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Humberto Campodónico
En el primer cuarto de este siglo los países asiáticos de la APEC (a los que se
debe añadir India, que no está en la APEC porque no tiene costa en el
Pacífico) disputarán la hegemonía económica con EEUU. La crisis financiera y
la recesión de los países industrializados podría acelerar la transición a un
mundo multipolar que deberá buscar nuevos mecanismos e instituciones que
reemplacen al obsoleto Bretton Woods (1944) – este tratado después de la
Segunda Guerra Mundial permitió la creación del Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial -.
Esta constatación debe servirnos para entender que estos países no se han
desarrollado con las recetas del "libre mercado" del FMI y el Banco Mundial. El
mejor ejemplo es China, país que tiene un régimen de economía mixta, con un
rol mayoritario del Estado y de empresas estatales. En el resto de los países
asiáticos sucede algo parecido, lo que llevó al Banco Mundial a autocriticarse
de sus recetas liberales, afirmando que aplicaron "políticas equivocadas", pero
que han dado excelentes resultados.
Por el contrario, Joseph Stiglitz (premio Nóbel de Economía del año 2001) nos
dice que quienes siguieron a rajatabla el modelo del libre mercado del FMI,
como Rusia, sufrieron graves crisis económicas en la década del 90, de las que
recién se están recuperando mediante la aplicación de políticas económicas
que combinan el rol del mercado y del Estado.
Hace unos días, la Cámara de Comercio de Lima (CCL) afirmó que APEC
traería US$ 100,000 millones de IED del 2009 al 2011, es decir, US$ 35,000
millones anuales, lo cual es falso. En Brasil, en el 2007, se alcanzó el record de
IED con US$ 34,000 millones, mientras que México y Chile tuvieron US$
21,000 y 15,000 millones. Como en el 2007 Perú tuvo US$ 5,300 millones, lo
que la CCL dice es que, en esta época de crisis, las inversiones se van a
multiplicar por 7 durante 3 años consecutivos. Ya, pues.
La reunión APEC tiene, qué duda cabe, una gran importancia para un país
pequeño como el Perú. Pero no se debe cometer el error de pensar que las
soluciones "vienen de afuera" y que la solución a nuestros problemas está en la
apertura irrestricta del mercado interno y en la inversión extranjera directa.