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INTRODUCCIÓN.
Por esa misma época Joaquín Herrera Flores me enviaba sus Jip Jopss
saltimbanquis, a la vez que comentábamos esa discrepancia entre las visiones
oficiales y las luchas por derechos que en esa actualidad se daban. Resultaba
entonces oportuno hablar de la creciente actualidad de su libro Los derechos
humanos como productos culturales5, donde denunciaba esta gran paradoja, la
de una época que transcurría entre “la proliferación de textos y conferencias sobre
los derechos y, a la vez, (la) profundización en las desigualdades e injusticias” 6.
Había venido trabajando por largos años en un tema que le parecía una de las
grandes lagunas de la Teoría Crítica del Derecho: la incapacidad de criticar sus
propios discursos y la necesidad de ir un paso más allá en la lucha por la dignidad
humana, buscando puentes que permitiesen dialogar a las distintas luchas por la
1
http://www.hrw.org/es visita 02 de diciembre de 2008.
2
http://www.amnesty.org/es visita 02 de diciembre de 2008.
3
http://www.omct.org/index.php?&lang=es visita 02 de diciembre de 2008.
4
http://www.un.org/spanish/events/humanrights/2007/
5
Herrera Flores, Joaquín. Los derechos humanos como productos culturales. Crítica del humanismo
abstracto. Los libros de la Catarata. Madrid, 2005.
6
Herrera Flores, Joaquín. Hacia una visión compleja de los Derechos Humanos. En El vuelo de Anteo.
Derechos Humanos y crítica de la razón liberal. Editorial Desclée de Brouwer. Bilbao. 2000. Página 47.
dignidad humana transduciendo el paradigma jurídico occidental. Se trataba de
otra de sus grandes preocupaciones, la de encontrar perspectivas interculturales
de dialogo, lucha y solidaridad, que rompiesen el cerco de opacidad de la
antropología liberal y occidental. Hoy, apenas unos años después, la ausencia de
Joaquín hace necesario revisar la propuesta y las apuestas que la incipiente
Teoría crítica de los Derechos Humanos nos proponía.
Intentaré a continuación hacer un resumen de las ideas que en los diversos textos
de Joaquín permiten articular esta Teoría Crítica De Los Derechos Humanos.
Se emparenta así con las ideas del geógrafo Milton Santos, en cuanto lo que
resulta esencial comprender es la necesidad de complejizar la mirada sobre los
fenomenos de relaciones entre sujetos, sus acciones, tiempo, espacio y territorio,
de manera que el espacio donde se producen esas interacciones complejas será
definido “como un conjunto indisoluble de sistemas de objetos y sistemas de
acciones”23, que obliga a repensar complejamente lo que se hace sobre los
lugares sociales, ya que enfrentando a esa reacción el sujeto se ve obligado a
rededefinirse permanentemente. En esta forma compleja de mirar la realidad como
un conjunto de relaciones materiales, es que Herrera va a plantear la necesidad
de “una nueva ontología de los derechos de fuerte carga materialista” 24 que no
asuma una neutralidad teórica como el pensamiento de Rawls (quien propone
que con solo pensar racionalmente debiera llegarse a soluciones justas), sino más
bien se trata de “reconocer que hablar de derechos humanos requiere no solo
hacerlo de distribiciones más o menos justas, sino, asimismo y fundamentalmente
de relaciones de poder que funcionan oprimiendo, explotando y excluyendo a
muchos colectivos de personas que exigen vivir dignamente” 25.
Lo que Joaquín intentaba era elaborar no era una teoría cerrada y definitiva, sino
un conjunto de observaciones complejas en suya integración pudiera realizarse un
proceso de investigación y desarrollo situacional que sirviese a las luchas de
dignidad. Así, al entender los derechos humanos como productos culturales de
resistencia frente a las estructuras de dominación capitalista global, se pueden
decir de los derechos humanos tres cosas: primero, que hay que entenderlos
dentro del marco de las formas hegemónicas de producción de riqueza y de
pobreza; segundo, que “tenemos que entender los derechos humanos como
categorías que tienen mucho que ver con los procesos dominantes de división
social, sexual, étnica y territorial del hacer (desde los que se jerarquiza
desigualmente el acceso a los bienes necesarios para una vida digna)” 26; y
tercero, que este contexto se compone a su vez de un aspecto subjetivo u
organizativo, es decir de como esos grupos se organizan para reaccionar ante los
21
Herrera Flores. Obra citada. Página 37.
22
Herrera Flores. Obra citada. Página 287.
23
Santos, Milton. La naturaleza del espacio. Técnica y tiempo. Razón y emoción. Editorial Ariel S.A.
Barcelona. 2000. Página 18.
24
Herrera Flores, Joaquín. Los derechos humanos como productos culturales. Crítica del humanismo
abstracto. Los libros de la Catarata. Madrid, 2005. Página 238.
25
Herrera Flores. Obra citada. Página 42.
26
Herrera Flores. Obra citada. Página 223.
fácticos que provocan esa indignidad contra la que reaccionan: “Los derechos
humanos, pues, deben ser vistos como la convención terminológica y político-
jurídica a partir de la cual se materializa el conatus que nos indice a construir
tramas de relaciones –sociales, políticas, económicas y culturales- que aumenten
las potencialidades humanas”27.
“Los derechos humanos deben ser entendidos, pues, como los procesos sociales,
económicos, políticos y culturales que, por un lado, configuren materialmente – a
través de procesos de autoimposición de deberes y de construcción de un sistema
de garantías amplio, político, político y democrático- ese acto ético y político
maduro y radical de creación de un orden nuevo; y, por otro, la matriz para la
constitución de nuevas prácticas sociales, de nuevas subjetividades antagonistas,
revolucionarias y subversivas de ese orden global opuesto absolutamente al
conjunto inmannete de valores –libertad, fraternidad e igualdad- que tantas luchas
y sacrificios han necesitado para su generalización” 28.
27
Herrera Flores, Joaquín. Los derechos humanos como productos culturales. Crítica del humanismo
abstracto. Los libros de la Catarata. Madrid, 2005. Página 245.
28
Herrera Flores. Obra citada. Página 266.
29
Herrera Flores. Obra citada. Página 273.
La primera crítica fundamental de Joaquín a la llamada Doctrina de los Derechos
Humanos radica en una crítica ideológica a las concepcines idealistas y
sustancialistas que se alojan en la base de sus planteamientos y que consideran a
la dignidad humana como una cuestión en sí y a los derechos humanos como una
realidad existente pero por concretar. “Los derechos humanos no son categorías
normativas que existen en un mundo ideal que espera ser puesto en práctica por
la acción social. Los derechos humanos se van creando y recreando a medida que
vamos actuando en el proceso de construcción social de la realidad” 30; lo que
alberga tres dimensiones a develar, la de los esencialismos, la del universalismo y
la del orden estructural de un sistema internacional de derechos.
Contra el idealismo esencialista escribía que “En vez de considerar las ideas como
situadas en los contextos sociales donde interactúan los sujetos, el discurso
competente y racional (a priori) coloca al sujeto y sus relaciones en las ideas. Con
esto la abstracción deja de ser un esfuerzo por trascender e ir más allá de los que
no se considera relevante para las finalidades prácticas del discurso, y se
convierte en un esfuerzo ideológico que intenta salvar, perfeccionándolo
formalmente, un modelo teórico previo que, al final, tenderá a presentarse como la
formulación de una esencia de carácter esencial” 31, lo que en verdad oculta una
política de exclusión, ya que “Absolutizar una verdad supone, pues, relativizar la
existencia de todas las demás” 32, provocando un proceso de dominación cultural
sobre las expresiones distintas de subjetivización humana, lo que implica no solo
desconocerlas sino establecer arbitrariamente la primacía de unas sobre otras
que, en ese proceso de luchas antagónicas que implican obtener dignificación por
resultado, conlleva incluso una sanción para aquellas que no se ajusten al orden
señalado. No hay imperativos abstractos. El verdadero imperativo es recuperar la
realidad en su caractar material y relacional, de manera que las formas dejen su
lugar a las efectivas relaciones de producción social y la cultura oficial sea
desplazada no hacia la descripción sino hacia la acción, de modo que quede
establecido que en todo proceso cultural “No se hace cultura: se hace desde la
cultura”33, de manera que no existe una sola forma de intervenir en el mundo sino
que depende del entorno y la posición en la que se hace esa cultura.
Ante la pregunta que el mismo formulase en otro artículo publicado el año 2000,
en cuanto a si “¿existe algún criterio que nos permita apelar a lo humano sin caer
en esas abstracciones ideológicas?” 34, su trabajo consistió en responderla
30
Herrera Flores, Joaquín. Hacía una visión compleja de los derechos humanos. En El vuelo de Anteo.
Derechos Humanos y crítica de la razón Liberal. Varios Autores. Desclée de Brower. Bilbao. 2000. Página
27.
31
Herrera Flores, Joaquín. De habitaciones propias y otros espacios negados. Una teoría crítica de las
opresiones patriarcales. Universidad de Deusto. Bilbao. 2005. Página 130.
32
Herrera Flores, Joaquín. Hacía una visión compleja de los derechos humanos. En El vuelo de Anteo.
Derechos Humanos y crítica de la razón Liberal. Varios Autores. Desclée de Brower. Bilbao. 2000. Página
35.
33
Herrera Flores, Joaquín. El proceso cultural. Materiales para la creatividad humana. Aconcagua Libros.
Sevilla. 2005. Página 61.
34
Herrera Flores, Joaquín. La riqueza humana como criterio de valor. En El vuelo de Anteo. Derechos
Humanos y crítica de la razón Liberal. Varios Autores. Desclée de Brower. Bilbao. 2000. Página 247.
construyendo la noción de proceso cultural para ampliar la base epistemológica y
politica de los derechos humanos.
El tercer nivel de la crítica dice relación con las intenciones políticas que subyacen
en el sistema de derechos humanos establecido como un aparato normativo e
instrumental. La crítica que se desarrolla se constituye claramente como una
postura antineoliberal, antipatriarcal e intercultural de compromiso con las
necesidades humanas que devela una vez más como el mito de la normatividad
neutral y aplicable a todo orden socio jurídico, propio del positivismo jurídico,
continúa subyacendo en la cultura jurídica. Trabajar por los derechos humanos no
es una invocación a un conjunto de normas sino una apuesta por la recuperación
de la acción política. “La recuperación de lo político (polemos y polis, es decir, la
posibilidad de los antagonismos frente y dentro del orden de la ciudad), es una de
las tareas más importantes de una teoría crítrica y compleja de los derechos
humanos. Con ello romperíamos del todo con las posiciones naturalistas que
conciben los derechos como una esfera separada y previa a la acción política
democrática”40. Se trata de pasar de una ontología de la presencia a una ontología
de la potencia, que permita llevar a la práctica política-estratégica los principios
que representa hablar de los derechos humanos, revindicando una concepción
amplia y corporal de los derechos humanos, que fuera de toda abstracción
interpretativa constituya una una reivindicación impescindible de derechos a la
integridad corporal, a la satisfacción de las necesidades y a los derechos de
reconocimiento, de manera que radicalmente se opte por un trabajo de derechos
humanos que elabore un nuevo concepto de justicia y equidad que suponga
“pasar de una concepción representativa del mundo a una concepción
democrática en la que primen la participación y la decisión colectivas” 41.
Finalmente exiate un nivel más de análisis que significa que ésta, como toda
teoría debe dirigirse a la aplicabilidad de la misma, y que nos indiquen cuales
eran, en ese sentido, las pretensiones de su autor. Al respecto, en un documento
sobre interculturalidad del 2003 Joaquín Herrera sitiaba este debate de los
derechos humanos en su objetivo: “Lo relevante es construir una cultura de los
derechos que recoja en su seno la universalidad de las garantías y el respeto por
lo diferente”42, lo que se establece a partir de una visión compleja de los derechos
humanos, de una racionalidad de resistencia y de una práctica intercultural. La
pregunta que Joaquín levantó es ésta: “¿quién decide tratar a esos elementos
como equivalentes y con qué fines aparecen como objetos que se sostienen entre
sí sin referencia a sus contextos sociales, económicos, políticos o culturales?” 43.
40
Herrera Flores, Joaquín. Hacía una visión compleja de los derechos humanos. En El vuelo de Anteo.
Derechos Humanos y crítica de la razón Liberal. Varios Autores. Desclée de Brower. Bilbao. 2000. Página
27.
41
Herrera Flores, Joaquín, Obra citada. Página 71.
42
Herrera Flores, Joaquín. Derechos humanos, interculturalidad y racionalidad de resistencia. Paper de
trabajo. 2003. Inédito. Página 4.
43
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Página 8.
La respuesta no se encuentra ni en el universalismo de lo occidental expansivo ni
en los localismos a ultranza.
Posición
Espacio
Fuerzas
Productivas Disposición Desarrollo Prácticas Temporalidad Relaciones sociales
sociales historicidad de producción,.
Genero o étnicas.
Pragmática
de los
Valores Derechos
Humanos
Narración
Instituciones
44
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Página 11.
45
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Página 12.
46
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Página 15.
47
El diseño original del Diamante Ético se encuentra en Herrera Flores, Joaquín. Hacía una visión compleja
de los derechos humanos. En El vuelo de Anteo. Derechos Humanos y crítica de la razón Liberal. Varios
Autores. Desclée de Brower. Bilbao. 2000.
La figura está construida en base a la ordenación de los siguientes elementos de
análisis, ordenados en dos capas de trabajo. Primero, una constituida por
categorías que forman la sociedad a un nivel general: ideas, relaciones sociales
de producción, de género o étnicas, Instituciones, Fuerzas Productivas que
componen los procesos sociales y económicos; y una segunda que dice relación
con el contexto de desenvolvimiento de esos procesos y sus sujetos: posición
disposición, narración, temporalidad/historicidad. Se persigue en este método de
análisis pasar de “una concepción representativa del mundo a una concepción
democrática en la que primen la participación y la decisión colectivas” 48, donde
“Los derechos humanos no son únicamente declaraciones textuales. Tampoco son
productos de una cultura determinada. Los derechos humanos son los medios
discursivos, expresivos y normativos que pugnan por reinsertar a los seres
humanos en el circuito de reproducción y mantenimiento de la vida,
permitiéndonos abrir espacios de lucha y reivindicación” 49. Señalaba al respecto
las siguientes pistas:
48
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Pág. 71.
49
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Pág. 78.
50
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Pág. 61.
51
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Pág. 63.
52
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Pág. 65.
53
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Pág. 67.
De ésta manera podemos apreciar como lo que Joaquín Herrera intentó al levantar
su Teoría Crítica de los Derechos Humanos, lamentablemente de manera aún
incipiente al momento de su muerte es, desde mi punto de vista, intentar
responder en esa área particular del discurso jurídico y de una cierta
práctica cultural social comprometida con los derechos humanos, preguntas
sobre la crisis y agotamiento de las formas, instrumentos y racionallidades
que el paradigma moderno, sobre todo en su más reciente formulación
capitalista global impone a las comunidades humanas. A diferencia de otras
propuestas próximas que comprenden las teorías críticas del derecho, las que se
mueven en debates disciplinares, Joaquín Herrera intenta situarse en un área de
menor densidad jurídica pero mayor significación cultural, en que políticamente
desde un principio puede ser más evidente el signo del actuar, pero que por lo
mismo tiene aún más extremadamente presentes los extremos simbólicos y
políticos del derecho. Lo hace en una tetra perspectiva de debate ideológico, de
producción de un espacio cultural de apertura por la apuesta integral de desarrollo
que suponen los derechos humanos, de ejercicio pedagógico para la investigación
y el debate, un programa de investigación; y de avance en la formulación de
metodologías operacionales.
54
Irrompendo no real. Escritos de teoría crítica dos direitos humanos. Varios autores. Educat. Pelotas. 2005.
55
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Página 17.
56
Herrera Flores, Joaquín. Obra citada. Página 31.
Para apreciarlo con mayor claridad intentaré mostrar las propuestas de la Teoría
Crítica de los Derechos Humanos a partir de una comparación con la teoría
jurídica tradicional, la teoría garantista.
Para la teoría tradicional del derecho el problema de los derechos humanos dice
relación con la existencia de un estado de humanidad esencial y antológicamente
abstracto que es necesario resguardar y garantizar, definido por la libertad como
autonomía frente a lo colectivo y con la propiedad privada como fundamento,
estableciéndose como un orden racional que se debe mantener, consolidar y
expandir. Podemos denominarla como ius-humanista y señalar las siguientes
características: La fuente del derecho es dualista, en cuanto corresponde a las
fuentes formales del derecho determinar su operacionalidad dentro del orden
jurídico institucional formal que sin embargo tiene su fundamento en un orden
previo inmaterial. Su finalidad jurídica es salvaguardar un orden racional de
humanidad, en que se respeten los atributos de la libertad y la propiedad que lo
constituyen. La función de los derechos humanos es la de establecer un
mínimo de humanidad discernible, de manera que frente a cada situación de
violación de los derechos contemplados en estatutos legales pueda reclamarse
mediante una acción de adecuación que reponga el orden que en esos valores
deben sustentarse y con ello la legalidad. Los valores que promueve son aquellos
que emanan de su historia: libertad en tanto autonomía, propiedad privada,
seguridad jurídica, orden y cohesión social. Los sujetos se dividen en
sujetos/objeto legitimados formalmente, destinatarios de la acción jurídica, por un
lado y sujetos institucionales, es decir órganos del estado, obligados a legislar y a
garantizar la vigencia de esos derechos. Los mecanismos de ejercicio,
reclamación y protección para los derechos son formales e institucionales,
básicamente tribunales y sus órganos auxiliares. Su mecanismo hermenéutico
es positivista, sistemático y de subsunción, en una lógica más o menos flexible de
aplicación, pero de decisión controlada por la trama normativa. El mecanismo de
cierre del proceso de reclamación y garantía radica en la aplicación de los
mecanismos judiciales así como en modos de monitoreo e instrucciones entre
órganos del estado frente a los conflictos. Hay un principio de iniciativa y actividad
privada y en subsidio intervención estatal.
PREGUNTAS DE FUTURO.
Los puntos de partida de la Teoría Crítica de los Derechos Humanos pueden ser
una plataforma para construir teorías y prácticas fundadas en apoyo a las luchas
por la dignidad humana. De allí que me parece se abren los siguientes campos de
trabajo por donde ésta puede ser retomada y proyectada:
RECURSIVIDAD.
Las ideas no mueren, pero es también un deber no dejarlas morir. Esa es la mejor
forma de asegurar que cuando el barquero nos llevé al otro lado, podremos volver
a beber a la salud con el amigo que se atrevió a mirar los mitos de frente, como
quien navega a pesar de los cantos de sirena del acomodo y la certeza. Levantar
el velo de la opacidad puede seguir siendo nuestra aventura.