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Por qué las hijas de Yemayá y Oshún

deben cuidar su cabello


iworos

25/01/2018

Osha

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La osha tiene para las mujeres muchas limitantes y peculiaridades, en el
caso de las hijas de Yemaya o de Oshun el cabello es una de ellas, a
continuación te cuento el porque

Yemayá sentía un inmenso amor por su hermana Oshún, según nos muestra una leyenda
en que Oshún, la bella entre las bellas, era una reina muy rica que presumía de su
espléndida figura, de sus joyas, de sus ricos vestidos y de su sedosa y larga cabellera.
Pasaba largas horas mirándose al espejo o viendo reflejado su rostro en las claras
aguas… del río que lleva su nombre, mientras se peinaba y volvía a peinar los largos
cabellos que eran su orgullo.

Su reino fue eje de sangrientas guerras de conquistas; a Oshún no le quedó más remedio
que huir y abandonarlo todo. A partir de ese momento, grande fue su pobreza y mayor
aún los trabajos que pasó. De sus magníficos sólo le quedó uno que de tanto lavarlo y
volverlo a lavar en las aguas amarillas del río, tomó ese color; tuvo que vender sus joyas
para poder comer; y para colmo, del sufrimiento se le cayó el pelo. Oshún, la bella entre
las bellas, se vio de golpe sola, pobre, esclava y en la peor miseria.

Pero Oshún no estaba sola. Como todos los ríos desembocan en el mar y en su fondo
vive la hermana mayor de Oshún, Yemayá, la dueña de todas las riquezas del mundo y
la persona que más amaba a Oshún sobre la tierra, hasta ella llegaron las lágrimas y
quejas de su hermana, arrastradas por el río. Rauda partió Yemayá a tratar de remediar
la situación y cuál no sería su sorpresa al encontrar a su querida hermana destruida
material y espiritualmente.

“No llores más, Oshún. Tus lágrimas se me clavan en el corazón. Reina fuiste y reina
volverás a ser por la gracia de Olofi. De hoy en lo adelante, te pertenecerá todo el oro
que se encuentra en las entrañas de la tierra; todos los corales que hay en el fondo del
mar serán tuyos para que te adornes con ellos; no volverás a trabajar como las esclavas
sino que te sentarás en un trono dorado y te echarás fresco, como corresponde a las
reinas, con un abanico de pavo real, animal que es mío, pero que pasará a ser tuyo desde
el día de hoy. Y para que no te atormentes más, mira: ves mi cabellera? Recuerdas que
ella era mi orgullo, lo mismo que la tuya era para ti? Aquí la tienes. Hazte una peluca
con ella para que nadie te vea en ese estado y puedas esperar dignamente hasta que el
cabello te crezca”.

Así le dijo Yemayá a su querida hermana Oshún, mientras, que con lágrimas en los
ojos, se cortaba, en sacrificio, su frondosa cabellera. Desde ese día Oshún defiende
siempre a las hijas de Yemayá y Yemayá a las de Oshún. Esa es la causa por la cual ni
las hijas de Yemayá, ni las de Oshún deben cortarse mucho el cabello.

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