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 Valora a las personas que te aman – Relaciones sanas - Consciencia de tu naturaleza espiritual – .

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Cuando estamos aquí pasamos por muchas etapas. Nos despojamos de un cuerpo de recién nacido, pasamos
al de un niño, del de niño al de adulto, y del de adulto al de anciano. ¿Por qué no dar un paso más y
desprendemos del cuerpo adulto para pasar a un plano espiritual? Eso es precisamente lo que hacemos. Nunca
dejamos de crecer. y cuando llegamos al plano espiritual seguimos creciendo aún más. Pasamos por varias
etapas de desarrollo. Cuando llegamos, estamos quemados.
Tenemos que pasar por una etapa de renovación, una de aprendizaje y una de decisión. Decidimos cuándo
queremos regresar, dónde y por qué motivos. Algunos resuelven no volver. Prefieren pasar a otra etapa de
desarrollo y permanecen en forma espiritual, unos más tiempo que otros, antes de regresar. Todo es crecimiento
y aprendizaje, un crecimiento continúo. El cuerpo no es más que un vehículo que utilizamos mientras estamos
aquí. Lo que perdura eternamente es el alma y el espíritu.

Tras nacer en estado físico, nuestra principal fuente de aprendizaje es la relación con los demás. A
través de la alegría y el dolor de las relaciones con otras personas, progresamos en nuestra senda
espiritual para aprender sobre el amor desde todas partes. Las relaciones son un laboratorio viviente,
una prueba sobre el terreno para determinar cómo nos va, si hemos aprendido nuestras lecciones,
para descubrir hasta qué punto nos acercamos a nuestro plan vital predeterminado. En las relaciones
se evocan nuestras emociones, y reaccionamos. ¿Hemos aprendido a poner la otra mejilla o
contraatacamos con violencia? ¿Tendemos la mano a los demás con comprensión, amor y
compasión, o reaccionamos con miedo, egoísmo o rechazo?
Sin las relaciones no lo sabríamos, no podríamos evaluar nuestro progreso. Son oportunidades
maravillosas para aprender, aunque difíciles.
Estamos aquí en estado físico para aprender y crecer. Aprendemos rasgos y cualidades como el amor,
la no
violencia, la compasión, la caridad, la fe, la esperanza, el perdón, la comprensión y la conciencia.
Tenemos que olvidar rasgos y cualidades negativos, entre ellos el miedo, la rabia, el odio, la
violencia, la avaricia, el orgullo, la lujuria, el egoísmo y los prejuicios.
Esas lecciones las aprendemos principalmente a través de las relaciones.
Puede aprenderse más cuando hay muchos obstáculos que cuando hay pocos o ninguno. Una vida
con relaciones difíciles, repleta de obstáculos y pérdidas, presenta muchas más oportunidades de
crecimiento del alma. Una persona puede haber elegido la vida más difícil para poder acelerar su
progreso espiritual.
En ocasiones un hecho negativo, como perder un trabajo, puede suponer la apertura de una
oportunidad mucho mejor. No tenemos que sufrir con anticipación. Es posible que el destino necesite
algo más de tiempo para tejer su intrincado tapiz. Además del dolor y de las dificultades, también hay
amor, alegría y éxtasis en este mundo. Estamos aquí para vivir en comunidad, para aprender sobre
el amor al estar entre otros seres humanos que siguen la misma senda, que aprenden las mismas
lecciones. El amor no es un proceso intelectual, sino una energía bastante dinámica que fluye por
nuestro interior en todo momento, seamos o no conscientes de ello. Tenemos que aprender a recibir

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amor, además de darlo. Sólo en la comunidad, sólo en las relaciones, sólo en el servicio a los demás
podemos aprender realmente la energía del amor, que todo lo abarca.

Aumentar la conciencia del yo y del otro

Comprenda la naturaleza del yo, del yo verdadero, que es inmortal. Darse cuenta de eso le ayudará a
ver siempre las cosas desde la perspectiva adecuada.
Conózcase, para poder ver claramente, sin las distorsiones de la mente consciente o del
subconsciente. Practique la meditación y la visualización, la observación distanciada, la percepción
tranquila, las sensaciones de amor-cariño desde la distancia o el distanciamiento del amor, Cultive ese
estado.
Conozca sus ideas y sus suposiciones y dese cuenta de que puede que las haya adoptado sin
cuestionárselas.
Cuando se generaliza estableciendo grupos o tópicos se hace imposible ver a los individuos por sí
mismos.
Las suposiciones erróneas arraigadas en el pasado, como «los hombres Son unos brutos y unos
insensibles» o «las mujeres son demasiado sensibles y emotivas» ocasionan una percepción
distorsionada de la realidad. La experiencia tiene mucha más fuerza que las creencias. Aprenda de
sus experiencias. Lo que ayuda sin hacer daño tiene valor. Descarte las creencias y los pensamientos
caducados.
La felicidad nace en el interior de las personas. No depende de cosas externas o de otra gente.
Cuando nuestra sensación de seguridad y felicidad depende del comportamiento y los actos de los
demás, nos volvemos vulnerables y podemos sufrir con facilidad. Nunca le dé su poder a nadie.
Intenta no tener demasiado apego a las cosas. En el mundo tridimensional aprendemos gracias a las
relaciones, no a las cosas. Todos sabemos que no podemos llevárnoslas con nosotros cuando nos
vayamos.
.
A medida que nos vamos haciendo conscientes de nuestra naturaleza espiritual, reconocemos nuestra
auténtica esencia. Somos inmortales y divinos. Renunciara la violencia, alodio, a la dominación, al
egoísmo y a la propiedad de las personas y de las cosas es mucho más sencillo tras ese
reconocimiento. Aceptar el amor, la compasión, la caridad, la esperanza, la fe y la cooperación pasa a
ser lo más natural.

Tenemos que aprender de todas partes. Ricos y pobres. Fuertes y débiles. Budistas, cristianos, judíos,
hindúes, musulmanes o de otras religiones. Distintas razas. Y, por descontado, hombres y mujeres.

Y así, al final, todos podemos aprender a superar cualquier tendencia biológica negativa para
manifestar plenamente nuestra naturaleza espiritual. De forma similar, y por el mismo motivo, todos
podemos aprender a superar cualquier enseñanza social o cultural negativa.

Algunos se quedan rezagados porque no todos avanzamos a la misma velocidad, aunque recorremos
la misma senda. Los que van al frente tienen que mirar hacia atrás, con compasión y con amor, y
ayudar a quienes se quedan atrás.

Hay que mirar hacia atrás y ayudar, sin esperar recompensa, ni siquiera agradecimiento. Hay que
mirar hacia atrás y ayudar, porque eso es lo que hacen los seres espirituales.

Quiérete. No te preocupes por las opiniones de los demás. Si de verdad necesitas y quieres
rechazar alguna oferta u obligación, dilo. En caso contrario, la rabia se acumulará en tu interior.

Te sentirás contrariado por el compromiso y también por la persona que te haya obligado. Es mejor
decir que no cuando tengas que hacerlo, Y decir sí cuando quieras. Cuando una persona no es
capaz de rechazar compromisos no deseados, muchas veces aparecen enfermedades físicas,
porque ésa es una forma más «aceptable» de decir que no. En ese caso no hay más medio que

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decir que no, porque quien lo dice en su lugar es el cuerpo. Es mucho más saludable hacerse valer.

Una vez VI escrita en una camiseta una frase que resume esto con humor: «El estrés es decir que
no con la mente y que sí con la boca”.

La proyección es la acción psicológica consistente en negar el miedo y las motivaciones


inconscientes y después traspasar esos miedos y motivaciones a los demás. Ten cuidado de no
proyectar tus sentimientos ocultos en otras personas o de atribuirles intenciones y propósitos cuando
no los tienen. Esa distorsión de la realidad te hace daño y se lo haces también al otro.

Por ejemplo, si tienes miedo a que te abandonen y poca autoestima, y un día tienes una cita en un
restaurante para cenar y tu acompañante no aparece, puedes decirte: «En realidad no le intereso;
me ha plantado porque ha encontrado a otra persona mejor”. Pero lo cierto es que a lo mejor se ha
quedado atrapado en un atasco.

Comprende la naturaleza y la influencia de los patrones repetitivos, desde las experiencias de la


niñez o incluso desde vidas anteriores. Si no se comprenden, los patrones tienden a repetirse y
perjudican inútilmente la relación.

En las relaciones, lo mismo que con el alcohol y las drogas, patrones antiguos como la dominación,
la manipulación o los abusos pueden resurgir y afectar de forma negativa a los participantes.

A veces recordar nuestra infancia puede ayudar a descubrir las verdaderas raíces de varios
problemas que de adultos tenemos. En algunas ocasiones las raíces son superficiales, han
surgido gracias a las personas que de una u otra forma han hecho parte de nuestra vida y lo que
nos impide resolver el problema es que dejamos que se entrometa el orgullo.

Una de las lecciones más importantes de la vida es aprender a ser independiente, a comprender la
libertad. Eso significa tener independencia de los compromisos, de los resultados, de las opiniones y
de las expectativas.

Romper los compromisos conduce a la libertad, pero eso no quiere decir abandonar una relación de
amor importante, una relación que sea alimento para el alma. Lo que quiere decir es terminar con la
dependencia de cualquier persona o cosa. El amor no es nunca una dependencia. El amor es un
estado absoluto, incondicional y eterno que no exige nada a cambio.

Es importante que te quieras y te cuides consecuentemente, por lo que no debes permanecer en una
relación destructiva, aunque crea que quieres a la otra persona. Puede que la conexión con esa
persona no funcione por los problemas de ella, por su falta de comprensión o de voluntad propia, pero
es importante recordar que el amor es eterno. Tendrás muchas más oportunidades para amar. Mira a
la otra persona con claridad y no la pongas en un pedestal.

Tus padres, tus profesores y figuras de autoridad son personas iguales a ti. Tienen sus miedos, sus
dudas, sus preocupaciones y sus imperfecciones. También tienen sus objetivos, y a veces tu puedes
ser un títere en sus manos. Considérales como a iguales. Sus juicios no tienen un peso especial.
Considera las opiniones que emitan. Tal vez sean sensatas, acertadas. Pero también es posible que
sean erróneas.

A menudo nos tomamos como algo personal las bromas de las personas que nos maltratan, pero por
lo general no somos más que los títeres de sus dramas neuróticos personales, e igual les servimos
nosotros que otros. Cualquier persona que estuviera en nuestra situación habría recibido el mismo
tratamiento. Tu no tienes que asumir como verdaderas esas palabras, de hecho tampoco tienes que
aceptarlas porque provienen de las personas más cercanas a ti. Tienes la posibilidad de asumirlas
como verdaderas o de elegir no prestarles atención y puedes alejarte definitivamente de ellas. Es una
elección que solo tu puedes hacer. Nada de malo hay en ti, solo eres responsable de como las

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asumes.

No te fíes de la apariencia de la gente. Las personas más peligrosas suelen tener un aspecto de
seductor: fascinantes, divertidas, impulsivas, arriesgadas, que viven al límite. A menudo esos rasgos
externos nos ciegan y no vemos el peligro. Aprende a mirar con el corazón, no con los ojos.

El rechazo, es decir la negación de sentimientos, miedos y motivaciones internos, es lo contrario de


la conciencia. Si es tu caso, es posible que digas y hagas cosas que dañen la relación. Cuando
hayas despertado, cuando te conozcas de verdad, no harás daño a los demás

Las relaciones requieren cuidados y atenciones. Aléjate de los miedos y de las emociones negativas.
Cuando tengas que hablar o comunicarte, reconsidera tus prioridades. Dedica tiempo y energía a la
otra persona. Dedica toda tu atención y toda tu conciencia a la relación y a sus problemas.
La relación es más importante que ese televisor, que esa revista, que ese periódico. Elimina las
distracciones. Apaga el televisor; suelta el periódico. Respeta a la otra persona.

No des nada por sentado. No te quedes metido en la rutina que te agobia. Renueva la relación a
través de actos de amor. La relación está viva, vive en el presente. No es algo del pasado.

Deja que el alma entre en la relación a través de la toma de conciencia y la comprensión. Con ello se
fomenta una química que permite llegar a procesos más profundos: el alma/el hemisferio derecho del
cerebro en armonía con el ego/el hemisferio izquierdo. Las relaciones impregnadas por el alma
aportan auténtica alegría a nuestras vidas.

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