sus allegados, cuando no alguna necesidad de satisfacer un
pedido metropolitano. Estamos entonces señalando que ese ejercicio, de por sí
altamente complicado, no resultaba un trabajo sedante para un hombre del
temperamento y de la ejecutividad de Ragone, poco amigo de las alquimias y de los
juegos sibilinos. Y como si la descripción efectuada no fuera suficiente, considérese el
tramado de las líneas nacionales, con un jefe radicado -por el momento en España-,
un presidente v¡. cario, una constelación de partidos aliados, la perceptible tensión que
iban marcándose entre los grupos tradicionales de¡ peronismo y los jóvenes enrolados
en las formaciones especiales o en lo que podía englobarse como la Tendencia
Revolucionaria. De manera que eran muchos los recaudos a satisfacer por el
gobernador que un par de meses después debía hacerse cargo del Poder Ejecutivo
Provincial. Y todo nombre, además, sometido a un riguroso requisito que para Ragone
era esencial e imprescindible: absoluta pulcritud en el manejo de la cosa pública.

Llegamos al viernes 25 de mayo de 1973, a primera hora dieron comienzo los actos
oficiales previstos para conmemorar el 163° aniversario de la Revolución de Mayo, de
los que participaba el gobernador electo, a la par de las salientes autoridades, y que
culminaron con un solemne oficio religioso en la Catedral Basílica y la colocación de
una ofrenda floral en el Panteón de las Glorias del Norte.

Luego del mediodía comenzó a agruparse una multitudinaria aglomeración en las


inmediaciones de la Legislatura, en la calle Mitre y en la Plaza Güemes; una bulliciosa
presencia de la militancia justicialista, en sus distintas organizaciones barriales,
juveniles, femeninas, sindicales, del interior provinciano, tradicionales dirigentes
políticos, todos aunados en el mismo entusiasmo e igual emoción, expresado en
consignas, cánticos y carteles.

Por su parte, antes de que promediara la tarde se inició el arribo al palacio legislativo
de los invitados especiales que presenciarían el juramento del nuevo gobernador y
vice ante la Asamblea Legislativa. Iban ingresando y tomando las ubicaciones
previstas los funcionarios salientes y los recientemente electos, familiares y amigos,
los nominados miembros del gabinete gubernamental, autoridades de la sociedad civil,
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eclesiásticas y militares, representantes consulares que fueron ando las instalaciones


que rodea el recinto, en tanto a momento acrecía el público que se instalaba en los
alrededores de la Casa de las Leyes. Pocos minutos luego de las tres y media se
inició la sesión conjunta de ambas Cámaras -Diputados y Senadores fue presidida por
el Vicepresidente 1 ° del Senado, doctor Juan Eusebio Jorge Royo, comenzando los
actos de práctica con el izamiento de la bandera por parte de Abraham Rallé,
acompañado por el cántico del Coro Polifónico que desde un pequeño estrado entonó
la "Oración a la Bandera".

Instantes después se produjo el arribo de Miguel Ragone luego Olivio Ríos, quienes se
vieron demorados por las demostraciones de afecto de la compacta muchedumbre y
en medio de vítores y cánticos alusivos. Tras ellos hicieron su ingreso los jefes
militares de la guarnición Salta, quienes se situaron contiguos a los miembros de la
Suprema corte de Justicia con su presidente doctor Adolfo Torino y cuatro minis del
Poder Judicial; en el mismo sector se ubicó el arzobispo de Salta Monseñor Carlos
Mariano Pérez.

El estrado presidencial de la Asamblea estuvo ocupado por el secretario del


gobernador Gregorio Caro Figueroa; los -secretarios de la Cámara de Senadores,
Antonio Marocco y Roberto Chuchuy; el gobernador electo Miguel Ragone; el
vicegobernador Olivio Ríos; el presidente de la Asamblea doctor Royo; el presidente
de la Cámara de Diputados Abraham Rallé, el secretario de dicho cuerpo Benito
Sánchez, todos de pie en el momento de procederse a la toma de juramento, el que
prestó el doctor Ragone de acuerdo a la siguiente fórmula:

"Yo Miguel Ragone juro por Dios y por la Patria y sobre estos Santos Evangelios,
observar y hacer observar la Constitución de la Provincia y de la Nación
desempeñando con lealtad y honradez el cargo. Si así no lo hiciere, Dios y la Patria
me lo demanden". Concluidas sus palabras, cerrados aplausos y fritos de vivas por
Perón, dieron singular marco al juramento del 6° gobernador justicialista de la
provincia. Entonces. el doy, tor Jorge Royo, expresó: "doctor Miguel Ragone, quedáis
pes, de este momento en el cargo de Gobernador'.

Acto seguido hizo su juramente el vicegobernador Olivio Ríos y continuó la ceremonia


con un breve discurso del presidente de la Asamblea doctor Royo, refiriéndose en los
siguientes términos:

"La emoción y la alegría del cumplimiento de la última etapa del proceso de


normalización constitucional, ocasión en que no podemos olvidar el sacrificio de
nuestro pueblo en su lucha por concretar el ideal de la democracia y recordar hoy que
contamos con un pueblo maravilloso y una juventud inteligente".

Concluyendo esta parte del acto con prolongados aplausos y vivas a Perón, que
fueron telón de fondo clamoroso para la emotividad de quienes asumían y de gran
parte de los asistentes.

Ya eran las 16 horas cuando Ragone expuso ante las cámaras su mensaje, que se
extendió durante cuarenta minutos, siendo interrumpido en trece ocasiones por los
legisladores y concurrentes reunidos en sonoros aplausos a los párrafos salientes de
la alocución gubernamental.

Finalizada la lectura, Ragone efectuó un reconocimiento a los colaboradores que


habían participado en la elaboración del discurso y agradeció al pueblo de la provincia
de Salta, tributándoles su homenaje a los allí reunidos asambleístas, directos
representantes del pueblo y de la provincia. Tras ello, los asistentes entonaron con
unción la marcha "Los Muchachos Peronistas", a cuyo término la presidencia invitó a
la senadora Julia del Carmen Cruz de Vakulski -vicepresidenta segunda del cuerpo
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para que procediera a arriar la bandera de ceremonias del recinto, con lo que concluyó
la sesión de la Asamblea Legislativa provincial.

De inmediato la concurrencia inició la salida desde palcos y lugares especiales,


engrosando las columnas de partidarios que colmaban la calle Mitre, retirándose en
primer término Olivio Ríos y más atrás Miguel Ragone quienes a pie comenzaron la
marcha hasta la Casa de Gobierno, rodeados por muchedumbre abigarrada y
vocinglera, lo que significó un lapso de una hora hasta el arribo a Mitre 23.

Cumplida la cívica procesión y arribados a la entonces de Gobierno, siendo recibidos


los mandatarios por el público que allí permanecía en espera, siempre en un ánimo de
júbilo y algarabía, de estribillos, banderas y carteles. El Salón Blanco, escenario del
traspaso del poder, fue el ámbito donde comenzó a congregarse quienes estaban
invitados a presenciar la ceremonia de toma de poder. En primer término arribó Olivio
Ríos, y tras su llegada, simultáneamente en el salón y en las inmediaciones del palacio
comenzaron a entonar la marcha peronista y vivas para el binomio gubernativo y a
líder del movimiento. Un cuarto de hora después hizo su entrada el doctor Ragone,
ubicándose junto a su gobernador. A la par de ellos se encontraban las autoridades
salientes el jefe de la guarnición militar coronel Martín franco, el arzobispo Monseñor
Pérez Eslava y otros funcionarios.

Para comenzar la ceremonia el Escribano de Gobierno dio lectura al acta respectiva y


a su término, la misma fue firmada por los mandatarios entrantes, al igual que por los
funcionarios salientes y la autoridad militar y eclesiástica. El gobernador de facto
saliente a continuación hizo entrega al doctor Ragone de los atributos simbólicos de su
investidura, éste entonces prosiguió con el desarrollo del acto, acompañando al mayor
Spangenberg y sus funcionarios hasta la puerta de la Casa de Gobierno donde los
despidió.

Allí se produjo un episodio singular: la multitud comenzó a insultar al ya cesante


mandatario y sus acompañantes, lo que motivó la directa intervención de Ragone,
quien salió a la calle y con suma energía reclamó respeto para los agredidos, cesando
las burlas y denuestos, lo que permitió el retiro de esa comitiva sin más problemas.

Retornado que fue el Gobernador al Salón Blanco, salió al balcón para agradecer
efusivamente al pueblo que lo ovacionaba, luego de lo cual comenzó el saludo a los
invitados al acto, estrechándose en afectuosos abrazos con amigos y colaboradores.
En la continuidad de la ceremonia oficial, se dio lectura al Decreto N° 1 del flamante
gobierno, que expresaba "queda asumido por parte del suscripto gobernador de ;a
Provincia el mando gubernativo de la misma", refrendando el instrumento por el
director general de Administración del Ministerio de Gobierno René Fernando Soto. De
inmediato se continuó con la lectura de otros ocho decretos más, designando al
gabinete ministerial, sus secretarios de Estado, el Jefe de Policía y el intendente
municipal de la Ciudad de Salta.

Posesionados los ministros y secretarios, concluyó la ceremonia en la Casa de


Gobierno, trasladándose las autoridades al Departamento Central de Policía donde fue
puesto en funciones el titular de la repartición Antonio Rubén Fortuny.

Eran casi las siete y media de la tarde cuando en un nuevo desplazamiento las
noveles autoridades se constituyeron en la intendencia municipal. El propio
gobernador puso en posesión de sus funciones de jefe comunal al ingeniero Héctor
Gerardo Bavio por medio de la lectura del Decreto N° 9, quedando el nombrado "en
comisión" hasta que el Senado procediera a brindar el acuerdo constitucional,
tomándole el juramento de rigor. Se encontraban presentes el intendente municipal
saliente, doctor Néstor Molina, y sus principales colaboradores, representantes del
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Sindicato Municipal, legisladores, autoridades partidarias y dirigentes de las ramas del


justicialismo.

Terminaba aquí un largo día, con todo en orden y sin ningún hecho negativo, rodeado
Ragone y sus hombres por un pueblo regocijado y exultante. No era un mal comienzo.

Una fofo para la historia. Miguel Ragone luce la banda de


Gobernador de la Provincia de Salta y lanza una
esperanzada mirada hacia la multitud que lo aplaudía. Fue
captada la imagen a minutos de prestar el juramento de
rigor.

Tras jurar ante la Asamblea Legislativa, Miguel Ragone llega a Mitre 23, entonces
sede del Poder Ejecutivo. Lo reciben el gobernador militar mayor Ricardo J.
Spangenberg y una guardia de honor.
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En los instantes previos


a la transmisión
demando gubernativo
aparecen el señor Olivio
Ríos, flamante
vicegobernador, el
electo gobernador,
doctor Miguel Ragone y
el interventor saliente,
mayor (r) Spangenberg.

Una vista área que muestra la marcha cívica


que acompañó a Ragone cubriendo las cinco
cuadras que recorrió esta multitud por calle
Mitre.

Se saludan
Ragone y
Spangenberg;
fue al inicio del
acto de
transmisión de
mando en el
Salón Blanco de
la Casa de
Gobiemo.

Acto de firma de! libro notarial de la Escribanía de Gobierno


minutos después de asumido el mando, estampa su firma el
doctor Miguel Ragone.
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Una multitud de hombres y mujeres acompañaron a Miguel Ragone en la caminata


desde la Legislatura hasta la Casa de Gobierno. Fue una concentración espontánea,
emocionada y festiva. Miles de salteños celebraban el renacimiento democrático en
1973.
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TESTIMONIO

JOSE HUMBERTO CABEZAS, Diputado nacional 1973/1976

En la actualidad es Secretario de Prensa del Círculo de ex


Legisladores Nacionales, que integra luego de haber ocupado una
banca en el Congreso Nacional en 1973. José Humberto Cabezas fue
amigo y compadre del ex gobernador desaparecido. Desde esta óptica
privilegiada desmitifica muchas de las idealizaciones con las cuales
ambos extremos del arco ideológico intentaron posteriormente recubrir
la figura de Ragone. Así pensaba y sentía el ex gobernador, según cuenta su amigo
José Humberto Cabezas.

¿Cómo llegó a la lista peronista de esa época?

- Yo venía de un curso de capacitación promovido por la Confederación Mundial del


Trabajo, ya que era Secretario Gremial del Sindicato Unico del Tabaco. A mi regreso,
tomo conocimiento de las internas partidarias. Estaba la lista Verde, encabezada por el
doctor Miguel Ragone; después, la Azul y Blanca, sin liderazgos. después de la muerte
de Tomás Ryan; y el Movimiento Popular Salteño, de Ricardo Durand, que pregonaba
un peronismo sin Perón. Estos últimos querían gravitar en la vida del Justicialismo
pero se retiran cuando se proclama la candidatura a la gobernación del doctor Miguel
Ragone y del compañero Obvio Ríos. En estas circunstancias conozco a don Miguel,
quien me impone como candidato a diputado nacional, a partir de lo cual mantuve un
trato cotidiano con él, debido a que lo acompañé durante toda la campaña. Eso me
permitió tomar contacto con viejos compañeros suyos de su época de estudiante,
como los doctores Ramón Carrillo, Raúl Matera y Rodolfo Arce, quienes venían de una
militancia nacionalista, en con las huestes liberales y marxista-reformista.

¿Qué impresión le causó el doctor Ragone?

- Una persona excelente, incorruptible, lleno de amor y solidaridad. Incluso, con


aquellas personas que le hicieron tanto mal; aquellos que, en su afán de derribarlo,
recurrieron a la difamación más baja, llevando manuscritos apócrifos a los servicios de
inteligencia del Estado nacional, las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior.
Algunos de estos documentos a lo mejor estén archivados en dichos organismos.

¿Existe alguna idealización en este recuerdo suyo?

- No, en absoluto. Si cuando asumió, ordenó a todos sus funcionarios que usaran sus
propios vehículos para trasladarse. El viajaba en avión de línea cuando tenía que ir a
Buenos Aires; una vez que fue para allá se había olvidado su chequera y le había
pedido al delegado de la Casa de Salta que hiciera los trámites para enviársela. Este
hombre entendió que era más cómodo pedir viáticos, así que cuando el doctor se
enteró de tal maniobra lo retó con vehemencia y lo obligó a devolver a Tesorería esa
remesa. En cuanto a lo otro, una vez fui a de] ar una invitación a la presidencia (del
gobernador y monseñor Pérez) para que la jefa de Estado asistiera al Congreso
Eucarístico en el que se inauguró la cruz del Paseo Güemes. La señora Ayerbe me
contestó que la presidenta no asistiría por temor a que le ocurriera algo, como
consecuencia de los infundios que le mencioné anteriormente -decían que Salta era un
campo de adiestramiento de guerrilleros, lo que era falso-.

¿Cómo definiría ideológicamente a Ragone?

- Como una persona de una gran sensibilidad social, humanista y cristiana, por la cual
fue tan querido y seguido por los humildes y los marginales y las clases empobrecidas.
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Debido a su profesión estas cualidades innatas se desarrollaron profundamente.


Puedo asegurar con la mayor certeza que fue, es y será por siempre u;-, peronista con
mayúsculas, ejemplar; nos haría tanto bien en la actualidad contar con un hombre de
sus características. Creo que con Ragone se hizo ley ese viejo principio peronista:
primero la patria, después el partido y por último los hombres, y dentro de éstos
últimos, los más humildes y necesitados.

¿De qué manera vivió el día de su secuestro?

- Fue como un día de negros presagios para lo que se venía e1: la patria. El era mi
amigo y también padrino de mi hijo menor, de lo cual estoy orgulloso porque su
recuerdo va a perdurar. Luego de su pérdida me aparté totalmente de la política. Su
asesinato ofende a la humanidad y a la historia de esta provincia. La caída de su
gobierno se explica por su incorruptibilidad, lo que motivó a parte de la dirigencia
provincial y nacional del Justicialismo -acompañada de un sector gremial- a
desacreditar su gobierno. Pero su secuestro y desaparición son imperdonables.

¿Cómo actuó la dirigencia ante este hecho?

- La mayoría del pueblo y la dirigencia peronista apoyabais al doctor Ragone, lo mismo


que algunos sectores de la oposición que ponderaban su honestidad. El dirigente
radical Miguel Angel Martínez Saravia, legisladores radicales y de otros partidos me
habían acompañado en dos o tres oportunidades al Ministerio del Interior para
desmentir las calumnias echadas sobre el gobierno de Ragone. El mejor homenaje
que podemos rendirle a este apóstol de la democracia, no empieza ni termina en
hacerle un monolito, ni en darle su nombre a una calle; sino continuando con su
ejemplo de honorabilidad al servicio de la patria.

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