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PROCASO CARORA
IDENTIDAD INSTITUCIONAL
Cedula: 13180067
Teléfono: 04160127226
Carrera: Derecho
Sección: 1DN 63
A la hora de analizar la evolución en las últimas décadas en los países de América Latina,
en cuanto a política educativa se refiere, es necesario presentar el contexto político,
económico y social en el que se ha llevado acabo la toma de decisiones sobre una de las
políticas que más repercusiones tienen sobre los ámbitos económicos, socio-cultural e
incluso político de estos países. Al ámbito económico porque la formación se considera una
pieza clave para la capacitación de la mano de obra y la elevación de la productividad y
competitividad de un país; al social en cuanto a su incidencia sobre la movilidad social y
elevación del nivel de vida del conjunto de la sociedad; al político porque en un marco el
Latinoamericano con procesos democráticos en consolidación, la formación es una basa
esencial para avanzar, dar a conocer y consolidar los principios que informan el Estado de
Derecho.
A fines de los años ochenta surgió la denominación de "década perdida" al situarse las
principales variables macroeconómicas por debajo de los niveles alcanzados en la década
anterior. Esta denominación general requiere ser matizada desde el punto de vista político-
institucional, en el sentido que los años ochenta suponen en muchos países de la región la
transición, en algunos casos, y la consolidación en otros, de regímenes políticos
democráticos o la creación de esquemas de cooperación regional y comercial. En lo que al
ámbito de la educación superior se refiere, cabe destacar el esfuerzo realizado por los países
del área en el mantenimiento de este servicio público como se refleja en el sostenimiento de
las tasas de matriculación en la educación superior. Este esfuerzo, en un contexto
económico adverso, implicó una baja en la calidad en su prestación ya que el gasto público
no permitía la contratación de más profesorado y la construcción de nuevas instalaciones o
la adecuación de las ya existentes.
(en miles) 196 1970 1980 1985 1986 1988 Tasa de crecimiento anual
0 promedio
1960 1970 1980 1985 1980
- - - - -
De
matricula
*Total de matriculados en la educación superior sobre el total de la franja teórica (18-
24 años).
A pesar del marco descrito de reducción del gasto público, las cifras ratifican los
propósitos de los Estados de mantener la extensión de la educación superior a los niveles
conseguidos. Las presiones sociales vienen justificadas por la concepción de la educación
como factor clave en la movilidad social. En un contexto restrictivo como el descrito, las
universidades tradicionales no podían cubrir las necesidades de oferta de formación
universitaria (oferta de titulaciones) ni absorber el aumento del número de estudiantes.
Estos dos factores provocaron la proliferación, a lo largo de toda la década de los ochenta
de establecimientos no universitarios orientados sobre todo a las enseñanzas técnicas y a los
ciclos cortos.
Argentina 17 22 16
Brasil 55 64 59
Colombia 46 63 61
Costa Rica nd nd 14
Chile 34 nd 32
Ecuador 21 16 nd
México 15 nd 17
Perú 22 nd 33
Venezuela 11 12 17
La década de los noventa: democratización, nuevas tecnologías y descentralización
- La educación debe ser el resultado del consenso nacional con el fin de garantizar el
compromiso del conjunto de la sociedad para la formación de sus futuras generaciones y la
continuidad de sus políticas y programas orientados a esta finalidad.
- La educación debe estar en consonancia con las demandas económicas, sociales, políticas
y culturales para romper el aislamiento de las acciones educativas.
Sin duda recursos humanos y desarrollo son dos temas muy vinculados entre sí. Por lo
tanto, el reto para los países de América Latina y el Caribe para las próximas décadas
consiste en crear las condiciones de capacitación, y la incorporación del progreso
científico-tecnológico que favorezcan la transformación de las estructuras productivas de la
región en un marco de progresiva equidad social. Además, el contexto internacional es
exigente y la educación superior debe hacer frente a la revolución científica y tecnológica
que caracteriza la década. Las nuevas tecnologías son ahora de aplicación directa tanto en
la esfera de la producción, donde ya lo eran tradicionalmente, como en la distribución y
consumo de los productos. Por tanto, y siguiendo las recomendaciones recogidas en el
último informe mundial sobre la educación del año 1998, es preciso capacitar a las
poblaciones para que sean capaces de hacer un uso adecuado de las mismas.
En los últimos tiempos y siguiendo los modelos vigentes actualmente en las economías
más desarrolladas, existe un interés generalizado por la evaluación y la medida de la
calidad de la enseñanza superior en los países de América Latina. Un ejemplo de ello es la
Recomendación adoptada por los ministros de Educación de América Latina y Caribe en la
conferencia que celebraron en Jamaica en 1996 para llevar a cabo la evaluación y la
medición de la calidad para asumir la responsabilidad de los resultados de la educación.
Este proceso debe basarse en cinco principios que se sintetizan a continuación.
-Aplicar criterios y procedimientos que permitan evaluar no sólo los resultados sino
también los procesos que siguen los estudiantes para desarrollar los diferentes tipos de
competencias.
Conclusiones
La expansión educativa de los años ochenta presenta en América Latina algunas
debilidades importantes a causa de los motivos que impulsaron su desarrollo más cercano a
los deseos y presiones sociales que al análisis de necesidades presentes y futuras del
conjunto de la sociedad. En primer lugar, debe señalarse el hecho de que las capas medias y
altas han sido las mayores beneficiarias de la educación superior (Cuadro 3), con lo cual se
rompe el principio de equidad que debe presidir la prestación del servicio público de la
educación superior.
Educación Superior
Argentina 17 45 38
Brasil nd nd 48
Chile 17 31 52
Costa Rica 15 42 43
República Dominicana 32 35 33
Venezuela 23 43 34
Otra de las debilidades ha sido no haber logrado afianzar la presencia de las mujeres en
todos los países, aunque a nivel agregado los logros hayan sido notables. Los países donde
la integración es más insuficiente son Bolivia, Guatemala, Perú y aún en menor medida,
Ecuador y Panamá. La distribución de las mujeres según áreas de estudio no ha
evolucionado demasiado, fenómeno en este caso comparable a algunos países
desarrollados en los que los que aún puede hablarse de carreras netamente femeninas
como las del área de Educación y Enfermería y otras puramente masculinas que suelen ser
las tecnológicas y científicas. Esta especialización condiciona posteriormente el acceso al
mercado de trabajo y los ingresos percibidos.
Del análisis de todos estos elementos podemos concluir que las capacidades existentes de
formación de recursos humanos en América Latina siguen siendo precarias y notoriamente
insuficientes para afrontar los desafíos que plantea la inserción internacional. El aumento
cuantitativo del número de estudiantes se ha producido sin demasiada inversión y además
ha tenido un impacto poco equitativo ya que, como hemos visto, benefició en mayor
medida a los hijos de los grupos de ingresos medios y altos. Además la educación
impartida no ha tenido en cuenta, de manera prioritaria, los requerimientos de la sociedad.
Por su parte la investigación, otra de las funciones básicas de las universidades, ha estado
muy concentrada en algunas universidades, desvinculada del aparato productivo y muy
apartada del contexto internacional de ciencia y tecnología. Las diferencias que han
surgido a lo largo de estos años en cada país a consecuencia de su forma de abordar las
políticas educativas han ido configurando unos modelos diferentes en cada país. Por tanto,
no se puede hablar de una universidad latinoamericana; el esquema universitario vigente
en la región es absolutamente heterogéneo como ocurre en otros entornos internacionales,
por ejemplo Europa. Cabe pensar que en un futuro el proceso de globalización se
extenderá también a las universidades en el sentido que los países además de con sus
universidades nacionales contarán con la implantación de centros pertenecientes a
universidades de fuera de la región o país que por su prestigio y capacidad de oferta han
conseguido instalarse en un determinado territorio.
Son muchas las razones por las cuales los jóvenes eligen vivir una experiencia de
formación en un país que no es el suyo. Tal es así que la movilidad estudiantil
internacional se ha convertido hoy día en un elemento de transformación social y de
crecimiento y consolidación del aprendizaje. Estudiar en el extranjero brinda
innumerables ventajas, por mencionar algunas de ellas: es una oportunidad única para
conocer nuevas culturas y ponerte en contacto con personas de distintas nacionalidades; si
el país al que viajas no comparte tu idioma, la experiencia te permitirá familiarizarte con
esa nueva lengua y aprenderla; podrás descubrir diversos métodos de enseñanza, conocer
a profesionales y docentes internacionales; y sin dudas, el haber vivido una experiencia de
formación en el extranjero dará un valor agregado a tu currículum que te será de gran
ayuda cuando hoy o mañana te postules a una oportunidad laboral.
Si una de las razones que te frena para estudiar en el extranjero es el tema de los costos,
es importante saber que son varios los países en el mundo que cuentan con educación
universitaria gratuita. Así que si te encuentras evaluando la posibilidad de estudiar un
tiempo en el extranjero, conoce a continuación cuáles son algunos de los países en que
estudiar en la universidad es gratis. 9 países que cuentan con educación universitaria
gratuita.
Ecuador. Desde el año 2010 Ecuador cuenta con educación superior gratuita, lo que ha
aumentado en casi 20.000 personas el número de estudiantes universitarios. Los
estudiantes extranjeros interesados en estudiar en Ecuador deben presentar el pasaporte y
el certificado que acredite que han superado la enseñanza media, un documento legalizado
mediante el Ministerio de Educación del país de origen y validado por las autoridades
ecuatorianas que correspondan.
Un primer eje de abordaje tiene relación con los Lineamientos internacionales, las
políticas públicas y normativas nacionales y sectoriales en educación que sustentan la
puesta en marcha de la educación superior inclusiva.
Rodríguez (2004) afirma que en Ecuador la integración de las personas con discapacidad
a la educación superior, oscila alrededor del 1.8% del total de la población. Señala el
marco legal —el 10 de agosto de 1992 se publica Ley sobre discapacidades— que
determina las obligaciones de las instituciones y organismos para propiciar la inclusión
educativa y social. Posteriormente, en la nueva redacción de la constitución del país
aprobada en el año 2008, queda reflejado en su sección sexta dedicada a personas con
discapacidad, artículo 47 que señala "(...) el Estado garantizará políticas de prevención de
las discapacidades y, de manera conjunta con la sociedad y la familia, procurará la
equiparación de oportunidades para las personas con discapacidad y su integración social"
(Constitución de la República del Ecuador, 2008). Recientemente, el Ministerio de
Educación de Ecuador mediante el Acuerdo No. 0295-13 del 15 de agosto de 2013, expide
la normativa referente a la atención de estudiantes con necesidades educativas especiales
en establecimientos de educación ordinaria o en instituciones educativas especializadas.
México.
La propuesta identifica las fases o etapas que conformarían los procesos académicos y
se definen las acciones, los compromisos y actores involucrados para garantizar la calidad
de los servicios educativos para los estudiantes en condición de discapacidad, tanto en las
instancias gubernamentales como en las IES. Se resalta la importancia de estos
antecedentes como documento base para la consolidación en 2013 de los "Lineamientos
de la política de Educación superior inclusiva" en Colombia. Este artículo fue uno de los
documentos base sobre los cuales se desarrollaron las mesas de trabajo para la
construcción de los Lineamientos para una política en Educación superior inclusiva
elaborado por la Subdirección de apoyo a la Gestión de las IES del Ministerio de
Educación Nacional.
-Afirmar los derechos de las personas con discapacidad, promoviendo conciencia en los
ámbitos académicos y de diseño y gestión de políticas de educación superior, de la
necesidad de erradicar definitivamente de la vida universitaria, el prejuicio y la
discriminación;
- Difundir e implementar por todos los medios al alcance de esta Red la convención
internacional sobre derechos de las personas con discapacidad y el Plan de acción de la
OEA sobre dignidad y derechos de esta población.
La red propone acciones para su avance reconociendo los esfuerzos de las Universidades
Latinoamericanas en pro de los derechos humanos de la personas con discapacidad;
promueve la divulgación de los avances en temas como la accesibilidad, los apoyos
pedagógicos y tecnológicos disponibles; propicia el intercambio, difusión y transferencia de
experiencias a nivel académico de extensión, docencia e investigación que contribuyen a la
promoción de los derechos de las personas discapacitadas, a la formación profesional y al
compromiso universitario en la temática y promueve la incorporación de nuevas
instituciones de educación superior al trabajo de la red. Se considera que la red puede jugar
un rol importante para promover, afirmar y difundir los derechos de las personas con
discapacidad, generar e intercambiar conocimientos que posibiliten una mayor inclusión en
la educación superior y apoyar el desarrollo de políticas de educación superior en la región
orientadas a eliminar la discriminación y barreras que enfrentan.
Con estos supuestos como base, en el siguiente trabajo proponemos una reflexión sobre la
situación y las perspectivas de la educación superior en América Latina: se trata de una
mirada que esboza un balance sobre los cambios ocurridos en los últimos años, para
considerar, a continuación, el actual contexto de la educación superior de la región y los
desafíos frente a los cuales deberán generarse nuevas respuestas. Pretendemos sumar un
aporte al debate que pone en el centro la pregunta sobre qué educación podemos y debemos
promover para construir una sociedad con desarrollo productivo y cultural autónomos, con
diálogo y participación en el escenario internacional, con equidad, integración y
solidaridad.
Palabras clave: América superior, Reformas neoliberales, Modelos educativos,
Internacionalización, Integración educativa. La afirmación sobre la importancia clave que
tiene la educación superior en el desarrollo de cualquier sociedad es ya un lugar común en
las discusiones políticas y académicas sobre la materia. No obstante, en dicha afirmación
no es transparente ni unívoco el significado del tipo de desarrollo esperado para cada
sociedad, como tampoco lo es el tipo de educación que permitirá promoverlo. En otras
palabras, si bien hay consenso entre la estrecha relación entre educación y desarrollo, la
pregunta sobre qué educación para qué desarrollo para qué sociedad sigue en pie. Esto
implica reconocer el carácter histórico y político de esa relación: histórico, porque la
respuesta a la pregunta sobre qué educación para qué sociedad no ha sido ni puede ser
siempre igual; político, porque cualquiera sea la respuesta, la misma siempre debería
inscribirse en un proyecto político que piense los problemas de la sociedad en su conjunto.
Por cierto que esta cuestión sobre la relación entre la educación, la política y el desarrollo
de la sociedad ha sido objeto de estudio y debate en diversos ámbitos académicos y
políticos. La Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina y el Caribe,
celebrada en 2008 en Cartagena de Indias, reflejó de alguna manera estas preocupaciones al
tiempo que sentó las bases para la elaboración de una agenda de trabajo compartida.1
Complementariamente, el trabajo compilado por Ana Lucia Gazzola y Axel Didriksson, y
publicado por IESALC–UNESCO, reunió una serie de ensayos en los cuales las principales
problemáticas de la educación superior latinoamericana (calidad, financiamiento,
diversificación, impacto de las nuevas tecnologías, relación con la ciencia, etc.) fueron
analizadas por especialistas de todo el continente (Gazzola y Didriksson, 2008). Este
volumen forma parte, además, de un proyecto permanente de análisis de la educación
superior latinoamericana coordinado por IESALC.
Algunos años antes, también a instancias de IESALC, Norberto Fernández Lamarra había
desarrollado un estudio regional sobre la educación superior latinoamericana en el cual
presentaba una serie de informaciones, diagnósticos y propuestas (Fernández, 2005). Por su
parte, Marcela Mollis (2003) compiló una serie de artículos en los cuales, a través del
análisis de casos nacionales, se presentaba un balance sobre la implementación de diversas
políticas educativas de los años noventa y su impacto en los sistemas universitarios de la
región, así como una reflexión sobre algunos de los ejes problemáticos que esas políticas
habían creado: la relación con el mercado, la globalización y el financiamiento.
Con estos presupuestos y recorridos bibliográficos como base, en este trabajo proponemos
una reflexión sobre la situación y las perspectivas de la educación superior en América
Latina: se trata de una mirada que esboza un balance sobre los cambios ocurridos en los
últimos años, para considerar, a continuación, el actual contexto de la educación superior de
la región y los desafíos frente a los cuales deberán generarse nuevas respuestas. En los años
noventa el clima político hegemónico indicaba que los Estados debían limitar su
intervención en determinadas áreas en pos de reducir sus gastos y ordenar sus cuentas
fiscales; el mercado y la sociedad civil se ocuparían de cubrir aquellos vacíos generados por
el corrimiento de la acción estatal. La educación superior fue objeto de estas políticas, en
algunos casos con consecuencias positivas y en otras negativas.
El nuevo siglo trajo consigo nuevas coordenadas políticas y varios de los países más
importantes de América Latina han recuperado la capacidad, la iniciativa y la legitimidad
de sus Estados para volver a intervenir en diversas áreas. Subyace entonces la pregunta de
cómo este nuevo contexto político podrá o no incidir en una transformación positiva de la
educación superior de la región. Pretendemos sumar un aporte al debate que pone en el
centro la pregunta sobre qué educación podemos y debemos promover para construir una
sociedad con desarrollo productivo y cultural autónomos, con diálogo y participación en el
escenario internacional, con equidad, integración y solidaridad, y con desarrollo sostenible.
Otro argumento fuerte en que se apoyaban las recomendaciones vigentes en los noventa
era la necesidad de integrar de manera más eficiente a los sistemas educativos nacionales
latinoamericanos entre sí y con otros sistemas del resto del mundo. La referencia, en este
caso, se apoyaba en dos argumentos: por un lado, la globalización como proceso inexorable
que invitaba —en la versión optimista ofrecida por los organismos internacionales— a
sumarse a un proyecto de integración, colaboración y complementariedad entre los sistemas
educativos del mundo. Por otro lado, en algunos casos ya avanzados los años noventa, se
presentaban los acuerdos establecidos entre los países europeos, a partir del proceso de
Bolonia, para integrar y/o articular los sistemas educativos del viejo continente.
Esta temática tuvo sus respuestas, no siempre coincidentes con los orígenes de la misma.
Por un lado, a partir del MERCOSUR se dio inicio a diversos acuerdos regionales que
tendían a facilitar el diálogo y la integración en temas de educación. No obstante, el
desarrollo de esta línea se precipitó con el giro político experimentado en los últimos años
en la región, y estos acuerdos han decantado en acciones más concretas. Por otro lado, y
vinculado más puntualmente al tema de la globalización, la integración se planteó a través
de la apertura de posibilidades para la llegada de la educación transnacional. La apertura de
sedes extranjeras, el otorgamiento de dobles titulaciones, la realización de programas
articulados, han sido algunas de las modalidades a través de las cuales los sistemas locales
se han puesto en contacto con instituciones internacionales. También en este caso, la
tecnología de las comunicaciones ha potenciado estos desarrollos. El efecto de estos
desarrollos no es igual en cada sistema educativo de la región y ha dependido de la
situación del propio sistema educativo, así como de las restricciones con las que el Estado
lo ha protegido —o no— o el nicho de demanda insatisfecho por las ofertas existentes.
Silvie Didou Aupetit (2005) es una de las investigadoras que más ha trabajado sobre estos
temas, relevando la situación de la educación trasnacional en muchos de los países
latinoamericanos y analizando el impacto y las perspectivas que para los sistemas de
educación locales traen consigo estos desarrollos.
En síntesis, algunos de los rasgos característicos del mundo educativo universitario de los
noventa tuvieron que ver con una mayor incidencia de los organismos internacionales tanto
en el financiamiento (a través de créditos diversos) como en el diseño de las reformas. A su
vez, los cambios promovidos apuntaban a desregular los sistemas, diferenciarlos y
diversificarlos en su oferta académica y sus modos de financiamiento e incorporarlos al
mundo de la educación globalizada. La puesta en marcha de estos cambios generó
situaciones contradictorias (creación de organismos de regulación para intentar desregular)
y no siempre positivas (insuficiencia del presupuesto estatal en contextos de inequidad
social); otras transformaciones todavía están en curso y sus efectos recién están comenzado
a decantar (los proyectos de integración regional, por ejemplo).
México 183,572
Brasil 125,426
Argentina 89,639
Venezuela 68,203
Perú 59,989
Colombia 56,901
Cuba 38,061
Chile 26,085
Panamá 6,866
Uruguay 3,644
Nicaragua 3,451
Honduras 2,264
El Salvador 1,786
Surinam 116
Belice 99
Total 674,215
Por otro lado, en algunos países se han puesto en marcha proyectos, impulsados por el
Estado, para paliar el problema del acceso diferencial a la educación superior. Es decir,
intentar que el crecimiento de la matrícula sea un mecanismo de inclusión social.
En efecto, tal como se indicó en apartados anteriores, las reformas de los años noventa
también intentaron reorganizar el funcionamiento de las universidades, pero su resultado no
siempre fue el esperado. De hecho, las instituciones siguen causando importantes
problemas en su gestión y gobernabilidad como así también en lo que hace a su relación —
siempre puesta en cuestión— con la sociedad. En este sentido, es necesario poner en
práctica planes que permitan superar los obstáculos de la gestión de las instituciones de
educación superior y, a su vez, fortalecer la coordinación de los esfuerzos llevados a cabo
por entidades diversas relacionadas con la educación superior
Tal vez más que en otras coyunturas, la educación superior latinoamericana deberá
proyectarse y diseñar sus planes de reforma articulando tres variables de dimensiones
distintas y que implican condicionantes y necesidades diversas: lo local, lo regional y lo
global.
En primer lugar, es evidente que las políticas que rigen a cualquier sistema de educación
se definen en el marco local: y así debe ser. Cada sistema de educación superior debería,
ante todo, desarrollarse de cara a su sociedad y a las necesidades más acuciantes de su
pueblo. No obstante, más allá del riesgo de terminar creando un sistema aislado, la
posibilidad de integrarse en el nivel regional es tanto un desafío como una oportunidad.
Desafío porque siempre está el riesgo de quedar bajo la sombra de otro sistema más
consolidado; pero tal como hemos planteado para las cuestiones anteriores, también abre la
posibilidad de maximizar recursos, mejorar los sistemas y fortalecer la región frente a otras
regiones.
Aquí entra la tercera variable: hace tiempo que nuestro continente sabe que la
globalización no fue pensada en función de las necesidades y condiciones latinoamericanas
y que, por otra parte, se trata de un proceso que avanza inexorablemente, tal como lo
demuestra dramáticamente la crisis económica mundial que se desató a fines de 2008. Una
región fortalecida y auto centrada puede participar de esa integración mundial en mejores
condiciones que cada país por separado.
Por último, es urgente revisar los marcos jurídicos internacionales referidos a la educación
superior. Los cambios que hemos estado enumerando, como así también la necesidad de
dotar a los sistemas educativos de herramientas normativas, requieren un intenso trabajo
sobre esta materia. La educación transnacional, las modalidades virtuales o el
reconocimiento mutuo de titulaciones son temas centrales que deberán ser considerados a la
hora de los tratados internacionales.
REFLEXION FINAL
Nuestra exposición intentó reseñar algunas de las transformaciones más destacadas de los
años noventa, los cambios iniciados a comienzos del siglo XXI y los desafíos que
condicionan a los sistemas educativos de la región. Hemos presentado, además, algunas de
las acciones que, según nuestra opinión, permitirían enfrentar esos desafíos. Los efectos de
los cambios educativos son, en general, visibles en el mediano o largo plazo; por eso
cualquier reforma planteada hoy debe tener como horizonte un futuro lejano. Por otro lado,
esos efectos se corporizan en la sociedad misma, de ahí que ningún cambio puede pensarse
de manera aislada de las variables sociales, políticas y económicas de la región.
Bibliografía