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República Bolivariana de Venezuela


Programa de Estudios Avanzados
Derecho y Relaciones Internacionales
INGENIUM-CEASCURCA
San Cristóbal-Estado Táchira

EL CONFLICTO INTERNACIONAL ENTRE ISRAEL Y PALESTINA


(Ensayo)

Autor:
Drando. Wilmer Rincón
C.I. V-14.782.359
Facilitador: Dr. Marco Chacón

San Cristóbal, diciembre 2015


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La génesis del conflicto del Medio Oriente reside en la existencia de dos


pueblos en un mismo territorio y ambos lo reclaman como propio, situación que los
israelíes consideran que les pertenece presuntamente porque les ha sido otorgado
por DIOS como pueblo elegido en el Antiguo Testamento. 1 Los palestinos, por su
parte, dicen que les pertenece porque viven allí desde hace siglos. Estudios
genéticos realizados en la población palestina actual, confirman que la mayoría de
los musulmanes de Palestina, incluyendo a los ciudadanos culturalmente árabes
de Israel son descendientes de los cristianos, judíos y otros pueblos indígenas del
Levante austral, cuyo núcleo se puede seguir hasta la prehistoria.2 Los palestinos,
por su parte, dicen que les pertenece porque viven allí desde hace siglos. Lo que
se concibe generalmente como conflicto entre árabes e israelí, se deriva como uno
de los primeros y persistentes focos de conflictividad mundial a partir de la
segunda mitad del siglo XX, teniendo como umbral el establecimiento del moderno
Estado de Israel en el año de 1948, además, su continua expansión territorial y
ocupación militar en deterioro de la población mayoritaria.

En este contexto, se planteó como objetivo general analizar los aspectos históricos
del conflicto palestino e israelí y la posición de Venezuela. Desde una concepción
etimológica o referencial, el conflicto consiste en un enfrentamiento, choque o
desacuerdo intencional entre dos entes o grupos de la misma especie que
manifiestan, unos contra otros, una intención hostil, en general a propósito de un
derecho y quienes por mantener, afirmar o restablecer el derecho intentan quebrar
la resistencia del otro, eventualmente recurriendo a la violencia, que llegado el
caso puede tender al aniquilamiento físico del otro3 Al respecto, el conflicto socio-
político es quizás uno de los más graves aspectos derivados de guerra entre dos o

1
Gibbons, Ann (30 de octubre de 2000). «Jews and Arabs Share Recent Ancestry».
ScienceNOW. American Academy for the Advancement of Science.. Studies cited are: M.
F. Hammer et al. (2000). «Jewish and Middle Eastern non-Jewish populations share a
common pool of Y-chromosome biallelic haplotypes». Proceedings of the National
Academy of Sciences of the United States of America 97 (12): 6769–6774.
2
Ibid.
3
Milia, Fernando. (1985) El conflicto Análisis Estructural. Instituto de Publicaciones
Navales. P, 13.
3

más grupos humanos, asimismo, es una de las más antiguas de todas


las relaciones internacionales, aunque se convierte en un fenómeno particular con
el comienzo de las civilizaciones, y supone el enfrentamiento organizado de
grupos armados, con el propósito de controlar recursos naturales o humanos, o
el desarme, o para imponer algún tipo de ideología o religión, sometimiento y, en
su caso, destrucción del enemigo.

En función de disipar aspectos históricos de lucha entre naciones, el Medio


Oriente puede considerarse como el más volátil y delicado de todo el sistema
internacional, ya sea por sus conflictos políticos, territoriales, religiosos y étnicos
que han persistido a lo largo de su historia, situación que ha cautivado la atención
mundial desde hace muchos años, que por cierto ha perdurado como elemento de
discusión o controversia entre el respeto y garantía de los derechos humanos. Por
lo tanto, se contempla el conflicto palestino israelí como un problema complejo,
anclado en raíces históricas, ideológicas, étnicas, religiosas y políticas, con unos
puntos de fricción principales que proceden de las diferencias demarcas por
generaciones.

Según su génesis, el reino de Israel perduro por más de 200 años en mandato
de aproximadamente 19 reyes que se relata en su historia, posteriormente dada la
expansión de los imperios asirio y babilónico conquistó primero a Israel y después
a Judea, tiempo en que este reino fue derrotado por los llamados asirios y su
pueblo fue exiliado trayendo como consecuencia el olvido. Años más tarde,
Babilonia conquistó el reino de Judea, también hubo exilió en su mayoría de
habitantes lo que ocasionó la destrucción Jerusalén y su venerado Templo, lugar
hacia donde primeramente se volvían en oración los árabes-musulmanes,
siguiendo claramente la tradición judía. Sin embargo, el judaísmo dio origen a un
crecimiento religioso y estilo de vida aislado de dicho territorio, tratando de
mantener la supervivencia nacional, identidad espiritual y vitalidad para el
posicionamiento como pueblo fundado en la fe hacia la conquista de la llamada
tierra prometida.
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De acuerdo a la cosmovisión que se tiene de la creación de Israel, los judíos


poseían importantes elementos objetivos de una civilización: religión, lengua,
costumbres, literatura, instituciones, ubicación territorial y política, pero por la
continua pérdida de soberanía y poder político en algunos Estados dado a la
permeabilidad de fronteras, globalización, cesión a instituciones internacionales ,
entre otros aspectos más, se ha vigorizado la lucha por supervivencia desde
diversos ámbitos influenciados a nivel nacional e internacional. Estos recedentes
han marcado la historia de dos comunidades que ansían el poderío absoluto por
garantizarles a sus habitantes la estabilidad popular que por circunstancias
dogmáticas o idealistas les separaron de manera arbitraria, deshumana y
vulnerable, sin distinción de edades, sexo, género o condición familiar.

Un elemento crítico que ha transcendido históricamente del conflicto entre


ambas naciones, es sin lugar a dudas la desproporción de ataques que se
produce y reproduce mutuamente, que para el caso de Israel se ha ido
potenciando una capacidad militar más amplia y los países musulmanes
reconocen su imposibilidad de llegar a buen ancladero por medio de la lucha
armada, las acciones de Israel, llamadas “represalias”, contra los palestinos han
ido tomando una envergadura exagerada. Todo esto, ha generado que la
percepción pública internacional se solidarice con el pueblo palestino, apoyando
de manera subjetiva el lado del más frágil. Bajo la premisa de desarrollo
económico y social entre Israel y Palestina, los asentamientos israelíes en
territorios ocupados, los refugiados palestinos y su derecho de retorno, el estatuto
definitivo de la ciudad de Jerusalén y el control de los recursos hídricos en la
región, constituyen otros problemas que por sí mismos dificultan una solución
negociada y tienden a perpetuar la pugna entre ambas comunidades, aspectos
que son memoria viva de quienes han presenciado los periodos de gobierno más
polémicos en el transcurrir del conflicto inacabado.

Como producto de la violencia entre judíos y palestinos, se conformaron grupos


armados en ambos bandos, que cometían atentados terroristas contra una y otras
poblaciones, pero los israelí fueron creando a su manera su propio estilo de
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administración y el conglomerado de fuerzas armadas que respondían al poder


político. No obstante, los palestinos rechazaron la partición de territorio, no crearon
una administración pública y no tuvieron una fuerza armada centralizada.

Una aproximación analítica al problema que adopte inicialmente un punto de


vista equidistante es probable que finalice en la conclusión obvia, es decir, que se
trata de una situación de ocupación claramente injusta e ilegal, es decir, buscar
por qué se ha mantenido hasta ahora una situación que es claramente perjudicial
para ambas partes. En cualquier caso, para aproximarse al conocimiento de la
situación actual en el conflicto palestino-israelí es necesario remontarse a los
acontecimientos históricos más significativos, que en su devenir han alumbrado al
Estado de Israel, a los territorios que han sido ocupados y habitados por
palestinos y colonos israelíes, asimismo, a los Estados árabes que estuvieron en
conflicto abierto con Israel.

Desde una percepción particular, pareciera ser imposible desvincular la


ocupación y asentamiento, desde que Israel se instauró en 1948, dado que, el
conflicto, la guerra y poblamiento de territorio palestino han sido durante muchos
años, el primordial elemento para la monopolización de poder en aras de las élites
dominantes, proporcionado por las grandes ganancias financieras obtenidas
mediante la violencia entre países del medio oriente. En este sentido, puede
mencionarse una variedad de factores históricos que explican el racismo israelí
hacia los palestinos y los árabes en general: 1) sus orígenes en el colonialismo
europeo, 2) el componente de “limpieza étnica” que era inherente al Sionismo, 3)
el sentido de superioridad judía (“pueblo elegido”), 4) el complejo de superioridad
moral nacido del holocausto nazi, 5) los incontestables logros sociales y
tecnológicos de Israel. El desprecio de Israel a la legalidad internacional y la
autoridad de las Naciones Unidas no es difícil de explicar.

En 1948, la ONU reconoció el derecho al retorno de los refugiados palestinos y


creó la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA)
con la esperanza de un retorno inmediato, algo que sin embargo no sucedió. Al
prolongarse indefinidamente su condición de "refugiados", y quedar su suerte en
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manos de la ONU, nunca obtuvieron la nacionalidad de los países árabes que los
acogieron y permanecieron en condiciones de desarraigo y precarización. Por su
parte, los refugiados judíos, que no recibieron reconocimiento ni ayuda alguna por
parte de la ONU, fueron integrados rápidamente en Israel.

Sin lugar a dudas, el conflicto árabe e israelí se mantiene hoy día como una de
las disputas rasgadas más trascendentales del contexto político internacional,
arraigado por más de 60 años consecutivos donde la guerra ha proliferado por la
inestabilidad entre dichas comunidades, estimando desde posturas divergentes
intentos de negociación necesarios y críticos para el futuro de sus respectivos
habitantes. Desde esta premisa, este ha sido uno de los escenarios en los que se
enfrentaron las potencias durante la Guerra Fría y causa preponderante de la
militarización del territorio en mención, factor promotor de expresiones públicas, en
primer lugar árabes y de los países musulmanes, de menor medida de los países
occidentales.

A diferencia de las desmedidas objeciones israelíes, hay que observar el


potencial desestabilizador de los ataques terroristas que se han suscitado desde
los tiempos del mandato británico, considerados como uno de los motivos que
condujeron a Inglaterra a salir del llamado entonces territorio palestino. Los judíos
estaban muy bien organizados, y existían varios grupos terroristas que atacaban
con fuerza. Los musulmanes árabes situados en aquel territorio también se valían
del terrorismo en aquel entonces, demostrándose de tal manera como un
elemento presente desde el inicio del conflicto mutuo.

En concordancia, es lógico que las guerras y conflictos posteriores han


contribuido en gran medida agravar más el conflicto, pero la raíz geopolítico
territorial se basa en la desaprobación de los países árabes musulmanes en
cuanto a la aceptación de la repartición territorial en dos (2) Estados, convertido en
una constante negación de reconocimiento del Estado judío por parte de algunos
musulmanes, lo que dificulta claramente que haya un acuerdo sólido como
mecanismo de resolución pacífica entre las partes, como salida intermedia hacia la
construcción de paz y dialogo conciliador.
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Es de gran relevancia, hacer alusión a otros factores influyentes en el conflicto


de las dos naciones reseñadas, específicamente son los apoyos internacionales
que reciben ambos grupos y sus intereses particulares que responden a posibles
alianzas estratégicas, asimismo, se percibe la presión de la opinión pública, que al
parecer son injerencias o suposiciones con o sin fundamentos, que de una u otra
manera producen impresiones en las personas que abordan este tipo de
situaciones sociales. Igualmente, la participación de los organismos
internacionales no gubernamentales; la mediación asertiva o ineficiente que ha
gestionado las Naciones Unidas como medida de brindar la seguridad y garantía
de las condiciones mínimas necesarias de vida, además, el papel que juega los
medios de comunicación mediante el empleo de informaciones que carecen o no
de veracidad, fidelidad o autenticidad de los hechos, por ende, la libertad o abuso
de la información que imposibilita o tergiversa la realidad de los acontecimientos.

En conclusión, es indudable que el conflicto y su resolución entre Israel y


Palestina requiere ser abordado con conciencia, voluntad y objetividad del sentido
crítico de la realidad en que conviven ambas naciones, igualmente, de un
compromiso honesto y leal en conjunto para la construcción colectiva de paz
positiva, hacia el reconocimiento internacional de Estados independientes como
así lo anhelan históricamente en función de la protección y bienestar de su
población, mas no seguir siendo escudos humanos en disputas violentas
prolongadas en el tiempo por aspectos religiosos, étnicos, culturales, territoriales,
económicos, entre otros.

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