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E l libro de D aniel
O rig in al E n g lísh tille o f w ork: 'Ih e B o o k o f D an ie l
C opyright O 2 0 1 9 by P acific P n u * P u blith in g A ssociation , H am pa, Id ah o 8 3 6 5 3 , USA.
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Traducción: R o lan d o Itin

Edición del texto: A C E S

Ilustración de la portada: Lar» Ju s tin e n

D iseño y diagramación: M . E . M o n salv e M o n to sa

Copyright © 2 0 1 9 de la edición en español


In te r-A m e rica n D iv isió n P u b lish in g A sso cia tío n #

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1* edición: O ctubre 2 0 1 9

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terizadas por sus tapas color marrón, o, en su defecto, de las ediciones tradicionales de la
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de muchos de los títulos, las citas se rcferencian no 6olo con la página, sino además con el
capítulo, o la sección, o la página más el epígrafe en el caso de Consejos sobre alimentación.
Contenido

Introducción.................................................................... 5

1. De la lectura a la comprensión............................................. 9

2. De lerusalén a Babilonia..................................................... 19

3. Del misterio a la revelación................................................. 27

4. Del homo al palacio.......................................................... 37

5. Del orgullo a la humildad................................................... 47

6. De la arrogancia a la destrucción........................................... 57

7. Del foso de los leones a la cueva de los ángeles......................... 67

8. Del mar tormentoso a las nubes del cielo................................ 79

9. De la contaminación a lapurificación..................................... 91

10. De la confesión al consuelo.................................................. 103

11. De la batalla a la victoria..................................................... 115

12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa..................................... 125

13. Del polvo a las estrellas....................................................... 145


& ■
Introducción

scribe cosas dignas de leerse, o bien haz cosas dignas de

E
escribirse'’.1 La mejor exposición de este aforismo de Ben­
jamín Franklin es el registro bíblico de la vida de Daniel.
Él cumplió ambas cosas. El libro que lleva su nombre y su
inquebrantable lealtad son un testimonio de la fidelidad de Dios, que
impulsa a todos a escuchar y aprender. Se estimuló a los primeros ad­
ventistas a estudiar las profecías bíblicas: "Daniel y Apocalipsis son li­
bros aplicables a nosotros, y deberían ser estudiados cuidadosamente,
con mucha oración".2
Históricamente, la autoría de Daniel y su fecha de com posición han
sido tema de ardientes debates eruditos. Los eruditos críticos disputan
que el libro fue escrito o compilado por un judío desconocido para
consolar a su pueblo durante la persecución causada por el rey seléudda
Antíoco IV Epífanes (c. 167-164 a.C.). Sin embargo, los adventistas del
séptimo día, junto con otros eruditos conservadores, consideran el li­
bro com o compuesto por Daniel mismo, en el siglo VI a.C. Aceptan el
libro com o un informe exacto de la vida del profeta y un registro confia­
ble de profecías predictivas.
Se han propuesto varios argumentos en apoyo a una fecha temprana
para el libro. De primera importancia es la información cronológica del
libro mismo (Dan. 1:1, 21; 2:1; 7:1; 8:1; 9:1, 2; 10:1). Segundo, algunos
detalles históricos registrados en el libro muestran que el autor tenía un
conocimiento de primera mano de los eventos históricos que registra-
6 • ElU6R0DEDan.ei

ba. Tercero, los fragmentos del libro de Daniel entre los manuscritos del
Mar Muerto favorecen una fecha de composición temprana Cuarto, la
inclusión de Daniel en el canon hebreo de las Escrituras también sugie­
re una fecha temprana de su composición. Quinto, la traducción Sep-
tuaginta de Daniel muestra que el libro ya era viejo en el siglo II antes
de Cristo, ya que varias palabras parecen haber presentado dificultades
a los traductores. Sexto, el tema parece haber sido resuelto por lesüs.
quien se refirió al libro de Daniel como una composición del autor del
mismo nombre (Mat. 2 4 :1 5 ).5
Una característica peculiar que merece nuestra atención es que el li­
bro de Daniel (al igual que el de Esdras) fue escrito en dos idiomas. Da­
niel 1:1 al 2:4a, y 8:1 al 12:13 están escritos en hebreo, mientras que
Daniel 2:4b al 7:28 están en arameo. Lo más probable es que este bilin­
güismo actúe como una estrategia retórica para mostrar diferentes pun­
tos de vista, reforzando aún más el mensaje del libro. Después de una
breve introducción en hebreo, Daniel procede a registrar sus memorias y
dos amplios bosquejos proféticos en arameo (caps. 2 al 7). Es interesan­
te que estos son los capítulos que transmiten tanto la experiencia de
Daniel en Babilonia como las profecías relacionadas con los cuatro po­
deres mundiales. De esta manera, estos capítulos fueron apropiadamen­
te escritos en arameo, el lenguaje internacional de la época. Pero, cuando
el enfoque del libro se vuelve al Santuario, al Mesías y al pueblo de Dios
(caps. 8 al 12), el libro apropiadamente vuelve al hebreo, el lenguaje
sagrado de Israel.4
El tema teológico fundamental transmitido por el libro de Daniel es
la soberanía de Dios como el Señor de la historia, las naciones y los
individuos. Aunque las narraciones de Daniel y sus compañeros mues­
tran el amor y el cuidado de Dios por los exiliados fieles (caps. 3 y 6),
los juicios sobre Nabucodonosor (cap. 4) y Belsasar (cap. 5) revelan la
soberanía de Dios al juzgar a los gobernantes paganos. Los amplios bos­
quejos proféticos del libro traen la escatología al frente del mensaje de
Daniel. A pesar de la sucesión aparentemente accidental de reyes y rei­
nos, Dios traerá la historia a su consumación y establecerá un Reino
Introducción • 7

eterno bajo el gobierno del ser llamado "hijo de hombre", "Príncipe",


"Mesías" y "Miguel" (caps. 2, 7, 9, 10 al 12).

Este libro se divide en trece capítulos. El primer capítulo atiende


asuntos introductorios relevantes para la comprensión del libro, tales
como la estructura literaria y los principios básicos de interpretación.
Los capítulos subsiguientes abarcan los doce capítulos de Daniel, como
se encuentran en el canon hebreo y las Biblias modernas. Al ocupamos
en el estudio de este libro fascinante, "dejemos que Daniel hable" y
"presente la verdad como es en Jesús".5

Referencias
1. Benjamín Franklin, Poor Richard's Almanac, col. 2 (mayo de 1738).
2. Elena de White, Carta 139,1896; Manuscript Releases, 1.18, pp. 1.301-1.359; Patrimo­
nio Elena de White, 1981-1993, Silver Spring, MD, EE.UU., p. 275.
3. Stephen R. Miller, Daniel, The New American Commentary (Nashville, TN: Broadman
& Holman Publishing, 1994), t. 18, pp. 24-43.
4. Ver B. T. Arnold, "The Use of Aramaic in the Hebrew Bible: Another Look at Bilingua-
lism in Ezra and Daniel", Journal of Northwest Semitic Languages 22, N° 2f (1996), pp.
1-16.
5. Elena de White, "The Study of Revelation", Pacific Union Recorder, 14 de enero de
1904.
De la lectura a la comprensión

l libro de Daniel comienza en las cenizas del exilio y concluye

E
con la gloría de la resurrección. Un mensaje resuena a través
de todo: a pesar de los poderes malignos que se oponen a él y
persiguen a su pueblo, Dios se erige como Soberano sobre los
reinos del mundo y cuida a su pueblo. Reyes y déspotas ascienden al
poder y pasan, pero al final el Príncipe de Paz anulará los poderes terre­
nales y establecerá un reino basado en la justicia. De esta manera, no
importa cuán complejas puedan ser algunas porciones del libro, una
verdad emerge clara y fuerte: Jesús vencerá.
Estudiar el libro de Daniel es una aventura emocionante, que re­
quiere una gran porción de sabiduría y comprensión. De hecho, Daniel
mismo ora pidiendo entendimiento. La falta de comprensión lo hace
sentir débil y enfermo por un tiempo. Pero, el ángel intérprete llega
para explicar aspectos del mensaje divino que requieren clarificación.
Al estudiar el libro de Daniel, usted puede sentirse como el profeta, al
anhelar tener una comprensión mejor de los pasajes que parecen difí­
ciles y oscuros. En este aspecto, usted puede beneficiarse con la erudi­
ción de los intérpretes adventistas que han estudiado el libro y explica­
do sus verdades. Este libro es una modesta contribución a tal fin.
Enfatizaremos tres elementos para guiar nuestro estudio de este pre­
cioso libro. Primero, notaremos su estructura. El libro está organizado
en una sección narrativa (caps. 1-6) y una sección profética (caps. 7-12).
Segundo, prestaremos atención al enfoque apropiado a la comprensión
10 • El libro de D aniel

del mensaje profético de Daniel. Tercero, reflexionaremos sobre la rele­


vancia contemporánea del libro de Daniel para nuestra vida.

Unidad estructural y literaria


Al estudiar el libro de Daniel (o cualquier otro de los libros bíblicos, en
realidad), debemos recordar que la revelación especial de Dios nos ha
llegado por medio de maneras de pensar y expresiones literarias antiguas.
Por ejemplo, tendemos a presentar un argumento siguiendo una línea
recta de pensamiento: introducción, desarrollo y conclusión. Esta línea de
razonamiento influida por Aristóteles, aunque extraña a la Biblia, ha llega­
do a ser el fundamento de la manera de pensar occidental. Para compren­
der correctamente el libro de Daniel, es importante poner a un lado la
expectativa de que sus capítulos y sus secciones deben desenvolverse de
una manera rigurosamente rectilínea.
En Daniel encontramos una estructura que se caracteriza por la repe­
tición y la expansión, que se aplica a las secciones profética y narrativa.
Por ejemplo, el paralelismo literario está presente en las líneas poéticas
que se encuentran en los Salmos, pero también actúa en los grandes
bosquejos proféticos y narrativos del libro de Daniel. Los bosquejos
proféticos de Daniel 2, 7, 8 y 10 al 12 son una cadena progresiva de re­
capitulaciones y expansiones. Cada sección subsiguiente repite, expan­
de y añade información o detalles no cubiertos previamente. Del mis­
mo modo, las narraciones están estructuradas de acuerdo con un mode­
lo de repetición. El homo ardiente es paralelo a la cueva de leones, y la
separación temporaria de Nabucodonosor del trono es paralela a la des­
aparición permanente de Belsasar del trono. El siguiente bosquejo del
libro puede ayudarle a visualizar esta estructura:
1. De la lectura a la comprensión * 1 1

Prólogo (1:1-21)
Cuatro reinos metálicos (2:1-49)
Dios libra a los amigos de Daniel (3:1-30)
Dios humilla a Nabucodonosor (4:1-37)
Dios humilla a Belsasar (5:1-31)
Dios libra a Daniel (6:1-28)
Cuatro reinos animales (7:1-28)
El carnero y el macho cabrío (8:1-27)
La oración de Daniel y la respuesta de Dios (9:1-27)
El conflicto de las naciones (10:1-12:4)
Epílogo (12:5-13)'

Pero, el paralelismo que se muestra arriba de ningún modo indica


mera repetición o circularidad. En realidad, tal recapitulación debe ser
calificada como un "paralelismo progresivo". Es decir, "el autor nos lle­
va del principio al final de una secuencia de eventos y luego regresa al
comienzo para describirlos de nuevo, esta vez con términos diferentes o
desde otra perspectiva. Uno podría comparar la estructura con una esca­
lera en espiral, girando siempre alrededor del mismo punto central más
de una vez, pero elevándose cada vez más alto al mismo tiem po".2
Como se observa en cada bosquejo profético, la repetición y la expan­
sión viene con una progresión histórica que cubre la historia desde el
tiempo del profeta hasta el establecimiento del Reino de Dios.
También vale notar que la sección narrativa (caps. 1-6) contiene pro­
fería (cap. 2), y la sección profética contiene porciones narrativas (caps.
9, 10).3 Es útil mencionar que el libro comienza en hebreo (l:l-2 :4 a ),
continúa en arameo (2:4b-7) y concluye en hebreo (8-12). Una rápida
mirada a las secciones literarias y lingüísticas muestra que ellas no coin­
ciden sino más bien se superponen mutuamente, fortaleciendo así la
unidad del libro. Adicionalmente, note que la sección aramea (caps.
2-7) es una estructura concéntrica centrada en los capítulos 4 y 5, que
enfatizan los juicios de Dios sobre dos gobernantes.
12 • Ei ubso de D aniel

Otro aspecto importante del libro que merece atención se refiere a la


estructura entrelazada de los pasajes narrativos con los pasajes proféti-
cos. Las historias y las profecías registradas en el libro no deberían ser
entendidas como hilos independientes que más tarde se unieron.4 Más
bien, las secciones narrativas y las proféticas se entrelazan mutuamente
en una unidad estrecha. Por ejemplo, la narración nota que Nabucodo-
nosor toma los vasos del Templo, y posteriormente Belsasar los profa­
na, señalando las actividades arrogantes del cuerno pequeño en los ca­
pítulos 7 y 8.5 Del mismo modo, la lealtad a Dios de Daniel y sus ami­
gos en la sección narrativa señala a la fidelidad a Dios del pueblo del
tiempo del fin en la sección profética.

Interpretación del mensaje profético


Importante para una adecuada interpretación de Daniel es el reconoci­
miento de que su mensaje profético corresponde al género llamado apo­
calíptico, un tipo de profecía que se halla en contraste con la profecía
clásica. Las profecías apocalípticas son de naturaleza reveladora, por cuan­
to desvelan lo que estaba oculto de la vista y el conocimiento humanos.
La profecía clásica designa los mensajes conservados en libros como Isaías,
Amos y Jeremías. La profecía apocalíptica también revela los planes incon­
dicionales y de largo alcance de Dios para la historia, con un foco en el fin
de la historia humana, señalando el tiempo cuando Dios acabará con el
presente orden del mundo y establecerá su Reino eterno. Sin embargo, la
profecía clásica se concentra principalmente en el plan condicional de
Dios para el Israel nacional dentro de los límites del Pacto.6
La profecía apocalíptica también exhibe otras características. La reve­
lación viene principalmente mediante visiones y sueños, y a menudo
por la mediación de seres celestiales. También se caracteriza por con­
trastes notables, tales como el bien contra el mal, el presente en contras­
te con el futuro. También puede usar imágenes compuestas y vividas
tales como leones alados y un cuerno con ojos y boca. En conjunto, la
1. De la lectura a la comprensión * 13

profecía apocalíptica surge en tiempos de crisis para transmitir un men­


saje de esperanza: Dios controla la historia.7
En este punto, debemos recordar que cada uno posee un prejuicio
interpretativo al estudio de Daniel. Reconocer las presuposiciones y las
perspectivas singulares de interpretación es el primer paso para alcanzar
una comprensión adecuada de su mensaje. A través de la historia, las
profecías de Daniel se han comprendido desde por lo menos cuatro
perspectivas: preterismo, futurismo, idealismo e historicismo. El prete-
rismo considera los eventos proféticos como ya cumplidos. El futuris­
mo cree que las profecías de Daniel se cumplirán literalmente en un
período escatológico (tiempo del fin). El idealismo entiende los eventos
proféticos como verdades sin referencia al tiempo y sin referentes histó­
ricos específicos. El historicismo reconoce que el cumplimiento de las
profecías de Daniel ocurre dentro del flujo de la historia, desde el tiem­
po de Daniel hasta el establecimiento del Reino de Dios.
Para comprender cómo difieren estos enfoques, considere cómo el
preterismo equipara al anticristo con Antíoco ÍV. El futurismo ve al an­
ticristo como un gobernante mundial que aparecerá en un futuro toda­
vía distante. Para los idealistas, el anticristo representa cualquier poder
malvado que oprime al pueblo de Dios o se opone al evangelio. Y los
historicistas identifican al anticristo con el Papado, cuyo poder e in­
fluencia se extienden desde la Edad Media hasta el fin del mundo.
Dados estos diferentes enfoques de Daniel, ¿cuál es el más compati­
ble con la naturaleza y el propósito del libro? Los adventistas del sépti­
mo día han adoptado el enfoque historicista, no sencillamente por cau­
sa de una supuesta tradición heredada de los Reformadores, sino por­
que un estudio cuidadoso ha validado el hecho de que el concepto
historicista fluye naturalmente del libro de Daniel mismo. Este hecho es
reconocido por una fuente adventista confiable:

La validez del historicismo como método para la interpretación de


Daniel y Apocalipsis es provista por el hecho de que el ángel intér­
prete en Daniel usó este método para explicar el significado de las
14* El l IBRD Pt D a NIU

visiones del profeta. En un sueño, se le informa que el sueño del


rey en Daniel 2 representa cuatro reinos que surgirán en la historia
humana antes de que se establezca el Reino de Dios (vers. 36-45).
Las cuatro bestias de Daniel 7 representan esos mismos reinos,
después de los cuales Dios dará el Reino a los santos (vers. 18,
19). El primer reino fue identificado como Babilonia (vers. 36-38).
En Daniel 8 se usan dos animales como símbolos para representar
a los imperios Medopersa y Griego (vers. 19-21). En Daniel no se
identifica al cuarto reino, pero Jesús supone que es Roma (Mat.
24:15). De acuerdo con Daniel, este reino había de dividirse, y un
cuerno pequeño ejercería el control político y religioso de la gente.
En el tiempo del fin, el cuerno sería destruido y se establecería el
Reino de Dios para siempre.8

Además, Jesús entendió Daniel 9:26 y 27 desde una perspectiva his-


toricista al referirse a la destrucción futura de Jerusalén en el año 70 d.C.
(Luc. 21:20-22). Y, en el mismo espíritu, Pablo mencionó una sucesión
de eventos proféticos que habían de cumplirse en la historia antes de la
segunda venida de Cristo (2 Tes. 2:1-12). De estas observaciones se si­
gue que "el historicismo como método de interpretación se encuentra
en la Biblia misma, y provee la clave para la interpretación de los libros
apocalípticos de Daniel y Apocalipsis".9
Vayamos ahora al principio de día por año, un elemento crucial de
interpretación dentro del enfoque historicista. Tres razones importantes
demandan la aplicación del principio de día por año a las profecías de
tiempo de Daniel. Primera, la magnitud de los eventos descritos en las
profecías que conducen al "tiempo del fin" indican que los períodos de
tiempo mencionados en estas profecías deben extenderse a lo largo de la
historia y no limitarse a unos pocos días, semanas o meses literales. Por
ejemplo, desde el amplio panorama de Daniel 7, es poco probable que la
lucha con el cuerno pequeño se pudiera resolver en tres años y medio li­
terales.10
1. De la lectura a la comprensión * 15

Segunda, las imágenes y el lenguaje simbólico de la profecía requie­


ren que las unidades de tiempo sean simbólicas. Como se notó apropia­
damente, *en muchas profecías apocalípticas, tanto los aspectos princi­
pales como el elemento del tiempo han sido reducidos a una escala
microcósmica; se los puede entender mejor si se amplían en su cumpli­
miento m acrocósm ico'." Esto se ha llamado la "simbolización en mi­
niatura' y "permite que el principio día por año se aplique a las 'setenta
semanas' con sus subdivisiones temporales (9:24-27); 'tiempo, y tiem­
pos, y medio tiempo' (7:25; 12:7); los 1.290 'días' (12:11); los 1.335
'días' (12:12); y las 2 .3 0 0 'tardes y mañanas' (8:14). Pero, la ausencia de
tal simbolismo con respecto a los 'siete tiempos' (4:16, 23, 25, 32), los
'setenta años' (9:2) y las 'tres semanas' (10:2) implica que estos lapsos
tienen que ser entendidos literalmente".12
Tercera, la Biblia presenta abundantes evidencias de que un día puede
representar un año. Además, Números 14:34 y Ezequiel 4:6, así como
una cantidad de pasajes en diversos libros y géneros literarios de las Es­
crituras, son referencias a paralelos entre un día y un año. Es interesante,
la primera profecía de tiempo mencionada en la Biblia parece haber sido
calibrada en términos de una equivalencia día-año. Debido a la corrup­
ción del mundo antediluviano, Dios pronunció esta sentencia: "No per­
manecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que
carne; que sus días sean ciento veinte años" (Gén. 6:3, BJ; énfasis añadi­
do). Así, la equivalencia año/día que surge en las escalas de tiempo de la
profecía apocalíptica parece estar ya engastada en la Escritura.

Relevancia contemporánea
Para comprender el libro de Daniel, debemos saber más que la his­
toria y las fechas relacionadas con sus profecías; necesitamos aprender
acerca del Dios que se reveló en sus narraciones y profecías. En cada
página, Dios se muestra en el control. Al comienzo del libro, él entrega
Jerusalén a Nabucodonosor; pero al final, él levanta a su pueblo de los
muertos. Al desenvolverse el libro, Dios cuida de sus siervos y les da
16 • El i*e»oot D¿vi.

sabiduría. Lx>s acompaña en el horno ardiente y en el foso de los leones.


Establece reyes y los quita, revelando su plan de largo alcance para esta­
blecer su Reino eterno.
El libro de Daniel da testimonio de Cristo al revelar la gracia de Dios
y enfatizar su revelación máxima en Jesús. La naturaleza misericordiosa
de Dios y lo que él hace en favor de su pueblo señala a Jesús como Sal­
vador y Señor. El cuarto hombre en el horno ardiente y el hombre ves­
tido de lino son revelaciones de Cristo antes de su encamación. Pero
Cristo también aparece en el corazón del mensaje profético del libro
como nuestro Sacrificio, Sacerdote y Rey.
Las narraciones de Daniel y sus amigos proporcionan modelos de
excelencia, integridad y sabiduría. Nos inspiran a vivir fielmente mientras
servimos a Dios en una cultura pluralista y relativista. Elena de White
observa: “Un fiel estudio de la historia de Daniel y sus tres amigos ense­
ñará principios que subyacen a un carácter sólido y fiel. Estos jóvenes
habían aprendido primero a servir a Dios en sus hogares. Habían apren­
dido el significado de la verdadera religión y lo que Dios haría por ellos
si permanecían leales a él. Cuando fueron llevados a la corte de Babilo­
nia, decidieron entregar su vida antes que ser infieles a D io s'.13 Como
afirma un autor: "No hay un centímetro cuadrado en todo el dominio
de nuestra existencia humana sobre el cual Cristo, que es el Soberano
sobre todo, no clame: '¡M ío!' "u
El libro de Daniel también nos ayuda en nuestra comprensión de la
cosmovisión bíblica. En su descripción de Dios, por ejemplo, provee
vislumbres de la naturaleza de la realidad última. Dios se comunica con
los humanos, predice el futuro e impulsa la historia hacia su consuma­
ción. Este concepto de la realidad última se encuentra en agudo contras­
te con el panteísmo, el deísmo y el materialismo. En medio de tantos
abordajes a la vida, el libro de Daniel sirve como un GPS espiritual,
orientándonos hacia nuestra posición actual y nuestro destino final en
el plan de Dios.
Finalmente, el libro de Daniel subraya el privilegio y la responsabili­
dad del pueblo remanente. Un comentario de un historiador sobre un
1, De la lectura a la comprensión * 1 7

versículo específico ciertamente se puede aplicar al libro de Daniel en


general: “Daniel 8:14 no es tanto para la salvación personal como un
punto de anclaje en el tiempo para una misión mundial final que lleva­
ría un mensaje especial a toda nación, tribu, lengua y pueblo (Apoc.
10:11; 14:6)“.15 En gran medida, nuestra identidad, mensaje y misión
están cimentados en el mensaje profético de Daniel.

Conclusión
Esta información puede ayudamos a navegar en el libro de Daniel.
Al recorrer sus páginas, encontraremos un paisaje poblado con diversas
criaturas. Nos encontraremos con personas que oran, reyes arrogantes,
animales híbridos, cuernos que hablan y ángeles brillantes. Pero, por
encima de cada personaje y cada profecía, se encuentra el Soberano to­
dopoderoso del universo. Él es el que motoriza el flujo de la historia
hada su meta final. Lo encontraremos caminando en un hom o ardien­
te, moviéndose en una cueva de leones, sirviendo en el Tribunal celes­
tial, o aún parado sobre un río. Pero al fin, nos encontraremos con él
cara a cara, con aquel que permanece con nosotros en la vida y en la
muerte: ¡Miguel, nuestro Príncipe!

Referencias
1. Adaptado de Mitchell Loyd Chase, "Resurrection Hope in Daniel 12:2: An Exercise
in Biblical Theology" (tesis, doctoral, Seminario Teológico Bautista del Sur, 2013),
p. 48; Peter J. Gentry y Stephen J. Wellum, Kingdom through Covenant: A Biblical-
Theological Understanding o f the Covenants (Wheaton, IL: Crossway, 2012), pp. 531,
532; Andrew Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (Saint Louis, MO: Concor­
dia, 2008), pp. 22, 23.
2. Sinclair B. Ferguson, The Preacher's Commentaiy, t. 21: Daniel, ed. Lloyd I. Ogilvie
(Nashville, TN: Thomas Nelson Inc. 1988), t. 17.
3. Carol A. Newsom, Daniel: A Commentary, con Brennan W. Breed, The Oíd Testament
Library (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2014), p. 289.
18 • Ei libro de Daniel

4. John J. Collins, Daniel: A Commentary on the Book o f Daniel, ed. Frank Moore Cross
con un ensayo por Adela Yabro Collins, Hermeneia: a Critical and Historical Com-
mentaryon the Bible (Minneapolis, MN: Fortress, 1994), pp. 37-39.
5. Winfried Vogel, "Cultic Motifs and Themes in the Book of Daniel*, Journal o f the
Adventist Theological Societ)' 7, N° 1 (1996), pp. 21-39.
6. William G. Johnsson, "Apocalíptica Bíblica", en Teología: Fundamentos bíblicos de
nuestra fe, ed. Raoul Dederen (Doral, FL: 1ADPA, 2008), t. 8, pp. 41-98.
7. Johnsson, "Apocalíptica Bíblica", pp. 41-98.
8. Don F. Neufeld, "Historicism", en Seventh-day Adventist Encyclopedia, Commentary
Reference Series (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1995).
9. Neufeld, "Historicism".
10. William H. Shea, Selected Studies on Prophetic Interpretaron, ed. rev., t. 1 de Daniel
and Revelation Committee Series, Frank B. Holbrook, ed. (Silver Spring, MD: Bibli-
cal Research Institute, de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día,
1992), p. 72.
11. Alberto R. Timm, "Miniature Symbolization and the Year-Day Principie of Prophe­
tic Interpretation", Andrews University Seminary Studies 42, N° 1 (2004), p. 166.
12. Timm, "Miniature Symbolization", p. 166.
13. Elena de White, "Knowing God", The Youth's Instructor, 7 de abril de 1908 (Ellen G.
White Publications, 1986), p. 703.
14. James D. Bratt, ed., Abraham Kuyper: A Centennial Reader, por Abraham Kuyper
(Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998), p. 488.
15. George R. Knight, The Apocalyptic Vision and the Neutering ofAdventism, ed. Gerald
Wheeler (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2008, publicado por este sello edi­
torial bajo el título: La visión apocalíptica y la castración del adventismo), pp. 37, 38.
De Jerusalén a Babilonia
l libro de Daniel se inicia con una nota sombría: la invasión

E
de Nabucodonosor a Judá. En esta conquista inicial, el rey de
Babilonia derrotó a Jerusalén, tomó cautivos y confiscó los
vasos sagrados del Templo. A primera vista, estos eventos dan
la impresión de que el Dios de Judá había sido derrotado por los dioses
de Babilonia. Sin embargo, una lectura más cuidadosa muestra que la
derrota de Jerusalén fue un acto de Dios. "El Señor entregó en sus ma­
nos [las de Nabucodonosor] a Joacim, rey de Judá" (Dan. 1:2). Este co­
mentario fija el tono para todo el mensaje de Daniel. Es el Dios de Judá
quien gobierna soberanamente sobre los reinos del mundo, estable­
ciendo y quitando reyes de acuerdo con su voluntad. Por cuanto el pue­
blo de Dios había quebrantado el Pacto y rechazado repetidas invitacio­
nes a restaurar su relación con Dios, el Señor envió los ejércitos de Ba­
bilonia para desmantelar su sociedad. En el transcurso de setenta años,
Judá sufrió tres invasiones consecutivas y la Tierra Prometida yacía de­
solada; y sus habitantes, exiliados en Babilonia.
Durante la primera invasión, en el año 605 a.C., Daniel y sus amigos
fueron transportados a Babilonia. Como el rey de Judá se negó a some­
terse a los babilonios, Nabucodonosor ordenó otro ataque en 597 a.C.
En esa ocasión, el rey de Babilonia reemplazó al rey Joacim con Sede-
quías, y se llevó a Babilonia "todos los tesoros de las casa de Jehová y los
de la casa real (...) rompió en pedazos todos los utensilios de oro que
había hecho Salomón, rey de Israel, en la casa de Jehová" (2 Rey. 24:13).
Nabucodonosor también llevó a otro grupo de cautivos, incluyendo al
rcv loaqutn y al profeta Evcquiel. l^igiwiiuiAinnur, Sedequias desde
ñó lalección y no se sometió completamente a Babilonia Como irsul
ukIo , Nabucodonosor regresó .t Ictusalén y I.» arrasó quemo el Templo
v llevó marchando »t olio grupo de exiliados a Babilonia
IVbio haber sido doloroso para luda experimentar el colapso de las
uvs instituciones pactuales que le daban significado a su villa. Primera,
el majestuoso Templo de Salomón, la morada de la presencia de Oíos
entre dios, fue saqueado y finalmente destruido por el enemigo. Según
da, el rey davidico llego a estar bajo la tutela de Nabucodonosor y con el
tiempo fue llevado cautivo a Babilonia. Y tercera, su tierra natal -otorga­
da bajo los términos del pacto de Abraham- cayó bajo el control de un
poder extranjero. Muchos de sus habitantes, incluyendo a Daniel y sus
amigos, fueron exiliados a una tierra, un pueblo, una lengua y una cul­
tura extraños.
Contra este sombrío telón de fondo de desolación, destrucción y
aparente abandono divino, Daniel y sus compañeros demostraron una
lealtad inquebrantable al Dios de sus padres. Aunque parecía que Dios
había abandonado a su pueblo, estos cuatro jóvenes permanecieron va­
lientemente firmes. Miraban m.ís allá de las circunstancias a un Dios
trascendente que era bien capaz de revertir el desastre y traer sanidad a
su pueblo.

La fidelidad de Dios a Daniel


Al desarrollarse el libro de Daniel, llega a ser claro que lo que Babi­
lonia había quitado Dios lo restauraba mil veces. En contraste con la
dominación de Judá por Babilonia, el Dios del cielo se describe como
una piedra cortada de ur\ monte que llena la Tierra entera: una imagen
apropiada de un Reino eterno que reemplazará todos los reinos terrena­
les y los poderes humanos (Dan. 2). Aunque Babilonia llevó a loaquín,
el hijo de David, bajo su vasallaje y finalmente en cautividad, al final el
"hijo de hombre" recibirá un Reino eterno y compartirá su poder eterno
con los santos del Altísimo (Dan. 7). Del mismo modo, aunque Babilo-
2. Do Jetusalen o Babilonia 21

nía profano y finalmente destruyó el glorioso Templo de Salomón, Dios


purificara el Templo celestial y dará justicia y salvación a su pueblo
(Dan. S). Y. mientras que las fuerzas de Babilonia pueden tener éxito en
asaltar la Sion tenenal, Dios en última instancia aniquilará las fuerzas
del mal cuando intenten tomar “el monte glorioso y san to ' (Dan. 11).
En cuanto al pueblo, si los ejércitos enemigos derrotan y desplazan a los
judíos. Dios nos asegura que, en el tiempo del fin, Miguel se levantará y
defenderá a su pueblo contra las fuerzas que se le oponen y lo persiguen
(Dan. 12). De este modo, el sombrío cuadro de derrota y destrucción
que se encontró al comienzo dará lugar a escenas de restauración, puri­
ficación y salvación. En un clímax glorioso, la muerte misma será derro­
tada cuando Dios traiga a la vida a los que duermen en el polvo (Dan.
12).
La promesa de Dios de revertir el Exilio de su pueblo a lo largo del
extenso transcurso de la historia se evidencia en su cuidado de Daniel y
sus compañeros. Cuando ellos afrontaron los desafíos de vivir en la
Babilonia de Nabucodonosor, Dios estaba con ellos. Escuchó sus ora­
dones e influyó sobre las autoridades babilónicas para otorgar el pedi­
do de los cautivos siervos de Dios, demostrando que él no estaba lim i­
tado geográficamente al Templo o a la Tierra Prometida. Él mora con su
pueblo dondequiera que esté, porque él es el Señor y el Creador de toda
la Tierra.
Además, Dios hace que sus hijos prosperen en una tierra extraña.
Como dice la Biblia, Dios influyó sobre el jefe de los eunucos para otor­
gar el pedido de Daniel de una dieta vegetariana en lugar de la comida
de la mesa del rey. Se les dio una prueba de diez días, y Dios bendijo a
los cautivos con mejor salud que todos los otros candidatos al servicio
del rey. La narración bíblica usa la expresión “más robusto' para descri­
bir su brillo saludable, que es decir sencillamente que se los veía m ejo­
res que todos los otros jóvenes que comían de la mesa del rey (Dan.
1:15). Es interesante que esta es la misma frase empleada para describir
la apariencia de las primeras siete vacas del sueño de Faraón (Gén.
41:18). De paso, el vínculo lingüístico con la narración de losé puede
• 1.1 iinim m P anih

dar la sugerencia de que Dio» otorga prosperidad a Babilonia por medio


del liderazgo de Daniel y sus amigos en la administración del reino.
Como se reveló en el Pacto, los hijos de Abraham habían de ser una
bendición para todas las familias de la tierra. En última instancia, esta
promesa encuentra su cumplimiento en Cristo cuando los gentiles se
incorporan al pueblo de Dios. Cuando los cristianos modernos realizan
actos de bondad a vecinos no cristianos, están actuando como Daniel y
losé, cumpliendo el plan de Dios de bendecir a todas las familias de la
Tierra.
Dios no solo dio sabiduría y habilidades intelectuales superiores a
Daniel y a sus amigos, sino también bendijo a Daniel con el don sobre­
natural de interpretar visiones y sueños. Al final de su período de entre­
namiento, no sorprende que el rey de Babilonia haya encontrado a Da­
niel y a sus amigos "diez veces mejores que todos los magos y astrólogos
que había en todo su reino" (Dan. 1:20).
Por supuesto, el principal protagonista del libro no es Daniel, Nabu-
codonosor, Darío, o Ciro, sino Dios mismo. El Soberano del universo
emerge como el héroe del libro. Bajo los términos del Pacto, Dios trajo
juicios sobre su pueblo pero nunca lo abandonó. Permitió que Nabuco-
donosor llevara a su pueblo a Babilonia, pero él también fue a Babilo­
nia para morar con ellos. Para los habitantes de Babilonia, y tal vez aun
para los exiliados, el Dios de Israel pudo haber parecido indiferente u
olvidado las penurias de su pueblo. Sin embargo, a pesar de las aparien­
cias externas, Dios estaba actuando detrás de la escena, guiando y diri­
giendo los eventos mundiales y la vida personal de sus siervos. Su inal­
terable fidelidad a Daniel fue una recompensa de la fe de Daniel en él.
De la misma manera, nosotros podemos afrontar las dificultades y
los desafíos de la vida con la seguridad de que Dios es siempre fiel a sus
promesas; podemos descansar seguros de que el Dios de Daniel sigue
siendo nuestro Dios. Él no solo impulsa la historia hacia su culmina­
ción sino también toma un interés personal en cada uno de sus hijos.
La fidelidad de Daniel a Dios
Como joven» Daniel afrontó intimidantes desafíos; no obstante, per­
maneció leal al Dios de sus padres. Al llegar a Babilonia, Daniel y sus
compañeros (vieron seleccionados para un adiestramiento especial para
el servicio en la corte babilónica. No es sorprendente, pues era la prácti­
ca de los antiguos emperadores elegir los mejores jóvenes de las nacio­
nes subyugadas para servir en la corte real, lista estrategia les permitía
mantener el dominio sobre sus vasallos sin debilitar su ejército.
El proceso de adiestrar a los extranjeros para servir en el palacio real
involucraba mucho más que ser experto en asuntos prácticos y en cono­
cimientos técnicos. De hecho, los candidatos para el servicio real esta­
ban sujetos al adoctrinamiento necesario para cambiar su cosmovisión
y ganarlos a la ideología del Imperio. En el caso de Daniel y sus amigos,
este intento de conversión ideológica involucraba dos aspectos princi­
pales. Primero, les cambiaron sus nombres. En hebreo, los nombres de
Daniel, Ananías, Misael y Azarías contenían referencias al Dios de Israel
(El, Yahvé). En un intento directo de cambiar su modo de pensar, los
babilonios los llamaron Beltsasar, Sadrac, Mesac y Abed-nego, nombres
que expresan una referencia elogiosa a los dioses de Babilonia, tales
como Bel, Nebu y Aku. Cada vez que alguien los llamara, les recorda­
rían a las divinidades babilónicas correspondientes.
Aparentemente, los jóvenes hebreos no se opusieron a los nombres
nuevos. Probablemente percibían que tales nombres eran meras etique­
tas, con poca influencia sobre su fe y su compromiso hada el verdadero
Dios. Su lealtad a él provenía de sus corazones más bien que de un
nombre o etiqueta asignada a ellos.
Pero, el otro aspecto del proceso de conversión fue rechazado. Ellos
no piodían participar en comer los alimentos de la mesa del rey. El texto
bíblico no explica las razones de su rechazo. Entre las diversas opinio­
nes ofrecidas por los comentadores, la explicación más probable es que
la comida pudo haber sido ofrecida a los dioses babilonios. Además,
aceptar la comida de la mesa del rey significaba depender del rey y con-
24 • E. l.»KOW

formarse a su ideología. Los cautivos hebreos no podían dar ese paso


sin comprometer su lealtad al Señor. Por lo tanto, solicitaron cjue el
menú provisto por el rey fuera reemplazado con una sencilla dieta vege­
tariana que se parecía a la dieta establecida por Dios en la Creación. Este
arreglo destacaba su dependencia de Dios para su salud física y fortale­
cía su éxito en el proceso educacional.
Al reflexionar sobre la resistencia valiente de Daniel y sus compañe­
ros, surge una lección importante. La educación temprana en la niñez es
crucial. Los cautivos hebreos florecieron porque estaban sólidamente
afirmados en la cosmovisión hebrea. Eran bastante jóvenes cuando fue­
ron reclutados para el adiestramiento y el servicio reales (Daniel pudo
haber tenido solo 16 o 18 años de edad), lejos de su tierra y su cultura.
Ellos eran vulnerables. Había una presión intensa para que rindieran
pleitesía a la ideología babilónica; pero, estando bien educados en la fe
de sus padres, nunca vacilaron. Su cosmovisión, su comprensión del
carácter de Dios y su conocimiento de las acciones de Dios en la historia
de Israel los mantuvieron sobre terreno firme. El Dios que actuó en fa­
vor de Daniel y sus compañeros es el mismo Dios que puede, y quiere,
hacer cosas similares para las familias de hoy.
El ejemplo de los cautivos hebreos establece un paradigma para vivir
en la cultura contemporánea, y por lo menos tres áreas son dignas de
nuestra consideración. Primera, como cristianos adventistas del sépti­
mo día, mantenemos la Biblia como la Palabra de Dios, y hemos for­
mulado creencias fundamentales que nos distinguen de otras confesio­
nes y movimientos religiosos. Sin embargo, el asentimiento a un con­
junto tal de creencias no es suficiente. Deben integrarse a una
cosmovisión distintiva. Más específicamente, nuestro concepto de Dios,
del Gran Conflicto, del pecado, de la salvación, de la Ley de Dios, del
Santuario y de las cosas últimas (escatología) forma un sistema integra­
do de creencias que provee una perspectiva bíblica de la realidad y nos
ayuda a resistir las atracciones pecaminosas del mundo.
Segunda, como Daniel, debemos percibir que el estilo de vida im­
porta. Ix> que comemos, lo que vestimos, lo que miramos y adonde
2. De Jerusalén a Babilonia 25

vamos son una expresión de nuestra lealtad final. Informados por las
Escrituras y guiados por el Espíritu Santo, debemos vivir de manera co­
herente con la voluntad de Dios.
Y tercera, el retiramos de la sociedad y la cultura no es una opción
viable. Como Daniel, debemos dar cuenta de nuestra fe en la refriega de
la vida real. Debemos vivir nuestra vida en constante interacción con la
cultura y la sociedad. El desafío de vivir como hijos de Dios en una cul­
tura hostil es inmenso. Requiere sabiduría elegir el camino correcto y
hacer lo correcto. ¿Cómo podemos mezclamos con vecinos no cristia­
nos sin ser afectados por sus estilos de vida sin Dios? ¿Dónde están los
límites y qué líneas debemos trazar? ¿De qué maneras el contexto cultu­
ral determina sus decisiones en estos temas?
Al afrontar estos temas, uno puede depender de la sabiduría y el dis­
cernimiento que Dios da para vivir una vida cristiana en su cultura.
Cualesquiera que sean las circunstancias, somos llamados a interactuar
con pecadores, mostrándoles lo que Dios ha logrado en nuestra vida y
atraerlos a una vida nueva en Cristo.

Conclusión
Una joven cristiana una vez trabajaba como inspectora de control de
calidad en una compañía farmacéutica. Un día, debido a procedimien­
tos defectuosos, un gran pedido de jeringas se contaminó y no pasó la
inspección. Cuando ella informó de la contaminación a su jefe, él rápi­
damente calculó el gasto de reponer el pedido, e hizo una decisión ba­
sada en el cálculo de los costos: despachar el pedido. Le ordenó firmar
el comprobante de inspección, a pesar de la contaminación. Ella rehusó
hacerlo. Para complicar las cosas, por causa de las regulaciones guber­
namentales, ella era la única que podía firmar ese comprobante. Las je­
ringas no se despacharon ese día, y unos pocos días más tarde, por ha­
ber rehusado entrar en componendas, la dejaron cesante. Como Daniel
y sus amigos, ella tomó una decisión costosa.
1

26 • El l.MO D
£D*Wfl

De una manera u otra, cada uno de nosotros afronta presiones. Pre- (


siones de nuestro cónyuge, parientes, amigos, jefes y competidores. <
Puede haber aun presiones desde adentro, presiones de nuestro propio \
deseo de tener éxito e importancia. i
¿Qué pasó con la joven que perdió su trabajo? Dios nunca la aban- ’
donó. Por haberse rehusado a firmar los formularios de certificación de '
las jeringas contaminadas, el pedido no fue entregado al cliente a tiem- '
po. Los ejecutivos de esa compañía investigaron la razón de la demora,
y descubrieron que ella los había protegido de las jeringas contamina- i
das, aun al costo de su propio empleo. La compañía a la que se le ha-
1
brían enviado tales jeringas apreció tanto ese acto que la contrataron
con un salario más alto.1 Aunque podemos estar seguros de que el Se­
ñor nunca abandona a los que son fieles a él, la recompensa por la leal­
tad no siempre es inmediata. La fidelidad puede costar un empleo, pro­
greso académico, amistad o relaciones familiares. La larga galería de
mártires cristianos muestra que la liberación en esta vida no siempre es
el caso, pero cualesquiera que sean las circunstancias el Señor nunca
olvidará a su hijos leales.

Referencias
1. Adaptado de Bryan Chapell, TheGospel According to Daniel: A
proach (Grand Rapids, MI: Baker Book, 2014), pp. 14-23.
3
Del misterio a la revelación
espués de graduarse "summa cum laude" de la "Universi­

D
dad de Babilonia", Daniel afrontó una tarea imposible.
Fue llamado para interpretar un sueño que estaba moles­
tando al rey Nabucodonosor. Había un solo problema: el
rey no podía recordar el sueño. Daniel 2 cuenta la historia de cómo los
sabios de Babilonia estaban desesperados por ganar posición, corriendo
para atender las demandas del rey. Su estrepitoso fracaso en contar el
sueño y su interpretación puso en peligro su propia vida y la de todos
los consejeros, incluyendo a Daniel y sus amigos. Cuando Daniel supo
de la suerte que compartiría, se puso de rodillas, y rogó sabiduría para
entender el sueño y su interpretación. Dios, por su gracia, reveló todo a
Daniel y salvó el día; la ira de Nabucodonosor fue calmada.

Cómo se comunica Dios


Uno de los aspectos más fascinantes de la interacción de Dios con los
seres humanos reside en el hecho de que él puede comunicarse con la
humanidad, y a menudo lo hace. De Daniel 2 aprendemos que Dios le
dio un sueño al rey Nabucodonosor y reveló su interpretación al profe­
ta. Que Dios nos hable y nos provea de información concreta y objetiva
constituye uno de los conceptos más desafiantes para la gente moderna/
posmodema. Parece más fácil aceptar la idea de que Dios se relaciona
con nosotros de manera mística, no verbal, o experiencial, que aceptar
la énseñanza bíblica de que él habla y comunica información objetiva.
• Fl H*«;' M Í) ah :| i

Sin embargo, el libro de Daniel abraza la idea «le «|ue Dios revela infor
«nación objetiva acerca del futuro y nuestra experiencia con Dios, un Dios
que dirige el curso de la historia y revela eventos antes de «jue ocurran
Un examen minucioso de la narración bíblica revela otra faceta de la
relación de Dios con nosotros: ¿I habla de maneras y en un lenguaje
que los humanos pueden entender. Al comunicarse con el rey de Babi­
lonia en un sueño, Dios usó un medio familiar e impresionante para
alcanzar al monarca, lo s antiguos gobernantes del Cercano Oriente es
taban obsesionados con los sueños. Por esta razón, los antiguos babilo­
nios teman una clase particular de eruditos que se especializaban en la
interpretación de los sueños. En el mundo antiguo, un sueño nunca era
considerado el resultado de una cena pesada, sino como una comunica­
ción de los dioses.1 Comprendiendo esto, Dios le dio un sueño a Nabu-
codonosor porque él sabía que el rey lo tomaría en serio. "En el mundo
antiguo, se pensaba que los sueños ofrecían información del ámbito
divino y por lo tanto se los tomaba muy seriamente. Algunos sueños,
dados a los profetas y a los reyes, eran considerados un medio de reve­
lación divina. Sin embargo, se creía que la mayoría de los sueños ordi­
narios de la gente común tenían augurios que comunicaban informa­
ción acerca de lo que estaban haciendo los dioses".2
En segundo lugar, Dios usó la imagen de una estatua: un elemento
reverenciado y destacado en la cultura de Nabucodonosor. El historia­
dor griego Herodoto menciona una estatua de oro puro en el Templo de
Bel, en Babilonia. Como se observa en la literatura académica, los sue­
ños que involucraban estatuas aparecen en Egipto y en Mesopotamia, y
generalmente evocan a reyes que van a la guerra.’ Este es un punto inte­
resante considerando que el sueño dado a Nabucodonosor ocurrió du­
rante el período de consolidación de su imperio. Además, las estatuas
de la antigua Babilonia podían combinar diferentes metales, tales como
bronce y hierro, que eran cubiertos con oro y plata. Es interesante que
el simbolismo de cuatro metales existía en el mundo antiguo mucho
antes del tiempo de Daniel. El poeta griego Mesíodo (c. 700 a.C.) escri­
bió acerca de edades de oro, plata, bronce y hierro.4 Sin embargo, como
3. Del misterio a la revelación • 29

se ha notado, existen diferencias significativas entre el libro de Daniel y


la obra de Hesíodo: 1) Hesíodo insertaba una Edad de los Héroes entre
las edades del Bronce y del Hierro. De este modo, él llegaba "a cinco
edades entre el tiempo de la inocencia del hombre y sus propios días:
oro, plata, bronce, la edad de los héroes, hierro".5 2) La obra de Hesíodo
presenta una secuencia de cinco imperios pasajeros; en Daniel 2, un
quinto imperio de duración eterna sigue a los cuatro imperios mundia­
les. 3) Las predicciones de Hesíodo no conducen a una culminación
escatológica, mientras que en Daniel 2 todo lleva a ella.6
Lo que Dios le mostró a Nabucodonosor en el sueño era una combi­
nación de elementos ya conocidos por el rey, mezclados con unos po­
cos aspeaos completamente nuevos. Una instrucción inequívoca dis­
tintiva en el sueño de Nabucodonosor es que representa el flujo de la
historia, y no de un dios o un rey. Otra caraaerística, aún más distintiva,
es la piedra cortada de un monte. Todas las transiciones previas habían
sido más bien de naturaleza ordinaria, donde un metal reemplazaba a
otro. Pero, en la escena final, la piedra golpea a la imagen en los pies y
la destruye. Después de que un viento arrastra hasta hacer desaparecer
el escombro, la piedra misteriosa crece hasta hacerse una gran montaña,
que llena la Tierra. Absorbe todos los reinos terrenales previos y nunca
sufre destrucción.
Todo esto demuestra que Dios no solo comunica la verdad a los se­
res humanos sino también lo hace en un nivel que ellos pueden com­
prender. Uniendo imágenes familiares y no familiares, Dios fue capaz
de comunicarse con el rey pagano y alcanzar en forma efectiva a la gen­
te moderna.

, Lo que Dios comunica


Daniel 2, el primer bosquejo profético del libro de Daniel, culmina
con el establecimiento del Reino de Dios. Todos los bosquejos subsi­
guientes encuadran dentro del esquema profético de este capítulo, in­
troduciendo y desarrollando énfasis distintivos. El capítulo 7 repite la
30 • Ei nano¡>t D.*i*u

secuencia de los cuatro reinos del capítulo 2, pero culmina con el "hijo
de hombre' delante del Anciano de días realizando un juicio en el cielo.
El capitulo 8 toma la historia humana en la época persa y llega a la cul­
minación con la purificación del Santuario celestial. El último bosquejo
profético rastrea un informe más detallado de la historia humana, des­
de los tiempos persas hasta cuando Miguel se levanta para liberar al
pueblo de Dios (Dan. 12:1-4), eliminando el mal y a los enemigos de
Dios en 'el monte glorioso y santo* (Dan. 11:45).
El bosquejo profético, transmitido por medio de la imagen que se le
mostró a Nabucodonosor, sigue la historia del mundo desde el tiempo
del Imperio Babilónico hasta el establecimiento del Reino eterno de
Dios. Como el primero de cuatro bosquejos proféticos -los otros son
los capítulos 7, 8, 9 y 10 al 12-, Daniel 2 establece el modelo básico
para los subsiguientes bosquejos proféticos revelados a Daniel. Aunque
vienen desde perspectivas diferentes, las profecías transmitidas por Da­
niel 7 al 12 son ampliaciones y desarrollos de la profecía de Daniel
El sueño mostraba una "imagen [...] muy grande y su gloria muy
sublim e' (Dan. 2:31). Consistía en un trabajo de metal en varias capas:
cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de bronce,
piernas de hierro, y pies en parte de hierro y en parte de arcilla. Desde la
cabeza y los hombros hasta las rodillas y los dedos de los pies, los me­
tales disminuían de valor aunque aumentaban en fortaleza, salvo en los
dedos de hierro y arcilla.
De la interpretación de Daniel y del registro histórico surge el si­
guiente bosquejo:
Cabeza de oro: Nabucodonosor personificaba el Imperio Neobabi-
lónico (605-539 a.C.). La expansión del Imperio Babilónico y el esplen­
dor de Babilonia debieron mucho a sus habilidades militares y admi­
nistrativas. Además, una abundancia de oro embellecía lo» palacios y
los templos de Babilonia.
Pecho y brazos de plata: Como la plata es inferior al oro, el Imperio
Medopersa (539-331 a.C.) fue inferior en lujo y magnificencia. Es inte­
resante que los persas usaron la plata en su sistema de impuestos. Aun-
3. Del misterio a la revelación • 31

que algunos intérpretes se refieren al segundo reino como el Imperio


Medo solo (y Persia, el tercero), debemos notar que no hay un Imperio
Medo separado entre los imperios Babilonio y Persa.
Vientre y muslos de bronce: El tercer imperio se refiere al Imperio
Griego (331-168 a.C.), establecido por Alejandro Magno. Los soldados
griegos eran conocidos por su armadura de bronce. Además, sus yel­
mos, escudos y hachas de batalla estaban hechos de bronce.
Piernas de hierro: Este metal es una representación apropiada de
Roma (168 a.C.-476 d.C.), un poder más fuerte que todos sus predece­
sores. Su puño de hierro aplastó a todo el que se atrevió a resistir su
avance. Roma gobernó más territorio y duró más tiempo que todos los
imperios anteriores.
Pies en parte de hierro y en parte de barro: Este simbolismo indi­
ca que el imperio de hierro de Roma se degradaría. De las ruinas del
Imperio Romano de Occidente, conquistado por las invasiones bárba­
ras (seguidas más tarde por la caída del Imperio Romano de Oriente
ante los turcos otomanos), surgieron las naciones modernas de Euro­
pa. Hoy, aquellas naciones siguen divididas a pesar de siglos de esfuer­
zos para unirlas mediante alianzas políticas y matrimonios entre los
reinos. Aunque algunos han sugerido que los dedos corresponden a
los diez cuernos de la cuarta bestia del capítulo 7, es más sencillo en­
tenderlos como un símbolo general sin precisión aritmética. La mez­
cla de hierro con barro señala una situación de fragmentación y una
unidad precaria que prevalecería en el período entre el colapso del
cuarto reino y el establecimiento del reino representado por la roca.
Elena de White aplica los pies de hierro-barro a la mezcla de la Iglesia
y el Estado manifestada en el Papado.8 Esta aplicación parece consis­
tente con los desarrollos históricos del Papado, su surgimiento al po­
der y la profunda influencia que ejerció en la política europea después
de la caída del Imperio Romano.
Piedra: El punto culminante del sueño profético del rey fue una pie­
dra misteriosa, arrancada de una montaña. La Escritura aplica la metá­
fora de la piedra a Jesucristo (1 Cor. 10:4; Isa. 28:16; Luc. 20:17, 18).
• El libro de Daniel

Como explica el libro de Daniel, el simbolismo de la piedra representa


el establecimiento del eterno Reino de Dios. Algunos comentadores
aplican este evento profético a la primera venida de Jesús y a la difusión
del evangelio al mundo. Sin embargo, la demolición de la imagen que
hizo la piedra, comenzando con sus pies y sus dedos, señala un evento
que ocurre después de la desaparición del Imperio Romano. Por esta
razón, la piedra debe representar la segunda venida de Jesús, cuando los
reinos de la Tierra sean reemplazados por el eterno Reino de Dios.

Por qué Dios comunica


En el estudio de la profecía bíblica, es posible llegar a absorberse
tanto con fechas y detalles que la atención se desvíe de aquel que impul­
sa el fluir de la historia y los eventos proféticos. La información históri­
ca en la profecía es importante porque identifica la operación de la
mano guiadora de Dios en la historia humana. Sin embargo, la función
principal de la cronología profética es llamar la atención al protagonista
máximo de los eventos proféticos, el Dios del Universo.
En este sentido, el bosquejo profético de Daniel 2 revela una canti­
dad de vislumbres de la actividad de Dios en favor de su pueblo. Ha­
blando en forma general, él se manifiesta como el Señor de la historia,
que trasciende las maniobras políticas, las luchas por el poder y el des­
file de los imperios mundiales, y establece finalmente su Reino.
Al meditar en los desafíos políticos y económicos del mundo actual,
tenemos que recordar que las naciones y los gobernantes están en las
manos de Dios. Él es quien, en última instancia, dirige el curso de la
historia humana. Los eventos actuales pueden ser desalentadores, pero
Dios todavía está en el control. Él no solo habla sino también oye las
oraciones de sus hijos.
Como la narración lo deja bien claro, Nabucodonosor estaba por
ejecutar a todos los sabios de Babilonia, incluyendo a Daniel y sus ami­
gos. Al oír del decreto, Daniel se puso de rodillas, y rogó por un mila­
gro. En respuesta a la dramática liberación, él escribió este poema!
3. Del misterio a la revelación • 33

"¡Alabado sea por siempre el nombre de Dios!


Suyos son la sabiduría y el poder.
Él cambia los tiempos y las épocas,
pone y depone reyes.
A los sabios da sabiduría,
y a los inteligentes, discernimiento.
Él revela lo profundo y lo escondido,
y sabe lo que se oculta en las sombras.
¡En él habita la luz!
A ti, Dios de mis padres,
te alabo y te doy gracias.
M e has dado sabiduría y poder,
me has dado a conocer lo que te pedimos,
¡me has dado a conocer el sueño del rey!"
(Dan. 2:20-23, NVI).

Note que Daniel hace aseveraciones significativas acerca de Dios.


Dios es digno de alabanza por su sabiduría y su poder. Dios cambia los
tiempos, las sazones y los reyes. Dios revela cosas profundas y secretas.
Dios da sabiduría. Estas afirmaciones están en agudo contraste con los
dioses babilonios, quienes fueron impotentes para realizar ninguna de
esas fundones (ver Isa. 44:9-22). Estas atrevidas dedaradones son rea-
firmadoras, y deberían animamos a alabar a Dios por quién es él y por
lo que hace. Él merece nuestra alabanza en tiempos buenos y malos. No
importa cuáles sean nuestras circunstancias. Él siempre merece nuestra
adoración.
La obra de Dios en la vida de Daniel sigue un modelo familiar. La
posición de Daniel delante de Nabucodonosor comparte similitudes
con la historia de José delante del Faraón. Tanto José como Daniel vivie­
ron en tiempos cmdales de la historia del pueblo de Dios. José servía en
Egipto antes de que Israel poseyera la tierra, y Daniel servía en Babilonia
después de que la perdieran. En ambas situaciones, Dios dio sueños a
reyes extranjeros que solo podían ser interpretados por sus siervos fieles.
34* El libro de Daniel

Como lo resume un erudito: "Ambos monarcas tuvieron sueños pertur­


badores de parte de Dios, que revelaban el futuro (Gen. 41:25; Dan.
2:28, 29, 45). Ambos jóvenes exiliados demostraron la superioridad de
su Dios, y tuvieron éxito cuando los expertos reales fracasaron. Ambos
cautivos negaron tener capacidad superior y dieron el crédito a su Dios
por su conocimiento (Gén. 41:16; Dan. 2:30). Los espectadores creye­
ron que la habilidad de los hombres resultó del espíritu de los dioses
santos' en ellos (Gén. 41:38; cf. Dan. 2:11; 4:8, 18). Tanto Daniel como
José alcanzaron gran poder político por causa de sus servicios al rey
(Gén. 41:39-46; Dan. 2 :4 8 )V
Finalmente, es bueno notar que, habiendo recibido la interpretación
de Daniel, el rey Nabucodonosor "se postró sobre su rostro, se humilló
ante Daniel, y mandó que le ofrecieran presentes e incienso" (Dan.
2:46). Estos gestos no significan que Nabucodonosor trató a Daniel
como a un dios o le dio la adoración digna de un dios. En realidad, en
el contexto de la cultura de Babilonia, este proceder expresaba la reac­
ción natural del rey, que reconocía el valor de Daniel como un vocero
digno de confianza del Dios del cielo. Por lo tanto, Nabucodonosor
exaltó a Daniel a una posición casi regia y le otorgó al profeta honores
dignos de un rey.10

Conclusión
Dios no abandonó a los israelitas que vivían en el exilio, pero ellos
podrían haberse sentido de ese modo. De la misma manera, dadas las
circunstancias políticas, económicas o sociales actuales, podríamos es­
tar tentados a pensar que Dios ha dejado que el mundo siga por su
cuenta. Daniel 2 habla claramente de nuestra situación difícil. No im­
porta lo que ocurra, Dios continúa siendo soberano. La historia no es
una mera sucesión de imperios universales, que surgen y caen siguiendo
el capricho humano. De hecho, cada nación, potentado y Gobierno, en
última instancia, se encuentra bajo la soberanía final de Dios. Pronto,
todos los poderes del mundo serán reemplazados por el eterno Reino
3. Del misterio a la revelación • 35

de Dios. El que pronunció la primera palabra en la Creación tendrá la


última palabra en la historia. Podemos vivir con esperanza, sabiendo
que Dios sostiene el futuro.*1

Referencias
1. Ver Leo Oppenheim, The ¡nterpretation o f Dreams in the Ancient Near East, with a
Translation o f an Asyrian Dream Book, Transactions of the American Philosophical
Sodety (Filadelfia: American Philosophical Society, 1956), t 46, parte 3.
2. John H. Walton, Víctor H. Matthews, y Mark W. Chavalas, The ÍVP Bible Background
Commentary: Oíd Testament (Downers Grove, IL: InterVarsity Prwess, 2000), Gen.
37:5-11, Kindle.
3. John J. Collins, Daniel: A Commentary on the Book o f Daniel ed. Frank Moore Cross
con un ensayo de Adela Yarbro Collins, Hermeneia- a Critical Commentary on the
Bible (Minneapolis, MN: Fortress, 1994), p. 165.
4. Hesíodo, The Homeric Hymns and Homérica. With an English Translation by Hugh
G. Evelyn-White (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1959), líneas 140-
200 .
5. Joyce G. Baldwin, 'Daniel', Tyndale Oíd Testament Commentaries (Downers Grove,
ILrlnterVarsity Press, 1978), libro 23, p. 97.
6. Gerhard Pfandl, Daniel: The Seer o f Babylon (Hagerstown, MD: Review and Heraid,
2004), p. 22.
7. Brevard S. Childs, Introduction to the Oíd Testament as Scripture (Filadelfia: Fortress,
1979), p. 618.
8. Elena de White, Manuscrito 63, 22 de abril de 1899, Ellen G. White Writings, con­
sultado el 15 de mayo de 2019, https://text.egwritings.org/publication.php?pubt>T
pe=EGWManuscript&bookCode=Ms63-1899
9. Wendy L. Widder, 'D aniel', The Story o f God Bible Commentar)', eds. Tremper Long-
man III y Scott McKnight (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2016), p. 55.
10. Alan Millard, 'Incensé- the Ancient Room Freshenen The Exegesis of Daniel 2:46',
en On Stone and Scroll: Essays in Honour o f Graham Ivor Daties, eds. James K. Aitken,
Katharine J. Dell, y Brian A. Mastín, Beihefte zur Zeitschrift für die Alttestamentliche
Wissenschaft (Berlín: De Gruyter, 2011), libro 420, pp. 111-122.
Del horno al palacio

a historia de los tres hebreos cautivos arrojados al homo de

L fuego ardiente ha sacudido la imaginación de comentadores,


artistas y predicadores. A menudo, el contar de nuevo la histo­
ria se concentra en la liberación de los tres jóvenes de las lla­
mas. Pero, aunque la narración destaca su liberación, el foco principal
del pasaje es la fidelidad invariable de Dios hacia Israel. De hecho, los
versículos 16 al 18 del capítulo 3 están en el centro de la estructura lite­
raria de la narración. Describe a los judíos fieles confrontando al rey y
diciéndole que más bien morirían que adorar la imagen.

A. El decreto de Nabucodonosor de adorar la imagen de oro


(vers. 1-7)
B. Se acusa a los judíos (vers. 8-12)
C. Se amenaza a los judíos (vers. 13-15)
D. Los judíos confiesan su fe (vers. 16-18)
C'. Se castiga a los judíos (vers. 19-23)
B \ Los judíos vindicados (vers. 24-27)
A'. Decreto de Nabucodonosor que honra a los judíos y a su Dios
(vers. 28-30)’
38 • El libro de D aniel

Brechas en la historia
Unas pocas brechas en la historia hacen surgir preguntas que no tie­
nen respuestas sencillas. Una de ellas se relaciona con el significado y el
mensaje de la imponente estatua. Las referencias a "la imagen" construi­
da por Nabucodonosor aparecen diez veces en el texto (vers. 1, 2, 3, 5,
7, 10, 12, 14, 15, 18); sin embargo, la narración parece vaga acerca de
sus características y propósito. Se ha hecho la sugerencia de que la ima­
gen pudo haber tenido la intención de señalar un evento especial en el
reinado del rey. Como asevera un erudito: "Los reyes del antiguo Medio
Oriente construían muchos monumentos, estatuas y Templos -a menu­
do simbolizando su poder o en alabanza de sus dioses- y a menudo
acompañaban con ceremonias de celebración estos proyectos".2
Además, no es claro si la imagen era de un dios o del rey mismo.
Pero, como los reyes de la Mesopotamia no eran considerados dioses
(como en el caso de Egipto), la mayoría de los eruditos cree que la esta­
tua pudo haber representado a una divinidad. Siendo esto así, uno pue­
de teorizar que la majestuosa imagen representaba algún dios como
Marduk o Nebo. Al erigir esa imagen y exigir que todos sus oficiales le
rindieran homenaje, el rey pudo haber querido forzar la lealtad de sus
súbditos a la religión y la ideología del Imperio. Es bueno notar que en
los tiempos antiguos la religión y la política estaban inextricablemente
entrelazadas.
Un segundo punto se relaciona con la naturaleza de una estatua tan
inusual y desproporcionada. Con 60 codos de alto y 6 codos de ancho
(18 metros por 3 y medio), tal figura probablemente parecería más un
obelisco o un pilar que una imagen de forma humana. Pero, cualquiera
que sea el caso, las grandes estatuas no eran poco frecuentes en la anti­
güedad. Algunas estatuas construidas por los primeros faraones podían
llegar a tener 18 metros de alto. Una estatua de Zeus, ubicada en Olim­
pia, Grecia, alcanzaba los 12 metros de alto, mientras que el Coloso, en
la isla de Rodas, se levantaba hasta casi 30 metros de alto. Así, es posible
que Nabucodonosor levantara una gran estatua.
4 Frente* laooavKwr, • 39

Oirá pregunta para teneT en cuenta se refiere a la identidad del cuarto


hombre que apareció en medio del fuego, ¡unto con los tres jóvenes
fieles. Nabucodonosor se refiere a él como a un 'hijo de los dioses’
(vers. 25), o un Ser divino. Considerando la visión politeísta de Nabu­
codonosor, ciertamente no se referia al Dios hebreo cuando usó el plu­
ral arameo para 'dioses' ( éiáhim). Él también se refirió al cuarto perso­
naje como un 'ángel' (vers. 28), que pudo haber sugerido la tradición
rabínica de identificar al cuarto hombre con Gabriel.1 Sin embargo, va­
rios padres de la iglesia identificaron al cuarto hombre con el Cristo
preencamado,4 punto de vista que también sostuvo Elena de White5 y
varios comentadores conservadores.6Siendo este el caso, el cuarto hom­
bre ha de ser identificado con el mismo ser celestial que más tarde apa­
rece en el libro de Daniel como un 'hijo de hombre' (Dan. 7), Príncipe
de los Ejércitos (Dan. 8), Mesías (Dan. 9) y Miguel (Dan. 12).
Un punto final se refiere a dónde se encontraba Daniel durante el
episodio. Considerando el prestigio de Daniel, parece difícil explicar su
ausencia de la convocación en la llanura de Dura. Aunque se han suge­
rido diversas hipótesis, tales como viaje de trabajo, enfermedad, o aun
la intención de Dios de mantenerlo lejos del evento, el hecho es que no
lo sabemos. Sin embargo, esto no debe distraemos del mensaje de la
narración. Lo que podemos afirmar con certeza es que Daniel o no ado­
ró la imagen o no estuvo presente en la ceremonia.

Imposición de una falsa adoración


Un aspecto notable de esta historia es la absoluta irrevocabilidad del
decreto de adorar la imagen. La mención de los nombres de los diversos
oficiales aparece dos veces en el espacio de dos versículos, como si se
quisiera hacer absolutamente claro que no se permitía ninguna excep­
ción: sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros,
jueces, y todos los gobernadores de las provincias (vers. 2, 3). Además,
tal repetición también muestra que se pidió que los oficiales actuaran
automáticamente, en obediencia al mandato de Nabucodonosor de
adorar la imagen.
En términos de audiencia, las demandas de adoración de la imagen
eran abarcadoras. Las instrucciones para la adoración de la estatua si­
guen el mismo modelo. Un heraldo proclama que cuando la gente oye­
ra "el son de la bocina, la flauta, la cítara, el arpa, el salterio, la zampona
y todo instrumento de música’ debían postrarse y adorar la imagen
(vers. 5). Esta lista de instrumentos musicales aparece cuatro veces en la
historia y siempre la sigue la amenaza de castigar a todo aquel que re­
húse obedecer. Los instrumentos aparecen en las instrucciones iniciales,
cuando sucede la adoración misma, en la acusación contra los tres jóve­
nes, y finalmente cuando el rey ofrece a los tres cautivos una segunda
oportunidad.
Tales repeticiones transmiten la idea de un proceso mecánico al guiar
a los adoradores por mandatos externos de la liturgia. La adoración no
es voluntaria; no surge de una conciencia convencida. Surge el cuadro
de una enorme muchedumbre que robóticamente toca el suelo con su
nariz al sonido mecánico de la orquesta. Un autor alega que la narra­
ción entera tiene la intención de hacer que la gran ocasión promovida
por Nabucodonosor aparezca como ridicula, cuando los paganos res­
ponden al mandato de la adoración como el perro de Pavlov.7
El sistema de adoración establecido por Nabucodonosor fue puesto
en práctica bajo pena de muerte. Quienquiera que rehusara seguir las
decisiones del rey sería arrojado al homo ardiente. Es posible que tal
homo fuera el que se usó para dar forma a la imagen y, por convenien­
cia, fue transformado en un instrumento de ejecución. Cualquiera que
sea el caso, el rey usa "el homo como un arma de oportunidad".8 De
hecho, "no se dan detalles claros acerca del homo. Los versículos 22 y
23 pueden indicar que tenía una abertura en la parte superior por la
cual se arrojaría a las víctimas al fuego, y parece haber habido una puer­
ta o abertura lateral por la cual Nabucodonosor podía mirar dentro de
él (3:24)".9
4. Frente a la oposición • 41

La narración muestra hasta dónde puede ir un déspota para imponer


su voluntad sobre seres humanos, sus conciudadanos. Al establecer un
sistema de adoración falso, el rey deshumanizó a sus súbditos, hacien­
do que los adoradores pensaran y actuaran como entes automáticos. Al
hacerlo, el monarca egotista, llegó a ser un ídolo él mismo. La idolatría,
la adoración de una divinidad-imagen, en última instancia, socava la
única imagen legítima de Dios, el ser humano (Gén. 1:26-28).
Hoy, tal vez no afrontemos el peligro de un déspota que impone la
adoración de una imagen extema. Pero podemos afrontar una tentación
no menos seria de reemplazar al verdadero Dios por los ídolos del
mundo contemporáneo. La idolatría no solo está a nuestro alrededor,
sino también a menudo surge de adentro. Debemos resistir constante­
mente los ídolos del consumismo, la tecnología, el individualismo y el
hedonismo. Nuestra cultura contemporánea a menudo impone la ado­
ración de estos ídolos con no menos fuerza que la de Nabucodonosor.

Resistir la falsa adoración


Al continuar la historia, la gran multitud se postra ante la imagen de
oro, excepto los tres que rehúsan entrar en componendas. De acuerdo
con la estructura literaria, la bisagra de la historia está en los versículos 16
al 18. Estos versículos describen el extraordinario valor de los tres amigos
de Daniel, que rehúsan conformarse con la voluntad del rey. Otra vez, la
narración no trata principalmente acerca de la liberación del fuego, sino
más bien de su determinación de confrontar al rey y permanecer fieles a
Dios. Unos pocos puntos son dignos de mención a este respecto.
Primero, en forma consistente se los llama Sadrac, Mesac y Abed-
nego. El uso de sus nombres babilonios, un claro intento de negar su
identidad hebrea, los hace aún más vulnerables. Sin embargo, actúan y
reaccionan de acuerdo con la identidad transmitida por sus nombres
hebreos: Misael (¿Quién es como Dios?), Ananías (Dios está lleno de
gracia) y Azarías (Dios ayuda).
42 • ti M D*NIH

Segundo, debe observarse que los (res hebreos estaban bajo una fuer­
te presión de sus pares. Es difícil vivir las convicciones religiosas perso­
nales en privado, y mucho más en un ambiente público; ante el rey, los
oficiales reales y una multitud de espectadores.
Tercero, debe notarse la escena dramática: 'Sadrac, Mesac y Abed-
nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo:- No es necesario
que te respondamos sobre este asunto. Nuestro Dios, a quien servímos,
puede libramos del homo de fuego ardiente; y de tus manos, rey, nos
librará. Y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni
tampoco adoraremos la estatua que has levantado' (Dan. 3:16-18).
La sentencia condicional que comienza en el versículo 17 ha produ­
cido un profundo interés porque en arameo dice literalmente: 'Si nues­
tro Dios a quien servimos existe, él es capaz de libramos del homo de
fuego ardiente, y nos librará de tu mano, oh rey'. Pero esta cláusula
condicional: "Si nuestro Dios..." no debería entenderse como arrojan­
do dudas sobre la existencia de Dios. Más bien, los tres jóvenes están
sencillamente aseverando, como lo explica un comentador, un pensa­
miento condicional: "Si el Dios de ellos existe -el Dios de Israel, quien
ha revelado su Ley y hablado las palabras de promesa de su evangelio
lleno de gracia por medio de Moisés y de los profetas-, entonces se si­
gue que él tiene el poder de salvarlos. La sentencia condicional no pone
en duda (en contra de la percepción de muchos) la premisa de la exis­
tencia de Dios. Sencillamente, obtiene la conclusión: -ese Dios puede
salvarlos- basado en la premisa de que su Dios salvador existe'.10
El siguiente versículo muestra la extensión de su convicción: 'Y si no,
has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni tampoco adora­
remos la estatua que has levantado" (vers. 18).Es decir, si por alguna
razón Dios no estaba dispuesto a salvarlos, ellos preferían la muerte
antes que rendirse a las idolátricas demandas del rey. En obediencia a
los primeros dos mandamientos y a la Shemd (Deut. 6:4), ellos habían
decidido en su corazón rechazar la idolatría y adorar solo a Dios. Ellos
no estaban seguros de que Dios los salvaría de la muerte, ni demanda­
ban eso. En cambio, ellos se confiaron a él y eligieron no adorar la ima-
4 frenteai¿ oposición • 43

gen. Esta obediencia, motivada por principios en vez de conveniencias,


era el fruto de una fe a prueba de fuego.

La lealtad vindicada
En cumplimiento de la sentencia, los tres jóvenes fueron arrojados al
homo ardiente, y el rey quedó perplejo por la presencia del cuarto hom­
bre en el fuego. Nabucodonosor de inmediato reconoció la figura como
un ser sobrenatural enviado del ámbito divino. Como se mencionó arri­
ba. hay buenas razones para identificar al cuarto hombre con Cristo
antes de su encamación. Dios, en su infinita sabiduría y amor, vindicó
a los tres jóvenes al salvarles la vida. Y, cuando el Hijo de Dios entró en
el homo -cuya temperatura pudo haber oscilado entre 1.650 y 2.700
grados Fahrenheit [unos 900° a 1.500 °C]-, el fuego perdió su poder.
A primera vista, uno podría concluir que la liberación del fuego es el
punto principal de la historia. Sin embargo, como ya hemos indicado
en repetidas oportunidades, la vindicación de los cuatro hebreos no
reside principalmente en su liberación, sino la presencia del Hijo de
Dios entre ellos. Este punto es crucial porque en otras ocasiones los
siervos de Dios sellaron su testimonio con la muerte. ¿Fueron abando­
nados? ¿Fueron ellos menos favorecidos que los tres hebreos? De nin­
guna manera, porque Jesús prometió estar siempre con nosotros, "hasta
el fin del mundo" (Mat. 28:20). Nunca nos deja solos. Y no obstante,
mientras la peregrinación continúa, los fieles afrontarás pruebas ardien­
tes y tendrán parte en los sufrimientos de Cristo (1 Ped. 4:12-14).
Pero, aun cuando la vindicación no ocurre con una liberación inme­
diata del dolor físico y la muerte, Dios otorga a todos sus hijos una
vindicación final en el Templo celestial. Aunque afrontamos pruebas y
persecución en este mundo, podemos mirar a Jesús y recibir ánimo por
su promesa: "No temas lo que has de padecer. El diablo echará a algu­
nos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribula­
ción por diez días. ¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la
vida!" (Apoc. 2:10).
44 • El L IB R O D t DaNIU

Conclusión
Del reinado del emperador romano Licinio I (308-324 d.C.) viene la
historia de cuarenta soldados cristianos que dieron un poderoso testi­
monio de lealtad invariable a Cristo. Eran miembros de la Legión Ro­
mana Duodécima, que estaba estacionada en Sebaste, en Armenia. Un
día, su capitán les dijo que el emperador había emitido un edicto por el
que todos los soldados debían ofrecer sacrificios a los dioses paganos.
Estos cristianos contestaron: "Ud. puede tener nuestras armaduras y aun
nuestros cuerpos, pero la lealtad de nuestro corazón pertenece a Cristo".
Era la mitad del invierno del año 320 d.C., y el capitán los hizo marchar
hasta pararse sobre un lago congelado vecino. Les sacó toda la ropa y
ordenó que murieran o que renunciaran a Cristo. En la ribera del lago,
preparó un baño caliente, tentándolos a calentarse y apostatar.
Pero, al pasar la noche, estos hombres se apretujaron, y cantaron:
"Cuarenta mártires por Cristo". Uno por uno fue sucumbiendo al frío y
cayeron sobre el hielo. Al final, solo quedaba un soldado. Él perdió su
valor y, tropezando, se acercó a la orilla, donde renunció a Cristo. Pero
el oficial de los guardias había estado observando todo esto y, sin que
nadie lo supiera, secretamente había llegado a creer en Cristo. Cuando
vio que el último hombre rompió filas, él se encaminó a la orilla del
hielo, se quitó toda la ropa, y confesó que él también era cristiano.
Cuando el sol asomó a la mañana siguiente había cuarenta cuerpos de
soldados que habían peleado hasta la muerte por Cristo.11
Los tres hebreos cautivos no fueron arrojados a un lago helado, sino
a un homo ardiente. Aunque finalmente fueron rescatados, no estuvie­
ron menos dispuestos a entregar su vida por Dios, como los cuarenta
mártires de Sebaste. Bajo inmensa presión de sus pares, permanecieron
fieles hasta el fin.
El llamado a la acción de esta historia es mucho mayor que "atrever­
se a ser como Sadrac, Mesac y Abed-nego". Es más bien una invitación
a "atreverse a creer que Dios es digno de tu fidelidad en cualquier desa-
4. Del horno al palacio • 45

fío que confrontes, por amor a su nombre". Sea en la vida o en la muer­


te, permanezcamos fieles a nuestro Señor y Salvador.

Referencias
1. Emest C Lucas, Daniel Apollos Oíd Testament Commentary, eds. David W. Baker y
Gordon J. Wenham (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2002), libro 20, p. 86.
2. Wendy L Widder, Daniel The Story ofGod Bible Commentary, eds. Tremper Longman
III y Scott McKnight (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2016), p. 68.
3. Jacob Neusner, ed., The Babylonian Talmud: A Translation and Commentary (Peabody,
MA: Hendrickson, 2011), t. 4, p. 547 (b. Pesah. 118A, B).
4. Ver Kenneth Stevenson y Michael Glerup, eds. Ezekiel, Daniel Ancient Christian Com­
mentary on Scripture (Downers Grove, 1L: InterVarsity Press, 2008), libro 13, pp.
181-183.
5. Elena de White, Profetas y reyes (Mountain View, CA: Publicaciones Interamericanas,
1957), p. 374.
6. Ver, p. ej., Stephen R. Miller, Daniel, The New American Commentary (Nashville, TN:
Broadman y Holman, 1994), t. 10, pp. 123, 24; Christopher J. H. Wright, Hearing the
Message of Daniel: Sustaining Faith in Today's World (Grand Rapids, MI: Zondervan,
2017), pp. 85, 86.
7. Héctor I. Avalos, "The Comedie Function of the Enumerations of Officials and Ins­
truments in Daniel 3", The Catholic Biblical Quarterly 53, N° 4 (octubre 1991), pp.
580-588.
8. Ronald W. Pierce, Daniel, Teach the Text Commentary Series, eds. Mark L. Strauss y
John H. Walton (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2015), pp. 50, 51.
9. John H. Walton, ed., Isaiah, Jeremiah, Lamentations, Ezekiel, Daniel, Zondervan lllus-
trated Bible Backgrounds Commentary (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2009), libro 4,
p. 538.
10. Andrew E. Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (St. Louis, MO: Concordia
Publishing, 2008), p. 186.
11. Robert Bartlett, Why Can the Dead Do Such Great Things? Saints and Worshippers from
the Martyrs to the Reformation (Princeton, NJ: Princeton University Press, 2013), p.
179; 10.000 Sermón lllustrations, por Galaxie Software (Biblical Studies Press, 2002),
CD-ROM.
5
Del orgullo a la hum ildad

a presencia de Nabucodonosor en la narración de Daniel con­

L cluye con otro sueño, su proscripción del trono y su subsiguien­


te restauración al reinado. Junto con el capítulo 5, el capítulo 4
constituye el centro de la sección aramea al transmitir el juicio
de Dios sobre los gobernantes orgullosos. En bien de la sencillez, el capí­
tulo 4 puede ser dividido, en general, en tres secciones principales, en las
que se relata el sueño (vers. 1-15), se lo interpreta (vers. 16-27) y este se
cumple (vers. 28-36). Es una carta personal del rey a todos sus súbditos,
en la que Nabucodonosor finalmente reconoce el poder y la autoridad de
Dios sobre los asuntos humanos.

Se informa del sueño


Al comienzo de su reinado, Nabucodonosor soñó con una estatua
compuesta de diversos metales, de la que él era la cabeza de oro. Ahora,
hada el fin de su reinado, tiene otro sueño en el que él come pasto. Por
cuanto no prestó atendón al mensaje del primer sueño -que solo a Dios
pertenecen la sabiduría, el poder, el dominio y la gloria-, Nabucodono­
sor recibió el segundo sueño, que vino como una sentenda por haber
dejado de glorificar a Dios en todas sus realizadones.1
Como en el primer sueño, el segundo sueño también transmitió
imágenes que eran familiares al rey. Se le mostró al rey un árbol en el
centro de la Tierra, lo que aludía al árbol cósmico, un símbolo común
Del orgullo a la humildad

a presencia de Nabucodonosor en la narración de Daniel con­


cluye con otro sueño, su proscripción del trono y su subsiguien-
te restauración al reinado. Junto con el capítulo 5, el capítulo 4
constituye el centro de la sección aramea al transmitir el juicio
de Dios sobre los gobernantes orgullosos. En bien de la sencillez, el capí­
tulo 4 puede ser dividido, en general, en tres secciones principales, en las
que se relata el sueño (vers. 1-15), se lo interpreta (vers. 16-27) y este se
cumple (vers. 28-36). Es una carta personal del rey a todos sus súbditos,
en la que Nabucodonosor finalmente reconoce el poder y la autoridad de
Dios sobre los asuntos humanos.

Se informa del sueño


Al comienzo de su reinado, Nabucodonosor soñó con una estatua
compuesta de diversos metales, de la que él era la cabeza de oro. Ahora,
hacia el fin de su reinado, tiene otro sueño en el que él come pasto. Por
cuanto no prestó atención al mensaje del primer sueño -que solo a Dios
pertenecen la sabiduría, el poder, el dominio y la gloria-, Nabucodono­
sor recibió el segundo sueño, que vino como una sentencia por haber
dejado de glorificar a Dios en todas sus realizaciones.1
Como en el primer sueño, el segundo sueño también transmitió
imágenes que eran familiares al rey. Se le mostró al rey un árbol en el
centro de la Tierra, lo que aludía al árbol cósmico, un símbolo común
48 • El libro de D aniel

de vida abundante y bienestar en el mundo antiguo. Al crecer más alto,


alcanzó el cielo y llegó a ser un refugio, al proveer protección y sustento
a la gente y a los animales.
En el Antiguo Testamento, un árbol puede ser un símbolo para per­
sonas o naciones. Ezequiel aplicó la metáfora de un árbol de cedro a
Asiria y a Egipto (Eze. 31). Además, al alcanzar el cielo, el árbol evoca el
engreimiento humano y nos recuerda otro proyecto que apuntaba al
cielo, es decir, la Torre de Babel (Gén. 11).
En su ubicación en el centro de la tierra y al ser visible para todo el
mundo, el árbol representa la prominencia de Babilonia como un im­
perio mundial. Como lo nota un autor: "Las naciones que una vez fue­
ron 'esparcidas sobre la faz de toda la tierra' (Gén. 11:4, 8), con la con­
siguiente confusión y fragmentación de las lenguas (Gén. 11:7), se vuel­
ven a reunir en el armonioso imperio del rey de Babilonia. 'A todos los
pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra' (Dan. 4 :1 ) '.2
Es interesante, el Reino de Dios también es comparado con un árbol
que crece, y a cuyas ramas vienen las aves y hacen sus nidos (Mat. 13:31,
32).
Hasta este punto, las imágenes en sus contornos amplios pudieron
no haber parecido misteriosas a Nabucodonosor, ajustándose bien a su
percepción de poder y prosperidad. Claramente, la altura y la opulencia
del árbol eran beneficiosas para la creación, ya que proveía de refugio y
protección a todas las criaturas. Pero, lo que aparece luego debió haber
sonado como una nota nefasta para el rey. Un ser celestial descendía del
cielo para interrumpir la idílica imagen de seguridad y prosperidad. El
texto se refiere al agente divino como un "vigilante" ('¿r), o un "santo"
( qadish). Se ha notado que, en "el libro de Daniel, estos dos adjetivos se
usan para describir a un ser celestial que nunca duerme y siempre está
en la presencia del santo Dios. Esto lo toman los eruditos invariable­
mente como una referencia a un ángel, aunque algunos consideran esta
como una clase especial de ángeles".3 Como resultado, el árbol fue tala­
do y privado de sus ramas, hojas y frutos; todas las criaturas huyeron, y
el tocón fue atado con cadenas y dejado en compañía de los animales.
___________________________ S De! orgu*«c la frory'dad * 49

Es* tocón (Nabucodonosor) ¿hora come pasto y su corazón fue cam­


biado del de un hombre al de una bestia (vers. 16).
,Cuán confuso debió haber sido para el rey este cambio de metáfo­
ras e imágenes! finalmente, el sueño concluye con la explicación del
ángel de la razón de estos eventos:

La sentencia es por decreto de los vigilantes


y por dicho de los santos la resolución,
i
para que conozcan los vivientes
que el Altísimo gobierna el reino de los hombres,
que a quien él quiere lo da
y sobre él constituye al más humilde de los hombres
(veis. 17.)
I
Atónito por tan complejo conjunto de imágenes, el rey recurrió a los
i sabios de Babilonia, pero ninguno pudo interpretar el sueño. Luego,
convocó a Daniel, que no sorprendió dando la interpretación. Pero,
antes de seguir, recuerda que Daniel 2, 4 y 5 van juntos porque contie­
nen historias en las que Daniel supera ampliamente a los otros sabios
^ de Babilonia. Mientras el capítulo 5 presenta el desafío de la escritura en
, la pared, los capítulos 4 y 2 informan de la interpretación de sueños,
otra vez superando a los sabios de Babilonia. Sin embargo, a diferencia
del sueño de la estatua, el rey pudo recordar el sueño del árbol y no
amenazó a sus consejeros con la muerte.

La interpretación del sueño


Como resultó ser, el sueño era una mala noticia para Nabucodono-
sor. Daniel sabía esto, y podría haber estado tentado a entregar el duro
mensaje con un sentimiento de venganza y satisfacción. Después de
todo, Nabucodonosor había subyugado su patria, la tierra de Israel, al
Imperio Babilónico. Pero, aunque no tenía miedo de dar la mala noticia
al monarca, fue cuidadoso y reflexivo. En forma característica, Daniel
demostró sinceridad y coraje. Su actitud es de respeto por el rey, y actúa

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ifc y 4 2 4 P e a cuando lega a la peor parte del sueño, pasa por
ate: ios detaies. En el pronunciamiento del juicio, el ángel había
drho 'Su corazón de tam bre sera cambiado y le sea dado cora­
zón de bestia’ (4:16), pero Daniel no repite esta parte, m la inter­
preta. B texto no explica por que Daniel la pasó por alto, pero tal
vez el sabia que el rey había entendido el mensaje. Él entendió
todo, y no había una buena razón para decir los detalles más do­
lorosos en voz alta. Daniel le ahorró a Nabucodonosor el último
trozo de dignidad: su humanidad. El imperio del rey sobreviviria,
como lo indicaba la presencia del tocón, pero ocurrida a un gran
costo personal.4

Daniel demostró su preocupación por el rey por lo que dijo y lo que


dejó de decir. Lamentablemente, a veces observamos con perversa satis­
facción la desgracia de personas que envidiamos o no nos gustan. No
obstante, Daniel no encontró satisfacción en la caída del rey: *F1 sufri­
miento humano y la desgracia, por merecidas que sean, nunca deberían
ser una causa de celebración, o peor, una satisfacción maliciosa'.' No
olvidemos lo que dijo Jesús: "Amad a vuestros enemigos |... |y orad por
los que os persiguen" (Mat. 5:44).
\a interpretación del sueño de Daniel consistía en dos partes separa­
das: el cuadro de un árbol frondoso, y su caída por el decreto del ser
celestial. En cuanto al árbol, Oaniel repasa el sueño con solo diferencias
menores de la versión de Nabucodonosor, aplicándolo directamente al
rey: "Tú mismo eres, oh rey" (Dan. 4:22), En la sección acerca del men-
5. Del orgullo a la humildad * 5 1

sajero, Daniel omite ciertos detalles por razones ya mencionadas y deja


claro que el sombrío mensaje era contra el rey mismo. Así, el rey sería
quitado del trono, apartado de la sociedad, y forzado a vivir con las
bestias y a comer pasto. Se ha sugerido que tal condición parece compa­
tible con un trastorno llamado zoantropía, en el que una persona ima­
gina ser un animal, y actúa como tal.6 Siguiendo la interpretación, tal
condición duraría siete tiempos, una expresión temporal que común­

mente se entiende que significa siete años.7


De acuerdo con Daniel, la degradación del rey sería temporaria y
duraría "hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino
de los hombres, y que lo da a quien él quiere" (Dan. 4:25). Otra vez la
interpretación de Daniel reitera que el propósito del juicio es hacer re­
conocer al rey la soberanía de Dios sobre reyes y reinos.
Después de dar la interpretación del sueño, Daniel actúa a tono con
los profetas del Antiguo Testamento. Hace una fuerte apelación para
que el rey se aparte de sus pecados y muestre misericordia a los pobres
(Dan. 4:27; cf. Miq. 6:8), lo que podría hacer que el juicio se pospusie­
ra. Tal descuido de los pobres puede estar correlacionado con el hecho
de que el rey no reconociera la soberanía de Dios. Después de todo, "el
que se burla del pobre ofende a su Creador" (Prov. 17:5, NVI).
Irónicamente, mientras Nabucodonosor describió el árbol como que
proveía alimento para todos los que se cobijaban bajo sus ramas, el ár­
bol realmente no proveía para todos, porque el rey no se preocupaba
por los pobres en su ámbito.8 Una función suprema de un rey en los
tiempos del Antiguo Testamento era proveer justicia en sus dominios al
proteger a los marginados y los derechos de las viudas, los huérfanos y
los pobres. En este sentido, Nabucodonosor había fallado miserable­
mente.
52 • 1I IIHROPf [MniII

Se cumple el sueño
Doce meses después del sueño, Nabucodonosor estaba caminando
por el palacio real y felicitándose por construir la "gran Babilonia"
(Dan. 4:30). Un comentador resume en forma muy buena la impresio­
nante y hermosa Babilonia antigua:

Babilonia era de forma rectangular, rodeada por un amplio y pro­


fundo foso lleno de agua, y luego por un intrincado sistema de
muros dobles. El primer sistema de muros dobles rodeaba la ciu­
dad principal. Su muralla interna tenía 6 metros y medio de espe­
sor y estaba reforzada con torres de defensa en intervalos de 18
metros, mientras el muro exterior tenía 3 metros treinta de espe­
sor y también tenía torres de vigilancia. Más tarde, Nabucodono-
sor añadió otro sistema defensivo de muros dobles (una muralla
externa de 7 metros y medio de espesor y un muro interno de 6
metros noventa de espesor) al este del Éufrates que recorría la
increíble distancia de 27 kilómetros, y que en la parte superior era
suficientemente ancho para que pasaran carros de combate. No
se conoce la altura de los muros, pero la puerta de Ishtar tenía una
altura de 12 metros, y las murallas debieron de haber estado cerca
de esa altura. Una muralla de 12 metros habría sido una barrera
formidable para los soldados enemigos.9

En el mismo momento en que el rey estaba alabando sus supuestos


logros, cayó sobre él el juicio de Dios. Fue quitado del trono y obligado
a pasar siete años entre las bestias, comiendo pasto tal y como lo había
predicho Daniel. Cuando se hubo cumplido el tiempo designado para
su castigo, el rey fue restaurado a su anterior honor, pero esta vez final­
mente reconoció que Dios "puede humillar a los que andan con sober­
bia" (vers. 37). De este modo se cumple el propósito del castigo como
se asevera en cada sección importante de la narración bíblica. Finalmen­
te, Nabucodonosor vino a reconocer que "el Altísimo gobierna el reino
de los hombres, que a quien él quiere lo da" (vers. 17; cf vers. 34, 35).
5. Del orgullo a la humildad * 53

Note que en Daniel 1 al 4 Nabucodonosor se encuentra en "el centro


del escenario del drama que se desenvuelve en su corte. En el capítulo
2, su sueño acerca de la estatua que humilló a sus sabios incompetentes;
en el capítulo 3, su deslumbrante imagen casi humilló a Sadrac, Mesac
y Abed-nego; en el capítulo 4, su sueño acerca del árbol lo humilló a
él*.10 De esta manera, con el cumplimiento del sueño, el más grande
gobernante del Imperio Neobabilónico deja la narración de Daniel
(como protagonista) al dejar la historia, cuando el oro dejó el lugar a la
plata. Él logró grandes victorias militares, gobernó sobre muchas nacio­
nes, edificó un imperio mundial, pero fue impotente delante del Dios
de sus cautivos. Esto nos recuerda que el Altísimo era, es y será siempre
el Gobernante supremo sobre cualquier poder humano.
Mientras que Nabucodonosor tuvo que comer pasto con las bestias
para aprender humildad, nosotros somos llamados a aprender humil­
dad de aquel que "se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta
la muerte, y muerte de cruz" (Fil. 4:8). Tal vez sea tiempo de dejar de
concentramos en nosotros mismos, nuestros logros y nuestros fracasos.
Aún mejor, ¿por qué no dejar de comparamos con otros, sus logros y
sus fracasos? Levantemos nuestros ojos y miremos a Jesús, que "nos
hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio por
los siglos de los siglos. Amén" (Apoc, 1:6).

Conclusión
En conclusión, unos pocos puntos merecen algo más de reflexión.
Primero, cuando Dios nos concede grandeza y poder, espera que reco­
nozcamos su soberanía. Esta historia ilustra una de las fallas principa­
les de Nabucodonosor: su arrogancia y autosuficiencia. Siendo que pa­
rece que él se considera el centro del mundo, no hay espacio en su
mentalidad para su prójimo ni para Dios. Con tal cosmovisión, Dios
llega a ser irrelevante y los demás humanos se convierten en herra­
mientas para el engrandecimiento del Imperio. Así, el propósito del
castigo predicho por el sueño era humillar al rey para que llegara a re­
5 4 » El II8R0 Df DANitl

conocer la soberanía de Dios sobre el mundo y la vida personal del rey.


Estas observaciones proveen una oportunidad para reflexionar sobre el
lugar de Dios en nuestra vida. ¿Somos capaces de reconocer que todos
nuestros logros en la vida son dones de Dios para ser acreditados a él y
usados para su gloria?
Segundo, Dios es quien establece y quita reyes. Este es uno de los
temas impulsores principales de Daniel 4, si no el más importante, que
es reforzado por el paralelismo con Daniel 5. Estos dos capítulos son el
punto de apoyo de la sección aramea del libro de Daniel, que enfatizan
la soberanía de Dios. "Cuando miramos seriamente la persona de Dios,
somos impulsados a honrarlo y glorificarlo. Por esto es importante
mantener el foco de nuestra predicación y nuestra enseñanza sobre
quién es Dios y cómo actúa con la humanidad. Lo primero impulsa lo
segundo, y nosotros recibimos los dos, aun cuando a menudo venimos
a conocer a Dios por la manera en que actúa con los meros mortales en
la Escritura".11
Tercero, Dios revierte el castigo y restaura a los pecadores cuando
ellos se arrepienten. Su soberanía es absoluta, pero no arbitraria. Como
se transmite por la restauración de Nabucodonosor después de siete
años de ostracismo, Dios sigue estando listo para perdonar y restaurar.
La amonestación de Daniel al rey para que corrija sus caminos es una
indicación de que el castigo puede ser pospuesto o posiblemente evita­
do, como ocurrió con Nínive (Jon. 4). Sin embargo, no debe olvidarse
que Dios no necesariamente juzga el pecado como nosotros quisiéra­
mos que lo hiciera. Su juicio es mucho más grande que el nuestro por­
que él ve la vida desde una perspectiva divina.

"Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos,


ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová.
"Como son más altos los cielos que la tierra,
así son mis caminos más altos que vuestros caminos
y mis pensamientos que vuestros pensamientos"
(Isa. 55:8,9).
5. PeUwjjulloaIdhumildad • 55

Dios está ansioso por salvar, y podemos descansar en su infinito amor y


justicia sabiendo que él resolverá el problema del pecado de una manera
que es consistente con su carácter.

Referencias
1. Wendy L. VVidder, ÍXimW. Vi* Story o f iUxl Bible Commentary, eds. Tremper Uíur-
man lll y Scot McKnight (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2016), p. 94.
2. Peter VV. Coxoa "ThcGreat Cree of Daniel 4", en /\ Word ífi Season: Essays ín llorwur
of Wüliam McKane, eds. lames D. Martin y Philip R. Davies, pp. 9 9 -1 11. Suplemen­
to del lourruil for the Study o f the Oíd Testament 42 (Sheffield: Shefficld Academic
Press, 1986), p. 92.
3. Rene Peter-Contesse y )ohn Ellington, A Handbook on the Booh o f Daniel, UBS Helps
for TransLitors (New York: United Bible Socicties, 1994), p. 109.
4. VVidder, Daniel, pp. 95, 96.
5. VVidder, Daniel, p. 99.
6. Ronald W. Pierce, Daniel, Teach the Text Commentary Series, eds. Mark L. Strauss y
John H. Walton (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2015), p. 78.
7. Frands D. Nichol, ed. Comentario bíblico adventista (Boise, Publicaciones Interame-
ricanas, 1985), t. 4, p. 817.
8. Sharon Pace, Daniel, Smyth <&Helwys Bible Commentary (Macón, GA: Smyth & He-
lwys, 2008), p. 134.
9. Stephen R. Miller, Daniel, The New American Commentary 18 (Nashville: Broadman
& Holman Publishers, 1994), p. 140.
10. VVidder, Daniel, p. 97.
11. Pierce, Daniel p. 82.
6
De la arrogancia
a la destrucción

aniel 5 informa eventos que ocurrieron en el año 539 a.C.,

D
cuando el ejército medopersa tomó la ciudad de Babilo­
nia. Aunque los ejércitos medopersas estaban justo afuera
de los muros de Babilonia, Belsasar escogió ignorar el pe­
ligro y dar un banquete con mil de sus nobles. Cuando la ñesta se volvió
una orgía y ebriedad desenfrenadas, el rey y sus huéspedes profanaron
los vasos del Templo de Jerusalén, al usarlos como vasijas para beber
mientras alababan a sus dioses fabricados. En medio del libertinaje de
la celebración, un escrito en la pared del palacio anunciaba el castigo.
Aquella misma noche, Belsasar fue asesinado, y el reino pasó al Imperio
Medopersa. Este capítulo muestra la necedad de la arrogancia jactancio­
sa de Belsasar y reitera uno de los puntos teológicos fundamentales de
todo el libro de Daniel: Dios es el que pone reyes y los quita.

Una fiesta y un mensaje


Los grandes banquetes eran comunes en el mundo antiguo, pero un
elemento que intriga en la historia presente es la ocasión para la masiva
celebración. Considerando que Babilonia estaba rodeada por el ejército
medopersa, uno se pregunta qué pudo haber motivado al rey a dar una
fiesta bajo tales circunstancias inapropiadas y peligrosas. Se han ofreci-
58 • El lino DFpANiK

do diversas motivaciones como hipótesis. El banquete pudo haber sido


una celebración del festival de Año Nuevo de la diosa luna Sin. Pudo
haber sido una fiesta de coronación para Belsasar mismo, siendo que su
padre había sido derrotado en una campaña militar previa. Podría ha­
ber sido una estrategia para levantar la moral de su pueblo, dadas las
circunstancias adversas, o sencillamente un intento de vivir sus últimas
horas plenamente, ya que no había escapatoria del enemigo, de todos
modos.1 Cualquiera que haya sido la motivación, la fiesta revela a un
gobernante arrogante y necio, incapaz de comprender la realidad y ac­
tuar en consonancia con ella.
En una demostración de arrogancia extrema, el rey ordenó que los
utensilios del Templo de Jerusalén fueran traídos al banquete para ser­
vir al rey como vasos. Nabucodonosor los había traído de Jerusalén y
los había puesto en el templo de su dios, lo que muestra algo de respeto
por los objetos sagrados. Belsasar, sin embargo, rechazó los más ele­
mentales principios de decoro en el antiguo Cercano Oriente, donde la
profanación de "vasijas cúlticas era una afrenta aun según las normas
paganas'.2 Y, si el beber vino de los vasos sagrados no fuera ultraje sufi­
ciente, los invitados también alabaron a sus dioses mientras lo hacían.
En el uso blasfemo de los utensilios del Templo, probablemente inten­
taban burlarse del Dios de Judá y mostrar la superioridad de los dioses
de Babilonia.
En este punto, es importante destacar la importancia de los utensilios
y los vasos del Templo. Uno podría suponer que, debido a la destrucción
del Templo, los vasos depositados en Babilonia habrían perdido su esta­
tus como objetos sagrados. Sin embargo, debe notarse que los vasos del
Templo eran objetos que por metonimia representaban al Templo y re­
cordaban a la comunidad exiliada su vinculación con el Templo y la
patria. Cuando los exiliados retomaron a su tierra, llevaron consigo los
vasos del Templo que Nabucodonosor había llevado a Babilonia (Esd.
1:7-10; cf. 5:13-15; 6:5).3 Así que, la profanación que hizo Belsasar de
esos vasos constituía un tremendo pecado y un acto de desafío directo al
Dios de Israel.
6. De la arrogancia á la destrucción * 5 9

Otro punto digno de notar es que mientras los fiesteros bebían de los
vasos santos, alababan a las divinidades sin valor, hechas de oro, plata,
bronce, hierro, madera y piedra (Dan. 5:4). Irónicamente, en forma ne­
cia confiaban en dioses que eran mero metal, madera o piedra, exentos
de poder para actuar o salvar. Además, probablemente sea significativo
que la secuencia y el tipo de materiales sean exactamente los mismos
-excepto que la madera reemplazaba la arcilla- que los de la imagen del
sueño de Nabucodonosor en Daniel 2. Esta conexión puede sugerir que
estos dioses compartirán la suerte de la imagen, que fue destrozada por
la venida del Reino eterno de Dios (Dan. 2:35, 44, 45).
Pero Dios no podía permanecer ajeno a la disolución moral, la ado­
ración degradada y la profanación de los vasos del Templo. Él conside­
raba tal conducta como un ataque a él mismo. Cuando la celebración
estaba en pleno apogeo, y el rey y sus ebrios huéspedes alababan a sus
dioses inservibles, dedos sobrenaturales comenzaron a escribir un
mensaje críptico en la pared del palacio. Dedos divinos aparecen en
otras partes de la Escritura para traer liberación al pueblo de Dios (Éxo.
8:19), para escribirlos Diez Mandamientos (Éxo. 31:18; cf. Deut. 9:10)
y para crear (Sal. 8:3) En el banquete de Belsasar, sin embargo, los de­
dos de Dios trajeron un castigo a un rey arrogante y su reino.4 "El Dios
que crea, revela y redime también juzga".5
Mientras el rey contemplaba esa mano sin cuerpo que estaba escri­
biendo sobre la pared, quedó aterrorizado y, como dice la narración
bíblica, "se debilitaron sus caderas y sus rodillas daban la una contra la
otra" (Dan. 5:6). Este lenguaje indica que el rey fue presa del pánico, y
se ha sugerido que perdió el control de sus funciones corporales.6 Él
había abusado de las vasijas del Templo y manipulado a la multitud,
pero cuando la siniestra escritura apareció en la pared quedó totalmen­
te impotente. Convocó a sus magos, pero no pudieron explicar la escri­
tura sobrenatural. Como resultado de la conmoción, la reina vino al
palacio y le recordó al rey de alguien que podía interpretar la escritura
en la pared: es decir, Daniel, un siervo de su padre, Nabucodonosor. En
esta conexión, dos consideraciones están en orden. Primera, la reina
pudo haber sido la reina madre Nitocrts. mencionada por Herodoto, la
esposa de Nabonido c hija de Nabucodonosor. Ella, al parecer, habla a
Bel vasar con algún grado de autoridad sobre él. La reina madre desem­
peñaba un papel importante en muchas culturas del antiguo Cercano
Oriente (1 Rey 15:13; Jer. 13:18).
También debe notarse que Belsasar, aunque se lo menciona como
hijo de Nabucodonosor (Dan. 5:2), era el hijo biológico mayor de Na­
bonido, con quien era corregente. Por lo tanto, la referencia a Nabuco­
donosor como su 'padre' debe comprenderse en el contexto del anti­
guo Cercano Oriente, donde *padre/hijo' puede referirse a un antepa-
sado/descendiente distante o predecesor/sucesor no familiar. Además,
la conexión padre/hijo llega a ser relevante al desarrollarse la narración,
siendo que llega a ser claro que el hijo no aprendió de la experiencia del
padre. Además, mientras que Nabucodonosor marca el inicio del Exilio,
Belsasar señala su fin y la desaparición del Imperio Babilónico. De esta
manera, aunque varios reyes gobernaron sobre Babilonia, Daniel se en­
foca solo en el primero y el último, llamando la atención a la compara­
ción con el capítulo 4 y aludiendo al exilio de setenta años de Judá.3
Para una lista de los gobernantes del Imperio Babilónico y su supuesta
relación con Nabucodonosor, ver la tabla que sigue.

Gobernantes de Babilonia, y su supuesta relación


con Nabucodonosor

Nabucodonosor (6 0 5 -5 6 2 a . C .):m encionado 91 veces en el Antiguo T


tamento (mayormente en
Jeremías 21 a 52; Daniel 1 al 5).
A m el-M ard u k (5 6 2 -5 6 0 a.C .): hijo (2 Rey. 25:27; Jer. 52:31).

N ergal-Sharezer (5 6 0 -5 5 6 a.C .): posible yerno; esposa desconocida


(Jer. 39:3,13).

Labashi-M arduk (556 ): Posiblemente nieto materno (ninguna


referencia bíblica); asesinado siendo niño.
6. De la arrogancia a la destrucción * 6 1

Nabonido (556-539 a.C.): tal vez yerno por medio de Nitocris (sin
referencias bíblicas).

Belsasar (554-539 a.C.): tal vez nieto materno (Dan. 5 ,7 ,8 ); tam­


bién hijo de Nabonido y corregente con él.

Unas pocas reflexiones pueden ser apropiadas al extraer algunas im­


plicaciones de la experiencia de Belsasar. Por ejemplo, parece claro que
la profanación de lo que pertenece a Dios es un desafío directo a su
autoridad. Esto nos recuerda cómo deberíamos manejar ciertas cosas
que le pertenecen, tales como nuestros recursos, diezmos, ofrendas,
cuerpos y afectos. Dios reclama autoridad sobre todas estas cosas, y de­
beríamos manejarlas como vasos santos. También aprendemos, de esta
historia, que Dios a veces actúa en forma dramática para derrotar el or­
gullo humano. La riqueza y el poder pueden producir un falso sentido
de seguridad, que se evapora en la presencia del juicio divino.

Un intérprete olvidado y un juicio


Las palabras del rey pagano a Daniel son dignas de notar: "¿Eres tú
aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de
Judea? (Dan. 5:13). Ese discurso con tono condescendiente suena a pre­
juicio o a racismo. Esta mentalidad condujo a Belsasar a "olvidar" que
el "cautivo de Judá" había servido como uno de los más altos oficiales
de Babilonia y uno de los consejeros más cercanos de Nabucodonosor.
El prejuicio, el racismo, el antisemitismo aparecen cuandoquiera que la
gente se olvida de que todos hemos sido creados a imagen y semejanza
de Dios. De hecho, todos somos hermanos y hermanas cuya nacionali­
dad es la humanidad.
Luego, Daniel rehúsa la recompensa por su servicio, siendo que tan
grande recompensa podría ser comprendida como una presión para en­
tregar una interpretación favorable. Además, una recompensa sería inútil
en vista de la pronta caída del rey. Es interesante que, después de que da
la interpretación, Daniel acepta la recompensa ya que en ese momento
62 • Et UBAOOt DaMiíI

la interpretación desfavorable no despertaría sospechas de raoovaaon m-


debida.9 Belsasar ofreció a Daniel el tercer cargo en el reino porque ei mis­
mo era corregente con Nabonido, por lo que el tercer puesto era el más
alto que el rey podía ofrecer.
Pero, antes de dar la interpretación, Daniel ofreció un largo preám­
bulo, recordando al rey su propia historia familiar. El profeta cuenta
cómo Dios otorgó a Nabucodonosor riquezas y poder. Pero él llegó a
ser tan arrogante y arbitrario que Dios lo sacó del trono para derribar
su orgullo. Luego, Daniel explica que Nabucodonosor se arrepintió,
reconoció la soberanía de Dios, y así fue restaurado. Finalmente, el
profeta acusa a Belsasar, dejando en claro que el rey no tiene excusa por
no aprender de la experiencia de Nabucodonosor. Los pecados de Bel­
sasar son los siguientes: falta de humildad, orgullo, exaltación contra
Dios, profanación de los vasos del Templo, idolatría, y no dar la gloria
a Dios. En este punto, parece evidente que los pecados del rey están de
algún modo relacionados con la escritura en la pared, que Daniel pro­
cede a interpretar.
Debe mencionarse que las palabras en arameo consonantico en la
pared podrían vocalizarse como sustantivos, significando medidas de
peso, o como participios pasivos. Daniel lee las palabras como partici­
pios pasivos, así: Mene (mina, o contado), tekel (shekel, o sido, pesa­
do), parsim (plural de peres, media mina, o dividido). De este modo,
como lo declaró Daniel mismo, "esta es la interpretación del asunto:
'Mene': Contó Dios tu reino y le ha puesto fin. Tekel': Pesado has sido en
balanza y hallado falto. 'Peres': Tu reino ha sido roto [diVúiúio| y dado a
los medos y a los persas" (vers. 26-28; énfasis añadido).
Ninguno de los dioses exaltados y honrados en el banquete pudo
intervenir y resolver el siniestro enigma. Irónicamente, fue el Dios que
Belsasar despreció y cuyos vasos profanó quien le proveyó la solución
por medio de uno de los exiliados ignorados por el rey. En otras pala­
bras, el Dios considerado impotente manifestó su poder, mientras que
los dioses fabricados por las manos humanas se mostraron inútiles.11’
6. De la arrogancia a la destrucción • 63

Al concluir la narración, la interpretación de Daniel obtuvo su confir­


mación aquella misma noche. Con los dirigentes de Babilonia ebrios, los
medopersas, que habían desviado secretamente el río Éufirates, entraron
en la ciudad por el cauce del río, por debajo de las murallas. Bajo el co­
mando de Darío el Medo, que probablemente fuera el general de Ciro,
dominaron a los babilonios y mataron a Belsasar. De este modo, el impe­
rio que capturó a luda fue él mismo capturado.
Es interesante, Darío es la única persona cuya edad se menciona en
Daniel (62 años), lo que implica que había nacido alrededor del año 601
a.C., en la cumbre del poder de Babilonia y poco después de que Daniel
. fuera llevado a Babilonia, en el año 605 a.C. Se sigue de esto que al co­
mienzo de la cautividad de Israel Dios ya estaba trabajando para terminar
el Exilio, como lo anunciaron los profetas (Isa. 44:24-45:8; Jer. 25:11, 12;
29:10; Eze. 34:11-16)."
En este punto, algunas vislumbres teológicas significativas merecen
consideración. Primera, debemos notar la expresión: "espíritu de los
dioses santos" (Dan. 5:11), que, de acuerdo con la reina, era un atributo
de Daniel. Aunque ella pudo haber usado la frase en un sentido pagano,
la frase expresa la verdad de que el Espíritu Santo empoderó la vida y el
ministerio de Daniel en Babilonia. Así, el "espíritu, ciencia y entendi­
miento para interpretar sueños, descifrar enigmas y resolver dudas"
(vers. 12) hallados en Daniel fueron dones del Espíritu Santo. Pero las
buenas noticias son que Dios promete dar en forma abundante el Espí­
ritu a cualquiera. Él no solo fortalece nuestros dones y habilidades na­
turales, sino también nos empodera con dones sobrenaturales de acuer­
do con su propósito para nuestra vida.
Segunda, pero no menos importante, Dios quiere que aprendamos
de las experiencias pasadas de otros. Al oír cómo Dios obró con ellos,
podemos aprender de sus éxitos, fracasos y desafíos.12 Como lo dijo un
filósofo: "Los que no pueden recordar el pasado están condenados a
repetirlo".13 Precisamente en este punto fracasó Belsasar. Si él hubiera
prestado atención a la experiencia de Nabucodonosor, habría tenido
una mejor percepción del carácter de Dios y de cómo servirlo. Además,
64 • E. itSJOD£Daniel

'cuanto mayor es nuestro privilegio y comprensión de los caminos de


Dios en lo pasado, mayor es nuestra responsabilidad en el presente'.14
Cuanto más reflexionemos sobre cómo él guio a nuestros antepasados
en la fe, tanto más confiaremos en el Señor y miraremos el futuro con
esperanza. Como lo expresó Elena de White muy apropiadamente: 'No
tenemos nada que temer por el futuro, excepto que olvidemos la mane­
ra en que el Señor nos ha conducido. Somos ahora un pueblo fuerte, si
queremos poner nuestra confianza en el Señor; porque estamos mane­
jando las grandiosas verdades de la Palabra de Dios. Tenemos todas las
razones para estar agradecidos".15
Tercera, la soberanía de Dios, que a veces se expresa en castigos, es
uno de los puntos teológicos más importantes, si no el centro teológico
del libro. El capítulo presente muestra a Dios castigando a Belsasar y
haciendo la transición del poder de Babilonia a Medopersia, dándolo
por sentado. ¿De qué modo la soberanía de Dios marca una diferencia
en nuestra vida? Por un lado, la convicción de que Dios es soberano
debería liberamos del estrés de tener que arreglar el mundo. Si alguna
vez nos sentimos abrumados por la idea de que nuestras iglesias, fami­
lias, sociedades y lugares de trabajo dependen de nosotros para prospe­
rar o para sobrevivir, la enseñanza bíblica de que todo, en última ins­
tancia, depende de Dios nos permite dejar nuestras cargas a él. Por otro
lado, la soberanía de Dios no nos excusa de nuestra responsabilidad,
porque su soberanía deja espacio para la libertad humana. Por lo tanto,
por cuanto Dios es soberano, él puede empoderamos para hacer una
obra y logros significativos, y lo hace.
Es sabio reconocer y abrazar la soberanía de Dios, como lo ilustra la
vida de un monarca posterior.

Se dice que Napoleón, en la cumbre de su carrera, dio una res­


puesta cínica a alguien que le preguntó si Dios estaba del lado de
Francia: "Dios está del lado del que tiene la artillería más pesa­
da". Entonces ocurrió la batalla de Waterloo, en la que Napoleón
perdió tanto la batalla como su imperio. Años más tarde, en el
6. De la arrogancia a la destrucción * 6 5

exilio en la isla de Santa Elena, castigado y humillado, se dice que


Napoleón citó las palabras de Tomás de Kempis: "El hombre pro­
pone; Dios dispone". Esta es la lección con la que la historia nos
confronta a todos. Dios es capaz de realizar su soberana voluntad
[...] a pesar del hombre.'6

Conclusión
Babilonia evoca a Babel, su antigua predecesora (Gén. 11). Ambas
fueron iconos de la arrogancia humana; ambas intentaron borrar la lí­
nea entre el Cielo y la Tierra; y en ambas historias, una confusión de
lenguas señaló el fin de sus proyectos. Pero la caída del Imperio Babiló­
nico no fue el fin del espíritu o ideología de "Babilonia". Babilonia rea­
parece en Daniel 11 y con plena fuerza en el libro de Apocalipsis. De
hecho, la profanación de los vasos del Templo que hizo Belsasar fue
apenas una sombra del asalto espiritual de Babilonia a la verdadera
adoración y al Santuario celestial de Dios. Pero, como su contraparte
histórica, la Babilonia del tiempo del fin finalmente será eliminada por
el Reino eterno de Dios (Apoc. 14:8; 16:19; 17:5; 18:2, 10, 21).

Referencias
1. Tremper Longman III, Daniel, The NIV Application Commentary (Grand Rapids, MI:
Zonderavan, 1999), p. 136.
2. John J. Collins, Daniel: A Commentary on the Book of Daniel, ed. Frank Moore Cross,
con un ensayo por Adela Yarbro Collins, "Hermeneia-a Critical and Historical
Commentary on the Bible" (Minneapolis, MN: Fortress, 1994), p. 245.
3. Isaac Kalimi y James D. Purvis, "Ring Jehoiachin and the Vessels of the Lord's Hou-
sein Bíblica! Literature", The Catholic Biblical Quarterly 56, N° 3 (julio de 1994), pp.
449-457.
4. Longman III, Daniel, p. 138.
5. Wendy L. Widder, Daniel, The Slory of God Bible Commentary, eds,. Tremper Long­
man III y Scot McKnight (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2016), p. 117.
66 • Ei ueioDf Dwn

6. Al Wolters, ‘Untying ihc King's Knot: Physiology and Wordplay in Daniel 5’, hur-
nal o f Biblical Literature 110, N° 1 (Spring 1991), pp. 117-122.
7. Alien C. Myere, ed. The Eerdmans Bible Dictionary (Grand Rapids. MI: Eermansm,
1987), p. 135.
8. Ronald W. Pierce, Daniel, Teach the Text Commentary Series, eds. Mark L Strauss y
John H. Walton (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2015), p. 86.
9. Pierce, Daniel, p. 93.
10. John E. Goldingay, Daniel, Word Biblical Commentary (Dallas: Word, Incorporated.
1998), t. 30, p. 113.
11. Andrew E. Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (Saint Louis, MO: Concordia
Publishing, 2008), p. 288.
12. Pierce, Daniel, p. 99.
13. George Santayana, The Life of Reason or the Phases of Human Progress: Reason in Reli­
gión. Vol. VII, Book Three, The Works of George Santayana, eds. Marianne S. Wokeck
y Martin A. Coleman (Cambridge, MA: The M1T Press, 2011), p. 172.
14. Pierce, Daniel, p. 99.
15. Elena de White, Mensajes selectos (Mountain View: Publicaciones Interamericanas,
1984), t. 3, p. 182.
16. Michael P. Green, ed. Illustrations for Biblical Preaching (Grand Rapids, MI: Baker,
1989).
Del foso de los leones
a la cueva de los ángeles

a liberación de Daniel del foso de los leones está entre las his­

L torias más amadas de la Biblia. Desde la perspectiva literaria,


es paralela a la historia de la liberación de los tres jóvenes he­
breos del homo ardiente (Dan. 3). Ambas narraciones mues­
tran la fidelidad de Dios al empoderar a sus siervos para permanecer
fieles en medio de las pmebas más desgarradoras. Ambas ilustran a los
cautivos que desafían un decreto real y demuestran su lealtad a Dios
con el riesgo de su propia vida. Ambas contienen un mensajero divino
que entra en la refriega para apoyarlos y liberarlos. Y es interesante, así
como no se sabe dónde estaba Daniel cuando sus compañeros pasaron
por el fuego, no se nos dice dónde estaban los amigos de Daniel cuando
pasó la noche con los leones. Pero, dondequiera que estuvieran, ellos
habrían, como Daniel, retenido su integridad. Después de todo, ellos
dependieron de Dios, no el uno del otro, para enfrentar los problemas
de la vida.
La historia implica que la integridad y la lealtad de Daniel al servicio
público condujeron al rey a hacer planes para designarlo sobre todo el
reino, lo que provocó el celo de los colegas de Daniel. Acudiendo a un
subterfugio, ellos tramaron un plan para librarse de él, solo para que
estallara en sus propios rostros. Como muestra la narración, Dios esta­
ba con Daniel, y lo vindicó ante sus enemigos y el rey.
68 • El libro de D aniel

La experiencia de Daniel es un modelo de estilo de vida sostenido en


el tiempo y muestra que Dios sigue siendo fiel a su pueblo. Él puede no
librar a todos del dolor físico y la muerte sobre la Tierra, pero todos fi­
nalmente serán vindicados cuando el Gran Conflicto llegue a su fin.

Conspiración y acusación
La reorganización administrativa que realizó Darío del reino y su
excelente servicio público proveen el escenario para la narración. El rey
establece una organización con regiones administrativas gobernadas
por sátrapas y supervisadas por tres presidentes, uno de los cuales era
Daniel. Pero la estructura, debe notarse, se estableció "a fin de que los
intereses del rey no se vieran afectados" (Dan. 6:2, NVI). Esto sugiere
que la corrupción ya era una preocupación en aquellos tiempos. Por
ello, había necesidad de un sistema de rendición de cuentas, de los sá­
trapas a los presidentes, quienes informarían al rey para prevenir la co­
rrupción y permitir que los impuestos y otros recursos fluyeran a la te­
sorería real. Sin embargo, el problema que inicia la reacción de los co­
legas de Daniel era el plan del rey de poner a Daniel sobre ellos. Ellos
no podían quejarse de las notables calificaciones de Daniel, pero su
celo, sed de poder, prejuicios y aun codicia los volvieron contra él.
Lamentablemente, la verdadera capacidad puede no ser bienvenida
en algunos lugares, y los cristianos fieles pueden sufrir por causa de su
integridad. Como con José en casa de Potifar: fue su carácter y su servi­
cio los que le ganaron la supervisión de la casa de su amo. Pero el rehu­
sar "pecar contra Dios" (Gén. 39:9) lo llevó a la cárcel, donde él experi­
mentó la bendición que se describe en 1 Pedro: "[...] si alguna cosa pa­
decéis por causa de la justicia, bienaventurados sois [...]" (1 Ped. 3:14).
Una vez que los enemigos de Daniel decidieron conspirar para derri­
barlo, pusieron su vida bajo una lupa. Ellos "buscaron ocasión para
acusar a Daniel en lo relacionado con el reino; pero no podían hallar
motivo alguno o falta, porque él era fiel, y ningún error ni falta hallaron
en él" (Dan. 6:4). No se nos dice cómo examinaron los conspiradores a

<
7 Nuestro Dios perdonado? • 69

Daniel, pero debieron de haber vigilado muy de cerca su vida profesio­


nal y pública, buscando tallas en su conducta, sobornos, conflictos de
intereses v desviaciones del deber. Ellos pudieron haberlo espiado en
sus asuntos privados a fin de encontrar alguna razón para descalificarlo
para el servicio público. Pero, habiendo investigado cada rincón de la
vida de Daniel, solo pudieron llegar a una conclusión: Daniel era fiel a
toda prueba a 'la ley de su Dios' (6:5). Como resultó ser, su trabajo no
requirió mucho esfuerzo, porque Daniel no ocultaba su fe.
Habiéndoseles terminado las opciones, idearon un plan para enfren­
tar la ley del Estado contra la Ley de Dios. En tales circunstancias, sa­
biendo que Daniel se pondría de parte de Dios en contra del Estado,
podían acusarlo de traición y enviarlo a la muerte. El plan de eliminar a
Daniel está claramente delineado en la siguiente narración.

Formaron entonces los administradores y sátrapas una comisión


para ir a hablar con el rey, y estando en su presencia le dijeron:
'¡Q u e viva para siempre Su Majestad, el rey Darío! Nosotros los
administradores reales, junto con los prefectos, sátrapas, conseje­
ros y gobernadores convenimos en que Su Majestad debiera emi­
tir y confirmar un decreto que exija que, durante los próximos
treinta días, sea arrojado al foso de los leones todo el que adore a
cualquier dios u hombre que no sea Su Majestad. Expida usted
ahora ese decreto, y póngalo por escrito. Así, conforme a la ley de
los medos y los persas, no podrá ser revocado". El rey Darío expi­
dió el decreto y lo puso por escrito (Dan. 6:6-9, NVI).

Debe mencionarse que tal decreto parece extraño en vista del hecho
de que los persas no divinizaban a sus reyes, aunque trataban al rey
como un representante de la divinidad.1 De este modo, no debe enten­
derse este decreto "como realmente divinizando al rey, sino designán­
dolo como el único representante legítimo de la divinidad por un lapso
especificado ,2 Siendo este el caso, Darío llegaría a ser solo el mediador
o sacerdote entre los dioses y los humanos. Tal idea -probablemente
presentada por los conspiradores de una manera que promoviera la
70 • El libro oe D&niel

lealtad hada él- pudo haber sido halagadora para el rey. ¡Pero cuán a
menudo la miel en la boca disimula la amargura en el corazón!
Los conspiradores presentaron el proyecto al rey en nombre de "to­
dos los gobernadores* y ofidales. Un consenso tal difícilmente puede
alcanzarse en la política, antigua o no. Era difícil cjue los 120 sátrapas
esparcidos por todo un imperio tan extendido, desde el moderno Irán
hasta la Túrquía moderna, hubieran sido consultados. Además, Daniel,
uno de los tres presidentes y el favorito del rey, no fue consultado. Y, lo
más importante, Daniel nunca hubiera apoyado un decreto opuesto a
los primeros dos mandamientos del Decálogo. Él atesoraba su herencia
y no negaría al Dios de sus padres. "Mas yo soy Jehová, tu Dios, desde
la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro
salvador sino a mí" (Ose. 13:4).
Como con todas las leyes o decretos, estos solo son efectivos si esti­
pulan el castigo por su transgresión. En este caso, el instrumento de
castigo era el foso de los leones: "una cavidad subterránea con un agu­
jero relativamente pequeño en la parte superior que podía cubrirse con
una piedra grande".3 De hecho, leones feroces, ya sea en los bosques o
después de soltarlos de jaulas donde se los guardaba para pelear, cons­
tituía un deporte antiguo.4 Aunque parece que no hay otro ejemplo de
tal castigo durante el tiempo de los persas, textos asirios anteriores refie­
ren que algunos que quebrantaron juramentos fueron puestos en jaulas
con animales salvajes para ser devorados públicamente.5 El solo pensa­
miento de ser arrojado en un foso con leones hambrientos tendría un
poder disuasivo para cualquier infractor potencial de la ley.
Así, con maliciosa estrategia, los colegas de Daniel consiguieron con­
vencer al rey de que firmara el decreto propuesto. Para empeorar las
cosas, el decreto no podía ser alterado. Pudieron haber temido que el
rey cambiara de parecer una vez que descubriera la verdadera intención
detrás de la ley, así que exigieron que el decreto se hiciera de acuerdo
con las leyes inmutables de los medos y los persas. Ester 1:19 también
menciona la naturaleza inmutable de tales leyes. Y el historiador griego
Diodoro relata el caso del rey persa Darío III, que lamentó una senten-
•71

ría j e m u a íí t^uc ri hjfcni contra un hombre 11 ncv Urwnto no


peder ciüsbuiii porque !u Nj s*do IkvI u ¡v * autoridad ? tilf Al ftn. d
ncv firmó ci jw i t o jw nuubk lo kju( socá'O sus mfhMts inietTses y
aseguro la cania «k su oóoal favonio
En este momento j d fluir de ia histona Daniel tenia unos ochenta
años v el ‘espíritu superior’ que había en el (Dan. 6 -D muestra la obra
del Espíritu de Dkk en su vida Pongase en los zapatos de Daniel e ima
gine una comisión hipotética o una a^'ncia dd Gobierno examinando
su vida publica v privada. ¿Que habrían descubierto' ¿Cómo aparece-
rían sus ñnan7a.v v sus relaciones bajo el escrutinio:' Afortunadamente
para Daniel d había aceptado la obra de la grada en su corazón, y ha­
bía ordenado su vida según la letra y d espíritu de la Ley de Dios.

Fidelidad y vindicación
Al saber dd decreto, se presentaban delante de él varias opciones.
Podría haber razonado que si había de ser muerto por los leones no
podría seguir ayudando a sus compatriotas. Así que, él podría haber
orado a Dios por medio de Darío, pero este camino era inaceptable.
Podría haber suspendido sus oraciones por un mes y reiniciado su vida
de oradón después de que el decreto ya no tuviera fuerza. Podría haber
orado en secreto en otra habitadón o, sencillamente, cerrado las venta­
nas para evitar los ojos intrusos de sus enemigos. O él podría haber
ofrendo oradones silendosas a Dios. Pero, bajo esas circunstandas an­
gustiantes, él decidió continuar su práctica diaria de alabanza, oración y
súplicas en forma abierta. Después de todo, "su vida de lealtad a Dios
había sido vivida a ia vista de todos*.7 Cualquier cosa menos que eso
hubiera sido una concesión a sus enemigos y una negación de su fe en
Dios.
Daniel regresó a su casa "y subió a su dormitorio, cuyas ventanas se
abrían en direcdón a Jerusalén. Allí se arrodilló y se puso a orar y alabar
a Dios, pues tenía por costumbre orar tres veces al día* (vers, 10, NV1).
Orar tres veces al día recuerda el Salmo 55:17 al 19, donde David ora
72* El LIBRO Di D aNIÜ

"en la tarde, al amanecer y al mediodía” pidiendo liberación. La costum­


bre de orar hacia Jerusalén viene de la oración de dedicación del Templo
que ofreció Salomón. Él oró para que los que fueran llevados a tierras de
sus captores miraran hacia la ciudad santa cuando oraran (1 Rey. 8.39,
48-50; Sal. 55:18); y en el cielo Dios escucharía sus súplicas y manten­
dría su causa, los perdonaría y les daría compasión delante de sus capto­
res (1 Rey. 8:48-50). Por medio del rey Darío, la compasión fue realizada
milagrosamente en la vida de Daniel.
La narración bíblica no registra el contenido de la oración de Daniel,
pero el texto ofrece un par de detalles útiles. Primero, Daniel se arrodi­
lló en oración. Tal posición para orar aparece solo otras dos veces en
todo el Antiguo Testamento: en la ocasión de la oración de dedicación
del nuevo Templo (1 Rey. 8:54; 2 Crón. 6:13), y la gran oración de Es-
dras de confesión por el pecado nacional (Esd. 9:5). Podría ser que arro­
dillarse para orar haya sido la postura asociada con las oraciones corpo­
rativas en favor de la nación. Del mismo modo, la postura de rodillas de
Daniel sugiere una oración intercesora por los pecados nacionales de su
pueblo en un momento cuando el Exilio estaba por terminar y la repa­
triación estaba a la vista. Además, la oración intercesora de Daniel, re­
gistrada en Daniel 9, ocurre en el primer año del reinado de Darío, y
corrobora aún más la idea de que la oración de Daniel pudo haberse
ocupado de la condición espiritual de su pueblo.8
Tan pronto como los conspiradores vieron que Daniel ofrecía sus
oraciones acostumbradas, se apresuraron a ir al rey con las traicioneras
noticias. En su acusación, omitieron que Daniel era uno de los tres pre­
sidentes, y en cambio se refirieron a él como "Daniel, que es de los hijos
de los cautivos de Judá" (Dan. 6:13). Esa fraseología suena a prejuicio,
racismo y antisemitismo. Recuerda el discurso de Belsasar con aire de
superioridad al dirigirse a Daniel como "de los hijos de la cautividad de
ludá" (5:13), y a la referencia de los caldeos a los amigos de Daniel
como "unos hombres judíos" (3:12). La insinuación probable era que
no se podía confiar en un extranjero como Daniel, un exiliado que no
7. Nuestro Dios perdonador • 73

era leal al rey.9Tal intolerancia, racismo y prejuicio es una de las conse­


cuencias más insidiosas del pecado. Como nota un autor, "Entre las
formas colectivas de pecado que arrojan una maldición sobre el mundo
de hoy están el racismo, el nacionalismo, el imperialismo, el sexismo y
la discriminación por la edad.10
Darío no tenía otra opción que entregar a Daniel para que fuera arro­
jado al foso de los leones. Atrapado por sus propios oficiales, el rey, de
mala gana, permitió que el proceso siguiera su curso. Sin embargo, an­
tes de enviar a Daniel a su presunta ejecución, el rey expresó alguna es­
peranza de que el Dios de Daniel lo salvara (6:16). En lo que debió
haber sido un momento muy doloroso para el rey, se puso una piedra
sobre la boca del foso y se la selló con el anillo del rey y de sus nobles,
para que ninguno intentara rescatarlo. Después de una noche sin dor­
mir, el rey fue en busca de Daniel y llamó: "Daniel, siervo del Dios vi­
viente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido li­
brar de los leones?" (vers. 20). El calificativo "Dios viviente" aparece en
el Antiguo Testamento siempre en boca de sus seguidores, en Deutero-
nomio 5:26 (Moisés), Josué 3:10 (Josué), 1 Samuel 17:26 (David) y
2 Reyes 19:16 (Ezequías), para referirse al Dios de Israel como el verdade­
ro Dios, en oposición a las impotentes divinidades de las naciones.11 Es
notable que tal calificativo para el Dios de Israel aparezca en boca de un
rey pagano. Pero, a la luz del rescate sobrenatural de Daniel, Darío tenía
que reconocer que el Dios de Daniel era realmente el "Dios viviente".
Durante esa noche solitaria, el foso de los leones llegó a ser el foso
de un ángel, porque Dios envió a su ángel para proteger a Daniel de los
leones. Así como el cuarto hombre apareció en medio del fuego con los
amigos de Daniel, el ángel de Dios vino para estar con Daniel en medio
de los leones. Los ángeles desempeñan un rol crecientemente destacado
en la sección profética de Daniel, al consolar al profeta y explicar las
visiones.
La liberación de Daniel fue un acto de vindicación judicial. "Mi Dios
envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones para que no me hicie­
ran daño, porque ante él fui hallado inocente; y aún delante de ti, oh
arv yo rv> he hecho nada nulo’ (Dan. 6:22). Siendo que el otro lado de
U tostku « eí castigo del culpable, el rey ordenó que los conspiradores
roerán anotados al toso de los hambrientos leones. El pensamiento de
cisd^ir a tas esposas y los hi)o$ por causa de los pecados de los esposos
v padres va en contra de nuestro más elemental sentido de justicia y está
prohibido en Deuteronomio 24.16. Ezequiel 18:20 claramente afirma
que ’ei lujo no llevara el pecado del padre ni el padre llevará el pecado
dei hiio’ . Peto, el castigo es consistente con lo que sabemos acerca de la
lev antigua Aunque no significa que Dios necesariamente aprobara las
acdooes del rey. están en ‘ armonía con la promesa profética de que así
como Israel es salvado sus opresores se volverán contra sí mismos y se­
rán aniquilados (Isa. 41:11-12; 49:25, 2 6 ) '.12
De esta manera, la narración que comenzó con un decreto que forza­
ba a todos a hacer pedidos solo al rey concluye con un decreto del mis­
mo rey que ordena a todas las naciones adorar al Dios de Daniel. Como
nota un comentador 'La inclusión del decreto de Darío que hace Da­
niel, el autor, le permite resumir las lecciones aprendidas por los gober­
nantes paganos a lo largo de toda la sección narrativa de Daniel (caps.
1-6) ames de pasar a la sección del libro que relatará sus visiones (caps.
7-12). Las visiones presuponen acciones y atributos de Dios planteados
en los decretos de Nabucodonosor y de Darío. Las visiones siguen rela­
tando cómo Dios traerá su Reino eterno a su pueblo y los salvará por la
eternidad'.13
De esto, aprendemos que Dios siempre es digno de adoración y obe­
diencia, no importa el costo. Pero, a fin de desarrollar las cualidades de
carácter de Daniel, debemos captar sólidamente el carácter de Dios
como lo revela su Palabra. Cuando surgen las circunstancias que prue­
ban nuestra lealtad, podemos confiar en que Dios nos ayudará a hacer
la decisión correcta.
Una serena reflexión sobre la experiencia de Daniel podría ser una
fuente de desánimo. Cuanto más cerca lo observemos, tanto más nos
daremos cuenta de cuán lejos estamos de esa alta norma de espirituali­
dad. Pero, afortunadamente, su tarea, la tarea del cristiano, no es copiar
7. Nuestro Dios perdonador * 75

a Daniel, sino mirar a Jesús, entregando todo al Salvador crucificado.


Solo entonces podremos vivir como el Señor resucitado vive.
En este momento, deberíamos notar una lección espiritual poten­
cialmente perturbadora. Es esta: la historia del foso de los leones
muestra que Dios es capaz de librarnos de nuestras pruebas, pero no
nos garantiza que siempre lo hará. Como lo observa un autor, un "Da­
niel inocente y fiel enfrenta el odio, el sufrimiento y la muerte, y Dios
lo preservó. Un Jesús perfectamente inocente y siempre fiel enfrentó
odio demoníaco, sufrimiento intenso y una muerte dolorosísima,
pero Dios no lo escatimó. Su propio Hijo vivió una vida mejor que la
que ninguno otro había vivido, y murió una muerte peor. No obstan­
te, mientras Daniel surgió solo de la tumba que se le había preparado,
el surgimiento de Jesús de su tumba garantizó que todos nos levanta­
remos. Daniel pudo haber sido un modelo para que imitemos, pero
Jesús, el Daniel mayor, hace que nuestra vida sea posible, digna y que
dure para siempre".14
Así, el así llamado "evangelio de la prosperidad", que promete salud
y prosperidad, distorsiona el evangelio cruciforme de Jesucristo. Jesús
mismo nos ha llamado a llevar la cruz y seguirlo. Muchos cristianos han
soportado sufrimiento y aun el martirio por el nombre de Jesús. Hoy,
los crisüanos fieles pueden perder sus trabajos, sufrir persecución, o in­
cluso morir, a pesar de su lealtad constante a Dios, pero la historia del
foso de los leones muestra que Dios está junto a sus siervos, y finalmen­
te vindicará a su pueblo y eliminará las fuerzas opositoras.

Conclusión
La historia de Daniel en el foso de los leones concluye la sección
narrativa de Daniel, aunque la sección aramea continúa en el capítulo
7, que inicia la sección profético-apocalíptica del libro. Antes de seguir
a Daniel 7, vale la pena notar algunas conexiones posibles entre las sec­
ciones narrativas y las proféticas del libro, y unos pocos vínculos con­
ceptuales entre Daniel 6 y 7.
1

76 • El mbrodeDaniel____ ___________________________

Primero, la conspiración contra Daniel ilustra la persecución de los


santos del Altísimo por el cuerno pequeño. Segundo, si las leyes de los
medos y los persas no podían ser cambiadas, ¿cuánto menos podría
cambiarse las leyes de Dios? No obstante, en un giro de ironía, el cuerno
pequeño intenta cambiar la eterna Ley de Dios, algo que los medos y los
persas nunca hubieran hecho con sus propias leyes. Y por fin, la presen­
cia del Ángel de Dios entre los leones, para proteger a Daniel, anticipa
el destacado papel de los ángeles en la segunda parte del libro, y posi­
blemente prefigure el papel de Miguel, quien se levanta para defender a
su pueblo (Dan. 12).
Vínculos posibles entre Daniel 6 y 7 se encuentran en el examen que
hicieron los enemigos de Daniel a su vida. Su conclusión de que su ca­
rácter era intachable, cierta e irónicamente, concuerda con la propia ^
evaluación de Dios de su siervo, como lo muestra su vindicación de <4
Daniel. Como resultado, los enemigos de Daniel recibieron su mereci- ,
do en el foso de los leones, lo que ilustra la vindicación escatológica del ^
pueblo de Dios y la eliminación del cuerno pequeño. Esta ejecución del 1
juicio celestial en favor de los santos es la meta del Juicio: el Hijo del i
Hombre actúa en su favor. Así como el rey vence a los enemigos de Da- i
niel, así Dios destruye al cuerno pequeño para siempre. Con la desapa- <
rición del mal, el fiel Daniel fue restaurado al servicio del rey. De la 1
misma manera, la "majestad de los reinos debajo de todo el cielo sean '
[serán] dados al pueblo de los santos del Altísimo" (Dan. 7:27). **1

Referencias
1. John E. Goldingay, Daniel, Word Biblical Commeniary (Dallas: Word Incorporated, 1998), t.
30, p. 128.
2. John H. Walton, *The Decree of Darius the Mede in Daniel 6", Journal of the Evangélica! Theo~
logical Society 31, N° 3 (1988), p. 280.
3. John H. Walton, ed., Isaiah, Jeremiah, Lamentaxions, Ezekiel, Daniel, Zondervan lllustrauni Bible
Backgrounds Commentary (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2009), libro 4, p. 546.
4. Ver Ira M. Price, "Assurbanipar, ed. James Haslings ex al., A Dictionary of (he Bible (Nueva
York: Charles Scribner's Sons, 1937), p. 176.
7. Del foso de los leones a la cueva de los ángeles • 77

5. John H. Walton, Víaor H. Matthews y Mark VV. Chavalas, V\e IVP Bible Back#round ( ¿rumen-
tjry: OU Testament (Downers Grove, IL IntcrVarsily Press, 2000), Dan 6:7, Kindle.
6. Francis D. Nichol, ed., Comenídnc) bíblico adventista (Boise: Publicaciones Interamericanas,
1985), t. 4, p 839.
7. John C Jeske. Daniel. The Ptople's Bible (Milwaukec, Wl: Northwestern, 1985), p. 115.
8. Debo estas percepciones a Wendy L. Widder, Daniel, Vte Story o f God Bible Commentary, eds.
Tremper Longman III y Scot McKnight (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2016), pp. 133, 134.
9. Goldingav. Daniel, p. 132.
10. WalterA. Elwell, ed. Evangelical Dictionary of Theology, 2a ed. (Grand Rapids, MI: Baker Acade­
mice 2001), t. 1, p. 104.
11. Widder, Daniel, p. 135.
12. Goldingay, Daniel, p. 134.
13. Andrew E. Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (Saint Louis, MO: Concordia Publis-
hing, 2008), p. 324.
14. Widder, Daniel, p. 145.
Del mar tormentoso
a las nubes del cielo

as historias de la fidelidad de Daniel y sus amigos -el rehusar

L comer alimentos no limpios, la liberación del homo ardiente y


el rescate del foso de los leones- son bien conocidas y amadas
por personas de todas las edades. No obstante los informes de
criaturas extrañas que emergen del mar, especialmente la bestia espantosa
con diez cuernos, puede ser un poco mucho para los niños. No obstante,
aunque Daniel 7 puede no ser una historia que usted busque para contar­
les a los niños al ir a la cama, es intensamente interesante y relevante para
nuestro caminar diario con Dios. Los símbolos y las metáforas, correcta­
mente comprendidos, dejan bien en claro que Dios triunfa sobre el mal.
Previamente, Daniel fue un intérprete de sueños dados a otras perso­
nas. Ahora, él está luchando con sus propios sueños y visiones pertur­
badores, y necesita ayuda angélica para superar estas inquietantes reve­
laciones. El capítulo 7 continúa la sección aramea de Daniel y describe
una escena de cuatro animales, que se corresponden con los cuatro rei­
nos metálicos del capítulo 2. Sin embargo, el género distintivo y el con­
tenido de Daniel 7 están más estrechamente relacionados con la sección
profética del libro. De este modo, el capítulo 7 actúa como una bisagra
80 • E. D a »i 'U

entre las secciones narrativa y profética, y constituye el corazón del libro


de Daniel.
La visión está fechada en el primer año del reinado de Belsasar, por
el año 553 a.C., el primer año de la corregencia de Belsasar con su pa­
dre, Nabonido. En ese momento, el Imperio Babilónico se estaba debi­
litando, y un nuevo poder mundial se estaba asomando en el horizonte.
Dios le dio esta visión a Daniel para animar a su pueblo y mostrarle que
la historia humana se mueve de acuerdo con el plan de un Dios omni­
potente. Poderes monstruosos y temibles pueden atacar y perseguir al
pueblo de Dios, pero el Tribunal celestial arreglará todas las cosas, y el
Hijo del Hombre y los santos gobernarán por siempre

Los cuatro animales


En la visión de Daniel 7, Daniel vio cuatro grandes animales que su­
bían del "gran mar" tormentoso (vers. 2). En la profecía bíblica, el agua
generalmente representa pueblos y naciones (Isa. 17:12, 13; 57:20; Jer.
46:6-8; Apoc 17:15) y los vientos o las tormentas simbolizan guerra o
conquistas (Jer. 25:31-33; 49:36,37; Zac. 7:14; Apoc. 7:1). Estas imágenes
ayudan a Daniel a describir gráficamente el surgimiento y la caída de im­
perios, como están representados por los cuatro animales que suben del
mar. Siendo que la Biblia aplica la frase "mar grande" al Mediterráneo,
una concepción alega que estos poderes eran reinos mediterráneos. Esto
parece posible, siendo que todos los poderes del mundo representados en
la visión están situados alrededor, o aun, en el Mar Mediterráneo.1 Otra
concepción toma "gran mar" como un símbolo de las naciones del mun­
do, o la humanidad en todas las épocas, sin referencia a un cuerpo especí­
fico de agua.2
Es interesante que algunos hayan sugerido que los vientos que soplan
y las bestias que emergen del "gran mar" para gobernar sobre la Tierra
sean una inversión del propósito original de Dios para la Creación. En
lugar de que el hombre/humanidad ( ‘ádüm) gobiernen sobre las bestias
(Gén. 1:26-28), las bestias dominan sobre la Tierra. Además, todas las
3. pw kK^wfoso 3 las nüOes o e k) • 81

bestias en esta visión son criaturas compuestas, lo que expresa una vio­
lación dd orden natural. Pero, al llegar la visión a una culminación, un
hijo de hombre recibe el dominio para gobernar sobre la Creación, de
acuerdo con el plan original de Dios.' Debe destacarse que tales concep­
ciones sobre el simbolismo no son necesariamente mutuamente exclu-
ventes. ni cambian los referentes históricos de los símbolos.
Al estudiar los símbolos proféticos presentados en la visión, debe­
mos recordar que el ángel no explica todos los símbolos, y que ‘ no hay
comentarios interpretativos sobre los primeros tres animales, y no hay re­
presentación en la visión simbólica del castigo del cuerno. Hay más
simbolismo que interpretación, y más interpretación que simbolismo;
cada uno se presenta como su propia revelación'.4 De este modo, el
paralelismo con Daniel 2 llega a ser un auxiliar indispensable para lle­
nar las brechas y completar el cuadro amplio. Las primeras tres bestias
se describen como 'semejantes' a sus contrapartes animales (Dan. 7:4-6).
Sin embargo, la cuarta bestia aparece como la entidad misma que re­
presenta.
León. Una representación adecuada del Imperio Babilónico, que te­
nía numerosas representaciones de leones alados. La combinación del
rey de los animales con el rey de las aves es una descripción exacta del Im­
perio Babilónico en la cumbre de su gloria. Un león sin alas transmite
debilidad y puede simbolizar los años de declinación de Babilonia bajo
los sucesores de Nabucodonosor. Que el león reciba el corazón de un
hombre puede simbolizar la humillación y la restauración de Nabuco­
donosor (Dan. 4), o el rey establecido, gozando del producto de sus
conquistas.
Oso. Como habitante de las montañas, el oso es una apropiada re­
presentación del Imperio Medopersa. Se originó en la zona montañosa
de Media y la elevada planicie del Irán. Este oso específico tenía un
lado más alto que el otro porque el equilibrio del poder entre los mo­
dos y los persas se inclinaba del lado de los persas. Las tres costillas
pueden identificarse con las tres conquistas principales del Imperio
Medopersa: Lidia, Babilonia y Egipto.
82 • El IIRRO DE DaniH

Leopardo. La ferocidad y la velocidad de un leopardo con cuatro alas


provee un símbolo apropiado para el imperio de Grecia, establecido
por Alejandro Magno. Las cuatro cabezas representan los cuatro genera­
les que se dividieron el imperio después de la muerte de Alejandro: Se-
leuco (Siria y Babilonia), Lisímaco (Tracia y Asia menor noroccidental),
Tolomeo 1 Soler (Egipto) y Casandro (Macedonia).5
Bestia indescriptible. Esta bestia sin paralelo representa el Imperio
Romano. Desde la conquista de Macedonia en 168 a.C., hasta la con­
quista de Egipto en el año 30 a.C., las conquistas de Roma rápidamente
la establecieron como el gobernante del mundo antiguo. Los dientes de
hierro representan la naturaleza destructora de este reino, que recuerda
las poderosas piernas de hierro de la imagen de Daniel 2. De este modo,
el hierro aparece en relación con el cuarto reino en ambas profecías, lo
que identifica así el mismo poder en ambas visiones.
Otra característica de este animal es que tiene diez cuernos. Siendo
que el ángel explica que los diez cuernos son diez reyes que salen de este
reino, los referentes más posibles son las tribus bárbaras que gradual­
mente se apoderaron de la Roma Imperial. Expandiéndose sobre el con­
tinente, estas tribus finalmente evolucionaron hasta formar las naciones
europeas modernas. Esta es una de las listas posibles de tales tribus:
ostrogodos, visigodos, francos, vándalos, suevos, alamanes, anglosajo­
nes, hérulos, lombardos y burgundios.6 Finalmente, la aniquilación del
poder perseguidor viene con la observación de que a las otras bestias su
vida se les extendió por un período (Dan. 7:12). Esto muy probable­
mente se refiera a los ámbitos residuales de poder o de influencia que
cada imperio mundial tuvo después de que pasara el tiempo de su do­
minio.

El cuerno pequeño
Aunque los poderes mundiales previos representados por las bestias
descritas arriba eran de naturaleza política, el poder simbolizado por el
cuerno pequeño es diferente:
8. Del mar tormentoso a las nubes del cielo • 83

Hablaría palabras pomposas contra el Altísimo,


Perseguiría a los santos del Altísimo,
Intentaría cambiar los tiempos y la ley.
Luego los santos serán entregados en sus manos
Por tiempo, tiempos y medio tiempo (Dan. 7:25).

Este poder realiza tres actividades, que son de naturaleza religiosa: 1)


habla contra Dios; 2) persigue a los santos; 3) intenta cambiar los tiem­
pos y la ley, aunque solo Dios pude cambiar los tiempos y las épocas
(Dan. 2:21).
En este punto, surge la pregunta acerca de qué poder representa el
cuerno pequeño. Una cuidadosa mirada a la historia muestra que solo
un poder cumple las especificaciones: el Papado. Por lo menos ocho lí­
neas de evidencia han sido aducidas para corroborar esta enfoque.7
Primera, el cuerno se originó en la cuarta bestia, o Roma (Dan. 7:8).
Pero es diferente del Imperio Romano aun cuando comparte algunos
atributos de la Roma imperial. Es interesante: el Papado adoptó una
cantidad de títulos y atribuciones asociados con los emperadores roma­
nos.
Segunda, surge después de que los otros diez cuernos ya estaban es­
tablecidos, lo que indica que el cuerpo pequeño surge de un Imperio
Romano decadente. La historia presenta esto, al mostrar que el Papado
se originó de las ruinas de Roma. El vado de poder causado por la ex­
pulsión de las tres tribus bárbaras fue llenado por el obispo de Roma
con la ayuda de lustiniano, quien declaró que el obispo de Roma era la
cabeza de todas las iglesias, y dándole ciertos poderes aviles.
Tercera, cuando el cuerno pequeño ascendía al poder, tres cuernos
fueron arrancados delante de él. En el siglo VI d.C., el emperador roma­
no, aliado con el obispo de Roma, derrotó a los ostrogodos, los vánda­
los y los visigodos, tres tribus árias que se oponían al obispo de Roma.
Esto pavimentó el camino para que el obispo de Roma consolidara su
poder.
84 í í ; ív :.

Cuarta, este poder llego a ser un poder perseguidor, un hecho reco­


nocido por el Papado mismo sobre la base de que tales actos son legí­
timos basados en la autoridad presumiblemente dada por Cristo/
Quinta, este poder intentó cambiar la Ley de Dios. El Papado cam­
bio el cuarto Mandamiento, del sábado como día de reposo al domin­
go Aunque esto fue un proceso gradual y complejo, la iglesia de Roma
finalmente ratificó el cambio sobre la base de que ella tenía la autoridad
para hacerlo. Además, el término 'tiempos' se refiere a la historia hu­
mana y su sucesión de reyes y reinos (Dan. 2:21). En la cumbre de su
poder, el Papado actuó para promover o deponer reyes.
Serta, este poder habla contra el Altísimo, al cometer blasfemia. Al­
gunos títulos y atribuciones del Papado -tales como la autoridad sacer­
dotal de perdonar pecados, de excomulgar y de excluir a personas o
grupos de participar en cosas espirituales- claramente caen en la catego­
ría de blasfemia contra Dios.
Séptima, el vínculo entre el cuerno pequeño de Daniel 7:8 y el cuer­
no pequeño de Daniel 8:9 muestra que ambos símbolos representan
virtualmente el mismo poder y realizan las mismas acciones descritas
en 8:9: perseguir y falsificar el ministerio de Cristo en el Santuario celes­
tial.
Octava, note la duración de la persecución: 'tiempo, tiempos y me­
dio tiempo" (7:25). La palabra "tiempos" debe entenderse como dual,
es decir, dos veces. La palabra aramea "tiempo" ( ' iddán) también puede
traducirse como "año".9 El año lunar judío estaba compuesto por 12
meses de unos 28 días cada uno, lo que formaba un año de 354 días.
Cada 3 años, se añadía un mes adicional para alinear el año lunar con
los años solares de 365 días. Un año profético tiene meses que son de
30 días cada uno.10 Por lo tanto, los 3 años y medio equivalen a 1.260
días proféticos. Esta conclusión encuentra su confirmación definitiva en
los 1.260 días simbólicos de Apocalipsis 11:2 y 3, y los 42 meses de
Apocalipsis 13:5. Estos períodos se extienden desde 538 d.C. (la libera­
ción de Roma del control de los ostrogodos y el decreto de Justiniano
8. Del mar tormentoso a las nubes del cielo * 85

que constituía al obispo de Roma como cabeza de todas las iglesias),


hasta la deposición del Papa en el año 1798.

El Juicio celestial
Con el juicio en el cielo, la visión alcanza su culminación. El foco
inicial sobre la Tierra y el surgimiento de los poderes mundiales se
traslada ahora al cielo. Debe clarificarse que el evento descrito aquí no
es la segunda venida de Jesús. Más bien, es un evento que sucede en el
cielo, cuando un "hijo de hombre" aparece en la presencia del Ancia­
no de Días. En la línea de tiempo profético, este juicio comienza des­
pués de las acciones realizadas por el cuerno pequeño y antes de la
segunda venida de Jesús; por ello, se lo designa como el "Juicio Previo
al Advenimiento".
Al desarrollarse la escena celestial, se abren los libros, y un tribunal,
presidido por uno llamado "el Anciano de Días", comienza sus delibera­
ciones. Con el tiempo, se otorga un Reino eterno al "hijo de hombre". En
vista de una descripción tan majestuosa de la grandeza celestial, la gloria
pasajera de los reinos eternos empalidece en comparación con el que
está sentado sobre el trono llameante. "No importa cuán alto sea el tro­
no humano, este trono es más alto. No importa cuán pomposo o perni­
cioso el trono humano, este trono más alto lo destruye con un poder
resplendente y santo. Hay un trono más elevado, y es ocupado por un
Ser que es totalmente bueno, justo y recto, un Ser que estuvo en el Tro­
no en el tiempo pasado, está en el Trono hoy y estará en el Trono para
siempre. Un Ser que finalmente juzgará a todos los tronos humanos y
recompensará a los fieles".11
Se describe al protagonista inicial en la visión en términos de su apa­
riencia personal, su trono y sus alrededores;12 el personaje primero y
central en la escena celestial es el Anciano de Días. Este título singular
de Dios aparece solo en Daniel y evoca varias referencias bíblicas a la
naturaleza eterna de Dios (Isa. 9:6; 40:28), contrastándola con la natu­
raleza fugaz de los reinos terrenales. Siendo que él es claramente distin-
86 ?•« *. f.

to del 'hijo de hombre', d Andano de Días debe identificarse con Dios


d Padre
No menos importante e igualmente central en la visión es el ‘ hijo de
hombre'. Él surge como 'un ser celestial, individual, escatologico. con
rasgos mesianicos'.,; Él es un individuo porque es presentado como un
líder de los ‘santos*. Es escatologico porque recibe un 'dominio eter­
no' (Dan. 7:14). Es 'cdestial' porque viene con las nubes del cielo. Sus
rasgos mesianicos se muestran por el hecho de que tiene dominio y se
rdadona de una manera especial con d Anciano de Días.14
En las imágenes de la visión, el 'hijo de hombre' viene para tomar el
dominio que una vez perteneció a las bestias. Pero, mientras que las
bestias eran entidades malvadas que subían dd mar, d 'hijo de hom­
bre' es un ser celestial que viene con las nubes del délo. En el Antiguo
Testamento, Yahvé mismo cabalga sobre las nubes (Sal. 68:4; 104:3).
Aquí, el 'hijo de hombre' emerge como un segundo poder que compar­
te la esenda del Andano de Días y sin embargo se mantiene como un
personaje diferente. Su relaaón con el Andano de Días evoca d parto
davídico, en el que el rey aparece como d vicerregente (hijo) de Yahvé
(Sal. 2:7; 110). Esto presenta al 'hijo de hombre' como un rey mesiáni-
co/davídico. No sorprende, hadendo una dara alusión a Daniel 7, que
Jesús repetidamente se llame a sí mismo 'Hijo del Hombre" (Mat.
16:27; 25:31; 26:64; Juan 3:13: 6:62), un título que también aparece en
Apocalipsis (1:13; 14:14) y uno de los que mejor caracterizan la rela-
dón de Jesús con el Padre.
La naturaleza del Juido se transmite en la dáusula "El juez se sentó y
los libros fueron abiertos' (Dan. 7:10). Esta es una escena no diferente
de la de un tribunal humano; cuando el juez entra, el tribunal se sienta,
y se examinan los hechos y los registros del caso. Siendo que este juicio
involucra el examen de libros, apropiadamente se lo ha llamado el 'Jui­
cio Investigador". Los libros mencionados en conexión con el Juicio
muy probablemente sean los registros de alguna dase "en los cuales
están consignados los nombres y los artos de los hombres'.1S La Escri­
tura menciona el "libro de los vivientes" (Sal. 69:28), un "libro de me-
8 Dol mar loimentoso a las nubes ciel cielo • 87

monas' (Nial. 3:16, NVI; Neh. 13:14; Sal. 56:8) y un libro de Dios (Éxo.
32:32; Sal. 56:8). Además, las imágenes del "hijo de hombre" que viene
en las nubes del cielo están claramente vinculadas con el sumo sacerdo­
te, rodeado por una nube de incienso, entrando en el Lugar Santísimo
en el Día de la Expiación.1<’
Pero, surge la pregunta en cuanto a quién será juzgado. Primero de
todo, que “se hizo justicia a los santos del Altísimo" (Dan. 7:22) indica
que debe incluir al pueblo de Dios. De hecho, uno de los propósitos
principales de este juicio es repasar las decisiones de aquellos que pro­
fesaron haber aceptado a Cristo, determinando si entrarán al Reino de
Dios. De este modo, cuando Cristo regrese, vendrá a distribuir sus re­
compensas (Mat. 16:27), que habrán sido decididas en este Juicio In­
vestigador.17
Esta comprensión del Juicio descrito en Daniel 7 es peculiar de los
Adventistas del Séptimo Día. La mayoría de los cristianos no tienen es­
pacio para un Juicio Investigador, mayormente porque creen que al mo­
rir una persona es juzgada inmediatamente y va ya sea al cielo o al in­
fierno. Por lo tanto, el Juicio Previo al Advenimiento para hacer tales
decisiones tiene poco sentido para ellos. Sin embargo, el testimonio
bíblico claramente enseña un Juicio Investigador anterior a la segunda
venida de Cristo.
Al reflexionar sobre este Juicio, podemos sentimos temerosos e inse­
guros acerca de nuestra salvación. A este respecto, recordemos que Dios
ha provisto un Abogado poderoso y compasivo para representamos en
el Tribunal celestial: el Hijo del Hombre. Él ha cubierto nuestros peca­
dos con su sangre y nos defenderá en el Tribunal celestial. Habiendo
sido cubiertos con la justicia de Cristo, este Juicio es una vindicación de
nuestra salvación. Así, en lugar de temer el Juicio, debemos darle la
bienvenida con gozo y celebración.
Finalmente, el contexto de la escena del Juicio indica que el cuerno
pequeño también está involucrado en el Juicio. Después de todo, la
vindicación de los santos del Altísimo ocasiona la condenación del po­
der representado por el cuerno pequeño.
88 • Ei libro de D aniel

El propósito principal del Juicio Investigador previo al Adveni­


miento es la confirmación final de la salvación y la vindicación del
pueblo de Dios (vers. 22). Pero, más allá de la vindicación de ios
santos y la condenación del cuerno pequeño, el Juicio Previo al
Advenimiento también corrobora la justicia de Dios en su trato
con la humanidad. Cuando los seres no caldos del Universo exa­
minen los registros de los santos durante el Juicio Previo al Adve­
nimiento, concluirán que Dios en realidad ha sido justo y miseri­
cordioso en cada casó. De esta manera, el carácter de Dios, que
ha sido el centro de la gran controversia entre Cristo y Satanás,
será exonerado.18

Conclusión
La escena final de Daniel 7 presenta "a los santos del Altísimo" (Dan.
7:25) gobernando para siempre en estrecha asociación con el "hijo de
hombre". El Reino eterno de Dios está establecido tanto en Daniel 2
como en Daniel 7. Daniel 2 culmina con el Reino de Dios que llena la
Tierra, y Daniel 7 describe al Rey que gana la victoria sobre el mal y es­
tablece su Reino eterno.
Realmente, Dios pelea las batallas del Conflicto Cósmico junto a su
pueblo, y lo sostiene en momentos de desafíos espirituales y sufrimien­
tos. Cuando se reúna el tribunal celestial, se hará el juicio en favor del
pueblo de Dios. Al final, cuando el Reino de Dios destruya todos los
reinos terrenales, reinaremos con el Señor por siempre (Apoc. 22:5). *1

Referencias
1. William H. Shea, Daniel 7-12, The Abundara Life Bible Amplifier, ed. GeorgeR. Knight
(Nampa, ID: Pacific Press, 1996), p. 25.
2. Francis D. Nichol, ed. Comentario bíblico adventista (Boise, ID: Publicaciones Intera-
mericanas, 1984), t. 4, p. 820.
3. Joyce G. Baldwin, Daniel, Tyndale Oíd Testament Commentaries (Downers Grove, IL:
InterVarsity Press, 1978), libro 23, p. 159; John E. Goldingay, Daniel, Word Biblical
8. Del mar tormentoso a -as nubes de) cíete • 89

Comrwntary (Dallas: Word. Fncorporated, 1998). L 30, p 190; Robot R. Wibon,


'Creation and New Creation: The Role of Creation Imagery in the Book of Daniel’,
en God Who Creates: Essays in Honour o f VV. Siblry Toutut, eds. William P. Brown y
S. Dean McBríde, )r. (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2000), pp. 190-203.
4. Goldingay, Daniel, p. 156.
5. Shea, Daniel 7-12, p. 93.
6. Shea, Daniel 7-12, pp. 134-137.
7. Shea, Daniel 7-12, pp. 137-142,
8. Para algunas fuentes, ver Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, t. 4, pp. 857,
858.
9. Francis Brown, Samuel Rolles Driver y Charles Augustus Briggs. Enhanced Broum-
Driver-Briggs Hebrew and English Lexicón (Oxford: Clarendon Press, 1977), t. 1, p.
105.
10. Cf. Jacques B. Doukhan, Daniel: The Vision o f the End (Berrien Springs, MI: Andrews
University Press, 1987), 21, N° 41; Louis F. Hartman y Alexander A. Di Lella, The
Book o f Daniel: A New Translation with Notes and Commentary on Chapters 1-9. Anchor
Yole Bible (New Haven, CT: Yale University Press, 2008), t. 23, p. 215.
11. Wendy L Widder, Daniel, The Story o f God Bible Commentar)1, eds. Tremper Long-
man III y Scot McKnight (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2016), p. 168.
12. Andrew E. Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (Saint Louis, MO: Concordia
Publishing, 2008), p. 352.
13. Arthur J. Ferch, *The Apocalyptic son of Man in Daniel 7" (Disert. doctoral para el
PhD, Andrews University, 1979), p. 192.
14. Charles Lynn Aaron, Jr., “Loosening a Knot: Theological Development in the Book
of Daniel" (Disert. doctoral PhD, Union Theological Seminary, 1996), p. 102.
15. Elena de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sud­
americana, 1993), p. 534.
16. Crispin H. T. Fletcher-Louis, "The High Priest as Divine Mediator in the Hebrew
Bible: Dan. 7:13 as a Test Case", Society o f Biblical Literature: Seminar Papers 36
(1997), t. l,p p . 612-693.
17. Shea, Daniel 7-12, p. 147.
18. Pfandl, Daniel, pp. 72, 73.
9
De la contaminación
a la purificación

unque comparte temas comunes con Daniel 7, la visión

A de Daniel 8 emplea símbolos e idioma distintos. A dife­


rencia de las bestias inmundas y salvajes de Daniel 7, la
visión de Daniel 8 presenta animales limpios y domésti­
cos, un camero y un macho cabrío. Además, en lugar del idioma ara-
meo de los capítulos previos, el hebreo llega a ser el lenguaje de esta
visión y sigue siendo así hasta el final del libro. Este cambio de símbo­
los y de idioma no es accidental, sino parece ser una estrategia inten­
cional para reforzar el contenido de la visión. De hecho, la visión pin­
ta un ataque al Santuario y su posterior purificación en el Día de la
Expiación. Por lo tanto, apropiadamente emplea símbolos derivados
del servicio ritual y usa el lenguaje del Santuario. Además, es digno de
notar que, en los servicios rituales del Santuario, un camero y un ma­
cho cabrío aparecían juntos solo en el Día de la Expiación. De este
modo, por su uso específico de símbolos y palabras, la visión se enfo­
ca en el Día de la Expiación.
Recuerde que Daniel 8 recapitula Daniel 7, añadiendo nuevos deta­
lles y perspectivas. Ambas visiones se complementan e iluminan mu­
tuamente. La siguiente discusión está dividida en tres secciones princi­
pales. Primera, hay un examen superficial del conflicto entre los poderes
92 • El libro de Daniel

representados por el camero y el macho cabrío. Segunda, hay un repaso


de la naturaleza y las actividades del cuerno pequeño. Y finalmente, se
mira más cuidadosamente la purificación del Santuario como se presen­
ta en el pasaje. Este aspecto de la visión de Daniel 8 es el tema de la
creencia más distintiva del adventismo del séptimo día.

El carnero y el macho cabrío


La visión está vinculada con la de Daniel 7: "En el año tercero del rei­
nado del rey Belsasar [...] después de aquella que había tenido antes"
(Dan. 8:1). Al desarrollarse la visión, Daniel se encuentra en Susa, que
más tarde llegó a ser la capital del Imperio Persa. A diferencia de la de
Daniel 7, esta visión comienza con Medopersia, lo que indica que Babi­
lonia está a punto de dar lugar a un poder mundial nuevo. La descripción
del camero con dos cuernos desparejos tiene su paralelo en el oso con un
lado levantado de la visión previa (y de la plata de Daniel 2). Es intere­
sante, el tercer año de Belsasar puede fecharse aproximadamente en el
año 551 a.C., que es cerca del tiempo cuando Ciro derrotó a Astiages, lo
que unió a los medos y los persas para conquistar finalmente a Babilonia.
Del mismo modo, los avances del camero hacia el oeste, hacia el norte y
hacia el sur corresponden a las tres costillas en la boca del oso, que repre­
sentan las tres mayores conquistas del Imperio Medopersa: Lidia, Babilo­
nia y Egipto. En la interpretación, Gabriel aclara que el camero de dos
cuernos representa los reyes de Media y de Persia (vers. 20).
Luego, un macho cabrío volador, con un solo cuerno (que corres­
ponde al leopardo de Daniel 7 y al bronce de Daniel 2) viene del oeste,
y ataca y derrota al camero. En la cúspide de su poder, el gran cuerno del
macho cabrío se quiebra y en su lugar salen cuatro cuernos hacia los
cuatro vientos del cielo. Más tarde, Gabriel identifica a este macho ca­
brío con Grecia, al cuerno grande con su primer rey, y a los cuatro cuer­
nos posteriores con los cuatro reinos menos poderosos que surgirían de
él (Dan. 8:21, 22). La historia confirma con precisión extraordinaria el
cumplimiento profético del simbolismo mostrado en la visión. El ma­
9. De la contaminación a la purificación • 93

cho cabrío volador retrata los veloces avances militares y la naturaleza


amplia de las conquistas de Alejandro. Él invadió el Imperio Persa en
334 a.C. Después de una serie de batallas importantes, rápidamente
derrotó los ejércitos de Persia, tomó el control de la costa mediterránea
hasta Egipto y marchó al interior de Asia. En un lapso de doce años,
Alejandro había tomado todo el ámbito persa, estableciendo el "mayor
imperio que el Cercano Oriente había conocido hasta ese momento"
(Pfandl, The Seer ofBabylon, p. 51). De acuerdo con una fuente, el impe­
rio de Alejandro, en su máximo, "tenía una extensión de 2 millones de
millas cuadradas [unos 5 millones de km2] y se extendía desde Grecia
hasta la India".1
Como predijo la profecía, él murió en la cúspide de su poder, y el
imperio se dividió entre sus cuatro generales. Casandro tomó Macedo-
nia, Lisímaco heredó Tracia y Asia Menor noroccidental, Seleuco I Nica-
tor se estableció en Siria y Babilonia, y Tolomeo tomó posesión de Egip­
to. Finalmente, los seléucidas y los tolomeos surgieron como las dinas­
tías dominantes y rivales, cuyas actividades militares y políticas aparecen
en la profecía de Daniel 11.

El cuerno pequeño
Al llegar la visión a su clímax, aparece un cuerno pequeño. Crece rá­
pidamente, y después de una expansión horizontal dirige sus ataques
hacia el cielo. A fin de comprender la importancia de este símbolo, de­
bemos determinar su origen, identificar su referente y examinar sus ac­
tividades.
Origen. Uno de los problemas difíciles con respecto al cuerno pe­
queño se refiere a su punto de origen. La versión Reina-Valera de 1995
capta bien la ambigüedad del lenguaje original: "De uno de ellos salió
un cuerno pequeño que creció mucho hacia el sur y el oriente, y hacia
la tierra gloriosa" (Dan. 8:9). La mayoría de los comentadores sostienen
que el cuerno surgió de uno de los cuatro cuernos, que identificaría el
cuerno con el generalmente sostenido concepto antioqueno del pasaje.
9 4 * El libro de Daniel

Pero, un estudio más cuidadoso presenta una idea más posible. Las
secciones relevantes de los versículos 8 y 9 dicen lo siguiente: "En su
lugar (del cuerno grande] salieron otros cuatro cuernos notables hacia
los cuatro vientos del cielo. De uno de ellos salió un cuerno pequeño
(Dan. 8:8, 9). El antecedente inmediato de "de uno de ellos" muestra
que el "cuerno pequeño" salió de uno de los cuatro vientos del cielo,
como se nota en la tabla que sigue:2

Concordancia de género/núm ero en Daniel 8:8 y 9


Vers.8 hacia los cuatrovientos (fem.) del cielo (mase.)
Vers. 9 yde uno(fem.) de ellos (mase.)

Así, desde el paralelismo sintáctico que combina el género de las


palabras, llega a ser claro que el cuerno pequeño debe provenir de uno
de los cuatro cuadrantes de la brújula. Se puede levantar la objeción de
que el cuerno debe crecer de otro cuerno o de la cabeza de un animal.
Pero esto puede explicarse de una de dos maneras. Zacarías describe los
poderes que condujeron al pueblo de Dios al exilio como cuernos, que
aparentemente están por sí solos (Zac. 1:18-21), mostrando que un
cuerno simbólico no necesariamente requiere estar unido a una bestia
o siquiera a otro cuerno. Otra explicación sugiere que el cuerno real­
mente estaba unido a una bestia, pero que se encuentra "fuera del mar­
co de la visión, y por lo tanto Daniel no lo ve".3 Se ha sugerido que la
razón para no mencionar "una bestia tan terrible es que los animales
usados para representar los reinos (el camero y el macho cabrío) son
animales limpios, mientras que esta bestia tiene que considerarse in­
munda. Eso habría distorsionado la conexión entre la visión y el San­
tuario".4
Cualquiera que sea la explicación que se adopte, parece claro que el
cuerno pequeño de Daniel 8 se corresponde con el de Daniel 7, de
modo que si no son idénticos deben superponerse considerablemente,
como se muestra en este resumen conveniente. "1. Ambos cuernos son
pequeños al comienzo (Dan. 7:8; 8:9). 2. Ambos llegan a ser grandes
9. De !a contaminación a Id purificación * 9 5

más tarde (Dan. 7:20; 8:9ss). 3. Ambos son poderes perseguidores (Dan.
7:21, 25; 8:10, 24). 4. Ambos se exaltan a sí mismos y son blasfemos
(Dan. 7:8, 20, 25; 8:10, 11, 25). 5. Ambos apuntan contra el pueblo de
Dios (Dan. 7:25; 8:24). 6. Ambos tienen aspectos de su actividad deli­
neados por tiempo profético (Dan. 7:25; 8:13, 14). 7. Ambos se extien­
den hasta el tiempo del fin (Dan. 7:25, 26; 8:17, 19). 8. Y ambos afron­
tan una destrucción sobrenatural (Dan. 7:11, 26; 8 :2 5 )V De esto se si­
gue que, siendo que el cuerno pequeño del capítulo 7 se origina en la
bestia indescriptible que simboliza a la Roma pagana, el cuerno peque­
ño descrito en Daniel 8 debió haberse originado en el mismo poder.
Identificación. La mayoría de los eruditos evangélicos interpretan el
cuerno pequeño como que representa al rey seléucida Antíoco IV. Este
rey invadió Judea y profanó el Templo al entrar en él y saquearlo. Él
impuso un despiadado programa de helenización con la intención de
erradicar la religión judía. Prohibió la observancia del sábado, la circun­
cisión y los festivales. Abolió el sistema de sacrificios, detuvo la circun­
cisión de los niños y ordenó que las copias de la Torah fueran destrui­
das. Esto comenzó el 16 de diciembre de 167 a.C., cuando se erigió una
estatua de Zeus en el Templo y sacrificaron cerdos. Terminó en el año
164 a.C., cuando los macabeos derrotaron a Antíoco y rededicaron el
Templo.6
Sin embargo, los adventistas del séptimo día interpretan las profe­
cías apocalípticas de acuerdo con el método historicista, y también to­
man en cuenta los aspectos exegéticos y contextúales del texto bíblico.
Sostenemos que el cuerno debe señalar al Papado, un poder que incor­
poró elementos del Imperio Romano. Este concepto es consistente con
los orígenes del cuerno pequeño. El cuerno pequeño vino de uno de los
cuatro cuadrantes de la Tierra, y sostiene una estrecha identificación con
el cuerno de Daniel 7, como ya se observó. Solo sobre estos puntos, la
interpretación antioquena llega a ser menos creíble.
96 •

Sin embafgo kxs adventistas dd séptimo día rechazan la identifica­


ción aattioquen* dd cuento pequeño por varias otras razones, algunas
de las cuales están resumidas en la siguiente cita:

1. B cuerno pequeño surgió entre los 10 cuernos (Dan. 7:8), pero


Antíoco fV no surgió entre los 10 reyes helenísticos. Él fue el octa­
vo rey en el reino sdeuoda, que tuvo 28 reyes durante su existen­
cia. 2. En ia visión en Daniel tres cuernos son arrancados delante
de é (veis. 8). Anboco IV no desarraigó a tres reyes. 3. El cuerno
pequeño legó a ser más grande que los otros cuernos (vers. 20).
Gafamente, Antxxo IV no fue mayor que los otros reyes de su
tiempo. De hecho, la presencia del embajador romano Popilio
Laenas fue suficiente para hacer que Antíoco IV se retirara de
Egipto. 4. Los santos fueron entregados en sus manos por tres
tiempos/años y medio (vers. 25). De acuerdo con 1 Macabeos
1:54 y 4:52 al 54, la profanación del Templo duró solo tres años y
diez días. 5. El camero (Persia) llegó a ser grande (Dan. 8:4); el
macho cabrío (Grecia) creció en gran manera (vers. 8), y el cuerno
pequeño creció muchísimo (vers. 9). En ningún momento Antíoco
IV fue más grande que Medopersia o Greda.7

Ninguna de las características concuerda con Antíoco tan bien como


concuerdan con el poder romano y el Papado.
Actividades. Una cantidad de actividades predichas del cuerno peque­
ño se adecúan al concepto antioqueno, pero parecen consistentes con las
actividades del poder romano tanto en su fase pagana como papal.
Los pasajes relevantes dicen que el cuerno pequeño "creció mucho ha­
cia el sur y el oriente, y hacia la tierra gloriosa" (Dan. 8:9). Como lo indi­
ca el movimiento geográfico, el cuerno puede venir del norte o del oeste.
Así, el Imperio Romano pagano encaja bien con este cuadro, ya que vino
del oeste para conquistar Egipto (sur), Siria (este) y la Tierra Santa.
Luego, observamos que "creció hasta llegar al ejército del rielo; y
parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó" (Dan.
8:10). Desde este punto en adelante, se describe un movimiento vertical
9. De la contaminación a la purificación * 97

del cuerno, lo que trae a la vista a la Roma papal. Las estrellas y el ejér­
cito no deben ser comparados con los cuerpos celestes literales, ángeles,
o divinidades paganas. De hecho, los cuerpos celestes simbolizan al
pueblo de Dios (vers. 10). Como más tarde explica Gabriel, este poder
"destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos" (vers. 24). Esta es una
descripción apropiada de las persecuciones promovidas por el Papado
en contra de los que se atrevían a disentir. Las Cruzadas se desarrollaron en
ataques contra los cristianos en la forma de persecución contra los albi-
genses y los valdenses. La Inquisición también provocó persecuciones
desde España hasta Latinoamérica, sin mencionar la masacre de los hu­
gonotes el día de San Bartolomé.8
Sin embargo, el poder representado por el cuerno se exaltó a sí mismo
hasta "el príncipe de los ejércitos", quitó "el sacrificio continuo"9 y echó
por tierra su Santuario (Dan. 8: 11). En la cumbre de su poder, el cuerno
lanza un ataque espiritual y teológico contra el "príncipe". El "príncipe"
representa un personaje mesiánico y a Cristo en su cargo celestial,10 y lo
identifica con Miguel (Dan. 10:13, 21; 12:1). La eliminación del "sacrifi­
cio continuo" y el echar abajo el Santuario simbolizan el establecimiento
de un sistema de adoración falso, llevado a cabo por el Papado. De este
modo, el ministerio celestial de Dios llega a ser eliminado en los corazo­
nes de las multitudes atraídas por el evangelio falsificado de Roma. No es
exagerado decir que una cantidad de innovaciones papales tales como la
confesión auricular, el sacrificio de la misa y el culto de los santos consti­
tuye un ataque al ministerio celestial de Cristo.

La purificación/vindicación del Santuario


Después de presentar las actividades del cuerno pequeño, el profeta
oye a dos seres celestiales que hablan entre sí: "Entonces oí hablar a un
santo; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo
durará la visión del sacrificio continuo, la prevaricación asoladora y la
entrega del Santuario y el ejército para ser pisoteados? Y él dijo: Hasta
• E l LIBRO DE D A N itt

dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el Santuario será purificado'


(Dan. 8:13, 14).
Esta declaración acerca de la purificación del Santuario corresponde
a la escena del Juicio descrita en Daniel 7. La palabra traducida aquí
como "purificado' incluye la idea de 'vindicado' y 'restaurado'. Am­
bas visiones, aunque usan símbolos diferentes, se refieren al mismo Jui­
cio celestial, que ocurre en el cielo después de 'dos mil trescientas tar­
des y mañanas [días]'. Por lo tanto, el Santuario en cuestión debe ser el
celestial.
Otro punto digno de atención se relaciona con la pregunta formula­
da y respondida por los dos seres celestiales. La averiguación no es acer­
ca de la duración de la persecución realizada por el cuerno pequeño.
Más bien, se refiere a la duración de la visión entera, desde el camero
persa hasta la purificación del Santuario. En la pregunta '¿hasta cuándo
durará la visión?", la visión (házón) se aplica a los eventos de largo al­
cance mostrados a Daniel, que se extendían desde el camero persa hasta
la purificación del Santuario. La palabra sacrificio no aparece en el he­
breo; puede estar implícita, pero no limita el panorama de la visión.
Llega a ser evidente que dos mil trescientas tardes y mañanas pasarán
antes de que el Santuario sea purificado. Para comprender estos símbo­
los, uno tiene que repasar el sistema ritual que Dios estableció para
ilustrar el plan de salvación.
Los servicios del Santuario israelita ocurrían en dos fases. 1) lln ser­
vicio diario, en el que los pecados del pueblo de Dios eran transferidos
diariamente al Santuario mediante la confesión y el sacrificio; y 2) un
servicio anual, llamado el Día de la Expiación, cuando el Santuario era
purificado de los pecados que se habían transferido a él durante los ser­
vicios diarios. El "Día de la Expiación" era un día de juicio (Lev. 23:29).
"El aspecto predominante era la justificación de los israelitas fieles y
leales que habían utilizado todas las provisiones dadas por Dios para
ser restaurados durante los servicios diarios del año ritual".11 Al mismo
tiempo, por medio de los ritos del Día de la Expiación, "se vindica la
justicia de Yahvé, sea que los que permanecieron fieles son absueltos o
9. De la contaminación a la purificación • 99

aquellos que ahora rechazan la humildad y la obediencia a él son con­


denados'.12
La purificación del Santuario, que corresponde al Juicio Investigador
previo al Advenimiento, descrito en Daniel 7:9 al 14, debe ocurrir al fi­
nal de los dos mil trescientos días proféticos. Esta purificación consiste
en examinar los registros de la vida de los santos, como se notó en el
capítulo anterior (Dan. 7:22). A su conclusión, los nombres o los peca­
dos son borrados. 'Por medio de este juicio previo al Advenimiento se
establece el verdadero plan de salvación, y el programa del cuerno pe­
queño es condenado. Se decide el conflicto espiritual entre los dos sis­
temas, y Dios es justificado delante del Universo (Rom. 3:4). En otras
palabras, el Juicio Previo al Advenimiento vindica no solo a los santos
sino también a Dios delante de todos los seres creados, incluyendo a
Satanás y sus seguidores".13
Es importante recordar que, en Daniel 7 y 8, el Juido/Día de Expia-
dón también trata con los ataques del cuerno contra el Santuario. Como
en el Santuario/Templo israelita, que podía ser profanado por fuerzas
enemigas, el Templo celestial debe ser vindicado de los efectos del plan
de salvadón falsificado estableado por el Papado, que simbólicamente
contamina el Santuario.

De este modo, ha habido dos planes rivales de ministerio del San­


tuario y de salvación: el original celestial y el sustituto terrenal. Ha
habido dos santuarios rivales y dos sacerdocios rivales. Ha habido
dos sumo sacerdotes rivales que han oficiado en estos planes. En
algún punto de la historia de esta lucha, debe haber un momento
para una decisión entre estos dos planes y sus resultados. Llega
un momento de juicio que decidirá entre ellos. Este Juicio, que es
presentado a la vista en el período de Daniel 8:14, los 2.300 días.
La "purificación" (RVR 95) o "reivindicación" (BJ) del Santuario
tiene que ver con corregir los yerros que el cuerno pequeño ha
creado en su intento de establecer un sustituto terrenal para la
obra del Santuario celestial. Por medio de este Juicio, llegará a ser
too ■ ¿ v .I

evidente que durante toda esta lucha el verdadero Santuario era


el de* ocio *c? .H ek& 2l Será ewdente que el verdadero sácente
óo era ei sacerdocio en el que Jesús estaba involucrado en el cielo
id. Heb. 8:1). Llegara a ser evidente que los verdaderos servicios
del verdadero Santuario eran los ubicados en el délo con Cristo, el
Pnrxtee sacerdotalM

Por lo diado aniba, se sigue que el periodo de usurpación de la obra


expiatoria de Jesús. por parte del cuerno pequeño, terminará después de
dos mil trescientos dias proíéticos, cuando el Santuario será purificado/
vindicado. Sin embargo, no se da ninguna información sobre su co­
mienzo. Al final. Daniel quedó ‘ espantado a causa de la visión, y no la
entendía' (Dan. 8:27). La palabra hebrea para 'visión' es la traducción
de mar e (aparidón) y se refiere a la conversadón que mencionó los dos
mil tresdentos días. Daniel no podía comprenderla porque no se dio
ningún punto iniaal. Solo más tarde Gabriel le dio a Daniel esta infor-
m adón, como se muestra en el análisis de Daniel 9:23 al 27. Allí apren­
deremos que este período largo comenzó en el año 457 a.C., y llega
hasta los eventos de 1844.

Conclusión
Daniel 8 describe dos conflictos principales. La primera controversia
consistía en una guerra horizontal, o militar, que involucraba un came­
ro y un macho cabrío, que simbolizaban el choque entre el Imperio
Medopersa y las fuerzas griegas. En esta guerra, los griegos bajo Alejan­
dro Magno derrotaron a los medopersas.
La segunda guerra, sin embargo, se desarrolla principalmente en for­
ma vertical. Los poderes simbolizados por el cuerno lanzan un ataque
contra el Santuario celestial y su "Príncipe", o Sumo Sacerdote. De he­
cho, Jesucristo es el Sumo Sacerdote de aquel Santuario cuyos funda­
mentos teológicos el Papado echa por tierra. En la tenebrosa escena de
persecución, apostasía y derrota, un mensaje de esperanza surge de un
9. De la contaminación a la purificación • 101

diálogo entre dos seres celestiales: "Hasta dos mil trescientas tardes y
mañanas; luego el Santuario será purificado" (Dan. 8:14). Al llegar a su
fin ese largo período, comienza el Día de la Expiación celestial. Se vin­
dica el carácter de Dios, y Cristo vindica a su pueblo, al borrar sus peca­
dos de los registros celestiales. El mensaje del Santuario comienza a
proclamarse al mundo y, finalmente, el poder representado por el cuer­
no pequeño "será quebrantado, aunque no por mano ' (vers.
25). Los Adventistas del Séptimo Día creen que los dos mil trescientos
días proféticos terminaron en 1844, momento en que Cristo pasó del
Lugar Santo al Lugar Santísimo para realizar su ministerio del Día de la
Expiación.*1

Referencias
1. Debra Skelton y Pamela Dell, Empire ofAlexander the Great, ed. rev., Empires o f
the (P
astNueva York: Chelsea House, 2009), p. 51.
2. Gerhard F. Hasel, "The 'Little Hom', the Heavenly Sanctuary, and Time of the End:
A Study of Daniel 8:9-14", en Symposium on Daniel, Daniel and Revelation Commit-
tee Series, ed. Frank B. Holbrook (Washington, D.C. : Biblical Research Institute.
1986), libro 2, pp. 389, 390.
3. Gerhard Pfandl, Daniel: The Seer o f Babylon (Hagerstown, MD: Review and Herald,
2004), p. 78.
4. Angel M. Rodríguez, Future Glory: The 8 Greatest End-time Prophecies in the Bible
(Hagerstown, MD: Review and Herald, 2002), p. 50.
5. Pfandl, Daniel, 77; ver también William H. Shea, "Unity of Daniel", en
on Daniel, Daniel and Revelation Committee Series, ed. Frank B. Holbrook (Washing­
ton, D.C.: Biblical Research Institute, 1986), libro 2, p. 187.
6. Michael A. Harbin, The Promise and the Blessing: A Historical >•of the Oíd and
New Testaments (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2005), p. 365.
7. Pfandl, Daniel, p. 76.
8. Ver John Julius Norwich, Absolute MonarchsA History o f the P
Random House, 2011); Encyclopaedia Britannica Online, ver "Spanish Inquisition",
por Edward A. Ryan, consultado el 17 de mayo de 2019, https://www.britannica.
rom/topic/Spanish-lnauisilion
9. La palabra hebrea támid, traducida como "diario" o 'continuo' en algunas versio­
nes, debe aplicarse a un amplio conjunto de servicios del Santuario relacionados
102* El ubro de Das .El

con el primer departamento, tales como quemar incienso, las lámparas, los sacrifi­
cios diarios, etc Por lo tanto, támid es mejor comprendida como la ministradón
continua de Cristo aplicando los méritos de su sangre para borrar los pecados de su

pueblo.
10. Pfandl, Daniel, p. 102.
11. Raoul Dederen, ed. Tratado de teología adventista del séptimo día (Buenos Aires: Aso­
ciación Casa Editora Sudamericana, 2009), p. 944.
12. Roy E. Cañe, Cult and Character: Purification Offerings, Doy o f Atonement, and Theo-
dicy (Winona Lake, IN: Eisenbrauns, 2005), pp. 322, 323.
13. Pfandl, Daniel, p. 88.
14. Williatn H. Shea, Daniel 7-12, TheAbundant Life Bible Amplifier, ed. George R. Knight
(Nampa, ID: Pacific Press, 1996), p. 110.

J
De la confesión al consuelo

a nota inicial de Daniel 9 difiere de todas las otras introduccio­

L nes a visiones en Daniel. Las otras fórmulas iniciales contie­


nen solo el nombre del rey y el año de su reinado (Dan. 7:1;
8:1; 10:1). La fórmula introductoria de Daniel 9 viene con la
siguiente información: referencia cronológica, "en el primer año"; el
nombre del rey, "Darío"; su padre, "el hijo de Asuero"; su origen étnico,
'de la nación de los medos"; su título, "que vino a ser rey"; dominio
geográfico de su poder, "sobre el reino de los caldeos"; repetición de la
referencia cronológica, "en el primer año" (vers. 1, 2 ).1
Esta detallada fórmula introductoria indica que ha amanecido un
nuevo día para el pueblo de Dios porque un nuevo rey ha ascendido al
poder. Pero este monarca no pertenece a la dinastía previa de los reyes
babilónicos. Él es de origen medo, y gobierna sobre los caldeos, lo que
significa que el dominio de Babilonia sobre el pueblo de Dios ha sido
quebrado. Para enfatizar que el tiempo del cautiverio ha expirado, la
referencia al "primer año" del nuevo rey aparece dos veces. Esta fórmula
introductoria detallada establece el escenario para la oración corporati­
va de confesión de Daniel y de la profecía de las setenta semanas que
vino como respuesta.
Otro punto para recordar es que Daniel 9 está separado por trece
años de Daniel 8. Sin embargo, los dos capítulos están teológica y lite­
rariamente interconectados, iluminándose mutuamente. La profecía
acerca de los setenta años de cautiverio desemboca en la profecía de las
104* El LIBRO PE D a NIU

setenta semanas, que a su vez está vinculada con la profecía de los dos
mil trescientos días.
En total, Daniel 9 se divide en dos partes principales: la oración de
confesión de Daniel y el mensaje de Gabriel de consuelo acerca del plan
de Dios de largo alcance para su pueblo.

La oración de Daniel
El libro de Daniel retrata a Daniel como un hombre de oración, cu­
yas peticiones crean una respuesta divina. Pero se registran solo dos
oraciones verbalmente expresadas y, es interesante, ambas involucran el
problema de comprender.3 En la primera oración, Daniel alaba a Dios
por la comprensión y la interpretación del sueño de Nabucodonosor
(Dan. 2:19-23). La segunda petición es mucho más larga, enmarcada en
un lenguaje pactual, y emplea exclusivamente el nombre israelita divi­
no de Yahvé (Señor), que aparece solo aquí en todo el libro de Daniel.
Es una oración larga, que ocupa casi dos tercios del capítulo.
Después de estudiar la profecía de Jeremías, muy probablemente Je­
remías 25:11-12 y 29:10, Daniel comprendió que los setenta años de
cautividad estaban por concluir. Pero él todavía estaba perplejo por su
relación con los dos mil trescientos días de la visión previa. Por supues­
to, él había aprendido de Jeremías que la duración del exilio se extende­
ría por setenta años, lo que significaba que la cautividad estaba próxima
a expirar. Pero, la conexión entre la duración del exilio con los dos mil
trescientos días proféticos seguía siendo elusiva. ¿Significaba que la cau­
tividad se extendería? Así, con el corazón apesadumbrado, Daniel ofre­
ce una larga oración, que se desarrolla a lo largo de dos temas: la confe­
sión (vers. 4-14) y una apelación por misericordia (vers. 15-19).
Confesión. Daniel inicia la oración con una invocación que exalta la
grandeza y la fidelidad de Yahvé en armonía con su pacto con aquellos
que lo aman (Dan. 9:4). Esto provee un modelo para las oraciones que
ofrecemos hoy. Ellas deben reconocer la grandeza de Dios y ser ofreci­
das con plena confianza en su promesa de escucharlas y responderlas
10. La adoración al Señor • 105

adecuadamente. La fidelidad de Dios al Pacto está en marcado contraste


con la infidelidad de los cautivos, que motivó la oración de Daniel. El
profeta deja bien en claro que la infidelidad al Pacto de parte de Israel
era la única causa del exilio. Pero, esta tampoco es una oración interce-
sora hecha por un intercesor desconectado ni una oración individual.
Más bien, es una confesión corporativa en la que el suplicante se iden­
tifica plenamente con aquellos que están equivocados, uniéndose a
ellos en la necesidad de misericordia y perdón.
La confesión de Daniel es específica y se desarrolla en dos movimien­
tos, enumerando las causas y los efectos de los pecados del pueblo.3

Causas
A. Lista de pecados (vers. 5)
B. Fracaso en obedecer (vers. 6)
C. El carácter de Dios (vers. 7a)
D. El carácter de Israel (7b)
E. Discurso vocativo "Yahvé" (vers. 8a)
D'. El carácter de Israel (vers. 8b)
C'. El carácter de Dios (vers. 9)
B’. Fracaso en obedecer (vers. 10)
A'. Lista de pecados (vers. 11a)

Efectos
A. El castigo se derrama sobre Israel (vers. 11 c-d)
B. Dios confirma el castigo (vers. 12-13a)
C. Israel es culpable delante de Dios (vers. 13c)
B'. Yahvé vigila el castigo (vers. 14a)
A'. Dios trajo el castigo sobre Israel (vers. 14b)

Daniel reconoce la naturaleza extensa de la rebelión de Israel y des­


cribe los pecados del pueblo en forma explícita: hemos pecado, cometí-
106 • E l libro de D aniel

do iniquidad, actuado impíamente, sido rebeldes. Él reconoce que el


pueblo no obedeció a los profetas que Dios les envió llamándolos de
regreso al Pacto. Esta falla no se limitaba al liderazgo o a ciertas clases
sociales, sino que involucraba a reyes, príncipes, padres y todo el pue­
blo de la tierra. En consecuencia, el Señor derramó sobre ellos las mal­
diciones del Pacto, esparciéndolos entre las naciones (Deut. 28). Mien­
tras el confesor reconoce los pecados de su pueblo, enfatiza el contraste
entre el carácter de Dios y el carácter del pueblo: "A ti, Señor, la justicia,
a nosotros la vergüenza* (vers. 7a, BI). En lugar de echar la culpa a Dios
o a otro, Daniel se identiñca con su pueblo y asume la responsabilidad
plena por sus pecados, reconociendo que ellos merecen cada porción
del castigo que han recibido. A semejanza de Israel, ¿cuán a menudo
tendemos a echar la culpa a Dios (o a otras personas, por otra parte) por
nuestros propios pecados y errores?
Apelación por misericordia. Después de reconocer que el pueblo me­
rece plenamente el castigo por sus pecados, Daniel hace una apelación
apasionada al Señor para que intervenga. Su referencia al Éxodo evoca el
Pacto, que impulsa la extraordinaria intervención de Dios para liberar a su
pueblo de Egipto, lo que conduce a la fundación de la nación. De hecho,
el regreso del Exilio será una réplica del Éxodo, como lo indicaron otros
profetas (cf. Isa. 40:3-5; Ose. 2:14, 15).
Consistente con el carácter de Dios como se revela en el Pacto, la
apelación de Daniel reposa en el carácter misericordioso de Dios, su
reputación y su honor. Pero, más importante, para el propósito de este
estudio, la apelación es para que Dios perdone al pueblo y restaure su
lugar. Note que la frase "tu pueblo" aparece tres veces (Dan. 9:15, 16,
19), y referencias a Jerusalén y al Santuario aparecen seis veces (vers.
15-19). En cuanto a las referencias al Santuario "desolado" y la "desola­
ción" del pueblo, aquellas pueden ser un eco de las maldiciones del
Pacto (Lev. 26:22, 31-35) y también evoca la apelación por misericordia
en los lamentos (Sal. 79; Lam. 5:18). Variantes de "desolación" o "deso­
lados" aparecen en otros lugares en Daniel en relación con la profana­
ción del Santuario (Dan. 8:13; 9:26, 27; 11:31; 12:11).4
10. La adoración al Señor • 107

Este breve panorama muestra que la ferviente oración de Daniel está


preocupada por el perdón del pueblo y la restauración de la ciudad,
incluyendo el Santuario. Este tema central tiene implicaciones impor­
tantes para la profecía que sigue.
La respuesta de Dios a la oración de Daniel. Mientras Daniel todavía
estaba orando, Gabriel vino a visitarlo con una revelación importante.
Unas pocas observaciones pueden ser útiles en este momento. Primera, la
referencia a Gabriel como el que Daniel "había visto en la visión, al prin­
cipio*, vincula la revelación actual con la visión de Daniel 8 (Dan. 9:21)
y la palabra "visión* en el versículo 23 se refiere a la aparición de los dos
seres celestiales y los dos mil trescientos días proféticos. Segunda, Gabriel
vino para darle "entendimiento" de la "visión", que invierte la declara­
ción final de Daniel, de acuerdo con la cual no "entendía" la visión (Dan.
8:27). Tercera, la nueva revelación viene como una respuesta a la oración
de Daniel, en que enfoca dos de las principales preocupaciones de la ora­
ción; es decir, el pueblo y la ciudad. De este modo, el mensaje de Gabriel
acerca de las setenta semanas conecta los puntos entre los dos mil tres­
cientos días, la duración del exilio y la oración de Daniel.
La primera declaración destaca el doble foco del mensaje: "Setenta
semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad"
(Dan. 9:24; énfasis añadido). Setenta semanas equivalen a 490 días pro­
féticos (490 años, de acuerdo con el principio de día por año). Multipli­
cando la duración del Exilio por siete (70 x 7) nos lleva al Mesías, el
Príncipe. Así, mientras los setenta años de exilio siguen el modelo del
año sabático, las setenta semanas (490 años) están basadas en el Jubileo.
Los dos períodos están interrelacionados, y ambos lapsos siguen él mo­
delo del calendario cúltico del antiguo Israel.
Llega a ser claro que tomaría setenta años sacar a Israel de Babilonia,
una obra confiada a Ciro, un mesías humano. Pero, sacar a Babilonia de
Israel tomaría siete veces más tiempo (diez jubileos). Sería una obra que
solo un Mesías divino, el Hijo de Dios, podría realizar. "Los 70 años (7
x 10) llevan al mesías del año sabático, mientras que las 70 semanas, o
'setenta sietes' ( 7 x 7 x 1 0 ) llevan hasta un Mesías de jubileo".5
108 • El libro de Daniel

Para entender mejor lo que el Señor realiza por el pueblo y la dudad,


debe darse adecuada consideración a los períodos de tiempo y la crono­
logía de la profecía mencionada en el versículo siguiente. Aquí se da el
punto de partida de la profecía de las setenta semanas: "Desde la salida
de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén" (Dan. 9:25). También,
el hecho de que este largo período esté "determinado" [cortado, trad.
lit. del inglés] implica que debe haber sido cortado de un período más
largo, apuntando por el contexto a los dos mil trescientos días de Da­
niel 8:14. Siendo este el caso, ambos períodos comienzan en el mismo
punto de tiempo. La mención de una "orden" para reconstruir Jerusalén
indica que el Exilio terminaría pronto, y que la ciudad sería reconstrui­
da. La "orden" reinicia el reloj profético y señala el comienzo de la pro­
fecía de los 490 años, el fin de la cual presenciaría eventos importantes
para el pueblo y la ciudad.
En cuanto a la "orden" [dábár) de restaurar la ciudad, debemos notar
que el libro de Esdras menciona tres decretos que tratan de la repatria­
ción de los judíos: el primero, en el primer año de C iro ^ o r el año 537
a.C. (Esd. 1:1-4); el segundo, en el reinado de Darío I, poco después de
520 a.C. (Esd. 6:1-12); y el tercero, en el séptimo año de Artajerjes, 457
a.C. (Esd. 7:1-26).
De estos tres, únicamente el decreto de Artajerjes satisface plenamen­
te las condiciones de esta profecía. Primero, es el último decreto y el
más completo. Segundo, es el único que menciona la intervención de
Dios, después de lo cual el lenguaje del texto vuelve al hebreo, lo que
indica que "la restauración nacional realmente ha comenzado".6 Final­
mente, como asevera un emdito evangélico, "el año 457 a.C., entonces,
es la fecha correcta para señalar los setenta sabáticos, porque esta 'pala­
bra para reconstruir la ciudad está asociada con el retomo de Esdras y
el restablecimiento del concepto judicial, central de una ciudad (Esd.
7:25, 26) V
Habiendo establecido el comienzo del período de las setenta semanas,
debemos examinar sus características cronológicas. Desde una perspecti­
va general, el texto dice: "Desde la salida de la orden para restaurar y
10. La adoración al Señor • 109

edificar a lerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta


y dos semanas* (Dan. 9:25). Se ha sugerido que el período de las siete
semanas (49 años) muy probablemente se refiera al tiempo relacionado
con la reedificación de lerusalén, que lleva de 457 a 408 a.C. Esto corres­
ponde aproximadamente al tiempo del ministerio de Hageo, Zacarías y
Malaquías, hasta el cierre del canon del Antiguo Testamento. Las "sesenta
y dos semanas* que siguen parecen ser un tiempo de silencio,8que llevan
hasta el año 27 d.C., el año marcado por el bautismo de Jesús y el co­
mienzo de su ministerio público. En la culminante semana final (27 a 34
d.C.), el Mesías realiza artos de relevante importancia en favor del pueblo
y de la ciudad (vers. 24).
De la mayor significación es el hecho de que en la mitad de la sépti­
ma semana (31 d.C.) se quitará [será cortada, dice la versión inglesa] la
vida al Mesías, una expresión que proviene del lenguaje del Parto. La
celebración de un pacto en la antigüedad incluía cortar un sacrificio en
pedazos, que está en consonancia con el hecho de que el Mesías confir­
ma el Pacto y hace cesar el sistema de sacrificios. Esto sin duda señala a
la muerte de Jesús en la Cruz, y al Nuevo Pacto establecido por su san­
gre. Es significativo que la preocupación inmediata de Daniel por el
pueblo y la ciudad esté atendida desde una perspectiva más amplia y
universal. Considere este bosquejo del versículo 24:

"Setenta semanas están determinadas ('cortadas')"


j 'sobre tupueblo’ 'y sobretusanta ciudad*
I (1) 'para terminar laprevaricación " (1) "paratraer lajusticia perdurable'
(2) "poner final pecado" (2) 'sellar lavisiónyla profecía'
(3) 'para expiar lainiquidad" (3) "yungiral Santode los santos"

Como se muestra arriba, tres elementos tienen que ver con el pueblo:
"Terminar la prevaricación, poner fin al pecado y expiar la iniquidad*.
Esto resuelve el lado de la ecuación relacionada con el pueblo, e incluye
bien lo que Jesús realizó en la Cruz, no solo por los judíos sino también
por cada gentil que cree. La revelación de Gabriel refleja un panorama
110 • El libro de D aniel

cósmico que trasciende la etnicidad y el tiempo, e incluye a cada perso­


na que cree en Jesús hasta el fin del mundo. La respuesta definitiva a la
oración de Daniel va mucho más allá de lo que él pudo haber soñado.
Del otro lado de la ecuación hay tres elementos estrechamente rela­
cionados con el pueblo de Dios. Ellos también fluyen de lo que Jesús
logró en la Cruz y se relacionan más estrechamente con la ciudad, como
se ve en la disposición estructural del versículo 24. A diferencia de los
gobernantes humanos que construyeron a "Sion con sangre y a Jerusa-
lén con injusticia" (Miq. 3:10), el Mesías traerá "la justicia perdurable"
(Dan. 9:24). Es interesante que la frase "justicia perdurable" aparece en
una bendición escatológica sobre Sion en un salmo no canónico de
Qumram (11 Q5 2 2 .13).9 De hecho, establecer la justicia es una de las
funciones esenciales del Mesías (Isa. 11:4-5) y, en tal sentido, solo Jesús
puede llenar a "Sion de derecho y de justicia" (Isa. 33:5; cf. 32:1, 16;
Apoc. 21, 22).
La frase "sellar la visión y la profecía" probablemente se refiera a un
evento que involucra la muerte de Esteban, entendida como el fin de las
setenta semanas. Las razones siguientes se han sugerido para apoyar
este concepto: "1) el grupo a quien Esteban dio su discurso final: el Sa­
nedrín, el cuerpo religioso más alto del país; 2) la forma de su discurso:
un discurso de un juicio de pacto como los que dieron los profetas del
Antiguo Testamento; 3) la naturaleza profética de su experiencia en el
momento de su muerte, cuando miró hacia arriba en visión al cielo
mismo; y 4) el hecho de que la conversión de Pablo tuvo su raíz en la
muerte de Esteban, de modo que Pablo, el apóstol a los gentiles, toma
el lugar de Esteban, el poderoso predicador a Israel".10
Así como la crucifixión de Jesús ocurrió en la mitad de la semana sep­
tuagésima, así el martirio de Esteban sucedió al final de la septuagésima
semana, lo que señala el fin de la profecía de las setenta semanas. En
realidad, como un hito cronológico, el martirio de Esteban recibe corro­
boración adicional de otra característica singular de su experiencia:
10. De la confesión al consuelo • 111

El discurso de Esteban marcó la transición del cristianismo de los


límites del judaismo a una religión universal, y su muerte marcó
esa transición de la iglesia de una comunidad judía a una fraterni­
dad mundial. Dijo Alford: "A Esteban, bajo la acusación de blasfe­
mar el Templo terrenal, se le concede una visión del Templo celes­
tial; siendo citado delante del sumo sacerdote saduceo, que no
creía en ángeles ni espíritus, se le transmite una visión del Sumo
Sacerdote celestial, frente al Trono y ministrando allí, en medio de
ángeles y hombres justos hechos perfectos". Agustín trazó un pa­
ralelo entre la muerte de Esteban y la de Jesús; la acusación fue la
misma, la condenación fue la misma; las oraciones fueron las mis­
mas. Lyman Abbott sugirió un contraste: Cristo crucificado, una
muerte lenta; Esteban, apedreado, una muerte casi inmediata;
Cristo fue abandonado por su Padre; Esteban, con la gloria de
Dios y de su Señor y Salvador, radiante delante de él. Pero, si en
paralelo o en contraste de circunstancias con las de Jesús, él fue
semejante a Jesús en su carácter, y Cristo iluminó tanto con su
gloria toda la personalidad de este primer mártir de la fe cristiana
que su reflejo todavía permanece en el espejo de la memoria del
mundo.11

Finalmente, debemos examinar la frase "ungir al Santo de los san­


tos" (Dan. 9:24). En otras partes de la Biblia, la expresión "Santo de los
santos" se refiere al Santuario o a sus utensilios, pero nunca a una per­
sona. En el Antiguo Testamento, el Santuario fue ungido como parte de
la ceremonia que inició sus servicios (Éxo. 40). En conexión con esto,
puede ser útil notar que además de Daniel 9:24, los temas de la expia­
ción, el ungimiento, y el Santo de los santos aparece solo en Éxodo
29:37, cuyo contexto trata de la consagración de Aarón (el primer sumo
sacerdote), sus hijos, el Tabernáculo de reunión y el Altar (Éxo. 29:38-
4 4 ).12 Por lo tanto, la frase "ungir al Santo de los santos" se refiere a la
inauguración del Santuario, e involucra posiblemente el establecimien­
to de su sacerdocio. Así, surge la pregunta acerca de cuál Santuario se
I

112 • E. I JÍO ?£ D a m h

señala en este pasaje. Siendo que Daniel 9:26 predice la destrucción del
Templo terrenal, el Santuario que debe ser ungido debe ser el celestial.13
De este modo, el ungimiento del Santuario celestial ocurre en el contex­
to de la inauguración de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote, después
de su ascensión (Heb. 9:21). Como resultado del ungimiento celestial,
el Espíritu Santo descendió sobre la iglesia naciente en Pentecostés, y
evoca la gloría de la shekina en la inauguración del Tabernáculo.

Conclusión
Por su estudio de Jeremías, Daniel se dio cuenta de que los setenta
años de cautividad estaban a punto de expirar, y que el pueblo pronto
regresaría a su tierra natal, reedificaría la ciudad y restauraría el Templo.
Pero, cuando él le presentó esa situación a Dios en oración, el Señor le
dio una revelación mucho más completa. En realidad, la cautividad de
setenta años parece apuntar a un período de exilio mucho mayor, siete
veces más largo. Tomará setenta semanas proféticas (490 años) para
que el pueblo reciba la salvación del pecado y la experiencia de un ver­
dadero retomo de la cautividad. Solo bajo los términos del Nuevo Pac­
to, la quebrada relación con el Señor será completamente restaurada.
Solo entonces, por medio de la sangre del sacrificio, el Mesías concluirá
la transgresión y traerá la justicia perdurable, dando acceso a todos al
Templo celestial (Dan. 9:24).
¡Qué privilegio es vivir de este lado de la Cruz y experimentar la ple­
nitud de lo que Daniel pudo apenas vislumbrar! Por medio de su sacri­
ficio en la Cruz, Jesús nos liberó de la cautividad del pecado. Como lo
nota Elena de White:

No tenemos por nosotros mismos justicia con que cumplir lo que


la Ley de Dios demanda. Mas Cristo nos ha preparado una vía de
escape. Vivió sobre la Tierra en medio de pruebas y tentaciones
tales como las que nosotros tenemos que arrostrar. Su vida fue sin
pecado. Murió por nosotros, y ahora ofrece quitamos nuestros
10. De la confesión al consuelo • 113

pecados y vestimos de su justicia. Si te entregas a él y lo aceptas


como tu Salvador, por pecaminosa que haya sido tu vida, serás
contado entre los justos por consideración a él. El carácter de Cris­
to toma el lugar del tuyo, y eres aceptado por Dios como si no
hubieras pecado.14*1

Referencias
1. Charles E. McLain, "Daniels Prayer in Chapter 9", Detroit Baptist Seminary Journal 9
(otoño de 2004), pp. 265-301.
2. Paul Birch Petersen, 'The Prayers of Daniel", Journal o f the Adventist Theological So-
dety 7, N° 1 (1996), pp. 51-63.
3. McLain, "Daniels Prayer in Chapter 9", pp. 265-301.
4. Carol A. Newsom, Daniels Commentary, con Brennan W. Breed, The Oíd Testament
Library (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2014), pp. 296-297.
5. Jacques B. Doukhan, Secrets of Daniel: Wisdom and Dreams ofajew ish Prince in Exile
(Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), p. 140.
6. Ibíd., p. 143.
7. Peter J. Gentry y Stephen J. Wellum, Kingdom through Covenant: A Biblical-Theologi-
cal Understanding o f the Covenants (Wheaton, 1L: Crossway, 2012), p. 546.
8. Ver L. Stephen Cook, On the Question of the "Cessation o f Prophecy" in Ancient Ju-
daism, Texts and Studies in Ancient Judaism, libro 145, ed. Peter Scháfer, etal. (Tübin-
gen: MohrSiebeck, 2011).
9. Florentino Garda Martínez y Eibert J. C. Tigchelaar, The Dead Sea Scrolls Study Edi-
tion (Leiden, Holanda: Brill, 1997), t. 1, p. 177.
10. William H. Shea, Daniel 7-12, TheAbundant Life Bible Amplifier, ed. George R. Knight
(Nampa, ID: Padfic Press, 1996), pp. 69, 70.
11. Peter Ainslie, Among the Gospels and the Acts (Baltimore: Temple Seminary Press,
1908), pp. 319, 320.
12. Doukhan, Daniel, p. 153.
13. De forrña interesante, así como la purificación del Santuario celestial está conecta­
da con la profeda de los dos mil trescientos días, así también la inauguración del
mismo Santuario está relacionada con la profecía de las setenta semanas.
14. Elena de White, El camino a Cristo (Buenos Aires: ACES, 1997), p. 62.
De la batalla a la victoria

D
aniel 10 abre una ventana a lo que pasa detrás del escena­
rio del gran conflicto entre el bien y el mal. Muestra que,
detrás de la cortina de la realidad visible, ruge una guerra
cósmica y espiritual que rebasa los conflictos geopolíticos
de Daniel 11. Aunque este caos parece decidido por los caprichos de los
potentados humanos, tal conflicto es, sencillamente, la manifestación
terrenal de una batalla cósmica entre Dios y las fuerzas del mal. Afortu­
nadamente, el resultado de esta guerra cósmica ya ha sido decidido en
el Calvario, donde Jesús asestó un golpe mortal a los poderes de las ti­
nieblas (Col. 2:9-15; 1 Ped. 3:18-22).
Antes de sumergirnos en los detalles específicos de Daniel 10, debe­
mos notar lo siguiente. Primero, este capítulo actúa como un epílogo de
la última profecía, que predice una gran guerra (Dan. 11-12:1-4) con
implicaciones cósmicas, entre el rey del norte y el rey del sur. Con el
tiempo, la guerra culmina con la destrucción del enemigo de Dios (Dan.
11:45) y el surgimiento de Miguel (Dan. 12:1-4). Un epílogo concluye
la visión y el libro entero (Dan. 12:5-13).
Segundo, el tiempo de la última visión en el tercer año de Ciro (Dan.
10:1) indica que han transcurrido setenta años desde que Nabucodono-
sor trajo los primeros cautivos y las vasijas del Templo a Babilonia, en
el tercer año de Joacim (Dan. 1:1). Mientras que la primera nota crono­
lógica menciona un rey derrotado, la última presenta un gobernante
victorioso. Tercero, a diferencia de la visión previa, que el profeta no
116 • f l liHRO m D aniii

podía comprender (Han. 8:27), Daniel entiende esta, listo se refiere,


probablemente al propósito principal de In visión, que afirma que el
pueblo de Dios será victorioso.
Al desarrollarse este capítulo y preparar el escenario para la gran gue­
rra que sigue, tros temas interrelacionados merecen consideración: la
motivación para la aflicción espiritual de Daniel, la aparición del gue­
rrero divino y la gran guerra anunciada al profeta.

Aflicción espiritual
El texto bíblico no proporciona ninguna información con respecto a
la causa de las tres semanas de aflicción, pero los eventos que ocurrían
entre los judíos en Jerusalén en ese tiempo pueden ofrecer una pista.
Dado el decreto de Ciro, un grupo de judíos había regresado a su tierra.
Bajo el liderazgo de Zorobabel, comenzaron a preparar el terreno para
la reconstrucción del Templo. Poco después de que el altar estuvo en su
lugar, y comenzaron los sacrificios, los samaritanos ofrecieron su ayuda.
Pero, por causa de la religión sincretista de los samaritanos, los judíos
rechazaron su ayuda. Ellos no querían interactuar con personas involu­
cradas en la idolatría, ni el riesgo de caer de nuevo en los pecados que
habían sido la causa de su exilio. Como resultado, surgió una profunda
hostilidad entre los judíos y los samaritanos.
Esdras 4:4 y 5 resume la reacción de los samaritanos: "Entonces la
gente del país intimidó al pueblo de Judá y lo atemorizó para que no
siguiera edificando. Sobornaron además contra ellos a algunos conseje­
ros para frustrar sus propósitos, durante todo el tiempo que Ciro fue rey
de Persia y hasta el reinado de Darío, rey de Persia". Cabildeando a altos
niveles en el Gobierno persa, los consejeros al servicio de los samarita­
nos finalmente tuvieron éxito en detener la obra de reconstrucción. Na­
turalmente, la gente comenzó a edificar casas para sí misma, como lo
registra el libro de Hageo.
Cuando Daniel supo acerca de la situación en lerusalén, decidió lle­
var este grave problema a Dios en oración. Estuvo afligido tres semanas,
11. De ia batalla a la victoria • 117

y rehusó la comida, el vino y el ungirse con aceite perfumado (Dan.


10:3). En el mundo antiguo, los aceites perfumados actuaban como
desodorantes y también protegían la piel en el clima seco y caluroso del
Oriente Medio. Además, el ungirse con aceite se asociaba con alegría y
fiesta, y por ello no era compatible con el estar afligido.'
Al abstenerse de comidas finas y perfumes, Daniel muestra que su
comodidad personal era menos importante que el bienestar de su pue­
blo. Del mismo modo, al dedicar un tiempo a orar mientras nos abste­
nemos de los gozos y los placeres tan fácilmente disponibles en nuestra
sociedad de consumo, podemos identificarnos con nuestros hermanos
y hermanas que nunca pueden experimentar tales cosas. Se nos recuer­
da que, como nuestros hermanos creyentes bajo persecución, estamos
involucrados en una batalla cósmica, y este mundo no es nuestro hogar
final.2
Aunque no fue un ayuno total, Daniel ayunó por 21 días. Este perío­
do de aflicción ocurrió en el primer mes del año e incluyó el tiempo de
la Pascua y la fiesta de los panes sin levadura (en los días 14 y 21 de
Nisán, respectivamente). Que "ni entró en mi boca carne ni vino" (Dan.
10:3) puede ser una indicación de que Daniel no había comido cordero
ni bebido las cuatro copas de vino requeridas por el ritual de la Pascua.
Los comentadores judíos defienden la decisión de Daniel con el argu­
mento de que la interrupción de la construcción del Templo justificaba
esta reacción.3
En este momento, Daniel había pasado unos setenta años en Babilo­
nia. Habían ocurrido muchos cambios durante ese largo período. Ciro
había surgido al poder y miles de judíos exiliados ya habían regresado
a su patria. Así, se plantea la pregunta: ¿Por qué estaba Daniel todavía
en Babilonia? ¿Por qué no había regresado con los otros para ayudar a
reconstruir Jerusalén? Se pueden sugerir por lo menos dos posibilida­
des: Daniel pudo haberse considerado demasiado anciano para el largo
viaje, o pudo haber decidido quedarse atrás, más cerca del asiento del
poder y de cualquier oportunidad que se pudiera presentar para ayudar
a su pueblo. Cualquiera que fuera el caso, Daniel quedó tan compróme-
tido como lo estuvo setenta años antes, cuando llegó como un joven
exiliado a Babilonia. Más importante, Dios permaneció comprometido
con Daniel y respondió sus oraciones. En esta visión final, Dios hizo
claro que en el gran conflicto entre el bien y el mal, él dará la victoria
final a su pueblo.4

El guerrero divino
Daniel 10 encuentra al profeta Daniel de pie en la orilla del Tigris. Al
levantar sus ojos, ve a un individuo de brillante esplendor, probable­
mente de pie, por encima de las aguas (c/. Dan. 12:6). Este puede ser el
mismo ser que dio órdenes a Gabriel en Daniel 8:16, y por la descrip­
ción que sigue no es sorprendente que Daniel se sintiera abrumado de
temor, y con la necesidad de ser reanimado tres veces.
Con respecto al ser celestial, se mencionan siete características: 1)
vestido de lino, 2) ceñida su cintura con oro, 3) cuerpo como de berilo,
4) rostro como de relámpago, 5) ojos como antorchas de fuego, 6) bra­
zos y pies como bronce, 7) el sonido de sus palabras como el estruendo
de una multitud (Dan. 10:4-6).
Significativamente, la combinación de imágenes y conceptos trans­
mitidos por esta descripción apunta a un personaje del más alto rango.
Como se usa en otras partes de la Escritura, el lino simboliza pureza y
nos recuerda las vestimentas sacerdotales. El oro estuvo a menudo aso­
ciado con la realeza; el berilo era una gema del pectoral sacerdotal; los
relámpagos aparecen en conexión con las teofanías; el fuego fluye del
Trono de Dios; el bronce nos recuerda los materiales del Tabernáculo/
Templo y de instrumentos de guerra;5 y la voz de una multitud evoca el
tumulto de una batalla.6 Esta descripción parece pintar un personaje
divino dotado de atributos sacerdotales y reales con concurrentes mati­
ces militares. Es importante notar que este "hombre vestido de lino"
aparece más tarde en el libro y revela un conocimiento del futuro que
trasciende el de otros ángeles (Dan. 12:6), y también toma un juramen­
te divino (Dan. 12:7).7
11. De la batalla a la victoria • 119

Además, las similitudes entre la descripción que antecede y otros in­


formes bíblicos de manifestaciones divinas sugieren que este ser celes­
tial ocupa un elevado rango entre otros seres celestiales. Bien puede ser
el mismo ser celestial que se le apareció a Josué como el "Príncipe del
ejército de Jehová" (Jos. 5:13-15). Más tarde, él se apareció a Pablo en el
camino a Damasco, donde solo Pablo pudo ver la visión, mientras que
sus compañeros solo sintieron los efectos de ella (Hech. 9:1-9). Pero, la
semejanza más próxima en lo lingüístico y lo conceptual se encuentra
en dos otros pasajes. Ezequiel 1:26 al 28 usa imágenes similares para
representar el brillo que emana del Trono de Dios, y Apocalipsis 1:12 al
16 emplea términos e imágenes similares para retratar a Cristo.
De lo dicho arriba, se sigue que la persona gloriosa que le apareció
en visión debe identificarse con Miguel, el Mesías, el Príncipe de la
hueste, el "hijo de hombre' (el cuarto hombre en el homo ardiente) y
el Príncipe de los ejércitos de Dios. Por lo tanto, él no debe ser otro que
el Cristo preencamado, que se retrata a sí mismo en la visión como sa­
cerdote, rey y guerrero. Esto es de la mayor significación en el contexto
del "confiicto grande' (Dan 10:1) y la revelación que Daniel está por
recibir. De hecho, la "realidad de la santidad gloriosamente radiante de
Dios es una verdad importante para recordar en tiempos de pruebas y
persecución".1' Cuando nos sintamos desanimados y no veamos el ca­
mino hacia adelante, se nos recuerda que un Dios invencible y glorioso
está a nuestro lado. Como el ángel (presumiblemente, Gabriel) poste­
riormente informa al profeta, el futuro estará lleno de batallas espiritua­
les y geopolíticas que traerán sufrimiento al pueblo de Dios (ver Dan.
11). Pero 'el varón vestido de lino' nos traerá la victoria.

Guerra celestial
Abrumado por la visión del Cristo glorioso, previo a la Encamación,
Daniel tuvo que ser reanimado tres veces por un segundo ser celestial
(Dan. 10:10). Apresurado desde el cielo para ayudar al anciano profeta,
Gabriel1vino no solo para mostrar lo que había detrás de bambalinas
120 • tv i w c .'i DiS

en el conflicto presente de los judíos, sino para revelar también que el


pueblo de Dios estaría involucrado en una guerra cósmica en un futuro
distante muchos años (Dan. 10:14), una guerra que sería librada en los
ámbitos geopolítico y espiritual.
Durante los 21 días en los que Daniel había estado orando, Gabriel
había estado luchando contra 'el príncipe del reino de Persia' (Dan.
10:13). En el nivel humano, la batalla se batía tanto en Jerusalén como
en la corte del ney de Persia. Mientras en Jerusalén la oposición y el pe­
ligro amenazaban y desanimaban a los retomados, en la corte persa los
enemigos del pueblo de Dios buscaban frenéticamente persuadir a Ciro
para que detuviera la reconstrucción del Templo. En realidad, fue un
momento terrible para los judíos. Las promesas gloriosas anunciadas
por los profetas permanecían sin cumplirse y era poco probable que se
cumplieran en el futuro cercano.
Pero, cuando Gabriel levanta la cortina, aprendemos que la guerra
en el nivel humano es la manifestación de una guerra espiritual y cós­
mica: una guerra iniciada por los poderes de las tinieblas que se oponen
al plan de Dios para su pueblo. Gabriel menciona al 'príncipe del reino
de Persia*, que lo resistió durante 21 días, y a Miguel, "uno de los prin­
cipales príncipes", que fue a ayudar a Gabriel en esa batalla decisiva
(vers. 13).
En este punto, necesitamos identificar claramente los lados opuestos
en la guerra. Primero, ¿quién es el "príncipe del reino de Persia"? Un
erudito sostiene que este personaje es el rey humano de Persia, siendo
"que ni Satanás ni ninguno de sus ángeles fueron un príncipe en el reino
de Persia".'0 Del mismo modo, otro comentador alega que "solo Ciro fue
el príncipe de Persia".11 Sin embargo, un cuidadoso estudio del texto reve­
la varias razones que parecen señalar otra cosa: Gabriel no podría haber
sido detenido por un gobernante terrenal; el término príncipe (sdr) tam­
bién aparece en otras partes con referencia a seres sobrenaturales (Jos.
5:14; Dan. 8:11); y el contraste y la oposición entre el príncipe de Persia
y Miguel sugieren que el primero debe ser una entidad sobrenatural.
Gomo sugiere un comentador: "Puesto que se declara que Miguel es el
1 ]. De la batalla a la victoria • 121

'príncipe [iór] que está de parte de los hijos de tu pueblo' (cap. 12:1), no
parecería irrazonable que el 'príncipe del reino de Persia fuera un falso
ángel guardián' de ese país; uno de los que pertenecen a las huestes del
adversario".12 Él debe ser una de las fuerzas espirituales que en otras par­
tes de la Escritura llama "gobernadores de las tinieblas" y "huestes espi­
rituales de maldad en las regiones celestes" (Efe. 6:12).
Aparentemente, el príncipe de Persia se refiere al poder satánico so­
brenatural que actúa detrás del escenario para influir en el rey persa a fin
de que estorbe el plan de Dios para el pueblo judío. Un escenario tal no
es exclusivo de Daniel. Isaías aplica el título de "rey de Babilonia" a un
poder malvado sobrenatural, que está detrás del rey histórico de Babilo­
nia (Isa. 14:3-21). En forma similar, Ezequiel menciona al príncipe de
Tiro con referencia al gobernante humano de aquella ciudad (Eze. 28:1-
10), mientras aplica el término "rey" a la entidad malvada sobrenatural
que está detrás del príncipe histórico de Tiro (Eze. 28:11-19).13
Segundo, ¿quién es Miguel, y en qué sentido es "uno de los principa­
les príncipes" (Dan. 10:13)? El nombre propio "Miguel", con referencia
a un ser sobrenatural, aparece tres veces en Daniel (Dan. 10:13, 21;
12:1) y dos veces en otras partes de la Biblia (Jud. 9; Apoc. 12:7). Miguel
significa "¡Quién es como Dios!", una interjección generalmente usada
en conexión con guerra (Éxo. 15:11; Deut. 33:29; Isa. 36:20).14 Dado el
contexto, el "varón vestido de lino" debe identificarse con Miguel: una
imagen y una designación apropiadas para el contexto bélico reflejado
en Daniel 10.
Pero, si Miguel se refiere a Cristo antes de su encamación y es plena­
mente Dios, la afirmación de que él es "uno de los principales prínci­
pes" necesita una explicación. De hecho, un par de sugerencias se han
planteado para demostrar que la expresión reduce el estatus de Cristo al
de otros seres celestiales creados.
Un emdito sugiere que la expresión refleja la "divina pluralidad que
se encuentra en los capítulos tempranos de Génesis tales como ‘Haga­
mos al hombre a nuestra imagen' (Gén. 1:25), 'el hombre ha venido a ser
como uno de nosotros' (Gén. 3:22), y vislumbrado también en el miste­
122 • Ei libro dí Daniel

rioso personaje del 'Ángel de Jehová', en quien Dios es tanto el que en­
vía como el enviado (Éxo. 3:2-6; 23:20-25).15 Si fuera así, los 'principa­
les príncipes' se referiría a las personalidades divinas dentro de la Dei­
dad.
Otro erudito alega que la palabra "uno" ('ahad ) en "uno de los prin­
cipales ( rJsdnim) príncipes" en realidad significa "primero" y puede ser
traducido como "el primero de los primeros príncipes". Esta expresión
"es el equivalente de la expresión 'Príncipe de los príncipes' de Daniel
8:25 y se refiere, por lo tanto, al mismo personaje sobrenatural".16
Por lo de arriba, llega a ser claro que una batalla cósmica y espiritual
entre el bien y el mal ruge detrás de las escenas de guerra y conflicto
humanos. Como explica Elena de White: "Mientras Satanás estaba pro­
curando influir en las más altas potestades del reino de Medopersia para
que mirasen con desagrado al pueblo de Dios, había ángeles que obra­
ban en favor de los desterrados. Todo el cielo estaba interesado en la
controversia. Por intermedio del profeta Daniel, se nos permite vislum­
brar algo de esta lucha poderosa entre las fuerzas del bien y las del
m al".17 Pero, a pesar de la feroz oposición, "se hizo todo lo que el cielo
podía hacer en favor del pueblo de Dios. Se obtuvo finalmente la victo­
ria; las fuerzas del enemigo fueron mantenidas en jaque mientras gober­
naron Ciro y su hijo Cambises, quien reinó unos siete años y medio".18
La victoria de Miguel sobre el príncipe de Persia se levanta como una
señal de la victoria de Miguel sobre las fuerzas de las tinieblas al final de
la gran guerra descrita en Daniel 11.

Conclusión
La humilde oración de Daniel abre una ventana a un mundo invisi­
ble en el que se desarrolla una batalla cósmica entre las fuerzas del bien
y las fuerzas del mal. Pero, en el tumulto del conflicto encarnizado,
Miguel nuestro Príncipe está listo para ayudamos. Él está a nuestro fa­
vor, y finalmente se levantará para destruir a Satanás y poner fin a la
guerra cósmica. Hasta que llegue ese día cuando "la muerte dé paso a la
11. De id batalla a ¡a victoria • 123

victoria*.1'* podemos aferramos a la seguridad que Cristo nos ha conce­


dido por su gracia. Tenemos un Sacerdote-Rey y un Guerrero divino que
pelea nuestras batallas en todo nivel. Así que, llevemos nuestras cargas
a él en oración y permitamos que su soberana y amante voluntad deci­
da lo que es mejor para nosotros. Las palabras de Elena de White son
tranquilizadoras: “Dios no conduce nunca a sus hijos de otra manera
que la que ellos elegirían si pudiesen ver el fin desde el principio y dis­
cernir la gloria del propósito que están cumpliendo como colaborado­
res suyos*.20
Cuando llegue ese día glorioso, y contemplemos “al varón vestido de
lino*, las “cosas difíciles de entender hallarán su explicación. Los miste­
rios de la gracia nos serán revelados. Donde nuestras mentes finitas dis­
cernían solamente confusión y promesas quebrantadas, veremos la más
perfecta y hermosa armonía. Sabremos que el Amor infinito ordenó los
incidentes que nos parecieron más penosos. A medida que comprenda­
mos el tierno cuidado de aquel que hace que todas las cosas obren con­
juntamente para nuestro bien, nos regocijaremos con gozo inefable y
rebosante de alegría*.21*1234
Referencias
1. John H. Walton, Isaiah, Jeremiah, Lamentations, Ezekiel, Daniel, Zondervan ¡llustrated
Bible Backgrounds Commentary (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2009), libro 4, p.
560.
2. Iain M. Duguid, Daniel, Reformed Expository Commentary (Phillipsburg, NJ: P y R,
2008), pp. 179, 180.
3. Jacques B. Doukhan, Secrets o f Daniel: Wisdom and Dreams o fa Jewish Punce in Exile
(Hagerstown, MD: Revíew and Herald, 2000), p. 158.
4. Algunos estudiosos de Daniel alegan que Daniel 10 solo presenta a un ser celestial,
que puede ser identificado ya sea como un ángel de elevado rango (Duguid, Daniel,
pp. 180, 181) o Cristo mismo (Edward J. Young, The Prophecy o f Daniel: A Commen-
tary [Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1908], p. 227). Otros comentadores, sin embar­
go, ven dos personajes diferentes en el capítulo, el ser glorioso de los vers. 5 y 6 y
un mensajero angélico diferente que aparece en el vers. 10, para darle el mensaje a
Daniel (Stephen R. Miller, Daniel, The New American Commentary [Nashville: Bro-
adman and Holman Publishers, 1994], t. 18, pp. 281-282; Francis D. Nichol, ed„
Comentano bíblico adventista [Boise, ID: Publicaciones Interamericanas, 1985), t. 4,
124* El LIBRO Di D ¿ N iü

p. 884. Aunque el texto es difícil y las distinciones no son siempre claras, el último
concepto parece más consistente con el contexto y con la idea de que Miguel es
equivalente a Cristo antes de la Encamación, como se observa en el lugar apropia­
do.
5. Leland Rykcn, ed. eí a i, Dictionary of Biblical Imagery (Downers Grove, IL: ínterVar-
sity Press, 2000), p. 124.
6. Andrcw E. Steinmann, Daniel, Concordia Comrnentary (St. Louis, MO: Concordia,
2008), p. 491.
7. Miller, Daniel, p. 282.
8. Duguid, Daniel, p. 182.
9. Nichol, ed. Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 885, identifica a este ser celestial
como Gabriel. Ver también lohn E. Goldingay, Daniel, Word Bíblical Comrnentary
(Nashville: Thomas Nelson, 1998), libro 30, p. 291.
10. William H. Shea, Daniel 7-12, The Abundant Life Amplifier, ed. George R. Knight
(Nampa, ID: Pacific Press, 1996), p. 175; Tim Meadowcroft, "Who are the Princes
of Persia and Greece (Daniel 10)? Pointers Towards the Danielic Vision of Earth
and Heaven", Journal for the Study ofthe Oíd Testament 29, N° 1 (2004), pp. 99-113.
11. Adam Clarke, The Holy Bible with a Comrnentary and Critical Notes, nueva ed. (Be-
llingham, WA: Faithlife Corporation, 2014), t. 4, p. 608.
12. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 885.
13. Para Isaías 12 y Ezequiel 28, ver José M. Bertolucci, "The son of the Moming and
the Guardian Cherub in the Context of the Controversy between Good and EviT
(disert. doctoral ThD, Andrews University, 1985).
14. Jacques B. Doukhan, Daniel: The Vision of the End (Berrien Springs, MI: Andrews
University Press, 1987), p. 100.
15. Lewis O. Anderson, 'The Michael Figure in the Book of Daniel" (disert. doctoral
PhD, Andrews University, 1997), p. 167 (el énfasis está en el original).
16. Jacques B. Doukhan, Secrets of Daniel, p. 163.
17. Elena de White, Profetas y reyes (Mountain View, CA: Publicaciones Interamerica-
nas, 1957), p. 418.
18. Ibíd., p. 419.
19. Bill Gaither y Gloria Gaither, "Because He Uves", 1974.
20. Elena de White, El Deseado de todas las gentes (Mountain View, CA: Publicaciones
Interamericanas, 1955), p. 197.
21. Elena de White, Testimonios para la iglesia (México: Asociación Publicadora Intera-
mericana, 1998), t. 9, pp. 227, 228
Del norte y del sur
a la tierra gloriosa
aniel 11 es probablemente la profecía más larga y detallada

D de la Biblia. Menciona guerras, persecución y sufrimiento


en conexión con alianzas y conflictos. Además, las descrip­
ciones de la política nacional e internacional y las luchas
por el poder, que involucran naciones y facciones ideológicas, parecen
abrumadoras. Todo esto puede causar que los creyentes se retraigan o,
igualmente peligroso, abracen métodos mundanos para hacer avanzar la
obra de Dios. De hecho, muchos cristianos han caído en alguno de estos
extremos.
Más allá de esta lección importante, ¿qué otra cosa podemos apren­
der de Daniel 11 que sea relevante y significativa para nuestra vida? Este
capítulo complejo muestra que los poderes del mundo por sí mismos
no pueden ni impedir la obra de Dios ni hacerla avanzar. Esta verdad es
de gran importancia práctica. En tiempos de incertidumbre, sea que
afrontemos crisis financieras, de salud, o cualquier otra, podemos afe­
rramos firmemente de Dios, sabiendo que todo está sujeto a su sobera­
nía. Aun cuando el mal se haga en contra de nosotros, Dios puede cam­
biarlo en algo bueno (Gén. 50:20).
Hablando en términos generales, los emditos críticos consideran
que Daniel 11 abarca la guerra entre los gobernantes seléucidas y los
tolomeos hasta el gobierno de Antíoco IV, quien presumiblemente figu-
r

126* El libro de D aniel

ra como el principal protagonista de los versículos 21 al 45.' Los erudi­


tos evangélicos conservadores tienden a seguir este bosquejo hasta el
versículo 35 pero consideran que los versículos 36 al 45 describen las
acciones de un anticristo futuro.2
Los adventistas del séptimo día consideran que los principales bos­
quejos proféticos de Daniel son paralelos entre sí y cubren la historia
desde el tiempo del profeta hasta el establecimiento del Reino de Dios.
En consecuencia, Daniel 11 muy probablemente recapitula Daniel 8 y
9, y amplía ciertos aspectos de las profecías anteriores.
Con respecto a esto, la mayoría de los estudiosos adventistas del sép­
timo día de Daniel concuerdan, aunque los detalles precisos de la histo­
ria cuando surgen la Roma pagana y la Roma papal permanecen como
un tema de debate. Las principales posiciones pueden resumirse de este
modo: "El Comentario bíblico adventista y Mervyn Maxwell ven la entrada
de Roma en el versículo 14; R. A. Anderson, G. M. Price y W. H. Shea
creen que los romanos entran en la escena en el versículo 16. J. B. Dou-
khan cree que los romanos aparecen brevemente en el versículo 4, y del
versículo 5 él toma el Papado como el rey del norte hasta el fin del capí­
tulo. Maxwell aplica los versículos 21 al 45 al Papado; Shea considera la
entrada del Papado en la historia en el versículo 23; Price, en el versícu­
lo 30; y el Comentario bíblico adventista y Anderson creen que no es hasta
el versículo 31 cuando podemos discernir las actividades del Papado".3
Este estudio adoptará una posición sobre los problemas menciona­
dos arriba, pero sin pretender dogmatismo ni infalibilidad. Entender
los contornos amplios de la profecía y su culminación es más importante
que poder detallar la entrada de los principales personajes en el flujo de
la narración. Sin embargo, una comparación con Daniel 8 ofrece indi­
cios en cuanto al flujo de los eventos descritos en Daniel 11.

Comparación entre Daniel 11 y 84


D a n ie l 11 D a n ie l 8, 9

11:2 Reinopersa 8:3, 20 Eíicarnero persa


11:2 Reinogriego 8:5,21 Macho cabríogriego

J
12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa • 127

11:3 Poderosoreygriego 8:5, 21 Grancuernogriegocomoprimer


rey
11:4 El imperiogriegose divideen4 8:8, 22 Cuernogriego rotoencuatro
11:16Conquistade latierragloriosa 8:9 Tierragloriosaconquistada por
Roma
11:22 Príncipedel Pactodestruido 9:26 Roma pagana quita lavidadel
Mesías*
11:31 Se quitael continuo 8:11 El cuernopequeñoquitael
continuo
11:40 Tiempodel fin 8:17 Tiempodel fin
11:45 Se destruyeal reydel norte 8:25 Cuernopequeño rotonopor mano
humana

Daniel 11 enfoca los reyes del norte y del sur porque el pueblo de
Dios, que vive entre los grupos en guerra, sería afectado por la guerra, y
en última instancia llegaría a ser el blanco del ataque final. Sin embar­
go, al aproximarse la profecía a su culminación, llega a ser evidente que
el Dios que está por encima y detrás de los eventos militares, políticos y
religiosos que se desarrollan destruirá al enemigo.

Persia y Grecia
La profecía se inicia con un repaso de la historia persa, con una nota
sobre la transición a Grecia (Dan. 11:2-4). "Aún habrá tres reyes en Per­
sia, y el cuarto se hará de grandes riquezas, más que todos ellos. Este, al
hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de
Grecia" (vers. 2). Puesto que la profecía fue dada durante el reinado de
Ciro (559-530 a.C.), siendo corregente Darío, los reyes pueden enume­
rarse como sigue: Cambises II (530-522 a.C.); el falso Esmerdis (522
a.C.); Darío I Histaspes (522-486 a.C.); y Jerjes 1 (486-465 a.C.), el
Asuero de Ester.6 De acuerdo con Herodoto, Jerjes llevó como dos mi­
llones de hombres para atacar Atenas en 480 a.C. De acuerdo con este
historiador griego, los persas también intentaron sobornar a los líderes
griegos distribuyendo oro y riquezas entre ellos.7 Después de un éxito
128 • El l.*KO Di D *N !fl

inicial, su Ilota fue derrotada en Salamina. Como resultado, los persas


perdieron influencia sobre Macedonia y Tracia, que permitieron el sub­
secuente subimiento de Macedonia.*
Sin embaído, es digno de notar que varios otros reyes surgieron de
Persia hasta que los griegos reemplazaron a los persas como poder
mundial." Así que, la mención de tres reyes persas más uno no tiene la
intención de ser un informe completo de la historia de Persia. Más bien,
solo toma la historia de Persia hasta su intersección con Grecia, un
acontecimiento que puso en movimiento una cadena de eventos que
condujo al surgimiento del Imperio Grecomacedónico, y proveyó a Ale­
jandro Magno de una razón para inspirar a sus soldados a conquistar
Persia más de un siglo después.
Alejandro Magno subió al trono de Macedonia en 336 a.C., y en
unos pocos años estableció un imperio desde Turquía hasta la India.
Pero, cuando "se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido
hada los cuatro vientos del cielo" (vers. 4). Alejandro murió de una
fiebre en 323 a.C. a la edad de 33 años. En los años que siguieron, su
medio hermano Felipe y el bebé Alejandro IV llegaron a ser gobernantes
nominales por un breve tiempo, pero pronto fueron asesinados.10 Con
el tiempo, los cuatro generales de Alejandro se dividieron el imperio
entre sí. Casandro tomó Macedonia, Lisímaco gobernó sobre Tracia y
Asia Menor norocddental, Seleuco 1 Nicator tomó posesión de Siria y
Babilonia, y Tolomeo I Soter llegó a ser rey de Egipto. Los siguientes
versículos se enfocan en Seleuco y Tolomeo, y sus respectivas dinastías,
que gobernaron al norte y al sur de Palestina, respectivamente. Tales
designadones, que comenzaron como una referencia a entidades
geopolíticas, finalmente adquirieron contornos simbólicos.

Dinastías helenísticas de Siria y Egipto


La mayoría de los estudiosos de Daniel consideran que los versículos
5 al 15 describen las guerras entre la dinastías seleúcidas y tolemaicas,
aunque pueden surgir desacuerdos en cuanto a qué gobernante o qué
evento militar aparece en cada versículo. El intercambio entre el sur y el
norte comienza con Tolomco como rey del sur y Seleuco como rey del
norte. Expulsado de Babilonia por su rival Antígono, Seleuco buscó la
protección de Tolomeo rey de Egipto y llegó a ser uno de los príncipes o
generales de Tolomeo. Pero posteriormente, con la ayuda de Tolomeo,
Seleuco recuperó los territorios perdidos y llegó a ser más fuerte que su
benefactor (vers. 5). Años más tarde, después de una guerra costosa, los
dos reinos sellaron la paz con el casamiento de Antíoco II Theos (nieto de
Seleuco) con Berenice, una hija de Tolomeo II. Sin embargo, el acuerdo
no resultó como se esperaba. Después de la muerte de Tolomeo II, Laodi-
cea, la anterior esposa de Antíoco, orquestó la ejecución de Antíoco, Be­
renice y el hijo de Berenice (vers. 6).
Este giro de los eventos provocó la airada reacción de Tolomeo III,
hermano de Berenice. Él invadió el territorio del reino del norte, infligió
una gran derrota al enemigo, y regresó victorioso llevando un gran bo­
tín y los dioses de los sirios a Egipto (vers. 7, 8). Mientras la profecía se
desarrolla, y suben reyes sucesivos al trono en ambos reinos, las guerras
entre el norte (Siria) y el sur (Egipto) continúan (vers. 9-15). La guerra
mencionada en el versículo 14 probablemente se refiera a la batalla de
Panio (200 a.C.),n cuando Antíoco III derrotó a los Tolomeos y la Tie­
rra Santa pasó al dominio seléucida.
Posteriormente, los "hombres turbulentos de tu pueblo se levanta­
rán, para que se cumpla la visión, pero caerán" (vers. 14). Los "hombres
turbulentos" han sido entendidos diversamente como una referencia a
1) los sirios bajo Antíoco IV, quienes cometerían violencia contra los
judíos; 2) los romanos, que con el tiempo privarían a los judíos de su
libertad y destruirían el Templo; y 3) judíos nacionalistas que veían la
crisis corriente como una oportunidad para poner en marcha su propia
agenda. Que los hombres turbulentos se levantarían para cumplir "la
visión" parecería apuntar a los macabeos, cuyos levantamientos pudie­
ron haber sido un intento humano de proveer la liberación del pueblo
de Dios anunciada en la visión de Daniel. Es interesante, Judas Macabeo
(1 Mac. 8:17-32) y sus hermanos Jonatán (1 Mac 12:1-4, 16) y Simón
• El libro de D aniel

(1 Mac. 14:16-24) dieron los primeros pasos para buscar la protección


de Roma. Más tarde, Juan Hircano hizo un tratado con los romanos
para obtener su protección. No obstante, la amistad romana pronto
cambió a que fueran sus guardianes y finalmente condujo a la total su­
misión de )udea a los romanos.u
Finalmente, el ataque del rey del norte contra el rey del sur (Dan.
11:15) puede referirse a la campaña de Antíoco IV contra Egipto en 169-
168 a.C. "El foco de esa campaña se centró alrededor de Pelusio, la
principal ciudad que protegía la entrada al delta oriental en Egipto. Pe­
lusio cayó ante las tropas de Antíoco IV durante la campaña, y de este
modo Antíoco conquistó la mitad oriental del delta. Luego regresó a
Siria por el invierno de 169-168 a.C. Esto fue un grave error de estrate­
gia, y condujo a la presentación del siguiente poder en la profecía".13
En resumen, Daniel 11:5 al 15 describe las guerras de las dinastías
tolemaica y seléucida, que constituyeron las dos principales divisiones
del imperio de Alejandro. La siguiente tabla resume los principales ac­
tores y las guerras que protagonizaron:

G uerras de las dinastías to lem aicas y seléucidas, D aniel 1 1 :5 -1 5


1 D a n ie l 11 Id e n tific a c ió n G u e rra s sirias'4

vers. 5 Reydel sur: Tolomeo1


Soter, reyde Egipto
Reydel norte: Seleuco 1
Nicator, reydeSiria
vers. 6-9 Tolomeo II Filadelfovs. Primeraguerra Siria
Antíoco 1Soter (274-271 a.C.)

AntíocoII Theos vs. Segunda guerra Siria


Tolomeo II Filadelfo (260-253 a.C.)

Tolomeo lili Evergetes vs. Tercera guerra Siria


Seleuco II Calinicus (246-241 a.C.)
vers. 10-13 AntíocoIII Magnovs. Cuarta guerra Siria
TolomeoVFilopator (219-217 a.C.)
12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa • 1 3 1

vers. 14-15 AntíocoIII Magnovs. Quintaguerra Siria


TolomeoVEplfanes (202-200 a.C.)

AntíocoIVEplfanes vs. Sexta guerraSiria


gobiernoTolemaico(bajo (170-168 a.C.)
laprotecciónde Roma)

Roma pagana
Después del ataque del rey del norte (Antíoco IV) contra el sur, que se
informa en el versículo 15, un nuevo guerrero aparece en el versículo 16,
no como rey del norte ni del sur, sino como "el que vendrá". Él también
"hará su propia voluntad", una expresión usada antes para enfatizar el
surgimiento de Grecia (vers. 3) y usada aquí para presentar un nuevo
poder. Este nuevo gobemante/poder viene contra "él", que muy proba­
blemente se refiera al "rey del norte" mencionado en el versículo ante­
rior. Aunque él hará guerra contra el "rey del sur", él y sus sucesores
nunca son llamados "rey del norte" hasta el versículo 45. Un acto impor­
tante de este nuevo rey concierne a la "tierra gloriosa", donde él "tendrá
el poder de destruirla" (vers. 16; traducción de la versión inglesa).
De esta breve descripción, parece que la Roma pagana es el referente
más probable para este nuevo rey. Después de todo, Roma vino al res­
cate de Egipto cuando estuvo bajo el ataque de las fuerzas de Antíoco
IV. Después de esa memorable humillación por el poder romano, An­
tíoco IV se esfuma y Roma comienza a emerger como el poder domi­
nante en el antiguo Cercano Oriente. Pero el argumento más sólido
para identificar a este nuevo rey con Roma reside en la conquista de la
'tierra gloriosa", que, de acuerdo con la referencia paralela en Daniel
8:9, se refiere a la conquista romana de la Tierra Santa.
Al desarrollarse la profecía, surge "uno que hará pasar un cobrador
de tributos por la gloria del reino" (Dan. 11:20), Los intérpretes histori-
cistas han identificado a este gobernante con Augusto César, quien or­
denó el censo que condujo a que Jesús naciera en Belén (Luc. 2:1). Lue­
go, la profecía predice el surgimiento de "un hombre despreciable", que
^ 3 2 ♦ E l libro de D aniel

no tiene derecho legítimo al trono y que destruye al "príncipe del pac­


to" (Dan. 1 1:21, 22). De varios emperadores romanos, Tiberio, el suce­
sor de Augusto, es el que mejor se adecúa a esta predicción. Tiberio no
era un hijo natural de Augusto, pero era hijo de su esposa Livia, por
parte de un sacerdote también llamado Tiberio. Augusto, con vacila­
ción, lo hizo su sucesor por falta de una alternativa. Se ha señalado que
"Tiberio pudo actuar con hipocresía consumada, guardar rencores y ser
cruel con sus enemigos, siempre estuvo con sospechas, odiaba ser obli­
gado a hacer claro su significado y nunca estaba ansioso de tomar una
decisión irrevocable".'* Pero, aunque las características mencionadas
podían también señalarse en algunos otros gobernantes, el hecho de
que destruyó al "principe del pacto" (vers. 22) hace que su identifica­
ción con la profecía sea virtualmente segura, ya que de acuerdo con
Daniel 9:26 el Mesías sería cortado por la Roma pagana.
Algunos estudiosos de Daniel consideran que el versículo 23 del
capítulo 11 presenta a la Roma papal16 mientras que otros sostienen
que los versículos siguientes continúan con la Roma imperial.17 De
hecho, parece que Daniel 11:23 al 28, como Daniel 8, vuelven atrás en
la historia. Después de describir cómo Roma "creció mucho" (8:9),
Daniel 8 describe el surgimiento de Roma (vers. 23-25).
Esta descripción concuerda con el surgimiento de la Roma pagana.
Como muestra la historia, Roma creció desde ser una ciudad-Estado
hasta ser un imperio mundial. Entró en una "liga de amistad"18 con los
judíos para protegerlos, pero posteriormente actuó engañosamente e
impuso su dominio sobre ellos, y finalmente destruyó su Templo (70
d.C.). Es interesante, una institución común en la Roma antigua era el
*foedus" (alianza ritual), que "podía definir todas las relaciones que los
romanos pudieran experimentar, sea política, civil, internacional, ami­
gable, amorosa, o cosmológica".19 De este modo, por medio de tales
foedera (alianzas), los romanos podían sellar relaciones diplomáticas
con diferentes naciones y establecer su dominio sobre aquellos que ha­
bían prometido proteger.
12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa *133

La Roma papal
Una especie de transición parece estar indicada en Daniel 11:29.
Mientras que el poder romano inicia otro ataque contra el sur, esta vez
"la última venida no será como la primera" (Dan. 11:29). La expresión
parece presentar un cambio de circunstancias. No importa de qué ma­
nera se interprete la expresión, los versículos siguientes (vers. 30-39)
describen una entidad cuyas acciones son predominantemente de natu­
raleza religiosa. Prestará atención a aquellos que han abandonado "el
parto santo", "profanarán el Santuario", "quitarán el sacrificio conti­
nuo", "se engrandecerá sobre todo dios", y "hablará maravillas [cosas
espantosas, VM; blasfemias, en inglés] contra Dios. Además, perseguirá
cruelmente a "los sabios" y muchos "caerán a espada y a fuego, en cau­
tividad y despojo".
La descripción del poder surgente y su hostilidad hacia el pueblo de
Dios refleja la descripción del cuerno pequeño de Daniel 7 y 8. Además,
la profanación del Santuario y la exaltación propia asumida por este
poder también apuntan a la descripción profética de los reyes de Babi­
lonia (Isa. 14:12-14) y de Tiro (Eze. 28:12-19). En realidad, una canti­
dad de acciones y enseñanzas llevadas a cabo por el Papado son consis­
tentes con la descripción del poder que entra en la escena de acción
después de Daniel 11:29. Claramente, el sacramento de la misa, la con­
fesión auricular, las penitencias, el Purgatorio y las indulgencias actúan
como un plan falsificado de salvación, distorsionando y compitiendo
con el ministerio de intercesión de Cristo en el Santuario celestial.
Unos pocos comentarios sobre los aspectos principales de la obra
del Papado, como se describen en esta sección de Daniel, pueden ser
útiles. Primero, este poder profana el Santuario, que, de acuerdo con
el paralelo entre Daniel 8:11 y 11:31, señala al Santuario celestial. Esta
profanación ocurre en un nivel espiritual/teológico. Por ejemplo,
cuando el poder terrenal pretende ofrecer el perdón sobre la base de
obras humanas, tales como penitencias y limosnas, oscurece el men­
saje de la justificación por la fe y anula el ministerio de Cristo en el
1 34 • El i i6R0 dí D aniel

Templo celestial. Además, al hacer así, destruye el fundamento del


Santuario, que descansa sobre la justicia y la misericordia (Sal. 97:2).
Segundo, al unirse al Estado, un proceso facilitado por Constantino
y que finalmente fue puesto en práctica por emperadores posteriores, el
Papado produjo la abominación desoladora y llegó a ser un poder per­
seguidor. Tal abominación "puede ser descrita como una unión de lo
secular con lo religioso -el Estado y la Iglesia- en la que el aspecto reli­
gioso es profanado por su fusión con las funciones del Estado".20 Al
ejercer el poder del Estado, la iglesia romana realizó las Cruzadas, que
aumentó el poder y la intolerancia del Papado hacia sus oponentes.
Además, es útil mencionar que la Inquisición llegó a ser una de las
instituciones establecidas por Roma para imponer la unidad espiritual
por medio de la autoridad temporal.21 Las semillas de este sistema pu­
dieron haberse encontrado ya en Agustín, quien endosaba "la teoría de
que el Estado tiene el derecho de interferir al obligar a los hombres a
mantenerse dentro de la iglesia. Comenzando con una interpretación
forzada de las palabras 'Fuérzalos a entrar' en Lucas XIV.23, él [Agustínj
enuncia principios de coerción que, aunque en él estuvieron mitigados
y reducidos a prácticamente poca importancia por el espíritu de amor
que formaba un elemento muy grande de su carácter, sin embargo en­
contraron su desarrollo natural en la intolerancia despótica del Papado
y los horrores de la Inquisición" (énfasis añadido).22
Tercero, la exaltación propia del Papado se manifiesta en los títulos
que lleva el Papa y su pretensión a la infalibilidad. Además del "obispo
de Roma", que es su título original, el Papa tiene varios otros títulos:
Vicario de Pedro, Vicario de Jesucristo, Sucesor del Jefe de los Apóstoles,
Supremo Pontífice de la Iglesia Universal, Primado de Italia, Arzobispo
y Metropolitano de la Provincia Romana, Soberano del Estado de la
Ciudad del Vaticano, y Siervo de los Siervos de Dios.23 La doctrina de la
infalibilidad, atribuida al obispo de Roma y al cuerpo de los obispos,
enfatiza aún más las pretensiones del Papado.24 Esto va junto con la
autoridad autodesignada del Papa, de acuerdo con la cual "él goza, por
12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa * 1 3 5

institución divina, 'el poder supremo, pleno, inmediato y universal del


cuidado de las almas' ".2S

Eventos finales
La visión de Daniel 11:40 al 45 bosqueja los principales eventos que
conducen al final de la historia humana. Pero antes de que cualquier
interpretación pueda ser sugerida, debemos prestar mucha atención al
contexto y a las imágenes descritas en el pasaje para comprender clara­
mente lo que dice el texto. Para empezar, debe notarse que el título "rey
del norte" apareció por última vez en el versículo 15 con referencia a un
rey seléucida. Pero, aunque el Imperio Romano pagano (vers. 16-28) y
la Roma papal (vers. 29-39) no son designados como "rey del norte",
actúan como tal. Que estos dos poderes sucesivos a veces se enfrentan al
"rey del sur" parece indicar que ellos representan dos fases adicionales
del rey del norte. El "rey del norte" referido en el versículo 40 parece ser
una continuación u otra fase del poder previo, que hace una siniestra
aparición en el tiempo del fin.
Al avanzar, deben observarse dos conceptos interrelacionados del
trasfondo. Primero, el rey del norte aparece como un guerrero que diri­
ge una expedición militar. Significativamente, Yahvé a menudo apare­
ce en el Antiguo Testamento como un guerrero. Aun el Tabernáculo en
medio del campamento de los israelitas puede concebirse como una
tienda del divino Guerrero rodeado por sus unidades militares.26 Un
débil reflejo de esta imagen emerge cuando el rey del norte pone las
"tiendas de su palacio" entre los mares y el monte Sion (vers. 45). Por
lo tanto, el rey del norte, en su empresa militar, realiza acciones que
son afirmadas sobre Yahvé, el guerrero divino.27 En otras palabras, el
rey se pone en contra de Yahvé, y tiene como meta tomar la posición
legítima de Yahvé. Segundo, las alusiones al Éxodo resuenan en todo el
pasaje, como lo muestra un estudio original sobre este tema.28 En este
estudio, tanto el rey del norte como Dios van a Egipto. Pero, mientras
que Dios va allí para liberar a su pueblo, el rey marcha hacia el sur para
136 • Ei libro oí D an-i b

conquistar Egipto. La mención de “carros* y “gente de a caballo" tam­


bién se relaciona con el Éxodo de Egipto. Es interesante, Edom, Moab
y Amón no fueron conquistados por los israelitas ni por el rey del nor­
te. Además, como los israelitas, el rey del norte también se llevó oro y
plata de Egipto. Pero, mientras que los israelitas abandonaron la tierra
de Egipto para encontrarse con el Señor en el Monte Sinaí, el rey aban­
dona Egipto para atacar el Monte Sion.
Al considerar los motivos del Guerrero divino y del Éxodo reflejados
en este pasaje,

(...l parece que el rey del norte pretende actuar como Dios al de­
rrotar a Egipto, pretendiendo tener el control sobre la historia, y al
determinar quién debía vivir y quién debía morir. Él desciende a
Egipto con su ejército, luego se va a Canaán, y finalmente pone su
tienda en el centro de su campamento militar en preparación para
una guerra de exterminio. El rey también pretende ser como el
pueblo de Dios: desciende a Egipto, posee la riqueza de Egipto,
deja Egipto y se involucra en una güeña de exterminio. Pero él es,
en realidad, el enemigo del pueblo de Dios.29

Los versículos 40 al 50 describen un montaje de imágenes militares


que se encuentran en otras partes del Antiguo Testamento. Todo co­
mienza cuando el rey del sur ataca al rey del norte en el tiempo del fin
(vers. 40). Este evento se refiere a la captura del Papa por el general
Berthier en 1798, en el contexto de un ataque secular a la religión, pues­
to en movimiento por la Revolución Francesa. Este evento cumple la
palabra profética acerca de la herida mortal infligida a la primera bestia
de Apocalipsis 13 (Apoc. 13:3). Note que, en el simbolismo de Daniel
11, el rey del Sur representa a Egipto y representa el secularismo y el
ateísmo. En Éxodo 5:2, Faraón dice: "¿Quién es Jehová para que yo oiga
su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a
Israel". Elena de White, comentando este episodio en el contexto de
Apocalipsis 11, concuerda en que Egipto representa el ateísmo y aplica
el simbolismo a Francia en el contexto de la Revolución Francesa.30
12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa *137

En respuesta al ataque del sur, el rey del norte prepara una invasión
que abruma al enemigo. Esto indica que la herida mortal ha sanado.
Así, el Papado comienza a reforzar sus filas para afrontar los desafíos del
ateísmo y el secularismo, y recuperar su prestigio como poder religioso
mundial. Hoy, "Egipto representa a las naciones de la Tierra que no to-
.man en consideración al Señor. Hoy probablemente nos referiríamos a
ellos como sociedades no cristianas y naciones donde prevalecen el se­
cularismo y el ateísmo. En el conflicto final, estas naciones se unirán
con el rey del norte en su oposición a Dios. Esta idea de Egipto se ajusta
bien con Daniel 11, donde el interés principal del capítulo es el conflic­
to cósmico y las fuerzas en él involucradas. Detrás de los poderes mili­
tares y políticos están actuando ideologías específicas".31
Al describir el contraataque del norte como inundación y tempestad
(Dan. 11:40), el pasaje evoca descripciones proféticas de Dios, que trae
juicios contra los pecadores: "Como una tempestad de granizo, como
un torbellino arrasador, como el ímpetu de recias aguas que inundan,
con fuerza derriba a tierra" (Isa. 28:2). Imágenes similares también ocu­
rren con referencia a los asirios que invaden a ludá: "Y pasando por
Judá, inundará y seguirá creciendo hasta llegar a la garganta" (Isa. 8:8).
La imagen aquí es de un ejército invasor. El rey del norte ataca al sur
como una inundación y un torbellino. Pero, en su camino al sur, pasa
por la tierra gloriosa (Dan. 11:41), como hicieron los ejércitos de Asiria
y Babilonia en camino a Egipto. Al pasar por la Tierra Santa, dejaron
atrás una estela de devastación. Del mismo modo, el rey del norte pasa
por la Tierra Santa, y "decenas de miles caerán" (vers. 41, trad. de la ESV
en inglés). Esto puede referirse a un ataque lanzado por las fuerzas del
mal contra el pueblo de Dios por medio de milagros para engañar a los
moradores de la Tierra (Apoc. 13:13,14). Será un tiempo de refinamien­
to antes de la crisis final ( cf. Apoc. 3:14-22).32 Elena de White escribe:
Escenas maravillosas, con las que Satanás estará estrechamente conec­
tado, ocurrirán pronto. La Palabra de Dios declara que Satanás obrará
milagros. Él enfermará a personas, y luego repentinamente quitará de
ellos su poder satánico. Serán considerados sanos. Estas obras de cura­
138 • E l libro de Daniel

ción aparente pondrán a prueba a los adventistas del séptimo día. Mu­
chos que han tenido gran luz dejarán de andar en la luz, porque no han
llegado a ser uno con Cristo".33
Sin embargo, algunos escaparán: Edom, Moab y Amón (Dan. 11:41)
se hallan en Transjordania, y no estuvieron en el camino de la expedi­
ción militar del norte. De paso, con respecto a esas naciones, el Antiguo
Testamento no solo anuncia juicios sobre ellos sino también incluye
restauración e incorporación al pueblo de Dios en los tiempos mesiáni-
cos (Jer. 49:6; Amós 9:12; Isa. 11:14). En el contexto del Gran Conflicto,
estas naciones pueden representar personas de todas las comunidades
cristianas y religiones del mundo que saldrán de Babilonia y se unirán
al remanente escatológico (Apoc. 12:17; 18:4).34
Pero, en este punto, la meta principal del rey del norte es conquistar
Egipto. Finalmente, él tiene éxito y toma posesión de "tesoros de oro y
plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto" (Dan. 11:43). Pero el rey
del norte no solo conquistará a Egipto; él también hará que los libios y
los etíopes se le sometan (vers. 43). Note que estos dos países se encon­
traban junto a las fronteras oeste y sur de Egipto, respectivamente. Que
el rey vaya más allá de los límites de Egipto señala el éxito de la campa­
ña. En esta instancia, el rey del norte llega a ser exponencialmente rico y
poderoso, y gobierna una confederación de naciones, lo que nos recuer­
da la reunión de las naciones para la batalla escatológica (Eze. 38:5-7).35
Significativamente, a medida que la profecía se desarrolla, el simbolismo
del rey del norte, que al principio representaba al Papado, llega a ser la
encamación de la Babilonia mística descrita en el libro de Apocalipsis.
El rey del norte parece imparable, pero en la cima de su éxito militar
"noticias del oriente y del norte" lo perturban grandemente (Dan.
11:44). Si el rey estaba en Etiopía en ese momento, las noticias pudie­
ron haber venido de la Tierra Santa.36 El texto no transmite el contenido
de las malas noticias, pero un rey en campaña podía correr el riesgo de
una rebelión en otra parte de su territorio, o un rey rival podía haber
aparecido para reclamar el trono. Esta imagen nos recuerda el caso de
Senaquerib, quien, después de escuchar un rumor, regresó a su tierra y
12, Del norte y del sur a la tierra gloriosa *139

fue asesinado (Isa. 37:7; 2 Rey. 19:7). Airado por las malas noticias, el
rey invierte ahora la dirección de su expedición.
Las noticias del 'oriente y del norte" pueden referirse a los eventos
presentados en Apocalipsis 18:1 y 2, que describen a un ángel que pro­
clama un poderoso mensaje contra Babilonia, repitiendo el mensaje de
los tres ángeles (Apoc. 14:6-12), anunciando la caída de Babilonia. Este
mensaje viene cuando Babilonia tiene el apoyo de los reyes de la Tierra
(Apoc. 17:11-13), y tiene mucho oro y plata (Apoc. 18:12, 16). Estas
noticias horrorizan y enfurecen al rey del norte.37
Entonces, marcha del sur al norte (de Egipto al Monte Sion), diri­
giendo una confederación de naciones para "destruir y matar a muchos"
(Dan. 11:44). El verbo "matar" [en la versión inglesa dice "aniquilar"]
viene del vocabulario de la guerra santa en conexión con las instruccio­
nes de Dios de destruir a los cananeos y otros enemigos. Con el tiempo,
establece su campamento militar entre los mares y "el monte glorioso y
santo" (vers. 45), es decir, entre el Mar Mediterráneo y el Mar Muerto,
que enmarcan la Tierra Santa, con el Monte Sion entre ellos. Apocalipsis
16:16 designa el mismo campo de batalla potencial como Armagedón.
En este momento, la profecía de Daniel 11:40 al 45 describe el ata­
que final de las fuerzas del mal, con la intención de exterminar al pue­
blo de Dios (Apoc. 13:15-17).38 De acuerdo con Elena de White, el
"gran engañador" dice:

Cuando dispongamos del poder, mostraremos lo que podemos


hacer con los que no quieran abandonar su lealtad a Dios. Induji­
mos a la Iglesia Romana a castigar con la prisión, la tortura y la
muerte a los que se negaron a someterse a sus decretos; y ahora
que estamos poniendo a las iglesias protestantes y al mundo en
armonía con este brazo derecho de nuestro poder, dispondremos
finalmente de una ley para exterminar a todos los que no se suje­
ten a nuestra autoridad. Cuando la pena de muerte sea el castigo
que se aplique por la violación de nuestro día de reposo, se pasa-
1

140 » ct libro oí D aniel

rán a nuestro lado muchos de los que ahora se encuentran en las


filas de los observadores de los Mandamientos.”

Pero, cuando el rey del norte esté pronto para atacar Jerusalén, "lle­
gará a su fin, y no tendrá quién lo ayude" (Dan. 11:45). La frase final
"no tendrá quién lo ayude' apunta al final irreversible del rey del norte,
lo que implica una intervención sobrenatural. En otras palabras, el Se­
ñor interviene personalmente, libera a su pueblo y derrota las fuerzas
impías. Como dice la Escritura: "el Cordero los vencerá, porque él es el
Señor de señores y Rey de reyes' (Apoc. 17:14).

Conclusión
En el tercer año de Ciro, se libraba un "gran conflicto" entre fuerzas
espirituales que intentaban influir sobre los eventos terrenales relacio­
nados con el pueblo de Dios (Dan. 10:1). En Daniel 11, este gran con­
flicto se transforma en una guerra entre el este y el oeste (Persia y Gre­
da), seguido por guerras entre el rey del norte y el rey del sur. El pueblo
de Dios está encerrado entre los bandos en guerra y sufre persecudones.
Al desarrollarse la batalla, los protagonistas cambian. Al prindpio, los
seléuadas luchan contra los tolomeos (Dan. 11:5-15); luego, se levanta
la Roma pagana y domina los poderes previos (vers. 16-28); entonces,
la Roma papal surge de la Roma pagana (vers. 29-39); y finalmente, la
Roma papal vuelve a emerger en el tiempo dd fin, como el rey del norte.
En el tiempo del fin, después de la captura del Papa por las fuerzas
seculares de Franda, el Papado comenzó a recuperar su prestigio y auto­
ridad, y luego libra una guerra contra sus adversarios seculares y el pue­
blo de Dios. Aunque tendrá éxito en reunir una coalición de naciones
para lanzar un ataque final contra el pueblo de Dios, fracasará porque
Dios intervendrá. El pueblo de Dios será librado, y la coalición impía
será eliminada.
En este punto, se puede preguntar: ¿Cuán plausible es este escenario?
¿Hay alguna probabilidad de que la institución del Papado finalmente
12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa *141

encamará el carácter del rey del norte? ¿O es esto solo una especulación
alarmista alimentada por prejuicios anticatólicos?
Leonardo de Chirico, un erudito evangélico, ofrece esta respuesta:

Lutero, Calvino, las confesiones protestantes del siglo XVII, los


puritanos, Wesley, Spurgeon, y otros, creyeron que el Papado (no
este papa o aquel papa) es la institución de la cual finalm ente
vendrá el Anticristo. Yo comparto este amplio consenso protes­
tante. El Papado pretende títulos y prerrogativas cristológicos y
pneumatológicos (p. ej., Vicario de Cristo, Maestro infalible, su­
prema Cabeza de la iglesia con poder pleno, inmediato y univer­
sal), uniéndolos con poder político terrenal. Recuerden que los
papas son monarcas de un Estado político soberano. En el Papa­
do, lo que pertenece a Dios y lo que pertenece a César se entre­
mezclan trágicamente. Esta mezcla ponzoñosa es el medio poten­
cial del cual se levantará el Anticristo.40

Aunque la cita anterior proviene de una fuente que posiblemente no


respalde el historicismo como método de interpretación profética, su
autor señala en la dirección correcta al declarar que el Papado continua­
rá desempeñando un papel principal en los eventos finales, tal y como
lo declara el marco historicista de interpretación profética.*1

Referencias
1. Ver, p. ej., James A. Montgomery, A Critical and Exegetical Commentary on the Book
o f Daniel, International Critical Commentary (Nueva York: Charles Scribner's Sons,
1927), pp. .418-468.
2. Andrew E. Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (St. Louis, MO: Concordia
Publishing, 2008), pp. 495-555.
3. Gerhard Pfandl, Daniel: The Seer o f Babylon (Hagerstown, MD: Review and Herald,
2004), p. 106. Para un estudio detallado, ver Hotma Saor Parasian Silitonga, "Con-
tinuity and Change in World Rulers: A Comparative Study and Evaluation of Se-
venth-day Adventist Interpretations of Daniel 11" (disert. doctoral PhD, AIIAS,
2 0 0 1 ).
El libro oe Daniel

4. Adaptado de William H. Shea, Daniel 7-12, The Abundant Life Bible Amplifier, ed.
George R. Knight (Nampa, ID: Pacific Press, 1996), 179. Ver también Gerhard
Pfandl, Daniel: The Seer o f Babylon, pp. 106-108.
5. Daniel 9 explica la visión de Daniel 8.
6. Shea, Daniel 7-12, pp. 179-180.
7. Pierre Briant, From Q rus to Alexander: A History of the Persian Empire (Winona Lake,
IN: Eisenbrauns, 2002), p. 532.
8.Michael Axworthy, Empire o f the Mind: A History o f ¡ran (Londres: C. Hurst and Co.,
2007), p. 25.
9. Artajerjes I Longimano (465-424 a.C.); Darío II (423-403 a.C.); Artajerjes II Mne-
mon (404-359 a.C.); Artajerjes III Ochus (358-338 a.C.); Arses (337-336 a.C.) Da­
río III Codomano (336-330 a.C.).
10. Robín Lañe Fox, Classical World: The Epic History ofGreece and Rome (Londres: Pen-
guin, 2006), pp. 241-251.
11. John D. Grainger, The Syrian Wars, Mnemosyne Supplements, ed. Susan E,. Alcock, et
a l, (Leiden: Brill, 1979), libro 320, p. 257.
12. Siegfríed H. Hom, Diccionario bíblico adventista (Buenos Aires: Asociación Casa Edi­
tora Sudamericana, 1995), p. 1.004.
13. Shea, Daniel 7-12, p. 187.
14. F. W. Walbank et a l, The Cambridge Ancient History, Vol. 7, Part 1: The Hellenistic
World, 2a ed. (Cambridge: Cambridge University Press, 1984); John D. Grainger,
The Syrian Wars, Mnemosyne Supplements, libro 320, ed. susdan E. Alcocvk, et al.,
(Leiden: Brill, 2010).
15. Robín Seager, Tiberius, 2a ed. (Malden, MA: Wiley-Blackwell, 2005), p. 178.
16. Ver, p. ej., Shea, Daniel 7-12, pp. 195-197.
17. Ver, p. ej., Uriah Smith, Las profecías de Daniel y del Apocalipsis (Mountain View, CA:
Pacific Press, 1949), t. 1, p. 210.
18. La expresión hebrea es una forma plural verbal hithabbrút (lit. "se unieron uno al
otro"), que lleva el significado de "hacer una alianza" o "tener una asociación con",
de acuerdo con Francis Brown, Samuel Rolles Driver y Charles Augustus Briggs,
Enhanced Broum-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicón (Oxford: Clarendon Press,
1977), p. 288.
19. Bill Gladhill, Rethinking Román Alliance: A Study in Poetics and Society (Cambridge:
Cambridge University Press, 2016), p. 2.
20. Seha, Daniel 7-12, pp. 204, 205.
21. J. R. Ring, "Augustine: Anti-Donatist Writings: Preface", en St. Augustine: The Wri-
tings Against the Manichaeans and Against the Donatists, t. 4, Nicene and Post-Nicene
12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa • 143

Fathers, Series 1, t. 4, ed. Philip Schaff (Buffalo, NY: Christian Literature Company,
1887), p. 406.
22. Ring, "Augustine", 406 (el énfasis está en el original).
23. Richard P. McBrien, The Church: T\\e Evolution o f Catholicism (Londres: HarperColl-
ins, 2008), p. 93.
24. Catholic Church, Catechism o f the Catholic Church, 2a ed. (Washington, DC: United
States Catholic Conference, 2000), pp. 235, 236.
25. Catholic Church, Cathechism, p. 246.
26. Michael M. Homan, "The Divine Warrior and His Tent: A Military Model for
Yahweh's Tabernacle", Bible Review 16, N° 6 (diciembre de 2000), pp. 22-33, 55.
27. Para una visión panorámica de la imagen del Guerrero divino en la Biblia, ver
Tremper Longman III, Daniel G. Reid y Van Gemeren, God is a Warrior, Studies in
Oíd Testament Theology (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1995).
28. Ángel Manuel Rodríguez, Daniel 11 and the Islam Interpretation, Biblical Research
Institute Release 13 (2015), p. 9.
29. Rodríguez, Daniel 11, p. 9
30. Elena de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sud­
americana, 1993), pp. 312, 313.
31. Rodríguez, Daniel 11, p. 17.
32. Ibíd., pp. 23-25.
33. Elena de White, Mensajes selectos (Mountain View, CA: Publicaciones Interamerica-
nas, 1967), t. 2, p. 61.
34. Rodríguez, Daniel 11, p. 20.
35. Carol A. Newsom, Daniel: A Commentary, con Brennan W. Breed, The Oíd Testament
Library (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2014), p. 358.
36. Jacques B. Doukhan, Secrets o f Daniel, p. 176.
37. Rodríguez, Daniel 11, pp. 22, 23.
38. Rodríguez, Daniel 11, pp. 25, 26.
39. Elena de White, Testimonios para los ministros (Buenos Aires y Mountain View, CA: Aso­
ciación Casa Editora Sudamericana y Publicaciones Interamericanas, 1977), p. 473.
40. Leonardo de Chirico, "Ten Questions with Leonardo de Chirico", entrevista por
Credo Magazine 5, N° 4 (noviembre de 2015), p. 10.
Del polvo a las estrellas

D
aniel 1 informa que Nabucodonosor llevó cautivos a Babi­
lonia, pero Daniel 12 pinta a Miguel levantándose para li­
brar al pueblo de Dios de la Babilonia espiritual. En cada
una de las narraciones y las profecías de Daniel, el fin llega
con la derrota de los enemigos de Dios. Ya sea Belsasar, los conspirado­
res en la corte de Darío, el cuerno pequeño o el rey del norte, todos son
destruidos. Daniel 12 reafirma esta verdad y presenta algo nuevo: la
muerte misma será eliminada. Pero, hasta que amanezca ese día grande
y glorioso, habrá un tiempo de espera, de dificultades y de persecución
brutal. Justo cuando los poderes del mal parezcan prevalecer, Miguel se
levantará para vindicar a su pueblo y asestar un golpe mortal al enemigo.
Al estudiar Daniel 12, es útil recordar que este capítulo corresponde
a la visión final, que consta de un prólogo (Dan. 10), la visión propia­
mente dicha (Dan. 11:1-12:4) y un epílogo (12:5-13). Daniel 12 no
solo concluye la última visión sino también el libro entero, y explora
tres temas principales: el levantamiento de Miguel, la esperanza de la
resurrección y el tiempo de espera que se anuncia en la visión.

El levantarse de Miguel
Aunque se lo menciona por nombre por primera vez en Daniel
10:13, Miguel emerge como el protagonista más importante en las sec­
ciones narrativas y proféticas de Daniel. Él apareció como el 'cuarto
hombre' en el homo ardiente (Dan. 3), el "hijo de hombre' en el Juicio
146 • E l libro Dt D in ifi

celestial (Dan. 7), el 'Príncipe de la hueste" en el Santuario celestial


(Dan. 8), el 'Mesías' que fue cortado en mitad de la semana setenta
(Dan. 9), y el 'varón vestido de lino" sobre el río (Dan. 10). En Daniel
10, notamos que Miguel presta servicio como el Comandante del ejér­
cito de Dios, apareciendo generalmente en contextos de guerra, y su
nombre significa 'quién es como Dios". Por lo tanto, Miguel es nada
menos que el Hijo de Dios anterior a su encamación (Jud. 9; Apoc.
12:7; ver el análisis en Dan. 10). Una reflexión adicional sobre este per­
sonaje glorioso revela tres características de Miguel:
Primera, él "se levantará" {'amad) (Dan. 12:1). En contextos milita­
res, el verbo significa "tomar una posición" o "formarse".1 De este
modo, el término corresponde al vocabulario bélico2 y aparece varias
veces en Daniel 11. Varios gobernantes "se levantaron" uno detrás del
otro para librar guerras contra un adversario y llegar a ser el nuevo rey
en el contexto histórico, geopolítico o religioso descrito en la profecía
(Dan. 11:2, 3, 4, 7, 8, 14, 16, 20; ver también 8:3, 6, 22, 23, 2 5 ).3
Miguel "se levanta" como el rey final y definitivo, que vence al poder
previo (ver Dan. 11:45) y se establece como el rey del nuevo orden cós­
mico. La victoria definitiva de Miguel al final opaca la pasajera victoria
de Nabucodonosor del comienzo. Jerusalén eclipsa a Babilonia. La du­
dad que perdió al comienzo llega a ser la vencedora y, al final, la dudad
que previamente ganó desaparece para siempre. Y ahora, "el gobernante
del délo tomará el poder, y establecerá un tipo de reino muy diferente,
uno que está gobernado por los prindpios de la justida".4
Segundo, él es el "gran príncipe" {sar) (vers. 1). Entre otros usos, la
palabra "príncipe" puede designar a un gobernante o "comandante en
jefe (1 Crón. 11:6, NVI)".5 En la visión que se le mostró a Josué poco
antes de la conquista de Jericó, el ser celestial que apareció -muy proba­
blemente Cristo antes de la Encarnación- se presentó como "coman­
dante [sar] del ejército del Señor" (Jos. 11:13-15). Además, un sinóni­
mo de esta palabra ( nágid) se aplica al Mesías (Dan. 9:25). Pero, en
adidón a la connotación militar, debe notarse que el término "prínd-
pe" también aparece como un término "técnico para el sumo sacerdote
13. Del polvo a las estrellas • 147

de Israel' (ver 1 Crón. 15:22; Esd. 8:24; Dan. 10:5).6 Este hecho será
relevante para el análisis del punto tres, más abajo.
De este modo, la designación de Miguel como "príncipe" ciertamen­
te tiene connotaciones militares y reales, como lo transmite la combina­
ción del verbo 'levantarse" ( ‘amad), que ciertamente es un eco de los
diversos usos militares de este verbo en Daniel 11. En cuanto a que el
término 'príncipe' se relaciona con la frase previa "se levantará Mi­
guel', el 'príncipe" emerge como un comandante militar que asumirá
el gobierno que una vez detentaron los reyes del mundo.
Tercero, él es aquel "que está de parte" ( ‘óméd) del pueblo de Dios. El
verbo "estar de parte" aparece aquí en una construcción gramatical ligera­
mente diferente de la de arriba. La idea es que Miguel está, o se levanta
"de parte de" o "en favor de" el pueblo de Dios, como lo transmite la
versión Reina-Valera 1995. Algunas versiones traducen la frase en el sen­
tido de que el príncipe lo defiende o protege (p. ej., NVI, BJ, DHH). Aun­
que estas traducciones no son necesariamente equivocadas, no captan la
connotación más importante de la palabra en el contexto del mensaje de
Daniel.
De hecho, el verbo "levantarse" también tiene un significado judi­
cial. En el contexto de los procedimientos judiciales, los sacerdotes
"estarán para juzgar" (Eze. 44:24). Del mismo modo, Yahvé "está en
pie" para juzgar a su pueblo (Isa. 3:13). Pero, siendo que los jueces
normalmente se sientan (Éxo. 18:13; Isa. 16:5), un juez probablemen­
te se pondría en pie para pronunciar el veredicto. Parece que, a medi­
da que se desarrolla el juicio, las partes "están en pie" delante del juez
(Éxo. 18:13; Núm. 35:12), y quienquiera que hable debe también es­
tar en pie.7 De este modo, nuestro pasaje presenta a Miguel en pie en
el tribunal celestial para defender la causa de su pueblo,8 una idea
corroborada por la mención del "libro"9 (Dan. 12:1; cf. 7:18, 22, 27),
que contiene los nombres de aquellos que son liberados por Miguel.
Es importante recordar que esta revelación acerca de Miguel como el
Príncipe del pueblo de Dios ocurre en el contexto de un sufrimiento y
una angustia indescriptibles. Al acercarse la historia humana a su fin,
148 • El libro de D aniel

habrá un "tiempo de angustia" como no hubo antes (Dan. 12:1). Ocu­


rrirá cuando la proclamación de los mensajes de los tres ángeles termine
y la misericordia ya no esté disponible para los pecadores impenitentes.
El ministerio intercesor de Cristo en el Santuario celestial habrá cesado.
Elena de White describe así ese momento:

Cuando él abandone el Santuario, las tinieblas envolverán a los


habitantes de la Tierra. Durante ese tiem po terrible, los justos de­
ben vivir sin Intercesor, a la vista del santo Dios. Nada refrena ya
a los malos y Satanás domina por completo a los impenitentes
empedernidos. La paciencia de Dios ha concluido. El mundo ha
rechazado su misericordia, despreciado su amor y pisoteado su
Ley. Los impíos han dejado concluir su tiem po de gracia; el Espíri­
tu de Dios, al que se opusieran obstinadamente, acabó por apar­
tarse de ellos. Desamparados ya de la gracia divina, están a mer­
ced de Satanás, el cual sumirá entonces a los habitantes de la
Tierra en una gran tribulación final. Como los ángeles de Dios
dejan ya de contener los vientos violentos de las pasiones huma­
nas, todos los elementos de contención se desencadenarán. El
mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la
que cayó antiguamente sobre Jerusalén.10

Pero, a pesar de los siniestros eventos que ocurren en el Tiempo de


Angustia, podemos mirar al futuro con esperanza y confianza. Jesús,
nuestro Sumo Sacerdote, "está en nuestro favor" en el Santuario celes­
tial. Por cuanto lo hemos aceptado como nuestro Salvador y Señor,
nuestros nombres están escritos en el Libro de la Vida con su sangre.
Estaremos protegidos durante los últimos días de la historia de la Tierra.
Mientras oscuras nubes cubren la Tierra, andaremos a la luz del Calva­
rio. Cuando las esperanzas y los recursos humanos estén agotados, el
mar se abrirá y caminaremos a la Sion celestial. Allí gozaremos de la
presencia del Rey para siempre.
13. De¡ polvo a ias estrenas • 149

La esperanza de la resurrección
Al desarrollarse el libro de Daniel, emerge el cuadro de Dios actúan-
do para revertir el poder de la muerte. Al librar a los tres hebreos del
fuego y a Daniel de los leones, Dios afirmó su autoridad sobre la muer­
te. Las “historias de la primera parte del libro demuestran, sin ninguna
duda, que Dios libera de la amenaza de muerte, y ellas preparan para la
profecía en la visión final que predice la liberación del hecho de la muer­
t e '.11
En esta predicción, Daniel presenta la declaración más explícita del
Antiguo Testamento acerca de la resurrección de los muertos: 'Muchos
de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados: unos para
vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua' (Dan. 12:2).
Esta breve declaración afirma la idea de la resurrección ya implícita en
otros pasajes bíblicos (Job 19:25-27; Isa. 25; 26:19; 66:24; Sal. 69;
73:24). Aquí, por primera vez la Biblia menciona la idea de una doble
resurrección. Mientras que algunos se levantarán para vindicación, otros
se levantarán para condenación.
Daniel 12:2 se refiere a la resurrección especial que ocurre justo antes
de la venida de Jesús. Involucra a aquellos que 'se destacaron en ambos
lados del gran conflicto entre el bien y el m al'.1* Se ven dos grupos:
aquellos 'que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel'13 (Mat.
26:64; Apoc. 14:13) y aquellos que crucificaron a Jesús (Apoc. 1:7).u
Mientras que la resurrección general de los justos ocurre en la segunda
venida de Jesús, la de los impíos ocurre al final del Milenio (Apoc. 20:5-
10). Además, Daniel 12:2 puede aplicarse también a la esperanza de la
resurrección en un sentido general. Al levantar a los justos de la tumba.
Dios revierte la consecuencia máxima del pecado. Como lo indica la
conexión entre Daniel 12:2 y Génesis 3, la resurrección revierte la mal­
dición de la muerte que cayó sobre la raza humana como consecuencia
de la Caída.
Cuando nuestros primeros padres violaron el mandato de Dios, él
pronunció la maldición:
150 • Ei libro de D aniel

Con el sudor de tu rostro comerás el pan


hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres y al polvo volverás.
(Gén. 3:19; énfasis añadido).

Que el pasaje en Daniel alude a la narración de la Caída parece obvio


por las palabras compartidas "muerte", "polvo" y "tierra". Sin embargo,
hay otro detalle que hace que esta correlación sea aún más explícita. La
declaración en Daniel dice literalmente: "Los que duermen en la tierra
del polvo serán despertados" (Dan. 12:2; énfasis añadido). Es impor­
tante notar que solo en Daniel 12:2 y en Génesis 3:19 las palabras "tie­
rra" y "polvo" aparecen en ese orden, lo que indica adicionalmente la
conexión entre la resurrección y la Caída. Sin embargo, mientras que en
la Caída los humanos vuelven al polvo, en la resurrección "despiertan"
del polvo. En otras palabras, en la resurrección Dios revertirá la maldi­
ción al desplegar su poder creador.
Daniel 12:2 sigue diciendo que algunos despertarán "para vida eter­
na" (hayyí ‘dlám). Después de la Caída, Dios expulsó a Adán (varón y
mujer) del Jardín para "que no alargue su mano, tome también del ár­
bol de la vida, coma y viva para siempre" {hay ‘dlám) (Gén. 3:22). Mien­
tras que en el Jardín perdió la vida eterna, en la resurrección recupera la
vida eterna. Al final, Dios revierte la Caída al vencer la muerte y restau­
rar la plenitud de la vida (Deut. 30:15-20; Prov. 8:32-36; Rom. 8:35-
39). Por lo tanto, los que se levantan para vida eterna "resplandecerán
como el resplandor del firmamento [...] como las estrellas, a perpetua
eternidad" (Dan. 12:3). ¡Qué restauración maravillosa: del polvo a las
estrellas!15
El versículo final del libro transmite la promesa de la resurrección a
Daniel mismo: "Tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás [ ‘ámad\
para recibir tu heredad al fin de los días" (Dan. 12:13). "Heredad* alude
a las porciones asignadas a las tribus israelitas en la Tierra Prometida
(Jos. 14-18). Así como Miguel "se levanta" al comienzo del capítulo,
13. Del polvo a las estrellas *151

Daniel se levantará al final; después de todo, el destino de Miguel y su


pueblo están interconectados. Mientras que el libro comienza con Da­
niel como un cautivo en Babilonia, concluye con el profeta que se le­
vanta para vida eterna: del Exilio a la Resurrección. ¡Qué reversión!
Ahora podremos sufrir mientras el Gran Conflicto ruge, pero pronto
se acerca un día glorioso. Daniel proporciona un vistazo de esta gloria
venidera, momento cuando Dios pondrá todo en orden y eliminará al
último enemigo.

Los tiempos proféticos


El tiempo del fin viene con desafíos y oportunidades sin precedentes
para el pueblo de Dios. Es un período que sigue a los 1.260 años de
supremacía y persecución papales (Dan. 12:1; 12:7), que se extiende
hasta la segunda venida de Jesús. Al comenzar el tiempo del fin, se le
quitan los sellos al libro de Daniel, y se cobra un interés renovado y un
conocimiento acrecentado de su mensaje profético (Dan. 12:4). Como
nota un historiador: "Los días proféticos de Daniel habían sido com­
prendidos como años calendario por solo siete escritores en el siglo XVI,
y por solo doce en el siglo XVII, pero fueron comprendidos correcta­
mente por 21 de los 22 que escribieron en el siglo XVIII, y por más de
100 de los 109 que escribieron sobre Daniel entre 1800 y 1850".16
En Daniel 12 se mencionan tres períodos de tiempo específicos. El
primero aparece en el contexto de la pregunta: "¿Cuánto falta para que
se cumplan estas cosas tan increíbles?", que hace el "varón vestido de
lino" parado "sobre las aguas del río" (Dan. 12:6, NVI). Es útil com­
prender que el término "cosas increíbles", o "maravillas" (pélá’ót), re­
presenta las "blasfemias" ( niplá'ót) dichas por el rey del norte (Roma
papal) en Daniel 11:36. La misma palabra también aparece en Daniel
8:24 para calificar la acción del cuerno pequeño (Roma papal), que des­
truirá en forma "impresionante" [niplá’ót). Note también que el "varón
vestido de lino" (Miguel) debe ser identificado con el personaje celestial
descrito antes en la visión (Dan. 10:4-6).
152* El libro de D aniel

Aunque la ubicación es la misma, no se refiere al río como Tigris


(Hiddekel) o por la palabra hebrea común para río (ñafiar),com o en
Daniel 10:4. En cambio, aquí aparece un término diferente para “río*
(y éor ),que en otras partes designa al río Nilo (Gén. 41:1; Éxo. 1:22). Es
desde arriba de las aguas del Nilo que el varón vestido de lino anuncia:
Tiem po, tiempos y la mitad de un tiem po' (los 1.260 años de persecu­
ción papal) ya mencionados en Daniel 7:25. El término poco común
'r ío ' (Nilo) está claramente asociado con Egipto, la opresión bajo Fa­
raón y el Éxodo. Este término alusivo asemeja la persecución papal con
la opresión del pueblo de Dios bajo Faraón. No es extraño que el Señor
esté sobre el Nilo como si estuviera listo para golpearlo y poner en mo­
vimiento un nuevo Éxodo para librar a la iglesia perseguida por la opre­
sión papal. Al jurar por "el que vive por los siglos", el varón vestido de
lino evoca el juramento del Pacto, al redimir a su pueblo de la casa de
esclavitud (Gén. 15:17, 18; Éxo. 2:24; 20:2).
El segundo período profético, que se extiende por "mil doscientos
noventa días", comienza con la remoción del "continuo" y el estableci­
miento de la "abominación desoladora" (Dan. 12:11). Ya entendemos
de las profecías anteriores que el "continuo" representa el ministerio
intercesor de Cristo, oscurecido por el sistema papal y reemplazado por
un plan falsificado de salvación, "la abominación desoladora" (Dan.
8:11; 11:31). Siendo que la dominación papal terminó en el año 1798
cuando las fuerzas francesas aprisionaron al papa Pío VI, restamos
1.290 de 1798, y llegamos al año 508 d.C. Así que, surge la pregunta:
¿Qué pasó en ese año?
Se ha alegado que la conversión de Clodoveo, rey de los francos, a la
fe católica y su victoria sobre los godos condujeron a la supremacía de la
Iglesia Católica en occidente.17 Aunque la fecha de estos eventos ha sido
tema de debate, su significación histórica está más allá de disputa. Con
respecto a la conversión de Clodoveo, una fuente dice: "La conversión de
Clodoveo al catolicismo es un evento que marcó una época en la historia
del mundo. Sus consecuencias se extienden más allá de los límites del
> ?c»vca ce- eír? ¿í • 153

peqoeño x m o tranco en el cpje los hijos de C h ikkiko reinaron al final


ó ú sagjh V y repercuten a k> largo de los siglos hasta llegar a nosotros'.1*
Algunos eruditos techan la conversión de Cl odo veo unos pocos años
antes (436 d .C ). pero reconocen que ocurrió un evento importante en
d año SOS.1* Como afirma un historiador 'Después de derrotar a los
visigodos en 307, Clodoveo se apoderó de su tesoro y lo entregó al San­
tuario de San Martín de Tours. En Tours, en 508, Clodoveo recibió un
mamo dd emperador de Oriente, completando una alianza en la fe con
Roma y en la política con Constantinopla'.20 Otros consideran que la
conversión o el bautismo ocurrieron en 508.21 Un estudio académico
profundo de este tema alega persuasivamente de "un proceso gradual
de conversión al catolicismo a lo largo de varios años que finalmente
culminaron en el bautismo de Clodoveo y su compromiso completo
con la fe católica en 508".22
En fin, aun si permanecen algunas incertidumbres acerca de los even­
tos de 508, una cosa queda clara: "La asociación del trono con el altar
comenzó la 'abominación desoladora'. Clodoveo peleó en favor de la
iglesia, y la iglesia sirvió a Clodoveo. Entre 508 y 538, se dieron algunos
golpes decisivos a la oposición a la supremacía papal, y los poderes po­
líticos simbolizados por los tres cuernos fueron arrancados, lo que per­
mitió que el cuerno pequeño creciera y floreciera. Los tres cuernos
arrancados fueron los visigodos, los vándalos y los ostrogodos".23
El tercer período profético viene con una bendición para "el que es­
pere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días" (Dan. 12:12). El
contexto indica que tanto la profecía de los 1.290 días como la de los
1.335 días comenzaron en 508. De este modo, sumando 1.335 años a
508 resulta 1.843. Es interesante que el anuncio de este período profé­
tico no evoca ninguna actividad del cuerno pequeño (como los 1.260 y
los 1.290 años), sino solo menciona que los que vivan en ese período
serían bendecidos. ¿Qué clase de bendición sería esa? En 1843, la pro­
clamación del mensaje del primer ángel estaba en plena actividad: el
Juicio en el cielo estaba a punto de comenzar. Aquí encontramos la
bendición para aquellos que viven en ese tiempo profético. Los que si-
154 • E l libro de D aniel

guen al Señor durante el tiempo de ese juicio tomarán parte en la resu­


rrección especial que precede a la segunda venida de Jesús (Dan. 12:12;
Apoc. 14:13).24
Finalmente, la última referencia al tiempo en el libro aparece en el
versículo final. Daniel descansaría, pero el ángel le asegura que se levan­
tará "al fin de los días". Esta frase concluye el libro y señala a la consu­
mación de todas las cosas. Apunta al tiempo cuando "el Señor mismo,
con voz de mando, con voz de arcángel [Miguel] y con trompeta de
Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán
primero" (1 Tes. 4:16). Seremos parte de un Reino que permanecerá
para siempre, sin ser transferido a otras manos. Esta visión gloriosa de­
bería ser de tremendo estímulo en medio de nuestras pruebas y sufri­
mientos. Aun si debemos ir al descanso antes del amanecer de ese día
glorioso, tenemos la seguridad de que nos levantaremos con Daniel y
los santos de todos los tiempos para recibir nuestra heredad en Cristo.

Conclusión
El libro de Daniel concluye con el levantamiento de Miguel, la prome­
sa de la resurrección y referencias importantes al "tiempo". Daniel 12
menciona el tiempo del fin y los períodos proféticos de 1.260, 1.290 y
1.335 años, y concluye con "el fin de los días". Tales referencias al tiempo
profético indican que Dios es el gran Soberano del cosmos, y de nuestro
planeta. Y no obstante, la promesa de la resurrección también revela que
él cuida y guía nuestras historias personales, con todos sus desafíos, lu­
chas y victorias. Con el salmista, podemos decir con confianza: "En tus
manos están mis tiempos" (Sal. 31:15). Mientras la peregrinación en este
mundo quebrantado continúa, los peores tiempos pueden parecer abru­
madores, pero podemos seguir adelante, sabiendo que el mejor de los
tiempos está a la vuelta de la esquina.
La esperanza mana de la persona y la obra de Jesucristo. Por medio
de su vida, muerte y resurrección, él cruzó la brecha entre el Cielo y la
Tierra. En la Cruz, él "despojó a los principados y a las autoridades y los
13. Del polvo a las estrellas * 1 5 5

exhibió públicamente, triunfando sobre ellos" (Col. 2:15). Él ascendió


al cielo para ministrar en nuestro favor y sigue siendo nuestra esperan­
za, un ancla que "penetra hasta dentro del velo' (Heb. 6:19). No impor­
tan los desafíos que estén por delante, miremos a Jesús y descansemos
en la seguridad de que lo mejor está por venir.

Referencias
1. Helmer Ringgren, "im and 'Amad”, eds. G. Johannes Botterweck, Helmer Ringgren
y Heinz-losef Fabry, Theological Dictionary of the Oíd Testament (Grand Rapids, MI:
Eerdmans, 2001), t. 11, p. 179.
2. De acuerdo con lacques B. Doukhan, Secrets of Daniel, pp. 183, 191, los siguientes
pasajes, entre otros, contienen el verbo con una connotación bélica: Josué 21:44;
23:9; Jueces 2:14; 1 Samuel 6:19, 20; 17:51; 2 Samuel 1:10; 2 Reyes 10:4; Jeremías
40:10.
3. Dan. 7:24 usa la forma aramea de la raíz semítica tjúm (levantarse), que en este
contexto es un sinónimo de amad
4. William H. Shea, Daniel 7-12: Prophecies of the End Time, The Abundant Life Bible
Amplifier, ed. George R. Knight (Nampa, ID: Pacific Press, 1996), p. 214.
5. James Swanson, ver [8569] sdr, A Dictionary ofBiblical Languages with Semantic Do-
mains: Hebrew (Oak Harbor, Logos, 1997).
6. Doukhan, Secrets o f Daniel, p. 153.
7. Ringgren, “ im and ‘amad’, Theological Dictionary, t. 11, p. 179.
8. Alberto R. Treiyer, T h e Priest-King Role of the Messiah”, Journal o f the Adventist
Theological Society 7, N° 1 (1996), pp. 64-78.
9. Como lo nota Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 904, el
libro al que se refiere aquí es el Libro de la Vida (ver Dan. 7:10; cf. Fil. 4:3; Apoc.
13:8; 20:15; 21:27; 22:19).
10. Elena de White, El conflicto de los siglos, pp. 671, 672.
11. Mitchell Lloyd Chase, 'Resurrection Hope in Daniel 12:2: An Exercise in Biblical
Theology' (disert. doct. PhD, Southern Baptist Theological Seminary, 2013), p. 51
(énfasis añadido).
12. Don F. Neufeld, ver 'Resurrection', Seventh-Day Adventist Encyclopedia (Hagers-
town, MD: Review and Herald, 1995), Logos Bible Software.
13. White, El conflicto de los siglos, p. 695.
14. Para los argumentos exegéticos en favor de la distinción entre la resurrección par­
dal mencionada en Daniel 12:2 y la resurrección a la que se refiere Daniel 12:13,
156 • Et im o oc O m it í

ver Artur A. Stele, 'Resurrection in Daniel 12 and lis Contribution to ihe Theology
of the Book of Daniel' (diser. doct PhD, Andrews University. 1996).
15. Jacques B. Doukhan, 'From Dusi lo Siars: The Vision of Resurrection(s) in Daniel
12:1-3 and lis Resonance in the Book of Daniel', en Geert van Oyen y Tom She-
pherd, eds., Resurrection o f the Dead: Biblical Traditions in Dialogue, Bibliotheca Ephe-
meridum Theologurarum Louaniensium, libro 249 (Leuven, Bélgica: Peeters, 2012),
pp. 85-98.
16. Emest W. Maiter, Daniels Philosophy o f History (Bracknell, Inglaterra: Newbold Co-
llege, 1967), p. 115, citado en Gerhard PfandI, Daniel: The Seer of Babylon (Hagers-
town, MD: Review and Herald, 2004), p. 107. Ver también, LeRoy Edwin Froom,
The Prophetic Faith o f Our Fathers; The Historical Development o f Prophetic Interpreta­
ron, 4 ts. (Washington, D.C.: Review and Herald, 1946), t 2, pp. 528, 784; t. 3, p.
270.
17. Nichol Comentario bíblico adventista, L 4, p. 906.
18. León Levillain, 'La conversión et le baptéme de Clovis', trad. Elias Brasil de Souza,
Reuue dTiistoire de VÉglise de France 21, N° 91 (1935), p. 161: 'La conversión de
Clovis au catholicisme est un événement qui fait époque dans l'histoire du monde.
Ses conséquences débordent, en effet, les limites du petit royaume franc sur lequel
régnait le fils de Childéric á la fin du ve siéde et se font sentir á travers les siédes
jusqu'á nous'.
19. Elena Malaspina, ver 'Clovis, King', Encyclopedia ofAncient Christianity, eds. Angdo
Di Berardino, etal. (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2014), p. 563.
20. Everett Ferguson, Church History: From Christ to Pre-Reformation (Grand Rapids, MI:
Zondervan, 2005), t. 1, p. 295.
21. Luce Pietri y Charles Munier, ver 'Tours', Encyclopedia ofAncient Christianity, eds.
Angelo Di Berardino, et al. (Downers Grove, IL: IVA Academic; InterVarsity Press,
2014), p. 814.
22. Jean Carlos Zukowski, The Role and Status ofthe Catholic Church in the Church-State
Relationship within the Román Empire from A.D. 306 to 814, Adventist Theological
Society Dissertation Series (Berrien Springs, MI Adventist Theological Sodety Pu-
blications, 2013), t. 10, p. 155.
23. Heinz Schaidinger, Historical Confirmation of Prophetic Periods (Austria: Bogenhofen
Seminary, 2010), p. 33.
24. Shea, Daniel 7-12, pp. 222, 223.
El libro del profeta Daniel es especialmente relevante
para los que vivimos en “el tiempo del fin” (Daniel 12: 9).
Y eso se debe a que este libro maravilloso presenta evi­
dencias poderosas y racionales que confirman nuestra
creencia en Dios, en el Señor Jesucristo y su muerte en
la Cruz, como así también en la promesa de su regreso y
todo lo que este conlleva.
Piénsalo. En Daniel se nos presenta, desde varios ángu­
los, la secuencia profética de imperios mundiales, que se -

cumplió al pie de la letra.


No obstante, además del “panorama general”, vemos cuán
cerca puede estar Cristo de nosotros, individualmente.
Desde el sueño del rey Nabucodonosor hasta la libera­ ■m
ción de Daniel del foso de los leones, el libro nos muestra
la proximidad de Dios con nosotros; él es el Dios “en cuya
mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos” (Da­
niel 5: 23).
En síntesis, el libro de Daniel continúa siendo lo que era
cuando se escribió hace miles de años: una revelación
poderosa del amor y el carácter de nuestro Señor Jesu­
cristo.
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