Trabajo: Escuela de maestros, “La enseñanza”

a) El rol del profesor, dada su posición en el aula, tiende a imponer su voz autorizada frente a la de los
alumnos. Ellos no tienen más remedio que creer en lo que se les dice. Por eso es tan importante un acto
de soberanía negativa, esto es, dejar el espacio suficiente para que la voz de los alumnos se oiga,
sobretodo porque son aquéllas voces a las que la educación pretende dar soberanía (el otro a formar
como sujeto). Ni bien el profesor gana la autoridad necesaria para llevar adelante su tarea, es parte de
su tarea cederla, o mejor, autorizar desde allí la voz de los alumnos.
b) Hay una escena en el documental que sucede en la Escuela Flotante n°71, en Victoria, Entre Ríos,
donde el profesor Nelson Rothar enseña geometría a un niño que no está en condiciones de prestarle
atención. Nelson intenta explicarle mientras el niño se duerme; Nelson insiste, aunque sabe que
difícilmente esté logrando su objetivo. La recepción de los alumnos en la enseñanza puede muchas
veces no ser la esperada. Sin embargo, aunque cambiemos nuestros métodos de enseñanza y nos
adaptemos, muchas veces esta clase de situaciones se encuentran del lado de lo irremontable, porque en
toda relación de enseñanza hay un otro irreductible, cuya subjetividad no puede ser forzada. Nelson
sabe que el niño no está escuchando, pero sabe también que una situación así lo excede, que hay
razones y problemas que el niño lleva encima y que no puede dejar afuera del aula. Las historias
personales de los alumnos están constantemente en juego en el aula, y si bien podemos hacer didáctica
la clase, no hay didáctica que saque el cansancio o el hambre. Esto, por otro lado, hace que cada
situación de enseñanza plantee un problema afectivo al docente: es necesaria su empatía para con las
situaciones de los chicos, pero a la vez cierta distancia para no salir lastimado. Una distancia que no
implica de ningún modo negar la ayuda de todo lo que esté a su mano, sino una que marca el límite tras
el cual ya no es posible ayudar. En todo caso, la ayuda de la que el docente es capaz es siempre
teledirigida: ayuda desde el rol docente, que tanto puede como no ser de gran importancia para el
alumno.