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E l libro de D aniel
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de muchos de los títulos, las citas se rcferencian no 6olo con la página, sino además con el
capítulo, o la sección, o la página más el epígrafe en el caso de Consejos sobre alimentación.
Contenido
Introducción.................................................................... 5
1. De la lectura a la comprensión............................................. 9
2. De lerusalén a Babilonia..................................................... 19
6. De la arrogancia a la destrucción........................................... 57
9. De la contaminación a lapurificación..................................... 91
E
escribirse'’.1 La mejor exposición de este aforismo de Ben
jamín Franklin es el registro bíblico de la vida de Daniel.
Él cumplió ambas cosas. El libro que lleva su nombre y su
inquebrantable lealtad son un testimonio de la fidelidad de Dios, que
impulsa a todos a escuchar y aprender. Se estimuló a los primeros ad
ventistas a estudiar las profecías bíblicas: "Daniel y Apocalipsis son li
bros aplicables a nosotros, y deberían ser estudiados cuidadosamente,
con mucha oración".2
Históricamente, la autoría de Daniel y su fecha de com posición han
sido tema de ardientes debates eruditos. Los eruditos críticos disputan
que el libro fue escrito o compilado por un judío desconocido para
consolar a su pueblo durante la persecución causada por el rey seléudda
Antíoco IV Epífanes (c. 167-164 a.C.). Sin embargo, los adventistas del
séptimo día, junto con otros eruditos conservadores, consideran el li
bro com o compuesto por Daniel mismo, en el siglo VI a.C. Aceptan el
libro com o un informe exacto de la vida del profeta y un registro confia
ble de profecías predictivas.
Se han propuesto varios argumentos en apoyo a una fecha temprana
para el libro. De primera importancia es la información cronológica del
libro mismo (Dan. 1:1, 21; 2:1; 7:1; 8:1; 9:1, 2; 10:1). Segundo, algunos
detalles históricos registrados en el libro muestran que el autor tenía un
conocimiento de primera mano de los eventos históricos que registra-
6 • ElU6R0DEDan.ei
ba. Tercero, los fragmentos del libro de Daniel entre los manuscritos del
Mar Muerto favorecen una fecha de composición temprana Cuarto, la
inclusión de Daniel en el canon hebreo de las Escrituras también sugie
re una fecha temprana de su composición. Quinto, la traducción Sep-
tuaginta de Daniel muestra que el libro ya era viejo en el siglo II antes
de Cristo, ya que varias palabras parecen haber presentado dificultades
a los traductores. Sexto, el tema parece haber sido resuelto por lesüs.
quien se refirió al libro de Daniel como una composición del autor del
mismo nombre (Mat. 2 4 :1 5 ).5
Una característica peculiar que merece nuestra atención es que el li
bro de Daniel (al igual que el de Esdras) fue escrito en dos idiomas. Da
niel 1:1 al 2:4a, y 8:1 al 12:13 están escritos en hebreo, mientras que
Daniel 2:4b al 7:28 están en arameo. Lo más probable es que este bilin
güismo actúe como una estrategia retórica para mostrar diferentes pun
tos de vista, reforzando aún más el mensaje del libro. Después de una
breve introducción en hebreo, Daniel procede a registrar sus memorias y
dos amplios bosquejos proféticos en arameo (caps. 2 al 7). Es interesan
te que estos son los capítulos que transmiten tanto la experiencia de
Daniel en Babilonia como las profecías relacionadas con los cuatro po
deres mundiales. De esta manera, estos capítulos fueron apropiadamen
te escritos en arameo, el lenguaje internacional de la época. Pero, cuando
el enfoque del libro se vuelve al Santuario, al Mesías y al pueblo de Dios
(caps. 8 al 12), el libro apropiadamente vuelve al hebreo, el lenguaje
sagrado de Israel.4
El tema teológico fundamental transmitido por el libro de Daniel es
la soberanía de Dios como el Señor de la historia, las naciones y los
individuos. Aunque las narraciones de Daniel y sus compañeros mues
tran el amor y el cuidado de Dios por los exiliados fieles (caps. 3 y 6),
los juicios sobre Nabucodonosor (cap. 4) y Belsasar (cap. 5) revelan la
soberanía de Dios al juzgar a los gobernantes paganos. Los amplios bos
quejos proféticos del libro traen la escatología al frente del mensaje de
Daniel. A pesar de la sucesión aparentemente accidental de reyes y rei
nos, Dios traerá la historia a su consumación y establecerá un Reino
Introducción • 7
Referencias
1. Benjamín Franklin, Poor Richard's Almanac, col. 2 (mayo de 1738).
2. Elena de White, Carta 139,1896; Manuscript Releases, 1.18, pp. 1.301-1.359; Patrimo
nio Elena de White, 1981-1993, Silver Spring, MD, EE.UU., p. 275.
3. Stephen R. Miller, Daniel, The New American Commentary (Nashville, TN: Broadman
& Holman Publishing, 1994), t. 18, pp. 24-43.
4. Ver B. T. Arnold, "The Use of Aramaic in the Hebrew Bible: Another Look at Bilingua-
lism in Ezra and Daniel", Journal of Northwest Semitic Languages 22, N° 2f (1996), pp.
1-16.
5. Elena de White, "The Study of Revelation", Pacific Union Recorder, 14 de enero de
1904.
De la lectura a la comprensión
E
con la gloría de la resurrección. Un mensaje resuena a través
de todo: a pesar de los poderes malignos que se oponen a él y
persiguen a su pueblo, Dios se erige como Soberano sobre los
reinos del mundo y cuida a su pueblo. Reyes y déspotas ascienden al
poder y pasan, pero al final el Príncipe de Paz anulará los poderes terre
nales y establecerá un reino basado en la justicia. De esta manera, no
importa cuán complejas puedan ser algunas porciones del libro, una
verdad emerge clara y fuerte: Jesús vencerá.
Estudiar el libro de Daniel es una aventura emocionante, que re
quiere una gran porción de sabiduría y comprensión. De hecho, Daniel
mismo ora pidiendo entendimiento. La falta de comprensión lo hace
sentir débil y enfermo por un tiempo. Pero, el ángel intérprete llega
para explicar aspectos del mensaje divino que requieren clarificación.
Al estudiar el libro de Daniel, usted puede sentirse como el profeta, al
anhelar tener una comprensión mejor de los pasajes que parecen difí
ciles y oscuros. En este aspecto, usted puede beneficiarse con la erudi
ción de los intérpretes adventistas que han estudiado el libro y explica
do sus verdades. Este libro es una modesta contribución a tal fin.
Enfatizaremos tres elementos para guiar nuestro estudio de este pre
cioso libro. Primero, notaremos su estructura. El libro está organizado
en una sección narrativa (caps. 1-6) y una sección profética (caps. 7-12).
Segundo, prestaremos atención al enfoque apropiado a la comprensión
10 • El libro de D aniel
Prólogo (1:1-21)
Cuatro reinos metálicos (2:1-49)
Dios libra a los amigos de Daniel (3:1-30)
Dios humilla a Nabucodonosor (4:1-37)
Dios humilla a Belsasar (5:1-31)
Dios libra a Daniel (6:1-28)
Cuatro reinos animales (7:1-28)
El carnero y el macho cabrío (8:1-27)
La oración de Daniel y la respuesta de Dios (9:1-27)
El conflicto de las naciones (10:1-12:4)
Epílogo (12:5-13)'
Relevancia contemporánea
Para comprender el libro de Daniel, debemos saber más que la his
toria y las fechas relacionadas con sus profecías; necesitamos aprender
acerca del Dios que se reveló en sus narraciones y profecías. En cada
página, Dios se muestra en el control. Al comienzo del libro, él entrega
Jerusalén a Nabucodonosor; pero al final, él levanta a su pueblo de los
muertos. Al desenvolverse el libro, Dios cuida de sus siervos y les da
16 • El i*e»oot D¿vi.
Conclusión
Esta información puede ayudamos a navegar en el libro de Daniel.
Al recorrer sus páginas, encontraremos un paisaje poblado con diversas
criaturas. Nos encontraremos con personas que oran, reyes arrogantes,
animales híbridos, cuernos que hablan y ángeles brillantes. Pero, por
encima de cada personaje y cada profecía, se encuentra el Soberano to
dopoderoso del universo. Él es el que motoriza el flujo de la historia
hada su meta final. Lo encontraremos caminando en un hom o ardien
te, moviéndose en una cueva de leones, sirviendo en el Tribunal celes
tial, o aún parado sobre un río. Pero al fin, nos encontraremos con él
cara a cara, con aquel que permanece con nosotros en la vida y en la
muerte: ¡Miguel, nuestro Príncipe!
Referencias
1. Adaptado de Mitchell Loyd Chase, "Resurrection Hope in Daniel 12:2: An Exercise
in Biblical Theology" (tesis, doctoral, Seminario Teológico Bautista del Sur, 2013),
p. 48; Peter J. Gentry y Stephen J. Wellum, Kingdom through Covenant: A Biblical-
Theological Understanding o f the Covenants (Wheaton, IL: Crossway, 2012), pp. 531,
532; Andrew Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (Saint Louis, MO: Concor
dia, 2008), pp. 22, 23.
2. Sinclair B. Ferguson, The Preacher's Commentaiy, t. 21: Daniel, ed. Lloyd I. Ogilvie
(Nashville, TN: Thomas Nelson Inc. 1988), t. 17.
3. Carol A. Newsom, Daniel: A Commentary, con Brennan W. Breed, The Oíd Testament
Library (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2014), p. 289.
18 • Ei libro de Daniel
4. John J. Collins, Daniel: A Commentary on the Book o f Daniel, ed. Frank Moore Cross
con un ensayo por Adela Yabro Collins, Hermeneia: a Critical and Historical Com-
mentaryon the Bible (Minneapolis, MN: Fortress, 1994), pp. 37-39.
5. Winfried Vogel, "Cultic Motifs and Themes in the Book of Daniel*, Journal o f the
Adventist Theological Societ)' 7, N° 1 (1996), pp. 21-39.
6. William G. Johnsson, "Apocalíptica Bíblica", en Teología: Fundamentos bíblicos de
nuestra fe, ed. Raoul Dederen (Doral, FL: 1ADPA, 2008), t. 8, pp. 41-98.
7. Johnsson, "Apocalíptica Bíblica", pp. 41-98.
8. Don F. Neufeld, "Historicism", en Seventh-day Adventist Encyclopedia, Commentary
Reference Series (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1995).
9. Neufeld, "Historicism".
10. William H. Shea, Selected Studies on Prophetic Interpretaron, ed. rev., t. 1 de Daniel
and Revelation Committee Series, Frank B. Holbrook, ed. (Silver Spring, MD: Bibli-
cal Research Institute, de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día,
1992), p. 72.
11. Alberto R. Timm, "Miniature Symbolization and the Year-Day Principie of Prophe
tic Interpretation", Andrews University Seminary Studies 42, N° 1 (2004), p. 166.
12. Timm, "Miniature Symbolization", p. 166.
13. Elena de White, "Knowing God", The Youth's Instructor, 7 de abril de 1908 (Ellen G.
White Publications, 1986), p. 703.
14. James D. Bratt, ed., Abraham Kuyper: A Centennial Reader, por Abraham Kuyper
(Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998), p. 488.
15. George R. Knight, The Apocalyptic Vision and the Neutering ofAdventism, ed. Gerald
Wheeler (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2008, publicado por este sello edi
torial bajo el título: La visión apocalíptica y la castración del adventismo), pp. 37, 38.
De Jerusalén a Babilonia
l libro de Daniel se inicia con una nota sombría: la invasión
E
de Nabucodonosor a Judá. En esta conquista inicial, el rey de
Babilonia derrotó a Jerusalén, tomó cautivos y confiscó los
vasos sagrados del Templo. A primera vista, estos eventos dan
la impresión de que el Dios de Judá había sido derrotado por los dioses
de Babilonia. Sin embargo, una lectura más cuidadosa muestra que la
derrota de Jerusalén fue un acto de Dios. "El Señor entregó en sus ma
nos [las de Nabucodonosor] a Joacim, rey de Judá" (Dan. 1:2). Este co
mentario fija el tono para todo el mensaje de Daniel. Es el Dios de Judá
quien gobierna soberanamente sobre los reinos del mundo, estable
ciendo y quitando reyes de acuerdo con su voluntad. Por cuanto el pue
blo de Dios había quebrantado el Pacto y rechazado repetidas invitacio
nes a restaurar su relación con Dios, el Señor envió los ejércitos de Ba
bilonia para desmantelar su sociedad. En el transcurso de setenta años,
Judá sufrió tres invasiones consecutivas y la Tierra Prometida yacía de
solada; y sus habitantes, exiliados en Babilonia.
Durante la primera invasión, en el año 605 a.C., Daniel y sus amigos
fueron transportados a Babilonia. Como el rey de Judá se negó a some
terse a los babilonios, Nabucodonosor ordenó otro ataque en 597 a.C.
En esa ocasión, el rey de Babilonia reemplazó al rey Joacim con Sede-
quías, y se llevó a Babilonia "todos los tesoros de las casa de Jehová y los
de la casa real (...) rompió en pedazos todos los utensilios de oro que
había hecho Salomón, rey de Israel, en la casa de Jehová" (2 Rey. 24:13).
Nabucodonosor también llevó a otro grupo de cautivos, incluyendo al
rcv loaqutn y al profeta Evcquiel. l^igiwiiuiAinnur, Sedequias desde
ñó lalección y no se sometió completamente a Babilonia Como irsul
ukIo , Nabucodonosor regresó .t Ictusalén y I.» arrasó quemo el Templo
v llevó marchando »t olio grupo de exiliados a Babilonia
IVbio haber sido doloroso para luda experimentar el colapso de las
uvs instituciones pactuales que le daban significado a su villa. Primera,
el majestuoso Templo de Salomón, la morada de la presencia de Oíos
entre dios, fue saqueado y finalmente destruido por el enemigo. Según
da, el rey davidico llego a estar bajo la tutela de Nabucodonosor y con el
tiempo fue llevado cautivo a Babilonia. Y tercera, su tierra natal -otorga
da bajo los términos del pacto de Abraham- cayó bajo el control de un
poder extranjero. Muchos de sus habitantes, incluyendo a Daniel y sus
amigos, fueron exiliados a una tierra, un pueblo, una lengua y una cul
tura extraños.
Contra este sombrío telón de fondo de desolación, destrucción y
aparente abandono divino, Daniel y sus compañeros demostraron una
lealtad inquebrantable al Dios de sus padres. Aunque parecía que Dios
había abandonado a su pueblo, estos cuatro jóvenes permanecieron va
lientemente firmes. Miraban m.ís allá de las circunstancias a un Dios
trascendente que era bien capaz de revertir el desastre y traer sanidad a
su pueblo.
vamos son una expresión de nuestra lealtad final. Informados por las
Escrituras y guiados por el Espíritu Santo, debemos vivir de manera co
herente con la voluntad de Dios.
Y tercera, el retiramos de la sociedad y la cultura no es una opción
viable. Como Daniel, debemos dar cuenta de nuestra fe en la refriega de
la vida real. Debemos vivir nuestra vida en constante interacción con la
cultura y la sociedad. El desafío de vivir como hijos de Dios en una cul
tura hostil es inmenso. Requiere sabiduría elegir el camino correcto y
hacer lo correcto. ¿Cómo podemos mezclamos con vecinos no cristia
nos sin ser afectados por sus estilos de vida sin Dios? ¿Dónde están los
límites y qué líneas debemos trazar? ¿De qué maneras el contexto cultu
ral determina sus decisiones en estos temas?
Al afrontar estos temas, uno puede depender de la sabiduría y el dis
cernimiento que Dios da para vivir una vida cristiana en su cultura.
Cualesquiera que sean las circunstancias, somos llamados a interactuar
con pecadores, mostrándoles lo que Dios ha logrado en nuestra vida y
atraerlos a una vida nueva en Cristo.
Conclusión
Una joven cristiana una vez trabajaba como inspectora de control de
calidad en una compañía farmacéutica. Un día, debido a procedimien
tos defectuosos, un gran pedido de jeringas se contaminó y no pasó la
inspección. Cuando ella informó de la contaminación a su jefe, él rápi
damente calculó el gasto de reponer el pedido, e hizo una decisión ba
sada en el cálculo de los costos: despachar el pedido. Le ordenó firmar
el comprobante de inspección, a pesar de la contaminación. Ella rehusó
hacerlo. Para complicar las cosas, por causa de las regulaciones guber
namentales, ella era la única que podía firmar ese comprobante. Las je
ringas no se despacharon ese día, y unos pocos días más tarde, por ha
ber rehusado entrar en componendas, la dejaron cesante. Como Daniel
y sus amigos, ella tomó una decisión costosa.
1
26 • El l.MO D
£D*Wfl
Referencias
1. Adaptado de Bryan Chapell, TheGospel According to Daniel: A
proach (Grand Rapids, MI: Baker Book, 2014), pp. 14-23.
3
Del misterio a la revelación
espués de graduarse "summa cum laude" de la "Universi
D
dad de Babilonia", Daniel afrontó una tarea imposible.
Fue llamado para interpretar un sueño que estaba moles
tando al rey Nabucodonosor. Había un solo problema: el
rey no podía recordar el sueño. Daniel 2 cuenta la historia de cómo los
sabios de Babilonia estaban desesperados por ganar posición, corriendo
para atender las demandas del rey. Su estrepitoso fracaso en contar el
sueño y su interpretación puso en peligro su propia vida y la de todos
los consejeros, incluyendo a Daniel y sus amigos. Cuando Daniel supo
de la suerte que compartiría, se puso de rodillas, y rogó sabiduría para
entender el sueño y su interpretación. Dios, por su gracia, reveló todo a
Daniel y salvó el día; la ira de Nabucodonosor fue calmada.
Sin embargo, el libro de Daniel abraza la idea «le «|ue Dios revela infor
«nación objetiva acerca del futuro y nuestra experiencia con Dios, un Dios
que dirige el curso de la historia y revela eventos antes de «jue ocurran
Un examen minucioso de la narración bíblica revela otra faceta de la
relación de Dios con nosotros: ¿I habla de maneras y en un lenguaje
que los humanos pueden entender. Al comunicarse con el rey de Babi
lonia en un sueño, Dios usó un medio familiar e impresionante para
alcanzar al monarca, lo s antiguos gobernantes del Cercano Oriente es
taban obsesionados con los sueños. Por esta razón, los antiguos babilo
nios teman una clase particular de eruditos que se especializaban en la
interpretación de los sueños. En el mundo antiguo, un sueño nunca era
considerado el resultado de una cena pesada, sino como una comunica
ción de los dioses.1 Comprendiendo esto, Dios le dio un sueño a Nabu-
codonosor porque él sabía que el rey lo tomaría en serio. "En el mundo
antiguo, se pensaba que los sueños ofrecían información del ámbito
divino y por lo tanto se los tomaba muy seriamente. Algunos sueños,
dados a los profetas y a los reyes, eran considerados un medio de reve
lación divina. Sin embargo, se creía que la mayoría de los sueños ordi
narios de la gente común tenían augurios que comunicaban informa
ción acerca de lo que estaban haciendo los dioses".2
En segundo lugar, Dios usó la imagen de una estatua: un elemento
reverenciado y destacado en la cultura de Nabucodonosor. El historia
dor griego Herodoto menciona una estatua de oro puro en el Templo de
Bel, en Babilonia. Como se observa en la literatura académica, los sue
ños que involucraban estatuas aparecen en Egipto y en Mesopotamia, y
generalmente evocan a reyes que van a la guerra.’ Este es un punto inte
resante considerando que el sueño dado a Nabucodonosor ocurrió du
rante el período de consolidación de su imperio. Además, las estatuas
de la antigua Babilonia podían combinar diferentes metales, tales como
bronce y hierro, que eran cubiertos con oro y plata. Es interesante que
el simbolismo de cuatro metales existía en el mundo antiguo mucho
antes del tiempo de Daniel. El poeta griego Mesíodo (c. 700 a.C.) escri
bió acerca de edades de oro, plata, bronce y hierro.4 Sin embargo, como
3. Del misterio a la revelación • 29
secuencia de los cuatro reinos del capítulo 2, pero culmina con el "hijo
de hombre' delante del Anciano de días realizando un juicio en el cielo.
El capitulo 8 toma la historia humana en la época persa y llega a la cul
minación con la purificación del Santuario celestial. El último bosquejo
profético rastrea un informe más detallado de la historia humana, des
de los tiempos persas hasta cuando Miguel se levanta para liberar al
pueblo de Dios (Dan. 12:1-4), eliminando el mal y a los enemigos de
Dios en 'el monte glorioso y santo* (Dan. 11:45).
El bosquejo profético, transmitido por medio de la imagen que se le
mostró a Nabucodonosor, sigue la historia del mundo desde el tiempo
del Imperio Babilónico hasta el establecimiento del Reino eterno de
Dios. Como el primero de cuatro bosquejos proféticos -los otros son
los capítulos 7, 8, 9 y 10 al 12-, Daniel 2 establece el modelo básico
para los subsiguientes bosquejos proféticos revelados a Daniel. Aunque
vienen desde perspectivas diferentes, las profecías transmitidas por Da
niel 7 al 12 son ampliaciones y desarrollos de la profecía de Daniel
El sueño mostraba una "imagen [...] muy grande y su gloria muy
sublim e' (Dan. 2:31). Consistía en un trabajo de metal en varias capas:
cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de bronce,
piernas de hierro, y pies en parte de hierro y en parte de arcilla. Desde la
cabeza y los hombros hasta las rodillas y los dedos de los pies, los me
tales disminuían de valor aunque aumentaban en fortaleza, salvo en los
dedos de hierro y arcilla.
De la interpretación de Daniel y del registro histórico surge el si
guiente bosquejo:
Cabeza de oro: Nabucodonosor personificaba el Imperio Neobabi-
lónico (605-539 a.C.). La expansión del Imperio Babilónico y el esplen
dor de Babilonia debieron mucho a sus habilidades militares y admi
nistrativas. Además, una abundancia de oro embellecía lo» palacios y
los templos de Babilonia.
Pecho y brazos de plata: Como la plata es inferior al oro, el Imperio
Medopersa (539-331 a.C.) fue inferior en lujo y magnificencia. Es inte
resante que los persas usaron la plata en su sistema de impuestos. Aun-
3. Del misterio a la revelación • 31
Conclusión
Dios no abandonó a los israelitas que vivían en el exilio, pero ellos
podrían haberse sentido de ese modo. De la misma manera, dadas las
circunstancias políticas, económicas o sociales actuales, podríamos es
tar tentados a pensar que Dios ha dejado que el mundo siga por su
cuenta. Daniel 2 habla claramente de nuestra situación difícil. No im
porta lo que ocurra, Dios continúa siendo soberano. La historia no es
una mera sucesión de imperios universales, que surgen y caen siguiendo
el capricho humano. De hecho, cada nación, potentado y Gobierno, en
última instancia, se encuentra bajo la soberanía final de Dios. Pronto,
todos los poderes del mundo serán reemplazados por el eterno Reino
3. Del misterio a la revelación • 35
Referencias
1. Ver Leo Oppenheim, The ¡nterpretation o f Dreams in the Ancient Near East, with a
Translation o f an Asyrian Dream Book, Transactions of the American Philosophical
Sodety (Filadelfia: American Philosophical Society, 1956), t 46, parte 3.
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Commentary: Oíd Testament (Downers Grove, IL: InterVarsity Prwess, 2000), Gen.
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3. John J. Collins, Daniel: A Commentary on the Book o f Daniel ed. Frank Moore Cross
con un ensayo de Adela Yarbro Collins, Hermeneia- a Critical Commentary on the
Bible (Minneapolis, MN: Fortress, 1994), p. 165.
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G. Evelyn-White (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1959), líneas 140-
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en On Stone and Scroll: Essays in Honour o f Graham Ivor Daties, eds. James K. Aitken,
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Wissenschaft (Berlín: De Gruyter, 2011), libro 420, pp. 111-122.
Del horno al palacio
Brechas en la historia
Unas pocas brechas en la historia hacen surgir preguntas que no tie
nen respuestas sencillas. Una de ellas se relaciona con el significado y el
mensaje de la imponente estatua. Las referencias a "la imagen" construi
da por Nabucodonosor aparecen diez veces en el texto (vers. 1, 2, 3, 5,
7, 10, 12, 14, 15, 18); sin embargo, la narración parece vaga acerca de
sus características y propósito. Se ha hecho la sugerencia de que la ima
gen pudo haber tenido la intención de señalar un evento especial en el
reinado del rey. Como asevera un erudito: "Los reyes del antiguo Medio
Oriente construían muchos monumentos, estatuas y Templos -a menu
do simbolizando su poder o en alabanza de sus dioses- y a menudo
acompañaban con ceremonias de celebración estos proyectos".2
Además, no es claro si la imagen era de un dios o del rey mismo.
Pero, como los reyes de la Mesopotamia no eran considerados dioses
(como en el caso de Egipto), la mayoría de los eruditos cree que la esta
tua pudo haber representado a una divinidad. Siendo esto así, uno pue
de teorizar que la majestuosa imagen representaba algún dios como
Marduk o Nebo. Al erigir esa imagen y exigir que todos sus oficiales le
rindieran homenaje, el rey pudo haber querido forzar la lealtad de sus
súbditos a la religión y la ideología del Imperio. Es bueno notar que en
los tiempos antiguos la religión y la política estaban inextricablemente
entrelazadas.
Un segundo punto se relaciona con la naturaleza de una estatua tan
inusual y desproporcionada. Con 60 codos de alto y 6 codos de ancho
(18 metros por 3 y medio), tal figura probablemente parecería más un
obelisco o un pilar que una imagen de forma humana. Pero, cualquiera
que sea el caso, las grandes estatuas no eran poco frecuentes en la anti
güedad. Algunas estatuas construidas por los primeros faraones podían
llegar a tener 18 metros de alto. Una estatua de Zeus, ubicada en Olim
pia, Grecia, alcanzaba los 12 metros de alto, mientras que el Coloso, en
la isla de Rodas, se levantaba hasta casi 30 metros de alto. Así, es posible
que Nabucodonosor levantara una gran estatua.
4 Frente* laooavKwr, • 39
Segundo, debe observarse que los (res hebreos estaban bajo una fuer
te presión de sus pares. Es difícil vivir las convicciones religiosas perso
nales en privado, y mucho más en un ambiente público; ante el rey, los
oficiales reales y una multitud de espectadores.
Tercero, debe notarse la escena dramática: 'Sadrac, Mesac y Abed-
nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo:- No es necesario
que te respondamos sobre este asunto. Nuestro Dios, a quien servímos,
puede libramos del homo de fuego ardiente; y de tus manos, rey, nos
librará. Y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni
tampoco adoraremos la estatua que has levantado' (Dan. 3:16-18).
La sentencia condicional que comienza en el versículo 17 ha produ
cido un profundo interés porque en arameo dice literalmente: 'Si nues
tro Dios a quien servimos existe, él es capaz de libramos del homo de
fuego ardiente, y nos librará de tu mano, oh rey'. Pero esta cláusula
condicional: "Si nuestro Dios..." no debería entenderse como arrojan
do dudas sobre la existencia de Dios. Más bien, los tres jóvenes están
sencillamente aseverando, como lo explica un comentador, un pensa
miento condicional: "Si el Dios de ellos existe -el Dios de Israel, quien
ha revelado su Ley y hablado las palabras de promesa de su evangelio
lleno de gracia por medio de Moisés y de los profetas-, entonces se si
gue que él tiene el poder de salvarlos. La sentencia condicional no pone
en duda (en contra de la percepción de muchos) la premisa de la exis
tencia de Dios. Sencillamente, obtiene la conclusión: -ese Dios puede
salvarlos- basado en la premisa de que su Dios salvador existe'.10
El siguiente versículo muestra la extensión de su convicción: 'Y si no,
has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni tampoco adora
remos la estatua que has levantado" (vers. 18).Es decir, si por alguna
razón Dios no estaba dispuesto a salvarlos, ellos preferían la muerte
antes que rendirse a las idolátricas demandas del rey. En obediencia a
los primeros dos mandamientos y a la Shemd (Deut. 6:4), ellos habían
decidido en su corazón rechazar la idolatría y adorar solo a Dios. Ellos
no estaban seguros de que Dios los salvaría de la muerte, ni demanda
ban eso. En cambio, ellos se confiaron a él y eligieron no adorar la ima-
4 frenteai¿ oposición • 43
La lealtad vindicada
En cumplimiento de la sentencia, los tres jóvenes fueron arrojados al
homo ardiente, y el rey quedó perplejo por la presencia del cuarto hom
bre en el fuego. Nabucodonosor de inmediato reconoció la figura como
un ser sobrenatural enviado del ámbito divino. Como se mencionó arri
ba. hay buenas razones para identificar al cuarto hombre con Cristo
antes de su encamación. Dios, en su infinita sabiduría y amor, vindicó
a los tres jóvenes al salvarles la vida. Y, cuando el Hijo de Dios entró en
el homo -cuya temperatura pudo haber oscilado entre 1.650 y 2.700
grados Fahrenheit [unos 900° a 1.500 °C]-, el fuego perdió su poder.
A primera vista, uno podría concluir que la liberación del fuego es el
punto principal de la historia. Sin embargo, como ya hemos indicado
en repetidas oportunidades, la vindicación de los cuatro hebreos no
reside principalmente en su liberación, sino la presencia del Hijo de
Dios entre ellos. Este punto es crucial porque en otras ocasiones los
siervos de Dios sellaron su testimonio con la muerte. ¿Fueron abando
nados? ¿Fueron ellos menos favorecidos que los tres hebreos? De nin
guna manera, porque Jesús prometió estar siempre con nosotros, "hasta
el fin del mundo" (Mat. 28:20). Nunca nos deja solos. Y no obstante,
mientras la peregrinación continúa, los fieles afrontarás pruebas ardien
tes y tendrán parte en los sufrimientos de Cristo (1 Ped. 4:12-14).
Pero, aun cuando la vindicación no ocurre con una liberación inme
diata del dolor físico y la muerte, Dios otorga a todos sus hijos una
vindicación final en el Templo celestial. Aunque afrontamos pruebas y
persecución en este mundo, podemos mirar a Jesús y recibir ánimo por
su promesa: "No temas lo que has de padecer. El diablo echará a algu
nos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribula
ción por diez días. ¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la
vida!" (Apoc. 2:10).
44 • El L IB R O D t DaNIU
Conclusión
Del reinado del emperador romano Licinio I (308-324 d.C.) viene la
historia de cuarenta soldados cristianos que dieron un poderoso testi
monio de lealtad invariable a Cristo. Eran miembros de la Legión Ro
mana Duodécima, que estaba estacionada en Sebaste, en Armenia. Un
día, su capitán les dijo que el emperador había emitido un edicto por el
que todos los soldados debían ofrecer sacrificios a los dioses paganos.
Estos cristianos contestaron: "Ud. puede tener nuestras armaduras y aun
nuestros cuerpos, pero la lealtad de nuestro corazón pertenece a Cristo".
Era la mitad del invierno del año 320 d.C., y el capitán los hizo marchar
hasta pararse sobre un lago congelado vecino. Les sacó toda la ropa y
ordenó que murieran o que renunciaran a Cristo. En la ribera del lago,
preparó un baño caliente, tentándolos a calentarse y apostatar.
Pero, al pasar la noche, estos hombres se apretujaron, y cantaron:
"Cuarenta mártires por Cristo". Uno por uno fue sucumbiendo al frío y
cayeron sobre el hielo. Al final, solo quedaba un soldado. Él perdió su
valor y, tropezando, se acercó a la orilla, donde renunció a Cristo. Pero
el oficial de los guardias había estado observando todo esto y, sin que
nadie lo supiera, secretamente había llegado a creer en Cristo. Cuando
vio que el último hombre rompió filas, él se encaminó a la orilla del
hielo, se quitó toda la ropa, y confesó que él también era cristiano.
Cuando el sol asomó a la mañana siguiente había cuarenta cuerpos de
soldados que habían peleado hasta la muerte por Cristo.11
Los tres hebreos cautivos no fueron arrojados a un lago helado, sino
a un homo ardiente. Aunque finalmente fueron rescatados, no estuvie
ron menos dispuestos a entregar su vida por Dios, como los cuarenta
mártires de Sebaste. Bajo inmensa presión de sus pares, permanecieron
fieles hasta el fin.
El llamado a la acción de esta historia es mucho mayor que "atrever
se a ser como Sadrac, Mesac y Abed-nego". Es más bien una invitación
a "atreverse a creer que Dios es digno de tu fidelidad en cualquier desa-
4. Del horno al palacio • 45
Referencias
1. Emest C Lucas, Daniel Apollos Oíd Testament Commentary, eds. David W. Baker y
Gordon J. Wenham (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2002), libro 20, p. 86.
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III y Scott McKnight (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2016), p. 68.
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MA: Hendrickson, 2011), t. 4, p. 547 (b. Pesah. 118A, B).
4. Ver Kenneth Stevenson y Michael Glerup, eds. Ezekiel, Daniel Ancient Christian Com
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6. Ver, p. ej., Stephen R. Miller, Daniel, The New American Commentary (Nashville, TN:
Broadman y Holman, 1994), t. 10, pp. 123, 24; Christopher J. H. Wright, Hearing the
Message of Daniel: Sustaining Faith in Today's World (Grand Rapids, MI: Zondervan,
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7. Héctor I. Avalos, "The Comedie Function of the Enumerations of Officials and Ins
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8. Ronald W. Pierce, Daniel, Teach the Text Commentary Series, eds. Mark L. Strauss y
John H. Walton (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2015), pp. 50, 51.
9. John H. Walton, ed., Isaiah, Jeremiah, Lamentations, Ezekiel, Daniel, Zondervan lllus-
trated Bible Backgrounds Commentary (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2009), libro 4,
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10. Andrew E. Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (St. Louis, MO: Concordia
Publishing, 2008), p. 186.
11. Robert Bartlett, Why Can the Dead Do Such Great Things? Saints and Worshippers from
the Martyrs to the Reformation (Princeton, NJ: Princeton University Press, 2013), p.
179; 10.000 Sermón lllustrations, por Galaxie Software (Biblical Studies Press, 2002),
CD-ROM.
5
Del orgullo a la hum ildad
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Se cumple el sueño
Doce meses después del sueño, Nabucodonosor estaba caminando
por el palacio real y felicitándose por construir la "gran Babilonia"
(Dan. 4:30). Un comentador resume en forma muy buena la impresio
nante y hermosa Babilonia antigua:
Conclusión
En conclusión, unos pocos puntos merecen algo más de reflexión.
Primero, cuando Dios nos concede grandeza y poder, espera que reco
nozcamos su soberanía. Esta historia ilustra una de las fallas principa
les de Nabucodonosor: su arrogancia y autosuficiencia. Siendo que pa
rece que él se considera el centro del mundo, no hay espacio en su
mentalidad para su prójimo ni para Dios. Con tal cosmovisión, Dios
llega a ser irrelevante y los demás humanos se convierten en herra
mientas para el engrandecimiento del Imperio. Así, el propósito del
castigo predicho por el sueño era humillar al rey para que llegara a re
5 4 » El II8R0 Df DANitl
Referencias
1. Wendy L. VVidder, ÍXimW. Vi* Story o f iUxl Bible Commentary, eds. Tremper Uíur-
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5. VVidder, Daniel, p. 99.
6. Ronald W. Pierce, Daniel, Teach the Text Commentary Series, eds. Mark L. Strauss y
John H. Walton (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2015), p. 78.
7. Frands D. Nichol, ed. Comentario bíblico adventista (Boise, Publicaciones Interame-
ricanas, 1985), t. 4, p. 817.
8. Sharon Pace, Daniel, Smyth <&Helwys Bible Commentary (Macón, GA: Smyth & He-
lwys, 2008), p. 134.
9. Stephen R. Miller, Daniel, The New American Commentary 18 (Nashville: Broadman
& Holman Publishers, 1994), p. 140.
10. VVidder, Daniel, p. 97.
11. Pierce, Daniel p. 82.
6
De la arrogancia
a la destrucción
D
cuando el ejército medopersa tomó la ciudad de Babilo
nia. Aunque los ejércitos medopersas estaban justo afuera
de los muros de Babilonia, Belsasar escogió ignorar el pe
ligro y dar un banquete con mil de sus nobles. Cuando la ñesta se volvió
una orgía y ebriedad desenfrenadas, el rey y sus huéspedes profanaron
los vasos del Templo de Jerusalén, al usarlos como vasijas para beber
mientras alababan a sus dioses fabricados. En medio del libertinaje de
la celebración, un escrito en la pared del palacio anunciaba el castigo.
Aquella misma noche, Belsasar fue asesinado, y el reino pasó al Imperio
Medopersa. Este capítulo muestra la necedad de la arrogancia jactancio
sa de Belsasar y reitera uno de los puntos teológicos fundamentales de
todo el libro de Daniel: Dios es el que pone reyes y los quita.
Otro punto digno de notar es que mientras los fiesteros bebían de los
vasos santos, alababan a las divinidades sin valor, hechas de oro, plata,
bronce, hierro, madera y piedra (Dan. 5:4). Irónicamente, en forma ne
cia confiaban en dioses que eran mero metal, madera o piedra, exentos
de poder para actuar o salvar. Además, probablemente sea significativo
que la secuencia y el tipo de materiales sean exactamente los mismos
-excepto que la madera reemplazaba la arcilla- que los de la imagen del
sueño de Nabucodonosor en Daniel 2. Esta conexión puede sugerir que
estos dioses compartirán la suerte de la imagen, que fue destrozada por
la venida del Reino eterno de Dios (Dan. 2:35, 44, 45).
Pero Dios no podía permanecer ajeno a la disolución moral, la ado
ración degradada y la profanación de los vasos del Templo. Él conside
raba tal conducta como un ataque a él mismo. Cuando la celebración
estaba en pleno apogeo, y el rey y sus ebrios huéspedes alababan a sus
dioses inservibles, dedos sobrenaturales comenzaron a escribir un
mensaje críptico en la pared del palacio. Dedos divinos aparecen en
otras partes de la Escritura para traer liberación al pueblo de Dios (Éxo.
8:19), para escribirlos Diez Mandamientos (Éxo. 31:18; cf. Deut. 9:10)
y para crear (Sal. 8:3) En el banquete de Belsasar, sin embargo, los de
dos de Dios trajeron un castigo a un rey arrogante y su reino.4 "El Dios
que crea, revela y redime también juzga".5
Mientras el rey contemplaba esa mano sin cuerpo que estaba escri
biendo sobre la pared, quedó aterrorizado y, como dice la narración
bíblica, "se debilitaron sus caderas y sus rodillas daban la una contra la
otra" (Dan. 5:6). Este lenguaje indica que el rey fue presa del pánico, y
se ha sugerido que perdió el control de sus funciones corporales.6 Él
había abusado de las vasijas del Templo y manipulado a la multitud,
pero cuando la siniestra escritura apareció en la pared quedó totalmen
te impotente. Convocó a sus magos, pero no pudieron explicar la escri
tura sobrenatural. Como resultado de la conmoción, la reina vino al
palacio y le recordó al rey de alguien que podía interpretar la escritura
en la pared: es decir, Daniel, un siervo de su padre, Nabucodonosor. En
esta conexión, dos consideraciones están en orden. Primera, la reina
pudo haber sido la reina madre Nitocrts. mencionada por Herodoto, la
esposa de Nabonido c hija de Nabucodonosor. Ella, al parecer, habla a
Bel vasar con algún grado de autoridad sobre él. La reina madre desem
peñaba un papel importante en muchas culturas del antiguo Cercano
Oriente (1 Rey 15:13; Jer. 13:18).
También debe notarse que Belsasar, aunque se lo menciona como
hijo de Nabucodonosor (Dan. 5:2), era el hijo biológico mayor de Na
bonido, con quien era corregente. Por lo tanto, la referencia a Nabuco
donosor como su 'padre' debe comprenderse en el contexto del anti
guo Cercano Oriente, donde *padre/hijo' puede referirse a un antepa-
sado/descendiente distante o predecesor/sucesor no familiar. Además,
la conexión padre/hijo llega a ser relevante al desarrollarse la narración,
siendo que llega a ser claro que el hijo no aprendió de la experiencia del
padre. Además, mientras que Nabucodonosor marca el inicio del Exilio,
Belsasar señala su fin y la desaparición del Imperio Babilónico. De esta
manera, aunque varios reyes gobernaron sobre Babilonia, Daniel se en
foca solo en el primero y el último, llamando la atención a la compara
ción con el capítulo 4 y aludiendo al exilio de setenta años de Judá.3
Para una lista de los gobernantes del Imperio Babilónico y su supuesta
relación con Nabucodonosor, ver la tabla que sigue.
Nabonido (556-539 a.C.): tal vez yerno por medio de Nitocris (sin
referencias bíblicas).
Conclusión
Babilonia evoca a Babel, su antigua predecesora (Gén. 11). Ambas
fueron iconos de la arrogancia humana; ambas intentaron borrar la lí
nea entre el Cielo y la Tierra; y en ambas historias, una confusión de
lenguas señaló el fin de sus proyectos. Pero la caída del Imperio Babiló
nico no fue el fin del espíritu o ideología de "Babilonia". Babilonia rea
parece en Daniel 11 y con plena fuerza en el libro de Apocalipsis. De
hecho, la profanación de los vasos del Templo que hizo Belsasar fue
apenas una sombra del asalto espiritual de Babilonia a la verdadera
adoración y al Santuario celestial de Dios. Pero, como su contraparte
histórica, la Babilonia del tiempo del fin finalmente será eliminada por
el Reino eterno de Dios (Apoc. 14:8; 16:19; 17:5; 18:2, 10, 21).
Referencias
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Zonderavan, 1999), p. 136.
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Commentary on the Bible" (Minneapolis, MN: Fortress, 1994), p. 245.
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sein Bíblica! Literature", The Catholic Biblical Quarterly 56, N° 3 (julio de 1994), pp.
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4. Longman III, Daniel, p. 138.
5. Wendy L. Widder, Daniel, The Slory of God Bible Commentary, eds,. Tremper Long
man III y Scot McKnight (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2016), p. 117.
66 • Ei ueioDf Dwn
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7. Alien C. Myere, ed. The Eerdmans Bible Dictionary (Grand Rapids. MI: Eermansm,
1987), p. 135.
8. Ronald W. Pierce, Daniel, Teach the Text Commentary Series, eds. Mark L Strauss y
John H. Walton (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2015), p. 86.
9. Pierce, Daniel, p. 93.
10. John E. Goldingay, Daniel, Word Biblical Commentary (Dallas: Word, Incorporated.
1998), t. 30, p. 113.
11. Andrew E. Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (Saint Louis, MO: Concordia
Publishing, 2008), p. 288.
12. Pierce, Daniel, p. 99.
13. George Santayana, The Life of Reason or the Phases of Human Progress: Reason in Reli
gión. Vol. VII, Book Three, The Works of George Santayana, eds. Marianne S. Wokeck
y Martin A. Coleman (Cambridge, MA: The M1T Press, 2011), p. 172.
14. Pierce, Daniel, p. 99.
15. Elena de White, Mensajes selectos (Mountain View: Publicaciones Interamericanas,
1984), t. 3, p. 182.
16. Michael P. Green, ed. Illustrations for Biblical Preaching (Grand Rapids, MI: Baker,
1989).
Del foso de los leones
a la cueva de los ángeles
a liberación de Daniel del foso de los leones está entre las his
Conspiración y acusación
La reorganización administrativa que realizó Darío del reino y su
excelente servicio público proveen el escenario para la narración. El rey
establece una organización con regiones administrativas gobernadas
por sátrapas y supervisadas por tres presidentes, uno de los cuales era
Daniel. Pero la estructura, debe notarse, se estableció "a fin de que los
intereses del rey no se vieran afectados" (Dan. 6:2, NVI). Esto sugiere
que la corrupción ya era una preocupación en aquellos tiempos. Por
ello, había necesidad de un sistema de rendición de cuentas, de los sá
trapas a los presidentes, quienes informarían al rey para prevenir la co
rrupción y permitir que los impuestos y otros recursos fluyeran a la te
sorería real. Sin embargo, el problema que inicia la reacción de los co
legas de Daniel era el plan del rey de poner a Daniel sobre ellos. Ellos
no podían quejarse de las notables calificaciones de Daniel, pero su
celo, sed de poder, prejuicios y aun codicia los volvieron contra él.
Lamentablemente, la verdadera capacidad puede no ser bienvenida
en algunos lugares, y los cristianos fieles pueden sufrir por causa de su
integridad. Como con José en casa de Potifar: fue su carácter y su servi
cio los que le ganaron la supervisión de la casa de su amo. Pero el rehu
sar "pecar contra Dios" (Gén. 39:9) lo llevó a la cárcel, donde él experi
mentó la bendición que se describe en 1 Pedro: "[...] si alguna cosa pa
decéis por causa de la justicia, bienaventurados sois [...]" (1 Ped. 3:14).
Una vez que los enemigos de Daniel decidieron conspirar para derri
barlo, pusieron su vida bajo una lupa. Ellos "buscaron ocasión para
acusar a Daniel en lo relacionado con el reino; pero no podían hallar
motivo alguno o falta, porque él era fiel, y ningún error ni falta hallaron
en él" (Dan. 6:4). No se nos dice cómo examinaron los conspiradores a
<
7 Nuestro Dios perdonado? • 69
Debe mencionarse que tal decreto parece extraño en vista del hecho
de que los persas no divinizaban a sus reyes, aunque trataban al rey
como un representante de la divinidad.1 De este modo, no debe enten
derse este decreto "como realmente divinizando al rey, sino designán
dolo como el único representante legítimo de la divinidad por un lapso
especificado ,2 Siendo este el caso, Darío llegaría a ser solo el mediador
o sacerdote entre los dioses y los humanos. Tal idea -probablemente
presentada por los conspiradores de una manera que promoviera la
70 • El libro oe D&niel
lealtad hada él- pudo haber sido halagadora para el rey. ¡Pero cuán a
menudo la miel en la boca disimula la amargura en el corazón!
Los conspiradores presentaron el proyecto al rey en nombre de "to
dos los gobernadores* y ofidales. Un consenso tal difícilmente puede
alcanzarse en la política, antigua o no. Era difícil cjue los 120 sátrapas
esparcidos por todo un imperio tan extendido, desde el moderno Irán
hasta la Túrquía moderna, hubieran sido consultados. Además, Daniel,
uno de los tres presidentes y el favorito del rey, no fue consultado. Y, lo
más importante, Daniel nunca hubiera apoyado un decreto opuesto a
los primeros dos mandamientos del Decálogo. Él atesoraba su herencia
y no negaría al Dios de sus padres. "Mas yo soy Jehová, tu Dios, desde
la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro
salvador sino a mí" (Ose. 13:4).
Como con todas las leyes o decretos, estos solo son efectivos si esti
pulan el castigo por su transgresión. En este caso, el instrumento de
castigo era el foso de los leones: "una cavidad subterránea con un agu
jero relativamente pequeño en la parte superior que podía cubrirse con
una piedra grande".3 De hecho, leones feroces, ya sea en los bosques o
después de soltarlos de jaulas donde se los guardaba para pelear, cons
tituía un deporte antiguo.4 Aunque parece que no hay otro ejemplo de
tal castigo durante el tiempo de los persas, textos asirios anteriores refie
ren que algunos que quebrantaron juramentos fueron puestos en jaulas
con animales salvajes para ser devorados públicamente.5 El solo pensa
miento de ser arrojado en un foso con leones hambrientos tendría un
poder disuasivo para cualquier infractor potencial de la ley.
Así, con maliciosa estrategia, los colegas de Daniel consiguieron con
vencer al rey de que firmara el decreto propuesto. Para empeorar las
cosas, el decreto no podía ser alterado. Pudieron haber temido que el
rey cambiara de parecer una vez que descubriera la verdadera intención
detrás de la ley, así que exigieron que el decreto se hiciera de acuerdo
con las leyes inmutables de los medos y los persas. Ester 1:19 también
menciona la naturaleza inmutable de tales leyes. Y el historiador griego
Diodoro relata el caso del rey persa Darío III, que lamentó una senten-
•71
Fidelidad y vindicación
Al saber dd decreto, se presentaban delante de él varias opciones.
Podría haber razonado que si había de ser muerto por los leones no
podría seguir ayudando a sus compatriotas. Así que, él podría haber
orado a Dios por medio de Darío, pero este camino era inaceptable.
Podría haber suspendido sus oraciones por un mes y reiniciado su vida
de oradón después de que el decreto ya no tuviera fuerza. Podría haber
orado en secreto en otra habitadón o, sencillamente, cerrado las venta
nas para evitar los ojos intrusos de sus enemigos. O él podría haber
ofrendo oradones silendosas a Dios. Pero, bajo esas circunstandas an
gustiantes, él decidió continuar su práctica diaria de alabanza, oración y
súplicas en forma abierta. Después de todo, "su vida de lealtad a Dios
había sido vivida a ia vista de todos*.7 Cualquier cosa menos que eso
hubiera sido una concesión a sus enemigos y una negación de su fe en
Dios.
Daniel regresó a su casa "y subió a su dormitorio, cuyas ventanas se
abrían en direcdón a Jerusalén. Allí se arrodilló y se puso a orar y alabar
a Dios, pues tenía por costumbre orar tres veces al día* (vers, 10, NV1).
Orar tres veces al día recuerda el Salmo 55:17 al 19, donde David ora
72* El LIBRO Di D aNIÜ
Conclusión
La historia de Daniel en el foso de los leones concluye la sección
narrativa de Daniel, aunque la sección aramea continúa en el capítulo
7, que inicia la sección profético-apocalíptica del libro. Antes de seguir
a Daniel 7, vale la pena notar algunas conexiones posibles entre las sec
ciones narrativas y las proféticas del libro, y unos pocos vínculos con
ceptuales entre Daniel 6 y 7.
1
76 • El mbrodeDaniel____ ___________________________
Referencias
1. John E. Goldingay, Daniel, Word Biblical Commeniary (Dallas: Word Incorporated, 1998), t.
30, p. 128.
2. John H. Walton, *The Decree of Darius the Mede in Daniel 6", Journal of the Evangélica! Theo~
logical Society 31, N° 3 (1988), p. 280.
3. John H. Walton, ed., Isaiah, Jeremiah, Lamentaxions, Ezekiel, Daniel, Zondervan lllustrauni Bible
Backgrounds Commentary (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2009), libro 4, p. 546.
4. Ver Ira M. Price, "Assurbanipar, ed. James Haslings ex al., A Dictionary of (he Bible (Nueva
York: Charles Scribner's Sons, 1937), p. 176.
7. Del foso de los leones a la cueva de los ángeles • 77
5. John H. Walton, Víaor H. Matthews y Mark VV. Chavalas, V\e IVP Bible Back#round ( ¿rumen-
tjry: OU Testament (Downers Grove, IL IntcrVarsily Press, 2000), Dan 6:7, Kindle.
6. Francis D. Nichol, ed., Comenídnc) bíblico adventista (Boise: Publicaciones Interamericanas,
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7. John C Jeske. Daniel. The Ptople's Bible (Milwaukec, Wl: Northwestern, 1985), p. 115.
8. Debo estas percepciones a Wendy L. Widder, Daniel, Vte Story o f God Bible Commentary, eds.
Tremper Longman III y Scot McKnight (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2016), pp. 133, 134.
9. Goldingav. Daniel, p. 132.
10. WalterA. Elwell, ed. Evangelical Dictionary of Theology, 2a ed. (Grand Rapids, MI: Baker Acade
mice 2001), t. 1, p. 104.
11. Widder, Daniel, p. 135.
12. Goldingay, Daniel, p. 134.
13. Andrew E. Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (Saint Louis, MO: Concordia Publis-
hing, 2008), p. 324.
14. Widder, Daniel, p. 145.
Del mar tormentoso
a las nubes del cielo
bestias en esta visión son criaturas compuestas, lo que expresa una vio
lación dd orden natural. Pero, al llegar la visión a una culminación, un
hijo de hombre recibe el dominio para gobernar sobre la Creación, de
acuerdo con el plan original de Dios.' Debe destacarse que tales concep
ciones sobre el simbolismo no son necesariamente mutuamente exclu-
ventes. ni cambian los referentes históricos de los símbolos.
Al estudiar los símbolos proféticos presentados en la visión, debe
mos recordar que el ángel no explica todos los símbolos, y que ‘ no hay
comentarios interpretativos sobre los primeros tres animales, y no hay re
presentación en la visión simbólica del castigo del cuerno. Hay más
simbolismo que interpretación, y más interpretación que simbolismo;
cada uno se presenta como su propia revelación'.4 De este modo, el
paralelismo con Daniel 2 llega a ser un auxiliar indispensable para lle
nar las brechas y completar el cuadro amplio. Las primeras tres bestias
se describen como 'semejantes' a sus contrapartes animales (Dan. 7:4-6).
Sin embargo, la cuarta bestia aparece como la entidad misma que re
presenta.
León. Una representación adecuada del Imperio Babilónico, que te
nía numerosas representaciones de leones alados. La combinación del
rey de los animales con el rey de las aves es una descripción exacta del Im
perio Babilónico en la cumbre de su gloria. Un león sin alas transmite
debilidad y puede simbolizar los años de declinación de Babilonia bajo
los sucesores de Nabucodonosor. Que el león reciba el corazón de un
hombre puede simbolizar la humillación y la restauración de Nabuco
donosor (Dan. 4), o el rey establecido, gozando del producto de sus
conquistas.
Oso. Como habitante de las montañas, el oso es una apropiada re
presentación del Imperio Medopersa. Se originó en la zona montañosa
de Media y la elevada planicie del Irán. Este oso específico tenía un
lado más alto que el otro porque el equilibrio del poder entre los mo
dos y los persas se inclinaba del lado de los persas. Las tres costillas
pueden identificarse con las tres conquistas principales del Imperio
Medopersa: Lidia, Babilonia y Egipto.
82 • El IIRRO DE DaniH
El cuerno pequeño
Aunque los poderes mundiales previos representados por las bestias
descritas arriba eran de naturaleza política, el poder simbolizado por el
cuerno pequeño es diferente:
8. Del mar tormentoso a las nubes del cielo • 83
El Juicio celestial
Con el juicio en el cielo, la visión alcanza su culminación. El foco
inicial sobre la Tierra y el surgimiento de los poderes mundiales se
traslada ahora al cielo. Debe clarificarse que el evento descrito aquí no
es la segunda venida de Jesús. Más bien, es un evento que sucede en el
cielo, cuando un "hijo de hombre" aparece en la presencia del Ancia
no de Días. En la línea de tiempo profético, este juicio comienza des
pués de las acciones realizadas por el cuerno pequeño y antes de la
segunda venida de Jesús; por ello, se lo designa como el "Juicio Previo
al Advenimiento".
Al desarrollarse la escena celestial, se abren los libros, y un tribunal,
presidido por uno llamado "el Anciano de Días", comienza sus delibera
ciones. Con el tiempo, se otorga un Reino eterno al "hijo de hombre". En
vista de una descripción tan majestuosa de la grandeza celestial, la gloria
pasajera de los reinos eternos empalidece en comparación con el que
está sentado sobre el trono llameante. "No importa cuán alto sea el tro
no humano, este trono es más alto. No importa cuán pomposo o perni
cioso el trono humano, este trono más alto lo destruye con un poder
resplendente y santo. Hay un trono más elevado, y es ocupado por un
Ser que es totalmente bueno, justo y recto, un Ser que estuvo en el Tro
no en el tiempo pasado, está en el Trono hoy y estará en el Trono para
siempre. Un Ser que finalmente juzgará a todos los tronos humanos y
recompensará a los fieles".11
Se describe al protagonista inicial en la visión en términos de su apa
riencia personal, su trono y sus alrededores;12 el personaje primero y
central en la escena celestial es el Anciano de Días. Este título singular
de Dios aparece solo en Daniel y evoca varias referencias bíblicas a la
naturaleza eterna de Dios (Isa. 9:6; 40:28), contrastándola con la natu
raleza fugaz de los reinos terrenales. Siendo que él es claramente distin-
86 ?•« *. f.
monas' (Nial. 3:16, NVI; Neh. 13:14; Sal. 56:8) y un libro de Dios (Éxo.
32:32; Sal. 56:8). Además, las imágenes del "hijo de hombre" que viene
en las nubes del cielo están claramente vinculadas con el sumo sacerdo
te, rodeado por una nube de incienso, entrando en el Lugar Santísimo
en el Día de la Expiación.1<’
Pero, surge la pregunta en cuanto a quién será juzgado. Primero de
todo, que “se hizo justicia a los santos del Altísimo" (Dan. 7:22) indica
que debe incluir al pueblo de Dios. De hecho, uno de los propósitos
principales de este juicio es repasar las decisiones de aquellos que pro
fesaron haber aceptado a Cristo, determinando si entrarán al Reino de
Dios. De este modo, cuando Cristo regrese, vendrá a distribuir sus re
compensas (Mat. 16:27), que habrán sido decididas en este Juicio In
vestigador.17
Esta comprensión del Juicio descrito en Daniel 7 es peculiar de los
Adventistas del Séptimo Día. La mayoría de los cristianos no tienen es
pacio para un Juicio Investigador, mayormente porque creen que al mo
rir una persona es juzgada inmediatamente y va ya sea al cielo o al in
fierno. Por lo tanto, el Juicio Previo al Advenimiento para hacer tales
decisiones tiene poco sentido para ellos. Sin embargo, el testimonio
bíblico claramente enseña un Juicio Investigador anterior a la segunda
venida de Cristo.
Al reflexionar sobre este Juicio, podemos sentimos temerosos e inse
guros acerca de nuestra salvación. A este respecto, recordemos que Dios
ha provisto un Abogado poderoso y compasivo para representamos en
el Tribunal celestial: el Hijo del Hombre. Él ha cubierto nuestros peca
dos con su sangre y nos defenderá en el Tribunal celestial. Habiendo
sido cubiertos con la justicia de Cristo, este Juicio es una vindicación de
nuestra salvación. Así, en lugar de temer el Juicio, debemos darle la
bienvenida con gozo y celebración.
Finalmente, el contexto de la escena del Juicio indica que el cuerno
pequeño también está involucrado en el Juicio. Después de todo, la
vindicación de los santos del Altísimo ocasiona la condenación del po
der representado por el cuerno pequeño.
88 • Ei libro de D aniel
Conclusión
La escena final de Daniel 7 presenta "a los santos del Altísimo" (Dan.
7:25) gobernando para siempre en estrecha asociación con el "hijo de
hombre". El Reino eterno de Dios está establecido tanto en Daniel 2
como en Daniel 7. Daniel 2 culmina con el Reino de Dios que llena la
Tierra, y Daniel 7 describe al Rey que gana la victoria sobre el mal y es
tablece su Reino eterno.
Realmente, Dios pelea las batallas del Conflicto Cósmico junto a su
pueblo, y lo sostiene en momentos de desafíos espirituales y sufrimien
tos. Cuando se reúna el tribunal celestial, se hará el juicio en favor del
pueblo de Dios. Al final, cuando el Reino de Dios destruya todos los
reinos terrenales, reinaremos con el Señor por siempre (Apoc. 22:5). *1
Referencias
1. William H. Shea, Daniel 7-12, The Abundara Life Bible Amplifier, ed. GeorgeR. Knight
(Nampa, ID: Pacific Press, 1996), p. 25.
2. Francis D. Nichol, ed. Comentario bíblico adventista (Boise, ID: Publicaciones Intera-
mericanas, 1984), t. 4, p. 820.
3. Joyce G. Baldwin, Daniel, Tyndale Oíd Testament Commentaries (Downers Grove, IL:
InterVarsity Press, 1978), libro 23, p. 159; John E. Goldingay, Daniel, Word Biblical
8. Del mar tormentoso a -as nubes de) cíete • 89
El cuerno pequeño
Al llegar la visión a su clímax, aparece un cuerno pequeño. Crece rá
pidamente, y después de una expansión horizontal dirige sus ataques
hacia el cielo. A fin de comprender la importancia de este símbolo, de
bemos determinar su origen, identificar su referente y examinar sus ac
tividades.
Origen. Uno de los problemas difíciles con respecto al cuerno pe
queño se refiere a su punto de origen. La versión Reina-Valera de 1995
capta bien la ambigüedad del lenguaje original: "De uno de ellos salió
un cuerno pequeño que creció mucho hacia el sur y el oriente, y hacia
la tierra gloriosa" (Dan. 8:9). La mayoría de los comentadores sostienen
que el cuerno surgió de uno de los cuatro cuernos, que identificaría el
cuerno con el generalmente sostenido concepto antioqueno del pasaje.
9 4 * El libro de Daniel
Pero, un estudio más cuidadoso presenta una idea más posible. Las
secciones relevantes de los versículos 8 y 9 dicen lo siguiente: "En su
lugar (del cuerno grande] salieron otros cuatro cuernos notables hacia
los cuatro vientos del cielo. De uno de ellos salió un cuerno pequeño
(Dan. 8:8, 9). El antecedente inmediato de "de uno de ellos" muestra
que el "cuerno pequeño" salió de uno de los cuatro vientos del cielo,
como se nota en la tabla que sigue:2
más tarde (Dan. 7:20; 8:9ss). 3. Ambos son poderes perseguidores (Dan.
7:21, 25; 8:10, 24). 4. Ambos se exaltan a sí mismos y son blasfemos
(Dan. 7:8, 20, 25; 8:10, 11, 25). 5. Ambos apuntan contra el pueblo de
Dios (Dan. 7:25; 8:24). 6. Ambos tienen aspectos de su actividad deli
neados por tiempo profético (Dan. 7:25; 8:13, 14). 7. Ambos se extien
den hasta el tiempo del fin (Dan. 7:25, 26; 8:17, 19). 8. Y ambos afron
tan una destrucción sobrenatural (Dan. 7:11, 26; 8 :2 5 )V De esto se si
gue que, siendo que el cuerno pequeño del capítulo 7 se origina en la
bestia indescriptible que simboliza a la Roma pagana, el cuerno peque
ño descrito en Daniel 8 debió haberse originado en el mismo poder.
Identificación. La mayoría de los eruditos evangélicos interpretan el
cuerno pequeño como que representa al rey seléucida Antíoco IV. Este
rey invadió Judea y profanó el Templo al entrar en él y saquearlo. Él
impuso un despiadado programa de helenización con la intención de
erradicar la religión judía. Prohibió la observancia del sábado, la circun
cisión y los festivales. Abolió el sistema de sacrificios, detuvo la circun
cisión de los niños y ordenó que las copias de la Torah fueran destrui
das. Esto comenzó el 16 de diciembre de 167 a.C., cuando se erigió una
estatua de Zeus en el Templo y sacrificaron cerdos. Terminó en el año
164 a.C., cuando los macabeos derrotaron a Antíoco y rededicaron el
Templo.6
Sin embargo, los adventistas del séptimo día interpretan las profe
cías apocalípticas de acuerdo con el método historicista, y también to
man en cuenta los aspectos exegéticos y contextúales del texto bíblico.
Sostenemos que el cuerno debe señalar al Papado, un poder que incor
poró elementos del Imperio Romano. Este concepto es consistente con
los orígenes del cuerno pequeño. El cuerno pequeño vino de uno de los
cuatro cuadrantes de la Tierra, y sostiene una estrecha identificación con
el cuerno de Daniel 7, como ya se observó. Solo sobre estos puntos, la
interpretación antioquena llega a ser menos creíble.
96 •
del cuerno, lo que trae a la vista a la Roma papal. Las estrellas y el ejér
cito no deben ser comparados con los cuerpos celestes literales, ángeles,
o divinidades paganas. De hecho, los cuerpos celestes simbolizan al
pueblo de Dios (vers. 10). Como más tarde explica Gabriel, este poder
"destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos" (vers. 24). Esta es una
descripción apropiada de las persecuciones promovidas por el Papado
en contra de los que se atrevían a disentir. Las Cruzadas se desarrollaron en
ataques contra los cristianos en la forma de persecución contra los albi-
genses y los valdenses. La Inquisición también provocó persecuciones
desde España hasta Latinoamérica, sin mencionar la masacre de los hu
gonotes el día de San Bartolomé.8
Sin embargo, el poder representado por el cuerno se exaltó a sí mismo
hasta "el príncipe de los ejércitos", quitó "el sacrificio continuo"9 y echó
por tierra su Santuario (Dan. 8: 11). En la cumbre de su poder, el cuerno
lanza un ataque espiritual y teológico contra el "príncipe". El "príncipe"
representa un personaje mesiánico y a Cristo en su cargo celestial,10 y lo
identifica con Miguel (Dan. 10:13, 21; 12:1). La eliminación del "sacrifi
cio continuo" y el echar abajo el Santuario simbolizan el establecimiento
de un sistema de adoración falso, llevado a cabo por el Papado. De este
modo, el ministerio celestial de Dios llega a ser eliminado en los corazo
nes de las multitudes atraídas por el evangelio falsificado de Roma. No es
exagerado decir que una cantidad de innovaciones papales tales como la
confesión auricular, el sacrificio de la misa y el culto de los santos consti
tuye un ataque al ministerio celestial de Cristo.
Conclusión
Daniel 8 describe dos conflictos principales. La primera controversia
consistía en una guerra horizontal, o militar, que involucraba un came
ro y un macho cabrío, que simbolizaban el choque entre el Imperio
Medopersa y las fuerzas griegas. En esta guerra, los griegos bajo Alejan
dro Magno derrotaron a los medopersas.
La segunda guerra, sin embargo, se desarrolla principalmente en for
ma vertical. Los poderes simbolizados por el cuerno lanzan un ataque
contra el Santuario celestial y su "Príncipe", o Sumo Sacerdote. De he
cho, Jesucristo es el Sumo Sacerdote de aquel Santuario cuyos funda
mentos teológicos el Papado echa por tierra. En la tenebrosa escena de
persecución, apostasía y derrota, un mensaje de esperanza surge de un
9. De la contaminación a la purificación • 101
diálogo entre dos seres celestiales: "Hasta dos mil trescientas tardes y
mañanas; luego el Santuario será purificado" (Dan. 8:14). Al llegar a su
fin ese largo período, comienza el Día de la Expiación celestial. Se vin
dica el carácter de Dios, y Cristo vindica a su pueblo, al borrar sus peca
dos de los registros celestiales. El mensaje del Santuario comienza a
proclamarse al mundo y, finalmente, el poder representado por el cuer
no pequeño "será quebrantado, aunque no por mano ' (vers.
25). Los Adventistas del Séptimo Día creen que los dos mil trescientos
días proféticos terminaron en 1844, momento en que Cristo pasó del
Lugar Santo al Lugar Santísimo para realizar su ministerio del Día de la
Expiación.*1
Referencias
1. Debra Skelton y Pamela Dell, Empire ofAlexander the Great, ed. rev., Empires o f
the (P
astNueva York: Chelsea House, 2009), p. 51.
2. Gerhard F. Hasel, "The 'Little Hom', the Heavenly Sanctuary, and Time of the End:
A Study of Daniel 8:9-14", en Symposium on Daniel, Daniel and Revelation Commit-
tee Series, ed. Frank B. Holbrook (Washington, D.C. : Biblical Research Institute.
1986), libro 2, pp. 389, 390.
3. Gerhard Pfandl, Daniel: The Seer o f Babylon (Hagerstown, MD: Review and Herald,
2004), p. 78.
4. Angel M. Rodríguez, Future Glory: The 8 Greatest End-time Prophecies in the Bible
(Hagerstown, MD: Review and Herald, 2002), p. 50.
5. Pfandl, Daniel, 77; ver también William H. Shea, "Unity of Daniel", en
on Daniel, Daniel and Revelation Committee Series, ed. Frank B. Holbrook (Washing
ton, D.C.: Biblical Research Institute, 1986), libro 2, p. 187.
6. Michael A. Harbin, The Promise and the Blessing: A Historical >•of the Oíd and
New Testaments (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2005), p. 365.
7. Pfandl, Daniel, p. 76.
8. Ver John Julius Norwich, Absolute MonarchsA History o f the P
Random House, 2011); Encyclopaedia Britannica Online, ver "Spanish Inquisition",
por Edward A. Ryan, consultado el 17 de mayo de 2019, https://www.britannica.
rom/topic/Spanish-lnauisilion
9. La palabra hebrea támid, traducida como "diario" o 'continuo' en algunas versio
nes, debe aplicarse a un amplio conjunto de servicios del Santuario relacionados
102* El ubro de Das .El
con el primer departamento, tales como quemar incienso, las lámparas, los sacrifi
cios diarios, etc Por lo tanto, támid es mejor comprendida como la ministradón
continua de Cristo aplicando los méritos de su sangre para borrar los pecados de su
pueblo.
10. Pfandl, Daniel, p. 102.
11. Raoul Dederen, ed. Tratado de teología adventista del séptimo día (Buenos Aires: Aso
ciación Casa Editora Sudamericana, 2009), p. 944.
12. Roy E. Cañe, Cult and Character: Purification Offerings, Doy o f Atonement, and Theo-
dicy (Winona Lake, IN: Eisenbrauns, 2005), pp. 322, 323.
13. Pfandl, Daniel, p. 88.
14. Williatn H. Shea, Daniel 7-12, TheAbundant Life Bible Amplifier, ed. George R. Knight
(Nampa, ID: Pacific Press, 1996), p. 110.
J
De la confesión al consuelo
setenta semanas, que a su vez está vinculada con la profecía de los dos
mil trescientos días.
En total, Daniel 9 se divide en dos partes principales: la oración de
confesión de Daniel y el mensaje de Gabriel de consuelo acerca del plan
de Dios de largo alcance para su pueblo.
La oración de Daniel
El libro de Daniel retrata a Daniel como un hombre de oración, cu
yas peticiones crean una respuesta divina. Pero se registran solo dos
oraciones verbalmente expresadas y, es interesante, ambas involucran el
problema de comprender.3 En la primera oración, Daniel alaba a Dios
por la comprensión y la interpretación del sueño de Nabucodonosor
(Dan. 2:19-23). La segunda petición es mucho más larga, enmarcada en
un lenguaje pactual, y emplea exclusivamente el nombre israelita divi
no de Yahvé (Señor), que aparece solo aquí en todo el libro de Daniel.
Es una oración larga, que ocupa casi dos tercios del capítulo.
Después de estudiar la profecía de Jeremías, muy probablemente Je
remías 25:11-12 y 29:10, Daniel comprendió que los setenta años de
cautividad estaban por concluir. Pero él todavía estaba perplejo por su
relación con los dos mil trescientos días de la visión previa. Por supues
to, él había aprendido de Jeremías que la duración del exilio se extende
ría por setenta años, lo que significaba que la cautividad estaba próxima
a expirar. Pero, la conexión entre la duración del exilio con los dos mil
trescientos días proféticos seguía siendo elusiva. ¿Significaba que la cau
tividad se extendería? Así, con el corazón apesadumbrado, Daniel ofre
ce una larga oración, que se desarrolla a lo largo de dos temas: la confe
sión (vers. 4-14) y una apelación por misericordia (vers. 15-19).
Confesión. Daniel inicia la oración con una invocación que exalta la
grandeza y la fidelidad de Yahvé en armonía con su pacto con aquellos
que lo aman (Dan. 9:4). Esto provee un modelo para las oraciones que
ofrecemos hoy. Ellas deben reconocer la grandeza de Dios y ser ofreci
das con plena confianza en su promesa de escucharlas y responderlas
10. La adoración al Señor • 105
Causas
A. Lista de pecados (vers. 5)
B. Fracaso en obedecer (vers. 6)
C. El carácter de Dios (vers. 7a)
D. El carácter de Israel (7b)
E. Discurso vocativo "Yahvé" (vers. 8a)
D'. El carácter de Israel (vers. 8b)
C'. El carácter de Dios (vers. 9)
B’. Fracaso en obedecer (vers. 10)
A'. Lista de pecados (vers. 11a)
Efectos
A. El castigo se derrama sobre Israel (vers. 11 c-d)
B. Dios confirma el castigo (vers. 12-13a)
C. Israel es culpable delante de Dios (vers. 13c)
B'. Yahvé vigila el castigo (vers. 14a)
A'. Dios trajo el castigo sobre Israel (vers. 14b)
Como se muestra arriba, tres elementos tienen que ver con el pueblo:
"Terminar la prevaricación, poner fin al pecado y expiar la iniquidad*.
Esto resuelve el lado de la ecuación relacionada con el pueblo, e incluye
bien lo que Jesús realizó en la Cruz, no solo por los judíos sino también
por cada gentil que cree. La revelación de Gabriel refleja un panorama
110 • El libro de D aniel
112 • E. I JÍO ?£ D a m h
señala en este pasaje. Siendo que Daniel 9:26 predice la destrucción del
Templo terrenal, el Santuario que debe ser ungido debe ser el celestial.13
De este modo, el ungimiento del Santuario celestial ocurre en el contex
to de la inauguración de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote, después
de su ascensión (Heb. 9:21). Como resultado del ungimiento celestial,
el Espíritu Santo descendió sobre la iglesia naciente en Pentecostés, y
evoca la gloría de la shekina en la inauguración del Tabernáculo.
Conclusión
Por su estudio de Jeremías, Daniel se dio cuenta de que los setenta
años de cautividad estaban a punto de expirar, y que el pueblo pronto
regresaría a su tierra natal, reedificaría la ciudad y restauraría el Templo.
Pero, cuando él le presentó esa situación a Dios en oración, el Señor le
dio una revelación mucho más completa. En realidad, la cautividad de
setenta años parece apuntar a un período de exilio mucho mayor, siete
veces más largo. Tomará setenta semanas proféticas (490 años) para
que el pueblo reciba la salvación del pecado y la experiencia de un ver
dadero retomo de la cautividad. Solo bajo los términos del Nuevo Pac
to, la quebrada relación con el Señor será completamente restaurada.
Solo entonces, por medio de la sangre del sacrificio, el Mesías concluirá
la transgresión y traerá la justicia perdurable, dando acceso a todos al
Templo celestial (Dan. 9:24).
¡Qué privilegio es vivir de este lado de la Cruz y experimentar la ple
nitud de lo que Daniel pudo apenas vislumbrar! Por medio de su sacri
ficio en la Cruz, Jesús nos liberó de la cautividad del pecado. Como lo
nota Elena de White:
Referencias
1. Charles E. McLain, "Daniels Prayer in Chapter 9", Detroit Baptist Seminary Journal 9
(otoño de 2004), pp. 265-301.
2. Paul Birch Petersen, 'The Prayers of Daniel", Journal o f the Adventist Theological So-
dety 7, N° 1 (1996), pp. 51-63.
3. McLain, "Daniels Prayer in Chapter 9", pp. 265-301.
4. Carol A. Newsom, Daniels Commentary, con Brennan W. Breed, The Oíd Testament
Library (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2014), pp. 296-297.
5. Jacques B. Doukhan, Secrets of Daniel: Wisdom and Dreams ofajew ish Prince in Exile
(Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), p. 140.
6. Ibíd., p. 143.
7. Peter J. Gentry y Stephen J. Wellum, Kingdom through Covenant: A Biblical-Theologi-
cal Understanding o f the Covenants (Wheaton, 1L: Crossway, 2012), p. 546.
8. Ver L. Stephen Cook, On the Question of the "Cessation o f Prophecy" in Ancient Ju-
daism, Texts and Studies in Ancient Judaism, libro 145, ed. Peter Scháfer, etal. (Tübin-
gen: MohrSiebeck, 2011).
9. Florentino Garda Martínez y Eibert J. C. Tigchelaar, The Dead Sea Scrolls Study Edi-
tion (Leiden, Holanda: Brill, 1997), t. 1, p. 177.
10. William H. Shea, Daniel 7-12, TheAbundant Life Bible Amplifier, ed. George R. Knight
(Nampa, ID: Padfic Press, 1996), pp. 69, 70.
11. Peter Ainslie, Among the Gospels and the Acts (Baltimore: Temple Seminary Press,
1908), pp. 319, 320.
12. Doukhan, Daniel, p. 153.
13. De forrña interesante, así como la purificación del Santuario celestial está conecta
da con la profeda de los dos mil trescientos días, así también la inauguración del
mismo Santuario está relacionada con la profecía de las setenta semanas.
14. Elena de White, El camino a Cristo (Buenos Aires: ACES, 1997), p. 62.
De la batalla a la victoria
D
aniel 10 abre una ventana a lo que pasa detrás del escena
rio del gran conflicto entre el bien y el mal. Muestra que,
detrás de la cortina de la realidad visible, ruge una guerra
cósmica y espiritual que rebasa los conflictos geopolíticos
de Daniel 11. Aunque este caos parece decidido por los caprichos de los
potentados humanos, tal conflicto es, sencillamente, la manifestación
terrenal de una batalla cósmica entre Dios y las fuerzas del mal. Afortu
nadamente, el resultado de esta guerra cósmica ya ha sido decidido en
el Calvario, donde Jesús asestó un golpe mortal a los poderes de las ti
nieblas (Col. 2:9-15; 1 Ped. 3:18-22).
Antes de sumergirnos en los detalles específicos de Daniel 10, debe
mos notar lo siguiente. Primero, este capítulo actúa como un epílogo de
la última profecía, que predice una gran guerra (Dan. 11-12:1-4) con
implicaciones cósmicas, entre el rey del norte y el rey del sur. Con el
tiempo, la guerra culmina con la destrucción del enemigo de Dios (Dan.
11:45) y el surgimiento de Miguel (Dan. 12:1-4). Un epílogo concluye
la visión y el libro entero (Dan. 12:5-13).
Segundo, el tiempo de la última visión en el tercer año de Ciro (Dan.
10:1) indica que han transcurrido setenta años desde que Nabucodono-
sor trajo los primeros cautivos y las vasijas del Templo a Babilonia, en
el tercer año de Joacim (Dan. 1:1). Mientras que la primera nota crono
lógica menciona un rey derrotado, la última presenta un gobernante
victorioso. Tercero, a diferencia de la visión previa, que el profeta no
116 • f l liHRO m D aniii
Aflicción espiritual
El texto bíblico no proporciona ninguna información con respecto a
la causa de las tres semanas de aflicción, pero los eventos que ocurrían
entre los judíos en Jerusalén en ese tiempo pueden ofrecer una pista.
Dado el decreto de Ciro, un grupo de judíos había regresado a su tierra.
Bajo el liderazgo de Zorobabel, comenzaron a preparar el terreno para
la reconstrucción del Templo. Poco después de que el altar estuvo en su
lugar, y comenzaron los sacrificios, los samaritanos ofrecieron su ayuda.
Pero, por causa de la religión sincretista de los samaritanos, los judíos
rechazaron su ayuda. Ellos no querían interactuar con personas involu
cradas en la idolatría, ni el riesgo de caer de nuevo en los pecados que
habían sido la causa de su exilio. Como resultado, surgió una profunda
hostilidad entre los judíos y los samaritanos.
Esdras 4:4 y 5 resume la reacción de los samaritanos: "Entonces la
gente del país intimidó al pueblo de Judá y lo atemorizó para que no
siguiera edificando. Sobornaron además contra ellos a algunos conseje
ros para frustrar sus propósitos, durante todo el tiempo que Ciro fue rey
de Persia y hasta el reinado de Darío, rey de Persia". Cabildeando a altos
niveles en el Gobierno persa, los consejeros al servicio de los samarita
nos finalmente tuvieron éxito en detener la obra de reconstrucción. Na
turalmente, la gente comenzó a edificar casas para sí misma, como lo
registra el libro de Hageo.
Cuando Daniel supo acerca de la situación en lerusalén, decidió lle
var este grave problema a Dios en oración. Estuvo afligido tres semanas,
11. De ia batalla a la victoria • 117
El guerrero divino
Daniel 10 encuentra al profeta Daniel de pie en la orilla del Tigris. Al
levantar sus ojos, ve a un individuo de brillante esplendor, probable
mente de pie, por encima de las aguas (c/. Dan. 12:6). Este puede ser el
mismo ser que dio órdenes a Gabriel en Daniel 8:16, y por la descrip
ción que sigue no es sorprendente que Daniel se sintiera abrumado de
temor, y con la necesidad de ser reanimado tres veces.
Con respecto al ser celestial, se mencionan siete características: 1)
vestido de lino, 2) ceñida su cintura con oro, 3) cuerpo como de berilo,
4) rostro como de relámpago, 5) ojos como antorchas de fuego, 6) bra
zos y pies como bronce, 7) el sonido de sus palabras como el estruendo
de una multitud (Dan. 10:4-6).
Significativamente, la combinación de imágenes y conceptos trans
mitidos por esta descripción apunta a un personaje del más alto rango.
Como se usa en otras partes de la Escritura, el lino simboliza pureza y
nos recuerda las vestimentas sacerdotales. El oro estuvo a menudo aso
ciado con la realeza; el berilo era una gema del pectoral sacerdotal; los
relámpagos aparecen en conexión con las teofanías; el fuego fluye del
Trono de Dios; el bronce nos recuerda los materiales del Tabernáculo/
Templo y de instrumentos de guerra;5 y la voz de una multitud evoca el
tumulto de una batalla.6 Esta descripción parece pintar un personaje
divino dotado de atributos sacerdotales y reales con concurrentes mati
ces militares. Es importante notar que este "hombre vestido de lino"
aparece más tarde en el libro y revela un conocimiento del futuro que
trasciende el de otros ángeles (Dan. 12:6), y también toma un juramen
te divino (Dan. 12:7).7
11. De la batalla a la victoria • 119
Guerra celestial
Abrumado por la visión del Cristo glorioso, previo a la Encamación,
Daniel tuvo que ser reanimado tres veces por un segundo ser celestial
(Dan. 10:10). Apresurado desde el cielo para ayudar al anciano profeta,
Gabriel1vino no solo para mostrar lo que había detrás de bambalinas
120 • tv i w c .'i DiS
'príncipe [iór] que está de parte de los hijos de tu pueblo' (cap. 12:1), no
parecería irrazonable que el 'príncipe del reino de Persia fuera un falso
ángel guardián' de ese país; uno de los que pertenecen a las huestes del
adversario".12 Él debe ser una de las fuerzas espirituales que en otras par
tes de la Escritura llama "gobernadores de las tinieblas" y "huestes espi
rituales de maldad en las regiones celestes" (Efe. 6:12).
Aparentemente, el príncipe de Persia se refiere al poder satánico so
brenatural que actúa detrás del escenario para influir en el rey persa a fin
de que estorbe el plan de Dios para el pueblo judío. Un escenario tal no
es exclusivo de Daniel. Isaías aplica el título de "rey de Babilonia" a un
poder malvado sobrenatural, que está detrás del rey histórico de Babilo
nia (Isa. 14:3-21). En forma similar, Ezequiel menciona al príncipe de
Tiro con referencia al gobernante humano de aquella ciudad (Eze. 28:1-
10), mientras aplica el término "rey" a la entidad malvada sobrenatural
que está detrás del príncipe histórico de Tiro (Eze. 28:11-19).13
Segundo, ¿quién es Miguel, y en qué sentido es "uno de los principa
les príncipes" (Dan. 10:13)? El nombre propio "Miguel", con referencia
a un ser sobrenatural, aparece tres veces en Daniel (Dan. 10:13, 21;
12:1) y dos veces en otras partes de la Biblia (Jud. 9; Apoc. 12:7). Miguel
significa "¡Quién es como Dios!", una interjección generalmente usada
en conexión con guerra (Éxo. 15:11; Deut. 33:29; Isa. 36:20).14 Dado el
contexto, el "varón vestido de lino" debe identificarse con Miguel: una
imagen y una designación apropiadas para el contexto bélico reflejado
en Daniel 10.
Pero, si Miguel se refiere a Cristo antes de su encamación y es plena
mente Dios, la afirmación de que él es "uno de los principales prínci
pes" necesita una explicación. De hecho, un par de sugerencias se han
planteado para demostrar que la expresión reduce el estatus de Cristo al
de otros seres celestiales creados.
Un emdito sugiere que la expresión refleja la "divina pluralidad que
se encuentra en los capítulos tempranos de Génesis tales como ‘Haga
mos al hombre a nuestra imagen' (Gén. 1:25), 'el hombre ha venido a ser
como uno de nosotros' (Gén. 3:22), y vislumbrado también en el miste
122 • Ei libro dí Daniel
rioso personaje del 'Ángel de Jehová', en quien Dios es tanto el que en
vía como el enviado (Éxo. 3:2-6; 23:20-25).15 Si fuera así, los 'principa
les príncipes' se referiría a las personalidades divinas dentro de la Dei
dad.
Otro erudito alega que la palabra "uno" ('ahad ) en "uno de los prin
cipales ( rJsdnim) príncipes" en realidad significa "primero" y puede ser
traducido como "el primero de los primeros príncipes". Esta expresión
"es el equivalente de la expresión 'Príncipe de los príncipes' de Daniel
8:25 y se refiere, por lo tanto, al mismo personaje sobrenatural".16
Por lo de arriba, llega a ser claro que una batalla cósmica y espiritual
entre el bien y el mal ruge detrás de las escenas de guerra y conflicto
humanos. Como explica Elena de White: "Mientras Satanás estaba pro
curando influir en las más altas potestades del reino de Medopersia para
que mirasen con desagrado al pueblo de Dios, había ángeles que obra
ban en favor de los desterrados. Todo el cielo estaba interesado en la
controversia. Por intermedio del profeta Daniel, se nos permite vislum
brar algo de esta lucha poderosa entre las fuerzas del bien y las del
m al".17 Pero, a pesar de la feroz oposición, "se hizo todo lo que el cielo
podía hacer en favor del pueblo de Dios. Se obtuvo finalmente la victo
ria; las fuerzas del enemigo fueron mantenidas en jaque mientras gober
naron Ciro y su hijo Cambises, quien reinó unos siete años y medio".18
La victoria de Miguel sobre el príncipe de Persia se levanta como una
señal de la victoria de Miguel sobre las fuerzas de las tinieblas al final de
la gran guerra descrita en Daniel 11.
Conclusión
La humilde oración de Daniel abre una ventana a un mundo invisi
ble en el que se desarrolla una batalla cósmica entre las fuerzas del bien
y las fuerzas del mal. Pero, en el tumulto del conflicto encarnizado,
Miguel nuestro Príncipe está listo para ayudamos. Él está a nuestro fa
vor, y finalmente se levantará para destruir a Satanás y poner fin a la
guerra cósmica. Hasta que llegue ese día cuando "la muerte dé paso a la
11. De id batalla a ¡a victoria • 123
p. 884. Aunque el texto es difícil y las distinciones no son siempre claras, el último
concepto parece más consistente con el contexto y con la idea de que Miguel es
equivalente a Cristo antes de la Encamación, como se observa en el lugar apropia
do.
5. Leland Rykcn, ed. eí a i, Dictionary of Biblical Imagery (Downers Grove, IL: ínterVar-
sity Press, 2000), p. 124.
6. Andrcw E. Steinmann, Daniel, Concordia Comrnentary (St. Louis, MO: Concordia,
2008), p. 491.
7. Miller, Daniel, p. 282.
8. Duguid, Daniel, p. 182.
9. Nichol, ed. Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 885, identifica a este ser celestial
como Gabriel. Ver también lohn E. Goldingay, Daniel, Word Bíblical Comrnentary
(Nashville: Thomas Nelson, 1998), libro 30, p. 291.
10. William H. Shea, Daniel 7-12, The Abundant Life Amplifier, ed. George R. Knight
(Nampa, ID: Pacific Press, 1996), p. 175; Tim Meadowcroft, "Who are the Princes
of Persia and Greece (Daniel 10)? Pointers Towards the Danielic Vision of Earth
and Heaven", Journal for the Study ofthe Oíd Testament 29, N° 1 (2004), pp. 99-113.
11. Adam Clarke, The Holy Bible with a Comrnentary and Critical Notes, nueva ed. (Be-
llingham, WA: Faithlife Corporation, 2014), t. 4, p. 608.
12. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 885.
13. Para Isaías 12 y Ezequiel 28, ver José M. Bertolucci, "The son of the Moming and
the Guardian Cherub in the Context of the Controversy between Good and EviT
(disert. doctoral ThD, Andrews University, 1985).
14. Jacques B. Doukhan, Daniel: The Vision of the End (Berrien Springs, MI: Andrews
University Press, 1987), p. 100.
15. Lewis O. Anderson, 'The Michael Figure in the Book of Daniel" (disert. doctoral
PhD, Andrews University, 1997), p. 167 (el énfasis está en el original).
16. Jacques B. Doukhan, Secrets of Daniel, p. 163.
17. Elena de White, Profetas y reyes (Mountain View, CA: Publicaciones Interamerica-
nas, 1957), p. 418.
18. Ibíd., p. 419.
19. Bill Gaither y Gloria Gaither, "Because He Uves", 1974.
20. Elena de White, El Deseado de todas las gentes (Mountain View, CA: Publicaciones
Interamericanas, 1955), p. 197.
21. Elena de White, Testimonios para la iglesia (México: Asociación Publicadora Intera-
mericana, 1998), t. 9, pp. 227, 228
Del norte y del sur
a la tierra gloriosa
aniel 11 es probablemente la profecía más larga y detallada
J
12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa • 127
Daniel 11 enfoca los reyes del norte y del sur porque el pueblo de
Dios, que vive entre los grupos en guerra, sería afectado por la guerra, y
en última instancia llegaría a ser el blanco del ataque final. Sin embar
go, al aproximarse la profecía a su culminación, llega a ser evidente que
el Dios que está por encima y detrás de los eventos militares, políticos y
religiosos que se desarrollan destruirá al enemigo.
Persia y Grecia
La profecía se inicia con un repaso de la historia persa, con una nota
sobre la transición a Grecia (Dan. 11:2-4). "Aún habrá tres reyes en Per
sia, y el cuarto se hará de grandes riquezas, más que todos ellos. Este, al
hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de
Grecia" (vers. 2). Puesto que la profecía fue dada durante el reinado de
Ciro (559-530 a.C.), siendo corregente Darío, los reyes pueden enume
rarse como sigue: Cambises II (530-522 a.C.); el falso Esmerdis (522
a.C.); Darío I Histaspes (522-486 a.C.); y Jerjes 1 (486-465 a.C.), el
Asuero de Ester.6 De acuerdo con Herodoto, Jerjes llevó como dos mi
llones de hombres para atacar Atenas en 480 a.C. De acuerdo con este
historiador griego, los persas también intentaron sobornar a los líderes
griegos distribuyendo oro y riquezas entre ellos.7 Después de un éxito
128 • El l.*KO Di D *N !fl
Roma pagana
Después del ataque del rey del norte (Antíoco IV) contra el sur, que se
informa en el versículo 15, un nuevo guerrero aparece en el versículo 16,
no como rey del norte ni del sur, sino como "el que vendrá". Él también
"hará su propia voluntad", una expresión usada antes para enfatizar el
surgimiento de Grecia (vers. 3) y usada aquí para presentar un nuevo
poder. Este nuevo gobemante/poder viene contra "él", que muy proba
blemente se refiera al "rey del norte" mencionado en el versículo ante
rior. Aunque él hará guerra contra el "rey del sur", él y sus sucesores
nunca son llamados "rey del norte" hasta el versículo 45. Un acto impor
tante de este nuevo rey concierne a la "tierra gloriosa", donde él "tendrá
el poder de destruirla" (vers. 16; traducción de la versión inglesa).
De esta breve descripción, parece que la Roma pagana es el referente
más probable para este nuevo rey. Después de todo, Roma vino al res
cate de Egipto cuando estuvo bajo el ataque de las fuerzas de Antíoco
IV. Después de esa memorable humillación por el poder romano, An
tíoco IV se esfuma y Roma comienza a emerger como el poder domi
nante en el antiguo Cercano Oriente. Pero el argumento más sólido
para identificar a este nuevo rey con Roma reside en la conquista de la
'tierra gloriosa", que, de acuerdo con la referencia paralela en Daniel
8:9, se refiere a la conquista romana de la Tierra Santa.
Al desarrollarse la profecía, surge "uno que hará pasar un cobrador
de tributos por la gloria del reino" (Dan. 11:20), Los intérpretes histori-
cistas han identificado a este gobernante con Augusto César, quien or
denó el censo que condujo a que Jesús naciera en Belén (Luc. 2:1). Lue
go, la profecía predice el surgimiento de "un hombre despreciable", que
^ 3 2 ♦ E l libro de D aniel
La Roma papal
Una especie de transición parece estar indicada en Daniel 11:29.
Mientras que el poder romano inicia otro ataque contra el sur, esta vez
"la última venida no será como la primera" (Dan. 11:29). La expresión
parece presentar un cambio de circunstancias. No importa de qué ma
nera se interprete la expresión, los versículos siguientes (vers. 30-39)
describen una entidad cuyas acciones son predominantemente de natu
raleza religiosa. Prestará atención a aquellos que han abandonado "el
parto santo", "profanarán el Santuario", "quitarán el sacrificio conti
nuo", "se engrandecerá sobre todo dios", y "hablará maravillas [cosas
espantosas, VM; blasfemias, en inglés] contra Dios. Además, perseguirá
cruelmente a "los sabios" y muchos "caerán a espada y a fuego, en cau
tividad y despojo".
La descripción del poder surgente y su hostilidad hacia el pueblo de
Dios refleja la descripción del cuerno pequeño de Daniel 7 y 8. Además,
la profanación del Santuario y la exaltación propia asumida por este
poder también apuntan a la descripción profética de los reyes de Babi
lonia (Isa. 14:12-14) y de Tiro (Eze. 28:12-19). En realidad, una canti
dad de acciones y enseñanzas llevadas a cabo por el Papado son consis
tentes con la descripción del poder que entra en la escena de acción
después de Daniel 11:29. Claramente, el sacramento de la misa, la con
fesión auricular, las penitencias, el Purgatorio y las indulgencias actúan
como un plan falsificado de salvación, distorsionando y compitiendo
con el ministerio de intercesión de Cristo en el Santuario celestial.
Unos pocos comentarios sobre los aspectos principales de la obra
del Papado, como se describen en esta sección de Daniel, pueden ser
útiles. Primero, este poder profana el Santuario, que, de acuerdo con
el paralelo entre Daniel 8:11 y 11:31, señala al Santuario celestial. Esta
profanación ocurre en un nivel espiritual/teológico. Por ejemplo,
cuando el poder terrenal pretende ofrecer el perdón sobre la base de
obras humanas, tales como penitencias y limosnas, oscurece el men
saje de la justificación por la fe y anula el ministerio de Cristo en el
1 34 • El i i6R0 dí D aniel
Eventos finales
La visión de Daniel 11:40 al 45 bosqueja los principales eventos que
conducen al final de la historia humana. Pero antes de que cualquier
interpretación pueda ser sugerida, debemos prestar mucha atención al
contexto y a las imágenes descritas en el pasaje para comprender clara
mente lo que dice el texto. Para empezar, debe notarse que el título "rey
del norte" apareció por última vez en el versículo 15 con referencia a un
rey seléucida. Pero, aunque el Imperio Romano pagano (vers. 16-28) y
la Roma papal (vers. 29-39) no son designados como "rey del norte",
actúan como tal. Que estos dos poderes sucesivos a veces se enfrentan al
"rey del sur" parece indicar que ellos representan dos fases adicionales
del rey del norte. El "rey del norte" referido en el versículo 40 parece ser
una continuación u otra fase del poder previo, que hace una siniestra
aparición en el tiempo del fin.
Al avanzar, deben observarse dos conceptos interrelacionados del
trasfondo. Primero, el rey del norte aparece como un guerrero que diri
ge una expedición militar. Significativamente, Yahvé a menudo apare
ce en el Antiguo Testamento como un guerrero. Aun el Tabernáculo en
medio del campamento de los israelitas puede concebirse como una
tienda del divino Guerrero rodeado por sus unidades militares.26 Un
débil reflejo de esta imagen emerge cuando el rey del norte pone las
"tiendas de su palacio" entre los mares y el monte Sion (vers. 45). Por
lo tanto, el rey del norte, en su empresa militar, realiza acciones que
son afirmadas sobre Yahvé, el guerrero divino.27 En otras palabras, el
rey se pone en contra de Yahvé, y tiene como meta tomar la posición
legítima de Yahvé. Segundo, las alusiones al Éxodo resuenan en todo el
pasaje, como lo muestra un estudio original sobre este tema.28 En este
estudio, tanto el rey del norte como Dios van a Egipto. Pero, mientras
que Dios va allí para liberar a su pueblo, el rey marcha hacia el sur para
136 • Ei libro oí D an-i b
(...l parece que el rey del norte pretende actuar como Dios al de
rrotar a Egipto, pretendiendo tener el control sobre la historia, y al
determinar quién debía vivir y quién debía morir. Él desciende a
Egipto con su ejército, luego se va a Canaán, y finalmente pone su
tienda en el centro de su campamento militar en preparación para
una guerra de exterminio. El rey también pretende ser como el
pueblo de Dios: desciende a Egipto, posee la riqueza de Egipto,
deja Egipto y se involucra en una güeña de exterminio. Pero él es,
en realidad, el enemigo del pueblo de Dios.29
En respuesta al ataque del sur, el rey del norte prepara una invasión
que abruma al enemigo. Esto indica que la herida mortal ha sanado.
Así, el Papado comienza a reforzar sus filas para afrontar los desafíos del
ateísmo y el secularismo, y recuperar su prestigio como poder religioso
mundial. Hoy, "Egipto representa a las naciones de la Tierra que no to-
.man en consideración al Señor. Hoy probablemente nos referiríamos a
ellos como sociedades no cristianas y naciones donde prevalecen el se
cularismo y el ateísmo. En el conflicto final, estas naciones se unirán
con el rey del norte en su oposición a Dios. Esta idea de Egipto se ajusta
bien con Daniel 11, donde el interés principal del capítulo es el conflic
to cósmico y las fuerzas en él involucradas. Detrás de los poderes mili
tares y políticos están actuando ideologías específicas".31
Al describir el contraataque del norte como inundación y tempestad
(Dan. 11:40), el pasaje evoca descripciones proféticas de Dios, que trae
juicios contra los pecadores: "Como una tempestad de granizo, como
un torbellino arrasador, como el ímpetu de recias aguas que inundan,
con fuerza derriba a tierra" (Isa. 28:2). Imágenes similares también ocu
rren con referencia a los asirios que invaden a ludá: "Y pasando por
Judá, inundará y seguirá creciendo hasta llegar a la garganta" (Isa. 8:8).
La imagen aquí es de un ejército invasor. El rey del norte ataca al sur
como una inundación y un torbellino. Pero, en su camino al sur, pasa
por la tierra gloriosa (Dan. 11:41), como hicieron los ejércitos de Asiria
y Babilonia en camino a Egipto. Al pasar por la Tierra Santa, dejaron
atrás una estela de devastación. Del mismo modo, el rey del norte pasa
por la Tierra Santa, y "decenas de miles caerán" (vers. 41, trad. de la ESV
en inglés). Esto puede referirse a un ataque lanzado por las fuerzas del
mal contra el pueblo de Dios por medio de milagros para engañar a los
moradores de la Tierra (Apoc. 13:13,14). Será un tiempo de refinamien
to antes de la crisis final ( cf. Apoc. 3:14-22).32 Elena de White escribe:
Escenas maravillosas, con las que Satanás estará estrechamente conec
tado, ocurrirán pronto. La Palabra de Dios declara que Satanás obrará
milagros. Él enfermará a personas, y luego repentinamente quitará de
ellos su poder satánico. Serán considerados sanos. Estas obras de cura
138 • E l libro de Daniel
ción aparente pondrán a prueba a los adventistas del séptimo día. Mu
chos que han tenido gran luz dejarán de andar en la luz, porque no han
llegado a ser uno con Cristo".33
Sin embargo, algunos escaparán: Edom, Moab y Amón (Dan. 11:41)
se hallan en Transjordania, y no estuvieron en el camino de la expedi
ción militar del norte. De paso, con respecto a esas naciones, el Antiguo
Testamento no solo anuncia juicios sobre ellos sino también incluye
restauración e incorporación al pueblo de Dios en los tiempos mesiáni-
cos (Jer. 49:6; Amós 9:12; Isa. 11:14). En el contexto del Gran Conflicto,
estas naciones pueden representar personas de todas las comunidades
cristianas y religiones del mundo que saldrán de Babilonia y se unirán
al remanente escatológico (Apoc. 12:17; 18:4).34
Pero, en este punto, la meta principal del rey del norte es conquistar
Egipto. Finalmente, él tiene éxito y toma posesión de "tesoros de oro y
plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto" (Dan. 11:43). Pero el rey
del norte no solo conquistará a Egipto; él también hará que los libios y
los etíopes se le sometan (vers. 43). Note que estos dos países se encon
traban junto a las fronteras oeste y sur de Egipto, respectivamente. Que
el rey vaya más allá de los límites de Egipto señala el éxito de la campa
ña. En esta instancia, el rey del norte llega a ser exponencialmente rico y
poderoso, y gobierna una confederación de naciones, lo que nos recuer
da la reunión de las naciones para la batalla escatológica (Eze. 38:5-7).35
Significativamente, a medida que la profecía se desarrolla, el simbolismo
del rey del norte, que al principio representaba al Papado, llega a ser la
encamación de la Babilonia mística descrita en el libro de Apocalipsis.
El rey del norte parece imparable, pero en la cima de su éxito militar
"noticias del oriente y del norte" lo perturban grandemente (Dan.
11:44). Si el rey estaba en Etiopía en ese momento, las noticias pudie
ron haber venido de la Tierra Santa.36 El texto no transmite el contenido
de las malas noticias, pero un rey en campaña podía correr el riesgo de
una rebelión en otra parte de su territorio, o un rey rival podía haber
aparecido para reclamar el trono. Esta imagen nos recuerda el caso de
Senaquerib, quien, después de escuchar un rumor, regresó a su tierra y
12, Del norte y del sur a la tierra gloriosa *139
fue asesinado (Isa. 37:7; 2 Rey. 19:7). Airado por las malas noticias, el
rey invierte ahora la dirección de su expedición.
Las noticias del 'oriente y del norte" pueden referirse a los eventos
presentados en Apocalipsis 18:1 y 2, que describen a un ángel que pro
clama un poderoso mensaje contra Babilonia, repitiendo el mensaje de
los tres ángeles (Apoc. 14:6-12), anunciando la caída de Babilonia. Este
mensaje viene cuando Babilonia tiene el apoyo de los reyes de la Tierra
(Apoc. 17:11-13), y tiene mucho oro y plata (Apoc. 18:12, 16). Estas
noticias horrorizan y enfurecen al rey del norte.37
Entonces, marcha del sur al norte (de Egipto al Monte Sion), diri
giendo una confederación de naciones para "destruir y matar a muchos"
(Dan. 11:44). El verbo "matar" [en la versión inglesa dice "aniquilar"]
viene del vocabulario de la guerra santa en conexión con las instruccio
nes de Dios de destruir a los cananeos y otros enemigos. Con el tiempo,
establece su campamento militar entre los mares y "el monte glorioso y
santo" (vers. 45), es decir, entre el Mar Mediterráneo y el Mar Muerto,
que enmarcan la Tierra Santa, con el Monte Sion entre ellos. Apocalipsis
16:16 designa el mismo campo de batalla potencial como Armagedón.
En este momento, la profecía de Daniel 11:40 al 45 describe el ata
que final de las fuerzas del mal, con la intención de exterminar al pue
blo de Dios (Apoc. 13:15-17).38 De acuerdo con Elena de White, el
"gran engañador" dice:
Pero, cuando el rey del norte esté pronto para atacar Jerusalén, "lle
gará a su fin, y no tendrá quién lo ayude" (Dan. 11:45). La frase final
"no tendrá quién lo ayude' apunta al final irreversible del rey del norte,
lo que implica una intervención sobrenatural. En otras palabras, el Se
ñor interviene personalmente, libera a su pueblo y derrota las fuerzas
impías. Como dice la Escritura: "el Cordero los vencerá, porque él es el
Señor de señores y Rey de reyes' (Apoc. 17:14).
Conclusión
En el tercer año de Ciro, se libraba un "gran conflicto" entre fuerzas
espirituales que intentaban influir sobre los eventos terrenales relacio
nados con el pueblo de Dios (Dan. 10:1). En Daniel 11, este gran con
flicto se transforma en una guerra entre el este y el oeste (Persia y Gre
da), seguido por guerras entre el rey del norte y el rey del sur. El pueblo
de Dios está encerrado entre los bandos en guerra y sufre persecudones.
Al desarrollarse la batalla, los protagonistas cambian. Al prindpio, los
seléuadas luchan contra los tolomeos (Dan. 11:5-15); luego, se levanta
la Roma pagana y domina los poderes previos (vers. 16-28); entonces,
la Roma papal surge de la Roma pagana (vers. 29-39); y finalmente, la
Roma papal vuelve a emerger en el tiempo dd fin, como el rey del norte.
En el tiempo del fin, después de la captura del Papa por las fuerzas
seculares de Franda, el Papado comenzó a recuperar su prestigio y auto
ridad, y luego libra una guerra contra sus adversarios seculares y el pue
blo de Dios. Aunque tendrá éxito en reunir una coalición de naciones
para lanzar un ataque final contra el pueblo de Dios, fracasará porque
Dios intervendrá. El pueblo de Dios será librado, y la coalición impía
será eliminada.
En este punto, se puede preguntar: ¿Cuán plausible es este escenario?
¿Hay alguna probabilidad de que la institución del Papado finalmente
12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa *141
encamará el carácter del rey del norte? ¿O es esto solo una especulación
alarmista alimentada por prejuicios anticatólicos?
Leonardo de Chirico, un erudito evangélico, ofrece esta respuesta:
Referencias
1. Ver, p. ej., James A. Montgomery, A Critical and Exegetical Commentary on the Book
o f Daniel, International Critical Commentary (Nueva York: Charles Scribner's Sons,
1927), pp. .418-468.
2. Andrew E. Steinmann, Daniel, Concordia Commentary (St. Louis, MO: Concordia
Publishing, 2008), pp. 495-555.
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2004), p. 106. Para un estudio detallado, ver Hotma Saor Parasian Silitonga, "Con-
tinuity and Change in World Rulers: A Comparative Study and Evaluation of Se-
venth-day Adventist Interpretations of Daniel 11" (disert. doctoral PhD, AIIAS,
2 0 0 1 ).
El libro oe Daniel
4. Adaptado de William H. Shea, Daniel 7-12, The Abundant Life Bible Amplifier, ed.
George R. Knight (Nampa, ID: Pacific Press, 1996), 179. Ver también Gerhard
Pfandl, Daniel: The Seer o f Babylon, pp. 106-108.
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6. Shea, Daniel 7-12, pp. 179-180.
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mon (404-359 a.C.); Artajerjes III Ochus (358-338 a.C.); Arses (337-336 a.C.) Da
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15. Robín Seager, Tiberius, 2a ed. (Malden, MA: Wiley-Blackwell, 2005), p. 178.
16. Ver, p. ej., Shea, Daniel 7-12, pp. 195-197.
17. Ver, p. ej., Uriah Smith, Las profecías de Daniel y del Apocalipsis (Mountain View, CA:
Pacific Press, 1949), t. 1, p. 210.
18. La expresión hebrea es una forma plural verbal hithabbrút (lit. "se unieron uno al
otro"), que lleva el significado de "hacer una alianza" o "tener una asociación con",
de acuerdo con Francis Brown, Samuel Rolles Driver y Charles Augustus Briggs,
Enhanced Broum-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicón (Oxford: Clarendon Press,
1977), p. 288.
19. Bill Gladhill, Rethinking Román Alliance: A Study in Poetics and Society (Cambridge:
Cambridge University Press, 2016), p. 2.
20. Seha, Daniel 7-12, pp. 204, 205.
21. J. R. Ring, "Augustine: Anti-Donatist Writings: Preface", en St. Augustine: The Wri-
tings Against the Manichaeans and Against the Donatists, t. 4, Nicene and Post-Nicene
12. Del norte y del sur a la tierra gloriosa • 143
Fathers, Series 1, t. 4, ed. Philip Schaff (Buffalo, NY: Christian Literature Company,
1887), p. 406.
22. Ring, "Augustine", 406 (el énfasis está en el original).
23. Richard P. McBrien, The Church: T\\e Evolution o f Catholicism (Londres: HarperColl-
ins, 2008), p. 93.
24. Catholic Church, Catechism o f the Catholic Church, 2a ed. (Washington, DC: United
States Catholic Conference, 2000), pp. 235, 236.
25. Catholic Church, Cathechism, p. 246.
26. Michael M. Homan, "The Divine Warrior and His Tent: A Military Model for
Yahweh's Tabernacle", Bible Review 16, N° 6 (diciembre de 2000), pp. 22-33, 55.
27. Para una visión panorámica de la imagen del Guerrero divino en la Biblia, ver
Tremper Longman III, Daniel G. Reid y Van Gemeren, God is a Warrior, Studies in
Oíd Testament Theology (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1995).
28. Ángel Manuel Rodríguez, Daniel 11 and the Islam Interpretation, Biblical Research
Institute Release 13 (2015), p. 9.
29. Rodríguez, Daniel 11, p. 9
30. Elena de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sud
americana, 1993), pp. 312, 313.
31. Rodríguez, Daniel 11, p. 17.
32. Ibíd., pp. 23-25.
33. Elena de White, Mensajes selectos (Mountain View, CA: Publicaciones Interamerica-
nas, 1967), t. 2, p. 61.
34. Rodríguez, Daniel 11, p. 20.
35. Carol A. Newsom, Daniel: A Commentary, con Brennan W. Breed, The Oíd Testament
Library (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2014), p. 358.
36. Jacques B. Doukhan, Secrets o f Daniel, p. 176.
37. Rodríguez, Daniel 11, pp. 22, 23.
38. Rodríguez, Daniel 11, pp. 25, 26.
39. Elena de White, Testimonios para los ministros (Buenos Aires y Mountain View, CA: Aso
ciación Casa Editora Sudamericana y Publicaciones Interamericanas, 1977), p. 473.
40. Leonardo de Chirico, "Ten Questions with Leonardo de Chirico", entrevista por
Credo Magazine 5, N° 4 (noviembre de 2015), p. 10.
Del polvo a las estrellas
D
aniel 1 informa que Nabucodonosor llevó cautivos a Babi
lonia, pero Daniel 12 pinta a Miguel levantándose para li
brar al pueblo de Dios de la Babilonia espiritual. En cada
una de las narraciones y las profecías de Daniel, el fin llega
con la derrota de los enemigos de Dios. Ya sea Belsasar, los conspirado
res en la corte de Darío, el cuerno pequeño o el rey del norte, todos son
destruidos. Daniel 12 reafirma esta verdad y presenta algo nuevo: la
muerte misma será eliminada. Pero, hasta que amanezca ese día grande
y glorioso, habrá un tiempo de espera, de dificultades y de persecución
brutal. Justo cuando los poderes del mal parezcan prevalecer, Miguel se
levantará para vindicar a su pueblo y asestar un golpe mortal al enemigo.
Al estudiar Daniel 12, es útil recordar que este capítulo corresponde
a la visión final, que consta de un prólogo (Dan. 10), la visión propia
mente dicha (Dan. 11:1-12:4) y un epílogo (12:5-13). Daniel 12 no
solo concluye la última visión sino también el libro entero, y explora
tres temas principales: el levantamiento de Miguel, la esperanza de la
resurrección y el tiempo de espera que se anuncia en la visión.
El levantarse de Miguel
Aunque se lo menciona por nombre por primera vez en Daniel
10:13, Miguel emerge como el protagonista más importante en las sec
ciones narrativas y proféticas de Daniel. Él apareció como el 'cuarto
hombre' en el homo ardiente (Dan. 3), el "hijo de hombre' en el Juicio
146 • E l libro Dt D in ifi
de Israel' (ver 1 Crón. 15:22; Esd. 8:24; Dan. 10:5).6 Este hecho será
relevante para el análisis del punto tres, más abajo.
De este modo, la designación de Miguel como "príncipe" ciertamen
te tiene connotaciones militares y reales, como lo transmite la combina
ción del verbo 'levantarse" ( ‘amad), que ciertamente es un eco de los
diversos usos militares de este verbo en Daniel 11. En cuanto a que el
término 'príncipe' se relaciona con la frase previa "se levantará Mi
guel', el 'príncipe" emerge como un comandante militar que asumirá
el gobierno que una vez detentaron los reyes del mundo.
Tercero, él es aquel "que está de parte" ( ‘óméd) del pueblo de Dios. El
verbo "estar de parte" aparece aquí en una construcción gramatical ligera
mente diferente de la de arriba. La idea es que Miguel está, o se levanta
"de parte de" o "en favor de" el pueblo de Dios, como lo transmite la
versión Reina-Valera 1995. Algunas versiones traducen la frase en el sen
tido de que el príncipe lo defiende o protege (p. ej., NVI, BJ, DHH). Aun
que estas traducciones no son necesariamente equivocadas, no captan la
connotación más importante de la palabra en el contexto del mensaje de
Daniel.
De hecho, el verbo "levantarse" también tiene un significado judi
cial. En el contexto de los procedimientos judiciales, los sacerdotes
"estarán para juzgar" (Eze. 44:24). Del mismo modo, Yahvé "está en
pie" para juzgar a su pueblo (Isa. 3:13). Pero, siendo que los jueces
normalmente se sientan (Éxo. 18:13; Isa. 16:5), un juez probablemen
te se pondría en pie para pronunciar el veredicto. Parece que, a medi
da que se desarrolla el juicio, las partes "están en pie" delante del juez
(Éxo. 18:13; Núm. 35:12), y quienquiera que hable debe también es
tar en pie.7 De este modo, nuestro pasaje presenta a Miguel en pie en
el tribunal celestial para defender la causa de su pueblo,8 una idea
corroborada por la mención del "libro"9 (Dan. 12:1; cf. 7:18, 22, 27),
que contiene los nombres de aquellos que son liberados por Miguel.
Es importante recordar que esta revelación acerca de Miguel como el
Príncipe del pueblo de Dios ocurre en el contexto de un sufrimiento y
una angustia indescriptibles. Al acercarse la historia humana a su fin,
148 • El libro de D aniel
La esperanza de la resurrección
Al desarrollarse el libro de Daniel, emerge el cuadro de Dios actúan-
do para revertir el poder de la muerte. Al librar a los tres hebreos del
fuego y a Daniel de los leones, Dios afirmó su autoridad sobre la muer
te. Las “historias de la primera parte del libro demuestran, sin ninguna
duda, que Dios libera de la amenaza de muerte, y ellas preparan para la
profecía en la visión final que predice la liberación del hecho de la muer
t e '.11
En esta predicción, Daniel presenta la declaración más explícita del
Antiguo Testamento acerca de la resurrección de los muertos: 'Muchos
de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados: unos para
vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua' (Dan. 12:2).
Esta breve declaración afirma la idea de la resurrección ya implícita en
otros pasajes bíblicos (Job 19:25-27; Isa. 25; 26:19; 66:24; Sal. 69;
73:24). Aquí, por primera vez la Biblia menciona la idea de una doble
resurrección. Mientras que algunos se levantarán para vindicación, otros
se levantarán para condenación.
Daniel 12:2 se refiere a la resurrección especial que ocurre justo antes
de la venida de Jesús. Involucra a aquellos que 'se destacaron en ambos
lados del gran conflicto entre el bien y el m al'.1* Se ven dos grupos:
aquellos 'que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel'13 (Mat.
26:64; Apoc. 14:13) y aquellos que crucificaron a Jesús (Apoc. 1:7).u
Mientras que la resurrección general de los justos ocurre en la segunda
venida de Jesús, la de los impíos ocurre al final del Milenio (Apoc. 20:5-
10). Además, Daniel 12:2 puede aplicarse también a la esperanza de la
resurrección en un sentido general. Al levantar a los justos de la tumba.
Dios revierte la consecuencia máxima del pecado. Como lo indica la
conexión entre Daniel 12:2 y Génesis 3, la resurrección revierte la mal
dición de la muerte que cayó sobre la raza humana como consecuencia
de la Caída.
Cuando nuestros primeros padres violaron el mandato de Dios, él
pronunció la maldición:
150 • Ei libro de D aniel
Conclusión
El libro de Daniel concluye con el levantamiento de Miguel, la prome
sa de la resurrección y referencias importantes al "tiempo". Daniel 12
menciona el tiempo del fin y los períodos proféticos de 1.260, 1.290 y
1.335 años, y concluye con "el fin de los días". Tales referencias al tiempo
profético indican que Dios es el gran Soberano del cosmos, y de nuestro
planeta. Y no obstante, la promesa de la resurrección también revela que
él cuida y guía nuestras historias personales, con todos sus desafíos, lu
chas y victorias. Con el salmista, podemos decir con confianza: "En tus
manos están mis tiempos" (Sal. 31:15). Mientras la peregrinación en este
mundo quebrantado continúa, los peores tiempos pueden parecer abru
madores, pero podemos seguir adelante, sabiendo que el mejor de los
tiempos está a la vuelta de la esquina.
La esperanza mana de la persona y la obra de Jesucristo. Por medio
de su vida, muerte y resurrección, él cruzó la brecha entre el Cielo y la
Tierra. En la Cruz, él "despojó a los principados y a las autoridades y los
13. Del polvo a las estrellas * 1 5 5
Referencias
1. Helmer Ringgren, "im and 'Amad”, eds. G. Johannes Botterweck, Helmer Ringgren
y Heinz-losef Fabry, Theological Dictionary of the Oíd Testament (Grand Rapids, MI:
Eerdmans, 2001), t. 11, p. 179.
2. De acuerdo con lacques B. Doukhan, Secrets of Daniel, pp. 183, 191, los siguientes
pasajes, entre otros, contienen el verbo con una connotación bélica: Josué 21:44;
23:9; Jueces 2:14; 1 Samuel 6:19, 20; 17:51; 2 Samuel 1:10; 2 Reyes 10:4; Jeremías
40:10.
3. Dan. 7:24 usa la forma aramea de la raíz semítica tjúm (levantarse), que en este
contexto es un sinónimo de amad
4. William H. Shea, Daniel 7-12: Prophecies of the End Time, The Abundant Life Bible
Amplifier, ed. George R. Knight (Nampa, ID: Pacific Press, 1996), p. 214.
5. James Swanson, ver [8569] sdr, A Dictionary ofBiblical Languages with Semantic Do-
mains: Hebrew (Oak Harbor, Logos, 1997).
6. Doukhan, Secrets o f Daniel, p. 153.
7. Ringgren, “ im and ‘amad’, Theological Dictionary, t. 11, p. 179.
8. Alberto R. Treiyer, T h e Priest-King Role of the Messiah”, Journal o f the Adventist
Theological Society 7, N° 1 (1996), pp. 64-78.
9. Como lo nota Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 904, el
libro al que se refiere aquí es el Libro de la Vida (ver Dan. 7:10; cf. Fil. 4:3; Apoc.
13:8; 20:15; 21:27; 22:19).
10. Elena de White, El conflicto de los siglos, pp. 671, 672.
11. Mitchell Lloyd Chase, 'Resurrection Hope in Daniel 12:2: An Exercise in Biblical
Theology' (disert. doct. PhD, Southern Baptist Theological Seminary, 2013), p. 51
(énfasis añadido).
12. Don F. Neufeld, ver 'Resurrection', Seventh-Day Adventist Encyclopedia (Hagers-
town, MD: Review and Herald, 1995), Logos Bible Software.
13. White, El conflicto de los siglos, p. 695.
14. Para los argumentos exegéticos en favor de la distinción entre la resurrección par
dal mencionada en Daniel 12:2 y la resurrección a la que se refiere Daniel 12:13,
156 • Et im o oc O m it í
ver Artur A. Stele, 'Resurrection in Daniel 12 and lis Contribution to ihe Theology
of the Book of Daniel' (diser. doct PhD, Andrews University. 1996).
15. Jacques B. Doukhan, 'From Dusi lo Siars: The Vision of Resurrection(s) in Daniel
12:1-3 and lis Resonance in the Book of Daniel', en Geert van Oyen y Tom She-
pherd, eds., Resurrection o f the Dead: Biblical Traditions in Dialogue, Bibliotheca Ephe-
meridum Theologurarum Louaniensium, libro 249 (Leuven, Bélgica: Peeters, 2012),
pp. 85-98.
16. Emest W. Maiter, Daniels Philosophy o f History (Bracknell, Inglaterra: Newbold Co-
llege, 1967), p. 115, citado en Gerhard PfandI, Daniel: The Seer of Babylon (Hagers-
town, MD: Review and Herald, 2004), p. 107. Ver también, LeRoy Edwin Froom,
The Prophetic Faith o f Our Fathers; The Historical Development o f Prophetic Interpreta
ron, 4 ts. (Washington, D.C.: Review and Herald, 1946), t 2, pp. 528, 784; t. 3, p.
270.
17. Nichol Comentario bíblico adventista, L 4, p. 906.
18. León Levillain, 'La conversión et le baptéme de Clovis', trad. Elias Brasil de Souza,
Reuue dTiistoire de VÉglise de France 21, N° 91 (1935), p. 161: 'La conversión de
Clovis au catholicisme est un événement qui fait époque dans l'histoire du monde.
Ses conséquences débordent, en effet, les limites du petit royaume franc sur lequel
régnait le fils de Childéric á la fin du ve siéde et se font sentir á travers les siédes
jusqu'á nous'.
19. Elena Malaspina, ver 'Clovis, King', Encyclopedia ofAncient Christianity, eds. Angdo
Di Berardino, etal. (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2014), p. 563.
20. Everett Ferguson, Church History: From Christ to Pre-Reformation (Grand Rapids, MI:
Zondervan, 2005), t. 1, p. 295.
21. Luce Pietri y Charles Munier, ver 'Tours', Encyclopedia ofAncient Christianity, eds.
Angelo Di Berardino, et al. (Downers Grove, IL: IVA Academic; InterVarsity Press,
2014), p. 814.
22. Jean Carlos Zukowski, The Role and Status ofthe Catholic Church in the Church-State
Relationship within the Román Empire from A.D. 306 to 814, Adventist Theological
Society Dissertation Series (Berrien Springs, MI Adventist Theological Sodety Pu-
blications, 2013), t. 10, p. 155.
23. Heinz Schaidinger, Historical Confirmation of Prophetic Periods (Austria: Bogenhofen
Seminary, 2010), p. 33.
24. Shea, Daniel 7-12, pp. 222, 223.
El libro del profeta Daniel es especialmente relevante
para los que vivimos en “el tiempo del fin” (Daniel 12: 9).
Y eso se debe a que este libro maravilloso presenta evi
dencias poderosas y racionales que confirman nuestra
creencia en Dios, en el Señor Jesucristo y su muerte en
la Cruz, como así también en la promesa de su regreso y
todo lo que este conlleva.
Piénsalo. En Daniel se nos presenta, desde varios ángu
los, la secuencia profética de imperios mundiales, que se -
t?ri ” fs tf
. . l y í '. . .