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Bendíceme Señor – Oración meditada

Padre Celestial, Dios Todopoderoso.


Padre mío, Abba, papito. Reconozco que tú me has creado. Estoy tan feliz de
saber que Tú eres mi Padre y que yo soy tu hijo/hija. Señor Poderoso, Dios y
Salvador mío, yo te honro, me siento realizado viniendo ante Ti.

Con humildad vengo ante tu Presencia.


Padre mío, con humildad medito en tu Majestad y Gloria, siento mi pequeñez ante
tu Presencia. Me doy cuenta que tan indigno soy ante Ti, quien eres la fuente de la
existencia, el Todo Poderoso, Sabio y amoroso Dios.

Que gozo tan grande es venir ante Ti.


Padre, mi mas grande felicidad y gozo es venir a Ti. Me siento avergonzado de
haber estado contento por todas las cosas temporales de este mundo cuando mi
verdadera felicidad debería ser siempre estar contigo. 
Anticipo con gran placer los momentos gozosos y de recompensa cuando estoy en
oración ante Ti. Soy feliz tan solo con ser aceptado por Ti, que felicidad, que gozo.

Te doy gracias y te alabo por tu Majestad Infinita, tu Omnipotencia y tus


Perfecciones.
Señor, tu me has dado todo lo que yo tengo, todo lo que yo soy, y todo lo que yo
puedo anhelar. Te agradezco muchísimo papito. No hay ninguna manera de
pagarte, sin embargo, al agradecerte me encuentro antes recibiendo mas y mas
de Ti. Gracias Señor. Te alabo por tus grandes obras, Tu eres digno de alabanza

agradecimiento de todas tus criaturas. Tu Majestad envuelve tu creación, Tu
Omnipotencia nos inspira a darte reverencia y tus perfecciones nos dejan
perplejos, porque escasamente entendemos un poquito de Ti.

Por favor perdóname todos mis pecados.


Padre perdóname y perdona a todos mis hermanos y hermanas. Hemos sido tan
egoístas y desagradecidos, hemos despreciado tus bendiciones, te hemos
ofendido una y otra vez. Padre, me arrepiento de mi vida pasada y rezo para que
Tu me concedas la Paz a través de los méritos de la pasión y muerte de tu Hijo
nuestro Señor Jesucristo y de las penas del Inmaculado Corazón de María.

Señor, vengo ante Ti en mi nadaísmo.


Señor yo soy lo mas bajo dentro de la bajeza, Tu eres el mas alto de lo alto. Tu
eres el Señor, lleno de Poder, Sabiduría y Amor. Yo soy una simple criatura, y
aunque soy tu hijo/hija, me he levantado sobre un trono de orgullo, a través de mi
indiferencia por Ti y me he vuelto un falso dios, he adorado los dioses falsos de la
lujuria, el placer, el entretenimiento, el dinero y el pecado. Verdaderamente no soy
nada ante Ti. Vengo por eso con un corazón humillado y contrito, no me
desprecies Señor.
Quiero adorarte.
Señor, Dios, Padre mío, he desperdiciado mi vida en búsqueda de la oscuridad,
pero ahora deseo adorarte y bendecirte, para reparar así por todo el tiempo que
he perdido. Me levanto en espíritu ante Ti y en mi nadaísmo te bendigo y te alabo,
te adoro mi Señor.

Quiero amarte con todo mi corazón, con toda mi mente, con toda mi alma y
con toda my fortaleza.

Tu le comandaste a los Israelitas poner esta oración en los marcos de las puertas
de sus casas, decirla con frecuencia para ellos y decírsela a sus hijos. Señor, este
es tu primer mandamiento. Yo deseo amarte con cada latido de mi corazón, con
cada pensamiento de mi mente, y con cada movimiento de mi alma.
Señor, sé mi fortaleza, pues deseo amarte como mereces ser amado, te amo en
reparación por todos los que no te aman.

Quiero arder con deseo de Ti como un ángel.


Señor, los serafines, los "ángeles ardientes" están siempre en tu Santa Presencia
diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios. Llenos están el cielo y la tierra de
su Gloria. Hosana en las alturas.
Yo no soy un ángel, pero deseo ser como uno, así que deja que el fuego de Tu
Amor arda dentro de mi para que yo pueda estar encendido con amor apasionado
por Ti mi Dios. Déjame volar en las alas de mi deseo ante Tu Santa Presencia
para que yo pueda unirme a aquellos que te aman sin cesar. Aumenta el fuego de
tu Amor infinito dentro de mi ser, déjame arder como un serafín, para que mi amor
sea luz en este mundo lleno de oscuridad, y el calor de tu Amor encienda el mismo
fuego en los demás.

Te necesito mi Señor, No soy nada sin Ti.


Señor, Dios mío, Padre Todo Poderoso. Entre mas te conozco, mas te necesito.
Tu me has creado con un gran vacío dentro de mi ser, tienes que venir a llenarlo
ahora, porque yo te necesito. Tu me haz hecho desearte y ahora ya no puedo vivir
sin Ti. Señor estoy sediento de Ti, calma mi sed; estoy hambriento de Ti,
alimentame 
con tu Amor. Padre de todos los espíritus, mi espíritu esta desesperado por Ti, tu
me estas llamando y yo estoy escuchando tu llamado, aquí estoy Señor, he venido
a hacer tu Voluntad.

Te pido que me levantes ante tu Gloria.


Bendito Señor, en Ti vivo, me muevo y tengo mi ser, sin embargo soy tan ciego,
no te puedo ver. Yo se que Tu estas en lo alto, por favor levántame ante Ti. Señor,
estoy desorientado en mi oscuridad, por favor levántame ante Tu Presencia de
Luz, Sabiduría y Gozo. Señor aumenta mi espíritu y déjame ser uno contigo, yo en
Ti y Tu 
en mi. No desprecies mi súplica Señor, después de todo, yo simplemente estoy
contestando tu llamado, por favor no me desprecies, estira tu mano y pónme ante
Ti.
Brilla tu luz sobre mi, permíteme caminar contigo y hacer siempre tu santa
voluntad.
Señor, deja que tu luz me llene y arroja fuera toda la oscuridad dentro de mi. Entra
en tu templo Señor, reina triunfantemente Rey de mi corazón. Envuélveme en tu
Luz O Señor, rodéame con Tu Presencia, satúrame con Tu ser. Señor, Dios mío,
hazme uno contigo, no te separes de mi, de otra manera estaré en la oscuridad
otra vez. Señor, quédate conmigo, permíteme caminar contigo, hacer todo contigo,
déjame ser todo para Ti, por Ti, a través de Ti y en Ti.

Protégeme y bendíceme O Señor Misericordioso.


Padre maravilloso y amoroso, papito, siento lo vacío que soy: mi pequeñez, mi
vulnerabilidad, mi dependencia en Ti. Me doy cuenta que soy como un niño quien
ha venido a este mundo tan lleno de pecado. Los enemigos de mi alma están a mi
alrededor y dentro de mi, la maldad abunda en el mundo. Protégeme Señor,
aumenta 
mi fe, bendice mi compromiso contigo. No me olvides Señor en tu Amor
Misericordioso.

Lléname con tu Espíritu Santo.


Gran Padre de todos los espíritus, Tu haz enviado el Espíritu Santo a enseñarnos
y a revelar la verdad en nuestros corazones. Nos haz hecho templos de Tu
Presencia, vasos de tu Amor.
Padre, lléname abundantemente de tu Espíritu Santo, aumenta tu Espíritu dentro
de mi, concédeme los regalos del Espíritu Santo para que yo pueda crecer en
santidad para la Gloria de Tu Santo Nombre. O fuego de Amor Divino, desciende
sobre mi y dirígeme, aconséjame, háblame, guíame y santifícame.

Concédeme Paz, Amor y Gozo.


Padre Todo Poderoso, tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo nos ha reconciliado
contigo a través de los méritos de sus sufrimiento. Sus primeras palabras después
de la Resurrección fueron "La Paz sea con vosotros". Ahora que este regalo esta
disponible para nosotros, por favor lléname con tu Paz en toda situación, no me
dejes 
perder este regalo santo que tanto te ha costado. Permiteme Señor descubrir mas
y mas diariamente cuanto me amas. Concédeme el gozo de conocerte, amarte y
servirte.

Sáname.
Sáname en cuerpo, mente y alma, perdóname Señor. Sáname el alma de las
heridas que yo he causado a través de mi pecado. Sana mi corazón de todo
resentimiento, sana mi mente de todo malos pensamientos y de pensamientos
lujuriosos. Sana mi cuerpo de todas mis aflicciones y acepta mi oración de
sanación para mi y para los demás. Pero que no sea mi voluntad Señor, sino la
Tuya.

Bendíceme y santifícame O Señor.


Señor, tu bendición el el gran regalo que me da coraje para continuar en mi
búsqueda de Ti. Permíteme experimentar el gozo de Tu Bendición. Conságrame a
Ti Padre mío y santifícame en tu Amor Infinito; purifícame en la Preciosa Sangre
de Tu HIjo y refíname en el fuego de Tu Espíritu Santo.

Hazme una bendición para todos aquellos a mi alrededor.


Señor, déjame volver un espejo que refleje Tu Presencia a todos aquellos a mi
alrededor. Déjame ser la luz del mundo, la sal de la tierra, el ángel de la Paz, la
palabra de consejo, la oración de sanación, el mensajero de Tu Divina Palabra.
Señor, hazme un instrumento de tu Paz, Amor y Gozo.
Dios mio, yo quiero ser siempre tu fiel siervo. En tu santo nombre bendigo a todos
los que entren en contacto conmigo, porque tu me haz hecho tu hijo/hija de
bendición.

Amén.

José de Jesús y María

LA VERDADERA CONVERSIÓN
PORFCO.MORATO | FEBRERO 17, 2017 | NO HAY COMENTARIOS | TEMAS

LA VERDADERA CONVERSIÓN

No basta con ser creyente sino que hay que ser creíble, puesto que ser cristiano es
parecerse a Cristo y mi vida debería de ser la única biblia que el mundo lea.  Llevo tres años
viviendo frente a una iglesia evangélica muy grande y sus mismos líderes cometen unas
fechorías repugnantes, pues ni la gente del mundo hacen las cosas que estos hacen y este
pésimo testimonio es debido a que no aman a Dios, sino lo que aman es el imperio que han
creado con el nombre de Dios y esta es la guía que el pueblo tiene, es decir que si el
caminar de los líderes no es el caminar de Cristo ¿qué le pueden enseñar al pueblo? NADA,
puesto que la ministración nace dentro del ser humano y estos se creen que la ministración
es lo que dicen y no es lo que dicen sino lo que hacen y según he visto por el testimonio y
comportamiento de las personas que asisten a las iglesias pentecostales es de que la
mayoría están convencidas de que Jesucristo es nuestro salvador, pero no están
convertidas a causa de varios factores, y lo que sucede aquí en este caso es que a Cristo lo
mantienen a fuera porque algo anda mal por dentro y esto es lo que vamos a ver:

Lc 8. 20,21 Y SE LE AVISO, DICIENDO: TU MADRE Y TUS HERMANOS ESTAN FUERA Y


QUIEREN VERTE.  EL ENTONCES RESPONDIENDO, LES DIJO: MI MADRE Y MIS
HERMANOS SON LOS QUE OYEN LA PALABRA DE DIOS, Y LAS HACEN. Dios solo tendrá
una relación, vínculo y amistad con los que oyen y hacen su palabra (textos bajo sus
contextos), más nunca con todos aquellos que asisten a las iglesias cristianas, porque
estos no son de la familia de Cristo, pues son los que oyen y hacen la palabra de Dios. Por
esto mismo yo no creo en aquellos que no viven bajo las mismas condiciones y
características que vivió Cristo y sus doce y después se suben a una tarima a predicar
sobre la biblia porque yo se que Dios no mantiene ninguna relación con este tipo de
persona y si Dios no mantiene relación es porque no le habla y si no le habla, este supuesto
pastor lo único que hace es predicar letra bíblica, pero sin ningún efecto espiritual que es lo
único que romperá mis tuétanos y hará cambiar mi vida y lo que ha sucedido es que los
papeles lo han trangiversado los infiltrados, ya que en este detalle existen dos puntos
inmutables: 1.- La biblia = El libro que rompe los tuétanos y cambia a las personas 2.- El
Dios de la biblia = La mano que mueve el libro que rompe los tuétanos y cambia a las
personas. Como puedes ver el libro sin la mano que mueve el libro no tiene poder
milagroso, únicamente por causa de su sabiduría da millones de consejos muy buenos,
pero no cambia la vida de nadie sin la mano de su Autor. Los que no son de la familia de
Dios, solo pueden predicar biblia sin su Autor, (si el que los predica no vive bajo las mismas
características y condiciones que vivió Cristo y sus doce) pues dichos versículos no van
acompañados del Dios de la biblia que es lo único que cambia la condición miserable del
ser humano, “pues recuerda que EEUU saco de la biblia montones de versículos bíblico
para crear su constitución y hoy en día es el país mas corrupto del mundo”, y la misma
biblia que tenemos nosotros tenían los fariseos A. Test. y el Señor les llamaba hijos del
Diablo y el final de esta trangiversación es que las iglesias se encuentran llenas de gente
convencida, pero no convertidas, porque la letra de la biblia no va acompañada de su Autor,
para que rompa los tuétanos, y todo esto sucede porque estos señores llamados pastores
no están dispuestos a pagar el precio que un pastor de Cristo tiene que pagar y lo que
hacen es que trangiversan la palabra de Dios sacando los textos de sus contextos para
engañar fraudulentamente a todos aquellos que desconocen el funcionamiento literal y
espiritual de la biblia (no todos).

Los seres humanos tendremos dos juicios, uno para salvación y el otro sobre nuestros
hechos en la tierra para la obtención de nuestra corona, pero el juicio de salvación solo será
aprobado para los hijos de Dios y estos solo son aquellos que oyen la palabra del Señor
(cada texto bajo su contexto) y la cumplen, siendo esta la consecuencia de una conversión
en Cristo. Pero para que esto ocurra se necesita mucho tiempo y un gran ejemplo
dirigiéndonos.

Menciono esto porque al final de los cultos pentecostales se hacen un llamado hacia las
personas que quieran aceptar a Cristo, y salen muchas de ellas, oran por estas personas y
al final el pastor dice que se han convertido muchas personas hoy en su iglesia, y eso es
falso, ya que eso solo indica el convencimiento sobre la aceptación a Cristo, pero después
viene lo peor que es aceptar la palabra de Dios y obedecerla como es, y para esto se
necesita mucho tiempo, pues mucha gente salen a que oren por ellos por el momento de
nostalgia y sentimiento que esta teniendo en ese preciso momento.

Hch. 13. 48 Y LOS GENTILES OYENDO ESTO, FUERON GOZOSOS, Y GLORIFICABAN LA


PALABRA DEL SEÑOR: Y CREYERON TODOS LOS QUE ESTABAN ORDENADOS PARA
VIDA ETERNA.   Esto de que cada día llegan a los cultos cientos de personas a que oren
para que se conviertan al Señor sucede por varios factores y el primero es que la biblia se
tiene que cumplir cuando dice que; Muchos son los llamados y pocos los escogidos, ancho
el camino y estrecha la puerta, no todo el que diga Señor, Señor será salvo, etc… Y segundo
porque la iglesia contemporánea pentecostal a desarrollado una serie de ganchos para jalar
a las personas para que sus cultos se llenen de gente convencidas pero no convertidas, y
eso es antibíblico pues la biblia dice que es el Señor el que va añadiendo a la iglesia a los
salvos:

Hch. 2.47 Y EL SEÑOR AÑADIA A LA IGLESIA LOS QUE HABIAN DE SER SALVOS.   Y esto
solo se puede llevar a cabo con su palabra, y los pentecostales los ganchos que han
desarrollado para jalar a las personas son muchos; Show, eventos, cenas, alabanzas,
conciertos, videos, cines, congresos, retiros, etc…, Y aún no se han enterado que el
evangelio de Cristo es para muy poca gente, pues si todos fueran salvos la biblia no se
cumpliría y si no se cumple, miente y si miente no existiría Dios, pero por ahora todo se está
cumpliendo.   Y por eso mismo las iglesias están llenas de personas que no están
convertidas porque no son los salvos que el Señor tiene preparado.Y lo que sucede en las
iglesias contemporáneas es que oran a Dios, pero se engañan unos a otros, leen la biblia y
se predica de ella, pero se roban entre sí, cantan alabanzas y se mienten entre ellos, etc…   
Como puedes ver en la biblia en el A. Test. Dios dejó dicho los patrones exactos de cómo
construir el tabernáculo a Moisés (iglesia) y el barco de Noé (salvación) y a nosotros en el N.
Test. también nos ha dejado escrito de cómo construir la iglesia y también nuestra propia
salvación y te aseguro que si los que construyeron el tabernáculo o el barco no lo hubiesen
hecho con las medidas exactas y los detalles exactos que Dios le dio hubiesen cambiado
muchas cosas para aquellas personas y lo mismo sucede para nosotros que estas personas
que alteran la biblia (sacan los textos de sus contextos) para conseguir sus objetivos que
son; Fama, poder y dinero y aquellos que lo aplauden, elogian y financian tendrán sus
consecuencias el día del juicio, y estos dos tipos de personas son todos aquellos que se
integraron a una iglesia xxxx por razones y motivos personales, pero jamás el Señor los
añadió a la salvación, pero las iglesias lo jalaron para que sus cultos se llenen de gente para
que el protagonismo, la fama y el poder de estos señores que dirigen iglesias xxxx sea cada
vez mayor y la biblia dice que el mayor sirva al menor y El crece en los que menguan y estos
(aplaudidos y financiados como los que aplauden y financian, sin fundamento bíblico) son
los convencidos, pero no convertidos.

El símbolo más auténtico y genuino que simboliza la salvación y la iglesia de Jesucristo es


la muerte, ya que esta misma fue la que nos trajo la salvación a nosotros, y es lo único que
nos dará el poder a nosotros de estar convertidos en Cristo, vivir amarrado a esa bendita
cruz, y todo aquel que no esté dispuesto a pagar ese precio, déjame contarte la mala noticia
de que pertenecen al grupo de los convencidos, y cuando hablo de cruz, estamos hablando
de:    Fama, poder, imperio, economía, carácter, personalidad, piedad, orgullo, bondad,
equilibrio, santidad, austeridad, servicio, sencillez, honestidad, humildad, humillación, amor,
etc… Y aquí no estamos hablando de letras, frases o predicaciones sino de hechos.

CONCLUSION:  Los convertidos en Cristo son aquellos que serán los salvos y los que
forman la iglesia universal de Cristo y estos saldrán de cualquier sitio que brote cualquier
semilla de fe ( en su mayoría en iglesias cristianas donde se predique al Dios de la biblia),
pero serán solamente aquellas que escucharon la palabra de Dios y la obedecieron, como
dijo el primer versículo de este punto, pues solo estos son la familia de Dios puesto que
Dios nunca meterá a vivir en su casa (Sión) a alguien que no sea de su familia y el resto que
son la mayoría, son las personas que asisten a iglesias donde se predica al Dios de la biblia,
pero por razones ajenas a que el Señor los añadió a Su iglesia y el libre albedrío de cada
quien defraudo la oportunidad que Cristo le dio y esta mayoría fueron a parar a cualquier
iglesia cristiana, siendo estos los convencidos que el día del juicio tendrán un gran signo de
interrogación.

Si con exactitud quieres identificar quien es la familia de Jesús solo mira dos anécdotas
bíblicas:   1.- Todos aquellos que estuvieron en el reparto de pan y pescado  (miles) 2.-
Todos aquellos que fueron a su crucificación (unos cuantos) De tantos millones y millones
de personas que asisten a las iglesias la mayoría solo buscan los beneficios de Cristo y solo
unos cuantos buscan la cruz de Cristo. 

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La verdadera conversión (Hechos 26:19)


 Walter Cuadra  22:04:00  Sermones

“Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial”.


Hechos 26:19

INTRODUCCIÓN

            De acuerdo a las estadísticas de diferentes instituciones, aproximadamente el 33% de la población


mundial es considerada cristiana, considerándose como tal  a los evangélicos, testigos de Jehová, Mormones,
Católicos y otras denominaciones que comparten sus creencias de la Biblia. Muchas de las personas que hoy
profesan ser cristianos lo dicen ser porque nacieron en un hogar que compartía esa creencia, o porque les fue
heredado o porque un día levantaron la mano obedeciendo un llamado que un predicador o porque llegaron a
la conclusión de que ese era el mejor camino para estar a cuentas con Dios. Sin embargo, ¿qué dice la Biblia?
En las páginas del Nuevo Testamento podemos encontrar que durante los días de la iglesia primitiva todos los
llamados cristianos llegaban a serlo por conversión y el apóstol Pablo es un buen ejemplo de ello. Por tanto,
todos debemos cuestionarnos si realmente somos cristianos por conversión o solo por tradición. Veamos en
que consiste la verdadera conversión.

La conversión de Pablo

       I.            SIN UNA CONVERSIÓN SE VIVE UNA MENTIRA.


“Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen
todos los judíos; los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la
más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo”.
Hechos 26:4-5

            Aquí encontramos a un hombre que desde su juventud vivió de acuerdo a los principios de una de las
sectas más estrictas en Israel: los fariseos. Convencido que había encontrado el mejor y único medio para
servirle a Dios estaba encaminado a un destino de condenación al perseguir a los seguidores de Jesus por
considerarlos una herejía.

“Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual
también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos habiendo recibido poderes de los
principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las
sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades
extranjera”.
Hechos 26:9-11

            Cuantas personas viven engañadas como lo estaba Pablo, algunos viven una religión falsa, creyendo
estar cerca de Dios, están mas lejos de lo que creen, otros no miden las consecuencias de sus pecados, creen
que no necesitan el perdón de Dios y se deleitan en el mundo siguiendo su propio camino, sin saber que van
camino a la condenación. El apóstol Pablo hablo de lo engañoso que el pecado es, y como éste toma ventaja
de los mandamientos de la ley para condenar más al hombre.

“Porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató”.


Romanos 7:11

            De igual forma el corazón del hombre es muy engañoso a tal punto que no podemos dejarnos llevar
por los sentimientos tal y como lo declara la escritura, porque aunque parezcan bien a nuestra opinión, no
necesariamente sea así delante de Dios.
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”.
Jeremías 17:9

            Por tanto, debemos tener el sumo cuidado de no encontrarnos viviendo en el error, Pablo pertenecía a
una religión estricta que demandaba vivir de acuerdo a la ley de Moises; creía que hacia la voluntad de Dios
pero estaba equivocado. De igual forma, el hombre sin Cristo está perdido, necesita convertirse
verdaderamente a Dios, tal y como le sucedió a Pablo.

II.            EL ENCUENTRO CON CRISTO: EL PASO A LA


    

VERDADERA CONVERSIÓN.

“Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, cuando a
mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me
rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba,
y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues”.
Hechos 26:12-15

            Para que el hombre pueda convertirse de su vida de pecado a Dios necesita tener un encuentro
personal de Jesus. En el relato bíblico Pablo lo relata. Posiblemente Jesus no se revele a todos en la misma
forma, generalmente lo hace a través de la exposición de su palabra la cual nos muestra el error del pecado y
el verdadero camino de salvación. Pablo comprendió que vivía equivocado siguiendo una religión que no lo
salvaría; y que Jesus era el único camino de salvación. Él lo comprendió y obedeció al llamado que Cristo le
hacia: “Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial”,   (Hechos 26:19).

            Para poder experimentar una verdadera conversión a Dios necesitamos obedecer la palabra de Dios
que enseña que fuera de Cristo no hay salvación: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay
otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”, (Hechos
4:12), y esto nos tiene que conducir a un verdadero arrepentimiento, sin él no habrá jamás una conversión
genuina.

“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la
presencia del Señor tiempos de refrigerio”.
Hechos 3:19
           
            El arrepentimiento lleva a la persona a reconocer su pecado, produce un cambio de pensamientos,
actitudes y sentimientos, es un giro de 180 ° completo.

III.            LA EVIDENCIA DE LA VERDADERA CONVERSIÓN.


 

“Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial,  sino que anuncié primeramente a los que
están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se
convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento”.
Hechos 26:19-20
           
            La evidencia de una verdadera conversión es la completa obediencia a su palabra, el abandonar la
vieja vida y seguir a Cristo Jesús. Pablo fue un ejemplo de ello. Desde su encuentro con Jesus obedeció sus
órdenes y se dedico a proclamar esta verdad divina y conducir a otros al camino de salvación. Nadie puede
decir que es un verdadero cristiano si no ha experimentado la conversión, esto no viene por pertenecer a una
religión o seguir lo que creemos que es lo mejor, sino de reconocer nuestro pecado,  la necesidad que tenemos
de Dios y de arrepentirnos para comenzar a llevar una nueva vida en Cristo.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas”.
2 Corintios 5:17

            CONCLUSIÓN
            Por consiguiente, para poder alcanzar la misericordia de Dios debemos convertirnos al evangelio, pero
para ello es necesario arrepentirnos de nuestros pecados y vivir por la fe en Cristo.

¿Qué es la verdadera conversión?
por David C. Pack

¿Qué es la verdadera conversión? ¿Será simplemente “profesar a Cristo como Señor y Salvador”?


¿Cómo y cuándo es uno convertido? ¿Es repentino — inmediato? ¿O es un proceso gradual, que
dura toda una vida? Muchos luchan con problemas, debilidades y pecados. ¿Espera Dios que
haya superación — crecimiento? ¿Qué significa esto? ¿Cómo se logra? ¿Qué papel juega
el Espíritu Santo? ¿Qué acerca de la fe y el arrepentimiento? Muchos asumen que deben
ser perfectos. Otros juzgan el camino de Dios de acuerdo a la conducta de los cristianos. ¿Puede
alguien pecar y permanecer siendo un Cristiano? ¿Y qué del perdón? Millones buscan respuestas
para estas preguntas. ¡He aquí el tema de la conversión cristiana finalmente aclarado!

¿Cuándo es convertida una persona? Yo he conocido a muchos quienes dudaban de su


conversión porque nunca les había sido enseñado el significado de la verdadera conversión.
Al estar bajo fuego — bajo presión — carecían de la confianza para saber que podían
abordar efectivamente sus problemas. No estaban seguros de tener siquiera el poder para
vencerlos.

Puesto que el diablo — el autor de la confusión (I Cor. 14:33) — engaña al mundo entero
(Apoc. 12:9), él también busca confundir a los cristianos profesos acerca de este muy
importante tema.

Exactamente, ¿qué es un verdadero cristiano? ¿Será aquel que “asiste a la Iglesia”, “que
profesa a Jesús”, “que conoce a Cristo” o que ha sido “bautizado”? ¿Habrá algún versículo
al que podamos voltear para que nos dé la definición bíblica de un verdadero cristiano y
que elimine toda la confusión?

El apóstol Pablo escribió: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos
son hijos de Dios” (Rom. 8:14). Un cristiano, entonces, es uno que tiene el Espíritu Santo
guiándole. ¿Pero será absolutamente esencial tener el Espíritu de Dios para ser un
cristiano? En este punto del contexto, Pablo ya había dicho: “Mas vosotros no vivís según la
carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. ¡Y si alguno no
tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él” (v. 9)!

¡Es así de simple! Uno o tiene el Espíritu de Dios, y es un cristiano, o no lo tiene y no es un
cristiano — “no es de Él”. Todos aquellos que están verdaderamente convertidos tienen el
Espíritu Santo en ellos.

Pero, ¿qué significa esto? ¿Acaso recibir el Espíritu de Dios es todo lo que hay para el
cristianismo y la conversión — o hay algo más?

Recibiendo poder

Cristo instruyó a los apóstoles por cuarenta días después de Su Resurrección (Hechos 1:3).
Él les instruyó que esperaran en Jerusalén hasta que recibieran el Espíritu Santo diez días
más tarde, en la Fiesta de Pentecostés. Los discípulos le preguntaron si estaba a punto de
establecer Su reino sobre la tierra. Justo antes de ascender al cielo, Él dijo: “No os toca a
vosotros saber los tiempos o las sazones…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo” (vs. 7-8). Entonces desapareció en una nube.

Al igual que los apóstoles que esperaban poder a través del Espíritu Santo, la mayoría de
personas hoy día esperan alguna clase de fortaleza adicional tras la conversión. Dígale a un
adolescente que le dará las llaves del auto de la familia, y no tendrá ninguna dificultad para
entender que está a punto de recibir verdadero poder. La primera vez que a mí me dieron
las llaves del auto de mi papá, entendí exactamente lo que eso significaba. No hay
diferencia con un cristiano potencial que espera recibir el Espíritu de Dios en el
arrepentimiento y bautismo.

Pablo le escribió a Timoteo: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino
de poder, de amor, y de dominio propio” (II Tim. 1:7). Puesto que los cristianos tienen el
Espíritu de Dios, un poder muy real ha llegado a sus vidas. Por supuesto, el versículo
también dice que un cristiano demuestra amor — o el camino de vida del dar — y que su
conducta refleja dominio propio.

El hecho de que el Espíritu de Dios imparta dominio propio es evidencia de que Dios quiere
que los cristianos entiendan su llamamiento (su conversión) lo cual es el PROPÓSITO de
Dios para ellos. Dios quiere que las personas sean firmes en Su camino. Por supuesto,
esto debe incluir entendimiento de todos los aspectos básicos de la verdadera conversión.

¿Cuándo es otorgado el Espíritu Santo?

¿Cómo recibe alguien el Espíritu de Dios en realidad? ¿Y cómo puede saber con certeza que
le ha sido dado? Puesto que este momento constituye la conversión, ¿en qué punto puede
el aspirante a cristiano estar seguro de que Dios le ha otorgado Su Espíritu? Puesto que no
tener el Espíritu de Dios impide que uno sea un verdadero cristiano, seguramente Dios no
dejaría a Sus siervos en dudas de si lo tienen o no — ¡de cuando lo reciben exactamente!

El libro de Hechos declara: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros
en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu
Santo” (2:38).

Recibir el Espíritu de Dios llega con el verdadero arrepentimiento y el bautismo correcto.


Con esto también llega la remisión de los pecados, o el perdón. Así que hay
un momento específico cuando la conversión comienza. Hay un tiempo definido cuando el
Espíritu Santo entra en la mente y uno se convierte en un verdadero cristiano — y Dios ha
engendrado a un nuevo hijo. Sin embargo, hay más por entender.

Debemos preguntar: ¿Ahora ya está terminada la salvación del cristiano? ¿Acaso ya es


“salvo(a)”? ¿Es el recién engendrado hijo de Dios repentinamente perfecto, incapaz de
volver a pecar o a equivocarse, porque piensa que ha sido salvo?

La verdadera conversión cristiana es un proceso GRADUAL de crecimiento y superación —


de cambio y desarrollo. Pero, ¿cómo? Y al final del proceso, ¿cuál es la apariencia del
cristiano “terminado”? ¿Y qué tiene esto que ver con la meta de un cristiano, y con lo que
está tratando de obtener como su recompensa final por haber sido un cristiano?

El propósito de Dios para los cristianos

Durante Su ministerio Cristo proclamó el evangelio del reino de Dios. Escondido dentro de


este mensaje está el entendimiento del asombroso e INCREÍBLE POTENCIAL HUMANO para
aquellos que verdaderamente se rinden a Dios. Adondequiera que Cristo fue habló acerca
del reino venidero — o gobierno — de Dios. Aunque la mayoría de Sus parábolas estaban
concentradas en este mensaje, pocos de quienes las escucharon entendieron su
significado. ¡Y cuando Él hablaba estas parábolas, siempre incluyó cómo es que los
verdaderos cristianos estaban calificando para convertirse en parte de ese gobierno!

Mateo 13 contiene media docena de parábolas del “reino”. Este capítulo comienza con la
parábola del “Sembrador”, ilustrando a alguien que tira semillas en diferentes ubicaciones
y distintas clases de tierra. En algunos casos, la parábola describe cómo la semilla creció y
floreció en la persona que la recibió. En otros casos, la semilla murió rápidamente después
de empezar a crecer, o no tuvo raíz en lo absoluto. Otros que recibieron la semilla
crecieron en carácter “treinta, sesenta o cien por uno” en el camino hacia el reino.

Ésta es seguida por la parábola del “Trigo y la Cizaña”. Esta parábola discute los “frutos”
que aparecen en las vidas de los cristianos, previo al tiempo en que Dios los recoge hacia
Su “granero”. El fruto, bueno o malo, representa el crecimiento cristiano, o la falta de
crecimiento. El granero es un tipo del reino.

La tercera parábola ilustra al reino comenzando como un pequeño “grano de mostaza” que
crece hasta llegar a ser un gran árbol. Ésta es seguida por la parábola de la levadura,
ilustrando el reino de Dios como levadura regándose hasta impregnar la masa (la tierra,
todas las naciones) que la contienen. La quinta compara al reino con un “tesoro escondido”
encontrado en un campo. Quien lo encuentra vende todo lo que tiene para comprar aquel
campo.

La sexta parábola describe al reino como “una perla de gran precio”, la cual una persona
compra después de haber vendido todo lo que tiene para recaudar suficiente dinero para la
compra. La séptima y última parábola de este capítulo describe al reino como una “red”
que recoge toda clase de peces. Los “buenos” peces son recogidos — los “malos” son
descartados. Cristo explica que los peces buenos son aquellos que entran al reino. Los
malos representan a aquellos quemados y destruidos en un “horno de fuego” (el lago de
fuego). (Lea nuestro folleto La verdad acerca del INFIERNO para entender la verdad acerca
de este mal entendido tema).

En cada una de estas parábolas, el mensaje es el mismo. Algunos (no todos) están
dispuestos a pagar el precio para ser un cristiano. Están dispuestos a crecer espiritualmente
y a desarrollar el verdadero carácter cristiano a fin de poder heredar posteriormente la
recompensa eterna de convertirse en Hijos nacidos (ya no solamente engendrados) de Dios
— en la FAMILIA DE DIOS — reinando con Él en el reino de Dios.
Hay muchas otras parábolas en el Nuevo Testamento. Muchas de las enseñanzas de Cristo
fueron a través del uso de estas historias acerca de cosas comunes y bien conocidas. Éstas
tenían la finalidad de llevar lecciones profundas acerca del llamamiento cristiano, para
aquellos cuyas mentes han sido abiertas por Dios para entenderlas.

Cristo dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44,
65). Usted no puede entender la verdad de Dios a menos que Dios le haya atraído —
llamado — a ella a través del poder de Su Espíritu. Entonces, el proceso de llegar a la
verdadera conversión cristiana comienza con un llamamiento o atracción directamente del
Padre.

La parábola de los talentos, de los denarios, de la cena de bodas, de las diez vírgenes, de
ovejas y cabritos, del juez injusto, de la higuera, de las ovejas perdidas, de la moneda
perdida, del hijo prodigo, del mayordomo infiel, de Lázaro y el hombre rico, del buen
Samaritano y otras, todas involucran o ilustran a un cristiano entrando en el venidero
reino, o familia gobernante, de Dios a la Segunda Venida de Cristo. Requeriría más espacio
el examinar más de cerca cada parábola para demostrar esto. Aunque algunas son muy
cortas, y otras bastante largas, el propósito de la mayoría de las parábolas de Cristo es
esencialmente el mismo. Para aquellos quienes siguen la instrucción de Pedro de “crecer
en la gracia, y el conocimiento” (II Pedro 3:18), la autoridad en el gobierno de Dios bajo
Cristo es alcanzable.

El venidero reino de Dios

En el Sermón del Monte, Cristo dijo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y Su


justicia” (Mat. 6:33). Un cristiano siempre debe esforzarse hacia estas dos metas
inseparables. Note que la primera prioridad es buscar el reino de Dios. Pero también debe
desarrollar la justicia de Dios — Su carácterDivino. La mayor parte de este sermón es un
énfasis en la edificación del carácter a través de la obediencia a la Ley de Dios.

El apóstol Juan registró las palabras de Cristo: “En la casa de mi Padre muchas


moradas [oficios] hay… voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os
preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy,
vosotros también estéis” (Juan 14:2-3).

Esto necesita análisis.


Primero, hay muchos “oficios” en la “casa” (el reino) de Dios. Segundo, Cristo está
preparando estas posiciones antes de que “venga otra vez”. Tercero, los cristianos no van a
ir adonde Él está, para estar con Él, porque Jesús dijo: “vendré otra vez”. (El cielo jamás ha
sido la recompensa de los salvos). Al cristiano se le ofrece una herencia de autoridad sobre
la tierra (Mat. 5:5).

Un capítulo más adelante (Juan 15:1-2), Cristo continúa: “Yo soy la vid verdadera…Todo
pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para
que lleve más fruto”. En el versículo 5, Él dice nuevamente: “lleva mucho fruto”, y en el
versículo 8: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”. Finalmente dice:
“yo os elegí a vosotros…para que vayáis y llevéis fruto” (vs. 16).

¡Un cristiano lleva fruto en su vida! El versículo 8 continua explicando que al hacer esto:
“seáis así mis discípulos”. ¡Cristo lo identifica a usted como uno de Sus discípulos (y uno de
los hijos engendrados de Dios) si lleva o no fruto en esta vida!

Ahora debemos considerar algunos versículos básicos acerca del reino de Dios.

El siervo antediluviano de Dios, Enoc (el bisabuelo de Noé), también predicó acerca del
venidero reino de Dios. Judas describió su mensaje: “…también profetizó Enoc… diciendo:
He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos”
(v. 14-15).

De la misma forma, Daniel escribió: “Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y
poseerán el reino… eternamente” (7:18). Los versículos 22 y 27 reiteran esta recompensa
para los verdaderos cristianos.

El libro de Apocalipsis registra varios lugares donde Cristo, a través de Juan, les ofrece el
reino a aquellos quienes venzan. Note: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin,
yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro” (2:26-27) y “Al
que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono” (3:21).

Finalmente, note Apocalipsis 20:4-6. Hablando de los santos, declara: “Y vi tronos, y se


sentaron sobre ellos… y vivieron y reinaron con Cristo mil años… Esta es la primera
resurrección… sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. Al
unirlo con Apocalipsis 5:10, es claro que los santos resucitados se convierten en ambos,
“reyes y sacerdotes”, quienes “gobiernan la tierra” con Cristo.
Este conocimiento es verdaderamente especial — y precioso. El mundo no sabe del
venidero reino de Dios, el cual Cristo establecerá a Su Regreso. “El dios de este mundo” (II
Cor. 4:4) ha engañado a la humanidad (Apoc. 12:9). (Lea nuestros folletos ¿Qué es el reino
de Dios? y ¿Cuál es el verdadero evangelio?)

Los cristianos están en entrenamiento diario. Por lo tanto, es crítico que entiendan su
“régimen de entrenamiento”.

Fe y arrepentimiento

Ya hemos explicado que Dios da Su Espíritu en el bautismo, el cual ocurre después del
arrepentimiento. ¿Pero cómo se consigue el arrepentimiento? ¿Solamente se declara, con
una simple afirmación, “estoy arrepentido”? ¿Es esto todo lo que hay que hacer? ¡La
respuesta es un enfático NO! No es tan simple.

El arrepentimiento es un don de Dios, tanto como lo es el llamamiento inicial. Al hablar de


los gentiles que venían a la conversión, Hechos 11:18 declara: “De manera que también a
los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida”. II Timoteo 2:25 habla de ciertas
circunstancias donde “quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad”.
Finalmente, Romanos 2:4 explica que es “la benignidad de Dios” la que lleva al
arrepentimiento. Las personas no “desarrollan” el arrepentimiento a fin de requerirle a
Dios que les de Su Espíritu Santo (Hechos 2:38).

Las personas deben buscar a Dios y pedirle el don del arrepentimiento. Esto no es


automático y jamás debe ser tratado como tal. Pero Dios les concede arrepentimiento a
todos aquellos quienes lo buscan con todo su corazón, como lo hizo David en Salmos 51.
(Tómese un momento para leer este salmo completo).

Pero, ¿de qué se arrepiente uno exactamente? La Biblia dice: “todos han pecado” (Rom.
3:23).

I Juan 3:4 declara: “El pecado es infracción de la ley”. Esto se refiere a la Ley de Dios. La
mente normal o carnal es hostil hacia ella (Rom. 8:7). Las personas no obedecen
naturalmente a Dios. La naturaleza humana desobedece — quebranta — la Ley de Dios, ¡y
lo hace de manera natural! Un cristiano guarda la Ley de Dios. No solamente la escucha o
habla de ella: “Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino
los hacedores de la ley serán justificados” (Rom. 2:13).
Por lo tanto, Dios solamente le dará Su Espíritu a uno a quien Él haya conquistado — a uno
que esté dispuesto a obedecerle (Hechos 5:32).

El mundo ilustra la Ley de Dios como dura y gravosa. Pero Juan escribió: “Pues este es el
amor a Dios, que GUARDEMOS SUS MANDAMIENTOS; y Sus mandamientos no son
gravosos” (I Juan 5:3). (También lea Romanos 13:10). La Ley de Dios es santa, justa, buena y
espiritual (Rom. 7:12, 14) y es a través del Espíritu de Dios que uno puede obedecer a Dios
y así practicar el amor de Dios. Romanos 5:5 dice: “el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo”.

Una mente arrepentida se ha apartado de su propio camino. Ésta quiere seguir a Dios. Está
rendida a Dios — rendida a Su gobierno, Su autoridad en su vida. Una mente así se esfuerza
por imitar a Jesucristo y por producir los “frutos del Espíritu”. Cristo habló acerca de “llevar
mucho fruto”. Más adelante, inspiró a Pedro a listar los “frutos del Espíritu” — amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (auto control) — en
Gálatas 5:22-23. Éstos se hacen evidentes en la conducta de la persona que es guiada por el
Espíritu — convertida.

La mente arrepentida ha virado del camino egoísta de vida del “obtener”, hacia el camino
del “dar”. Todo el pensamiento de un cristiano es transformado — cambiado
completamente — a una manera totalmente nueva de ver la vida.

El cristiano vive por fe (Heb. 10:38; Habacuc 2:4). Pero la fe de Cristo (Apoc. 14:12), no la fe
humana, es la que le hace posible que la persona obedezca a Dios. No obstante, la persona
debe demostrar una fe inicial en que Cristo le ha perdonado en el bautismo (Hechos 2:38).
Es en ese momento cuando el estado de conducta previo de un cristiano ha sido limpiado
completamente. Éste se ha hecho tan blanco como la nieve — ha sido limpiado por la
sangre de Jesucristo (Efe. 1:7; Col. 1:14). Esta primera fe humana es entonces reemplazada
por la fe de Cristo en la persona ahora convertida (Rom. 1:17). Hemos visto que la fe es uno
de los frutos del Espíritu de Dios, el cual ha entrado en la mente del cristiano en el
engendramiento — en la conversión y el bautismo. (Para aprender más acerca de la
diferencia entre la fe humana y la fe de Cristo, lea nuestro folleto ¿Qué es la FE verdadera?)

¡No malentienda esto! Dios no le debe Su Espíritu porque usted haya ejercitado fe y se
haya arrepentido. El Espíritu Santo es un don (Hechos 2:38), como lo es el arrepentimiento
en sí mismo. El Espíritu de Dios no es algo que usted se puede ganar a través de sus obras,
de la misma forma como la salvación tampoco puede ser ganada por obras (Efe. 2:8-9).

La verdadera conversión explicada

Recuerde que el poder que viene con el Espíritu de Dios ayuda a una persona a crecer y a
vencer. Literalmente, este poder es Cristo viviendo Su vida en el cristiano. Sin Su ayuda, el
recién convertido no llega a ninguna parte — ¡rápido! Cuando Cristo dijo: “lleva mucho
fruto” (Juan 15:5), Él siguió esta frase con: “Porque separados de mí nada podéis hacer”. El
poder humano — la energía humana — solamente ayuda a una persona a vencer en áreas
físicas. Los problemas espirituales no pueden ser conquistados por medio de esfuerzos
físicos, mentales o emocionales.

Recuerde, Cristo es la Vid y nosotros somos las ramas. Las ramas deben estar conectadas a
la Vid, y esto ocurre a través del Espíritu de Dios trabajando en una mente.

Al hablar de esto, Cristo dijo: “de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del
Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él…” (Juan 7:38). A medida que realiza
buenas obras, el Espíritu de Dios fluye “del interior” del cristiano. Por lo tanto, debe ser
reabastecido, o de lo contrario será disminuido y desaparecerá completamente. Por eso
Cristo dijo: “Pues si vosotros…sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11:13). Usted
debe pedir regularmente, en oración, más del Espíritu Santo.

Pablo escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13), y, “hermanos míos,
fortaleceos en el Señor, y en el poder de Su fuerza” (Efe. 6:10). Cristo también dijo: “para
Dios todo es posible” (Mat. 19:26). Con el Espíritu de Dios trabajando y creciendo
activamente en usted, ¡esto puede ser cierto en usted!

Pero la verdadera conversión profunda no ocurre de la noche a la mañana. Pablo les


escribió a los corintios que eran “niños [bebés] en Cristo” (I Cor. 3:1). Él describió como
requerían “leche”, en lugar de la “vianda”, para comer. El nuevo cristiano es muy parecido
a un infante. Como analogía, primero aprende a rodar, luego a gatear, antes de caminar (e
incluso entonces, al principio, de una manera inestable y tambaleante). Sólo más adelante
aprende finalmente a correr (espiritualmente).
Pablo entendía esto. Él comparó la conversión con una competencia de carreras (I Cor.
9:24). Por supuesto, aunque no de manera inmediata, el corredor debe, en cierto punto,
desarrollar más velocidad, porque Pablo dice: “corred de tal manera que lo obtengáis [que
ganéis]”.

Así es el camino de vida cristiano. El crecimiento lento, firme, a través de práctica diaria,
produce progreso en la vida de la persona que está imitando a Cristo. El nuevo cristiano se
esfuerza sinceramente, de todo corazón, para ser diferente — para darse la vuelta y tomar
el otro camino — el camino de Dios — ¡por el resto de su vida!

No es el camino fácil

Pero, ¿es fácil el camino del cristiano? ¿Es el desarrollar un carácter semejante al de Cristo,
el proverbial “paseo”? ¡Definitivamente no!

Regresemos al Sermón del Monte para ver la propia respuesta de Cristo. Él dijo: “Entrad
por la puerta estrecha [difícil]; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a
la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto
el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mat. 7:13-14). Siempre ha
sido la minoría la que ha estado dispuesta a pagar el precio de vivir este difícil camino de
vida.

Recuerde, los Cristianos “corren”. Correr requiere esfuerzo — ¡es TRABAJO DURO! Los
corredores se fatigan después de gastar mucha energía. Observe a las personas en una
carrera de larga distancia a medida que se acercan a la línea final. Están cansados, agotados
— ¡extenuados! Correr nunca es fácil. Y algunas veces, al igual que un participante de
campo traviesa o de maratón, el corredor tiene que subir y bajar colinas, por terrenos
accidentados.

Pablo mismo dijo: “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús” (Fil. 3:14). En el versículo anterior, él dijo que había aprendido a
“olvidar ciertamente lo que queda atrás” y a “extenderse” hacia la meta final que estaba
delante de él (vs. 13). Si el corredor ha proseguido con fuerza a través de una larga carrera,
estará totalmente cansado al final. ¡Sin embargo, si se rinde, no tiene oportunidad de
ganar, y toda su práctica y esfuerzo en la preparación para la victoria fueron
desperdiciados! Así que, sin importar cuán cansado esté el corredor, recordará: “con Dios
todas las cosas son posibles”.

Pablo también habló del cristianismo como una “lucha” (Efe. 6:12). Cualquiera que haya
luchado sabe que es muy extenuante — algunas veces hasta el punto de las náuseas y los
vómitos. También lo comparó con pelear. Note I Timoteo 6:12: “Pelea la buena batalla de
la fe, echa mano de la vida eterna”. También, II Corintios 10:4 dice: “Porque las armas de
nuestra milicia no son carnales [físicas], sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas [del griego castillos]”.

Nada acerca de la guerra es placentero o fácil. Es peligroso y usualmente resulta en muchas


víctimas — algunas heridas, otras muertas. Por eso Pablo les advierte a los cristianos que
“peleen una BUENAbatalla” (I Tim. 1:18). Cristo es llamado el “AUTOR [CAPITÁN] de
nuestra salvación” en Hebreos 2:10. ¡El soldado sin experiencia o sin entrenamiento
fácilmente puede convertirse en víctima de guerra si no se sujeta a la autoridad y sigue las
órdenes de su capitán!

Combatiendo tres enemigos

Los cristianos están en guerra en tres frentes diferentes. Deben estar vigilantes — sin
desatender el peligro potencial de ninguno de los tres enemigos que regularmente los
confrontan. Toma humildadque un cristiano reconozca, para sí mismo y para Dios, que
cualquiera de estos adversarios puede abrumarle.

Démosles un breve vistazo a estos enemigos.

Efesios 6 describe seis piezas de la armadura que un Cristiano usa en la guerra. Estudie
cuidadosamente los versículos 12-17. Estos contienen una gran advertencia para aquellos
que se olvidan que están luchando contra los “espíritus de maldad en regiones celestes”.

PRIMERO, el diablo y sus ángeles caídos quieren derrotar y destruir a cada hijo potencial de
Dios. Si usted está engendrado por Dios, usted es un hijo de Dios, con enorme potencial
para gobernar. El diablo odia la posibilidad de que usted pueda recibir lo que a él nunca le
ha sido ofrecido — membresía en la familia de Dios. Él anda alrededor, como un león
“buscando a quién devorar” (I Ped. 5:8). ¡Pero no puede derrotar a los que son “vigilantes”
ni a aquellos que lo “resisten” (vs. 9)! Un cristiano debe estar alerta continuamente y
resistir las actitudes de Satanás, que pueden arrastrarse hacia adentro de su mente. (Lea
nuestro folleto ¿Quién es el DIABLO? para entender el papel de Satanás en el Plan de Dios).

SEGUNDO, I Juan 5:19 declara: “el mundo entero está bajo el maligno”. Esta es una crítica
muy fuerte para la humanidad. ¡Pero allí está en su Biblia! El cristiano también debe resistir
las influencias de este mundo, con todo su resplandor, su emoción, sus atracciones
y tentaciones. Este no es el mundo de Dios. El “dios de este mundo” lo ha modelado. El
Dios verdadero no es el autor de la confusión, la ignorancia y la miseria que empapan a
todas las muchas culturas y sociedades del mundo de Satanás. (También lea UN MUNDO
EN CAUTIVERIO).

Hay muchas tentaciones, trampas y riesgos en las cuales el verdadero cristiano puede caer
fácilmente si no está cerca de Dios y no vive por cada palabras de la Biblia (Mat. 4:4; Lucas
4:4). Pablo les instruyó a los ancianos efesios que la “Palabra de Dios…tiene poder
para sobreedificaros y daros herencia [salvación — vida eterna]” (Hechos 20:32). ¡Estúdiela
diariamente!

TERCERO, estudiar la palabra de Dios le ayudará a vencer las influencias de su carne.


Posteriormente Pablo dijo: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del
Espíritu es vida y paz…y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Rom. 8:6,
8). Un cristiano aún está hecho de carne, pero ya no anda más “en la carne”, porque tiene
el Espíritu de Dios guiándole.

Sin restricciones, la naturaleza humana consiste en vanidad, celos, lujuria, avaricia, envidia,
resentimiento, odio, ira, orgullo, rebelión, insensatez, necedad, engaño y hostilidad hacia
Dios. El que anda en el camino de Dios se está esforzando por refrenarse y
por contenerse en cualquier área que la Palabra de Dios instruya. Y lucha por ejercitarse en
todos los aspectos que Dios instruye. ¡Cuando Dios le da instrucciones de hacer algo, lucha
por hacerlo! ¡Cuando Dios da la instrucción de no hacer algo, lucha por no hacerlo!

Aunque aprender a seguir siempre este patrón toma una vida, edificar el carácter de Dios
es el propósito para el cual cada ser humano ha nacido. Su trabajo es el de “ponerse” el
carácter de Dios y de Cristo, y el de “quitarse” las influencias carnales de la naturaleza
humana (Col. 3:8-13). Aunque esto no es fácil, la recompensa es grande.
Solamente a través de oración regular, estudio bíblico, meditación y ayuno ocasional (pasar
sin alimento ni agua por un periodo de tiempo), podrá vencer el hijo de Dios a los tres
adversarios que le esperan cada día de su vida.

La lucha de Pablo

La Biblia está llena de historias de los más grandes siervos de Dios batallando para vencer
el pecado. En casi todos los casos, ellos tuvieron que aprender lecciones difíciles y a veces
muy dolorosas. Cuando son examinados colectivamente, se ve que Moisés, Noe, David,
Samuel, Pedro y otros pelearon contra toda clase de problemas conocidos para el hombre.

Pablo representa un ejemplo clásico de cómo uno de los más grandes siervos de Dios luchó
para vencer el pecado. Al final de su vida pudo decir que había “peleado la buena batalla” y
que había “corrido su curso” sabiendo que una “corona” le esperaba. Pero esto no sucedió
sin tener que luchar, proseguir, correr, pelear y guerrear contra su naturaleza humana.

Lea cuidadosamente Romanos 7:14-23. Esto lo educará y alentará a darse cuenta de que
usted no está solo en su camino de vencer a Satanás, a la sociedad y al ser — ¡todos los
cuales guían al pecado!

Pablo dijo: “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal [físico, hecho de
carne], vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero,
sino lo que aborrezco, eso hago” (vs. 14-15). Él continuó: “porque el querer el bien está en
mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero [hacer], sino el mal que no
quiero [hacer], eso hago” (vs. 18-19).

Era como si cualquier cosa que Pablo quisiera o no quisiera hacer, su naturaleza humana,
su carne, ¡le causaba hacer exactamente lo opuesto! ¿Por qué?

Dios lo inspiró a registrar la respuesta para nosotros: “Así que, queriendo yo hacer el bien,
hallo esta ley: que el mal está en mí…Pero veo otra ley en mis miembros, que
se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado” (vs. 21, 23).

Pablo continuó añadiendo que fue solamente a través del poder de la Mente de Cristo en él
como pudo vencer y obtener la victoria final en guardar la Ley de Dios, en vez de obedecer
la “ley” tan real del pecado. Solamente de esta manera Pablo pudo decir más adelante que
había “peleado la buena batalla” y que había “corrido su curso” hacia la victoria.
No se equivoque. ¡El cristianismo es una guerra total! Pero es una guerra que el cristiano
debe esperar GANAR — en tanto continúe acercándose a Dios para obtener fuerza para
vencer.

Dios ve la intención de su corazón. Es su deseo y motivación general lo que es importante


para Dios. Él quiere saber si después de pecar usted se arrepiente de ello y está
determinado a luchar por mejorar. Él entiende las tentaciones que nos acosan mucho más
que nosotros mismos. Él observa para ver si vamos a estar sobrios y vigilantes a medida
que sacamos de raíz del pecado de nuestras vidas — y si proseguiremos continuamente.

El carácter perfecto de Dios

El Dios todopoderoso, quien hizo los cielos y la tierra, también lo hizo a usted. El universo
físico fue creado simplemente para reflejar la gloria del Dios que lo hizo, y para ser un
hermoso regalo para que la humanidad lo viera y disfrutara.

Usted fue creado para un propósito infinitamente más grande. Fue creado para llegar a ser
como Dios — para edificar un carácter perfecto, santo y justo. Dios de hecho se
está reproduciendo a Sí Mismo en las personas. Al igual que usted es el hijo de sus padres, y
posiblemente tenga sus propios hijos, Dios es su padre. Así como usted se parece
físicamente a sus padres, y sus hijos se parecen a usted, Él quiere que usted se parezca a Él
— ¡EN CARÁCTER ESPIRITUAL!

Rara vez las personas hablan o se interesan en el desarrollo del carácter — alguna vez
llamado “virtud”. Parece que muy pocas personas hoy entienden mucho al respecto.
Solamente a través de la Palabra revelada de Dios se entiende y describe la definición
correcta del carácter.

¡Carácter es entender — distinguir — lo correcto de lo equivocado y hacer lo que es


correcto en vez de lo que es equivocado! Dios revela lo que es correcto — cómo vivir. Pero
el carácter justo es edificado a través del poder del libre albedrío — decidiendo hacer lo
que es correcto. Como cualquier músculo del cuerpo, el carácter es edificado empujando
contra la resistencia, fortaleciendo así el músculo (en este caso, la mente) que está siendo
sometido a la resistencia. El carácter elige hacer lo correcto en vez de elegir lo que está
equivocado. Éste no se preocupa de lo que OTROS dicen o hacen. ¡Solamente se preocupa
con lo que DIOS dice que se haga!
Dios es amor. El amor es el cumplimiento de la ley. Es una preocupación altruista, externa
por otros, poniendo a los demás primero — delante de los intereses del ser. ¡Recuérdese
constantemente que la razón por la que nació es para edificar el mismo carácter de Dios!

Recuerde que Pablo dijo que el Espíritu de Dios refleja “dominio propio”. Incluso en el nivel
humano, muy pocas personas hoy tienen “sentido común”. Parece más difícil que nunca el
permanecer equilibrado y estable, a medida que las presiones y las tensiones que rodean a
las personas les causan hacer más cosas que son erróneas, extrañas e incluso bizarras. El
Espíritu de Dios lo guiará a usted a una forma de pensar estable, firme y (Fil. 4:8). Le
ayudará a ver las cosas que ocurren a su alrededor, y a reaccionar ante éstas en una
manera divina. Le afirmará su entendimiento y le llevará a hacer decisiones sabias,
correctas y equilibradas en su vida diaria.

¡Sea diligente! Presiónese a crecer y a vencer. No espere que sea fácil, como “caerse de un
tronco”. Crezca en conocimiento. Una vez convertido, reconozca que ha sido “escogido
para ser un soldado” y debe “soportar dificultades” algunas veces, como Pablo le escribió a
Timoteo (II Tim. 2:3-4). Romper todos sus viejos hábitos tomará tiempo. Después de todo,
usted los ha practicado — y en cierto sentido, incluso refinado — a lo largo de una vida. Sus
hábitos se han convertido en parte de usted. Estos son una “segunda naturaleza”. Sin
embargo, recuerde que no son la “naturaleza divina” (II Ped. 1:4) que entró en usted con el
recibimiento del Espíritu de Dios en el bautismo y la conversión.

Si usted es un adulto, le tomó de quince a veinte años crecer hasta cierta estatura. ¡El
cristianismo no es diferente! Eso es mucho tiempo. Y posiblemente incluyó muchos
“dolores de crecimiento”. Usted probablemente se cayó y se raspó las rodillas o se sangró
la nariz muchas veces antes de llegar a la adultez. ¡El cristianismo no es diferente! No se
desaliente ni deje de crecer, tanto como un niño no debería desanimarse y “dejar de vivir”
simplemente porque se cayó muchas veces y se raspó las rodillas. Cuando su niño se cae,
usted le dice que se levante, porque eso es parte de la vida. ¡El cristianismo no es diferente!

Los niños pequeños siempre quieren crecer más rápido de lo que la vida les permite.
Aunque la niñez es maravillosa en tantas formas, parece que la mayoría de los jóvenes no
pueden esperar a ser adultos. ¡El cristianismo no es diferente! Pero la madurez cristiana
completa solamente llega después de un largo período de practicar el camino de vida
correcto.
Pero, ¿qué si uno peca?

Hemos establecido que todos los seres humanos pecan. ¿Debe el cristiano recién
engendrado esperar que esto continúe después del bautismo? ¿Se alcanza la perfección de
la noche a la mañana, a través de cierta “profesión de fe” o de un acto de arrepentimiento
y bautismo?

¡No es así! Hay un largo pasaje de escritura que es muy útil en el tema del perdón y los
asuntos relacionados.

Los siguientes versículos tienen mucha instrucción — pero solamente después de leerlos
completos: “…y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con Su Hijo
Jesucristo…para que vuestro gozo sea cumplido. Este es el mensaje… Dios es luz y no hay
ningunas tinieblas en Él. Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas,
mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como Él está en luz,
tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo
pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la
verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos
pecado, le hacemos a Él mentiroso, y Su palabra no está en nosotros. Hijitos míos, estas
cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para
con el Padre, a Jesucristo el justo. Y Él es la propiciación por nuestros pecados” (I Juan 1:3-
2:2).

Hay mucha instrucción importante aquí. Abra su Biblia y examinemos esto versículo por
versículo.

Versículo 3: Juan, el último apóstol vivo en la Biblia, hablando en nombre de todos los
apóstoles (“nosotros”), explica que la verdadera comunión del cristiano es en el plano
espiritual con Cristo y con el Padre. Es solamente a través de ellos que los cristianos
pueden tener una comunión real y verdadera los unos con los otros, dentro de la Iglesia de
Dios.

Versículo 4: El propósito de Juan era enseñarles a las personas la fuente del gozo real,
permanente y pleno.
Versículo 5: El Dios verdadero representa luz — Él “es luz” — y no hay nada oscuro en lo
que Él es o hace. La persona que tiene comunión con el verdadero Dios de la Biblia quiere
venir a la luz y salir de toda la oscuridad de este mundo.

Versículo 6: Este es el primero de seis versículos que comienzan con la palabra “si”. El uso
de esta palabra siempre indica condiciones — en este caso, condiciones que implican libre
albedrío. Muchas personas aducen que “conocen” a Dios, y que tienen comunión con Él,
pero no conocen ni practican Su verdad en sus vidas. Él dice que esto las convierte
en mentirosos (2:4).

Versículo 7: La sangre de Cristo continúa cubriendo todos los pecados — los errores,
equivocaciones, debilidades y faltas — de la persona que se está esforzando por andar en
la verdad de Dios — y en comunión con otros verdaderos cristianos. Aunque los cristianos
habitualmente no tienen la intención, tropiezan y luego deben regresar al carril.

Versículo 8: Este versículo es muy importante. Los cristianos necesitan reconocer que
pecan. Ha sido mi experiencia que el auto engaño (Jer. 17:9) es la sola razón más grande
por la que muchas personas no crecen ni vencen como debieran. El auto engaño — el
mentirse a usted mismo — aún es un engaño. ¡Y no hay lugar para la verdad en tal
persona!

Versículos 9-10: El versículo 9 no está hablando acerca de la persona no convertida y de


mente carnal. Para aquel que reconoce y confiesa sus pecados, estos versículos son claros
como el agua. Jesucristo está allí para lavar — para LIMPIAR — al verdadero cristiano
cuando se ha apartado momentáneamente de la luz de vivir por la Palabra y Ley de Dios.
Un cristiano debe aprender a vencer. Al igual que aprender a tocar el piano o a pintar un
bello cuadro, esto no ocurre de la noche a la mañana.

Capitulo 2, Versículos 1-2: Juan usa el enternecedor término “Hijitos Míos”, porque así es
como Dios ve a Sus hijos e hijas engendrados. Nosotros somos todos niños pequeños a Sus
ojos. Él sabe que necesita protegernos como los padres humanos protegen a sus propios
hijos pequeños. Aunque la intención de Dios es que no pequemos, cuando lo hacemos,
Cristo va delante del Padre como nuestro “Abogado”. Como nuestro Sumo Sacerdote (Heb.
4:14-16), Jesús literalmente “apoya” a Sus hermanos y hermanas menores en la presencia
del Padre. Él entiende lo que es batallar y vencer el pecado, y ofrece fortaleza y perdón a
aquellos quienes reconocen que necesitan ambas cosas.
Los siguientes cuatro versículos en Juan 2 describen al Cristiano obediente como uno que
guarda la Ley de Dios y se esfuerza por andar y vivir la misma vida que Cristo vivió (vs. 6). Es
uno que “guarda Su palabra [de Dios]”, y lucha por no comprometerla. Él siempre trata de
hacer lo que es correcto.

Cuando usted tropiece, y algunas veces caiga, recuerde las palabras de David: “Por
El ETERNO son ordenados (establecidos) los pasos del hombre… Cuando el hombre cayere,
no quedará postrado, porque El ETERNO sostiene su mano” (Sal. 37:23-24). Al igual que un
padre levantando y sosteniendo a un niño, Dios regularmente levanta y “sostiene” a Sus
hijos. Permita que esta maravillosa promesa de Dios le aliente cuando se sienta
desanimado por haber quedado corto en el camino cristiano.

¿Qué acerca de la muerte?

Recuerde, la meta de un cristiano es convertirse como Cristo y el Padre — hacerse perfecto


como Dios es perfecto (Mat. 5:48). ¿Qué si una persona muere antes de haber alcanzado
esa perfección? ¿Fracasó tal persona? ¿Está uno perdido porque no llegó a
ser completamente perfecto en esta vida?

Ningún ser humano llegará a ser absolutamente perfecto mientras esté aún en la carne.
Siempre debe continuar buscando — luchando por — ser como Cristo a lo largo de su vida.

La perfección es una meta que lleva consigo una forma de vida que ha de gobernar cada
pensamiento, acción y palabra de la persona. Dios ve el corazón, la intención de la persona
que se rinde a Él. En tanto esté creciendo espiritualmente y venciendo — y siendo guiado
por el Espíritu Santo — continua siendo un hijo convertido y engendrado de Dios. La
muerte no cambia nada, puesto que Dios está a cargo de la vida del cristiano. Cuando un
cristiano muere simplemente “duerme en Cristo”. Está esperando la resurrección de todos
los santos hacia el reino de Dios (I Cor. 15:50-55; I Tes. 4:13-18).

El pecado imperdonable

Muchos se preocupan de haber cometido “el pecado imperdonable”. Yo he aconsejado a


docenas de personas que estaban llenas de miedo y ansiedad, porque temían, o a veces
incluso estaban “seguras”, de ser culpables de este pecado imperdonable. Después de
aconsejar a estas personas, siempre era claro que no eran culpables de ese pecado. Pero
frecuentemente requería mucho consejo y explicación para asegurarles a estas personas
que no habían cometido el pecado imperdonable.

Frecuentemente he tenido que explicar que la propia acción de estar preocupado prueba


que la persona no ha llegado tan lejos como para ser culpable de este pecado. El pecado
imperdonable implica un pecado voluntario, deliberado y premeditado, basado en una
decisión clara y final de cometer cualquier clase de pecado y de permanecer en él. La
actitud clave — central — es voluntariosa. Sí, muchos pecan voluntariamente — pero eso
es muy diferente a pecar deliberadamente.

Cada vez que una persona peca, por supuesto, está dispuesta a hacer lo que hizo. Pero esta
persona usualmente fue vencida por alguna clase de tentación o circunstancia que permitió
que se deslizara. Esta persona muy pronto se lamenta de lo que ha hecho y desea cambiar
— desea arrepentirse y ser perdonada — y esto es acompañado por la determinación de
hacerlo mejor la próxima vez, entonces la persona está muy lejos de haber cometido el
pecado imperdonable.

Dios es misericordioso e incluso está ansioso por perdonarle — ¡una vez que usted se
arrepienta de corazón! Él dice que quiere que usted, y que todos aquellos a quienes llama,
tengan éxito (II Pedro 3:9; I Tim. 2:4). Mientras Satanás tienta a las personas, esperando
que fracasen, Dios periódicamente pruebaa sus siervos, esperando que triunfen. ¡Dios no
quiere que ninguno fracase!

Así que, si a usted le preocupa haber podido cometer el pecado imperdonable, aún


le importa, y por tanto, ¡no lo ha cometido! Si no se ha apartado de Cristo voluntariosa y
deliberadamente, ¡entonces noha cometido el pecado imperdonable! Si se ha rendido a la
tentación, y ha quebrantado una o más leyes de Dios, reconózcalo y confiéseselo a Dios.
¡Usted aún puede arrepentirse, cambiar y continuar en el camino hacia la vida eterna en el
reino de Dios!

¡No se rinda! ¡No renuncie! El Rey Salomón escribió: “Si fueres flojo en el día de trabajo, tu
fuerza será reducida” (Prov. 24; 10), y “porque siete veces cae el justo, y vuelve a
levantarse; mas los impíos caerán en el mal” (v. 16). Nunca “retroceda” (Heb. 10:38-39).

Cristo dijo: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mat. 24:13; 10:22). Un
cristiano no es salvo automáticamente en el bautismo y la conversión. Si usted cae,
levántese — busque a Dios, ¡arrepiéntase y siga adelante! ¡Dios continuará sosteniéndole si
usted continúa perseverando! (Lea nuestro folleto ¿Cuál es el PECADO IMPERDONABLE?
Éste describe y explica el comúnmente mal entendido tema en gran detalle, y por qué
Cristo advirtió que algunos pueden ser culpables de cometerlo).

La parábola de las diez minas

Volteemos a una última parábola que ilustra la responsabilidad de un cristiano de crecer, si


él o ella han de entrar al reino de Dios. En Lucas 19:11-27, Cristo se comparó a Sí mismo
con un hombre noble que fue a un “país lejano”, un tipo de unirse al Padre en el cielo por
casi 2,000 años, hasta Su Regreso. Los discípulos creían que el reino “aparecería
inmediatamente”, y Cristo les quiso ilustrar que mucho tiempo pasaría antes que eso
ocurriera.

El “Hombre noble” de la parábola les instruyó a sus “diez siervos” que incrementaran el
valor de una “mina” (dinero) que Él le dio a cada uno de ellos para inversión. La mina en
realidad representaba una clase de unidad simbólica de valor espiritual básico. Recuerde
que era una parábola, así que Cristo no se estaba refiriendo a ninguna clase de dinero
literal. Él les dijo a Sus siervos: “Negociad entre tanto que vengo” — o “incrementad” la
mina en más dinero. Mientras el hombre noble estuvo ausente, varios de los siervos
dijeron: “No queremos que éste reine sobre nosotros”. Es vital entender la intención de
esta declaración.

Estos “ciudadanos” entendieron que el Hombre noble (Cristo) vendría a “reinar” sobre la
tierra. Pero no querían tener parte en esto y rechazaron Su gobierno (reino) sobre ellos, y
así su futura parte en él (vs. 27). Ellos entendieron que el reino de Dios sería un gobierno
reinando sobre la tierra. Recuerde, la parábola había comenzado con el Hombre noble
(Cristo) yendo al cielo a “recibir un reino y volver”.

Cuando regreso el Hombre noble, llamó a cada uno de los siervos ante Su presencia para
que le rindieran cuentas de cómo había incrementado cada uno la mina que le había sido
dada. Algunos habían ganado cinco minas, otros diez, etc., pero un siervo había sepultado
su mina en la tierra y no produjo nada con ella. Cristo quería saber cuánto “había ganado
cada hombre” mientras Él estuvo lejos.
El primer siervo había ganado diez minas y Cristo explicó su recompensa diciendo: “buen
siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades” (vs. 17).
El siervo que había ganado cinco minas fue puesto “sobre cinco ciudades”. Puesto que el
segundo siervo había producido la mitad, su recompensa fue la mitad de lo que el primero
recibió. Así, a estos hombres les fue dada “autoridad” — fueron puestos en posiciones de
autoridad — “sobre las ciudades”. Su recompensa era “reinar” con Cristo (Judas 14) en Su
reino mundial.

El siervo que guardó su mina en un pañuelo había despreciado una increíble oportunidad
de calificar para recibir autoridad en el reino de Dios: Y Él [el Hombre noble, Jesús] le dijo:
“mal siervo, por tu propia boca te juzgo”.

Este siervo no había crecido. No había producido nada con su vida y no había calificado
para gobernar sobre ciudades en el reino de Dios. Cristo le dio la recompensa del mal
siervo al que había ganado diez minas — a fin de que tuviera más que su propia
recompensa. Las ciudades que este hombre había perdido a causa de su conducta tendrían
que ser gobernadas por alguien. De otra forma habrían permanecido abandonadas, sin
ningún gobernante asignado a tener autoridad sobre ellas.

A nadie le será dada autoridad antes de que haya probado que puede ser gobernado.
Nadie puede ser parte del gobierno mundial de Dios, a menos que haya aprendido a
someterse al gobierno de Dios y que sea gobernado por Dios y Jesucristo en esta vida. ¡Esta
es la lección tan importante de la parábola de las diez minas!

Ahora ¿qué hará usted? ¿Crecerá, calificará y desarrollará carácter espiritual — ganará más
minas que cuando comenzó? ¿Obtendrá Dios alguna “ganancia” de Su inversión en usted?
¿O enterrará su mina, y con ella su oportunidad de gobernar en el reino de Dios?

Dios ve el corazón

En su folleto ¿Qué significa la CONVERSIÓN?, bajo el subtítulo “¿Qué hacer?”, Herbert W.


Armstrong escribió lo siguiente:

“Si usted ve a un cristiano haciendo algo equivocado, NO SE SIENTE EN JUICIO Y


CONDENE — ese es trabajo de Dios, ¡no suyo! Tengamos compasión y misericordia —
nosotros no conocemos el interior del corazón de los demás — solamente Dios lo conoce”.
“Y si usted mismo ha tropezado y caído, ¡NO SE DESANIME! Levántese y prosiga hacia
adelante”.

“Dios ve el corazón — la actitud — la intención”.

“En tanto uno, en su corazón, tenga el verdadero deseo de andar en el camino de Dios con
Él — esté profundamente apenado y se arrepienta al cometer un pecado ocasional — y
esté buscando vencer el pecado, y hacer del camino de Dios su forma habitual de vida,
tropezará en ocasiones, pero si lo confiesa y se arrepiente, será perdonado. Pero, si es
diligente en la vida cristiana, sus tropiezos ocasionales serán menos y menos — y estará
haciendo buen progreso, venciendo, creciendo espiritualmente y en carácter justo y
santo”.

“¿Cuál es su actitud? Cuando usted ha pecado, ¿ha sido descuidado e indiferente al


respecto? Entonces está en terreno peligroso. ¿Lo justifica, o siente que otros tienen la
culpa? Eso nunca justificará sus pecados. ¿Aún desea ir por el Camino de Dios? Entonces no
es demasiado tarde. Apártese de los pecados, CONFIESE sus pecados — a Dios.
¡ARREPIÉNTASE! Levántese, con la ayuda de la mano de Cristo, y siga venciendo
y CRECIENDO espiritualmente”.

“(Y si usted es uno que nunca se ha arrepentido realmente, ni ha sido bautizado, ni ha


recibido el Espíritu Santo de Dios — pero lo desea seriamente — usted pudiera desear
entrar en contacto con uno de los verdaderos ministros de Dios…)”

“Pero recuerde, una vez que usted sepa que se ha arrepentido realmente y que ha sido
perdonado, no repita el (los) pecado(s), sino olvídelos. Como lo escribió el apóstol Pablo:
‘OLVIDANDO ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús’ (Fil. 3:13-
14)”.

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