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Impacto ambiental y medidas de protección.

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Resumen.

El impacto ambiental de los puertos marítimos es por regla general muy


considerable y tiene su origen, por una parte, en la construcción, reforma o
ampliación de instalaciones (tanto infraestructura como superestructura) del
puerto marítimo, y en gran medida, por otra parte, en el funcionamiento de todas
las instalaciones portuarias, las industrias, los servicios y los sistemas de
transporte (tanto acuáticos como terrestres).

El impacto ambiental de los puertos marítimos afecta al agua, al suelo y al aire, a


plantas y animales de toda especie (tanto terrestres como acuáticos), y al ser
humano.

Causas - Impacto sobre

construcción nueva - agua

reforma - suelo

ampliación - aire

funcionamiento de todas flora/fauna

las instalaciones y (acuática/terrestre)

sistemas - personas

El impacto ambiental es tanto mayor cuanto mayor sea el volumen de la obra o


de la ampliación y cuanto más intensas sean las actividades de carga y
descarga de un puerto (medidas en toneladas/año)

Las mercancías peligrosas - aún tratándose de cantidades pequeñas - inciden


de manera especial sobre el medio ambiente según el Código IMDG
(International Maritime Dangerous Goods-Code).

En forma esquemática, diremos que el impacto ambiental en los subsectores


"infraestructura y superestructura" tiene su origen:

- en primer lugar, en la instalación portuaria considerada como conjunto de todas


las estructuras acuáticas y terrestres destinadas al tráfico naval así como a la
actividad de carga y descarga, y

- secundariamente en los establecimientos industriales que, como medidas


infraestructurales estrechamente vinculadas en la mayoría de los casos a los
puertos marítimos, y destinadas a la transformación o mejora de mercancías o
materias primas, provocan con su instalación alteraciones de las condiciones del
entorno natural, por lo que deben valorarse como impactos sobre la naturaleza y
el paisaje.

En el ámbito de "actividades", los impactos ambientales proceden

- primariamente de actividades propiamiente portuarias, tales como el tráfico


naval, las operaciones de carga, descarga, almacenamiento, transporte,
suministro, disposición de residuos, mantenimiento o reparaciones, y

- secundariamente, de todas las actividades de transformación y mejora que se


desarrollan en la zona industrial adyacente.

Estas actividades implican alteraciones del entorno natural y de las condiciones


de vida, por lo que pueden ejercer influencia sobre el ser humano, los animales,
la naturaleza y el paisaje.

2.2 Construcción o ampliación de la infraestructura o superestructura de un


puerto marítimo

2.2.1 Instalaciones terrestres

Una instalación portuaria ocupa generalmente grandes superficies de terreno,


sobre todo si están previstas áreas y naves de almacenamiento, y
eventualmente el establecimiento de industrias. En este sentido, una instalación
portuaria significa siempre un considerable impacto en el paisaje natural
existente, ya que las playas, costas rocosas, zonas de caña, manglares u otras
áreas de ribera son artificialmente afirmadas y edificadas, nivelando y sellando
las superficies. Por tal motivo se producen impactos/alteraciones especialmente
en áreas sensibles como el bosque, las zonas húmedas, las tierras aptas para la
agricultura y las áreas urbanizadas, mediante la extracción o el reemplazo de
materiales del suelo, operaciones de rellenado, recubrimiento o sellado de
zonas, desagües/desecaciones y grandes cargas sobre el suelo. Aunque
claramente condicionadas por la finalidad productiva de la instalación, se pueden
adoptar medidas de protección ambiental en el sector terrestre, cuya eficacia
puede garantizarse de antemano mediante una adecuada planificación de
infraestructuras.

Las zonas de carga y descarga, almacenamiento y depósito deben configurarse


de acuerdo con el tipo y afluencia de las mercancías en cuestión, y en
consonancia con la forma de actuación, conforme a los siguientes criterios:

a) En relación con minerales, carbones y sales, debe procurarse que

- la resistencia y estanqueidad de las superficies de almacenamiento se


determine teniendo en cuenta el peso y la altura de los materiales áridos
acumulados, de manera que se eviten alteraciones del subsuelo y del entorno
como consecuencia del asiento del terreno;

- alrededor y dentro de estas zonas se planifique un desagüe de dimensiones


acordes con el nivel de precipitaciones, de manera que se impidan las
filtraciones y las fugas, así como el fluir de aguas superficiales contaminadas de
suciedad y metales pesados hacia el subsuelo y hacia el mar (deben instalarse
tanques de sedimentación y, dado el caso, plantas depuradoras).

b) Tratándose del almacenamiento de mercancías a granel, pueden preverse,


como remedio eficaz contra la formación de polvo, superestructuras en forma de
naves o instalaciones de aspersión que sin embargo implican altos costos de
montaje y mantenimiento.

- En todo caso, las mercancías a granel sensibles a los agentes atmosféricos


deben almacenarse bajo techo o en silos.

c) En el caso de operaciones de carga y descarga de petróleo u otros productos


líquidos, debe preverse la impermeabilización de las áreas destinadas a alijo,
carga y almacenamiento en cisternas, incluyendo la instalación de separadores
de aceite u otras instalaciones de depuración de aguas residuales; por lo demás,
contra la contaminación de las aguas subterráneas y marinas causada por
vertidos y filtraciones sólo se puede proceder a base de actuaciones correctoras.

Las ampliaciones de puertos en tierra deben ser planificadas con la suficiente


antelación, para que las superficies necesarias, así como las superficies para
eventuales medidas de nivelación, puedan ser previstas y reservadas a tiempo
mediante los correspondientes planes de uso del terreno y de edificación. Sólo
así se puede evitar la frecuente penetración de las zonas portuarias en zonas
residenciales que han ido creciendo de forma natural o en áreas necesitadas de
protección, con los consiguientes traslados forzosos de población o talas de
vegetación, a la vez que la presión de asentamientos humanos incontrolados en
la zona portuaria.

Las construcciones de altura, los edificios utilitarios, la industria y las


urbanizaciones son otros tantos elementos necesarios para el desarrollo de una
región portuaria. Para que su planificación y realización se lleven a cabo con la
debida consideración de la protección ambiental se requieren los siguientes
factores:
- separación de áreas según sus diversas finalidades,

- empleo de substancias y materiales de construcción de bajo impacto


ambiental,

- optimización del equilibrio entre superficie necesaria y alturas útiles o de


edificación,

- prevención del derroche de suelo,

- adaptación arquitectónica de los edificios elevados y utilitarios al estilo


contructivo de la región,

- aligeramiento del aspecto del conjunto, intercalando zonas verdes en las áreas
abiertas en torno a los edificios, y -dentro de lo posible- alrededor de las áreas
de almacenamiento,

- aplicación de tecnologías ecológicas en las industrias establecidas en la zona


portuaria,

- construcción de infraestructura en el sector de abastecimiento de agua y


gestión de aguas residuales, para garantizar las reservas de aguas superficiales
y subterráneas y para no contaminar el agua del mar.

El desarrollo de un puerto suele implicar una serie de establecimientos


industriales. La experiencia nos dice que los puestos de trabajo de nueva
creación y muchas veces también la mera esperanza de conseguir un trabajo
conveniente provocan una fuerte afluencia, frecuentemente incontrolada, de
trabajadores (potenciales) en compañía de sus familias. De ahí que en la
planificación del puerto deba prestarse especial atención a configurar
condiciones de vida dignas en lo que se refiere a vivienda y atención sanitaria,
considerando particularmente la situación específica de la mujer. Existe un
riesgo particular de formación de ghettos en los aledaños de los puertos.

El desarrollo de una zona portuaria con los correspondientes establecimientos


industriales representa una enorme sobrecarga de las redes de abastecimiento y
de disposición de residuos. En particular mencionaremos el posible impacto
ambiental derivado tanto de la necesidad de agua potable como de la
producción de aguas residuales. Pero también deben tenerse presentes, en
especial durante la fase de planificación, la incidencia sobre la atmósfera y el
suelo, el desgaste paisajístico y el impacto del tráfico (entre otras, las cuestiones
de seguridad).

2.2.2 Instalaciones acuáticas

Las instalaciones acuáticas de un puerto suponen en la mayoría de los casos


gran consumo de superficie, por lo que representan una considerable injerencia
en la naturaleza y en el paisaje. Pero también puede reducirse la magnitud de
este impacto si se planifica con el esmero requerido. Por lo tanto, el objetivo de
la planificación y construcción de las instalaciones en el agua de un puerto
marítimo debe ser establecer, en base a previas y extensas mediciones
batimétricas e hidrológicas, bases de datos ambientales y, eventualmente,
ensayos simulados, las magnitudes ambientales predominantes, tales como

- las relativas a los vientos y al oleaje,

- las referidas a las corrientes y a la sedimentación,

- las que afectan al agua, al suelo y a la atmósfera,

con el fin de no edificar contra lo que aconsejan estos valores del entorno, sino
teniéndolos muy en cuenta.

Además, habría que tratar de integrar las instalaciones portuarias al máximo


posible en el paisaje general.

El aporte de sedimentos obliga a efectuar regularmente trabajos de dragado y


mantenimiento para garantizar la profundidad navegable. El barrido o vertido al
mar del material dragado plantean grandes problemas ecológicos especialmente
porque
- este lodo puede estar contaminado por la polución general de las aguas, bien
sea a causa de los vertidos, o por contener petróleo o metales pesados,

- durante largas temporadas se necesitan grandes extensiones de terreno para


el barrido y vertido al mar de estos lodos, resultando muy costoso recuperar
dicho terreno como tierra cultivable,

- en caso de efectuar el vertido de estos lodos al mar, se altera la configuración


submarina y la flora y la fauna acuáticas.

La mejor manera de prevenir estas consecuencias es planificar obras de


construcción teniendo en cuenta a tiempo el aspecto hidrodinámico y prever
instalaciones adecuadas para la disposición de residuos a la mayor distancia
posible de las zonas residenciales. Lo mismo se puede decir de la eliminación
de aguas residuales y desechos generados en el puerto.

La concepción de una instalación portuaria debería aprovechar los efectos


naturales de las mareas y corrientes fluviales en la zona de río o delta de un
estuario, p.ej., para mantener libres las vías de acceso gracias a una hábil
disposición de diques de encauzamiento para dirigir y concentrar la corriente
(efectos de barrido), obras de cerramiento del puerto (sobre todo de la zona de
acceso, a fin de evitar las erosiones de sotavento) y muelles que, dentro de lo
posible, no deberían ubicarse en zonas de aguas muertas. Hay que evitar
construir las instalaciones portuarias en zonas de agua salobre (coincidencia de
aguas saladas y dulces, que provoca una mayor formación de lodos).

Las zonas de caladero y acuicultura costeras y fluviales, así como el resto de la


flora y fauna natural, pueden ser perjudicadas por la construcción de puertos, ya
que se pierden grandes superficies de agua y espacios de cría y biotopos. Otros
riesgos motivados indirectamente por la instalación portuaria son daños como
consecuencia del vertido de aguas residuales o alteraciones del nivel freático en
la zona portuaria.
El deterioro de las existencias piscícolas puede hacer que el consumo de
pescado se transforme en un riesgo para la salud de la población, y ocasionar la
pérdida de puestos de trabajo en las empresas pesqueras.

Las medidas de prevención para reducir la contaminación del agua en la zona


portuaria consisten esencialmente en mantener los vertidos en el mínimo posible
o permitir tan sólo el vertido de aguas residuales depuradas.

Además, desde el momento de la planificación de las instalaciones portuarias,


habría que aspirar a una máxima integración de la actividad pesquera.

De los materiales de construcción que se utilizan para realizar las instalaciones


en el agua (hormigón, cascotes), no se espera un impacto negativo sobre el
medio ambiente; sin embargo, las tablestacas de acero en zonas de clima
caliente y por la influencia del agua salada y, sobre todo, del agua salobre,
sufren una considerable corrosión, de modo que su empleo sólo puede tomarse
en consideración si se tratan con anticorrosivos. Para evitar la contaminación,
habría que elegir aquí únicamente pinturas no tóxicas. La madera como material
de construcción sólo es apta con reservas, ya que su durabilidad es limitada
debido a los procesos de putrefacción en la línea de vaivén del nivel de las
aguas. Hay que renunciar al uso de determinadas maderas de selvas tropicales
(por ejemplo, madera de bongossi), muy apreciadas como material de
construcción por su resistencia y duración.

2.3 Actividades portuarias

En lo sucesivo utilizaremos la expresión actividades portuarias refiriéndonos no


sólo a las "clásicas" de carga y descarga de mercancías, sino también a todas
las operaciones desarrolladas sobre la base de la infraestructura existente en un
puerto (incluyendo la industria), tanto en su área acuática como terrestre, ya
pertenezcan al sector de servicios, comercio, circulación o transporte.

2.3.1 Actividades portuarias terrestres


El posible impacto ambiental de las actividades portuarias terrestres y los
peligros que éstas encierran dependen fundamentalmente del tipo de
mercancías y sustancias sometidas a las operaciones de carga y descarga.
También es determinante a este respecto la forma en que sean manejadas.

Según el tipo de mercancía de que se trate, ya sean

- líquidos a granel,

- sólidos a granel,

- mercancía convencional o

- contenedores,

se pueden producir los siguientes efectos ambientales:

(a) durante el transbordo de petróleo y productos químicos líquidos u otras


mercancías líquidas puede producirse contaminación del agua del mar y
subterránea; pueden producirse incendios y explosiones con el consiguiente
desarrollo de humo y gases; pueden ocurrir evacuación o derrame involuntarios
de aceite, derivados de petróleo, productos químicos líquidos u otras mercancías
líquidas; los derivados del petróleo, tales como gasolina, gasoil y queroseno,
pueden mezclarse de forma accidental, p. ej., por la conexión errónea de
acoplamientos, el uso de oleoductos inapropiado durante el "pigging" (limpieza
de tuberías por diablo) y producir la consiguiente elevación del punto de
inflamación; en la proximidad inmediata de depósitos de combustible, terminales
de descarga o en buques-cisterna es posible que se fume o cocine por
ignorancia; los tanques pueden vaciarse en el buque o en tierra, lo que permite
la formación de gases peligrosos.

En consecuencia, las medidas orientadas a impedir daños ambientales en el


ámbito de las "mercancías líquidas a granel" exigen no sólo prever suficiente
infraestructura en las zonas de carga, descarga y almacén, sino sobre todo una
eficiente organización empresarial que regule claramente la asignación de
competencias y responsabilidades. Igualmente debe garantizarse una formación
convenientemente intensiva del personal que desarrolla sus actividades en
dichos sectores (véase a este respecto la Convención MARPOL).

En el aspecto técnico-organizativo, son necesarias las siguientes precauciones


de seguridad y medios auxiliares:

- dispositivos colectores (cadenas de contención o aspiradores de petróleo),

- aglutinantes de productos petrolíferos (sólo para pequeñas cantidades),

- reservas de arena,

- sistemas de extinción de incendios con hidrantes,

- sistemas de aspersión de agua,

- generadores de espuma,

- suministro de corriente de emergencia,

- bombas propias para abastecimiento de agua,

- cubetas de seguridad en la zona de almacenamiento en cisternas,

- distancia de seguridad entre cisternas entre sí y con respecto a otras


instalaciones.

Para los proyectos en los que esté prevista la puesta en marcha de terminales
de carga y descarga de crudo, cisternas o servicios de refinería, se plantea,
desde el punto de vista de una planificación ecológicamente aceptable, la
exigencia de programas destinados a la formación y adiestramiento previos del
personal que vaya a prestar servicio en dichos puntos.

(b) En relación con las operaciones de carga y descarga de mercancías a granel


como cereales, forrajes, minerales, carbón y sales industriales, se pueden
producir impactos ambientales como, p.ej., contaminación de las aguas
subterráneas y marinas, así como formación de polvo y molestias producidas por
ruido. Las instalaciones destinadas al transporte de mercancías a granel,
representan además, como consecuencia de su tamaño, un impacto inevitable
sobre el entorno paisajístico natural, además de encerrar peligro de explosión de
polvo y riesgo de incendio.

También en este punto, presuponiendo la adopción de suficientes medidas de


construcción en materia de infraestructuras, se debe exigir una adecuada
organización de la actividad y una buena formación del personal en relación con
la protección del medio ambiente. Por lo demás, para proteger las aguas
subterráneas, es preciso utilizar únicamente las zonas de almacenamiento
previstas y efectuar con regularidad los trabajos de mantenimiento y reparación
(p.ej., mantener despejados los sumideros del agua de lluvia situados en los
puntos de almacenamiento). La formación de polvo y la emisión de ruidos
únicamente puede impedirse, en la mayoría de los casos, a base de costosos
recubrimientos, extractores y rociadores, así como mediante la construcción de
naves. Hay que blindar los puestos de carga y transvase dentro de lo posible y
se debe evitar la "caída libre" de mercancías que desprenden polvo. Según su
composición y levedad, el polvo puede plantear problemas químicos, biológicos
y mecánicos, así como de orden electrostático/electrotécnico.

(c) Por lo que se refiere a la carga y descarga convencional y en contenedores,


los grandes equipos que se necesitan (para contenedores, p.ej., grúas puente de
hasta más de 70 m de altura con pluma plegada hacia arriba y suspendida sobre
el agua), representan un considerable impacto sobre el paisaje natural.

Por otra parte, las alternativas a estos aparatos, que funcionan con rapidez y
precisión, implican asumir el considerable tributo de la pérdida de rapidez y
seguridad frente a siniestros, recurriendo a aparejos en los buques o a aparatos
móviles en tierra (Straddle Carrier o grandes apiladoras de horquilla elevadora).

En razón de la necesidad de mover con frecuencia los contenedores -con ayuda


de elevadores o transportadores-, éstos ya no suelen apilarse más que de tres
en tres como máximo; este procedimiento exige disponer de grandes áreas.

Por lo demás, debido al tipo de elevadores y transportadores de superficie, y


según la capacidad de maniobra que ofrezcan, se requiere una zona adicional
de movimientos y se producen ruidos y gases de escape. También se necesita
espacio adicional para las zonas de entrada, salida y conexión. Estas zonas, por
lo general impermeabilizadas, exigen un desagüe eficiente con posibilidades de
depuración propias.

El proceso de mecanización que afecta también al área convencional de


mercancías envasadas, tiene consecuencias para el personal que trabaja en el
puerto, ya que se destruyen muchos puestos de trabajo tradicionales. A este
respecto únicamente se podrá garantizar un proceso de adaptación a base de
planificación social y reciclaje, contando con el apoyo de la formación y la
capacitación que ya deben tenerse presentes desde la fase de planificación.

Por otra parte, las operaciones mecánicas de carga y descarga tienen como
consecuencia una intensa sobrecarga de ruidos y gases de escape, a excepción
de las que se realizan con aparatos de tracción eléctrica. Es importante que se
empleen aparatos con blindaje acústico y con reguladores de gases de escape.

Por lo demás, la carga por contenedores, la carga unificada y la convencional


pueden implicar a su vez un cargamento peligroso líquido o sólido (productos
químicos, etc.) capaz de originar trastornos ambientales en caso de que los
envases reciban un tratamiento inadecuado o resulten dañados.

En este aspecto debe mantenerse el menor nivel posible de riesgo mediante una
formación intensiva del personal afectado, así como a través de las
correspondientes medidas preventivas y de equipamiento de seguridad.

(d) La mercancía convencional envasada provoca, en caso de un tratamiento o


almacenamiento inadecuados (según el tipo de embalaje, que en determinadas
circunstancias puede resultar muy fácil de deteriorar; o porque en el
almacenamiento no se tiene suficientemente en cuenta la influencia de los
factores atmosféricos) y según el tipo de mercancía de que se trate, impactos
directos o indirectos. De ahí que deba retirarse y eliminarse toda mercancía
dañada o mal almacenada que normalmente ha perdido todo su valor para el
destinatario. El riesgo de eliminar inadecuadamente estas mercancías residuales
sólo se puede evitar formando suficientemente al personal y disponiendo de una
eficiente infraestructura de disposición de residuos.

(e) En caso de que la elaboración, el almacenamiento y el procesado de


pescado y marisco no se realicen en la forma adecuada, éstos representan un
riesgo para el medio ambiente a través de los desperdicios y las aguas
residuales. El consumo de pescado y marisco tratado de forma inadecuada
puede causar enfermedades.

Por esta razón, se ha de prestar una especial atención al transbordo de


mercancías perecederas (p. ej., refrigeración continua, rápido transbordo).

(f) Los impactos ambientales ocasionados por la industria y el comercio de la


zona portuaria, así como las correspondientes medidas de protección ambiental
dependen del tipo de materias primas que han de ser manufacturadas o
mejoradas, así como de los productos manufacturados. A este respecto nos
remitimos a los correspondientes capítulos.

2.3.2. Actividades portuarias acuáticas

Este ámbito comprende las actividades de navegación y las operaciones ligadas


a ellas, como son:

- garantizar todo tipo de facilidades para la navegación marítima (incluyendo


sobre todo en este punto el mantenimiento del nivel de profundidad de las aguas
y consecuentemente los trabajos de dragado de mantenimiento);

- abastecimiento, eliminación de residuos de los buques y suministros;

- actividades de transbordo de carga de buque a buque;

- pilotaje (prácticos) y control del tráfico marítimo.


Teniendo en cuenta que estas acciones de mantenimiento de la actividad
portuaria en el medio acuático suelen llevarse a efecto desde embarcaciones o
dispositivos flotantes, se producen impactos ambientales negativos sobre las
aguas y consecuentemente sobre la fauna y la flora, así como sobre las aguas
subterráneas, especialmente en los siguientes casos:

- al realizar maniobras de atraque y desatraque (peligro de averías con vías de


agua en los barcos),

- al cargar combustible (suministro de combustibles),

- al descargar, cargar y alijar,

- al eliminar los residuos (aguas negras/desechos),

- al efectuar la limpieza de cisternas/bodegas,

- al realizar reparaciones.

Sólo es posible hacer frente a estos impactos ambientales a base de formación y


adiestramiento del personal que presta servicios en los ámbitos de actividad
antes mencionados, en combinación con un equipamiento adecuado de
remolcadores, buques de abastecimiento, lanchas, bombas, barreras de
contención del petróleo, etc. A este respecto, el principal punto de apoyo deben
ser las autoridades portuarias o la sociedad gestora del puerto. (Los problemas y
posibilidades de eliminación se contemplan en los capítulos "Navegación
marítima", "Disposición de residuos sólidos" y "Gestión de residuos peligrosos").

Otro punto crucial de impactos ambientales negativos son las operaciones de


dragado para mantenimiento de puertos y vías de acceso. (Véase el punto
2.2.2.)

Los riesgos ecológicos citados pueden prevenirse únicamente mediante la


actuación responsable de los mandos de los buques y el control del tráfico
marítimo (sanciones disuasorias); las averías y los posibles daños ecológicos de
gran envergadura que se pueden producir como consecuencia de las mismas,
podrían evitarse en las vías navegables previendo, desde la propia fase de
planificación, un sistema de control del tráfico (VTMS = Vessel Traffic
Management System) lo más simple posible y adecuado a las condiciones
locales, en combinación con prácticos bien formados y organizados.

Hay que analizar a tiempo por medio de un estudio socioeconómico y


sociocultural todos los efectos que la construcción o reestructuración de un
puerto marítimo tiene sobre la población (incluyendo específicamente las
mujeres) deben ser analizados a tiempo, para tenerlos en cuenta en la fase de
planificación o en medidas de apoyo.

3. Análisis y evaluación de impacto ambiental. Fuentes de referencia

La estimación y valoración de los peligros ambientales a que se refiere este


informe, da por supuesta la existencia de bases documentales exactas de
planificación sobre el tipo y volumen de las mercancías objeto de carga y
descarga, y también presupone que se hayan establecido objetivos fiables para
el desarrollo futuro. En este contexto se incluye la información acerca de las
posibilidades de ulterior manipulación o transporte de dichas mercancías, así
como una esmerada recolección de datos sobre las condiciones in situ (terrenos,
suelo, clima, aguas subterráneas, infraestructura existente, etc.).

Proponemos que se prevea una planificación integral de las medidas de


construcción y la operación, recabando para el dimensionamiento de todas las
instalaciones y servicios los estándares de calidad internacionales o alemanes,
con el fin de evitar que se produzcan efectos negativos sobre el medio ambiente
como consecuencia de evaluaciones insuficientes.

En materia de instalaciones son de aplicación:

- los niveles internacionales de calidad de la Convención MARPOL,

- los criterios sobre resistencia, estabilidad y durabilidad que establecen, p.ej.,


las normas DIN o las Recomendaciones del Comité de Trabajo sobre afirmado
de orillas (EAU),

- las técnicas de disposición de residuos (aguas negras/desechos) según el nivel


de calidad internacional con valores de vertidos comparables, de acuerdo con el
tipo de agua residual de que se trate,

- las técnicas de depuración atmosférica, p.ej., según los Lineamientos Técnicos


Aire.

Para planificar un puerto, hay que realizar un análisis detallado de las


condiciones locales, siendo los puntos programáticos más importantes de dicha
planificación los siguientes:

- cuantificar las características de las corrientes y de los datos oceanográficos,

- realizar ensayos físicos y matemáticos de simulación para determinar la mejor


configuración posible de las condiciones hidrodinámicas e impedir las
sedimentaciones,

- analizar el tráfico efectivo.

Ha de prestarse especial atención al objetivo de garantizar y respetar los valores


límite, a cuyo efecto debe impartirse, mediante programas apropiados, una
formación especializada a las autoridades del servicio portuario para
sensibilizarlas respecto a su responsabilidad ecológica. Es importante asegurar
el debido equipamiento con los aparatos de control, vigilancia y lucha contra
desastres.

Para minimizar el impacto ambiental se requiere una combinación de


instalaciones estructurales conformes al estándar europeo, que permitan
mantener bajos los valores de vertido y emisión, y una operación y control
adecuados.

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