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lOA INSTITUTO OTAVALEÑO DE ANTROPOLOGIA


CENTRO REGIONAL DE INVESTIGACIONES
INSTITUTO OTAVALEÑO DE ANTROPOLOGIA
Teléfono: (06) 920321- Fax (06) 920461
Casilla Postal l 0-02-1478
OTA V ALO- ECUADOR
-REVISTA DEL INSTITUTO OTAVALEÑO DEANTROPOLOGIA-
CENTRO NACIONAL DE INVESTIGACIONES

Octubre de 1997
© Instituto Otavaleño de Antropología 1997

REVISTA SARANCE

!OSE ECHEVERRIA ALMEIDA


DIRECTOR

COMITE EDITORIAL

MARCO ANDRADE ECHEVERRIA


MARIO CONEJO MALDONADO
PATRICIO GUERRA GUERRA
MARCELO VALDOSPINOS RUBIO

COMITE ASESOR

CARLOSCOBAANDRADE
!OSE ECHEVERRIA ALMEIDA
HERNAN JARAMILLO CISNEROS

CARATULA E ILUSTRACIONES

JORGE VILLARRUEL NEGRETE

INSTITUTO OTAVALEÑO DE ANTROPOLOGIA

MARCELO VALDOSPINOS RUBIO


PRESIDENTE

EDWIN NARVAEZ RIVADENEIRA


DIRECTOR GENERAL
1111111111111111111111111111111111111111111111111111111

Contenido Pác

Presentación José Echeverría Almeida ............. 9

El verdadero significado de
El Dorado Betty J. Meggers ............................ 13

El hombre y sus relaciones adapta-


tivas en Bosques Pluviales: Uso del
Páramo andino y la selva amazónica
DIVA- ECUADOR Pablo Morales Males.................... 23

La problemática de la alteridad en la
arqueología ecuatoriana losé Echeverría Almeida ............ 49

Introducción a la prehistoria de la
cuenca del Plata Oriental Jorge Amí/car Rodríguez.............. 71

Implicaciones de las ofrendas en un


cementerio Jambelí, en la Costa
del Ecuador Paulina Ledergerber-Crespo ......... 99

Implicaciones del medio ambiente del


Pleistoceno Tardío y Holoceno temprano
para la ubicación de ocupaciones huma-
nas precerámicas en la Sierra Central
del Ecuador A. Jorge A rellano .......................... 119

La cerámica formativa del sitio


El Tingo (BA-1)
Provincia Bolívar, Ecuador A. Jorge Arel/ano .......................... 135
Las investigaciones arqueológicas
en el área septentrional andina norte:
Antecedentes y Propuestas Cristina Muñoz .............................. 149

Etnicidad y adaptación. El periodo


tardío de la ocupación Cara en la
Sierra Norte del Ecuador J. Steplzen Athens .......................... 161

Los artículos que publica esta revista son de exclusiva responsabilidad de sus autores
y no traducen necesariamente el pensamiento de la entidad.
Se solicita canje con publicaciones similares.

Dirección: Casilla Postai!0-02-1478


Otavalo- Ecuador
]. Stephen Athens*

ETNICIDADY Introducción
ADAPTACION
El periodo Tardío de la El primer objetivo de este
estudio será sugerir la impor-
ocupación Cara en la
tancia de la etnicidad como una
Sierra Norte estrategia de adaptación para el
del Ecuador** Período Tardío de la cultura
Cara en la sierra septentrional
del Ecuador. Esta cultura pre-
histórica representa el período
inmediatamente anterior a las
conquistas inca y española. Pa-
International Archaeological Research rece que hubo poco en lo con-
Institute, Inc.,949 McCully Street, Sui-
cerniente a difusión cultural o
.. te S, Honolulu, Hawaii 96~26
Estudio publicado originalmente en
Resources, Power, and Interregional
préstamo de las culturas vecinas
lnteraction, edited by Edward M.
o más distantes, contemporá-
Schortman and Patricia A. Urban. Ple- neos o anteriores, que puedan
num Press, New York, 1992. (Traduci-
do al español por Sonia Salazar de An-
tomarse en cuenta para situar el
drade y revisado por el autor). origen de un conjunto de ele-

161
mentas culturales que definen ralmente considerados como
esta sociedad. Más aún, los lí- características de los grupos ét-
mites de esta cultura son gene- mcos:
ralmente muy abruptos y pare-
ce no "mezclarse" en las áreas ( 1) [el grupo étnico] en
culturales vecinas. Esto es toda- gran medida se autoper-
vía más sorprendente porque la petúa biológicamente por
cultura Cara del Período Tardío largo tiempo, (2) compar-
parece ser el caso de un desa- te valores culturales fun-
rrollo autónomo en el cual pue- damentales, realizados en
de asumirse que habría habido unidades manifiestas de
el tiempo suficiente para la formas culturales, (3) in-
mezcla de elementos culturales tegra un campo de comu-
con las sociedades vecinas o nicación e interacción, [y]
grupos étnicos, especialmente a (4) cuenta con unos
lo largo de las zonas periféricas miembros que se identifi-
de ocupación. can así mismos y son
identificados por otros, y
En lugar de asumir sim- que constituyen una cate-
plemente que la distinción de la goría distinguible de otras
cultura Cara del Período Tardío categorías del mismo or-
es el resultado de la invención den.
humana cuando se la deja en
aislamiento, este trabajo tratará Pese a que Barth ( 1969:
de demostrar que existe una ra- 10) es crítico de tal caracteriza-
zón racional tras de ella. Lo que ción por una variedad de razo-
aquí se llama distinción es, de nes analíticas (p. ej., asume que
hecho la manifestación de la et- los límites de mantenimiento es
nicidad. Parece justificado que "sin problemas y proviene del
el Período Tardío de la cultura aislamiento" (Barth 1969: 11),
. .
Cara sea considerado como un sirve como un pnmer paso en
grupo étnico a la luz de los cua- destacar lo que significa etnici-
tro criterios que Barth cita dad en este estudio y, como se
( 1969: 10-11) como las gene- aclarará en la siguiente exposi-

162
ción, en justificar la atribución separación de los grupos socia-
del término a la cultura Cara les.
del período tardío.
Desde luego, la etnicidad
La interacción interregio- es una propiedad que caracteri-
nal, el enfoque de este volumen, za en cierto grado a la mayoría
se percibe generalmente como de las sociedades agrícolas se-
un proceso que ata grupos so- dentarias en todo el mundo. En
ciales diferentes, y esto se hace Ecuador, la etnicidad prehistó-
más comunmente a través de rica parece ser particularmente
tales mecanismos como el co- una característica notable del
mercio y el intercambio. Otro pasado prehistórico debido al
tipo de interacción interregio- pequeño tamaño del país y al
nal-quizá hasta más importan- hecho de que cada región geo-
te y extendida como un proceso gráfica tiene su propia secuen-
social- concierne a la separación cia arqueológica distintiva (cf.
de grupos sociales cerrados Meggers, 1966; Porras 1987; Po-
yuxtapuestos cercanos. ¿No es rras y Pian a 197 5). En la si erra
esta la razón por la cual obser- ecuatoriana, en efecto, la diver-
vamos una y otra vez en la lite- sidad étnica prehistórica es aún
ratura etnográfica y arqueoló- más dramática que en las regio-
gica, grupos sociales diferentes nes costeras geográficamente
que viven uno aliado del otro y más extensas. Aquí varias cultu-
en obvio contacto, pero que no ras prehistóricas coexistieron,
se mezclan, amalgaman, o son sus diferencias amplificadas por
absorbidos por uno de ellos, a el estrecho corredor entre mon-
través del tiempo? Desde luego tañas que los constriñe, hacien-
que existen procesos interacti- do más explícitas las fronteras
vos muy fuertes en funciona- culturales. Por lo tanto, al mis-
miento para mantener la sepa- mo tiempo que este estudio está
ración. Como Barth (1969) dedicado únicamente a la ocu-
buscó demostrar, la etnicidad es pación Cara del Período Tardío,
un ingrediente poderoso en la los argumentos concernientes a
la etnicidad debería ser aplica-

163
bles a una gran variedad de ca- parten" sus culturas como un
sos en la región así como a otras modelo de difusión y regula-
áreas tropicales. ción que el desarrollo cultural
implica. Más bien, los grupos
Las investigaciones de en competencia usan cosas ma-
Hodder (1979) son especial- teriales para comunicar clara-
mente relevantes para este estu- mente la identidad dentro del
dio. Como él anota "etnici- grupo, lo cual marca las fronte-
dad. . . es. . . el mecanismo por el ras sociales con agudeza.
cual los grupos interesados
usan la cultura para simbolizar Tomando las ideas de
su organización interna del gru- Hodder como un punto de par-
po en oposición a y en compe- tida, se arguiría que la etnicidad
tencia con otros grupos de inte- es una estrategia de adaptación.
rés" (Hodder 1979: 452). Por Es un medio energéticamente
tanto, "diferencias culturales eficiente para alcanzar seguri-
materiales entre las tribus pue- dad territorial dentro de un
den únicamente ser entendidas ambiente social regional inten-
si la cultura material es vista co- samente competitivo. Tal pers-
mo un lenguaje, que expresa pectiva teórica no solamente
cohesión interna del grupo en explica el origen y función de la
competencia por los recursos etnicidad, sino también algunos
escasos" (Hodder 1979: 447). El aspectos del desarrollo cultural
trabajo etnográfico de Hodder prehistórico en la sierra norte
demuestra que mientras la pre- del Ecuador.
sión crece debido a la compe-
tencia por los recursos escasos, La organización de este
es mucho más ventajoso para estudio será primeramente revi-
las sociedades definir las fronte- sar brevemente el ambiente físi-
ras culturales y establecer meca- co del área de estudio. Sigue
nismos de exclusión. Cuando con datos históricos relaciona-
existe presión que resulta en dos con la naturaleza de la so-
una mayor interacción, los gru- ciedad Cara. A esto seguirá por
pos culturales vecinos no "com- la discusión de datos y eviden-

164
cías arqueológicas para el co- incluyen Acosta Solís (1968),
mercio e intercambio interre- Basile (1974), Ferdon (1950),
gional. Finalmente, se presenta- Sarnpedro (1975-1976), Terán
rán argumentos relacionados (1972), Troll (1968) y Werns-
con el significado de adaptabili- tedt ( 1961). Un estudio reciente
dad de la etnicidad y la aplica- de PRONAREG-ORSTROM
ción del modelo de la ocupa- (1978, 1979a, 1979b) también
ción Cara del período tardío. La nos da muy rica información.
presentación detallada de datos
que sigue trata de dar suficiente La región es quizá mejor
información para sustentar el descrita corno un mosaico de
caso y dar una base para discu- rnicroarnbientes estrechamente
siones e investigaciones futuras. yuxtapuestos (Figura 1). Este
Aunque en ningún sentido los mosaico ambiental es principal-
datos son los ideales o definiti- mente el resultado de los efectos
vos, ellos nos dan un punto de de la variable altitud y lluvia en
partida más amplio para la ex- la región. Las fronteras geográ-
posición. ficas norte y sur están definidas
por una elevación relativamente
MEDIO AMBIENTE baja ( 1.800 a 2.000 m), valles
fluviales calientes y secos -el
El presente estudio se cen- Chota en el norte y el Guaylla-
tra en las cuencas de altura y las barnba en el Sur. Ambos siste-
tierras bajas vecinas compren- mas de valle intersectan la cor-
didas por la parte norte de la dillera occidental. Las cuencas
Provincia de Pichincha y la pro- fértiles y generalmente bien
vincia de Irnbabura, entre los irrigadas de interrnontaña se
ríos Guayllabarnba y Mira-Cho- definen por direccionar de nor-
ta (Cuadro 1 y 2). La distancia te a sur las cadenas montañosas
sur-norte de esta región es de oriente y occidente. Grandes
aproximadamente 75 km y de haciendas controlan mucho de
este-oeste de 65 km (aproxima- los valles interrnontaños, mien-
damente 5.000 krn2). Las fuen- tras los agricultores indios ocu-
tes sobre geografía y ambiente pan densamente las faldas del

165
valle hasta cerca de 3.300 m. sociedad aborigen del norte del
Los picos de montaña alrededor Ecuador para los años inmedia-
alcanzan más de 4.000 m. Se tamente posteriores a la con-
encuentran pastizales fríos y quista española de 1534 (Murra
húmedos de páramo,en áreas de 1946). La disminución de lapo-
más de 3.400 m. Esta zona está blación y las políticas de la ad-
separada de los campos agríco- ministración colonial española
las más altos por un estrecho alteraron severamente el hori-
cinturón de residuos de bos- zonte social desde el comienzo
ques andinos en muchas áreas. del contacto europeo. A esto se
En sus flancos externos al este y debe añadir las rupturas causa-
oeste, las cadenas montañosas das por la conquista incaica po-
descienden a la montaña tropi- cas décadas antes. Pese a los es-
cal húmeda y zonas de bosques tudios etnohistóricos recientes
tropicales. (Caillavet 1981, 1983, 1985; Es-
pinosa Soriano 1988; Salomon
El pueblo de Otavalo, si- 1986; Salomon y Grosboll
tuado en el centro de la cuenca 1986) han incrementado la in-
intermontaña de la Provincia de formación dada en tales refe-
Imbabura, justo a 25 km al nor- rencias estándar como Cieza de
te de la línea equatorial, tiene León, las Relaciones Geográficas,
una temperatura promedio Belalcázar, y Cabello Valboa, y
anual de 13.9° C. y recibe un pocos otros, la vida aborigen
promedio de 950 mm de lluvia antes de los contactos españoles
anualmente. Los meses de vera- e incas, permanecen siendo una
no (junio, julio, agosto y sep- materia nebulosa en referencias
tiembre) tienden a ser secos, históricas.
aunque no carecen completa-
mente de lluvias. El grupo cultural habitan-
te del área de estudio de la parte
DOCUMENTACION HISTO- norte de la provincia de Pichin-
RICA cha y de la provincia de Imba-
Existe relativamente poca bura a la época de las conquis-
tas inca y española ha llegado a
información histórica sobre la

166
conocerse como los Cara I. Co- den sustentar (ver más adelan-
mo lo documentó cuidadosa- te).
mente, Jijón y Caamaño (1951:
73-75), el Valle del Chota forma La frontera sur de los Ca-
una frontera lingüística distinta ra, de acuerdo con Jijón y Caa-
entre la Cara y la vecina cultura maño (1951: 75), se extendía
Pasto al norte (en la provincia desde los valles al este de Quito
del Carchi). Caillavet (1983:6) (Quinche, Pifo, Yaruquí, Tum-
añade que baco, y parte del Valle de Chi-
llo) a Pomasqui, justo al norte
la frontera linguística con de Quito. Esta frontera, que no
los Pastos está delimitada parece delimitada nítidamente
con absoluta claridad: por un accidente geográfico
más allá del norte del Río mayor, como era el caso para la
Chota, solamente toponi- frontera norte, fue situada a
mias de los Pastos, más través del estudio de toponi-
allá del sur, solamente to- mias de Jijón y Caamaño y sus
ponimias de los Otavalos. investigaciones arqueológicas.

Caillavet (1983: 6), sin Datos antroponimias re-


embargo, también observa que cientes de Salomon y Grosboll
los toponimias Pasto son co- (1986: 396) confirma que el
munes en el Valle del Chota co- área norte de los valles al este de
mo los toponimias Cara, y, más Quito, tuvieron una afiliación
aún, que la presencia de los Pas- lingüística "norteña" o de Im-
tos en las áreas del oeste de la babura. Ellos creen que esta fi-
zona Cara está documentada en liación lingüística probable-
fuentes de archivos2. De estos mente refleja una frontera so-
datos, ella infiere que los terri- cial, dividiendo a los pobladores
torios de los dos grupos étnicos constructores de montículos del
se trasladaban, una conclusión norte (p. ej.: Cara) de los pobla-
que los datos arqueológicos ac- dores constructores de montí-
tualmente disponibles no pue- culos del sur (los últimos son
llamados como Pazaleos o Qui-

167
tu [Jijón y Caamaño 1951: 77- Colorado aún existentes de la
79, Pérez 1960])3. montaña occidental y las regio-
nes bajas del Ecuador central
La frontera este de la cul- (pero ver Fernández 1979). Hay
tura Cara es generalmente acep- una creencia entre muchos en-
tada como que es el Río Pisque tendidos ecuatorianos de una
y la cordillera oriental. La fron- relación directa entre estos gru-
tera occidental no está clara (Ji- pos etnográficamente docu-
jón y Caamaño 1951: 74-75), mentados y la cultura Cara de
aunque puede haberse extendi- la cual ellos descienden supues-
do a la región occidental de tamente (p. ej.: Jijón y Caama-
montaña. Paz Ponce de León ño 1951: 93-94; Larrea 1972:
( 1897 [582]: 105, 107) mencio- 110-111; Pérez 1960: 139).
na Intag, localizado en las faldas
occidentales húmedas de la cor- Como explica el lingüísta
dillera occidental, como uno de Stark (1983: 798-799), original-
los cuatro pueblos de la provin- mente un lenguaje Barbacoa se
cia de Otavalo y parte de una extendió desde el norte del Río
encomienda de su corregimien- Guaytara en Colombia a la par-
to. Por lo tanto, existe una bue- te occidental de la Provincia del
na posibilidad de que la ocupa- Tungurahua en el Ecuador cen-
ción Cara históricamente docu- tral, regándose sobre las faldas
mentada se extendió por lo me- accidentales desde Quito hacia
nos hasta allí al occidente (esto el sur. De cálculos glotocrono-
está confirmado arqueológica- lógicos, Stark (1983: 798) esti-
mente - ver más adelante). ma que por alrededor del pri-
mer siglo D.C. el lenguaje se di-
La investigación lingüísti- vidió en una rama Cayapa-Co-
ca sitúa al lenguaje Cara en el lorado y una rama Coaiquer. La
grupo Barbacoa del Chibcha última ocupada por el área del
(Geenberg 1987; Mason 1950; Valle del Chota hacia el norte,
Loukotka 1968: 250), una clasi- mientras que el primero ocupó
ficación que lo alinea con los el área de !barra hacia el sur. La
grupos y lenguajes Cayapa y rama Colorado-Cayapa luego se

168
dividió así misma cerca del año fica del Guayllabamba. Las altu-
1000, cuando otro grupo cultu- ras de la cordillera oriental tam-
ral que no tiene nombre ocupó bién sirvieron como límite,
el Valle del Guayllabamba, aunque al occidente el rango
creando una cuña entre los par- Cara evidentemente se extendió
lantes de la montaña del norte y hacia la montaña tropical. Sin
sur y eventualmente generando embargo, fue solamente en las
una separación en el lenguaje fronteras norte y sur que el ran-
(Cayapa en el norte y Colorado go geográfico Cara directamen-
en el sur) 4 . Con la expulsión de te incursionó en territorios de
los Cayapa de su área alrededor otros grupos étnicos conocidos
de !barra (Barrett 1925: 31) y -los Pastos en el norte y los
posterior reasentamiento de co- Panzaleos o Quitus en el sur.
lonos no indígenas en la sierra No se han identificado incur-
(Stark 1983: 709), los Cayapas siones con los grupos étnicos de
o Colorado, pasaron a ser ente- las tierras bajas o de montaña
ramente residentes de la monta- en los límites específicos este y
ña tropical y los bosques de tie- oeste.
rras bajas del Ecuador occiden-
tal. En relación con la organi-
zación social, Paz Ponce de
Para resumir los datos León (1897 [1582]: 111) cuenta
históricos y lingüísticos pre- que:
sentados hasta aquí, está claro
que lo que podemos referirnos Las comunidades [pue-
como a una única unidad étnica blos] de todo este corregi-
-la Cara- se distribuyó dentro miento antiguamente te-
de un área bastante bien defini- nía en cada división [par-
da en el norte del Ecuador. Se cialidad] de comunidad o
localizó un límite abrupto en el población su jefe que los
valle del Río Chota en el norte, gobernaba con tiranía,
y otro un poco menos precisa- porque aquel que era más
mente delimitado en el sur, al- capaz y valiente, a ese lo
rededor de la cuenca hidrográ- tenían por mandatario

169
[de ellos] y a él le obede- a fin de dar soporte a la
cían y respetaban y pagan casa.
tributo, y los indios no te-
nían nada más que lo que Paz Ponce de León
el jefe los permitía tener; ([1582] 1897: 111) también in-
de tal manera que el era el dica que antiguamente los in-
mandatario de todo lo dios de su corregimiento
que los indios poseían y
de sus mujeres e hijos e se hicieron la guerra unos
hijas y el mismo los ayu- a otros por la tierra que
daba como si fueran sus poseían, y que aquel que
esclavos, excepto los in- fue el más capaz desplazó
dios comerciantes, que no al otro de todo lo que el
servían a su jefe como lo poseía; y estas controver-
hacía el resto, ellos sola- sias tienen siempre los in-
mente pagaban su tributo dios con sus vecinos, de
en oro o telas y cuentas de una manera que todo era
hueso blanco o rojo. desorden.

Paz Ponce de León (1897 Borja (1897 [ 1582: 132-


[ 1582]: 116) describe las casas 133) también da una versión
como muy similar con respecto del
área de Pimampiro sobre el Va-
chozas redondas cubiertas lle del Chota.
de paja; todas ellas son
pequeñas y las paredes de Por lo menos cuatro clases
ellos son de palos gruesos sociales se mencionan en las
tejidos juntos y cubiertos cuentas mencionadas. Estas in-
de lodo por adentro y por cluyen una clase de jefe general
fuera. Las casas de los je- (cacique), una clase de principal
fes y señores menores son o jefe intermedio ("señores me-
similares, excepto que son nores" de parcialidades; cf. Net-
más grandes y tienen un herly 1984: 231), una clase co-
poste grande en el medio munitaria, y una clase de mer-

1?0
caderes o indios comerciantes Con respecto a la subsis-
(esta última clase, sin embargo, tencia, Paz Pon ce de León ( 1897
puede ser una clase de especiali- [1582): 114) dice
zación ocupacional más que
una clase social). También está Ahora he dicho que en es-
claro que las acciones de guerra ta tierra los indios nativos
y por feudos fueron comunes de ella cuentan y han con-
entre las jefaturas vecinas. tado para su sustento con
el maíz y fréjoles lupinos
También se han sugerido [Lupínus mutabílís] y pa-
mecanismos de formación de tatas y camotes, que son
alianzas temporales entre las je- batatas [Patatas españo-
faturas a través de la naturaleza las, Convolvulus batatas],
lenta de la conquista Inca. Cieza y algunas plantas peque-
de León (1959 [ 1553): 48), por ñas que ellos llaman gua-
ejemplo, indica ca-mullos, y al presente
ellos cuentan y sustentan
Aquellos de Otavalo, Ca- ellos mismos con esos y
yambe, Cochasguí, Pifo, y con trigo y cebada y le-
otras gentes del norte de chugas y coles y otras
Quito habían hecho una hortalizas que han sido
alianza entre ellos para no traídas desde España.
permitir que ellos sean
dominados por el Inca. Caillavet (1983: 13-19)
analiza información de archivos
Cabello de Valboa (1951 relacionada con la agricultura,
[ 1586): 369) indica casi lo mis- dando evidencia del uso exten-
mo. Sin embargo, las guerras sivo de campos elevados o ca-
incesantes entre las jefaturas ve- mellones para el cultivo de pa-
cinas, como menciona Paz Pon- pas, maíz, vegetales y probable-
ce de León y Borja, sugiere que mente totora (un junco usado
tales alianzas deben haber sido para tejer esteras). Ella también
muy frágiles. menciona la importancia de los
canales de irrigación como

171
mencionados por documentos tos para papas. Considerando
coloniales tempranos. las estimaciones de tamaño de
población en base a fuentes his-
Con respecto al uso de ca- tóricas y reportadas por este au-
mellones, es interesante anotar tor (Athens 1978a, 1980) y La-
que Paz Pon ce de León ( 1897 rraín Barros (1980), así como
[1582]: 108-109) menciona evi- sus propias observaciones expe-
dencia ampliamente manifesta- rimentales, Knapp (1984: 399)
da por tierra agrícola previa- sugiere que hubieron aproxima-
mente cultivada. El atribuye es- damente 155.000 personas en la
to a la existencia de una pobla- región durante los tiempos pre-
ción indígena muy grande pre- históricos tardíos. Suponiendo
via a la conquista incaica. 18 (Athens 1978a: 139, 148-
149) o 21 (Knapp 1984: 316-
Aunque lo anterior cita 318, 336-337) cacicazgos o jefa-
sugiere una población conside- turas (como indicadas por los
rable, datos específicos para la sitios de montículos con ram-
región Cara y organizaciones pa) con poblaciones equivalen-
con un jefe individual son muy tes aproximadamente, las esti-
difíciles de precisar de las fuen- maciones de Knapp son de
tes históricas. Los datos de agri- 8.611 o 7.381 personas por jefa-
cultura experimental obtenidos tura. Tales cifras, aunque son
por Knapp (1984: 302-306) in- bastante especulativas, no son
dica las densidades de 750 per- del todo fuera de línea con lo
sonas/km2 sería la esperada pa- que pudo haberse esperado pa-
ra una agricultura de camello- ra poblaciones de jefaturas (cf.
nes. Más aún, tal sistema inten- Drenan 1987)5.
sivo de cultivo habría sido un
atractivo para los agricultores El único indicativo de es-
una vez que las densidades de pecialización regional en la zo-
las faldas del valle alcanzaban na Cara tiene relación con la
125 personas/km2 en los relie- producción de algodón y coca
ves para maíz y 70 perso- en los valles de los ríos Chota y
nas/km2 en los relieves más al- Guayllabamba (Aguilar 1897

172
[1582]: 125; Borja 1897 [1541]: entre otras cosas, el clima de
133, 134; Paz Ponce de León Perú es menos estable y las dife-
1897 [1582]: 116-117) y sal en rentes zonas ecológicas están se-
el Valle de Salinas (Paz Ponce de paradas por distancias mucho
León 1897 [ 1582]: 116) inme- más grandes.
diatamente al sur del Valle del
Chota. Sin embargo, la exten- Lo anterior debería no in-
sión en la cual tales actividades terpretarse como que significa
del período Colonial temprano que no hubieron mecanismos
también caracterizaba a la re- para que las jefaturas Cara no
gión Cara antes de las conquis- pudieran traer bienes exóticos
tas española e Inca, está abierta de áreas distantes, tales como
a discusión. En cualquier caso, coca, sal, algodón, plantas me-
en lo que concierne a la agricul- dicinales, conchas marinas y si-
tura, esta claro que el mosaico milares. Mercaderes o comer-
ambiental de la región necesita- ciantes, pudieron haber facilita-
ría una cierta cantidad de varie- do el intercambio regional de
dad en estrategias de cultivo y bienes, suponiendo alguna con-
producción. No hay informa- tinuidad en las prácticas cultu-
ción, sin embargo, que pudiera rales entre los períodos prehis-
sugerir cualquier clase de orga- tóricos (pre-inca) e históricos
nización social y económica que tempranos. Más aún, Saloman
pudiera parecerse al modelo de (1986: 114) ha documentado el
archipiélago verticales propues- intercambio interregional ini-
tos por Murra (1972) para Perú ciado por agricultores andinos
(Athens 1978a: 119-120; Salo- no especialistas en el área de
man 1986: 9-10). A este respec- Quito. Los agricultores Cara
to es importante notar que el pudieron haber hecho lo mis-
ambiente físico de los Andes mo, pese a que no hay informa-
ecuatorianos, y particularmente ción específica al respecto.
de la parte norte del Ecuador, es
fundamentalmente diferente a Aunque los registros his-
la del Perú (ver especialmente tóricos Cara son inmensamente
Saloman 1986: 22-28) en que valiosos, guardan silencio en

173
muchos detalles de interés para rampas y un tipo de vasija
el cientista social. Así mismo, grande con pintura de líneas
hay una cuestión de confiabili- rojas sobre el color natural de la
dad histórica de los registros del vasija (Figura 3; ver Athens
período pre-incaico: ellos fue- 1978a, 1980 sobre análisis del
ron escritos bastante más tarde diagnóstico).
de las dos transformaciones so-
ciales principales. Estos dos Principalmente a través de
problemas pueden esquivarse uso de fotografías aéreas, se co-
de alguna manera con investi- nocen un total de 18 sitios defi-
gaciones arqueológicas, cuyos nidos de montículos con rampa
datos actualmente disponibles (existen tres sitios adicionales
serán presentados ahora. con posibles montículos con
rampa), y se han registrado
INVESTIGACION ARQUEO- otros 14 sitios con montículos
LOGICA - EL PERIODO TAR- sin rampas 7 • Se ha registrado
DIO un mapa en el que se ve la dis-
tribución de estos sitios, la ma-
Las manifestaciones ar- yoría de los cuales han sido ve-
queológicas, de la cultura Cara rificados por investigaciones de
se han clasificado colectivamen- campo y puestas en mapa por el
te como el Período Tardío (At- autor, se presenta en la Figura 2.
hens 1978a, 1980). En base a Como puede verse, sitios de
una serie de fechas obtenidas montículos con rampas se en-
por radiocarbón por este autor cuentran en toda la región. Se
(Athens 1978a, 1980), Oberem dan en una variedad de am-
(1969, 1970), y Meyers (1975) bientes, incluyendo las cuencas
en cuatro sitios, el Período Tar- intermontañas temperadas has-
dío se lo ha definido cronológi- ta a 3.000 m, en el cálido y seco
camente como situado entre Valle del Chota, y en el área oc-
aproximadamente 1250 d.C. a cidental de bosques húmedos
15256. El diagnóstico principal de montaña (p. ej.: la región de
del Período Tardío son montí- Intag; ver también Lippi [1986,
culos de tierra cuadriláteros con 1987] para información sobre

174
un nuevo sitio de montículos tiene 60 montículos, incluyendo
con rampas recientemente des- dos con rampas, demuestra que
cubierto en esta área y otros de- algunos sitios tienen una pro-
talles relacionados con la pre- fundidad en tiempo mayor que
historia de la región). La distri- solamente el período tardío.
bución de los sitios de montícu- Aquí los montículos fueron
los con rampa está de acuerdo construidos en por lo menos
cercanamente con datos históri- 500 a 700 años d.C., y algunos
cos sobre las fronteras de la re- depósitos arqueológicos son de
gión Caras. Estos sitios no se hasta un período de tiempo an-
conocen en las áreas costeras terior (Athens 1978a: 126-137).
bajas ocupadas por la etnia Ca- La ocupación de Cochasquí (Pi-
yapa (ver Tolstoy 1987). 4) un sitio con 45 montículos,
de los cuales nueve tienen ram-
Muchos de los sitios de pas, fecha de aproximadamente
montículos con rampa son muy 950 d.C. (Oberem 1975: 79,
grandes. El sitio Zuleta (Im 13), 1981). Parece probable que el
por ejemplo, ha registrado 148 número de montículos en el si-
montículos, de los cuales 13 tie- tio es por lo menos una indica-
nen rampas (Figura 4). La base ción parcial del tiempo de ocu-
del montículo más grande es de pación. Los sitios de montículos
84 metros cuadrados y tiene parecen no haber sido asenta-
una altura de 8 metros. La ram- mientos nucleados o pueblos,
pa es de 159 m de largo. Como sino más bien lugares de asenta-
se analiza (Athens y Osborn miento de individuos de alta je-
(197 4), la construcción de tales rarquía y quizá sus servidores.
montículos representa un tre-
mendo esfuerzo de trabajo que La ocupación de los sitios
más bien se asociaría con un ni- de montículos con rampa pare-
vel de jefatura de las organiza- cen haber sido contemporáneos
ciones sociales9. en el Período Tardío. Esto es
apreciable no sólo por la pre-
Excavaciones en Soca- sencia de cerámica datada del
pamba (Im-10), un sitio que Período Tardío en todos los si-

175
tíos para los cuales hay infor- te ha sido visto como de una
mación disponible ( 15 sitios), naturaleza ceremonial o religio-
sino también por el relativa- sa (Gondard y López 1983: 267;
mente regular espaciamiento de Jijón y Caamaño 1914: 295-298;
tales sitios a través de la región. Oberem 1982: 342, 1975: 75,
El análisis más cercano de veci- 1969: 322; Uhle 1939: 12). Sin
nos indica una fuerte tendencia embargo, en base a las excava-
para un espaciamiento máximo ciones en un número de montí-
para los 12 sitios de montículos culos en el sitio de Socapamba
con rampa en la cuenca de Ota- (Im-10), el sitio de Pinsaquí
valo e !barra (Athens 1978a), (Im-2), y el sitio de Otavalo
donde se minimizan las princi- (Im-1 ), este autor (Athens
pales irregularidades geográfi- 1978a: 172) ha sugerido que es
cas. Esta clase de moldeamiento más probable una función do-
no se esperaría si esos sitios hu- méstica o de habitación. Presu-
bieran sido ocupados en dife- miblemente los montículos de
rentes períodos de tiempo, en rampa servían como funda-
cuyo caso habría un modelo de mentos de casas de jefes de alta
espaciamiento más casual. Una categoría. Esta deducción recibe
implicación de esta observación sustento de los estudios etno-
es que los límites territoriales históricos de Salomon ( 1986:
entre las jefaturas de montícu- 126), quien no pudo encontrar
los con rampa probablemente ninguna referencia a la existen-
permanecieron relativamente cia de construcciones ceremo-
estables a través del Período niales especiales o arquitectura
Tardío. El modelo de espacia- en la región de Quito. Como el
miento regular es también una anota, "el hogar del jefe mismo,
fuerte indicación de competen- parece haber sido el lugar prin-
cia entre las jefaturas (ver At- cipal para actividades ceremo-
hens 1978a y 1980, 1988 para niales" (Salomon 1986: 126), lo
un análisis de estos puntos). cual posiblemente es cierto tan-
to para la región Cara como pa-
La función de los montí- ra el área de Quito. Los otros
culos con rampa frecuentemen- montículos -generalmente de

176
forma hemisférica- se usaron portancia que los sitios en las
ya como habitación, así como cuencas templadas.
sitios funerarios, y a veces para
ambos fines. Sus tamaños son Hay muy poca informa-
bastante variables, variando en- ción arqueológica relacionada
tre menos de Sm de diámetro y con las prácticas agrícolas du-
1 m de altura hasta 40 m de diá- rante el Período Tardío. Las pie-
metro y alturas entre 8 y 1Om. dras de moler mano y metate
son comunes en los sitios de
Ningún sitio de montícu- montículos, y frecuentemente
los parece dominar la región en se encuentra maíz carbonizado
términos de tamaño o elabora- en las excavaciones.
ción de estructuras. Esto pudo
haber sido posible si hubieran En relación con los siste-
sido factores del desarrollo so- mas de agricultura, se han ano-
cial y político, el control sobre tado tres áreas pequeñas de ca-
recursos importantes, rutas de mellones. Estos están en las ve-
comercio o tierras agrícolas pri- cindades del sitio de Paquies-
mordiales. Sin embargo, pese a tancia (Pi-2), el sitio de Cayam-
la distribución diferencial de re- be (Pi-3) y el sitio de San Rafael
cursos y potencial productivo (Im-14; Athens 1978a: 120-
debido al ambiente heterogéneo 121). Los primeros dos sitios
de la región, no hay rasgos de agrícolas cubren un área de
que esto haya sido consecuencia aproximadamente 5 km2,
en términos de crecimiento del mientras que el último consiste
sitio o complejidad socio-polí- de aproximadamente 2 km2.
tica. El sitio de montículos del Estos campos, hallados en áreas
Valle del Chota (Im-12), por de tierras bajas y a menudo tie-
ejemplo, fueron en localizacio- rras de inundación, pueden ha-
nes primordiales para la pro- ber sido mucho mas extensas
ducción de coca y algodón; sin antes del advenimiento de la
embargo, no hay nada sobre es- agricultura mecanizada (hasta
tos sitios que sugieren que ellos 59 km2 de acuerdo a Knapp y
tuvieron mayor o menor im- Denevan 1985: 202)10. Su aso-

177
ciación con los sitios de montí- 15, Im-19, Pi-4 y probablemen-
culos de rampa sugieren un ori- te otros).
gen en el Período Tardío, y
Knapp y Denevan (1985: 189) Pequeñas áreas de posi-
informa una sola fecha de ra- bles terrazas agrícolas se han
diocarbono de 1450 d.C. del si- observado en la vecindad de los
tio de San Rafael (ver también camellones, aunque Knapp
Molestina Zaldumbide 1985). (1984: 236-246; 1988: 123-129)
sugiere que estos más bien de-
Knapp (1984, 1988), en ben haber sido estructuras de-
un estudio detallado sobre cam- fensivas no relacionadas con la
pos elevados, demuestra que agricultura 11. Jijón y Caamaño
era un sistema de cultivo de dos (1920: 113) también cita evi-
cosechas anuales y altamente dencias de canales antiguos en
intensivo en trabajo en panta- la región Cara, creyendo que "el
nos reclamados. El sugiere que cultivo de una gran parte del te-
los camellones fueron bastante rritorio de Caranqui [Cara] es a
extensivos en los fondos de los duras penas posible sin ellos"l2.
valles y que su alta productivi- Esto sería cierto para los Valles
dad fue un factor económico secos del Chota y Guayllabamba
principal en el desarrollo de las y las áreas vecinas. Sin embargo,
jefaturas Cara del Período Tar- la agricultura indígena en su
dío (Knapp 1984: 306-307, 331, mayoría moderna en los valles
352). Para presentar argumen- templados depende de la lluvia,
tos en contra de esta conclu- lo cual sugiere que el uso pre-
sión, sin embargo, se puede no- histórico de la irrigación en esas
tar que un número significativo áreas puede haber sido innece-
de sitios de montículos con saria. Como anota Knapp,
rampa no están localizados en "Existe notoriamente poca evi-
los fondos de los valles en don- dencia de canales de irrigación
de el acceso a la agricultura en pre-incásicos en los Andes
camellones hubiera sido posible Ecuatoriales" ( 1984: 233 ). Un
(p. ej.: Im-6, Im-10, Im-12, Im- estudio reciente (Knapp 1987)
da datos de campo adicionales e

178
información de archivo relacio- ro serían muy difíciles de en-
nada con la irrigación en la re- contrarle sin una investigación
gión. Finalmente, Knapp y de campo intensiva.
Preston (1987) han documenta-
do la presencia de campos con En este momento, los da-
zanjas en tierras inclinadas de la tos arqueológicos no permiten
sierra norte. una estimación cuantitativa del
tamaño de la población para el
La crianza de animales en Período Tardío. Existen in di-
el Período Tardío incluía lla- cios, sin embargo que el tama-
mas, cuyes y perros, todos los ño de la población regional de-
cuales se encontraban represen- be haber sido bastante numero-
tados en los depósitos arqueo- sa. Las observaciones experi-
lógicos de Socapamba (Athens mentales de las investigaciones
1978a: 280-281 ). No se encon- de Knapp sobre los sistemas
traron huesos de caza salvaje, agrícolas de campos elevados ya
tales como venados, tapires y han anotado (el esfuerzo de tra-
agutíes en el sitio, sugiriendo bajo requerido para este tipo de
que esos animales no eran ex- sistema de producción no tiene
plotados o que quizá no estaban sentido económico hasta que
disponibles en el área de Soca- las poblaciones no alcanzan una
pamba. Sin embargo en los ba- densidad de 750/km2). Con la
sureros de Socapamba fue rela- conversión presuntiva de gran-
tivamente común encontrar des trozos de tierras pantanosas
huesos de conejo. previamente no utilizadas a esta
forma de cultivo altamente in-
Se ha identificado sola- tensiva durante el Período Tar-
mente un sólo sitio sin montí- dío, se presume que los niveles
culos, con características dife- de población debieron haber si-
rentes a las agrícolas. Este sitio do bastante altos.
(Im-21) fue probablemente el
lugar de una granja pequeña. Además, dado el hecho de
Indudablemente existen mu- que los sitios de montículos con
chos otros sitios como este, pe- rampa tienen un promedio de

179
distancia más cercana con la ve- La primera es de la región de
cina de solamente 6.56 km en la Pasto hacia el norte (ver Fran-
cuenca de Otavalo-Ibarra, la cisco 1969), mientras que la va-
disponibilidad de tierra arable riante de la Cosanga probable-
no utilizada fue aparentemente mente proviene de las tierras
la única alternativa para susten- bajas orientales cerca del naci-
tar un gran y presumiblemente miento del río Napo y la varian-
creciente población. Finalmen- te Píllaro de las áreas del altipla-
te, el tremendo esfuerzo de tra- no de Ambato en el Ecuador
bajo requerido para la cons- central (ver Porras 1975 y 1987:
trucción de muchos montículos 204-212, 240-245). Ambas va-
cuadriláteros de tierra muy riantes, aunque tienen en co-
grandes durante el Período Tar- mún muchos aspectos de la for-
dío es por si mismo sugerente ma de vaso y el estilo, son muy
de niveles relativamente altos de distintas, y hay muy poca duda
población. de su origen externo a la región
Cara. Sólo la variante Píllaro es
COMERCIO E INTERCAM- importante para el presente
BIO REGIONAL análisis, ya que la variante Co-
sanga parece ser de una fecha
La importancia del co- anterior al tiempo de la cons-
mercio e intercambio regional trucción de los montículosl3.
durante el Período Tardío pue-
de juzgarse en cierta medida en Lo que es interesante acer-
términos de la cantidad de ma- ca de la cerámica exótica es que
teriales exóticos identificados había poca presencia en los si-
en los contextos arqueológicos tios que han sido investigados
del Período Tardío. A este pro- con cierto detalle (Im-1, Im-2,
pósito, se puede anotar que se Im-6,Irn-10, Im-12, Im-15, Im-
ha identificado una pequeña 19 y Pi-4). Por ejemplo, en una
cantidad de cerámica Tuza y ce- recolección superficial sistemá-
rámica "de hechura delgada" tica controlada en el sitio de So-
Cosanga- Pillar o (también de- capamba (Im-10) se recogieron
nominada cerámica Panzaleo). 7.689 fragmentos (2.59 frag-

180
mentos por m2). De este total, enterramientos y seguramente
hubieron solamente 14 frag- datan de épocas anteriores al
mentos de Píllaro ( 11 llanos y 3 Período Tardío. Las investiga-
pintados) y 9 fragmentos Tuza ciones del autor en los sitios de
(Athens 1978a: 173-184). Las Socapamba y otros montículos
excavaciones en el sitio de Soca- produjo solamente un sólo ar-
pamba produjeron de similar tefacto exótico no cerámico; y
manera un pequeño número de fue un ornamento de cobre de
fragmentos Píllaro y Tuza. En el un contexto temprano (700-800
sitio de montículos de Cochas- d.C.) (Athens 1978a: 128-129).
quí (Pi-4), que está situado al No se ha informado de objetos
lado opuesto del territorio Ca- exóticos (diferentes a la cerámi-
ra, Meyers (1975: 106-108) in- ca ya mencionada) del sitio de
forma de muy pequeñas canti- Cochasquí ( Oberem 1969,
dades de estos fragmentos. Me- 1975, 1981, 1982).
yers también observa que la ce-
rámica Píllaro y Tuza, aunque Se sugiere que por la evi-
muy limitada en cantidad, está dencia del sitio La Chimba (Pi-
ampliamente distribuída en la 1; Athens y Osborn 1974; At-
región Cara 14 • hens 1978a, 1990) puede haber
habido más comercio o inter-
En relación a otros posi- cambio interregional durante
bles materiales importados no períodos prehistóricos anterio-
conocidos de darse natural- res. Se ha documentado hasta 3
mente en el área Cara, existe so- m de depósitos de desperdicios
lamente la escasísima indica- estratificados en este sitio que
ción de la presencia prehistórica está localizado cerca de los lími-
de concha marina, jade y meta- tes superiores de la agricultura
les. Esta evidencia limitada pro- a la extremidad este de la región
viene case enteramente de las de estudio. La Chimba tiene
investigaciones de Jijón y Caa- una secuencia cerámica bien
maño (1914, 1920). Cuando se definida, y las recientes excava-
indica la proveniencia, la mayo- ciones dieron como resultado
ría de artefactos, proceden de en la recuperación de una gran

181
cantidad de artefactos, huesos cabo en pequeña escala, fue
de animales y muestas botáni- aparentemente de mayor im-
cas (Athens 1990). La fecha ini- portancia durante ~os períodos
cial de la ocupación en La anteriores en la región de los
Chimba está cerca de 700 a.C. y Caras.
la fecha más tardía es aproxima-
damente 300 d.C. (Athens 1990 Se ha iniciado hace poco
y registros de fechas por rardio- un estudio por parte del autor
carbono no publicadas). para identificar químicamente
la fuente de los restos de lascas
Entre los artefactos exóti- de obsidiana que se encuentra
cos de La Chimba existe un comúnmente en los depósitos
cierto número de fragmentos y arqueológicos de la región Cara
algunos artefactos de concha (el análisis fue realizado por
marina (uno de estos últimos es Christopher Stevenson, usando
una talla en relieve de un pesca- fluorescencia de Rayos X). Aun-
do), un rallo de cerámica con que sólo se han analizado 22
incrustaciones de piedra (posi- muestras de 4 sitios hasta el
blemente para procesar la man- momento, ninguna de las
dioca o camote), una pequeña muestras puede asimilarse con
pero consistente presencia de otras muestras o localizaciones
cerámica de Cosanga de las tie- de canteras fuera de la región
rras bajas del este (anterior- (ver también Asaro et al. 198la,
mente analizada), un fragmento 198lb). Sin embargo, investiga-
de una figurina mascadora de ciones recientes en La Chimba
coca de cerámica (sugiriendo el han demostrado que otro tipo
uso de la coca), y restos de tra- de obsidiana, Mullumica, era
bajo en oro. Cuando se conside- importada de una fuente cerca
ra esta evidencia con los arte- de 30 km al este de Quito, du-
factos metálicos de Socapamba rante por lo menos los períodos
y los datos de Jijón y Caamaño anteriores (hasta el momento la
de entierros el comercio o inter- obsidiana de Mullumica que es
cambio a larga distancia, aun- muy identificable -ver Salazar
que probablemente llevado a 1985- no se ha encontrado en

182
los sitios de montículos). Adi- mente los modelos de distribu-
cionalmente a La Chimba, la ción.
misma obsidiana Mullumica se
ha encontrado en pequeñas EL SIGNIFICADO DE LA
cantidades en el sitio de Taba- ADAPTABILIDAD DE LA ET-
huela en el Valle del Chota (cer- NICIDAD
ca de la confluencia con el Río
Ambi -ver Berenguer y Echeve- Como se ha aclarado en el
rría 1988), que data del período análisis precedente, la cultura
medio cerámico de La Chimba Cara del Período Tardío repre-
(Athens 1990). Esto indica que senta una entidad social bien
fue bastante ampliamente dis- definida y altamente reconoci-
tribuida durante la ocupación ble en la sierra norte del Ecua-
anterior de la región. Por lo dor. Sus límites con otros gru-
tanto, datos preliminares indi- pos sociales al norte y sur son
can que algo de la obsidiana de generalmente bastante identifi-
la región Cara provino de fuen- cables y abruptos. Esto está cla-
tes fuera del área durante los ramente sugerido en registros
períodos anteriores pero que históricos y ha sido confirmado
posiblemente nada vino de arqueológicamente. Dentro de
fuentes foráneas durante los pe- la región Cara existe lo que
ríodos posteriores. puede llamarse "unidad de for-
mas culturales", especialmente
En relación con los mode- de lo que puede verse con la
los de distribución de la obsi- presencia de montículos con
diana cuyas fuentes han sido rampas y grandes jarros con
químicamente estudiadas (obsi- bandas de engobe rojizo y deco-
diana que no es de Mullumica) raciones con líneas rojas. Estas
en la región, parece que por lo formas culturales originales su-
menos uno de los tres tipos fue gieren que la cultura Cara del
ampliamente circulado. Una vez Período Tardío puede conside-
que puedan obtenerse para aná- rarse un grupo étnico. La gente
lisis otras muestras, será posible Cara del Período Tardío eviden-
documentar más adecuada- temente ha compartido una

183
identidad cultural y parecen ha- rrollando una docena o más de
berse diferenciado marcada- "mini-culturas" en toda la re-
mente de los grupos sociales gión Cara? Si negamos teórica-
fuera de su región. El contacto mente inadecuadas nociones de
externo aparentemente fue li- difusión e intercambios cultu-
mitado, y los pocos artefactos rales para explicar la creación y
exóticos presentes en el área desarrollo de una sociedad Ca-
-específicamente, pequeñas ra, ¿qué podemos ofrecer en su
cantidades de cerámica Píllaro y lugar?
Tuza- sugieren un comercio e
intercambio mínimo. Entonces Se propone aquí que la et-
parece que la cultura Cara del nicidad es una adaptación a un
Período Tardío fue una socie- ambiente regional competitivo
dad relativamente cerrada, res- (ver Athens 1988 para un análi-
pondiendo poco o nada a los sis de las causas de competen-
estímulos fuereños para su de- cia). Presiones selectivas operan
sarrollo o funcionamiento pese para mantener un sistema cul-
a la proximidad geográfica cer- tural en toda la región aunque
cana de otros grupos sociales. no hay una organización sisté-
mica formalizada que unifique
La pregunta que ahora se sus diferentes elementos socio-
debe hacer es cómo compren- políticos (p. ej. señoríos indivi-
der el desarrollo de tal etnicidad duales) dentro de la región. Co-
regional. Por ejemplo, ¿por qué mo un supuesto fundamental
mismo existe una unidad de de este arreglo es que señoríos
formas culturales? Esta es una solos, dentro de la región Cara
pregunta especialmente intri- no hubieran sido sistemas so-
gante cuando consideramos la ciales viables en que ellos no
cantidad de feudos y guerras hubieran tenido la capacidad de
entre los grupos vecinos a los afianzar la seguridad y supervi-
Cara indicados por los registros vencia de sus miembros a largo
históricos. ¿Por qué todas estas plazo. Este es porque la compe-
"mini" sociedades o señoríos no tencia de los grupos étnicos ve-
tuvieron su propia ruta, desa- cinos por tierra arable limitada

184
en los estrechos valles andinos, organizaciones supralocales, co-
constantemente ejerce presión mo una organización política
para la expansión territorial. jerárquica única en toda la re-
Los señoríos individuales, espe- gión, es que es un método muy
cialmente en las áreas limítro- eficiente en lo que se refiere a
fes, serían víctimas fácil de esta energía para dar seguridad a sus
tendencia expansionista. Sin miembros. Siempre está allí, sin
embargo, la membresía étnica embargo, la necesidad de ener-
permite a los señoríos solos, re- gía e intercambio de informa-
sistir las incursiones territoria- ción entre los diferentes sub-
les o su absorción en virtud de grupos (p. ej., señoríos) puede
los principios adscriptivos y ex- ser mínima. Así, no es necesario
clusionarios inherentes a la et- una jerarquía de administrado-
nicidad (ver Barth 1969: 10-16). res con los costos de atención.
Además, cualquier amenaza ex-
Lo que esto significa es terna puede ser enfrentada con
que cualquier incursión territo- la fuerza de contrapeso precisa,
rial en contra de un grupo den- sea una sola poli, algunas polis
tro de una región, automática- vecinas o una coalición de polis
mente pasa a ser de interés para de toda una región. Esta clase
todos los otros grupos, precisa- de respuesta de organización
mente porque el principio ex- expedita a través de alianzas
clusionario está en peligro. Los temporales puede ligarse para el
valores culturales compartidos período de tiempo preciso para
-la esencia de la etnicidad- la acción que se requiere; cuan-
puede facilitar la formación de do no existe una amenaza in-
alianzas expeditas entre grupos mediata, no hay necesidad de
independientes de otra forma, invertir la energía en el mante-
con el propósito de ejercer re- nimiento de una organización
sistencia efectiva contra los fue- supralocal. Claramente, una
reños. población organizada étnica-
mente en la serranía norteña
La ventaja selectiva de la del Ecuador podría ser un reto
etnicidad sobre otras formas de formidable para las amenazas

185
externas a cualquier parte de la muchos más bastos recursos, la
integridad de la unidad territo- efectividad de la resistencia fue
rial de la etnia. notable. Retadores de menor ta-
lla de los inca nunca tuvieron la
El mejor ejemplo de como posibilidad.
funciona la etnicidad regional
como una respuesta de adapta- Muchas-hipótesis pueden
ción y su efectividad para man- deducirse del modelo teórico
tener la seguridad de las pobla- mencionado sobre el significa-
ciones locales es, desde luego, do de adaptación de la etnici-
la conquista inca a los Cara. Es dad. Uno de estos es que dada
este caso, un extremadamente la efectividad de la etnicidad
gran estado conquistador -el para afianzar la seguridad de las
Inca- casi encontró su par con poblaciones humanas relativas
las polis Cara pequeñas y poco a un grupo étnico, los límites
organizadas. Aunque los Incas territoriales deberían tener una
en cierto momento predomina- gran estabilidad a través de los
ron, las hostilidades militares tiempos. La segunda hipótesis
fueron bastante prolongadas. es que la etnicidad, manifestada
Según Murra (1946: 808), ellas en formas culturales evidentes,
pueden haber durado tanto co- tales como tradiciones cultura-
mo 17 años. La razón para esto les distintivas, deberían hacerse
fue que las pequeñas polis Cara cada vez mejor definidas mien-
fueron capaces de con flexibili- tras aumenta la competencia de
dad cohesionarse o desunirse, población humana. Una tercer
en proporción directa a la fuer- hipótesis es el desarrollo cultu-
za de la oposición. También la ral a través del tiempo tenderá a
referencia de Cieza de León ser aislado en su carácter: con-
(1959[1553]: 48) a las alianzas tactos con otros grupos étnicos
formadas entre los diferentes no tendrán poca o ninguna in-
grupos Cara deben ser recorda- fluencia en el contenido cultu-
das (ver transcripción anterior) ral del grupo étnico en cues-
Pese a que los Incas triunfaron tión.
en algún momento debido a sus

186
Datos relevantes para la Chota claramente ha sido una
hipótesis 1 se dan en la frontera frontera cultural muy estable.
norte de la región Cara, locali-
zada en el valle del Río Chota. En relación con la hipóte-
Que esta haya sido una frontera sis 2, existen dificultades de me-
cultural muy estable a través del dida en la determinación si for-
tiempo se puede deducir por la mas culturales abiertas llegan a
ausencia de la secuencia del es- ser mejor definidas mientras la
tilo Capulí-Piartal-Tuza de la competencia aumenta. Un índi-
provincia del Carchi al sur del ce de competencia es el tamaño
valle del río Chota, así como de la población regional (ver
por la ausencia de grandes em- Athens 1978a, 1988 por argu-
banques circulares de tierra mentos que respalden). Aunque
(bohíos) asociados con los pe- los datos arqueológicos son de-
ríodos Piartal y Tuza (ver Fran- masiado limitados para dar
cisco 1969 por la descripción de cualquier clase de estimaciones
esta secuencia) 15. Del mismo confiables, el análisis anterior
modo, la secuencia arqueológi- en relación con el tamaño de la
ca de la región Cara parece estar población, como se recordará,
ausente del área norte del valle señalan enfáticamente sobre ni-
del Río Chota (Provincia del veles de población muy altos
Carchi), incluyendo los estilos durante el Período Tardío. Toda
de cerámica recuperados de las la tierra arable estaba evidente-
tumbas con recámara más tem- mente completamente ocupada
pranas (Athens y Osborn ( 1974; por los campesinos Cara. Adi-
Mayer et al, 1975), la secuencia cionalmente, se había iniciado
cerámica de La Chimba (Athens la recuperación de pantanos pa-
1978a 1990), y los montículos ra dedicarlos a la agricultura in-
de tierra y estilos de vasijas en tensiva. Así, si el tamaño de la
los períodos posteriores (Athens población regional puede ser
1978a, 1980). Como la secuen- tomado como índice de presio-
cia arqueológica de la Región nes de la competencia, parecería
Cara cubre un período de más que la competencia debe haber
de 2.500 años, el valle del Río sido muy intensa dentro del te-

187
rritorio Cara durante el Período la secuencia La Chimba indica
Tardío. En relación con la com- que estilos identificables ya es-
petencia exterior, de parte de tuvieron presente en fechas
grupos étnicos vecinos al norte tempranas.
y al sur, los datos que puedan
referirse al tamaño de la pobla- La construcción de mon-
ción son virtualmente inexis- tículos puede también ser visto
tentes. Sin embargo, se puede como una forma cultural abier-
resumir que los niveles de po- ta para construir la etnicidad. A
blación en estas áreas fueron este respecto, las investigaciones
suficientemente altas para hacer de Renfrew (1976) sobre los
poco práctica la expansión Cara montículos europeos son im-
a la luz de estas poblaciones or- portantes. Como resume Hod-
ganizadas étnicamente. der (1979: 45), Renfrew sugiere
que
La cuestión de analizar las
formas culturales abiertas es grandes montículos fune-
también problemática debido a rarios y monumentos
la naturaleza subjetiva de cómo pueden ser usados para
se lo determina. De una manera simbolizar grupos locales
general, sin embargo, parece en competencia y linajes.
que los estilos de vasijas pasan a Tales montículos pueden
ser cada vez más identificables a llegar a ser más impor-
través del tiempo, lo que sugiere tantes mientras la con-
que se hacía un esfuerzo cons- ciencia del grupo, en rela-
ciente para afianzar creciente- ción con otros grupos,
mente y definir la etnicidad. Es- crece en situaciones de
to es particularmente cierto tensión.
cuando se compara la muy sim-
ple cerámica temprana de tum- Tomando la idea de Ren-
bas con recámara con la cerá- frew un paso más allá, se puede
mica de períodos posteriores argumentar que el acto de cons-
(cf. Athens y Osborn 1974; Me- truir montículos puede ser tan
yers et al, 1975). Sin embargo, importante como la estructura

188
misma para la identificación ét- de llenar "celdas" individuales
nica. La construcción de montí- dentro del montículo (ver At-
culos es a menudo una activi- hens y Osborn 1974). Pero se
dad participativa, y esto señala- debe enfatizar que el uso de da-
ría y reafirmaría la membresía e tos de montículos como medi-
identidad de un individuo o da de etnicidad, como los datos
grupo dentro de una unidad ét- cerámicos, es muy subjetiva.
nica particular, así como la afi-
liación al linaje o alianza con el La hipótesis 3 se relaciona
jefe. En este sentido, la noción con el creciente aislamiento o
antropológica frecuentemente carácter cerrado del desarrollo
oída de que los proyectos de cultural a través del tiempo, de
construcción prehistórica a acuerdo al crecimiento de la et-
gran escala es un indicador del nicidad. Los datos para esta hi-
ejercicio coercitivo de la autori- pótesis han sido ya anotados
dad, es probablemente bastante anteriormente en la sección que
erróneo en muchas instancias trata del comercio e intercam-
(cf. Athens 1988). bio regional. Como se dijo, apa-
rentemente hubo muy poco co-
La situación parece haber mercio e intercambio interre-
sido muy similar en la región gional durante el Período Tar-
Cara, donde la construcción de dío (sólo pequeñas cantidades
montículos comienza relativa- de cerámica Pillara y Tuza). Co-
mente temprano con formas mo para los períodos anteriores
hemisféricas simples y progre- hay un poco más de comercio e
san a formas cuadriláteras y con intercambio, parece que esta hi-
rampa más elaboradas en el Pe- pótesis es sustentable.
ríodo Tardío. La construcción
CONCLUSION
de por lo menos algunos mon-
tículos también parece haber si- Este capítulo ha presenta-
do organizado con la participa- do un examen de la sociedad
ción de diferentes grupos de Cara del Período Tardío en la
trabajo, cada uno de los cuales serranía norte del Ecuador. Se
puede haber sido responsable analizaron registros históricos

189
pertinentes y se resumieron los evidencia disponible para apo-
datos arqueológicos disponi- yarlas, y no se encontró eviden-
bles. Luego se anticipó un mo- cia en contra.
delo teórico para respaldar el
desarrollo de etnicidad y el apa- Es necesario notar que el
rentemente autónomo desarro- modelo de etnicidad presentado
llo de la sociedad Cara prehistó- aquí es principalmente aplica-
rica. El modelo sugiere que la ble a sociedades agrícolas se-
etnicidad es una adaptación, dentarias en localizaciones tro-
dando seguridad las unidades picales con ambientes estables.
miembros en un ambiente so- Parece muy diferente la condi-
cial competitivo regionalmente. ción selectiva presentada por
Permite a segmentos pequeños ambientes estacionales o perió-
y relativamente independientes dicos, y la etnicidad puede re-
de una entidad étnica regional sultar y funcionar de alguna
enfrentar y superar desafíos ex- manera diferente en tales locali-
ternos a su integridad territorial zaciones (ver Athens 1978a
con gastos de energía mínimos. 1980, 1988 para el análisis de
Por lo tanto se considera que estos puntos en relación con el
una organización social jerár- desarrollo de la complejidad so-
quica regional no fue dable por cial).
existir este mecanismo social
más costoso. La naturaleza ex- RECONOCIMIENTOS
tremadamente prolongada de la
conquista inca a los Cara de- Se presentó una versión
muestra la efectividad de esta anterior a este material en el
forma de organización social simposio Problemas Actuales de
para el mantenimiento de la se- la Arqueología en los Andes del
guridad y la integridad territo- Norte, en la 52da reunión anual
rial. Se dedujeron tres hipótesis de la Sociedad de Arqueología
del modelo teórico. Aunque los Americana, en Toronto en
datos para confirmar estas hi- 1987. Doy mis agradecimientos
pótesis no fueron muy parejas a sus organizadores, Patricia J.
en calidad y cantidad, hubo Netherly y Karen E. Stothert,

190
por la invitación a participar, ria se basó en gran parte en cuen-
tos legendarios y orales históricos
por lo tanto dándome el entu- (ver Saloman 1986: 12). El real
siasmo para la preparación de nombre étnico, si lo hay, por las
este capítulo. El trabajo de cam- últimas gentes prehistóricas habi-
tantes del norte de la provincia del
po en Ecuador, llevado a cabo Pichincha y de la provincia de Im-
entre 1972 y 1976, y nuevamen- babura es desconocido. Las fuentes
te en 1989, fue auspiciado por documentales más tempranas se
refieren solamente a organizacio-
el Instituto Otavaleño de An- nes con jefes de diversos nombres
tropología; en el último año, a (p. ej.: Caranqui, Otavalo, Cayam-
través de José Echeverría. El fi- be, Cochasquí, etc.) y no especifica
una entidad étnica regional. En el
nanciamiento fue provisto a presente estudio se utiliza el térmi-
través de donaciones de la Uni- no Cara en referencia a la informa-
versidad de Nuevo México ción derivada de fuentes históricas.
La información arqueológica para
(1972), Sigma Xi (1976), Wen- la última cultura prehistórica de
ner-Gren (1976), Instituto In- esta área -ciertamente los restos de
ternacional de Investigación Ar- los históricamente descritos Cara-
cae dentro del término "Período
queológica, Inc. (1989). El ma- Tardío" (Athens 1978a, 1980).
nuscrito fue considerablemente
mejorado como resultado de los 2 La presencia de los Pastos en el va-
lle del Chota está documentada
comentarios hechos por Rosa- por Borja (1897[ 1582]: 134), quien
lind Hunter-Anderson. Estoy indica que ellos llegaron a ser co-
muy agradecido por el apoyo y mo residentes nativos en el curso
de su trabajo en las fincas de coca.
asistencia de aquellos indivi- El describe que,
duos e instituciones.
Siempre hay en cualquier
momento en este pueblo de
NOTAS Pimampiro y en el dicho valle
de Coangue [Chota] más de
El término Cara es aparentemente trescientos indios afuereños
un producto de estudios históricos de Otavalo y Coangue y de
que han llegado a ser de uso co- Latacunga y Sigchos y de otras
mún. De acuerdo con Caillavet tierras más distantes de esta,
(1983: 4), fue "creado" por el Pa- que vienen con el propósito
dre Juan de Velasco, quien publicó de coca a tratar con estos [in-
a fines del siglo XVIII una historia dios]. También hay allí más
de un supuesto imperio preincaico de doscientos indios Pastos,
cuyo centro fue Quito. Esta histo- que vienen para el mismo co-

191
mercio. Hay ochenta indios norte del Ecuador, trayendo con
Pastos, que son como nativos, ellos el conocimiento de la cons-
estos son camayos, esto es, trucción de montículos que habían
que son como guardianes de aprendido durante su éxodo a las
los campos de coca, y que áreas costeras bajas (Jijón y Caa-
ellos permanecen con estos maño 1951: 94).
nativos, porque les dan tie-
rras en que sembrar; y de esta 5 Belalcazar, escribiendo en 1547,
manera están ahora como pero posiblemente refiriéndose al
nativos. año de su conquista en 1534, infor-
mó que el cacique (jefe general) de
3 Jijón y Caamaño (1951: 79) escribe Otavalo tenía entre 1500 a 2000 in-
lo siguiente con respecto a la dis- dios (1936 [ 1549]: 356). Si estos se
tribución sur de los montículos de consideran solamente como los in-
tierra y los topo nimios Cara: dios que tributaban, y si se aplica
un factor de ajuste de población de
... no hay "tolas" [montículos 4.7 (ambos puntos son sugeridos
de tierra] de Pomasqui hacia por Larraín Barros 1980: 122 en un
el sur, y el Valle de los Chi- estudio detallado de los datos), en-
llos, el último esta cerca de tonces la población de la jefatura
Sangolquí, estos [montículos de Otavalo estaría entre los 7.050 y
de tierra], comunes en el 9.400 personas. Aunque quizá for-
Quinche, son muy raros en tuito, es interesante que este esti-
Tumbaco y Cumbayá, los mado coincida tan precisamente
apellidos y nombres geográfi- con el estimado derivado de las je-
cos del tipo Caranqui están faturas individuales basadas en la
mezclados con aquellos del ti- cifra total de Knapp de 155.000
po Pazaleo, disminuyendo en personas para la región. Sin em-
la misma proporción que las bargo, el uso de la cifra de pobla-
"tolas". Todo indica un avan- ción de Belalcázar asume que hubo
ce reciente de los Caranquis poco o ningún cambio en la pobla-
[Cara], acercándose a Quito, ción como resultado de la conquis-
pero no alcanzándolo. ta incaica.

4 De acuerdo a Jijón y Caamaño 6 La fecha de terminación de 1525 es


(1951: 93), durante el período una estimación basada en docu-
temprano anterior, los Panzaleos mentos históricos. La constmcción
se expandieron hacia el norte del administrativa Inca en la región
Ecuador, ocupando un área mu- Cara fue mínima, limitada a Ca-
cho más larga que aquella descrita ranqui (Athens 1978a: 217) y
por su gmpo cultural durante el si- Quinche (Jijón y Caamaño 1914:
glo XVI. Al momento de la con- 71-81). Esto sugiere una presencia
quista incaica, los Cayapas estaban muy breve. Hyams Ordish (1963:
todavía en proceso de reconquista 119) consideran que fue probable-
de sus nativos valles de montaña al mente en 1513 que los incas co-

192
menzaron su esfuerzo final para tendemos que no son muy
incorporar al Ecuador septentrio- comunes en Tumbaco (1) en
nal. Suponiendo un conflicto pro- cuya parte occidental cree-
longado -cuya evidencia son la mos que se carece absoluta-
construcción de numerosos puca- mente de ellos, se nos ha ase-
rás en lo alto de la montaña o fuer- gurado que existen en Niebli,
tes militares en la región de los Ca- Nono y otros pueblos locali-
ra (Athens 1978a: 111; Plaza Schu- zados al sur del cañon del
ller 1976, 1977)-la fecha de termi- Guayllabamba, pero no en las
nación de la ocupación preincaica faldas de las montañas, hacia
de los Caras para 1525 parece razo- la costa ...
nable.
( 1) El límite de las tolas en el
7 Gondard y López (1983) han ter- Valle de Tumbaco es muy di-
minado recientemente un estudio fícil de determinar; son nu-
intensivo de fotografías aéreas, lo- merosas en el Quinche, exis-
calizando todas las formaciones ar- ten en Pifo y no se las ha visto
queológicas visibles en el norte del ni en Tumbaco o Cumbayá;
Ecuador. Desafortunadamente, hi- quizá la frontera, para esta
cieron muy poco de verificación en área, es el profundo lecho del
el campo de sus localizaciones de Río Chiche.
sitios por aerofotogrametría, un
factor que más bien ha resultado Gondard y López (1983: 98-103)
en algunas equivocaciones de iden- hacen un detallado análisis de la
tificación y quizá la sobredimen- distribución de los montículos de
sión del número de sitios. Sin em- tierra para toda el área excepto la
bargo, su trabajo, que incluye un del límite sur. Sin embargo, igual
excelente análisis de la arqueología que Jijón y Caamaño, no pueden
del norte del Ecuador, es extrema- dar ninguna indicación de la loca-
damente valiosa por su método lización temporal de los montícu-
sistemático y el buen dibujo de los. Sus conclusiones sobre la dis-
mapas, dando una excelente base tribución son similares a las de At-
para futuros estudios. hens (1978a, 1980).

8 En relación con la extensión sur de 9 El esfuerzo de trabajo que puede


los montículos (no necesariamente haberse requerido para la cons-
sólo los relativos al Período Tar- trucción de los montículos fue cal-
dío) Jijón y Caamaño (1914: 300) culada para Paila-tola del sitio Im-
escribe: 4 (Athens y Osborn 1974: 10-11).
El sitio está localizado dentro y al-
Al sur puede afirmarse que rededor del pueblo de Atuntaqui.
no existen tolas [montículos Paila-tola, una estructura cuadrilá-
de tierra] en la planicie sur de tera, mide 80 m. de base, 50 m. en
Guayllabamba. No existen la parte superior, 22 m. de altura, y
tampoco en los valles de Po- tiene una rampa de 120m. de largo
masqui, Quito y Chillo, y en- y 25 m. de ancho en la base (Jijón y

193
Caamaño, 1914: 294). Hay una de- de El Quinche posee uno,
presión de 40 m. de diámetro en la construido, parece, por Jos
parte alta. De acuerdo con Athens Incas, y [el pueblo] de Pi-
y Osborn, "Cien hombres aca- mampiro [tiene] tres, que se
rreando 3.17 m. cúbicos cada tmo, originan en el cañon cerca de
de una distancia de 50 metros, re- Chapi, que toma sus aguas
queriría 330.6 hombres-día para del Chota [Río] (Borja 1897:
construir el montículo (1974: 10). 130) y otro que estaba en rui-
Hay razón para creer que esta es nas y fue restaurado por un
una estimación conservadora. Clérigo Agradecido (Ordóñez
de Cevallos 1614: 225).
10 Las mediciones de Gondard y Ló-
pez (1983: 145-165) varían consi- También hay una referencia a un
derablemente de aquellas de "gran canal antiguo" que se origina
Athens. Para Jos sitios de Paquies- en las vertientes en Carangue, que
tanda y Cayambe (las cifras de sus fue hecho en una reunión del Ca-
sitios [P-088, P-095, P-106, P- bildo en !barra en 1607 (Garcés G.
108), ellos registran un área total 1937: 59-61).
de 12.71 km2. Para el sitio de San
Rafael (su número de sitio, l-097), 13 La cerámica Píllaro y Cosanga son
ellos registran un área total de 4.75 sorprendentemente similares en
km2. La mayoría de sus otros sitios términos de la forma de los vasos y
son mucho más pequeños (ver ta- su construcción de paredes muy
mién Knapp 1984: 250). Batchelor delgadas. Sin embargo, en base a la
(1980) da más información del es- experiencia del autor con la cerá-
tudio de campo del sitio de Ca- mica Píllaro y Cosanga en los alti-
ya mbe. planos del centro y norte, Jos dos
tipos pueden ser claramente distin-
11 Información adicional sobre sitios guidos: cerámica Píllaro, tratados
de terrazas se da en Gondard y Ló- en estudios anteriores con el nom-
pez (1983: 135-144). Para la Pro- bre de Panzaleo (Jijón y Caamaño
vincia de lmbabura y el norte de la 1951: 209-211), tiene predominan-
Provincia de Pichincha ellos hacen temente una pasta exterior naran-
una lista de 28 sitios con un área ja, mientras que la Cosanga tiene
de 17.28 km2. Casi la mitad del un color crema. Este último tam-
área total en terrazas es una serie bién tiene un desgrasante de arena
de sitios localizados a 17 km al oes- volcánica gruesa, mientras que el
te de Otavalo sobre las faldas occi- primero tiene un desgrasante mi-
dentales de la cordillera. cáceo. Un registro estratigráfico de
cerámica Cosanga importada se
12 Jijón y Caamaño (1920: 113) escri- encuentra en el sitio La Chimba,
be que: situado a 3.180 m, cerca de la Cor-
dillera Oriental al límite oriental de
En Urcuquí hay un canal de la región Cara (identificado como
mucha antiguedad. El pueblo Pi-1 en la Figura 2). Las fechas por

194
radiocarbono de los depósitos in- el área de las tierras altas alrededor
dican que la cerámica Cosanga co- de 700 y 800 d.C., y continúa es-
menzó a aparecer cerca de los 700 tando presente a lo largo del Perío-
a.C. y duró hasta cerca del 300 d. C. do Tardío (Athens 1978a, 1980).
(edades basadas en 1O fechas ra- Durante el Período Tardío es segu-
diocarbónicas inéditas y una publi- ro que los exteriores de los vasos
cada- ver Athens 1990; se esperan tienen pintura.
más fechas para una cronología
más detallada). Antes de cerca de Es quizá innecesario señalar que
lOO a. C. su frecuencia fue relativa- estudios detallados y bien docu-
mente baja, para aumentar consi- mentados en las áreas Cosanga y
derablemente y para decaer sola- Píllaro sería lo más conveniente
mente después de cerca de 100 d. C. para determinar la naturaleza y re-
(ver gráfico de densidad, Athens lación de estas dos variantes de ce-
1990: 67). Estas fechas son compa- rámica, así como sus contextos
rables a las fechas de 420 a.C. y 600 geográficos y culturales.
a. C. señaladas por Porras (1975:
15) y 1987: 240 respectivamente) 14 Meyers (1975: 107) también infor-
para el inicio de la Fase Cosanga, y ma sobre la presencia de cerámica
600 o 700 d.C. para su terminación de estilo inca en Cochasquí en los
de la fase de tierras bajas y comien- depósitos arqueológicos superio-
zo de la "migración intensa" hacia res. El no está seguro si esta cerá-
las tierras altas (Porras 1975: 151 y mica es importada o es una imita-
Porras y Piana 1975: 241, respecti- ción local. No se menciona la can-
vamente). Porras y Piana (1975: tidad exacta.
242) anotan que casi el 80% de la
cerámica Píllaro en los museos y 15 Gondard y López (1983: 79) han
colecciones ecuatorianos proviene localizado Jo que creen son posi-
del área de Píllaro al noreste de bles sitios de bohío en la provincia
Ambato, vecindad de la cual este de Imbabura, como resultado de
autor cree puede haber sido el ori- sus estudios de fotografía aérea.
gen de esta cerámica. Porras (1975, Ellos describen esos sitios como
mapa no numerado entre las pági- generalmente dispersos con un só-
nas 152 y 153; 1987: 204) por otro lo bohío en cada sitio. Esto con-
lado, cree que los migrantes Co- trasta con los sitios encontrados en
sanga establecieron sus asenta- la Provincia del Carchi, donde nu-
mientos de tierras altas en un área merosos bohío frecuentemente es-
muy amplia desde tan al sur como tán agrupados. Ellos también ano-
Riobamba hasta Carchi en el norte tan que la identificación a estos si-
del Ecuador. tios en la Provincia de Imbabura
fue difícil debido a las pequeñas di-
Las excavaciones y fechas por ra- ferencias en contraste entre las es-
diocarbono del sitio de Socapamba tructuras putativamente arqueoló-
en la región Cara indica la presen- gicas y los terrenos alrededor en las
cia de cerámica del tipo Píllaro en fotografías aéreas. Como ellos di-

195
cen, una verificación de campo de
estos sitios en Imbabura se hace
necesaria.

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200
CLIMATIC MAP OF NORTHERN ECUADOR

D .
A.f1 -tropical ramlorest
D Clbl - con!. mo1st mesothermal

10 20 30 40 50 ITJ Aw• - iropicat savanna


D Cwb• - wet and dry mesothermal

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201
ARCHAEOLOGICAL SITES
PICHINCHA (Pi) ANO IMBABURA (lm) PROVINCES, ECUADOR

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Teléfono: 361-233
Cayambe - Ecuador

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