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ΠΡΟΣ ΕΦΕΣΙΟΥΣ

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EPÍSTOLA A LOS EFESIOS
Con comentarios

ÍNDICE

ÍNDICE...........................................................................................................................................................2
INTRODUCCIÓN..........................................................................................................................................3
CAP 1............................................................................................................................................................10
CAP 2............................................................................................................................................................15
CAP 3............................................................................................................................................................19
CAP 4............................................................................................................................................................22
CAP 5............................................................................................................................................................26
CAP 6............................................................................................................................................................29
ANEXOS......................................................................................................................................................34
1.- Una Carta “paulina”........................................................................................................................34
2.- La paz de cristo entre los pueblos............................................................................................34
3.- Salvación del hombre para gloria de Dios.............................................................................35
BIBLIOGRAFÍA..........................................................................................................................................36

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INTRODUCCIÓN
La Carta a los Efesios se presenta como un breve tratado de eclesiología. Esta carta, de hecho, tiene como objeto
primero la notificación del misterio, pero éste tiene como objeto, a su vez, la relación única Cristo- Iglesia, que
describe, desarrolla y utiliza de diferentes maneras. La eclesiología constituye el tema principal de Efesios.
La opinión más extendida hoy, aunque no sea general, es que es un escrito posterior de la escuela paulina. Es un
escrito de una gran densidad teológica; una especie de circular para las comunidades cristianas de Asia Menor, cuya
capital era Éfeso.
La carta a los Efesios tiene dos partes o centros de interés más sobresalientes: el misterio de la salvación y de la
Iglesia (1 3) y una exhortación a la unidad y a una vida coherente con la fe (4 6). El fragmento pertenece a la
primera parte. Y, más en concreto, se afirma que la salvación por Cristo es totalmente gratuita y cuyo resultado el
derribo de todas las fronteras que dividen a los judíos de los gentiles haciendo un sólo pueblo nuevo.
Éfeso y su comarca
La ciudad de Éfeso, capital de la provincia romana denominada Asia, estaba situada en la costa occidental de la
península del Asia Menor. Su importante puerto y su numerosa población hacían de ella una ciudad muy floreciente
en tiempos de Pablo. Al norte y este se encontraban las ciudades a las que van dirigidas las siete cartas del
Apocalipsis (Ap 1,4-3,22). Más al norte todavía estaba Tróade y al sur Mileto.
San Pablo se detuvo un breve espacio de tiempo en Éfeso durante su segundo viaje (Hch 18,19-21). Durante el
tercero permaneció en ella casi tres meses, y desde ella evangelizó, sin duda, alguna las ciudades de la comarca. Al
final de este tercer viaje misionero anuncia en Mileto a los presbíteros de Éfeso los estragos que en la grey podrían
hacer los falsos doctores (Hch 20,29).

Éfeso, situada en la desembocadura del río Lico, era en tiempos de Pablo la población más importante de Asia
Menor. Allí se detuvo el Apóstol a finales de su segundo viaje apostólico (años 50-53) y, más tarde, al comienzo de
su tercer viaje (años 54-57). En esta segunda ocasión permaneció en Éfeso más de dos años (cfr. Hch 19,20), y fue
tal la amplitud de su predicación que tanto judíos como griegos de toda la provincia pudieron conocer el Evangelio.

Ocasión de la carta
La Carta a los Efesios es en su forma algo distinta de las demás cartas paulinas. La falta de referencias personales y
saludos, así como la ausencia de la palabra «Éfeso» (Ef 1,1) en algunos de los más antiguos e importantes
manuscritos, hacen pensar que quizá fuera una misiva circular dirigida a las iglesias de la zona de Frigia, en la que

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se encuentran Éfeso y otras ciudades como Laodicea, Colosas, etc. La Carta a los Efesios trata aproximadamente los
mismos temas que la dirigida a los colosenses, pero con mayor amplitud, profundidad y serenidad, por lo que cabe
pensar que ambas fueron escritas hacia la misma época.
Efesios se dirige a fieles procedentes de la gentilidad (cfr. Ef 2,11), que ya han recibido la predicación del
Evangelio (cfr. Ef 4,20-21), para ayudarles a profundizar en el conocimiento unitario y coherente del designio
salvífico de Dios realizado en Cristo y la Iglesia, y para que no cedan a la tentación de romper con todo lo judío,
porque Cristo «hizo de los dos pueblos uno solo y derribó el muro de separación, la enemistad» (Ef 2,14).
Frente a elucubraciones gnóstico-helenísticas, en el corpus paulino se expone, de varias maneras y en diversos
pasajes, que Cristo Jesús es superior a todos aquellos poderes, tanto celestiales como terrestres; su señorío es
absoluto y solo Él es el Salvador; ninguna realidad existente puede sustraerse al señorío de Jesucristo, cuyo Cuerpo
es la Iglesia.
A partir de esta convicción se desarrolla una profunda reflexión doctrinal, en busca de una respuesta sobre la
naturaleza de la Iglesia y la unidad que en ella encuentra el género humano. Ambos temas se afrontan desde la
hondura de perspectivas que proporciona la fe en Jesucristo: Él, que tiene señorío universal, es quien une en
armonía a la humanidad redimida, y es Cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo.
La respuesta teológica que ofrece Efesios al problema de la situación del hombre en el mundo es ponderada y
reflexiva, y constituye una invitación a meditar sobre aspectos fundamentales de la existencia humana y cristiana: la
acogida de la palabra de Dios (cfr. Ef 1,13) y el bautismo (cfr. Ef 4,5).
Autoría
El autor deuteropaulino de Ef dominaba perfectamente la literatura paulina. Existen claras reminiscencias de
pensamiento paulino a lo largo de todo Ef (cf. Ef 2,8 y Rom 3,24; Ef 2,17-18; 3,ll-12 y Rom 5,l-2; Ef 4,28 y 1 Cor
4,12; Ef 3,14; 4,5 y 1 Cor 8,5-6.
Como el autor de Col, el autor de Ef tal vez perteneciera a una escuela paulina (¿de Efeso?) imbuida del
pensamiento de Pablo y versada en las tradiciones litúrgicas, parenéticas y catequéticas que habían surgido durante
el período pospaulino en las regiones de misión paulinas.
Peculiaridades y problemática de esta carta
Autores modernos ponen en duda la autenticidad, basándose en las razones siguientes: la lengua y el estilo son más
solemnes y complicados que en las cartas ciertamente escritas por Pablo (1 Tes, Rom, 1 y 2 Cor, Gal, Flp y Flm). Su
doctrina sobre Cristo aparece más desarrollada, particularmente en lo que se refiere a la significación de su muerte y
a su exaltación a la derecha del Padre. Lo mismo ocurre respecto de la Iglesia: mientras que en Corintios, Gálatas y
Romanos se refiere a la iglesia local, en la de Efesios prevalece la Iglesia universal, en la que se integran judíos y
gentiles (el problema judaizante parece ya superado). En aquéllas Cristo es el jefe supremo de la Iglesia, de modo
que la idea principal es la unión de los cristianos entre sí; en ésta Cristo es la cabeza que comunica la vida a los
cristianos, y los une en un conjunto orgánico y vital; la idea principal es la unión de los miembros con la cabeza.
Las dudas se plantean por las diferencias de estilo y de contenidos frente a los grandes escritos de Pablo así como de
la dificultad de situar la carta en un momento claro de la vida conocida del Apóstol; también resulta difícil admitir
que pudiera salir de la pluma del propio Pablo la presentación tan exaltada de sí mismo como el único que es
verdaderamente “apóstol de los gentiles”. Si la carta se dirigió a los Efesios, surge el problema del escaso calor
personal de una carta, que, por otra parte, no refleja la existencia de mayores dificultades en el seno de la
comunidad.
Fecha y finalidad.
El uso que hace el autor de las cartas auténticas de Pablo y de Col sugiere una fecha tardía del s. 1 (80-100
d.C.), tras la recopilación de los escritos paulinos en un Corpus.
Aunque Ef posee los elementos estructurales de una carta, es un discurso teológico dirigido a varias Iglesias
(probablemente de Asia Menor, debido a su relación con Col). El discurso recuerda a sus lectores, en términos
conocidos para éstos por tradiciones catequéticas y litúrgicas, la exaltación de Cristo y la Iglesia por encima de
todos los poderes celestiales y terrenos y la reconciliación de judíos y gentiles en la Iglesia bajo la jefatura de
Cristo; y les anima a celebrar su unidad con una conducta adecuada.
Quienes la atribuyen a Pablo señalan como fecha más probable de composición los años 61-63. Y como lugar
Roma, donde el apóstol se encuentra en esas fechas prisionero. Quienes la atribuyen a los círculos paulinos de la
época subapostólica indican fechas que van del año 70 al 90.
Esquema.
La primera mitad de la carta (1,3-3,21) está estructurada como una amplia oración de intercesión que sigue un
modelo que se puede encontrar en la literatura devocional judía y cristiana primitiva: bendición-acción de gracias-
oración de intercesión-doxología final.
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La segunda mitad (4,l-6,20) exhorta a los cristianos a un comportamiento acorde con su condición exaltada de hijos
de la luz y miembros de la Iglesia, familia de Dios y novia de Cristo.
Estructura y contenido
La Carta a los Efesios comienza, como todas las de san Pablo, con un saludo inicial de bendición en el que figura el
nombre del remitente y de los destinatarios (1,1-2). En el cuerpo del escrito se pueden distinguir diversas unidades
agrupadas en dos grandes partes:

1,3-3,21 LA MANIFESTACIÓN DEL MISTERIO DE DIOS


a) El plan divino de salvación:
• 1,3-14: Canto de bendición.
• 1,15-23: Acción de gracias y proclamación de la supremacía de Cristo.
• 2,1-10: El don gratuito de la salvación.
• 2,11-22: Reconciliación en Cristo de los gentiles.
b) Anuncio del misterio de Cristo:
• 3,1-13: Misión de san Pablo.
• 3,14-21: Oración del Apóstol.

4,1-6,20 VIDA CRISTIANA EN LA IGLESIA


a) La vida nueva en Cristo y en la Iglesia:
• 4,1-16: Llamada a la unidad de la Iglesia y a salvaguardarla.
• 4,17-32: renovación interior (17-24) y virtudes cristianas (25-32).
b) La santidad cristiana:
• 5,1-20: vida limpia de los hijos de Dios (1-7); caminar en la luz (8-20).
c) La familia cristiana:
• 5,21-6,9: deberes de cónyuges, hijos y padres, siervos y amos.
d) Conclusión:
• 6,10-20: Las armas para la lucha ascética.
El esquema estructural de la carta es claramente paulino: comienza con el saludo acostumbrado (Ef 1,1-2). La
primera parte, de carácter teórico-doctrinal (Ef 1,3-3,21), tiene como tema fundamental a Cristo y la Iglesia. La
segunda parte, de índole moral o parenética (Ef 4,1-6,20), exhorta a la unidad y recomienda los deberes propios de
cada estado. Concluye con un epílogo (Ef 6,21-24) tan escueto como el saludo. Se advierte la pretensión del autor
de fundamentar la vida de los cristianos en los sólidos fundamentos del dogma. Táctica que ofrece la mejor garantía
para la perseverancia de aquellos cristianos que tenían que dar testimonio de Cristo en medio de grandes
dificultades.
El autor de la carta a los Efesios da la impresión de que se está asistiendo a un sorprendente afluir de paganos a la
Iglesia y quiere poner en guardia a ésta contra toda tendencia de particularismo. Al mismo tiempo se vislumbran
ciertas reminiscencias de la terminología gnóstica e inequívocos contactos con el pensamiento y la expresión
literaria de los grupos esenios de Qumrán. El estilo de Efesios acusa todas estas influencias: frases enrevesadas,
imágenes largas e intrincadas, pensamientos que no van ordenados de forma progresiva. Se piensa que tal vez el
autor haya utilizado textos litúrgicos, refundiéndolos en el crisol de sus hondas meditaciones. Esto vale al menos
para el himno de Ef 1,3-14, que se recitaría en las celebraciones litúrgicas de los primeros años cristianos.
Destinatarios de la Carta
Desde finales del s. II, la tradición cristiana ha catalogado esta carta como dirigida «A los Efesios» (canon de
Muratori, Ireneo, Clemente de Alejandría). Aunque el sobrescrito “A los Efesios” está presente, en todos los mss.
del NT, la expresión “en Efeso” está ausente de 1,l en P 46 (e1 texto más antiguo de Ef), de la versión original de
los importantes códices Vaticano y Sinaítico, del s. IV, y de los minúsculos 424 (corregido) y 1739.
Las antiguas citas patristicas de Ef revelan la conciencia de que “en Efeso” estaba ausente de 1,l (Marción,
Tertuliano, Orígenes), y Basilio afirmaba (Adv. Eunom. 2.19) que esas palabras no se encontraban en textos
conocidos por él. Marción (según Tertuliano, Adv.Marc. 5.1 1.16) entendía la carta como dirigida a los laodicenses
(véase Col 4,16).
De todos modos, la falta de destinatarios tampoco debe de ser la versión primitiva, pues la frase resultante es de una
dureza extrema en griego. Habría que traducir: «a los santos que se encuentran... y a los fieles en Cristo Jesús». No
ha dejado de proponerse que se podía tratar de una circular dirigida a todas las iglesias de Asia (cf. 1 Cor 16,19) con
un hueco para los distintos destinatarios. Pero esos procedimientos no se conocían en aquella época. Por tanto, un
destinatario u otro tenía que haber.

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El, mejor modo de explicar la ausencia de «en Efeso» es entender Ef como una encíclica, una carta circular
destinada a varias Iglesias de la provincia romana de Asia.
La expresión “en Éfeso” que aparece en la salutación (1,1) sólo la leen los manuscritos a partir del s. IV e incluso la
desconocen algunos minúsculos tardíos como el 1739 (del s. X) y el 424 (del s. XI). S. Basilio y Orígenes no la
leían en los textos que conocían. Tertuliano afirma que Marción considera que el escrito había sido enviado a la
comunidad de Laodicea. No parece, pues, que la referencia a Éfeso, como lugar donde se encontraban los
destinatarios de la carta, sea original.
Por lo que se refiere a los círculos culturales de los que procede el autor, no se pueden excluir influjos del ambiente
de Qumram ni del ambiente helenista que se había infiltrado ya en el judaísmo de la diáspora; también es posible
que el autor fuera sensible a ciertas corrientes de pensamientos que anuncian el gnosticismo del s. II. En todo caso,
la problemática reflejada en Efesios es muy similar a la que se reflejaba en Colosenses, aunque no se encuentran en
aquélla los acentos polémicos que se encuentran en ésta.
Se podría pensar que el autor pretendía animar a una comunidad sometida a presiones de todo tipo.
La insistencia en el hombre “nuevo” (2,15; 4,24), “interior” (3,16) y “perfecto” (4,13), permite pensar que al autor
le preocupaba subrayar el valor de la experiencia histórica de Israel, conducir a los cristianos de origen pagano a la
madurez plena e impedir que recayeran en el paganismo. Se puede suponer que, más que una tensión entre los dos
grupos, lo que había era una tendencia entre los cristianos de origen pagano a quitar importancia al componente
judío, perdiendo así el contacto directo con la historia de la salvación de la que el AT era portador. Es posible que el
objetivo del escrito se orientara en varias direcciones, sin que sea posible aclararlas completamente. Según lo dicho,
la Carta a los Efesios se dirigió a una o a varias comunidades de Asia Menor, que atravesaban un período de crisis
debido a diversos influjos culturales; pese a no existir la amenaza directa de doctrinas claramente heréticas, como
los Colosenses, corrían el peligro de tomar una orientación discutible tanto en el campo cristológico como en el
eclesiológico.
Enseñanza
 La revelación del «misterio»
En el centro de la reflexión de Efesios se encuentra el «misterio», que es la voluntad salvífica de Dios (Ef 1,9). Este
misterio se identifica con el misterio de Cristo (Ef 3,4), porque Dios ha querido actuar su diseño eterno en Jesucristo
nuestro Señor (Ef 3,11), a fin de recapitular todas las cosas en Cristo (Ef 1,10), esto es, que encuentren su cabeza en
Cristo. Es un misterio escondido desde los siglos en la mente de Dios (Ef 3,9), que lo ha revelado, mostrando la
grandeza de su potencia, al resucitar a Jesús y al ponerlo por encima de todos (Ef 1,19-21).
El misterio ha sido revelado a los apóstoles y a los profetas, en modo especial a Pablo (3,1-13). En esta revelación el
Espíritu Santo desarrolla un papel central.
 Un solo Señor
La armonía entre los hombres, e incluso entre todo cuanto existe en el cosmos, deriva en primer lugar del dominio
que Jesucristo posee y ejerce sobre toda la creación. No hay un conflicto real entre dos poderes de igual rango, uno
del bien y otro del mal, pues Cristo es Señor de todo. En Él se cumple lo que dijo el salmista de que todo cuanto
existe quedó sometido bajo sus pies (Sal 8,7). El poder de Dios desplegó toda su fuerza al resucitar y exaltar a
Cristo, sentándole a la derecha del Padre en los cielos. Por eso Él está «por encima de todo principado, potestad,
virtud y dominación y de todo cuanto existe, no solo en este mundo sino también en el venidero» (Ef 1,21).
En Cristo Cabeza, todo el universo encuentra cohesión (cfr. Ef 1,10) y, además, Él es quien da paz y unidad al
nuevo pueblo, haciendo que sea en Él un solo cuerpo, al que nutre y asiste, comunicándole las gracias necesarias
«para su edificación en la caridad» (Ef 4,16). De ahí que en la carta se trate ampliamente de la capitalidad de Cristo,
el «salvador» del cuerpo (Ef 5,23). El énfasis con que Jesucristo es llamado salvador revela claramente su función
respecto de la Iglesia. Su capitalidad no es solo primacial y de perfección, sino funcional, en cuanto que por su
influjo la vida de la gracia pasa de Cristo Cabeza a su Cuerpo, que es la Iglesia.
 Naturaleza de la Iglesia
La supremacía universal de Cristo se muestra en toda su plenitud mediante su ser Cabeza de la Iglesia, a la que
instituye, vivifica y ama. Jesucristo, en efecto, no solo «reúne» a los hombres «dispersos de Israel», sino también
a los que estaban fuera, a los gentiles. Esos dos pueblos, el judío y el gentil, están destinados por voluntad divina a
formar un solo pueblo, el Pueblo de Dios.
Un aspecto doctrinal, subrayado en esta carta de manera particular, es el de la naturaleza de la Iglesia en su
condición de Cuerpo de Cristo, perspectiva ya contemplada en otros lugares del corpus paulino (Rm 12,5; 1Co
10,16; 12,13.27; Col 1,18.24; 2,19; 3,15; etc.), pero que adquiere aquí particular realce. En esta carta es donde
mayor interés se muestra por la Iglesia universal. Si en las primeras cartas paulinas la palabra ekklesía suele

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designar a una comunidad concreta, ahora la perspectiva desborda el ámbito de lo local para hacerse «católica»,
universal.
Toda la Carta a los Efesios es una llamada a promover la unidad en torno al solo Señor, Cristo. En la Iglesia no hay
barreras de separación entre los miembros del Cuerpo de Cristo. La capitalidad de Cristo, supone, en efecto, que la
Iglesia, formada por todos los cristianos, es un solo Cuerpo con Cristo (cfr. Ef 4,4). Cristo como Cabeza reparte
entre los fieles sus dones y carismas.
Se destaca también la función salvífica que ejerce la Iglesia al manifestar ante los hombres a Cristo como su
Salvador. En efecto, a través de ella los hombres llegan al conocimiento del misterio de la Redención que Dios
tenía oculto desde la eternidad (cfr. Ef 1,9). Este misterio, que se hace realidad y se pone de manifiesto con Cristo
(cfr. Ef 3,3.9), alcanza a todos los hombres por medio de la Iglesia.
 La vida cristiana
Con la adhesión a Cristo y el ingreso en la Iglesia, para los cristianos empieza una vida nueva: abandono del hombre
viejo y revestimiento del nuevo (Ef 4,20-24). Con la luz del Señor (Ef 5,8) se deben practicar todas las virtudes que
manan del amor (Ef 4,25-5,13). Estas son armas que permiten combatir (Ef 6,10-20). Es especialmente importante
la oración. La vida en la Iglesia comporta unos deberes precisos, sobre todo hacia los miembros de la propia familia
(Ef 5,21-6,9): deberes mutuos de los cónyuges, de padres e hijos, de siervos y amos. En Efesios reviste una especial
importancia la presentación de la comunión marido-mujer como reflejo e imitación del misterio (Ef 5,32): relación
que une a Cristo con la Iglesia.
Adaptación a la estructura familiar griega
El autor de Efesios dará en la parte moral o parenética normas concretas de conducta para los miembros integrantes
de la familia: esposos, padres e hijos, amos y esclavos (Ef 5,21-6,9).
Constituyen los denominados códigos o tablas familiares. Pretenden regular las relaciones de los diversos estados
dentro de la familia cristiana; lo que indica la importancia de la familia en la Iglesia primitiva.
Se ha querido ver el origen de estas tablas domésticas en las listas de deberes de los estoicos o en el judaismo
helenístico. Más bien corresponden a la tradición griega sobre la ordenación de la casa, que se caracteriza por la
estructura patriarcal, muy jerarquizada, centrada en la figura del "oiko-despotés". Platón y Aristóteles sólo hablan
de los deberes, o sumisión, de la parte débil: mujer, hijos, esclavos. Séneca y Filón hablan de deberes mutuos.
Efesios (y Colosenses) aceptan el orden patriarcal, pero con rasgos distintivos. Inculcan los deberes recíprocos entre
los esposos, padres e hijos, amos y esclavos. Y añadirán las correspondientes motivaciones teológicas: la fe actuará
como elemento innovador, integrador y transformador de la familia.
Vocabulario y estilo.
El vocabulario de Efesios contiene muchos términos que sólo aparecen aquí en el NT, exactamente 49, y también
tiene expresiones como ta epourania, “los cielos”, mystêrion, “misterio, secreto”, oikonomia, “disposición, plan”,
plêrôma, “plenitud”, diabolos “diablo, demonio”, etc., que en las cartas auténticas de Pablo se emplean con otro
sentido o simplemente no aparecen.
La frecuencia de hapax legomena no es inusitada si se compara con la que se da en cartas paulinas indiscutidas de
longitud parecida. Más significativos son términos tales como ta epourania, «lugares celestiales» (l,3.20; 2,6; 3,lO;
6,12), comparados con los más habituales hoi ouranoi paulinos, «los cielos»; diabolos, «diablo» (4,27; 6,11), en
lugar del paulino satanas; palabras que aparecen en escritos tardíos del NT y en los primeros
Padres de la Iglesia.
Palabras como mysterion, oikonomia y pléroma que aparecen con significados distintos de los documentados en las
cartas paulinas indiscutidas.
Efesios tiene todos los defectos de Pablo (falta de orden y de signos de puntuación), más todos los defectos de
Colosenses (expresiones más barrocas, acumulación de sinónimos y de genitivos), más las cualidades de ambos, y
éstas en grado sumo.
En cuanto al lenguaje, que resulta un poco más «computable», continúa todavía dentro de los (amplios) parámetros
marcados por las siete cartas indudables. El vocabulario de Efesios está compuesto de 529 palabras; 39 de ellas son
hápax (palabras que salen una sola vez) del NT y 79 palabras que no salen en ninguna de las siete cartas indudables.
Con este vocabulario, el autor compone una obra de 2.425 palabras, lo cual da una proporción media de vocabulario
de 4,58 (2.425 : 529), semejante a la de la Carta a los Gálatas, la más próxima en extensión (4,23 para 2.225
palabras).
La carta está marcada por sentencias largas y complejas (1,3-4.15-23; 2,l-7; 3,l-9; 4,l-6; 5,7- 13), abundancia de
oraciones relativas y construcciones participiales entretejidas (p.ej., 1,3-14; 2,l-7) y la agregación de sinónimos en
gen. (p.ej., eudokian tou thel~matos autou [1,5]; en tó kratei tbs ischyos autou [6,10]). Muchas de estas
características de vocabulario y estilo pueden encontrar paralelos aislados en los escritos paulinos indiscutidos, pero
no hay ninguna carta indiscutida marcada en la misma proporción por tales rasgos verbales y estilísticos.
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El estilo es muy peculiar; se nota incluso en las traducciones. Se caracteriza por frases largas, con muchas oraciones
dependientes unas de otras, llenas de genitivos, con pocas partículas, y, en cambio, con acumulación de
preposiciones y numerosos sinónimos. Hay abundantes oraciones de relativo y participios que subordinan unas
frases a otras. En conjunto resulta un tanto pesado y complejo. Para aligerar la lectura y hacerla más comprensible,
los traductores modernos –no sólo los españoles– se ven obligados a dividir y fragmentar algunos de estos barrocos
y complicados párrafos. Se parece poco al estilo de las cartas paulinas auténticas e indiscutidas.
Se percibe en este escrito algo que pudiera calificarse de influencia litúrgica, especialmente bautismal, pero más
bien de modo indirecto y poco demostrable, pues no se conservan testimonios claros de cómo se celebraba la
liturgia en aquella primera época cristiana.
Diferencias teológicas.
(a) LA IGLESIA
En Ef, la Iglesia se considera un fenómeno universal, de extensión e influencia cósmicas, que abarca toda la
creación (1,21-23; 3,9-11), mientras que en las cartas paulinas indiscutidas predomina la visión de la Iglesia como
comunidad local (véanse 1 Cor 1,2; Gál 1,2; Flm 2; pero véanse 1 Cor 12,28; 15,9; Gá1 1,13 para una comprensión
más amplia de la Iglesia). En Ef la Iglesia está “edificada sobre el cimiento de los apóstoles y profetas” -postura que
requería más distancia respecto a la primera generación de la jefatura de la Iglesia que la que era posible para Pablo
en 1 Cor 3,11 Cristo es presentado como el único cimiento de la Iglesia. El modo en que Ef entiende a Cristo como
cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo (1,22-23; 5,23), es un avance trascendental respecto a la imagen de los
diversos miembros que componen el cuerpo de Cristo en 1 Cor 12,31 y Rom 12,4-8.
(b) LOS GENTILES
La polémica acerca de la admisión de los gentiles en la comunidad cristiana no le preocupa al autor de Ef. Este
no considera la conversión de los gentiles como un medio para dar celos a Israel con el fin de que éste pueda ser
restituido un día en su totalidad a su legítimo puesto. En lugar de esta esperanza de una restauración futura de Israel,
en Ef se encuentra con que judíos y gentiles juntos han sido «reconciliados con Dios en un solo cuerpo mediante la
cruz» (2,16), «se han convertido en una sola persona nueva, en lugar de dos» (2,15), ahora que se ha abierto
brecha en el «muro de hostilidad que los separaban (2,14).
(c) ESCATOLOGÍA
En Ef no hay referencias explícitas a la espera de la parusía ni al inminente fin del mundo. En lo que se hace
hincapié es en que los cristianos participan ya hoy en la resurrección: han sido «vivificados», “resucitados” y ya
«están sentados con [Cristo] en los lugares celestiales» (2,5-6), y para ellos se prevé un largo futuro en la Iglesia
(2,7; 3,21).
En las cartas paulinas indiscutidas se dice que los cristianos comparten la muerte de Cristo, pero su participación en
la resurrección es todavía una esperanza incumplida (Rom 6,5; Flp 3,lO-11; -. Teología paulina, 82:46-47.58-60).

(d) MATRIMONIO
La imagen de la Iglesia como novia de Cristo y la elevada concepción del matrimonio en Ef 5,22-31 contrastan con
la presentación de éste en 1 Cor 7,8-9.25-40.

Relación con Colosenses


Uno de los puntos más interesantes, que todos los comentarios al escrito notan y desarrollan, es su estrecha relación
formal y de contenido con la Carta a los Colosenses, de tal manera que hay lugares literalmente iguales. Pasajes
paralelos en expresiones y estructuras son:

Ef 1,1-2 y Col 1,1-2 Ef 1,15-17 y Col 1,3-4.9-10


Ef 2,5-6 y Col 2,12-13 Ef 4,17-32 y Col 3,5-14
Ef 5,19-20 y Col 3,16-17 Ef 5,22-6,9 y Col 3,18-41
Ef 6,18-20 y Col 4,2-4 Ef 6,21-22 y Col 4,7-8
También, en cuanto a vocabulario:
Ef 1,4 y Col 1,22 Ef 2,1 y Col 1,21
Ef 2,12 y Col 1,20.22
Hay, sin embargo, como se puede suponer, lugares de Efesios que no tienen paralelo en Colosenses, como Ef 2,4.7-
11.17-20.22; 4,4- 5.7.9-12.26-28; 5,28-29.31.33; 6,10-17. 21-24 entre otros.

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Por otro lado, hay coincidencias no sólo formales, sino de contenido, teológicas y de otro tipo, y que se diferencian
de otros escritos claramente paulinos. Por poner un ejemplo: el concepto de plêrôma tiene un importante papel en
estos dos escritos, o la imagen del cuerpo de Cristo tal como la presentan ambas cartas, y que es bastante diferente
de la que aparece en Romanos y Primera Corintios.
Dada la mayor elaboración que, en los temas comunes, se hace en Efesios y las diferencias, lo más probable, como
reconocen los comentarios, es que Colosenses sea anterior, y que el autor de Efesios la utilizase como elemento
importante para la composición de su escrito, aunque con enfoque y perspectiva diferentes en algunos puntos. Hasta
se podría pensar en el mismo autor, pero sería menos verosímil, dadas las discrepancias de pensamiento que
también se encuentran. Puede afirmarse con bastante certeza que Colosenses precede a Efesios o que ésta depende
de aquélla.

ESQUEMA
Saludo (1,1-2)
Primera parte: el misterio de la salvación (1,3-3,21)
El plan divino de la salvación (1,3-14)
Triunfo y supremacía de Cristo (1,15-23)
La salvación en Cristo (2,1-10)
Judíos y gentiles reconciliados (2,11-22)
Pablo ministro del misterio de Cristo (3,1-13)
Súplica de “Pablo” (3,14-21)
Segunda parte: exhortación (4,1-6,20)
Llamamiento a la unidad (4,1-16)
Vida nueva en Cristo (4, 17-5,20)
Moral familiar (5,21-6,9)
El combate espiritual (6,10-20)
Noticias personales y despedida (6,21-24)

9
EPÍSTOLA A LOS EFESIOS

CAP 1
El título “a los efesios” (superscriptio) evidentemente no pertenece al texto original, sino que se encuentra como
encabezamiento en todos los manuscritos antiguos importantes del NT.
v. 1. «que están en Éfeso». Estas palabras faltan en los manuscritos más antiguos e importantes. Sin duda no son
originales, sino añadidura muy antigua.
1,1-2.- Saludo.
Probablemente se trata de una carta colectiva dirigida a las varias comunidades de la comarca de Efeso; así lo
reflejan el carácter impersonal y la falta que tan abundantes son en saludos de otras cartas. Tal vez en el manuscrito
original se había dejado un espacio en blanco que en cada caso se llenaba con el nombre de la comunidad en que se
leía la carta. Quedó el nombre de Efeso o por ser la iglesia principal, o porque vino a quedar en esta ciudad, una vez
leída en todas las demás.
El hecho de que Pablo sea mencionado como el autor de la carta (1,l; 3,l) y de que haya referencias a sus
experiencias personales se debe considerar a la luz de lo que se conoce sobre la seudonimia en la antigüedad.
El hecho de que en esta carta seudónima el remitente se presente como Pablo sirve para transmitir la autoridad y
presencia delapóstol a una generación pospaulina. La dirección y el saludo siguen el modelo habitual.
1 Παῦλος ἀπόστολος Χριστοῦ Ἰησοῦ διὰ θελήματος θεοῦ τοῖς ἁγίοις τοῖς οὖσιν [ἐν Ἐφέσῳ] καὶ πιστοῖς ἐν
Χριστῷ Ἰησοῦ, 2χάρις ὑμῖν καὶ εἰρήνη ἀπὸ θεοῦ πατρὸς ἡμῶν καὶ κυρίου Ἰησοῦ Χριστοῦ.  
1Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, a los santos, que están en Éfeso, a los fieles en Cristo
Jesús: 2 Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Siguiendo el uso greco-romano, el autor comienza la carta con una inscripción, que en otras cartas viene a ser un
verdadero exordio (Rom, Gal). Comprende tres elementos: el primero, el nombre del autor, Pablo, al que añade su
condición de apóstol.
Esta es debida no a designación por parte de los hombres, sino a la voluntad de Dios, que lo eligió.
El segundo elemento se refiere a los destinatarios: el pueblo de Dios a quien se exige santidad y fidelidad a Cristo.
En el Antiguo Testamento con la expresión "pueblo de Dios" se designa la congregación de los hijos de Israel,
consagrados a Yavé por la circuncisión y denominada nación santa (Ex 19,6).
El tercer elemento comprende el deseo de gracia y paz, deseo en el que el autor de la carta funde, cristianizándolos,
los saludos griego y judío. La gracia consiste en benevolencia de Dios que nos ha hecho partícipes de su naturaleza,
hermanos de Cristo y coherederos de la gloria celestial. La paz refleja la tranquilidad, la alegría y satisfacción
profunda que lleva consigo el sentirse hijos de Dios.
El autor se dirige a los lectores llamándolos «santos» (denominación utilizada a lo largo de toda la carta [1,4.15.18;
2,19; 3,8.18; 4,12; 5,3; 6,181 y en las cartas paulinas (p.ej., Rom 1,7; 1 Cor 1,2; 6,2]) y fieles (cf. 1,15). Su
presentación como santos no sólo los hace miembros del pueblo santo de Dios, sino que también indica su
participación en la asamblea celestial -tema que se ha de desarrollar más tarde en Ef.

1,3-3,21.-EL MISTERIO DE CRISTO Y DE LA IGLESIA

Constituye esta sección la parte doctrinal de la carta. Comienza con un himno en que pone de relieve la acción del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Ef 1,3-14). Sigue la acción de gracias por la fe y caridad de los destinatarios y
una súplica a Dios para que les otorgue espíritu de sabiduría y revelación (Ef 1,15-20). Unida a ellas la afirmación
de la soberanía de Cristo y su condición de cabeza de la Iglesia (Ef 1,20-23). Dios, llevado de su amor, nos ha
vivificado en Cristo (Ef 2,1-10) y ha hecho de judíos y paganos un solo pueblo (Ef 2,11-22). Explica el misterio
escondido: la vocación de los paganos a la fe (Ef 3,1 -13). Y concluye con una plegaria por el fortalecimiento del
hombre interior (Ef 3,14-21).

10
1,3-14.- El plan salvador de Dios.
Está expresado en una maravillosa doxología en la que el autor desborda en sentimientos de reconocimiento y
alabanza a Dios por los beneficios que tan generosamente nos ha otorgado.
Aunque se proclame que esta carta es de San Pablo, la opinión más extendida hoy, aunque no sea general, es que es
un escrito posterior de la escuela paulina. Es un escrito de una gran densidad teológica; una especie de circular para
las comunidades cristianas de Asia Menor, cuya capital era Éfeso. Esta parte el famoso himno con el que casi se
abre la epístola. Es un himno o eulogía (alabanza), a Dios, probablemente de origen bautismal, como sucede con
muchos himnos del NT; desde luego ha nacido en la liturgia de las comunidades cristianas. Su autor, como Pablo
hizo con Flp 2,5-11, lo ha incardinado a su escrito por la fuerza que tiene y porque no encontró ostras palabras
mejores para alabar a Dios.
Es un himno profundo teológicamente hablando y hermoso literariamente considerado. Se cimienta en algunas
grandes realidades del plan salvador de Dios: bendición, elección, adopción-filiación, redención y esperanza. En
estos términos sintetiza el autor /de la carta toda la acción de Dios por medio de Jesucristo. Están comprometidas en
esta tarea las tres Personas divinas.
Atendiendo a la obra que se atribuye a cada una de las personas divinas, es posible dividir en las tres partes
siguientes:
1.- El Padre elige y predestina (Ef 1,3- 6).
2.- El Hijo redime (Ef 1,7-12)
3.- El Espíritu Santo sello y prenda de la salvación (Ef 1,13-14).
Dios, desde siempre, ha contemplado a cada hombre, desde su Hijo. Dios mira a la humanidad desde su Hijo y por
eso no ha condenado, ni condenará jamás a la ignominia. Él es un Dios de gracia y de amor. La teología de la gracia
es, pues, una de las claves de comprensión de este himno. Sin la gracia de Dios no podemos tener la verdadera
experiencia de ser hijos de Dios. El himno define la acción amorosa de Dios como una acción en favor de todos los
hombres. Estamos, pues, predestinados a ser hijos. Este es el “misterio” que quiere cantar esta alabanza a Dios. Se
canta por eso; se da gracias por ello: ser hijos es lo contrario de ser esclavos, de ser una cifra o un número del
universo. Este es el efecto de la elección y de la redención “en Cristo”.
En esta admirable síntesis de la teología paulina de la salvación sobresale con fuerza la gratuidad de Dios en su plan
sobre el hombre. Se recalca con especial fuerza que esta gratuidad se debe a que todo pasa por Cristo Jesús y todo es
movido por el amor. Y el conjunto es una “bendición”. La “berakáh”, a lo largo de toda la historia de la salvación,
es lo mejor que Dios puede ofrecer al hombres; es la quintaesencia de su presencia bienhechora y salvadora; es una
fuerza especial, porque para los hebreos la palabra es eficaz por sí misma. Los creyentes están en medio del mundo,
comparten las alegrías y las dificultades de los hombres, viven lo cotidiano desde esta mirada del Dios Bendito que
les ha bendecido, es decir, que sigue presente en su quehacer cotidiano. Pablo lo recuerda para entonces y para
ahora.
Bendición
La bendición es obra del autor; se hace eco de frases de Col y anuncia temas que se desarrollarán en la primera
mitad de Ef.
Se trata de una doxología o bendición/acción de gracias por el plan de salvación que Dios ha establecido. Tal es la
forma de esta única y larguísima frase (la más larga de todo el NT en el texto griego), con expresiones quizás
inspiradas en una liturgia, posiblemente bautismal. Debido a este cierto carácter hímnico del párrafo, no se da una
articulación demasiado clara entre las partes, sino una yuxtaposición de aseveraciones y expresiones un tanto
repetitivas y no del todo perfectamente organizadas. Además, tales expresiones son barrocas y sobrecargadas, por lo
que no resultan demasiado precisas
3 Εὐλογητὸς ὁ θεὸς καὶ πατὴρ τοῦ κυρίου ἡμῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ, ὁ εὐλογήσας ἡμᾶς ἐν πάσῃ εὐλογίᾳ
πνευματικῇ ἐν τοῖς ἐπουρανίοις ἐν Χριστῷ, 4 καθὼς ἐξελέξατο ἡμᾶς ἐν αὐτῷ πρὸ καταβολῆς κόσμου
εἶναι ἡμᾶς ἁγίους καὶ ἀμώμους κατενώπιον αὐτοῦ ἐν ἀγάπῃ 5 προορίσας ἡμᾶς εἰς υἱοθεσίαν διὰ Ἰησοῦ
Χριστοῦ εἰς αὐτόν, κατὰ τὴν εὐδοκίαν τοῦ θελήματος αὐτοῦ, 6 εἰς ἔπαινον δόξης τῆς χάριτος αὐτοῦ ἧς
ἐχαρίτωσεν ἡμᾶς ἐν τῷ ἠγαπημένῳ. 
3 Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de
bendiciones espirituales en los cielos. 4 Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que
fuésemos santos e intachables ante él por el amor. 5 Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el
beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente
nos ha concedido en el Amado.

11
Desde la eternidad, en acto singular consecuencia para mantenerse sin mancha en su presencia (literalmente para
que seamos "santos e inmaculados"). El primer término expresa la sepación del mundo y la consagración a Dios. El
segundo recuerda la víctima del sacrificio que había de ser "sin mancilla".
A la elección sigue la predestinación cuyo objeto es la adopción de hijos suyos por Jesucristo. Lo que había sido
prometido por Dios en el Antiguo Testamento (Ex 4,22; Dt 14,1; 32,6; Jr 31,9; Os 11,1) y poseído sólo en raíz por
el pueblo de Israel, se verifica ahora en el Nuevo Testamento y se consumará en la gloria (Rom 8,23), donde "se
manifestará lo que hemos de ser" (1 Jn 3,2). Adopción no meramente legal, al estilo de la humana, ni colectiva
como la de Israel, sino interior y real que nos hace partícipes de la naturaleza misma de Dios (2 Pe 1,4). Dos notas
se mencionan respecto de la predestinación: el carácter gratuito de la misma y, el último fin a que se ordena, la
alabanza de la gloria de Dios. La causa final de nuestra predestinación es la glorificación de la benevolencia y
liberalidad con que Dios ha concedido todos los dones que nos ha otorgado por Cristo y que brillarán de tal manera
que causará la admiración de los hombres y de los mismos ángeles.
1,7-12
Cristo ha llevado a cabo la redención muriendo en la cruz. La sangre derramada es el signo que rubrica la nueva
alianza al estilo como se rubricó la antigua y la nueva alianza en las palabras de la consagración eucarística (Lc
22,20). Pero es sobre todo una prueba de su inmenso amor a los hombres. El acto más insignificante del Verbo
humanado habría sido suficiente para llevar a cabo la redención.
Todo el proceso, por llamarlo de esta manera, recibe el nombre de “misterio” de la voluntad y de la sabiduría divina
(vv. 8-9) proyectado en y desde la eternidad, realizado en el tiempo y culminado en el momento final. Toda esta
temática se desarrollará a lo largo de la carta.
7 Ἐν ᾧ ἔχομεν τὴν ἀπολύτρωσιν διὰ τοῦ αἵματος αὐτοῦ, τὴν ἄφεσιν τῶν παραπτωμάτων, κατὰ τὸ πλοῦτος
τῆς χάριτος αὐτοῦ 8 ἧς ἐπερίσσευσεν εἰς ἡμᾶς, ἐν πάσῃ σοφίᾳ καὶ φρονήσει, 9 γνωρίσας ἡμῖν τὸ
μυστήριον τοῦ θελήματος αὐτοῦ, κατὰ τὴν εὐδοκίαν αὐτοῦ ἣν προέθετο ἐν αὐτῷ  
7En él, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, conforme a la riqueza de la gracia 8
que en su sabiduría y prudencia ha derrochado sobre nosotros, 9 dándonos a conocer el misterio de su
voluntad: el plan que había proyectado
El contenido del misterio tiene en Ef un núcleo eclesiológico: en 1,10 se refiere a la recapitulación de todas las
cosas en Cristo en favor de la Iglesia (1,22-23); en 3,4-6, a la unión de gentiles y judíos en la Iglesia; en 5,32, a la
interpretación de Gn 2,24 como la unión de Cristo y la Iglesia. El trasfondo apropiado para entender rnystarion en
Ef es la creencia del judaísmo de la antigüedad tardía de que todo está regulado de acuerdo con los misterios de
Dios. El Dios del conocimiento tiene el control de todas las cosas, porque el curso inalterable de los
acontecimientos fue decretado por él antes de toda la eternidad.
Como un plan: En Col 1,25 oikonomia hace referencia a la encomienda o nombramiento de Pablo para predicar la
palabra; en este pasaje de Ef, ese término describe las disposiciones o medidas que constituyen el plan de Dios de
recapitular todo en Cristo. En Col 1,19 y 2,19 plgroma hace referencia a la totalidad de la divinidad; en este pasaje
de Ef indica el tiempo en que los propósitos eternos de Dios se realizan y llevan a cabo.
10εἰς οἰκονομίαν τοῦ πληρώματος τῶν καιρῶν, ἀνακεφαλαιώσασθαι τὰ πάντα ἐν τῷ Χριστῷ, τὰ ἐπὶ τοῖς
οὐρανοῖς καὶ τὰ ἐπὶ τῆς γῆς ἐν αὐτῷ
10 realizar por Cristo, | en la plenitud de los tiempos: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la
tierra.
El punto final es el unir todo a Cristo, acción que incluye a los seres humanos y al cosmos, y que se expresa aquí
con la imagen de la “recapitulación”. Es un designio también coincidente con el de Col 1,20, expresado allí con las
metáforas de “reconciliación” y “pacificación”, que nuevamente nos sirven para comprender el “recapitular/hacer
que todo tenga a Cristo por cabeza” de este texto de Efesios. Se trata de conseguir que todo el mundo vuelva al
original plan de Dios menoscabado por el humano pecado, que sea y exista realizando tal designio divino. En
comparación con el himno de Col 1,15-20, donde quizás se haya inspirado el autor, el de Efesios insiste más en los
aspectos específicamente humanos y menos, en cambio, en los cósmicos.

11-14
El autor describe la posición ocupada en el plan de Dios por los destinatarios de la carta, que son los beneficiarios
del plan de Dios en Cristo. La sección está compuesta usando palabras y sintagmas procedentes de Col 1,13- 14:
«herencia», «esperanza», «palabra de verdad», «evangelio», «voluntad», «gloria», «redención». El contraste en
estos versículos entre «nosotros» y «vosotros» se ha interpretado como referido a judíos («nosotros») y gentiles
(«vosotros»). De ser así, la frase hémas ... proelpikotas en tô Christô en el v. 12 se debiera traducir “nosotros que
esperábamos en el Mesías [antes que los gentiles, o antes de la venida de Cristo]”. También es posible interpretar
12
«nosotros» como una referencia a todos los cristianos y «vosotros» como referencia a los destinatarios de la carta.
En este caso, el proélpikotas se puede traducir ((nosotros que pusimos nuestra esperanza [de cumplimiento] en
Cristo». Esta última interpretación de «nosotros» y «vosotros» está apoyada por la primera parte del himno, que
utiliza hêmeis en referencia a todos los cristianos. Además, el autor de Ef ciertamente incluye a los gentiles entre los
que estaban “predestinados a ser herederos”.
11Ἐν ᾧ καὶ ἐκληρώθημεν προορισθέντες κατὰ πρόθεσιν τοῦ τὰ πάντα ἐνεργοῦντος κατὰ τὴν βουλὴν τοῦ
θελήματος αὐτοῦ 12 εἰς τὸ εἶναι ἡμᾶς εἰς ἔπαινον δόξης αὐτοῦ τοὺς προηλπικότας ἐν τῷ Χριστῷ.13 Ἐν ᾧ
καὶ ὑμεῖς ἀκούσαντες τὸν λόγον τῆς ἀληθείας, τὸ εὐαγγέλιον τῆς σωτηρίας ὑμῶν, ἐν ᾧ καὶ πιστεύσαντες
ἐσφραγίσθητε τῷ πνεύματι τῆς ἐπαγγελίας τῷ ἁγίῳ, 14 ὅ ἐστιν ἀρραβὼν τῆς κληρονομίας ἡμῶν, εἰς
ἀπολύτρωσιν τῆς περιποιήσεως, εἰς ἔπαινον τῆς δόξης αὐτοῦ.
11 En él hemos heredado también los que ya estábamos destinados por decisión | del que lo hace todo según
su voluntad, 12 para que seamos alabanza de su gloria | quienes antes esperábamos en el Mesías. 13 En él
también vosotros, después de haber escuchado la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación,
creyendo en él habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo prometido. 14 Él es la prenda de nuestra
herencia, mientras llega la redención del pueblo de su propiedad, para alabanza de su gloria.
La inhabitación del Espíritu Santo constituye el sello y garantía de que un día participaremos de la herencia
celestial. Santo Tomás advierte la diferencia que existe entre "prenda" (Vulgata) y "arra" (texto griego). La primera
es algo distinto de la cosa por la que se da como garantía y se devuelve cuando ésta se entrega a su dueño. La
segunda, en cambio, no es algo distinto de la cosa por la que se da como garantía, sino una parte de ella, que, por
consiguiente, no hay que devolver sino completar. Al decir el apóstol "arra" y no "prenda" indica la continuidad de
la vida terrena y la celestial del cristiano. El Espíritu Santo es el Espíritu de la familia divina que, lógicamente, Dios
comunica a quienes ha constituido hijos suyos (Rom 8,14-18) y miembros de la misma (Ef 2,19).
Objeto de ese conocimiento es la revelación del misterio que se propuso realizar en Cristo llevando la historia a su
plenitud y constituyendo a Cristo en cabeza de todas las cosas, las del cielo y las de la tierra (Ef 1,10). Dios ha
reunido todas las cosas en Cristo como en su centro. Y esto en el orden cósmico, pues todas las cosas fueron creadas
con miras a él (Col 1,20). Y en el soteriológico, ya que él las ha reconciliado todas, las del cielo y las de la tierra
(véase Col 1,20). Así ha venido a ser el centro de unidad y armonía de todas ellas. Y en Cristo cada hombre ha sido
constituidos nosotros herederos de los bienes celestiales. Pero todo ello es debido, no a nuestros méritos, sino a un
acto libre de la voluntad de Dios que ha tenido a bien disponerlo así.
Quizás la expresión «los que ya antes esperábamos en Cristo» se refiera a los cristianos de origen judío. Pero
también los gentiles, destinatarios de la carta, tienen abierta la posibilidad de la misma incorporación cuando creen
en el evangelio de la salvación, lo aceptan y han recibido el bautismo; porque la alusión al haber sido sellados con el
Espíritu Santo de la promesa es probablemente una referencia al bautismo y, derivadamente, a la comunidad que
forman los que se han bautizado y se han convertido en el pueblo de la posesión del Señor. Con esta última
expresión se está insinuando que los cristianos han heredado este título tan típico del pueblo de Israel en el AT, si
bien con una mayor profundidad, pues la redención/liberación a que aquí se alude ha sido llevada a cabo por medio
de la sangre de Cristo.
1,15-23.- Supremacía de Cristo. Acción de Gracias y oración de intercesón
A la exposición del plan divino de salvación, sigue una acción de gracias por la fe de sus destinatarios, y por la
caridad que manifiestan con todos los fieles. La perseverancia en ellas de sus evangelizados fue siempre para Pablo
un profundo motivo de alegría y agradecimiento a Dios que es quien por el Espíritu otorga esa fe e impulsa a esa
caridad.
La acción de gracias y el comienzo de la oración fueron compuestos a imitación de Flm 4-5 (cf. Col 1,3-4.9-10). El
resto de la oración echa mano libremente del vocabulario de Col y de la bendición de Ef (cf. Ef l,l8 y Col 1,12.27;
Ef 1,20 y Col 2,10.12; Ef 1,21 y Col 1,16; Ef 1,22-23 y Col 1,18-19.24), pero también incluye ideas de los salmos 1
10 y 8 para hacer afirmaciones peculiares acerca de la exaltación de Cristo y la Iglesia.
Estos versículos forman otro largo párrafo sin divisiones formales en el griego original y constituyen una acción de
gracias a Dios. Incluye una petición de comprensión profunda de todo lo que Cristo significa para los cristianos,
tanto individualmente cuanto, sobre todo, como Iglesia. Coincide en gran medida con Flm 4-5 y Col 1,3-4.9-10, y
quizás ha sido compuesto imitando o usando esos pasajes.
1,15-18
A la acción de gracias une una ferviente plegaria a Dios para que los destinatarios de la carta conozcan cuál es la
esperanza a la que kan sido llamados. Con ello el apóstol ha mencionado, como tantas veces las tres virtudes
teologales (Rom 5,1-5; 1 Cor 13,13; Col 1,4; 1 Tes 5,8), que constituyen la base y quicio de toda vida
auténticamente cristiana. La expresión los ojos de vuestro corazón debe ser entendida en el marco de la cultura

13
semita según la cual el corazón no es sólo la sede de los sentimientos, sino de todas las facultades superiores,
especialmente del conocimiento. Pero también es verdad que para el semita, conocer, sentir, querer e incluso actuar
forman un todo indivisible. El corazón, pues, tiene latidos que sienten y aman, pero tiene también ojos que se
iluminan y ven.
15 Διὰ τοῦτο κἀγὼ ἀκούσας τὴν καθ’ ὑμᾶς πίστιν ἐν τῷ κυρίῳ Ἰησοῦ καὶ τὴν ἀγάπην τὴν εἰς πάντας τοὺς
ἁγίους 16οὐ παύομαι εὐχαριστῶν ὑπὲρ ὑμῶν μνείαν ποιούμενος ἐπὶ τῶν προσευχῶν μου, 17 ἵνα ὁ θεὸς
τοῦ κυρίου ἡμῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ, ὁ πατὴρ τῆς δόξης, δώῃ ὑμῖν πνεῦμα σοφίας καὶ ἀποκαλύψεως ἐν
ἐπιγνώσει αὐτοῦ, 18 πεφωτισμένους τοὺς ὀφθαλμοὺς τῆς καρδίας [ὑμῶν] εἰς τὸ εἰδέναι ὑμᾶς τίς ἐστιν ἡ
ἐλπὶς τῆς κλήσεως αὐτοῦ, τίς ὁ πλοῦτος τῆς δόξης τῆς κληρονομίας αὐτοῦ ἐν τοῖς ἁγίοις,  
15 Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, 16 no ceso de
dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, 17 a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,
el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, 18 e ilumine los ojos de vuestro
corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en
herencia a los santos,
Himno o eulogía (alabanza), a Dios, probablemente de origen bautismal, como sucede con muchos himnos del NT;
desde luego ha nacido en la liturgia de las comunidades cristianas. Su autor, como Pablo hizo con Flp 2,5-11, lo ha
incardinado a su escrito por la fuerza que tiene y porque no encontró ostras palabras mejores para alabar a Dios.
Canta la exuberante gracia que Dios ha derramado, por Cristo, en sus elegidos. Vemos que, propiamente hablando,
Dios es el sujeto de todas las acciones: elección, liberación, redención, recapitulación, predestinación a ser hijos. Es
verdad: son fórmulas teológicas de cuño litúrgico las que nos describe este misterio. Pero todo esto acontece en
Cristo, en quien tenemos la gracia y el perdón de los pecados. Y por medio de Él recibimos la herencia prometida.
1,19-23
Cristo está por encima de todos los seres angélicos. Si a las cuatro categorías aquí enunciadas, se añade los ángeles,
arcángeles, querubines, serafines y tronos (Gn 3,24; Ez 1,10; 10,12; Is 6,2; Col 1,16) se tienen los tradicionales
nueve coros angélicos. Adviértase cómo la misma manera de hablar de Pablo indica que no cuida ni del número ni
de los nombres.
En Efesios y Colosenses se pone a la Iglesia en relación con Cristo como cabeza de la misma. Se pone de relieve el
influjo que Cristo tiene en la Iglesia, similar al de la cabeza sobre los miembros del cuerpo humano. Ahora la idea
principal es la de unión de Cristo con los cristianos.
El autor considera la Iglesia como complemento en cierto modo necesario de Cristo, como lo es el cuerpo respecto
de la cabeza en el ser humano. Cristo y la Iglesia, cabeza y cuerpo, constituyen una unidad orgánica, como la cabeza
y el cuerpo en el hombre.
El poderío de Dios se revela en la resurrección y ascensión de Cristo y en su exaltación sobre todas las fuerzas
angélicas. El autor utiliza primitivas afirmaciones confesionales cristianas, que formulaban el acontecimiento Cristo
partiendo de Sal 110,l y 8,7, para inculcar a los lectores la espléndida situación a la que han sido llamados en Cristo.
19καὶ τί τὸ ὑπερβάλλον μέγεθος τῆς δυνάμεως αὐτοῦ εἰς ἡμᾶς τοὺς πιστεύοντας κατὰ τὴν ἐνέργειαν τοῦ
κράτους τῆς ἰσχύος αὐτοῦ. 20 Ἣν ἐνήργησεν ἐν τῷ Χριστῷ ἐγείρας αὐτὸν ἐκ νεκρῶν καὶ καθίσας ἐν δεξιᾷ
αὐτοῦ ἐν τοῖς ἐπουρανίοις 21 ὑπεράνω πάσης ἀρχῆς καὶ ἐξουσίας καὶ δυνάμεως καὶ κυριότητος καὶ παντὸς
ὀνόματος ὀνομαζομένου, οὐ μόνον ἐν τῷ αἰῶνι τούτῳ ἀλλὰ καὶ ἐν τῷ μέλλοντι·
19 y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su
fuerza poderosa, 20 que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en
el cielo, 21 por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre
conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro.
Es necesario volver a Jerusalén para emprender el camino y la tarea de la evangelización, es decir, anunciar a los
hombres que es posible la esperanza, y cuál la extraordinaria grandeza del poder de Dios para nosotros, los que
creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo. La Iglesia ha de ponerse en camino, pero
sabe que está acompañada por el poder de Dios.
El autor de la Carta a los Efesios contempla la Ascensión en el resultado final, sin preocuparse de la descripción de
cómo sucedió. El resultado final es que Jesús está sentado a la derecha de Dios en el cielo, por encima de todo
principado, potestad, fuerza y dominación. Y todo lo puso bajos sus pies y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre
todo. Jesús es declarado por el Padre como Rey de reyes y Señor de los señores. Es una comprensión muy sobria a
nivel de narración, pero densa en su teología: la declaración de la primacía exclusiva de Jesús, es la Cabeza.

1, 22. Lo constituyó cabeza

14
El autor anuncia una metáfora importante que va a dominar la carta: Cristo es la cabeza del cuerpo, la Iglesia. Se da
aquí un desarrollo del concepto paulino de que el cuerpo de Cristo lo forman juntos muchos miembros diversos
(1 Cor 12,12-17). La Iglesia es la beneficiaria del plan de Dios que lo abarca todo y, como beneficiaria del señorío
de Cristo sobre todas las cosas y sobre todos los poderes angélicos, la Iglesia -cuerpo de Cristo- participa del
dominio de la cabeza.
22καὶ πάντα ὑπέταξεν ὑπὸ τοὺς πόδας αὐτοῦ καὶ αὐτὸν ἔδωκεν κεφαλὴν ὑπὲρ πάντα τῇ ἐκκλησίᾳ, 23 ἥτις
ἐστὶν τὸ σῶμα αὐτοῦ, τὸ πλήρωμα τοῦ τὰ πάντα ἐν πᾶσιν πληρουμένου.
22Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. 23 Ella es su cuerpo, plenitud
del que llena todo en todos.
No hay separación entre la cabeza y el cuerpo; pues si hubiese separación, no sería por más tiempo un cuerpo; ni la
otra parte una cabeza". Queda con ello de manifiesto que Cristo y la Iglesia constituyen una unidad indisoluble. El
que está en la Iglesia pertenece a Cristo tan íntimamente como la mano o el corazón a su propio cuerpo. Y el que
rompe la comunión con la Iglesia se separa también de Cristo.
Y, en consecuencia, la Iglesia es plenitud del que llena totalmente el universo. El término griego "pleroma" puede
tener sentido activo (la Iglesia llena a Cristo), o sentido pasivo (la Iglesia es llenada por Cristo). En este caso
incluye las dos: la Iglesia llena a Cristo, como el cuerpo humano complementa la cabeza, sin cuyos miembros ésta
no puede ejercer sus funciones. Y es llenada por Cristo porque le comunica su gracia capital, todos sus dones.

CAP 2

2,1-22.- De la muerte a la vida


El paso de la muerte espiritual a la vida es descrito como «salvación», mirando más al individuo (vv. 1-10), y como
«paz», mirando a las colectividades (vv. 11-22). Casi cada palabra tiene sus reflejos en Pablo, pero no se habla ni de
«justificación» (como en Gálatas y Romanos) ni de «manifestación de la justicia de Dios» (como en Rom 1,17;
3,5.21s.25s).
2,1-10.- Salvados gratuitamente en Cristo.
Después de considerar San Pablo el poder de Dios en Cristo, continúa la idea que interrumpió en Ef 1,20 y va a
poner de relieve lo que la omnipotencia divina ha realizado. Para la edificación del cuerpo de Cristo había que
superar un doble obstáculo: el estado de pecado en que todos, judíos y paganos se encontraban (Ef 2,1-10) y el
muro de enemistad que teníase-parados a éstos respecto de aquéllos (Ef 2,11-21). Es el tema del capítulo 2.
En otro tiempp muertos, ahora vivos con Cristo. Este es el grandioso proyecto de Dios en lo tocante a la
humanidad. Como ocurría en 1,11l-14, también aquí se plantea un problema a la hora de interpretar «nosotros» y
«vosotros». Aunque el «nosotros» puede referirse a los cristianos de origen judío y el «vosotros» a los de origen
gentil, no hay ninguna alusión clara a la distinción judío-gentil hasta 2,ll-22. Todos los usos inequívocos de
«nosotros» en esta carta hacen referencia a la totalidad de los cristianos (2,14; 3,20; y frecuentemente en los caps. 4-
6), y en este caso el “nosotros” se debe entender del mismo modo. El autor utiliza «vosotros» cuando se dirige
directamente a los destinatarios de la carta. Con un lenguaje que recuerda Ef 2,l-3.
Menciona en diversas ocasiones y de diversas formas el hecho de que la transformación de los seres humanos
concretos ya ha tenido lugar, y que no es sólo algo que se espera. Esto resulta significativo si se compara, por
ejemplo, con la apocalíptica, donde la espera apunta todavía al futuro, y aun con ciertas expresiones del mismo
Pablo (cf. Rm 6,3.11; 8,11.17-18). De hecho podría dar ocasión a pensar que el autor de Efesios es un representante
de la llamada “escatología realizada” totalmente. Pero otros párrafos de la carta, sobre todo los exhortativos,
muestran que no cree que ya se haya realizado por completo el destino humano glorioso.
2,1-3
Los paganos estaban muertos por sus delitos y pecados. La unión de ambos términos (sinónimos) podría significar
la multitud de pecados en que se encontraban envueltos los paganos. La expresión este mundo designa aquí el
mundo pecaminoso que tiene por príncipe al demonio (Jn 14,30; 1 Jn 5,19), que prosigue su obra entre quienes no
obedecen los mandatos de Dios. Son "rebeldes" a Dios. La rebeldía es un término clásico de la teología paulina que
denota desobediencia con respecto a Dios (Rom 11,32; Col 3,6). El texto griego presenta a Satanás como el príncipe
de las potestades maléficas (literalmente "aéreas"). En la concepción de los antiguos, los demonios habitaban en el
aire, entre la tierra y la luna. Sin hacer suya tal creencia, el autor la utiliza en relación con el contenido teológico que
15
refleja, a saber la referencia al poder de Satanás bajo el cual nos encontrábamos también nosotros al seguir los
dictámenes de nuestras desordenadas apetencias. El término griego que utiliza Efesios es "sarx"="carne". La "carne"
tiene aquí sentido peyorativo: designa la parte inferior de nuestra naturaleza que se sustrae a la voluntad de Dios
para seguir sus apetencias desordenadas.
1 Καὶ ὑμᾶς ὄντας νεκροὺς τοῖς παραπτώμασιν καὶ ταῖς ἁμαρτίαις ὑμῶν, 2 ἐν αἷς ποτε περιεπατήσατε κατὰ
τὸν αἰῶνα τοῦ κόσμου τούτου, κατὰ τὸν ἄρχοντα τῆς ἐξουσίας τοῦ ἀέρος, τοῦ πνεύματος τοῦ νῦν
ἐνεργοῦντος ἐν τοῖς υἱοῖς τῆς ἀπειθείας· 3ἐν οἷς καὶ ἡμεῖς πάντες ἀνεστράφημέν ποτε ἐν ταῖς ἐπιθυμίαις
τῆς σαρκὸς ἡμῶν ποιοῦντες τὰ θελήματα τῆς σαρκὸς καὶ τῶν διανοιῶν, καὶ ἤμεθα τέκνα φύσει ὀργῆς ὡς
καὶ οἱ λοιποί·
1 También vosotros un tiempo estabais muertos por vuestras culpas y pecados, 2 cuando seguíais el proceder
de este mundo, según el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora actúa en los rebeldes contra
Dios. 3 Como ellos, también nosotros vivíamos en el pasado siguiendo las tendencias de la carne, obedeciendo
los impulsos del instinto y de la imaginación; y, por naturaleza, estábamos destinados a la ira, como los
demás.
Se ha discutido si esta carta es de Pablo o de alguno de sus discípulos, pero, en el caso concreto de este texto, se
muestra la teología paulina fundamental, una especie de sumario de lo que él enseñaba como su evangelio, que
había recibido directamente de Dios y por lo que llevó adelante una lucha por la libertad de todos los hombres. Se
habla de una reflexión bautismal en la que se quiere poner de manifiesto cómo se pasa de la muerte a la vida por la
gracia de Dios. Esa es la significación más radical del bautismo y de la fe cristiana.
2,4-10
Pablo afirma, como un hecho cierto y ya realizado, la resurrección de los cuerpos de la que es anticipo la
resurrección de Cristo (1 Cor 15,20; Col 1,18). En los lugares paralelos de cartas anteriores (1 Cor 15; Rom 5,5) el
apóstol hablaba de nuestra resurrección, de nuestra gloria, como de una cosa futura. Aquí el autor de la carta utiliza
el aoristo (tiempo pasado): nos resucitó y nos sentó con él en el cielo. El cristiano vive en la tierra, pero es ya
ciudadano del cielo. Posee ya aquí la vida de gracia y la inhabitación del Espíritu Santo, que se continuarán en la
patria celestial.
Esta doble condición del cristiano tiene que marcar su vida en este mundo. Ha de vivir en él, preocupado por la
construcción de un mundo cada vez mejor, más justo, donde la vida resulte cada día más agradable. Su condición de
cristiano ha de impulsarle a ello más todavía que su condición de mero ciudadano.
4 ὁ δὲ θεὸς πλούσιος ὢν ἐν ἐλέει, διὰ τὴν πολλὴν ἀγάπην αὐτοῦ ἣν ἠγάπησεν ἡμᾶς, 5καὶ ὄντας ἡμᾶς
νεκροὺς τοῖς παραπτώμασιν συνεζωοποίησεν τῷ Χριστῷ,– χάριτί ἐστε σεσῳσμένοι– 6 καὶ συνήγειρεν καὶ
συνεκάθισεν ἐν τοῖς ἐπουρανίοις ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ, 7 ἵνα ἐνδείξηται ἐν τοῖς αἰῶσιν τοῖς ἐπερχομένοις τὸ
ὑπερβάλλον πλοῦτος τῆς χάριτος αὐτοῦ ἐν χρηστότητι ἐφ’ ἡμᾶς ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ
4 Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, 5 estando nosotros muertos por los
pecados, nos ha hecho revivir con Cristo — estáis salvados por pura gracia—; 6 nos ha resucitado con Cristo
Jesús, nos ha sentado en el cielo con él, 7 para revelar en los tiempos venideros la inmensa riqueza de su
gracia, mediante su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Una misericordia que tiene dos vertientes ya indicadas en el Antiguo Testamento. Para expresar a Dios movido por
su misericordia, el hebreo utiliza dos expresiones complementarias: janun y rajum. Dios es misericordioso (janún)
cuando se acerca al hombre para perdonarlo, para romper la barrera que le impide acercarse a su Padre. El Dios que
perdona lo hace porque sabe de qué masa hemos sido formados. Pero Dios es también misericordioso ( rajum)
cuando se acera a los hombres con ternísimo afecto, conmovido en sus entrañas como una madre auténtica.
Pablo se ve obligado a inventar expresiones griegas (verbos compuestos que no existían, vg. conresucitar y
cosentarse) porque la profunda realidad de lo que Cristo ofrece al hombre no se podía expresar de otra manera. La
realidad rompía los límites de un lenguaje correcto. Lo acontecido en Cristo en favor de los hombres desbordaba por
todas partes. Por eso recurrió a una nueva formulación. Lo totalmente nuevo exige un lenguaje distinto, porque en
cierto modo es inefable (no fácil de decir y expresar). Volver la mirada constantemente a la profunda novedad que
es Cristo, para el hombre concreto e histórico.
Nos hizo revivir: Lo que se dijo de Cristo en 1,20 se dice ahora de todos los cristianos: son resucitados y
entronizados con él en lo alto del cielo. Su solidaridad con él y con su exaltación queda indicada por vb. gr.
Utilizados en 1,20, pero ahora con la prep. syn, «junto con», añadida a su raíz.

16
8Τῇ γὰρ χάριτί ἐστε σεσῳσμένοι διὰ πίστεως· καὶ τοῦτο οὐκ ἐξ ὑμῶν, θεοῦ τὸ δῶρον· 9οὐκ ἐξ ἔργων, ἵνα
μή τις καυχήσηται. 10αὐτοῦ γάρ ἐσμεν ποίημα, κτισθέντες ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ ἐπὶ ἔργοις ἀγαθοῖς οἷς
προητοίμασεν ὁ θεός, ἵνα ἐν αὐτοῖς περιπατήσωμεν.
8 En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. 9 Y esto no viene de vosotros: es don de Dios. Tampoco
viene de las obras, para que nadie pueda presumir. 10 Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo
Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que de antemano dispuso él que practicásemos.
Dos cosas concurren a la salvación: la gracia de Dios (causa principal y formal) y la fe (condición necesaria). De la
primera sí que puede decir el apóstol que es pura gracia de Dios. Pero también la segunda es un don de Dios; no
proviene de razonamientos humanos ni es debida a nuestras obras, de modo que nadie puede presumir de ellas. El
cristiano únicamente puede gloriarse en Dios (1 Cor 1,31), en la cruz de Cristo (Gal 6,14), en sus debilidades (2 Cor
12,9). El autor no se cansa de repetir que sólo Cristo en nuestro redentor y salvador y que solamente por la unión
con él es posible alcanzar la salvación.
2,11-22.- Cristo, artífice de paz y de unidad.
Trata de un tema en cierto modo consecuencia de los anteriores: el acercamiento de los cristianos de origen gentil a
la economía del AT, que, hasta Cristo, era privilegio de Israel. Ello implica la unidad entre los cristianos de diversos
orígenes. A este propósito, sin embargo, aparecen otros puntos importantes, expuestos mediante imágenes que
tienen puestos muy destacados en la correspondencia paulina auténtica (paz, reconciliación, acceso a Dios, etc.).
Gentiles y judíos forman ahora una sola humanidad nueva, creada en Cristo y reconciliada en sus integrantes y con
Dios (vv. 13-1 8).
El autor se dirige especialmente a los paganos, privados de los beneficios concedidos alos judíos (Ef 2,11-13); pero
Cristo ha hecho posible que participen de dichos beneficios y formen un solopueblo (Ef 2,14-18), un templo
consagrado al Señor (Ef 2,19-22).
Contiene una profunda doctrina sobre la Iglesia. Pone de manifiesto su unidad que proviene de su fundador, de su
organización externa y sobre todo de la unidad de su principio vital. También su universalidad pues a ella han sido
llamados todos, judíos y paganos. Tiene a Cristo como cabeza y piedra angular y en ella Cristo reconcilia con Dios
Padre.
El autor afirma que las diferencias religiosas entre circuncisos e incircuncisos han quedado superadas por y en
Cristo. No insiste en que los cristianos de origen pagano hayan pasado a convertirse en miembros de Israel (aunque
menciona de pasada los antiguos privilegios [vv. 12 y 15]), sino que se centra más bien en la situación actual, nueva
respecto a la antigua, también para los antiguos judíos. El contraste entre estas situaciones se destaca con
expresiones como “anteslejos”, por un lado, y “ahora-cerca”, por otro.
11 Διὸ μνημονεύετε ὅτι ποτὲ ὑμεῖς τὰ ἔθνη ἐν σαρκί, οἱ λεγόμενοι ἀκροβυστία ὑπὸ τῆς λεγομένης
περιτομῆς ἐν σαρκὶ χειροποιήτου, 12 ὅτι ἦτε τῷ καιρῷ ἐκείνῳ χωρὶς Χριστοῦ, ἀπηλλοτριωμένοι τῆς
πολιτείας τοῦ Ἰσραὴλ καὶ ξένοι τῶν διαθηκῶν τῆς ἐπαγγελίας, ἐλπίδα μὴ ἔχοντες καὶ ἄθεοι ἐν τῷ κόσμῳ.
11 Por tanto vosotros, los que un tiempo erais gentiles según la carne, llamados incircuncisos por los que se
llamaban circuncisos en razón de una operación practicada en la carne, recordad 12 que entonces vivíais sin
Cristo: extranjeros a la ciudadanía de Israel, ajenos a las alianzas y sus promesas, sin esperanza y sin Dios en
el mundo.
En el templo de Jerusalén un muro de piedra separaba el atrio de los judíos del atrio de los paganos. Estos no podían
traspasarlo bajo pena de muerte (Hch 21,27ss).
El autor utiliza las imágenes políticas de la ciudadanía para describir la exclusión de los gentiles del pueblo de Dios.
Alejados del Dios de Israel, los gentiles no tenían acceso a la alianza, que prometía la salvación
2, 13-14.- Cristo, artífice de la paz y de la unidad.
Ofrece una verdadera teología de la paz. Incluso se hace una de las afirmaciones teológicas más impresionantes del
NT: El, es nuestra paz. El primer efecto de la pacificación (aquí entre judíos y paganos), no es primeramente entre
ellos mismos, sino de toda la humanidad con Dios, como muerte de la enemistad, acercamiento a Dios,
reconciliación con El, evangelización de la paz. Independientemente de la forma literaria del texto, para algunos es
un himno sobre la pacificación de la humanidad. Por eso el v. 14 comienza de una forma enfática, refiriéndose a
Cristo, “él es nuestra paz” . ¿Por qué? Porque ha hecho de los dos pueblos uno. Se refiere a judíos y paganos que
era, entonces, la división abismal e irreconciliable para la teología ortodoxa judía.
2,13.- Lejos ... cerca
17
Estas imágenes espaciales (Is 57,19 y Zac 6,15) describen la antigua condición de los gentiles y la nueva situación
resultante de la muerte de Cristo. En los escritos paulinos (Rom 5,l0- 1 1 ; 2 Cor 5,18-20) la reconciliación llevada a
cabo mediante la muerte de Cristo trajo la paz y la unión con Dios. En Ef, este modo de entender la reconciliación
se amplía hasta abarcar la paz y la unidad entre gentiles y judíos.
13 νυνὶ δὲ ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ ὑμεῖς οἵ ποτε ὄντες μακρὰν ἐγενήθητε ἐγγὺς ἐν τῷ αἵματι τοῦ Χριστοῦ.
l3 Ahora, gracias a Cristo Jesús, los que un tiempo estabais lejos estáis cerca por la sangre de Cristo.
Las expresiones "estar cerca" y "estar lejos", que se encuentran ya en Is 57,19, eran frecuentes en los rabinos para
designar a los judíos y a los paganos respectivamente. De los prosélitos se decía que "habían sido acercados".
Para llevar a cabo la reconciliación entre judíos y paganos y poder formar de los dos pueblos uno solo, tuvo que
derribar el muro de separación, la enemistad proverbial que existía entre unos y otros (Ef 2,14-18). Los judíos
aborrecían a los paganos y no se mezclaban con ellos.
2,14.- Él destruyó el muro divisorio.
Se utiliza la metáfora del “muro”, tomada quizás originalmente del pequeño muro que separaba a gentiles y judíos
en el Atrio de los Gentiles del Templo de Jerusalén, aunque interpretado aquí en sentido moral y desgraciadamente
muy cierto: la mutua enemistad existente entre ambos colectivos. También menciona la Ley no tanto en cuanto
elemento teológico, como en Gálatas y Romanos, sino como elemento socialmente identificador de los judíos y, por
tanto, separador respecto a los gentiles.
14 Αὐτὸς γάρ ἐστιν ἡ εἰρήνη ἡμῶν, ὁ ποιήσας τὰ ἀμφότερα ἓν καὶ τὸ μεσότοιχον τοῦ φραγμοῦ λύσας, τὴν
ἔχθραν ἐν τῇ σαρκὶ αὐτοῦ
14 Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que
los separaba: la enemistad.
Aunque puede tratarse de una referencia figurada al muro que separaba a los gentiles del atrio interior del templo de
Jerusalén (Josefo, Ant. 15.11.5 3 417), el nombre en aposición, echthron, «enemistad», indica que con esa imagen
se pretende describir el final de la hostilidad étnica entre los dos grupos.
Cristo es nuestra paz. Isaías lo había anunciado como el príncipe de la paz (Is 9,6). Miqueas afirma solemnemente
que el Mesías será la paz (Miq 5,4). Y Zacarías testifica que el Mesías proclamará la paz a las naciones (Zac 9,10).
Y uno de los títulos que los rabinos daban al Mesías era "Paz". Traer la paz a los hombres, la paz con Dios, la paz
de los hombres entre sí, es el programa que celebran los ángeles apenas nacido en Belén (Lc 2,14). Pues bien, Cristo
derribó ese muro de separación: la ley antigua, no en cuanto a los preceptos de orden natural o moral (Mt 5), sino en
cuanto a las leyes cer-moniales y prescripciones rituales (circuncisión, purificaciones, alimentos...).
Estas eran tan numerosas que su cumplimiento era prácticamente imposible para los mismos judíos (Jn 7,19; Hch
7,53; 15,10; Rom 2,17ss).
Exigirlas a los paganos habría sido cerrarles toda posibilidad de conversión a la religión cristiana. Ahora ya, unidos
en un mismo Espíritu, judíos y paganos tienen acceso al Padre común. El Espíritu se refiere al Espíritu Santo como
sugiere la mención de las tres personas: al Padre, por Cristo, en el Espíritu. El Espíritu Santo, lazo de unión del
Padre y del Hijo, es el alma de la Iglesia que mantiene unidos a los miembros del cuerpo místico entre sí y con Dios.
15 τὸν νόμον τῶν ἐντολῶν ἐν δόγμασιν καταργήσας, ἵνα τοὺς δύο κτίσῃ ἐν αὐτῷ εἰς ἕνα καινὸν ἄνθρωπον
ποιῶν εἰρήνην 16καὶ ἀποκαταλλάξῃ τοὺς ἀμφοτέρους ἐν ἑνὶ σώματι τῷ θεῷ διὰ τοῦ σταυροῦ, ἀποκτείνας
τὴν ἔχθραν ἐν αὐτῷ. 17καὶ ἐλθὼν εὐηγγελίσατο εἰρήνην ὑμῖν τοῖς μακρὰν καὶ εἰρήνην τοῖς ἐγγύς· 18ὅτι
δι’ αὐτοῦ ἔχομεν τὴν προσαγωγὴν οἱ ἀμφότεροι ἐν ἑνὶ πνεύματι πρὸς τὸν πατέρα.
15 Élha abolido la ley con sus mandamientos y decretos, para crear, de los dos, en sí mismo, un único hombre
nuevo, haciendo las paces. 16 Reconcilió con Dios a los dos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz,
dando muerte, en él, a la hostilidad. 17 Vino a anunciar la paz: paz a vosotros los de lejos, paz también a los
de cerca. 18 Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre por medio de él en un mismo Espíritu.
Jesús, el Pastor, ideal tiene como primera tarea la que corresponde al verdadero rey-pastor, es decir, garantizar la
paz. Estas afirmaciones del apóstol hay que enmárcalas en lo que significó históricamente la entrada de los gentiles
en la Iglesia. Hasta la venida de Cristo, los judíos dividían al mundo en dos partes: judíos, pueblo de Dios llamados
a la salvación y los gentiles, malditos y alejados de la salvación. La obra de Cristo, el Buen pastor, es el
acercamiento y la comunión. Tengo otras ovejas que no son de este redil. También tengo que atraerlas y habrá un
solo rebaño y un solo pastor (Jn 10). Esta misión de Jesús se enmarca en la línea que recibimos del Antiguo

18
Testamento: el rey ha de garantizar la paz en el pueblo de Dios. Y ahora el pueblo de Dios está formado por judíos y
gentiles.
Se presenta la obra de Cristo como una restauración de las relaciones amistosas entre Dios y el hombre rotas por el
pecado. El fruto de la reconciliación es la paz y la amistad. La reconciliación es un proceso objetivo y real, antes de
toda colaboración del hombre creado por Dios. Es Cristo mismo el signo y la realidad de esa reconciliación de Dios
y la humanidad. El autor de Efesios quiere poner de manifiesto que el don de la paz es un don de Dios y ese don es
Cristo mismo, porque gracias a El todos los hombres, en todas las culturas y religiones pueden vivir en paz. Si no es
así, no es por exigencia del Dios de Jesús, sino porque los hombres se niega a la misma paz.
19 Ἄρα οὖν οὐκέτι ἐστὲ ξένοι καὶ πάροικοι ἀλλ’ ἐστὲ συμπολῖται τῶν ἁγίων καὶ οἰκεῖοι τοῦ θεοῦ, 20
ἐποικοδομηθέντες ἐπὶ τῷ θεμελίῳ τῶν ἀποστόλων καὶ προφητῶν, ὄντος ἀκρογωνιαίου αὐτοῦ Χριστοῦ
Ἰησοῦ, 21 ἐν ᾧ πᾶσα οἰκοδομὴ συναρμολογουμένη αὔξει εἰς ναὸν ἅγιον ἐν κυρίῳ, 22 ἐν ᾧ καὶ ὑμεῖς
συνοικοδομεῖσθε εἰς κατοικητήριον τοῦ θεοῦ ἐν πνεύματι.
19 Así pues, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia
de Dios. 20 Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra
angular. 21 Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado
al Señor. 22 Por él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el
Espíritu.
Se constatan las consecuencias para los paganos que ahora ya son conciudadanos de los judeo-cristianos, formando
con ellos el nuevo pueblo de Dios. Han venido a ser familia de Dios, miembros de la Iglesia, que es la familia de
Dios. Son además hijos de Dios por la adopción divina. Esta expresión introduce otra metáfora: "casa de Dios", que
ya aparece antes en 1 Cor 3,9-17 y después en 1 Tim 3,15) y que ya se aplica en el Antiguo Testamento al pueblo
elegido (Jr 31,4).
Los "profetas" no son los del Antiguo Testamento que anunciaron lo que ahora predican los apóstoles, sino los del
Nuevo Testamento, que desempeñan un papel importante, similar al de los apóstoles. Por ello se los coloca después
de los apóstoles y se dice que están edificados sobre Cristo, piedra angular.
Familia de Dios: La unidad social básica de la sociedad grecorromana era la familia, dentro de la cual quedaban
incluidos padres, hijos y esclavos. Los cristianos, como miembros de la familia de Dios, son llamados hijos
queridos de Dios (5,1), con derecho a la rica herencia (1,18; 2,7) que su padre les prodiga (1,723).

CAP 3

3,1-21.- El ministerio apostólico


Excepto la doxología final (vv. 20s), que afecta a todo lo dicho hasta el presente, los otros tres párrafos (resp. vv. 1-
7; vv. 8-13 y vv. 14-19) subrayan la primera persona del singular y se refieren a la revelación.
Como elementos específicos aparecen, respectivamente, los «apóstoles y profetas» (v. 5), los «principados y
potestades» (v. 10) y «el hombre interior» (v. 16). La gracia que «le ha sido dada» al apóstol (vv. 2.7) 55 la concreta
aquí en una especial comprensión del misterio de Cristo (v. 5), el cual, a su vez, parece concretarse en el hecho de la
incorporación de los gentiles a las promesas (v. 6; cf. 1,9s).
3,1-13.- Elegido para anunciar los planes de Dios en Cristo.
El plan salvífico de Dios respecto de judíos y paganos lleva al apóstol a una plegaria en la que iba a pedir para ellos
el crecimiento en la fe y el amor (Ef 3,14-19).
Pero la mención de su condición de prisionero por Cristo, le hace interrumpir su plegaria apenas comenzada.
Debido precisamente a su predicación a los paganos, le vuelve a la mente la gracia tan singular que Dios les ha
concedido, y quiere continuar hablando de ella. Es una de tantas interrupciones características del estilo de Pablo,
más pendiente de las ideas que del estilo literario. El llamamiento a los paganos para formar un solo pueblo en
igualdad con los que fueron miembros del pueblo elegido, constituye el admirable designio misterioso de Dios. Para
su realización ha sido llamado por Cristo. Si bien este misterio había sido ya anunciado por los profetas, nunca lo
fue con la claridad que ahora, sobre todo en sus detalles concretos referentes a los paganos. Es ahora cuando se ha
manifestado con toda claridad la voluntad salvífica universal de Dios a los apóstoles y profetas (Ef 2,20).
Pablo como intérprete del misterio revelado. El profundo conocimiento que Pablo tiene del misterio de Cristo es
que los gentiles son participantes de pleno derecho en la Iglesia. Esta sección depende de Col 1,23-29.

19
1 Τούτου χάριν ἐγὼ Παῦλος ὁ δέσμιος τοῦ Χριστοῦ [Ἰησοῦ] ὑπὲρ ὑμῶν τῶν ἐθνῶν
1 Por esto me dirijo a vosotros yo, Pablo, el prisionero por Cristo Jesús en favor de vosotros los gentiles.
Comienza una plegaria que se interrumpe inmediatamente, para proseguir en 3,14. Los vv. 2-13 son una digresión
que versa sobre el misterio de Cristo y el ministerio consagrado a él, expresada en términos que recuerdan mucho a
Col 1,23-28.
Todo este capítulo 3 de la carta está escrito en términos muy personales. Da la impresión de que el autor, tras haber
expuesto de forma más abstracta el misterio de Cristo insistiendo en la acción divina que lo ha concebido y
realizado, pasa a indicar la relación entre ese misterio y los predicadores humanos. Ello pone de relieve algún
aspecto del mismo misterio, si se quiere secundario al compararlo con los fundamentales, pero también interesante.
2– εἴ γε ἠκούσατε τὴν οἰκονομίαν τῆς χάριτος τοῦ θεοῦ τῆς δοθείσης μοι εἰς ὑμᾶς, 3 [ὅτι] κατὰ
ἀποκάλυψιν ἐγνωρίσθη μοι τὸ μυστήριον, καθὼς προέγραψα ἐν ὀλίγῳ, 4 πρὸς ὃ δύνασθε ἀναγινώσκοντες
νοῆσαι τὴν σύνεσίν μου ἐν τῷ μυστηρίῳ τοῦ Χριστοῦ, 5 ὃ ἑτέραις γενεαῖς οὐκ ἐγνωρίσθη τοῖς υἱοῖς τῶν
ἀνθρώπων ὡς νῦν ἀπεκαλύφθη τοῖς ἁγίοις ἀποστόλοις αὐτοῦ καὶ προφήταις ἐν πνεύματι
2 Supongo que habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de
vosotros, los gentiles. 3 Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, sobre el cual acabo de
escribiros brevemente. 4 Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio de Cristo, 5 que no había sido
manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el -Espíritu a sus santos
apóstoles y profetas:
Es un texto paulino, una “confesión” que retrata a Pablo, si bien la carta a los Efesios es muy posible que no haya
sido escrita por él, sino por un discípulo que quiere mantener en alto la antorcha de la vocación y la misión del
Apóstol. Efectivamente, vemos un interés especial en describir la originalidad de la misión paulina.
El evangelio es la buena noticia de que Dios ha decidido salvar a todos los hombres, de cualquier raza y religión. Es
eso lo que el autor de Efesios llama misterio y lo que Pablo llama varias veces “mi evangelio”.
El autor de esta carta presenta la imagen de Pablo recibiendo el don gratuito de su misión universal. Pablo es un
mediador de la gracia que Dios ha tenido siempre dispuesta para ofrecerla también a los gentiles. El mismo ha
experimentado la gratuidad, la sinceridad y la ternura del amor misericordioso de Dios al llamarle de perseguidor de
la Jesús en sus seguidores a pregonero de su Hijo Jesucristo Salvador de todos.
3,6.- σύσσωμα
La imposible traducción literal del original syssôma sería “con-cuerpo”.
6 εἶναι τὰ ἔθνη συγκληρονόμα καὶ σύσσωμα καὶ συμμέτοχα τῆς ἐπαγγελίας ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ διὰ τοῦ
εὐαγγελίου,
6que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en
Jesucristo, por el Evangelio,
Constata el triple denso contenido del misterio: todos los pueblos han sido llamados a compartir la misma herencia
en igualdad de condiciones; todos forman un mismo cuerpo místico, que es la Iglesia, del que Cristo es la cabeza de
la que dimana la vida a todos los miembros; y todos participan en la promesa hecha por Dios a Abra-han (Gn 12,3),
cuya realización lleva a cabo Cristo. El evangelio ha venido a ser el instrumento providencial que ha llevado a los
cuatro vientos el misterio de Cristo. Pablo, convertido en apóstol de Cristo, se ha entregado a su predicación en
cuerpo y alma (2 Cor 12,15), de tal manera que ha venido a ser modelo para todo apóstol.
7 οὗ ἐγενήθην διάκονος κατὰ τὴν δωρεὰν τῆς χάριτος τοῦ θεοῦ τῆς δοθείσης μοι κατὰ τὴν ἐνέργειαν τῆς
δυνάμεως αὐτοῦ. 8 Ἐμοὶ τῷ ἐλαχιστοτέρῳ πάντων ἁγίων ἐδόθη ἡ χάρις αὕτη, τοῖς ἔθνεσιν
εὐαγγελίσασθαι τὸ ἀνεξιχνίαστον πλοῦτος τοῦ Χριστοῦ 9 καὶ φωτίσαι [πάντας] τίς ἡ οἰκονομία τοῦ
μυστηρίου τοῦ ἀποκεκρυμμένου ἀπὸ τῶν αἰώνων ἐν τῷ θεῷ τῷ τὰ πάντα κτίσαντι, 10 ἵνα γνωρισθῇ νῦν
ταῖς ἀρχαῖς καὶ ταῖς ἐξουσίαις ἐν τοῖς ἐπουρανίοις διὰ τῆς ἐκκλησίας ἡ πολυποίκιλος σοφία τοῦ θεοῦ, 11
κατὰ πρόθεσιν τῶν αἰώνων ἣν ἐποίησεν ἐν τῷ Χριστῷ Ἰησοῦ τῷ κυρίῳ ἡμῶν, 12 ἐν ᾧ ἔχομεν τὴν
παρρησίαν καὶ προσαγωγὴν ἐν πεποιθήσει διὰ τῆς πίστεως αὐτοῦ. 13 διὸ αἰτοῦμαι μὴ ἐγκακεῖν ἐν ταῖς
θλίψεσίν μου ὑπὲρ ὑμῶν, ἥτις ἐστὶν δόξα ὑμῶν.  
7 del cual soy yo servidor por la gracia que Dios me dio con su fuerza y su poder. 8 A mí, el más insignificante
de los santos, se me ha dado la gracia de anunciar a los gentiles la riqueza insondable de Cristo; 9 e iluminar
la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. 10 Así,
20
mediante la Iglesia, los principados y potestades celestes conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, 11
según el designio eterno, realizado en Cristo, Señor nuestro, 12 por quien tenemos libre y confiado acceso a
Dios por la fe en él. 13 Así pues, os pido que no os desaniméis ante lo que sufro por vosotros, pues redunda en
gloria vuestra.
Por medio de la Iglesia: La Iglesia no es sólo el contenido y la beneficiaria del misterio; es además el medio para
anunciar a los poderes celestiales la sabiduría de Dios que se encuentra tras ese plan. Los poderes celestiales aquí
indicados son fuerzas malignas (véase Ef 6,12) que antes de la muerte de Cristo tenían autoridad sobre la
humanidad. Pero la sabiduría de Dios pone fin a su dominio mediante el sometimiento de todas las cosas a Cristo
(l,20). Este final es revelado por medio de la Iglesia, que señala el final del alejamiento de los hombres respecto a
Dios y de los gentiles respecto a los judíos (2,15; 3,6). 1Cor 2,643.

3,14-21.- Oración de súplica al Padre.


Ef 3,14 reanuda la oración interrumpida en Ef 3,1. Ante el sublime misterio en torno a la vocación de los paganos,
Pablo prorrumpe en una fervorosa plegaria. La realiza doblando sus rodillas; como hacían los judíos en sus más
ardientes oraciones. Suplica en ella el fortalecimiento de la vida interior de los fieles. Esta implica una fe profunda
en Cristo y una caridad manifestada en obras. La dirige al Padre, de quien procede toda familia en los cielos y en la
tierra.
De 3,14 a 3,19 aparece la oración anunciada en 3,1 y luego interrumpida.
Los vv. 3,20-21, que son una doxología típica del final de una plegaria, sirven además aquí de cierre de la primera
parte de la carta.
El autor ora en forma de intercesión por los cristianos al Padre, calificado aquí de una forma un tanto peculiar como
origen de todo grupo de seres humanos que forman comunidad. Quizás se quiera hacer una referencia a la Iglesia,
cuya presencia en esta primera parte de Efesios es bastante importante, si bien no tanto como organización o
estructura cuanto como comunidad de paz y unión entre todos los seres humanos. El motivo de la oración es ayudar
a caer en la cuenta de que el misterio que se ha presentado es algo que no se puede lograr por las meras fuerzas
humanas, puesto que no se trata de un conocimiento intelectual o teórico, sino de algo mucho más profundo, que
excede todo saber (cfr. v. 19). Por ello Dios ha de conceder su comprensión y por ello intercede el autor en favor de
sus lectores.
14 Τούτου χάριν κάμπτω τὰ γόνατά μου πρὸς τὸν πατέρα, 15 ἐξ οὗ πᾶσα πατριὰ ἐν οὐρανοῖς καὶ ἐπὶ γῆς
ὀνομάζεται, 1 ἵνα δῷ ὑμῖν κατὰ τὸ πλοῦτος τῆς δόξης αὐτοῦ δυνάμει κραταιωθῆναι διὰ τοῦ πνεύματος
αὐτοῦ εἰς τὸν ἔσω ἄνθρωπον, 17 κατοικῆσαι τὸν Χριστὸν διὰ τῆς πίστεως ἐν ταῖς καρδίαις ὑμῶν, ἐν
ἀγάπῃ ἐρριζωμένοι καὶ τεθεμελιωμένοι, 18 ἵνα ἐξισχύσητε καταλαβέσθαι σὺν πᾶσιν τοῖς ἁγίοις τί τὸ
πλάτος καὶ μῆκος καὶ ὕψος καὶ βάθος, 19 γνῶναί τε τὴν ὑπερβάλλουσαν τῆς γνώσεως ἀγάπην τοῦ
Χριστοῦ, ἵνα πληρωθῆτε εἰς πᾶν τὸ πλήρωμα τοῦ θεοῦ. 20 Τῷ δὲ δυναμένῳ ὑπὲρ πάντα ποιῆσαι
ὑπερεκπερισσοῦ ὧν αἰτούμεθα ἢ νοοῦμεν κατὰ τὴν δύναμιν τὴν ἐνεργουμένην ἐν ἡμῖν, 21 αὐτῷ ἡ δόξα ἐν
τῇ ἐκκλησίᾳ καὶ ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ εἰς πάσας τὰς γενεὰς τοῦ αἰῶνος τῶν αἰώνων, ἀμήν.
14 Por eso doblo las rodillas ante el Padre, 15 de quien toma nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra,
16 pidiéndole que os conceda, según la riqueza de su gloria, ser robustecidos por medio de su Espíritu en
vuestro hombre interior; 17 que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y
vuestro cimiento; 18 de modo que así, con todos los santos, logréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo
profundo, 19 comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo conocimiento. Así llegaréis a vuestra
plenitud, según la plenitud total de Dios. 20 Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que
pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros; 21 a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús
por todas las generaciones de los siglos de los siglos. Amén.
El término griego traducido por "familia" tiene una amplia proyección comunitaria. Significa tribu, pueblo, nación o
cualquier grupo de hombres o seres celestiales. Con esta última referencia, el autor de la carta salía al paso de un
falso culto a los ángeles, que también son, como los hombres, hechura de Dios.
El objeto del conocimiento a que se refieren los cuatro términos de Ef 3,18, más bien que el misterio de que viene
hablando, es el amor de Dios, realmente incomprensible, que está en el fondo del designio misterioso. Muchos
evocan a este propósito la muerte de Cristo en la cruz, la muestra palpable exterior más impresionante y
manifestativa del amor de Dios realizada en Cristo (Jn 3,16).
La anchura, la longitud ... : No está claro a qué se refieren estas dimensiones. A veces se interpretan en referencia
a las del templo de Jerusalén o a las de esta ciudad como tal (Ez 42, 47, 48; Ap 21,927). En este contexto, sin

21
embargo, pueden describir el plan salvífico de Dios o, más probablemente, el amor de Cristo, que se menciona en
los versículos precedentes y siguientes.
Según la plenitud total de Dios. Probablemente Pablo alude, en conformidad con el sentido técnico de este término
(tomado del vocabulario de la filosofía estoica, que había penetrado en el pueblo) al "cosmos" que se consideraba
lleno de Dios (Is 6,3; Jr 23,24; Sab 1,7). Cristo ha sido colocado no sólo a la cabeza de la raza humana, sino a la
cabeza del universo, "pleroma" de Dios. Por eso los cristianos han de tender hacia la conquista del universo para
Dios, a quien corresponde por derecho (1 Cor 15,24-28). Ante las maravillas que Dios ha realizado, no cabe otra
actitud que la alabanza y agradecimiento que el autor expresa en la doxología de Ef 3,20-21. Con ella concluye la
parte dogmática de lacarta.

4,1-6,20.- VIDA NUEVA EN CRISTO

Comienza la segunda parte de la carta, de corte más bien exhortativo o parenético, en la que se mezclan diversos
temas, algunos de ellos todavía más doctrinales que los precedentes.
En los capítulos 4, 5 y 6 el autor trata los temas de la unidad de la Iglesia, la vida nueva en Cristo, la moral familiar
y el combate al que ha de estar preparados los creyentes.
Esta sección de la carta contiene la parte moral y parenética que está basada en la cristología y eclesiología tan
profundamente expuestas en la primera parte. Comienza con una exhortación a la unidad dentro de la pluralidad de
dones (Ef 4,1-13) y una invitación a vivir conforme a la condición del hombre nuevo en Cristo (Ef 4,14-15,14).
Siguen normas prácticas de conducta para los diversos componentes de la familia (Ef 5,15-6,9). Y concluye con una
descripción de la vida cristiana (Ef 6,10-20). La evocación al principio de su condición de prisionero de Cristo le
hace más digno de ser escuchado en sus recomendaciones. Una invitación a la oración y la despedida ponen fin a la
carta (Ef 6,18-24).
Las exhortaciones a una conducta digna derivan de afirmaciones anteriores acerca de la unidad de todas las cosas en
Cristo y el sometimiento de todas las cosas a él (1,10.22-23), acerca de la humanidad nueva creada por medio del
sacrificio de Cristo (2,1516) y acerca de la unidad de gentiles y judíos en la Iglesia (3,4-6). Estos temas anteriores
centran la atención de los lectores con advertencias encaminadas a que éstos conserven la unidad de la Iglesia (4,3-
6), vivan su vida en sometimiento mutuo (5,21), renuncien a antiguos usos impíos (4,17-18) y reconozcan el señorío
de Cristo (5,21; 6,10-12). La sección exhortatoria es particularmente rica en lenguaje bautismal
Siete veces se repite el término “uno/una” en unas líneas que acusan resonancias de fórmulas litúrgicas, quizás
bautismales. Esta urgente exhortación a la unidad, junto con las palabras de advertencia del v. 14, pueden deberse a
que el autor es consciente de las posibles divisiones doctrinales y los peligros que amenazaban a las comunidades y
que aparecen en Filipenses, Colosenses y, más adelante, en las Pastorales.

CAP 4
4,1-6.- Unidad en el amor.
La unidad tiene sus exigencias, sin las cuales no puede conservarse. Son la humildad, que vence a la soberbia y al
egoísmo, principio divisor que anida en lo más profundo del ser humano; la amabilidad, que crea y favorece la
unión; y la paciencia frente a las faltas de caridad que, dada nuestra naturaleza humana inclinada al amor propio y la
diversidad de caracteres, son prácticamente inevitables.
1 Παρακαλῶ οὖν ὑμᾶς ἐγὼ ὁ δέσμιος ἐν κυρίῳ ἀξίως περιπατῆσαι τῆς κλήσεως ἧς ἐκλήθητε, 2 μετὰ
πάσης ταπεινοφροσύνης καὶ πραΰτητος, μετὰ μακροθυμίας, ἀνεχόμενοι ἀλλήλων ἐν ἀγάπῃ, 3
σπουδάζοντες τηρεῖν τὴν ἑνότητα τοῦ πνεύματος ἐν τῷ συνδέσμῳ τῆς εἰρήνης
1 Así, pues, yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido
convocados. 2 Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, 3
esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
Se invoca de nuevo la imagen de Pablo, el prisionero en el Señor, para conferir a las exhortaciones la autoridad del
apóstol. La unidad de la nueva humanidad creada en Cristo (2,14-16) queda ilustrada por la unidad de la Iglesia,

22
promovida por las virtudes que hacen realidad la vida en común: la humildad, la amabilidad, la paciencia y la
tolerancia.
4,4-6
La mención de la llamada a un solo cuerpo en Col 3,15 lleva a una afirmación, que consta de siete partes, sobre la
omnipresencia de la unidad que debe caracterizar la vida cristiana.
4 Ἓν σῶμα καὶ ἓν πνεῦμα, καθὼς καὶ ἐκλήθητε ἐν μιᾷ ἐλπίδι τῆς κλήσεως ὑμῶν· 5 εἷς κύριος, μία πίστις,
ἓν βάπτισμα, 6εἷς θεὸς καὶ πατὴρ πάντων, ὁ ἐπὶ πάντων καὶ διὰ πάντων καὶ ἐν πᾶσιν.
4 Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido
convocados. 5 Un Señor, una fe, un bautismo. 6 Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por
medio de todos y está en todos.
La mención de las tres personas divinas señala la unidad de la Trinidad como la fuente última de la unidad, dentro
de la pluralidad, que tiene que reinar en la Iglesia.

4,7-13.- Pluralidad de dones.


Todos formamos un cuerpo místico cuya unidad ha quedado firmemente corroborada. Pero unidad no quiere decir
uniformidad. Constituimos un cuerpo con pluralidad de miembros. Cada uno de éstos tiene una misión que cumplir
para el bien de toda la Iglesia.
4,8
Cita de Sal 68,19, pero cambiando el texto hebreo y el griego, que dicen «recibir/tomar» en el segundo estico. Aquí
se dice «repartir».
7 Ἑνὶ δὲ ἑκάστῳ ἡμῶν ἐδόθη ἡ χάρις κατὰ τὸ μέτρον τῆς δωρεᾶς τοῦ Χριστοῦ. 8 διὸ λέγει· ἀναβὰς εἰς
ὕψος ᾐχμαλώτευσεν αἰχμαλωσίαν, ἔδωκεν δόματα τοῖς ἀνθρώποις. 9 τὸ δὲ ἀνέβη τί ἐστιν, εἰ μὴ ὅτι καὶ
κατέβη εἰς τὰ κατώτερα [μέρη] τῆς γῆς; 10 ὁ καταβὰς αὐτός ἐστιν καὶ ὁ ἀναβὰς ὑπεράνω πάντων τῶν
οὐρανῶν, ἵνα πληρώσῃ τὰ πάντα.
7 A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. 8 Por eso dice la
Escritura: Subió a lo alto llevando cautivos | y dio dones a los hombres. 9 Decir subió supone que había
bajado a lo profundo de la tierra; 10 y el que bajó es el mismo que subió por encima de los cielos para llenar
el universo.
Cristo mismo, que en su vida mortal eligió a los apóstoles, es ahora quien, desde el cielo, distribuye los dones en la
Iglesia. El autor de la carta lo clarifica con el texto de Sal 68,19. Las palabras claves del párrafo son dar, don,
repartir. El protagonista es de nuevo Cristo resucitado que, como Señor de toda la creación, sube a los cielos para
dispensar sus dones a los hombres. Para probarlo cita un tanto libremente el texto del salmo, en el que el
protagonista es el Señor que, después de haber librado una gran batalla, sube al monte Sión, lleva victorioso en su
cortejo a los enemigos que ha hecho prisioneros y recibe tributo de los vencidos. El autor cambia el verbo recibir
por el verbo repartir, porque en su perspectiva el protagonista es Cristo que sube al cielo para dispensar sus dones a
los hombres. El cambio realizado no es arbitrario, ya que se apoya en una exégesis rabúlica del salmo que entiende
el pasaje como aplicado a Moisés que sube al Sinaí, recibe la ley y la lleva luego como un don a los israelitas. La
referencia a los cautivos no es esencial en el texto; pero puesto que los poderes cósmicos habitan el espacio
intermedio entre el cielo y la tierra, al subir Cristo a lo más alto de los cielos, los hace prisioneros al pasar y los
asocia como botín a su triunfo.
Al subir: El autor cita Sal 68,19 en una forma que no corresponde a ningún ms. bíblico hebr. Ni gr. (que leen
«recibiste» en lugar de «diste»). La tradición rabínica posterior interpretaba ese pasaje aplicándolo a Moisés cuando
ascendió al monte Sinaí y dio la ley. El autor de Ef lo interpreta de manera afín, como una referencia a la ascensión
de Cristo y su subsiguiente concesión de dones a la Iglesia.
Regiones inferiores: Con las “regiones inferiores” se significa, o el descenso al Hades, la morada de los muertos
(cf. Rom 10,7; Flp 2,l0; 1 Pe 3,19; 4,6), o la encarnación en la tierra. La cosmología del autor, según la cual todos
los seres no humanos, benéficos o malignos, están situados en las alturas (1,20-22; 3,9-10; 6,l0-20), apoya la
interpretación de tés gzs, «la tierra)), como una aposición en gen. “las regiones inferiores», es decir, “la tierra”.
4,11
Se trata de un texto en el que resuena el contenido de 1 Co 12, en lo relativo a la unidad en la diversidad de carismas
y a la Iglesia como cuerpo de Cristo, aunque este segundo aspecto está bastante modificado. Este tema de la Iglesia
como cuerpo de Cristo no se explicita del todo, pero parece estar subyacente en la mente del autor, dadas las
diversas alusiones que va haciendo a lo largo del párrafo: «organización de los santos en las funciones del
23
ministerio» y, sobre todo, «edificación del cuerpo de Cristo». Sólo en el final (vv. 15-16) desarrolla ligeramente el
punto.
11 Καὶ αὐτὸς ἔδωκεν τοὺς μὲν ἀποστόλους, τοὺς δὲ προφήτας, τοὺς δὲ εὐαγγελιστάς, τοὺς δὲ ποιμένας καὶ
διδασκάλους,
11 Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores,
dio apóstoles: Tras una interpretación cristológica de la cita de la Escritura, el autor añade la dimensión
eclesiológica al interpretar los «dones» de Sal 68,19 como funciones eclesiales. El primero son los apóstoles y
profetas, que para el autor pertenecen al pasado y son el cimiento de la Iglesia (2,20). Van seguidos por los
predicadores del evangelio, pastores y maestros, que son funciones eclesiales destacadas en la época del autor. Esta
lista de funciones se ha de distinguir de listas parecidas presentes en las cartas paulinas (Rom 12,643; 1 Cor 12,8-1
l.28), que enumeran carismas otorgados por el Espíritu a personas concretas. pastores: Como título de un
funcionario eclesiástico, «pastor» no se utiliza en ningún otro lugar del NT. Alusiones a tal función, sin embargo,
aparecen en exhortaciones hechas a dirigentes de la Iglesia (Hch 20,28; Jn 21,15-17; 1 Pe 5,7) para que atiendan al
rebaño, y en la imagen de Jesús como el buen pastor (Jn 10,ll). Estas funciones preparan a la Iglesia para el
ministerio y contribuyen al crecimiento del cuerpo.
12 πρὸς τὸν καταρτισμὸν τῶν ἁγίων εἰς ἔργον διακονίας, εἰς οἰκοδομὴν τοῦ σώματος τοῦ Χριστοῦ, 13
μέχρι καταντήσωμεν οἱ πάντες εἰς τὴν ἑνότητα τῆς πίστεως καὶ τῆς ἐπιγνώσεως τοῦ υἱοῦ τοῦ θεοῦ, εἰς
ἄνδρα τέλειον, εἰς μέτρον ἡλικίας τοῦ πληρώματος τοῦ Χριστοῦ,
12para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de
Cristo; 13 hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre
perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
Mencionados algunos carismas, señala la finalidad de los mismos: habilitar al cristiano para la obra que le es
confiada en la Iglesia y construir el cuerpo místico. Ello supone ir creciendo en la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios. De un conocimiento no meramente especulativo, sino práctico y vivencial que
implica la imitación de Cristo. Ello conduce también a la perfección del individuo, pero sobre todo a la del cuerpo
místico.
4,17-5,20.- Conducta cristiana y no cristiana

Esta larga sección parenética contrapone los usos impíos de los gentiles con las consecuencias éticas de la vida
desarrollada dentro del cuerpo de Cristo. Las recomendaciones son en buena medida tradicionales y en su mayoría
están formuladas como mandatos negativos. Tratan de requisitos generales de la conducta cristiana y no muestran
indicio alguno de abordar problemas específicos.
4,14-16.- Invitación al crecimiento.
El cristiano tiene que conducirse en conformidad con las metas antes señaladas. Ello supone una adhesión firme a la
verdad frente a cualquier viento de doctrina novedosa que pueda minar la verdadera fe. Implica también vivir con la
más plena autenticidad el amor predicado por Cristo.
4,16
La traducción literal de todo el versículo es un buen ejemplo del complicado estilo de la carta, que a menudo resulta
incomprensible en castellano y es irreproducible. Sonaría así: «de quien todo el cuerpo, bien concertado y trabado
mediante todo ligamento de la suministración, conforme a energía en medida de cada una de las partes, lleva a cabo
el crecimientos del cuerpo para la edificación de sí mismo en el amor».
14ἵνα μηκέτι ὦμεν νήπιοι, κλυδωνιζόμενοι καὶ περιφερόμενοι παντὶ ἀνέμῳ τῆς διδασκαλίας ἐν τῇ κυβείᾳ
τῶν ἀνθρώπων, ἐν πανουργίᾳ πρὸς τὴν μεθοδείαν τῆς πλάνης, 15 ἀληθεύοντες δὲ ἐν ἀγάπῃ αὐξήσωμεν εἰς
αὐτὸν τὰ πάντα, ὅς ἐστιν ἡ κεφαλή, Χριστός, 16 ἐξ οὗ πᾶν τὸ σῶμα συναρμολογούμενον καὶ
συμβιβαζόμενον διὰ πάσης ἁφῆς τῆς ἐπιχορηγίας κατ’ ἐνέργειαν ἐν μέτρῳ ἑνὸς ἑκάστου μέρους τὴν
αὔξησιν τοῦ σώματος ποιεῖται εἰς οἰκοδομὴν ἑαυτοῦ ἐν ἀγάπῃ.
14 Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina, en la
falacia de los hombres, que con astucia conduce al error; 15 sino que, realizando la verdad en el amor,
hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, 16 del cual todo el cuerpo, bien ajustado y
unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura
el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor.
Describe el influjo de Cristo en la Iglesia: él es la cabeza de la Iglesia a la que comunica la vida, da vigor a sus
miembros y los mantiene unidos. Se constituye así una unidad orgánica en virtud de la cual cada miembro
24
participa de la riqueza de los demás y al mismo tiempo pone la suya al servicio de ellos. Ese organismo tiene una
vida, la vida de la gracia santificante. Y debe tener una actividad y unos mismos sentimientos basados en el amor
que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo (Rom 5,5). Es la actividad y los sentimientos que
han de desarrollar los miembros del cuerpo de Cristo para mantenerse unidos con Cristo y entre sí.

4,17-24.- Hombres nuevos en Cristo.


Pablo contrapone la vida de pecado de aquellas sociedades paganas, sobre todo la impureza y la codicia (véase Rom
1,24-27), a la vida virtuosa que deben llevar los cristianos. Esa vida de pecado era debida a la ignorancia y dureza
de corazón que hacen perder la sensibilidad por lo verdadero y lo bello. La vida cristiana viene exigida por el
evangelio.
17 Τοῦτο οὖν λέγω καὶ μαρτύρομαι ἐν κυρίῳ, μηκέτι ὑμᾶς περιπατεῖν, καθὼς καὶ τὰ ἔθνη περιπατεῖ ἐν
ματαιότητι τοῦ νοὸς αὐτῶν, 18 ἐσκοτωμένοι τῇ διανοίᾳ ὄντες, ἀπηλλοτριωμένοι τῆς ζωῆς τοῦ θεοῦ διὰ
τὴν ἄγνοιαν τὴν οὖσαν ἐν αὐτοῖς, διὰ τὴν πώρωσιν τῆς καρδίας αὐτῶν, 19 οἵτινες ἀπηλγηκότες ἑαυτοὺς
παρέδωκαν τῇ ἀσελγείᾳ εἰς ἐργασίαν ἀκαθαρσίας πάσης ἐν πλεονεξίᾳ. 20 Ὑμεῖς δὲ οὐχ οὕτως ἐμάθετε
τὸν Χριστόν, 21 εἴ γε αὐτὸν ἠκούσατε καὶ ἐν αὐτῷ ἐδιδάχθητε, καθώς ἐστιν ἀλήθεια ἐν τῷ Ἰησοῦ, 22
ἀποθέσθαι ὑμᾶς κατὰ τὴν προτέραν ἀναστροφὴν τὸν παλαιὸν ἄνθρωπον τὸν φθειρόμενον κατὰ τὰς
ἐπιθυμίας τῆς ἀπάτης, 23ἀνανεοῦσθαι δὲ τῷ πνεύματι τοῦ νοὸς ὑμῶν 24 καὶ ἐνδύσασθαι τὸν καινὸν
ἄνθρωπον τὸν κατὰ θεὸν κτισθέντα ἐν δικαιοσύνῃ καὶ ὁσιότητι τῆς ἀληθείας. χαριζόμενοι ἑαυτοῖς, καθὼς
καὶ ὁ θεὸς ἐν Χριστῷ ἐχαρίσατο ὑμῖν
17 Esto es lo que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya, como es el caso de los gentiles, en la vaciedad
de sus ideas, 18 con la razón a oscuras y alejados de la vida de Dios; por la ignorancia y la dureza de su
corazón. 19 Pues perdida toda sensibilidad, se han entregado al libertinaje, y practican sin medida toda clase
de impureza. 20 Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, 21 si es que lo habéis oído a
él y habéis sido adoctrinados en él, conforme a la verdad que hay en Jesús. 22 Despojaos del hombre viejo y
de su anterior modo de vida, corrompido por sus apetencias seductoras; 23 renovaos en la mente y en el
espíritu 24 y revestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios: justicia y santidad
verdaderas.
Las dos expresiones -hombre viejo, hombre nuevo- "están inspiradas en el simbolismo del bautismo, con su doble
rito de inmersión y emersión, doble rito que está señalando nuestra muerte a la antigua vida de pecado y nuestra
resurrección a la nueva vida de gracia comunicada por Cristo (Rom 6,3-11).
Esto ya se ha realizado inicial y radicalmente con el bautismo. Pero despojarse cada vez más del hombre viejo y
revestirse del nuevo es tarea que el cristiano tiene que ir realizando y perfeccionando cada día.
4,25-5,5.- Exigencias de la nueva vida.
Como exigencias de la nueva vida, el autor de la carta menciona un conjunto de actitudes que el hombre nuevo ha
de evitar: la mentira, que destruye la unidad y la convivencia. Y la ira, a propósito de la cual cita Sal 4,5 en su
versión griega. La mayoría de las traducciones se hacen eco de la explicación según la cual ciertos arranques de ira
son humanos y hasta justificables, aunque hay que estar atentos para que no degeneren en pecado. Algunos autores,
en cambio, entienden que aquí se rechaza sin paliativos la ira y proponen una versión distinta: Haceos violencia,
pero no pequéis y que vuestro enojo, en todo caso, no dure más allá de la puesta de sol. Acto seguido se
recomienda una reconciliación pronta con el fin de que no logre el diablo hacer caer en faltas mayores.
4,25-5,2.
Estos versículos presentan una serie de exhortaciones morales que ilustran el tipo de conducta propio de cristianos
que en el bautismo se han revestido de una naturaleza nueva (4,24). La motivación es la común condición de
miembros del único cuerpo (4,25), la solicitud por los pobres (4,28), la edificación del prójimo (4,29) y
especialmente la imitación de Dios (5,l) y de Cristo (5,2).

25 Διὸ ἀποθέμενοι τὸ ψεῦδος λαλεῖτε ἀλήθειαν ἕκαστος μετὰ τοῦ πλησίον αὐτοῦ, ὅτι ἐσμὲν ἀλλήλων
μέλη. 26 ὀργίζεσθε καὶ μὴ ἁμαρτάνετε· ὁ ἥλιος μὴ ἐπιδυέτω ἐπὶ [τῷ] παροργισμῷ ὑμῶν, 27 μηδὲ δίδοτε
τόπον τῷ διαβόλῳ. 28 ὁ κλέπτων μηκέτι κλεπτέτω, μᾶλλον δὲ κοπιάτω ἐργαζόμενος ταῖς [ἰδίαις] χερσὶν
τὸ ἀγαθόν, ἵνα ἔχῃ μεταδιδόναι τῷ χρείαν ἔχοντι. 29 πᾶς λόγος σαπρὸς ἐκ τοῦ στόματος ὑμῶν μὴ
ἐκπορευέσθω, ἀλλ’ εἴ τις ἀγαθὸς πρὸς οἰκοδομὴν τῆς χρείας, ἵνα δῷ χάριν τοῖς ἀκούουσιν.
25 Por lo tanto, dejaos de mentiras, hable cada uno con verdad a su prójimo, que somos miembros unos de
otros. 26 Si os indignáis, no lleguéis a pecar; que el sol no se ponga sobre vuestra ira. 27 No deis ocasión al
diablo. 28 El ladrón, que no robe más; sino que se fatigue trabajando honradamente con sus propias manos

25
para poder repartir con el que lo necesita. 29 Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea
bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen.
Dos vicios, reinantes entre los paganos, se oponen de modo particular al ideal de perfección cristiana y han de
evitarse con especial esmero. Se refiere el autor a la impureza, de la que Pablo ni siquiera quiere que se nombre
entre ellos. Y la codicia, especie de idolatría, porque lleva a una entrega total a las cosas de la tierra, que cierra el
espíritu a la trascendencia. La moral cristiana la incluye en los pecados capitales.
30 καὶ μὴ λυπεῖτε τὸ πνεῦμα τὸ ἅγιον τοῦ θεοῦ, ἐν ᾧ ἐσφραγίσθητε εἰς ἡμέραν ἀπολυτρώσεως. 31 πᾶσα
πικρία καὶ θυμὸς καὶ ὀργὴ καὶ κραυγὴ καὶ βλασφημία ἀρθήτω ἀφ’ ὑμῶν σὺν πάσῃ κακίᾳ. 32 γίνεσθε [δὲ]
εἰς ἀλλήλους χρηστοί, εὔσπλαγχνοι,
30No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios con que él os ha sellado para el día de la liberación final. 31
Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda maldad. 32 Sed buenos, comprensivos,
perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo.
No ofendáis al Espíritu Santo: La índole de las exhortaciones, centrada en la comunidad, indica que cualquier
ofensa contra otro miembro es una ofensa contra el Espíritu Santo, pues los cristianos constituyen todos juntos un
templo vivo en el cual habita el Espíritu (2,21-22).

CAP 5
Al describir la conducta de quienes están fuera de la familia de Dios, el autor incorpora de nuevo una lista de vicios
que incluye tres hapax legornena del NT: aischrotés, “obscenidad” môrologia, «estupidez»,y eutrapelia,
«chocarrería»
1 Γίνεσθε οὖν μιμηταὶ τοῦ θεοῦ ὡς τέκνα ἀγαπητὰ 2 καὶ περιπατεῖτε ἐν ἀγάπῃ, καθὼς καὶ ὁ Χριστὸς
ἠγάπησεν ἡμᾶς καὶ παρέδωκεν ἑαυτὸν ὑπὲρ ἡμῶν προσφορὰν καὶ θυσίαν τῷ θεῷ εἰς ὀσμὴν εὐωδίας. 3
Πορνεία δὲ καὶ ἀκαθαρσία πᾶσα ἢ πλεονεξία μηδὲ ὀνομαζέσθω ἐν ὑμῖν, καθὼς πρέπει ἁγίοις, 4 καὶ
αἰσχρότης καὶ μωρολογία ἢ εὐτραπελία, ἃ οὐκ ἀνῆκεν, ἀλλὰ μᾶλλον εὐχαριστία. 5 τοῦτο γὰρ ἴστε
γινώσκοντες, ὅτι πᾶς πόρνος ἢ ἀκάθαρτος ἢ πλεονέκτης, ὅ ἐστιν εἰδωλολάτρης, οὐκ ἔχει κληρονομίαν ἐν
τῇ βασιλείᾳ τοῦ Χριστοῦ καὶ θεοῦ
1 Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, 2 y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por
nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor. 3 De la fornicación, la impureza, indecencia o afán de
dinero, ni hablar; es impropio de los santos. 4 Tampoco vulgaridades, estupideces o frases de doble sentido;
todo eso está fuera de lugar. Lo vuestro es alabar a Dios. 5 Tened entendido que nadie que se da a la
fornicación, a la impureza, o al afán de dinero, que es una idolatría, tendrá herencia en el reino de Cristo y de
Dios.
Concluye la perícopa con una recomendación: la acción de gracias, lógica actitud del cristiano liberado por Cristo
de tantos vicios que dominaban a los paganos. Y una admonición que tiene en cuenta la débil condición del hombre
que no se siente todavía invadido por el amor de Cristo: si no bastare el amor para superar tales vicios, el cristiano
ha de pensar en la exclusión del reino que ellos llevan consigo.

5,6-14.- Erais tinieblas; ahora sois luz en Cristo.


Una nueva comparación ilustra la diferencia entre los creyentes y los paganos: la luz y las tinieblas. La
contraposición alegórica luztinieblas tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, donde evoca respectivamente la
proximidad y la lejanía de Dios, la bendición y la maldición, la santidad y el pecado (Sal 27,1; 36,10; Is 2,5). Es
familiar a Pablo (Rom 2,19; 2 Cor 4,6; 1 Tes 5,4-7) y al Nuevo Testamento, sobre todo a la literatura joánica (Jn
1,4-5; 3,19.21; 8,12; 1 Jn 1,5-7; 2,9-11). Es probable también que esta expresión esté relacionada con los escritos de
Qumrán, uno de los cuales lleva como título "Guerra de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas". Luz y
tinieblas aparecen en este pasaje como dos esferas de poder capaces de adueñarse, cada una por su parte, del
hombre. Pero el cristiano no es víctima de un ciego determinismo; al contrario es libre para elegir entre estas dos
esferas.
6 Μηδεὶς ὑμᾶς ἀπατάτω κενοῖς λόγοις· διὰ ταῦτα γὰρ ἔρχεται ἡ ὀργὴ τοῦ θεοῦ ἐπὶ τοὺς υἱοὺς τῆς
ἀπειθείας. 7 μὴ οὖν γίνεσθε συμμέτοχοι αὐτῶν· 8 ἦτε γάρ ποτε σκότος, νῦν δὲ φῶς ἐν κυρίῳ· ὡς τέκνα
φωτὸς περιπατεῖτε 9– ὁ γὰρ καρπὸς τοῦ φωτὸς ἐν πάσῃ ἀγαθωσύνῃ καὶ δικαιοσύνῃ καὶ ἀληθείᾳ–
10δοκιμάζοντες τί ἐστιν εὐάρεστον τῷ κυρίῳ, 11 καὶ μὴ συγκοινωνεῖτε τοῖς ἔργοις τοῖς ἀκάρποις τοῦ

26
σκότους, μᾶλλον δὲ καὶ ἐλέγχετε. 12 τὰ γὰρ κρυφῇ γινόμενα ὑπ’ αὐτῶν αἰσχρόν ἐστιν καὶ λέγειν, 13τὰ δὲ
πάντα ἐλεγχόμενα ὑπὸ τοῦ φωτὸς φανεροῦται,
6 Que nadie os engañe con argumentos falaces; estas cosas son las que atraen el castigo de Dios sobre los
rebeldes. 7 No tengáis parte con ellos. 8 Antes sí erais tinieblas, pero ahora, sois luz por el Señor. 9 Vivid
como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. 10 Buscad lo que agrada al
Señor, 11 sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciándolas. 12 Pues da
vergüenza decir las cosas que ellos hacen a ocultas. 13 Pero, al denunciarlas, la luz las pone al descubierto,
Se supone que el autor, un discípulo de Pablo, está hablando a una comunidad que en otro tiempo eran paganos, es
decir, “nada” para los judíos. El recuerdo de los orígenes humildes implica un proceso pedagógico que siempre
busca la terapia espiritual de revivir realidades profundas. Todo lo que no sea eso, es un “dormirse”, un olvidar el
misterio de la gracia de Dios y de la salvación.
Los destinatarios de la carta a los Efesios pertenecieron al paganismo. Han sido el resultado de la evangelización
cristiana, ya que no pertenecían al pueblo de Dios. Este pueblo estaba en la luz porque Dios habitaba en medio de
él. Los judíos se gloriaban de que la Toráh es luz para los hombres. Los paganos, vivían en las tinieblas. Estos
pensamientos dependen del dualismo mitigado que utiliza Pablo en sus cartas, al igual que lo hace la escuela
joánica, es decir, dividir a los hombres en dos categorías: los que son de arriba y los que son de abajo, los que
pertenecen al ámbito de la carne y los que pertenecen al ámbito del espíritu, los que viven en la luz y los que viven
en tinieblas. El autor de la Carta a los Efesios recoge y sigue esta misma forma de expresión. Por tanto, estas
palabras han de ser leídas y ofrecidas como el don de la luz que Dios ofrece a todos los hombres que vienen a este
mundo (Jn 1). ¡El compromiso de una vida cristiana coherente! La respuesta al don gratuito es comprometerse en
una vida coherente con la fe.
14 πᾶν γὰρ τὸ φανερούμενον φῶς ἐστιν. διὸ λέγει· ἔγειρε, ὁ καθεύδων, καὶ ἀνάστα ἐκ τῶν νεκρῶν, καὶ
ἐπιφαύσει σοι ὁ Χριστός.
14y todo lo descubierto es luz. Por eso dice: Despierta tú que duermes, | levántate de entre los muertos | y
Cristo te iluminará.
Despierta, tú que duermes: Las palabras dio legei, «por eso se dicen, introducen lo que parece ser un fragmento de
antiguo himno bautismal.
5,21-6,9.- Código de conducta para la familia de Dios (Col 3,18 -4,l)
Los códigos familiares, que en el NT sólo se encuentran en las cartas deuteropaulinas y en 1 Pe, fueron tomados y
adaptados de la filosofía popular grecorromana por algunos autores del NT con el fin de contribuir a la instrucción
moral de los cristianos. Dichos códigos presentan la familia cristiana como una unidad social ordenada
jerárquicamente, y tal vez desempeñaran la función de responder a la acusación de que el cristianismo socavaba la
estructura social al invocar la igualdad entre sus adeptos. En la literatura grecorromana, lo mismo que en este texto
de Ef, los códigos familiares trataban de las relaciones entre maridos y mujeres, hijos y padres, y esclavos y amos
como relaciones de subordinados con superiores. En el NT, la motivación específicamente cristiana se presenta
como base de los imperativos expresados en el código. El código de Ef, semejante al de Col, queda integrado en el
pensamiento general de la carta mediante la ampliación de 5,22-23 relativa a Cristo y la Iglesia. El señorío de Cristo
sobre el cuerpo se presenta como modelo para el marido en cuanto cabeza de la mujer. Otra ampliación, en los w.
25b-33, se centra en el amor de Cristo a la Iglesia y en la imagen de la Iglesia como novia de Cristo. Sobre el
trasfondo del matrimonio sagrado de los dioses en el Próximo Oriente antiguo, el autor presenta a Jesús como el
novio (cf. Mc 2,19-20 par.) que purifica a la Iglesia, su novia, en las aguas del bautismo, para que vestida con su
dote de santidad y pureza pueda ya aparecer ante él.
5,21-33.- Esposas y maridos
A lo largo de trece versículos se comentan dos de Colosenses (3,18s). Un añadido importante es que la sumisión de
la esposa al marido aparece en el contexto de una sumisión universal de unos a otros (v. 21; cf. Flp 2,3). El otro es
la comparación del marido con Cristo en su amor absolutamente abnegado a la Iglesia (vv. 23-33). La comparación
aparecía ya en 1 Cor 11,3. El autor de la carta (vv. 25-27) aprovecha también la idea de la virgen pura «presentada»
a Cristo como esposa (2 Cor 11,2), pero ha debido añadir que Cristo tuvo que entregarse a la muerte para poderla
purificar. Finalmente (vv. 29-32), incorpora la idea, tomada de Gn 2,24 y citada en 1 Cor 6,16, de que los esposos
forman «una sola cosa» (literalmente, «una sola carne» o «un solo cuerpo»), aun a costa de abandonar su ambiente
familiar.
27
5,15-20.- Normas concretas de conducta.
El que ha sido iluminado por Cristo posee la verdadera sabiduría (1 Cor 1,18-31). Con ella ha de tratar de descubrir
en cada momento cuál es la voluntad de Dios y estar dispuesto a seguirla. Frente al vino, que conducía al libertinaje
y orgías sagradas (y de los que no se veían del todo libres los mismos cristianos: 1Cor 11,20-22), Pablo recomienda
a los creyentes que en las asambleas litúrgicas practiquen un culto digno de Dios. Para ello les exhorta a que
entonen cánticos de alabanza al Señor. Y sobre todo a que den gracias a Dios, íntimamente unidos a Cristo, por
tantos beneficios recibidos.
15 Βλέπετε οὖν ἀκριβῶς πῶς περιπατεῖτε μὴ ὡς ἄσοφοι ἀλλ’ ὡς σοφοί, 16ἐξαγοραζόμενοι τὸν καιρόν, ὅτι
αἱ ἡμέραι πονηραί εἰσιν. 17 ιὰ τοῦτο μὴ γίνεσθε ἄφρονες, ἀλλὰ συνίετε τί τὸ θέλημα τοῦ κυρίου. 18 καὶ
μὴ μεθύσκεσθε οἴνῳ, ἐν ᾧ ἐστιν ἀσωτία, ἀλλὰ πληροῦσθε ἐν πνεύματι, 19 λαλοῦντες ἑαυτοῖς [ἐν]
ψαλμοῖς καὶ ὕμνοις καὶ ᾠδαῖς πνευματικαῖς, ᾄδοντες καὶ ψάλλοντες τῇ καρδίᾳ ὑμῶν τῷ κυρίῳ, 20
εὐχαριστοῦντες πάντοτε ὑπὲρ πάντων ἐν ὀνόματι τοῦ κυρίου ἡμῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ τῷ θεῷ καὶ πατρί.  
15 Fijaosbien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, 16 aprovechando la ocasión, porque vienen días
malos. 17 Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. 18 No os emborrachéis con vino,
que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. 19 Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos
inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. 20 Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en
nombre de nuestro Señor Jesucristo.
La sección concluye recomendando a los destinatarios que se llenen del Espíritu de Dios y exhortándoles a
ejercitarse en prácticas relacionadas con una vida llena de Espíritu (cf. Col 3,16-17).
5,21-33.-Los esposos cristianos
Esta sección contiene una serie de consejos para cada uno de los componentes de la familia cristiana. Se extiende
sobre todo en los deberes de los esposos, seguramente porque ve en su unión una figura de la unión de Cristo con la
Iglesia tema éste fundamental en la teología de la carta.
Algunas afirmaciones en relación con la mujer, y que a primera vista pueden parecer discrirninatorias, han de
entenderse en el contexto socio-cultural en que se escribe la carta. Su autor parte de la situación de su tiempo, en la
que el hombre tenía el papel directivo y moderador y la mujer le estaba subordinada. "Lo nuevo que hay aquí es la
perspectiva religiosa. A ambas partes se exhorta a vivir esa ordenación a partir de la fe. El marido debe entender su
papel directivo como un camino para la salvación, según el modelo de Cristo; y la mujer debe prestar su obediencia
como si fuera un servicio de sumisión hecho directamente a Cristo"
21Ὑποτασσόμενοι ἀλλήλοις ἐν φόβῳ Χριστοῦ
21 Sed sumisos unos a otros en el temor de Cristo:
Establece el principio que debe regular las relaciones entre los diversos miembros de la familia cristiana y que
traducido literalmente sería "el temor de Cristo". En el lenguaje bíblico la expresión "temor de Dios" tiene el sentido
de respeto, veneración, honor, y en último término se aproxima no poco al concepto de amor.
22 αἱ γυναῖκες τοῖς ἰδίοις ἀνδράσιν ὡς τῷ κυρίῳ, 23 ὅτι ἀνήρ ἐστιν κεφαλὴ τῆς γυναικὸς ὡς καὶ ὁ Χριστὸς
κεφαλὴ τῆς ἐκκλησίας, αὐτὸς σωτὴρ τοῦ σώματος· 24 ἀλλ’ ὡς ἡ ἐκκλησία ὑποτάσσεται τῷ Χριστῷ,
οὕτως καὶ αἱ γυναῖκες τοῖς ἀνδράσιν ἐν παντί.  
22las mujeres, a sus maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es
cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. 24 Como la Iglesia se somete a Cristo, así también las
mujeres a sus maridos en todo.
Se refiere a los deberes de la mujer. Esta debe obedecer y respetar al marido (literalmente "estarle sumisa") como
hace la Iglesia con Cristo. Lo fundamenta en una doble razón: el dato de que el marido es cabeza de la mujer como
Cristo lo es de la Iglesia, y en el ejemplo de la sumisión de la Iglesia a Cristo.
5,25-31
Recoge los deberes de los maridos. Les propone como modelo del amor a sus mujeres el amor de Cristo a la Iglesia,
que se entregó a sí mismo por ella a la muerte (Jn 15,13). Efecto de ese amor ha sido santificarla mediante el baño
del agua. La expresión evoca la costumbre de los griegos de conducir al baño a la novia la víspera de la boda, pero
el autor la relaciona con el bautismo, que lava los pecados. Como Cristo forma un cuerpo con la Iglesia; así el

28
marido viene a formar una persona con su esposa. Por ello al amar a su mujer se ama a sí mismo. Y como Cristo
cuida y alimenta a la Iglesia, como se muestra solícito por ella, así debe el marido conducirse con su mujer.
25 Οἱ ἄνδρες, ἀγαπᾶτε τὰς γυναῖκας, καθὼς καὶ ὁ Χριστὸς ἠγάπησεν τὴν ἐκκλησίαν καὶ ἑαυτὸν
παρέδωκεν ὑπὲρ αὐτῆς, 26 ἵνα αὐτὴν ἁγιάσῃ καθαρίσας τῷ λουτρῷ τοῦ ὕδατος ἐν ῥήματι, 27 ἵνα
παραστήσῃ αὐτὸς ἑαυτῷ ἔνδοξον τὴν ἐκκλησίαν, μὴ ἔχουσαν σπίλον ἢ ῥυτίδα ἤ τι τῶν τοιούτων, ἀλλ’ ἵνα
ᾖ ἁγία καὶ ἄμωμος. 28 οὕτως ὀφείλουσιν [καὶ] οἱ ἄνδρες ἀγαπᾶν τὰς ἑαυτῶν γυναῖκας ὡς τὰ ἑαυτῶν
σώματα. ὁ ἀγαπῶν τὴν ἑαυτοῦ γυναῖκα ἑαυτὸν ἀγαπᾷ. 29 Οὐδεὶς γάρ ποτε τὴν ἑαυτοῦ σάρκα ἐμίσησεν
ἀλλ’ ἐκτρέφει καὶ θάλπει αὐτήν, καθὼς καὶ ὁ Χριστὸς τὴν ἐκκλησίαν, 30ὅτι μέλη ἐσμὲν τοῦ σώματος
αὐτοῦ. 31 ἀντὶ τούτου καταλείψει ἄνθρωπος [τὸν] πατέρα καὶ [τὴν] μητέρα καὶ προσκολληθήσεται πρὸς
τὴν γυναῖκα αὐτοῦ , καὶ ἔσονται οἱ δύο εἰς σάρκα μίαν. 32 τὸ μυστήριον τοῦτο μέγα ἐστίν· ἐγὼ δὲ λέγω
εἰς Χριστὸν καὶ εἰς τὴν ἐκκλησίαν. 33πλὴν καὶ ὑμεῖς οἱ καθ’ ἕνα, ἕκαστος τὴν ἑαυτοῦ γυναῖκα οὕτως
ἀγαπάτω ὡς ἑαυτόν, ἡ δὲ γυνὴ ἵνα φοβῆται τὸν ἄνδρα.
25 Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia: 26 Él se entregó a sí mismo por ella, para
consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, 27 y para presentársela gloriosa, sin mancha ni
arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. 28 Así deben también los maridos amar a sus mujeres,
como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. 29 Pues nadie jamás ha odiado su
propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, 30 porque somos miembros de
su cuerpo. 31 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una
sola carne. 32 Es este un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. 33 En una palabra, que cada
uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido.
Pablo descubre un sentido más profundo que en Gn 2,24: el matrimonio, la unión de los esposos, tal como Dios lo
estableció al principio, constituye una prefiguración de la unión de Cristo con la Iglesia. Ahí radica el gran misterio.
Y de esa perspectiva deriva el apóstol los deberes radicales del amor y la fidelidad que han de profesarse los
esposos, en un perfecto cumplimiento del precepto del amor.
El verdadero significado del pasaje de la Escritura no cabía encontrarlo en su contexto original, sino en el presente o
al final de los días. Para el autor de Ef, el verdadero significado del misterio de que los dos lleguen a ser una sola
carne, oculto en Gn 2,24, es la unión de Cristo y la Iglesia, que en el código familiar es el modelo para la unión de
marido y mujer en una sola carne.
En lo tocante al marido, se da la novedad de la insistencia en el amor, ya que se toma como referente nada menos
que al de Cristo. Es novedad porque el amor marital no era algo demasiado popular en las sociedades
contemporáneas judía y griega. Naturalmente este amor va envuelto en una escenografía en la que algunos perciben
referencias a los ritos y costumbres de las bodas (vv. 26-27). Pero ello no quita que lo esencial sea la comunicación
personal entre los cónyuges, aun cuando se mencione sólo al marido, pues, dado que se trata de “amor”, no es
posible eliminar la relación interpersonal y, en consecuencia, la respuesta y comunicación entre las personas. Así
queda insinuado en el uso de la cita “fundacional” del matrimonio (Gn 2,24), donde aparecen los dos contribuyendo
a una comunicación/ comunidad de amor.

CAP 6

En cuanto a las relaciones paterno-filiales, Efesios añade poco a Col 3,20s. Sólo la observación de que éste es el
único mandamiento que, según Ex 20,12, conlleva una promesa de larga vida.
Esclavos y dueños (vv. 5-9). No añade sustancialmente nada a Col 3,22-4,1. Sólo refuerza el sabor paulino del texto
con dos frases: «como siervos de Cristo» (v. 6; cf. 1 Cor 7,22s) y «sea esclavo, sea libre» (v. 8c; cf. 1 Cor 12,13c)
La exhortación ética aborda el tema concreto de la familia, que en la antigüedad incluía también a los esclavos.
Encontramos aquí uno de los “códigos domésticos”, como han sido llamados en tiempos modernos, es decir, una
serie de recomendaciones para los distintos grupos que componían la “casa” o “familia”.
En realidad son formas literarias clásicas que se encuentran, ya desde Aristóteles, en los filósofos éticos helenistas,
asumidas aquí en el NT tras recibir una impronta cristiana. Podemos observar que aparecen más bien en los escritos

29
neotestamentarios tardíos, probablemente porque están escritos en una época en la que había empezado a
desaparecer la expectativa de una parusía inminente y, en consecuencia, el final del mundo. Todo ello daba lugar a
una ética orientada hacia un arco de tiempo más prolongado y entroncado en el más acá.
El autor es consciente del simbolismo que utiliza («gran misterio es éste; lo digo respecto a Cristo y a la Iglesia»,
5,32). El autor compara la comunidad conyugal del hombre y la mujer con la formada por Cristo y la Iglesia.
Es obvio que se trata de una comparación simbólica, cuyos elementos han de tomarse en sentido analógico,
reteniendo sólo los rasgos que se deriven más claramente del punto central: la entrega de Cristo a su comunidad por
amor y la unión establecida con ella.
6, 1-4.- Padres e hijos
A los hijos recuerda Pablo el cuarto precepto del decálogo, con una connotación: como es justo que lo hagan los
creyentes. La obediencia es un deber religioso; responde a un mandato de Dios. La calificación de primer
mandamiento puede ser debida a que es el primero de la ley que se refiere al prójimo, o a la importancia que le da el
llevar adjunta una promesa. Los rabinos consideraban este precepto como uno de los más importantes y difíciles. La
promesa en el Antiguo Testamento se refería no al individuo, sino a la posesión de la tierra prometida por el pueblo.
Habida cuenta del trasvase de promesas de bienes temporales a espirituales, en el Nuevo Testamento hay que
referirla a los bienes del reino.
1 Τὰ τέκνα, ὑπακούετε τοῖς γονεῦσιν ὑμῶν [ἐν κυρίῳ]· τοῦτο γάρ ἐστιν δίκαιον. 2 τίμα τὸν πατέρα σου καὶ
τὴν μητέρα, ἥτις ἐστὶν ἐντολὴ πρώτη ἐν ἐπαγγελίᾳ, 3 ἵνα εὖ σοι γένηται καὶ ἔσῃ μακροχρόνιος ἐπὶ τῆς γῆς.
4 Καὶ οἱ πατέρες, μὴ παροργίζετε τὰ τέκνα ὑμῶν ἀλλ’ ἐκτρέφετε αὐτὰ ἐν παιδείᾳ καὶ νουθεσίᾳ κυρίου.
1Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque eso es justo. 2 Honra a tu padre y a tu madre es el
primer mandamiento al que se añade una promesa: 3 Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra. 4 Padres,
no exasperéis a vuestros hijos; criadlos educándolos y corrigiéndolos según el Señor.
La recomendación dirigida a los hijos queda ampliada por la cita que el autor hace del mandamiento del AT de
honrar al padre y a la madre (Ex 20,12; Dt 5,16). La exhortación a los padres a proporcionar a sus hijos una buena
educación cristiana indica que la expectativa del regreso inminente de Jesús no brindaba ya la motivación para la
instrucción y la conducta. Más bien, la vida cristiana se estaba acomodando a la vida, que se prolongaba, de la
colectividad humana.
6,5-9.- Esclavos y amos
En la sociedad romana de entonces había, también en esta clase de personas, algo que se oponía a la igualdad
cristiana predicada por Pablo (Gal 3,28): la esclavitud. Pero no era posible suprimirla de un plumazo. Lo que hace el
apóstol es dar principios y normas que la suavizasen, en espera de que un día, cuando el cristianismo transforme a la
sociedad pagana, acabe también con la esclavitud. Efesios, como antes Colosenses, inculca a amos y esclavos sus
deberes mutuos.
A los siervos recomienda, en su situación, la obediencia, y, aunque sorprenda, una obediencia sencilla y respetuosa,
como si se tratara de obedecer al Señor. Han de ver en los servicios que les encomiendan sus amos la voluntad de
Dios. Y cumplirlos no por meros motivos humanos, sino como un servicio que se presta a Cristo mismo en persona.
Es el más influido por el ambiente sociocultural que mencionábamos al principio; se inserta en el pensamiento y
sensibilidad de la época, si bien hace algunas acotaciones significativas. En primer lugar, se acepta básicamente la
institución de la esclavitud y no se insinúa ninguna crítica fundamental, y menos aún su incompatibilidad con el
espíritu cristiano.
5 Οἱ δοῦλοι, ὑπακούετε τοῖς κατὰ σάρκα κυρίοις μετὰ φόβου καὶ τρόμου ἐν ἁπλότητι τῆς καρδίας ὑμῶν
ὡς τῷ Χριστῷ, 6 μὴ κατ’ ὀφθαλμοδουλίαν ὡς ἀνθρωπάρεσκοι ἀλλ’ ὡς δοῦλοι Χριστοῦ ποιοῦντες τὸ
θέλημα τοῦ θεοῦ ἐκ ψυχῆς, 7 μετ’ εὐνοίας δουλεύοντες ὡς τῷ κυρίῳ καὶ οὐκ ἀνθρώποις, 8εἰδότες ὅτι
ἕκαστος ἐάν τι ποιήσῃ ἀγαθόν, τοῦτο κομίσεται παρὰ κυρίου εἴτε δοῦλος εἴτε ἐλεύθερος. 9 Καὶ οἱ κύριοι,
τὰ αὐτὰ ποιεῖτε πρὸς αὐτούς, ἀνιέντες τὴν ἀπειλήν, εἰδότες ὅτι καὶ αὐτῶν καὶ ὑμῶν ὁ κύριός ἐστιν ἐν
οὐρανοῖς καὶ προσωπολημψία οὐκ ἔστιν παρ’ αὐτῷ.
5 Esclavos, obedeced a vuestros amos de la tierra con respeto y temor, con la sencillez de vuestro corazón,
como a Cristo. 6 No por las apariencias, para quedar bien ante los hombres, sino como esclavos de Cristo que
hacen, de corazón, lo que Dios quiere, 7 de buena gana, como quien sirve al Señor y no a hombres. 8 Sabed
que lo que uno haga de bueno, sea esclavo o libre, se lo pagará el Señor. 9 Amos, comportaos también

30
vosotros del mismo modo, dejándoos de amenazas; sabéis que ellos y vosotros tenéis un amo en el cielo y que
ese no es parcial con nadie.
Aunque los mandatos dirigidos a los esclavos están más desarrollados que los dirigidos a los amos, el autor
concluye esta sección recordando a éstos la igualdad de todos a los ojos de Dios.
Hay en 6,8 una alusión que permite ver alguna apertura hacia una igualdad fundamental entre amos y esclavos. En
una época en que el esclavo era considerado simplemente como no-persona, esta igualación entre unos y otros podía
resultar importante. En la misma línea va la amonestación hacia los amos, recordando la perspectiva de Dios, donde
estas diferencias humanas son irrelevantes.
6,10-20). -La vida cristiana como guerra con el mal
La parénesis final pone de relieve la tensión existente en Ef entre las secciones doctrinales y las parenéticas. La
doctrina ha hecho hincapié en el triunfo que Dios ha alcanzado en Cristo, en el sometimiento de todas las cosas,
incluidos los poderes celestiales, a Cristo (1,19-22), en la participación de la Iglesia en la exaltación de Cristo en los
cielos (2,5-6), en la Iglesia como signo para los poderes celestiales de que el plan de Dios ha sido llevado a cabo en
Cristo (3,9-12). La parénesis ha recordado a los lectores que cada miembro del cuerpo todavía se ha de apropiar en
la esfera humana ese triunfo. La existencia cristiana se describe como una guerra constante contra los espíritus
malignos de los cielos. A los cristianos se les manda ceñirse la armadura de Dios con el fin de resistir las
arremetidas del malo.
El autor hace una nueva recomendación, utilizando una imagen bastante común: la de la lucha contra las fuerzas del
mal. Esta imagen no es infrecuente en el AT, donde hace referencia a Yahvé, que se arma para luchar contra sus
enemigos (cf. Is 11,4-5; 59,16-18; Sb 5,17-23). El propio Pablo, en 1 Ts 5,8, utiliza expresiones parecidas a las de
este párrafo: las armas divinas puestas en manos del cristiano.
6,10-17,.- Lucha contra el mal.
Hacia el final de la carta, el apóstol quiere concluir con una vibrante exhortación a la lucha en pro de una vida
auténticamente cristiana. Con toda la tradición neotestamentaria, el autor personaliza en el diablo y sus secuaces la
existencia del mal en el mundo. Son descritos, con una terminología propia del tiempo, como seres dotados de
fuerza excepcional, ante cuya peligrosidad el cristiano ha de vivir atento y vigilante
10 Τοῦ λοιποῦ, ἐνδυναμοῦσθε ἐν κυρίῳ καὶ ἐν τῷ κράτει τῆς ἰσχύος αὐτοῦ. 11 ἐνδύσασθε τὴν πανοπλίαν
τοῦ θεοῦ πρὸς τὸ δύνασθαι ὑμᾶς στῆναι πρὸς τὰς μεθοδείας τοῦ διαβόλου· 12 ὅτι οὐκ ἔστιν ἡμῖν ἡ πάλη
πρὸς αἷμα καὶ σάρκα ἀλλὰ πρὸς τὰς ἀρχάς, πρὸς τὰς ἐξουσίας, πρὸς τοὺς κοσμοκράτορας τοῦ σκότους
τούτου, πρὸς τὰ πνευματικὰ τῆς πονηρίας ἐν τοῖς ἐπουρανίοις. 13 διὰ τοῦτο ἀναλάβετε τὴν πανοπλίαν τοῦ
θεοῦ, ἵνα δυνηθῆτε ἀντιστῆναι ἐν τῇ ἡμέρᾳ τῇ πονηρᾷ καὶ ἅπαντα κατεργασάμενοι στῆναι. 14 στῆτε οὖν
περιζωσάμενοι τὴν ὀσφὺν ὑμῶν ἐν ἀληθείᾳ καὶ ἐνδυσάμενοι τὸν θώρακα τῆς δικαιοσύνης 15 καὶ
ὑποδησάμενοι τοὺς πόδας ἐν ἑτοιμασίᾳ τοῦ εὐαγγελίου τῆς εἰρήνης, 16 ἐν πᾶσιν ἀναλαβόντες τὸν θυρεὸν
τῆς πίστεως, ἐν ᾧ δυνήσεσθε πάντα τὰ βέλη τοῦ πονηροῦ [τὰ] πεπυρωμένα σβέσαι· 17 καὶ τὴν
περικεφαλαίαν τοῦ σωτηρίου δέξασθε καὶ τὴν μάχαιραν τοῦ πνεύματος, ὅ ἐστιν ῥῆμα θεοῦ
10 Por lo demás, buscad vuestra fuerza en el Señor y en su invencible poder. 11 Poneos las armas de Dios,
para poder afrontar las asechanzas del diablo, 12 porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y
hueso sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas,
contra los espíritus malignos del aire. 13 Por eso, tomad las armas de Dios para poder resistir en el día malo
y manteneros firmes después de haber superado todas las pruebas. 14 Estad firmes; ceñid la cintura con la
verdad, y revestid la coraza de la justicia; 15 calzad los pies con la prontitud para el evangelio de la paz. 16
Embrazad el escudo de la fe, donde se apagarán las flechas incendiarias del maligno. 17 Poneos el casco de la
salvación y empuñad la espada del Espíritu que es la palabra de Dios.
Para vencer a tan poderoso enemigo es preciso empuñar la "armadura de Dios". Para su descripción el autor se
inspira en la armadura del soldado romano (y en Is 11,5; 57,17). Constituyen la armadura de Dios: la verdad, que
como el cinturón que ciñe el cuerpo y le da seguridad, defiende al cristiano de toda mentira y error y le garantiza la
norma segura de conducta. La rectitud, integridad de vida moral, que como coraza que cubre el pecho y la espalda,
hace al cristiano invulnerable para la lucha contra el demonio (Ef 4,24). La prontitud para anunciar el evangelio, que
aporta la paz con Dios y que es la dimensión apostólica de toda vida auténticamente cristiana. La fe es aquí el
conocimiento de la enseñanza de Cristo y la adhesión a su persona. Ella, como el escudo contra el que se estrellan

31
las flechas incendiarias (que se envolvían en estopa y se humedecían con pez), defiende de los enemigos más
peligrosos, los falsos profetas (1 Jn 4,1-6). La esperanza de salvación, como el yelmo que cubre y defiende la
cabeza, mantiene la lucidez y fuerza del espíritu en espera de la victoria final (1 Tes 5,5). Ultima arma, la espada del
Espíritu que es la palabra de Dios, la revelación contenida en el evangelio (1 Tes 2,13). Palabra viva y eficaz (Heb
4,12), que el Espíritu Santo sugiere al cristiano en el momento oportuno (Is 49,2; Mt 10,19-20).
Los adversarios en los que piensa el autor no son simplemente otros seres humanos o las tendencias negativas
personales y colectivas, sino otro tipo de poderes cósmicos y espirituales (6,12), entre los que se menciona
expresamente al diablo (6,11). Este pasaje de 6,12, así como los de 1,21 y 2,2, de alguna manera paralelos,
requieren un serio esfuerzo de desmitologización y traducción. Según la mentalidad del autor, tales poderes (así
como el mismo diablo o maligno) son concebidos, con toda probabilidad, seres reales de naturaleza espiritual. Pero
no han de ser tomados necesariamente en ese mismo sentido, pues responden a las concepciones religiosas de la
época, enormemente imbuidas también de condicionamientos culturales.
6,18-20.- Invitación a la oración.
Al final, y sin metáforas, recomienda, como tantas veces, la oración. Ella ciertamente desempeña un importante
papel en la "armadura de Dios". Oración constante, a la que hay que estar dispuesto a dedicar incluso parte del
tiempo que corresponde al sueño. Y siempre bajo la acción del Espíritu, que sugiere en cada momento lo que hemos
de pedir (Rom 8,26-28). A la oración que los destinatarios de la carta han de realizar por la Iglesia, se encomienda
humildemente el apóstol.
18 Διὰ πάσης προσευχῆς καὶ δεήσεως προσευχόμενοι ἐν παντὶ καιρῷ ἐν πνεύματι, καὶ εἰς αὐτὸ
ἀγρυπνοῦντες ἐν πάσῃ προσκαρτερήσει καὶ δεήσει περὶ πάντων τῶν ἁγίων 19καὶ ὑπὲρ ἐμοῦ, ἵνα μοι δοθῇ
λόγος ἐν ἀνοίξει τοῦ στόματός μου, ἐν παρρησίᾳ γνωρίσαι τὸ μυστήριον τοῦ εὐαγγελίου, 20ὑπὲρ οὗ
πρεσβεύω ἐν ἁλύσει, ἵνα ἐν αὐτῷ παρρησιάσωμαι ὡς δεῖ με λαλῆσαι.
18 Siempre en oración y súplica, orad en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con constancia, y
suplicando por todos los santos. 19 Pedid también por mí, para que cuando abra mi boca, se me conceda el
don de la palabra, y anuncie con valentía el misterio del Evangelio, 20 del que soy embajador en cadenas, y
tenga valor para hablar de él como debo.
Soy embajador entre cadenas: Los últimos versículos de esta parénesis final recuerdan la imagen de Pablo como
prisionero por causa del evangelio. Aunque está «entre cadenas», proclama el evangelio libremente. Esta paradoja
pretende enfrentar a los lectores con la paradoja de su propia situación: aunque están bajo la influencia de las
fuerzas espirituales del mal (6,12), ellos, como miembros del cuerpo de Cristo, en realidad han sido liberados del
dominio del mal y participan del triunfo de Cristo (1,22-23; 2,5-7).
6,21-24.- Augurios finales y despedida
Estos cuatro versículos finales de Efesios son muy sobrios y carecen de cualquier indicio personal, fuera de los que
proceden de Colosenses. Resulta un final muy abrupto, frío y precipitado, y poco expresivo si lo comparamos con
las despedidas de las cartas indiscutiblemente paulinas. Además, el v. 23 es muy semejante en su deseo de paz a Rm
15,33, y el de gracia del v. 24 está cambiado a tercera persona, en lugar de la usual segunda que encontramos en
otras cartas paulinas.
Podría confirmar la sospecha de que este escrito es una carta más colectiva que dirigida a una comunidad concreta.
De Tíquico, probable portador de la carta, se hace un precioso elogio: hermano querido y servidor fiel en el Señor.
Acompañó a Pablo en su viaje de Macedonia a Jerusalén (Hch 20,4), y aparece junto a Pablo en Col 4,7; 2 Tim 4,12
y Tit 3,12. El informará a los destinatarios de las cosas referentes a Pablo, que él sin duda estima secundarias.
El autor termina su escrito siguiendo todavía en su papel de Pablo. Para ello reproduce casi al pie de la letra Col 4,7-
8 en 6,21-22, pero sólo esas dos frases, pues suprime el final del otro escrito, que probablemente tuvo a la vista y
reprodujo. Tal hecho aumenta la sospecha de la ficción.
21 Ἵνα δὲ εἰδῆτε καὶ ὑμεῖς τὰ κατ’ ἐμέ, τί πράσσω, πάντα γνωρίσει ὑμῖν Τύχικος ὁ ἀγαπητὸς ἀδελφὸς καὶ
πιστὸς διάκονος ἐν κυρίῳ, 22 ὃν ἔπεμψα πρὸς ὑμᾶς εἰς αὐτὸ τοῦτο, ἵνα γνῶτε τὰ περὶ ἡμῶν καὶ
παρακαλέσῃ τὰς καρδίας ὑμῶν. 23 Εἰρήνη τοῖς ἀδελφοῖς καὶ ἀγάπη μετὰ πίστεως ἀπὸ θεοῦ πατρὸς καὶ
κυρίου Ἰησοῦ Χριστοῦ. 24 ἡ χάρις μετὰ πάντων τῶν ἀγαπώντων τὸν κύριον ἡμῶν Ἰησοῦν Χριστὸν ἐν
ἀφθαρσίᾳ.

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21Tíquico, hermano querido y ministro fiel del Señor, os informará de todo para que sepáis cómo me va y lo
que hago. 22 Para ello os lo envío, para que tengáis noticias mías y para que os dé ánimos. 23 A los hermanos,
paz, amor y fe de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo. 24 La gracia para todos los que aman al Señor
Jesucristo con amor incorruptible.
Concluye pidiendo para sus fieles los más preciosos dones cristianos: la fe y el amor, los dos pilares y exigencias
radicales del cristianismo, que se condicionan y complementan mutuamente. Su fruto más preciado es la paz, que
percibe la conciencia de quien se siente unido a Dios y practica el amor a los demás. Y por fin la gracia que, al
hacernos hijos de Dios, conduce a una vida inmortal y constituye el favor supremo concedido por Dios, en su
inmensa bondad, a los hombres.

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ANEXOS
1.- Una Carta “paulina”
En el desarrollo del discurso de Efesios no se introducen referencias a personas o a situaciones concretas; es más, a
veces da la impresión de que no conocía personalmente a los destinatarios de su carta (cf. 1,15; 3,2.4; 4,20-21). Las
bendiciones y oraciones de la 1ª parte reflejan el estilo del culto cristiano; la 2ª está más cerca de las fórmulas de la
catequesis. Pese a las relaciones generales con grandes cartas paulinas, Efesios se presenta como un escrito distinto
tanto por su forma como por su contenido; como se ha indicado se descubren claras semejanzas con Colosenses.
Relaciones con las cartas auténticas
El lugar de Efesios en corpus paulinum se lo asegura la presentación de su autor como el Apóstol Pablo (1,1; 3,1).
Por otra parte, en la carta aparecen 22 términos que sólo Pablo utiliza en todo el NT; por otro lado, resulta evidente
que el autor recoge y desarrolla temas propios de Pablo, como el de la Iglesia como cuerpo de Cristo, el carácter
gratuito de la salvación, la redención mediante la sangre de Cristo, el Espíritu como sello y prenda mutuo, la
vigilancia, la oración. Con todo, también es evidente la diferencia frente a las cartas auténticas de Pablo: 50 de los
términos usados en la carta no se hallan atestiguados en el resto del epistolario paulino (salvo en las Pastorales); 40
son exclusivos suyos dentro de todo el NT, aunque aparecen en los LXX y en los Padres Apostólicos. A ello se unen
otros dos datos significativos: el 1º es que algunos términos que se usan también en las cartas auténticas tienen en
Efesios un sentido distinto; es lo que ocurre, por ejemplo, con εκκλησια, μυστεριον, πληρομα; el 2º es la ausencia
de -términos típicamente paulinos, como αδελφοι, δικαιος; por su parte δικαιοσυνη parece referirse a una virtud
moral.
El estilo solemne y redundante de Efesios se parece más al de los himnos de Qumram o el de la versión griega del
AT (LXX) que al de Pablo; a estos escritos lo acercan también los muchos semitismos de la Carta. Por otra parte, su
autor no se esfuerza por construir un discurso vivo y atractivo. La originalidad de Efesios se manifiesta también en
el terreno doctrinal: la Iglesia no es ya la comunidad local, sino el conjunto de todos los creyentes, que forman un
cuerpo cuya cabeza es Cristo. A Cristo se le presenta, en virtud de su resurrección, como el παντοκρατωρ, pasando
a segundo plano su muerte en la cruz; las relaciones entre Israel y los paganos se contemplan con una luz muy
distinta; la escatología se entiende como una realidad que se actúa ya en la vida de los creyentes; y por último, el
AT se usa de otro modo, concediendo mayor espacio a largas citas bíblicas.
Pese a estar muy próximo al Pablo histórico, el autor se distancia de él, no sólo adoptando un lenguaje en parte
distinto del de Pablo, sino además porque refleja situaciones y problemas nuevos y, sobre todo, porque permite
entrever un clima teológico diferente del que vivió Pablo.

2.- La paz de cristo entre los pueblos


El concepto clave de la carta a los Efesios es la eirene o paz, la cual constituye el contenido de su buena noticia, el
«evangelio de la paz» (Ef 6,15), es decir, el misterio de Cristo anunciado a todos a través del ministerio apostólico,
pero también a través de toda la Iglesia (5,15); paz que se consigue tras un denodado combate contra las potencias
de las tinieblas (6,12-17), que para el autor son potencias misteriosas del cielo. Con el triunfo sobre esas fuerzas
celestes enemigas del hombre se establece un puente entre los pueblos —judíos y no judíos— en la paz de una
Iglesia constituida por judíos y paganos.
La mentalidad y el talante de Asia Menor explican el estilo recargado de la carta (el de la carta a los Colosenses es,
en cambio, hierático y seco). Exposiciones que ocupan catorce versículos son interrumpidas por fórmulas como
«gracias a su gloriosa generosidad» (1,6), «estáis salvados por pura generosidad» (2,5b), «por el gran amor que nos
tuvo» (2,4), «qué gran esperanza», «qué tesoro es la herencia», «qué extraordinaria su potencia» (1,18), «su
espléndida e incomparable generosidad» (2,7), etc. En parte, este estilo se explica también por el patrimonio
tradicional, confesiones de fe e himnos, procedente de modelos veterotestamentarios (sinagogales) o de los cánticos
cristianos de alabanza que se recitaban con ocasión del bautismo de un catecúmeno. La insistencia en la
predestinación y en la superabundancia de la gracia denota además grandes afinidades con el ambiente de Qumrán
(una relación, más bien indirecta, que los exegetas han ido precisando en los últimos años). El autor escribe un
griego muy bueno. Sobre todo, los tres primeros capítulos son una perla de construcción literaria.
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El templo, muro divisorio entre judíos y no judíos, era un símbolo terreno de la morada celestial. Desde el punto de
vista arquitectónico, mediante la representación del firmamento en la cortina, el templo reproducía «a modo de
sombras» la estructura del universo. Así, la imagen judía del muro divisorio podía contemplarse en el templo sobre
un trasfondo cósmico: un muro cósmico que separaba la morada celeste de Dios, con su corte celestial, del mundo
humano. Ambas figuras son complementarias y correlativas. Nadie puede por sí mismo ascender de la tierra a lo
alto. La fractura cósmica es, en definitiva, la «diástasis» que existe entre el Dios trascendente e inaccesible y la
criatura pecadora, simbolizada en la tierra por el pueblo de Dios, Israel, con su sancta sanctorum, que ningún no
judío podía traspasar; el judío, solamente representado por el sumo sacerdote.
El divorcio existente entre judíos y no judíos en la tierra es símbolo de la trascendencia sagrada de Dios sobre las
criaturas. Cristo ha destruido los dos muros divisorios y ha fundado la paz universal: ha reunido (en la Iglesia) los
dos pueblos (judíos y no judíos), y de este modo, unidos, les concede el acceso a Dios.
La carta a los Efesios es un «evangelio de paz» (6,15), por el que se anuncia a los paganos «la inimaginable riqueza
de Cristo» (3,8). Y el autor dice que Dios lo ha dispuesto todo de tal forma que «desde el cielo, por medio de la
Iglesia, se dan a conocer a las soberanías y autoridades las múltiples formas de la sabiduría de Dios» (3,10). El
modelo cósmico está sin duda presente, pero la carta a los Efesios piensa históricamente: el anuncio del «bautismo
del perdón de los pecados» y de la «nueva vida» muestra claramente a las fuerzas del mal que los hombres pueden
ahora evitar el pecado, es decir, la esclavitud de las fuerzas del mal, y tener libre acceso a Dios (3,12; cf. 3,4). La
reconciliación entre todos los hombres es libre acceso a Dios (2,18 y 3,12). (E. Schillebeeckx; Cristo y los
cristianos)

3.- Salvación del hombre para gloria de Dios


El autor concluye el comienzo hímnico de su carta con las palabras: «para liberación de su patrimonio, para himno a
su gloria» (l,13e). La gracia debe desembocar en acción de gracias, la cual es parte esencial de la gracia y no una
superestructura superflua de la misma. Siguiendo el modelo de la beraká, o bendición sinagogal judía (modelo de la
plegaria eucarística cristiana; cf. Ex 18,10; 1 Cor 1,4-8; 2 Cr 2,12; Nm 6,24-26), la carta a los Efesios describe en el
himno introductorio, a título de confesión de fe, la obra redentora de Dios en Cristo, de la que los lectores han oído
hablar en la catequesis bautismal (1,13), en la que comienzan a creer (1,13b) y para la que han sido sellados en su
bautismo (1,13b) con el Espíritu escatológico prometido, presente ya en ellos como prenda de la herencia futura o
de la salvación escatológica consumada (l,13d). Y después de la alabanza: «¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro
Señor, Jesucristo!», se enumeran, como era normal en toda beraká, en forma de confesión, las razones para alabar y
dar gracias a Dios: Dios nos ha bendecido en Cristo, nos ha elegido en él, para alabanza de su gloriosa generosidad,
que ha derramado sobre nosotros por medio de su Hijo querido, revelándonos su designio secreto, que consiste en
llevar todas las cosas a la unidad en Cristo, en el que nosotros también participamos... nosotros que ya esperábamos
en Cristo, por quien fuimos sellados con el Espíritu prometido (cf. 1 Pe 1,3-5; esto indica que en ambos casos se
utilizan probablemente modelos de alabanza usados tras la recepción del bautismo cristiano). El himno empieza con
la inserción en tois epouranois (1,3), en las moradas celestiales, idea que, como hemos visto, es una de las
predilectas del autor (1,3; 1,20; 2,6; 3,10; 6,12). Los dones de la gracia son llamados «bendiciones celestiales» (1,3).
Son de notar las expresiones: «bendito sea Dios, Padre» (1,3), «en Cristo» (núcleo de 1,3-14) y «sellados con el
Espíritu Santo» (1,13c). El himno cristiano de alabanza o eucharistia (eulogia) comienza evidentemente a adoptar
una estructura de la doxología «trinitaria». (E. Schillebeeckx; Cristo y los cristianos)

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BIBLIOGRAFÍA

 Escritos Paulinos, Juan Luis Ccaballero. Manuales ISCR Instituto Superi or de Ciencias Religiosas
Universidad de Navarra. EUNSA.

 Comentario al Nuevo Testamento. La Casa de la Biblia 1995. Efesios; Gabriel Pérez Rodriguez.
 Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Efesios . Paul J . Kobleski. Verbo Divino. (Navarra) 2004
 Escritos paulinos. Jordi Sánchez Bosch. Verbo Divino. 2009
 CORPUS PAULINO II. Comentarios a la Nueva Biblia de Jerusalén. Federico Pastor. Desclée De Brouwer
2005.

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