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¿De qué manera el Aprendizaje Sostenible facilita el desarrollo de los valores del perfil del

bachiller ecuatoriano?

En referencia a la Constitución de la República del Ecuador (Asamblea

Constituyente, 2008), la Ley Orgánica de Educación Intercultural (2011) y la Reforma Curricular

(Ministerio de Educación 2016), el Aprendizaje Sostenible bajo sus tres principios: la equidad, la

relevancia y la sostenibilidad (Graham, et al., 2015) facilitan el desarrollo de los valores que

perfilan al bachiller ecuatoriano, a través del desarrollo de múltiples habilidades que operen en

sus tres dimensiones, siendo estas, el Aprendizaje para todos, la Enseñanza significativa y el

Aprendizaje Perdurable, que desde la presencia de un maestro responsivo logre alcanzar los

objetivos que lo sustentan.

El reto principal del Aprendizaje Sostenible en mi criterio es lograr la transformación

personal e intrapersonal como condición para que el bachiller sea lo suficientemente autónomo

para enfrentarse a los cambios vertiginosos de la sociedad, responder a un mundo globalizante y

garantizar su plena participación en la sociedad con mayor conciencia social, política, cultural y

ambiental, aplicando los valores de justicia, innovación y solidaridad.

Conforme a esto, y reconociéndose en el estudiante a lo largo de su formación e

instrucción educativa sus diferencias en el marco de la Inclusión, concluyo que el bachiller

ecuatoriano puede desde sus capacidades y fortalezas contempladas en el AS, dar una respuesta

efectiva , hasta tal punto que esté preparado “ para trabajos que aún no existen, para usar

tecnologías que aún no se han inventado y para resolver problemas que ni siquiera sabemos que

son problemas todavía” (Darling-Hammond et al., 2008).


¿Cuál es su rol, como docente, en el proceso de acercar el Aprendizaje Sostenible a los

estudiantes ecuatorianos?

En el marco de una educación Inclusiva, puedo determinar que mi rol, como docente,

en el proceso del AS, es sin lugar a dudas el de mediador, agente y motivador entre los

contenidos y los conocimientos previos de los estudiantes; esto implica que mi formación debe

estar a la par de una práctica pedagógica acorde al nuevo siglo, donde pueda con otros compartir

mis saberes, desplegando en el aula estrategias sostenibles que me permitan optimizar el proceso

de enseñanza-aprendizaje.

De esta manera, mi función, debe potenciar las fortalezas y atender las necesidades

individuales de los estudiantes sin etiquetarlos, promoviendo un ambiente donde se cumplan las

condiciones para que todo estudiante pueda acceder a un aprendizaje de calidad, significativo y

perdurable. (Graham, Berman, & Bellert, 2015, pp. 4). En este contexto, el maestro es el centro

de la actividad pedagógica, que propone experiencias eficaces dentro de un trabajo planificado,

transfiriendo enseñanzas, que luego evalúen y asegure su practicidad en la vida real.

Concluyo, desde mi experiencia, que somos únicos responsables de cambiar los

modelos culturales arcaicos, ajustarnos a los progresos del siglo XXI, eliminando la exclusión,

integrando disciplinas, satisfaciendo las necesidades humanas esenciales, desarrollando con

capacidades intuitivas y habilidades de pensamiento superior, un aula donde se respire alegría,

motivación y respeto a la diversidad, valores que hacen la diferencia y así aportar a la sociedad

como un profesional comprometido, colaborador y convencido de que dar una educación de alta

calidad es posible.
Referencias:

Graham, L., Berman, J., & Bellert, A. (2015). Sustainable learning: Inclusive practices for 21 st
century classrooms. Melbourne: Cambridge University Press.
Un objetivo crucial de…(Darling-Hammond et al., 2008)

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