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La clave del problema ecológico es tan 'esencial', en el sentido literal, porque parte de la
esencia de la relación entre el hombre y su entorno (Tierra como cosa, conquistada,
poseída), es la base de la sociedad, define sus fundamentos, y por eso requiere un cambio
tan grande, en todos los ámbitos: sociales, políticos, económicos, éticos, técnicos,
científicos… ¿Cómo una cosa tan evidente, instintiva, casi lógica podríamos decir, como
pensar el ser humano una parte del organismo vivo que es la Tierra, puede hallarse a
años-luz del desarrollo de nuestros pensamientos y acciones? ¿Cómo hemos podido dejar
que la satisfacción de nuestros deseos y necesidades nos aleje tanto de lo que es bueno para
el planeta, e indirectamente entonces, para nosotros?
Está la idea de que es el progreso, visto como técnico, que lleva a la extinción de la
civilización. Afortunadamente podemos aprender de nuestros errores y mejorar, tan solo
con la necesidad de mirar a largo plazo. La historia del progreso de la humanidad es una
ventaja para entender lo que no podemos hacer sin arriesgar nuestro futuro, lo que
permitió salvar a otras civilizaciones, es una historia a base de ensayo y error, como el
aprendizaje del ser humano. Necesitamos estar pendiente del rumbo que tomamos y no
dejarnos llevar, vivir en el presente pero controlando la dirección de nuestro barco.
Para cambiar de paradigma hacen falta datos y argumentos que contradigan sus leyes
como nuevas teorías obedeciendo a otro paradigma. Cambiar de paradigma es como bailar
fuera de ritmo, a pesar de parecer algo muy simple y casi infantil, es de lo mas complicado
porque requiere no usar los fundamentos mismos del baile (el ritmo).
Otra metáfora que podemos usar es la cladogénesis, podemos ver el paradigma de la
sociedad actual como el cuerpo del ser humano, el cambio de dicho paradigma sería como
reorganizar totalmente el cuerpo humano, cambiando los miembros y órganos de sitio, de
importancia, quitando unos y añadiendo otros, modificando la estructura misma para una
mejor eficiencia y adecuación con el medio.
La revolución paradigmática es tan lenta que puede durar siglos, pero en el caso actual el
tiempo actúa de forma determinante, obligando a una aceleración del cambio o a la
desaparición de la civilización.
Morin nos dice en El método que muchas veces la revolución es invisible al hombre, pero
en el caso de la revolución paradigmática ecológica tiene que ser, no solamente visible,
sino consciente. Tenemos que ser el motor y el conductor de ese cambio de mundo. Ser
consciente de la existencia, de la realidad y del poder del paradigma, llegar a la
comprehensión de su implicación en todas las esferas del ser humano y de la naturaleza,
desarrollar la capacidad de salir del paradigma actual, de ver diferentemente. Ese cambio
se tiene que hacer a nivel del pensamiento cognitivo (nuestra forma de pensar las cosas) y
a nivel socio-cultural (nuestra forma de actuar conforme con las cosas).
Aquí percibo otro paralelo con la asignatura de antropología sobre la conciencia, la cual
tiene esa doble facultad de relación con lo exterior y sobre ella misma. Y así debe ser
nuestro paradigma, un conocimiento de lo que nos rodea combinado con un conocimiento
de nosotros mismos en un bucle infinito. Debe seguir un principio de conocimiento que
acepte, respete y revele el misterio de las cosas.
Morin presenta su Método como la búsqueda del camino, hace referencia a algo existente
en la historia humana, en sí todos los elementos del nuevo paradigma han sido pensados,
expresados y sentidos antes. Su originalidad es la forma de organizar esos elementos, la
forma de aplicarlos al mundo y al hombre actual, así como a las circunstancias de nuestra
sociedad.
Ya sea cambio de paradigma o ciencia nueva, el proceso es el mismo: volver a acercar
hombre y naturaleza para entenderlos en su existencia y su relación.
Existe una gran diferencia entre conocimiento y sabiduría, para mí la diferencia reside en
la manera de abordar el asunto como en la puesta en práctica.
Ecología y economía
Para mí, la economía, tal como fue creada y desarrollada, nos aleja de la naturaleza y su
carácter complejo. Es una emergencia del paradigma reduccionista, de hecho, una de las
más potentes e influyentes.
Hay miles de ejemplos, pero en cuanto a la economía podemos ver la ausencia de ética y
valores morales en ella como una incapacidad de incluir las partes en el todo, de entender
la complejidad del sistema global. ¡Y decimos que vivimos en un mundo globalizado! Sin
embargo, no entendemos el concepto de globalidad y la economía es prueba de ello.
Ecología y ética
Igual que pasa en todas las esferas de conocimiento y acción humana, hay una necesidad
de cambio del paradigma ético, porque al cambiar nuestra visión de la relación entre el ser
humano y la naturaleza, los valores morales y por ende el sistema ético se encuentran
inadecuados e inútiles para tratar los problemas actuales.
Passmore considera que la moral occidental es suficiente para combatir la destrucción del
ecosistema, partiendo de la base que no debemos causar daño al prójimo, pero no cuenta
con que esa moral, profundamente religiosa, ya no es eficiente en nuestra sociedad, por la
pérdida de fuerza de la misma religión por una parte, y por la incapacidad de reducir la
complejidad del mundo a esa máxima.
Schumacher pone el dedo en un punto fundamental cuando nos dice que la ciencia no nos
da pauta sobre cómo vivir nuestra vida, eso es el trabajo de la filosofía en general y de la
ética en particular. Habla de historicidad en el desarrollo de la civilización, especialmente
con las ideas que pasan de ser meramente teóricas en la mente del que las piense a ser más
tarde leyes para los que las tienen integradas. «Los errores no están en la ciencia, sino en la
filosofía que se nos propone en nombre de la ciencia» (Schumacher, p.76). Llama a una
reconstrucción metafísica, lo que podemos aparentar al cambio de paradigma, la
necesidad de una nueva ética, el cambio de visión del ser humano, el adaptarse o morir.
Me sorprende mucho leer en Cesar Tejedor Campomanes que Nietzsche tuviera una
filosofía tan pro vida y anunciando ciertas ideas que hemos desarrollado hasta aquí
(circularidad, trans-valoración de los valores, vitalismo, nihilismo activo como actitud
para el cambio de paradigma). Volveré a leer textos suyos con esa idea en mente.
Ecología y antropología
La condenación de lo lineal a favor de lo circular, de lo puro racional a favor de lo
sintético resalta en Schumacher también, como la necesidad de la reconciliación de los
contrarios, opuestos para llegar al entendimiento y la armonía.
Coincido totalmente con Capra cuando dice que debemos conjugar pensamiento racional
y complejo y tomar de ejemplo a las culturas tradicionales, las etnias ancestrales como los
Aborígenes australianos, los Indios de América (de norte a sur), el Taoísmo chino... Ellos
desarrollaron, no solamente un gran conocimiento, sino también a la par una sabiduría
ancestral, vital, positiva y holística de la cual tenemos mucho que aprender.
Cuando Simonet habla del hombre despersonalizado, que vive a través de la imagen
mediatizada de la realidad, no solamente se puede apreciar empíricamente en el mundo
actual, sino que podemos decir sin ninguna duda que, en los 40 años que han pasado
desde El ecologismo, la tendencia se ha reforzado de manera importante, gracias a Internet
y a las redes sociales, y ahora muchas personas dan más importancia a su apariencia en la
red que a la realidad, como lo demuestra el éxito de Facebook o Instagram.
La noción de hombre desarraigado me habla especialmente, viviendo en una tierra donde
no nací. La frase «demasiado cerca de los demás pero sin tener verdaderas «personas
cercanas» » hace eco a un sentimiento de frustración que siento a veces, porque mi
elección de vivir aquí me hizo alejarme de mis personas cercanas. Esa libertad tiene como
constreñimiento el alejamiento de mi círculo íntimo, que me pesa a veces.
Ecología y política
Con la política aparece el concepto de futuro, la preocupación por lo que vendrá
(Flamarique). Hay un concepto de circularidad también en el tiempo, la historia.
Aprendemos del pasado y retroactivamente modificamos su visión. En nuestra sociedad no
podemos separar la política de la economía, los fundamentos de cada una se basan en
teorías de la otra.
Otra prueba del fallo del ser humano a adaptar su funcionamiento al mundo es la
dialéctica izquierda-derecha en la política, simplificando, como siempre, la izquierda al
socialismo o comunismo y la derecha al neoliberalismo o nacionalismo. De allí nace la
necesidad de cambiar esa relación dual para integrar las dos en un conjunto armonioso.
Cambiando de paradigma tendremos de nuevo una visión y una dirección común, aunque
sigamos viendo medios diferentes para llegar a ella. Negar la pluralidad de ideas del ser
humano es utopía, pero creer en que se pueda articular para llegar a un objetivo
compartido no lo es ( o por lo menos no lo pienso).
Fernández Durán también piensa que el cambio de paradigma se tiene que hacer desde
dentro del paradigma actual, porque no podemos estar fuera de él. La dimensión política
en el cambio de orden es comunitaria, pues tenemos que ponernos de acuerdo, actuar
juntos, transformar colectivamente la sociedad y nuestra visión.
El tema del final de las utopías que desarrolla Flamarique hace eco a la crítica que me hizo
mi hermano, cuando le hablé del libro de Queraltó y de la necesidad de una ética
pragmática, diciéndome que la ética debe atenerse a lo problemático de lo real pero que no
puede perder su carácter ideológico, metafísico, de guión y dirección para el futuro. Darle
una dimensión pragmática no se puede sustituir a una base teórica en el sentido de anhelo,
deseo de mejora del sistema y de ideal de vida humana.
Hay un cambio de esferas de la dualidad homogeneidad/heterogeneidad: antes la sociedad
era homogénea en sus convicciones (primado del monoteísmo) y heterogénea en su
preparación y cualificación, esta tendencia se invirtió en la actualidad.
Ecología y cultura
La cultura es para lo social lo que es el paradigma para el todo. La reflexión sobre la
cultura nos lleva a un replanteamiento de los beneficios del progreso (ciencia, técnica,
industria…), sus consecuencias prácticas son ambivalentes, como el humano mismo, es
decir, que pueden producir lo mejor o lo peor.
La doble tarea del cambio de orden es, a nivel cultural, de adecuar nuestro pensamiento y
funcionamiento al entorno (naturaleza) y a la construcción social ya existente. Tiene que
ser una integración del todo, en su sentido lo más amplio posible.
Ecología y religiosidad
Otra vez el dualismo se hace presente en la distinción entre filosofía y religión, entre
ciencia y mística, cuando realmente son dos caras de la misma moneda, son ambas
necesarias y juntas permiten al ser humano situarse en el sistema y comprenderlo.
Capra nos dice que el paradigma ecológico es mejor comprendido por los individuos que
por las instituciones, por lo local que por lo global. ya que al alejarse de lo pragmático, de
lo real y lo vivido, al reducir y simplificar los hechos, al formar reglas basadas en los
fenómenos para luego perderlos de vista, cosa que hacen las instituciones y mega-
organismos sociales, políticos o económicos, se pierde la conexión con el mundo, con la
naturaleza, los contenidos se vuelven vacíos de sentido, de sustancia, de verdad y los
conocimientos se desvanecen en las teorías y las normas.
Ese contacto con la naturaleza, esa reubicación del ser humano dentro del sistema mundo,
muchos lo llaman religiosidad, armonía e intimidad con lo divino. Pero a la diferencia de
las religiones existentes, el todo y las partes forman un círculo de retroalimentación
inseparable, y es el entendimiento de esa unidad e interrelación la clave divina.
Esa religiosidad no es ninguna novedad, ya que sabemos que muchos rasgos del nuevo
paradigma han existido o existen en creencias de grupos de personas en la historia entera
del ser humano. La resolución de la crisis extendida a todas las esferas de la vida humana
hace extremadamente necesario globalizar esos rasgos y cambiar el sistema de
pensamiento.
Ecología y agricultura
Schumacher dice que hay que restaurar el equilibrio entre la ciudad y el campo, pero iría
incluso más lejos diciendo que tenemos que repensar nuestra organización en el terreno,
siendo necesaria una escala local para organizarnos sin crear demasiadas complicaciones.
Las megalópolis dañan al planeta como al ser humano, no se adaptan al entorno ni lo
respetan. Aldeas conectadas y organizadas me parecería una mejor respuesta de
civilización para el futuro.
Aunque me guste muchísimo la película La belle verte, algunos de sus pensamientos no me
convencen. La agricultura es uno de ellos. Rechaza el fuego, la carne, la posibilidad de
modificar nuestros alimentos, y no pienso que sea necesario ni conveniente. El fuego es
también parte de nuestro sistema-mundo, una herramienta maravillosa y peligrosa.
Criticar los abusos y errores de la ciencia y la técnica no significa que no podamos hacer
uso de ellas, con consciencia y amor.
Una agricultura como la permacultura es la consagración de la relación entre el ser
humano y la naturaleza, un trabajo conjunto asociado a la consciencia y el entendimiento
de la unidad y interacción mutua.
Tampoco veo mal el hecho de comer carne, considerado como práctica consciente dentro
del sistema-mundo, pero sí la industria cárnica. Me inclino al vegetarianismo por
reivindicación más que por convicción o apetencia. A veces me invade el asombro al
comprobar lo lejos que hemos ido al transformar nuestros alimentos, a qué punto el
interés y la conveniencia han aislado el ser humano de la Tierra.
TEMA 5. El decrecimiento
Tenía ya conocimientos de esa teoría, disfruté mucho al leer el libro de Latouche. Me
confortó en mis valores y reflexiones sobre el mundo, pero, a pesar de tener aspectos
prácticos, me dejó con la sensación de seguir sin saber cómo aplicarlo realmente. Más
exactamente, cómo actuar a nivel individual para participar a ese cambio e influir a que
más personas lo hagan también.
Veo a la teoría del decrecimiento como una solución a las múltiples crisis, una vuelta dada
al modelo tecno-económico moderno, una aproximación a la visión holí-paradigmática de
la vida y un acercamiento del ser humano al entendimiento del sistema que lo contiene. Es
una tentativa para acercarse al nuevo paradigma de manera pacífica y progresiva, usando
al principio las herramientas y conceptos del paradigma antiguo para crear el nuevo.
Me ha gustado la clase de forma general. Según mi opinión, los puntos positivos han sido:
la diversidad de los contenidos (el intento de cubrir un máximo de aspectos de la ecología
y de conexiones con otras ciencias); las meditaciones dirigidas por los alumnos (visión
siempre diferente de una actividad enriquecedora y relevante a la asignatura); los debates
sobre conceptos vistos en clase cuando los hemos tenido; las exposiciones diversas e
ilustradoras de la pluralidad de visiones e intereses; la flexibilidad del profesor en la
evaluación. Por otra parte, los puntos negativos son tales: la falta de referencias
bibliográfica en los apuntes (ejemplo: tema 4.3: textos de Campomanes, Eco y Gomá, tema
4.4 textos de Capra, Schumacher, Dubos); partes de los apuntes que están sin clarificación
ni base textual (frases sueltas, conceptos sin explicar, referencias oscuras); el hecho de leer
los textos en clase sin más desarrollo, la falta de aportación de contenidos en clase, y la
ausencia de explicación clara de las expectativas de las tareas.
Retomé la facultad a la vez que me mudé y que empecé un nuevo trabajo. Tuve que
gestionar toda la parte administrativa, trabajar, organizar mi vida material al mismo
tiempo que recuperar mi retraso (empecé las clases después del inicio por razones
administrativas). Sinceramente, eso hizo que vaya siempre a contra-reloj, con una lista de
asuntos pendientes que se alargaba a medida que la reducía. No hice todas las redacciones
que me hubiera gustado y que considero necesarias para el desarrollo de la asignatura, no
leí a tiempo los apuntes y textos y no pude entender del todo en clase lo que se debatía ni
aportar mis reflexiones. Soy consciente también que mi nivel de exigencia conmigo misma
es muy elevado, con una tendencia perfeccionista. Durante el período de clase diría que leí
un 40% del material (a excepción de los textos de Latouche que me leí enteros enseguida),
pero al escribir esta memoria me leí un 90% y puedo decir que disfruté y aprendí mucho,
a la vez que me produjo una frustración de no haberlo aprovechado al máximo durante
las clases. Es cierto que no partía de cero, mi sensibilidad ecológica (lo que me hizo elegir
la asignatura) se había alimentado ya de muchas fuentes de conocimiento, fruto de años de
reflexión y acercamiento a propuestas prácticas de esa misma. Las aportaciones exteriores
han sido múltiples y variadas, teniendo muchas personas a mi alrededor con sensibilidades
ecológicas y estilos de vida 'alternativa' y el material muy amplio, desde películas a libros,
cortometrajes o debates radiofónicos… Me gustaron especialmente los vídeos de Steve
Cutts, la exposición sobre la poesía, el tratado de Latouche, las charlas TEDx, en
conclusión, el descubrimiento de nuevas fuentes de conocimiento.
Por mi interés por la asignatura, mi asistencia y participación en clase, los trabajos
realizados (incluyendo este), la exposición y la participación a las meditaciones, creo
merecer un 8/10. Es la primera vez que me piden ponerme mi propia nota, y espero ser lo
más justa posible a su percepción y evaluación.