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Jesucristo nació como hombre de una virgen y los ángeles se regocijaron por ello. Dios eligió un pesebre como lugar para asentarse a pesar de que la esfera del mundo es pequeña para él. Ahora Dios no nos odiará pues somos hijos de la luz eterna que nos ilumina desde el nacimiento de Cristo en un pesebre.
Jesucristo nació como hombre de una virgen y los ángeles se regocijaron por ello. Dios eligió un pesebre como lugar para asentarse a pesar de que la esfera del mundo es pequeña para él. Ahora Dios no nos odiará pues somos hijos de la luz eterna que nos ilumina desde el nacimiento de Cristo en un pesebre.
Jesucristo nació como hombre de una virgen y los ángeles se regocijaron por ello. Dios eligió un pesebre como lugar para asentarse a pesar de que la esfera del mundo es pequeña para él. Ahora Dios no nos odiará pues somos hijos de la luz eterna que nos ilumina desde el nacimiento de Cristo en un pesebre.
Pues naciste como hombre de una virgen, es cierto, y los ángeles se regocijan por ello El fulgor de la más alta gloria, la imagen de la esencia de Dios, decidió en un momento concreto elegir un lugar para asentarse. El unigénito del Padre Eterno, la luz eterna nacida de la luz, ahora se encuentra en un pesebre. ¡Oh, hombres, contemplen lo que el poder del amor ha hecho allí! De nuestras humildes carnes y huesos - ¿y no son malditos, condenados, pecadores? - se ha revestido el Bien Eterno. Así fue elegido sin duda para la bienaventuranza. Dios, para quien la esfera del mundo es pequeña, a quien no pueden abarcar ni los cielos ni la tierra, deseó estar en un pequeño pesebre. La luz eterna nos ilumina, desde ahora Dios no nos odiará pues somos hijos de esa luz. ¡Oh Cristiandad! Prepárate ahora para recibir al Creador. El poderoso hijo de Dios viene a ser tu invitado. ¡Ah! Deja que tu corazón se conmueva por su amor, viene a ti para guiarte hasta su Trono a través de este valle de lágrimas. La pobreza que Dios ha asumido, ha determinado nuestra salvación eterna y una abundancia de tesoros celestiales. Su esencia mortal te hace compartir la gloria de los ángeles, y te sitúa entre los coros celestiales. Él ha hecho todo esto por nosotros, para mostrarnos su gran amor. Toda la Cristiandad se regocijará y se lo agradecerá por siempre.