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En clínica la lesión cerebral perinatal se reconoce como una encefalopatía que puede
oscilar desde la letargia a la hiperexcitabilidad y al estupor durante los tres primeros
días de vida. A menudo, y fundamentalmente en los grandes prematuros se escapa
el diagnóstico, por que los signos no son advertidos o se atribuyen a la inmadurez
del desarrollo. Asimismo, los signos y síntomas sutiles pueden conducir a un retraso
en el diagnóstico de parálisis cerebral, trastornos del aprendizaje y del comporta-
miento.
Síndromes clínicos
Si el RN supera las 24-72 horas, se puede observar una mejoría pasajera en el nivel
de conciencia durante la primera semana de vida, sin embargo este cambio no se
acompaña de otros signos de mejoría de la función neurológica. Convulsiones refrac-
tarias, episodios apneicos, llanto agudo, temblor se pueden constatar en este perío-
do. También es posible hipotonía y debilidad proximal de los miembros, cara y mus-
culatura bulbar con exageración de los reflejos osteotendinosos y de Moro, que pue-
den persistir varios meses.
Hidrocefalia posthemorrágica. Una tercera parte de los niños afectados van a su-
frir una dilatación ventricular progresiva. La comprensión aguda del parénquima y el
daño isquémico causados por la hemorragia, dan lugar a la liberación en el LCR del
factor beta1 de crecimiento transformante (TGF-beta1) que en el plazo de 2 a 6 se-
manas estimula la producción y la deposición extravascular y parenquimatosa de pro-
teínas de la matriz que al depositarse en el tronco cerebral y espacio aracnoideo
formarían una reacción cicatricial en el 4º ventrículo.
Hidrocefalia posthemorrágica: a menudo en los días que siguen a una HIV mayor
(ll y/o III).
Signos clínicos. Se pueden distinguir tres síndromes clínicos mayores: forma leve, el
más frecuente, con sangrado mínimo, y escasos o ningún signo clínico. Convulsio-
nes, que se suelen iniciar al 2° día de vida. En los períodos intercríticos, estos parecen
encontrarse clínicamente muy bien ("niño sano con convulsiones"). Deterioro catas-
trófico, muy raro, debido a una hemorragia subaracnoidea masiva y que puede se-
guir un curso fatal.
Respuestas evocadas del tallo cerebral. Las respuestas evocadas auditivas y los
potenciales evocados visuales (PEV) son parámetros sensibles de la integridad del
SNC y se alteran o anulan con la hipoxia. La ausencia de PEV, así como la persistencia
de anormalidad de los mismos, después de una semana, predicen un resultado final
desfavorable. Los potenciales evocados somatosensoriales (PES), si muestran ausen-
cia de respuestas y anormalidades de la vía somatosensorial tienen un alto valor de
predicción de resultado neurológico.
Las medidas preventivas prenatales se pueden resumir en: 1) prevención del parto
prematuro; 2) transporte del RN pretérmino al hospital terciario in útero; 3) adminis-
tración prenatal de glucocorticoides; y 4) óptimo manejo del trabajo de parto y alum-
bramiento. Las intervenciones postnatales incluyen: 1) adecuada reanimación del RN;
2) corrección de la velocidad de flujo cerebral fluctuante; 3) corrección o prevención
de otros trastornos hemodinámicos mayores; y 4) corrección de anomalías de la coa-
gulación. De ellas, el uso de parálisis muscular para corregir la fluctuación de la velo-
cidad de flujo sanguíneo cerebral ha demostrado beneficio notable.
Período agudo.
Mantenimiento de la perfusión cerebral. La presión sanguínea arterial (TA) debe
ser mantenida cuidadosamente en los límites de peso y edad adecuados dada la pre-
sencia en la circula- ción cerebral de presión pasiva, y sobrecargas de volumen pue-
den ocasionar que una lesión moderada pueda convertirse en grave.