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CAPITULO 6

La epistemología después de Kuhn

6.1. INTRODUCCIÓN

El giro historicista iniciado por Kuhn y continuado por Feyera-


bend, Lakatos, Laudan y otros muchos ha tenido importantes conse-
cuencias en los estudios sobre metodología científica. La influencia
de Kuhn no se limita a la filosofia de la ciencia: la sociología de la
ciencia, la historia de la ciencia, así como la concepción que tienen
los científicos sobre su actividad, han cambiado considerablemente
en el último tercio de siglo. Por supuesto, la causa de esta transforma-
ción no es la publicación de La estructura de las revoluciones cientfficas
en 1962. A partir de la Segunda Guerra Mundial se ha producido un
profundo cambio de la propia actividad científica, hasta el punto de
que, a finales del siglo xx, conviene distinguir entre ciencia, tecnolo-
gía y tecnociencia. La emergencia de la tecnociencia (Big Science), de
la que nos ocuparemos en el capítulo 9, es la razón auténtica del giro
que han experimentado los estudios sobre la ciencia en las dos últi-
mas décadas del siglo xx. El libro de Kuhn tuvo la virtud de acoplar-
se bien al cambio experimentado por la propia ciencia. Podríamos
decir que, así como las diversas revoluciones científicas de finales del
xix y principios del xx, con las crisis de fundamentos que suscitaron,
fueron el motor que provocó la aparición de la filosofia de la ciencia
como disciplina específica, así también la revolución tecnocientífica
de la segunda mitad del siglo xx ha generado nuevas disciplinas, ten-
dencias e ideas, que suelen agruparse en lo que genéricamente se de-

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1
de la ciencia investigan hoy en día en colaboración con otros profe-
nomina estudios sobre la ciencia _y la tecnología (Science and Technology sionales (historiadores, sociólogos, psicólogos cognitivos, economis- 1
Studies). tas, tecnólogos, etc.), o polemizan con ellos, motivo por el cual la fi-
Dentro de esta nueva línea de reflexión sobre la ciencia y la tecno-
logía, la filosofia de la ciencia y la epistemología ya no tienen la exclu- losofia de la ciencia de los años 80 y 90 es polifacética, sin que haya
una tendencia dominante que aglutine esa pluralidad de aportaciones.
siva. La historia de la ciencia se ha revitalizado enormemente en este Puesto que la obra de Kuhn es la que mejor se ha adaptado a este cam-
cuarto de siglo y ha generado importantes aportaciones. La sociología
de la ciencia se ha renovado por completo y se ha visto profundamen- bio de la propia actividad tecnocientífica, hablaremos de una filosofia
te transformada por la emergencia de la sociología del conocimiento cien- postkuhniana de la cienciay de la tecnología, y señalaremos algunas de sus 1
corrientes principales, sin pretender llevar a cabo un estudio exhausti-
tífico, de la cual nos ocuparemos en el capítulo 8. La psicología de la
ciencia, que antes se limitaba al estudio de los caracteres y peculiarida-
des de los científicos individuales, ha visto emerger una línea de inves-
vo de todas ellas.
Una vez indicado el marco general de los capítulos siguientes,
conviene señalar, en primer lugar, que la filosofia empirista del cono-

tigación muy influyente, vinculada a las ciencias cognitivas. Han apare-
cimiento científico y la filosofia analítica de la ciencia no han dejado
cido especialidades nuevas, como la antropología de la ciencia y la etno-
de existir tras el giro historicista, pese a que han perdido su hegemo- 1
metodología. Se han creado numerosos programas de investigación
Muchos países nía. El programa estructural en filosofia de la ciencia es. probablemente,
sobre política científica y gestión de la cienciay la tecnología. la tendencia más vigorosa en este sentido. Incluso en estos casos, las
Agencias de evaluación de la ciencia y la tecnología, que han
han creado antiguas tesis del empirismo lógico se dan por superadas, y se intenta
aglutinado en su torno a personas de diversas formaciones intelec- 1
tuales. El enorme impacto económico y social de la tecnociencia ha incorporar algunas de las aportaciones de Kuhn y sus epígonos, man-
dado lugar a la aparición de líneas de investigaciones sobre economía teniendo el rigor analítico y la defensa de la racionalidad que caracte-
rizaron la concepción heredada. Sin embargo, el programa estructural 1
de la cienciay la tecnología, por una parte, y también a programas muy
coincide en muchos aspectos básicos con la concepción semántica de las
influyentes sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad (Science, Technology and
teorías científicas, y por eso nos ocuparemos en primer lugar de esta
Socio), que se han ido expandiendo por diversos países. Por últi- tendencia, sin perjuicio de que las diferencias ontológicas y metodoló-
mo, desde que Snow escribió su célebre artículo sobre las dos culturas 1
(1962), la tecnociencia ha pasado a ser considerada como una im- gicas entre unos y otros defensores de la concepción semántica sean
portante componente de la cultura de las sociedades más desarrolla- muy notables. Una tercera corriente de interés que mantiene algunos
das, rompiendo el viejo monopolio de la cultura humanística. En re- vínculos con la filosofia estándar de la ciencia es la concepción represen- 1
sumen, si a principios de siglo sólo los epistemólogos y los historia- tacional, que ha propuesto una teoría general de las representaciones
dores (más algunos sociólogos) se ocupaban de reflexionar sobre la científicas, dentro de la cual son interpretadas las representaciones lin-
ciencia, a finales de centuria hay una auténtica pléyade de profesio- güísticas y enunciativas de las teorías científicas. Algunas de sus pro- 1
nales que se aglutinan, mejor o peor, en los mencionados Estudios so- puestas están ligadas al programa estructural, pero también a las co-
bre la cienciay la Tecnología. rrientes cognitivas en filosofia de la ciencia, de las que nos ocuparemos
Todos estos cambios, que irán siendo comentados en los capítulos en el apartado 6.5. El último apartado de este capítulo intenta resumir 1
siguientes, han tenido un gran impacto sobre la filosofia de la ciencia, algunas de las tesis centrales de la epistemología naturalizada, que desa-
rrolla algunas de las ideas de Quine y tiende a difuminar la separación
y no sólo por la emergencia de una filosofia y una historia de la tecnolo-
gía, disciplinas que en los últimos años están en pleno auge, sino tam-
bién porque los filósofos de la ciencia han tenido que replantearse
entre las ciencias y la filosofia de la ciencia, adoptando muchas veces
tesis evolucionistas, que aplican modelos darwinianos para interpretar
e
buena parte de sus ideas básicas, entrando en competencia (y colabo- los procesos de cambio científico.
ración) con otros muchos profesionales, que estudian la ciencia y la La filosofia de la ciencia posterior a Kuhn ha afrontado asimismo 1
tecnología desde otras perspectivas. Como consecuencia, la filosofia otro tipo de problemas, como el debate sobre el realismo y el relativis-
de la ciencia ha dejado de tener una main stream que, con críticas y di- mo, del que nos ocuparemos en el capítulo 9. En ese mismo capítulo
vergencias, aglutine las investigaciones filosóficas. Muchos filósofos analizaremos una serie de reflexiones que englobamos bajo el título

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de filosofia de la actividad científica. Así pues, dejando para los dos últi- a sistemas formales ni a cálculos lógicos, sino que se introducen técni-
mos capítulos los estudios sociológicos sobre la ciencia y la filosofia cas de análisis semántico, basadas en la teoría de la verdad de VarSki y
de la práctica científica, en este capítulo nos ocuparemos de aquellas la—Teoría de Modelos. En cualquier caso, se sigue manteniendo el es-
escuelas y autores que han tratado de mantener, al menos en su espí- píritu epistemológico de Reichenbach, orientado hacia el análisis y la
ritu, algunas de las ideas básicas de la filosofia empirista de la ciencia, reconstrucción semiformal de las teorías, así como la tesis común a
intentando dar respuesta a los desafios planteados por Kuhn y sus se- popper y a Camap de que las teorías son el «núcleo duro» del conoci-
guidores. Entre estas escuelas o tendencias hay intersecciones múlti. miento científico. Pocos de estos pensadores cuestionan la tesis de
ples, mas también hay matices y diferencias, motivo por el cual distin- q ue el conocimiento científico es el objetivo principal de la filosofia
guiremos cinco tendencias principales. Lo que resulta común a todos de la ciencia, aunque algunos de ellos son conscientes de que esto
estos autores es la insistencia en que la filosofia de la ciencia tiene al puede ser una limitación, como ocurre en el caso de van Fraassen:
conocimiento científico como su principal objeto de estudio: en ello
difieren de las corrientes que trataremos en el último capítulo, centra- nuestra tradición se ha centrado más en las teorías científicas que en
do en la actividad científica'. la actividad científica misma (en el producto, más que en la meta,
las condiciones y el proceso de producción...). Sin embargo, todos
los aspectos de la actividad científica deben ser esclarecidos si que-
remos que resulte inteligible la totalidad;.
6.2. LA CONCEPCIÓN SEMÁNTICA
La concepción semántica parte de un postulado fundamental, que
Desde un punto de vista cronológico, la concepción semántica se le permite diferenciarse claramente de la concepción heredada las
remonta a los años 60, con la escuela de Stanford (Suppes, McKinsey, teorías no son consideradas como conjuntos o sistemas de enuncia-
Adams, etc.), quienes tuvieron la idea de a una axiomatiza- dos, sino como clases de modelos. A diferencia de los empiristas lógicos,
ción formal de las teorías científicas, conformándose con una axioma- que insistían mucho en los aspectos lógico-sintácticos de las teorías y
tización infon-nal, como la de Bourbak basada en la teoría de conjun-
en el vocabulario teórico y observacional, la concepción semántica no
tos. Así como una estructura matemática (grupo, anillo, cuerpo...) es
centra su análisis en los aspectos lingüísticos de las teorías científicas.
definida mediante una serie de axiomas que deben ser satisfechos para Bas van Fraassen precisó bien esta diferencia:
que algo sea un grupo (o anillo, o cuerpo...), así también las teorías
científicas empíricas son estructuras conceptuales abstractas definibles La representación sintáctica (yntactic picture) de una teoría la
mediante una serie de axiomas, que luego son satisfechos o no por los identifica con un cuerpo de teoremas, formulados en un lenguaje
sistemas empíricos. Cuando un sistema empírico (fisico, biológico, particular que ha sido elegido para expresar dicha teoría. Esto po-
económico, social, etc.) satisface todos los ítems del predicado con- dría contraponerse con la alternativa de presentar una teoría identi-
juntista que define a una teoría empírica, entonces se dice que dicho ficando una clase de estructuras como sus modelos. En estasegun-
sistema es un modelo de la teoría2. Partiendo de esta nueva metodolo- da perspectiva (semántica) el lenguaje usado para expresar la teoría
gía de análisis.---c{1asted-rías, que sustituye el análisis lógico-formal de no es básico ni único'.
los empiristas lógicos por un análisis modelo-conjuntista, una teoría
queda definida por los sistemas empíricos que son modelos de la teo- Por oposición a la concepción enunciativa, como la denominó
ría, es decir, que satisfacen una serie de axiomas expresados en térmi- Stegmüller5, la concepción semántica ha considerado las teorías cien-
nos semiformales. Ya no se pretende reducir las teorías fisico-naturales
3 B. van Fraassen, «The semantic approach to scientific theories», en N. J. Nenes-
IEn estos capítulos se retoman ideas expuestas en J. Echeverría, «La filosofia de la sian (ed.), The Process of Science, Reidel, Kluwer, 1987, págs. 105-106.
ciencia en el siglo >De principales tendencias, Ágora, 16/1 (1997), págs. 5-39. B. van Fraassen, The Scientific Image, Oxford University Press, 1980, traducida al
2 Véase P. Suppes, Estudios de fidosofla y metodología de la ciencia, Madrid, Alian- español en México, Paidós, 1996, pág. 44.
za, 1988. W. Stegmüller, La concepción estructuralista de las teorías, Madrid, Alianza, 1981.

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Los términos o conceptos son teóricos (son introducidos o
tíficas como clases de modelos, y no como entidades basadas en adaptados según los propósitos de la construcción de una teoría).
enunciados qúe expresan hechos. Autores tan diversos como Suppes, Las entidades son observables o inobservabless.
van Fraassen, Giere y los defensores del programa estructural coinci-
den en esta caracterización modelo-teórica del conocimiento científi- Sneed, por su parte, propuso un nuevo criterio de teoricidad, que
co, aunque luego difieran entre ellos desde un punto de vista ontoló- distingue entre el carácter teórico o no teórico de los conceptos cien-
gico y metodológico. La escuela polaca de Wójcicki y Przelewski tam- tíficos, entendiendo la teoricidad como algo relativo a una teoría. Ve-
bién recurre a métodos modelo-teóricos para el análisis de las teorías remos con más detalle su propuesta en el apartado siguiente. En cual-
científicas, si bien mantiene algunos aspectos de lo que Stegmüller quier caso, aunque sea con distintos énfasis, casi todos los autores que
denominó concepción enunciativa de las teorías. Van Fraassen, en cam- defienden la concepción semántica aceptan la tesis de Hanson de la
bio, afirmó tajantemente que «la principal lección de la filosofia de la carga teórica de los enunciados observacionales, y por eso niegan
ciencia en el siglo xx podría ser ésta: ningún concepto que dependa la existencia de un lenguaje científico puramente observacional. No
esencialmente del lenguaje tiene alguna importancia filosófica»'. Ello existe lenguaje observacional puro, y si existiera, no sería traducible a
no implica negar que la ciencia utiliza lenguajes naturales: es obvio términds de los lenguajes naturales'.
que los lenguajes son indispensables para comunicar y debatir el saber Un tercer punto de coincidencia es el mantenimiento de un cier-
científico. Lo que van Fraassen dice es que la construcción de mode- to formalismo a la hora de analizar las teorías científicas. Sneed reto-
los y representaciones es un aspecto específico y fundamental de la ac- mó las aportaciones de Suppes y basó todos sus análisis en la técnica
tividad científica, y por ello la filosofia de la ciencia ha de centrarse en del predicado conjuntista. Van Fraassen, en cambio, recurrió a la no-
los modelos y representaciones científicas, renunciando a atribuir un ción de espacio de estados para caracterizar la estructura de las teorías
significado único (atómico) a los términos científicos: empíricasm, mientras que Giere se centró en las relaciones de semejan-
za entre los modelos y los sistemas modelados". La tentativa más
El trabajo esencial de una teoría científica es proporcionarnos seria de digerir el desafio kuhniano por parte de esta nueva filosofia
una familia de modelos, para ser utilizada en la representación de empirista ha sido desarrollada por los defensores del programa estruc-
los fenómenos empíricos'. tural, quienes han propuesto un formalismo alternativo al de la con-
cepción heredada y han aplicado dicho formalismo al estudio de algu-
La construcción de modelos matemáticos para interpretar hechos nas cuestiones suscitadas por Kuhn, como la inconmensurabilidad.
fisicos ha sido una constante en la ciencia moderna, y la noción gene- Por ello, dedicaremos una atención especial al método estructural de
ral de modelo también es aplicable a otras ciencias, como la química, análisis, que es el que mayor desarrollo ha tenido dentro de la concep-
la biología o la economía. Esas modelizaciones teóricas implican el
ción semántica.
uso de una pluralidad de representaciones, y no sólo de formulaciones Antes de pasar a ello, conviene indicar algunas de las principa-
enunciativas. Por consiguiente, los hechos científicos son pensados en les divergencias entre estos autores, porque se han convertido en te-
el marco de modelos teóricos propuestos por los científicos, y sólo en mas importantes de debate durante los años 80. Aparte de la con-
esos marcos pueden ser enunciados como hechos y adquirir significa- troversia sobre las representaciones científicas, que será comentada
do empírico. en el apartado 6.4, un punto central de disensión es la teoría de la
Un segundo punto en el que coinciden todos estos autores es la
crítica a la distinción entre términos teóricos y términos observaciona-
les. Según van Fraassen:
B. van Fraassen, op. cit., pág. 64.
9 Ibíd., pág. 56.
'° Véase van Fraassen, op. cit., págs. 239-240 para su propuesta de los espacios de
estados. Véase también el artículo de A. R. Pérez Ransanz, «El concepto de teoría em-
6 B. van Fraassen, 77e Scientific Image, ed. cit., pág. 56. pírica según van Fraassen», Crítica, XVII: 51 (1985), págs. 3-20.
B. van Fraassen, «A Formal Approach to the Philosophy of Science», en
7 " Véase R. Giere, Explaining Science, University of Chicago Press, 1988, pág. 81.
R. G. Colodny (ed.), Paradigms e Paradoxes, University of Pittsburgh Press, 1972, pág. 310.
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a
El objetivo de la ciencia consiste en proporcionamos, median-
verdad. La concepción estructural, en efecto, prescinde de la verdad te las teorías, una historia (story) literalmente verdadera de cómo es
o falsedad de las teorías científicas 2. Su metodología se orienta a la el mundo; la aceptación de una teoría científica incluye la creencia
caracterización formal de las diversas teorías, así como de las rela- de que es verdadera'''.
ciones intra- e interteóricas. La aceptación de una teoría por una co-
a munidad científica en un momento dado, y su rechazo en una eta- El empirismo constructivo que él propugna puede ser definido así:
pa ulterior, no son signos de verdad o de falsedad, sino de aplica-
ción efectiva e intencional de una estructura matemática a diversos El objetivo de la ciencia consiste en proporcionamos teorías
1 que sean empíricamente adecuadas; la aceptación de una teoría
sistemas empíricos. El programa estructural no concibe el progreso
sólo incluye la creencia de que es empíricamente adecuada".
científico_ como una aproximación a la verdad. Se limita a analizar
y a reconstruir las redes y evoluciones teóricas que generan los cien- de una teoría?
a tíficos por medio de sus investigaciones. En este sentido, es una ji- Ahora bien, ¿qué significa esa adecuación empírica
En primera aproximación, cabe decir que «una teoría es empíricamen-
losqffa descriptiva de la ciencia, sin pretensiones normativas. En cam- te adecuada si lo que dice sobre las cosas y eventos observables de este
a bio, van Fraassen,. sin ser en absoluto un popperiano, insiste en que
las teorías científicas incluyen una aseveración empírica que tiene
que ver con lo verdadero o lo falso, además de las clases de mo-
mundo es verdadero —exactamente, si salva los fenómenos," .
dida en que hay fenómenos, las teodás tienen que Vei con la verdad,
En la me-

la cual depende de la existencia de isomorfismos entre los fenómenos


delos: y los modelos matemáticos que construyen los científicos. En térmi-
1
Aun cuando una teoría se exponga siempre presentando una nos más precisos, la adecuación empírica se produce «si la teoría tiene
clase de modelos (estructuras) no podemos identificar aquélla con al menos un modelo que engloba adecuadamente todos los fenóme-
a ésta, porque una clase no puede ser verdadera o falsa. Así que la teo-
ría tiene al menos que incluir algo más: por ejemplo, una afirma-
nos»", entendiendo por tales los fenómenos observables. Aparte de
lás clases de modelos, las teorías incluyen aseveraciones que se expre-
ción o aseveración acerca de esta clase'3. san en un determinado lenguaje, y que deben ser verdaderas o falsas,
a en el sentido mencionado de adecuación empírica.
4llo no equivale a resucitar los debates sobre la verificación y la Ronald Giere distinguió dos aspectos en toda teoría científica: la
falsación como criterios de demarcación científica. La verdad de una La primera atañe a la clase de sus
definición teórica y la hipótesis teórica.
teoría, considerada globalmente, no es importante para la ciencia. modelos. La segunda, en cambio, es la proposición según la cual cier-
a
Pero en tanto las teorías fisicas dicen cosas sobre el mundo, y pueden tas entidades reales del mundo pertenecen a una clase de sistemas que
ser aceptadas o puestas en duda, deben tener algún tipo de relación son similares a los modelos de la teoría. La definición teórica delimita
a con el problema clásico de la verdad y de la falsedad de sus afirmacio-
nes. En su Scientific Image de 1980, van Fraassen defendió, en contra
una clase de sistemas, gracias a las leyes de la teoría. Dichos sistemas
podrían, en principio, representar los fenómenos conforme a la teoría.
del realismo científico, lo que él llama empirismo constructivo. Antici- La hipótesis teórica, en cambio, conlleva un contenido empírico neto,
pando el debate sobre el realismo, que comentaremos con mayor am- y por ello puede ser verdadera o falsa: afirma que algunos de los siste-
a plitud en el apartado 9.2, veamos brevemente las tesis antirrealistas de mas del mundo pertenecen a la clase anterior.
este autor, así como las tesis de Giere. Dichos sistemas no son los fenómenos, por ser éstos demasiado
Según van Fraassen, el realismo científico podría ser caracterizado complejos. Hay que idealizarlos previamente, seleccionando algunos
a
en los siguientes términos:

1 14 Van Fraassen, 1980, pág. 8.


12
Véase Ana Rosa Pérez Ransanz, «¿Qué es una teoría empírica?», Crítica, XVIII: 15 ILíd., pág. 12.
52 (1986), pág. 118. 16 iba.

13
B. van Fraassen, «On the Question of Identitication of a Scientific Theoty", Crí- 17 yr/.

tica, XVII: 51 (1985), págs. 21-31.


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aspectos de ellos. Y en esta selección interviene la teoría, por lo que el a) Toda teoría científica incluye como componente estructural bá-
procedimiento es constructivo. Tanto los conceptos como las funcio- sica a sus aplicaciones, es decir, a los sistemas empíricos modelizados
nes de la teoría (posición, tiempo, masa y fuerza, en el caso de la me, conTorme al núcleo teórico. Las teorías tienen una componente con-
canica clásica de partículas) nos permiten elegir en los fenómenos ceptual (el núcleo) y una componente empírica: las aplicaciones para-
aquello que es pertinente para la teoría, dejando de lado todo lo res- digmáticas, como las denominó Moulines, siguiendo a Kuhn'''. El nú-
tante. De la misma manera, una vez seleccionado e idealizado un sis- cleo no es falsable (salvo por una teoría rival, con otro núcleo y otras
tema, la ciencia sólo se ocupa de él, haciendo abstracción de los de- aplicaciones), pero sí lo son alguna de sus aplicaciones. Con ello, los
más fenómenos y sistemas. Al aplicar el aparato matemático y concep- estructuralistas hacían su propia síntesis entre Kuhn y Lakatos.
tual de la teoría 7: y en particular sus leyes, el científico tiene ocasión b) Toda teoría científica de cierta envergadura ha de incluir algún
de contrastar su hipótesis teórica, dilucidando si el sistema fisico así tipo de ley científica. Los modelos que satisfacen los diversos axiomas
idealizado pertenece o no a la clase determinada por la definición teó- del predicado conjuntista, junto con el axioma que enuncia esa ley,
rica. Giere concluye así: son los modelos efectivos de la teoría; pero también hay otros mode-
los de la teoría, los potenciales y los potenciales parciales, que no re-
Entendemos la palabra 'teoría' como algo que incluye a la vez quieren el uso de la ley científica y pueden ser comunes a otras teorías.
la clase de los modelos y una amplia ristra de hipótesis que utilizan c) En toda teoría científica cabe distinguir entre términos T-teóri-
dichos modelos'8. cos y T-no-teóricos, estando los términos T-teóricos involucrados ex-
plícitamente en la formulación de la ley que caracteriza a dicha teoría.
Así pues, Giere afirma la tesis básica de la concepción semántica, Dicha distinción reemplaza a la distinción estándar entre términos
al decir que las teorías son clases de'modelos, pero también añade una teóricos y términos observacionales, que no era relativa a cada teoría,
serie de hipótesis, enunciadas lingüísticamente, que otorgan conteni- sino universal, y había conducido al empirismo lógico a un impasse.
do empírico a esos modelos. La cuestión de la verdad o de la falsedad Para entender esta distinción de Sneed se requiere un tecnicismo espe-
de esas hipótesis sigue siendo un punto importante para la filosofia de cífico, al que aquí no recurriremos21, pero su idea básica consiste en
la ciencia. El tratamiento ulterior que da Giere a esta cuestión depen- prescindir de toda noción intencional de significado y caracterizar un
de de sus concepciones ontológicas, que él denominó realismo cons- término o concepto científico extensionalmente mediante los mode-
tructivo, y también filosofia naturalizada de la ciencia. Las veremos en los de la teoría T en los que dicho concepto se ve involucrado. Pues
el apartado 6.5. bien, un término es T-teórico si su determinación (o medida) en cual-
quiera de los modelos en los que está involucrado presupone la ley
que caracteriza a la teoría, y una aplicación de la misma.
6.3. EL PROGRAMA ESTRUCTURAL d) Existen ligaduras (constraints) intrateóricas entre diversos mode-
los de una misma teoría y vínculos (links) interteóricos entre modelos
Aparte de la técnica del predicado conjuntista de Suppes, el pro- de diversas teorías. Esas ligaduras y esos vínculos pueden ser definidos
grama estructural de Sneed y sus seguidores puede ser resumido en en términos estrictamente conjuntistas, sin recurrir a ningún tipo de
seis tesis'9: ontología que presuponga identidad de los objetos, de los términos o
de las propias teorías. Las ligaduras y los vínculos permiten analizar
los procesos de cambio científico en épocas de ciencia normal.
18 R. Giere, «Philosophy of Science Naturalized», Philosophy of Science, 52 (1985), e) Las técnicas de análisis estructural no sólo permiten reconstruir
pág. 331. la estructura sincrónica de una teoría (tal y como ésta es presentada en
18 Véase la obra básica de J. Sneed, The Logical Structure of Mathematical Physics, Dor- ün libro de texto), sino también su evolución diacrónica. Esto último
drecht, Reidel, 1971 (y 1979, 2.' ed.), así como la obra ulterior de Balzer, Moulines y
Sneed, An Architectonics for Science, Dordrecht, Reidel, 1987. Para introducciones más
asequibles a la concepción estructural, la mejor es la de U. Moulines, Exploraciones me- 20 U, Moulines, op. cit., pág. 86.
tacientijicas, Madrid, Alianza, 1982. 21 Véanse las obras de Sneed, Stegrnüller, Moulines y Balzer (Bibliografia).

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de la Tierra o el sistema Tierra/Luna. Todos esos sistemas empíricos,
permite reconstruir la historia de la teoría, gracias a las nociones de
en efecto, satisfacen los siete ítems mencionados en el predicado con-
elemento teórico y red teórica.
juntista y, por tanto, son modelos de la mecánica clásica de partículas.
f) Esta metodología de análisis y reconstrucción de las teorías cien-
Aparte de esos modelos, que fueron efectivamente investigados por
tíficas debe valer para todo tipo de ciencias: la fisica, la biología, la
Kepler, Galileo, Newton, etc., puede haber otros muchos más en el
química, la economía, la psicología, la sociología, la lingüística, etc.,
universo, que todavía no han sido investigados como tales mecánicas
estando sujeto a debate si también vale para las matemáticas y las cien-
clásicas de partículas. En cualquier-caso, frente al atomismo epistemo-
cias formales. Por lo mismo, la concepción estructural mantiene de al-
lógico de la concepción heredada, que atribuía un significado propio
guna manera el programa_de unificación de la ciencia, aunque ya no
a cada término científico por medio de reglas de correspondencia, el
sea por reducción a lenguaje fisicalista.
método modelo-teórico estudia conjuntamente una serie de entidades
El ejemplo clásico de axiomatización estructural de una teoría (un sistema empírico) y determina qué estructura teórica posee. Los
científica procede de Sneed, y se refiere a la mecánica newtoniana. sistemas empíricos que satisfacen todos los ítems que definen una es-
Sneed analiza el programa newtoniano subdividiéndolo en una serie tructura fisica concreta, como MCP, se dice que son una mecánica clá-
de teorías imbricadas, cada una de las cuales posee una estructura pro- sica de partículas, sin perjuicio de que puedan ser modelos, además,
pia, definible mediante la técnica del predicado conjuntista. En el de otras estructuras teóricas, fisicas o de otro tipo. Sneed llama M a la
caso de la mecánica clásica de partículas (MCP), dicha técnica de aná- clase de modelos que efectivamente satisfacen, en el sentido de Tars-
lisis procede de la manera siguiente: ki, el predicado `x es una MCP'.
Consideremos, por ejemplo, un sistema fisico muy simple, forma-
x es una MCP si y sólo si existen P, T, s, m y f, tales que:
do por un planetap y sus dos satélites si y s2. Si hacemos abstracción de
1) x= T, .1> sus respectivos tamaños y los consideramos reducidos a puntos; si pres-
2) P es un conjunto finito, no vacío. cindimos de las eventuales variaciones de sus masas a lo largo del tiem-
3) Tes un intervalo de números reales (R es la recta real). po; y si tampoco tenemos en cuenta otros factores que pueden influir
4) _I es una función vectorial de PxT en R3, tal que, Vp EP y sobre sus movimientos respectivos, centrándonos exclusivamente en las
VtE Texiste la derivada segunda de la función i, Dz 1 t). tres partículas y en sus atracciones respectivas, hemos elaborado un mo-
5) in es una función de P en R tal que Vp EP es m(p)> O. delo matemático del sistema fisico inicial. Una vez hecho esto, tiene
6) f es una función de PxTx1 en R3 tal que Vp EPy Y/E Tla ex- sentido preguntamos si ese modelo satisface o no el predicado x es una
presión.l. f 02, 4 i) es absolutamente convergente. MCP' Ocurre entonces que, entre todos los modelos que se nos ocurra
le I considerar, hay algunos que satisfacen los siete requisitos, y otros, no. La
7) Vp EP y Vte Tes válida la ecuación: clase M de los modelos efectivos de MCP queda así definida por aque-
m(P)•1Y -=.Iú), A 9. llos que ofrecen una respuesta positiva a la cuestión anterior.
1€ I f
Sin embargo, y en ello radica una de las novedades de Sneed, la
Las cinco componentes P, T, 37, m y f pueden designar cualquier clase M no basta para caracterizar la teoría MCP. Aquellos modelos
entidad que se adecue a las siete condiciones que definen una MCP. propuestos y ulteriormente descartados también son significativos del
(,Sin embargo, intuitivamente aluden a partículas, intervalos de tiem- rumbo de la investigación científica. En general, cabe pensar que hay
," po, posiciones de una partícula en un espacio tridimensional, masa de otros muchos sistemas empíricos que podrían ser considerados como
cada partícula y fuerza de atracción ejercida por el sistema MCP sobre modelos eventuales de la teoría MCP, aunque ningún científico los
cada partícula. Cada uno de esos términos, por sí mismo, no tiene re- haya analizado explicitamente. La concepción de Sneed es objetivista,
ferente. La interpretación de todos ellos se obtiene cuando se encuen- porque, aunque son los científicos los que crean los modelos matemá-
tra un sistema empírico x con esa tipología de cinco componentes ticos y comparan esas modelizaciones con los requisitos de la teoría,
que se adecuan a los siete requisitos. Los sistemas empíricos x pueden los sistemas fisicos y sus propiedades están ahí, y por ello cabe descu-
ser un sistema planetario, un cuerpo en caída libre hacia la superficie brir que tienen la estructura de una MCP.

178 179
Por otra parte, los siete requisitos no tienen el mismo peso especí- don de la masa previamente calculada del planeta, mp, o de la masa m2
fico. Los primeros ítems únicamente delimitan la tipología y la estruc- del satélite s2. Si recurriéramos a algún otro cuerpo celeste cuya masa
tura óntica de los modelos y sistemas que pudieran ser investigados hubiéramos calculado previamente, no haríamos más que reproducir
desde la perspectiva de la mecánica newtoniana. El requisito funda•
mental es el séptimo, porque es mucho más restrictivo: de hecho, re-
el problema. Pues bien, supuesto que midiésemos, por ejemplo, las
posiciones respectivas de p y de s p, calculásemos las derivadas segun-
das en el instante t (es decir, sus aceleraciones), y luego las fuerzas de

produce la segunda ley de Newton (fuerza igual a masa por acelera.
ción). Sneed distinguirá las leyes de las teorías separando la clase dé atracción respectivas, aplicando el requisito séptimo aparentemente
modelos efectivos (M) de la clase de modelos potenciales (M ). Esta podríamos calcular la masa de si en función de la masa de p. En reali-
última está formada por todos aquellos modelos que satisfacen los re- dad, ni siquiera esto es posible, porque la fuerza de atracción en MCP
quisitos 1-6, independientemente de que satisfagan el séptimo requisi-
to (la ley) o no. Mediante este recurso técnico, al distinguir dos clases
es un concepto teórico, que presupone una aplicación efectiva de la
teoría. Pero admitamos por un momento que la fuerza no es un con-
cepto MCP-teórico, y que podemos aplicar el ítem 7 para calcular la

de modelos, M y Mp, discernimos formalmente entre la ley funda-
mental de la teoría y el resto de su estructura. Sin necesidad de perder- masa del primer satélite en función de la masa del planeta. ¿Cómo ha-
nos en los debates sobre lo que es una ley científica, disponemos de bríamos medido previamente-77/p? En el sistema que estamos estudian-
un medio para distinguir los enunciados nómicos (o cuasi-nómicos) do, sólo en función de la masa m2 del satélite S2. Pero la cuestión se re-
mediante las dos clases de modelos. Obviamente, la clase de modelos pite: m2 sólo puede haber sido medida en función de las interacciones
efectivos siempre está contenida en la clase de los modelos potencia. previas entre el planeta y los dos satélites, con lo cual estaríamos en un
les. La inversa, en general, no es cierta, y esa no inclusión de Mp en M círculo vicioso. Resulta entonces que para determinar las masas de las
es la que nos permite caracterizar formalmente la ley fundamental de
la teoría MCP. Este tipo de recursos formales son característicos de la
tres partículas hemos de conocer previamente alguna de ellas, lo cual
sólo es posible si presuponemos algún otro modelo de la teoría en el
que dicha partícula está inserto (por ejemplo, el planeta p en el siste-

concepción estructural, y permiten un análisis formal sin tener que re-
currir al significado de los términos científicos. ma solar S). Y aquí el problema se reproduce, puesto que habría que
De manera similar soluciona Sneed el problema de los términos apelar a otro modelo efectivo de MCP en el que algunas de las par-
teóricos y observacionales. Entre los seis requisitos que definen Mp, tículas del nuevo sistema estén insertas (por ejemplo, el Sol en una ga-
no todos tienen el mismo status epistemológico. Para dilucidar lo que
es una partícula, o su posición en el espacio, o lo que es un intervalo
laxia). Y así sucesivamente.
En resumen: la determinación de la masa en MCP (al igual que la
de la fuerza) práipone siempre otro modelo efectivo de la teoría

o un instante de tiempo, no tenemos que presuponer ninguna aplica-
ción de la mecánica clásica de partículas. Tendremos que recurrir a
teorías e instrumentos científicos, claro está: por ejemplo, a un teles-
copio (y a la teoría óptica subyacente) para determinar la posición de
MCP. Esta peculiaridad es general, porque ocurre en todas las teorías
empíricas de una cierta envergadura, y por ello Sneed introdujo un
nuevo criterio de teoricida4 que permite discernir entre los términos

un planeta en el firmamento, o a un cronómetro para medir el instan-
te de tiempo en el que ocupa una posición determinada. Los tres pri-
téoricos (en el caso de MCP, la masa y la fuerza) y los términos no teó-
ricos (el tiempo, la posición y la noción de partícula). Sneed aceptó ■
meros términos formales del predicado conjuntista MCP' apelan a plenamente el dictum de Hanson según el cual toda observación
otras teorías científicas para ser determinados o medidos, pero no re-
quieren de ninguna aplicación de la propia MCP. En cambio, los dos
últimos términos, la masa y la fuerza, no pueden ser medidos sin pre-
(o toda medición, como señaló Popper) está cargada de teoría. Para
medir la posición de una partícula en movimiento hay que aplicar al-
guna teoría científica, por ejemplo la geometría fisica, o la cinemática.

suponer alguna aplicación de la teoría: por ejemplo, una balanza, o
cualquier aparato para medir la fuerza de atracción entre dos partícu-
La diferencia estriba en que al medir la posición de s1 no se presupo-
ne ningún modelo efectivo de MCP, como en el caso de la masa y de
la fuerza. Sin ser conceptos observacionales, 'partícula', 'posición' y


las en movimiento.
Si
Véamoslo con el ejemplo del planeta p y sus dos satélites s1 y s7. `tiempo' son conceptos no teóricos para MCP. Para Sneed, la teorici-
quisiéramos medir la masa m1 de si sólo podríamos hacerlo en fun dad o no teoricidad son siempre relativas a una teoría, en este caso a

180 181
Y
la mecánica clásica de partículas. Por eso, el nuevo criterio de teorici- de Sneed al análisis y reconstrucción de la estructura de las teorías
dad de Sneed no mantiene la distinción teórico/observacional, que científicas.
tantos quebraderos de cabeza ocasionó a los defensores de la concep. Habría otras muchas cosas que comentar sobre este criterio de teo-
ción heredada, sino que la sustituye por la nueva contraposición entre ncidad, pero prescindiremos de ellas, con el fin de proseguir nuestra
conceptos T-teóricos y conceptos T-no-teóricos. Un concepto (por ejemplo descripción de las propuestas de Sneed. Tras haber definido tres clases
m) es T-teórico (MCP-teórico) si para determinarlo o medirlo en cual: de modelos, M, Mit, y Mes, que son las tres prime7as componentes de
quiera de los modelos en los que figure tenemos que presuponer otro lo que Sneed denominara núcleo de una teoría (K), pasemos a comen-
modelo efectivo de la teoría T (MCP) en el que dicho concepto ha tar brevemente las dos siguientes.
sido determinado o medido. Este nuevo criterio de teoricidad nos lle- Puesto que todo el análisis sneediano está basado en modelos, y
va a distinguir entre dos tipos de conceptos y a exigir que los concep- no en objetos fisicamente existentes, surge un problema importante:
tos T-teóricos aparezcan expresamente en la ley fundamental de la teo- ocurre frecuentemente que dos modelos distintos de una misma teo-
ría, si de verdad ésta es una ley científica. ría tienen una intersección no vacía. Veámoslo en el caso de la mecá-
Pues bien, así como Sneed caracterizó formalmente la noción de nica clásica de partículas. En MCP la Tierra puede formar parte del
ley, así también introdujo un criterio puramente formal (modelisfrco) modelo Tierra-Luna, y- también del modelo del sistema solar, siendo
para distinguir entre esos dos tipos de conceptos. Para ello, definió ambos modelos efectivos de la teoría. Ambos modelos, a los que de-
una tercera clase, la de modelos potenciales parciales, MM,, que se ob- nominaremos provisionalmente M1 y M2, son hasta el momento to-
tiene eliminando los requisitos del predicado conjuntista en los que talmente independientes entre sí, aunque ambos satisfagan el predica-
aparecen términos teóricos, y dejando los restantes ítems como defini- do `x es una MCP: Sin embargo, fisicamente es claro que hay una re-
ción de la clase de modelos potenciales parciales. En el ejemplo que lación estrecha entre M1 y M2, puesto que la partícula 'Tierra' es un
hemos considerado, Sneed definió para ello el siguiente predicado: elemento de ambos. Por tanto, la masa de la Tierra habrá de ser la mis-
ma en Mi y en M2. Y no sólo la masa: también el movimiento de la
z es una cinemática de partículas (CP) si y sólo si existen P, T, Tierra en M1 está relacionado estrechamente con su movimiento en
tales que: M2, puesto que los efectos de las fuerzas de atracción en uno y otro
1) z=<P,T,.s'> se suman. Por otra parte, estas relaciones entre los distintos modelos
2) P es un conjunto finito, no vacío. son esenciales para la investigación científica, porque tienen como
3) Tes un intervalo de números reales (R es la recta real). base la noción de identidad fisica de los objetos. Por tanto, hay que in-
4) I es una función vectorial de PxT en R3, tal que Vp EP y troducir restricciones mutuas entre las magnitudes asignadas a la par-
Vte T existe la derivada segunda de la función .1",D2 . s. t).
tícula Terra' en ambos modelos, de manera que sean coincidentes.
En este nuevo predicado conjuntista han sido eliminados los dos Sneed propuso para ello la cuarta componente del núcleo de las
términos MCP-teóricos, manteniéndose los tres restantes. Se obtiene teorías, las ligaduras (constraints), que forman un conjunto C que ha de
con ello una tercera componente estructural de la mecánica clásica de añadirse a M, M y M,„ para determinar el núcleo de una teoría. Di-
partículas, que Sneed designa como M y denomina clase de mode- chas condicionesPintralóricas entre modelos no sólo afectan a la iden-
los potenciales parciales. Esta tercera clase de modelos nos permite tidad de los objetos investigados, sino también a la extensionalidad de
distinguir conjuntistamente los términos MCP-teóricos de los que no algunas de las funciones que se utilizan en las teorías: por ejemplo, las
lo son, y todo ello mediante métodos extensionales, sin aludir para funciones aditivas, o las escalares. En el caso de MCP, si consideramos
nada al posible significado de términos como ley', 'teórico' u `obser- el modelo correspondiente a una balanza con dos platillos en el que
vacional'. La diferencia entre M y lki p es de gran importancia, como se comparan dos masas, es claro que, al añadir en uno de los platillos
unidades de medida, las masas respectivas se suman. Las ligaduras en-
lo subrayó el propio Kuhn22, y en ellá estriba otra de las aportaciones
tre modelos son, por tanto, fundamentales para analizar determinadas
operaciones fisicas, incluidas las mediciones. De hecho, en la recons-
22 Kuhn, «Thecey-change...», pág. 143 de la traducción española (Teorema, VII, 1977)• trucción de la termodinámica que hizo Moulines, las condiciones de

182 183
a

n mantenerse como ejemplos y problemas resueltos por dicha


alele
ligadura desempeñan una función primordial, en mayor medida que
en la obra de Sneed".
teo
ría. No cabe dar reglas generales para distinguir las aplicaciones pa-
iilmáticas, como señala Moulines": nos encontramos aquí con
1
oc
No ofrecemos aquí la definición formal de las ligaduras por la primera componente pragmática de las teorías científicas, que es-
una
complejidad técnica de la cuestión. Otro tanto haremos con la quia.
ta componente del núcleo de una teoría, los vínculos interteóricos ca
pa al análisis semántico-formal. En cualquier caso, es importante
destacar que dos teorías matemáticamente equivalentes pueden diferir
1
. Las aplica-
(links), limitándonos a exponer la idea subyacente. Así como hubo por sus aplicaciones propuestas, como lo indicó Sneed26
que introducir relaciones formales intrateóricas (constraints) entre los
modelos de una teoría, asimismo fue preciso tener en cuenta que
cio
nes son una componente específica de las teorías, y en ello estriba
a de las aportaciones del programa estructural. Una misma estruc-
1
un
los modelos de teorías diferentes también están interrelacionados, sea tura matemática puede aplicarse a dominios empíricos muy distintos.
porque hay objetos que les son comunes, sea porque algunas opera- La heurística de una teoría, entendida como la clase de sus aplicacio-
ciones, funciones o relaciones son semejantes en unas u otras teorías, a
nes propuestas, permite preferir unas propuestas teóricas a otras,
y deben tener propiedades similares en los diversos modelos en los como afirmó Lakatos
que intervienen. La introducción del conjunto L de*vínculos inter- En conjunto, el programa estructural presenta una definición ge-
teóricos fue posterior a-la obra germinal de Sneed, y su versión canó- neral de las teorías científicas y un método de análisis semiformal
1
nica está expuesta en el libro An Architectonics for Science, en el que se (conjuntista y m
odelo-teórico) de la estructura de las mismas. Tras ha-
encuentra una exposición sistemática del programa estructural y sus
logros24.
ber renunciado a reducir las teorías científicas a sistemas formales, el
programa estructural ha sido capaz de mantener buena parte del espí- 1
Tras este análisis modelo-teórico de las teorías científicas, los es- itu lógico-analítico inherente a la concepción heredada. Y ello asu-
r
tructuralistas distinguen dos componentes estructurales: el núcleo Ky
las aplicaciones propuestas A. El núcleo K, a su vez, está formado por
miendo muchas de las propuestas de Kuhn y de Lakatos.
Wolfang Stegmüller dedicó en 1973 un amplio estudio a la obra 1
las cinco componentes recién comentadas: K =<M, Mp y Mpp, C, L> de Kuhn, poniéndola en relación directa con las propuestas sneedia-
Las aplicaciones propuestas son el conjunto de sistemas empíricos a
nas28. Allí afirmó que: 1
los que los científicos han aplicado efectivamente el núcleo concep-
tual de la teoría T: en el caso de la MCP, el sistema solar, la caída de seguramente el mayor mérito del método de Sneed consiste en permi-
los graves, las mareas, los péndulos, etc. Las aplicaciones propuestas tir una comprensión mejor de la noción de ciencia en T. S. Kuhn",
dan un contenido empírico (empirical claim, en términos de Sneed) a 1
las teorías, cuyo núcleo es puramente modelístico y matemático. El . de Popper y Lakatos30. Dos
y otro tanto decía respecto de las obras
conjunto de aplicaciones propuestas es un subconjuntodeM.,con años después se celebró un Simposio sobre Filosofia de la Ciencia en
lo cual se impone una condición global a las aplicaciones posiVles de London (Ontario, Canadá) en el que participaron Kuhn, Sneed y a
la teoría, manteniendo el carácter holista de la reconstrucción snee- Stegmüller, con el fin de clarificar sus respectivas posturas". Kuhn se
diana. mostró muy elogioso con respecto al trabajo de Sneed, diciendo que
Ello nos permite definir las teorías científicas T como el par T «lo que me ha interesado del formalismo de Sneed son los temas cuyo 1
= <K, A>, siendo K y A las entidades recién definidas. Dentro de las
aplicaciones propuestas, cabe distinguir una subclase Ao de aplicacio-
nes paradigmáticas, que corresponden a los ejemplares de los que 25 Moulines, op. cit., pág. 85.
26 Sneed, op. cit., págs. 119 y ss.
11
habló Kuhn. Son aquéllas a partir de las cuales surgió la teoría 7; que 27 Véase apartado 5.4.
Estructura y dinámica de las teorías, Barcelona, Ariel, 1983, cap. IX.
28 W. Stegmüller,
29 Vid., pág. 41. 1
30 lbíd., págs. 23-24. Erkenntnis, y fueron
Moulines, op. cit., apartado 2.6, yen particular págs. 148 y ss.
23 " Sus contribuciones fueron publicadas en 1976 por la revista
Teorema (1977).
W. Balzer, C. U. Moulines y J. D. Sneed, An Archítectonics for Science, Dordrecht,
24
Kluwer, 1987.
traducidas al español en el número VII: 2 de la revista

185
11
184
análisis preciso hace posible, no el aparato técnico concreto que se de- nes de red y elemento teórico. Para-terminar con nuestro comentario al
sanolla para tal propósito»32, y un poco después:
1 programa estructural, nos ocuparemos de estas dos propuestas.
incluso su forma estructural elemental es capaz de captar caracteris. La estructura diacrónica de una teoría no queda definida si nos li-
mitamos a considerar un núcleo teórico y un conjunto de aplicaciones
ticas significativas de la teoría y la práctica científica que brillan no.
1 tablemente por su ausencia en los formalismos anterioresque propuestas. MCP, por ejemplo, dio lugar de inmediato a MCNP (me-
son conocidos". me cánica clásica newtoniana de partículas), en la que no sólo se considera
la segunda ley de Newton, sino también el principio de acción y reac-
a Según Kuhn, la distinción entre la clase de los modelos potencia- ción. Ulteriormente, se investigaron los cuerpos elásticos, mediante la
les parciales y la clase de los modelos parciales ilustra bien algunas de ley de Hooke. Y no hay que olvidar que un siglo después el modelo
las fases de la enseñanza de la fisica: por medio de los laboratorios do- n ewtoniano fue aplicado (ley de Coulomb) al estudio de los fenóme-
a centes y los problemas a resolver de los libros de texto se intenta ha- nos eléctricos, aparentemente tan distintos de los gravitatorios. Así, en
cer la transición de Mp a M p. Pero el interés mayor de Kuhn se refie- la teoría newtoniana fueron surgiendo una serie de leyes especiales, válidas
re a las condiciones de ligadura: para algunas aplicaciones, pero no para otras. Sin embargo, esa suce-
1 sión de leyes tenían mucho en común. Los estructuralistas introdujeron
La idea de ligadura, junto con la idea relacionada de aplicación, el concepto de red teórica para analizar esas relaciones entre teorías dis-
constituye lo que creo es la innovación conceptual central del forma- tintas, pero conectadas entre sí. Obviamente, esa noción está estrecha-
lismo de Sneed. De ella se sigue otra especialmente notable. Para él, mente emparentada con la de programa de investigación de Lakatos.
como para mí, la especificación adecuada de una teoría debe incluir Una red teórica está formada por un tejido de elementos teóricos
la especificación de algún conjunto de aplicaciones paradigmáticas34. ligados entre sí por una serie de relaciones lógico-conjuntistas (especia-
a lización, reducción, generalización, etc.). Cada elemento teórico es lo
Según Kuhn, las ligaduras deberían tener una importancia mayor que Sneed había denominado en 1972 una teoría, con su núcleo y
en la reconstrucción de las teorías, punto éste en el que anticipó el de- su dominio de aplicaciones. Por tanto, cada elemento teórico tiene su
sanollo ulterior del programa estructural. La teoricidad de los concep- propia ley específica, así corno sus términos T-teóricos, sus ligaduras y
1
tos debería estudiarse relativamente a una aplicación dada y en fun- sus vínculos. Lo que ocurre es que esas leyes dependen de otras leyes,
ción de la necesidad de introducir ligaduras junto con cada concepto. las de los elementos teóricos que forman parte de la red. Así, MCP es
1 Un concepto puede ser teórico para la mayoría de las aplicaciones de un elemento teórico que da lugar a DNP (dinámica newtoniana de
la teoría, sin serlo para todas". Ello se debe a la inexistencia de un len- partículas), y éste, a su vez, a DARG (dinámica de acción y reacción
guaje de observación neutro, tesis que sigue siendo central para Kuhn, generalizada) y DARE (dinámica de acción y reacción específica).
a y que la concepción estructural retoma en parte.
Kuhn también reconoció que el formalismo sneediano posibilita
Añadiendo elementos teóricos mutuamente imbricados, pero diferen-
tes entre sí, se reconstruye la evolución histórica de la teoría newtonia-
un análisis diacrónico de las teorías, lo cual no erap6Sib . le—don otros na, por una parte, pero también su estructura sincrónica (capítulos y
formalismos, netamente ahistóricos. De hecho, Balzer y Sneed hicie- apartados de un libro de texto de Física newtoniana)37.
a ron nuevas aportaciones al respecto en 197736, al introducir las nocio- Ello trajo consigo una consecuencia muy importante: la inclusión
de nuevas componentes en la estructura de una teoría. El paso lo dio
a 37 T. S. Kuhn, «El cambio de teoría como cambio de estructura»,
Moulines y puede ser resumido en los términos siguientes:
Teorema, VII: 2
(1977), pág. 142.
" Iba., pág. 143. El concepto de aplicación propuesta es, si se lo toma en serio,
lbítl., pág. 145. relativo a seres humanos y tiempos históricos. Las aplicaciones pro-
a puestas las propone alguien (la comunidad científica, o algún sub-
35 !bid., pág. 152.
36
W. Balzer y J. D. Sneed, <C.yeneralized Net Structures of Empirical Theories», I
y II, en &odia Logica, 36: 3 (1977), págs. 195-211, y 37 (1978), págs. 167-194.
a 37 Para una reconstrucción detallada, véase Moulines, op. cit., págs. 108-116.
186

re 187
grupo dentro de ella) en un momento dado. En consecuencia, abiendo sustituido la noción popperiana y carnapiana de teoría
H ley científi-
dero que, en una reconstrucción más adecuada del dominio de'• la de elemento teórico, la noción básica pasa a ser la de
cationes (propuestas), éste debe ir indisolublemente ligado a hay que olvidar que cada elemento teórico tiene su pro-
le y,
tipos de entidades que no aparecen en el aparato sneediann; .0 le y, que k distingue del resto de elementos teóricos. Por eso,
dades científicas (abreviadamente CC) e intervalos históricos°Z red teórica, se dan dos pa-
nados por h). En la noción de elemento teórico aquí propuesta j ;Ira caracterizar formalmente la noción de
vienen, por tanto, además de un núcleo Ky un dominio de aplicaticl ero consiste en definir la noción de especialización nuclear:
nes A, una comunidad científica CC y un intervalo histórico 1,34, ' EPrl primero
Si Ky K' son dos núcleos tales que
K =<M, M,, Mpf, C, L> y
De acuerdo con ello, se tiene la definición siguiente:
K' =<M, M' C',L'>, entonces K' es una especialización nu-
Tes un elemento teórico si y sólo si existen K, A, CC y b tata
que: clear de K si y sólo si:
1) T =<K, A, CC, h> 1) MP = M'P
2) K es un núcleo. 2) M'PP = MPP'
3) A C (Mpp). 3) M' eM
4) CC es una comunidad científica.
5) h es un intervalo histórico.
4) c, c4i.
6) CC se propone aplicar K a A durante P. En un segundo paso se introduce la noción de especialización teó-
La adición de dos nuevas componentes estructurales tiene venta- rica:
jas e inconvenientes, como el propio Moulines señaló. Al incluir las T =<K, A, CC, h> y
Si T y T son elementos teóricos tales que
comunidades científicas y los intervalos históricos, la filosofia de la <K, A, CC, h>, entonces T es una especialización teórica de
ciencia establece vínculos con la sociología y la historia de la ciencia, T si y sólo si:
objetivando las teorías como constructor sociales que están vigentes 1) K' es una especialización nuclear de K.
durante un periodo determinado. También se admiten explícitamente 2) A' A
componentes pragmáticas, como queda claro en el requisito 6. En lu- 3) CC= CC'
gar de situarlas eri el tercer mundo popperiano, las teorías científicas 4) h < h>42,
pasan a ser entidades históricas, creadas, desarrolladas y abandonadas
por seres humanos. Ello no obsta para que sigan siendo analizables en donde esta última relación de orden debe ser entendida como la
términos lógico-formales, puesto que la condición primera se mantie- precedencia en el sentido histórico habitual de un acontecimiento
ne. El inconveniente principal consiste en que las nociones de comu- sobre otro. No queda claro, en cambio, lo que sea la igualdad entre
nidad científica y de intervalo histórico no son analizables en térmi- dos comunidades científicas, o cuando menos, la igualdad en-
nos de teoría de modelos, por la gran cantidad de vínculos interteóri- tre ambas no puede ser analizada conforme a la metodología con-
cos e intrateóricos que habría que postular en ambos casos". juntista que se aplica al estudio de las restantes componentes estruc-
turales. En cualquier caso, la diferencia entre la especialización nu-
clear y la teórica estriba en que la primera no posee ninguna com-
38Moulines, op. cit., pág. 112.
39Moulines, op. cit., pág. 114. Obsérvese que ya no se considera la clase Mpp de los
ponente pragmática, por lo que puede ser utilizada como relación
modelos potenciales parciales, sino el conjunto de sus partes, lo cual implica agnipar de orden parcial para definir las redes teóricas. Moulines lo hace del
los modelos potenciales parciales por clases, con el fin de caracterizar conjuntistamen- modo siguiente:
te sus similitudes y distinguir aplicaciones paradigmáticas.
Moulines los considera conceptos «borrosos”. Ulteriormente, Balzer ha acome-
tido la tarea de analizar las comunidades científicas desde un punto de vista estructural; 4' Moulines, op. cit., pág. 114.
véase W. Balzer, 1994. 42 lbíd., págs. 114-115.
189
188
le la relación de especialización teórica: sólo en este caso cabe hablar
R es una red teórica si y sólo si: le especialización teórica.
1) R es un conjunto de elementos teóricos. Entrando a analizar algunos aspectos pragmáticos de las teorías
2) R está parcialmente ordenado por la relación de espe • • nentíficas, Moulines define dos nuevas nociones. Dada una red R du-
ción teórica. ran te un intervalo de tiempo h, la comunidad científica CC
3) Ti 7", tales que pe R y pe R, CC. = CC. puede
m an tener diversas actitudes epistémicas con respecto a sus aplicacio-
4) T,, T. tales que 7:E R y Ti e R, h, = h. 43. nes propuestas, A(R). Moulines define entonces el dominio firme
de
iplicaciones, F(R), tal que F(R) C 4(R), formado por todas aquellas
Las redes teóricas que tienen un primer elemento se denominan
iplicaciones de R que CC considera válidas durante el intervalo h.
arbóreas. Al elemento teórico que precede a todos los demás se le lla-
También define el dominio supuesto de aplicaciones, S(R), siendo
ma elemento teórico básico de la red. Todos los elementos teóricos d
e $(R) C A(R), que contiene aquellas aplicaciones aceptadas por parte
una red arbórea surgen a partir del primero en función de la relación
de la comunidad, y en el caso límite, por una sola persona. De acuer- -
de especialización teórica. Tal es el caso de la teoría newtoniana y de
otras teorías relevantes, por lo que esa noción tiene utilidad para re do con estas definiciones, un proceso de cambio científico podría ser
• caracterizado como el paso de algunos elementos de S(R) a F(R). De
construir las etapas de ciencia normal.
hecho, Moulines utiliza estas nociones para definir la noción estructu-
También pueden definirse otros conceptos diacrónicos, como los
ralista de progreso científico:
de evolución teórica, evolución progresiva y evolución perfecta. Para
ello se considera la relación de precedencia inmediata entre dos redes
teóricas diferentes, R y R; y se dice: E es una evolución teórica progresiva si y sólo si:
1) E es una evolución teórica.
2) V R R. que R, e R, R. e R, si i < j, entonces F(R))
R precede inmediatamente a R' si y sólo si:
F(R).
1) R R'.
2) CC(R) = CC(R).
E es una evolución teórica perfecta si y sólo si:
3) h(R) <49. 1) E es una evolución teórica progresiva.
4) IR, tal que Ri # R y R, R' tal que R, satisfaga la condición
2) VR; E E, existe R. E tal que i <j y S(R,.) F(R)46.
2 con respecto a R y aR, siendo además h(R) < h(R,) < h(R')44.

A partir de ello se define la noción de evolución teórica, con la cual se La mecánica newtoniana de partículas resulta ser una evolución
trata de caracterizar formalmente la noción kuhniana de ciencia normal teórica parcialmente progresiva, pero no perfecta.
Como puede verse, el método de análisis estructural permite defi-
E es una evolución teórica si y sólo si E es una sucesión finita nir algunas nociones pragmáticas. Sin embargo, se mantiene en un
de redes teóricas tal que, para dos redes cualesquiera, Ry R1+1, per• elevado nivel de abstracción, por lo que dificilmente puede ser acep-
tenecientes a E, se cumple: tado como un canon para el estudio de la actividad científica. Vere-
1) Ri precede inmediatamente a R,+1.
mos en el último capítulo que la práctica científica ha sido abordada
2) V71 e R,±1 existe P, E R, tal que P‘,/ es una especializa- desde posiciones muy distintas, previa renuncia al formalismo inhe-
ción de T', 45. rente a la filosofia analítica de la ciencia.
Lo importante es que algún elemento teórico de una de las redes El éxito mayor del programa estructural es su capacidad para ana-
lizar y reconstruir teorías procedentes de las más diversas disciplinas
está conectado con algún elemento teórico de la otra red por medio
científicas. La tradición fisicalista ha dominado la filosofia de la cien-
cia desde el Círculo de Viena. Parafraseando a Aristóteles, podría de-
43 n'Id., pág. 115.
44 Mil, pág. 280.
4s /bid 46
pág. 282.

190
191
cirse que la fisica ha sido para los filósofos de la ciencia del presente a teorías científicas de todo tipo. La primera tentativa fue la de Die-
siglo la ciencia primera, mientras que todas las demás, o bien eran cien_ derich y Fulda, en 197847, reconstruyendo con los métodos de
das instrumentales para la fisica (como la lógica y las matemáticas), Sneed la teoría del valor de Marx. García de la Sienra mejoró
bien eran ciencias segundas, supuestamente reducibles a lenguaje fisica- en 1982 esa reconstrucción". En la misma línea, Flandler (1980)
lista, o cuando menos subsidiarias de la fisica desde un punto de vista a plicó el formalismo estructural a la teoría neoclásica del equilibrio
metodológico y epistemológico. La filosofia general de la ciencia ha económico", tanto desde un punto de vista sincrónico como dia-
sido elaborada tomando como modelo las teorías físicas, mientras que crónico, y Balzer se ocupó del intercambio económicos°. Asimis-
las restantes teorías científicas (químicas, biológicas, geológicas, infor- mo, se han utilizado los métodos modelo-teóricos para analizar teo-
máticas, etc., por no aludir a las ciencias sociales) han tenido que ade- rías químicas, biológicas, genéticas, psicofisiológicas y, por poner
cuarse buena o malamente al corsé metateórico que emanaba de las los dos ejemplos más llamativos, también a la teoría de la literatura
ciencias de la naturaleza, que a la hora de la verdad quedaban prácti- de Jakobson" y a la teoría de la neurosis de Freud52; aventuras estas
camente reducidas a la fisica. Romper esta hegemonía (filosófica) de que ni el filósofo de la ciencia más liberal del mundo, fuese poppe-
, la fisica es un auténtico desafio epistemológico para la filosofia de la riano o neopositivista, hubiera osado ni siquiera acometer veinte
/ ciencia. años antes". Las reconstrucciones ulteriores de los estructuralistas
El método estructuralista de reconstrucción de teorías, pese a han abarcado las ciencias más diversas, y seria inútil intentar resumir
que también tiene su origen en la fisica, parece mejor preparado que aquí las múltiples contribuciones del programa estructural'''. Baste,
otras corrientes para abordar este desafio. Y ello por varios motivos. pues, con subrayar esta peculiaridad del programa estructural, que lo
En primer lugar, porque sólo recurre a una axiomatización semifor- distingue de otras escuelas de filosofia de la ciencia: sus métodos mo-
1 mal de las teorías, lo cual es posible en muchas disciplinas. En se- delo-teóricos han permitido mantener el viejo proyecto de unifica-
gundo lugar, porque no presupone criterios de significado para los ción de la ciencia, aunque ahora desde una perspectiva formalista y
términos de la teoría, ni tampoco de demarcación entre ciencia y no holista, y no atomista ni fisicalista, como en el caso del Círculo de
I ciencia. Y en tercer lugar, por caracterizar extensionalmente a las teo- Viena".
' rías, en función de las aplicaciones propuestas y de los modelos po-
tenciales o efectivos, lo cual permite proyectar la metodología es-
47 W. Diederich y H. F. Fulda, «Sneed'sche-Strulcturen in Mane 'capital» Neue
tructural a todas aquellas formas del saber humano que modelicen
te für Philosophie, 12 (1978), págs. 47-79, traducido como Estructuras sneedianas en «El Ca-
ámbitos empíricos. pital» de Marx, México, UNAM, Cuadernos de Crítica, 9 (1981).
No hay que olvidar que la primacía que se le ha atribuido al pro- 48 A. García de la Sienra, «The Basic Core of the Mandan Economic Theory», en
blema de la demarcación entre ciencia y no ciencia ha tenido como Stegmüller et aL (eds.), Philosophy of Economics, Berelin, Springer, 1982, págs. 118-144.
consecuencia imprevista la demarcación de las matemáticas y la lógi- 49 E. W. Hándler, «The Logical Structure of Modem Neoclasical Static Microeco-
nomic Equilibriurn Theory», Erkenntnis, 15 (180), págs. 35-53.
ca, en tanto ciencias formales, la de las ciencias sociales y humanas, in- 5° W. Balzer, «The Proper Reconstruction of Exhange Economics», Erkenntnis, 23
cluidas la historia y las ciencias jurídicas (en tanto ciencias no predic- (1985), págs. 185-200.
tivas, por lo general), e incluso la demarcación de las ciencias biológi- St W. Balzer y H. Góttner, «Eine logische rekonstruierte Literaturtheorie: Roman

cas, cuyos métodos funcionales, clasificatorios y taxonómicos tienen Jakobson», en W. Balzer y M. Heidelberger (eds.), Zur Logik empnischer Theorien, Berlín,
sus propias especificidades. En resumen, y como era de esperar: el 1982, págs. 304-331.
37 Véase W. Balzer, Empinsche Themien, Braunschweig, 1982.
lema de la ciencia unificada ha producido una enorme diversificación 33 Para un resumen de dichas reconstrucciones, véase W. Stegmüller, Theorie und
y separación entre las filosofias particulares de la ciencia: matemáticas, Eq`ahrung, Teil H, Berlín, Springer, 1986.
biología, historia, psicología, sociología, economía, etc. Por supuesto, 54 Puede verse la minuciosa bibliografia sobre el programa estructural que han pu-

la línea de demarcación entre ciencia y tecnología también ha sido es- blicado (y actualizado) W. Diederich, A. Ibarra y T. Mormann en la revista Erkenntnis,
30 (1989), págs. 387-407.
tricta, aunque a la hora de definir esa línea las dificultades conceptua- 55 La obra ya citada de Balzer, Moulines y Sneed (1987) propone en su último ca-
les han sido muchas. pítulo una aproximación holista a la ciencia, basada en la noción de holón-teórico. Dicha
De ahí el interés que tiene la aplicación del método estructural propuesta recoge bien algunos aspectos de la tesis de Duhem-Quine.

192 193
inundad científica, y por ello las representaciones científicas no pue-
den ser analizadas exclusivamente desde un punto de vista semántico,
6.4. EL ENFOQUE REPRESENTACIONAL ni mucho menos sintáctico.
La noción de representación es considerablemente polívoca60. Al-
El interés por las diversas representaciones que usan los científicos gunos autores distinguen entre formas internas y externas de represen-
(diagramas, tablas, planos, gráficas, simulaciones informáticas, etc.) ha tación científica", considerando que estas últimas «son componentes
aumentado mucho en los últimos años, tanto en filosofia de la cien- externas de un sistema cognitivo con el que interactúan las compo-
cia como en la propia práctica científica. Esta última recurre cada vez nentes internas, a lo largo de un proceso dinámico de desarrollo, que
más a la visualización científica56 al investigar, aplicar o enseñar el cono- está orientado a las tareas a realizar»". De esta manera, remiten el es-
cimiento científico, siendo de gran utilidad para la resolución de pro- tudio último de las representaciones científicas a las ciencias cogniti-
blemas. vas. Otros autores, como Mundy, han elaborado una teoría matemá-
En filosofia de la ciencia, la teoría representacional ha surgido a tica de las representaciones, que constituye una base sólida para la
partir de la concepción semántica, que considera las teorías científicas s concepción representacional. Nos ocuparemos de ella al final de este
Como clases de modelos y no como entidades exclusivamente lingüís- apartado. Sin embargo, conviene señalar que hay un tercer tipo de es-
ticas5. La construcción de modelos matemáticos de los fenómenos tudio, basado en el uso efectivo de representaciones por parte de los
empíricos implica el uso de representaciones (fórmulas, ecuaciones, científicos, sobre el cual haremos algunas consideraciones previas. En
gráficas, distribuciones, simulaciones informáticas), a partir de las cua- los párrafos que siguen asumimos, por tanto, el carácter normalizado
les se formulan hechos, hipótesis y leyes generales. En los últimos e intersubjetivo de las representaciones científicas «externas», así como
años, numerosos filósofos han prestado una atención creciente a las su anterioridad temporal y conceptual con respecto a las representa-
diversas representaciones del conocimiento científico, hasta el punto ciones subjetivas («internas»).
de haber surgido una concepción representacional de las teorías científi- El debate inicial se centró en las relaciones que deben tener la re-
cas". Esos autores tienden a considerar que los enunciados y los con- presentación y lo representado para que se pueda afirmar que una re-
ceptos científicos son un caso particular de representación, las repre- presentación es científicamente adecuada. Van Fraassen (1980) propu-
sentaciones lingüísticas, que son imprescindibles para la transmisión so la relación de isomorfismo. Giere (1987) la consideró demasiado res-
del conocimiento científico, pero que desempeñan un papel menos trictiva, propugnando la relación de similaridad como alternativa. El
relevante en la actividad investigadora. Además, el enfoque represen- punto de acuerdo consiste en afirmar que los sistemas empíricos son
tacional afronta el estudio de algunos aspectos de la práctica científica representados mediante expresiones teóricas, y ante todo mediante
y, sin abandonar los postulados básicos de la concepción semántica, formulaciones matemáticas. La polémica surge al determinar qué tipo
añade a la filosofia de la ciencia una componente pragmática59. La pre- de relación hay entre la representación y lo representado. Veamos cuá-
ferencia por unas u otras representaciones, en efecto, la decide la co- les fueron sus argumentaciones básicas.
Según van Fraassen, «presentar una teoría es especificar una fami-
lia de estructuras, sus modelos; y en segundo lugar, especificar ciertas
Esta denominación (Scientific Visualization) fue propuesta por la National Science partes de esos modelos (las subestructuras empíricas) como candidatos
Foundation en su informe de 1987, Visualization in Scientific Computing, publicado por para la representación directa de los fenómenos observables»". La dis-
McCorrnick, Defanti y Brown en la revista Computer Graphics. tinción teórico/observacional encuentra así un nuevo marco de trata-
37 Véase apartado 6.2.
58 Este enfoque representacional ha sido defendido por A. I. Goldman (1986),
miento filosófico, basado en la relación de representación. A la hora
B. Mundy (1986 y 1989), C. Swoyer (1991), P. Churchland (1992), y A. Ibarra y T. Mor-
mann (1994 y 1997), entre otros.
" Recientemente se ha publicado en español el libro de Andoni Ibarra y Thomas 6° Véase Shanon, 1991, e Ishiguro, 1994.
Monnann, Representaciones en la ciencia (Barcelona, Ed. del Bronce, 1997), que ofrece 61 Porejemplo, Peterson, 1996.
una buena panorámica del enfoque representacional, desde una postura pragmático-re Peterson, 1996, pág. 8.
63 Van Fraassen, op. cit., pág. 89.
presentacional.

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195
4
bien de que vuelve a haber una relación de similaridad entre un mo-
de comparar teorías y de definir la noción de adecuación empírica,
delo completo y un sistema real. Un sistema real queda identifica-
que desempeña un papel muy importante en el pensamiento de van
do por ser similar a uno de los modelos69.
Fraassen", éste introdujo el requisito de que los modelos entre dos
teorías empíricamente equivalentes han de ser isomorfos entre sí: «si
para cada modelo M de T hay un modelo M' de tal que todas las r Según Giere, la relación de similaridad entre la representación y lo
subestructuras empíricas de M son isomórficas con las subestructuras representado es preferible a la de isomorfismo:
empíricas de M, entonces Tes empíricamente tan fuerte como r»65.
De esta manera, la preferencia por unas u otras teorías, y por ende por Van Fraassen sugirió que la relación deseable es la de isomorfis-
unas u otras representaciones de lo observado, depende de la relación mo. Y en efecto, seguramente no hay razón lógica por la cual un sis-
de isomorfismo. tema real no pueda ser de hecho isomorfo a algún modelo. Sin em-
bargo, en ninguno de los ejemplos mencionados en los textos stan-
En su obra Explaining Science, Giere criticó a van Fraassen por
poner como requisito la relación de isomorfismo. Tras aceptar que dard sobre mecánica hay exigencia alguna de isomorfismo. De
hecho, los textos a menudo señalan explícitamente aspectos en los
«los modelos no son entidactés lingüísticas, sino conjuntos de obje- que el modelo deja de ser isomorfo al sistema real. En otros térmi-
- tos, y no de enunciados»", y que «los recursos lingüísticos particu- nos, a menudo los textos dejan de lado explícitamente la exigencia
lares que se usan para caracterizar esos modelos tienen, como máxi- de isomorfismo. Si queremos hacer justicia a las representaciones
mo, un interés secundario»67, Giere afirmó no obstante que una que los propios científicos se hacen de sus teorías, debemos hallar
teoría tiene dos componentes, una modelística y otra lingüística. una interpretación más suave de las relaciones entre modelos y sis
Los entramados o poblaciones de modelos son la base para el aná- temas reales. Sugiero que la relación apropiada es la similaridad. Si
lisis filosófico de las teorías. Sin embargo, también hay un conjun- es así, las hipótesis exigen una similaridad entre los modelos y los sis-
to de hipótesis que vinculan dichos modelos con sistemas del mun- temas reales".
do real". La relación que hay entre los modelos y los enunciados
que nos permiten hablar de ellos es la de definición, mientras que Las hipótesis teóricas afirman la existencia de un cierto tipo de
la relación entre los modelos y los sistemas reales es la de similari- relación entre los modelos y los sistemas reales. Dicha relación no
dad. Esta similaridad es una propiedad exigible a las representacio- es tan estricta como un isomorfismo, sino que se limita a ser una si-
nes científicas, y no es reducible a una propiedad lógica o metalógi- milaridad, tanto por ser parcial (sólo afecta a algunos aspectos del
ca de un sistema formal: mundo) como por ser aproximada (hay un grado mayor o menor
de similaridad). Obviamente, esto permite hablar de progreso cien-
El vínculo entre modelos no es una conexión lógica, sino una tífico, en la medida en que nuestros modelos vayan considerando
relación de similaridad. En algunos casos, la diferencia entre dos nuevos aspectos del mundo y vayan mejorando su grado de preci-
modelos consiste en que uno es una aproximación al otro —de sión o de aproximación. Esta teoría vale tanto para la interrelación
nuevo una relación que no es lógica. Los vínculos entre los mode- entre los individuos y el mundo como para la interrelación entre las
los y el mundó real no son reglas de correspondencia que vinculan comunidades científicas y el mundo. Los individuos y las comuni-
términos con cosas, o términos con otros términos. Se trata más dades científicas serían los constructores y mantenedores de los me-
jores modelos científicos, entendiendo por tales los más aproxima-
64 Véase apartado 5.2. dos y los más exhaustivos, desde el punto de vista de su similitud
65 Van Fraassen, op. cit., pág. 93. con la diversidad de aspectos del mundo real. La relación de simila-
" R. N. Giere, 1988, pág. 47. ridad (como la de isomorfismo) presupone una intercorresponden-
69 /bítl, pág. 79.
" «Entendemos que una teoría comprende dos elementos: (1) una población de
modelos, y (2) varias hipótesis que vinculan esos modelos con sistemas del mundo real»
69 págs. 85-86.
(rbb L, pág. 85). Véase el final del apartado 5.2 sobre las definiciones e hipótesis teóricas,
según Giere. " lbíd., págs. 80-81.

196 197
cia entre los modelos y el mundo, gracias a la cual cabe hablar de cosa (por ejemplo, una fotografia y un diagrama «ulterior»), y preten-
verdad, aunque Giere considera filosóficamente secundaria esta diendo que son equivalentes (análogos, parcialmente isomorfos,
cuestión". etc.), lo cierto es que «el diagrama opera sobre lo que se muestra en
Algunos autores han señalado que la relación de similaridad entre la fotografia»%. Dicho de otra manera: cuando un científico genera
las representaciones y lo representado no resulta suficiente para una una nueva representación a partir de una primera, la segunda no es
teoría de la representación. Mencionaremos únicamente a dos, que se inocua respecto a la primera, sino que produce una transformación
refieren a las representaciones efectivamente usadas en la práctica de la representación inicial. Las sucesiones de representaciones que
científica, antes de presentar la teoría matemática de las representacio- construyen los científicos conforman el objeto estudiado, y no sólo
nes científicas. lo describen mediante una cadena de similitudes, sino que en cada
Estudiando los mapas, que aparentemente son similares a lo ma- paso representacional se introducen modificaciones que van ahor-
peado, Whitby ha mostrado que incluyen otras muchas relaciones, mando lo representado al marco teórico en el que los científicos tra-
aparte de la de analogía: «de hecho, los mapas combinan casi siempre bajan. Recordando a Hacking, podríamos decir que los científicos, al
técnicas icónicas y textuales con las analógicas»12 . Los colores, las ins- representar el mundo, intervienen sobre el mundo, modificándo-
cripciones de los mapas, el tipo de líneas y, sobre todo, la representa- Ion. Representar una fotografia por medio de un diagrama implica
ción de una cuarta dimensión (el tiempo) se logra mediante recursos transformar considerablemente la fotografia, y no sólo por elimina-
gráficos no basados en la relación de similaridad. ción de los aspectos irrelevantes para el objetivo perseguido, sino
Pasemos a un segundo tipo de crítica a la relación de analogía, también por adición de nuevos aspectos y por modificación explíci-
procedente en este caso de la biología. En el libro Representation in ta de la representación primera, con el fin de que la segunda (el dia-
Scientific Practice73, Michael Lynch publicó un artículo cuyo objeti- grama, en este caso) resulte legible e interpretable en el marco teóri-
vo principal consistía en separar el concepto de representación de co en el que se construyen dichas representaciones científicas. Po-
una fundamentación cognitiva individualista y conducirlo a la idea dríamos decir, por tanto, que las representaciones están cargadas de
sociológica de selección, que alude a prácticas coordinadas de gru- teoría, y por eso mismo lo representado y la representación no están
pos, y no a la psicología de un individuo aislado'''. En las ilustracio- en una relación de analogía: la representación transforma y modifi-
nes que analizaba, pasaba de la fotografia de un ribosoma a un es- ca lo representado.
quema del ribosoma, obtenido a base de seleccionar los aspectos Mas dejemos de lado el debate sobre el tipo de relación que hay
más pertinentes para la investigación. La tesis de Lynch era que, al entre las representaciones y lo representado78, para exponer sucin-
pasar de una representación a otra, no sólo se procedía a una selec- tamente la teoría matemática de las representaciones. Como siem-
ción y simplificación de los aspectos relevantes, sino que dicho pre ocurre en estos casos, hay muchos precedentes históricos de di-
proceso también «sintetizaba forma», y en concreto adecuaba el cha teoría", pero aquí tomaremos como punto de partida el artícu-
objeto bajo estudio a la situación teórica dominante en la dis- lo de Mundy de 198680, desarrollado ulteriormente por Suppes,
ciplinara.
Lynch recalcó que, habiendo dos representaciones de una misma
76
Ihíd., pág. 160.
77 Véase I. Hacicing, 1982. En el apartado 9.3 volveremos sobre este autor.
78 La postura del autor al respecto está expuesta en J. Echeverría, «Sirnilaridades,
" No en vano dejó escrito que «una teoría de la verdad no es un requisito previo isomorfismos y homeomorfismos entre representaciones científicas", Meada, 13/1,
para una teoría adecuada de la ciencia» (ibíd., pág. 81). núm. 31 (1998), págs. 89-112.
72 B. Whitby, 1996, pág. 69. 79 José Antonio Díez Calzada menciona al primer Wittgenstein, e incluso a
73
M. Lynch y S. Woolgar (eds.), 1990. Leibniz, como precedentes de este tipo de propuestas. Véase J. A. Díez Calzada, «Ha-
" M. Lynch, «The Extemalized Retina: Selection and Mathematization in the vi- cia una teoría general de la representación científica», Theona, 13/1, núm. 31 (1998),
sual documentation of objects in the lile sciences», en Lynch y Woolgar (eds.), op. cit., págs. 113-139.
págs. 152-186. s° B. Mundy, «On the General Theory of Meaningful Representation", Synthese, 67
75 lbíd., pág. 157. (1986), págs. 391-437.

198 199
Swoyer, Mormann e Ibarra". El propósito de dicho artículo e condición restrictiva (homomorfismos fieles)" que prácticamente
ambicioso: ra
equivale a exigir la existencia de un isomorfismo parcial entre los dos
sistemas relacionales:
Mi creencia personal es que una teoría general de la representa,
ción, en último término, puede desempeñar una función en la epis- Dados dos sistemas relacionales del mismo tipo (es decir, con
temología y la filosofia de la ciencia comparable a la que ha dese. un mismo número de relaciones), una función p de X en Y es un
peñado la teoría de modelos en la filosofia del lenguajeu. homorfismo entre los dos sistemas si y sólo si, V i desde 1 hasta n,
resulta que:
El enfoque representacional, en efecto, utiliza la teoría matemátj.
ca de la representación de Mundy y Swoyer como un instrumento (ap a„) R,—(0 (a), (a2), ()
a„) e S
análisis complementario a la teoría de modelos, con una ventaja de
res-
pecto a ésta: su capacidad para integrar aspectos pragmáticos de Por tanto, cp es un homomorfismo si preserva todas las relaciones
la
ciencia. Para elaborar esa teoría, Mundy partió de dos ejemplos canó- y, ensu caso, las funciones, pues ya advertirnos que algunas de esas re-
nicos: la representación de las figuras geométricas mediante ecuacio- laciones pueden ser funciones. Como dijimos, se trata de una condi-
nes analíticas y la teoría de la medición, que permite representar pro- ción muy restrictiva, que debería ser suavizada".
piedades de objetos por medio de números. Nosotros no nos adapta. A partir de lo anterior, Mundy define las representaciones científi-
remos a la letra de su propuesta, sino que presentaremos una versión cas como los diversos homomorfismos A que pueden concebirse en-
simplificada de las ideas de Mundy". te dos sistemas relacionales. El sistema X está representado por el sis-
Sea X un conjunto no vacío y consideremos en él un número fi- tema Y,' pero la representación como tal es una función, el homomor-
nito de relaciones, R1, R2, Al conjunto formado por Xy las n re- fismo 95 entre dos sistemas. Cuando X = Y, lo cual es frecuente en
laciones lo llamamos sistema, o mejor, matemáticas, estamos ante un automofflsmo. En muchos casos, el siste-
sistema relacionah dado que por
el momento no considerarnos que ninguna de esas relaciones sea una ma Y será algún objeto matemático, pero esta definición de represen-
función, aunque en general algunas lo serán. Si queremos representar tación es lo suficientemente general como para que Y sea cualquier
el sistema relacional (X, R,, R2, ..., Rn} tipo de sistema: por ejemplo, un sistema lingüístico.
mediante otro sistema, normal-
mente matemático, al que designamos (Y; S1, S2, ..., SJ, Los ejemplos de representaciones científicas en el sentido de
definir una función de X en Y que nos permita representar tenemos que
los ele- Mundy son muy numerosos y proceden de diversas ciencias: ante
mentos de X mediante elementos de Y, y las relaciones todo de aquellas que han conseguido un cierto nivel de matematiza-
relaciones S. Si exigirnos que la función g5 R. mediante
sea un isomorfismo, esta- ción. Por lo mismo, la teoría matemática de la representación se ha
mos adoptando las tesis de van Fraassen, y si una semejanza, las de convertido en una de las principales bases teóricas de la concepción
Giere. Mundy recurre a la noción general de homomorfismo para de- representacional en filosofia de la ciencia, sobre todo porque el teore-
finir formalmente la noción de representación, pero introduce una ma de la representación permite demostrar la existencia de representacio-

n Véase P. Suppes, «Representation Theory and the Analysis of Structure», faithful homomosm.
sophia Naturalls,
25 (1989), págs. 254-268, y C. Swoyer, «Structural Representation and " Ibarra y Mormann suavizan la condición de homomorfismo exigiendo en la de-
Surrogative Reasoninr, Synthesc,
97 (1991), págs. 449-508. El propio Mundy hizo apor- finición únicamente el sentido inverso del condicional. Esa opción es preferible a la de
taciones ulteriores en 1987 y 1988. También son importantes las contribuciones de Mundy, aunque, a mi modo de ver, el funtor topológico 'homeomorfismo' es preferi-
T. Mormann, «Structuralist Reduction Concepts as Structure-Preserving Maps«, Syntbe-
se, ble al algebraico 'homomorfismo', por ser más general. Véase al respecto J. Echeve-
77 (1988), págs. 215-250, y A. Ibarra y T. Mormann, «Theories as Representations», rría (1998). Obsérvese que las propiedades de un objeto matemático como el conjunto
en A. Ibarra, T. Mormann (eds.), Replesentations of Scientific Rationaliy,
Poznan Studies, de los números naturales N, o el de los números reales R, nunca se proyectan en su to-
61, Amsterdam, Rodopi, 1997, págs. 59-97.
82 Mundy, op. cit., págs. 391-392. talidad sobre un sistema relacional empírico, ni siquiera en el caso de las teorías más po-
83 tentes de la fisica matemática. Así pues, previamente a la representación científica se
Nos atenemos básicamente a la presentación, más amplia, que han hecho Iba- produce un proceso de abstracción, mediante el cual se eliminan una serie de relacio-
rra y Mormann de dicha teoría. Véase Ibarra y Mormann 1997, ed. cit., apartado 3.1. nes, tanto en el sistema X como en el sistema Y.
200
201
nes homomórficas (dadas unas ciertas condiciones y, que dependen fundidad de los desarrollos de esta corriente filosófica, que se susten-
de cada sistema relacional en concreto) y porque el teorema de unicidad ta en una metodología de análisis formal aparentemente muy flexible.
Conviene recordar, sin embargo, que hay autores que consideran
demuestra que, si hay varias representaciones yr de un mismo sistema
que la noción de representación es una fuente de pseudoproblemas, y
relacional X, todas esas representaciones son <isomorfas» entre sí, en que debe ser abandonada en filosofia: el más significativo es Rorty".
un sentido del término `isomorfa' que depende, a su vez, del sistema
concreto Y que estemos utilizando para representar al sistema X. Según él:
Es importante subrayar que esta definición de representación pue-
Son las imágenes más que las proposiciones, las metáforas más
de aplicarse a la noción de modelo científico", como indicó Mundy,
que los enunciados, las que determinan muchas de nuestras convic-
y por ello el enfoque representacional supone una implementación de ciones filosóficas. La imagen que mantiene cautiva a la filosofia tra-
las diversas concepciones semánticas y, en concreto, del programa es- dicional es la de la mente como un gran espejo que contiene diver-
tructural. Como señalan Ibarra y Mormann: sas representaciones".
La función de representación no es una mera función de deno- Rorty ataca radicalmente esta idea de la mente como espejo de la na-
tación, concebida como aplicación biunívoca de los elementos de turaleza, y sin duda tiene razón al hacerlo. Pero como hemos podido
un dominio en otro dominio, sino una aplicación más compleja
que preserva parcialmente las estructuras de los sistemas relaciona- comprobar, la teoría matemática de las representaciones propuesta por
Mundy no tiene ninguna connotación especular. Aparte de las relacio-
les involucrados'''.
nes de equivalencia, que pueden ser consideradas como una forma ge-
En lugar de trabajar con simples conjuntos, como sucede en los nerali7ada de semejanza, y que por ello podrían tener algo de especular,
métodos modelo-teóricos del programa estructural, el enfoque repre- la ciencia estudia otros muchos tipos de relaciones (de proximidad, de
sentacional trabaja con conjuntos estructurados. Y aunque en la defi- orden, etc.), y lo hace recurriendo a expresiones simbólicas, como las
nición básica sólo se consideran relaciones, es posible añadir especifi- fórmulas matemáticas, que de ninguna manera pueden ser consideradas
caciones ulteriores, de manera que lo representado (por ejemplo, un como imágenes especulares de las entidades representadas. De hecho,
sistema empírico) posea una estructura propia, y no sea un conjunto esas representaciones matemáticas siempre han permitido el descubri-
puramente extensional. Ello permite un análisis mucho más fino de miento de nuevas formas empíricas (por ejemplo, en la naturaleza y en
los objetos científicos, porque la noción de sistema relacional permite el cosmos, pero también en la sociedad)", que antes no habían sido ad-
vertidas, y que se descubren por doquier desde el momento en que los
especificar las diversas relaciones R. y Si, las cuales pueden ser relacio-
nes clasificatorias, métricas, topológicas o de otro tipo. La dificultad matemáticos acuñaron y conceptualizaron las representaciones corres-
mayor, posiblemente, radica en las representaciones lingüísticas, dada pondientes. La teoría griega de cónicas es un buen ejemplo'', como
la enorme complejidad de relaciones que los términos y los enuncia-
dos tienen entre sí. Aun así, siempre es posible acotar las relaciones
88 Véase su artículo «Representation, Social Practise, and Truth», en R Rorty, Phi-
que son objeto de estudio, como tradicionalmente han hecho la lógi- losophical Papers, Cambridge University Press, 1991, vol. I, págs. 151-161, así como su
ca y las ciencias formales. texto posterior «An Antirepresentationalist View», en G. Levine (ed.), Realism and Repre-
La concepción representacional ha suscitado mucho interés en los sentation, Madison, University of Wisconsin Press, 1993, págs. 125-133.
89 R. Rorty, Philosoply and the Mirror of Nature (1979), traducida al español como
últimos años, aunque todavía está por ver cuál será su desarrollo ulte-
Lafilosofiay d espejo de la naturaleró (Madrid, Cátedra, 1983, pág. 12).
rior. Por este motivo, nos hemos limitado aquí a presentar sus nocio- " Piénsese en las distribuciones estadísticas, que representan de modos muy diver-
nes básicas, dejando para posteriores estudios la investigación en pro- sos las poblaciones y los grupos.
91 La reedición de las Cónicas de Apolonio en el Renacimiento desempeñó un pa-
pel decisivo en la emergencia de la cosmología moderna, que representó los movimien-
tos de los planetas y de los cometas como elipses y parábolas, gracias a que las estructu-
86 Al respecto, véase J. L. Falguera, <4.a naturaleza representacional de los mode-
ras y propiedades de dichas representaciones geométricas habían sido estudiadas a fon-
los», Endoxa, 3 (1994), págs. 7-29.
do por los matemáticos.
87 Ibarra y Mormann, 1997, ed. cit., pág. 106.

203
202
no hay un reino autónomo de principios epistemológicos los
luego lo fue el cálculo diferencial, o más recientemente, la teoría de principios de racionalidad son sólo instrumentales, o condicio-
fractales". nales".
En resumen, la emergencia de las representaciones matemáticas
(y en general, de las científicas) poco tiene que ver con la metáfora del Por tanto, la filosofia naturalizada se opone a la epistemología tra-
espejo del mundo que propone Rorty. Por muy sugerentes que sean dicional, que solía afirmar la existencia de métodos lógico-científicos
sus comentarios y sus críticas, en el caso de las representaciones cien- universales, cuya utilización rigurosa servía en muchos casos para dis-
tíficas resultan erróneas, porque ignoran el carácter intencional, activo tinguir la ciencia de otras actividades humanas. No se trata de hacer
y transformador del mundo que en muchos casos han tenido las re- una filosofia científica al estilo neopositivista, sino de asumir en pro-
presentaciones científicas. Pensar, por ejemplo, que la representación fundidad el carácter evolutivo del conocimiento científico, incluyen-
actualmente vigente de los genes mediante códigos informacionales es do sus métodos y sus principios epistemológicos.
un espejo de la naturaleza, supone entrar en un laberinto de espejos, En este apartado nos limitaremos a presentar algunas ideas básicas
en el que lo más normal es perderse. de la epistemología naturalizada, enmarcando esta corriente dentro de
una. tendencia mucho más general, que suele denominarse naturaliza-
ción de la razón. Julián Pacho, quien ha publicado un libro muy riguro-
6.5. FILOSOFIA NATURALIZADA DE LA CIENCIA so sobre este último tema, resume en su introducción algunas de las
tesis básicas del proyecto naturalizador:
Una de las consecuencias del revulsivo kuhniano ha sido rescatar la
propuesta de Quine de una epistemología naturalizada". Suele entenderse La naturalización de la epistemología no es posible sin la natu-
por naturalización de los estudios de la ciencia «el estudio empírico del ralización de la razón".
conocimiento humano y sus productos, la cientifización del estudio de
la ciencia," Ronald Giere, uno de los principales promotores de esta Y aunque esta afirmación podría ser criticada, porque identifica la
tendencia, afama que «el estudio de la ciencia como una empresa cultu- razón con la razón pura (o teórica), dejando de lado la racionalidad
ral es él mismo una ciencia. Claro que es una ciencia humana»95. Por tan- práctica, que es muy importante si consideramos la ciencia como una
to, podría pensarse inicialmente que la epistemología naturalizada es una actividad, lo cierto es que expresa bien el espíritu de esta corriente fi-
reedición de la filosofi'a científica preconizada por Reichenbach y por Car- losófica. Dentro de ella, su línea más vigorosa es la epistemología evolu-
nap. Sin embargo, sus presupuestos epistemológicos son muy distintos, cionista, que ve al conocimiento humano como un resultado de un
como señala el propio Giere, quien, tras afirmar que «la única filosofia de proceso darwiniano de adaptación al medio. El conocimiento cientí-
la ciencia viable es una filosofia de la ciencia naturalizada»%, distingue fico no queda excluido de esta tesis general, y por ello los epistemólo-
claramente el proyecto naturalizador de la epistemología clásica: gos evolucionistas tienden a pensar en las teorías científicas como el
resultado de un prolongado (y sofisticado) proceso de evolución,
cuyo origen está en la evolución natural. Dando un paso en esa direc-
92 En su origen, los fractales fueron «monstruos matemáticos». Sólo a partir de la
ción, Pacho comenta:
teorización de Mandelbrot comenzaron a verse entidades fractales en la naturaleza y en
la sociedad.
" W. V. O. Quine, «Epistemology naturalized», traducido en el libro La relativi-
Como es obvio, la hipótesis evolucionista ha de considerar el
dad ontológica, otros ensayos, Madrid, Tecnos, 1974. Para un estudio al respecto, véase conocimiento humano como un fenómeno natural [...] no podrá
Aurelio Pérez Fustegueras, La epistemología de Quine, Madrid, Fundación J. March, 1988. llevarse a cabo tal proyecto sin desmontar o reducir al modo natu-
" Así la entienden J. A. López Cerezo, J. Sanmartín y M. González en su artículo
«El estado de la cuestión. Filosofia actual de la ciencia», Diálogo Filosófico, 29 (1994),
97 R Giere, «Scienfific rationality as Instrumental Rationality», Studies of History
págs. 164-208. La cita corresponde a la pág. 164.
95 R. Giere, Ezplaning Science, ed. cit., pág. 1.
and Philosophy of Science, 20 (1989), pág. 377.
98 J. Pacho, ¿Naturalizar la razón? Alcances y límites del naturalismo evolucionista, Ma-
" R. Giere, «Philosophy of Science Naturalized», Philosopb of Science, 52 (1985),
pág. 355. drid, Siglo XXI, 1995, pág. XIII.

204 205
ralista los conceptos de «verdad», y sobre todo de «razón» en cual-
se puede decidir que tienen conocimiento del mundo externo, o
quiera de sus acepciones teoréticamente relevantes".
que tienen creencias debidamente justificadas?
La manera usual de plantear esta última pregunta desde la epis-
La naturalización de la razón supone una nueva concepción filo- temología tradicional, así como la forma en la que ésta sugiere que
sófica del conocimiento humano. En la medida en que pensemos que debe responderse, supone que los criterios son absolutos, válidos
la ciencia es, ante todo, conocimiento racional, dicho proyecto tiene para todo sujeto en cualquier contexto, en cualquier tiempo y en
consecuencias directas en filosofia de la ciencia. Los epistemólogos cualquier lugar101.
naturalistas y evolucionistas seguidores de Quine han extraído esas
consecuencias, como veremos a continuación. Y no hay que olvidar La epistemología naturalizada, en cambio, niega que haya criterios
que también la sociología del conocimiento científico, de la que nos absolutos, intemporales y omniaplicables de cientificidad. No existen
ocuparemos en el próximo capítulo, parte de postulados similares. Po- fundamentos últimos ni criterios absolutos respecto al conocimiento
demos decir, por tanto, que estamos ante un giro naturalizador en los científico102 . También niega que pueda buscarse una fundamentación
estudios sobre la ciencia, cuyas tesis Ilosóficas básicas trataremos de externa a la ciencia, por ejemplo, en la lógica:
resumir a continuaciónm.
En primer lugar, conviene recordar que las propuestas de Quine Si reconocemos que las ciencias y sus métodos ofrecen el mejor
en favor de una epistemología naturalizada surgieron cuando la con- conocimiento que tenemos acerca del mundo, entonces lo que te-
cepción heredada entró en crisis. Como ya vimos en el capítulo 2, nemos que preguntarnos no es cuáles son las condiciones a priori
que han permitido esto, sino dar una explicación a posteriori de
uno de los aspectos más definitorios del programa neopositivista era
cómo eso ha sido posible y por qué las ciencias y sus métodos se
el fundamentista. Puesto que la ciencia había experimentado grandes han desarrollado de la manera en que lo han hecho".
crisis a finales del xix y principios del xx, se trataba de hallar un fun-
damento seguro para las teorías científicas. Para ello, se intentó redu- Ello equivale a decir que la filosofia de la ciencia es una refle-
cirlas a cálculos lógicos y sistemas formales, siguiendo el ejemplo de la xión a posteriori sobre la ciencia, y que debe tener en cuenta el ca-
metamatemática hilbertiana. Por otra parte, la tesis acumulativa del
rácter histórico de ésta. Como hemos visto en los capítulos anterio-
conocimiento científico y el programa demarcacionista llevaban a res, estas tesis están ampliamente asumidas por la filosofia postkuh-
postular criterios de racionalidad (y de cientificidad) permanentes. La niana de la ciencia, y en particular por los impulsores del giro
filosofia naturalizada de la ciencia surge por oposición directa a este históricista, como Lakatos y Laudan. Incluso las reconstrucciones
tipo de planteamientos, como lo han señalado Sergio Martínez y lógicas de las teorías científicas, como las del programa estructural,
León Olivé: son elaboradas a posteriori, y teniendo en cuenta los aspectos diacró-
nicos de la ciencia.
En opinión de quienes defienden la epistemología naturaliza-
da, la epistemología tradicional sigue planteando preguntas que no Pero la propuesta de Quine iba más lejos, pues afirmaba que la
pueden responderse. Se trata de preguntas como las siguientes: epistemología tradicional debía ser abandonada, sustituyéndola por
a) ¿Cuáles son las bases, o los fundamentos últimos, de nues- la investigación científica en tomo al conocimiento humano, y en
tras creencias sobre el mundo externo? particular por la psicología. Las corrientes cognitivistas en filosofia de
b) Si los sujetos que conocen no tienen un acceso directo o in- la ciencia son herederas de esta propuesta de Quine, como veremos
mediato al mundo externo, ¿cuáles son los criterios bajo los cuales en el apartado siguiente. Como dice Giere, el realismo naturalista que
él defiende forma parte de un naturalismo más general, que puede ser
resumido como:
99
Pacho, op. cit., pág. XXVI.
lw Aparte del libro de Pacho recién mencionado, es recomendable utilizar la reco-
pilación de artículos publicada por Sergio F. Martínez y León Olivé (comps.), Epistemo- 101 S. Martínez y L. Olivé, op. cit., pág. 12.
logía evolucionista, México, Paidós, 1997, en la que se incluyen artículos de Popper, 1°2 /bid., pág. 13.
Campbell, Hull, Richards, Cordero, Martínez, Bradie y Thagard. 103 Iba

206
207
la concepción de que todas las actividades humanas tienen que ser turalismo que han predominado en los últimos años en los estudios
entendidas como fenómenos naturales, como lo son las acciones sobre la ciencia: la biológica-cognitiva y la sociológica. De esta última
químicas o animales104. nos ocuparemos en el capítulo 8.
En este apartado nos vamos a centrar únicamente en las tendencias
Otro de los filósofos que más ha defendido la naturalización de la biológicas y cognitivas, que tienden a mantener tesis del tipo siguiente:
filosofia de la ciencia es Philip Kitcher. Retomando la oposición entre
la concepción heredada y la concepción semántica, el proyecto de Kit- la teoría evolucionista del conocimiento toma de las ciencias bioló-
cher consiste en lo siguiente: gicas noticia de que no sólo los órganos sensoriales, el sistema ner-
vioso central y el cerebro han surgido evolutivamente, sino también
En lugar de pensar en la ciencia como una secuencia de teorías, por supuesto sus funciones: visión, percepción, memoria, el cono-
y en las teorías como conjuntos de enunciados, ofreceré una des- cer, el pensar, el hablar".
cripción multifacética del estado de la ciencia en un momento
dado. Además, trataré el crecimiento de la ciencia como un proce- A partir de estas tesis, se aplica la teoría de la evolución para expli-
so en el que entidades biológicas cognitivamente limitadas combi- car la aparición del conocimiento científico. Cabe distinguir dos gran-
nan sus esfuerzos dentro de un contexto social. Poner firmemente des tendencias. La primera surgió en los arios 70, a partir de propues-
al sujeto que conoce en el trasfondo de la discusión de los proble-
tas de Popper, Campbell y Toulmin. Estos autores recurrían a la metá-
mas epistemológicos me parece la marca de fábrica de la epistemo-
logía naturalizadal". fora evolutiva para explicar el cambio de teorías y comparaban las
especies con las teorías (Popper) o las disciplinas (Toulmin). La segun-
Frente a la epistemología sin sujeto que propugnó Popper, la filo- da tendencia fue defendida por autores como Lorenz, Ruse y Vollmer,
sofia naturalizada de la ciencia insiste mucho en la importancia que y no se preocupaba tanto del cambio de teorías, sino de las bases bio-
tienen el sujeto cognoscente y el modo en que dicho conocimiento lógicas y evolutivas del aparato sensorial y cognitivo de los seres hu-
surge y se transforma. Kitcher distingue entre los estados cognitivos y manos. Estos últimos autores defendieron la epistemología evolucio-
las prácticas de dicho sujeto, tanto en su fase de aprendizaje como nista, que es la variante más fuerte de la epistemología naturalizadam.
cuando actúa como profesional científico. «La ciencia no la hacen se- De acuerdo con ella, el sistema cognitivo humano es un producto de
res lógicamente omniscientes, sino sistemas biológicos con cierto tipo la evolución natural, por lo que los procesos y las capacidades cogni-
de capacidades y limitaciones»Il. Por ello, hay que preguntarse por las tivas han de ser consideradas, en último término, como un resultado
características de dichos sistemas cognitivos, por sus cambios de esta- de la adaptación al medio. Ello tiene una consecuencia muy impor-
do, por sus limitaciones y por sus metas e intereses a la hora de inves- tante, que consiste en relativizar la validez del conocimiento sensorial
tigar. En cuanto a sus prácticas, son muy diversas según los indivi- directo. Campbell, uno de los primeros defensores de la epistemolo-
duos, pero aun así hay algo común: el consenso sobre esas prácti- gía naturalizada, lo dijo claramente en 1974:
cas107. Los cambios de los estados cognitivos pueden ser asociales: no
Una epistemología que supusiera la percepción visual como ve-
así sus prácticas. Por tanto, Kitcher subraya la existencia de una fuerte
rídica no sería compatible con el modelo evolucionista, a menos
componente social en la actividad científica, que se manifiesta preci- que tal epistemología fuera también compatible con la evolución
samente en las prácticas de los diversos científicos. Su pretensión, del ojo desde una serie de estadios previos menos adecuados, hasta
como puede verse, consiste en hacer converger las dos formas de na- llegar a un gránulo de pigmento sensible a la luz"°.

oa
04 pág. 8. K.. Vollmer, Was kiinnen wir ssen? Stuttgart, 1985, vol. I, pág. 38. Giere coin-
1" P. Kitcher, 772e Advancement of Science, Nueva York, Oxford University Press, cide plenamente con estas tesis: «la percepción humana y las otras capacidades cogniti-
1993, pág. 9. vas han evolucionado junto con los cuerpos humanos (Giere, op. cit., pág. 12).
106 liad., pág. 59. 1" Hay autores, como Campbell y Giere, que aceptan tesis de ambas corrientes.
107 finlí, pág. 60. u° D. T. Campbell, 1974, en Martínez y Olivé, op. cit., pág. 44.

208 209
El lenguaje observacional ya no sólo depende de las diversas milagro fue necesario, ninguna intervención divina, ninguna lesión
teorías e instrumentos científicos que implementan el aparato sen- de las leyes de la naturaleza'".
sorial humano, sino que está sujeto a una dependencia mucho más
originaria, que suele ser descrita por la teoría de la evolución. La Dicho en términos del programa estructural, resulta entonces
base empírica común a los seres humanos de la que hablaban los que la teoría darwiniana de la evolución (ED) es universalmente ED-
neopositivistas, caso de existir, será relativa al proceso evolutivo de teórica, y desde luego es ED-teórica para la epistemología. Si para
la especie humana y, por tanto, una consecuencia de complicados conocer las leyes naturales que rigen los procesos evolutivos hemos
procesos adaptativos. Después de esto, dificilmente puede buscarse de recurrir obligatoriamente, como es el caso, a un sistema cogniti-
un fundamento para la ciencia en este tipo de conocimiento, a no vo cuya constitución ha estado regida por esas mismas leyes natura-
ser que aceptemos el carácter evolutivo e histórico del mismo. les que queremos determinar, entonces los conceptos básicos de la
Como puede verse, la epistemología evolucionista ataca la línea de teoría de la evolución son T-teóricos para la epistemología y, en
flotación epistemológica del empirismo lógico, y suscita inexorable- la medida en que la ciencia depende también del sistema cognitivo
mente el debate sobre el relativismo. ¿Cómo afirmar, después de de los seres humanos, lo son también para todas las teorías científi-
esto, que el mundo es como lo percibimos?, ¿no habrá innumera- cas. Ello implica un claro reduccionismo evolucionista, que suele ser
bles percepciones distintas de la naturaleza, tantas como especies más o menos acusado en los distintos defensores de la epistemolo-
vivas se han adaptado a ella? gía evolucionista.
Si dejamos de lado el origen de las capacidades cognitivas huma- Autores como Pacho tratan de suavizar esta consecuencia de la
nas y pasamos a analizar los contenidos del conocimiento, las posi- epistemología evolucionista, al afirmar que:
ciones de los naturalistas difieren. Hay autores, como Knorblith, que
afirman lisa y llanamente que «el conocimiento verdadero no sólo es En cuanto naturales, todos los elementos que integran el sujeto
posible, sino un derivado (by-product) necesario de la selección natu- cognoscente, incluida por tanto la denominada «razón», o bien son
ral»m. Otros pensadores, como Vollmer, se oponen a todo determi- producto directo de la evolución biológica, o bien están indirecta
nismo biológico de los contenidos del conocimiento humano. Pacho pero originariamente determinados por ella. Como se ha observa-
do, la teoría evolucionista del conocimiento afirma que sólo la ca-
resume su postura del modo siguiente: pacidad cognitiva es producto de la evolución biológica, no sus
adquisiciones; éstas son producto (directo), no de la evolución bio-
Este determinismo supuestamente «daiwinista» es no sólo con- lógica, sino de la cultural. Frente a la acelerada movilidad de la evo-
trario a los hechos cognitivos de cualquier especie, sino que está lución cultural, la biológica es prácticamente «invariable»; las dife-
además basado, por lo que hasta hoy sabemos, en una concepción rencias entre las teorías de Aristóteles y Newton, Euclides y Rie-
errónea de la evolución natural'''. mann, no son pues explicables mediante la evolución biológica, y
en este sentido tampoco mediante la teoría evolucionista del cono-
Vollmer, por su parte, introduce una matización importante: cimiento, pero sí todas estas teorías en lo que concierne a las comu-
nes condiciones reales de posibilidad"4.
No hay ninguna ley natural (y tampoco ninguna ley de la teo-
ría evolucionista del conocimiento) que afirme que la inteligencia y Estas consideraciones parecen sensatas, pero aun así resultan criti-
el conocimiento hubieran de surgir... Pero la teoría evolucionista cables. Por ejemplo, ¿no es la escritura una condición común de posi-
del conocimiento afirma que, bajo las condiciones iniciales dadas, bilidad para todas las teorías mencionadas? ¿Implica ello afirmar que
el conocimiento humano ha surgido según leyes naturales. Ningún la escritura es un resultado de la evolución biológica, a pesar de no ser
un hecho universal en todas las culturas, sino en muy pocas? Por otra
III H. Knorblith, «What is Naturalistic Epistemology?«, en H. Knorblith (ed.), Na-
turalizing Epistemology, Cambridge, MIT, 1985, pág. 5. 113 Vollmer, 1985a, I, pág. 79.
112 Pacho, op. cit., págs. 128-129. "4 J. Pacho, op. cit., págs. 94-95.

210
211
parte, al introducir la noción de 'evolución cultural' se plantea un vel superficial. Trataré de mostrar que la variación, la selección y
nuevo problema: ¿es posible entender ese concepto en términos dar- la transmisión de las teorías científicas difiere significativamente
winianos? Como es sabido, muchos autores han intentado hacerlo de sus contrapartidas en la evolución de las especies1".
empezando por Spencer. Pero también es sabido que su éxito y grado'
de aceptación ha sido escaso. Restringiéndonos exclusivamente a la Tras este análisis de la situación y tras la posterior declaración de
ciencia como producto de la evolución biológica y cultural, por ser intenciones, Thagard pasa a considerar la primera componente teóri-
éste el objeto de la presente obra, han sido muchas las tentativas de in. ca de los modelos darwinianos, la variación, y afirma:
terpretar el cambio científico desde modelos darwinistas. Pero todos y
cada uno de los modelos evolucionistas del cambio científico han su- Las unidades de variación en las especies son los genes, y la va-
frido duras críticas, como veremos a continuación, citando a Paul riación se produce por errores en el proceso mediante el cual los ge-
Thagard. nes se replican. Puesto que los cambios en los genes generalmente
son independientes de las presiones ambientales en el individuo,
En un artículo publicado en 1980 con un título nítido, «En con- suele decirse que la variación genética es fortuita [o ciega, como
tra de la epistemología evolucionista»13, Thagard describía así la epis- propuso Campbell, y Thagard retorna] [...] A diferencia de la varia-
temología evolucionista, entendida como un modelo darwiniano del ción biológica, la variación conceptual depende de las condiciones
crecimiento del conocimiento científico: ambientales [...] las innovaciones científicas son diseñadas por sus
creadores para resolver problemas reconocidos [...] es también co-
El modelo neodarwiniano de la evolución de las especies con- mún que los científicos busquen nuevas hipótesis que corrijan los
siste en la teoría de Darwin de la selección natural sintetizada con la errores en ensayos previos [...] Así, la generación de las unidades de
teoría de la genética del siglo xx. Los ingredientes centrales del mo- la variación científica no tienen ninguna de las tres características de
delo neodarwiniano son la variación, la selección y la transmisión. la ceguera que Campbell describe como distintiva de la variación
Las variaciones genéticas que ocurren en una población son el resul- evolucionista ii7.
tado de mutaciones y de combinaciones mixtas de material genéti-
co. Los individuos participan en una lucha por la existencia basada Thagard se explaya más sobre el tema de las variaciones científicas,
en la escasez de comida, territorio y posibilidades de apareamiento. pero los pasajes mencionados resumen algunos de sus principales ar-
Por ello, es más probable que los individuos con variaciones que les gumentos. Pasemos, por tanto, al problema de la selección natural y
confieren cierto tipo de ventaja ecológica sobrevivan y se reproduz- de la selección de propuestas científicas:
can. Sus características valiosas se transmitirán genéticamente a sus
descendientes. Las diferencias entre la selección epistemológica y la biológica
La epistemología evolucionista presta atención al hecho de surgen del hecho de que la selección de teorías es llevada a cabo por
que la variación, la selección y la transmisión son también carac- agentes intencionales que trabajan con un conjunto de criterios,
terísticas del crecimiento del conocimiento científico. Los cientí- mientras que la selección natural es el resultado de tasas diferencia-
ficos generan teorías, hipótesis y conceptos; sólo algunas de estas les de supervivencia de organismos que transmiten genes adaptati-
«variaciones» se consideran como avances respecto a ideas ya vos. La naturaleza selecciona, pero no de acuerdo con determina-
existentes, y éstas son «seleccionadas». Las teorías y los conceptos dos criterios generales. La naturaleza es totalmente pragmática, fa-
seleccionados se transmiten a otros científicos por medio de re- vorece cualquier mutación que sirva a un ambiente determinado
vistas especializadas, libros de texto y otros recursos pedagógicos. [...] En contraste con lo anterior, la selección de teorías y conceptos
Las analogías entre el desarrollo del conocimiento y el desarrollo ocurre en el contexto de una comunidad de científicos con fines de-
de las especies son ciertamente sorprendentes, pero sólo en un ni-

116 Thagard, op. cit., págs. 285-286.


P. Thagard, «Against Evolutionaly Epistemology», PSA 1980, vol. I, págs. 187-
115
117 Thagard, op. cit., págs. 286-287. El artículo de Campbell que Thagard mencio-
196. Existe traducción al español en Martínez y Olivé, op. cit., págs. 285-295. Citamos na es «Evolutionary Epistemology», en P. Schilpp (ed.), 77,e Philosophy of Karl Popper, La
por esta última edición. Salle, Illinois, Open Court, 1974, págs. 413-463.

212 213
finidos. Estos fines incluyen encontrar soluciones a problemas, ex-
plicar hechos, alcanzar la simplicidad, hacer predicciones precisas,
etcétera'''. 6.6. EL GIRO COGNITIVO EN FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

Suele decirse que el libro de M. de Mey, The Cognitive Paradigm


En resumen, termina Thagard: en la evolución biológica no hay
(1982), supuso la primera afirmación de que la psicología cognitiva es
progreso, mientras que en la científica, sil". Por tanto, la segunda una base adecuada para el estudio científico de la cienciam, aunque la
componente de los modelos darwinianos tampoco se adecua a las pe-
irrupción pública del cognitivismo en filosofia de la ciencia tuvo lugar
culiaridades de la evolución de la ciencia. con la obra ya citada de Giere (1988) y con el libro The Cognitive Turn,
Por último, pasa a comparar la transmisión biológica y la episte-
editado en 1989 por Fuller, De Mey, Shinn y Woolgar'23. Los cogniti-
mológica, y, en síntesis, afirma lo siguiente: vistas siguen atribuyendo un valor relevante a las representaciones
científicas, pero considerándolas desde el punto de vista de la mente
Un gen benéfico se replica en miembros específicos de una
población, pero una teoría exitosa se distribuye inmediatamente a
de los científicos invididuales. Como puede leerse en la introducción
la mayoría de los miembros de la comunidad científica. La preser- al libro The Cognitive Turn:
vación se hace mediante publicaciones y pedagogía, y no por un
La relación cambiante entre las representaciones y sus hacedo-
proceso que se asemeje a la herencia. La diseminación de teorías
res constituye la cuestión central en las discusiones sobre cogni-
exitosas es mucho más rápida que la diseminación de genes hen&
ción: quién representa qué y a quién'24.
ficos'2°.
Por tanto, el enfoque cognitivo se ocupa ante todo de los procesos
Thagard proporciona más argumentos, pero los anteriormente cognitivos que tienen los científicos a la hora de construir representacio-
enumerados pueden bastar para poner en tela de juicio la base mis- nalrnente su conocimiento, y se pregunta si «hay algo especial en los pro-
ma de la epistemología evolucionista, siempre que se entienda por cesos cognitivos de los científicos que sea, en gran medida, responsable
tal la aplicación de modelos darwinianos al crecimiento y al cambio del tipo especial de conocimiento que la ciencia produce»125. Las res-
científicos. Todavía no existe un modelo darwiniano que resulte ade- puestas a esta cuestión han sido, por lo general, negativas, sobre todo en
cuado para interpretar la evolución de la ciencia, a pesar de que va- el caso de los cognitivistas que vinculan su programa a las tendencias na-
rios autores han hecho propuestas al respecto'21. La epistemología turalistas en filosofia de la ciencia. Ronald Giere es uno de ellos, y por
evolucionista tiene un indudable atractivo, aunque sólo sea por la eso lo tomaremos como punto de partida. Según Giere, en efecto:
claridad de sus tesis, así como por la aparente cientificidad que apor-
taría a la filosofia de la ciencia; pero sus tesis principales están suje- Entender la ciencia es, ante todo, la cuestión de entender los
tas a debate, a diferencia de muchas de las afirmaciones de la filoso- procesos cognitivos de los científicos involucrados en la actividad
fia naturalizada de la ciencia que, como vimos al comienzo de este científica'26.
apartado, son un lugar común en la filosofia de la ciencia a partir de
los años 70. 122 Marc de Mey, The Cognitive Paradigni, Dordrecht, Reidel, 1982. Por supuesto,
hay muchos precedentes de epistemologías de base psicológica, como el segundo Witt-
genstein, o el propio Quine.
Ibíd.,
118 /V págs. 289-290. 123 The Cognitive Turn. Sociological and Pychological Perspectives on Science, Dordrecht,

"9 Ibíd., pág. 291. Reidel, 1989. En español, puede leerse el artículo de P. Martínez Freire, «El giro cogni-
120 Ibíd., pág. 291. tivo en filosofia de la ciencia», Revista de Filosofía, 3: X, 17 (1997), págs. 105-122, así
121 Las primeras propuestas fueron las de Alexander (1979), Cavalli-Sforza y Feld- corno el libro del mismo autor La nueva filosofía de la mente, Barcelona, Gedisa, 1995.
124 mid., pág. X.
man (1981) y Wilson (1981), aparte de la mencionada de Campbell (1974). Entre los fi-
125 Iba.,
lósofos de la ciencia, Giere (1988) hizo una propuesta evolucionista, que luego fue pág. XI.

abandonada por el autor. Hull (1988) también presentó un modelo evolucionista, pero 126 R. Giere, «Cognitive Models in the Philosophy of Science», en A. Fine y

no basado en genes. P. Machamer (eds.), PSA 1984, East Lansing, Michigan, PSA, 1986, vol. II, pág. 322.

214 215
Por tanto, la filosofia de la ciencia ha de prestar una gran atención ¿A qué llamo recurso cognitivo? Para los teóricos, los modelos
que le son familiares a uno son recursos cognitivos. Mas yo no me
a la psicología cognitiva y la inteligencia artificial, puesto que estas
refiero a una familiaridad abstracta e intelectual. Me refiero a la ca-
ciencias desarrollan investigaciones empíricas sobre esos procesos pacidad, e incluso a la habilidad para trabajar con los modelos, apli-
mentales, tanto para los científicos como para los seres humanos en cándolos a casos nuevos, usándolos para el cálculo, y así sucesiva-
general. Dichas investigaciones comenzaron en los arios 60-70, y, por mente. Por otra parte, puesto que la construcción de modelos y de
lo que se refiere a la posibilidad de distinguir propiedades específicas lo que se deriva de ellos depende cada vez más de los ordenadores,
en los procesos cognitivos de los científicos, la hipótesis inicial fue la capacidad de usar códigos informáticos, e incluso de escribirlos
que no. Los procesos mentales de los científicos fueron asimilados a uno mismo, resulta ser un recurso cognitivo cada vez más impor-
otras investigaciones sobre las capacidades cognitivas de los seres hu- tante128.
manos.
Antes de ocupamos de esas investigaciones, conviene señalar Como veremos en el capítulo 9, la práctica científica tiene mucho
las novedades principales que este enfoque aporta a la filosofia de que ver con esas habilidades y recursos cognitivos. En lugar de redu-
la ciencia. En primer lugar, buena parte de las Corrientes cognitivas cir la ciencia a conocimiento teórico, es importante tener en cuenta
se insertan en las tendencias analizadas en el apartado anterior en que la ciencia conlleva un saber hacer, sin el cual no hay observación,
pro de la naturalización de la epistemología. Ello implica que los experimentación ni cálculo que ofrezca resultados fiables. El ejemplo
epistemólogos han de estar atentos e incluso desarrollar investiga. del ordenador es muy pertinente para ilustrar esta tesis. Los lenguajes
ciones empíricas sobre la cognición humana, en lugar de proponer de programación no suponen únicamente una lógica proposicional o
a priori teorías generales sobre el conocimiento humano. En segun- una estructura de álgebra de Boole: además de ello, aportan unos pri-
do lugar, las representaciones mentales que los científicos tengan de meros rudimentos de lo que podríamos denominar lógica de la acción.
los datos, las hipótesis y las teorías pasan a ser un tema muy impor- En los programas informáticos no sólo se engarzan enunciados escri-
tante, puesto que, hablando en términos generales, los cognitivistas tos en lenguajes de programación; además se ensamblan acciones y re-
afirman el carácter representacional del conocimiento científico. peticiones de esas acciones, que la máquina lleva a cabo conforme a
En tercer lugar, la corriente cognitiva en filosofia de la ciencia enfa- las órdenes que le han sido previamente programadas. Aparte de usar
tiza los aspectos computacionales de la actividad científica y, por datos y enunciados, los ordenadores trabajan con comandos. Desde
ello, está estrechamente emparentada con la inteligencia artificial. este punto de vista, la informática es un nuevo formalismo, que no
Como veremos, una de las líneas de investigación que mayores no- sólo es apto para articular el conocimiento teórico, como lo fue la ló-
vedades ha producido es la que intenta automatizar algunos de los gica matemática de principios del siglo xx, sino que también es ade-
procesos mentales que caracterizan la ciencia. En cuarto lugar, el cuado para representar y llevar a cabo por medios artificiales acciones
enfoque cognitivista asume la tesis, ya apuntada en los aparta- concretas. En la medida en que los ordenadores sean capaces de repro-
dos 6.3 y 6.4, de que la semántica de las teorías científicas tiene que ducir o de mejorar algunas acciones de los científicos, su interés es in-
ser complementada por estudios sobre la pragmática de la ciencia, dudable para la filosofia de la ciencia.
y una de las vías para ello es investigar-cómo observan, cómo calcu- Una de las tareas a la que los científicos modernos dedicaron
lan, cómo conjeturan y cómo deciden los científicos. Por eso, auto- mucho tiempo es el cálculo, hasta el punto de que en el siglo xix y a
res como Giere, aun aceptando la concepción semántica, insisten principios del xx la denominación <computers' aludía a las personas
en que los modelos científicos no sólo son teóricos, sino que tam- (habitualmente mujeres) que calculaban las diversas tablas científicas
bién tienen una componente práctica. Ello queda claro cuando (logaritmos, funciones trigonométricas y analíticas, datos censales y
Giere se refiere a lo que él llama recursos cognitivos127: estadísticos, etc.). Babbage, uno de los precursores de los actuales or-
denadores, diseñó artefactos mecánicos para llevar a cabo esos cóm-

127 Giere, 1988, pág. 213. 121 1bíd., pág. 214.

216 217
putos tediosos y, sobre todo, para evitar los errores humanos. Las siempre se prolonga durante largos periodos de tiempo. La mayoría
computadoras eléctricas y electrónicas inventadas entre 1930-1950 de casos de resolución humana de problemas, y sobre todo los que
mostraron que las máquinas pueden llevar a cabo las tareas de compu- han sido estudiados en los laboratorios de psicología, se refieren a
tación científica mejor que las personas. Ello dio lugar a que algunos un solo individuo que se ocupa de ellos durante pocas horas. Un se-
autores se interesaran por la posibilidad de que los ordenadores tarn- gundo aspecto en el que la indagación científica difiere de otros
muchas resoluciones de problemas es la aparente indefinición de
bién desarrollaran otras tareas de la investigación científica y, en gene-
sus fines [...] A pesar de esas diferencias entre la investigación cien-
ral, otras actividades humanas. Cabe decir que, frente a la lógica de la tífica y otras resoluciones de problemas, es bastante posible que los
investigación científica de los filósofos de la concepción heredada, procesos que componen el descubrimiento científico no sean cuali-
surgió la informática de la investigación cientIca, que se centró de inme- tativamente distintos de los procesos que han sido observados en si-
diato en el descubrimiento científico. Si recordamos que Reichenbach tuaciones más simples de resolución de problemasm.
y los positivistas habían descartado ese contexto de las indagaciones
epistemológicas129, las cuales debían centrarse exclusivamente en el Se parte, pues, de una hipótesis general, que equipara el descubri-
contexto de justificación, entenderemos bien la importancia que esta miento científico a la resolución de problemas, y se utilizan los mode-
nueva línea de investigación tiene para la filosofia de la ciencia. En lo los elaborados previamente por los psicólogos del aprendizaje para
que sigue, nos centraremos en ella, sin intentar presentar las múltiples trasladarlos a la investigación científica, introduciendo las modificacio-
tendencias ulteriormente desarrolladas por el enfoque cognitivo en fi- nes pertinentes. La investigación es propiamente científica, aunque sus
losofia de la ciencia"°. promotores son conscientes de las consecuencias que puede tener para
Una de las actividades investigadas fue la de resolver problemas, a la filosofia de la ciencia. Shrager y Langley han definido claramente el
la que los psicólogos habían dedicado mucha atención. En 1958, Ne- nuevo enfoque, oponiéndolo a la filosofia clásica de la ciencia:
well, Shaw y Simon propusieron considerar el descubrimiento cientí-
fico como una actividad similar a la resolución de problemas, y poco Mientras que las investigaciones anteriores, dentro de la tradi-
a poco se fueron elaborando unas primeras hipótesis al respecto"1. En ción filosófica, enfatizaban la evaluación de las leyes y las teorías
los años 60 empezaron a funcionar los primeros programas informáti- (por ejemplo Popper, 1965), las investigaciones recientes dentro del
cos, como AM (Lenat, 1977), meta-DENDRAL (Buchanan y Mit- paradigma de la ciencia cognitiva ponen el acento en el descubri-
miento científico, incluidas las actividades de formación de teorías,
chell, 1978) y EURISKO (Lenat, 1983). Estos investigadores eran
inducción de leyes y experimentación. Además, las aproximaciones
conscientes de que la resolución de problemas científicos tenía algu-
filosóficas anteriores se centraban en la estructura del conocimiento
nas especificidades con respecto a la resolución de problemas en la científico, mientras que las investigaciones recientes se centran en el
vida corriente. Langley, Simon, Bradshaw y Zytkow, en su introduc- proceso del pensamiento científico y describen esas actividades en
ción al libro Scientific Discovery, señalan algunas de esas diferencias: términos computacionalesw.

Por supuesto, hay algunos aspectos en los que el descubrimien- Frente a la concepción heredada, que restringió la epistemología
to científico es obviamente diferente de otras instancias de resolu-
al contexto de justificación, el enfoque cognitivista se ocupa ante todo
ción de problemas. En primer lugar, la investigación científica es un
proceso social, que a menudo involucra a muchos científicos, y casi
132
P. Langley, H. A. Simon, G. L. Bradshaw y J. M. Zytkow, Scientific Discovery.
129Véase apartado 2.2. Computacional Explorations ofthe Creative Processes, Cambridge, Massachusetts, MIT, 1987,
130 Al respecto, véase P. Martínez Freire, Filosofia de la mente, Universidad de Mála- págs. 6-7.
ga, 1995. 133 J. Shrager y P. Langley, «Computacional Approaches to Scientific Discovery»,
1" Véase H. A. Simon, «Scientific discovery and the psychology of problem sol- en J. Shrager y P. Langley (eds.), Computacional Models ofScientzfic Discovery and Theory
ving», en R. Colodny (ed.), Mind and Cosmcs, University of Pittsburgh Press, 1966, así Formation, San Mateo, California, Morgan Kaufrnann Publ., 1990, pág. 1. En lo que si-
como B. G. Buchanan, Logia of Scientific Discovery, AI Memo 47, Computer Science De- gue, nos atendremos al resumen que estos dos autores hacen de las principales ,^-
partment, Stanford University, 1966. ciones a la modelización computacional (o informática) del descubrimie

218
del contexto de descubrimiento, y por ello se interesa menos en las 4. Formación (y revisión) de teorías.
teorías y en las leyes, insistiendo en el aspecto procesual de la activi- 5. Formación deductiva de leyes (a partir de teorías).
dad científica. Shrager, Langley y los demás autores que aplicaron la 6. Procesos de explicación (conectan una teoría y una ley).
inteligencia artificial al estudio de los procesos de descubrimiento 7. Procesos de predicción.
científico, utilizaron modelos informáticos para analizar esos proce- 8. Diseño de experimentos.
sos, iniciando así lo que podríamos denominar la filoufla computacio- 9. Procesos de manipulación (para construir modelos).
nal de la ciencia. Siguiendo la tradición de la inteligencia artificial, dis- 10. Evaluación (a base de comparar predicciones y observaciones).
tinguen entre las estructuras gnoseológicas (knowledge structures) y los
procesos o actividades que transforman dichas estructuras. Su objeto Aparte de estas diez actividades, Shrager y Langley mencionan
de estudio inicial es el científico individual (aunque luego también se otras actividades que, por el momento, no van a ser investigadas: los
ocuparon de los grupos y de la comunicación entre científicos), al que procesos de aceptación de una teoría propuesta, los procesos de revo-
suponen trabajando en un determinado campo científico, y, más con- lución científica, la formación y revisión de modelos y los aspectos so-
cretamente, en un problema o dominio dentro de dicho campo. Sus ciales de la actividad científici, tales como la comunicación, las ano-
actividades se desarrollan en un laboratorio, que está organizado de un taciones, la percepción y la construcción de instrumentos136.
modo determinado (a esto lo llaman la situación), y al conjunto de Tampoco comentaremos los posibles defectos de ambas enumera-
todas estas componentes (campo, dominio, laboratorio y situación) lo ciones, porque nos interesa destacar la ambición inicial del programa
denominan entorno cientlficoi 3 . computacional, que se manifiesta en el paso siguiente. Una vez distin-
Partiendo de estos supuestos, que aquí no vamos a comentar, guidas estas diecinueve componentes (como mínimo) de la ciencia,
Shrager y Langley distinguen hasta nueve estructuras gnoseológicas y Shrager y Langley reseñan las tentativas más relevantes que se han he-
diez actividades relevantes135, sin pretender que su lista sea exhaustiva. cho para representar computacionalmente esas diecinueve compo-
Las estructuras gnoseológicas son las siguientes: nentes. El primer sistema informático que destacan es la versión
de 1979 del AM de Lenat, que investigaba el descubrimiento en el
1. Observaciones (o datos). campo de la teoría de números. A continuación, mencionan los siste-
2. Taxonomías (y definiciones de conceptos). mas informáticos siguientesw:
3. Leyes.
4. Teorías. — BACON, de Langley, Zytkow, Bradshaw y Simon (1983),
5. Conocimiento previo (que incluye creencias y conocimiento orientado a la inducción de leyes numéricas a partir de datos numéri-
sobre el entorno). cos, aunque también fue utilizado para la observación, la experimen-
6. Modelos. tación y la elaboración de taxonomías.
7. Explicaciones. — GLAUBER, creado por Langley y otros (1983), y aplicado a la
8. Predicciones. formación de taxonomías y de leyes cualitativas sencillas.
9. Anomalías. — Diversos sistemas inventados por Forbus (1985) para procesos
cualitativos que pudieran representar la formación de observaciones,
Y entre las actividades científicas relevantes, destacan las siguientes: leyes, modelos y teorías.
— PHINEAS, propuesto por Falkenhainer (1990), y orientado a
1. Procesos de observación. la formación de teorías a partir de un conocimiento previo.
2. Formación (y revisión) de taxonomías. — COAST (1990), creado por Rajamoney para modelos y ano-
3. Formación (y revisión) inductiva de leyes (a partir de datos). malías.

136 1
. 1,72, pág. 9.
134 "bid, pág. 3.
135 1732., págs. 6-8. 137 IbúC págs. 10-14.

220 221
-
1. Las revoluciones científicas implican grandes transformacio
— IDS (1990), ideado por Nordhausen y Langley para represen- nes en las redes conceptuales y proposicionales...
tar observaciones y leyes cualitativas. 2. Las redes conceptuales están estructuradas en primera instan-
cia mediante jerarquías de tipo y jerarquías de parte...140.
— ECHO (Thagard, 1990), pensado para representar informáti.
camente los procesos de cambio científico. 3. Los conceptos teóricos nuevos surgen por lo general median-
te mecanismos de combinación conceptual...
— etc.
4. Las redes proposicionales están estructuradas inicialmente
mediante relaciones de coherencia explicativa...
- La lista podría ser mucho más amplia, sobre todo si tenemos en
5. Las hipótesis teóricas nuevas surgen generalmente por abduc-
cuenta las contribuciones de otros autores y escuelas que no son ción...141.
mencionados en el volumen que estamos comentando, pero los 6. La transición hacia redes conceptuales y proposicionales nue-
ejemplos citados pueden ser ilustrativos de esta nueva línea de inves- vas ocurre debido a la mayor coherencia explicativa de las proposi-
142
tigación, que intenta formalizar las estructuras gnoseológicas y las ciones nuevas que usan los nuevos conceptos .
actividades científicas recurriendo al nuevo formalismo informático,
y no a la lógica ni a la teoría de conjuntos. El paso siguiente fue la Estas seis hipótesis suponen numerosas preconcepciones de lo
creación de sistemas informáticos integrados, que pudiesen realizar que es la ciencia, y podrían ser criticadas (o apoyadas) desde diversas
muchas de las diecinueve tareas antes mencionadas, y no una o dos, perspectivas filosóficas, sociológicas e históricas. La novedad, sin em-
como los sistemas anteriores. Con esa intención surgieron los siste- bargo, consiste en que, sobre la base de esas hipótesis, es posible cons-
mas IE (Shrager, 1987), IDS (Nordhausen y Langley) y KEKADA truir un sistema informático «inteligente» cuyo buen o mal funciona-
(Kulkami y Simon). Este último, por ejemplo, integra la revisión de miento, así como su mayor o menor éxito a la hora de ser aplicado a
teorías, la predicción, la experimentación y la evaluación, a partir de la reconstrucción computacional de diversas revoluciones científicas,
una anomalía inicial. Como puede verse, la filosofia computacional determinará la aceptación o el rechazo de dichas hipótesis. Las con-
de la ciencia ha tenido un desarrollo nada desdeñable desde los años 80, cepciones filosóficas, consideradas como hipótesis, pueden ser testa-
sin perjuicio de las distintas valoraciones que se puedan hacer de sus das empíricamente, siempre que seamos capaces de diseñar autómatas
resultados. que «encamen» dichas hipótesis. Como puede observarse, el plantea-
Para terminar este apartado, mencionaremos brevemente las pro- miento es novedoso en la filosofia de la ciencia del siglo xx, y por eso
puestas de Thagard, aunque sólo sea por haber afrontado uno de los nos hemos detenido a comentarlo. Sin entrar en más detalles, nos li-
temas más complejos en la filosofia postkuhniana de la ciencia: las re- mitaremos a recordar que Thagard ha proseguido sus investigaciones
voluciones científicas. Como ya se ha dicho, Thagard desarrolló en esta dirección, contrastando su programa ECHO con distintos
en 1990 un programa informático conexionista, ECHO, para simular ejemplos de revoluciones científicas"' y mejorando y modificando di-
mediante ordenador algunos de los procesos cognitivos desarrollados cho programa informático.
por los científicos138 . Dicho programa fue aplicado inicialmente al es-
tudio de la estructura conceptual de la revolución en geología (deriva
continental y placas tectónicas), pero el objetivo general era «modeli-
zar los procesos efectivos de pensamiento con los cuales los grandes ° La inteligencia artificial de la época distinguía estos dos tipos de jerarquías. Por
'4
científicos inician las revoluciones»139 . Para ello, Thagard partía de seis ejemplo, un canario es un tipo de pájaro, que a su vez es un tipo de animal, que a su
vez es un tipo de cosa. En cuanto a la jerarquía de partes, un canario es un tipo de pá-
grandes hipótesis sobre las revoluciones científicas, que estaban en la jaro, y por ello podemos inferir que los canarios tienen plumas, porque los pájaros las
base del diseño de ECHO: tienen como parte suya, pero en cambio no podemos inferir que por tener 'pico se ten-
ga que tener plumas, aun siendo ambas partes de los pájaros y de los canarios.
El término 'abducción' fue introducido por Peirce para referirse a la formación
141
Véase P. Thagard, Conceptual Revolutions, Princeton, Princeton University
de hipótesis explicativas.
138
Press, 1988. 142 P. Thagard y G. Nowak, op. cit., págs. 30-33.
139 P. Thagard y G. Nowak, «The Conceptual Structure of the Geological Revolu- 143 Véase Thagard, 1988.
tion», en Shrager y Langley, op. cit., pág. 28.
223
222
Señalemos también que Goldman llevó a cabo un amplio estudio
de los mecanismos cognitivos que son pertinentes para la ciencias" y
construyó un sistema de representación informática de dichos meca-
nismos, con la peculiaridad de que, aparte de ocuparse de los indivi-
duos, su EPISTEMICA podía también ser social, abordando los pro-
cesos culturales llevados a cabo por los científicos. Goldman trataba
así de converger con las líneas principales de la sociología del conoci-
miento científico.
Independientemente de que los resultados efectivos de este pro-
grama cognitivo-computacional hayan sido de mayor o menor impor-
tancia, lo que sí es cierto es que abren una nueva línea de investiga-
ción de la actividad científica, que ya no puede ser considerada pro-
piamente filosófica, pero que, eh cualquier caso, se inserta bien en el CAPITULO 7
m arco general de los estudios sobre la ciencia.
Habría mucho más que decir sobre el enfoque cognitivo en filoso- Crítica de la ciencia y de la tecnología
fia de la ciencia, y también sobre otras corrientes de los años 80 y 90
que no han sido mencionadas en este capítulo. Sin embargo, las cin-
co tendencias mencionadas, la mayoría de las cuales no son excluyen- 7.1. INTRODUCCIÓN
tes de las otras, ofrecen un panorama suficientemente amplio para
ilustrar la proliferación de concepciones sobre la ciencia que se ha pro- El auge de la ciencia y de la tecnología en el siglo XX, su progresi-
ducido a partir de la obra de Kuhn y, sobre todo, a partir de los va influencia en las más diversas áreas del saber humano y de la acti-
profundos cambios experimentados por la propia actividad científica vidad social, y muy en particular sus aplicaciones militares y políticas,
de las que las bombas de Hiroshima y Nagasaki son la expresión para-
en las últimas décadas.
digmática, han dado lugar en el presente siglo a una serie de reflexio-
nes críticas sobre la ciencia y la tecnología, hechas desde perspectivas
muy diferentes. Ha habido críticas de tipo económico, basadas en el
enorme coste de algunas investigaciones cuya función social es escasa,
cuando no negativa; otras de tipo ecológico, por las graves consecuen-
cias que determinados experimentos científicos, así como la aplica-
ción tecnológica de sus resultados, conllevan para el entorno natural;
otras de tipo moral, dependientes de los problemas éticos suscitados
por lineas de investigación como la biotecnología, la sociobiología, la
fecundación in vitro, los trasplantes de órganos, la donación, etc.; así
como críticas de tipo político, que han señalado la función ideológi-
ca y de control social que determinadas teorías desempeñan, sin olvi-
dar la dependencia económica y tecnológica a la que el progreso cien-
tífico somete a los países menos desarrollados desde el punto de vista
de la investigación. La pretendida neutralidad politica y social de la
ciencia, así como su función progresiva, han sido atacadas con diver-
sos argumentos. Se abre así un campo de reflexión sobre la ciencia
144 Véase A. Goldman, Epistonology and Cognition, Cambridge, Harvard University
Press, 1986.
que, sin ser exclusivamente epistemológico o filosófico, en muchas

224 225
ocasiones ofrece un contrapunto adecuado a las teorizaciones que aplicado en esta obra de abordar sólo aspectos de filosofia general de
analizan exclusivamente los aspectos formales y estructurales de la ac- la ciencia y evitar problemáticas filosóficas derivadas de una ciencia
tividad científica, sin entrar en sus consecuencias prácticas. concreta, lo cierto es que los debates que se han planteado en el últi-
En el presente capítulo sólo nos ocuparemos de aquellas críticas mo cuarto de siglo sobre biología tienen una gran generalidad y susci-
que han llegado a articularse como reflexiones generales sobre la cien- tan problemas claves en filosofia de la ciencia actual, como la interac-
cia, sin perjuicio de que algunas de ellas nos parezcan rechazables, sea ción entre la ciencia, la tecnología y la sociedad. Para la.sociobiología
por su irracionalismo, por su unilateralidad o por su tendenciosidad. tomaremos como guía la obra Los nuevos redentores de José Sanmartín,
Pretendemos que este capítulo sirva como contrapunto a los seis pre- que ofrece un análisis muy incisivo del mesianismo de algunos socio-
cedentes, haciendo presentes una serie de críticas que, aunque no es- biólogos.
tén formuladas de la mejor manera posible, apuntan a problemas que El análisis de algunos problemas generados por la sociobiología
una filosofia de la ciencia que pretenda ocuparse de la teoría y de la nos permitirá plantear una cuestión más general, la de los estudios so-
práctica científica debería afrontar. bre Ciencia, Tecnología y Sociedad, que también han generado una
El primer apartado estará dedicado a la figura de Feyerabend y a serie de líneas críticas con respecto a la ciencia y la tecnología dignas
su epistemología «anarquista», y ello no tanto por la corrección de sus de mención. Éste será el objeto del apartado 5, más orientado al aná-
tesis cuanto por el revulsivo que supuso para la comunidad de meto- lisis crítico de la tecnología. Por último, haremos unos breves comen-
dólogos y epistemólogos. Sus tesis sobre la inconmensurabilidad de tarios sobre la llamada «ciencia postmodema», aunque se trata de una
las teorías, sus provocativas comparaciones entre la ciencia, el arte y el línea cuyo rigor crítico es mucho menor que el de las anteriores. Los
mito, sus ideas sobre la ciencia en una sociedad libre, sobre la base de estudios sobre Ciencia y Género podían haber sido un apartado de
las cuales preconiza la separación entre la ciencia y el Estado y el so- este capítulo, porque implican una aguda crítica a algunos aspectos
metimiento de la ciencia a un control democrático que contrapese el de la ciencia, pero hemos preferido incluirlos en el capítulo siguiente,
poder de los especialistas, así como la gran difusión que sus obras han dentro de los estudios sociológicos sobre la ciencia.
tenido en lengua española, hacen imprescindible una breve introduc- En resumen, este capítulo da noticia de la aparición de otra co-
ción a sus tesis. niente de pensamiento, a la que se podría denominar filosofa crítica de
El segundo apartado está dedicado a trabajos de grupos radicales, la ciencia y de la tecnología, que está teniendo un desarrollo nada desde-
como el francés Survivre o el norteamericano Science for the People, en ñable en los últimos años, y que reflexiona críticamente sobre la prác-
contra del cientifismo, ideología que, según estos autores, impregnaría tica científica, la innovación tecnológica y sus respectivas consecuen-
nuestra época, llegando incluso a cumplir una función similar a la que cias, insertándolas en su contexto social.
en otras épocas desempeñó la religión. Esta línea de pensamiento crí-
tico ha tenido mucha menor difusión en lengua española, pese a su in-
terés. La recopilación de Jean-Marc Levy Leblond, (Auto)crítica de la 7.2. FEYERABEND Y EL PLURALISMO METODOLÓGICO
ciencia, inmediatamente posterior al mayo del 68, así como otras pu-
blicaciones, como el librillo del propio Levy Leblond, La ideología La obra de Feyerabend Contra el método' abrió una viva polémica
de/en la física contemporánea, o la recopilación de los Rose, La radicali- entre los filósofos de la ciencia durante los años 70. Sus provocativas
zación de la ciencia, ofrecen suficientes materiales para una primera in- tesis en favor del anarquismo epistemológico (luego dadaísmo), así como
troducción a este tipo de reflexión crítica. Particular interés tienen las
tesis sobre la proletarización del trabajo de los científicos, hechas des- Feyerabend publicó en 1970 su ensayo Against Method: Outline of an Anarchistic
de una perspectiva marxista, a las que se hará una breve alusión. Theoa of Knowledge en los Minnesota Studies in the Phiksophy of Science, vol. IV, luego tra-
El apartado 4 del presente capítulo se ocupa del debate suscitado ducido en Barcelona, Ariel, 1974. En 1975 publicó un libro titulado Against Mechad en
por el desarrollo de la sociobiología y la biotecnología, en la medida Londres, traducido en 1981 por Tecnos. Esta última traducción cuenta con una intro-
ducción especial del propio Feyerabend e incluye cinco apéndices adicionales. Las tesis
en que dichas teorías inducen profundos cambios en nuestras concep- defendidas en ambas obras son similares, y pasajes enteros son idénticos, pero también
ciones sobre la vida y el ser humano Aun manteniendo el criterio existen matices y diferencias entre las dos.

226 227
1
sus ulteriores ataques al predominio de la ciencia y de sus expertos, La idea de un método que contenga principios firmes, inaltera-
han supuesto un revulsivo crítico en la epistemología contemporánea. bles y absolutamente obligatorios que rijan el quehacer científico
Las ideas de Feyerabend en contra del racionalismo comienzan a tropieza con dificultades considerables al ser confrontada con los
gestarse en 1946 y se concretan en Viena durante sus contactos con el resultados de la investigación histórica. Descubrimos entonces que
círculo de Victor Kraft y con Ehrenhaft, quien llegó a dicha ciudad no hay una sola regla, por plausible que sea, y por firmemente ba-
sada que esté en la epistemología, que no sea infringida en una oca-
en 1947. Influenciado asimismo por Popper, Mill, Lakatos y Brecht, su
sión u -otra'.
formación como fisico y como filósofo se fue completando durante
su estancia en Londres, en Bristol y, sobre todo, en Berkeley (Califor-
El atomismo antiguo, la revolución copemicana, el atomismo
nia), donde fue profesor de filosofia a partir de 1958. Allí conoció las
moderno, la teoría ondulatoria de la luz y otras muchas surgieron con-
teorías de Kuhn, pero lo decisivo para el desarrollo de sus ideas fue su
traviniendo, explicita o implícitamente, reglas metodológicas general-
práctica educativa en un medio plurirracial y multicultural2. Converti-
mente aceptadas, cuya observancia parecía imprescindible para que
do al «anarquismo» y en profundo debate con Lakatos, pronto se
una teoría pudiese ser aceptada como científica. Dicho de otra mane-
transformó en el enfant terrible de la epistemología, pasando a tener sus
ra: muchas veces las revoluciones científicas han traído consigo cam-
obras una gran difusión internacional. La mayoría de sus libros han
bios metodológicos importantes. En ocasiones, incluso, se han segui-
sido traducidos al español' y tras su fallecimiento en 1995 es previsi-
do reglas contrarias a las prescritas. La idea de un método fijo y esta-
ble que seguirán apareciendo escritos suyos.
ble, o la noción paralela de una racionalidad invariable a lo largo de
Resumiremos sus tesis en cuatro grupos.
los tiempos, han de ser abandonadas'. Fem-a_en b &legó_ a proponer
un procedimiento contrainductivo, basado en la contradicción sistemá-
tica-de teorías y resultados experimentales bien establecidos. Dicho
7.2.1. Crítica del método científico
procedliniento se desglosa en dos reglas «contrametodológicas»:
La idea de un método preciso y común a todas las disciplinas, o En primer lugar examinaré la contrarregla que nos recomienda
cuando menos a muchas de ellas, fue constitutiva de la ciencia moder- desarrollar hipótesis inconsistentes con teorías aceptadas y _altamen-
na. El more geometrico, el método experimental y la formalización de te confirmadas'.
las teorías científicas han sido algunas de las tentativas históricas para
caracterizar metodológicamente la actividad científica. Las tesis de En lugar de tratar de perfeccionar las teorías heredadas y permane-
Kuhn sobre las comunidades científicas y sus pugnas por imponer cer dentro del marco canónico en el que fueron descubiertas y elabo-
uno u otro paradigma supusieron un fuerte ataque a los planteamien- radas, el científico debe ser heterodoxo y proponer ideas contrapues-
tos metacientíficos que caracterizaban a la ciencia por su metodolo- tas. El criticismo poppenano falsacionismo sofisticado—delakatos
gía. De todo este debate, así como de sus propios estudios sobre his- -llegan así a su máxima expresión. Ya no basta con contrastar teorías y
toria de la ciencia, Feyerabend extrajo tesis radicales, contrarias al experiencia, aunque sea con ánimo refinador y falsacionista. Según
proyecto de definir la ciencia por un único método. Él afirmó el plu- Feyerabend, lo que hay hacer es proponer ideas distintas, recurriendo
ralismo metodológico como condición necesaria para el progreso cien- para ello como fuente de inspiración a lo que haga falta, incluso a teo-
tífico: rías antiguas y desechadas, sin que importe para nada que hayan sido
«falsadas empíricamente» en su tiempo, o que tengan orígenes metafi-
sicos, religiosos o míticos. El conocimiento científico no avanza por
acumulación: «es un océano de alternativas incompatibles entre sí tal
Véanse las referencias aportadas por el propio Feyerabend sobre su trayectoria in-
telectual en La ciencia en una sociedad libre, págs. 126-142.
3 Por ejemplo, Contra el método, Tratado contra d método, Cómo ser un buen empirista, P. Feyerabend, Tratado contra d método, pág. 7.
La ciencia en una sociedad libre, Adiós a la razón, etc. Véase Bibliografia para las referencias 5 lbíd, pág. 12.
exactas. 6 Ildd, pág. 13.

228 229
vez inconmensurables»7 . De ahí que, si se quiere progresar, haya que ac-
tuar de forma heterodoxa e intempestiva, oponiéndose aiodo 16 otra
parte, la ciencia sólo puede llegar a existir, en muchos casos, si el
parezca pW— isible en cada momento histórico dado. -citie científico prescinde por completo del contexto de justificación. Des-
de el punto de vista del pluralismo metodológico, la distinción es irre-
La segunda contrarregla a favor de hipótesis que seaminconsis- levante, y debe ser abandonada. Asimismo, hay que dejar de contra-
-tentes con Zas observaciones, los hechos y los resultados ezperiMenhno poner las epistemologílsi tivas a las descriptivas.
--
necesita ninguna defensa especiaZ pues no existe una sola teoría inte- La distinción en-
tre lo que debería ser la ciencia y lo que efectivamente es no supone
resante que concuerde con todos los hechos conocidos de su do- una frontera, sino únicamente un recurso de trabajo para el filósofo y
minio'.
el historiador de la ciencia.
Aparte de los argumentos de Popper, Hanson y Kuhn contra la dis-
No sólo las teorías navegan en un «océano de anomalías», sino tinción entre lo teórico y lo observacional
que ello es bueno. Hay que tratar de descubrir otras nuevas, que soca- pia teoría del aPrendizaje Feyerabend pensó que la pro-
debe llevarnos a rechazar el problema-deros
ven rápidamente el prestigio de las teorías vigentes y susciten su veloz "
ten n
inosteóricos. Tanto las teorías como las observaciones pueden
sustitución por otras nuevas. Hay que buscar sistemas conceptuales
ser rechazadas'''. Los hechos observados no constituyen una base sóli-
que choquen con los datos experimentales aceptados, e incluso que da para la ciencia, ya que pueden ser descartados por razones teóricas.
propongan nuevas formas de percepción del mundo, hasta entonces Lejos de presuponer una base empírica común a los seres humanos,
ignoradas. Actuando así, se procede contrainductivament
de inferir hipótesis y leyes in- e. En lugar Feyerabend afirmó que una misma persona pasa en su fase de apren-
ductivarnente a partir de las observacio- dizaje por etapas perceptuales contrapuestas:
nes contrastadas, el científico progresista actúa a la inversa.
Ello no equivale a decir que la contrainducción pase a ser la nue- un niño no posee un mundo perceptual estable que utilizar para
va regla metodológica general de la actividad científica. Feyerabend dar sentido a las teorías que se le propongan. Muy al contrario, el
precisa que
niño atraviesa varias etapas perceptuales que sólo están tenuemente
conectadas una con otra".
mi intención no es sustituir un conjunto de reglas generales por
otro conjunto: por el contrario, mi intención es convencer al lector Todo ello nos lleva al debate sobre la inconmensurabilidad, que
de que
todas las metodologías, incluidas las más obvias, tienen sus límites9 será tratado más adelante. Pero ya en esta primera aproximación se
prefiguran las tesis de Feyerabend al respecto.
Paralelamente a estas críticas a la noción de método científico, y Tampoco las teorías científicas presentan una estructura común, si
en particular al método inductivo, cabe hallar en Feyerabend rechazos se entiende por tal una serie de elementos que se presenten en cada
radicales de casi todas las cuestiones epistemológicas que ocuparon a desarrollo cientificon.. En función de los problemas que afronten,
los defensores del positivismo lógico y de la concepción heredada. Se- recurrirán a unos métodos o a otros. Dicho pluralismo, que no sólo
gún él, por ejemplo, hay que prescindir de distinciones tales como la es un hecho histórico, sino algo conveniente para el progreso, es la
de contexto de descubrimiento y contexto de justificación,
sidón entre términos teóricos y términos observacionales. así como de la opo- base que permitió a Feyerabend negar la existencia de una «raciona-
La fase de descu- lidad científica» que pudiera ser guía de la investigación científica.
brimiento puede ser perfectamente irracional y sus prácticas estar en No hay una lógica ni una estructura para ello. El científico hará uso
oposición a la reconstrucción racional de la teoría que luego hará el de cuanto tenga a mano: «sugerencias heurísticas, concepciones del
epistemólogo. El descubrimiento científico no está sujeto a método muno, disparates metafisicos, restos y fragmentos de teorías aban-
fijo. Por lo mismo, ha de chocar con el contexto de justificación. Por
7 lbz'd.,
pág. 14 (las cursivas en las citas siempre son del propio Feyerabend).
8 lbíd., pág. 15. 1° lbút., pág. 155.
Ibíd, pág. 17. rudo
12 iba,
pág. XV de la introducción a la edición española.
230

231
donadas...»". Hay que desmitificar la actividad científica, aproximán- científicas van configurando la noción de método. Ésta no les preexis-
dola al mundo del arte y del mito. Frente a la sacralización de reglas
metodológicas, el pluralismo afirmado por Feyerabend le condujo a
te. No hay un programa de investigación que dirija la labor científica, 1
contrariamente a lo que afirmó Lakatos. El Tratado contra el método de
una tesis que ha dado lugar a amplios debates, y que él mismo tuvo Feyerabend cobra su pleno sentido si se entiende como un debate en-
que matizar más de una vez: todo vale. tre él y Lakatos, a quien acabó dedicándole dicha obra. Para Feyera-
bend, el progreso de la ciencia requiere una libertad metodológica to-
tal. Caracterizarlo por el hallazgo de nuevos hechos, como hacía La-
7.2.2. Todo vale katos, no resulta conecto, porque ello implica presuponer lo que
Feyerabend llama principio de autonomía de los becbos:
Por oposición a la idea de un método científico, y como idea cla-
ve de su epistemología anarquista, Feyerabend propuso en 1970, y re-
pitió en 1975, su conocido lema «todo vale». Posteriormente matizó
dar por supuesto que los hechos existen, y que están disponibles in-
dependientemente de que se consideren o no alternativas a la teo-
1
ese enunciado", mas lo cierto es que en tomo a él se ha desatado su- ría que ha de ser contrastada".
ficiente polémica como para que, independienterñente de la voluntad
de su autor, haya venido a caracterizar toda una posición epistemoló- Por el contrario, la descripción de un hecho concreto no sólo de-
gica, considerada como no racionalista. pende de alguna teoría determinada: hay hechos que sólo pueden des-
Feyerabend llegó a afirmar que «este principio abstracto es el úni-
co principio de nuestra metodología anarquista»", pero ocho años
cubrirse cuando se formulan alternativas a la teoría. Los hechos cien-
tíficos se producen en un contexto formado por «un conjunto com-
1
después también precisó que «"Todo vale" no es el primer y único pleto de teorías, en parte coincidentes, factualmente adecuadas, pero
"principio" de una nueva metodología que yo recomiendo»". Su rei- inconsistentes entre sí»". Si se quiere descubrir nuevos hechos, con-
vindicación del anarquismo epistemológico no tiene sus raíces en el viene plantear numerosas alternativas a una teoría dada. La prolifera-
movimiento político del mismo nombre, sino más bien en el uso de ción de teorías y la invención de alternativas constituSidi una parte
dicho término como liberalismo anarquista. Como antecesores de su eSe-ncial del progreso científico. La apariencia de éxito de una teoría y
postura entre los grandes pensadores, Feyerabend menciona a Hegel, su estabilidaden el seno de una comunidad científica durante un pe-
Mill y Kierkegaard. En su introducción al Tratado contra el méródó,Te- riodo histórico no son signos de que sea verdadera, sino más bien de
Yeribend-se distanció del puritanismo anarquista y reivindicó para sus un estancamiento, o incluso de la transformáción de dicha teoría en
posturas el calificativo &dadaístas.- «Espero —afirma— que tras la lec- ideología:
tura del presente panfleto el re -t—
or me recuerde como un frívolo da-
daísta, y no como un anarquista serio»'7. La pluralidad de opinión es necesaria para el conocimiento ob-
Conviene entender el sentido en el que Feyerabend afirmó que, jetivo, y un método que fomente la pluralidad es, además, el único
en metodología científica, todo sirve. El propugnó un liberalismo meto- método compatible con una perspectiva humanista'''.
dológico que no restrinja la investigación científica, encorsetándola en
En este contexto de pensamiento debe ser entendido el lema todo 1
reglas a las que la actividad científica habría de someterse. Así como,
según Feyerabend, la idea de libertad se va aclarando gracias a las accio- vale, como también la defensa que Feyerabend hizo de las teorías his-
nes que la generan, así también los procesos de creación de teorías tóricamente periclitadas, sean científicas, metafisicas o de cualquier
otro tipo, como fuente de inspiración y de invención de alternativas:
«no existe ninguna idea, por antigua y absurda que sea, que no pueda
13 ibia:
" Véase La ciencia en una sociedad libre, págs. 40-42. ■
15 Tratado contra el método, pág. 22. " lbítl., pág. 21.
16 La ciencia en una sociedad libre, pág. 41.
19 /772., pág. 22.
17 Tratado contra el método, pág. 6, nota 41.
20 Ibid., pág. 29.

232
233
tepriasxientíficas conllevan concepciones_ del mundo. Por eso mismo,
mejorar el conocimiento»21. El lema todo vale puede ser tomado como hay inconmensurabilidad entre ellas, en el sentido de que no pueden
una «regla» o «principio» metodológico porque es el que menos obs-
ser interrelacionadas por medio de las relaciones lógicas usuales: inclu-
taculiza el progreso científico, por una parte, pero también porque es
sión, exclusión, solapamiento, etc.
el más adecuado a la actividad científica en una sociedad libre, como También las percepciones pueden ser inconmensurables entre sí.
luego veremos. A partir de estímulos iguales, distintos sistemas de clasificación men-
tales pueden producir objetos perceptuales que no son comparables.
Feyerabend mencionó al respecto investigaciones de la psicología de
7.2.3. Inconmensurabilidad la percepción, y en particular los trabajos de Piaget sobre el aprendizaje
La tesis de que hay teorías científicas rivales que son inconmensu- infantil24. Ampliando esas tesis al caso de las teorías científicas, en la
medida en que éstas se han configurado como auténticos sistemas
rables entre sí había sido anticipada por Hanson y afirmada explícita- cognitivos, Feyerabend acabó su amplio estudio sobre la inconmensu-
mente por Kuhn, como vimos en el capítulo 4. Para Feyerabend, se
rabilidad con las tesis ya mencionadas en el apartado 4.5:
trata de una cuestión fundamental, por la hicidencia que tiene en el
tema de la racionalidad científica. «Dada la ciencia —afirma—, la ra- La primera tesis es que existen sistemas de pensamiento (ac-
zón no puede ser universal y la sinrazón no puede excluirse»22. Quie- ción, percepción) que son inconmensurables [...]
nes se niegan a admitir que los científicos usan teorías inconmensura- Tal es el contenido de mi segunda tesis sobre la inconmensura-
bles lo hacen para mantener el primado de la razón en la actividad bilidad: el desarrollo de la percepción y del pensamiento en el indi-
científica. Y si bien Feyerabend no negó que la ciencia tenga compo- viduo pasa por etapas que son inconmensurables entre sí [...]
nentes racionales, en cambio no aceptó que la ciencia sólo sea racio- Mi tercera tesis afirma que los puntos de vista de los científicos,
nal. De esta manera, se opuso a una antiquísima tradición, aportando y en particular sus puntos de vista sobrematerias básicas, son a me-
para ello diversos argumentos, que resumiremos brevemente. nudo tan diferentes unos de otros como lo son las ideologías subya-
centes a las distintas culturas. Más aún: existen teorías científicas
En primer lugar, la ciencia del siglo xx ha abandonado toda pre-
que son mutuamente inconmensurables aunque en apariencia se
tensión de convertirse en una profesión con prestigio social. Funciona ocupen del «mismo objeto». No todas las teorías rivales tienen esta
como una empresa que, al igual que las demás, trata de prestigiar sus propiedad, y aquellas que tienen la propiedad, sólo la tienen mientras
productos. La autoridad que se atribuye a los científicos no tiene una sean interpretadas de una forma especial, por ejemplo, sin hacer re-
base teórica, sino una base sotiarSégu - ir postulando üñá racionalidad ferencia a un «lenguaje de observación independiente”".
científica abstracta equivale a utilizar una determinada estrategia para
encubrir intereses que nada tienen que ver con la razón en el sentido Ejemplos de teorías inconmensurables entre sí lo serían la teoría
clásico del término. cuántica frente a la mecánica clásica, la teoría del ímpetu frente a la me-
Por otra parte, determinadas teorías científicas, como la de la rela- cánica newtoniana, o el materialismo frente al dualismo mente/cuer-
tividad, la teoría cuántica, la teoría aristotélica del movimiento o las po. La inconmensurabilidad afecta a los principios de dichas teorías, y
cosmologías antigua y moderna son demasiado complejas como para no a enunciados cualesquiera. Podrá haber muchas semejanzas entre
estudiarlas por analogía con los lenguajes naturales. Así como éstos, teorías inconmensurables, pero ello no impide que sus contenidos no
Cal Y como afirmara Whorff23, no se limitan a reproducir ideas o even- sean comparables, ni que resulte imposible, contra lo que pretendie-
tos, sino que conforman los hechos y los estados de cosas, también las ran Popper y sus seguidores, dilucidar sus respectivas verosimilitudes,
ni que sea inabordable la reducción de una teoría a otra, o la explica-
ción de una por la otra. Buena parte de las pretensiones de la filosofia
21 lbíd., pág. 31.
22 llsíd., pág. 157. 24 J. Piaget, La construcción de lo real en el niño, págs. 5 y ss.
23 B. L. Whorff, Language, Thought and Realiy,
MIT Press, 1956, pág. 121, citado por
25 Tratado contra el método, págs. 267, 269 y 269-270, respectivamente.
Feyerabend en Tratado contra el método, pág. 214.
235
234
1
clásica de la ciencia fracasan al abordar este tipo de teorías inconmen- mas estilísticas, cada una de las cuales tiene pretensión de verdad, o al
surables, aunque puedan ser útiles para teorías más sencillas. menos, de presentar adecuadamente la realidad. Cada estilo de pensa- 1
En La ciencia en una sociedad libre, Feyerabend subrayó que su con- miento acuña su propio concepto de_yerdad y el éxito mayor de uno
cepto de inconmensurabilidad no coincide exactamente con el de u otro tampoco es un criterio objetivo, porque la noción de éxito está
Kuhn. Kuhn se centró en los conceptos, las percepciones y los méto- conformada dentro de cada marco conceptual. Elegir uno u otro esti- 1
dos característicos de los paradigmas inconmensurables. Feyerabend lo, tanto en arte como en ciencia, es un acto soaW qué dépende de la
llegó a la noción de inconmensurabilidad entre teorías en 1958, por situathón histórica. Muy raras veces se trata de una elección consciente.
una vía diferente a la de Kuhn26, en la que la inconmensurabilidad sig- La preferencia por una u otra teoría científica no está guiada por reglas 1
nificaba ausencia de relaciones deductivas entre dos teorías. Sólo pos- racionales, a lo Popper, sino por la coyuntura histórica en la que el cien-
teriormente se interesó en la heterogeneidad de las percepciones y de tífico está inmerso. En este sentido, las ciencias son artes. La historia de
los métodos. En el caso de estos últimos, su pluralismo metodológico las ideas y la historia de la cultura son parte consustancial de la investi- 1
supone un nuevo marco teórico en el que asumir esta divergencia me- gación científica. Frente al demarcacionismo, Feyerabend trató de apro-
todológica entre teorías rivales. ximar el conocimiento científico a otras formas de saber humano.
Incluidos los mitos. Ya en su Tratado contra el método afirmaba que 1
«la ciencia es mucho más semejante al mito de lo que cualquier filoso-
7.2.4. Ciencia, arte y sociedad libre fia científica está dispuesta a reconocer»29. Posee uri sistema de creen-
cias básicas, que son defendidas enérgicamente por la mayoría de los 1
Para Feyerabend, no hay reglas generales mediante las cuales pue- científicos. En la estela de Kuhn, Feyerabend afirmó que sin dogma-
da preferirse una teoría científica a otra. Sólo en algunos casos especí- tismo la ciencia no existiría". La ciencia se ha impuesto po-r lafuerza
ficos es posible estudiar los procedimientos seguidos por uno u otro y no por el convencimiento. Ello no sólo porque ha exterminado 1
científico para investigar y obtener resultados. Por lo mismo, la cien- otras muchas formas de saber, en el caso de los países no occidentales,
cia está mucho más próxima a las artes y a las humanidades de lo que sino porque la propia enseñanza de la ciencia es obligatoria:
los filósofos demarcacionistas han solido decir. La racionalidad cientí-
fica es inseparable de la práctica concreta, y no puede ser entendida mientras un americano puede elegir hoy la religión que prefiera, to-
fuera de ella. Consecuentemente con estas tesis, en el prólogo a la edi- davía no le está permitido exigir que sus hijos aprendan en la escue-
ción castellana de su Tratado contra el método, Feyerabend sentenció: la magia en lugar de ciencia. Existe una separación entre Estado e
iglesia, pero no separación entre Estado y ciencia".
1
las filosofias de la ciencia y las teorías del conocimiento y políticas
(incluyendo las marxistas), cualesquiera que sean, resultan ser abso- Feyerabend insistió mucho en la vinculación entre la ciencia y el
lutamente superfluas27. Estado, y sobre todo en la forma no democrática en que tiene lugar:

El paralelismo entre la ciencia y el arte fue tratado por Feyerabend la manera en que se aceptan o rechazan las ideas científicas es radi-
calmente diferente de los procedimientos de decisión democrática. 1
ampliamente en 198128, tomando como punto de partida el trabajo
de arquitectos y pintores de los siglos xv y xvi al descubrir la geome- Aceptamos leyes científicas y hechos científicos, los enseñamos en
las escuelas, los convertimos en base de importantes decisiones po-
tría perspectiva. Tanto en este caso como en las narraciones míticas de
líticas, pero todo ello sin haberlo sometido jamás a votación". u
los griegos, artistas y científicos habrían desarrollado una serie de for-

29 Tratadocontra el método, pág. 289.


zb
ciencia en una sociedad libre, pág. 75. 3° Thiel.,
pág. 293. Véase T. S. Kuhn, Lafunción del dogma en la investigación científica,
1
22 Tratado contra el método, pág. XVII del prólogo a la edición española. Valencia, Cuadernos Teorema, 1979.
23 P. K. Feyerabend, Adiós a la razón. Sobre todo, véase el capítulo titulado «Cien- 31 Ibíd, pág. 294.
cia como arte», págs. 123-195. 32 lbíd., pág. 296. 1
236 237
Feyerabend nunca se preocupó por aplicar sus propias «reglas» Sobre esta última tesis, que puede tener un mayor interés, Feyera-
contrainductivas a sus propias tesis. Si los hechos científicos fueran de- bend volvió ampliamente en la segunda parte de dicha obra. Según él,
cididos por mayoría, el Sol seguiría dando vueltas en torno a la Tierra. el predominio de la ciencia es una amenaza para la democracia y des-
En La ciencia en una sociedad libre, Feyerabend planteó diez tesis que re- de luego dificulta la constitución de una sociedad libre, en la medida
sumen bastante bien su pensamiento filosófico general, por lo cual en que se opone frontalmente a esa «igualdad de oportunidades» para
terminaremos esta breve exposición de sus concepciones recordando las diferentes tradiciones. No puede afirmarse (racionalmente) la pri-
dichas tesis": macía de la tradición científica. Ni mucho menos puede seguirse acep-
tando el predominio de los expertos. Sus decisiones han de ser some-
1. Las tradiciones no son ni buenas ni malas, simplemente son. tidas a control democrático. El hombre de la calle puede y debe super-
Entre el humanitarismo y el antisemitismo no cabe un juicio «objeti- visar la actividad científica, porque ésta «no está fuera del alcance de
vo»: la racionalidad es una tradición entre otras, y no el árbitro de las luces naturales de la raza humana»34.
ellas. La ciencia,termina Feyerabend— es una ideología más y debe
2. Una tradición adopta propiedades deseables o indeseables ser separada del Estado, de la misma forma que la religión está ya se-
cuando se compara con otra tradición. parada de éste. ¿Será el Estado —cabría preguntarse desde sus propios
3. Las tesis 2 y 3 pueden recordar al relativismo de Protágoras; y planteamientos— otra tradición más, que debería ser igualada a otras
efectivamente, dicho relativismo es razonable y civilizado. formas de organización política? ¿Y la familia? ¿Y el individuo?
4. Cada tradición tiene sus formas peculiares de ganar adeptos: Dejemos estas preguntas contrainductivas como punto final de
por convencimiento, por la fuerza, por medio de la propaganda... este apartado, no sin señalar que Feyerabend aplica la teoría de igual-
5. Los criterios de evaluación de un proceso histórico no pueden dad de oportunidades, que en la tradición ilustrada se refiere a indivi-
ser determinados previamente, ni en general: surgen en virtud de las duos, a todo tipo de entidades colectivas y abstractas. Éste es, quizá,
acciones que engendran dichos procesos, y por lo mismo, sólo pue- el punto más criticable de su filosofia política, que tiene múltiples
den ser evaluados por comprensión de esas acciones. consecuencias dudosas en su filosofia de la ciencia.
6. Hay al menos dos formas de decidir colectivamente una cues-
tión: el cambio dirigido y el cambio abierto. En el primero, algunos parti-
cipanli-s (por ejem-116- los educadores) adoptan una tradición bien de- 7.3. CIENCIA E IDEOLOGÍA:
terminada y-sólo aceptan las respuestas que se corresponden con esos CRITICAS DE INSPIRACIÓN MARXISTA
criterios. En el segundo, la tradición que ha de adoptarse no está de-
terminada: se desarrolla a medida que el cambio sigue su curso. En este apartado mencionaremos algunos autores y documentos
7. Una sociedad libre es una sociedad en la que se conceden igua- que han criticado la ciencia desde una posición marxista, aunque fue-
les derechos e igual posibilidad de acceso a la educación y a otras po- ra heterodoxa con respecto al comunismo soviético. Nos ocuparemos
siciones de poder a todas las tradiciones. sobre todo de los trabajos del grupo Survivre, por su interés para defi-
8. Una sociedad libre no se impone: surgirá cuando la gente que nir la ideología cientifista, así como de las tesis de Lévi Leblond sobre
resuelve problemas concretos colabore en su creación. las profundas transformaciones de la actividad científica contemporá-
9. Las discusiones para sentar las bases de una sociedad libre son nea, que llevan, según él, a la proletarización de los científicos. Estas
discusiones abiertas, y no dirigidas. dos líneas críticas cargan mucho las tintas contra la ciencia, pero aun
10. Una sociedad libre insiste en la separación entre la ciencia y el así son de interés, aunque sólo sea como contrapunto a las reflexiones
Estado. puramente epistemológicas o históricas de las que nos hemos ocupa-
do hasta el momento.

33 La ciencia en una sociedaA libre, págs. 26-31. 34 iba, pág. 113.

238 239
do la clase de autoridad que él pretende obtener de la «voluntad
general»36.
7.3.1. Mayo de 1968 contra el cientzfismo
O dicho de otra manera: las comunidades científicas han perdido
Elmovimiento de mayo del 68, profundamente crítico, alcanzó la relativa autonomía de la que gozaron en otras épocas históricas, pa-
también a la ciencia. Y no sólo a sus formas de enseñanza, sino a la sando a depender, por una parte, de la gran industria, y por otra, de la
propia investigación. Mientras duró aquella insurrección cultural, al- política científica del Estado correspondiente. Esa dependencia de los
gunos grupos de técnicos e investigadores llevaron a cabo acciones y científicos tiene muchas consecuencias. Ante todo, interesa la ciencia
reflexiones críticas sobre sus actividades. Muchos de esos debates aplicada, que puede generar beneficios económicos a la empresa pa-
y manifiestos se han perdido, pero quedan suficientes documentos trocinadora, e incluso en el caso de la ciencia de financiación pública,
para poder comprender en qué sentido iba esta crítica de la ciencia, se suele tender a priorizar determinadas líneas de investigación, dan-
que tuvo la particularidad de ejercerse en la práctica, y no de un modo do lugar a que el progreso científico vaya en unas direcciones, y no en
puramente teórico. otras. Por otra parte, la pretendida universalidad y el prestigio de la
La revista Internationale Situationiste, por ejemplo, formulaba de ciencia desempeñan una función ideológica muy importante, al servir
esta manera sus tesis sobre la ciencia, a través de Eduardo Rothe: como refrendo, a través de los técnicos y de los especialistas, de las po-
líticas científicas de los Estados y de las multinacionales.
la imposibilidad actual de investigar y de aplicar la ciencia sin con- Asimismo, la comparación entre la ciencia y la religión fue amplia-
tar con enormes medios, ha puesto al conocimiento, espectacular. mente desarrollada durante esos años de actividad crítica. En 1971, la
mente concentrado, en las manos del poder, y lo ha dirigido hacia revista Survivre acuñó un texto que puede ilustrar bien este tipo de
los objetivos del Estado". concepciones37, y cuyo título, «La Nueva Iglesia Universal», deja clara
la tesis básica:
Según los situacionistas, en la sociedad actual la ciencia cumple
una función alienante al servicio del capital. Su proyecto de liberar La ciencia ha creado su propia ideología, que tiene muchas de
a los hombres de la dependencia respecto de la naturaleza ha resul- las características de una nueva religión, que podríamos llamar el cien-
tado fallido, al hacerlos depender de una nueva forma de aliena- tzfismo . Dicha ideología ha reemplazado a las religiones tradiciona-
ción, de la cual constituye una de las más importantes superestruc- les. Se enseña obligatoriamente en todos los niveles educativos y
turas ideológicas. Comparable a la religión por su actual función está difundida en todas las clases sociales, si bien resulta más po-
derosa en los países más desarrollados y en las profesiones inte-
social, la ciencia ha engendrado su correspondiente casta de sacer-
lectuales".
dotes: los especialistas. Sonia y Maurice Dayan describieron esta
dependencia de la ciencia con respecto al Estado en los términos si-
guientes: Este tipo de metáfora suele ser utilizada con cierta frecuencia. Este
texto presenta la ventaja de que desarrolla y justifica dicha metáfora,
así como la ideología cientifista, y por eso lo comentaremos con un
Concediendo los medios para la investigación, el Estado con-
trola y selecciona, pero se convierte al mismo tiempo en apoyo, si cierto detalle, prescindiendo de las críticas que podrían hacerse a las
no en promotor, de la ciencia. Los sabios son así incitados a adop- tesis de sus autores. Según éstos, desde el punto de vista de su reper-
tar una conciencia de servidores del Estado, sutilmente mezclada
con la conciencia de trabajar por el bien público. A cambio, la
ciencia aporta al Estado la garantía de su universalidad, reforzan- 36 S. y M. Dayan, «Para un análisis crítico de la ciencia y sus funciones», en J. M. Lévi
Leblond y A. Jaubert (eds.), (Auto)crítica de la ciencia, México, Nueva Imagen, 1980, pági-
na 47. La obra original fue publicada en París por Ed. du Seuil, 1975.
37 «La Nueva Iglesia Universal», Survivre,
9 (1971), págs. 310 y ss., traducido en Lévi
35 E. Rothe, «La conquéte de l'espace dans le temps du pouvoir»,
Internationak Si- Leblond y Jaubert, op. cit., págs. 48-57.
tuationiste, 12 (1979), págs. 80-81. 38 lbíd., págs. 48-49.

240 241
1
cusión social la ciencia está basada en una serie de mitos, y los ideólo- Mito 3: «Atomos, moléculas y sus combinaciones pueden ser
1 gos del cientifismo pretenden además que dichos mitos son los únicos enteramente descritos según las leyes matemáticas de las partículas
verdaderos, por estar fundados en razón. Los tecnólogos, los tecnócra- elementales; la vida de la célula en términos de moléculas; los orga-
tas y los expertos son los sumos sacerdotes de dicha religión, pero la nismos pluricelulares en términos de poblaciones celulares; el pen-
samiento y el espíritu (incluyendo todas las clases de experiencia
gran mayoría de los científicos están dispuestos a aceptar su pertenen-
psíquica) en términos de circuitos de neuronas; las sociedades ani-
cia a dicho «clero», con tal de no ser excomulgados de la comunidad males y humanas, las culturas humanas, en términos de los indivi-
científica. Organizada jerárquicamente, esa Iglesia Universal está pro- duos que las componen»41.
fundamente interrelacionada con el poder político, militar y económi-
co, conforme a la tradición de todas las grandes religiones. Puestos a Este mito expresa la concepción mecanicista, formalista y analíti-

■ enunciar su credo, el grupo Survivre opta por las formulaciones más


extremas de sus artículos de fe, y ello no porque piensen que todos los
científicos los suscribirían tal cual, sino porque en esas expresiones se,
ca que ha predominado en las ciencias naturales. El programa positi-
vista de unificación de las ciencias por reducción a lenguaje fisicalista
participaba de este tipo de mentalidad cientifista. Cabría señalar que
encuentran los fundamentos últimos de dicha ideología: en la ciencia contemporánea tiende a predominar la ideología infor-
1 macionista, según la cual todo es reducible a términos de información.
Mito 1: «Sólo el conocimiento científico es un conocimiento
verdadero y real, es decir, sólo lo que puede ser expresado cuantita- Mito 4: «El papel del experto: el conocimiento, tanto para su

1 tivamente o ser formalizado, o ser repetido a voluntad bajo condi- desarrollo como para su transmisión a través de la enseñanza, debe
ciones de laboratorio, puede ser el contenido de un conocimiento ser dividido en numerosas ramas o especialidades [...I Para cual-
verdadero». De acuerdo con este mito, el conocimiento científico quier cuestión perteneciente a un determinado campo, sólo corres-
es «universal, válido en todo momento, en todo lugar y para todos, ponde la opinión de los expertos en este campo particular; si abar-
a más allá de las sociedades y de las formas culturales particulares»". ca varios campos, sólo lo es la opinión colectiva de los expertos de
Mito 2: »Todo lo que puede ser expresado en forma coherente todos estos campos»42.
en términos cuantitativos, o puede ser repetido bajo condiciones de
1 laboratorio, es objeto de conocimiento científico y, por lo mismo, Este parcelamiento de los objetos de estudio, regla básica del mé-
válido y aceptable. En otras palabras, la verdad... es idéntica al cono- todo analítico desde Descartes, es una de las claves del cientifismo y,
cimiento, es decir, idéntica al conocimiento científico»". en particular, fundamenta el poder de los expertos, la jerarquización
a del conocimiento científico y la posibilidad misma de su cómoda ad-
Este segundo mito, siendo el recíproco del primero, perfecciona la ministración estatal. En lo que atañe a la investigación científica, las
ideología del cientifismo, dando validez a todo cuanto sea cuantifi- decisiones básicas son competencia de los expertos en la materia. És-
1 cable, forrnalizable o experimentable en laboratorio, independiente-
mente de su mayor o menor interés intrínseco, o de su función social.
tos deben usar un lenguaje incomprensible para la población, al
modo de las viejas lenguas sagradas, garantizándose con ello el respe-
La aplicación de la metodología científica a las actividades militares, to y la admiración de las masas ignorantes. Pero sobre todo: «nadie
1 en concreto, justifica este tipo de investigaciones y las hace científica- puede pretender por sí mismo un conocimiento válido de ninguna
mente probadas, o al menos, dignas de ser estudiadas. Los laborato- parte compleja de la realidad»43. Ha de ser el Sanedrín de los científi-
rios experimentales pueden ser, en este caso, países y regiones enteras, cos el que dictamine en último término lo que es verdadero y falso.
1 como ocurrió en Vietnam con las armas químicas o biológicas, o en
la guerra del Golfo Pérsico con las tecnologías de la información y las Mito 5: »La ciencia, y la tecnología surgida de la ciencia, y sólo
telecomunicaciones. ellas, pueden resolver los problemas del hombre»".

1 41
Ibíd., pág. 52.
42 ildd.

39 lbítt, págs. 50-51. 43 lind, pág. 53.


1 40
Ibid., pág. 51. " Ibíd

242 243
1
1
El cientifismo es una religión incluso por su misión salvífica. Tam- trabajaba por su cuenta, siendo propietario de los resultados produci-
bién en este caso el reino de los cielos está lejano, por supuesto. La ta- dos y libre para elegir las líneas a seguir. Escasamente institucionaliza-
rea de los científicos consiste en «aproximarse a la verdad», aunque dos, las relaciones de jerarquía que se producían tenían su origen en el
ésta nunca vaya a ser alcanzada en el tiempo histórico, y en conducir mutuo reconocimiento de los méritos. Es cierto que ya había impor-
a la grey de sus conciudadanos hacia ella. tantes instituciones cientificas, determinantes en muchos casos de lo
que era digno de atención y lo que no. El artículo de Frank E. Ma-
Mito 6: «Sólo los expertos están calificados para participar en las nuel, «Newton, autócrata de la ciencia»", expone claramente las estra-
decisiones, porque sólo los expertos "saben"»45. tegias y las argucias de Newton en su lucha por el poder científico de
la época desde la presidencia de la Royal Society, tanto a nivel nacio-
Ratificación de uno de los dogmas anteriores del cientifismo, que nal (contra Flamsteed) como internacional (contra Leibniz). Y no hay
resulta imprescindible para transformar la comunidad científica en duda de que podrían aportarse otros muchos ejemplos de la influen-
Iglesia, con su correspondiente Jerarquía y Curia, ya que no Papado. cia de las academias, sociedades científicas y laboratorios en la atribu-
En la vieja tradición racionalista e ilustrada, la Nueva Iglesia Universal ción de los méritos y en el logro de apoyos y difusión para unas u
adopta formas republicanas de gobierno. otras líneas de investigación".
El grupo Survivre, al enunciar estos mitos, no está diciendo que Pero el siglo xx supone un cambio radical al respecto. Con la pro-
seta-1 falsos. Por el contrario: «como todos los mitos, los del cientifis- gresiva institucionalización de toda la actividad científica, y sobre
mb contienen algunos sólidos elementos de verdad: el hecho de que todo, con la industrialización de la investigación, los mecanismos de
se pretendan fundados en razón les concede un poder suplementa- producción industrial han pasado a estar profundamente vinculados a
rio»46. Su propósito consiste en denunciar la utilización ideológica y la investigación científica. Según Lévi Leblond, más que de investiga-
cuasireligiosa de numerosos logros de la ciencia al objeto de justificar ción científica hay que hablar de trabajo de los científicos, y en concre-
nuevas formas de explotación. En este mismo sentido, aunque ahora to, de división del trabajo. Esto se manifiesta por una parte en la divi-
desde posiciones claramente marxistas, irán las críticas de Lévi Le- sión entre disciplinas, cada vez más aisladas entre sí, pero también en
blond y otros autores, como veremos en el siguiente apartado. el abismo abierto entre teóricos y experimentadores, restringidos cada
uno de ellos a sus respectivas tareas dentro de un proyecto investiga-
dor, y asimismo, en la aparición de auténticos «patronos», que han
7.3.2. Lévi Leblond y la proletarización de la ciencia perdido el contacto real con cualquier tipo de investigación científica
y sólo se dedican a funciones administrativas y políticas, al objeto de
En los años 70 Lévi Leblond publicó una serie de obras criticando recabar fondos, administrarlos, cuidar la imagen del equipo investiga-
la práctica científica cóntemporánea desde una perspectiva de raigam- dor, firmar contratos, tener influencia política, etc. Una cuarta nove-
bre marxista: «la actividad científica, como cualquier otra, no es sepa- dad estriba en la parcelación de la enseñanza de la ciencia, de tal ma-
rable del conjunto del sistema social en que se practica»". Sus postu- nera que se pierde cualquier visión global del conocimiento científico
ras anticipan algunas de las que mantendrán los sociólogos del cono- y los investigadores se acostumbran a trabajar exclusivamente en su
cimiento científico y se caracterizan por la radicalidad de su crítica. campo de especialización y a dejar en manos de otros las decisiones
Según Lévi Leblond, cabe afirmar que, del siglo xvn al xix, la investi- generales sobre qué líneas seguir, o cómo aplicarlas, o cómo conectar-
gación científica fue individual, e incluso artesanal. Cada científico las con investigaciones en otras disciplinas. Todo ello transforma a los

" Frank E. Manuel, «Newton, autócrata de la ciencia», en D. A. Rostow (ed.), Filó-


45 Ibíd. sofosy estadistas, México, FCE, 1976, págs. 490-528. La obra original se tituló Philosopbers
46 iba.,pág. 54. and Kings: Studies in Leadership, Nueva York, G. Braziller, 1970.
47 J.M. Lévi Leblond, La ideología de/en la _Mica contemporánea, Barcelona, Anagra- u Para conocer el proceso de profesionalización de la actividad científica, sobre
ma 1975, pág. 85. El texto original fue publicado en Les Temps Modemes (1974), pági- todo a finales del siglo xix y principios del siglo xx, véase la obra de José Manuel Sán-
nas 337-338. chez Ron, El poder de la ciencia, Madrid, Alianza, 1992.

244 245
científicos en trabajadores, y a la investigación científica en una em- sólo participan sectores muy limitados de la ciencia, y dentro de cada
presa, estructurada como cualquier otra empresa, hasta el punto de uno de ellos, un número escaso de investigadores.
que la producción de conocimiento científico está determinada por 2. El desarrollo, mediante el cual se aplican los resultados ya esta-
las reglas del capitalismo. El reconocimiento del mérito no depende blecidos para resolver diferentes problemas: nuevas teorías y nuevas
tanto de la creatividad científica cuanto de factores sociales externos a técnicas experimentales para evidenciar unos efectos teóricamente
la propia investigación: buena red de public relations, fácil acceso a los previstos. Mediante este concepto no sólo se retorna críticamente la
medios experimentales, obtención de fondos económicos, pertenen- distinción habitual entre investigación y desarrollo (I+D), sino tam-
cia a una institución prestigiosa, etc S0. La ciencia artesanal clásica, en bién, como el propio Lévi Leblond señala, la oposición kuhniana en-
la que cada científico o grupo de científicos controlaba hasta cierto tre ciencia revolucionaria y ciencia normal. Gran parte de los científi-
punto los resultados de su actividad y era libre de orientarla en un sen- cos se dedican a esta segunda actividad.
tido u otro, ha sido reemplazada por una ciencia industrializada, dan- 3. La enseñanza, cuya función es descrita en los siguientes térmi-
do lugar a lo que Lévi Leblond llama proletarización de los científi- nos: «ya que el mantenimiento y la continuación de la actividad cien-
cos". Ello es particularmente claro en el caso de los técnicos de labo- tífica dependen de la formación de una suficiente mano de obra espe-
ratorio, que ni siquiera son mencionados en las publicaciones finales, cializada y del apoyo al menos implícito de una cierta fracción de la
pero también resulta válido para los investigadores en situación even- sociedad, es evidente que la difusión de los conocimientos científicos
tual, cuya inserción en la comunidad científica depende de tener un forma parte integrante de la práctica científica en general»". En rela-
buen patrón, de seguir al pie de la letra las instrucciones que éste im- ción con las otras fases de la actividad científica, la enseñanza está
parta y de limitarse al trabajo que les haya sido asignado. La concesión considerablemente desvalorizada. Sus métodos siempre son los mis-
de premios (como el Nobel) y honores (doctorados honoris causa, etc.) mos. Los manuales repiten esquemas y contenidos, presentando en
es otro ejemplo del mismo fenómeno: general exposiciones puramente teóricas, exageradamente formalistas
y en las que cualquier huella de la actividad científica real que llevó a
En todos los casos se recompensa menos la competencia estric- tales resultados (problemas, heurística, controversias, etc.) ha sido cui-
tamente científica del individuo, que ya he dicho que tendía a per- dadosamente borrada". Aquellos manuales que tratan de romper con
der todo sentido, que su capacidad para funcionar en el seno de la esa tradición, presentando las cuestiones en su aspecto histórico, en-
institución científica y de hacer funcionar a ésta: existencia de una cuentran oposición entre los enseñantes. La ciencia ha de presentarse
importante red de relaciones en el medio, acceso a los organismos como un saber seguro y estable, que puede ser aplicado sin sombra de
de decisión, aceptación de la lucha por el poder y la fama, relacio-
duda. Investigadores, técnicos y enseñantes constituyen los tres gran-
nes de competencia, complicidad con los colegas, son los factores
de éxito". des sectores laborales de la empresa científica.

Particularmente importante es, en este sentido, la separación entre Esta división se refleja en las universidades, en los institutos de in-
tres tipos de práctica científica, en la cual se ratifica el principio de di- vestigación y en los laboratorios, con las consiguientes diferencias de
visión del trabajo científico. Lévi Leblond distingue las siguientes: sueldo, función y responsabilidad. Así estructurada, la actividad cien-
tífica «reflejaría también una cierta concepción de las ciencias de la na-
1. La investigación propiamente dicha: descubrimiento de leyes, turaleza como uno de los pocos campos de expansión aparentemente
propiedades y fenómenos todavía desconocidos. En esta actividad indefinidos, abiertos todavía a la voluntad de dominación de la bur-
guesía»". La noción de progreso indefinido de la ciencia encubre así

51)Lévi Leblond, op. cit., pág. 33. 53 Thíd., págs. 38-40. La cita corresponde a la pág. 40 y en esas tres páginas se expo-
51 En el apartado 7.5 veremos que ésta es una de las características de la Big Science, ne la distinción entre los tres tipos de práctica científica.
o tecnociencia. 54 lbíd., págs. 53-54.
52 Lévi Leblond, op. cit., pág. 37. " Iyíd., pág. 43.

246 247
menos al error, debido a que el propio discurso justificativo y exposi-
unos intereses económicos. Siendo, además, uno de los campos de ac- tivo de los científicos está falseado, y ello necesariamente en la socie-
tividad económica en el que los trabajadores tienen menor conciencia dad actual.
social, debido en parte a la ilusión por el prestigio social que su traba- Conviene subrayar, como último punto, que estas críticas de Lévi
jo podría llegar a proporcionarles, la ciencia industrializada para a ser Leblond no se dirigieron a la tecnología, como suele ser habitual, y
uno de los ámbitos primordiales de acumulación de capital. La prole- que tampoco excluyeron a los países del bloque soviético de sus aná-
tarización de los científicos, por lo mismo, ha avanzado a gran ritmo lisis. La crítica fue global y apuntó a la ciencia contemporánea en su
conjunto. Ciertamente se reconoce el profundo enlace entre ciencia y
durante el siglo xx. da- tecnología, pero la tesis de la proletarización de la ciencia afecta a la
La división del trabajo científico constituye el mecanismo fun
ver- investigación científica propiamente dicha, y en concreto a la fisica de
mental de control y alienación de los científicos, y ello en la triple
de las fuciones indiv ues, al espe partículas, que es la que Lévi Leblond conoció más a fondo por su
tiente mencionada: jerarquización tres tiposidd e práctica
cialización de las disciplinas y separación denlos propia formación. Dicha rama de la fisica tuvo enorme éxito a partir
científica". El científico se ve alienado de los resultados de su trabajo, de la Segunda Guerra Mundial por las aplicaciones militares que se le
y ni siquiera llega a alcanzar el significado concreto del mismo: «oscu- suponían. Cuando resultó que no iba a ser así, la máquina producto-
ro ejecutor del cálculo teórico o de la experimentación, sólo tiene una ra de investigación científica ya estaba en marcha, y no podía ser pa-
visión muy limitada del proceso global en el que se inscribe su traba- rada, por los fuertes intereses económicos a ella ligados. Sobre la base
. La producción de conocimientos ha quedado tan parcelada de este ejemplo se ilustra la tesis de la dependencia de la investigación
jo»57
como la producción de cualquier tipo de bienes materiales, estando científica de la infraestructura y de los intereses económicos que la
sujeta a las mismas leyes que ésta. La investigación científica no es una sustentan. La noción tradicional de ciencia, basada en conceptos
actividad separada del contexto social en que se produce, que no es como 'verdad', 'conocimiento puro', 'liberación del hombre median-
otro que el capitalista; e incluso es uno de los ámbitos de producción te la ciencia', etc., está periclitada. Seguir hablando de ella desempeña,
sin embargo, una importante función ideológica. Pero la ciencia en el
más beneficiosos para el capital. es una actividad económica lo suficientemente relevante
Consecuentemente, ya no cabe mantener la idea de un método siglo xx
científico, o de una epistemología científica. Nociones de ese tipo son como para que el control de la misma haya escapado de manos de los
una superchería". También los especialistas en filosofia de la ciencia científicos. Estos, con excepción de los que pasan a la dirección de la
son víctimas de la parcelación del saber". Al no tener acceso al cono- política científica y a la administración de los fondos y beneficios co-
cimiento científico tal y como éste es practicado, tienen que conten- rrespondientes, se han proletarizado en su inmensa mayoría. No-
tarse con las versiones vulgarizadas de los avances científicos que algu- ciones epistemológicas como 'progeso indefinido', 'teoría/observa-
están ción', 'investigación/enseñanza', 'ciencia normal/revolucionaria' o in-
nos expertos acceden a publicar. Dichos escritos divulgatorios n
grades
fuertemente cargados ideológicamente, precisamente por losa las con- cluso 'programa de investigación tienen una carga ideológica y
valores epistemológicos del pasado, que en nada responden - justificativa del actual status que ha de ser denunciada:
diciones reales en las que se desarrolla la investigación contemporá
nea. «A falta de una práctica científica propia, los que reciben este dis- Es actualmente la ciencia la que cada vez con más vigor apoya
y estructura las formas de la ideología impuesta por la clase social
curso en el segundo grado no están capacitados para separar el núcleo
. Dicho de otra en el poder, la burguesía. La ciencia es invocada para cubrir con una
de conocimiento racional de su ganga ideológica»6° máscara de objetividad y tecnicismo la dominación de esa clase [...I
manera: la metaciencia es un discurso llamado al fracaso, o cuando La ciencia sirve asimismo para justificar todo el aparato de la jerar-
quía social proporcionándole unos criterios «objetivos»".

sb lbíd., pág. 44.


" lbíd., pág. 75.
sa lbz'd., pág. 76. 61 Vid,, pág. 87.
59 iba, pág. 49.
60 lbíd. 249

248
el siglo xvi, resulta mucho más acusada en la ciencia contemporá-
en
a. La electricidad, la máquina de vapor, la medicina de base cientí-
ne
a y otros muchos descubrimientos e invenciones han contribuido a
7.4. CIENCIA, TECNOLOGÍA Y POLÍTICA fic
ejorar considerablemente las condiciones de vida de los seres huma-
m
Entre los muchos aspectos que ha adoptado la crítica de la ciencia nos, y ello ha contribuido grandemente a prestigiar la ciencia. Tam-
en los últimos años, gran parte de las aportaciones se han centrado en bién han generado problemas y consecuencias no deseables, pero es
ro que son logros irrenunciables, que ejemplifican bien el progreso
la crítica a la tecnología, más que a la ciencia propiamente dicha. 1.0s cla
estudios sociales sobre la ciencia y la tecnología, de los que nos ocu- ientífico y técnico. En el siglo xx, en cambio, algunos avances susci-
c ron enormes expectativas iniciales, pero sus consecuencias no desea-
paremos en el capítulo 8, y los estudios sobre Ciencia, Tecnología y ta
Sociedad, de los que hablaremos en el apartado siguiente, surgen en das resultaron también de gran magnitud, dando lugar a los primeros
El
gran medida dentro de este marco crítico. Como transición hacia es. síntomas de rechazo social del avance incontrolado de la ciencia. iba
tas cuestiones, en este apartado vamos a centramos en algunas teorías ejemplo más característico es la energía nuclear, que inicialmente
e innovaciones tecnológicas que han surgido en las últimas décadas a resolver los problemas energéticos de las sociedades modernas y que
luego se transformó en un arma hiperdestructiva, a causa de la cual
en el campo de la biología, por la profunda incidencia social que es-
planeó sobre la humanidad y sobre el planeta el riesgo del invierno
tán teniendo. La sociobiología, la biotecnología y las políticas públi-
nuclear durante la época de la guerra fría. Desde el punto de vista de
cas de ciencia y tecnología son los tres temas que vamos a considera,
su contribución a la producción, la energía nuclear resultó un fiasco,
con el fin de esbozar algunos de los problemas sociales y políticos que
plantea el desarrollo científico y tecnológico contemporáneo. debido a su coste, a sus riesgos y a su baja rentabilidad. Es el primer
La sociobiología y la ingeniería genética han producido numerosas ejemplo de un avance científico y tecnológico que creó enormes ex-
pectativas y que no ha dado los resultados apetecidos por quienes vie-
controversias a partir de los años 80. Los defensores más iluminados de
ron en ella el medio para solucionar problemas estructurales de la eco-
este tipo de teorías e investigaciones han llegado a decir que buena pa
te de los males que sufre la humanidad podrían ser solucionados por me- nomía mundial.
El segundo gran ejemplo es la biotecnología, que se configuró a fi-
dio del avance científico basado en la ingeniería genética y en la biotec-
nología asociada a ella. Frente a ellos, algunos biólogos y filósofos de la nales de los 70 y principios de los 80 como una alternativa posible
ciencia se han mostrado muy críticos con ese tipo de proyectos mesiáni- para resolver algunos de los graves problemas que acosan a la especie
humana y para revitalizar la producción científico-industrial. Algunos
cos. En este apartado describiremos sucintamente el debate, tomando
como hilo conductor inicial la obra de José Sanmartín, que ejemplifica llegaron a ver en ella el germen de una nueva revolución industrial, si-
milar a la segunda revolución industrial, posibilitada, entre otros fac-
muy bien lo que puede ser una filosofia crítica de la ciencia, aplicada en
tores, por la invención de la máquina de vapor. Los agentes de la nue-
este caso a la sociobiología y a la ingeniería genética".
va revolución serían los microbios, manipulados genéticamente. La
obra de Sanmartín analiza minuciosa y críticamente las enormes ex-
7.4.1. La ciencia transforma el mundo, ¿para bien o para mal? pectativas que los propagandistas de estas formas de biotecnología
crearon en los arios 70 y 80.
La ciencia moderna no sólo viene caracterizada por un afán de cc,. Por ejemplo, en el caso del petróleo. La bacteria «Desulfovibrio»
nocimiento de la naturaleza, sino también por la voluntad de domi- que se desarrolla en el petróleo y produce dióxido de carbono, podría
nio de la misma. Esta característica de la ciencia, ya presente en Bacon generar, previo tratamiento genético, grandes bolsas de dióxido de car-
bono que favoreciesen la extracción del petróleo. Pero también en lo
que se refiere a la alimentación: bastaría injertar genes de microorga-
62 J. Sanmartín, Las nuevos redentores. Reflexiones sobre la ingeniería genética, la sociobio-
logia y el mundo feliz que nos prometen, Barcelona, Anthropos, 1987. Desde una perspecti- nismos en genotipos de plantas para lograr que éstas se adaptasen a
va más amplia, conviene leer también el número especial de la revista Anthropos edita- medios de cultivo inhabituales, como los desiertos, las salinas o las
do por el propio José Sanmartín con el título Filosofla crítica de la ciencia (Anthropos, azufreras volcánicas; o las bacterias productoras de insulina, y en ge-
83, Barcelona).
251
250
neral, de medicamentos; o las que limpian de ganga los minerales, fa- cuerpos vivos y pasando luego de uno a otro ser vivo, gracias a los pro-
cilitando su purificación; o los biochips, que darían lugar a una nueva cesos de reproducción. La tesis básica de la sociobiología, según San-
generación de ordenadores, mucho más potentes que los actuales". martín, es la siguiente: «aparentemente se reproducen cuerpos; real-
Y sobre todo, el propio ser humano. Si la causa de las guerras, de la mente lo que sucede es, sin embargo, que se replican genes»". Los que
violencia y de otros muchos males sociales es la agresividad inherente luchan por la existencia son genes, y no individuos:
al ser humano, por estar inscrita en su código genético, se trataría de
separar y cortar del genotipo humano su «parte enferma», responsable En un sentido darwiniano, el organismo no vive por sí mismo.
de la conducta agresiva". En estas y en otras cuestiones, «el ingeniero Su función primordial ni siquiera es reproducir otros organismos:
genético corriente era el que se presentaba a sí mismo como salvador reproduce genes y sirve para su transporte temporal [...] El organis-
mo individual es sólo un vehículo, parte de un complicado meca-
de la humanidad», afirma Sanmartín". Muchos autores, como Fein- nismo para conservar los genes y propagarlos con la mínima pertur-
berg, reivindicaban plena libertad y total apoyo a los científicos para bación bioquímica [...] El organismo es el sistema que tiene
que desarrollaran estas líneas de investigación, que parecían tan pro- el ADN para fabricar más ADN69.
metedoras". Partiendo de la premisa de que el comportamiento del
ser humano está predeterminado por su código genético, bastaría mo- Como el propio Wilson señala a continuación, el problema teóri-
dificarlo, por medio de la ingeniería genética, para lograr corregir mu- co más complejo para la sociobiología es el altruismo. Hay fenómenos,
chos de sus defectos constitutivos: tal fue la nueva propuesta, marca- incluso a nivel genético, que favorecen la reproducción de otro más
damente ideológica, de algunos defensores de la biotecnología. Los re- que la de uno mismo; y ello, tanto en la especie humana como en el
cientes debates sobre la donación de animales y seres humanos son reino animal. El propio Darwin se había ocupado de este problema,
una continuación de esta polémica". al que consideraba «a primera vista como insuperable, y en general fa-
Sanmartín somete estas tesis a una dura crítica, tanto en sus aspec- tal para toda mi teoría0. Para tratar de resolverlo propuso el concep-
tos epistemológicos como politicos e ideológicos. Para ello, se ocupa to de selección de grupo. Los sociobiólogos, en cambio, postulararon
en primer lugar de la sociobiología, y luego pasa a la ingeniería gené- una solución genetista para esta anomalía de la teoría neodarwiniana,
tica de inspiración sociobiológica. El neodarwinismo afirma que la hablando de genes más aptos y de una selección basada en la adapta-
unidad de selección es el individuo, la unidad de mutación es el gen ción y en las mutaciones de dichos genes en los diversos cuerpos en
y la unidad de evolución es la especie. La novedad de la sociobiología cuyos genotipos se insertan. La ley fundamental para explicar el com-
consiste en afirmar que el gen no es sólo unidad de mutación, sino portamiento de los individuos pasa a ser la del egoísmo de los genes,
también de selección. Y las consecuencias de esta propuesta teórica como afirma Dawkins:
son, como veremos a continuación, múltiples.
De ser así, la vida habría tenido su origen en la aparición de algu- se demostrará la tesis de que tanto el egoísmo individual como el al-
nas macromoléculas de ADN capaces de reproducirse por autorrepli- truismo individual son explicados por la ley fundamental que yo
cación. Aun habiendo sufrido mutaciones, dichas macromoléculas denomino egoísmo de los genes'''.
habrían sabido sobrevivir hasta el presente «hospedándose» en los
Hay ocasiones en que, para lograr mejor sus objetivos egoístas, los
genes han de fomentar comportamientos altruistas en los organismos
63 Véase Sanmartín, op. cit., págs. 57-63 y 81-85, para una descripción más detallada
de todos estos ejemplos. " Sanmartín, op. cit., pág. 117.
Ihíd., pág. 83. 69 E. O. Wilson, Sociobiología: la nueva síntesis, Barcelona, Omega, 1980, pág. 3. La

pág. 66. obra original fue publicada en 1975 (Cambridge, Massachusetts, Belknap).
" Véase G. Feinberg, Claves ciertas, Barcelona, Salvat, 1986, pág. 272, citado por 7° C. Darwin, On the Origin of Species by mean of Natural Selection, Londres, Murray,

J. Sanmartín, op. cit., pág. 67, nota 41. 1959, pág. 259.
67 Sobre los recientes avances de la biotecnología, véase E. Muñoz, Biotecnología, in- 71 R. Dawkins, El gen egoísta, Barcelona, Labor, 1979, pág. 23. La obra original se ti-
dustria, sociedad, Madrid, Gabinete de Biotecnología, 1997. tula The Selsh Gene, Oxford University Press, 1976.

252 253
animales en los que están insertos: dichas conductas, estadísticamemt La sociobiología sería la más reciente de las teorías científicas que es
hablando, posibilitan al final una mayor reproducción de esos prOMOVida y difundida por la función ideológica que cumple, puesto
aun cuando los organismos o cuerpos tengan que sacrificarse en b que su tesis principal consiste en afirmar «que el presente estado de las
enc oc iedades humanas es el resultado de las fuerzas biológicas y la natura-
ficio de otros. El concepto de gen pasa a ser central en sociobiología,
e incluso omnicomprensivo. Dawlcins, siguiendo en esto a Wilson y a leza biológica de las especies humanas»3. Science for the People llevaba así
Hamilton, lo define así: la crítica a un terreno político, pero, como lo ha señalado Sanmartín,
Este ataque tuvo un efecto boomerang. No fueron previstas bien
¿Qué es el gen egoísta? No es sólo una simple porción física de
sus consecuencias. Al criticar desde un punto de vista político las
ADN. Al igual que en el caldo primario, es todas las réplicas
de un,' ideas sociobiológicas todo pareció reducirse a un enfrentamiento ideo-
porción particular de ADN, distribuidas por todo el mundo72.
lógico entre los partidarios de un régimen liberal; un régimen marxista".
Los genes son los mismos independientemente de que sus porta. Michael Ruse, por ejemplo, al defender a la sociobiología de este
dores sean individuos diferentes. Son, pues, auténticos átomos biológi-
cos, que perduran desde millones de años. Los individuos y las espe- tipo de ataques, llevó la polémica hacia la libertad de investigar:
cies pasan a ser simples representaciones que sustentan una nueva una de las glorias del ser humano es la forma en que investiga su pro-
forma de sustancia primera, consistente en los genes. Dado que la in- pio mundo, ya sea a través de la ciencia, la literatura, la filosofía o cual-
geniería genética permite manipular y modificar los genes, las posibi- quier otro medio. Creo que la investigación libre es algo, en sí mismo,
lidades de transformar la naturaleza, el hombre y la sociedad pasan a bueno y que proscribirprimafacie tal investigación es un error'''.
ser, por lo mismo, infinitas. La sociobiología, complementada con la-
ingeniería genética, tendrá un gran papel en el futuro de la humani. Y aunque algunas líneas de investigación pudieran ser prohibidas
dad, según Wilson.n. La función salvífica de la ciencia encuentra así en casos excepcionales, la sociobiología no debería ser una de ellas
una de sus expresiones más puras en los últimos años. —concluye Ruse. La acusación de racismo y de neonazismo del gru-
Desde la publicación en 1975 del libro Sociobiología, la obra básica po Science for the People con respecto a la sociobiología, hecha en la
de Wilson, surgieron numerosas críticas. Science for the People creó en New York Review de noviembre de 1975, dio lugar a una amplia polé-
Cambridge un grupo específico dedicado a la sociobiología, cuyas crí- mica que, tal y como lo subraya Sanmartín75, no hizo más que favore-
ticas fueron en la línea siguiente: cer la difusión de dicha teoría: en sólo ocho años el libro de Wilson,
de más de mil páginas y con un contenido especializado, vendió más
Durante más de un siglo, la idea de que el comportamiento so- de 100.000 ejemplares, aparte de la difusión que sus ideas tuvieron por
cial humano está determinado por imperativos evolucionistas y li. fuentes indirectas, como el Reader's Digest.
mitad() por predisposiciones innatas o heredadas, ha sido propues-
ta como una justificación de determinadas políticas sociales. Las
teorías deterministas han sido tratadas y ampliamente mantenidas 7.4.2. Política científica; tecnológica
no tanto por su pretendida correspondencia con la realidad sino
por su obvio valor político, su valor como un tipo de excusa social Abandonaremos aquí el hilo del debate sobre la sociobiología y
de lo que existe'''.
la ingeniería genética, sin considerar las críticas que los sociobiólo-
gos recibieron de biólogos prestigiosos como Lewontin, Sahlins y

75 Iba., pág. 1.
72Dawldns, op. cit., pág. 153. 76 Sanmartín, op. cit., págs. 123-124.
Wilson, op. cit., pág. 593. M. Ruse, Sociobiología, Madrid, Cátedra, 1983, pág. 116. La obra original se titu-
" E. Allen et al., •Sociobiology, a new biological determinisrm, en Sociobiology la Sociobiology: Sense or Nonsense?, Dordrecht, Reidel, 1980.
Group of Boston (eds.), Biology is a Social Weapon, Minneapolis, Burgess, 1977, pág. 3. 78 Sanmartín, op. cit., págs. 204-205, nota 110.

254 255
otros, para pasar a cuestiones filosóficas más generales, que atañen a de investigación son consideradas como secretas. El acceso a las fuen-
las relaciones entre la investigación científica, la sociedad, la política y tes de información y a los medios instrumentales para llevar a cabo las
la economía. El ejemplo de la ingeniería genética nos interesa sobre investigaciones son controlados. Algunas innovaciones tienen un im-
todo porque ilustra algunos de los problemas más profundos de la ac- pacto considerable sobre el medio ambiente y sobre las personas, por
tividad científica contemporánea, y como ámbito en donde se ha lo que la ciencia y la tecnología no sólo son juzgadas por sus avances,
planteado la cuestión crucial de la libertad & investigación. sino también por sus consecuencias imprevistas. La ciencia encuentra
Los ejemplos hasta aquí mencionados de crítica de la ciencia, y así limites externos a su propia actividad, dando lugar a que la noción
otros muchos que podrían haber sido aportados, muestran un rasgo de comunidad científica resulte borrosa. Considerada como uno de
común. Sean fisicos, filósofos, sociólogos o ideólogos quienes hayan los motores principales del progreso económico y del desarrollo so-
planteado críticas, e independientemente de las argumentaciones em- cial, la ciencia actual deja de ser una profesión liberal y se convierte en
pleadas, la reacción de la comunidad científica ha sido la misma: ex- un poder considerable, que establece lazos estrechos con otros pode-
cluir a los críticos, denunciar el carácter acientífico de sus posiciones, res (políticos, económicos, militares, etc.). Todo ello abre un nuevo
reafirmar la libertad de investigación científica y, paralelamente, re- flanco de reflexión sobre la actividad científica, muy poco abordado
conducir la polémica a los medios de divulgación científica, obtenien- por los filósofos de la ciencia, y que sin embargo tiene especial impor-
do con ello una gran difusión para las teorías atacadas, aunque sea por tancia si se quiere hablar de la ciencia real que hoy en día se practica,
vía negativa. Resulta así que la actividad científica deja de producirse y no de una ciencia idealizada, que toma como referentes algunos
únicamente en el ámbito de las revistas especializadas y de los congre- ejemplos históricos venerables", desligándose y haciendo abstracción
sos, para pasar a desarrollarse también en los mass media. La ciencia de aspectos en donde la epistemología se relaciona con la ética, la po-
del siglo xx se expresa a través de papers, comunicaciones, manuales y lítica y la sociología.
traducciones, pero también en las revistas y artículos de divulgación Todos estos considerandos se condensan a la hora de definir polí-
científica, en programas audiovisuales para el gran público y, en gene- ticas de fomento de la investigación científica y de la innovación tec-
ral, en los debates sobre ciencia y tecnología en los medios de comu- nológica. David Dickson ha estudiado a fondo las diversas políticas
nicación. Tener una presencia en las revistas de alta divulgación cien- científicas desarrolladas en los Estados Unidos de América después de
tífica (Nature, Scientzfic American, etc.) se convierte en uno de los obje- la Segunda Guerra Mundial", mostrando que:
tivos de las comunidades científicas, en la medida en que las luchas
entre las teorías rivales dejan de ser una pugna exclusivamente teórica En las décadas de posguerra, el apoyo a la ciencia dependió di-
para convertirse en una batalla social y política. Este fenómeno no rectamente de sus contribuciones potenciales a las principales exi-
sólo es típico de la ciencia, sino de las novedades culturales en gene- gencias tecnológicas del gobierno. Al principio, esto implicó un en-
ral, y por ello las tesis de Snow (1959) sobre la ciencia y la tecnología cuentro con las necesidades militares y con el desarrollo del poder
nuclear; a continuación el apoyo se extendió, incluyendo los esfuer-
como segunda cultura se ratifican a través de estos cambios en la prác-
zos para explotar los usos civiles y militares de la investigación espa-
tica científicas°. cial. Luego siguió una década en la que el asunto principal fue lo-
Por otra parte, la libertad de investigación y el control social de la grar que la ciencia fuera directamente relevante para satisfacer nece-
investigación científica pasan a ser dos polos opuestos de referencia sidades sociales —por ejemplo, para tratar problemas sanitarios
en los actuales debates sobre la ciencia. Los Estados y las empresas como el cáncer y las enfermedades del corazón, para desarrollar
de I+D planifican la investigación y definen líneas prioritarias en fun-
ción de la competencia científica y tecnológica que afrontan. Por su
importancia estratégica y económica, numerosos resultados y líneas 81 Galileo, Newton, Lavoisier, Darwin, Einstein, etc. Lo notable es que, si se inves-
tiga la historia a fondo, las tesis precedentes valen también en esos casos, aunque sea
matizándolas en función de las épocas y de los poderes dominantes (Iglesia católica,
" Véanse M. Ruse, op. cit., capítulos 5 y 6, para estas críticas. Monarquía británica postrevolucionaria, República francesa prerrevolucionaria, Impe-
80 Véase C. P. Snow, The Two Cultures and the Sciendfic Revolution, Nueva York, Carn- rio británico, etc.).
bridge University Press, 1959. 82 Véase D. Dickson, The New Politics of Science, University of Chicago Press, 1988.

256 257
terio pluralista de financiación de la ciencia, de modo que los científi-
nuevas fuentes de energía que reemplazaran al petróleo y la fusión cos pudieran presentar solicitudes, al menos en principio, a diversas
nuclear, y para proteger el medio ambiente". agencias gubernamentales, cada una de las cuales disponía de sus pro-
pios recursos presupuestarios»". En principio, ninguna línea de inves-
Según Dickson, existe una correlación directa entre las diversas ad- tigación estaba excluida. Sin embargo, unos programas de investiga-
ministraciones que gobernaron los Estados Unidos (conservadores y ción (por decirlo en términos de Lakatos) obtuvieron mucha más fi-
demócratas) y las políticas científicas que aplicaron. En la década de nanciación que otros y, hablando en término generales, experimentaron
los 50, los fondos públicos para investigación científica pasaron de un progreso mayor que otros menos financiados. Se mostró con ello
un 0,3% del producto nacional bruto a un 0,80/0, si bien el 80% de los que hay una fuerte correlación entre la inversión económica en I+D
fondos federales iban al Departamento de Defensa. Tras el lanzamien-
y el avance epistémico (nuevos hechos, nuevas hipótesis heurística-
to del Sputnik por parte de la Unión Soviética (1957), la tendencia mente prometedoras). La actividad investigadora de la Big Science pasó
cambió, invirtiéndose mucho más en la exploración espacial, lo cual a depender cada vez más de los recursos económicos puestos a su dis-
permitió que la elite de la comunidad científica estrechara sus víncu- posición, revelándose con ello que el progreso científico aparente-
los con el poder federal. &lin 1960 y 1968, siendo Kennedy presiden- mente interno a la comunidad científica depende en muchos casos de
te, los fondos federales para I+D crecieron un 42%, y los encargados
factores externos, en este caso, políticos y económicos.
de distribuirlos fueron representantes de los científicos, coordinados por Pasemos, por último, a considerar brevemente algunos aspectos fi-
Norbert Wiener a través de la Office of Science Policy, creada en 1962. nancieros y económicos de la investigación científica. De entre los
Durante la presidencia de Johnson y su Great Sociey, se incrementó muchos puntos que podrían ser mencionados, aquí resaltaremos dos.
todavía más el porcentaje de fondos dedicado a la salud, seguridad El primero, el crecimiento significativo de la inversión privada en in-
en la carretera, lucha contra el crimen y la pobreza y planificación vestigación científica. En 1968 el Gobierno de los Estados Unidos
urbanística. La administración Nixon trajo consigo un proceso de invertía el doble que la industria privada en I+D. Por primera vez des-
privatización de la investigación científica, descendiendo un 10% de 1930, en 1980 la industria privada invirtió más que el Gobierno,
los fondos federales dedicados a la investigación básica durante los tendencia que ha seguido acentuándose en los últimos años. Este dato
años 1968-1971, tendencia que continuó durante los cuatro años si-
tiene, a nuestro modo de ver, una gran importancia, por los motivos
guientes". El objetivo ya no era incrementar el conocimiento básico, siguientes: si una empresa privada invierte en investigación científica,
sino potenciar las aplicaciones, a través del New Technology Opportuni- acaso pueda hacerlo como mecenas (por el avance de la ciencia), pero
-
ties Program. Las prioridades básicas pasaron a ser el control de las ca- lo más normal es que lo haga para obtener beneficios directos, aunque
tástrofes naturales, el transporte, los servicios sanitarios de emergencia . éstos no se produzcan a corto plazo. Para obtener esos beneficios es
y el control del tráfico de drogas. La «guerra contra el cáncer» fue uno necesario patentar los resultados de la investigación científica y tecno-
de los lemas de la administración Nixon, mientras que los fondos para lógica, con el fin de comercializarlos en el mercado, una vez imple-
la investigación espacial decrecieron en términos relativos. Obviamen- mentados para el uso del gran público. Por tanto, una parte creciente
te, todos estos cambios de la política científica y tecnológica tuvieron del conocimiento científico y de las invenciones técnicas dejan de ser
consecuencias directas en las empresas, comunidades científicas y, en
un bien común libremente transmisible y se convierten en una mer-
último término, en la opinión pública. cancía cuya propiedad intelectual ha de ser protegida, con el fin de
Podríamos proporcionar datos ulteriores", pero lo antedicho pue-
que produzca los réditos esperados. Esto resulta particularmente cier-
de servir como botón de muestra de la incidencia de las políticas esta-
to en el caso de la tecnología, pero también afecta a la ciencia aplica-
tales sobre la actividad científica. Conviene tener en cuenta, como
da. Aparte de los valores epistémicos (verdad, contrastación empírica,
también subraya Dickson, que «los Estados Unidos adoptaron un cri-
exactitud, coherencia, generalidad, etc.) característicos de la ciencia

83 D. Dickson, op. cit., págs. 16-17.


lbíd., págs. 28-29. lbíd, pág. 20.
85 Véase Dickson, op. cit., al respecto.
259
258
moderna, la ciencia y la tecnología de la segunda mitad del siglo xx han intervenido casi exclusivamente en medios académicos. Autores
conllevan la presencia de otra serie de valores, no sólo políticos e ideo- como Mitcham", Goldman, Durbin, Shrader-Frechette, Longino, etc.,
lógicos, sino ante todo económicos, que permiten juzgar las nuevas son muy representativos/as de los estudios STS, que han tenido in-
hipótesis científicas en función de las expectativas de beneficio econó- fluencia en España a través de las publicaciones del Instituto de Inves-
mico indirecto que generan, y no en función de la aproximación a la tigación sobre Ciencia y Tecnología (INVESCIT), dirigido por José
verdad, o de la resolución de problemas epistémicos. Esta componen- Sanmartín90.
te económica de la investigación supone una de las principales nove- Varios filósofos de la tecnología americanos (Durbin, Hickman)
dades de la ciencia del siglo xx, y no porque no tenga precedentes en están influidos por el pragmatismo de Dewey y Peirce, pero también
épocas anteriores", sino por el considerable incremento del peso espe- hay seguidores de Ortega y Heidegger (Ihde, Borgmann). Asimismo,
cífico de los valores externos (militares, políticos, sociales, económi- hay una poderosa corriente de estudios sobre ciencia y género (Har-
cos...) con respecto a los valores epistémicos tradicionales. ding, Longino, Evelyn Fox Keller...), de la que nos ocuparemos en el
. Desde este punto de vista, fenómenos comentados en los aparta- próximo capítulo. También hay filósofos académicos de la ciencia
dos anteriores (aparición de la ideología cientifista, organización em- (Giere, Kitcher, etc.) que se han dedicado a la filosofia de la tecnolo-
presarial de los equipos investigadores, etc.) tienen una explicación gía partiendo de una filosofia naturalizada de la ciencia y de la tec-
concreta, que una filosofia de la ciencia que no pretenda reducirse a nología. Destacaremos especialmente la figura de Kristin Shrader-
epistemología ha de considerar. Volveremos en el capítulo 9 sobre es- Frechette, quien asume la filosofia naturalizada pero mantiene una
tas cuestiones. impronta racionalista muy fuerte en sus escritos. Utiliza el modelo
reticular de Laudan, pero perfeccionándolo, al considerar también cri-
terios éticos y axiológicos en la toma de decisiones por parte de los
7.5. Los ESTUDIOS SOBRE CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD científicos, aparte de los criterios metodológicos y epistemológicos
propugnados por Laudan". Conviene resaltar que esta filósofa ha
Los estudios CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad) han sido desa- aplicado sus ideas a lo largo de muchos arios de actividad profesional
rrollados por dos tradiciones diferentes: una europea, de carácter más como evaluadora de tecnologías y de políticas de innovación.
teórico y descriptivo, que se ha interesado más por la ciencia que por La mayoría de los autores que se han integrado en los programas
la tecnología, y una americana, de carácter práctico y valorativo, que CTS se consideran activistas que critican e intervienen en la toma de
se centró en la tecnología desde el principio. Los primeros se agrupan decisiones en política científica, lo cual resulta mucho menos frecuen-
en la Socieb,for Social Studies of Science y publican en sus boletines y re-
vistas (Téchnoscience, Science, Technology Human Values, Social Studies of
Science), y los segundos, en la Sociey for Philosophy and Technology, publi-
cando en revistas como Technology in Socie07 y series como Research in " Carl Mitcham es uno de los filósofos de la tecnología más influyentes de los úl-
timos años. Una de sus obras más divulgadas es ¿Qué es lafilosofia de la tecnología?, Barce-
Philosophy and Technology. Así como los estudios sociológicos sobre la lona, Anthropos, 1989.
ciencia y la tecnología han tenido un gran desarrollo en Europa du- 90 Varios libros de estos autores han sido publicados por Ediciones Anthropos
rante las dos últimas décadas", en los Estados Unidos de América se (véase Bibliografia). Recientemente ha aparecido el libro de Marta I. González García,
han desarrollado programas diferentes, la mayoría de los cuales han José A. López Cerezo y José L. Luján López, titulado Ciencia, Tecnologíay Sociedad. Una
introducción al estudio social de la ciencia), la tecnología, Madrid, Tecnos, 1996. Para nuestra
adoptado la denominación de «Ciencia, Tecnología y Sociedad». exposición usaremos básicamente esta obra, de lectura muy recomendable, y que ha
Una diferencia importante entre los grupos americanos y europeos sido complementada con un segundo volumen que reúne algunos de los textos clásicos
consiste en que los primeros han aplicado sus ideas en comisiones de los estudios CTS: M. 1. González García, J. A. López Cerezo y J. L. Luján (eds.),
de evaluación de la ciencia y la tecnología, mientras que los segundos Ciencia, Tecnología y Sociedad, Barcelona, Ariel, 1997. También conviene consultar la
obra de A. Alonso, I. Ayestarán y N. Ursúa (eds.), Para comprender: Ciencia, Tecnologíay
Sociedad, Estella. Verbo Divino, 1996.
87Véase Sánchez Ron, op. cit. 91 K. Shrader-Frechette, Risk and Rationaliy, Berkeley, University of California,
n Véase capítulo 8. 1991.

260 261
9
te en Europa, al menos desde los tiempos de Bernal". Los estudios so- modifica los costes relativos de los diversos inputs de producción".
ciales sobre la ciencia y la tecnoloa, aparentemente radicales en sus Las innovaciones tecnológicas no sólo cambian nuestra imagen del
planteamientos iniciales, apenas si han traspasado los recintos acadé- mundo (como las revoluciones científicas) o nuestro acervo de cono-
micos o las revistas especializadas. Los/as especialistas en CTS, pese a cimientos: cuando se trata de una auténtica revolución tecnológica, la
su aparente pragmatismo, han mantenido posturas muy comprometi- base económica de las sociedades se ve profundamente modificada.
das y muy críticas en debates de gran relevancia económica y social, Frente a los economistas neoliberales, los evolucionistas subrayan la
derivados de la emergencia de nuevas tecnologías (energía nuclear, in- enorme importancia de los descubrimientos científicos y de las inno-
geniería genética, etc.) en las últimas décadas. vaciones tecnológicas en la transformación de la estructura económi-
En Estados Unidos también existen los programas Science, Téchno- ca y social de los países, aproximándose con ello a quienes insisten en
logy and Public Policy (STPP), mucho más orientados a la formación de la ciencia como factor de transformación de la realidad, de los cuales
gestores de la política científica y de la evaluación tecnológica". Tan- nos ocuparemos en el capítulo 9.
to estos grupos como los anteriormente mencionados se centran en la Los estudios sobre «Ciencia, Tecnología y Sociedad» están en ple-
ciencia y en la tecnología contemporáneas, a diferencia de muchos au- no desarrollo en los últimos años, habiendo logrado una cierta presen-
tores europeos, que se ocupan más del pasado. Por eso, los filósofos cia curricular en los programas universitarios y, en algunos países, tam-
de la tecnología americanos están más implicados en la toma de deci- bién de enseñanza media. En el caso de España, aparte del ya mencio-
siones sobre las nuevas tecnologías y en los debates paralelos, lo cual nado INVESCIT, es preciso mencionar al grupo dirigido por Miguel
les lleva a tener muy presentes cuestiones éticas, ecológicas, políticas, Angel Quintanilla en la Universidad de Salamanca (EPOC), específi-
culturales y de género. Cabe decir que su modo de hacer filosofia se camente orientado a la evaluación de políticas científicas. Quintanilla
orienta más a reflexionar y criticar la práctica de los actuales científi- publicó en 1989 una obra importante sobre filosofia de la tecnología,
cos y tecnólogos que a investigar únicamente los contenidos del cono- en la que se afirmaba que
cimiento científico elaborado en otras épocas y los factores e intereses
que les subyacieron. la teoría de la técnica no es sólo una teoría de lo artificial o de los
Asimismo, hay que mencionar la aparición de las escuelas econó- artefactos entendidos como entidades, sino de la realización de ar-
micas evolucionistas, que se han dedicado a reflexionar sobre la inno- tefactos. Y, en especial, la filosofia de la técnica no es sólo una teo-
vación tecnológica y su impacto en la economía de los países. Dosi ha ría del conocimiento técnico, sino de la acción guiada por ese cono-
propuesto la noción de paradigma tecnológico, que retorna la propuesta cimiento96.
kuhniana y la aplica a la tecnología. Dichos paradigmas son modos ge-
nerales para afrontar y resolver problemas tecnoeconómicos por me- Partiendo de estas tesis, que retomaremos para el caso de la tecno-
dio de la aplicación del conocimiento científico". Su peculiaridad ciencia en el capítulo 9, Quintanilla consideró que las técnicas son sis-
consiste en que el cambio de paradigma (revolución tecnológica) no temas de acciones, lo que le llevó a entroncar sus concepciones con la
se limita a producir nuevos artefactos o nuevos contenidos, sino que teoría de sistemas. Las técnicas y las tecnologías se diferencian entre sí
porque las segundas están directamente basadas en conocimiento
científico y están vinculadas a la producción industrial97. Hecha esta
92 Autor de una célebre Historia social de la ciencia (Barcelona, Península, 1967) de
diferenciación, Quintanilla afirmó que las técnicas pueden tener dis-
inspiración marxista.
93 Para un estudio amplio de los programas STS en Estados Unidos, véase el artícu-
lo de S. H. Cutcliffe y C. Mitcham, «Una descripción de los programas y la educación " Véase Alfonso Bravo Juega, «Innovaciones teóricas en la economía del cambio
CTS universitaria en los Estados Unidos», en J. Sanmartín e I. Hronzsky, Superando tecnológico», en F. Broncano (ed.), Nuevas meditaciones sobre la técnica Madrid, Trotta,
fronteras. Estudios europeos de Ciencia-Tecnología-Sociedady Evaluación de Tecnologías, Barce-
1996, pág. 226.
lona, Anthropos, 1994, págs. 189-218, que incluye dos apéndices con referencias biblio- 96
M. A. Quintanilla, Tecnología: un enfoque filosófico, Madrid, Fundesco, 1989, pági-
gráficas comentadas.
na 38. Este tipo de tesis ya había sido defendida previamente por Mario Bunge en su li-
94 Véase la obra de G. Dosi et al., Technical Change and Economic Theory, Londres,
bro Seudociencia e ideología, Madrid, Alianza, 1985.
Pinter, 1988.
págs. 42-43.

262 263
gra y sobre el que actúa [...] no puede, por tanto, ser evaluada indepen-
tintas realizaciones o aplicaciones, y a continuación propuso una de- dientemente del sociosistema que la produce y sufre sus efectos103.
finición de gran interés:
Esta concepción sistémica y social de la tecnología está emparen-
Una realización técnica es un sistema de acciones humanas in- tada con una epistemología evolucionista, como los propios autores
tencionalmente orientado a la transformación de objetos concretos señalan, pero se afirma sobre todo como una opción práctica, que ha
para conseguir de forma eficiente un resultado valioso98. de ser puesta a prueba en la evaluación de tecnologías concretas, y no
mediante tratados teóricos sobre la ciencia o la tecnología.
Se trata de una definición muy equilibrada, que vale tanto para las
técnicas corno para las tecnologías. Las propuestas de Quintanilla han La evaluación de tecnologías y la acción política constituyen,
por tanto, el terreno en el que tiene lugar el encuentro entre las di-
sido desarrolladas por una serie de colaboradores suyos, como puede
verse en la obra editada por Femando Broncano, Nuevas meditaciones so- ferentes tradicionesm.
bre la técnica, en la que se retorna de alguna manera la iniciativa pionera Los filósofos de la tecnología deberían.ser profesionales dedicados
de Ortega y Gasset de elaborar una filosofia racionalista de la técnica". a una actividad de evaluación de tecnologías, y no sólo como consul-
En cuanto al grupo INVESCIT, sus publicaciones han sido nume- tores, sino como colaboradores en la toma de decisiones. Así pues, es-
rosas, orientándose sobre todo hacia la evaluación de tecnologías". tos autores afirman que el papel del filósofo de la tecnología ha de ser
Desde un punto de vista más filosófico, destaca el libro reciente de práctico, y no teórico. También proponen que los gobiernos contro-
Marta González, José Antonio López Cerezo y José Luis Luján", en len los procesos de innovación tecnológica, y que para ello se creen
el que se afirma desde el principio que la tecnología «forma un todo Agencias públicas de Evaluación de Tecnologías".
complejo con la ciencia»". Tras criticar la concepción intelectualista Todas estas propuestas, y otras que no han sido mencionadas, po-
de la ciencia y la tecnología (que concibe las teorías corno conjuntos drían ser comentadas ampliamente, pero la presente obra no pretende
de enunciados y como previas a las tecnologías), así como la concep- tratar a fondo las distintas concepciones sobre las relaciones entre la
ción artefactual o instrumentalista (que ve en las tecnologías puras he- ciencia, la tecnología y la sociedad, sino únicamente dar noticia de al-
rramientas para lograr determinados fines u objetivos, y por ende, gunas de ellas, por lo que remite a los/as lectores/as a la Bibliografia
como instrumentos valorativamente neutros y culturalmente descon-
para profundizar en estos temas.
textualizados), estos tres autores niegan la autonomía que se le da por
supuesta a la tecnología en ambas concepciones:
7.6. CIENCIA Y POS MODERNIDAD
La tecnología no es autónoma en un doble sentido: por un
lado, no se desarrolla con autonomía respecto a fuerzas y factores El término `postmodemidad' fue aplicado primeramente a la litera-
sociales, y, por otro, no es segregable del sociosistema en que se int& tura (Ihab Hassan, 1971) y a la cultura (Nebamou y Caramello, 1972;
Kóhler, 1977), estrechamente vinculado a la idea de una sociedad pos-
de Lyo-
98 lbíd., pág. 34. Para un comentario detallado de esta definición, véase J. Echeve-
tindustrial". A partir del libró La condition postmoderne
rría, «Teletecnologías, espacios de interacción y valores», en Teorema, XVII 13 (1998),
págs. 11-25. 103 lbíd, pág. 142.
" F. Broncano (ed.), Nuevas meditaciones sobre la técnica, Madrid, Trotta, 1995. La 134 End, pág. 147.
obra clásica de Ortega se titula Meditación de la técnica, y fue publicada en Madrid, Re- " Todavía inexistentes en España, pero muy activas en otros países.
77ye Coming of
vista de Occidente, 1936. " A. Touraine, La société postindustridte, París, Denoel, 1969; D. Bell,
10° Véase, por ejemplo, J. Sanmartín y M. Medina (eds.), Ciencia, tecnología y socie- Nueva York, 1973; Ihab Hassan, The Dismembennent of Orpheus: To-
Postindustrial Sociey,
d'II, Barcelona, Anthropos, 1990, y J. Sanmartín et al. (eds.), Estudios sobre sociedad y tec- ward a Post Modem Literature, Nueva York, Oxford University Press, 1971; M. Benamou
Wisconsin, Center for XXth
nología, Barcelona, Anthropos, 1992. y Ch. Caramello (eds.), Performance in Postmodern Culture,
1°' Marta I. González García, José A. López Cerezo y José A. Luján López, Ciencia, Century Studies & Coda Press, 1977. Para el origen del término, véase M. KOhler, «Pos-
tecnología y sociedad. Una introducción, Madrid, Tecnos, 1996. modernismus: ein begriffgeschichtlicher Ueberblick», Amerikastudien, 22, 1, 1977.
102
Iba, p 'g.
a 11.
265
264
a

a tard (1979), el debate sobre la postmodemidad se ha extendido tany


bién a la ciencia, como muestra la obra reciente de Joseph Rouse
pos
«grandísimos relatos» (teoría darwinista de la evolución, informa-
cionismo, teoría relativista del espacio y del tiempo, cosmología del
fisica de partículas, biogenética, etc.) y, sobre todo, enormes

a gaging Science (1996)1 . En términos generales, podemos decir 'qw


cabe hablar de una filosofia postmodema de la ciencia, o de unos es-
tudios postmodemos de la ciencia, pero no propiamente de una cien.
pr
-Bang, por realizar (proyecto genoma, teoría unificada de los cam-
sisoyectos
pos, conquista del espacio, robotización de la producción, construc- y la
aou de la sociedad de la información, etc.), en los que la ciencia co
cia postmodema. La postmodemidad es una tendencia más en los ep tecnología tienen un papel muy relevante. Por tanto, podemos n-
a tudios sociales de la ciencia y la tecnología, y puede ser resumida par luir que, en todo caso, las críticas postmodemistas se refieren a una
tiendo de las propuestas de Lyotard. cconcepción de la ciencia como la que mantuvo la concepción hereda-
Según él, «el saber cambia de estatuto al mismo tiempo que las so da, y que sus alternativas no parecen cuadrar con los nuevos desarro-
1 ciedades entran en la edad llamada postindustrial y las culturas en 1.1 llos de la ciencia y de la tecnología. Vattimo (1994) dejó escrito que «el
edad llamada postrnodema»m. Partiendo de que «el saber científico término postmodemo sigue teniendo un sentido, y que este sentido
es una clase de discurso»109 , lo cual supone una vuelta a las concepcio- está ligado al hecho de que la sociedad en que vivimos es una socie-
nes lingüísticas de la ciencia, Lyotard afirma que la postmodemidad se dad de la comunicación generalizada, la sociedad de los medios de co-
caracteriza por la desaparición de los grandes relatos justificadores, 112 Ciertamente, la actividad científica tam-
unicación (nass media)»
a que fueron típicos de la modernidad:

se puede llamar modernas a las sociedades que anclan los discursos


m
bién se está modificando mucho por efecto de las nuevass tecnologíass
de las telecomunicaciones, hasta el punto de que ca hablar, oy en
día, de una teleciencia, en la que los objetos investigados, los instru-
de verdad y de justicia en los grandes relatos históricos, científi• 113
mentos utilizados y los propios agentes investigadores interactúan en
1 cos...; en el postmodemo, es la legitimación de lo verdadero y de lo . Mas la telematiza-
justo lo que viene a faltar"°. un entorno telemático, y no en medio natural
ción de la actividad científica, siendo una novedad importante, se ins-

a Como puede verse, los grandes relatos científicos girarían, según


Lyotard, en torno a la verdad, que sería el valor que justifica en último
cribe perfectamente dentro del marco de desarrollo de la ciencia mo-
derna, y no supone la puesta en cuestión de sus postulados teóricos.
Por todo ello, concluiremos que las tesis de los postmodemistas sobre
término a toda la ciencia. Sin embargo, a lo largo de los capítulos an-
teriores hemos podido comprobar cómo otros filósofos de la ciencia la ciencia no traen consigo, grandes aportaciones a la filosofia de la
a
relativizan la importancia de la noción de verdad, por lo que también ciencia de finales del siglo xx. la broma
desde este punto de vista la tesis de Lyotard puede ser considerada Para terminar con este apartado, conviene mencionar los auto res más
Sokal gastó a muchos de
como regresiva. Rouse considera que, entre la diversidad de acepcio- «postmodemista» que Alan
1 significados del postmodemismo. En abril de 1996, este prestigioso fi-
nes del término `postmodemidad', «el tema de los relatos globales de una de las más renombradas en-
legitimación constituye quizá el punto que más se aproxima al común sico publicó en la revista Social Text,
a denominador en las discusiones sobre la modemidad»m. Si tomamos
este punto como referencia para juzgar sobre la validez de las tesis de
tre las que se ocupan de los estudios sociales postmodemos sobre
ciencia, un artículo en el que parodiaba el tipo de literatura muchas
dema sobre la ciencia, aparentemente muy crítica, pero en
la
stmo-

los autores postmodemistas aplicadas a la ciencia, entonces hay que ". El artículo se tituló «Transgredir las
ocasiones vacía de contenido l
1 constatar que la ciencia de finales del siglo xx mantiene vigentes algu-

et
G. Vattimo, «Posmodemidad: ¿una sociedad transparente?", en G. Vattimo
a 107 Jean-Francois Lyotard, La condición postmoderna, Madrid, Cátedra, 1984; J. Rou- 112 Barcelona, Anthropos, 1994, pág. 9. s mundiales
se, Engaging Science, Ithaca y Londres, Comell University Press, 1996.
al., En torno a la posmodernidad, influencia de las redes telemáticapágs. 4-7.
113 Al respecto, véase J. Echeverría, «La 10 (1995) ,
108 Lyotard, op. cit., pág. 13. Fronteras de la Ciencias la Tecnología,
sobre laAlan
actividad científica»,
Sokal, «Transgressing the Boundaries: Toward a Transforrnative Herrneneu-
119 Ilríd., pág. 14.
114 abril de 1996. Véase Paul A. Boghossian, «El en-
a '93 Declaraciones en Le Monde, 14 de octubre de 1979.
tics of Quantum Gravity», Social Text,
mi Joseph Rouse, Engaging Science, Nueva York, Comell, 1996, pág. 70.
267
la 266
va; la geometría pasa a ser relacional y contextual; y las categorías
fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la gravitación conceptuales fundamentales de la ciencia anterior —entre otras, la 1
cuántica», y empezaba criticando a los científicos que existencia misma— devienen problemáticas y quedan relativizadas.
Como sostendré a continuación, esta revolución conceptual tiene
se agarran al dogma impuesto por la prolongada hegemonía de la profundas implicaciones para el contenido de una ciencia futura
Ilustración sobre el pensamiento occidental, que puede ser res '. 1
que sea a la vez postmodema y liberatoria'''.
do brevemente así: existe un mundo exterior a nuestra conciencia.
cuyas propiedades son independientes de todo individuo e incluso Obviamente, no seguiremos el detalle del artículo de Sokal. Baste
de la humanidad en su conjunto; esas propiedades son codificadas
decir, como el propio Sokal dejó claro unos meses después, poniendo
1
mediante leyes fisicas «eternas»; y, a partir de esas leyes, los seres hu•
Social Text, que no existe una teoría cuán-
manos pueden conseguir un conocimiento fiable, aunque imper. e n evidencia a los editores de
fecto y revisable, siguiendo los procedimientos «objetivos» y las res• tica de la gravitación, y que de haberla, sería una teoría del espacio-
, por lo que dificilmente podría tener implicacio- 1
tricciones epistemológicas del (susodicho) método científicom. tiempo a escala 10.33
nes políticas, como el propio Sokal subrayan'. Por otra parte, Sokal
Sokal continuaba su parodia diciendo•que: había deslizado voluntariamente en su artículo algunos errores de bul-
to, que cualquier recensor serio, así como el Consejo Editor de la re-
1
los grandes cambios conceptuales de la ciencia del siglo mt han vista, debería haber advertido sin problema ninguno. Por ejemplo, se
puesto en cuestión esa metafisica cartesiano-newtoniana; los estu- de Newton, «que
decía que el número 7r y la constante gravitacional g
dios que han revisado en profundidad la historia y la filosofia de las
antaño se creía que eran constantes y universales, son vistos ahora en u
ciencias han agravado las dudas al respecto; y, más recientemente,
. También se afirmaba que si un opera-
las críticas feministas y postestructuralistas han desmistificado el su ineluctable historicidad»119 , se hablaba de un espacio-
contenido de la práctica científica occidental dominante, revelando dor no es conmutativo tampoco es lineal"°
la ideología de dominación que se esconde detrás de la fachada de , y, en general, se introducían por aquí y por allá 1
tiempo subjetivo'21
la «objetividad». Así ha ido siendo cada vez más claro que la «reali- una serie de gazapos, convenientemente disimulados en medio de
dad» fisica, al igual que la «realidad» social, es fundamentalmente una retórica crítica que citaba a todas las autoridades de la corriente
una construcción lingüística y social; y que el conocimiento cientí• postmodema en los estudios sobre la ciencia. Como el propio Sokal 1
fico, lejos de ser objetivo, refleja y codifica las ideologías dominan- señala en la explicación del enredo, su artículo inicial intentaba «poli-
tes y las relaciones de poder de la cultura que lo producen'. , es decir, recu-
tizar la ciencia, y ello en el mal sentido del término»122
Planteadas así las cosas, Sokal exponía el objetivo de su propio ar-
rriendo a una palabrería aparentemente radical y liberadora, muy ha- 1
bitual en ese tipo de autores, y que más bien desacredita cualquier es-
tículo:
fuerzo por analizar la actividad científica de una manera crítica y
m. 1
Mi meta aquí será hacer avanzar esos profundos análisis, te- recurriendo al contexto político en el que se toman las decisiones
niendo en cuenta los desarrollos recientes de la gravitación cuánti-
ca, la rama emergente de la fisica en la que la relatividad general de
Einstein y la mecánica cuántica de Heisenberg son a la vez sinteti- 117 Ibíd., págs. 212-213. ■
pág. 254. El apéndice B de esta obra contiene las aclaraciones de Sokal,
118 Iba.,
zadas y superadas. Como veremos,,en la gravitación cuántica la va- donde menciona los engaños, las exageraciones y las inexactitudes de su primer artícu-
riedad espacio-temporal deja de existir como realidad fisica objeti-
lo, todo ello en un tono muy jocoso.
119 Iba., pág. 222. u
gaño de Sokal», Claves de la Razón Práctica, 81, abril de 1998, págs. 40-45, así como el li- 120 /kW., pág. 223.
bro de Alan Sokal y Jean Bricmont, Impostores intelectuales (París, Jakob, 1997), en el que 121 Iba, pág. 226.
autores como Deleuze, Derrida, Guattari, Irigaray, Lacan, Latour, Lyotard, Serres y Vi- 122 Iln'cl, pág. 259. 1
La obra de Dickson mencionada en el apartado 7.4 es un excelente ejemplo de
rfiio son duramente criticados por el uso pretencioso y lleno de errores de la terminolo- 123
un buen análisis político de la ciencia. Por el contrario, gran parte de los textos de «crí-
gía científica para apoyar sus propias tesis filosóficas. ' postmodemos mencionados por Sokal son puramente abstractos y retóricos, sin
115 Sokal y Bricmont, op. cit., ticos,
págs. 211-212.
116 Ibíd, pág. 212. análisis alguno de los contextos políticos efectivos. 1
269
268
En su libro posterior, Sokal y Bricmont dan un paso más, al p Llegamos con ello a un punto clave en la filosofia crítica de la
sentar una notable selección de filósofos contemporáneos que, p re, ciencia y de la tecnología, a saber: no es nada fácil desarrollar ese tipo
ara
apoyar sus propias propuestas, tienen la mala costumbre de hacer de filosofia, si se quiere tener un cierto rigor ad hacerlo. Hay mucha fi-
ferencias a los avances de la ciencia, sacándolos de contexto, co re. losofia pseudocrítica de la ciencia, y ello es muy frecuente en el caso
me•
tiendo errores crasos y, casi siempre, «pour épater le bourgeois». jugu. de las corrientes postmodemas. Por eso, conviene dotarse de un buen
nos de esos pasajes habían sido citados por Sokal en su artí cedazo filosófico (e incluso de una navaja de Ockam) para cribar el
culo
de 1996, y entonces parecían plausibles, cuando no incisivos: de he- grano de la paja.
cho, pasaron la prueba del fuego de los censores y editores del artícu- Y en segundo lugar: vuelve a aparecer el debate sobre el relativis-
lo, que nunca advirtieron que toda esa palabrería, tan bien hilada, rno en la ciencia. En los dos capítulos siguientes tendremos ocasión
era
una pura broma. Leídos en el libro de Sokal y de Bricmont, ya en otro de volver sobre esa controversia, posiblemente una de las más virulen-
contexto, hay párrafos de Derrida, de Lyotard y de otros muchos que tas en los actuales estudios sobre la ciencia y la tecnología.
los editores de sus Obras Completas harían bien en eliminar, o cuando
menos, corregir.
Para terminar con este curioso episodio, aparentemente anecdóti-
co, pero que muestra el oportunismo de determinado tipo de escritos
y de autores, conviene subrayar que Sokal y Bricmont no están contra
la filosofia, ni mucho menos contra la filosofia de la ciencia. Su ata-
que es muy concreto, y atañe a autores que, genéricamente hablando,
suelen ser considerados como gurúes de la postmodemidad. Si deci-
dieron denunciar esas imposturas intelectuales fue porque, a su juicio,
suponen un auténtico peligro para las ciencias humanas, y en concre-
to, para los estudios sobre la ciencia:

El impacto del postrnodemismo es triple: una pérdida de tiem-


po para las ciencias humanas, una confusión cultural que favorece
al oscurantismo y un debilitamiento de la- izquierda polítical24.

En resumen: Sokal y Bricmont hacen crítica de los falsos críticos


de la ciencia, denunciando su turbia función política:

Si todo discurso no es más que relato o narración y si ningún


discurso es más objetivo o más verídico que otro, entonces hay que
admitir los peores perjuicios racistas y sexistas y las teorías socioe-
conómicas más reaccionarias como igualmente válidas, al menos
como descripción o como análisis del mundo real. Manifiestamen-
te, el relativismo es una base extremadamente débil para fundar so-
bre ella una crítica del orden social establecido'25.

124 Sokal y Bricmont, op. cit., pág. 205.


125 Ibid., pág. 207.

270 271
1

CAPITULO 8
1
Los estudios sociales sobre la ciencia

8.1. INTRODUCCIÓN

La filosofia de la ciencia de los últimos años se ha visto influida


por la aparición de la sociología del conocimiento científico, que se
presentó como una alternativa a la filosofia clásica de la ciencia. Mi-
nuciosos investigadores de controversias y procesos de consenso entre
1
científicos, los sociólogos de la ciencia han publicado trabajos intere-
santes, renunciando a los análisis lógico-conceptuales (internos) e in-
sistiendo en las comunidades científicas como clave interpretativa de
1
las opciones por unas u otras teorías. Pickering, un destacado sociólo-
go de la ciencia, resume así las posturas básicas de esta corriente:

La sociología del conocimiento científico, SCC abreviadamen-


te, se diferenció de dos maneras de las posiciones contemporáneas
en filosofia y en sociología de la ciencia. En primer lugar, y como
su nombre indica, SCC insistió en que la ciencia era significativa y
constitutivamente social en todos los aspectos que afectan a su nú-
cleo técnico: el conocimiento científico mismo debía ser entendido
como un producto social. En segundo lugar, SCC era resueltamen- 1
te empirista y naturalista'.

' A. Pickering (ed.), Science as Practi ce and Culture, Chicago, University of Chicago
Press, 1992, pág. 1.
273
La sociología del conocimiento científico ha generado divo Por tanto, el programa fuerte se inscribe dentro de las tendencias
tendencias, de las que nos ocuparemos brevemente: el programa fuer, je naturalización del conocimiento y de la razón'', pero opta por una
te en sociología del conocimiento científico (strong program), el p rogre. rrategia muy distinta a la de los filósofos naturali7adores. Ya no es lo
ma empírico del relativismo (EPOR), el constructivismo social, la ev biológico, ni tampoco los procesos mentales individuales, lo que per-
nometodología, los estudios de ciencia y género y otras muchas apor raíte una naturalización del conocimiento científico. Lo importante
taciones que aquí nos limitaremos a mencionar puntualmente. Este s el conocimiento que se produce colectivamente, es decir, en un es-
capítulo no pretende ser un estudio a fondo de la sociología de la cenario social. Si, además, las instituciones y las comunidades científi-
ciencia contemporánea2, sino que se limita a describir algunas de sus cas aceptan un conocimiento como científico, los sociólogos han de
líneas principales, en la medida en que constituyen un giro sociológico tomarlo como punto de partida para sus investigaciones, indepen-
opuesto a la filosofia de la ciencia de corte racionalista y epistemo- die ntemente de su status epistémico. Puesto que entre los científicos
lógico. ha
habido y sigue habiendo grandes divergencias sobre si una pro-
puesta es aceptable o no, los sociólogos deben ser estrictamente neu-
trales al estudiar las diversas modalidades de conocimiento científico,
8.2. EL PROGRAMA FUERTE EN SOCIOLOGÍA sin sentirse influidos por el éxito a el rechazo ulterior de unas postu-
DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO ras u otras.
Una vez perfilado su campo de estudio, Bloor postuló cuatro prin-
Este programa se empezó a desarrollar en la década de los 70 y su cipios (tenets) básicos para desarrollar el programa fuerte. La sociología
primera presentación sistemática fue la de David Bloor, quien utilizó de la ciencia:
la denominación que se ha impuesto: programa fuerte en sociología del
conocimiento científico. La Science Studies Unit de la Universidad de Edin• 1. Debería ser causal, esto es, debería sentirse concernida por
las condiciones que suscitan creencias o estados de conocimiento.
burgo (Barnes, Mackenzie, etc.) fue la institución que aglutinó a las
Naturalmente, habrá otros tipos de causas, aparte de las sociales,
personas interesadas en esta línea de investigación. Según Bloor, que cooperarán a la hora de suscitar creencias.
2. Debería ser imparcial con respecto a la verdad y a la false-
el sociólogo se ocupa del conocimiento, incluido el conocimiento dad, la racionalidad o la irracionalidad, el éxito o el fracaso. Los dos
científico, simplemente como un fenómeno natural [...] »en lugar lados de estas dicotomías requerirán explicación.
de definirlo como una creencia verdadera —o quizá corno una
creencia verdadera y justificada— para el sociólogo es conocimien, 3. Debería ser simétrica en sus estilos de explicación. Los mis-
mos tipos de causa deberían explicar las creencias verdaderas y las
to cualquier cosa que la gente considere como conocimiento• [..1
En particular, el sociólogo se ocupa de las creencias que se conside• falsas.
ran garantizadas, o institucionalizadas, o investidas de autoridad 4. Debería ser reflexiva. En principio, sus patrones de explica-
ción deberían tener que ser aplicados a la propia sociología. Al igual
por grupos de personas. Por supuesto, el conocimiento puede dis. que el requisito de simetría, esto es una respuesta a la necesidad de
tinguirse de la mera creencia. Esto puede lograrse reservando la pa. buscar explicaciones generales. Es un requisito de base obvio, por-
labra 'conocimiento' para aquello que es aprobado colectivamente,
que de otro modo la sociología sería una clara refutación de sus pro-
dejando las simples creencias para lo que es individual e idiosin.
crático'. pias teorías.
Esos cuatro principios de causalidad, imparcialidad, simetría y
reflexividad definen lo que será llamado el programa fuerte en so-
ciología del conocimiento'.

2 Al respecto, véase la obra de E. Lamo de Espinosa, J. González García y C. Torres Véase apartado 6.5.
Albero, /4 sociología del conocimiento y de la ciencia, Madrid, Alianza, 1994. D. Bloor, Knowledge and Social Imagety, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1976,
3 D. Bloor, Knowledge and Social Imagery, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1976, pág. 7. Bloor remite a Mannheim (1936), Durkheim (1938) y Znaniecici (1965) para los
pág. 5. orígenes históricos de esos cuatro compromisos metodológicos.

274 275
Como puede verse, los cuatro requisitos son fuertes, sobre todo gicas réplicas por parte de filósofos de la ciencia como Laudan, Bun-
los dos últimos. Anticipando nuestra propia postura al respecto, dire- ge y Moulines''.
mos que este programa es reduccionista y monista, y no sólo natura- Los defensores del programa fuerte han publicado diversos estu-
lista y causalista. Trata de reducir (explicativamente) el conocimiento dios históricos para desarrollar sus tesis°. Aquí nos centraremos exclu-
científico a sus causas sociológicas. Aunque en principio se admiten sivamente en las aportaciones de Bames, quien propuso una teoría ex-
otras causas, de hecho no se estudian. Y es monista porque un mismo plicativa del conocimiento científico basándose en los intereses de las
tipo de causas ha de poder explicar las creencias verdaderas y las fal- comunidades y de los científicos individuales
°. Bames afirmó que:
sas. También conviene señalar que la reflexividad dificilmente casa
los conceptos del mundo científico se construyen a partir de (y so-
con la simetría: la sociología de la ciencia no sólo debería aplicarse sus
bre la base de) las afirmaciones de los científicos cualificados. He
propios criterios de explicación a sí misma, sino que habría de ser ca- aquí una idea de la ciencia ligeramente distinta, pero significativa-
paz de aplicar esos mismos criterios para explicar los programas riva- mente distinta, de la habitual. El conocimiento científico, nos ve-
les dentro de los estudios sobre la ciencia, tales como la historia de la mos obligados a decir, se basa no en la experiencia como tal, sino
ciencia, la filosofia de la ciencia y las ciencias cognitivas. Por ejemplo, en la experiencia de la profesión científica".
uno de los filósofos de la ciencia que más critican es Lakatos. Blooí
dice claramente que «no hay duda de que si el modelo teleológico (La- Con ello, el positivismo y el empirismo estaban radicalmente fren-
katos) es verdadero, entonces el programa fuerte es falso»6. Si es así, la te al sociologismo del strong program, pero no sólo ellos: también el ra-
simetría y la reflexividad implican que ambos programas deben ser ex- cionalismo. De hecho, Bames dice que la visión racionalista de la
plicados por las mismas causas. Ello parece posible: se trataría de la ciencia consiste en afirmar que
pugna por un poder académico y social en el ámbito de los Science Stu-
dies7 . Pero los sociólogos del programa fuerte no llevaron tan lejos la todos nosotros tenemos acceso al conocimiento gracias a nuestra
reflexividad de su programa. comprensión de la naturaleza y nuestra capacidad de razonamien-
Mas dejemos de lado estas críticas para retomar el desarrollo de di- to, y cada uno de nosotros puede actuar de forma racional y respon-
cha escuela. Uno de los autores a los que los sociólogos del programa sable sobre la base de lo que sabemos. Es una visión ideal de la cien-
fuerte trataron de reinterpretar es Kuhn. Para ello, se remitieron a la cia y del conocimiento científico que encaja perfectamente con el
ideal de una sociedad democrática individualista's.
obra fuente de Fleck8, a algunas propuestas del segundo Wittgenstein
y a las tesis de Mary Douglas y Mary Hesse9, afirmando que las suge-
rencias kuhnianas tienen como base un relativismo social. No hay cri-
terios puramente lógicos o racionales para evaluar el conocimiento
" Véase C. U. Moulines, 1992, op. cit., cap. II, 1: «Las incoherencias del relativis-
científico, porque éste siempre se desarrolla en un contexto social y mo», en donde se acusa a los autores que defienden el relativismo epistemológico de ser
sus contenidos están influidos por los intereses subyacentes a quie- autocontradictorios. Véase también L. Laudan, Science and Relativism, University of Chi-
nes los elaboran10. Este tipo de afirmaciones han dado lugar a enér- cago Press, 1990. -
12 Véase Mackenzie y Barnes, 1979, sobre el mendelismo y la biometría; Shapin, 1979,
sobre anatomía cerebral en el siglo xix; Mackenzie, 1981, sobre los coeficientes de co-
Bloor, op. cit., pág. 12. rrelación en estadística; Pickering, 1984, sobre los quarks, y Shapin y Schaffer, 1985, so-
No hay que olvidar que Lakatos y sus discípulos dominaban la London School of bre la controversia entre Hobbes y Boyle. Varios de estos estudios han sido traducidos
Economice. y recopilados en C. Solís, Razones e intereses, Barcelona, Paidós, 1994, y en M. González,
8 Lagénesisy el desarrollo de un hecho ciento, Madrid, Alianza, 1986. Esta obra ate
J. A. López Cerezo y J. L. Luján (eds.), 1997. También son importantes los dos libros
publicada en 1935. de Bames, Scientific Kncnvledge and Sociological Theoy, 1974, e Interests and the Growth of
9 M. Hesse, Models and Analogies in Science, Notre Dame, University of Notre Knowledge, 1976, y la compilación de Bames y Shapin, 1979.
Dame Press, 1966, y The Structure of Scientil7c Inference, Berkeley, University of Califor- 13 Véase Bames, 1977.
14 B. Bames, Sobre ciencia,
Barcelona, Labor, 1987, pág. 47. La obra original corres-
nia Press, 1974, donde se desarrolla su teoría de redes.
i° Véase B. Bames y D. Bloor, «Relativism, rationalism and the sociology of know ponde a Bames, 1985.
15 iba, pág. 76.
ledge», en M. Hollins y S. Lukes (eds.), RationalismandRelativism, Oxford, Blackwell, 1982.

277
276
Pero ese ideal de la ciencia no se corresponde con la ciencia re ma de conocimiento nunca son separables de la búsqueda de recono-
al:
cimiento:
El conocimiento en la sociedad no es simplemente
un numero El sistema de reconocimiento se halla bajo el control total de la
de ideas, conceptos y procedimientos, sino ideas, conceptos y p
ro- comunidad científica y está estrictamente prohibida cualquier ac-
cedimientos organizados sistemáticamente y realizados por in
clivi. ción que pudiera debilitar ese control".
duos organizados de forma sistemática. Las posibilidades de cono-
cimiento en un momento concreto dependen de la organizació
los individuos que lo poseen". n de Estas citas pueden bastar para resumir las tesis de Bames, amplia-
mente aceptadas por la sociología del conocimiento científico en los
Puesto que la organización de las instituciones científicas depende primeros años de su desarrollo. Si tenemos en cuenta, además, que las
de la confianza, el reconocimiento y la autoridad, hay que tener en instituciones científicas compiten entre sí (por prestigio, por subven-
cuenta estos factores sociales a la hora de estudiar la ciencia, en lugar ciones, por premios, por puestos de trabajo, por medios para seguir in-
de suponer un individuo sólo ante la naturaleza, tratando de conocer- vestigando), se entiende perfectamente que sus intereses puedan ser
la y explicarla. La ciencia_actual es una profesión que se desarrolla a opuestos, y que por ello, defiendan teorías contrapuestas entre sí.
través de instituciones. Por tanto, hay que analizar el conocimiento Como señala Solís, los sociólogos del conocimiento científico:
científico desde un punto de vista social, en lugar de imaginar situa- frente a los racionalistas, dan cuenta de las decisiones científicas en
dones ideales en las que la empiria o la razón nos permitieran acceder términos de intereses y no de razones, de manera que los conocimien-
a dicho conocimiento. tos producidos acerca de la naturaleza no son algo objetivo o verda-
Aparte de la autoridad'7, uno de los factores determinantes de la dero, sino algo socialmente construido en función de tales intereses-21.
actividad científica profesionalizada, según Barnes, es el reconocimien-
to. El reconocimiento sólo se otorga legítimamente a científicos cuali- De esta manera, Bames dotó al programafuerte de un principio expli-
ficados y únicamente por su investigación". Por tanto, el reconoci- cativo claro, que además podía satisfacer las cuatro exigencias plantea-
miento pasa a ser el objetivo principal de la actividad de los científi- das por Bloor. Bames no se limitó a afirmar que la ciencia no es neutra
cos, hasta el punto de poder ser comparado con el dinero, que es la ni aséptica desde el punto de vista de los intereses sociales, como ya ha-
recompensa habitual en otro tipo de trabajos: bían subrayado los filósofos de la escuela de Frankfurt22, sino que fue
más allá, al afirmar que los intereses intervienen en el diseño de las ob-
Esta idea del reconocimiento como vía de recompensa es la servaciones empíricas, eri la evaluación de las teorías y, en general, en las
misma que la del dinero como vía hacia la recompensa que veía- creencias compartidas por los científicos. Dentro del panorama de los
mos anteriormente. Y es que el reconocimiento desempeña en la estudios sobre la ciencia, la sociología del conocimiento científico sur-
ciencia el mismo papel que el dinero en la cadena de montaje'9. gió en clara oposición a la filosofia racionalista y empirista que, con di-
versas variantes, había predominado desde principios de siglo.
Por tanto, el interés principal de los científicos es el reconocimien-
to por parte de la comunidad científica y, en último término, por par-
te de la sociedad. Sus acciones siempre están influidas por este factor, 8.3. EL PROGRAMA EMPÍRICO DEL RELATIVISMO
mucho más que por la búsqueda de la verdad. En la medida en que la
ciencia la desarrollan instituciones, las preferencias por una u otra for- El programa fuerte tuvo continuación en el EPOR (Empirical Pro-
gramme of Relativism), desarrollado en la Universidad de Bath por au-
tores como Collins, Pinch y otros. El EPOR subrayó enérgicamente la
16 lbíd., pág. 78.
17 Para un estudio más detallado de la autoridad en la ciencia, véase C. Torres, So-
ciología política de la ciencia, Madrid, Siglo XXI, 1993, cap. 3. zo lbíd., pág. 45.
18 Barnes, op. cit., pág. 45.
21 Solís, op. cit., pág. 15.
18 lbíd., pág. 43.
77 Véase H. J. Habermas, Conocimiento e interés, Madrid, Taurus, 1982.

278 279
importancia del principio de simetría en la explicación do la atención sobre las controversias y los procesos de consenso
sooloio,„: aja
pero se orientó más a la rnicrosociología. investigando ejernpior ne los científicos, mediante los cuales se cierran los debates anterio-
o
sos de la práctica científica: construir un láser, detectar ondas se opta por una interpretación canónica, que luego pasa a ser la
grana
' - res y
cionales, investigar la naturaleza de un organismo biológico, et ¡nterpretación científica por antonomasia. Por ello, para los sociólo-
c. más
que las teorías y las grandes hipótesis, a Collins y a sus colaboradora zos relativistas las controversias son uno de los ámbitos de investiga-
les interesaron acciones investigadoras concretas. "cióri preferidos:
Según Collins, <da fuerza motriz subyacente en el enfoque ret
al
vista/simétrico es la idea de que lo que cuenta como verdadero puede Dentro del programa relativista aceptamos (primera etapa) que
, variar de un lugar a otro y de una época a otra»23. El significado de lo el punto de vista científico de cada uno de los dos lados de una con-
pensamientos y de los actos depende siempre de un contexto cultural.
s troversia puede defenderse indefinidamente y que, incluso en la más
Si cambian las reglas de ver, observar, medir, etc., «una cosa puede par pura de las ciencias, si el debate tiene que terminar, los medios utili-
zados en su clausura no son los tradicionalmente considerados
recemos verdad en un momento o lugar dado, y falsa en otro•". 28.
como estrictamente científicos (etapa segunda)
Collins radicaliza las tesis de Kuhn y asume plenamente el relativismo
cultural: «las diferentes culturas, con sus formas de ver y actuar dadas Las controversias se cierran apelando a recursos retóncos, expositi-
por supuesto, constituyen paradigmas diferentes [...] diferentes pan. vos e institucionales que poco tienen que ver con la contrastación em-
digrnas producen diferentes objetos naturales. Lo que puede ser ver, pírica o los experimentos cruciales. Por tanto, conviene investigar to-
dad en uno de ellos puede ser falso en otro»25. dos esos recursos, que forman parte esencial de la actividad científica.
Ni siquiera hay datos: «los datos carecen de todo significado fuera Mucho más importante que la lógica de las ciencias lo es su retórica,
de un contexto interpretativo»26. Lo notable es que haya culturas, so. más decisivo el contexto institucional que el ámbito em-
ciedades y contextos. El EPOR relativiza casi todo, excepto sus pro• y también es
pírico investigado. Por otra parte, si se analizan los procesos de con-
pios conceptos mayores. Porque de sus propias tesis sería muy fácil troversia y de consenso, se ve que los científicos están estrechamente
concluir que ni siquiera las culturas o las sociedades están dadas. vinculados a grupos sociales con ideología e intereses muy determina-
Collins no saca este tipo de consecuencias, pero sí las equivalentes por dos. De esta manera, el programa relativista en sociología del conoci-
lo que se refiere a la naturaleza: «lo que necesitamos es una incerti• miento científico se especializó en una temática a la que ha hecho
dumbre radical acerca de cómo se conocen las cosas de la naturale- aportaciones significativas, independientemente de las valoraciones
za»27. Como puede verse, el EPOR resucita la vieja tradición escépti-
que se puedan hacer sobre los planteamientos teóricos del programa.
ca, pero sólo en relación con la naturaleza. Ese principio de incerti- El resurgimiento de los estudios sobre retórica y controversias científi-
dumbre no se aplica a las sociedades o a las culturas, a pesar de cas muestra que, aunque fuera parcialmente, el EPOR ha hecho pro-
preconizar el principio de simetría como regla práctica para su propia
reflexión. puestas de interés para los estudios sobre la ciencia.
Por tanto, dejaremos de lado la fundamentación conceptual del
programa,' que resulta ser bastante débil, para resumir sus principales 8.4. LA ETNOMETODOLOGIA Y EL PROGRAMA CONSTRUCTIVISTA
contribuciones prácticas. Su mayor aportación consiste en haber lla-
La etnometodología es anterior a la sociología del conocimiento
científico, puesto que los primeros trabajos de Garfinkel se remontan
23 H. M. Collins, «Un programa empírico de relativismo en sociología del conoci•
a 1949. Sin embargo, en los años 80 se produjo una convergencia en-
miento científico», en M. González, J. A. López Cerezo y J. L. Luján (eds.), op. át.,
pág. 52. tre esas dos líneas de investigación, que dio origen al programa cons-
24 iba., pág. 53.
25 iba.
26 IbíiL, pág.-54.
27 mili
28 iba., pág. 62.

280 281
.
m 'envista. De ahí que vayamos a tratar conjuntamente estas dos c os. La aportación principal de este grupo de autores son sus estudios
rrientes de los estudios sociales sobre la ciencia. o. de campo en los laboratorios científicos, que para ellos son la auténti-
Según Alain Coulon, la etnometodología se distingue de la soci ca fábrica en donde se construye la ciencia, a través de debates inter-
o. nos y procesos de consenso. En lo que sigue, resumiremos las tesis bá-
logía porque ésta estudia cómo actúan las personas en situacione
s pre. sicas de este grupo de investigadores, sin entrar en grandes detalles so-
viamente definidas, mientras que la etnometodología trata de com.
prender cómo las personas describen y proponen conjuntament bre las diferencias entre unos y otros.
e una Desde un punto de vista filosófico, la postura más interesante de
definición de la situación". Garfinkel fue su iniciador en la Universi.
dad de California (Los Ángeles) en los años 50", y al poco tiempo todos/as ellos/as es la de Karin Knorr-Cetina, precisamente porque se
contó con la colaboración de Hymes, Sachs, Wieder y Cicourel. Est e interesa por cuestiones epistemológicas, sin limitarse a los estudios de
último tuvo un papel muy importante en el desarrollo de la etnornc campo. Al igual que sus colegas etnometodólogos, Knorr-Cetina criti-
todología, una vez que consolidó su Centro de Santa Bárbara". En lu- ca el modelo explicativo de Barnes, basado exclusivamente en los in-
gar de admitir la objetividad de los hechos sociales, los etnometodólo- tereses de los científicos y de las instituciones. Según ella:
gos consideran los hechos sociales como realizaciones prácticas, pro.
ductos de la actividad continuada de los seres humanos: «los hechos Incluso si descubrimos convincentemente por qué unos indivi-
duos o grupos concretos creen en un conjunto de proposiciones, aún
sociales son las realizaciones de los miembrosJ2. Para desarrollar su no habremos respondido a la pregunta de si y cómo esas proposiones
proyecto, los etnometodólogos realizaron trabajos de campo en ámbi- incorporan factores sociales, ni si y cómo los factores sociales inciden
tos educativos, judiciales, policiales, médicos y organizacionales. en la supervivencia o aceptación de propuestas cognitivas. En otras
La aparición de la etnometodología de la ciencia se debe a Michael palabras, este modelo [se refiere al de llames] no aborda la pregunta
Lynch y Eric Livingston, quienes se doctoraron con Garfinkel a fina- epistemológica, la de cómo se constituye y acepta eso que llamamos
les de los años 70. Livingston se ocupó de las matemáticas y Lynch de conocimiento. Para hacerlo, no queda otro recurso que examinar la
los artefactos de los laboratorios científicos". Este tipo de trabajos fue- génesis y transformación de nuestros objetos cognitivos a un nivel lo
ron bien recibidos por los sociólogos del programa fuerte, producién- bastante próximo a las actividades reales de los científicos como para
dose la convergencia antes mencionada entre la etnometodología y la ser capaces de diferenciar entre procedimientos de construcción de
sociología del conocimiento científico34. Latour y Woolgar pueden ser conocimiento y racionalizaciones. Por ejemplo, tendremos que hacer
la pregunta de si el consenso científico se forma solamente sobre la
considerados como etnometodólogos de la ciencia (aparte de sociólo- base de consideraciones en torno a la evidencia. Y también tendre-
gos) y tanto ellos como Knorr Cetina se definen como constructivis- mos que preguntar si las selecciones en el laboratorio orientadas a la
construcción de conocimiento pueden explicarse en términos de ra-
zones técnicas. Creo que estas cuestiones nos obligan a adoptar un
29 A. Coulon, La etnometodología, Madrid, Cátedra, 1988, pág. 22. enfoque genético y de nivel micro para estudiar el problema del con-
3° La obra de Garfmkel más interesante para la etnometodología de la ciencia es
A manual for the study of naturally organizad ordinal), activities, Londres, Routledge & Kegan
dicionamiento social del conocimiento científico".
Paul, 1982.
3! Véase A. V. Cicourel, El método y la medida en sociología,
Madrid, Ed. Nacional, En lugar de ocuparse de las controversias científicas, en donde
1982, obra en la que se intenta fundamentar la etnometodología. afloran más claramente los intereses de los adversarios, los constructi-
32 H. Garfinkel y H. Sacks, <‹On Formal Structures of Practical Actions», en J. C. Mc- que identifican con el
kinney y E. R. Tiryakina (eds.), Theoretical Sociology, Perspectives and Developments, Nueva vistas se dirigen al lugar real del trabajo científico,
laboratorio". Se trata de investigar in situ cómo se construye el cono-
York, Appleton-Century Crofts, 1970, págs. 337-366.
33 E. Livingston, An Ethnomethodological Investigation of the Foundations of Mathema-
tics, tesis doctoral en la UCLA, 1978, y M. Lynch, Art and Artzfact in Laboratory Science,
tesis doctoral en la Universidad de California en Irvine, 1979. Esta última obra fue pu- " Karin D. Knorr-Cetina, «Los estudios etnográficos del trabajo científico: hacia
una interpretación constructivista de la ciencia", en Knorr-Cetina y Mulkay, op. cit.,
tra-
blicada en 1985 (Londres, Routledge & Kegan Paul). Madrid, CSIC,
34 El artículo clásico que resume las tesis iniciales de los etnometodólogos sobre la ducción en J. M. Iranzo et a1. (eds.), Sociología de la ciencia y la tecnología,
ciencia es el de M. Lynch, E. Livingston y H. Garfinkel, «Temporal arder in laboratory 1995, pág. 188.
work», en K. Knorr-Cetina y M. Mulkay (eds.), Science ObservecZ Londres, Sage, 1983. 36 iba

283
282
cgniento científico, aplicando las técnicas de participación observan. Estas afirmaciones son particularmente ciertas en el caso de la
te de la etnometodología:
ciencia contemporánea, que está estrechamente vinculada a la tecno-
logía. Como veremos en el capítulo 9, cuando hablemos de la tecno-
La interpretación constructivista toma los productos de la ci
en.
cia, ante y sobre todo, como resultado de un proceso de fabricación ciencia, es muy importante tener en cuenta que el investigador no se
contrasta directamente con la experiencia, sino siempre con signos y
(reflexiva). En consecuencia, contempla como interés prin
cipal dd
estudio del conocimiento científico la investigación de cómo s representaciones artificialmente construidas de la misma. Las tesis
onstructivistas y la metáfora de la fábrica, que Knorr-Cetina utiliza
producen objetos cognitivos en el laboratorio en lugar de estudiare c
una y otra vez, hallan un apoyo innegable en este hecho, al que los fi-
cómo las afirmaciones científicas sobre la naturaleza preservan los
hechos". lósofos clásicos de la ciencia apenas prestaron atención. Cuando co-
mentemos a Hacking, veremos que estas constataciones orientan la
En términos de la concepción heredada, podríamos decir que par propia filosofia de la ciencia hacia direcciones muy distintas a las de
a las escuelas hasta aquí consideradas.
las diversas corrientes de sociología del conocimiento, el interés radi-
ca en el contexto de descubrimiento, que es donde «de verdad» se ge- Algunos constructivistas, como Latour, y sobre todo Woolgar, han -
nera y se configura el conocimiento científico. En el caso de Knorr. adoptado a partir de esto posturas relativistas más radicales, pues no se
Cetina, se afirma una tesis adicional, que la distancia un tanto del limitan a defender el relativismo epistemológico, sino que han afirma-
espíritu naturalizados que anima a todo el movimiento: el carácter ar- do el relativismo ontológico. Woolgar llega a afirmar que «los objetos
tificial de los ámbitos donde trabajan los científicos". A nuestro del mundo natural se constituyen en virtud de la representación, en
modo de ver, esta tesis tiene una gran importancia para la filosofia de vez de ser algo preexistente a nuestros esfuerzos por "descubrirlos"»".
la ciencia, porque sirve como contrapunto a las corrientes naturalistas, Latour y Woolgar no sólo se distancian del programa fuerte por este
y por ello le dedicaremos atención: motivo. Además, niegan que la etnometodología deba ser explicativa.
Para ellos, la etnometodología ha de ser estrictamente descriptiva, y
En el laboratorio, los científicos operan sobre (y en) una reali- nunca debe pretender llegar a explicaciones causales de los hechos so-
dad muy artificial y prefabricada. Es obvio que los instrumentos de cio-científicos. La tarea del etnometodólogo se parece más a la de un
medida son productos del esfuerzo humano, como lo son los ar- antropólogo que investiga una cultura diferente a la suya, intentando
tículos, los libros, las gráficas y los textos que producen. Pero las comprender, más que explicar, lo que allí sucede. Woolgar lo dice de
plantas y ratas de laboratorio son criadas selectivamente y desarro- una manera muy clara:
lladas de un modo especial. La mayoría de las sustancias y reactivos
químicos que se usan están purificados y se obtienen de una indus- Literalmente, la etnografia es un estilo de investigación en que
tria que trabaja para la ciencia o de otros laboratorios. Es agua este- el observador adopta la postura de un antropólogo que se encuen-
rilizada lo que fluye por un aparato especial. Las materias «primas» tra por primera vez con un fenómeno. Uno toma la perspectiva de
que entran en el laboratorio se seleccionan y «preparan» cuidadosa- un extranjero como medio para poner de relieve las prácticas comu-
mente antes de someterlas a pruebas «científicas». En una palabra, nes de los nativos que son objeto de estudio. Literalmente, etno-
en el laboratorio no hallamos por ningún lado a la «naturaleza» o la grafia significa 'descripción' desde el punto de vista de los "nativos:
«realidad», que son esenciales en la interpretación descriptivista de en vez de imponer el marco de referencia propio a la situación, el
la investigación. Para el observador del mundo exterior, el laborato- etnógrafo intenta desarrollar una apreciación de la forma en que los
rio aparece como un lugar de acción del que la «naturaleza» ha sido nativos ven las cosas. En el caso de la ciencia, nuestros nativos son
todo lo excluida que se ha podido". la comunidad de científicos. Adoptaremos la perspectiva de que las
creencias, presupuestos y discurso de la comunidad científica deben
percibirse como algo extraño".
37 'bid., pág. 190.
38 ibía., pág. 189.
39 lbíd., pág. 190. " S. Woolgar, Ciencia: abriendo la caja negra, Barcelona, Anthropos, 1991, pág. 127.
41 lbíd., págs. 128-129.

284 285
En este sentido, el libro que ambos publicaron, La vida en e naw El papel de las inscripciones, es decir, de los diversos tipos de sig-
ratono; la construcción de los hechos científicos, ilustra perfectamente
los escritos que los científicos utilizan, es fundamental para construir
bajo de los etnometodólogos de la ciencia de orientación cons el la.
• ps hechos. Una de las tesis más originales de Latour y de Woolgar, en
vista42. Sabiendo muy poco inglés, y prácticamente nada de fisi que luego insistirá Bastide y toda la corriente semiológica, es que «la
obin.
logia, Bruno Latour llevó a cabo una estancia investigador Icritura no es tanto un método de transferir información como una
a
años en el Instituto Salk de Estudios Biológicos, justo en la épde dos
oq en operación material para crear orden»46. En otras palabras, los científi-
la que a uno de los miembros del Instituto le fue concedido un pr cos parten de un caos informacional y observacional. Conforme van
mio Nobel de Medicina (1977). Su objetivo era trabajar como e.
un el• to mando notas, elaborando datos, diseñando diagramas y figuras y, fi-
nometodólogo que observara la conducta de los científicos en nalmente, profiriendo enunciados en los que se utilizan conceptos,
ratono. Como relata Jonas Salk en la introducción a este libro:el lato- los científicos van creando orden a partir del caos inicial. Según La-
to ur y Woolgar, «nuestro observador antropológico se enfrenta con
La estrategia elegida por Bruno Latour fue la de convertirse una extraña tribu que pasa la mayar parte del día codificando, mar-
parte del laboratorio, seguir estrechamente los procesos íntimos y
en
cando, alterando, corrigiendo, leyendo y escribiendo»47. La actividad
diarios del trabajo cientlfico, al tiempo que seguir siendo un obser
vador «externo» que estaba «dentro», una especie de indagación
. constructiva de los científicos es, ante todo, una práctica escrita.
tropológica para estudiar la cultura científica 43. an- En segundo lugar, la actividad de los científicos en el laboratorio
es esencialmente agonística. Con ello se alude a que discuten entre sí,
Latour intentaba estudiar la construcción de los hechos científicos se alían, rompen sus alianzas, intentan presentar pruebas de sus argu-
en un laboratorio, y lo primero que le llamó la atención fue el caos mentos, debaten sobre la validez de esas pruebas, etc. Latour y Wool-
existente, a partir del cual surge el orden científico: gar dan una gran importancia a este concepto, que retoman de Lyo-
tard, puesto que lo contraponen al concepto de naturaleza:
La práctica científica real supone confrontar y tratar el desorden
completo. La solución adoptada por los científicos consiste en im La noción de agonístico contrasta significativamente con la
poner diversos marcos mediante los cuales se puede reducir el rui idea de que los científicos se ocupan en cierto modo de la «natura-
do de fondo y contra los cuales se puede presentar una señal en leza». De hecho, hemos evitado usar 'naturaleza' en toda nuestra
apariencia coherente. El objeto de nuestro estudio es el proceso me- discusión [...] La naturaleza es un concepto que sólo se puede usar
diante el cual se construyen e imponen esos marcos". como subproducto de la actividad agonística".

Según Latour y Woolgar, este proceso de imposición de un orden En tercer lugar, Latour y Woolgar insisten en la importancia que
científico se logra mediante una construcción agonística y material de tienen los elementos materiales del laboratorio en la producción de he-
los hechos, a base de eliminar el ruido, tener en cuenta las circunstan- chos y subrayan que también las componentes intelectuales se mate-
cias e incrementar la credibilidad. Veamos cómo explican ellos mis- rializan y reifican, por lo que no se distinguen de las componentes
mos estos seis conceptos. materiales propiamente dichas.
En cuarto lugar, el hecho construido tiene que tener credibilidad,
La construcción se refiere al lento trabajo artesanal práctico por el entendiendo por credibilidad «las diferentes inversiones que hacen los
que se sobreimponen las inscripciones y se defienden o rechazan'''. científicos y las conversiones entre diferentes aspectos del laborato-
rio»49. Latour y Woolgar pretenden que este concepto sintetiza nocio-
42 B. Latour y S. Woolgar,
La vida en el laboratorio. La construcción de los hechos cieno=
ficos, Madrid, Alianza, 1995. La obra original es de 1979, y la segunda edición, corregi
da y aumentada, de 1986.
43 lbíd., pág. 18.
46 lbíd., pág. 274.
44 lbid, pág. 46.
42 11ild, pág. 60.
48 ¡bid., pág. 263.
45 pág. 262.
" ¡bid., pág. 265.
286 287
xpresión) de sus discusiones y razonamientos ulteriores. Latour y
nes económicas (dinero, presupuesto, beneficios) y epistemológieas la e
Woolgar aceptan la tesis de Knorr-Cetina: los científicos en el labora-
(certeza, duda, prueba). Continuamente tratan de difuminar las fron- torio están ante una «realidad artificial»". Veremos en el último capí-
teras entre los factores económicos, epistemológicos y Psicológicos tulo que esta tesis tiene muchas consecuencias filosóficas.
El quinto concepto lo toman de Michel Serres, y es el de '
tancias, es decir, lo que hay alrededor. Contrariamente a los filósofos
que, según Latour y Woolgar, prescinden de las circunstancias, ello;
insisten en su relevancia para la práctica científica. 8.5. Los ESTUDIOS DE CIENCIA Y GÉNERO
Por último, mencionan el concepto de ruido, que procede de la Como ya vimos en el capítulo 8, los estudios sobre ciencia y géne-
teoría de la información, y que ellos usan de manera metafórica. Se- pueden ser considerados como una corriente es-
gún Latour y Woolgar, los científicos parten de acontecimientos igual- ro (Women's Studies)
pecífica dentro de la filosofia crítica de la ciencia o como una varian-
mente probables, entre los cuales van seleccionando unos u otros, es te de los estudios de sociología de la ciencia. Ha habido autoras que
decir, introduciendo orden, extrayendo información. El orden cientí- y muchas
han defendido la existencia de una epistemología feminista'',
fico se crea, y de ninguna manera .existe antes de las manipulaciones Por el con-
de ellas han estado vinculadas al feminismo de la diferencia.
de los científicos. trario, otras han preferido que este tipo de investigaciones queden en-
Muchas de las tesis de Latour y de Woolgar son criticables, pero marcadas en la sociología de la ciencia, aunque muchas de las cuestio-
aquí no entraremos en ese debate. Para terminar con nuestro breve nes que abordan tienen un indudable interés para la filosofia de la
examen del constructivismo social, sí mencionaremos, en cambio, ciencia. Siguiendo el criterio mantenido en esta obra, no pretendemos
una de las aportaciones de mayor interés por parte de ambos autores: estudiar a fondo todas las tendencias y aportaciones de los estudios de
su insistencia en la importancia de la escritura (o de las inscripciones, ciencia y género, por lo que nos limitaremos a esbozar algunas de
como ellos dicen)50. Para ellos, el laboratorio es, ante todo, un «siste- ellas, remitiendo a las personas interesadas en el tema a la bibliografia
ma de inscripción gráfica»". Aparte de los instrumentos de observa-
ción, medición, experimentación, etc., Latour y Woolgar señalaron la que se cita.
surgieron en los Estados Unidos a principios
utilización continua de aparatos de inscripción en el laboratorio, los Los Wornen's Studies
de los años 60, donde tuvieron un desarrollo considerable. En Euro-
cuales tienen la peculiaridad de ser los auténticos referentes a partir de pa, esta corriente adquirió fuerza en la década de los 80, y desde en-
los cuales se entablan las discusiones entre los miembros del equipo tonces no ha hecho más que crecer. Desde el punto de vista de la prác-
investigador: «una vez se dispone del producto final, una inscripción, tica científica, es claro que la escasa presencia de las mujeres a lo largo
se olvidan todas las etapas intermedias que posibilitaron su produc- de la historia de la ciencia, así como su muy reciente inserción en las
ción. El diagrama, o la hoja de cifras, se convierte en el centro de dis- instituciones académicas e investigadoras (todavía en puestos de esca-
cusión de los participantes»52. sa relevancia, por lo general), representa una clara anomalía social,
A nuestro modo de ver, estas observaciones tienen una gran im- que poco a poco se está corrigiendo. Pero el problema es más profun-
portancia filosófica, porque el referente para el razonamiento, la argu- do, porque sucede que la discriminación a la que ha sido sometida la
mentación y la discusión en el laboratorio no suele ser un objeto na- mujer (en este caso por las instituciones científicas) ha tenido una pro-
tural, ni tampoco una observación sensorial, sino una o varias expresio- funda influencia en el conocimiento científico mismo, a través de un
nes sígnicas que, en último término, se remiten a los objetos estudiados. complejo sistema de conceptos, metáforas y valores que ha favorecido
Mas lo que está presente ante los científicos no son los objetos, sino y consolidado esa discriminación práctica. Por otra parte, los estudios
esos signos inscritos, que son la «base semiológica» (si se nos permite

53 1712., pág. 77. Feminist


5° Retomando una propuesta de Denida (1977), quien considera que dicha noción " Éste es el título de la obra editada por Linda Alcoff y Elisabeth Potter,
es más básica que la de escritura. Nueva York, Routledge, 1993, que será una de las referencias para este
51 Latour y Woolgar, op. cit., pág. 63.
Epistemologies,
apartado.
289
288
de ciencia y género han hecho aportaciones relevantes a la filosofia de 4. Finalmente, las comunidades deben ser igualitarias por lo
la ciencia, como veremos en el caso de filósofas como Helen Lo que respecta a la autoridad intelectual. El consenso no debe produ-
ngi.
no, cuyo nivel conceptual es indudable, y que ha mantenido un com- cirse a causa del ejercicio del poder económico o político, o por ex-
promiso claro con los Women's Studies. clusión de las perspectivas disidentes; debe ser resultado de un diá-
Un primer tema importante para los estudios de ciencia y género logo crítico en el que estén representadas todas las perspectivas rele-
es el del sujeto de la ciencia. Como ya vimos en el apartado 6.5, l vantes57.
as
tendencias naturalistas en filosofia de la ciencia se caracterizan por ha-
ber sacado a la palestra esta cuestión, prácticamente silenciada por la La distinción sujeto/objeto puede ser analizada también desde el
concepción heredada. Sin embargo, la respuesta habitual consistió en punto de vista de los sujetos que son objetos de estudio científico. Al
afirmar el individualismo metodológico, que parte del principio de la in- respecto, E F. Keller ha propugnado una objetividad dinámica e inte-
dividualidad del sujeto cognoscente y prescinde de las característica ractiva, que rompa con la tradicional pasividad de los objetos (muje-
s res) frente a la actividad de los sujetos (varones)58. Por eso, es frecuen-
corporales, cognitivas, culturales y sociales que marcan a dicho indivi-
duo. Muchos filósofos'cle la ciencia se han opuesto a esta concepción te leer a feministas que escriben desde el punto de vista de la episte-
del sujeto cognoscente, cuyos orígenes se remontan a Descartes, Loc- mología naturalizada, puesto que en ese tipo de concepciones la dis-
ke y Hume, y muchas feministas también lo han hecho". Algunas de tinción sujeto/objeto no es tan tajante".
ellas, como Nelson, han dado un paso más, afirmando que «son las Un segundo punto de oposición a la filosofia estándar de la cien-
comunidades las que construyen y adquieren el conocimiento, por lo cia es la distinción reichenbachiana entre el contexto de descubri-
cual propugno que las feministas reconozcan que los agentes de la miento y el de justificaCión60. Como lo indica Longino:
epistemología son las "comunidades epistemológicas"»". Si hay epis-
temologías feministas en el sentido fuerte de la palabra, es preciso que una teoría de la investigación científica que sólo se centra en la ló-
gica de la justificación prescinde de los procesos de selección que
esas epistemologías surjan a partir de otro tipo de sujeto colectivo, que
tienen lugar en el contexto de descubrimiento, y que limitan lo que
asuma otros criterios epistérnicos de evaluación y de actuación. Por
podemos llegar a conocer".
eso, se polemiza con el individualismo metodológico, que predominó
en la filosofia de la ciencia hasta los años 60. Con respecto a esa co-
Este argumento, indudablemente contundente, todavía tiene más
munidad que sería el sujeto de la ciencia, Longino plantea cuatro re- fuerza si se admite un contexto de educación previo al de descubri-
quisitos:
miento62.
1. Debe haber foros públicamente reconocidos para criticar las Un tercer tipo de estudio habitual sobre ciencia y género consiste
evidencias, los métodos, los presupuestos y los razonamientos. en mostrar la «carga sexista» de algunos conceptos, teorías, dicotomías
2. La comunidad no sólo tiene que tolerar el disenso, sino que y metáforas de la ciencia. La dicotomía masculino/femenino tiene
sus creencias y teorías deben cambiar con el tiempo, como respues- toda una serie de oposiciones asociadas a ella°, y muchas de esas con-
ta al discurso crítico que se desarrolla dentro de ella. traposiciones tienen una influencia nada desdeñable en la investiga-
3." Debe haber estándares públicamente reconocidos en refe-
rencia a los cuales sean evaluadas las teorías, las hipótesis y las prác-
ticas observacionales, y gracias a los cuales las críticas resulten rele-
vantes para los objetivos de la comunidad investigadora... 57 H. Longino, «Subjects, Power and Knowledge: Description and Prescription in
Feminist Philosophies of Science», en Alcoff y Potter, op. cit., págs. 112-113.
55 58 E. F. Keller, Reflexiones sobre género, ciencia, Valencia, Alfons el Magnánim, 1991,
Entre otras, Jaggar (1983), Harding (1986), Longino (1990), Nelson (1990), Ad-
delson y Potter (1991), etc. caps. 4 y 9.
59 Véase apartado 6.5.
L. 1-1. Nelson, «Epistemological Cornmunities» en Alcoff y Potter, op. cit., pági-
60 Véase apartado 2.2.
na 123. Otras feministas que aceptan esta tesis son Addleson, Potter y, con matices, 61 Longino, op. cit., pág. 101.
también Helen Longino, quien afirma que el sujeto cognoscente son comunidades dia- 62 Véase J. Echeverría, 1995, cap. 2.
lógicas interactivas.
63 Keller, op. cit., pág. 16.

290
291
9
ción. Lo masculino se ha asociado a lo universal, a la cultura, a la ob- nes específicas y las asunciones globales". Ello es muy frecuente en al-
jetividad, a la racionalidad y a lo público, mientras que lo femenino gunas disciplinas, como la psicología diferencial'.
ha estado vinculado a lo particular, a la naturaleza, a la subjetividad, a Sería un error pensar que las diversas filósofas que se han especia-
lo irracional y a lo privado. Estas asociaciones resurgen una y otra vez lizado en los estudios de ciencia y género mantienen posturas acordes
en los libros y artículos, y no sólo a nivel metafórico, sino a veces tam- entre sí. Las divergencias son muchas, y las orientaciones también.
bién en el núcleo mismo de las teorías. Analizarlas y mostrar sus con- Desde el punto de vista de las disciplinas concretas, sus aportaciones
secuencias es una de las tareas típicas en los estudios de ciencia y más interesantes atañen a la biología, la medicina y las ciencias socia-
género. les. Tratándose de una línea de investigación relativamente reciente, y
Una cuarta línea de trabajo se centra en el estudio de las metáfo- que crece continuamente, es previsible un avance notable de ese tipo
ras utilizadas por los científicos. Una metáfora suele proyectar un de estudios durante los próximos años.
mundo de ideas y creencias previas, y las metáforas androcéntricas
abundan en la ciencia. Puesto que las metáforas desempeñan una fun-
ción heurística de gran importancia, la investigación ulterior puede es-
tar claramente sesgada, como lo ha afirmado Sandra Harding". Esta
influencia no impregna únicamente los conceptos, sino también los
métodos de indagación preferibles.
Por último, conviene señalar que las filósofas feministas han criti-
cado la tesis de la neutralidad de la ciencia, mostrando un gran interés
por las componentes valorativas de la ciencia". Longino, una de las fi-
lósofas que más ha profundizado en este punto, afirmó en 1990 que:

Mis objetivos consisten en mostrar cómo los valores sociales y


culturales desempeñan un papel en la indagación científica66.

Ello le llevó a propugnar un programa de sociologización del conoci-


miento cientico67 , que constituye una posible alternativa a la filosofa
naturalizada de la ciencia. Según ella, los valores no sólo marcan los
objetivos positivos de la ciencia, sino que también señalan los límites
de la actividad científica, por ejemplo, al experimentar con seres vivos.
Los valores influyen al menos en cinco aspectos de la actividad cientí-
fica: la praxis misma, los problemas planteados, los datos, las astmcio-

64 Véase S. Harding, The Science Question in Feminism, Milton Keynes, Open University
Press, 1986, y Whose Science? Whose Knowledge? Thinkingfivm Women's Lives, Bucking-
ham, Open University Press, 1991.
65 Entre las diversas autoras que conviene mencionar al respecto, destacan
L. H. Nelson (Who Know: from Quine to a Feminist Empiricism, Philadelphia, Temple
University Press, 1990) y H. E. Longino (Science as Social Knowledge. Valoos and Oljecti-
viy in Scientific Inquiry, Princeton, Princeton University Press, 1990).
" Longino, op. cit., pág. 37. " Longino, op. cit., págs. 85-80.
67 Véanse al respecto los capítulos 4 y 5 de la obra de Longino. 69
Ihíd., cap. 6.

292 293
CAPITULO 9

La filosofia de la actividad científica

9.1. INTRODUCCIÓN

Como vimos en los tres últimos capítulos, durante las dos décadas
finales de siglo los estudios sobre la ciencia se han ido orientando
cada vez más hacia la práctica científica. Ello resulta particularmente
claro en el caso de la filosofia crítica de la ciencia y de la sociología del
conocimiento científico.
Van Fraassen señaló la necesidad de investigar la práctica científi-
ca, y no sólo el conocimiento científico'. Este desideratum también lo
expresa Giere, al criticar que los filósofos de la ciencia estén tan distan-
tes de la práctica científica2. Por su parte, la concepción estructural in-
trodujo componentes pragmáticas en la estructura de las teofias', dan-
do un paso teórico importante, pese a que los resultados prácticos de
ese cambio fueran escasos en su metateoría4. Durante los últimos
años, los sociólogos de la ciencia y los filósofos de la tecnología se han
interesado cada vez más por la praxis de los científicos y de los tecnó-

' Véase apartado 6.1.


2
«Hay muy poca conexión entre lo que los filósofos de la ciencia dicen sobre la na-
turaleza de las teorías y lo que los historiadores, psicólogos o sociólogos pueden apren-
der sobre el uso de las teorías en la práctica científica efectiva», en R. Giere, «The Cog-
nitive Structure of Scientific Theories», Philosoply of Science,
61 (1994), págs. 276-277.
Véase apartado 63.
4
Hay que señalar, sin embargo, que Balzer ha publicado un libro sobre las comu-
nidades científicas, vistas desde el enfoque estructural. Véase Bibliografia.

295
logos. Pickering, por ejemplo, valora los resultados de la sociología del científico pensaron'. Baste recordar la claridad con la que Carnap de-
conocimiento científico en los términos siguientes: jaba la práctica científica al margen de la reflexión filosófica:

La clave del avance realizado por los estudios sobre la ciencia La tarea de analizar la ciencia puede ser vista desde varios ángu-
los... Por ejemplo, podemos pensar en investigar la actividad cientí-
en la década de los 80 es haber pasado a estudiar la práctica cientí-
fica... La materia en cuestión de dichos estudios es la ciencia como
fica, lo que de hecho hacen los científicos, y el correspondiente
un conjunto de acciones llevadas a cabo por ciertas personas bajo
paso hacia el estudio de la cultura científica, entendiendo por tal el
ciertas circunstancias... Llegamos a otro tipo de teoría de la ciencia
conjunto de recursos que la práctica pone en funcionamientos.
si no estudiamos las acciones de los científicos sino sus resultados,
y en particular la ciencia como un cuerpo ordenado de conocimien-
En esa misma obra, David Gooding acepta una serie de propues- tos... Entendemos por 'resultados' ciertas expresiones lingüísticas,
tas de Ian Hacking6, que resultan muy importantes para poder estu- por ejemplo, los enunciados aseverados por los científicos. La tarea
diar la práctica científica como algo previo a la obtención de conoci- de la teoría de la ciencia en este sentido será analizar esos enuncia-
miento científico: dos, estudiar sus tipos y sus relaciones, así como analizar los térmi-
nos en tanto componentes de esos enunciados y teorías, siendo és-
Existe una distinción convencional entre la observación (en tas sistemas ordenados de dichos enunciados... Pero es posible abs-
tanto registro de lo que se presenta) y el experimento (en tanto in- traemos en el análisis de los enunciados de las personas que
tervención en el curso de la naturaleza). Se piensa que la observa- aseveran esos enunciados y de las condiciones psicológicas y socio-
ción es descriptiva y pasiva (incluye mirada, no acción). El experi- lógicas de dichas aserciones".
mento es activo (incluye acción, y luego mirada) [...] La distinción
convencional es engañosa porque la observación incluye el mismo Estas tesis de Carnap impregnaron la filosofia de la ciencia duran-
tipo de actuación que el experimento, esto es, la invención y la ma- te muchas décadas, y todavía son perceptibles en la concepción se-
nipulación de entidades mentales y materiales'. mántica, que no piensa que los resultados principales de la ciencia
sean enunciados, sino modelos y representaciones, pero aun así se
En una palabra: los sociólogos de la ciencia de los últimos años y preocupa poco de los procesos de diseño, evaluación y modificación
también algunos filósofos' tienen claro que la ciencia es ante todo una de dichos modelos. Han sido los historicistas, los críticos de la ciencia
actividad. O por decirlo en nuestros propios términos: es una acción y los sociólogos del conocimiento científico quienes han llevado a los
transformadora del mundo, y no sólo descriptiva, explicitEva, predic- principales filósofos de la ciencia a reconocer (en abstracto) la impor-
tiva o comprensiva, como los filósofos empiristas del conocimiento tancia de la práctica científica, y no sólo los resultados de la misma, es
decir, el conocimiento científico. Aun así, han sido pocos los filósofos
5 A. Pickering, op. cit., pág. 12.
que han priorizado las componentes praxiológicas de la ciencia. A nues-
6 La principal aportación de Hacking a estas cuestiones está en su libro Representing tro modo de ver, el reto principal que tienen los estudios sobre laCien-
and Intervening, Cambridge, Cambridge University Press, 1983. cia durante los próximos años consiste en analizar y teorizar la acción
D. Gooding, «Putting Agency Back into Experiment», en A. Pickering, op. cit., pág. 91. de los científicos y de los tecnólogos, en la medida en que los proce-
8 Respecto a los filósofos, Pickering dice lo siguiente: «los filósofos académicos han
sos de cambio científico (y tecnolól&o) se han revelado como impor-
mostrado tradicionalmente muy poco interés directo por la práctica científica. Su obje-
to primario de estudio siempre han sido los productos de la ciencia, y especialmente su
tantes motores de los grandes procesos de cambio económico y social.
producto conceptual, el conocimiento. Así, por ejemplo, la mayoría de los filósofos Sociólogos y filósofos de la tecnología ya han hecho aportaciones al
anglo-americanos del siglo >c< han dado vueltas en tomo a cuestiones relativas a las teo-
rías científicas, los hechos y las relaciones entre ambos. Esto no sólo es cierto respecto
al empirismo lógico y sus variantes contemporáneas, sino también respecto a muchos
de los filósofos que se han opuesto a esa corriente, como por ejemplo Feyerabend (1975 9 Véase J. Echeverría, 1996, pág. 49.
y 1978) y Hanson (1958). Hasta hace muy poco, sólo ha habido casos aislados de inte- I' R. Camap, «Log;ical Foundations of the Unity of Science», en Neurath, Carnap
vol. I, Chicago, University of Chicago
rés sostenido por la práctica dentro de la tradición filosófica: Fleck (1935), Polanyi y Monis (eds.), Foundations of the Uniry of Sáence,
(1958) y Kuhn (1962)» (Pickering, op. cit., pág. 3). Press, 1938 (reimp., 1969), págs. 42-43.

297
296
respecto. Eh, cuanto a los filósofos de la ciencia, todavía no hay una Conviene advertir que entre los realistas las posturas son muy di-
_
tendencia que aglutine este nuevo enfoque, pero sí cabe señalar algu- versas, por lo que las definiciones del realismo difieren profundamen-
nos autores y temas relevantes desde el punto de vista de la filosofia te entre sí. Con el fin de no perdemos en la maraña de realismos que
de la actividad científica.
han sido defendidos por diversos autores", tomaremos desde el prin-
Éste será el objetivo del presente capítulo, en el que dedicarem cipio una opción tajante, asumiendo una propuesta reciente de Anto-
un apartado a la obra de Hadcing, otro a la teoría de la acción, un ter-os
nio Diéguez, que nos parece clarificadora. Diéguez distingue—cinco
cero a la tecnociencia como actividad transformadora del mundo y modalidades de realismo científico: el realismo ontológico, el realis-
un cuarto a los valores que rigen la actividad científica. El primer apar- mo epistemológico, el realismo teórico, el realismo semántico y el rea-
tado de este capítulo, sin embargo, no estará dedicado al análisis filo- lismo progresivo". No es que esa clasificación nos parezca perfecta.
sófico de la práctica científica, sino al debate sobre el realismo. Como En este apartado y en el siguiente veremos que cabe distinguir otras
veremos en el caso de Hadcing, una filosofia de la actividad científica modalidades de realismo". Pero, al menos, es una propuesta que per-
puede defender el realismo desde una perspectiva muy distinta a la de
los realistas epistemológicos clásicos. Por eso, empezaremos analizan- mite discernir diversos grados de realismo, y también de antirrealismo.
Muchos autores atacan el realismo teórico y el semántico, pero no el
do el debate entre estos últimos, los instrumentalistas y los relativistas, epistemológico o el ontológico. Y recíprocamente, hay realistas epis-
antes de afirmar un realismo basado en la práctica científica, y no en temológicos que no son realistas ontológicos. Por ello, partiremos de
el conocimiento.
esta distinción, con el fin de desbrozar la inmensa selva de afirmacio-
nes realistas y de críticas al realismo que ha crecido a lo largo de este
9.2. EL DEBATE SOBRE LA CIENCIA Y EL REALISMO siglo en torno a la ciencia'', y en particular en las dos últimas décadas.
Ello nos permitirá mostrar que algunos relativistas defienden, pese a
ello, algún tipo de realismo. La oposición entre realistas y relativistas
El debate sobre el realismo no afecta sólo a la filosofia de la cien- es, en algunos casos, irreductible, pero en otros muchos, no.
cia contemporánea, sino que se remonta al origen mismo de la filoso-
fia. Los platónicos, los aristotélicos y los escépticos, por mencionar
tres escuelas de larga tradición, siempre se han opuesto entre sí al tra- I: Según Diéguez, el realismo ontológico respecto a la ciencia puede
ser caracterizado de la manera siguiente:
tar de la realidad de las ideas, las cosas fisicas, los objetos matemáticos : «Las entidades teóricas postuladas por las teorías científicas
y el mundo en general. La controversia medieval sobre los universales bien establecidas existen (aunque puede haber excepciones). Los tér-
es otro gran ejemplo de la persistencia del problema, que vuelve a apa-
minos teóricos típicamente refieren.»
recer con Descartes, con Kant y prácticamente con cada uno de los Frente a R., hay dos posturas antagónicas básicas: el instrumentalis-
grandes pensadores.
Aquí nos vamos a ocupar exclusivamente de algunas controversias mo («las entidades teóricas son meros recursos predictivos y debe de-
sobre el realismo entre los filósofos de la ciencia del siglo xx, y aun aco-
tando así el tema, los autores, posturas y referencias por comentar son " Popper propugnó el realismo crítico, Field el realismo materialista, Boyd el rea-
. lismo convergente, Putnam el realismo interno, Tuomela y Niiniluoto el realismo cien-
numerosísimos. Por ello, manteniendo la autocontención de otros tífico crítico, Giere el realismo constructivo y otros muchos autores han etiquetado de
apartados, nos limitaremos a ofrecer una panorámica general sobre el otros modos sus respectivas defensas del realismo.
realismo en la ciencia, contraponiéndolo ante todo al relativismo. 12 A. Diéguez Lucena, Realismo científico. Una introducción al debate actual en filosofia
Apenas nos referiremos a las polémicas entre realistas e instrumenta- de la ciencia, Málaga, Universidad de Málaga, 1998, pág. 79.
13 El propio Diéguez admite esto, y menciona explícitamente el
realismo intenciona¿
listas, pese a que desde Duhem, Poincaré y Popper han sido una de las
cuyo estudio deja para otro momento (ibíd., pág. 80).
constantes en los estudios epistemológicos, ni tampoco hablaremos de 14 Conviene recordar que la mecánica cuántica (y sobre todo la escuela de Copen-
los pensadores solipsistas e idealistas que han propuesto teorías contra hague) hizo resurgir el debate sobre el realismo desde la propia ciencia, con el célebre
el realismo en la ciencia. Los oponentes al realismo son muchos, y sus principio de indeterminación de Heisenberg, por lo que la controversia sobre el realis-
posiciones ontológicas y epistemológicas, muy diversas. mo no es una cuestión académica de los filósofos, sino que proviene de los cambios
científicos en el siglo xx.
298
299
jarse de lado la cuestión de su existencia real») y el constructivismo social realismo progresivo, cuya tesis
V: Por último, Diéguez distingue el
(«las entidades teóricas son construidas socialmente»). Conviene recal-
central sería:
car que hay formas de relativismo más fuertes, como el programa
Rp: «La ciencia progresa teniendo como meta la verdad. Las nuevas
EPOR o el relativismo ontológico de Woolgar, según las cuales la teorías contienen más verdad y/o menos falsedad que las anteriores.»
construcción social no sólo atañe a las entidades teóricas (lo cual sería sobre el progreso se expresaría así: «el progreso de
El antirrealismo
obvio), sino también a los referentes de los que se ocupa la ciencia. la ciencia no puede ser establecido como un acercamiento creciente a
la verdad». A nuestro modo de ver, podrían buscarse enunciados más
II: El realismo epistemológico se definiría por la tesis siguiente: («el progreso científico es relativo a deter-
radicales, como el relativista
Re: «Las teorías científicas nos proporcionan un conocimiento minados grupos sociales y culturas, y se refiere a los intereses de esos
adecuado (aunque perfectible) de la realidad tal como ésta es con in- grupos»), y asimismo podrían formularse otras variantes de las diver-
dependencia de nuestros procesos cognitivos.» sas modalidades de antirrealismo, lo cual queda como ejercicio para
A esta forma de realismo se opondrían los fenomenistas («las teorías los lectores y lectoras.
científicas sólo tratan de fenómenos observables») y los idealistas epis-
temolticos («las teorías científicas versan sobre una realidad hecha por Estas distinciones permiten acotar los diversos ternas involucrados
la mente»). A las dos posturas contrarias a R, que indica Diéguez ha- en el debate sobre el realismo y el relativismo (objetividad, teoría de
bría que añadir a los escépticos: las teorías científicas no pueden (ni podrán) la verdad, teoría del significado, concepción del progreso científico,
proporcionamos un conocimiento adecuado de la realidad, sea por la etcétera), que muchas veces se entremezclan. Newton Smith, por
inaccesibilidad de la misma, sea por su extremada complejidad, sea ejemplo, afirma que el realismo «lleva implícito el supuesto de que las
por las limitaciones cognitivas del ser humano proposiciones científicas son verdaderas o falsas y entienden la verdad
en el sentido de una versión depurada de la teoría de la corresponden-
III: Llegamos al realismo teórico, mediante el cual aparece por pri-
mera vez la cuestión de la verdad: cia»'5. Como señala Diéguez, esto puede ser cierto en el caso de Pop-
per y de Niiniluoto, que aceptan las cinco variantes del realismo, pero
Re: «Las teorías científicas son susceptibles de verdad o falsedad», «no lo es en el caso de Hacking, Harré, Giere, Cartwright o Paul
tesis a la que Diéguez opone el instrumentalismo teórico («las teorías
Churchland»16 , cuya reivindicación del realismo es mucho más mati-
científicas son instrumentos de cálculo, útiles o inútiles, empíricamen- zada, y no está referida prioritariamente a la verdad de las teorías''.
te adecuadas o inadecuadas, pero no verdaderas o falsas»). El término Y en cuanto a los sociólogos del conocimiento científico, algunos son
`cálculo' podría ser sustituido aquí por alguno más general. antirrealistas ontológicos, pero otros, no. Por tanto, las distinciones
mencionadas pueden ser útiles para analizar el debate sobre el realis-
IV: El realismo semántico afirmaría lo siguiente:
mo y el relativismo.
Rs: «Las teorías científicas son verdaderas o falsas en función de su Vayamos al mismo, refiriéndonos únicamente a los estudios sobre
correspondencia con la realidad.» Esta modalidad del realismo impli- la ciencia después de Kuhn.
caría, también por primera vez, una teoría concreta de la verdad, la Los debates más recientes sobre el realismo en el ámbito estricto
teoría de la correspondencia. de la filosofia de la ciencia empiezan con la afirmación de tesis anti-
Al realismo semántico se oponen, siempre según Diéguez, el prag- rrealistas, que dan un paso más con respecto al instrumentalismo clá-
matismo («la verdad o falsedad atribuibles a las teorías científicas han sico, que no desechaba la idea de verdad, y, como señala Wenceslao
de ser entendidas en relación con las actividades cognitivas huma-
nas»), el coherentismo («la verdad o falsedad atribuibles a las teorías no
son otra cosa que su coherencia con un sistema aceptado de creencias,
Barcelona, Paidós, 1987, pág. 40.
o con otras teorías») y el relativismo («la verdad o falsedad atribuibles a 15 W. H. Newton Smith, La racionalidad de la ciencia
las teorías son siempre relativas a los contextos en que surgen»). Como 16 Diéguez, op. cit., pág. 75.
Michael Devitt ha afirmado que ninguna doctrina de la verdad es en modo al-
17
puede verse, el debate sobre la verdad se produce a nivel semántico. guno constitutiva del realismo» (Realism aniTruth,
Oxford, Blacicwell, 1984, pág. 227).

300 301
González, afirman que al antirrealismo se articula en dos tesis contra- minación de realismo internon. Según Boyd, los términos científicos
rias al realismo: poseen sus referencias específicas, mientras que las leyes son aproxi-
madamente verdaderas. Tanto la existencia como las estructuras cau-
1. Se descarta la explicación del significado desde las condicio- sales que los científicos hallan no dependen de las teorías, sino de la
nes de verdad, que ha de ser reeemplazada por una visión pragn
ia. realidadn. En cuanto al realismo interno de Putnam, tiene su propia
tica del significado donde el eje está en la noción de 'uso'. originalidad, porque no puede ser considerado como un realista onto-
2. Devalúa la importancia de la referencia, que es reconducida
lógico, pero sí epistemológico, ya que al margen de las teorías el mun-
al papel dentro del uso del lenguaje en lugar de resaltar el valor se-
do es una pura «cosa en sí»23. Putnam ha dedicado vigorosos ataques
1 mántico aportado por el referente. El concepto de verdad es releva.
do por la iclea_de,prueba tanto para las ciencias formales como par
los saberes empíricos". a
al realismo metafisico y a la concepción trascendental de la verdad. Se-
gún él, las teorías conforman el mundo, el cual puede ser descrito de
muchos modos, y cada uno de ellos es verdadero en relación con la teo-
Frege fue quien hizo depender la teoría del significado de la verdad. ría correspondiente. Por tanto, la verdad es algo dependiente de las teo-
. En cambio, el segundo Wittgenstein (y antes Peirce) defendió la concep- rías, pero dentro de una teoría cabe hablar de verdad y de falsedad24.
ción pragmática de la verdad, estrechamente relacionada con su identifi- Por último, hay que mencionar el realismo científico-crítico de
cación entre el significado de los términos y su uso. Por tanto, las tesis an- Tuomela y Niiniluoto, que tiene sus orígenes en ideas de Popper, pero
tirrealistas, postuladas inicialmente por Dummet, y luego por van Fraas- incorpora mejoras significativas. Popper dejó escrito que «el sentido
sen y von Wright'9, atacan uno de los grandes pivotes de la filosofia común es un partidario acérrimo del realismo» y que «todos los pre-
clásica de la ciencia: las teorías del significado y de la verdad propugna- tendidos argumentos en contra del realismo... son filosóficos en el
das por Frege y por Tarski. Sin embargo, estas tesis antirrealistas han ha- sentido más peyorativo del termino»25. Pero este argumento basado
llado respuesta en la propia filosofia de la ciencia, tal y como vimos en en el sentido común no resulta muy convincente, porque la ciencia
el capítulo 6, comentando a van Fraassen y a Giere. La filosofia naturali- ha contradicho al pretendido sentido común numerosas veces a lo lar-
zada de la ciencia, en particular, suele asumir tesis realistas, a pesar de que go de la historia. Por eso, la escuela finlandesa asumió la tarea de fun-
afirmara el relativismo ontológico, basándose en sus tesis de la in- damentar filosóficamente el realismo popperiano, apelando también
■ fradeterminación empírica y de la inescrutabilidad de la referencia.
Otros autores han utilizado otras estrategias para afirmar el realis-
a algunas ideas de Bunge. La idea básica es la de considerar la ciencia
como una secuencia de teorías que convergen como límite hacia «la
mo. Field 1efendió el realismo materialista", verdad» y por ello, sus posturas son realistas en el sentido fuerte de
en el que se cuestiona la
idea de verdad y se considera que los términos científicos son nom- la palabra, es decir, que tienden a asumir las cinco modalidades de rea-
bres convencionales, pero se afirma que los objetos del mundo son lismo distinguidas por Diéguez.
anteriores e independientes de las mentes que los investigan. Se trata,
por tanto, de un realismo ontológico, pero no de un realismo teórico
1 ni semántico. Boyd;_própuso el realismo convergente, Harvard University Press, 1990,
que también ha 21 Véase H. Putriam, Realism with a Human Face,
sido apoyado por Putnam, aunque este último autor prefiere la deno- pág. 32. Putnam también ha hablado de realismo pragmático.
22 R Boyd, «Realism, Conventionality and "Realism about"», en G. Boolos (ed.),
Meaning and Method Cambridge University Press, 1990, págs. 171-173.
23 H. Putnam, Meaning and the Moral Sciences, Londres, Routledge & Kegan Paul,
18
W.
J. González, «El realismo y sus variedades: el debate actual sobre las bases fi- 1978, pág. 133, traducido al español como El significado y las ciencias morales, México,
losóficas de la ciencia», en A. Carreras (ed.), Conocimiento, ciencia y reaüdod,
Zaragoza, UNAM, 1991.
Universidad de Zaragoza, SIUZ, 1993, págs. 23-24. 24 Putnam ha dedicado varias obras al problema del realismo. Aparte de las ya cita-
14 Véase M. Dummet,
Truth and Other Enigmas, das, conviene consultar The Many Faces of Realism (La Salle, Open Court, 1987) y Repre-
nas 145-165; B. van Fraassen, The Scientific Image, Londres, Duckworth, 1978, pági-
C. H. von Wright, Realism, Meaning and Truth, Oxford, Clarendon Press, 1980, y sentation and Reality (MIT Press, 1988). Ambas obras han sido traducidas al español: Las
20 Véase H. Field, «Realism and Relativism»,
Oxford, Blackwell, 1987. mil caras del realismo (Madrid, Paidós, 1994) y Representación y realidad (Barcelona, Gedi-
nas 553-567. Journal of Philosophy, 79 (1982), pági- sa, 1990).
28 IC R Popper, Conocimiento oétivo, Madrid, Tecnos, 1982, págs. 46-47.

302 303
Conviene subrayar que no es preciso ser realista para estar en con- los objetos, los fenómenos, los instrumentos, las comunidades y las
tra del relativismo. Laudan, por ejemplo, preconizó un nuevo tipo d sociedades. Hacking ha sido uno de los filósofos que ha defendido el
instrumentalismo y atacó una cierta concepción (muy estricta) del rea-
e realismo desde el punto de vista de la práctica experimental28, y por
lismo26, lo cual no le impidió ser uno de los principales fustigadores eso lo consideraremos como uno de los pensadores más representati-
del relativismo. Él considera al relativismo como «una de las manifes. vos de la filosofia de la actividad científica a finales de siglo. Según
taciones más prominentes y perniciosas del antiintelectualismo Hacking:
de
nuestra época»r. Por nuestra parte, diremos que las posturas defendi-
La realidad tiene que ver con la causación y nuestras nociones
das por algunos sociólogos relativistas, como Collins, Latour y Wool-
de la realidad se forman a partir de nuestras capacidades"para cam-
gar, adolecen de un defecto fundamental: no aplican su propia tesis biar el mundo [...] Contamos como real aquello que podemos usar
de la simetría, y no parecen ser nada relativistas con respecto a sus pro- para intervenir en el mundo afectando a otras cosas, o aquello que
pias conceptualizaciones. Ellos no aceptan que haya una naturaleza, o el mundo puede usar para afectamos".
cuando menos, suspenden el juicio al respecto, pero no parecen tener
ninguna duda sobre la existencia de sociedades y culturas. Dan por su- Pensamos que nuestros cuerpos (y nuestros instrumentos científi-
puesto que hay comunidades científicas, siendo así que este concepto, cos y tecnológicos) son reales porque con ellos podemos modificar
en el ámbito de la sociología, es un concepto teórico. Ponen en duda nuestras percepciones y nuestro entorno; recíprocamente, pensamos
que haya una macrorrealidad, pero aceptan plenamente las microrrea- que otros cuerpos y otras cosas son reales en la medida en que nos
lidades (laboratorios, inscripciones, procesos de consenso, controver- pueden transformar a nosotros mismos o a nuestro entorno. Ponga-
sias entre científicos, etc.). Al parecer, no hay duda alguna sobre la mos un ejemplo muy sencillo: en la medida en que la electricidad ge-
existencia de las entidades, escenarios, instituciones y procesos socia- nera luz en nuestras casas, transformándolas radicalmente, somos rea-
les, mientras que se niega que la naturaleza pueda albergar también listas, incluso a la hora de escribir libros contra el realismo a la luz de
entidades (fisicas, químicas, biológicas, geológicas, etc.), escenarios y una lámpara y con el ordenador conectado a la red eléctrica. Puesto
procesos. De poco sirve ser un antirrealista en el ámbito de las ciencias que la ciencia y la técnica tienen mucho que ver con esa transforma-
naturales si uno es un furibundo realista en el campo de las cien- ción de nuestro microcosmos, pensamos que sus efectos modificado-
cias sociales, y no duda ni por un momento que los gobiernos, las or- res del mundo son reales, independientemente de que sean reales o
ganizaciones que financian la investigación científica, los intereses de no las entidades cuya existencia postulan los científicos. Escribiendo
las comunidades y de los individuos y las polémicas y debates entre contra el realismo y relativizando la teoría de la electricidad, nadie ha
los científicos son entidades (o procesos) reales y objetivos, cuya exis- conseguido que se vengan abajo las redes eléctricas que iluminan su
tencia es incontrovertible. El realismo naturalista, el realismo biologi- mesa de trabajo. Por eso, el gran argumento en favor del realismo en
cista y el realismo sociologista son tres lados de un mismo triángulo. ciencia y tecnología es su capacidad para transformar los microcos-
De poco sirve ser relativista en uno de los vértices si uno está seguro mos, y a veces también los mesocosmos y los macrocosmos.
de la firme existencia de alguno de los otros dos. a este
Llamaremos realismo práctico, o mejor, realismo transformativo,
tipo de planteamiento, que no insiste tanto en el conocimiento, sino
9.3. HACKING: REPRESENTAR EL MUNDO E INTERVENIR EN ÉL en la práctica científica (y tecnológica), así como en los efectos de di-
cha práctica sobre el mundo en el que los seres humanos actuamos.
Desde el punto de vista de una filosofia de la actividad científica, Obsérvese que con ello no afirmamos que la ciencia haya sido benefi-
lo importante es dilucidar si la práctica científica es real o no, utilizan-
do como criterio de realidad la capacidad de modificar y transformar Desde otros puntos de vista, PIancy Cartwright y Ronald Giere también han sus-
29 Oxford,
tentado este tipo de tesis. Véase N. Caft;iiigth, How the Laws of Pbysics Lie,
26 Véase L. Laudan, «A Confutation of Convergent Realism», Clarendon Press, 1983, cap. 5, y R. Giere, 1988, op. cit., cap. 5.
Philosophy of Science, Cambridge University Press, 1983,
48 (1981), págs. 19-48. 29 I. Hacking, Representing and Intervetzing,
27 L. Laudan, Science and Relativism, University of Chicago Press, 1990, pág. X. pág. 146.

304 305
7
ciosa en su actividad transformadora. El mundo se puede transformar ben ni descubren el mundo tal y como éste es, sino que lo mediatizan
para lo bueno y para lo malo30, y la evaluación de la bondad, maldad y lo transforman, al intervenir activamente sobre él. La práctica expe-
o mixtura de bondad y maldad de las consecuencias de la actividad rirnentadora es previa a la obtención de conocimiento científico. Por
tecnocientífica tiene que hacerse desde una perspectiva propiamente tanto, una filosofia de la ciencia que acepte esta afirmación ha de ver
filosófica, que tiene que ver ante todo con los valores que propugne- cómo se produce el conocimiento científico gracias a las acciones de
mos y rechacemos. Para algunas culturas, la presencia de la electrici- los científicos sobre sus objetos de estudio, máxime si, como sucede
dad en sus casas puede haber sido una ruina. Lo que no se puede ne- en la ciencia contemporánea, dichas acciones implican el uso de com-
gar, en cualquier caso, es la capacidad transformadora del «mundo» plicados artefactos de observación, experimentación y medida.
que la ciencia y la técnica han mostrado tener, y por ello, el realismo Puesto que no hay observación científica actual que no recurra a
que aquí propugnamos es un realismo práctico y transformativo. instrumentos, para saber observar, medir o experimentar hay que sa-
Desde este punto de vista, la actividad científica, incluida la labor ber manejar bien una serie de artefactos científicos. Este uso compe-
de teorización más pura (como la axiomatización de una teoría) está tente de instrumentos es previo a la obtención de conocimiento cien-
Desde el pun-
orientada a la transformación del «mundo». Hacking ha insistido en tífico, así como a la verificación o falsación del
ello, utilizando el término 'intervención', en lugar de 'transformación', epistemología
to de vista de la - evolucionista, se diría que una falta de
y tomando como ejemplo la actividad científica aparentemente más pa- competencia en el uso de los múltiples artefactos científicos, teóricos
siva: observar. Veamos de qué manera expone Haddng este tipo de tesis. y prácticos implica una inadecuada adaptación al entorno. Si, como
En primer lugar, Hacking se muestra como un crítico radical de la vimos comentando a KarduKnorr-Cetina.3.3, los científicos contempo-
filosofia de la ciencia que centra sus análisis y reconstrucciones en el ráneos trabajan casi siempre _i_un-nacclia..artificialr
et la competencia
conocimiento científico teórico: práctica implica una buena adaptación a ese entorno artificial, y pue-
de ser considerada como un signo de posible progreso.
los filósofos de la ciencia debaten constantemente sobre las teorías Mas volvamos a la terminología de Hacking y centrémonos en
y las representaciones de la realidad, pero no dicen casi nada sobre una de su_s tesis básicas, que tiene una gran relevancia filosófica:
la experimentación, sobre la tecnología o sobre el saber como herra-
mienta para transformar el mundo31. experimentar no es enunciar o informar, sino_ hacer,.y hacer con
algo distinto que palabras'''.
Hacking plantea esta tesis en un libro cuyo objetivo es estudiar el
concepto de intervención en el mundo, y ya no sólo de representación Diremos que, así como Hanson subrayó que la observación cien-
del mundo32. En dicha obra se subraya la importancia de la observa- lo cual contribuyó mucho a la decadencia
tífica está cargada de teoría,
ción y de la experimentación para obtener conocimiento científico y _ del programa empirista y neopositivista, Hacking ha entrevisto que la
para modificarlo. Pero la observación y la experimentación no descri- observación y la experimentación científicas están cargadas de práctica
-previa, y de una práctica competente. Coherentemente con ello, Hac-
king se opone frontalmente a la concepción sintáctica de las teorías,
3° El invierno nuclear, de producirse, sería una gran transformación del macrocos-
mos o bioesfera en el que vive la especie humana. como muestra el siguiente pasaje:
31 1. Hacking, op. cit., pág. 245.
32 Posteriormente a Hacking, Joseph Rouse también afirmó que «la ciencia no es
la tendencia a remplazar las observaciones por entidades lingüísti-
primariamente un modo de representar y de observar el mundo, sino un modo (o mo- cas (frases sobre la observación) es endémica en toda la filosofia
dos) de manipularlo y de intervenir en él. Los científicos son practicadores (practition- contemporánea".
ners) más bien que observadores» (Knowledge ana' Power Toward a political Philosophy of
Scierje, Ithaca y Londres, Comen University Press, 1987, pág. 38). También Nancy
Cartwright ha insistido recientemente en este aspecto de la ciencia, partiendo de postu- 33 Véase apartado 8.4.
ras instrumentalistas. Véase N. D. Cartwright, T. Shomar y M. Suárez, «The tool-box of 34 1. Hacking, op. cit., pág. 282.
science», en W. E. Herfel a al. (eds.), Theories and Models in Scientific Processes, Amster- pág. 293. A continuación menciona a Quine como uno de los
35 1. Hacking, op. cit.,
dam, Rodopi, 1995, Poznan Studies, vol. 44, págs. 137-150. principales defensores de las posturas que critica.
307
306
La sociología del conocimiento científico simplemente no llega
ISero la concepción semántica tampoco le parece suficiente, y
a ofrecemos el aparato conceptual que se precisa para ponerse al co-
ello, afirmaTque hay que dar un paso más, insistiendo en los asp por rriente de la riqueza del hacer científico, la dura tarea de construir
pragmáticos de la ciencia y, más en concreto, en las acciones queectos
pe
instrumentos, planear,evar ll a cabo e interpretar experimentos, ela-
miten obtener conocimiento científico: observar, r borar teorías, negociar con los gestores de los laboratorios, con las
experimen.
tar, calcular, etc. Hacking apoya todas estas sugerencias con minucio- revistas, con las instituciones financiadoras, y así sucesivamente.
sos ejemplos de algunos casos de estudio procedentes de la fisica. Describir la práctica científica como abierta e interesada [alusión a
Además, Hacking afirma que lo esencial no es la verdad científica, Bloor] equivale, en el mejor de los casos, a hacer un rasguño sobre
sino la capacidad innovadora de la ciencia. Dicha capacidad no sólo la superficie".
tiene que ver con las teorías, los hechos, los conceptos, las leyes, los
métodos de cálculo o los artefactos científicos. Según Hadcing, el ob- La crítica de Pickering es aguda y acertada, pero su propia enume-
jetivo principal de las ciencias fisicas es la producción de nuevos fenó- ración de lo que es la actividad científica trasluce que, para los soció-
menos: logos del conocimiento científico, el principal escenario de acción de
los científiCos es el laboratorio. A nuestro modo de ver, esto supone
El trabajo experimental es el mejor argumento en favordel rea- una profunda insuficiencia de la sociología de la ciencia a la hora de
lismo científico. Pero ello no es porque nos permite verificar si las reconocer cuáles son los escenarios en donde los científicos actúan,
entidades teóricas existen o no, sino más bien porque entidades pues dejan de lado la acción educativa (imprescindible para transmitir
que, en principio, no pueden ser «observadas» son manipuladas el conocimiento y lá técnica científica) y, sobre todo, la aplicación de
usualmente para producir nuevos fenómenos y estudiar nuevos la ciencia a la transformación del mundo". A pesar de esta insuficien-
pectos de la naturaleza. Esas entidades son herramientas, instru- as-
cia, que puede ser corregida, la tesis básica de Pickering es similar a la
mentos, pero no para pensar, sino para hacer".
de Hacking:
Los electrones son un buen ejemplo de esta tesis. Siendo entida- Quiero contrastar dos idiomas _que sirven para pensar sobre la
des en sí inobservables (según el principio de Heisenberg), sirven para ciencia, el representacional y el performativo. El idioma representa-
representar los bits cional considera a la ciencia, ante todo, como una actividad que
(carga positiva, carga negativa) y, por tanto, están
en la base de buena parte de la informática. Otro tanto cabría decir de pretende representar la naturaleza y producir conocimiento que
mapee, refleje o se corresponda con lo que es el mundo real [...] Por
los números negativos, de los números imaginarios o de los fractales.
supuesto, dentro de la restrictiva visión tradicional de la ciencia-
Como dice Hacking, los debates sobre el realismo se han centrado en como-conocimiento, el idioma representacional es más o menos
el realismo sobre enticla des37 .
Por delante del realismo ontológico, centra- obligatorio [...] Sin embargo, dentro de una concepción expandida
do en objetos y entidades, conviene partir de un realismo práctico, de la cultura científica, resulta posible imaginar que la ciencia no
que afirme la realidad de las acciones y de los procesos antes que la vena precisamente sobre representaciones [...[ Uno puede partir de
realidad de los objetos. Puesto que sólo conocemos los objetos del la idea de que, en primera instancia, el mundo no está lleno de he-
mundo a través de nuestras --aCciones-,la- chos y observaciones, sino de acciones".
filosofia de la ciencia debe
partir de una teoría de la acción.
Estas tesis de Hacking permiten reinterpretar algunas de las pro- Pickering extrae numerosas consecuencias de esta tesis, pero nos li-
puestas de los sociólogos de la ciencia. Autores como Pickering pien- mitaremos a señalar una: la importancia de las máquinas para la acti-
san que los estudios sociológicos de la actividad científica han sido de-
masiado abstractos y genéricos durante la década de los 70:
38 A. Pickering, op. cit., pág. 5.
39
Véase J. Echeverría, «The Tour contexts of scientific activitr, en W. E. Herfel et
aL (eds.), Theorks and Models in Scientific Processes, Amsterdam, Rodopi, 1995, Poznan
Studies, vol. 44, págs. 151-168. Las mismas tesis han sido expuestas en J. Echevenía„
36 Mía., pág. 419. 1995, cap. 2.
37 Ibía'., pág. 27. A. Pickering, 77re Mangle of Practice, University of Chicago Press, 1995, pág. 6.

308 309
9
vidad científica. Muchas de las acciones que son precisas para la inves. practica científica es previa a la evaluación veritativa de las hipótesis y
tigación científica desbordan la capacidad del cuerpo humano, y por de los enunciados científicos, y por ello, a la justificación del conocí-
ello, los artefactos científicos no sólo son instrumentos, sino condicio- Miento científico le tiene que preceder una evaluación de las prácticas
nes necesarias para la investigación cientifica. En tanto acción, la cien- científicas previas. Como veremos en el apartado 9.6, ello implica una
cia no sólo es acción humana, sino que también involucra acciones ar- serie de valores, que ya no sólo son epistémicos (ni aléticos), sin cuya
tificiales, que son indispensables para la obtención de conocimiento consideración el análisis de la ciencia resulta incompleto. Por ejemplo,
Ello no equivale a decir que la ciencia sólo sea acción, o construcción. es preciso evaluar la fiabilidad de las máquinas e instrumentos cientí-
de máquinas: «la ciencia no sólo versa sobre hacer máquinas, y uno ficos (por su rapidez, precisión, robustez, etc.), y no sólo la actividad
no puede pretender haber analizado la ciencia sin dar cuenta de sus di- de los seres humanos que los manejan. La actividad científica no se re-
mensiones conceptuales y representacionales»41. fiere únicamente a la búsqueda de conocimiento verdadero, sino que
Retomaremos estas tesis de Pickering desde el punto de vista si- trata de satisfacer otros muchos valores, epistémicos y no epistémicos.
guiente. Insistir en la importancia de la acción científica no implica ol- En cuanto a la distinción de Pickering entre el enfoque representacio-
vidar los resultados de dicha acción, es decir, las 'diversas modalidades nal y el performativo, que coincide en cierta medida con la de Hac-
de conocimiento- científico (datos, observaciones; resultados de un king entre representación e intervención, la retomaremos en el aparta-
cómputo o de una medición, resultados de un experimento, etc.). do 9.5, basándonos la distinción entre ciencia y tecnociencia. Otros
Pero es importante tener en cuenta que dicho conocimiento surge muchos autores también han realizado importantes contribuciones a
como resultado de una acción, y no viene dado por el mundo. Como la filosofia de la actividad científica, pero en esta obra no nos ocupa-
dijo Bacon, para obtener conocimiento hay que «torturar a la natura- remos específicamente de ellos".
leza». El método experimental implica acciones experimentales, y por
ello, una teoría de la acción es previa a una teoría del conocimiento
científico. Ésta es una de las principales diferencias entre el conoci- 9.4. TEORÍA DE LA ACCIÓN CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA
miento científico y el conocimiento humano en general. Para conocer
científicamente es imprescindible actuar previamente sobre el mun- Desde Aristóteles, diversos filósofos han intentado elaborar una
do, transformándolo (por ejemplo en una probeta, o en un acelerador teoría de las acciones humanas. La filosofia positivista, siguiendo a
de partículas). Gracias a esa acción, se obtienen datos y resultados, a Mill, tendió a identificar acción y conducta, mientras que los utilita-
partir de los cuales comienza el trabajo propiamente teórico. Mas en ristas redujeron el análisis de las acciones humanas a términos de uti-
la ciencia, y sobre todo en la ciencia contemporánea, no hay conoci- lidad. Durante el siglo xx, numerosos filósofos y sociólogos han pro-
miento empírico ni observacional sin acciones previas, y dichas accio- puesto teorías de la acción, y en esta obra no pretendemos analizar los
nes suelen ser llevadas a cabo con la ayuda de instrumentos científicos debates en tomo a dicho concepto", sino que nos limitaremos a co-
muy complejos y costosos, que ya no son la balanza, el termómetro o
el telescopio óptico. El manejo competente de dichas máquinas es Desde posturas diferenciadas, autores como Cart Daston, Poder,
42
condición sine qua non de la investigación científica, y los datos resul- Shapin y otros muchos insisten en la importancia de los estudios de
tantes de ellas han de ser evaluados en función de su exactitud, rele- la práctica científica. Un estudio más amplio de la actividad tecnocientífica, centrado
vancia, márgenes de error, corrección, etc. Todo ello es previo a la emi- en casos concretos, algunos de ellos provinientes de laBisScience,11tuede verse en la obra
sión de hipótesis para explicar esos datos, y por tanto es anterior al de Jed Z. Buchwald (ed.), Scientific Practice, University of Chicago Press, 1995. También
puede versela obra ya citidide- 14édeT, Kraiewski, Niiniluoto y Wióibicki (eds.), 1995.
problema de la verdad de los enunciados científicos. La práctica expe- 4' Entre los autores que han elaborado teorías de la acción hay que mencionar a
rimental ha de satisfacer una serie de valores y, sin ello, sus resultados Durkheim, Hayek, Hempel, Dray, Donagan, Popper, Gadamer, Ricoeur, von Whrigt,
ni siquiera son considerados, por no ser fiables. La corrección de la Tuomela, Cohen, Elster, Van Parijs, Cicourel, Churchland, Knorr-Cetina y muchos
otros. Para estudios en español sobre teoría de la acción, véanse J. Mosterín, Racionali-
dady acción humana, Madrid, Alianza, 1978; A. Gómez, Sobre aaoresy tramoyas,
Barcelona,
Anthropos, 1992; W. J. González (ed.), Acción e Historia, Universidade da Coruña, 1996,
41 lbíd., pág. 7. y M. A. Quintanilla, A favor de La razón, Madrid, Taurus, 1981.
310 311
una manija o el abrir una ventana o, mejor aún, el hecho de que
mentar algunos aspectos relevantes para definir la actividad tecnocien- una manija en particular gire o una ventana en particular se abra. El
tífica. aspecto remoto no tiene que representar necesariamente un cambio
En el siglo xx, las dos principales corrientes que han pugnado en- de situación; también puede consistir en el hecho de que tal cam-
tre sí han sido el holismo_y el individualismo, al priorizar el estudio de bio no tenga lugar, corno por ejemplo cuando evito que se vuelque
la acción social o de la accióriiiri-diirldiiá-; respectivamente. Como se- un vaso sujetándolo con la mano. El aspecto remoto también pue-
de ser omitido, por ejemplo cuando me limito simplemente a le-
ñala Amparo Gómez:
vantar el brazo. Por último, el aspecto inmediato tampoco consiste
los holistas consideran que grupos, colectividades, instituciones so- necesariamente en un movimiento' s
ciales, etc., han de ser explicados por sí mismas, sin referir a las ac-
ciones individuales que los integran. Lo social se entiende como lo Puede haber actos que no tengan aspecto externo, como los actos
funcional, relacional o estructural, y así ha de ser explicado; los in- mentales. Pero en el caso deciencia, los más relevantes tienen las
dividuos y sus acciones serían mera expresión de fuerzas actuantes dos facetas, y por eso es preferible hablar de acciones (o actividades)
«a sus espaldas» y al margen de sus voluntades e intenciones. Por más que de actos. También hay acciones que carecen de intencionali-
otro, los individualistas entienden la acción humana como práctica dad, como los actos reflejos: tal es el caso de las respuestas de los or-
"individual, intencional y libremente ejercida. Los fenómenos socia- . Las acciones científicas usuales, sin em-
les serían resultado de esa práctica y explicables en términos de ganismos ante un estímulo46
bargo, son intencionales. Los acontecimientos y cambios que resultan
de una acción son sus resultados, y puede darse (o no) una interpreta-
porque alguien
ción causal de dicha relación: la puerta se ha abierto
Ulteriormente, ha habido tendencias a conjugar ambas posturas, giró la manija. Los debates al respecto han sido muy numerosos. Von
analizando los fenómenos sociales por remisión al comportamiento que atribuyen un carácter cau-
individual y asumiendo que los individuos siempre actúan en un con- Wright distinguió entre los causalistas,entre los cuales se apunta, y que
texto social, que influye sobre las motivaciones, intenciones y metas sal a la intención, y losmtencidaistas,
líníitan a señalar la existencia de un nexo conceptual o lógico entre
de sus acciones. Aquí asumiremos este tipo de planteamientos, expo- s'é- esquema
la intención y la conducta. Dicho nexo lo analiza mediante el
niendo brevemente la concepción intencional de las acciones huma- (PI), que, como vimos en el apartado 2.8, es el si-
nas individuales e implementándola con una teoría de las acciones de inferencia práctka
_
Conjuntas y cooperativas. Para ello resumiremos argiinis de las tesis de puente:
Von Wright, Popper y Tuomela, para luego esbozar una teoría muy su- A se propone dar lugar a p.
cinta de la acción tecnocientífica, basada en las propuestás-de Quinta- A considera que no puede dar lugar a p a menos de hacer a.
nilla Por consiguente, A se dispone a hacer a47.
Según Von(Tr ille
Posteriormente, Von Wright aplicó este esquema a las acciones
La acción presenta normalmente clása_spectos: «interno» el uno previas a una propuesta (como las de aprendizaje), a las acciones tem-
y «externo» el otro. El primero consiste en la intencionalidad de la porales y a las acciones para lograr un fin. No, seguiremos aquí el de-
acción, en la intención o en la voluntad que «están detrás de» sus talle de su teoría, limitándonos a subrayar que es una teoría para las
manifestaciones externas. El segundo puede dividirse a su vez en
dos partes o fases. Las calificaré de aspecto externo inmediato y as-
acciones llevadas a cabo por individuos, y en ella no aparece ninguna
pecto externo remoto de la acción. El aspecto externo inmediato es ieferefiaacontexto, a la situación o al entorno en el que tienen lu-
tina actividad muscular —e.g., girar la muñeca o levantar el brazo. gar las acciones.
El aspecto externo remoto es algún acontecimiento del que esta ac-
tividadTriuscular resulta causalmente responsable —e.g., el giro de Madrid, Alianza, 1979, pág. 111.
45 G. H. von Wright, Explicación y comprensión,
46 Iyíd., pág. 112.

" A. Gómez, op. cit., pág. 17. /Ya., pág. 121.


313
312
(Popper se opuso a las explicaciones teleológicas e intencionales de tes tienen una misma meta e interactúan al pretender llevarla a cabo,
la aeciony propuso el método situacióna7 Par —a-definir las acciones hu- pero sin que ello los lleve a tener las mismas intenciones. La noción
la caracteriza del modo siguiente:
manas individuales, por oposidiad al psicologismo y al sociologis- de intenciones-nuestras (we-intentions)
mo". Conforme a sus tendencias favorables a las concepciones natu-
ralizadas, Popper atribuyó una gran importancia al medio y a la situa- Las intenciones-nuestras son intenciones conjuntas generadoras
de acciones que los agentes tienen en situaciones de acción conjun-
ción en donde tiene lugar la acción, tendiendo a analizar muchas
ta, p. ej., cuando intentan trasladar una mesa conjuntamente",
acciones como resultantes de los procesos de adaptación al medio".
Según Popper, la situación está definida, en primer lugar, por el mun-
do fisico en el que actuamos; en segundo lugar, por el entorno social, y ello le permite introducir el siguiente esquema definitorio:
yért tercer lugar, por las_,instituciones sociales, a las que Otorga-un pá----
pel relevante, al menos por lo que respecta a las acciones racionales. Un miembro A, de un colectivo G («nosotros» para A) intenta-
como-nosotros hacer X, si y sólo si:
Hablando en términos generales, y pese a defender el individualismo
metodológico, Popper dijo que no es posible explicar las acciones por (i) A. intenta hacer su parte de X (como su parte de X);
medios exclusivamente psicológicos, como muchos hacen, debido a (ü) nene una creencia al efecto: que las oportunidades de la ac-
cine «las instituciones sociales y, con ellas, las uniformidades sociales ción conjunta para la realización intencional de X se obtendrán; y,
típicas o leyes sociológicas deben haber existido con anterioridad a lo además,
que alguna gente parece complacerse en llamar "naturaleza humana" (iii) cree que hay (o habrá) una creencia recíproca entre los
y a la psicología humana»50. Una acción involucra agentes, objetos, - miembros participantes de G —o, al menos, entre aquellos partici-
pantes que hacen sus partes de X intencionalmente como partes de
instrumentos e intenciones, pero siempre se produce en un entorno o
X— de modo que las oportunidades para la acción conjunta de X
escenario, y por ello, la situación es una componente ineludible de
una teoría de la accióri7 se obtendrán".
Aun así, Popper no presenta una teoría de la acción social. En
Para que un agente participe en una acción conjunta cooperativa
cambio, uno de los seguidores de Von Wright Vele Popper:Raino Tuo-
ha de intentarlo-como-nosotros. Pues bien, existe un esquema inferen-
mela, sí lo ha hecho, considerando la acción social como la suma permite analizar las acciones conjun-
de las acciones individuales. Por este motivo, expondremos algunas de ciarsimilar al de Von Wright que-
sus tesis. Entre los muchos estudios que Tuomela ha dedicado a la ac- tas cooperativas:
ción social, aquí nos centraremos en su teoría de la acción cooperati-
va", debido a que este tipo de acciones son frecuentísimas en la prác- (i) Nosotros haremos X.
(ii) X no puede ser llevado a cabo por nosotros, a menos que
tica científica. nosotros realicemos la acción Z.
Por analogía con la teoría de la acción individual, Tuomela exige (iii) Haremos Z.
que las acciones conjuntas estén basadas en intenciones conjuntas. Por (iv) A menos que yo realice Y, no podemos realizar Z.
eso, distingue entre las acciones conjuntas cooperativas, basadas en dichas (v) Haré Y (como mi contribución a Z.
intenciones conjuntas, y las co-acciones (coactions), en las que los agen-
No proseguiremos examinando la teoría de la acción social de
48 Para la exposición de la lógica de situación, véase Popper, La miseria del historicis- Tuomela, porque lo anterior puede bastar para tener una primera idea
mo, cap. 4, y La sociedad abierta y sus enemigos, cap. 14. de sus planteamientos. En cualquier caso, lo que podríamos denomi-
48 Éste es uno de los motivos por los que Popper fue un predecesor de la epistemo- (Anscombe, Von Wright,
nar programa intencional en teoría de la acción
logía evolucionista. Véase apartado 6.5.
5° Popper, La sociedad abierta, pág. 93.
51 Expuesta en R. Tuomela, »¿Qué es cooperación?», en W. J. González (ed.). Ac- 52 Iba., pág. 297.
ción e Historia, Universidade da Coruña, 1996, págs. 295-307. El libro básico de Tuome- 53 Da
la sobre estas cuestiones es A Tbeory of Social Action, Dordrecht, Reidel, 1984. 54 Iba, pág. 97.
315
314
Desde nuestro punto de vista, una filosofia de la ciencia que tome
Tuomela, etc.) ha tenido una influencia considerable en filosofia
de la como objeto de reflexión la ciencia contemporánea debe partir de te-
ciencia, y representa una primera base para una teoría de la acción tec-
sis similares, debido a que la investigación científica actual está pro-
nocientífica". Sin embargo, aparte del carácter intencional de las ac.
ndamente mediatizada por la tecnología en sus propios instrumen-
1 ciones científicas, hay que tener en cuenta otros muchos factores, y fu
tos de investigación, y por ende, en sus acciones. Una de las noveda-
por ello abandonamos aquí este programa intencional, para esbozar Bi g
una teoría más amplia y menos restrictiva. des principales de la ciencia del siglo xx es la aparición de la
para cuyo desarrollo no basta un profundo conocimiento teó-
Tradicionalmente, la ciencia ha estado referida al conocimiento, Science,
rico, sino que requiere también diversas habilidades y competencias
mientras que la técnica ha tenido vertientes mucho más prácticas. Por
técnicas, aparte de un equipamiento científico complejo y costoso.
ello, para comenzar a elaborar una teoría de la acción científica con-
viene tomar como modelo alguna teoría de la acción tecnológica, para Por ello, cabe distinguir entre ciencia, tecnociencia, tecnología y técnica.
Puesto que esta obra está dedicada exclusivamente a la ciencia, nos li-
ver si es aplicable a la práctica científica. Aquí retomaremos las pro-
mitaremos a exponer una serie de diferencias entre ciencia y tecno-
puestas de Quintanilla, que ya fueron consideradas en el capítulo 7,
ciencia. El giro de los estudios sobre la ciencia hacia la práctica cientí-
porque en ellas se tiene en cuenta el carácter intencional de las accio-
nes técnicas, pero también se consideran otras componentes indispen- fica y la teoira- de la acción está estrechamente vinculado a la emergen-
cia de la tecnociencia. Por ello, para configurar una teoría de la acción
sables para una teoría de la acción tecnocientífica. Este autor definió
científica conviene partir de la praxis tecnocientífica contemporánea,
la tecnología corno un sistema de acciones humanas", con lo cual
debido a que las componentes situacionales y prácticas de la ciencia
quería subrayar que la filosofia de la tecnología no debe centrarse en
están mucho más presentes en esta segunda modalidad de ciencia, que
los resultados (los artefactos), sino en los procesos tecnológicos. Quin-
tanilla afirmó claramente que: implica una mixtura entre ciencia y tecnología.

Las técnicas son sistemas de acciones que se caracterizan, desde


luego, por estar basadas en el conocimiento, pero también por 9.5. LA TECNOCIENCIA CONTEMPORÁNEA
otros criterios, como el ejercerse sobre objetos y procesos concretos,
y el guiarse por criterios pragmáticos de eficiencia, utilidad, etc. En Para distinguir las nociones de ciencia y tecnociencia puede usar-
este sentido la filosofia de la técnica es una reflexión de segundo or- se la siguiente caracterización, que no pretende ser exhaustiva":
den sobre una clase de acciones humanas, y su problemática está a
caballo de la filosofia práctica (filosofia de la acción, filosofia mo- 9.5.1. La ciencia moderna es (1) una búsqueda continuada de co-
ral, etc.) y la teórica (epistemología, ontología). El supuesto norma- nocimiento adecuado (verdadero, verosímil, falsable, etc.: en todo
tivo de la filosofia de la técnica es que las acciones técnicas son la caso, conforme a los hechos), (2) que propone diversas representacio-
forma más valiosa de intervenir o modificar la realidad para adap-
nes del mundo (micro-, meso- y macrocosmos) (3) obtenidas y justifi-
tarla a los deseos o necesidades humanas... De manera que podría-
mos decir que el objeto de la filosofia de la técnica es el análisis y la
evaluación de los sistemas técnicos y de las operaciones involucra-
das en su desarrollo desde el punto de vista de su función y su va- " Para otras definiciones de la ciencia que ponen el acento en su doble carácter,
Filosofara de la cien-
lor prácticos, es decir, de su función y su valor para controlar la rea- teórico y práctico, puede verse, por ejemplo, el libro de Mariano Artigas,
Pamplona, EUNSA, 1992, 2.' ed.
lidad de acuerdo con los deseos humanos". cia experimentaL La objetividad y la verdad en las ciencias,
Según una primera definición, la ciencia experimental es «aquella actividad humana en
la que se busca un conocimiento de la naturaleza que permita obtener un dominio con-
trolado de la misma» (pág. 15). Una segunda definición más precisa aparece en las
43-44 de dicha obra. Nuestra diferencia fundamental con Artigas estriba en que él
págs.
sólo considera a la naturaleza como el referente de la ciencia experimental. A nuestro
55 Véase apartado 9.5 sobre la tecnociencia.
modo de ver, las acciones experimentales de los científicos pueden ser llevadas a cabo
M. A. Quintarúlla, Tecnología: Un enfoque filosófico, Madrid, Fundesco, 1989. Véa-
en otros muchos ámbitos y situaciones, incluyendo las ciencias sociales e incluso algu-
se apartado 7.5.
57 Brid., págs. 29-30. nos aspectos de las ciencias formales.
317
316
de escenarios artificiales (o mundos artificiales) que la tecnociencia
cadas siguiendo métodos precisos (observación, medida, experimenta-
posibilita y construye. Por oposición a la ciencia moderna, la tecno-
ción, análisis, formalización, matematización, etc), (4) cuyo objeto
ciencia implica, no sólo una profesionalización, sino (6) una empresa-
preferente de estudio es la naturaleza (fisica, química, biológica, geo-
rialización de la actividad científica. Siendo la tecnociencia (7) un fac-
lógica, astronómica, etc.), (5) aunque también se aplica al estudio de
tor relevante de innovación y de desarrollo económico, pasa a ser (8)
las sociedades y de las personas (ciencias sociales, ciencias humanas).
uno de los poderes dominantes en las sociedades más avanzadas. La
Dicho conocimiento, (6) actualizado y evaluado por la comunidad tecnociencia también se enseña públicamente, pero, a diferencia de la
científica correspondiente, (7) es hecho público, divulgado y transmi-
ciencia moderna (especialmente en su versión ilustrada), el conoci-
tido por la vía de la enseñanza obligatoria (escuelas, universidades),
miento y la práctica tecnocientífica (9) tienden a privatizarse, e inclu-
porque (8) algunas formas de dicho conocimiento se han mostrado
so a devenir secretos. La tecnociencia (10) no sólo es un instrumento
particularmente útiles para los seres humanos, para las industrias y
de dominio y transformación de la naturaleza, sino también de las
para los Estados. A lo largo de ese proceso de aculturación científica
sociedades, revelándose muy útil (11) para determinados grupos so-
(9) los científicos se han profesionalizado (y funcionarizado) y (10) el
ciales transnacidiales, en principio no estatales, que obtienen gran-
conocimiento científico ha ido siendo considerado como un bien so-
des beneficios de ella. La tecnociencia (12) se inserta en un nuevo sis-
cial relevante por los Estados modernos. La ciencia moderna (11) ha
tema de producción, al que podemos denominar postindustrial (so-
ampliado su influencia y su presencia social en el mundo desarrollado
ciedad del conocimiento y de la información). La tecnociencia
y ha sido utilizada para el dominio, control y transformación de la na-
contemporánea, para su desarrollo, (13) se basa en un nuevo forma-
turaleza, de la producción (sobre todo industrial) e incluso de la vida
social. Los conocimientos científicos y técnicos (12) gradualmente se lismo, la informática".
Cabe añadir una decimocuarta diferencia, en la que se sintetiza
han ido imbricando entre sí, hasta el punto de suscitar una nueva for-
una de las tesis principales de la filosofia de la actividad científica, por
ma de ciencia, la tecnociencia. La ciencia moderna, para su desarrollo,
diferenciación respecto a la epistemología clásica: la tecnociencia
(13) se ha basado en un formalismo matemático, así como en una me- sino _que es, además, una
todología basada, en último término, en la lógica de enunciados. (14) no se reduce a la razón pura Xepistéme),
Esta caracterización de la ciencia no pretende ser completa, por- inodalidad—creTa razón práctica, puesto que transforma el mundo con-
forme a criterios, métodos, acciones y objetivos discutibles racional-
que es posible añadir nuevas notas distintivas, así como profundizar
mente. En otras palabras: la tecnociencia rompe con la separación
en el análisis de las 13 enumeradas. Es claro que la actividad científica
kantiana entre la razón pura y la razón práctica, y por ello la filosofia
así definida se sigue practicando en la actualidad. Sin embargo, el pro-
de la ciencia no debe atender sólo al conocimiento científico (o tecno-
pio despliegue de la actividad científica ha ido generando un segundo
científico), sino también a la práctica tecnocientífica. Desde un punto
tipo de práctica, la tecnociencia contemporánea, que puede ser caracteri-
de vista estrictamente filosófico, aquí radica la diferencia principal en-
zada y distinguida de la ciencia moderna de la manera siguiente:
tre la filosofia clásica de la ciencia y las corrientes más recientes en los
9.5.2. La tecnociencia no es sólo la búsqueda de conocimiento re- estudios sobre la ciencia y la tecnología.
Conviene señalar que la tecnociencia despuntó en algunos ámbi-
presentacional adecuado, sino ante todo (1) un sistema de acciones
tos durante el auge de la ciencia moderna", aunque en la actualidad
eficientes basadas en conocimiento científico que transforman el
haya adquirido un desarrollo mucho mayor. Hay momentos en el si-
mundo, (2) están desarrolladas tecnológica e industrialmente, y ya no
versan sólo sobre la naturaleza, (3) sino que también se orientan a la so-
ciedad y a los seres humanos, sin limitarse a describir, explicar, prede- Estas dos caracterizaciones fueron propuestas en una ponencia de J. Echeverría
cir o comprender el mundo, sino tendiendo a transformarlo basándose 59
sobre «La emergencia de la ciencia postmodema», en un seminario sobre «Ciencia moder-
en una serie de valores (4) satisfechos, en mayor o menor grado, por na y postmodema» organizado por la Fundación March (mayo de 1998).nár se e volu-
2 (1998), págs. 45-62.
la actividad tecnocientífica y por sus resultados; entre dichos valores, Men correspondiente en Cuadernos de la Fundación Juan Marc/1, Madrid, Alian-
la verdad o la verosimilitud no ocupan el lugar central, aunque siguen 6° Véase al respecto José Manuel Sánchez Ron, El poder de la ciencia,
teniendo un peso específico considerable. Su referente es (5) una serie za, 1992.
319
318
9
glo xx que pueden ser considerados como puntos sin retomo: la in- nos valores. Kuhn abría así una nueva línea de indagación, la axiolo-
vención del ENIAC, el proyecto Manhattan, la fisica de partículas gía de la ciencia, que debe ser distinguida de la metodología y la epis-
. -1- a objenViclad de los va-
proyecto genoma y, en general, la .131g Science. En Ta actualidad, las tec- iiinología". Posteriormente, Putnam afirmó 1—
nologías telemáticas son uno de los grandes cánones de la tecnocien- lores epistémicos (coherencia, simplicidad, eficacia instrumental) e in-
cia,---aiiiiClie- aquí no nos ocuparemos de ellas". cluso de los valores éticos". Y lo que es más importante: renunció a
En resumen: la emergencia de la tecnociencia es un proceso gra. la idea de que los estudios del conocimiento científico tienen que cen-
dual, y muchas de las diferencias entre ciencia y tecnociencia son cues- trarse en la cuestión de la verdad o falsedad de los enunciados cientí-
la verdad misma obtiene su
tión de grado. Dicha emergencia no implica la desaparición de la cien- ficos: «la Verdad-no -es la cuestión de fondo:
cia moderna: ésta se sigue practicando por doquier. Lo que sucede es vida a partir de nuestros criterios de aceptabilidad racional, y debemos
que la tecnociencia, en tanto nueva modalidad de la actividad cientí- examinar éstos si deseamos descubrir los valores que están efectiva-
fica, ha ido adquiriendo a lo largo del siglo xx una presencia cada vez mente implícitos en la ciencia»". Ulteriormente, Laudan afirmó que
más importante, y es previsible que su influencia siga aumentando en «la metodología no va a ninguna parte sin la axiología»69 y propugnó
el siglo xxl. su modelo reticular, en el que la racionalidad de la ciencia se explica
se de una interacción entre metodología, epistemología y
sobrTlábá
axiología, pero sin reducción de ninguno de estos tres polos a los de-
9.6. CIENCIA Y VALORES . Aunque Laudan sólo se interesó por los valores epistémicos",
más70
reconoció que la axiología de la ciencia tiene un papel relevante den-
Uno de los presupuestos del empirismo lógico fue la separación tro de los estudios sobre la ciencia, y con ello dio un nuevo impulso
estricta entre la ciencia y los valores, así como la afirmación de la neu- a esta nueva perspectiva filosófica. Otro autor muy importante para el
tralidad axiológica de la ciencia". Tras la crisis de la concepción hereda- debate actual sobre la ciencia y los valores es Nicholas Reschet, sobre
da, diversos autores han afirmado la existencia de valores epistémicos in- todo porque contrapone racionalidad instrumental (ni –e'clios/fines) y
'-''""
ternos a la ciencia, abriendo con ello un nuevo debate, que se sigue la racionalidireValiativa, que no se centra en la elección de los me-
desarrollando a finales de siglo. Hay que destacar la aportación de dios más eficientes para lograr un fin, sino que evalúa los fines mis-
Kuhn, quien distinguió en 1973 al menos cinco criterios para diluci- mos en función de sus valores subyacentes:
dar si una teoría científica es buena o nó: precisión, coherencia, am-
plitud, simplicidad y fecundidad". Pese a su pretendido relativismo, la racionalidad presenta dos lados: uno axiológico (evaluativo) que
concierne a la adecuación de los fines y uno instrumental (cognos-
Kuhn afirmó la universalidad de estos cinco criterios de evaluación:
«valores como la precisión, la amplitud y la fecundidad son atributos J citivo) que concierne a la efectividad y eficiencia en su desarrollo".
permanentes de la ciencia»". Y a continuación matizaba: «tanto la
aplicación de estos valores como, más obviamente, los pesos relativos " En realidad, los estudios axiológicos de la ciencia son anteriores a Kuhn. Robert
que se les atribuyen, han variado marcadamente con el tiempo y tam- Merton, uno de los grandes sociólogos de la ciencia del siglo xx, ya afirmó la existencia
bién con el campo de aplicación»". Las diversas disciplinas pueden te- imperativos institucionales: el universalismo,
de un etl/os científico que incluye cuatro el desinterés y el escepticis-
ner criterios de evaluación específicos, pero siempre comparten algu- el comunismo (en el sentido de comunicación cooperativa),
mo organizado. Véase el artículo de Merton sobre la estructura normativa de la ciencia
Madrid, Alianza, 1977, vol. 2, págs. 355-368.
en R. K. Merton, La sociología de la ciencia,
61 Véase J. Echeverría, Telépplis, Barcelona, Destino, 1994, y
Cosmopolitas domésticos, 67 Véase H. Putnam,
Reason, Truth and History, Cambridge, Cambridge University
Madrid, Tecnos, 1988.
Barcelona, Anagrama, 1995. Press, 1981. Hay traducción española: Razón, verdad e historia,
62 Para un estudio a fondo de este dogma del empirismo, véase Robert N. Proctor,
68 /bi•, pág. 134.
Val:re-Free Science?, Cambridge, Harvard University Press, 1991. or Rationality? The Prospect for Norrnative Naturalism»,
69 L. Laudan, «Progress
63 En una conferencia titulada «Objetividad, juicios de valor y elección de teoría»,
American Philosophical Quarterl, 24/1 (1987), pág. 29.
cuyo texto fue publicado en La tensión esencia op. cit., págs. 344 y ss. Berkeley, University of California Press, 1984.
7° L. Laudan, Science and Values,
64 iba, pág. 359. Véase la nota 36 del capítulo 5.
65 /bid. 71
Madrid, Tecnos, 1993, pág. 137.
72 N. Rescher, La racionalidad,

320 321
bre todo si, como sucede en el caso de la tecnociencia, dichos escena-
Esto supone un giro importante en la filosofia de la ciencia de fi-
nales del siglo xx, debido a que la mayoría de los autores anteriores rios son sociales y artificiales.
En efecto, por lo que respecta al medio es importante subrayar
(Camap, Popper, Lakatos, Laudan y otros muchos) han tendido a de-
que, aunque los científicos estudien objetos naturales, casi siempre ac-
finir la racionalidad en función de un fin principal buscado por la
túan en un entorno artificial específicamente diseñado para dichas ac-
ciencia, aunque luego hayan diferido entre sí sobre cuál es ese fin. Un
Cibries: labdratorios, observatorios, aulas, salas de ordenadores, etc. El
método, un experimento, una demostración o una teoría eran cientí-
medio donde tienen lugar las acciones tecnocientíficas es un medio
ficos o no en función de que tendieran a dicho fin, incrementando el
artificial, Configurado como tal como resultado de acciones teálócien-
contenido empírico corroborado de las teorías (Camap), mejorando
tíficas previas. Si, por ejemplo, pensamos en los aparatos de observa-
el grado de verosimilitud de las conjeturas y aproximándose a la ver-
ción, medida y cómputo de un laboratorio científico, es claro que, an-
dad (Popper), descubriendo hechos nuevos y sorprendentes (Lakatos)
o aumentando la capacidad de las tradiciones de investigación para re tes de utilizarlos, dichos aparatos han sido evaluados en función de su
fiabilidad, precisión, capacidad, robustez, eficiencia, etc. Y otro tanto
solver problemas (Laudan). Incluso en los sociólogos relativistas cabe
atisbar ese monismo axiológico (o teleológico), pues según ellos los cien- cabe decir del diseño del experimento y de los agentes que van a lle-
tíficos prefieren unas teorías a otras estrictamente en función de sus varlo a cabo.EFispros-_de evaluación previa no están referidos a
la verdad, sino a otro tipo de_valores que deben ser satisfechos para
intereses y actúan con el fin de aumentar su reconocimiento y su pres-
tigio. Desde nuestro punto de vista, todas estas posturas tienen su par- que el experimento y sus resultados puedan tener algún tipo de vali-
el medio tecnocientlfico está carga-
te de razón, pero adolecen del defecto de ser axiológicamente monis- da -científica. Diremos, por tanto, que
i.),pero también está cargado de
tas y reduccionistas. Por el contrario, conviene afirmar el pluralismo dode7iráctica (Hacking)y de teoría (Han o —l- i
debido a que las acciones previas de los científicos y de los
axiológico de la ciencia, según el cual la racionalidad científica no se
mcos de laboratorio se han producido basándose en una serie de valo-
define basándose en un valor principal, sino en un conjunto de valo-
res más o menos estables cuya importancia relativa puede cambiar se- res, epistémicos o no.
Una vez realizado el experimento, los datos resultantes son evalua-
gún las disciplinas, las épocas históricas y las situaciones73. Por poner se va-
dos como tales datos. Para ello se examinan los posa es
un ejemplo extremo, el orden de importancia de los valores que rigen
lora la corrección de los procedimientos y de los protocolos realiza-
la actividad científica cambia radicalmente en épocas de guerra.
dos, se comprueban (una y otra vez) los resultados, se proponen pre-
Aquí no vamos a entrar a fondo en el estudio de la axiología de la
sentaciones heurísticamente más fecundas de esos datos, etc. Las
ciencia, pero sí subrayaremos algunas ideas básicas al respecto, que va-
contrastaciones entre las hipótesis teóricas y los datos obtenidos son
len para la ciencia y la tecnología, pero ante todo, para la tecnocien-
tina fase interior de la práctica científica. Antes de decidir sobre la ve-
cia. Si la tecnociencia es un _sistema cíe acciones que_ transforma el
rosimilitud de una u otra hipótesis y sobre las razones para optar por
mundo, no basta con estudiar los diversos conocimientos previos que
alguna de ellas, los científicos y los técnicos han llevado a cabo múl-
permiten esas acciones, sino que también hay que atender a los valo-
res cíliel-a-s rigen, así como al medio en que se producen. En general, tiples evaluaciones. La verdad, la falsedad y el grado de verosimilitud
(o de resolución de problemas) d¿ los enunciados e hipótesis cientí-
las acciones humanas no sólo se definen por las intenciones de sus
ficas constituyen valores epistémicos muy importantes para evaluar
agentes, sino también por los valores que justifican dichas intenciones
las propuestas científicas, pero a esa evaluación ni siquiera se llega si
y/o fines, así como por su adecuación al medio en el que se desarro-
previamente no han sido satisfechos otros muchos criterios de eva-
llan. En la medida ea que_queramos desarrollar una filosofia de la ac-
tividad científica, es imprescindible analizar los valores (epistémicos o luación.
Lo que acabamos de decir de los experimentos en un laboratorio,
no) subyacentes a las acciones de los científicos, e incluso los valores
iMplícitos en-el medio y en los escenarios en los que intervienen, so- vale en general para los diversos escenarios en donde se producen los
procesos de valoración de la actividad científica, es decir, en el contex-
to de evaluación. Trátese de un examen, de un artículo para una revis-
ta especializada, de un proyecto de investigación o de un prototipo
" Para una argumentación más amplia de esta tesis, véase J. Echeverría, 1995, cap. 3.
323
322
cuando Bacon postuló la utilidad práctica del conocimiento científi-
que hay que implementar antes de lanzarlo al mercado, la pluralidad co produjo un cambio axiológico muy profundo. Y otro tanto cabe
de criterios de evaluación es una constante en las diversas fases de la decir de la matematización de diversas ciencias, que ha implicado la
actividad científica. Consecuentemente, la filosofia de la actividad introducción de valores nuevos en la fisica, la economía, la psicología
científica ha de contar con una axiología plural de la ciencia como una o la biología (rigor, precisión, generalidad, etc.).
de sus partes principales, y no sólo con una metodología o una epis- La axiología de la ciencia debe partir del análisis de los valores
temología. Frente al ideal empirista de la ciencia neutra que separa es- 4.
epistémicos internos, en lugar de centrarse en los valores éticos, estéti-
trictamente los hechos y los valores, la evolución de la filosofia de la cos, políticos o económicos, sin perjuicio de que, conforme se vaya
ciencia a lo largo del siglo xx muestra que la racionalidad tecnocienti- desarrollando, encuentre valores externos que pueden ser muy rele-
fica no sólo es una racionalidad teórica, sino también práctica, y por vantes en las elecciones efectivas de los científicos (por ejemplo, la uti-
lo tanto sujeta a los diversos valores que rigen las acciones de los cien- lidad social, la rentabilidad económica de la actividad científica, el im-
tíficos. Una filosofia de la actividad científica ha de replantearse de pacto medioambiental de las aplicaciones de la ciencia, etc.). Ello se
nuevo el debate sobre la ciencia y los valores, que fue descartado es- debe a que esos valores externos también son relevantes en otras acti-
trictamente por los filósofos positivistas de la ciencia. En los párrafos vidades humanas, y por ello, resultan menos significativos (en prime- -
que siguen resumiremos algunas ideas básicas al respecto": ra instancia) para analizar la actividad científica.
Además de valores, hay contravalores, o si se prefiere, las eva-
5.
1. La actividad científica está profundamente influida por una luaciones siempre pueden hacerse por vía positiva o por vía negativa.
pluralidad de valores (epistémicos y no epistémicos) que son satisfe- En lugar de pensar únicamente en la maxirnización de un valor pre-
chos en mayor o menor grado por las teorías, los experimentos y los tendidamente prioritario, como suelen hacer los defensores del mo-
demás resultados y propuestas científicas. nismo axiológico, hay que tener en cuenta los valores opuestos. Evitar
2. La ciencia no es evaluada por referencia a un valor único ni a los errores y criticar las teorías falsas puede ser tan importante (desde
un objetivo prioritario (búsqueda de la verdad para Popper, resolución el punto de vista de la actividad científica) como buscar la verdad.
de problemas para Laudan, realización de intereses para Bames), sino Por otra parte, hay que tener en cuenta que la satisfacción de
6. ¿bestión de gil-
teniendo en cuenta varias finalidades y diversos valores que subyacen los valores (o la minirnización de los contravalores) es -
a esos fines. En determinados momentos, disciplinas y contextos unos db-.-PoTelloTla axiología de la ciencia ha de tener en cuenta que los
valores tienen más peso relativo que otros, pudiendo llegar a ser deci- científicos pueden preferir una teoría, una hipótesis, un instrumento
sivos en la elección de los científicos. Pero las preferencias por unas u o una institución porque satisfacen en mayor grado determinados va-
otras propuestas científicas pueden decidirse en función de valores lores, que no tienen que ser los valores «importantes» del núcleo axio-
epistémicamente poco relevantes. Además, el peso específico de unos
valores u otros puede variar a lo largo de la historia y en función de las lógico.
Sin embargo, las dos consideraciones anteriores no bastan por
7.
disiciplinas y contextos. sí mismas. Hay que afirmar asimismo la pluralidad axiológica de la
3. Cuando nos referimos a la evaluación de teorías científicas, ciencia, de manera que, en cada escenario concreto, los científicos ten-
cabe hablar de un núcleo axiológico compartido por los científicos, aun drán en cuenta todo un sistema de valores (graduales, positivos y ne-
cuando desde el punto de vista de cada individuo no se conceda la gativos) y exigirán que las propuestas o los resultados científicos satis-
misma importancia a cada uno de los valores que componen dicho fagan en un cierto grado todos esos valores, o al menos, los del núcleo
núcleo. Ese núcleo axiológico cambia pocas veces a lo largo de la his- axiológico. Por ello, hay que discernir los diversos valores subyacentes
toria y puede transferirse de unas disciplinas a otras. Por ejemplo, a toda propuesta científica, y sobre todo, sus ponderaciones respecti-
vas. Un valor nunca se satisface aisladamente, sino que involucra un
subsistema de valores que son satisfechos en mayor o menor grado.
74 Para un desarrollo más amplio de estas ideas, véase también J. Echeverría, «Cien-
cia y valores: propuestas para una axionomía de la ciencia», en Contrastes, 3 (1998), Diremos, por tanto, que toda actividad científica lleva asociada
8. (n-dimensional) que permite evaluar los distin-
págs. 175-194. P. Mascual Martínez-Freire (ed.), Filosqfla actual de la ciencia, Universidad espacio de valoración
un
_
de Málaga.
325
324
tos resultados, e incluso las acciones mismas, mediante una criba _ axi o-
lógica. En general, no•ay un algoritmo de decisión derivado de ese es-
pacia de valoración (aunque en algunos casos sí puede haberlo), y por
ello, los valores de dicho espacio funcionan como requisitos sine qua
non que criban negativamente las propuestas científicas. Pasadas una
serie de cribas axiológicas, las propuestas científicas devienen acepta-
bles (o plausibles), y la preferencia ulterior por unas u otras propues-
tas depende de cribas ulteriores, incrementando las dimensiones
(o vectores) del espacio de valoración.
9. Así concebida, la axiología de la ciencia no se reduce a la racio-
nalidad instrumental, sino que analiza los fines (y los métodos) en
función de los valores que hipotéticamente serían satisfechos si se lo-
gran dichos objetivos. La racionalidad instrumental (maximización de un Bibliografia
determinado valor) puede ser válida en escenarios concretos de la activi-
dad científica, pero, hablando en general, la racionalidad de la ciencia
es mucho más compleja y estructuralmente distinta a la racionalidad BIBLIOGRAFIA GENERAL
instrumental, por ser una racionalidad teórica y también una raciona-
lidad práctica. Nota: Cuando hay traducción al español sólo se indica ésta.
10. Por último, hay que insistir en que los valores pertinentes para
evaluar la actividad científica cambian con el tiempo, las disciplinas, AcHitsts-rErN, P., Concepts of Science, Baltimore, John Hopkins, 1968. 61, 1964,
los contextos y los escenarios concretos. La axiología de la ciencia no — «On the Meaning of Scientific Terms», Jounial of Philosopby,
es estática, sino dinámica. Uno de sus temas relevantes es, precisamen- págs. 497-509.
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bios axiológicos profundos (o revoluciones axiológicas) son muy poco A. W. Wartofsky (eds.), Essays in memog of Imre Lakatos,
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levantes. Admitir el carácter dinámico de la axiología de la ciencia no — Science and Sociey, Dordrecht, Reidel, 1981.Nueva York, Routledge, 1993.
implica aceptar un relativismo axiológi co. Los cambios conceptuales ALcou, L. y PurrER, E., Feminist Epistemologies,
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