Debido su elocuencia sin igual, fue el más grande predicador del periodo. Nació en Antioquia 345 d.C. llego hacer obispo a patriarca de Constantinopla 398 d.C. Y predico a inmensa de Santa Sofia. Sin embargo, su fidelidad, independencia, celo reformado y valor, desagradaba a la corte. Los desterraron y murió en el destierro en 407 d.C., pero lo vindicaron después de su muerte. Su cuerpo fue llevado a Constantinopla y enterrado con honore. Fue un poderoso predicador, un estadista y un expositor muy capaz de la Biblia. Clemente de Alejandría Nació en 150 y murió 215 aproximadamente. Varios de sus libros, casi todos en defensa del cristianismo contra el paganismo, aún existen. Aunque el más grande de la escuela Alejandría, y el expositor más capaz de todo el periodo fue origines Orígenes de Alejandría (185-254 d.C.), quien enseño y escribió sobre muchos temas, mostrando gran saber y poder intelectual. La escuela de Asia Menor no radicaba en un solo centro, sino que consistía en un grupo de maestros y escritores de teología. Su gran representante fue Ireneo de Lyon. Ireneo De Lyon combino el celo del evangelista con la habilidad del escritor consumado. Sus últimos años los paso en Galia Francia, fue obispo y murió como mártir alrededor de 200 d.C. Atanasio de Alejandría (293-373 d.C.) fue el gran defensor de la fe en el principio del periodo. Hemos visto como se levantó a prominencia en la controversia de Arrio. En el Concilio de Nicea, en 325 d.C., fue el líder en la discusión, aunque no tenía voto. Afirmaba la unidad del Hijo con el Padre, la deidad de Cristo y su existencia eterna. La controversia se extendió por toda la iglesia y, después que Constantino procuro en vano dar fin a la contienda, convoco un concilio de obispos que se reunieron en Nicea, Bitinia, em 325 d.C. Atanasio, que en este tiempo solo era diacono, tenía voz, pero no voto, a pesar de eso logro que la mayoría del concilio condenase las enseñanzas de Arrio, en el credo Niceno. Sin embargo, Arrio era políticamente poderoso. Muchos de las clases más elevadas, incluso el hijo y sucesor de Constantino, sostenían sus opiniones. Cinco veces enviaron a Atanasio al desierto y vuelto a llamar el mismo número de veces cuando un amigo le dijo “Atanacio, tienes a todo el mundo en contra tuya”. A lo que el contesto: “Sea así; Atanasio contra el mundo”. Sus últimos siete años los paso en paz en Alejandría donde murió en 373 d.C. Aunque mucho después de su muerte, sus ideas llegaron finalmente a ser supremas en toda la iglesia, tanto en Oriente como en occidente. Se estableció de forma definitiva en el Credo de Atanasio, más posteriormente se descubrió lo contrario. Después vino la controversia sobre la naturaleza de Cristo. Poco tiempo después, a los treinta y tres años, fue obispo de Alejandría. Cinco veces lo desterraron, pero siempre lucho por la fe. Por último, llego al final de su vida en paz y honor. Cirilo de Alejandría fue un eclesiástico romano natural de Egipto, Patriarca de Alejandría desde 412 hasta su muerte, Sobrino del obispo Teófilo, acompañó a su tío al Sínodo de la Encina (403), en el cual fue depuesto Juan Crisóstomo. Más tarde sucedió a su tío como obispo y patriarca de la sede alejandrina (412). Muchos se opusieron a su nombramiento, quizá por su genio impaciente y dominador. Su episcopado se caracterizó por la presión contra judíos, paganos y otras confesiones cristianas, así como por sus roces con las autoridades imperiales y su lucha de poder con el Patriarcado de Constantinopla. Los Padres Capadocios Los tres capadocios expusieron sus enseñanzas sobre este tema siguiendo la dirección especulativa de la Escuela de Alejandría, que coincide substancialmente con la de San Atanasio. Mediante sus investigaciones y precisiones en contra de las doctrinas heréticas, los Padres Capadocios hicieron dar un paso de gigante a la teología trinitaria y cristológica. Esto no quiere decir que ya no fuesen posibles nuevos avances, pero al menos en lo esencial quedó fijada la expresión del dogma católico. La fórmula básica que utilizaron y su significado terminológico fue fijado por San Basilio: En la Trinidad hay una ousía (esencia) y tres hipóstasis (personas). La ousía significa la esencia o entidad substancial de Dios, mientras que las hipóstasis son los tres sujetos o personas que subsisten sin confusión en esa única Esencia. Las tres hipóstasis, por tener una sola ousía, son homoousioi (consubstanciales).
Por todo eso, es preciso distinguir en la Trinidad entre la unicidad
de la esencia y la característica o propiedad peculiar de cada Persona. Los dos Gregorios precisaron que la propiedad de cada Persona se identifica con la esencia divina, pero se distingue respecto a la propiedad de las otras Personas. De este modo, la propiedad del Padre es la paternidad o el ser ingénito; la del Hijo, la filiación o el ser engendrado; la del Espíritu Santo, el proceder (término acuñado por el Nacianceno), sin generación.
San Gregorio de Nacianzo abrió una nueva vía de investigación
sobre la verdad trinitaria: hay una completa identidad entre las Personas excepto en la relación de origen. Esta doctrina fue profundizada por el Niseno, que distinguió nítidamente entre las acciones ad extra –cuyo principio es uno y común a las tres Personas– y las procesiones ad intra. Precisamente estas procesiones son las relaciones opuestas que distinguen y constituyen a las Personas divinas. En cuanto al Espíritu Santo, San Basilio, aun enseñando la consubstancialidad con el Padre, no le llama Dios, por razones pastorales. Sin embargo, el Nacianceno no vacila en declarar abierta y expresamente su divinidad. La procesión del Espíritu Santo, presente en algunos escritos de otros Padres griegos, fue magistralmente precisada por el Niseno. Afirma que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, añadiendo que la procedencia es mediante el Hijo (per Filium) y, por tanto, el Espíritu Santo es Espíritu (soplo, espiración) del Padre y Espíritu (soplo, espiración) del Hijo.
Por último, cabe señalar el gran esfuerzo teológico de San
Gregorio de Nisa por impugnar el triteísmo y defender la absoluta unicidad de Dios, sin rechazar por ello la trinidad de Personas. Explica que el término Dios designa la esencia y no la persona. Por tanto, hay que usarlo siempre en singular, pues la ousía es única, aunque las Personas que se identifican con esa ousía sean tres.
Cristología
Los Capadocios también supusieron un gran avance en la
formulación de la doctrina cristológica. El Nacianceno defendió que Cristo tiene una humanidad completa, oponiéndose a los que negaban que tuviera alma humana. Enseñó, pues, que Cristo era verdadero Dios y verdadero hombre, con alma y cuerpo. También se esforzó en explicar la unión entre las dos naturalezas, la divina y la humana. Rechazó algunos errores, pero no encontró una fórmula adecuada para expresarla.
El Niseno siguió profundizando en la misma dirección. En contra
de Apolinar que enseñaba que Cristo tenía alma sensitiva pero no racional, Gregorio demostró que el alma de Cristo es racional y, por tanto, es un alma humana perfecta con voluntad y libre albedrío. Por eso, pudo merecer libremente y redimirnos, y su vida puede ser ejemplo para nosotros. En Cristo hay, pues, dos naturalezas perfectas, que no se confunden entre sí, y una única Persona. Es precisamente –explica el Niseno– en la única Persona donde se realiza la unión de las dos naturalezas, unión que durará siempre.
También el Niseno enseñó la communicatio idiomatum,
desarrollando en profundidad sus implicaciones. En concreto, sobre la Santísima Virgen, enseña que es Madre de Dios –emplea frecuentemente esa expresión– y rechaza la terminología “Madre del hombre”, acuñada por los antioquenos. También se extiende sobre los privilegios marianos –por ejemplo, atestigua la virginidad durante el parto– y sobre la ejemplaridad de la vida de María.
Filosofía y Teología en el Niseno
Dentro del esfuerzo llevado a cabo por los Capadocios para
asimilar la cultura helena en toda su extensión, cabe destacar el continuo uso de la filosofía hecho por San Gregorio de Nisa, que fue entre los Padres del siglo IV el que usó más ampliamente las disciplinas filosóficas. Este uso está dirigido al esclarecimiento del dato revelado, puesto que es la Tradición la guía suprema en toda investigación teológica que utilice la filosofía: «Si nuestro razonamiento no está a la altura del problema, hemos de mantener siempre firme e inmóvil la Tradición que hemos recibido de los Padres por sucesión» ( SAN GREGORIO DE NISA, Quod non sint tres dii, §1). Con San Gregorio se consolida el uso de la ratio theologica, que más tarde sería integrado por San Cirilo de Alejandría como parte del método teológico. La filosofía empleada por el Niseno es la neoplatónica, de filiación plotiniana. Sin embargo, también era un buen conocedor de Platón e incluso utilizó elementos estoicos en la elaboración de su ética.
El misticismo de San Gregorio de Nisa
Siguiendo la más pura tradición alejandrina instaurada por Orígenes, Gregorio elaboró una doctrina mística de gran profundidad y amplitud de miras. Su punto de partida es la idea del hombre como imagen de Dios. El hombre no sólo es un microcosmos que exhibe el orden y armonía del macrocosmos, sino sobre todo es la imagen de la divinidad. El hombre se asemeja a Dios por poseer un alma dotada de razón y de libre albedrío, pero también por poseer la gracia y practicar la virtud. Es la práctica de la virtud lo que diviniza al hombre; divinización que permite a cada hombre ver a Dios, pues lo semejante se conoce por lo semejante. Para el hombre hacerse semejante a Dios significa ir purificándose en la lucha contra el pecado y las pasiones e ir adquiriendo virtudes. De este modo, todos pueden contemplar a Dios en sí mismos como un anticipo y una participación de la visión beatífica. Este proceso de divinización es, en definitiva, el proceso por el que el alma va ascendiendo hacia Dios a lo largo de su vida, para llegar plenamente divinizada a la muerte y así poder ver a Dios cara a cara.
Bibliografía
1- Historia de la iglesia cristiana (Jesse Lyman Hurlbut)
2- Wikipedia Conclusión: A través de esta tarea he aprendido un poco acerca del credo de cada uno de los padres griegos de la iglesia.