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En el caso del poema, podemos comenzar primeramente por el análisis del plano fónico,
donde debemos resaltar que “A un poeta” está formado por nueve estrofas de versos de
arte mayor (11 sílabas), y todos los versos presentan una rima consonante o perfecta, en
donde todos los sonidos son idénticos (ABAB):
Por último, terminando con el plano fónico, interesa destacar que estos aspectos
mencionados permiten que el poema posea un ritmo que, como afirma Tinianov, es el
principio constructivo del verso. El metro, la rima y los paralelismos antes mencionados
construyen el ritmo del poema, el cual “depende de todos los elementos que constituyen
el plano del significante” (Vallejos, p.1).
También se debe resaltar que las imágenes que presenta el texto también son referidas a
la naturaleza, como así también a lo bélico:
Estos dos tipos de imágenes podrían pensarse como totalmente opuestas, ya que la
naturaleza y la guerra o lo belicoso, parecen ser dos ámbitos completamente contrarios;
sin embargo, es necesario notar que las imágenes y comparaciones que se toman de la
naturaleza no refieren a paisajes pacíficos y silenciosos, sino a animales que tienen una
impronta guerrera o feroz, así como también el ruido es del oleaje al azotar las piedras, al
golpearlas fuertemente.
Otro procedimiento que puede mencionarse en este plano es la alusión, ya que tanto en la
segunda estrofa como en la última, se hace referencia a dos textos de la tradición: la
segunda al mito grecolatino de Hércules y Onfalia, y la última al mito bíblico de Sansón y
Dalila. Se podría decir que estas dos alusiones tienen, en cierto punto, una relación entre
ellas ya que en ambas se lo presenta al sujeto masculino como un ‘esclavo’ del amor hacia
una mujer que de alguna manera provocan su propio tormento o su propia angustia.
Estas dos alusiones a otros textos, tienen una relación directa con algunos versos del
poema, en donde se hace una cierta comparación entre estos dos y el poeta a quien este
poema va dirigido, pero también podría pensarse que estos textos muestran una cierta
advertencia hacia ese mismo poeta, lo cual queda expreso en los dos últimos versos del
poema:
Pasando al relato “El rey burgués”, podemos ver en primer lugar que el enunciador se
refiere a otra persona por la utilización del vocativo “¡Amigo!” y que refiere a que le va a
contar un “cuento alegre” para mejorar el feo día, sin embargo, y a medida que se
continua con la lectura, nos damos cuenta de que ese ‘cuento alegre’, en realidad no lo es.
En segundo lugar, notamos que se hace una distinción tajante entre ‘poeta’ y ‘burgués’,
como si ambas categorías fueran inconciliables: “¿Era un rey poeta? No, amigo mío: era el
Rey Burgués” (1888: 43)1. Esto se puede ver también en consonancia con lo que se dice un
poco más avanzado el relato, cuando el poeta es presentado ante este rey y se lo califica
como “una rara especie de hombre” (45); esto deja bien en claro que en este palacio no
hay lugar para poetas, ni siquiera se sabe lo que esto significa o representa.
Esta hipótesis de que el texto va desglosando lo que sería un poeta y lo que no, lo que
sería poesía y lo que no, lo que sería el arte y lo que no, marca de alguna manera una
‘metapoética’ o un trabajo de escritura que se cuestiona a sí mismo y que se encuentra
presente no solo en este relato sino también en el poema “A un poeta” analizado en un
primer momento.
Bibliografía.
Darío, R. (1888) “El rey burgués” y “A un poeta” en Azul... Buenos Aires: Gradifco (2010).