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INTRODUCCIÓN GENERAL

De manera sencilla nos introduciremos en el fascinante mar de conocimiento del Nuevo


Testamento y en la medida que más profundo buceemos, verdades mas profundas y hermosas
descubriremos. No seremos los primeros ni los últimos en descubrir la hermosura de estos escritos
divinos, sagrados e inspirados, pero si, haremos como si fuésemos los primeros en vislumbrar las
verdades que Dios nos dejó registradas en lo que se conoce como Nuevo Testamento o Nuevo Pacto.
El Nuevo Testamento nos mostrará el cuerpo real de lo que fuese solo sombra en el Antiguo
Testamento. Todas las promesas redentoras, todos los tipos, símbolos y profecías mesiánicas del Antiguo
Testamento que mostraban verdades sombrías, encontrarán no sólo su real significado y valor en el
Nuevo Testamento, sino su cumplimiento total en nuestro salvador Jesucristo.
Entonces, la sombra ira siempre junto al cuerpo dándonos la imagen total de los planes,
propósitos y voluntades divinas. El Antiguo Testamento junto al Nuevo Testamento como un cuerpo,
completan el cuadro maravilloso diseñado por Dios llamado… Redención del Hombre. Un solo
Testamento nos entregaría una revelación fragmentaria y limitada de este diseño redentor, y por ende,
muy poco conoceríamos de los planes de Dios hacia Israel, el mundo y la Iglesia.
Los evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las Epístolas Pastorales y Generales, y Apocalipsis
serán quienes nos revelen los hechos reales, los significados reales, los planes divinos reales, pero lo más
importante, nos revelen a nuestra mente y espíritu a Jesucristo.
El Nuevo Testamento considerará la vida de nuestro Señor en etapas o fases distintas de su vida y
obra: Su preexistencia en la Eternidad como en el Antiguo Testamento, Su encarnación, Su muerte
vicaria, Su gloriosa vida resucitada y Su ascensión al Padre para ejercer un Ministerio Sacerdotal (un
Intercesor Eterno). Cada historiador divinamente inspirado considera la etapa que es esencial para su
plan. Marcos, con detalles muy vivos, considera el ministerio público de nuestro Señor, refiriéndose poco
a su preexistencia, o, a su vida después de su ascensión. Mateo y Lucas son los únicos que tratan de la
infancia de nuestro Señor. Mateo y Pablo consideran particularmente la interpretación de la preexistencia
de nuestro Señor en el Antiguo Testamento. Lucas, en un segundo tomo (Hechos de los Apóstoles),
discute mucho la vida exaltada de nuestro Señor en el establecimiento de las iglesias. Tanto Juan como
Pablo tratan de su preexistencia, y ambos tratan de las actividades de su vida exaltada. Esto lo hace Juan
en su segundo tomo(Apocalipsis).

El fin de este estudio es como dijo Juan en el capitulo 17 versículo 3: ...

“Y ESTA ES LA VIDA ETERNA: QUE TE CONOZCAN A TI, EL ÚNICO DIOS VERDADERO, Y A


JESUCRISTO, A QUIEN HAS ENVIADO”
LOS 400 AÑOS ENTRE EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO

Al final del libro de Malaquías en el Antiguo Testamento, la nación de Israel se encuentra de


nuevo en la tierra de Palestina después de la cautividad babilonia, pero se encuentran bajo el dominio de
la gran potencia mundial de aquella época, el imperio Persa y Medo-Persa. El templo había sido
restaurado en Jerusalén, aunque era un edificio mucho más pequeño que el que construyó y decoró
Salomón con tan maravillosa gloria.
En el templo la línea de Aarón seguía adorando y cumpliendo los rituales sagrados, como les
había ordenado que hicieses la ley de Moisés. Había una línea directa de descendencia en el sacerdocio
que podía trazarse retrospectivamente hasta Aarón.
Pero la línea real de David se había encontrado con una mala época. El pueblo sabía quién era el
sucesor legítimo de David y su nombre aparece en los libros de Hageo, Zacarías y Malaquías. Era
Zorobabel, el príncipe real, pero no había un rey ocupando el trono de Israel y eran una nación
marioneta, bajo el dominio de Persia. Sin embargo, a pesar de encontrarse en una situación de debilidad y
de formalismo, como nos han mostrado los profetas, el pueblo seguía manteniéndose unido. No había
cismas políticos ni facciones entre ellos, ni estaban tampoco divididos en grupos o en partidos.
Al abrir el Nuevo Testamento en el libro de Mateo, descubrimos un ambiente totalmente
diferente, casi como si fuese un mundo distinto. Roma es el poder dominante en la tierra y las legiones
romanas se han extendido por todo lo ancho y largo del mundo civilizado. El centro de poder ha
cambiado del este al oeste, a Roma. Palestina sigue siendo un estado marioneta, pues los judíos no
lograron nunca recuperar su soberanía, pero ahora hay un rey que ocupa el trono, pero este rey es
descendiente de Esaú en lugar de serlo de Jacob, y su nombre es Herodes el Grande. Además, los sumos
sacerdotes que son en esa época la autoridad religiosa en la nación no son ya descendientes
pertenecientes a la línea de Aarón. No pueden trazar su descendencia a él, sino que son más bien
sacerdotes contratados para los cuales su puesto se debe al patrocinio político. El templo sigue siendo el
centro de la adoración judía, a pesar de que el edificio ha sido parcialmente destruido y reconstruido
media docena de veces desde el final del Antiguo Testamento. Pero han aparecido las sinagogas por
todas las ciudades judías parecen ser el centro de la vida judía más que el templo.
Para entonces el pueblo de Israel estaba dividido en tres partidos principales. Dos de ellos, los
fariseos y los saduceos, eran mucho más destacados que el tercero. El grupo más reducido, el de los
esenios, a penas merecía el nombre de partido. Sin embargo, hace mucho tiempo que ocuparon un lugar
de gran prominencia en nuestro tiempo con una mayor importancia porque había algunos documentos
ocultos en unas cuevas que daban sobre el Mar Muerto, documentos que salieron de nuevo a la luz al
descubrirlos accidentalmente un pastorcillo árabe y se conocen como los Rollos del Mar Muerto.
Ahora bien, ¿qué sucedió durante estos cuatrocientos años llamados "de silencio después de que
los últimos profetas inspirados y los primeros escritores del Nuevo Testamento comenzasen a escribir?
Recordarán ustedes lo que dijo Pablo en su epístola a los Gálatas donde dice: "Cuando vino la plenitud
del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley” (Gá 4:4). En otras palabras, el
momento del nacimiento del Señor fue la hora fijada por Dios, el momento para el que Dios llevaba
mucho tiempo preparándose. Sin embargo, algunos de los emocionantes preparativos tuvieron lugar
durante ese tiempo de "silencio, y entenderán ustedes mucho mejor su Nuevo Testamento si entienden
algo de los acontecimientos históricos que sucedieron durante el tiempo entre los Testamentos.
Después de que Malaquías acabase sus profecías y se cerraba el canon del Antiguo Testamento,
es decir, cuando se cumplía el número de los libro del AT y los profetas inspirados dejaron de hablar,
Dios permitió que transcurriese un período de tiempo para que las enseñanzas del AT penetrasen por
todo el mundo. Durante este tiempo, hizo una nueva disposición de las escenas de la historia, de una
manera muy parecida a como los encargados de un escenario de teatro preparan el escenario antes de que
caiga el telón y cuando se levanta de nuevo hay una escena completamente distinta.
Alrededor del año 435 a. de C., cuando el profeta Malaquías dejó de escribir, el centro de la
potencia mundial comenzó a cambiar de oriente a occidente. Hasta ese momento, Babilonia había sido la
principal potencia mundial, pero a esto siguió rápidamente el Imperio Medo-Persa, como recordarán
ustedes de sus estudios de historia antigua. Este cambio había sido anunciado por el profeta Daniel, que
dijo que se levantaría un oso que sería más alto en un lado que en otro, representando la división entre
Media y Persia, con el predominio de los persas(Dn. 7:5).

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En el momento más álgido de la potencia persa se irguió la nación de Macedonia (que
actualmente conocemos como Grecia) al norte del Mar Negro, donde un hombre llamado Felipe el
macedonio, se convirtió en dirigente de su propio país. Unió las islas de Grecia y se convirtió en su
gobernador.
Su hijo estaba destinado a convertirse en uno de los más importantes dirigentes mundiales de
todos los tiempos y fue Alejandro Magno. En el 330 a. de C. una terrible batalla entre los persas y los
griegos cambió radicalmente el curso de la historia. En esa batalla, Alejandro, que era un joven de solo
veinte años, llevó a los ejércitos de Grecia a la victoria sobre los persas y destruyó por completo el poder
de Persia. El centro del poder mundial cambió más aún para concentrarse en la parte oeste de Grecia y así
comenzó el imperio griego. Un año después de esa batalla histórica, Alejandro Magno guió a sus
ejércitos hasta el mundo sirio en dirección a Egipto. De camino, planeó sitiar la ciudad de Jerusalén. Al
acercarse los ejércitos victoriosos a esa ciudad, les llegó noticia a los judíos que estaban en Jerusalén de
que los ejércitos venían de camino. El que era sumo sacerdote en aquel tiempo, que era un hombre santo
llamado Jadua (al que por cierto se le menciona en la Biblia, en el libro de Nehemías) cogió los escritos
sagrados del profeta Daniel y, acompañado por un grupo de sacerdotes ataviado con sus vestiduras
blancas, fue y se encontró con Alejandro a cierta distancia de la ciudad.
Todo esto es del informe de Josefo, el historiador judío, que nos dice que Alejandro dejó a sus
ejércitos y fue apresuradamente a encontrarse con aquel grupo de sacerdotes. Cuando se encontró con
ellos, le dijo al sumo sacerdote que había tenido una visión la noche anterior en la que Dios le había
mostrado a un anciano, vestido con vestiduras blancas, que habría de mostrarle algo de gran importancia
para él, y según el relato, el sumo sacerdote abrió el libro de las profecías de Daniel y se las leyó a
Alejandro.
En las profecías Alejandro pudo ver las predicciones que le anunciaban que habría de convertirse
en esa notable cabra con el cuerno en la frente, que procedería del oeste y que destrozaría el poder
medopersa y conquistaría el mundo. Se sintió tan abrumado por la exactitud de las profecías y, como es
natural, por el hecho de que se refiriesen a él, que prometió que salvaría a Jerusalén del sitio y envió de
regreso al sumo sacerdote con honores. ¡Lo cierto que pueda ser este relato, después del tiempo que ha
transcurrido, es muy difícil saberlo, pero sea como fuere, eso es lo que se cuenta!
Alejandro murió en el año 323 a. de C., cuando tenía más o menos treinta y tres años. Bebió tanto
que murió en lo mejor de su vida, entristecido por no tener más mundos que conquistar. Después de su
muerte, su imperio quedó destrozado por causa de las disensiones y debido a que no había dejado
heredero. Su hijo había sido asesinado con anterioridad, por lo que no hubo quien heredase el imperio de
Alejandro. Sin embargo, después de algún tiempo los cuatro generales que habían dirigido sus ejércitos
dividieron su imperio entre ellos. Dos de ellos son especialmente importantes para nosotros. Uno de ellos
fue Ptolomeo, que consiguió Egipto y los países del norte de África; el otro fue Seleuco, que ganó Siria,
al norte de Palestina. Durante este tiempo Palestina fue anexada por Egipto y sufrió grandemente a
manos de Ptolomeo. De hecho, durante los próximos cien años, Palestina se vio atrapada como en una
picadora de carne por causa de los interminables conflictos entre Siria al norte y Egipto al sur.
Si han leído ustedes las profecías de Daniel, recordarán que Daniel pudo, por inspiración, ofrecer
un relato muy exacto y detallado de los puntos más destacados de estos años de conflicto entre el rey del
norte (Siria) y el del sur (Egipto). El capítulo 11 de Daniel nos ofrece un relato de lo más
asombrosamente exacto de algo que ya hace mucho que se ha cumplido. Si quieren ver ustedes hasta qué
punto es exacta la profecía, les sugiero que comparen ese capítulo de Daniel con la evidencia histórica de
lo que pasó efectivamente en esa época. El breve libro, escrito por H.A. Ironside, "The Four Hundred
Silent Years (Los Cuatrocientos Años de Silencio) lo expone con bastante detalle.
Durante este tiempo había ido en aumento la influencia griega en Palestina y surgió un partido
entre los judíos llamado los helenistas, que estaban ansiosos por introducir en la nación la cultura y el
pensamiento griego, así como por liberalizar algunas de las leyes judías. Esto provocó una división en
dos de los principales partidos. Estaban aquellos que eran fuertes nacionalistas hebreos, que deseaban
conservarlo todo conforme al orden mosaico y que se resistían a toda influencia extranjera que se
introducían para desorganizar las antiguas costumbres judías. Este partido acabó por ser conocido como
los fariseos, que quiere decir "separar y que eran separatistas e insistían en conservar las tradiciones.
Estos se fueron haciendo cada vez más fuertes, más legalistas y rígidos en sus requisitos, hasta
convertirse en el blanco de algunas de las palabras más ardientes que jamás pronunció el Señor. Se
habían convertido en los religiosos hipócritas, que guardaban la forma exterior de la ley, pero violaban
completamente su espíritu.
Por otro lado, los helenistas, aquellos a los que le gustaba todo lo griego, se volvieron cada vez
más influyentes en la política de la tierra y formaban el partido conocido en los tiempos del Nuevo
Testamento como los saduceos o liberales. Estos se apartaban del cumplimiento rígido de la ley y se
convirtieron en los racionalistas de aquella época, sin creer para nada en la ley sobrenatural. En el Nuevo
Testamento se nos dice que vinieron repetidamente al Señor haciéndole preguntas acerca de lo
sobrenatural como: "¿Qué sucederá a la mujer que haya estado casada con siete hombres diferentes? En
la resurrección, ¿de cuál de los siete será mujer? (Mat. 22:23-33) Ellos no creían en la resurrección, pero
al hacerle estas preguntas lo que pretendían realmente era poner a Jesús en un aprieto.

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Estaba también el joven sacerdote judío rebelde, que estaba casado con una samaritana, que fue a
Samaria y en rebeldía contra las leyes judías, construyó un templo en el Monte Gerizim que rivalizó con
el templo que estaba en Jerusalén.
Esto produjo una intensa y fanática rivalidad entre los judíos y los samaritanos y esta rivalidad se
ve también reflejada en el Nuevo Testamento.
Además durante ese tiempo, las escrituras hebreas fueron traducidas por primera vez a otro
idioma alrededor del 284 a. de C. en Egipto, bajo el reino de uno de los Ptolomeos. El rey egipcio
convocó a un grupo de 70 eruditos para que hiciesen una traducción de las escrituras hebreas. Libro tras
libro tradujeron el Antiguo Testamento al griego. Cuando la terminaron, se le dio el nombre de
Septuaginta, que significa 70 por el número de los que las tradujeron y esta se convirtió en la versión
griega de la Biblia hebrea. De ellas se derivan muchas de las citas del Nuevo Testamento y por eso es por
lo que las citas que hay en el Nuevo Testamento sacadas del Antiguo están en ocasiones expresadas con
diferentes palabras, porque proceden de la traducción griega. La Septuaginta sigue existiendo
actualmente y se usa extensamente en diferentes partes del mundo y sigue además siendo un documento
muy importante.
Poco tiempo después, alrededor del 203 a. de C. un rey llamado Antíoco el Grande llegó al poder
en Siria, al norte de Palestina. Capturó Jerusalén de los egipcios y comenzó el reinado de la potencia
Siria sobre Palestina. Tenía dos hijos, uno de los cuales le sucedió y reinó solo unos pocos años. Cuando
falleció, su hermano ocupó el trono. Este hombre, llamado Antioco Epifanes, se convirtió en uno de los
más viciosos y violentos perseguidores de los judíos que jamás se han conocido. De hecho, se le ha
llamado con frecuencia el anticristo del Antiguo Testamento porque en él se cumplen algunas de las
predicciones de Daniel con respecto a uno que habría de ser "una persona despreciable y un "rey vil. Su
nombre(que se concedió modestamente a sí mismo) significa "Antíoco el Ilustre. Sin embargo, es
evidente que algunos de sus propios cortesanos estaban de acuerdo con las profecías de Daniel y
cambiaron dos letras de su título, de Epifanes a Epipanes, que significa "el loco.
Su primer acto consistió en deponer al sumo sacerdote de Jerusalén, poniendo de este modo fin a
la larga línea de sucesión, comenzando con Aarón y sus hijos a lo largo de muchos siglos de la línea
judía. Onias el Tercero fue el último de esta línea hereditaria de sacerdotes. Antioco Epifanes vendió el
sacerdocio a Jasón, que no pertenecía a la línea sacerdotal. Jasón, a su vez, fue engañado por su hermano
menor Menelao, que compró el sacerdocio y a continuación vendió las vasijas de oro del templo con el
fin de conseguir el dinero necesario para el tributo. Epifanes derrocó a la línea sacerdotal autorizada por
Dios y luego y bajo su reinado, la ciudad de Jerusalén y todos los ritos religiosos de los judíos
comenzaron a deteriorarse al quedar completamente bajo el poder del rey sirio.
En el 171 a. de C. Antíoco invadió Egipto y Palestina se vio nuevamente envuelta en una gran
rivalidad. Palestina es el país por el cual se han producido más luchas y Jerusalén ha sido la ciudad que
más veces ha sido capturada durante el curso de la historia. Ha sufrido saqueos, secuestros, ha sido
quemada y destruida 27 veces en su historia.
Mientras Antioco estaba en Egipto, se informó que le habían matado en la batalla y Jerusalén se
alegró de la noticia. El pueblo organizó una revuelta y derrotaron a Menelao, el pseudo sacerdote.
Cuando le llegó la noticia a Antioco(que estaba vivo y colean do en Egipto) de que Jerusalén estaba
encantada con el informe de su muerte, organizó sus ejércitos y asoló la tierra como una furia, cayendo
sobre Jerusalén con una terrible venganza.
Derribó la ciudad, recuperó su poder y guiado por el traicionero Menelao, se introdujo en el lugar
santísimo del templo mismo. Murieron unas 40.000 personas en tres días de luchas durante esa terrible
época. Cuando se abrió camino por la fuerza en el lugar santísimo, destruyó los rollos de la ley y, ante el
espanto de los judíos, cogió una cerda y la ofrendó sobre el altar sagrado. Y luego con el caldo hecho de
la carne de este animal impuro, roció todo lo que había en el templo, profanando y transgrediendo de ese
modo el santuario. Es imposible para nosotros captar lo espantoso que era eso para los judíos, que se
quedaron totalmente consternados de que nada por el estilo pudiese suceder en su templo sagrado.
Fue el acto de profanar el templo a lo que se refiere el Señor Jesús como la "abominación
desoladora que había anunciado Daniel(Mt. 24:15) y que se convirtió además en una señal de la futura
abominación del templo, cuando el anticristo mismo entraría en el templo, llamándose a sí mismo Dios, y
de ese modo profanaría el templo en esa época. Como sabemos por lo que dice el Nuevo Testamento, eso
es algo que aún se encuentra en el futuro.
El profeta Daniel dijo que el santuario sería profanado durante 2.300 días(Dn. 8:14)
Perfectamente de acuerdo con esa profecía, fueron exactamente 2.300 días, seis años y medio, antes de
que el templo fuese purificado. Fue limpiado durante el liderazgo de un hombre que ahora es famoso y
que pertenece a la historia judía, Judas Macabeo. Pertenecía a la línea sacerdotal que, juntamente con su
padre y sus cuatro hermanos, se levantó en una revuelta en contra del rey sirio. Llamaron la atención de
los israelitas, les pidieron que les siguiesen en la batalla, y en una serie de batallas de confrontación en la
que fueron siempre una minoría abrumadora, derrocaron el poder de los reyes sirios, capturaron Jerusalén
y limpiaron el templo.

El día en que limpiaron el templo fue llamado el día de la dedicación y eso sucedió el 25 de
Diciembre. En aquel día los judíos celebrarán cada año la Fiesta de la Dedicación.
Los macabeos, que pertenecían a la familia de los asmoneos, fueron el principio de una línea de
sumos sacerdotes conocida como la Dinastía Asmonéa.
Sus hijos, durante las próximas tres o cuatro generaciones, gobernaron como sacerdotes en
Jerusalén, teniendo que defenderse todo el tiempo contra el constante asalto del ejército sirio, que
intentaba capturar la ciudad y el templo. Durante los días de los macabeos se produjo un derrocamiento
temporal del dominio extranjero, que es el motivo por el cual los judíos piensan en ese tiempo y lo
consideran con tan grande veneración.
Durante ese tiempo, uno de los sacerdotes asmoneos crearon una liga con un creciente poder en el
oeste, en Roma, firmando un tratado con el Senado de Roma, proveyendo ayuda en caso de que se
produjera un ataque sirio. Aunque el tratado se hizo con toda seriedad y sinceridad, fue este pacto lo que
hizo que Roma se introdujese en el escenario y en la historia de Israel.
Mientras las batallas entre los dos bandos contrarios se volvían cada vez más cruentas, Roma se
mantenía atenta. Finalmente, el gobernador de Idumea, un hombre llamado Antipater y descendiente de
Esaú, hizo un pacto con dos de los reyes de las naciones vecinas y atacó Jerusalén para intentar derrotar a
la autoridad de los sumo sacerdotes asmoneos. Esta batalla fue tan fiera que finalmente a Pompeyo, el
general romano, que casualmente tenía un ejército en Damasco en esa época, le suplicaron los dos
partidos que fuese e interviniese. Un lado tenía un poco más dinero que el otro y dejándose convencer
por ese argumento lógico Pompeyo vino de Damasco, entró en la ciudad de Jerusalén, de nuevo con una
terrible matanza, venció a la ciudad y la capturó para Roma. Eso sucedió en el 63 a. de C. A partir de
entonces, Palestina se encontró bajo la autoridad y el poder de Roma.
En esos momentos Pompeyo y el Senado Romano nombraron a Antipater como Procurador de
Judea y él a su vez convirtió a sus dos hijos en reyes de Galilea y de Judea. Al hijo que se convirtió en
rey de Judea se le conoce como Herodes el Grande. ("Jesús nació en Belén de Judea, en días del rey
Herodes. Y he aquí unos magos vinieron del oriente a Jerusalén preguntando ¿Dónde está el rey de los
judíos que ha nacido?,) (Mt. 2:1,2)
Entretanto, los imperios paganos de alrededor se habían estado deteriorando y desintegrando. Su
religión se había encontrado con tiempos difíciles. Las gentes estaban hartas del politeísmo y del vacío
de sus creencias paganas. Los judíos habían pasado por tiempos de presión y no habían conseguido
establecerse de nuevo, habiendo perdido toda esperanza. Había un ambiente de expectación creciente, en
el sentido de que la única esperanza que les quedaba era la venida, por fin, del Mesías prometido. En el
este, los imperios orientales habían llegado a la situación en que la sabiduría y el conocimiento del
pasado se había esfumado y también ellos estaban buscando algo. Cuando llegó el momento en que
apareció la estrella sobre Belén, los magos del este, que buscaban una respuesta a sus problemas, la
vieron de inmediato y salieron con el fin de buscar a Aquel al que apuntaba la estrella. Por ello, "cuando
llegó por fin el tiempo, Dios envió a su Hijo.
Es realmente asombroso de qué modo Dios se vale de la historia para llevar a cabo sus propósitos.
Aunque estamos viviendo en días que podíamos llamar "el silencio de Dios cuando durante casi 2.000
años no se ha escuchado la voz inspirada de Dios, hemos de mirar atrás, como lo hicieron otros durante
esos 400 años de silencio, a la historia inspirada y darnos cuenta de que Dios ha dicho ya todo cuanto era
necesario decir, por medio del Antiguo y del Nuevo Testamentos. No cabe duda de que los propósitos de
Dios no se han acabado aún, pues él los está llevando a cabo tan plenamente ahora como lo hizo en
aquellos días. De la misma manera que era preciso que el mundo llegase a una situación de absoluta falta
de esperanza entonces, y el que habría de convertir en realidad todas sus esperanzas apareció entre ellos,
el mundo se enfrenta de nuevo con un tiempo en el que la desesperación se está extendiendo por toda la
tierra. Por todas partes reina la desesperación y Dios se está moviendo en estos tiempos para hacer que se
cumplan las palabras proféticas acerca de la segunda venida de su Hijo al mundo con el fin de establecer
su reino. ¿Durante cuánto tiempo? ¿Cuánto falta? ¿Quién lo sabe? Pero lo que Dios ha hecho en la
historia, volverá a hacerlo al acercarnos al final del "silencio de Dios.

Oración
Padre nuestro, nos sentimos constantemente animados al ser conscientes de que nuestra fe se basa
en situaciones históricas, que afectan a todos los aspectos de la historia y se relaciona íntegramente con la
vida. Pedimos que nuestra propia fe pueda volverse más fuerte y poderosa al ver la desesperación que
reina a nuestro alrededor, al ver cómo se conmueven los fundamentos, cambiando lo que durante
tantísimo tiempo se consideró como algo permanente, quedando derrotados los imperios y viendo como
se levantan otros. Señor, te damos gracias porque podemos fijar nuestra vista en ti y nos damos cuenta de
que tú eres inmutable y que tu palabra es eterna. Como dijo el mismo Señor Jesús "el cielo y la tierra
pasarán, mas mis palabras no pasarán. Lo pedimos en el nombre de Cristo, amen.

INTRODUCCION

1. - LOS EVANGELIOS.
Primeros libros del Nuevo Testamento, en su orden canónico, que llevan los nombres de Mateo, Marcos,
Lucas y Juan, y contienen narraciones sobre la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

Hablar de los cuatro Evangelios no ha sido siempre común como lo es hoy. Antes del siglo IV se
denominaban en conjunto «el evangelio» (el único e inimitable evangelio de Cristo) y las partes se
distinguían por la adición de las palabras «según Mateo», «según Marcos», etc. Sin embargo, Ireneo, al
escribir ca. 180 d.C., insistió en la cifra cuatro y la consideró un axioma universal. No puede haber más
Evangelios, ni menos. Este dogmatismo, respaldado por dos documentos contemporáneos, el Canon de
Muratori y el Diatessaron, revela un acuerdo general entre las iglesias de la época, forjado durante varias
décadas. Es probable que la colección tetramorfa se remonte hasta poco después de 150 d.C. (1)
A.- Los Sinópticos:
Los Evangelio de Mateo, Marcos y Lucas.
En los años 60–70 d.C. una serie de crisis, especialmente el martirio de varios apóstoles, alertó a la
Iglesia. Con la desaparición de muchos testigos, fue necesario escribir las tradiciones a pesar de que los
judíos preferían la transmisión oral. Era evidente que con la autorización de la iglesia en Jerusalén, Juan
Marcos escribió en Roma las tradiciones sagradas, y así nació un nuevo género literario: el Evangelio.
No es posible considerarlo como biografía pura ni como tratado ético (aunque incluye ambos elementos),
pero su propósito es convencer al lector de que Jesús es el Mesías e Hijo de Dios, digno de nuestra fe.

Al divulgarse el primer Evangelio, aproximadamente en el año 69 d.C.(Evangelio de Marcos), otras


comunidades, poseedoras de tradiciones complementarias, quisieron escribir sus propios Evangelios. En
los años siguientes, aprox. 71–75 d.C., surgieron los Evangelios de Mateo y de Lucas que incorporaron
tanto el bosquejo como mucho material tomado de Marcos. Además, estos complementaron, con
múltiples ejemplos de la enseñanza de Jesús, la intensa actividad escasamente descrita en Marcos. Hay
más de doscientos versículos comunes a Mateo y Lucas que faltan en Marcos. Este fenómeno ha dado
origen a la hipótesis de que estos dos evangelistas tuvieron a su disposición un documento «Q»(inicial
del vocablo alemán Quelle, que significa fuente). Pronto los primeros tres Evangelios recibieron el
epíteto de «Sinópticos», porque su semejanza facilita colocarlos en tres columnas paralelas(sinopsis)
para estudiarlos comparativamente.

William Hendriksen nos dice: Al examinar esta cuestión, uno descubre que el Evangelio de Mateo
contiene, en sustancia, casi todo lo del Evangelio de Marcos; en realidad, de los 661 versículos de
Marcos, 606(mas o menos once doceavos) tienen paralelo en Mateo. También, poco más de la mitad de
Marcos(350 versículos, mas o menos el 53%) se reproduce en Lucas. (2)

De acuerdo a la Guide to the Gospels[Guía a los Evangelios] de W. Graham Scroggie hay 53 citas del
AT y 76 referencias a pasajes del AT, para un total de 129 referencias o alusiones. Mateo se refiere a 25
de los 39 libros del AT. La palabra «se cumpliese» se usa por lo menos 12 veces(véanse 1.22; 2.15, 17,
23, etc.). (3)

Westcott en su introducción a los Evangelios, cita el hecho de que se pintaron tres retratos de Carlos 1,
uno de frente, y los otros de perfil, derecho e izquierdo. Estos tres retratos se hicieron a fin de que un
escultor pudiera hacer una estatua al natural. El escultor no podía hacer esta estatua con exactitud
mirando solamente el retrato de frente, ni mirando solamente uno de los perfiles.

Nota: De igual manera, Mateo, Marcos y Lucas retrataron a nuestro Señor Jesucristo, con el fin, que
conozcamos a través de puntos distintos, a nuestro Señor y Salvador con mayor nitidez y hermosura.

B.- El Evangelio de Juan


Hasta una lectura superficial del cuarto Evangelio revela sus profundas diferencias en relación con los
Sinópticos. Desde el prólogo(1.1–18) es evidente que los moldes conceptuales de Juan, que se escribió
entre 90 y 100 d.C., no son los de sus predecesores. Como tampoco lo son su estilo, su esquema
geográfico, ni el grueso de su materia prima. Tal vez el cuarto evangelista, sin haberse valido de ninguno
de los Sinópticos, haya conocido el tipo de tradición kerygmática que se esconde detrás de ellos(el estilo
«juanino» de Mt 11.27), además de otros patrones de tradición, como sería de esperar de un testigo
ocular. Entonces, tras sesenta años de predicar estas verdades y darles su estampa juanina, las puso por
escrito.

El propósito de este Evangelio(Jn 20:30s) es aplicable igualmente a los otros tres. Cabe subrayar la
selección (v. 30) que realizó cada evangelista, la cual era parte esencial de la inspiración prometida a los
discípulos(Jn 16.13). Por tanto, pese a que los Evangelios nos presentan solo en forma fragmentaria la
biografía de Jesús, recibimos la impresión de conocer íntimamente en ellos al Salvador.

David Brown expresa el valor de estos cuatro evangelios con estas palabras: “El cuádruple evangelio
es la porción central de la revelación divina. En él, como en una cisterna, todas las revelaciones
precedentes van a derramar su caudal, y de él, como de una fuente, fluyen todas las revelaciones
subsiguientes. En otras partes de la escritura escuchamos a Cristo por lo que nuestros oídos oyen; pero
aquí nuestros ojos lo ven. En otras partes le vemos mediante un espejo, oscuramente; pero aquí, cara a
cara”. (4)
6

Ministerio Evangelístico
Escuela Bíblica Israel
El Poder de la Palabra
2005

LIBRO DE MATEO

1. - ASPECTOS GENERALES:

A.- AUTOR:
En griego, Mateo, y en hebreo, Mattai(abreviatura de Mattanya, que significa regalo de Dios).

Uno de los doce apóstoles de Jesús, aunque su nombre no aparece en todas las listas de estos(Mt 10.3;
Mc 3.18; Lc 6.15; Hch 1.13).
Solo Mateo 10.3 informa que era Publicano. Según Mt 9.9, Mateo se encontraba sentado en el puesto
del cobrador en Capernaum cuando el Señor lo llamó.
En los pasajes paralelos, sin embargo, a este apóstol se le llama Levi, y Marcos añade la frase «hijo de
Alfeo»(Mc 2.14; Lc 5.29). Sin duda se ha de ver en Mateo/Leví un nombre doble.

La cena ofrecida después del llamamiento de Mateo parece haber tenido lugar en la propia casa de
este(Mt 9.10 indica sencillamente «en la casa»; Mc 2.15 y Lc 5.29 rezan: «en su casa», que difícilmente
podría referirse a la de Jesús). Cabe notar que como aduanero sabría escribir y que además del arameo,
conocía también el griego.
Fuera de los textos mencionados no hay otra referencia personal a Mateo en el NT. Papías(siglo II d.C.)
dice que Mateo «compiló los oráculos[del Señor] en lengua hebrea[o sea, arameo], y cada uno los
traducía [o interpretaba] luego como podía». Por tanto, la iglesia primitiva creía que Mateo era el autor
del Evangelio que lleva su nombre, a pesar de que este Evangelio se escribió en griego.
Hoy muchos eruditos no creen que Mateo haya sido el autor del Evangelio, si bien algunos admiten que
posiblemente fuera compilador de los dichos de Jesús, o de las numerosas citas del Antiguo Testamento,
y que por eso lleva su nombre. Otros suponen que Mateo fue secretario del grupo de discípulos que
registró los dichos de Jesús, y así se constituiría en el autor. Sin embargo, en el Evangelio mismo no se
identifica al autor. (1)

La armonía de Braodus aporta lo siguiente de Mateo: Los Evangelios y los Hechos no narran sino seis
incidentes especiales de su vida, en donde aparece su nombre:
1) Su llamamiento a ser discípulo por nuestro Señor y su obediencia instantánea(Mt. 9:9; Mr. 2:14; Lc.
5:27; 28). Notamos en estos relatos breves cuán pronta y sin vacilación fue su obediencia y cuán
completa fue su renuncia: "Y dejándolo todo, se levantó y le siguió."
2) El gran banquete que ofreció a Jesús y la oportunidad que dio para que sus compañeros entre los
Publicanos conocieran al Señor. Es evidencia de gran gratitud para con su Salvador, y grandísimo el
deseo de la salvación de sus compañeros los otros Publicanos. Debe contarse como uno de los
banquetes más honrosos de la historia.
3) Su ordenación como apóstol(Mr. 3:13-18; Lc. 6:13-15).
4) Su comisión como apóstol cuando es enviado a trabajar lejos del Señor(Mt. 10:1-42).
5) Su participación en el gran servicio de oración cuando pedían la venida del Espíritu Santo, después
de la ascensión del Señor(Hch 1:13, 14).
6) Escribe el Evangelio 'Según Mateo." Véase el titulo de su libro. (2)
B.- TÍTULOS Y TÉRMINOS:

MESÍAS: Su nombre en hebreo es Mashîaj, “Ungido”, y en griego se traduce jristós(Lv 4.5; 1 S 24.11;
Is 45.1). De los 39 casos de mashîaj, ninguno se encuentra en la literatura sapiencial. Aparecen
diseminados en la literatura bíblica restante en todos los períodos.
Primero, Mashîaj se refiere a alguien que han ungido con aceite, simbolizando la unción del Espíritu
Santo para tareas específicas. Se ungían a reyes(1S 24.6), sumo sacerdotes y algunos profetas(1R 19.16).
«Si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo»(Lv 4.3: primer ejemplo bíblico). En el caso
de Ciro, el Espíritu de Dios lo ungió con la comisión especial de ser libertador de Israel(Is 45.1). A los
patriarcas también se les llama ungidos: «¡No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas!»(Sal
105.15).
Segundo, el vocablo a veces se translitera «Mesías». Después de la promesa a David(2S 7.13), Mashîaj
se refiere inmediatamente a la dinastía davídica, pero al final apunta hacia él «Mesías», Jesucristo: «Se
presentan los reyes de la tierra, y los gobernantes consultan unidos contra Jehová y su Ungido»(Sal 2.2
RVA). Daniel 9.25 contiene una transliteración del término: «Conoce, pues, y entiende que desde la salida
de la palabra para restaurar y edificar Jerusalén hasta el Mesías Príncipe». En el NT se constata el mismo
significado de este vocablo(Jn 1.41). Es más frecuente en el Nuevo Testamento traducir el
vocablo(Cristo) en lugar de transliterarlo(Mesías). (3)

El Mesías En El Antiguo Testamento.


Si bien al principio se solía ungir a los sacerdotes, profetas y reyes, pronto la palabra Mesías fue
adquiriendo otras dimensiones que trascendían la misión de dichos personajes. Con base en 2S 7.12–16 y
habiéndose visto el próspero reinado de David, y luego la decadencia bajo el gobierno de sus hijos, se
esperaba la venida de un rey que tuviese su trono «para siempre», el cual volvería a traer paz y
prosperidad al pueblo.

Durante la época inmediata después de David(900–700 a.C.), el pueblo hebreo esperaba que cada nuevo
rey mostrara las características de un Ungido de Dios. Pero con el fracaso sucesivo de los distintos reyes,
se comenzó a proyectar esa esperanza más hacia el futuro. Ante cada calamidad de Israel, se esperaba un
pronto auxilio de Dios mediante su Mesías. La «esperanza mesiánica» consistía en esperar que Dios, con
su Mesías como instrumento, establecería para siempre a su pueblo. Se clamaba por un futuro glorioso
donde el Mesías sería figura prominente.

Para los profetas escritores, desde Amós(siglo VIII), el Mesías esperado era un personaje con un poder
sin límite que establecería definitivamente la paz y la justicia sobre el mundo(Is 9.7; 11.4; Os 14.2–9;
Am 9.11–15).

Con base en la profecía de Natán(2S 7.12–16), y alentado por los profetas escritores, el pueblo hebreo
esperaba durante cada crisis política a un hombre(«el ungido»). Alguien que traería la liberación y ante
quien cualquier resistencia, por parte de sus enemigos, sería anulada por ser el Mesías invencible. La
esperanza de que Dios levantaría a un Mesías para liberar a Judá de sus enemigos, especialmente de los
babilonios, mengua cuando las tropas de Nabucodonosor destruyen a Jerusalén en 586 a.C., y la
esperanza se proyecta cada vez más al futuro. Se piensa en un futuro remoto cuando el Mesías vendrá al
fin de los tiempos. Así, pues, se comienza a dar un matiz escatológico al significado del título Mesías,
matiz que va en aumento hasta llegar a la época de Jesús.
La segunda parte de Isaías hace hincapié en una figura que recibe el nombre de Siervo de Jehová, que en
lugar de dominar es oprimido y angustiado, y en vez de vengarse de sus enemigos humildemente acepta
el injusto castigo que estos le dan(Is 53.1–9). Por otra parte, para Jeremías el Mesías tiene más bien una
función sacerdotal; es un personaje que representa a Dios dentro del pueblo escogido, y que también
representa al pueblo ante Dios. Tiene el derecho de perdonar pecados y su misión es ayudar al
pueblo(Jer 23.5, 6; 33.8, 15–18). Zacarías muestra al Mesías como «justo, salvador y humilde»(Zac
9.9).
El Mesías esperado en el Antiguo Testamento es, de una forma u otra, una figura de Salvación para el
pueblo, ya sea de sus enemigos políticos o de sus pecados contra Dios.

El Mesías En La época Intertestamentaria.


La literatura intertestamentaria(Apócrifa) demuestra una difusa expectación en cuanto al Mesías. Se
habla del Mesías de David, del Mesías de Leví, del Mesías de José y del Mesías de Efraín. Los Rollos del
Mar Muerto añaden un poco de confusión al difícil problema cuando hablan del Mesías de Aarón y del
Mesías de Israel.

Se puede decir que la esperanza sobre el Mesías en aquel entonces estaba dividida en dos conceptos
principales:

El primero mostraba un Mesías político, idea que se difundió mucho por los Salmos de
Salomón(17.12ss). Estos hablan de un rey que viene a aniquilar a los tiranos, a destruir los imperios y a
castigar a los paganos. Este rey fundará un reino que será el prototipo del Reino que Dios establecerá
al fin de los tiempos. En los Apocalipsis de Esdras y de Baruc(4 Esdras 7.26ss; Baruc 29, 30 y 40) el rey
destruye a sus enemigos y establece un reino perfecto.
El segundo concepto presentaba un Mesías en parte humano y en parte divino que podría por lo tanto
establecer el Reino de Dios sobre la tierra(Enoc 48.10 y 52.4).
La tendencia en el tiempo de Jesús fue de esperar un Mesías político que vendría a liberar a su pueblo.
De tal modo que la persona del Mesías y su obra habían adquirido para ese entonces en la mentalidad
judía, oscurecida por prejuicios racionales y religiosos, un carácter totalmente erróneo.

El Mesías En El Nuevo Testamento


Los diversos conceptos en cuanto al Mesías estuvieron en continua interacción; cuando Jesús aparece y
comienzan a llamarlo Mesías, tiene ante sí el resultado de una mezcla de conceptos en la que predomina
el del Mesías político.
Repetidas veces se ha afirmado que Jesús no tenía conciencia de que Él fuese el Mesías y que este título
se lo adjudicaron sus discípulos después de su muerte. Esta afirmación se debe a la reserva con que Jesús
recibe el título de Mesías. A través de los Evangelios Sinópticos solo hay tres ocasiones en las que
conscientemente se le da el título de Mesías(Mc 8.29; 14.61; 15.2), y en los tres pasajes se ve que, si
bien no lo rechaza, tampoco lo adopta para su uso común. No lo hace, sin embargo, por no tener el
derecho de usarlo, sino debido a la connotación política y vengativa que encerraba dicha distinción. Jesús
prefiere llamarse el Hijo del Hombre, que es también un título mesiánico, ya que Él es el Siervo
Sufriente(Mc 8.31; y 10.43–45). Tenía plena conciencia de su mesianismo, y por ello toma el nombre de
una de las figuras esperadas por los judíos que se adaptaba más al papel que representaría en la pasión.
Lo paradójico fue que Jesús, quien durante su ministerio manifiesta bastante reserva para usar el título de
Mesías, legalmente es condenado por ser el Mesías(Jn 19.19).

Los apóstoles comenzaron a dar el título de Mesías a Jesús para mostrar a los judíos que el Mesías
esperado ya había venido. En Hch 2.36, por ejemplo, no se menciona la resurrección, sino más bien se
acepta que el hombre de Nazaret fue declarado Mesías por sus obras y por la profecía cumplida por Él en
su ministerio.
Para los cristianos primitivos lo que más destacaba a Jesús como el Mesías no era su actuación como
rey(Mt 21.1–11), sino su actuación como persona poseída por el Espíritu Santo(Lc 4.18). Entre el
Espíritu Santo y el Mesías hay una íntima comunión.
Después de la resurrección, los discípulos entendieron la verdadera dimensión de la obra de Jesús, y solo
entonces todas las palabras divinas les resultaron comprensibles(Lc 24.25–31).
La afirmación de que Jesús es el Mesías llega a ser una fórmula de declaración de fe(1Jn 5.1).
Cuando el título Mesías se saca del ambiente judío, pierde en parte su significado específico de Ungido
de Dios y llega a ser un nombre propio de Jesús de Nazaret. Este nombre trasciende los siglos, y hoy el
mundo entero conoce a su iglesia como la Iglesia de Cristo. (4)

PUBLICANO: Cobrador de impuestos y derechos aduaneros. Primeramente como república y después


como imperio, Roma extendía su dominio sobre los estados conquistados, los cuales pasaban a ser
gobernados por procuradores romanos, o por medio de dinastías indígenas, imponiendo obligaciones
fiscales que debían ser administradas por oficiales designados para tal efecto. Al principio, por tanto,
publicano fue un título honroso, aplicado a estos oficiales que atendían el «interés público» al administrar
el cobro de impuestos y derechos aduaneros.
Los jefes de los publicanos solían nombrarse entre los caballeros de la sociedad romana, y para el
nombramiento el estado vendía a subasta el derecho oficial. Este quedaba obligado a entregar al gobierno
de Roma una cantidad estipulada, pero el sistema se prestaba a abusos; el publicano podía obtener más de
lo acordado y embolsarse el saldo. Naturalmente, los jefes necesitaban subordinados para poder dividir
su región en distritos más pequeños, y a su vez estos subordinados buscaban empleados para la tarea
ingrata de sacar el dinero directamente de los súbditos. Autores como Livio y Cicerón señalan que los
publicanos habían adquirido mala fama en sus días, a causa de los referidos abusos.
Los subordinados inferiores en la jerarquía de los recaudadores de impuestos solían ser nativos del lugar
donde trabajaban y, por tanto, en Palestina la mala fama general de los publicanos fue más aguda.
Los judíos que se prestaban para este trabajo tenían que alternar mucho con los gentiles y, lo que era
peor, con los conquistadores; por eso se les tenía por inmundos ceremonialmente(Mt 18.17). Estaban
excomulgados de las sinagogas y excluidos del trato normal con sus compatriotas; como consecuencia,
se veían obligados a buscar la compañía de personas de vida depravada, los «pecadores». Su tendencia a
cobrar más de lo debido, y su exclusión de la sociedad religiosa, se destacan en pasajes como Mateo
9.10–13; 21.31; Lucas 3.12s; 15.1.
Sin duda Zaqueo era «jefe de los publicanos» en el distrito de Jericó, y aun siendo rico participaba de la
ignominia de su profesión. Por eso resultaba del todo «revolucionaria» el que Jesús fuera a hospedarse en
la casa de aquel(Lc 19.1–10). Mateo, en cambio, era del rango inferior de publicanos(Lc 5.27ss//) antes
de recibir su vocación como apóstol. Quizá fue uno de los modelos para la parábola del publicano
arrepentido y el fariseo engreído(Lc 18.9–14). (5)

BIENAVENTURANZA: En griego su nombre es Makarismos, y significa bienaventuranza, indica


una adscripción de bendición más que un estado; de ahí que en Ro 4.6, donde la RVR la traduce como
nombre, «habla de la bienaventuranza», la RV dice correctamente «dice ser bienaventurado». Igual con el
v. 9. En Gl 4.15: «satisfacción» (RV: bienaventuranza). Los creyentes de Galacia se habían tenido por
felices cuando oyeron y recibieron el evangelio. ¿Habían perdido esta opinión?.
Su adjetivo es Makarios, y significa bienaventurado. Se usa en las bienaventuranzas de Mt 5 y
de Lc 6. Es especialmente frecuente en el Evangelio de Lucas, y se halla siete veces en Apocalipsis(1.3;
14.13; 16.15; 19.9; 20.6; 22.7,14). Se dice dos veces de Dios(1Ti 1.11; 6.15). En las bienaventuranzas el
Señor indica no solo los caracteres que reciben bendición, sino también la naturaleza de lo que es el
mayor bien. (6)

"Evangelio" que etimológicamente se refiere a buenas nuevas de cualquiera tipo, en el Nuevo


Testamento significa la buena nueva de salvación por Jesucristo nuestro Señor. En ninguna parte del
NT "Evangelio" significa una historia o las promesas de un buen bienestar económico y espiritual en sí
mismo. La palabra "Evangelio" ocurre con frecuencia sola, o solamente con el artículo; como "Predicad
El Evangelio" o "Creed El Evangelio".

Con relación al Padre tenemos el uso:


"El Evangelio de Dios", "El Evangelio de la Gracia de Dios", "El Evangelio de la Gloria del Dios
Bienaventurado".

Con relación al Hijo tenemos el uso:


"El Evangelio del Hijo", "El Evangelio de Cristo", "El Evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios". Se usa
también con otro término modificador, "El Evangelio del Reino", y se usa con referencia a su propósito,
"El Evangelio de la Salvación" y a su duración, "El Evangelio Eterno".

PARÁBOLA: En griego Parabole, denota literalmente., poner al lado(relacionado con parabalo,


arrojar o depositar al lado, comparar). Comparación. Traducción en la LXX del término hebreo Mashal,
que comprende desde los dichos cortos, sentenciosos y enigmáticos, llamados proverbios o máximas(1S
10.12; 24.13; Mc 7.14–17; Lc 4.23) hasta la Alegoría elaborada(Jue 9.7–15; Mt 13.3–9; Jn 15.1–9), el
símil(Mt 23.27; Mc 4.30–32) y el cuento corto o largo(2 S 12.1–4; 14.6; 1R 20.39; Is 5.1–6; Mt 13.33;
21.33–41). En muchos de los dichos de Jesús es obvio que se asoma una parábola(por ejemplo, Mt
11.27). La parábola, pues, es un símil elaborado donde el relato, aunque ficticio, es verosímil, en
contraste con la fábula.

Su Uso: La parábola es un método llamativo de enseñanza indirecta que provoca el pensamiento; es


de fácil asimilación y las aplicaciones que el oyente hace resultan inolvidables. La discusión entre
Jesús y los discípulos en Mt 13.10 revela el propósito del método. El fin de Jesús no es esconder sino
revelar(Mc 4.33), pero los misterios solo pueden percibirse cuando la mente está abierta hacia
Dios(Mt 11.25). David comprendió su falta cuando Natán le contó un mashal(2S 12.1–13). Siempre en
la parábola hay un elemento sorpresivo y novedoso que llama a la reflexión e inspira la decisión.
Muchas parábolas se proponen entablar la discusión.

Su Interpretación: Cada parábola contiene un mensaje central, que se toma de la vida cotidiana y se
replantea, de tal manera, que nos permite entender una experiencia humana básica más allá de la
comprensión intelectual. Por ejemplo, ¡cuánta alegría nos causa encontrar algo valioso que se nos ha
perdido! Volver a ver a una persona amada después de una ausencia nos mueve a celebrar, en especial si
esa persona estuvo durante tal ausencia en peligro de muerte o enferma. Esto es lo que pasa cuando
Lucas 15.1 nos cuenta tres parábolas en donde, en un orden que va cambiando la cantidad en cualidad,
pasa de la perdida de una oveja(1 de 100), a la de una moneda(1 de 10), y al fin, a la de un hijo(1 de 2).
Esta experiencia de encontrar lo perdido cobra valor teológico en Lucas 15. Según la narración de Lucas,
Dios es como un padre que celebra la vida de sus hijos, pero que sufre y se angustia cuando estos se
alejan para andar quizás en malos pasos. Cuando el hijo regresa, el padre se alegra, como se alegra Dios
por cada pecador que regresa a su familia.
Si vamos a ver, Lucas no tiene que explicarnos lo que se siente cuando perdemos algo que consideramos
importante. Eso lo sabemos, tenemos la experiencia acumulada de años de pérdidas y encuentros.
Tampoco nos tiene que explicar cuánta alegría nos da encontrar lo que perdimos, pues lo hemos vivido
muchas veces. Lo que Lucas nos dice, y que probablemente no sabíamos o nunca lo hubiésemos pensado
así, es que los mismos sentimientos cruzan el corazón de Dios.
No debemos caer en la trampa de alegorizar las parábolas, es decir, tratar de encontrar un mensaje oculto
detrás de cada palabra del relato. Al estudiarlas, debemos buscar el punto central y comprender a partir
de allí la totalidad del relato.

Como parte integral de la proclamación de Jesús, las parábolas enfocan en general el Reino de Dios, con
cierto énfasis en el aspecto escatológico(Mc 1.15). Hay por lo menos tres aspectos en el desarrollo de
este tema:
1. La inminencia del Reino provoca una crisis en la vida del pueblo de Dios: el destino eterno de los
hombres va a decidirse y Jesús, conocedor de lo ineludible del inminente juicio, previene sobre el
momento crucial que vive su nación(Lc 12.16–20; 12.57–59; 14.16–24; 16.1–8; 16.19–31, etc).

2. Sin minimizar la suerte de los que rehúsan ser participantes del Reino, Jesús subraya el gozo
escatológico que la venida del Reino trae para los tristes y oprimidos(por ejemplo Lc 15.1–32).
Claramente explica que la misericordia de Dios en favor de los hombres no descansa en las buenas
acciones de estos(Lc 17.7–10), sino en la gracia(Mt 20.1–16).

3. La inminencia del Reino demanda que los hombres se arrepientan para entrar en él(Lc 15.17; 18.9–14)
y manifiesten fe(Mt 7.9–11), amor y obediencia(Mt 21.28–30; Lc 19.12–27). La sinceridad de estas
actitudes se expresa en actos concretos(Mt 7.15–20) que muestran una devoción indivisible(Mt 6.24) y
una debida disposición con el prójimo(Mt 5.38–42; 18.23–35; Lc 10.30–37).
Las parábolas de Jesús no solo muestran su extraordinaria creatividad en la enseñanza, sino que
constituyen un permanente desafío a los deberes éticos y cristianos para los hombres de todos los
tiempos. (7)

Parábolas que solo aparecen en Mateo Parábolas que aparecen en Mateo y Lucas
El trigo y la cizaña (13.24–30) Los dos constructores (Mt 7.24–27; Lc 6.47–49)
El tesoro escondido (13.44) La levadura (Mt 13.33; Lc 13.20–21)
La perla de gran precio (13.45–46) La oveja perdida (Mt 18.10–14; Lc 15.1–7)
La red (13.47–50) Parábolas que aparecen en Mateo, Marcos y Lucas
El siervo inmisericorde (18.21–35) La lámpara y el almud (Mt 5.15–16; Mc 4.21; Lc 8.16)
Los obreros en la viña (20.1–16) Remiendo nuevo en vestidos viejos (Mt 9.16; Mc 2.21; Lc 5.36)
Los dos hijos (21.28–32) Vino nuevo en odres viejos (Mt 9.17; Mc 2.22; Lc 5.37–39)
Las bodas (22.1–14) Una casa dividida contra sí misma (Mt 12.25–29; Mc 3.23–27; Lc 11.17–22)
Las vírgenes prudentes e insensatas (25.1–13) El sembrador (Mt 13.1–23; Mc 4.1–20; Lc 8.4–15)
Los talentos (25.14–30) La semilla de mostaza (Mt 13.31–32; Mc 4.30–32; Lc 13.18–19)
Los labradores malvados (Mt 21.33–41; Mc 12.1–12; Lc 20.9–18)
La higuera (Mt 24.32–35; Mc 13.28–31; Lc 21.29–33)

10

SINÓPTICO: Del nombre griego “Synopsis, que significa“Vista de Conjunto”. Así se designan a los
tres primeros evangelios por la gran cantidad de analogías. Ellos presentan en general la vida del
Señor bajo el mismo aspecto.

GENEALOGÍA: El nombre hebreo es Yajas, que es “Genealogía”. La forma infinitiva del verbo se usa
como nombre que indica una lista o «registro genealógico»: «Y contados en sus registros genealógicos,
para el servicio en la batalla, fueron 26.000 hombres»(1Cr 7.40 RVA; cf. 2Cr 31.18). Encontramos otro
uso del término en la mención de los hechos de Roboam, cuyos detalles se registraron en las historias
[«tablas genealógicas»] del profeta Semaías(2Cr 12.15).
El verbo hebreo también es Yajas, que es “Contar(según raza o familia), inscribir,
registrar”. En arameo, yajas aparece en los tárgumes como traducción del hebreo mispajah(familia) y
tôledôt(genealogía o generaciones). El vocablo se halla unas 20 veces en el Antiguo Testamento.
En 1Cr 5.17(LBA) yajas quiere decir «inscritos por genealogías»: «Todos estos fueron registrados según
sus genealogías en los días de Jotam rey de Judá, y en los días de Jeroboam rey de Israel»( RVA; cf. 1Cr
7.5). En Esd 2.62(RVA) encontramos un uso similar: «Estos buscaron su registro de genealogías pero no
los hallaron» (LBA; «buscaron sus documentos genealógicos» RVA).
La Septuaginta traduce Yajas de diversas maneras: ogdoekonta(«genealogía… a ser registrada»);
arithmos(«ser parte de una genealogía; engendrarla»); paratoxin(«genealogía de principio a fin»);
sunodias(«conteo genealógico»). (8)
Nota: Parece que es para facilitar la memorización que Mateo, al citar el registro oficial, menciona tres
veces catorce generaciones, con lo que hay 42 generaciones de Abraham a Jesús: 14 de Abraham a
David, 14 de David a la deportación a Babilonia, y 14 desde esta deportación a Jesucristo.

HIJO DE DAVID: (Mt. 1:20; Lc. 3:31). Este término llegó a ser, con motivo de las profecías del
Antiguo Testamento que anunciaban el dominio firme y glorioso de un descendiente de David(Is. 9:7;
Jer. 23:5; Am. 9:11), uno de los dictados más usuales del Mesías(Mt. 12:23; 22:41, 42; Mr. 12:35; Jn.
7:42), y como tal se aplica repetidas veces a Jesús(Mt. 1:1; 9:27; 15:22; 20:30, 31; 21:9, 15).
Dios prometió a David que “será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono
será estable eternamente”(2S. 7:16; Sal. 89:3, 4; Mt 22:42). “¿No dice la Escritura que del linaje de
David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?”(Jn. 7:42). Al escribir la
genealogía de Jesús de Nazaret fue necesario establecer que Él era del linaje de David. Por eso El se
llama “el Hijo de David”: 1:6; Lc. 1:32; Mt. 9:27; 12:23; 15:22:20:30; 21:9; 22:42; Hch. 2:29-31; 13:23;
“su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David, según la carne”, Ro. 1:3; 2Ti. 2:8;
Ap.22:16. ¡Es de suma importancia observar que esta importante verdad nunca fue negada por los
judíos incrédulos!. (9)

HIJO DE ABRAHAM: (Mt 1:1). Dios prometió a Abraham que “En tu simiente serán benditas todas
las naciones de la tierra”(Gn. 22:18); Pablo explica este texto diciendo, “tu simiente, la cual es
Cristo”(Gál. 3:16). Como todos los judíos sabían, Abraham era el padre de su raza; por eso, Mateo
comienza trazando la parentela de Jesús con Abraham para probar que Él era un verdadero israelita. El
tema de Mateo es que Jesús de Nazaret es el Mesías, el Hijo de Dios.

Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.


El Mesías había de salir de la tribu de Judá, pues Dios había dicho, “No será quitado el cetro de Judá, ni
el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh”(el Mesías), Gn. 49:10.

Mateo 1:16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
“Mateo no conecta a José con Jesús como padre e hijo. Deja la fraseología usual y dice, Jacob engendró a
José, marido de María de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. Esto significa la naturaleza especial del
nacimiento de Jesús... Una dificultad se ve aquí; algunos suponen que Elí era el padre de María y sólo el
suegro de José; el registro no dice esto”(HLB). “La dificultad aquí es que Mateo dice que José era el hijo
de Jacob, y Lucas dice que él era el hijo de Elí. ¿Cómo sabemos que Jacob y Elí no eran la misma
persona? En estas genealogías e historias del Antiguo Testamento encontramos que la misma persona
tiene diferentes nombres. Gedeón se llamaba Jerobaal; Salomón se llamaba Jedidías(2S. 12:25); Ester se
llamaba Hadasa; Pedro era conocido como Simón y Cefas. ¿Por qué no pueden Jacob y Elí ser nombres
de la misma persona? La razón por la cual tenían diferentes nombres era que había diferentes dialectos y
una persona tenía un nombre en cada dialecto. Saulo, entre judíos, era Pablo entre romanos. Esto se
sugiere como una posible explicación para mostrar lo poco que sabemos de tales puntos. Tal vez esta no
sea la única explicación de esta aparente dificultad, pero sí es una posible explicación”(DL). (10)

11

C.- CIUDADES:

CAPERNAUM:(en hebreo, pueblo de Nahum). Ciudad importante en el ministerio de Jesús,


ubicada en la costa noroeste del mar de Galilea.
El Antiguo Testamento no menciona a Capernaum y cuanto podemos saber de esta ciudad depende de los
Evangelios. Tal parece que en tiempo de Jesús, Capernaum fue un centro de gran importancia; luego
decayó y desapareció de la historia. Jesús, rechazado en Nazaret, hizo de Capernaum la sede de sus
actividades(Mt 4.13; Jn 2.12). La ciudad fue famosa por su sinagoga(Mc 1.21; Lc 7.5), y es el único
lugar del que se afirma que Jesús tenía allí su casa(Mc 2.1; 9.33) o que era «su ciudad»(Mt 9.1). Se
acepta que el hogar de Pedro y Andrés estaba allí(Mt 8.14; Mc 1.29; Lc 4.38).

Capernaum fue escenario de muchos incidentes en la vida de Jesús. En su sinagoga sanó a una persona
que tenía un espíritu inmundo(Mc 1.21ss; Lc 4.31ss) y en sus cercanías sucedieron los hechos que
llevaron a Jesús a pronunciar el sermón sobre el pan de vida(Jn 6.16–59).

En la ciudad había una aduana y un centro para el cobro de impuestos(Mt 9.9; 17.24ss). Es muy probable
que en esta ciudad hubo un destacamento de soldados romanos, cuyo centurión edificó una sinagoga del
pueblo(Lc 7.5). Aquí Jesús sanó a un siervo de este(Mt 8.5–13), y más tarde al hijo de un oficial del
rey(Jn 4.46ss). A pesar de este ministerio en su seno, Jesús incluye a Capernaum entre las ciudades
impenitentes por su dureza y culpabilidad ante Dios(Mt 11.23; Lc 10.15).
Luego del ministerio de Jesús, Capernaum perdió su importancia y sus ruinas se encuentran en un lugar
conocido por los árabes como Tell-Hum, que se halla a unos 4 km al sudoeste de la desembocadura del
Jordán en el mar de Galilea. Aunque el nombre significa, según parece, «colina color café»,
posiblemente hum es reminiscencia de Nahum. Las ruinas de una sinagoga de principios de la era
cristiana se encuentran en esta localidad.

Luego de estar olvida y abandonada por siglos, Capernaum surgió de nuevo en 1894, cuando los ruinas
del lugar se entregaron para su custodia a un grupo franciscano. Durante los años 1905 y 1921 se
llevaron a efecto varias excavaciones arqueológicas; y en 1968, bajo la dirección de V. Corbo y S.
Loffreda, se descubrieron varios sectores importantes de la ciudad y la casa de Pedro. También, bajo las
ruinas de una sinagoga del siglo IV o V d.C., se descubrió la sinagoga del centurión romano(Mc 1.21; Lc
7.5).

La casa de Simón Pedro, mencionada con cierta regularidad en los Evangelios(Mt 17.25; Mc 2.1; 9.33),
estaba ubicada al sudeste de la sección que se extiende desde el lago de Galilea; el norte apuntaba hacia
el balcón de la sinagoga y el este hacia un campo abierto (Mc 1.33; 2.2). Durante la primera revuelta
judía llevaron a Josefo a Capernaum para recibir tratamiento médico, luego de recibir heridas en
combate. (11)
12

Ministerio Evangelístico
Escuela Bíblica Israel
El Poder de la Palabra
2005

COMENTARIO DE MATEO

A.- HISTORIA DEL LIBRO


El libro de Mateo es uno de los tres evangelios denominados sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), que
enfocan la vida de Jesús y sus hechos. Este libro se escribió, en primer lugar, para una mente hebrea, de
ahí que se repita una y otra vez: "Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por
medio del profeta ...", haciendo referencia a las Escrituras del Antiguo Testamento. Jesús aparece como
el Mesías Salvador por medio del cual Dios cumplió las promesas hechas a su pueblo.
El autor: Aunque no se menciona en el libro, sin embargo desde los primeros padres de la iglesia y en
adelante ha sido aceptado como obra del apóstol Mateo(o Leví). Se menciona en las cuatro listas de los
doce. La única otra vez que se habla de Él es con relación a su llamamiento(Mt.9:9-13; Mr.2:14-17;
Lc.5:27-32).

B.- ENSEÑANZAS Y TEMAS DEL LIBRO


Lo primero que resalta en este evangelio es el Reino de Dios. Se repite una y otra vez, hasta 54
referencias. Jesús aparece como el Rey que ha llegado para establecer su reino. De acuerdo a este hecho,
haremos el siguiente bosquejo o división de Mateo.

1.- La genealogía del Rey. La genealogía de Mateo hace énfasis en los ascendientes de Jesús: David y
Abraham(Mt.1:1) "Jesucristo hijo de David, hijo de Abraham." Esta afirmación vincula a Cristo con dos
de los grandes pactos que Dios hizo, con David y con Abraham. Con David consistía en la promesa de un
Rey que se sentaría en el trono de su reino para siempre(2S.7:8-13). El pacto de Dios con Abraham
prometía que por él serían bendecidas todas las familias de la tierra. (Gn.12:3 con Ga.3:8,16).

2.- La llegada del Rey. (1:1-2:23) Los profetas habían hablado de su venida(Is.7:14; 9:6; Miq.5:2) Los
magos preguntaron por "el rey de los judíos, que ha nacido" (Mt.2:2).

3.- Proclamación del Reino. También los profetas del A.T. predijeron que habría una voz que
proclamaría la llegada del Rey y el Reino de Dios. Se trata de Juan el Bautista (Is.40:3; Mal.3:1 con
Mt.3:1-3). Una vez anunciaba la venida del Rey, el Señor Jesús pasa de su vida privada y personal a su
ministerio público. Comenzando con el bautismo y el recibimiento del Espíritu Santo; luego vino la
tentación y la victoria por la palabra escrita(Mt.3:14-4:25).

4.- Las leyes del Reino. Todos los reinos han de tener sus leyes y normas para que por ellas se rijan sus
súbditos. El reino de los cielos no es ninguna excepción. En los capítulos 5,6 y 7, Jesús expone las leyes
del reino, mejor conocidas como el Sermón del Monte. Jesús no vino a destruir la ley dada a Moisés, sino
a cumplirla y a demostrar que no era definitiva, sino que Él tenía autoridad sobre ella. De ahí, que se
repita hasta catorce veces: "Pero yo os digo" (5:22).
Cuando terminó el Señor de dar las instrucciones del reino, "la gente se admiraba de su doctrina,
porque les enseñaba como quién tiene autoridad, y no como los escribas"(Mt.7:28,29). No cabe duda de
que si el mundo hiciera suyos los principios del Sermón del Monte, el mundo no tendría problemas. Si
logramos que éstos principios se cumplan en nuestras vidas, todas nuestras relaciones personales
cambiarán, nuestras heridas sociales sanarán, todas las disputas entre naciones se resolverán, y aún los
problemas a nivel mundial encontrarán solución. Notemos una de las reglas que rigen en el reino de
Dios:

"Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros
con ellos; porque esto es la ley y los profetas"(Mt.7:12).

5.- El poder del Rey. (Mt.8,9) En estos capítulos se mencionan varios de los hechos milagrosos de Jesús,
como son:
a) Sana a un leproso (8:1-4).
b) Sana al siervo del centurión (8:5-13).
c) Sana a la suegra de Pedro (8:14-17).
d) Calma la tempestad (8:23-27).
e) Libera a los endemoniados (8:28-34).
f) Sana a un paralítico (9:1-8).
g) Transforma la vida de un hombre (9:9-13).
h) Sana a la mujer de flujo de sangre (9:18-26).
i) Resucita a la hija de Jairo (9:18-26)
j) Sana a dos ciegos (9:27-31).
k) Libera a un mudo endemoniado (9:32-34).

6.- Los súbditos del Rey. (Mt.10:1-11:1). Todo reino tiene sus propios súbditos. Jesús buscó a hombres
que le siguieran para prepararlos y enviarles después a continuar la obra de extender el reino de Dios. En
el capítulo diez y hasta el principio del once, el Señor escoge a sus discípulos y les da unas instrucciones
concretas para su misión.

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7.- El Rey explica lo que es el Reino de los Cielos. (Mt.13:1-52). La expresión "Reino de los Cielos"
se encuentra unas 35 veces en Mateo, y no aparece en ninguno de los otros tres evangelios. A través de
las parábolas, Jesús da a conocer lo que es el reino de los cielos y a que se asemeja. El Señor comparó en
Mt.13 el reino de los cielos a:

El sembrador - El trigo y la cizaña - La semilla de mostaza - La levadura en la masa.


El tesoro escondido - La perla de gran precio - La red.
8.- El rechazo del Rey. A pesar de las pruebas mostradas por Jesús, por medio del cumplimiento de las
profecías y de la manifestación de su poder, muchos le rechazaron, y entre ellos los gobernantes y
religiosos de su tiempo. "A los suyos vino, y los suyos nos le recibieron ..." (Jn.1:11).
Israel como nación no reconoció a su Mesías, aunque los primeros seguidores de Jesús fueron judíos. El
Señor sabía esto, porque estaba escrito también, y se lo dijo a sus discípulos, aunque ellos no entendieron
nada de esto al principio y quisieron impedir que sucediera (caso de Pedro). No habían comprendido que
Él resucitaría y las glorias que vendrían después(1P.1:10-12).

Notar los siguientes versículos, donde Jesús anuncia su muerte y resurrección(Mt.16:21-28; 17:22,23;
20:17-19).

9.- El futuro del Reino. Después de entrar en Jerusalén y ser aclamado por las multitudes como rey,
aunque su reinado no era semejante a los reinos del mundo, ni como muchos en Israel esperaran que
fuere. Jesús iba a marchar lejos para luego volver y establecer su reino milenial y por la eternidad.
Previno a sus súbditos, seguidores, discípulos, de estar preparados para ese día, por medio de las
parábolas del siervo fiel(Mt.24:44-51); las diez vírgenes(Mt.25:1-13); y la de los talentos(Mt.25:14-30).

10.- Muerte y resurrección del Rey. Así llegamos al momento culminante de la vida del Rey: Su
muerte y su resurrección. Los judíos no le reconocieron como rey, y por ello le entregaron a la muerte, en
medio de todo un espectáculo burlón hacia el pretendido reinado de Jesús:
Le vistieron de escarlata (27:28).-- Le pusieron una corona de espinas (27:29).
Le pusieron un cetro (27:29).-- Le pusieron un título sobre la cruz (27:37).
Pero al tercer día resucitó. La muerte no podía retenerle(Hch.2:24), demostrando su poder
sobrehumano(Hch.2:30-36) ¡Aleluya!. El Señor Jesús antes de ascender al cielo, comisionó a sus
discípulos para que llevaran las buenas nuevas de salvación a todo el mundo, extendiendo su reino en
esta tierra. Los discípulos salieron en la autoridad suprema del Señor Jesús. En la síntesis expuesta
anteriormente, podemos ver un resumen y bosquejo de lo que es el evangelio de San Mateo, aunque hay
muchas otras enseñanzas y de las que escogeremos algunas.

(Mt.16:13-20). La confesión de Pedro y sus interpretaciones.


En primer lugar, la pregunta que hace el Señor Jesús y su respuesta fue trascendental para Pedro y lo es
también para nosotros mismos hoy en día. A Pedro le fue revelada por Dios la identidad de Jesús: "Tu
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." La misma revelación es para nosotros hoy, cuando damos un
paso de fe a favor de Jesús. Pedro ya lo había dado(Gá.1:15,16; Ro.16:25,26; Col.1:24-27; 1Co.2:6-16).
Ahora bien, fijémonos en lo que Pedro dijo:
"Tu eres el Cristo" (El Mesías) - (1Jn.5:1).-- "Tu eres el Hijo de Dios" - (1Jn.4:15).

La Biblia muestra que es por la confesión que hacemos del mismo Jesús, que somos de Dios(Ro.10:9,10;
1Co.12:3).

También la Biblia muestra claramente que la intención de Jesús en este pasaje no era establecer el
papado tal como se ha entendido a través de los siglos, ni que Pedro lo entendiera así, puesto que él
mismo dice en su primera carta capítulo 2 y versículo 4 al 8: "Acercándoos a Él (Jesús), piedra viva." En
los Hechos vemos que había tres apóstoles que eran columnas de la iglesia: Pedro, Jacobo y Juan. No
había un liderazgo en singular(Gá.2:9). El apóstol Pablo dice en(1Co.3:11) que "no hay otro fundamento
que Jesús." En (Ef.2:20), dice: .".. La principal piedra del ángulo, Jesucristo mismo." Pedro tuvo que dar
explicaciones en el Concilio de Jerusalén de lo que había acontecido en la casa de Cornelio. Y Pablo tuvo
que reprenderlo públicamente porque se comportó hipócritamente, dando ello a entender que Pedro no
tenía una autoridad al estilo del papado que vino unos siglos después(Gá.2:11-16).
En cuanto a "las llaves del reino", podemos ver y entender que Pedro tuvo un ministerio importante y que
él fue el escogido para abrir las puertas del reino de Dios a los judíos, con su predicación en el día de
Pentecostés, y también abrió el reino de los cielos a los gentiles en la casa de Cornelio, aunque la misión
de llevar el evangelio a los gentiles le fue encomendada a Pablo principalmente, pero fue Pedro quién
predicó por primera vez en ambas ocasiones.
En lo que se refiere a atar y desatar, es un mandato no sólo para Pedro, sino también para todos los
discípulos, como lo vemos un poco más adelante(Mt.18:18); y siempre tiene que ver con una autoridad
espiritual, para actuar en el mundo espiritual.

(Mt.23:1-36) Reprensión de Jesús a escribas y fariseos.


Algo que llama la atención también en este evangelio, es la dureza con que el Señor trata a los
religiosos de su tiempo. Vemos que hay dos cosas que al Señor le gustan poco. Una es, decir y no hacer
(23:3), y la otra es, anular la Palabra de Dios con la tradición de los hombres. Esto lo vemos mejor
en(Mr.7:1-23).

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CITAS Y REFERENCIAS

LOS 400 AÑOS ENTRE EL A.T. Y EL N.T.

Ray C. Stedman, Seminario Abierto.

INTRODUCCION

Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000,
c1998.
2 Peter Jeffery, De Piedra en Piedra, Editorial Estandarte de la Verdad, 2000, pág. 13
3 Wiersbe, Warren W., Bosquejos Expositivos de la Biblia, AT y NT, (Nashville, TN: Editorial Caribe
Inc.) 2000, c1995.
4 Peter Jeffery, op.Cit. , pág. 14

LIBRO DE MATEO

1 Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo,
(Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999
2 La Armonía de Broadus
3 Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo,
(Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999
4 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000,
c1998.
5 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000,
c1998.
6 Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo,
(Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999
7 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000,
c1998
8 Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo,
(Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999
9 Wayne Partain, El evangelio Según Mateo, Copyright, 2000
10 Wayne Partain, El evangelio Según Mateo, Copyright, 2000
11 Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000,
c1998.

COMENTARIO DE MATEO

Virgilio Zaballos, Curso Bíblico del Nuevo Testamento, Pastor en-línea de DCI España

Parábolas que sólo aparecen en Marcos


La semilla que crece (4.26–29)
El portero vigilante (13.32–37)

Parábolas que sólo aparecen en Lucas


Los deudores y el acreedor (7.40–47)
El buen samaritano (10.25–37)
El amigo que vino a medianoche (11.5–8)
El rico necio (12.13–21)
El siervo fiel y el siervo malvado (12.35–48)
La higuera estéril (13.6–9)
La torre incompleta (14.25–34)
La moneda perdida (15.8–10)
El hijo perdido (15.11–32)
El mayordomo injusto (16.1–13)
El amo condescendiente (17.7–10)
La viuda persistente (18.1–8)
El fariseo y el publicano (18.9–14)
Las minas (19.11–27)

Parábolas que aparecen sólo en Juan


El pan de vida (Jn 6.32–58)
El pastor y las ovejas (Jn 10.1–18)
La vid y las ramas (Jn 15.1–8)

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