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XI-JORNADAS-VICTIMAS DEL DELITO.

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COMISIÓN NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

XI Jornadas Nacionales

sobre Víctimas del Delito,

Prevención y Derechos Humanos,

Atención a Grupos Vulnerables

comprender necesidades
para generar soluciones

México, 2013

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Primera edición: diciembre, 2013
ISBN: 978-607-729-048-3

D. R. © Comisión Nacional
de los Derechos Humanos
Periférico Sur 3469,

Colonia San Jerónimo Lídice,

Delegación Magdalena Contreras,

C. P. 10200, México, D. F.

Diseño de portada:
Flavio López Alcocer

Impreso en México

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Contenido

Palabras de bienvenida

Dr. Luis García López Guerrero 9


Dr. Miguel Nava Alvarado 13
Lic. Arsenio Durán Becerra 15
Lic. Roberto Loyola Vega 17
Lic. Jorge López Portillo Tostado 21
Lic. Eduardo López Muñoz 23

Conferencias

La violencia contra niñas, niños, adolescentes


y adultos mayores
Victoria Adato Green 37
Vulnerabilidad y acceso a la justicia
Sergio Gabriel Torres 43
El abandono como causa de la violencia sufrida
por los adultos mayores
Sergio Salvador Valdez 47
La vulnerabilidad, la cuestión de género
Diego Slupski 55
Dignidad humana de las víctimas
José Carlos Bermejo Higareda 65
Modelo Renapred de abordaje integral de la discapacidad
Federico Núñez Perea 79

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6 contenido

Capacitación en la atención a las personas con discapacidad

Hugo Velázquez Vázquez 87

La discapacidad

Laura Bermejo Molina 93

Abuso sexual en personas con discapacidad

América Carrainzar 99

Los derechos humanos de la niñez y la adolescencia

con enfoque en la violencia

Trixia Valle Herrera 107

Centro de Justicia para Mujeres

Pastor López Cabrera 113

Programa para la Prevención de la Violencia

en la Convivencia Escolar (Previoces)

Juana Miriam Hernández Franco

y Antonio Hutziluc Álvarez Ledesma 121

La construcción de noticias sobre seguridad ciudadana

Miguel Nava Alvarado 127

Protección de los derechos humanos

por la autoridad municipal

Teresa Calzada Robirosa 137

Modelos exitosos de prevención del delito.

Programa Constrúyete

Cristina Martin 141

La mediación como modelo de solución pacífica

de conflictos

Lidia Solorio Lozada 147

Experiencia del Consejo Consultivo Ciudadano

en Procuración de Justicia como órgano de participación

social en la determinación de políticas públicas

Carlos Salvador Núñez Gudiño 157

Conclusiones

Godofredo Alderete Velazco 159

Mensaje de cierre

Carlos Zardain Escudero 165

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Palabras de bienvenida

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Dr. Luis García López Guerrero*

Para la Comisión Nacional de los Derechos Humanos hacer estas XI


Jornadas en el estado de Querétaro tiene una importancia fundamen­
tal por las siguientes razones: primero, porque el estado de Querétaro
es una entidad de una gran tradición constitucional, sobre todo de un
renovado esfuerzo humanista. No es cosa menor que estemos en este
Teatro de la República, donde hace casi 100 años se suscribió la Cons­
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos que hoy nos rige,
y que en este documento se sentaran las bases de proyecto de nación
que hoy tenemos en este país, precisamente del proyecto de nación en
donde los ideales de esos hombres y mujeres que lucharon por la Re­
pública quedaron sentados en la protección de los derechos a la segu­
ridad, a la libertad, a la igualdad, a la no discriminación, al respeto
de la dignidad de las personas; por ello, es fundamental que los traba­
jos de estas Jornadas Nacionales tengan impacto y difusión, que para
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no es cosa menor.
Veintisiete entidades representadas por los asistentes a este foro, en
la mayor expresión nacional que hemos tenido en las ediciones de las
Jornadas, refleja el interés no solamente de los queretanos, sino de
todos los habitantes de México, en que el respeto a los derechos huma­
nos, sobre todo de los grupos más vulnerables, tenga plena vigencia.
Hace 11 años, en la primera edición de las Jornadas de Derechos Hu­
manos y Víctimas del Delito, en México se estaba iniciando una ola

* Primer Visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

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de violencia sin precedente alguno que, de no atenderse adecuada­


mente por las autoridades del Estado mexicano, tendría como conse­
cuencia la respuesta en la siguiente década que viejas prácticas que ya
estaban superadas en el país, como la tortura, la desaparición de per­
sonas, los allanamientos ilegales, las retenciones militares y las deten­
ciones arbitrarias e indebidas regresaran, pero no solamente que vol­
vieran al país, sino que el número en cada uno de estos casos tuviera
una magnitud que nos hiciera reflexionar sobre la orientación que ten­
drían a 10 años las políticas públicas. Hoy han pasado esos 10 años, y
con mucha pena observamos en la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos que precisamente las prácticas de la desaparición de perso­
nas, la tortura, los cateos ilegales, las detenciones arbitrarias, las reten­
ciones en instalaciones militares, los maltratos, el trato indigno hacia las
personas y la discriminación son una constante en las actuaciones
de muchos servidores públicos del Estado mexicano, que encuentran
en el delito y en la violación a los derechos humanos un esquema para
desarrollar el cargo público que ostentan.
Por ello, es significativo realizar en Querétaro estas Jornadas, porque
es un estado ejemplar en los modelos de atención a víctimas del deli­
to. En la Comisión Nacional de los Derechos Humanos estamos con­
vencidos de que esta entidad es un gobierno aliado, que conjuntamente
con la Comisión Estatal nos permitirá ir reconstruyendo —a partir
de estos esquemas de violencia que está viviendo el país— de manera
rápida y oportuna políticas públicas que tengan mayor presencia, pero
sobre todo una mayor eficacia en beneficio de todos los habitantes de
México.
Finalmente, quisiera comentar que hemos encontrado en el gobier­
no del estado de Querétaro respuestas oportunas y muy eficaces en
muchos de los problemas que atañen a la entidad, y que han tenido
repercusión en el ámbito nacional. Por ello les pedimos que vean en
la Comisión Nacional un aliado con el que se pueda trabajar, no sola­
mente en la realización de Jornadas de esta magnitud, sino en progra­
mas ambiciosos de capacitación y formación en materia de derechos
humanos, con un solo objetivo: la protección y defensa de los dere­
chos humanos de los mexicanos. Esto viene a propósito de la reforma
constitucional en la meteria: a partir de junio del año pasado todos los
servidores públicos tenemos como obligación observar, respetar, pro­

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teger y difundir los derechos humanos, en términos de lo que establece


la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y qué mejor
que en este lugar, en donde se suscribió el proyecto de la nación mexi­
cana. Refrendemos ese compromiso.

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Dr. Miguel Nava Alvarado*

En Querétaro el trabajo de la Comisión Estatal de los Derechos Hu­


manos ha tenido como una de las principales funciones equilibrar la
prevención de las violaciones de los derechos humanos con las quejas,
que es atender este tipo de situaciones que ya se generaron; pero es a
partir de esta función, y de las reformas que realizó nuestro Constitu­
yente el año pasado, como nosotros podremos saldar una deuda que
tenemos como servidores públicos con la sociedad, con las víctimas
del delito, con las víctimas de las violaciones a los derechos humanos.
En estas reformas constitucionales trascendentales quedan plasma­
dos principios fundamentales como el que tiene que ver con el principio
pro persona, en donde todas las autoridades de los tres órdenes de go­
bierno, incluyendo los organismos públicos autónomos, tenemos la
obligación de atender todo lo relativo a la aplicación que más favorezca
a las personas.
Es importante recalcar que dentro de estas modificaciones a la Cons­
titución se incorpora, en el artículo 3o., el principio de educación bá­
sica en materia de derechos humanos, situación que en nuestro país
tenía un gran rezago. También es importante mencionar cómo se ha
incorporado y se ha fortalecido a los organismos públicos de protección
a los derechos humanos en nuestro esquema jurídico nacional. Sé que
hay muchas cosas que quedan por hacer, pero indudablemente que se
irán realizando.
En materia de prevención, el Estado mexicano tiene que fortale­
cer a las instituciones, debido a que estamos invadidos por un cáncer

* Presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Querétaro.

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social terrible que tiene que ver con la impunidad y con la corrupción.
Es a través de estos foros, a través de la cercanía con la sociedad, como
nosotros, poco a poco, sociedad, gobierno, comisiones públicas de dere­
chos humanos, podemos alcanzar las metas que nos hemos propuesto.

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Lic. Arsenio Durán Becerra*

La Procuraduría General de Justicia del estado de Querétaro les da la


más cordial bienvenida a las XI Jornadas Nacionales sobre Víctimas del
Delito, Prevención y Derechos Humanos, Atención a Grupos Vulne­
rables. Esta actividad académica forma parte de programas de innova­
ción en los modelos de seguridad y procuración de justicia impulsados
por el gobernador del estado, licenciado José Calzada Rovirosa, desti­
nados a fomentar la cultura de la prevención, la denuncia y el respeto
a los derechos humanos y, en especial, a los derechos de las víctimas.
Ha quedado atrás un tiempo en el que las actividades de prevención
eran atendidas sólo por una parte del estado o algún grupo de la so­
ciedad civil; la actualidad nos impone la necesidad de involucrar a
todas las instancias públicas y privadas y al mayor número de personas
que fortalezcan acciones para prevenir al máximo el número de deli­
tos y, por ende, disminuir el número de víctimas del mismo; por ello,
nos congratulamos de que en esta ocasión se congreguen instancias con
un alto grado de responsabilidad en la atención y protección de los
derechos humanos, así como instituciones educativas que instruyen a
sus educandos bajo los más estrictos conceptos de legalidad, respeto,
ayuda y protección a sus semejantes.
Confiamos en que este espacio de reflexión permita el reconoci­
miento y abordaje de situaciones de vulnerabilidad y el empleo de
identificación de instrumentos eficaces para su atención y soporte,
bajo las premisas de solidaridad, responsabilidad y empatía ante situa­
ciones extraordinarias, y de igualdad de oportunidades basadas en las

* Procurador General de Justicia del Estado de Querétaro.

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diferencias de circunstancias personales, así como de respeto puntual


de los derechos humanos, de manera integral y equitativa.
En Querétaro, durante la presente administración, hemos avanza­
do en legislar, prevenir y combatir conductas que atentan contra el
principio de igualdad y contra la vulneración de los derechos de niñas,
niños y adolescentes, y se tienen relevantes logros por parte de los dis­
tintos programas para menores, jóvenes, mujeres, personas con disca­
pacidad y adultos mayores. Por su parte, la Procuraduría General de
Justicia, en cuanto a la atención y apoyo a víctimas, tiene como prin­
cipios rectores la proximidad, la inmediatez en la atención, el cumpli­
miento de expectativas ciudadanas, la agilidad en los procesos, así como
la unidad y la coordinación interinstitucional.
Estamos convencidos de que los derechos fundamentales represen­
tan acciones, obligaciones y responsabilidades de todos, por lo que la
Procuraduría General de Justicia del estado reitera su compromiso de
continuar contribuyendo en la prevención y erradicación de la violen­
cia en todas sus formas, la atención a las víctimas de los grupos vulne­
rables y seguir propiciando la consolidación de acciones integrales con
participación de la sociedad civil, bajo la plena convicción de que el
respeto a los derechos humanos es pilar fundamental de la democracia.

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Lic. Roberto Loyola Vega*

Es de suma importancia que estas Jornadas se enfoquen especialmen­


te en el objetivo de la equidad con atención a los grupos vulnerables. La
prevención del delito; el combate frontal a la impunidad y la corrup­
ción; la procuración de justicia, con pleno respeto a los derechos hu­
manos dentro del marco del derecho; la justicia restaurativa que vea
por los derechos de las víctimas, y la equidad hacia los grupos vulne­
rables son prioridades del Estado, por mandato constitucional, por
convicción y por exigencia ciudadana. Para tener vigencia, la democra­
cia requiere una actitud y una conducta consecuente de parte de las
autoridades públicas, de los actores políticos y de la población en ge­
neral, reflejo de los valores democráticos y constitucionales, que ma­
nifieste compromiso con el interés público y que extreme un sentido
de corresponsabilidad y sensibilidad hacia la población vulnerable.
Eventos como estas Jornadas que hoy dan inicio en nuestra ciudad
deben tener consecuencias en el rediseño y administración del mode­
lo de procuración de justicia, que corresponda plenamente a las exi­
gencias de eficacia y certeza jurídica; profesionalidad en el servicio;
calidad en los procesos; plena legalidad en las operaciones, con nota­
ble disminución de las disfunciones institucionales, y total respeto a los
derechos humanos en la atención a las víctimas del delito y en la re­
novación de normas y procedimientos para la aplicación integral de
los derechos y acciones que propicien la equidad práctica y expedita
hacia los grupos más vulnerables de nuestra sociedad. Querétaro es la
cuna del constitucionalismo mexicano, aquí reconocemos que no

* Presidente Municipal de Querétaro.

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hay Constitución sin derechos humanos, es necesario incluir en la


norma y en la práctica todos los derechos de todos los que habitamos
este estado, esos derechos son civiles, políticos, económicos, sociales,
culturales y ambientales, son indivisibles e interdependientes y son
para todos.
El valor político más importante es la persona humana, en su inte­
gridad, en su dignidad, en su proyección hacia el futuro y en su pre­
sente. La prioridad principal del Estado es, y debe ser siempre y en todo
momento, la protección de los derechos humanos; éste es el objetivo
último del pacto social y la razón de ser de los poderes públicos; por
ello es de gran importancia discutir y ampliar el conocimiento y las ex­
periencias para defender los derechos de las víctimas; los derechos
étnicos; de género; los derechos de los niños, las niñas y los adolescen­
tes; los de las personas con discapacidad, y los derechos económicos,
culturales y ambientales de todos los residentes en el estado, sobre todo
los más vulnerables. Los resultados de diversos estudios sobre la vio­
lencia ejercida contra niños y mujeres nos alertan sobre la necesidad de
realizar acciones integrales que brinden condiciones de equidad para
el desarrollo pleno de los hombres y las mujeres de nuestro país. Even­
tos como éste destacan la gravedad de la violencia contra niños y mu­
jeres al dar a conocer cifras y estadísticas, hechos y relatos, programas
y proyectos que se enfilan hacia una comprensión más profunda del
fenómeno de la violencia y la falta de equidad en México; por ello es
de gran importancia para el avance de la justicia restaurativa el derecho
comparado y la participación en estas Jornadas de representantes de
otros estados y de otros países. Qué pasa en otros estados de la Repú­
blica, cuáles son los logros y los avances en otras latitudes. Eventos
como éste tienen un valor agregado muy importante cuando nos encon­
tramos inmersos en un proceso de renovación y revitalización de las
instituciones; el éxito de estas Jornadas tendrá un impacto necesario,
una mayor fuerza, en las resoluciones de la Comisiones de Derechos
Humanos para defender los derechos de todos los ciudadanos, y en
una mayor eficacia de las Procuradurías para garantizar su ejercicio.
Los grupos sociales vulnerables deben ser escuchados y atendidos para
que puedan ser incorporados a la vida productiva, social y política en
función de sus propias propuestas y sus propias necesidades; es impres­
cindible darle un nuevo sentido a la participación y apoyo a los grupos
vulnerables de la sociedad, para que fortalezcan su participación activa

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en todas las áreas de la educación, la economía, el deporte, la vida


social y la política. Esta mirada es el inicio de políticas públicas que
incluyan verdaderamente los derechos de todos los habitantes de Que­
rétaro; nos pronunciamos contra todo tipo de discriminación por moti­
vos abiertamente manifiestos o encubiertos que se refieran a las mu­
jeres; a las personas con discapacidad; a los niños; a los indígenas; a las
minorías religiosas y étnicas; a personas que tengan preferencias sexua­
les distintas, creencias o convicciones políticas o religiosas distintas; se
encuentren en una situación económica precaria, o provengan de otras
nacionalidades. La tolerancia y la equidad son valores imprescindibles
en una sociedad democrática; la procuración e impartición de justicia
son bienes públicos por excelencia, por lo que la función del Estado es
indelegable e intransferible, y no se puede reducir a un servicio públi­
co, de ahí la importancia de abordar la prevención de la violencia en un
enfoque latinoamericano y de conocer los modelos exitosos de preven­
ción del delito, así como compartir los esquemas de mediación judicial
que ya existen en el estado de Querétaro. La historia se recrea, y se rein­
terpreta cada nueva realidad con cada tiempo nuevo, es un trabajo de
Hércules que cada generación de mexicanos debe realizar con visión, con
entusiasmo y con patriotismo. Esta oportunidad surge con la renova­
ción de los poderes públicos que nuestro sistema electoral ha diseñado,
por eso asumimos el reto del cambio con decisión y con entusiasmo; la
construcción de un Estado democrático de Derecho y de una sociedad
más libre y más justa ha sido una tarea excepcionalmente compleja en
este país, basta una lectura a cualquier página de la historia moderna
para tomar conciencia de lo difícil que ha sido construir instituciones
con propósitos que sirvan a una sociedad caracterizada por profundas
desigualdades y que requiere de acuerdos duraderos sobre lo funda­
mental. Los esfuerzos para modificar esta realidad se han dado en con­
diciones adversas; los obstáculos para el cambio han sido muchos, pero
el cambio es hoy una realidad; nos encontramos en la oportunidad his­
tórica de construir un nuevo orden institucional bien concebido y con
equilibrios adecuados; el vínculo entre legitimidad y gobernabilidad
se encuentra en la capacidad del estado para reformarse; hoy tenemos
que ser más creativos que nunca, la nueva vitalidad social no puede dila­
pidarse en disputas entre poderes o instancias de gobierno, eso retrasa
el cambio y lastima a la sociedad. Sociedad y gobierno debemos tra­
bajar juntos para fortalecer la confianza pública en la ley y la justicia.

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Lic. Jorge López Portillo Tostado*

Este tipo de foros y conferencias ayudan a promover la generación de


acuerdos y convenios académicos interinstitucionales que serán ins­
trumentos para los especialistas enfocados en la prevención del delito.
El principal deber y justificación del Estado es, sin duda alguna, la
salvaguarda de la integridad física y patrimonial de las personas y las
familias, y eso es algo que va más allá de cualquier otra prioridad en el
combate a la inseguridad; la cooperación e inclusión de la ciudadanía
deben estar siempre contempladas en los programas dedicados a inhi­
bir y disminuir las consecuencias que pueden ser resultado de la delin­
cuencia. El combate al delito debe abordarse desde el mismo entorno
social, a través del análisis de los factores sociales, comunitarios y situa­
cionales que inciden para que se cometan actos fuera de la ley.
El programa que abordarán es muy completo, ya que abarca ejes rela­
cionados con la prevención frente a niñas, niños, adolescentes y adul­
tos mayores, así como temas que tienen que ver con la marginación de
las personas con discapacidad y violencia dentro de la familia. En el
gobierno de Querétaro mantenemos el compromiso de seguir imple­
mentando mejores sistemas de prevención, supervisión y control que
combatan la impunidad e incrementen la confianza ciudadana en la
procuración de justicia. Trabajamos en el reforzamiento de la estruc­
tura organizacional y de las acciones orientadas a la atención de las víc­
timas del delito, especialmente cuando son personas con característi­
cas de vulnerabilidad o víctimas de delitos violentos; en ese sentido,
es necesario mejorar los canales institucionales para avanzar a través de

* Secretario de Gobierno, representante del gobernador del estado de Querétaro.

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acciones de prevención, fomentando la cultura de la corresponsabilidad


entre la sociedad y el gobierno, que permita captar y dar respuesta a
las quejas y denuncias, así como poner en práctica medidas de protec­
ción ante víctimas de la violencia.
Uno de los grandes desafíos en materia de seguridad para el Esta­
do es transitar de un modelo reactivo centrado en la persecución y el
castigo hacia un modelo preventivo, basado en evitar las causas que
originan los delitos. Ahí debemos atacar los problemas de raíz, a través
de la creación de empleos de calidad, brindando oportunidades a
todos los sectores y generando un desarrollo que permita fomentar el
crecimiento social, para lo cual es necesario trabajar conjuntamente con
la sociedad, para revertir esta situación e ir devolviendo a la comuni­
dad lo que le corresponde.

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Lic. Eduardo López Muñoz*

En la historia de los derechos de las víctimas y del ofendido se ha ad­


vertido una evolución que últimamente se ha impregnado del respeto
a los derechos humanos. Los tribunales internacionales han coad­
yuvado de una manera determinante al desarrollo de los derechos hu­
manos en todos los ámbitos de la ciencia del derecho, a grado tal que
incluso se ha reformado nuestra Constitución, donde se ha dejado
obsoleta la expresión “garantías individuales”, para ahora acoger lo que
son los derechos humanos. Además, nuestra Ley de Amparo ya no
protege garantías individuales, sino que ahora protege derechos hu­
manos. Me voy a permitir hacer un recorrido histórico para examinar
qué ha sucedido con los derechos de las víctimas y de los ofendidos.
Si examinamos la Constitución del país de 1917 vemos que el Cons­
tituyente no alude a ese tipo de derechos, solamente considera los de­
rechos del inculpado, pero para el Constituyente no era necesario, no
era indispensable, regular los derechos de las víctimas o de los ofendi­
dos; así pasó la historia de México, y dentro de la historia del dere­
cho sobresale que en 1934, en la Legislación Procesal Penal surge la
idea de que al ofendido o a la víctima se le dé la oportunidad de com­
parecer en un juicio, pero únicamente como coadyuvante del Mi­
nisterio Público para solicitar el pago de la reparación del daño; el
ofendido, en 1934, no tiene calidad de parte. Nosotros sabemos que la
trilogía procesal se compone de la parte actora, la parte demandada y
el juez. En materia penal aparece el juez, el Ministerio Público, el defen­

* Magistrado del Tribunal Unitario del Vigésimo Segundo Circuito del Estado de
Querétaro.

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sor y el inculpado, y ahí vemos queriéndose asomar un poco del lado


del Ministerio Público a la víctima o al ofendido, pero siempre detrás del
Ministerio Público. Como ya mencioné, en 1934 no se reconocía la ca­
lidad de parte de la víctima o del ofendido y simplemente figuraba
como un coadyuvante o podía ser coadyuvante del Ministerio Público,
pero sin tener la oportunidad de ejercer sus derechos ni ante el pro­
pio Ministerio Público en la averiguación previa, ni mucho menos ante
los jueces.
El ofendido no podía cuestionar las decisiones tomadas por la Fis­
calía, porque la Fiscalía tenía el monopolio del ejercicio de la acción
penal, tenía el monopolio de la investigación, y la víctima o el ofendi­
do no tenían derecho alguno; lo que es más, podría acontecer que un
ofendido tuviera pruebas que aportar a la averiguación previa o al pro­
ceso penal y acudía con el Agente del Ministerio Público y éste tenía la
facultad, hasta cierto punto discrecional, de admitirle o no esas prue­
bas, de manera que el ofendido no podía cuestionar ninguna deter­
minación del Ministerio Público, el ofendido se encontraba como una
figura incómoda para el Ministerio Público dentro del proceso penal.
Ello se vio reflejado tanto en la doctrina como en la jurisprudencia,
donde se aludía a la buena fe del Ministerio Público, es decir, que éste
se regía por el principio de buena fe y por tanto se estimaba que sus ac­
tuaciones estaban imbuidas en este sentido, buscando siempre de una
manera adecuada y profesional la investigación del delito, para tratar
de estructurar lo que era en esa época el cuerpo del delito y la presunta
responsabilidad, pero, obviamente, sin que el ofendido tuviera algún
derecho, y éste podría generar que el Ministerio Público, si quería, po­
día recabar las pruebas que a él se le ocurrieran y no le permitía opinión
alguna al ofendido. Si el ofendido quisiera aportar alguna prueba, el
Ministerio Público válidamente podría desechársela sin que el ofendido
tuviera alguna posibilidad de impugnación.
Surgieron muchas tesis en la Suprema Corte, donde se decía que
contra actos del Ministerio Público no procedía el juicio de amparo.
Esto sucedió entre la quinta y octava épocas, ése era el criterio domi­
nante. Fíjense ustedes qué situación tan difícil del ofendido. Hay que
tomar en cuenta que el ofendido es el titular del bien jurídicamente
protegido y que ha sido, como su nombre lo indica, víctima u ofen­
dido de una laceración de ese bien, ya ha sido afectado en algún bien
jurídico que el Estado tiene la encomienda de proteger. El ofendido

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 25

ya ha sufrido, y, no obstante ese sufrimiento, tenía que enfrentarse


con el sufrimiento jurídico, procesal, fáctico, legal, ya que no podía ser
escuchado jurídicamente a nivel ni de averiguación previa, ni de pro­
ceso penal. Retomando el año de 1934, se le reconoció de alguna mane­
ra una cierta participación como coadyuvante del Ministerio Público
y solamente para efectos de que pudiera aportar pruebas relacionadas
con la reparación del daño, exclusivamente en ese tenor y bajo ese
tema. Existía la posibilidad de que por arbitrariedad o negligencia el
Ministerio Público no ejerciera bien su función, pero el ofendido care­
cía de derecho para inconformarse por ello. Como ya habíamos dicho,
el amparo era improcedente contra el abuso del monopolio de la acción
penal por parte del representante social y así se estableció en las diver­
sas tesis dominantes de la Suprema Corte, de manera que era factible
que el Ministerio Público fuera omiso en integrar una averiguación
previa, o incluso podía integrar una averiguación previa inadecuada e
incorrecta, hasta que el proceso penal culminara con una sentencia
absolutoria o hasta que —una vez habiendo integrado su averiguación
previa y teniéndose por comprobado el cuerpo del delito y la probable
responsabilidad— no quisiera ejercitar acción penal, y el ofendido, ob­
viamente exigiendo que se ejercitara la acción penal, no tenía una exi­
gencia apoyada en un derecho reconocido por la ley, ni mucho menos
por la Constitución. No se podía impugnar el no ejercicio de la acción
penal ni el desistimiento de la acción penal, pero en 1994, y ésta es una
fecha muy importante, un parte aguas donde ahora sí el ofendido es re­
conocido con un derecho constitucional de impugnar las resoluciones
del no ejercicio de la acción penal y del desistimiento. Es por eso que
en 1994 se reforma la Constitución y se indica que el ofendido o la
víctima, ante el no ejercicio de la acción penal o ante el desistimiento
de ésta, podrá acudir en vía jurisdiccional para tratar de verificar que
esas resoluciones se ajusten a la ley y se ajusten a la Constitución. Por
vez primera se siente ya un derecho constitucional en favor de la víc­
tima o del ofendido.
En aquella época yo era juez de distrito y se suscitó un problema
de aplicación de esta reforma constitucional, porque cuando ya se
otorgó el derecho a la víctima o al ofendido de impugnar por vía judi­
cial las resoluciones del no ejercicio de la acción penal y del desistimien­
to, el legislador secundario no se puso a trabajar de manera inmediata
para establecer el procedimiento que habría de seguirse para ese tipo de

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26 comisión nacional de los derechos humanos

impugnaciones, ni se establecía qué juez era el competente para co­


nocer de esta impugnación, ni cuáles eran los plazos, las formas, los
términos de ese procedimiento de la vía judicial. Como no acontecía
esto y el legislador secundario no se puso a trabajar al respecto, enton­
ces las partes acudían al juicio de amparo, y decían que debería consi­
derarse que las reformas constitucionales se rigen bajo el principio de
efectividad, es decir, que una vez que ya entran en vigor deben echarse
a andar, deben resultar eficaces, no deben ser letra muerta, ni estar su­
jetas a que el legislador secundario se ponga a trabajar o no en la orden
que le está dando el propio constituyente. Lo que sucedió en esa épo­
ca fue que como el legislador secundario no había trabajado sobre el
particular, mientras esto acontecía debería permitirse que a través del
juicio de amparo el ofendido o la víctima pudieran impugnar el desis­
timiento o el no ejercicio de la acción penal y fue así como la Suprema
Corte tomó esta decisión y todos los jueces de distrito empezamos a
recibir amparos para atender ese aspecto.
El año 2000 es otra fecha importantísima para los derechos de la
víctima y del ofendido, ya que se generaron reformas constitucionales
en los artículos 10 y 114 de la Ley de Amparo. Estos artículos se refor­
maron para dar la posibilidad a la víctima o al ofendido de interponer
un amparo contra resoluciones inherentes a la reparación del daño y
contra decisiones relacionadas con el no ejercicio de la acción penal
y su desistimiento.
Hay que tomar en cuenta que en la reforma de 1994 se dijo que el
legislador secundario iba a establecer el procedimiento correspondiente
en vía judicial para hacer este tipo de impugnaciones, pero entonces
por jurisprudencia la Suprema Corte permitió que a través del juicio
de amparo se atendiera esta clase de impugnaciones; pero no fue sino
hasta el año 2000 que el legislador secundario —en la Ley de Ampa­
ro, particularmente en los artículos 10 y 114— incorporó dentro del
derecho positivo en una ley formal y material esta impugnación, a
través del amparo, reconociendo el derecho de las víctimas u ofendidos
a hacer este tipo de impugnaciones relacionadas con el no ejercicio de
la acción penal y el desistimiento, sin perjuicio de que el legislador
secundario —tanto a nivel federal como en las diversas entidades fe­
derativas— se puso a trabajar para diseñar ese procedimiento judicial
en el que se podía cuestionar estas dos resoluciones: de no ejercicio de
la acción penal y de su desistimiento.

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 27

En ese mismo año se reformó la Constitución, y así como el cons­


tituyente había previsto un apartado especial para señalar un catálogo
de derechos del indiciado, del inculpado, así también estableció un ca­
tálogo especial para los derechos del ofendido y de la víctima. Se creó
un apartado B del artículo 20 constitucional, donde se establecieron
derechos fundamentales reconocidos por la Constitución para la víc­
tima o el ofendido.
Estos derechos consisten básicamente en lo siguiente: recibir ase­
soría jurídica, ser informado de los derechos que en su favor establece
la Constitución y, cuando lo solicite, ser informado del desarrollo del
procedimiento penal.
Ahora al ofendido ya se le da ese derecho de recibir asesoría jurídi­
ca; de ser informado de los derechos que en su favor establece la Cons­
titución, así como al indiciado, al momento que se le toma su declara­
ción preparatoria o cuando se le toma su declaración ante el Ministerio
Público, se le hacen saber los derechos que constitucionalmente tiene;
ahora al ofendido se le deben hacer saber los derechos que la Consti­
tución establece a su favor y cuando él lo solicite tiene el derecho de
que se le informe acerca del desarrollo del procedimiento penal, y esto
desde la etapa de la averiguación previa hasta el proceso ante el juez.
También el ofendido ha de ser escuchado hasta en ejecución de sen­
tencia, cuando se trate de otorgar algún beneficio para los sentenciados.
Por eso, ahora el ofendido o la víctima es escuchado en todas las etapas
del procedimiento y además tiene derecho a acudir ante el Ministerio
Público o ante el juez para que le indique cuál es la secuencia que lleva
el proceso, en qué etapa va y qué es lo que falta en el proceso; también
tiene derecho a coadyuvar con el Ministerio Público a que se le reciban
todos los datos o elementos de prueba con los que cuente, tanto en la
averiguación previa como en el proceso y a que se desahoguen las
diligencias correspondientes. Ahora sí, a diferencia de los tiempos re­
motos, el ofendido ya puede acudir —con un derecho plasmado en la
Constitución— ante el Ministerio Público a pedirle que se desahogue
la diligencia, a ofrecerle pruebas. Ya tiene ese derecho y lo tiene en
todas las etapas del proceso. Desde luego también tiene derecho a que
se desahoguen las pruebas que él ofrezca, obviamente, que sean prue­
bas pertinentes, idóneas, conducentes. Cuando el Ministerio Público
considere que no es necesario el desahogo de alguna diligencia ofrecida
por el ofendido o la víctima, deberá fundar y motivar su negativa. En­

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28 comisión nacional de los derechos humanos

tonces, el ofendido tiene el correlativo derecho de que se le informe


acerca de esa decisión perfectamente motivada y fundada.
La víctima u ofendido tiene derecho a recibir, desde la comisión
del delito, atención médica y psicológica de urgencia. Nosotros veía­
mos que cuando una persona era víctima de un robo y acudía con el
Agente del Ministerio Público muchas veces lo dejaba esperando, y lo
atendía después de mucho tiempo, a grado tal que el ofendido perdía
toda esperanza y con esa afectación regresaba a su casa sin mayor expec­
tativa; pero ahora ya tiene ese derecho, y esa situación debemos echar­
la a andar en las Procuradurías. Debemos atender a los ofendidos, a las
víctimas, cuando acudan a las instalaciones del Ministerio Público a
formular su denuncia o su querella, debemos de recibirlos con pronti­
tud, atenderlos bien, de una manera correcta y rápida, considerando
que ellos también tienen su tiempo y hay que respetárselo.
La víctima o el ofendido también tiene derecho a que se le repare el
daño. Si una persona es víctima de lesiones tiene derecho a que se le pa­
guen las curaciones respectivas, a que, por ejemplo, si el vehículo que iba
conduciendo le fue dañado, se le pague la reparación de ese vehículo.
Hay una jurisprudencia que surgió desde el año 2000, que habla
acerca de la reparación del daño moral, que no siempre es solicitado
por el Ministerio Público, y que dice que basta con la comisión de un
delito para que de manera automática una sentencia del juez conde­
ne a la reparación del daño moral; no es necesario tratar de establecer
que la víctima o el ofendido pasó por un momento de tristeza, una
depresión, una afectación en sus emociones; se toma como ejemplo
el delito de homicidio, se dice que basta que se haya cometido el homi­
cidio para que en automático se considere que los ofendidos han su­
frido por la pérdida de la vida de su ser querido o de su familiar, y que
esto es suficiente para que de manera automática también los jueces
condenen al pago de la reparación del daño moral. En los casos en los
que sea procedente, el Ministerio Público estará obligado a solicitar la
reparación del daño y el juzgador no podrá absolver al sentenciado de
dicha reparación si ha emitido una sentencia condenatoria. Nosotros
como juzgadores estamos también sujetos al contradictorio y no po­
demos dar más de lo que las partes nos pidan. Aquí se establece la obli­
gación del Ministerio Público de que cuando formule sus conclusiones
acusatorias también solicite el pago de la reparación del daño, ya que
si nosotros como juzgadores no recibimos una solicitud en ese sentido,

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 29

estamos imposibilitados para condenar el pago de la reparación del


daño. Requerimos de una petición expresa del Ministerio Público.
A propósito también de la reparación del daño, anteriormente se es­
tablecía este criterio: que durante todo el procedimiento se tenían que
aportar pruebas relacionadas con el monto de la reparación del daño, de
suerte que cuando sobrevenía el momento de dictar sentencia, si no
se habían aportado pruebas para establecer el monto de la reparación
del daño, no obstante que el Ministerio Público solicitaba el pago del
mismo, se absolvía; pero la Suprema Corte revisó este criterio y dio ori­
gen a otro en el que estableció que no se podía absolver del pago de la
reparación del daño en el caso de que durante la secuela procesal no
se hubiesen aportado pruebas para establecer su monto y hasta consi­
deró que podría abrirse un incidente posterior al dictado de la senten­
cia, donde se pudiera precisar el monto de la reparación del daño. Así
que también en ese sentido se amplió ese derecho de la víctima o del
ofendido, respecto de poder —una vez terminado el proceso— abrir
un incidente donde ofrezca pruebas para establecer el monto del pago
de la reparación del daño. Aquí se dice que la ley fijará procedimientos
ágiles para ejecutar las sentencias en materia de reparación del daño;
éste es un derecho humano que además está señalado en un instru­
mento internacional, en el sentido de que la condena a la reparación del
daño debe hacerse a través de un procedimiento ágil, de un procedi­
miento rápido. ¿Cuántas sentencias quedan sin cumplir en lo que co­
rresponde a la ejecución del pago de la reparación del daño? Muchas
veces el ofendido muere y jamás se le reparó el daño. Ya en la Consti­
tución se señala el establecimiento de procedimientos ágiles para eje­
cutar sentencias en materia de reparación del daño, sin perjuicio de
que existen instrumentos internacionales que también exigen esa cele­
ridad en el pago de la reparación del daño.
Otro de los derechos constitucionales de la víctima es que cuando
ésta o el ofendido sean menores de edad no estarán obligados a carear­
se con el inculpado cuando se trate de los delitos de violación o secues­
tro. Existía una ponderación en cuanto al derecho del inculpado de ca­
rearse con las personas que depusieran en su contra, y derivado de este
derecho correlativo se encontraba cara a cara con el inculpado, con la
consecuente renovación de los pensamientos, de los sentimientos de
esa víctima. Por eso se reformó la fracción V, artículo 20, apartado a),

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30 comisión nacional de los derechos humanos

de la Constitución, para establecer que en esos casos no sea obligato­


rio que las víctimas se careen con el indiciado.
Otro de los derechos fundamentales en favor de las víctimas o de
los ofendidos fue solicitar las medidas y providencias que prevé la ley
para su seguridad y su auxilio. Esta reforma del año 2000 de alguna
manera nos da a entender que al ofendido o a la víctima se le quiere
asimilar a una parte en el proceso porque todavía está la figura del
Ministerio Público. Si yo estuviera en la universidad y les preguntara
a mis alumnos sobre si la reforma del año 2000 al artículo 20 consti­
tucional, que establece el apartado b), en el que se señala un catálogo
de derechos fundamentales del ofendido o de la víctima, nos permite
establecer que ya se ha reconocido que ellos son parte en el proceso pe­
nal, pues diríamos que hay algunos tintes que nos hacen pensar que sí
es parte, pero todavía ahí está la figura del Ministerio Público, que es el
representante de la sociedad, es el representante de la víctima o del ofen­
dido. Los integrantes de la Suprema Corte ya contestaron esa pregunta
a través de diversas jurisprudencias, y es que la Suprema Corte última­
mente ha tenido mucha influencia garantista y mucha influencia de
los tribunales internacionales y de la jurisprudencia internacional, y
ha considerado incluso la implementación del sistema acusatorio de la
reforma de 2008 y acerca de los juicios orales, del principio de contra­
dicción, del principio de publicidad y con base en estas reformas cons­
titucionales y en los criterios internacionales finalmente la Suprema
Corte, en jurisprudencia, ha establecido que esta reforma a la Cons­
titución, respecto del apartado b) del artículo 20, considera o erige
como parte en el proceso penal al ofendido o a la víctima. Así que hay
que tomar en cuenta que esta jurisprudencia es de observancia obliga­
toria para todos los tribunales y, por tanto, ya es un derecho humano
que el ofendido y la víctima ahora sí ya son parte en el proceso penal.
Cuando se dio esta reforma, el 18 de junio de 2008, donde se im­
plementó el sistema acusatorio para abandonar el sistema mixto o inqui­
sitivo, lo que se erigió como el apartado b), en el que se establecían los
derechos fundamentales de la víctima o del ofendido, en contrapar­
tida del inciso a), que establecía los derechos del inculpado, se apro­
vechó para señalar cuáles eran los principios que regían el sistema
acusatorio. De esa manera, lo que era el apartado b) se convirtió en un
apartado c), y es cuando se establecen los derechos fundamentales de la
víctima o del ofendido, que ya mencioné: recibir asesoría jurídica, ser

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 31

informado de los derechos que establece la Constitución en favor de


la víctima o del ofendido, ser informado acerca de cómo va el proceso,
coadyuvar con el Ministerio Público, que el Ministerio Público le reci­
ba pruebas, que se desahoguen las diligencias que él proponga, que se
le fundamente cuando no se le admita alguna prueba, a recibir aten­
ción médica y psicológica, a que se le repare el daño, y otro de los de­
rechos fundamentales que también se introdujo fue el resguardo de su
identidad y otros datos personales, ya que en muchas ocasiones la
víctima u ofendido era molestado por los indiciados o los familiares o
cómplices de los indiciados cuando, por ejemplo, asistían a los careos,
o como una represalia por haberlos denunciado, de tal manera que el
constituyente consideró este aspecto y se le otorgó el derecho a res­
guardar su identidad y resguardar otros datos personales en algunos
casos, por ejemplo, cuando la víctima u ofendido sean menores de edad;
cuando se trate de delitos de violación, secuestro o delincuencia orga­
nizada, y cuando a juicio del juzgador sea necesario para su protección,
salvaguardando los derechos de la defensa. Se menciona también como
un derecho fundamental de la víctima u ofendido que el Ministerio
Público deberá garantizar la protección de víctimas, ofendidos, testigos
y, en general, todos los sujetos que intervengan en el proceso, y los jue­
ces deben vigilar que se cumpla con esa garantía de protección de las
víctimas; también se consideró como derecho fundamental del ofen­
dido solicitar las medidas cautelares y providencias necesarias para la
protección y restitución de sus derechos.
A este respecto, y considerando la implementación del sistema
acusatorio, se ha establecido la prisión preventiva como una medida ex­
trema, es decir, conforme a este sistema acusatorio ya la prisión preven­
tiva no será la regla general, sino la regla de excepción, sólo tratándose
de delitos graves de delincuencia organizada la prisión preventiva se va
a echar a andar, pero va a ser el último camino que se tenga que tomar.
Es muy importante que cuando el Ministerio Público solicite alguna
medida precautoria o alguna medida propia para que supla la prisión
preventiva escuche al ofendido, pues es él quien debe ser escuchado
cuando se trate de medidas cautelares, cuando se tomen medidas rela­
cionadas con la vinculación a proceso o con el que no se pueda salir de
determinada demarcación, allí el ofendido también debe ser escucha­
do. En el sistema acusatorio debe estar el juez y enfrente de él debe
estar el defensor, el inculpado y por otro lado el Ministerio Público y

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32 comisión nacional de los derechos humanos

el ofendido. Allí vemos al ofendido, lo vemos sentado, con fundamen­


to en la Constitución. El ofendido debe ser escuchado y por eso es que
se le ha concedido también el derecho de solicitar las medidas caute­
lares y providencias necesarias para la protección y restitución de sus
derechos.
A propósito de una reforma constitucional a la justicia para ado­
lescentes, en la que se pretende sea una justicia restaurativa y en la que
se han echado a andar medidas alternativas de solución, controversias
donde aparece la intermediación, la conciliación, el arbitraje, etcétera,
allí se le da una importancia determinante a la víctima o al ofendido,
de tal manera que cuando estamos frente a solución de controversias
alternativas a la justicia es indispensable tratar de garantizar y buscar
que se repare el daño causado a la víctima o al ofendido; se trata de es­
tablecer un diálogo entre la víctima y el ofendido para que incluso ellos
platiquen y los beneficios que se puedan generar sean de tal manera
que el propio condenado o el propio inculpado trate de reconocer la
infracción que ha cometido y trate de tener una conciencia de la afec­
tación que se le ha dado a la víctima o al ofendido, y se pueda llegar a
acuerdos como, por ejemplo, que el inculpado pueda gozar de sus
derechos, pero, al mismo tiempo, que el ofendido o la víctima goce de
la reparación del daño. Ya ha habido experiencias en este terreno que
han sido fructíferas y han generado buenos resultados. También la
víctima u ofendido tiene el derecho fundamental de impugnar ante
la autoridad judicial las omisiones del Ministerio Público en la inves­
tigación de los delitos, así como en las resoluciones de reserva, de no
ejercicio, desistimiento de la acción penal o suspensión del procedi­
miento, cuando no esté satisfecha la reparación del daño.
También en 2008 se reformó el artículo 21 constitucional, donde
se asentó que el ejercicio de la acción penal ante los tribunales corres­
ponde a los Ministerios Públicos, pero también se dice que la ley de­
terminará los casos en los que los particulares podrán ejercer la acción
penal ante la autoridad judicial. Fíjense hasta dónde llega ahora el
garantismo para la protección de los derechos de la víctima u ofendi­
do. Ellos ya van a poder ejercer su derecho de manera directa ante un
juez, sin necesidad de la actividad del Ministerio Público, ya pueden
acudir de manera directa a ejercer su acción. Desde luego que el legis­
lador secundario tendrá que trabajar la ley correspondiente y estable­
cer las limitaciones y los casos respectivos, pero ya existe ese derecho.

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Como mencioné antes, la Suprema Corte reconoció como parte al


ofendido o a la víctima y señaló el rubro de diversas jurisprudencias
que así lo reconocen: “Víctima u ofendido del delito está legitimado
para promover juicio de amparo directo contra la sentencia definitiva
que absuelve al acusado”, y así como ésta hay otras diversas que se
refieren a cuando se niegan órdenes de aprehensión o cuando se de­
creta libertad por falta de elementos para procesar, donde se estudian
los elementos del tipo o cuerpo del delito o la probable responsabili­
dad. Antes se consideraba que se tenía acceso al juicio de amparo por
parte de la víctima u ofendido únicamente cuando incidiera de ma­
nera directa y mediata sobre la reparación del daño, pero mientras no
tocara de manera directa y mediata ese aspecto, no podía acudir al am­
paro. Ahora la postura de la Suprema Corte es que si se afecta la repa­
ración del daño en función de estimar que no está acreditado el cuerpo
del delito o la responsabilidad penal, la víctima u ofendido ya tiene
ahora sí el derecho de acudir al juicio de amparo. Vean hasta dónde se
han abierto estos derechos fundamentales de la víctima o del ofendido.
Por otro lado, es conveniente citar que el artículo 1o. constitucional
fue reformado en 2011 para establecer a los derechos humanos como
objeto de tutela y de protección de todas las autoridades. Con esta
reforma —y junto con la sentencia del Caso de Rosendo Radilla y otras
sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos— a
nosotros los jueces nos es obligatorio aplicar el control difuso de con­
vencionalidad, de manera que cuando estemos juzgando algún caso
ex officio, estamos obligados no solamente a seguir lo que dice textual­
mente la Ley o la Constitución, sino a conocer todos los instrumentos
internacionales que versen sobre derechos humanos y aplicarlos, aun
cuando las partes no nos los pidan. Esto es una limitante al estricto de­
recho en algunas materias. El estricto derecho no opera cuando están
en juego derechos humanos, y entonces todos los jueces, en el ámbito
de nuestra respectiva competencia, estamos obligados a aplicar ex
officio todos los tratados internacionales que se refieran a los derechos
humanos, con independencia de los derechos humanos ya reconoci­
dos en la Constitución. Dentro del aspecto de los derechos humanos te­
nemos un instrumento importante: la Declaración sobre los Principios
Fundamentales de Justicia para las Víctimas del Delito y del Abuso de
Poder, que fue adoptada por la Asamblea General de la ONU en su Re­
solución 40/34, del 29 de noviembre de 1985. Ésta contiene 17 pun­

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34 comisión nacional de los derechos humanos

tos sobre derechos humanos de las víctimas u ofendidos, así que el


artículo 1o. constitucional, con su reforma, nos obliga a que los agentes
del Ministerio Público y los juzgadores conozcamos esta Declaración,
conozcamos estos 17 puntos y los apliquemos oficiosamente.
Es conveniente hacer alusión a una Resolución, que se conoce como
el Campo Algodonero, de la Corte Interamericana de Derechos Huma­
nos, y que tiene relación con las muertas de Juárez, donde se hizo notar
que los familiares de las víctimas acudían con el Ministerio Públi­
co para solicitar que se iniciaran investigaciones y éste decía que debía
pasar cierto tiempo para poder iniciar una averiguación previa, porque
no quería iniciarla. Había discriminación en el trato hacia la mujer.
Con motivo de esto surgió una condena al Estado mexicano, que dice
que el Estado deberá —en el plazo de un año a partir de la notificación
de esta sentencia— levantar un monumento en memoria de las mu­
jeres víctimas de homicidio por razones de género en Ciudad Juárez;
por otro lado, a propósito de la investigación de delitos, se indicó que
la investigación deberá incluir una perspectiva de género, emprender
líneas de investigación específicas respecto de violencia sexual, para lo
cual se deben involucrar las líneas de investigación sobre los patrones
respectivos en la zona, realizarse conforme a protocolos y manuales que
cumplan con los lineamientos de esta sentencia, y aquí enfatizo: pro­
veer regularmente de información a los familiares de las víctimas sobre
los avances en la investigación y darles pleno acceso a los expedientes,
y realizarse por funcionarios altamente capacitados en casos simila­
res y en atención a víctimas de discriminación y violencia por razón de
género.
En suma, los derechos de la víctima o del ofendido se han expan­
dido, debemos realizar interpretaciones progresistas, debemos ser jue­
ces activistas y, dentro de la esfera de nuestra competencia, así como
dentro de la esfera de la competencia de todas las autoridades, debemos
velar por el respeto a los derechos humanos y a que se respete incluso
por particulares; ésa es nuestra función como servidores públicos, ésa
es nuestra obligación y debemos hacerlo con valentía.

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Conferencias

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La violencia contra niñas, niños,

adolescentes y adultos mayores

Victoria Adato Green*

Los derechos de las víctimas en México.


Un panorama general

El sistema jurídico mexicano se ha producido en forma muy abun­


dante respecto de la creación de garantías y derechos para las personas
a quienes se les imputa la comisión de un delito y se les sigue un proce­
dimiento penal; es así como a partir de la Constitución de 1917, que
resuena en este recinto, se ha venido estableciendo una serie de garan­
tías para el inculpado, que ha dado lugar a la creación de instituciones
a cargo del erario público, que tienen por objeto asegurarse que no se
ataquen los derechos humanos y la dignidad del probable autor del
delito y, principalmente, impedir que la autoridad pudiera abusar de
éste. Vamos a tratar lo relativo a las garantías y los derechos humanos
del ofendido y la víctima, en contrapartida, ya que, así como hay abun­
dancia de disposiciones que protegen a la persona a quien se le imputa
la comisión de un evento delictuoso, el ofendido y la víctima del deli­
to tradicionalmente han sido los personajes olvidados del drama penal.
Este secular abandono del ofendido se produce desde el momento
mismo en que el sistema penal sustituyó la venganza privada por una
intervención pública e institucional ecuánime y desapasionada para
resolver los conflictos que se han generado por la infracción de la ley
penal. Este sistema dio como resultado que procesalmente se degra­
dara al ofendido en su condición de sujeto pasivo a la calidad de

* Coordinadora del Programa sobre Asuntos de la Niñez y la Familia de la Comi­


sión Nacional de los Derechos Humanos.

[37]

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38 comisión nacional de los derechos humanos

simple coadyuvante, aun cuando la Corte ya ha interpretado que pue­


de dársele el carácter de parte, lo cierto es que en el texto constitucio­
nal la víctima y el ofendido por el delito siguen siendo simples coad­
yuvantes del Ministerio Público.
La corrupción conceptual para identificar a quien sufre el delito ya
invadió la Constitución. En materia de derecho penal sustantivo y del
derecho procesal, el ofendido por el delito es el titular del bien jurídi­
co, que sufre la lesión de ese bien jurídico del cual es titular; víctimas
son las personas que en razón de su consanguinidad, en razón de su
amistad, en razón de su relación laboral, etcétera, en relación con el
ofendido por el delito, sufren también las consecuencias de la lesión
del bien jurídico, pero ahora, ya en la Constitución, criminólogos y pe­
nalistas hicieron una corrupción conceptual de lo que es víctima y de
lo que es ofendido y lo usan como sinónimo, sin que lo sea.
Fue hasta 1993 cuando este aspecto fue elevado al rango de garan­
tía constitucional, según una reforma introducida en la fracción dé­
cima del artículo 20 de la Carta Magna. En suma, en la Constitución
se establece una garantía para evitar que el presunto autor del delito
sufra un menoscabo en sus derechos y, en contrapartida, se ha descui­
dado sensiblemente la protección de los derechos humanos y las garan­
tías de las personas que sufren directamente el delito o las consecuen­
cias de éste, es decir, de los ofendidos y de las víctimas del delito, lo
cual genera una situación de desigualdad que no es congruente con
la garantía de igualdad que en la propia Constitución se establece para
todos los mexicanos.
En estas condiciones, tenemos que el ofendido por el delito y la
víctima sufren no sólo el impacto del delito en sus diversas dimensio­
nes, sino también el silencio del sistema jurídico y la indiferencia del
poder del Estado, e incluso, en la mayoría de los casos, la falta de soli­
daridad de la sociedad, y el Estado, en lo que a esto se refiere, presenta
actitudes sospechosas, oscilantes entre la compasión y la demagogia,
respecto de los ofendidos por el delito, frente a una actitud de franca
protección para los inculpados, lo cual celebramos, no queremos que
se la quiten.
Escapa a la consideración de juristas y legisladores que las personas
cuyos bienes jurídicos se ven lesionados son sujetos, en lo general,
honestos, productivos, que viven en sociedad, cumpliendo en la ma­
yoría de los casos con todas las obligaciones que les impone el sistema

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 39

normativo nacional. Se les olvida que por disposición expresa del


párrafo quinto del artículo 21 constitucional, es al Estado al que le
corresponde la obligación de proveer lo necesario para proporcionar
seguridad pública a los particulares gobernados, aspecto dentro del
cual destaca la implementación de las medidas que se estimen perti­
nentes para la prevención de las conductas antisociales, y que un alto
porcentaje de delitos se comete precisamente porque el Estado no ha
cumplido satisfactoriamente con esta función preventiva que tiene de
manera exclusiva a su cargo, y se han dado constantes, cotidianas,
reiteradas, violaciones a los derechos humanos por omisión de las au­
toridades de ejercer las facultades que les corresponden, y que tienen
obligación de cumplir.
Por otra parte, debe reconocerse que, en la práctica, el Ministerio
Público no despliega acciones eficientes para tutelar realmente al ofen­
dido y a la víctima del delito, así como tampoco para tratar de obtener
para ellos la reparación del daño físico, moral o patrimonial que le fue­
ra causado por el delito, otorgando a esta acción un carácter subsidiario
o secundario en relación con aquella que consideran la esencia de su
función relativa a la prosecución del delito y del delincuente. Si por lo
general, una vez dentro del proceso, el Ministerio Público difícilmen­
te se preocupa por seguir recabando y ofreciendo pruebas que vengan a
fortalecer la acusación, menos aún se ocupa de aportar pruebas nece­
sarias para demostrar la existencia del daño ocasionado por el delito y
su cuantificación.
Me sorprendió recordar una disposición que se refiere a las garantías
y derechos del ofendido o la víctima por el delito. Está dado en la Cons­
titución, están los principios que rigen el procedimiento penal mexica­
no, y entre los principios que se detallan está el de presunción de ino­
cencia, principio de un gran impacto, porque siempre se presume que
el imputado es inocente, lo que es un acierto. Sin embargo, estos proce­
dimientos que rigen el procedimiento penal no aparecen en la misma
abundancia, ya que los principios tuteladores del inculpado y los
principios tuteladores de la víctima y el ofendido no son lo mismo, inclu­
so, haciendo una revisión muy elemental numérica, cuenten cuántos son
los principios de derechos humanos y garantías que tiene el inculpado
y cuántos tiene la víctima y el ofendido por el delito, que miran hacia
su protección. Es sorprendente que el órgano jurisdiccional y juzgador
tiene el deber de condenar a la reparación del daño aun cuando no se

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40 comisión nacional de los derechos humanos

haya producido en la secuela del procedimiento la actividad procesal


necesaria, primero para demostrar la existencia del daño, y después
para demostrar el monto, el quantum del mismo, pero obliga al juez.
El juez sí tiene frente a sí un acervo probatorio que consta en autos
que revela la responsabilidad de la persona a la que está sentenciando,
y le emite una sentencia condenatoria, pero dentro del procedimien­
to no hay elementos de prueba para demostrar la existencia del daño,
la magnitud del mismo y el quantum del daño, de todas la maneras el
juez tiene que condenar. Eso es verdaderamente torturante, porque
la Constitución señala que todo auto de autoridad, y más aún una sen­
tencia, debe de estar motivado y fundado. De dónde va a condenar el
juez a la reparación del daño si no hay elementos para hacerlo, si no se
proveyó del material necesario para que el juez pueda emitir la senten­
cia. Y seguimos adelante para advertir cómo no hay una protección real
y verdadera para el ofendido y la víctima del delito.
No voy a comparar las garantías del inculpado con los derechos y
garantías y derechos humanos del sujeto que sufrió la lesión al bien
jurídico: ofendido y víctima. Sin embargo, dentro de las garantías más
importantes para el inculpado está la defensa, y si no tiene un defensor
particular, en ese momento el Estado crea una institución que se llama
la Defensoría de Oficio, que es gratuita y la paga el Estado, y se habla de
una defensa por abogado, gratuita y adecuada, todo eso debe de ofre­
cer la defensa al inculpado, y enhorabuena. En cambio, respecto de la
víctima y el ofendido por el delito, no quiero errar y decir cosas que no
son, voy a permitirme dar lectura a lo relativo a la víctima y al ofendido
por el delito.
Dice así el párrafo c) del artículo 20: “De los derechos de la víctima
o del ofendido, recibir asesoría jurídica, ser informado de los derechos
que en su favor establece la Constitución y, cuando lo solicite, ser
informado del desarrollo del procedimiento penal”. Respecto del in­
culpado dice: “Tendrá derecho a una defensa adecuada”, precisan que
sea adecuada, por abogado, “el cual elegirá libremente incluso desde
el momento de su detención, si no quiere o no puede nombrar un
abogado, después de haber sido requerido para hacerlo, el juez le de­
signará un defensor público”. ¿Y qué ocurre con la víctima?, nada más
va a ser informado, va a tener una asesoría. En el momento en que se le
presenta la propuesta al Estado de que se erija una defensoría para las
víctimas y los ofendidos por el delito, que pagará el Estado, que hará

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 41

la erogación correspondiente, que sean abogados y que sea adecuada,


no hay presupuesto que pueda alcanzar y no hay la igualdad. Volvemos
al análisis y al rigor constitucional, se habla de la garantía de la igual­
dad, donde no hay garantía de igualdad, en estos dos ejemplos que les
he puesto, la defensoría que recibe el imputado, la defensoría que re­
cibe la víctima. Además hay otro problema muy grave, recordarán que
la función de la seguridad pública, la función de la prevención del
delito es una actividad que por mandato de la Constitución corres­
ponde de manera exclusiva al Estado mexicano, pero ¿qué pasa con las
víctimas?, ¿por qué son víctimas? Son víctimas, en primer lugar, porque
el Estado no ha desarrollado la función que le corresponde de preven­
ción del delito.
Me causa sorpresa escuchar sólo los reclamos de la sociedad, sólo
los reclamos de las Organizaciones No Gubernamentales, que, a pro­
pósito de las víctimas del delito, dicen: “es que hay impunidad”; prime­
ro, no debería haber impunidad, porque no debería haber delito, y
la actividad central de las políticas públicas de seguridad pública es la
prevención del delito; así que si la Constitución señala que es el Estado
al que le corresponde, de manera exclusiva, la seguridad pública, es
por tanto la prevención del delito una función de la que es responsa­
ble. Pero si ya se dio el delito es responsabilidad del Estado la persecu­
ción del o los autos. En ese momento resulta ser que el Estado comete
violaciones a los derechos fundamentales de las víctimas y de los ofen­
didos del delito por omisión en actividades y acciones eficaces de pre­
vención del delito, y si es omiso es responsable. Nuestra Constitución
creó en el capítulo correspondiente de la Ley de Responsabilidades de
los Funcionarios Públicos, artículo 113, párrafo segundo, la respon­
sabilidad objetiva del Estado, en estos términos: “La responsabilidad
del Estado por los daños que por motivo de su actividad administra­
tiva irregular cause en los bienes y los derechos de los particulares, será
objetiva y directa, los particulares tendrán derecho a una indemni­
zación conforme a las bases, límites y procedimientos que establezcan
las leyes”. Obviamente no es el caso, para exigir responsabilidad al
Estado, porque no realizó las actividades que necesitaba hacer, que
estaba obligado a hacer en la prevención del delito y en la persecución;
sin embargo, es el camino para abrir una reforma constitucional, en
donde se establezca que es responsabilidad del Estado la prevención del
delito y que si no se realiza eficazmente y se cometen delitos, los que

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42 comisión nacional de los derechos humanos

reciben la lesión del bien jurídico, ofendidos y víctimas, tienen derecho


a una indemnización inmediata. ¿Qué pasaría? Sería fantástico, ima­
gínense, por ejemplo, 55,000 muertos o 50 que sus familiares pidan una
indemnización que les corresponde por una omisión en el ejercicio de
las facultades del Estado mexicano, sería una erogación inconmensu­
rable del Estado mexicano; sin embargo, dentro del procedimiento
se debería establecer que el Estado tendría derecho de repercutir y de
pedirle el cobro al autor del delito, entonces sí se iba a ocupar de ello,
ya que sería una función primordial del Estado mexicano el que no
hubiera delitos ni víctimas u ofendidos por el delito, porque el Esta­
do tendría que pagar, y para poder recuperar esa cantidad tendría que
perseguir eficientemente al autor, para poder cobrarle los pagos rea­
lizados.

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Vulnerabilidad y acceso a la justicia

Sergio Gabriel Torres*

Cuando hablamos de víctimas, de vulnerabilidad y de acceso a la


justicia, el Estado no ha cumplido algunos de los roles que tiene asig­
nados. El Estado debe proporcionar educación, trabajo, vivienda,
salud, justicia y seguridad, y cuando esto no ocurre, grupos de la so­
ciedad quedan sin protección y tienen que recurrir a la justicia o al
sistema judicial para que se permita ejercer estos derechos. Si se tiene
que recurrir a esto, quiere decir que el sistema falló o no se ocupó. Se
tiene gran cantidad de leyes que nos dicen lo que se tiene que hacer.
Pero cuando nos enfrentamos a la vida real nos damos cuenta de que
existe una distancia abismal entre lo que leemos en ellas y lo que vemos
en la realidad. Por eso, hoy hablaremos de grupos vulnerables: niños,
niñas, adolescentes, adultos mayores, personas con discapacidad, indí­
genas, migrantes, personas privadas de su libertad y personas víctimas
de delito.
El principio general es que todos somos iguales ante la ley, sin em­
bargo, vamos a hablar de los que son menos iguales, pero que real­
mente no es un problema jurídico, sino fáctico, es decir, el problema no
son las normas, sino la vida real. El derecho protege gran cantidad de
ámbitos en situaciones de vulnerabilidad, como la Corte Interameri­
cana de Derechos Humanos, que establece el piso mínimo de derechos
humanos que es la garantía mínima que los Estados deben cumplir
con sus poblaciones. Cuando hablamos de vulnerabilidad hablamos
de invisibilidad, o sea de personas que no se ven, que si pasan a nuestro

* Doctor en Ciencias Penales.

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44 comisión nacional de los derechos humanos

lado simplemente no las vemos, y además no tienen voz. De ahí el gran


mérito que tienen estas Jornadas y su realización consecutiva.
Haremos algunas referencias sobre el acceso a la justicia. Ésta no
debe parecer hotel de cinco estrellas, donde aparentemente está abier­
to para todos, pero pocos pueden entrar. Porque aquí aparecen distin­
tas categorías de ciudadanos. Aparece el ciudadano y el no ciudadano; el
que tiene derechos y el que no tiene derechos; el que no los tiene, pero
puede reclamarlos, y el que no los tiene y no puede reclamarlos. Reto­
mando lo que se ha dicho anteriormente, la Constitución argentina
tiene, en el artículo 43, una norma que permite el acceso difuso a la
justicia a partir de la legitimación. Esto es, que sólo podía reclamar
una sola persona y había situaciones que afectaban a una comunidad
entera. Es por eso que este artículo permite a grupos representar a
comunidades en el reclamo de justicia con el solo hecho de represen­
tarlas y participar activamente en los procesos civiles, penales o admi­
nistrativos. Esto es muy importante, porque se abre un acceso real a
la justicia. Aquí adquieren un gran valor las Organizaciones No Gu­
bernamentales, ya que, como se dijo de la vulnerabilidad y de la difi­
cultad de acceder a la justicia, se forman grupos comprometidos que
logran ser escuchados. Es por eso que el citado artículo 43 permite
que las Organizaciones No Gubernamentales tengan una legitimación
activa en los ámbitos público o privado, a nivel estatal, municipal o
nacional del sistema judicial argentino.
En el punto principal del problema de la vulnerabilidad están invo­
lucrados todos los Poderes. El Legislativo, que hace las leyes; el Judicial,
que debe cumplirlas, y el Ejecutivo, que no siempre cumple su papel
en este rol. Entonces los Poderes entran en un estado de crisis, pues no
van con el mismo rumbo. Finalmente, el Estado no resuelve las gran­
des problemáticas, y se vuelve una trampa, pues parece que todo cambió,
pero sigue igual, y muchas cosas siguen sin resolverse.
El vulnerable no puede esperar, eso resulta claro. Y ¿qué hacer? El
Poder Judicial —y así lo dijo la Corte Suprema de Argentina— debe
tener políticas públicas. De hecho, todos los poderes deben tenerlas.
Nosotros estamos acostumbrados a ver actuar a las autoridades en
casos urgentes o de emergencia, se resuelven y ya. Pero debe haber pla­
nes o proyectos muy por arriba de urgencias o emergencias. También
muy por encima del gobierno en turno, de sexenios, cuestiones elec­
torales o políticas. Es importante la creación de la llamada justicia de

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 45

la proximidad, esto es, una justicia de campo que no esté ubicada en


grandes y modernos edificios totalmente ajena a la comunidad, sino
que esté ubicada en barrios o sectores con jueces de distintas compe­
tencias y que se atienda de forma rápida la problemática de los que no
pueden esperar, removiendo obstáculos legales y de burocracia para
un ejercicio efectivo de la justicia. El Estado debe promover la justicia
y dar asesorías gratuitas, incluso diversos apoyos, tanto económicos
como de forma, para aquellos que la solicitan. El acceso a la justicia debe
ser considerado dentro de los derechos humanos. También es muy
importante que el lenguaje utilizado entre abogados y jueces deba ser
simple y concreto, que sea entendido por la mayoría, pero sin perder
formalidad. Puede llamársele un lenguaje democrático, sin rebusca­
mientos de ningún tipo; simplemente hablar claro, que quien haga un
reclamo pueda entender la respuesta o cualquier indicación. La justi­
cia no debe estar encima de quien la reclama, debe estar al lado de ella.

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El abandono como causa
de la violencia sufrida
por los adultos mayores
Sergio Salvador Valdez*

El envejecimiento es muy importante en la humanidad, pues ya des­


de la prehistoria se hablaba de los dioses viejos, y en las pirámides de
nuestro país se observan gráficos que hablan sobre el tema. También
hay que recordar la famosa Fuente de la Juventud y que en el Antiguo
Testamento se habla del tema. Siempre se le ve como modelo a seguir
y sabiduría. Los egipcios lo veían como fuente de enseñanza para jó­
venes. De ahí venía una cultura del envejecimiento que con el tiempo
cambió.
Platón hablaba de llevar un buen estilo de vida, sano, con deporte
y cuidados para llegar a una vejez digna. Aristóteles hablaba de la ve­
jez como un ciclo de vida, refiriéndose a éste como senectud. También
lo relacionó como una enfermedad natural, algo que va a pasar. El
viejo es una persona enferma. En geriatría decimos que la vejez no es
una enfermedad. Vivimos en un planeta con 7,000 millones de habi­
tantes; de ellos, 10.8 % son adultos mayores; estamos viviendo en un
planeta envejecido, será por eso que ya llegamos a la luna y ahora que­
remos llegar a Marte, porque este planeta está envejeciendo y tenemos
también que cuidar parte de ese ambiente.
En nuestro país hay un poco más de 112 millones de adultos mayo­
res. Tenemos un total de, aproximadamente, 10 % de adultos mayores,
y aquí los vemos lavando los patios, marchando, no requieren apoyo, no
requieren ayuda de nada. Yo los divido en tres grupos cuando hablamos
de política pública o de programas hacia ellos, porque un adulto de

* Presidente de la Academia de Geriatría de la Escuela Superior de Medicina del


Instituto Politécnico Nacional.

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entre 60 y 79 años de edad no requiere nada de nosotros, es un adul­


to que está joven, que está participando, que está aportando, incluso,
a su casa; éste es el 85 % de la población de adultos mayores. Entre
los 80 y los 99 años está el 12 %, y es gente que requiere algún apoyo,
alguna ayuda de todos nosotros para poderlo atender y que pueda
seguir adelante. Ya tenemos ahora adultos mayores centenarios. Aho­
ra que pasamos el Centenario encontramos en los registros del Inapam
alrededor de 2,000 adultos mayores de más de 100 años de edad, ése
es otro grupo de adultos que requerirá política pública y programas es­
peciales para ellos, así como apoyo de su familia.
Es interesante ver la pirámide poblacional de 1970. Algunos ya ha­
bíamos nacido y empezábamos a formar parte de ella. En el año 2000,
que ya pasó, está el grupo de jóvenes de entre 14 y 30 años, ése es el
grupo que a los geriatras nos interesa ahora y por el que estamos pre­
ocupados. Se habla de los “ninis” y de muchos jóvenes, de muchos na­
cimientos en esa época, que van a ser las personas que conformen el
grueso de adultos mayores que van a requerir de atención particular.
Hoy en día, la esperanza de vida aumentó, la vida en México está al­
rededor de los 75 años, dos más para las mujeres, dos menos para los
hombres; la mujer vive más, por eso, en esta feminización del enveje­
cimiento, tenemos que enfocarnos en los programas para ellas. Me
han preguntado por qué viven más ellas, y después de haber revisado
la literatura a nivel mundial lo que he encontrado es que la mujer vive
más porque la queremos mucho, la apapachamos y le damos nuestra
quincena, por eso viven más. A los 75 años de edad aparecen las enfer­
medades crónicas, los procesos articulares degenerativos, los procesos
de secuelas de tipo neurológico, los problemas vasculares cerebrales, el
cáncer, todo eso está por ahí, no es que ahora se diagnostique más, siem­
pre ha existido, lo que pasa es que ahora vivimos más años y tendremos
oportunidad de vivir estas enfermedades crónicas. En Madrid, España,
en el año 2002, se llevó a cabo la Segunda Asamblea Mundial del
Envejecimiento con el lema: “Una sociedad para todas las edades”, con
todo lo que estamos escuchando aquí, de violencia, de víctimas, de
bullying, de todo esto.
¿Qué sociedad tenemos y hacia dónde vamos? Nosotros los geriatras
nos preocupamos por eso y estamos buscando que podamos tener una
sociedad para todas las edades, donde todos podamos vivir y estar en

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 49

paz, incluido el adulto mayor, del cual, aun en este Seminario, se ha


abordado poco; nada más aparece una vez el adulto mayor; la violen­
cia aparece mucho, así como la falta de oportunidades, pero el adulto
mayor aparece muy poco.
En esta Asamblea Mundial de Envejecimiento se habló de construir
una sociedad para todas las edades. La Asamblea se llevó a cabo después
de 20 años de que se realizó la primera Asamblea, que fue en 1982,
en Viena. De ahí a la fecha hemos avanzado en el manejo de los adul­
tos, entendiendo un poquito más de esto, para generar la política con
base en programas de tipo social principalmente y, sobre todo, en la
parte del cuidado de la salud.
Buscamos una sociedad que sea capaz de responder a las necesida­
des de cada grupo poblacional, procurar su bienestar y procurar su
felicidad. Una sociedad para todas las edades no es un concepto, igual
que el bullying, buscamos que sea un ideal, buscamos que sea una meta.
La atención de las personas adultas mayores requiere de la participa­
ción de todos los sectores de la sociedad y principalmente de la fami­
lia. Está estipulado en la Ley de los Derechos de las Personas Adultas
Mayores que la principal responsable de un adulto mayor es la familia,
de ahí esa frase que también sale de la geriatría y de la gerontología
que dice: “¿cómo es posible que papá y mamá hayan podido atender
a seis, a ocho o a 10 hijos, y este mismo número de hijos no pueda
atender a papá y a mamá?”, por el rechazo y por el abandono hacia
ellos. Ahí empieza la atención de estas personas, mediante la Red de
Apoyo a los Adultos, la familia, las instituciones, los gobiernos muni­
cipales, estatales y federales.
El Inapam es lo que era el Insen. A muchos no les gustaba eso de
la senectud, Instituto Nacional de la Senectud; también lo nombraron
Adultos en Plenitud, pero tampoco somos plenos, ya que de alguna ma­
nera nos falta agudeza visual, auditiva, algún trastorno de marcha, et­
cétera, por eso se llegó al nombre de “adultos mayores”, lo que dio la
pauta a la Ley de los Derechos de los Adultos Mayores, que es el tér­
mino correcto para ellos.
El Inapam es el órgano rector de la política pública. Recientemen­
te, por decreto, se creó un Instituto Nacional de Geriatría, que está en el
área de salud y deberá ir hacia la política de salud o a la atención del vie­
jo con enfermedad. Nosotros, el Inapam, vamos hacia las políticas

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50 comisión nacional de los derechos humanos

sociales de atención a los adultos mayores. ¿Hacia dónde ejercemos la


rectoría?, hacia los gobiernos federal, estatal y municipal. Ahora hay una
participación importante de la sociedad civil, sobre todo en adulto
mayor y en las academias. La política pública tiene que ir enfocada
hacia la parte que mencionamos; es decir, a los procesos patológicos;
al rango de edad, que decíamos que debíamos considerarla para todo
esto; al género, porque hay más mujeres que hombres; a los aspectos
económicos que mencionamos en la primera parte de este seminario;
a la parte geográfica, porque un adulto mayor no es igual en el norte
que en el sur, o arriba que abajo. Son adultos diferentes, es un grupo
muy heterogéneo y los problemas sociales que tiene cada grupo inclu­
yen también los aspectos espirituales.
El Inapam lleva sus trabajos, sus programas, a través de sus ejes
rectores: una cultura en crecimiento; “activo y saludable”; “seguridad
económica”; “protección social”, y “derechos a los adultos mayores”.
Estos dos son los que más se apegan a lo que se está revisando aquí en
el Seminario. La cultura son acciones que van a lograr que se constru­
ya un México que procure, respete y ame a sus adultos mayores, esto
es una sociedad para todas las edades. Hicimos este documento, que
también circula en internet, donde participan también instituciones
de la sociedad civil. Todos estamos enfocados a entender este proceso
y enfrentar a este grupo de adultos mayores que ya viene. En el año 2020
México será un país envejecido, con más de 17 millones de personas
adultas mayores. Hacemos la rectoría a través de este plan nacional
gerontológico, a través de un acuerdo nacional que fue tomado por las
instituciones y generado por el Inapam. También a principios de este
año presentó un informe nacional de todo lo que se hace en el país en
relación con los adultos mayores; es la primera vez que se hace un infor­
me de este tipo. En este mismo sentido, la Norma Oficial Mexicana
Número 31, que habla de la atención a adultos mayores, acaba de
salir publicada, y ahora estamos buscando certificar a la gente que
atiende a adultos mayores, desde los cuidadores hasta la gente profe­
sional. El adulto mayor tiene participación en todo esto; una queja
que había en ellos es que no tenían oportunidad de participar, ahora
sí hablan y opinan.
El segundo eje, “activo y saludable”, se refiere al estilo de vida, la nu­
trición, el deporte, estar a gusto con lo que hacemos.

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La semana pasada estuvimos en Puebla en los Juegos Nacionales y


Culturales, en los que se inscribieron cerca de 4,000 adultos mayores,
quienes venían de eliminatorias municipales y estatales para competir
por las medallas de oro en clavados, cachibol, atletismo. Esos adultos
no requieren de mucha atención, ellos se caen, se levantan y siguen co­
rriendo. Igual las mujeres, en la parte cultural, además de lo que hace
el Inapam: computación e idiomas en los centros culturales, ya que el
adulto mayor es un sujeto que puedan participar aprendiendo, hacien­
do artesanía o manualidades para vender. Además, tenemos 119 clubes
en el D. F., y 6,075 en provincia, con otras instituciones, por lo cual
se atiende a cerca de un millón de adultos mayores que tienen activi­
dades de distinto tipo.
El tercer eje rector, “seguridad económica”, se refiere a que cuente
con la tarjeta del Inapam, que le da descuentos varios hasta de 70 %
y es una tarjeta que les ayuda en la parte económica también. Es uno
de los derechos que han ido ganando con el paso del tiempo y es lo que
identifica más este programa.
El Programa Tercera Llamada lo estamos reestructurando para po­
der otorgar créditos a los adultos mayores. Hay exposiciones para em­
pleo; en esta Administración se otorgaron aproximadamente 50,000
fuentes de trabajo para los adultos mayores.
La parte de la protección social, y ésta es la parte triste, se refiere al
apoyo al anciano rechazado, al anciano abandonado, que la misma
familia lo va haciendo a un lado, y para ellos tenemos algunas activi­
dades. El Conapred hizo una encuesta en la cual se preguntaba a los
adultos mayores cuáles eran los principales problemas que tenían, y
todos ellos hablaban de rechazo y abandono, y la parte económica en
primer lugar. La ONU registra que 36 millones de adultos mayores
sufren alguna forma de maltrato: psicológico, social, sexual, de vio­
lencia. En este triángulo de la violencia tenemos a la víctima, que en
este caso es el adulto mayor; tenemos al agresor, que a veces es la fa­
milia y el personal de las instituciones, y tenemos al espectador, quien
tolera que alguien esté agrediendo al adulto mayor. Esto se da en la
misma familia, un hijo agrede al adulto mayor y el otro está viendo,
tolerando que le diga cosas y no se mete para nada. Existen albergues
en la ciudad de México donde damos protección los 365 días del año
a los adultos mayores, a través de actividades. Éste es el modelo de

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atención que va a ayudar al adulto mayor a estar mejor y va a permi­


tirle participar con su familia en actividades, y eso es lo que tenemos
que abonar.
Éste es un modelo como los hoteles: modelo 1, una estrella; mode­
lo 5, cinco estrellas, que tiene muchos más conceptos, lo estamos pro­
moviendo a través de la Sedesol, y durante este sexenio dejaremos algo
preparado para que en el siguiente sexenio se lleven a cabo residen­
cias de día para adultos mayores. También los centros culturales, la
línea 01 800, que es una línea de ayuda, en la cual escuchamos mu­
chas historias, todas las historias que se puedan imaginar: ancianos
rechazados por la familia; ancianos que son despojados de sus pro­
piedades; ancianos que viven en sus departamentos y los desalojan;
vecinos que no los quieren y llaman para que vayamos a verlos, argu­
mentando que hay maltrato; intervenimos y resulta que no, que lo que
pasa es que el anciano tiene su departamento sucio, tiene animales, o
hacen ruido y los vecinos a veces no los quieren, entonces se quejan
del adulto mayor.
En el rubro de derechos humanos hemos hecho campañas para que
los adultos mayores conozcan sus derechos. Están en la Constitución
Política. No sabemos en qué momento le quitamos al adulto mayor
el derecho a la salud, el derecho a la alimentación, el derecho a un tra­
bajo justo, sin embargo, ahora estamos buscando regresárselos. Es la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, después
de la guerra, la que establece todos los derechos que tenemos todos
los que somos humanos. Tenemos una cartilla que habla de cuáles son
nuestros derechos: derecho a la igualdad, derecho a la información, a
la protección de datos personales; respecto de la ley de los adultos
mayores, la criticaban mucho porque no tenemos reglamento; el re­
glamento está por salir, estamos esperando que se concluya pronto y
podamos sacar el reglamento, o una parte de ese reglamento, para que
en lo que resta del sexenio se pueda puntualizar.
La campaña que hacemos con los adultos mayores se llama Cono­
ce tus Derechos, y la hemos realizado en varios estados, dando pláticas
a funcionarios y a personas adultas mayores. En este año hicimos 14
cursos, por lo que 1,256 adultos mayores ya conocen sus derechos
humanos. Además, hemos difundido, junto con la Comisión, 2,000
ejemplares de algunos folletos que hablan de los derechos de los adul­

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tos mayores, sobre todo la parte para evitar el abandono, el rechazo y


que tengan oportunidades.
Por otro lado, la Federación Internacional de la Vejez habla de los
derechos de los adultos mayores, del derecho que deben tener a la
independencia, a la participación, a los cuidados, a la plenitud huma­
na y a la dignidad. Son derechos inherentes a todos los seres humanos.

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La vulnerabilidad,
la cuestión de género
Diego Slupski*

En Argentina tenemos la normativa nacional y la normativa latinoa­


mericana respecto de la cuestión de género y de la violencia femicida.
La violencia de género, en general, y la violencia de género contra las
mujeres en las relaciones de pareja, en particular, son un fenómeno his­
tórico, y no hay división de clases, razas sociales, religión, educación;
viene desde los más antiguos casos de la sociedad y de la humanidad
toda. Tenemos que entender que la violencia de género, y el femini­
cidio, en particular, lo vamos a encontrar en una situación en donde
se pone a la mujer en inferioridad, donde hay una creación de depen­
dencia por parte de la mujer, en consecuencia del hombre.
En los últimos años, los movimientos de mujeres en distintos paí­
ses vienen denunciando los feminicidios, que se refieren al asesinato
masivo de mujeres, que representa una escala de la violencia de género
o maltrato hacia ella. Al respecto tenemos lo dicho por la escritora
Gabriela Bertaglione, que dice que, al igual que la violencia hacia las
mujeres, el feminicidio se trata de un concepto que ocurrió como re­
sultado de nuevos enfoques, una nueva comprensión de prácticas que
no resultan nuevas. Mientras que el concepto de violencia sexista
tiene ya varias décadas, el de feminicidio es más reciente, cuestiona los
argumentos que tienden a disculpar y a representar a los agresores co­
mo locos o a concebir estas muertes como crímenes pasionales, o bien,
a atenuar su importancia en el caso de situaciones de conflicto graves,

* Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales.

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56 comisión nacional de los derechos humanos

como si estos conceptos justificasen por sí solos la transgresión a las más


elementales normas sociales.
Como decíamos, la violencia de género ya se da desde la edad de
piedra, cuando las mujeres eran violadas o asesinadas cuando no que­
rían mantener relaciones sexuales, pero establecemos que esto se da
principalmente cuando los parámetros penales están disgregados;
cuando, por ejemplo, hasta no hace mucho tiempo, teníamos que el
honor del hombre estaba por sobre la vida de la mujer. Pero el género
es una construcción social, no tiene que ver solamente con lo biológi­
co, sino con la construcción social que cada sociedad le da a las cues­
tiones de género.
Respecto del feminicidio podemos decir que es el homicidio evita­
ble de la mujer por razones de género, este concepto lo acuñó princi­
palmente la escritora Carol Orlor en 1974, y fue utilizado por prime­
ra vez en el Tribunal Internacional de Crímenes contra Mujeres de
Bruselas.
Para continuar con el tema tenemos que determinar diferentes con­
ceptos. El primero que definiremos es el concepto de género, que es
el conjunto de seres que tienen uno o varios caracteres comunes y, so­
ciológicamente hablando, comparten aspectos de sexualidad. Decimos
que el género es el sexo socialmente construido. Otro de los concep­
tos que tenemos es el de feminicidio que viene del neologismo femisaie
en inglés, y es el asesinato de mujeres por hombres, motivado por el odio,
desprecio, placer o sentido de posesión hacia la mujer, es decir, por el
machismo. Los españoles tienen un concepto que abarca más lo que
es el feminicidio, entienden que el feminicidio es el homicidio de toda
mujer sin que medie una cuestión de género y establecen que el femi­
nicidio tiene una connotación relacionada con el genocidio, ya que se
trata del asesinato de mujeres en razón de su género; por odio a la mu­
jer; por rechazo a su autonomía y su valor como persona, y por razo­
nes de demostración de poder machista, sexista. Podemos decir del
feminicidio que es una palabra nueva para un delito lamentablemente
viejo. La primera oportunidad en que se utilizó el concepto de femini­
cidio en términos jurídicos fue en la Corte Interamericana de Dere­
chos Humanos en el caso conocido como Campo Algodonero, en Ciudad
Juárez, México, en donde se asesinó a ocho mujeres, previa violación
violenta. Otro de los conceptos que tenemos que establecer es el con­

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cepto de violencia, y en este caso el filósofo Dominache nos dice que


es el uso de la fuerza abierta u oculta con la finalidad de obtener de
un individuo o algún grupo algo que no quiere consentir. Con estos
conceptos podemos arribar a un concepto que es el de la violencia de
género, que es el comportamiento deliberado y consciente que pue­
de provocar daños corporales o mentales a la víctima y se concreta con­
tra la voluntad o gusto del prójimo. La violencia de género se concibe
como comportamiento violento sobre una persona de diferente sexo.
En Argentina tenemos también un concepto legal, que es brindado
a través de la Ley de Protección Integral de la Mujer, que en su articu­
lado establece que se entiende por violencia contra las mujeres toda
conducta, acción u omisión que de manera directa o indirecta, tanto
en el ámbito público como en el privado, basada en una relación des­
igual de poder que afecta su vida, libertad, integridad física, sicológica,
sexual, económica o patrimonial, así como su seguridad personal y
quedan comprendidas las perpetradas por el Estado o por sus agentes.
Esta normativa también nos establece los tipos de violencia contra
la mujer: la violencia física, la sicológica, la sexual, la económica y
patrimonial y la simbólica. La física, evidentemente, es aquella que se
emplea en contra de la mujer produciendo dolor o daño, riesgo de pro­
ducirlo y cualquier otra forma de maltrato que afecte su integridad fí­
sica. La sicológica es la que causa ese daño emocional y la disminución
de la autoestima y perjudica y perturba el pleno desarrollo personal.
La sexual es aquella violencia que implica la vulneración en toda su
forma, con o sin acceso genital, del derecho de la mujer a decidir vo­
luntariamente acerca de su vida sexual, incluyendo la violación dentro
del matrimonio o de otras relaciones vinculares, así como a la capaci­
dad de decidir su embarazo o la continuación de éste. La violencia
económica es aquella que menoscaba los recursos económicos y pa­
trimoniales de la mujer. La violencia simbólica es la que, a través de
patrones estereotipados, reproduce la desigualdad y la dominación.
Otros de los parámetros que establece esta Ley de Protección Inte­
gral contra la Mujer son las modalidades con las que se produce la
violencia de género, es decir las formas en las cuales se lleva a cabo.
Entre otras, admite o refiere la violencia doméstica contra la mujer, la
institucional, la laboral, la que atenta contra la libertad reproductiva
y la violencia mediática. La violencia doméstica es aquella que es de­

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sarrollada por un integrante del grupo familiar, independientemente


del lugar en el que se desarrolle. La violencia institucional es realizada
por las o los funcionarios o profesionales pertenecientes a cualquier
órgano, que impidan o menoscaben el ejercicio de los derechos pre­
vistos en esta ley. La violencia laboral es aquella en la que se discrimi­
na a las mujeres en el ámbito laboral, impidiéndoles los ascensos, el
aumento de sueldo, la remuneración por igualdad de trabajo respecto
de los hombres. La violencia reproductiva se refiere a impedir los dere­
chos de las mujeres a decidir libre y responsablemente el número de
embarazos, así como su interrupción. Y la violencia mediática se rea­
liza a través de las publicaciones o difusión de las imágenes o mensajes
a través de medios masivos de comunicación.
Pero ¿cuál es el motivo de la violencia de género? Encontramos, en­
tre otros, y en principio, tres motivos: el primer motivo es la educación,
otro es la costumbre y un tercero puede ser la discriminación. La edu­
cación en cuanto a que existe una desigualdad social entre el hombre
y la mujer, ya que el hombre se coloca en una situación de superioridad
por sobre la mujer, pues en los casos de violencia la mujer admite ser
la culpable de estos ataques, y le produce una situación de disminución
frente al hombre. Esta situación educacional provoca que las genera­
ciones futuras vayan reproduciendo esta costumbre, que acepten que
esta situación está bien, por lo que muchas veces vamos a ver que, en
ámbitos donde se desarrolla la actividad masculina, la mujer queda
absolutamente excluida o reducida a una cuestión netamente de aten­
ción a estos masculinos. La discriminación la podemos entender como
la desigualdad que se plantea entre ambos, colocando al masculino
por sobre el femenino y logrando que éste se impregne de todas las
relaciones humanas. Estas situaciones provocan la diferencia social,
que se otorguen ventajas al hombre por sobre la mujer. Pero hay un
fenómeno importante: el tema de la globalización de la publicidad. Si
bien admitimos que la globalización se ha dado por los avances técni­
cos, por la capacidad de comunicación por internet, por el interés de
asimilarlo globalmente todo, podemos decir que esta situación pone
sobre el tapete y revierte la situación de la violencia de género. Así
como la publicidad logra poner de relieve la existencia de la violencia
de género, también produce el efecto contrario, es decir, todo tiene su
costo, esto no quiere decir que sea culpa sino que es una consecuencia,

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 59

ya que produce también los efectos contrarios de los modos de produc­


ción de la violencia de género. Nosotros tenemos un caso muy emble­
mático: el caso de Wanda Taddei, en el cual una mujer, que era espo­
sa de un conocido músico, es rociada con alcohol y quemada luego de
una discusión. En el tiempo inmediatamente posterior se vio una
reproducción de hechos similares, y esto fue dado, en parte, obvia­
mente, por la capacidad de difusión que tuvo el caso de Wanda Taddei,
pero no vamos a desmerecer que la globalización también pone en la
situación social una mayor conciencia sobre la existencia del tema y
provoca una intención de revertir la situación personal y social que
conlleva a los cambios legislativos, a la creación de centros de ayuda
y denuncia, a la implementación de políticas públicas, a favorecer que se
den a conocer los casos que puedan afectar a uno y a la capacitación.
Respecto de la violencia de género la legislación internacional ha
sido determinante, si bien todos los Estados tienen derecho de dictami­
nar particularmente sobre el caso, tenemos convenciones internaciona­
les, y como eje rector de la Convención Internacional sobre la Violen­
cia de Género está la Convención do Belém do Pará, que establece que
la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos
humanos y las libertades fundamentales, y limita total o parcialmen­
te a la mujer el reconocimiento, el goce y el ejercicio de tales libertades;
también reconoce que la violencia contra la mujer es una ofensa a la
dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder his­
tóricamente desiguales entre mujeres y hombres.
Dentro de los Estados que han implementado la definición y el
delito de violencia de género nos encontramos con lo dictaminado en
El Salvador, Costa Rica, Chile y Guatemala, a modo de ejemplo. Algu­
nos de éstos han establecido la denominación del delito; en otros han
establecido fehacientemente la forma en que se va a producir o estable­
cer que hay una violencia de género o feminicidio; en otros han agra­
vado los homicidios, el homicidio común lo han agravado, pero mayo­
ritariamente lo que podemos establecer es que estas modificaciones
legales se fueron dando en los últimos siete u ocho años.
En Argentina también nos encontramos con un avance en relación
con la violencia de género; si bien esto está dado por la proliferación de
casos, al menos podemos decir que eso actúa en forma positiva. El pri­
mer rasgo que tenemos en contra de la violencia de género es la dero­

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60 comisión nacional de los derechos humanos

gación del avenimiento. El avenimiento era un perdón judicial que


se daba al imputado por delitos sexuales como el abuso sexual, la vio­
lación, el rapto y el estupro, y establecía que el tribunal podía excep­
cionalmente aceptar la propuesta que haya sido libremente formulada
y en condiciones de plena igualdad, cuando en consideración a la espe­
cial y comprobada relación afectiva preexistente considere que es un
modo más equitativo de armonizar el conflicto, con mejor resguardo
del interés de la víctima, por lo que en tal caso la acción penal quedará
extinguida. Si bien es un avance bastante importante para lo que es
nuestra legislación, algunos autores establecían que cuando se es sexual­
mente sometido nadie puede establecer un vínculo de igualdad con el
victimario, y aparte se establecía que ya estaba formalmente derogado
por el artículo 28 de la Ley de Protección a la Mujer, ya que prohibía
la utilización de cualquier figura de mediación o conciliación para
cualquier delito donde existiera violencia contra la mujer. Lo que llevó
a establecer rápidamente la derogación del avenimiento fue el caso de
Carla Figueroa. Era una joven pampiana que había sido violentamen­
te violada por quien era su pareja y con quien había tenido un hijo, y
éste fue encarcelado, estuvo preso durante muchos años, pero recomen­
zaron su relación estando preso, así que ella solicitó al tribunal que se
le concediera el avenimiento, para poder casarse con el imputado.
Luego de los estudios de rigor y algunas opiniones de las partes de pro­
ceso, los jueces resolvieron conceder el avenimiento. Esta persona
recuperó su libertad, se casaron y, a la semana siguiente, la mató. Esto
fue el iceberg que provocó la derogación del avenimiento.
Pero más allá de que éste sea uno de los motivos más importantes, es
determinante que se pueda romper con ese concepto patriarcal de jueces
y juezas, y que esto está basado en un valor simbólico y promocional de
conductas en el ámbito jurídico y coloca al Estado en una formulación
de políticas públicas con orientación a la protección del género.
Respecto de la normativa de la cuestión de género, la abogada pa­
nameña Aidée Méndez Isuela sostiene que no nombrar el feminicidio,
no tipificarlo, significa llenarse de un discurso pasivo, reproduciendo y
perpetuando las relaciones de poder que existen; es necesario un dis­
curso radical, un lenguaje que rompa con el androcentrismo en vez de
seguir reproduciendo el discurso de instituciones sociales dominantes.
Nosotros actualmente tenemos que hacer ley la legislación de femi­
nicidio y cómo se establece el feminicidio, modificando los homicidios

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agravados. Nosotros sólo tenemos un homicidio agravado por el víncu­


lo, que establece nada más el agravante de que sea el cónyuge quien lo
perpetre, es decir, hay que cumplir con diversos requisitos legales, como
el de estar legalmente casado. El proyecto prevé que no solamente sea el
cónyuge, sino que sea el ex cónyuge, y aquellas personas que hayan sido
convivientes o ex convivientes, es decir, no requiere más el requisito
de estar legalmente casado.
El inciso cuarto establecía también el odio racial o religioso como
homicidio agravado y ahora establece también el odio a la orientación
sexual, a la identidad de género, o su expresión, y agrega un inciso 11,
que es bastante interesante, que dice: “con el propósito de causar sufri­
miento a una persona con la que se mantiene o se ha mantenido una
relación en los términos del inciso primero”, que es el homicidio vincu­
lado, es decir, cuando ya el feminicidio o la violencia de género no se
da sobre la propia mujer o ex pareja, sino, por ejemplo, con alguien re­
lacionado con ella, para causarle algún sufrimiento, como un hijo o un
familiar directo. Esto también se está estableciendo como un homici­
dio de los llamados de violencia de género.
En la atenuación que tenía el último párrafo del artículo 80, que era
que en vez de prisión perpetua se podría establecer una pena de ocho
a 25 años cuando mediaran circunstancias extraordinarias de atenua­
ción. Esto no se va a aplicar, dice la reforma, a quien anteriormente hu­
biera realizado actos de violencia contra la mujer, víctima, otra mujer u
otra persona que se autoperciba con identidad de género femenino. Fi­
nalmente, la reforma establece el homicidio por violencia de género. El
artículo 80 bis lo agrega, y dice que impondrá reclusión o prisión perpe­
tua a quien matare a una mujer u a otra persona que se autoperciba con
identidad de género femenino y mediara violencia de género.
Si bien nosotros aplaudimos las reformas normativas, obviamente
hay algunas posturas que están en contra, que dicen que establecer un
agravamiento del homicidio a través de la violencia de género, cuando
la víctima es mujer y el autor es un hombre, pone en una situación de
desigualdad cuando es al revés, cuando la víctima sea un hombre y la
autora una mujer, o cuando la autora sea una mujer que mata a otra mu­
jer por una cuestión de género, es decir, que esta relación de desigual­
dad con esta legislación se sigue manteniendo. Sigue manteniéndose
esa capiti diminuti sobre la mujer, con lo cual algunos sostienen que
esto generaría o mantendría esa condición de desigualdad de la mujer.

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62 comisión nacional de los derechos humanos

Simplemente como referencia quiero manifestarles que en Argen­


tina hay diversos sistemas de asistencia, uno es el botón de pánico, que
está impuesto por el gobierno en la ciudad de Buenos Aires, y que otor­
ga a aquellas personas que han sido víctimas de violencia de género un
sistema de ayuda inmediata que está relacionada con las policías loca­
les. Después, la Oficina de Evidencia Doméstica de la Corte, que tra­
baja las 24 horas con un servicio de asistentes sociales y médicos, e im­
plementa sistemas inmediatos para la exclusión del hombre del hogar
e inicia inmediatamente la actuación del sistema penal; implementa en
casos de violencia sexual la atención médica inmediata, para determi­
nar la existencia de esa violencia sexual. Otro de los programas es el
dispuesto por la provincia de Buenos Aires, que actualmente está de­
clarada en emergencia, y el Ministerio de Justicia también tiene un
sistema de atención a la víctima.
En Argentina se ha podido reconocer que el aumento de denuncias
creció en el último año 42.9 %. Éstas son las denuncias recabadas por
violencia doméstica. No podemos desconocer que la violencia de gé­
nero es una transgresión a un derecho humano, siempre y cuando com­
prendamos a los derechos humanos como el conjunto de prerrogativas
inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva re­
sulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive
en una sociedad jurídicamente organizada. Esto fue establecido en la
Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en Beijing en
1995, y la diversidad cultural no debe servir de excusa para el mante­
nimiento de la situación de la desigualdad entre los seres humanos.
Como conclusión, podemos decir que, si bien reconocemos el esfuer­
zo de los Estados y las sociedades por erradicar la violencia de género,
es terrible que todavía en el siglo XXI estemos hablando del tema. Es
necesario establecer que el feminicidio afecta a toda la sociedad, es un
problema social que supera lo individual. Hay que cambiar el contrato
social para que el hombre y la mujer estén en igualdad de condiciones.
Entendemos que se requiere de una serie de parámetros y políticas pú­
blicas. Debe existir un Estado con la convicción política destinada a
desterrar los ataques de género del feminicidio; se debe implementar
una educación dirigida a víctimas y victimarios, tendiente a provocar
en todos un cambio radical de pensamiento y cultura. Es necesario uni­
ficar y publicitar los sistemas de atención a las víctimas. Como alguien

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dijo, puesto que no se puede contar con la violencia para detener la


violencia, es preciso que cada sociedad y la humanidad entera, si quie­
re salvarse, hagan prevalecer objetivos ecuménicos sobre los intereses
particulares; es preciso que una práctica del diálogo y una moral del
amor, o simplemente la comprensión, modifiquen las instituciones y
las costumbres.

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Dignidad humana de las víctimas

José Carlos Bermejo Higareda*

Voy a dar un enfoque que es complementario al que se suele dar y al


que se viene dando hasta ahora, a lo largo de la mañana. Normalmen­
te pensamos en las víctimas como sujetos de derechos, pero ¿qué pasa
con la biografía de la víctima?, ¿qué pasa con la víctima como sujeto
de su propia vida, después de ser víctima? ¿Es sólo sujeto de derechos
que merecen ser reconocidos por los demás, por la autoridad, o es
también sujeto de su propia biografía después de ser víctima? Esto es lo
que me pregunto, para no caer en el victimismo, así es que hablar de
resiliencia, que es lo que voy a hacer yo, sería el lado opuesto del vic­
timismo.
Voy a arrancar con un cuento, dice así: Un príncipe poseía un mag­
nífico diamante del que estaba muy orgulloso; un día, en un acciden­
te, la piedra preciosa quedó totalmente rayada, este hecho entristeció al
príncipe y decidió poner todo su empeño en conseguir que el diaman­
te volviera a ser lo que había sido; para ello, convocó a los más hábiles
especialistas con el fin de que la joya recuperase su estado original, pero
a pesar de todos los esfuerzos no pudieron borrar ni tapar la raya.
Apareció entonces un genial lapidario, quien, con arte y paciencia,
talló en el diamante una magnífica rosa y fue lo suficientemente hábil
para hacer del arañazo el tallo mismo de la rosa, de tal manera que la
piedra preciosa apareció después mucho más bella que antes.
¿Para qué me sirve este cuento?, miren, todos nosotros, así me miro
yo al espejo, así miro yo también a la víctima, somos una piedra pre­
ciosa; antes o después muchas personas sufrimos algún tipo de rayado,

* Director General del Centro de Humanización de la Salud, en España.

[65]

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algún tipo de raya, algún tipo de trauma, algún tipo de violación de nues­
tros derechos. Pregunta: ¿qué hacemos con ellos después de que ya
han sucedido?, ¿qué hacemos con la rayita de la piedra preciosa de
nuestra biografía?, una que ya ha acontecido si no se ha conseguido pre­
venir, como se decía antes. ¿Qué hacemos con ella?, nuestro deseo y,
muchas veces, nuestro intento es tratar de eliminarla, pero no hay ma­
nera, ya ha sucedido, no hay lapidario en el mundo entero que sea
capaz de eliminar la rayita de nuestra piedra preciosa. El cuento nos
dice que habrá algún genial lapidario que sea capaz de hacer de la ra­
yita un ingrediente de una piedra preciosa más bonita porque ahora
tiene una rosa tallada. Sí, hay alguien que sea capaz de hacer esto, ese
alguien es uno mismo, y el resultado se llama resiliencia, una persona
resiliente.
Me pregunto, ¿qué hacer con los traumas que genera la vida, que nos
generan las personas?, que ojalá no hubieran sucedido, pero ¿qué ha­
cemos si ya han tenido lugar, qué pasa con los traumas acumulados?
Estamos hablando de las víctimas, pero no olvidemos que las tenemos
en la sala, con toda seguridad, aunque no hubieran sido convocadas, es­
tamos aquí las víctimas, seguramente, aunque no hayamos sido con­
vocadas o no hayamos reivindicado nuestros derechos. Así es que la
reflexión sería también para nosotros mismos. ¿Qué hacemos con nues­
tros propios traumas?, ¿son sólo una desgracia?, es posible también que
como personas que acompañamos a otros que han sufrido como víc­
timas, acompañemos a vivir, a construir futuros posibles donde parece
que no hay esperanza, y donde darían ganas de instalarse en el victimis­
mo y en la lamentación, y quizás caer en la lamentorrea de repetición
que puede ser un vicio cómodo y fácil, protestar, protestar, y lamentar­
se de manera contagiosa y sin dar un paso adelante.
Del concepto de resiliencia, que ustedes seguramente ya conocen,
vamos a buscar alguna imagen, algún símbolo para reforzar el concep­
to, la hipótesis de que se puede crecer después de un trauma, alguna
frase que diga que sí, que diga que no y dé algún testimonio, aunque
ya hemos escuchado aquí a alguna persona que nos ha dicho: “yo fui
víctima de varias cosas, y después de despertar del coma, me dije a mí
misma, basta, esto no puede ser así, voy a salir”, y eso es un ejemplo de
resiliencia. Vamos a buscar algún otro, porque hablar de resiliencia en
un espacio público obliga a citar algún referente conocido mundial­

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mente como resiliente, y después nos vamos a preguntar ¿de qué de­
pende que una persona con ocasión del trauma crezca y otra no crez­
ca y se hunda en la miseria y otra termine incluso suicidándose y sea
su vida desgraciada o vaya a la muerte?, y la respuesta al final será la
resiliencia o la capacidad de crecer después del trauma. Ya la he defi­
nido; depende del temperamento personal, de la significación cultural
que aprendemos a dar o damos libremente a la experiencia del trauma
y de la posibilidad o no de contar con un tutor de resiliencia, alguien
que nos acompañe. Por último, me preguntaré, si me da tiempo, si se
puede educar la resiliencia o es una característica de la personalidad.
El concepto de resiliencia es, como ya dije, la capacidad que tienen
algunas personas de crecer con ocasión de la adversidad. He escrito
un libro titulado así, La resiliencia. La portada del libro es una palme­
ra con el tronco doblado, ¿por qué?, porque es una metáfora, es una
parábola de la palmera que es resiliente, porque dicen que cuando le
da el viento no sólo aguanta sino que no se rompe, no sólo resiste sino
que se hace más resistente mientras resiste, y ésa es la resiliencia. Ini­
cialmente la resiliencia es una característica de los metales, de ahí viene
la palabra y la hemos traído a la esfera de la psicología y a la de la espi­
ritualidad también, pero en su origen es una característica de los me­
tales, es la característica que tienen aquellos metales que son sometidos
a una adversidad que las deforma, y tienen la capacidad de recuperar
su estado original y ser más resistentes que antes. Les interesa mucho
a los constructores, por ejemplo, que en situaciones climatológicas
adversas y de temblores, los materiales no sólo resistan, sino que mien­
tras resisten se hagan más resistentes a posteriores embates de la adver­
sidad.
El primer libro que yo conozco sobre resiliencia es El realismo de la
esperanza, es un libro publicado inicialmente en Argentina. Me resul­
ta muy sugerente: no habré sufrido un trauma, seré víctima, pero no
vencido, y mi vida no tiene por qué definirse por ser víctima, sino por
la dignidad de persona que se mantenía antes, durante y después de
ser víctima. Es un concepto muy sugerente, es un canto a la libertad,
yo he sido esclavo de lo que otros han querido hacer mal conmigo, me
han hecho daño, pero la resiliencia es un canto a la libertad. Soy libre
del modo como quiero vivirlo y de mi futuro, del modo como planeo
y me hago responsable de mi propio futuro.

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68 comisión nacional de los derechos humanos

Unas imágenes de la resiliencia para reforzar el concepto son, por


ejemplo: la flor de loto, que aunque nace en las aguas corrompidas emer­
ge una flor preciosa. Las culturas orientales la tienen reservada para
dignificar algunos momentos, a algunas personas y algunas celebracio­
nes, así que de donde parecía que no iba a salir nada bueno tenemos
una hermosa flor preciosa, para los ojos de cualquiera. Otra imagen es
la Pantera Rosa, ¿qué tiene la Pantera Rosa que a mí me atraiga? Que la
puede aplastar un camión y queda aplastadita, aplastadita, como un
papel, sin embargo, al instante tiene la capacidad de reponerse después
del trauma. No es negación del trauma, porque el trauma ha tenido
lugar. Si negamos el trauma no hay posibilidad de resiliencia, que es
esa afirmación del trauma y constatación de la posibilidad de reaccio­
nar de manera libre ante el trauma. Una imagen más: el patito feo, apa­
rentemente detrás de él no hay nada positivo, él no lo reconoce, noso­
tros nos podemos identificar en algún momento histórico de nuestra
vida con el patito feo, pero detrás del patito feo se esconde un precioso
cisne que tiene grandísimas potencialidades y una hermosa belleza.
Las elegías, que son poemas escritos por personas que están sufrien­
do el dolor del duelo, de la pérdida de alguien a quien amaban, que
uno diría que nada bonito podría surgir de alguien que tiene el cora­
zón roto, sin embargo, surgen las elegías, como surgen también las obras
de arte o de la escultura, pues a veces detrás de algún horror, que es lo
que está representando, también hay belleza.
Alguien ha conseguido sacar belleza de la adversidad: Beethoven,
estoy reforzando el concepto desde diferentes ángulos, ¿qué le pasó a
Beethoven? Se quedó sordo y sin embargo compuso la Novena Sinfo­
nía. Dicen que el café también tiene metáfora de resiliencia. Seguro
que conocen este cuento: Una hija estaba muy molesta porque cuan­
do parecía que un contratiempo se le solucionaba aparecía un proble­
ma nuevo más complicado; habló de ello con su padre, que era jefe de
cocina, éste la miro sonriente y cogió tres ollas, en una puso algunos
huevos; en otra, unas zanahorias, y en una tercera ollita, café. La joven
se quedó pasmada pensando que su padre no la escuchaba, como ya
era habitual, porque en lugar de proporcionarle una respuesta se ponía
a cocinar. Después de 20 minutos de cocción, el padre le preguntó a
la hija: “¿Qué ves?” La chica quedó atónita y le contestó: “Qué quie­
res que vea, que no me haces ningún caso mientras cueces unos hue­
vos, unas zanahorias y haces café”, respondió medio enfadada. El padre

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imperturbable, la invitó a palpar los tres ingredientes, la joven, azora­


da, le preguntó qué significaba, y él le respondió: “Los huevos eran
frágiles antes de la cocción, pero ante la adversidad, el calentamiento
con fuego, se han vuelto duros; las zanahorias en cambio eran duras,
y con el fuego se han vuelto blandas, y el café, cuando ha sido calenta­
do, ha sido capaz, incluso, de poder transformar su contexto. El café ha
transformado el agua. Así que ¿qué deseas hacer tú, hija mía, ante las
adversidades? Ojalá seas como el café y que cuando aparezcan los pro­
blemas o las adversidades seas capaz de ser fuerte sin dejarte vencer,
que es la salida airosa, incluso mejorar tú misma, consiguiendo cambiar
tu entorno”. El café es metáfora de resiliencia.
La resiliencia también es una característica de los huesos. Si nos
rompemos un hueso vamos al médico, y nos inmoviliza las partes da­
ñadas, ¿por qué?, porque el hueso “sabe”, entre comillas, que al haber
sido roto tiene que crecer en la dirección adecuada para soldarse, y
esta capacidad que tienen los huesos se llama también resiliencia.
Nosotros ahora la estamos adaptando como propuesta para mode­
los de acompañamiento de intervención con víctimas y como propues­
ta de un modo de vivir la condición de víctima que tiene el ser huma­
no a lo largo de su historia, por más o menos virulencia en la agresión
de la que haya sido víctima.
Vamos a leer algunas frases que nos sirvan de nuevo para recompo­
ner, para reforzar el significado de la palabra resiliencia: “Dime con
quién andas y te diré quién eres”, esta sentencia es lo más opuesto a la
resiliencia. Esto es determinismo. “De tal palo, tal astilla”. Estas frases
amoldan mucho nuestra forma de intervenir y nuestro modo de pen­
sar y de mirarnos a nosotros mismos. De tal contexto qué te vas a es­
perar, de tal palo, tal astilla; este chico es un trasto, o cualquier cosa
que digamos de los niños, en su desarrollo, cualquier etiqueta que pon­
gamos a las personas, refuerza su tendencia a darnos la razón, en ser
lo que nosotros estamos proyectando y diciendo que son.
En cambio, este otro tipo de frases: “Cuando sopla el viento del cam­
bio, suele ser percibido como adversidad, unos edifican muros para
defenderse y otros construyen molinos y aprovechan el viento”. Esta
es una actitud de resiliente. Dice Tim Guénard: “Si te sientes podrido
piensa en las semillas de las manzanas podridas, no acostumbran a dar
manzanas podridas”. Si te sientes víctima, piensa en las semillas de
las manzanas podridas, que tal vez hay semillas de desarrollo de dig­

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70 comisión nacional de los derechos humanos

nidad que puedes reconocer en ti misma, en ti mismo, y no dejarte


aplastar por lo que hay alrededor, o por lo que te han hecho y no de­
searíamos que hubiera sucedido nunca.
Cada dificultad, dice Ericsson, tiene la facultad de convertirse en
una oportunidad. En griego la palabra “crisis” significa oportunidad.
No es que deseemos este tipo de oportunidades adversas para crecer,
sino que una vez que se han producido, nos estamos preguntando si po­
demos hacer algo con ellas, o si sencillamente somos víctimas de ellas.
El pesimista, dice este autor, se queja del viento, el optimista espera
que cambie, el realista, diríamos ahora el resiliente, ajusta las velas y
le saca partido al viento. Esto se parece al proverbio que citamos hace
un momento.
Hasta aquí hemos presentado cuál es el origen de la palabra, el
mundo de la metalurgia, cómo aterriza en el mundo de la psicología y
en qué consiste, y lo hemos ilustrado con imágenes en positivo y en ne­
gativo; ahora vamos a hablar de un hombre famoso en la literatura
de la resiliencia, que es Tim Guénard, un francés de quien les quiero
contar algunos datos de su biografía. Cuando Tim tenía tres años, su
madre lo ató a un poste de la electricidad y lo abandonó en medio del
bosque. A los cuatro años dormía desnudo en la casita de su perro. A
los cinco años, precisamente el día de su cumpleaños, su padre le pro­
pinó una paliza brutal que lo desfiguró, le rompió las piernas y la nariz.
Está claro que estamos pintando el caso de una víctima. No sabía casi
ni hablar. A los siete años ingresó en un orfanato y padeció maltrato
por parte de la institución. A los nueve años, también el día de su cum­
pleaños, fracasó en su intento reiterado de suicidarse. A los 11 entró
en la correccional, después de ser acusado injustamente de incendiar el
granero de una granja donde estaba acogido. No había sido él, pero
cuando sucedió lo acusaron a él y lo internaron. A los 12 años se fugó.
A los 13 años fue violado por un señor elegante de los barrios parisi­
nos. A los 14 fue prostituido en Montparnasse. No es una novela, es la
historia, son algunos datos de Tim Guénard. ¿Qué hipótesis biográfi­
ca piensan ustedes que cabe esperar para el futuro de este hombre?:
drogadicto, maltratador, también el “de tal palo, tal astilla”, porque la
mayor parte de los maltratadores han sido maltratados en su infancia.
Guénard está vivo y es autor del libro Más fuertes que el odio, no es un
título cualquiera. Actualmente, es padre de familia, con cuatro hijos,
se dedica a cuidar niños y niñas abandonados o maltratados, ha crea­

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 71

do la Asociación Altruisme, es apicultor y colaborador del Tour de


Francia, de ciclismo.
Parece una persona cualquiera, pero una persona que está desple­
gando actitudes y conductas altruistas; es especialmente sensible ante
la vulnerabilidad de la que él fue víctima. ¿Se quedó en victimismo?,
todo lo contrario, éste es un ejemplo de resiliencia. Si quieren otro
podríamos hablar de Victor Frankl, conocido mundialmente, psiquia­
tra judío vienés, estuvo en los campos de concentración nazis, padre
de la logoterapia, autor, entre otras obras, de El hombre en busca de sen­
tido. Él dice que cuando nos encontramos ante una situación que no
podemos cambiar, por ejemplo ser víctima, el reto consiste en cam­
biarnos a nosotros mismos. Esta posibilidad la tenemos siempre
mientras no perdamos las capacidades cognitivas.
Pensar en términos de resiliencia es una revolución en el abordaje
de la falta de respeto a los derechos de los seres humanos. Incluso en
términos preventivos, porque muchos victimarios han sido víctimas,
y aquí estamos diciendo: “hay otro camino, he sido víctima, pero no
necesariamente tengo que reproducir la historia, puedo crecer con oca­
sión de haber sido víctima. Puedo crecer; puedo hasta ser más fuerte
en este ámbito, precisamente en éste, en el que yo he sido dañado per­
sonalmente”.
Ahora la pregunta es ¿de qué depende que una persona crezca con
ocasión de la adversidad y otra se hunda en la miseria o se suicide, se
retire de la vida? Vamos a agrupar los factores protectores de resilien­
cia en tres grupos: uno, el temperamento personal; dos, la significación
cultural que aprendemos a dar al trauma, a la dificultad, a la adversi­
dad, y tres, la posibilidad de contar o no con un tutor de resiliencia,
de ahí la importancia de los centros de atención a víctimas, que se arbi­
tran como tutoría de resiliencia, tutoría de acompañamiento.
Primero, el primer factor protector de la resiliencia: el tempera­
mento personal. ¿El temperamento es algo que heredamos? No, tal
como lo presentamos aquí. Dentro del temperamento voy a presentar
los siguientes subfactores de resiliencia. 1) apostar porque soy libre,
no estoy determinado definitivamente, ni genéticamente; 2) el mane­
jo de la memoria, me explicaré a continuación; 3) la mirada. Aquí ha
sido dicho ya, la mirada, la vulnerabilidad es lo que no miramos, lo
que no queremos mirar; 4) el optimismo, la esperanza y el sentido del
humor.

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72 comisión nacional de los derechos humanos

Me voy a parar en algunos de ellos un poco más. El primero, la li­


bertad y el no determinismo. Muchas veces las personas que han sido
víctimas de algún tipo de trauma lo interpretan en términos de fata­
lismo, “es el destino, me ha tocado a mí, me tocan todas”, este tipo de
sentencias son una negación de la libertad. Victor Frankl hablaba de tres
tipos de valores, los valores de acción, los valores de relación y los va­
lores de actitud. Estos tres tipos de valores, diría Frankl, son capaces
de dar sentido a nuestras vidas, incluso en el desierto del sentido, en
los campos de concentración nazi. Frankl viene a decir: “soy libre del
modo como vivo lo que no puedo cambiar, soy libre de vivir como me
dé la gana la esclavitud. Soy esclavo sí, pero la esclavitud no me va a
hacer esclavo totalmente, sino que voy a elevar un canto a la libertad,
y voy a vivir como me dé la gana lo que no puedo evitar”. Este canto
a la libertad es otro factor de resiliencia, sin duda. Si uno es capaz de
decir: “soy víctima, he sido víctima, pero soy libre del modo como lo
vivo”, no daré todo el poder de mi vida presente y futura al victimario.
De haber sido un causante del mal, sí, pero de mi vida presente y fu­
tura no, yo no le voy a entregar este poder al victimario, sino que me
lo voy a quedar yo, para reconocerme libre del modo como vivo lo
que no puedo cambiar.
El segundo, el manejo de la memoria. La memoria tiene un poder
impresionante. El recuerdo, palabra que viene del latín, significa vol­
ver a pasar por el corazón, no sólo por la mente. El recuerdo del trau­
ma tiene tanto poder que nos puede hacer verdaderos infelices.
Les quiero leer unas páginas del libro Más fuertes que el odio, de Tim
Guénard: “Para hacer crecer hermosas flores en un jardín, hace falta
estiércol, es nuestro pasado, Dios se vale de él para hacernos crecer.
Cuando el cagajón sale del culo del caballo está demasiado caliente, es
demasiado ácido y demasiado pesado, apesta, da asco, si lo extiendes in­
mediatamente sobre las flores y sobre las semillas las quema y las
aplasta, es preciso dejar reposar el estiércol, esperar a que se seque, a que
se descomponga lentamente, con el tiempo se convierte en algo malea­
ble, no duro, ligero, fértil, entonces, da las flores más bellas y los brotes
más hermosos”. Dios se vale de nuestro pasado, dice el autor, como si
fuera estiércol para nuestras vidas, para hacernos crecer. Éste es el ma­
nejo que se tiene que hacer del propio pasado. El pasado puede ser la
fuente de nuestra mayor infelicidad o puede ser nuestro mejor maes­
tro, del que aprendamos lo que nos dé la gana para la vida. Hubiera

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 73

preferido otro maestro, pero he tenido éste y lo quiero convertir en


maestro en lugar de torturador, que en el fondo seré yo mismo el que
me torture por segunda o por enésima vez, evocando la parte oscura
de mi propio pasado.
La mirada, dentro del temperamento, también es un factor protec­
tor de resiliencia. La mirada tiene un poder impresionante, de hecho
hay miradas que matan; hay miradas que sorprenden; hay miradas que
envuelven; hay miradas que interrogan; hay miradas que seducen; hay
miradas que asustan; hay miradas que espían; hay miradas que es­
tremecen; hay miradas que interpelan; hay miradas que trascienden,
van más allá que lo que los sentidos ven; hay miradas indiscretas; hay
miradas que hablan de soledad; hay miradas que dicen: “qué pasa
contigo”; hay miradas que desprecian; hay miradas que hablan de
sueños; hay miradas que se apagan; hay miradas duras; hay miradas
que enternecen; hay miradas que dan pavor; hay miradas que interro­
gan; hay miradas que hablan de pena; hay miradas que incitan; hay
miradas que investigan; hay miradas que esperan; hay miradas que
desafían; hay miradas que juzgan; las hay furtivas; las hay que reflexio­
nan; las hay tiernas; hay miradas que retan; hay miradas que curiosean
por donde se puede; hay miradas de éxito; hay miradas temerosas, por
la vulnerabilidad experimentada; hay miradas simpáticas; hay miradas
que están de fiesta; hay miradas luminosas; hay miradas de foto; las
hay que acumulan; las hay de ultratumba; las hay que juegan; hay
miradas sensuales, hay miradas de todo tipo.
¿Qué estoy queriendo decir con esto?, que la mirada tiene un poder
impresionante. La mirada, ¿a quién?, a la víctima, la puede revictimi­
zar, la mirada al espejo me puede revictimizar, ése es el manejo de la
memoria también. Hay miradas que reconfortan. Podríamos hacer
teoría de la psicología positiva, basta decir: “Mi abuelo me miró,
creyó en mí”, esta mirada es factor protector de resiliencia.
Por ejemplo, en esta imagen voy a interpretar lo que yo veo para
arrancar; yo veo una gran mancha negra con dos palabras al centro
bien grandes, “trauma” y “víctima”. Vamos a alejar la imagen, lo que
vemos si la alejamos es una mancha más pequeña con las palabras
“trauma” y “víctima”; la alejo más y ¿qué se ve?, una mancha negra con
las palabras “trauma” y “víctima”, encima de una cresta de un gallo. Al
principio no parecía esto, sin embargo, no sólo es eso, es una mancha

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74 comisión nacional de los derechos humanos

negra en la cresta de un gallo que está mirando dos niños a través de


la ventana de una casita. Si sigo alejando la imagen es además una gran
granja, si miro bien es una maqueta. Alejo más la imagen y es la por­
tada de una revista del Centro que yo dirijo. Sigue estando la mancha
negra con las palabras trauma y víctima, pero estamos alejando la ima­
gen. ¿Quién tiene en la mano esa revista?, un joven que está en un
crucero, junto a la piscina, pero ¿seguro que es un crucero? Quizás es
un anuncio de un crucero en un autobús o en el centro de una calle,
o una escena de la televisión que está viendo un vaquero en el desier­
to de Arizona, o quizás es un sello de correos que alguien está viendo
desde lo alto de una avioneta.
¿Qué he querido decir con este recurso?, que la mirada humana, la
mirada a la víctima, la mirada a uno mismo cuando es víctima, no es
como una cámara de fotografiar que retrata la realidad objetiva; la mi­
rada hace ser.
Yo soy; no sólo soy quien soy, sino también quien me hace tu mi­
rada. Tu mirada me puede hacer un desgraciado miserable, tu mirada
me puede hacer alguien digno de reforzar la parte positiva, no sólo yo
conmigo mismo, sino tu mirada. La mirada del otro y la mirada de
uno a sí mismo, es factor protector de resiliencia.
También el optimismo es factor protector de resiliencia. La palabra
entusiasmo, en su sentido etimológico, significa enteos asmos, quien se
siente habitado por Dios, ese es un entusiasta, etimológicamente ha­
blando.
Los seres humanos cuando nos sentimos habitados por algo más
que nuestro ombligo, si nos sentimos habitados por algo, por alguien
por algún sentido por alguna persona, tenemos más posibilidad de
crecer con la adversidad, que si solamente nos sentimos habitados por
el vacío o por nosotros mismos.
El sentido del humor es una cosa muy seria y tiene colores. Hay hu­
mor marrón, lo hay negro, lo hay blanco, lo hay amarillo, lo hay ver­
de. El sentido del humor es capaz de ayudarle a una persona a mirar
la realidad de una manera nueva, con posibilidades, hasta el punto de
desdramatizar, de poner donde a mí me dé la gana lo que en realidad
parecía que no tenía ningún lugar, que es el primer plano, porque es
el trauma, me ha invadido, no lo deseaba y soy un desgraciado. No, el
sentido del humor puede hacer de la adversidad oportunidad.

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 75

El segundo factor protector de resiliencia era el significado cultural.


En la Psicología del trauma se dice que el segundo golpe es más fuer­
te que el primero. Se los digo con un cuento.
Un hombre andaba por el pueblo diciendo: “He perdido la mula,
he perdido la mula, ya no puedo vivir, no puedo vivir si no encuentro
mi mula, aquel que encuentre mi mula va a recibir como recompen­
sa mi mula”. Y la gente a su paso gritaba: “Estás loco, ¿perdiste la mula
y ofreces como recompensa la propia mula?” Y él contestó: “Sí, porque
a mí me molesta no tenerla, pero más me molesta haberla perdido”.
Atención, ¿qué diferencia hay entre no tener la mula y no tener la
mula? He hecho bien la pregunta. Puede que haya una diferencia
abismal, es terrible vivir habiendo perdido la mula, estoy dispuesto a
vivir regalándola. Parece que es lo mismo, pero no, el significado cultu­
ral, el segundo golpe, que es el significado que le damos al trauma, es
más fuerte que el primero.
Yo les confieso una cosa, estoy muy contento de ser invitado a esce­
narios donde se habla de las víctimas y se promueve el reconocimiento
de los derechos y la reparación simbólica y material, pero les confieso
que tengo un poco de miedo de que espacios de esta naturaleza se pue­
dan convertir también en escenarios de lamentación en lugar de esce­
narios de búsqueda, de qué hacer con lo inevitable. Escenarios en los
cuales los responsables somos todos; también la víctima, también yo,
y también el modelo de acompañamiento e intervención. ¿Quién me
acompañará a elaborar el duelo después de una pérdida? Cualquie­
ra que sea, el derecho, la justicia, o tengo que elaborar el duelo sí o sí,
si no me quiero morir de pena. Hay tareas de las que somos definiti­
vamente responsables cuando somos víctimas. De hecho, una víctima
puede interpretar su realidad, su trauma, en términos negativos y de­
jarse habitar exclusivamente por el rencor, y está claro que el rencor
es mortal. Pero no sólo para el destinatario del rencor, sino también
para uno mismo, si en estos últimos años se está hablando en psico­
logía cada vez más del perdón, que era una categoría que se había
apartado, no es por capricho, no es porque el perdón sea una catego­
ría religiosa a la que hay que rescatar. No. La psicología nos dice: “El
perdón, aprender a recordar sanamente, es sanador para el que lo vive.
El rencor mata a uno mismo, uno vive siendo un desgraciado, uno
quiere vengarse si está sólo habitado por el rencor”.

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76 comisión nacional de los derechos humanos

El libro Martes con mi viejo profesor narra acerca de un hombre, un


periodista norteamericano, que recibía los martes a un alumno al que
le dirigía su tesis doctoral. Cuando su ex alumno, ahora ya doctor, se
entera de que su viejo profesor está muy mal, decide ir a visitarlo los
martes, como lo hacía cuando era joven, pero ahora ya no hablan de
la tesis, sino de la vida, y hay una página preciosa en la que le dice el
viejo profesor a su alumno: “Sabes, he descubierto que es más difícil
dejarse querer que querer; sabes, estoy disfrutando de la dependencia”,
porque en lugar de lamentarse porque le tienen que hacer las cosas en
la cama, la higiene, darle masajes, porque se le seca la piel... “Estoy
disfrutando de que me limpien el trasero. He conseguido darle la
vuelta y estoy disfrutando de esto”. Lo dice alguien que es capaz de
transformar la realidad y vivirla de manera libre. Soy protagonista del
modo como vivo lo que no puedo cambiar.
El significado cultural que le damos al trauma depende de lo que
aprendemos a significar en la cultura. Los medios nos influyen mucho,
pero en último término había que decir que el significado cultural que
yo le doy a mi trauma va a depender de mí, de la libertad, por encima
del impacto que tienen sobre mí los medios y todo. Voy a significar
mi desgracia como me dé la gana, y el trauma puede ser un trampolín
de resiliencia, se puede convertir en oportunidad de crecimiento para
quien es resiliente.
El último factor de resiliencia es la posibilidad de contar con un tutor
de resiliencia. No es sólo una persona que me acompaña, que me con­
suela superficialmente o me exhorta con palabras bonitas. No es un
acompañamiento blandengue, no. Es difícil. Un tutor de resiliencia
es un individuo, es una institución, es una relación afectiva, es un gru­
po social, es un programa en el que una persona puede encontrar la
ayuda necesaria para hacer de la adversidad una oportunidad. De esto
depende también la resiliencia.
Yo me pregunto quién ayudo a Tim Guénard; era un desgraciado y
ahora es un artista; dónde se produjeron los puntos de inflexión para
salir de aquel agujero negro. Volví a leer el libro Más fuertes que el odio
y encontré dos párrafos, al autor lo están juzgando por una cantidad
de fechorías que ha cometido en París, robaba, dormía en la calle, y él
dice: “esta jueza es un buen juez, te acoge, se toma el tiempo de mi­
rarte, es un juez que no juzga injustamente, mira tu informe después
de haberte mirado a ti. Busca contigo la posibilidad de redimir tu vida.

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 77

Te tiende la mano a pesar de que todo parezca perdido”. Y en otro


fragmento dice: “Vengo de la nada y no tengo más que noche en mi
corazón, en esta miseria, este curita rugoso como el tronco de la vid, de
apariencia frágil, pero sólido como una roca en su alma, ha empeza­
do a sembrar estrellas. Después de la noche ayudó a despuntar el alba de
la esperanza, hizo nacer en mí la certeza de estar hecho para la felicidad
del amor, para la eternidad del amor. La certeza de que la bondad del
amor resulta accesible hasta para un granuja, que es en lo que yo me
he convertido después de víctima. Me toma como soy, no trata de
cambiarme, este padre es el canal del amor”.
La jueza, que le mandó hacer un curso de escultura, el curita y una
institución para personas con discapacidad fueron para este hombre
tutores de resiliencia. Un día llamó a una puerta, le abrieron y entró
sin fijarse, sintió como lo abrazaban sin motivo, eran discapacitados
que no razonaban si se merecía o no el abrazo, si era conocido o des­
conocido, pero estos discapacitados mentales lo abrazaban. Estos tu­
tores de resiliencia le permitieron a Guénard saltar de su trampolín y
hacer de su biografía oscura, que le daba razones para suicidarse, una
vida elegante.
¿Cómo miramos nosotros, cómo acompañamos a las víctimas?,
¿ayudamos a elaborar el duelo o sólo reivindicamos derechos? ¿Hará
alguien la tarea personal, alguien distinto de la víctima, hará alguien la
tarea personal de reconstruir el propio corazón?, pensamos también en
el derecho a ser acompañados para reconstruir la propia biografía da­
ñada. ¿Habrá alguien que camine con la piedra rayada, para que la raya
se convierta en ingrediente de una preciosa rosa? Tenemos estrategias
de acompañamiento en los duelos complicados, porque hablar de víc­
tima es hablar de duelo. Algo se ha perdido, algo muy importante se
ha perdido y hay que elaborar el dolor de la pérdida y adaptarse a un
mundo y una vida en que lo que tenía me ha sido arrebatado. Hablar
de víctima, es hablar de duelo.
En estos últimos años, afortunadamente, se está escribiendo y ha­
blando más de duelo, pensamos en hablar de acompañamiento a víc­
timas en la categoría duelo. ¿Cultivamos sólo la reivindicación tan
necesaria, y que suele ser el primer ingrediente del dinamismo de la
esperanza, según la antropología?, ¿nos quedamos en la lamentación
o cultivamos el optimismo y construimos relatos de esperanza, relatos
exitosos?, ¿nos hacemos sólo portadores de malas noticias de cuán­

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78 comisión nacional de los derechos humanos

tas víctimas hay o contamos las experiencias exitosas de cuántas vícti­


mas han superado su propia dificultad?
Espero que mi reflexión invite a cambiar el código al hablar de víc­
timas, no sólo de las víctimas de los demás, sino también de nosotros
en nuestras propias experiencias traumáticas, cuyo modo de vivirlo
puede hacernos ciertamente protagonistas, que es lo contrario de ser
víctimas.

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Modelo Renapred de abordaje
integral de la discapacidad
Federico Núñez Perea*

Les voy a platicar de un modelo que estamos implementando en con­


junto con la Comisión Nacional de Derechos Humanos y muchos
otros actores en el estado de Hidalgo, particularmente en el municipio
de Tizayuca, donde estamos trabajando para crear el primer munici­
pio 100 % inclusivo, en el que cualquier persona con condición de vul­
nerabilidad pueda vivir a plenitud sus derechos humanos derivados
de la Convención Internacional para los Derechos de las Personas con
Discapacidad.
Haré un breve repaso de lo que es la Renapred. La Renapred como
organización social ha venido cambiando, hemos venido madurando
y ahora el eje central de todas las acciones que realizamos es la misma
parte del tema de los derechos humanos de las personas con discapaci­
dad, que todos sabemos son los mismos de los que no tienen disca­
pacidad, pero hay que focalizar un trabajo particular en aquéllos para
que no se violenten sus derechos y todos quepamos en una sociedad
moderna inclusiva.

Prevención del delito

Es de vital importancia llevar a cabo acciones para generar un cambio


cultural y de pensamiento dentro de las sociedades, acciones de pre­
vención de actos discriminatorios en contra de personas con disca­

* Iniciador de la Red Nacional para la Prevención de la Discapacidad, A. C. (Re­


napred).

[79]

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80 comisión nacional de los derechos humanos

pacidad que, con mucha frecuencia, se ven manifestados en delitos


que van en contra de sus derechos y libertades fundamentales. Este es
un elemento central, ya que todo lo que tenga que ver con prevención
también tiene que ver con educación, con un cambio cultural, tiene
que ver con entender que en la sociedad todos cabemos y todos debe­
mos ser incluidos.

Acciones de prevención de la discapacidad en el nacimiento

En el Renapred impulsamos cuatro acciones básicas de prevención de


enfermedades que pudieran causar discapacidad en los niños. Hoy en­
tendemos el concepto moderno de discapacidad no como el hecho de
la enfermedad que se manifiesta en una condición en particular en las
personas, sino como la condición social que impide a las personas con
alguna discapacidad en particular desarrollarse y vivir con plenitud
sus derechos en la vida cotidiana. Si eliminamos esas barreras de orden
cultural, físico o estructural, la discapacidad como tal disminuye, se
minimiza o desaparece y la gente puede vivir a plenitud sus derechos
humanos. Las cuatro acciones que impulsamos son: ácido fólico, la rea­
lización de la prueba del tamiz neonatal, la exploración del recién naci­
do y la sana nutrición. Con estas cuatro acciones podemos disminuir en
México alrededor de 70,000 casos al año que puedan crear una condi­
ción en nuestros niños, alguna enfermedad que pudiera causarles al­
guna discapacidad.
Entendamos como discapacidad la lesión o afección total o parcial
de cualquier órgano o sistema que provoca en forma temporal o per­
manente la disminución de una capacidad sensorial, motriz o intelec­
tual y que genera una deficiencia estructural o de algún tipo en la vida
de las personas.
Las condiciones de nacimiento en nuestro país son, principalmente,
el bajo peso, nacimientos prematuros, la asfixia, el hipotiroidismo, los
defectos del tubo neural y otro tipo de enfermedades, y son la princi­
pal causa de condiciones que pudieran generar discapacidad en nues­
tros niños. Algunas de ellas pueden causar parálisis cerebral, una disca­
pacidad de orden motriz; retinopatía, de orden visual; la anacusia, de
tipo auditivo, y déficits cognitivos, como problemas de aprendizaje.

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Qué es el modelo Renapred de abordaje integral


de la discapacidad

El modelo Renapred parte de un proceso de sensibilización y empode­


ramiento de todos los órdenes de gobierno, funcionarios y empleados
del municipio, un programa de acción por ejes de abordaje y un diag­
nóstico situacional por cada eje de abordaje.
Los ejes centrales en los que se basa nuestro modelo son el derecho
a la salud, en el que cabe la habilitación y la rehabilitación; el derecho a
la educación; el derecho al trabajo y al empleo; la accesibilidad; la par­
ticipación en la vida pública, donde tenemos muy claro también el
acceso a la justicia y a los niveles de vida adecuados y protección social,
así como su participación franca y plena en la vida cultural, educativa,
recreativa o del deporte, como el resto de las personas sin condiciones
de discapacidad.
Estos ejes centrales del modelo emanan de la Convención Interna­
cional para los Derechos de las Personas con Discapacidad. En Tizayu­
ca, Hidalgo, estamos trabajando en un proceso de armonización de la
Convención, de las leyes federales, las leyes estatales y las propias que
emanan del municipio para que el marco jurídico en el cual se sustenta
todo este proceso de cambio cultural tenga un soporte jurídico moder­
no y actualizado. La misión de este modelo es hacer de Tizayuca el pri­
mer municipio certificado, 100 % inclusivo, en el territorio nacional,
basado en el goce pleno y en igualdad de condiciones de los derechos
humanos y las libertades fundamentales de las personas con discapa­
cidad. Es una misión ambiciosa, pero pensamos que podemos lograr­
la fundamentalmente por un proceso de educación, sensibilización
y culturización de los habitantes, estudiantes, funcionarios públicos,
etcétera, toda la gente que está vinculada en el mismo, dentro del mu­
nicipio.
La visión con la que lo hacemos es construir una sociedad inclusi­
va, basada en el reconocimiento del goce y ejercicio pleno igualitario
de los derechos humanos de la población, donde las personas con dis­
capacidad sean reconocidas y valoradas por sus aportes efectivos y
potenciales al bienestar general; buscamos aportar a la diversidad de
las comunidades un elemento central, ya que todos podemos contri­
buir, todos tenemos capacidad para realizar y todos tenemos el derecho
de participar como ciudadanos y como seres humanos en la vida activa

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82 comisión nacional de los derechos humanos

de nuestra comunidad, en este caso, del municipio, que esperamos sea


un modelo que pudiera ser replicable posteriormente en cualquier par­
te de la República. Si lo podemos hacer en Tizayuca —que es un mu­
nicipio de aproximadamente 200,000 habitantes, donde se vive una
mezcla muy interesante de condiciones rurales y condiciones mo­
dernas, porque es un municipio muy industrializado—, algún día al
fin podremos repetirlo en cualquier parte de nuestro país.
El objetivo es que los diferentes niveles de gobierno del municipio
irán adoptando gradualmente medidas administrativas, legislativas, ju­
diciales, así como políticas públicas para garantizar el ejercicio de estos
derechos humanos, a través de acciones afirmativas basadas funda­
mentalmente en un cambio cultural. Decía al principio de mi ponen­
cia, y todos estaremos de acuerdo en ello, que la prevención ayudará a
entender de un modo diferente la vida, a entender que nuestro maña­
na es hoy, que lo que hagamos hoy tendrá consecuencias y que debemos
empezar a educar desde los primeros años de la infancia para generar
las condiciones culturales para el ejercicio pleno de los derechos de las
personas con discapacidad
En cada uno de estos ejes hemos definido objetivos cuantitativos y
cualitativos; en este caso, impulsaremos el derecho a la salud, ya que el
objetivo general es que las personas con discapacidad gocen el nivel más
alto posible de salud, por lo que, sin ningún tipo de discriminación,
en este municipio impulsaremos acciones para crear una cultura de
prevención de deficiencias o accidentes discapacitantes, adoptaremos
medidas pertinentes para asegurar el acceso a los servicios de salud del
municipio y, por supuesto, tendremos una visión de género y rehabi­
litación para aquellos que adquieran una discapacidad. Estas acciones
serán un elemento central para la participación activa de estas perso­
nas en la vida comunitaria en lo que al tema de salud se refiere.
En este municipio no habrá o no deberá de haber un ciudadano en
condición de discapacidad que no pueda acceder a servicios de salud
—no sólo porque tenga la gente, los médicos capacitados y demás, sino
porque las instalaciones sean accesibles—, además se buscará que el per­
sonal médico esté perfectamente calificado y tendrá los elementos para
atender a una persona en condición de discapacidad, cualquiera que ésta
sea. Si es una persona con discapacidad visual, sus materiales estarán
en braille o estarán en forma sonora, de manera que se pueda orientar
perfectamente; si tiene una discapacidad que requiera de un traductor

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 83

especializado en lengua de señas mexicanas, tendremos un pull de tra­


ductores en el municipio para, por ejemplo, cumplir con el acceso a
la justicia si alguien tiene que presentarse ante el Ministerio Público
por algún accidente o cualquier circunstancia, una denuncia o levan­
tar un acta, de modo que haya alguien ahí que lo pueda atender o se
cuente con los materiales traducidos en condiciones adecuadas. En
fin, en el caso de la educación, creemos que el objetivo es hacer efec­
tivo el derecho a la educación desde las edades más tempranas hasta
la educación superior, y para ello vamos a asegurarnos de que las per­
sonas con discapacidad tengan acceso a todas las etapas de educación.
No queremos que haya en Tizayuca alguna persona con discapacidad que
desee estudiar y no lo pueda hacer porque la escuela, el maestro o las
herramientas no sean las adecuadas.
Nuevamente volvemos al tema de la culturización, porque no basta
con tener un aula adecuada, no basta con tener un maestro bien ca­
pacitado; necesitamos que los alumnos no discriminen al compañero,
o al joven o la persona con alguna condición de discapacidad, sino que
lo integren en condiciones de igualdad.
Los niños y niñas no estarán excluidos de la enseñanza primaria o
la enseñanza secundaria por motivos de discapacidad; haremos los
ajustes razonables, en función de las necesidades individuales de cada
uno de ellos.
Respecto del empleo, buscaremos el objetivo cuantitativo de que
100 % de las personas en el municipio que estén capacitadas o deseen
prepararse para accesar al empleo lo puedan hacer. Tenemos un pro­
grama con todas las empresas, con toda el área comercial del mismo
municipio, y estamos trabajando en dos frentes con ellos, no solamente
desde el punto de vista de las ventajas de orden fiscal o legal que les da
el contratar a personas con discapacidad, sino también en el campo de
la productividad. Hoy se ha demostrado que, en ciertas áreas especí­
ficas, las personas con discapacidad son más leales, cuidan mejor su
empleo y son mucho más productivas que gente sin alguna condición
de discapacidad. Ahí estaba el ejemplo de Sabritas, que cambió toda
su línea de producción en una zona donde había máquinas que hacían
muchísimo ruido, ya que contrataron sólo gente sorda; de esa mane­
ra eliminaron el problema del ruido y los trabajadores se concentran
por completo en su trabajo. Hoy también está el caso de los call centers
que contratan una enorme cantidad de personas con alguna discapaci­

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84 comisión nacional de los derechos humanos

dad motriz pero que son extraordinarios para atender y comunicar las
necesidades de la población. Entonces, en ese campo se salvaguardará
y se promoverá el ejercicio al derecho al trabajo, por supuesto, enten­
diendo que éste será dado siempre si y sólo si la persona está capacita­
da para ello. Por ello, va de la mano un programa de capacitación para el
trabajo, donde prepararemos a la gente en las escuelas y fuera de ellas,
de tal suerte que puedan acceder al empleo. Estamos enlazando a las es­
cuelas con las empresas para generar un vínculo natural de trabajo.
En el tema de la accesibilidad el objetivo es muy concreto: no habrá
ni un solo edificio público, llámense juzgados, Registro Público de la Pro­
piedad, presidencia municipal, cualquier instancia pública que no sea
100 % accesible, no solamente acceso público en silla de ruedas, sino
accesibilidad universal, para que la gente con cualquier condición de
discapacidad pueda entrar y ejercer sus derechos como cualquier ciu­
dadano y hacer sus trámites y realizar las acciones que requiera. En ese
mismo tenor, toda la infraestructura municipal que se está realizando
y que se construirá en los próximos tres años será 100 % accesible,
derivada ya de las normas que existen en el tema, de tal suerte que
podamos asegurar al máximo posible el trámite de traslado de los lu­
gares habitacionales o de lugares de trabajo hacia las instancias comer­
ciales o públicas.
En los próximos tres años se van a construir alrededor de 60,000
viviendas en este municipio, y en todas ellas se incluirán las condicio­
nes de accesibilidad que se requieren, no sólo pensando en personas
con discapacidad sino también en ancianos, mujeres embarazadas u
otros individuos que por sus condiciones requieren algunas adecua­
ciones especiales. Además, estaremos trabajando con el transporte
público municipal con el fin de que esos cambios sean adecuados.
Les comento que en cada uno de estos nueve ejes de los que les ha­
blaba al principio se están sumando organizaciones expertas. Hoy tene­
mos alrededor de 20 organizaciones de corte nacional, expertas en cada
uno de ellos, que son las que van a ayudarnos a determinar las mejores
prácticas, las mejores condiciones, en cada uno de los mismos; en el
caso de los inmuebles y de los edificios públicos, hay organizaciones muy
capacitadas, como la que representa la licenciada Laura Bermejo de la
Asociación Libre Acceso, que tiene un gran prestigio, una gran experiencia,
que nos asesorarán para que las cosas las hagamos como deben hacerse.
Respecto de la participación en la vida política y pública, estamos ya
trabajando con el IFE todo un programa de culturización para que las

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 85

personas con discapacidad no solamente puedan acceder al voto, sino


que representen los intereses de ese sector y de la población en general.
Por ello, el cabildo del municipio nos presentará un par de exposicio­
nes, para que puedan ser personas con discapacidad quienes, desde el
cabildo, los representen, y desde ahí se generen y realicen los cambios
al interior del municipio que impulsen entre todos el nuevo modelo.
De igual manera, en este punto cabe muy bien el acceso a la justi­
cia. Hoy, si queremos hablar de prevención del delito, tenemos que
hablar de crear las condiciones para que éste no se presente o no se
manifieste. Una de estas condiciones es que la gente tenga el ejercicio
y el goce pleno de sus derechos, en todos los sentidos, por lo que el ac­
ceso a la justicia será fundamental. Estamos trabajando ya no sólo con
las policías sino también con el Poder Judicial, a través de los juzgados,
en un proceso de sensibilización. Tenemos un programa muy intere­
sante que se llama Ponte en mis Zapatos, donde hacemos un ejercicio
con todos los funcionarios públicos —empezando por el presidente
municipal, que fue el primero que se puso en los zapatos de alguien con
discapacidad visual, auditiva o motriz— para que sientan, que per­
ciban la importancia del cambio de las actitudes o el cambio de las
acciones para facilitar las condiciones a este grupo de la población.
Cada semana estamos trabajando con la población del área adminis­
trativa, son 1,200 empleados públicos que se harán parte de esto, desde
el presidente municipal hasta el empleado municipal más modesto;
pero el tema central para poder lograrlo es el empoderamiento de la
población: si no hacemos que la población haga suyo un modelo de estas
características, entonces no podremos decir que tuvimos éxito, aunque
hayamos logrado todo este cambio de estructuras físicas y de modifi­
caciones. La población, los ciudadanos somos los que tenemos que
asumir como propio este reto, de tal suerte que hagamos que esos de­
rechos se ejerzan a plenitud.

Niveles de vida adecuados y de protección social,


para eliminar al máximo las condiciones
de vulnerabilidad de las personas

Respecto del acceso a la vida cultural, actividades recreativas, esparci­


miento y deportes, que son actividades fundamentales, estamos ha­

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86 comisión nacional de los derechos humanos

ciendo todo un trabajo en el municipio. Estamos promoviendo el de­


porte inclusivo a través de dos programas que están empezando a
desarrollarse. Uno, para que vaya la gente, cualquiera que sea su con­
dición, y pueda volar en globo o en parapente, y otro, que se llama De
Tizayuca a la Antártida, donde vamos a llevar a un joven del muni­
cipio a la Antártida, lugar al que sólo se puede ir por dos razones: en
misiones de paz o en misiones de orden científico. Entonces, hay todo
un programa de culturización para que este joven regrese empodera­
do como joven líder y vuelva a formar más líderes que trabajen en
programas de este orden al interior del municipio. Y como este pro­
grama tenemos otros más.
Este modelo parte de un diagnóstico, estamos rastreando el muni­
cipio, conociendo a profundidad en cada uno de estos ejes cuál es la
realidad que permea en ellos para lograr los objetivos que nos plantea­
mos desarrollar. Contamos con un programa de trabajo que antes de
su implementación pasa por este proceso de sensibilización. En este
modelo convergen las organizaciones, la sociedad civil; convergen tam­
bién las instituciones públicas a nivel federal, especializadas en cada
uno de los temas, de tal suerte que en salud están las Secretarías de
Salud federal, estatal y municipal; en la educación es el mismo caso,
y así, juntos, sociedad civil, gobierno, empresarios e instituciones
académicas podamos lograr un proceso de cambio con el que alcan­
cemos algo que por definición debería ser: una sociedad moderna,
inclusiva, donde todos quepamos sin importar nuestra condición y en
donde todos podamos vivir a plenitud nuestros derechos humanos
bajo cualquier condición que se presente.
Con esto concluyo: les decía que tenemos indicadores de segui­
miento de resultados por cada eje y lo que buscamos es un modelo pilo­
to. Para que sea un modelo piloto tiene que ser replicable; para ello se
contrató una institución especializada en modelos para que, al final,
cuando algún otro presidente municipal o alguien quiera implemen­
tarlo, le daremos el modelo llave en mano y lo podremos reproducir en
todo el país.

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Capacitación en la atención
a las personas con discapacidad
Hugo Velázquez Vázquez*

Para abordar el tema de la discapacidad primero quisiera mencionar


de quién estamos hablando. Para empezar, que el lenguaje que usamos
no debería ser discriminatorio. Mucha gente no lo sabe, pero los tér­
minos correctos no son discapacitados, personas con capacidades dife­
rentes, minusválidos, tullidos; todo eso es discriminatorio: el término
correcto es personas con discapacidad, ¿por qué?, porque México no sólo
impulsó, sino también suscribió un tratado internacional, que es la
Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, y en ese
tratado —que es el primero del siglo XXI, el que más rápido se nego­
ció y el que más países han ratificado en la historia de las Naciones
Unidas— se busca un nuevo paradigma, una nueva forma de pensar.
¿Cuál es ésta? Que no es la persona quien tiene discapacidad sino la
sociedad, a través de las barreras que impone a las personas con discapa­
cidad, la que incrementa esa discapacidad, la que genera más discapaci­
dad en las personas.
Así, cuando nos expresemos tenemos que ver a las personas como lo
que son, personas. A unos, como su servidor, que somos chaparritos,
la gente no siempre se refiere: “Ahí viene el chaparro”; ser chaparro sólo
es una condición; entonces, si estamos diciendo ahí viene el discapa­
citado, como si dijéramos ahí viene el canceroso o ahí viene el sidoso,
estamos obrando mal. Primero, es una persona, y esa persona tiene una
condición de discapacidad, que puede ser auditiva, visual, intelectual
o mental, aunque en esta última también se usa la psicosocial: trastor­

* Director General Adjunto de la Dirección de Atención a la Discapacidad de la


CNDH.

[87]

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88 comisión nacional de los derechos humanos

nos del desarrollo. A partir de que tenemos esa conciencia, lo primero


que tenemos que hacer es verlo como persona. ¿Y qué significa esto?
Significa que también ya quedó atrás —y esperemos a que así sea,
porque en la práctica no lo es— la lástima: “Ay, pobrecitas personas
con discapacidad, no pueden cruzar la calle”, “ay, pobrecito sordito”,
“ay, pobrecito cieguito”; eso también es discriminatorio. ¡No, pobre-
cito, nada! Somos iguales, somos personas, tienen los mismos derechos.
Nuestra Constitución no habla de mexicanos de primera, mexicanos
de segunda y mexicanos de tercera; habla de la prohibición de dis­
criminar a cualquier mexicano que se encuentre en situación de vul­
nerabilidad y habla de que no se puede discriminar a las personas con
discapacidad. Si estamos conscientes de eso, también estamos cons­
cientes de que no podemos partir del trato con un conciudadano o con
una persona a partir de la lástima, a partir de qué buenos somos por­
que ya donamos tantito dinero para ayudar a las personas sordas o a
los niños con discapacidad. Es más, lo que hace el Teletón —que aho­
ra ha cambiado un poco su política por lo que hacía en años pasados—
era eso: todo mundo ve la tele, llora, nos da lástima y donamos más.
Pues la Convención dice todo lo contrario. La Convención dice: ¡No,
la persona que está junto es igual que tú! ¿Y qué debemos lograr, y a
qué debemos llegar? Al diseño universal. ¿Y qué significa eso? Que en
este recinto, así como en cualquier lugar de la ciudad, en cualquier
lugar de nuestras vidas, convivamos con una persona con discapacidad
en igualdad de condiciones; que ni siquiera nos demos cuenta de qué
discapacidad tiene; que en todos los lugares hubiera un intérprete de
lengua de señas, y que todas las personas sordas se sintieran incluidas;
que en todos los lugares hubiera programas en braille, y que hubiera
un menú en braille para que las personas ciegas también pudieran ver
qué es lo que quieren comer o qué quieren hacer o qué es lo que van
a disfrutar sin tener que tener un apoyo; que las personas con disca­
pacidad intelectual también puedan entender lo que estamos diciendo
y que puedan tomar sus propias decisiones; que las personas con dis­
capacidad psicosocial no sean tratadas como animales y no estén su­
jetas a no tener voluntad en un siquiátrico, encerradas en condiciones
inhumanas.
Entonces, ¿qué tenemos que hacer para eso? No tenemos que ser
defensores de los derechos humanos, no tenemos que trabajar en la
Procuraduría, simplemente tenemos que estar conscientes del respeto

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 89

y el derecho del que está al lado de nosotros. Podemos hacer un ejer­


cicio muy sencillo: pensemos qué hicimos el día de hoy: nos desper­
tamos, desayunamos, vinimos al foro, acabamos de regresar de comer,
hemos ido varias veces al baño, regresamos aquí y nos vamos a nuestra
casa; ahora piensen si alguna persona con discapacidad hubiera hecho
lo que ustedes hicieron hoy. ¿Pudo haber desayunado como ustedes?
¿Se pudo haber bañado en un baño como el que ustedes utilizaron? El
transporte, si fue público, ¿fue accesible? ¿El transporte que utilizaron
ustedes hoy es accesible para una persona con discapacidad motriz?
¿Puede circular sin problema una persona con discapacidad por el
centro de esta ciudad? Los que son jefes o dueños de un negocio o em­
presa pública o privada, ¿piensan en una persona con discapacidad
cuando hay una vacante? ¿Han considerado que una persona con dis­
capacidad puede ser más eficiente que una que no lo es? ¿Siquiera lo
han pensado?
En algunos foros me han dicho “y tú que no tienes discapacidad,
¿por qué no lo dices y por qué eliges el programa si tampoco tienes dis­
capacidad? ¿Entonces de qué estás hablando?, ¡chaparro este!” Bueno,
para empezar todo mi equipo, salvo su servidor, tiene algún tipo de
discapacidad. Tengo un doctor en Derecho (persona ciega), un maes­
tro en Administración Pública (también persona ciega), la hija del licen­
ciado Núñez con discapacidad motriz, y otra persona que se dedica a
la promoción que tiene artritis reumatoide, y con nadie hay concesio­
nes, trabajan igual que otros; es más, se trabaja más que en otros luga­
res porque trabajamos de nueve a nueve. Lo único que se hace es res­
petar su condición de discapacidad. Las personas ciegas tienen un
programa especial para poder leer la pantalla y ustedes también han
sido objeto de estos servicios, porque cuando uno habla a IXE o a Ba­
norte quien los atiende es una persona con discapacidad visual, que
por un “chicharito” lee lo que tiene la pantalla, y por otro lado están
hablando con ustedes, atendiéndolos, y eso pasa también en ABA Se­
guros, que desde que tiene a personas con discapacidad intelectual (sín­
drome de Dawn) haciendo su facturación ha incrementado en 200 %
la eficiencia de su facturación. Realmente lo que se necesita es volun­
tad, voluntad de hacer visible lo invisible, porque muchas veces me
dicen: “¡pero si no hay personas con discapacidad!”. Hay de 10 a 15
millones de personas con discapacidad, la misma cantidad que la
población indígena, pero no los vemos porque no los hacemos parte,

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90 comisión nacional de los derechos humanos

porque para venir aquí, para hacer accesible este recinto, hubo que
hacer un gran esfuerzo, pero gracias a la Procuraduría y al personal del
teatro se pudo hacer. La licenciada Bermejo hizo un diagnóstico; no
podíamos tocar el edificio, pero sí se pudo hacer accesible, sí se pudo
hacer lo de las rampas. Así que el esfuerzo sí se puede hacer, aunque
muchas veces se dice: “no hay dinero. Si no hay dinero para las perso­
nas sin discapacidad cómo va a haber dinero para las personas con
discapacidad, esperemos”. No, la persona con discapacidad no es me­
nos mexicano que la persona sin discapacidad y si existen 10 millones
de mexicanos con discapacidad entonces 10 de cada 100 pesos se deben
utilizar para atender las necesidades de esos mexicanos, pero para ha­
cerlo también tenemos que pensar: “no, es que por qué voy a trabajar
yo si no tengo discapacidad, para qué abrirle la puerta al desarrollo a
una persona con discapacidad, ¿yo qué tengo que ver con eso?” Todos
tenemos que ver en eso, porque si tú le abres la puerta al desarrollo a una
persona con discapacidad te la estás abriendo a ti mismo. Todos vamos
a vivir 11 % de nuestra vida con algún tipo de discapacidad. Todos, oja­
lá, vamos a llegar a ser adultos mayores y en algún momento vamos a
necesitar de mayor accesibilidad para poder desenvolvernos. Entonces,
cuando abres la puerta a un grupo en situación de vulnerabilidad y qui­
tas esa situación de vulnerabilidad, te estás quitando a ti también esa
vulnerabilidad y se la estamos quitando a nuestro país, que lo necesita,
porque si 10 % de la población de México no contribuye al desarrollo,
jamás vamos a alcanzar ese desarrollo.
También hay otro punto: las personas con discapacidad no son víc­
timas, no son víctimas de su discapacidad y tienen obligaciones, tienen
la obligación de pagar impuestos, de trabajar, de formar una familia,
de divertirse. Tienen todas esas obligaciones porque también es su de­
recho, pero tenemos que dejar atrás el asistencialismo de “papá gobier­
no, dame”, y yo te tengo que dar; sí, cómo no: un evento, 10 sillas de
ruedas y todos felices. No, eso ya pasó, porque tampoco hay recursos y
sabemos que no hay recursos, entonces quien tenga una discapacidad,
quien sea objeto de una discriminación tiene que hacer valer su de­
recho a quejarse, que también es una obligación, porque muchas veces
he ido a foros y les pregunto: “a ver, ¿quién se ha quejado?” “No, es que
yo hablé con el presidente municipal y me hizo esperar tres horas”,
“yo traté de hablar con el gobernador y de plano no me recibió”. Bue­
no, ¿pero se quejaron? ¿Fueron a su Comisión Estatal para quejarse?

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 91

No. ¿Ya leyeron la Convención sobre los Derechos para las Personas
con Discapacidad? No. Entonces tenemos que hacer valer nuestros
derechos, conocerlos primero y hacerlos valer para poder tener un re­
sultado de cambio.
Este año, en la CNDH tenemos a la fecha unas 600 quejas de per­
sonas con discapacidad, que no es representativo de 10 millones de
mexicanos que pueden ser sujetos de vejaciones a sus derechos huma­
nos, pero también muchas veces las personas con discapacidad creen
que lo poco que tienen se les va a quitar si se quejan. Nada más aleja­
do de la realidad, porque lo que estamos haciendo nosotros es hablar
con ustedes, ser los oídos de los que no pueden escuchar, las piernas
de los que no pueden caminar, los ojos de los que no pueden ver, y esa
es la función que hacemos todos los días, y no sólo para ellos sino para
cualquiera. Si hacemos un recuento, muchos de nosotros tenemos un
familiar con discapacidad o muchos estamos propensos a adquirir
alguna, entonces tenemos que abrir ese camino, y también quejarnos
cuando sea necesario, pero quejarnos con un sistema, quejarnos de
manera unida, con una voz conjunta para que realmente se hagan estos
cambios, ¿Y qué se necesita para eso? Que haya personas con discapa­
cidad en posiciones políticas, para que también sean un ejemplo y
puedan poner esta palabra y esta voz conjunta en las políticas públicas,
y que exista, ante todo, una partida presupuestal en cada secretaría de
Estado que esté dirigida expresamente a la atención de grupos vulnera­
bles o de la discapacidad, porque sin dinero no se hace nada. Esto nos
beneficia a todos porque nos hace más conscientes de nuestra realidad.
Yo los invito a que se acerquen al Programa de Atención a la Dis­
capacidad de la CNDH. Nos pueden hacer cualquier consulta en el
correo electrónico: discapacidad@cndh.org.mx o pueden presentar su
queja en cualquier momento, las 24 horas del día, al teléfono gratuito
01800 7152000.
Además —para los que se quieren dedicar a este tema, porque va a
ser un tema que cada vez va a adquirir más relevancia, y hay muy pocas
personas como Liliana, certificadas en atención a la discapacidad—,
también pueden estudiar la primera carrera que existe sobre el tema y
que fue creada por la CNDH, junto con la Universidad Tecnológica
de Santa Catarina. Es una carrera completamente en línea y es la pri­
mer cédula que se va emitir en Latinoamérica en Inclusión a las Perso­
nas con Discapacidad. Estamos viendo en Tizayuca, que es un proyec­

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92 comisión nacional de los derechos humanos

to que llevamos en conjunto con la Renapred, que no todo es acerca


de recursos: también es sobre la voluntad y sobre que cada uno asuma
su responsabilidad.
Yo antes daba clases en la Universidad de Derecho Penal y me de­
cían: “¿Qué sentido tiene litigar en Penal si todo se va a arreglar con
dinero, si todo se va a arreglar con una ‘mordida?’” Yo les digo, si van
tarde a una fiesta y se pasan el alto y los detiene el policía, si ustedes
intentan darle una “mordida” el error es de ustedes; si el policía les tra­
ta de imponer una infracción es su trabajo y ustedes actúan con prepo­
tencia y le dicen que conocen a tal o cual y que lo van a reportar a…, y
van a quitarle su trabajo, tampoco estamos haciendo nuestra parte. Es
igual con las personas con discapacidad: si cada que me corto mal la
uña, y ando cojeando, me voy a estacionar donde se estacionan las per­
sonas con discapacidad, y no voy a respetar eso; o voy a hacer chistes
del chuequito, del tullidito, para que vean qué tan chistoso soy, enton­
ces no estoy consciente de los que me rodean; no estoy consciente de
la condición que yo puedo adquirir en cualquier momento de mi vida
y que seguramente voy adquirir en algún momento.
Yo los invito a reflexionar, a que hagamos conciencia, y la mejor
capacitación que puede haber para ser inclusivos, para tener una me­
jor sociedad, es simplemente estar conscientes de nuestra realidad y
de lo que podemos dar. No se necesitan recursos para que busque­
mos una escuela para que nuestros hijos puedan convivir con personas
con discapacidad, para que en el trabajo podamos hacer los ajustes nece­
sarios para incluir a otras personas con discapacidad, para estar cons­
cientes de que no todos vamos al mismo ritmo pero sí vamos en el
mismo lugar.

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La discapacidad

Laura Bermejo Molina*

La Asociación Civil Libre Acceso se dedica al tema de personas con


discapacidad. Los invito a que pensemos en este tema tan cercano que
tenemos hoy en día. Todos estamos propensos a adquirir una disca­
pacidad, no estamos 100 % seguros de que cuando llegue el proceso
de muerte no vayamos a tener una discapacidad. La discapacidad, por
el hecho de ser personas, es una condición que traemos de manera
integral y de manera natural.
Los invito a que seamos conscientes de esta sensibilización y aten­
damos el tema, en el tenor de que no es un castigo divino, para aque­
llos que creen en un Dios. No es una sanción del cosmos por habernos
portado mal, no es un castigo. Es una condición que podemos adqui­
rir, que podemos llegar a tener en el desarrollo de nuestra vida.
Si estamos sujetos a adquirir una discapacidad, y si analizamos los
porcentajes, ¿cuál es la discapacidad que se adquiere derivada de un
accidente, derivada de una enfermedad, o como bien lo mencionaba
ya el maestro Hugo Velázquez, derivada de alguna condición de la mis­
ma persona al llegar a un estado de madurez, o lo que denominan adul­
tos mayores?
¿Por qué no preocuparnos por un tema que tenemos tan a la mano?
¿Por qué dejarle la responsabilidad a la persona que tiene la discapa­
cidad? Sería impresionante y un verdadero cambio de cultura en
nuestro país que nosotros sin tener hoy en día una discapacidad nos
preocupemos por hacer entornos 100 % accesibles.

* Directora de la Asociación Libre Acceso, A. C.

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94 comisión nacional de los derechos humanos

¿Quién, hoy en día, se indigna cuando llega a un lugar que no es ac­


cesible para un usuario de silla de ruedas?, ¿quién de ustedes pregunta
si el restaurante favorito al que van tiene carta en sistema braille?, ¿quién
de nosotros nos preocupamos por aprender lengua de señas mexicana?,
¿cuántos de nosotros estamos preocupadísimos por aprender inglés,
francés, otros idiomas?, ¿quién se ha capacitado?, porque igual la con­
dición de discapacidad puede llegarles de manera directa, a alguno de
sus padres, por ejemplo. Incluso, ¿quién ha pensado en tener una es­
posa o un esposo, una pareja, con alguna discapacidad? Mi padre siem­
pre decía que la discapacidad, tan cercana como la tenemos, puede
llegar a representar un acto de discriminación; ¿quién de ustedes se ha
puesto a pensar, los que son padres, si su hija les llegara un día y les
dijera que se va a casar con una persona con discapacidad?, ¿quién de
nosotros no pensaría “pobre de mi hija o de mi hijo, se va a convertir
en el enfermero de su esposa”? No conocemos las capacidades que
pueda tener esta persona, y generamos una discriminación a la disca­
pacidad, por creer que la persona tiene una menor condición, cuando
no se desplaza como lo que conocemos como normal, término inclu­
so erróneo, porque no se desplaza en dos piernas, sino en una silla de
ruedas. ¿Quién se ha puesto a pensar en que puede ser un gran cien­
tífico, aunque tenga una discapacidad visual? Generalmente nuestra
misma sociedad nos separa, nos discrimina y nos etiqueta por la con­
dición que llevamos. Si me desplazo con un bastón, si para comunicar­
me utilizo las manos, o para escribir utilizo un punzón, esto no debe
determinar mi capacidad.
Mi padre fue un usuario de silla de ruedas y fue para mí el mejor
ejemplo de vida: el héroe que no siempre conocí, un ser incansable, un
luchador, y lo que nunca pasó en mi vida fue pensar en su silla de rue­
das. Era aquel héroe, aquel hombre más fuerte que Goliat, o aquel
hombre incluso más importante que un presidente, y tenía una dis­
capacidad.
Entonces los invito a que pensemos que la discapacidad puede
estar muy cerca de nosotros. Igual los invitaré a conocer nuestra nor­
mativa. Los invito a que analicemos sólo un artículo de la Constitu­
ción Política de los Estados Unidos Mexicanos, el más importante, el
artículo 1o., que habla de estas garantías individuales, de esta protec­
ción, que todas las personas, seamos ciudadanos, seamos mexicanos o
estemos en calidad de inmigrantes, como menciona esta Constitución

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 95

o Carta Magna, todas gozamos de las garantías individuales al entrar


en este territorio nacional y somos protegidas por un gobierno.
¿Quién conoce la Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad? Esa Convención habla de cuáles son los requeri­
mientos que deben atenderse, de acuerdo con los diversos derechos que
ya cita nuestra Carta Magna. Ambos documentos nos hablaban de
estos derechos: educación, salud, trabajo, cuestiones de cultura, cues­
tiones de política, cuestiones de inclusión.
¿Quién se ha puesto a pensar en la violencia cometida contra las per­
sonas con discapacidad?
El artículo 15 de la Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad estipula la protección contra la tortura y otros tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes, a las personas con disca­
pacidad. Nos habla de que “ninguna persona será sometida a tortura,
tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, en particular, nadie
será sometido a experimentos médicos, o científicos sin su libre consen­
timiento”. También nos habla de la obligación de que “los Estados to­
marán las medidas de carácter legislativo, administrativo, judicial o
de otra índole que sean efectivas para evitar que las personas con dis­
capacidad en condición de igualdad con las demás, sean sometidas a
torturas, u otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes”. Pero
hay más, nos habla también, en el artículo 16, de una protección con­
tra la tortura, la violencia y el abuso. El primer párrafo nos habla de
que “Los Estados partes adoptarán todas las medidas de carácter legis­
lativo, administrativo, social, educativo y de otra índole que le sean
pertinentes para proteger a las personas con discapacidad, tanto en el
seno del hogar como fuera de él. Contra todas las formas de explota­
ción, violencia y abuso, incluidos todos los aspectos relacionados con
el género”.
¿Se han puesto a pensar en las condiciones que se generan de una
discriminación por ser mujer en un país que desafortunadamente es
60 % machista?; que soy indígena, y eso también genera una discrimi­
nación; que aparte tengo una discapacidad, y que tengo un color de piel
oscuro porque soy afrodescendiente? Todas estas condiciones generan
una discriminación agravada; ¿qué pasa al pensar en nuestros códigos
penales o en nuestros lineamientos normativos?, ¿cuánto se implemen­
ta una sanción con un agravante por incluir una condición de disca­
pacidad?

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96 comisión nacional de los derechos humanos

No es que, como ya se mencionaba, sea una condición de una per­


sona con menor calidad, o sea más vulnerable. No lo es. Nosotros como
sociedad le generamos los obstáculos. ¿Quién de nosotros se ha puesto
a pensar en que se tardan dos horas más en bañarse, tienen que adquirir
un transporte privado para desplazarse, tienen que buscar una escue­
la accesible porque son usuarios de silla de ruedas o tienen una disca­
pacidad auditiva? Todas estas condiciones deberían estar consideradas
y no limitarse a una cuestión de presupuestos. ¿Saben que un inmue­
ble no cuesta más por hacerlo accesible cuando desde el inicio, desde
el proyecto arquitectónico, desde los planos se consideran las condi­
ciones de accesibilidad? ¿A quién de nosotros no nos es más fácil subir
por una rampa?, ¿a quién de nosotros no nos es más útil la información
en texto o con imágenes cuando no conocemos el sitio? Todo esto es
discriminación, porque en la planificación no estoy incluyendo a toda
la población.
El artículo 16 nos habla de que “con el fin de impedir que se pro­
duzcan casos de explotación, violencia y abuso los Estados partes ase­
gurarán que todos los servicios y programas diseñados para servir a las
personas con discapacidad sean supervisados efectivamente por auto­
ridades independientes”. Hay un tercer artículo que habla de estas
condiciones de violencia, y es el artículo 17, que nos habla de la pro­
tección de la integridad personal: “Toda persona con discapacidad
tiene derecho a que se respete su integridad física y mental en igualdad
de condiciones que las demás”. ¿Cuántos de nosotros al ver a una per­
sona con discapacidad intelectual, síndrome de Dawn, pensamos que
la persona es capaz de desarrollar un trabajo, que la persona es capaz de
ser el soporte de una familia, que la persona puede vivir de manera
independiente?, y ¿cuántos de nosotros sólo vemos en esa persona con
discapacidad intelectual un niño al que le tenemos que hablar despacio
o al que mejor le damos la vuelta por temor a que reaccione de manera
violenta o a que no voy a poder comunicarme con esa persona? La
discapacidad, como ya lo citaba Hugo Velázquez, no es una condición
que derive en la persona; nosotros como sociedad debemos trabajar
en eliminar estas barreras, pero no nada más las arquitectónicas; la más
importante, y como habla también la Convención sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad, es a la que se refiere el artículo 8, la
toma de conciencia. Pensemos más allá del respeto a un cajón de esta­
cionamiento para un usuario de silla de ruedas, pensemos en una in­

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 97

clusión laboral para personas con discapacidad y no sólo para un call


center, porque como es usuario de silla de ruedas es buenísimo para
contestar el teléfono, bueno, una persona con discapacidad motriz que
únicamente es una silla. Insisto, quitémosle las etiquetas, quitémonos
el estigma de creer que la discapacidad es sólo para unos cuantos, que
los que promovemos los derechos de las personas con discapacidad
somos “raros” protegiendo a otros “raros”. Yo siempre pienso que los
que no incluyan o no lleven consigo el tema de la discapacidad tienen
una menor calidad de vida porque se están privando de conocer las
mejores experiencias, de conocer cómo las personas con discapacidad,
desde esa ley de la que hablaba Darwin de adaptarnos al medio, llevan
a cabo la adaptación, porque no son superhéroes o superhombres. No
lo son, simplemente son personas que tienen que vivir en una sociedad
hostil que les construye barrera sobre barrera, que los separa y que los
priva de los derechos que tienen por el hecho de ser personas.

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Abuso sexual en personas
con discapacidad
América Carrainzar*

Hay varias coincidencias, pero también hay muchos matices dentro


de la propia discapacidad, y muchas diferencias en cuanto al tema del
abuso sexual en personas sin discapacidad y personas con discapacidad.
Para estas XI Jornadas me parece importante que el tema ya no sea in­
visible.
Hasta hace poco el abuso sexual contra personas con discapacidad
se ha vuelto un asunto de interés en las agendas públicas. Fue un tema
reciente en los años sesentas con los estudios de los sexólogos; con ellos
aparece el asunto de la sexualidad, que era un tema muy íntimo, pero
a partir de los años sesentas empiezan a hablar de sexualidad y este
asunto, que algunos pensarían que tiene que ver con sexualidad; sin
embargo, no tiene que ver con sexualidad sino que es un asunto de
poder. Cuando hablamos de abuso sexual estamos hablando de que
una persona tiene el poder social de imponerle a otro su voluntad sin
que éste pueda decir no o sin que le interese el no de la otra persona.
Recientemente el tema de la discapacidad y el abuso sexual se ha vuel­
to importante, y qué bueno que ahora en estas jornadas esté presente,
que no sea más invisible, porque cuando hablamos de discapacidad
no estamos hablando de un bloque monolítico y homogéneo, es decir,
estamos hablando de que dentro de la discapacidad hay sordos pro­
fundos; hay icoacústicos, que escuchan un poco; hay ciegos totales y
hay baja visión; hay personas con parálisis cerebral, atestósica, espás­
tica, hay discapacidad intelectual con diferentes grados, y así sucesi­
vamente, o sea, son condiciones diferentes. Hay lesión medular, hay

* Directora de la Fundación Humanista de Ayuda a Discapacitados, I. A. P.

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100 comisión nacional de los derechos humanos

cuadriplejia. Hay una gran diversidad dentro de este tema que es la


discapacidad. ¿Por qué menciono esto? Porque la situación del abuso
sexual va a ser diferente si es cometido contra una persona con pará­
lisis o contra una persona con discapacidad intelectual. Pero tampoco
es lo mismo si decimos que el abuso sexual se ejerció contra una per­
sona con discapacidad intelectual con trastorno siquiátrico. Son cosas
diferentes.
Este tema había sido invisible durante muchos años, sin embargo,
recientemente muchos autores han estado estudiando el tema, pero
lo más importante es que hay un instrumento de carácter internacio­
nal que fue ratificado por México y entró en vigor. En el artículo 16 de
la Convención de los Derechos Humanos con Discapacidad aparece
la cuestión contra la explotación, que ya también se había comentado.
Para hablar de abuso sexual en personas con discapacidad tendríamos
que ver varias cosas, una de ellas es quién es la persona con discapaci­
dad. Como vimos, las personas con discapacidad representan 10 % de
nuestra población, esto es, de 112 millones de habitantes mexicanos,
11 millones tienen una discapacidad: polio, esclerosis múltiple, Par­
kinson, lo que se les ocurra.
La discapacidad va a ir en ascenso. La esperanza de vida va a au­
mentar, vamos a ser viejitos de 106 años y vamos a tener un montón
de achaques, de enfermedades crónico-degenerativas. La discapacidad
también va a aumentar por cuestiones bélicas, por el deterioro del
ambiente, por terremotos, etcétera. Por eso es importante que nos em­
pecemos a formar seriamente en este asunto.
¿Quién es la persona con discapacidad? Según la definición del
imaginario colectivo, es decir, la sociedad, las personas con discapaci­
dad son los pobrecitos, son a los que les falta la vista o que no caminan.
Entonces, tenemos un modelo médico rehabilitatorio en torno a la
persona con discapacidad. Es decir, yo lo voy a componer: si es sordo,
le voy a poner un implante o le voy a poner su prótesis auditiva; si es
ciego, le voy a poner retinas. Sin embargo, en este momento está en
boga el modelo social y de los derechos humanos; en él, la persona
con discapacidad no es por la que tenemos que sentir lástima o hacer
acciones caritativas porque somos muy buenas, sino una persona que
nació en México y que por haber nacido en México tiene los mismos
derechos que cualquiera de los que estamos aquí. Sin embargo, cuan­
do hablamos de discapacidad, no se trata de que si no hay rampa; no

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 101

se trata de ayudar, se trata de un derecho. No se trata de que me car­


guen como un saco de papas para que suba yo aquí, sino que tengo
que tener el mismo acceso que tienen las otras personas que caminan
en dos pies. Es un derecho. La idea de que es una tragedia, de que po­
brecito, pobrecita de su familia, viene de un modelo médico. Cuando
nosotros tenemos las acciones derivadas de este modelo médico se
desprenden de ahí acciones de tipo caritativas, asistencialistas, rehabi­
litadoras, pero que finalmente los va excluyendo del grupo regular y los
va dejando aislados y marginados.
Ya les había dicho que la discapacidad no es un bloque homogéneo;
también ahora lo comento: no es lo mismo ser hombre o mujer con
discapacidad. Mientras que un hombre con discapacidades, que va
sentado en una silla de ruedas, va a tener un montón de chicas guapas
que quieran con él, una mujer en silla de ruedas difícilmente va a tener
a todos esos galanes de pie queriendo tener una relación con ella por­
que va a pesar la duda de que cómo va a hacer la comida, cómo va a
atender la casa, etcétera. No es lo mismo ser hombre que mujer o per­
tenecer a una etnia. Hace poco di clases en la Universidad Pedagógica
Nacional, en la Licenciatura en Educación Indígena. Uno de mis alum­
nos de Oaxaca, no recuerdo la etnia, me contaba que su hermana es
sorda y fue violada y estaba embarazada. Y él me decía: “¿Qué vamos
a hacer?”, yo le contesté: “¿qué quieren hacer?” Hay todas estas posibi­
lidades —que ya aprendió, ya que la víctima tiene derecho a ser orien­
tada—. Pero una de las cosas que le preocupaba a esta mujer —la
familia no maneja la lengua de señas, pero sí señas que esa familia en­
tiende— no era que estuviera embarazada, sino que la iban a casar con
el perpetrador de la violación, o sea, la reparación del daño en los usos y
costumbres de esta etnia era que se casara, y con eso quedó reparado
el daño. Entonces no es lo mismo ser mujer, sorda y además pertenecer
a una etnia, además de vivir en pobreza extrema, etcétera.
Ustedes conocieron a Gaby Brimmer, judía, con un nivel económi­
co bueno, con una severa discapacidad, pero tenía dinero, así que no es
lo mismo su condición que la de una indígena con toda esa severidad,
y todos los ejemplos que se han puesto de afro descendiente, etcétera.
Tampoco es lo mismo tener una discapacidad y pertenecer al colecti­
vo LGBTTTI, más lo que se acumule.
Hay una compañera, que seguramente ustedes conocen, que se lla­
ma Irina, de una película. Es una mujer transexual, nació siendo niño,

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102 comisión nacional de los derechos humanos

y cuando llegó a la adolescencia Irina decía: “Por fin, ya me he dado


cuenta de que en la adolescencia uno cambia, entonces se me va a caer
el pene y yo me voy a convertir en mujer”. Era transexual, no estaba a
gusto con su identidad. Obviamente no sucedió eso, pero Irina hizo su
transformación, es feliz y tiene una discapacidad progresiva; ella aho­
ra es mujer, se casó con una mujer. Ahora ya no camina, está en una
silla de ruedas. Tiene esa discapacidad, pertenece a ese colectivo, y ha sido
víctima de un montón de acciones violentas de sus vecinos nada más
porque es diferente.
Para hablar de abuso sexual tenemos que darle el contexto que le
corresponde. En ese tema la foto corresponde al abuso sexual o vio­
lencia de género, pero el marco es la violencia. Y cuando hablamos de
violencia, así como aquí hay caritas con la nariz respingada, recta,
etcétera, y hay diferentes rostros, pues la violencia también tiene di­
ferentes rostros que van desde la burla a la persona con discapacidad
hasta la trivialización, el escarnio; que viene una persona en silla de
ruedas, la señalan y se carcajean de él, de ella y de su familia. Eso ya es
violencia, pero también es violencia cuando el tema no ha sido tocado
en las agendas políticas de nuestros gobiernos; también es violencia
cuando hablamos de sobreprotección, cuando la mamá adora a su
hijito de 40 años y no lo deja que haga nada, y dice: “Pero si soy muy
buena madre, mi niño va a la disco, tiene amigas, sale a nadar, ¿verdad
que sí, chiquito? Y yo siempre voy con él”. Esa mamá no se da cuenta
de que un día se va a morir, y cuando se muera su hijo va a ser un inú­
til, que no va a ser capaz de hacer nada por sí mismo. No fue la disca­
pacidad sino el entorno el que lo está haciendo un inútil al hacerlo
sobreprotegido. Eso es violencia.
También es violencia cuando esos chicos o chicas con discapacidad
no acceden a la educación o cuando hay pobreza extrema, cuando te­
nemos desnutrición, cuando hay abandono o cuando hay eutanasia,
cuando digo “yo soy la madre de mi hijo y decido que por su propio
bien lo tengo que matar”. Hubo un caso a nivel internacional, el de Ro­
bert Latimer: su hija tenía parálisis cerebral severa y él decidió que por
el bien de la chiquita mejor debían recurrir a la eutanasia, por el bien
de ella. Por el bien de ellas lo que hacemos es que las esterilizamos,
por el bien de ellas. O los médicos o los maestros de educación básica
dicen “por el bien de ella, esterilízala”. Tendríamos que preguntarnos
¿por el propio bien de quién?, ¿del médico, del maestro que no se en­

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 103

frenta a la papa caliente de dar educación sexual a chicos con discapa­


cidad?; ¿es por el bien de la chica, por el bien del violador, por el bien
de que no haya un embarazo producto de esa violación, por el bien de
la sociedad que nos quedemos tranquilos simulando que nada pasa y
no hacemos olas? Hacia el año 1800 hubo un juez en Estados Unidos,
Oliver Wendell Holmes, que mandó esterilizar a todos los chicos y chi­
cas con discapacidad, aun cuando no hubieran tenido ninguna relación
sexual. Su argumento era: “Ya tenemos suficientes retrasados como
para que todavía se sigan reproduciendo más”. Esto es violencia hacia
la dignidad de una persona.
Hay un binomio compuesto por la violencia y la discapacidad. La
violencia puede ser la causa y la consecuencia. Es común que muchas
personas con discapacidad sean violentadas con golpes, con maltra­
to, porque en nuestra cultura la familia es el cuidador primario, a dife­
rencia de Europa o Estados Unidos, en donde hay personal assistant a
quienes les paga el gobierno. Aquí no, aquí es gratis, es por amor y es
la familia, pero la familia se cansa, se quema, y la discapacidad impli­
ca más gasto, más cuidados, y entonces se queman y de pronto le doy
un golpe porque no aguanto que se tarde tanto en vestirse, en caminar,
etcétera. Entonces la violencia es consecuencia de una discapacidad,
pero puede ser al revés, la discapacidad puede haber sido causada por
la violencia: que ya llegó, le hizo su sopita y le dice “tonta, babosa”, y
acuchilla a la mujer porque la sopita no estaba caliente y la señora que­
da en una silla de ruedas. La violencia y la discapacidad es un matri­
monio perverso pero que se da en muchos casos.
La violencia no solamente está en esto, en el incesto y los tocamien­
tos no deseados. Mi hijo tiene distrofia muscular, ¿saben ustedes qué
es?: no existe tono muscular, entonces mi hijo cómo va a poder opo­
nerse a un contacto no deseado. No puede.
También es violencia la esterilización forzada, la pornografía, el trá­
fico de menores, el retiro de prótesis o medicamentos.
La violencia sexual es uno de los delitos, igual que el sida, en el que
la víctima es la culpable: “¿Por qué andas con ese escote?, por eso te
violaron” o “¿ya ves qué faldita traías?, por eso te violaron”; o sea, “te lo
tienes bien merecido”. Y son discursos que todavía damos en muchos
lugares, pero la víctima deja de ser la culpable si está muerta.
Entremos ahora sí con el abuso. El abuso sexual es cuando alguien
mayor tiene una gratificación, se estimula y se gratifica sexualmente
con un menor. No hay registros fidedignos de cuántos menores con

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104 comisión nacional de los derechos humanos

discapacidad están siendo explotados, pero seguramente que hay


varios casos.
Ustedes que tienen en sus manos la atención de la violencia, segu­
ro pueden sacar los datos. Este abuso sexual puede ir desde el exhibi­
cionismo, me bañé y casualmente estaba el chico con discapacidad ahí
y me vio desnudo —cuando esto no es una práctica de la familia, eso ya
es un abuso—, hasta la penetración anal o vaginal. Una violación es
brutal, no sólo por recibir golpizas, sino por recibir amenazas de muer­
te para que el abusado se deje. Porque la gente va a optar por su vida.
La violencia es brutal, nada más porque es violencia, aunque no ten­
gamos ni un moretón. Hay que empezar a difundir esta idea.
Hay algunas fases del abuso sexual, que serían la seducción, la in­
teracción sexual, el secreto, el descubrimiento, la negación: “Es una
mentirosa; como tiene discapacidad mental, está inventando”.
Estas fases de abuso no se dan en todos los casos de discapacidad. De­
pende del tipo de discapacidad. ¿Dónde se va a dar este abuso sexual?
En los lugares más seguros, donde nos han dicho que somos felices y
nos protegen, en la familia, en la escuela, en los hospitales. Mentira que
se da en una calle oscura, con un señor con la mirada perdida; son se­
ñores con familia, con esposa, con hijos, es un acto de poder: “Porque
yo valgo más y tú vales menos que yo, yo te puedo hacer esto aunque tú
no quieras”. Eso es la violación, eso es un abuso sexual.
La dependencia de los discapacitados es total: para que me muevan
dependo de otro, de un técnico; para que me bañen, para que me vis­
tan, dependo de ellos. Esta dependencia me va a colocar como el blan­
co perfecto para que puedan abusar de mí. La dependencia.
Además, a los chicos con discapacidad no se les ha hablado de su
cuerpo, desconocen de educación sexual, desconocen cómo funciona
y cómo es su cuerpo, y hay un aislamiento.
Los chicos con discapacidad se la pasan en hospitales para una ci­
rugía; en muchos casos no van a la escuela o la tienen que truncar y
entonces no tienen redes de apoyo, no tienen amigos a quién contar­
le, no tienen una maestra, un tutor de resiliencia, no tienen alguien
en quien depositar su confianza.
Estas personas no están rehabilitadas, y eso también es violencia. Si
yo soy ciega y no me sé mover en un espacio, difícilmente voy a tener
medios para escapar de mi agresor. Otra de las causas del abuso es que
su autoestima es muy baja. Aquí tenemos que ver qué tanto ha mane­
jado el duelo la familia del chico con discapacidad. En muchos de los

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 105

casos de hijos con discapacidad la familia no tiene un diálogo “tónico”,


es decir, el hijo, aunque no se lo digan, no siente que es bien recibido,
pero además después surge la imagen especular, es “pobrecita de ti, a
ver quién te va a hacer el favor, te vas a quedar solita”; con la mirada se
lo decimos. La imagen que recibe es “no valgo nada”, “soy poca cosa”
y además “no me quiere, no me toca”.
Esto puede provocar una situación que pudiera ser interpretada por
los padres o maestros como la masturbación; cuando la persona con
discapacidad es ignorada, empieza a tocarse para compensar esa falta
de interés de los que le rodean y descubre que eso le produce placer.
Cuando la persona con discapacidad recupera la atención, entonces deja
de realizar esa actividad.
Todos estos factores deben trabajarse porque eso hace que una
persona con discapacidad sea un blanco fácil para el abuso sexual.
Yo estoy con la corriente de no victimizar a la persona que sufre un
abuso sexual, con violencia o violación, y le cambiamos el nombre por
“sobreviviente” porque eso les da un poder: “Te pasó esto, no es nada
bonito, no pudiste correr, no pudiste hacer esto o lo otro, pero lo que
hiciste fue lo mejor que pudiste hacer, porque estás viva. Como sobre­
viviente, te estamos devolviendo el poder que alguien te quitó. El
poder para decidir, tómalo y rehaz tu vida porque con esto se puede
vivir, no es fácil, pero se puede vivir”. Entonces estamos quitando la
idea de víctima nada más porque sobrevivió y está aquí.
Estos abusos, como en todas las personas, afectan en toda la integri­
dad personal; a veces hay disfunciones sexuales en las personas que vi­
vieron esto. Esta situación afecta a la pareja, a los padres, quienes se
sienten frustrados e impotentes porque no pudieron defender a su hija
o hijo; afecta en lo laboral, afecta la integridad de la persona.
¿Cómo tendría que ser nuestro servicio de atención? Debería ser
empático. Reconocer y empezar a hacer cambios, es decir, los espacios
del Ministerio Público, los espacios de los hospitales a veces son inac­
cesibles en términos de barreras físicas. Tampoco en estas instituciones
hay expertos en lengua de señas, en temas de abuso y de sexualidad. En
México, la mayoría de los intérpretes no se forma en las universidades;
muchos intérpretes salen de las religiones, así que su discurso está per­
meado por lo religioso. El vocabulario de los sordos en términos sexua­
les es corto, es limitado, hay palabras y juegos de palabras que ellos no
entienden.

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106 comisión nacional de los derechos humanos

Hay que cambiar las ideas de que las personas con discapacidad son
eternos niños y que no hay que hablarles de sexualidad, cuando hablar­
les de sexualidad es la mejor forma de prevenir el abuso sexual, porque
así, además de que conocen su cuerpo, pueden decir no. También hay
que trabajar con los papás, porque son ellos quienes deciden cómo
deben vestirse sus hijos, para que no los lleven a esconder su cuerpo;
esa no es manera de prevenir, sino teniendo una vida lo más norma­
lizada posible, siempre y cuando se les enseñe cómo defenderse.
Regresando al aislamiento, esto también dificulta tener un registro
de los casos que hay de personas con discapacidad que han sido vio­
ladas o abusadas. Hay que capacitar a los empleados de los Ministerios
Públicos, hospitales y albergues sobre quiénes son las personas con dis­
capacidad.
Cuando se presenta una persona con discapacidad que es ciega, lo
primero que vamos a ver es que está desorientada y que necesita hablar.
En el caso de personas con parálisis cerebral, tienen una gran necesidad
de hablar con claridad. No hay que fingir que le estamos entendiendo.
Hay que decirle que no le entendemos y para ello se necesita el apoyo
de un psicólogo y un intérprete que conozca de estas áreas.
Otro aspecto es la denuncia. Para ello se tiene que confiar en la
administración de justicia, confiar en que se les va a dar un trato dig­
no y respetuoso.
Finalmente, hay que reconocer que la violencia de género es un
asunto social, no personal. Hay que crear programas de respite care, de
asistentes personales, etcétera. Pero lo más importante es:

— Cuando se habla con una persona con discapacidad que ha sido


violentada, háblenle directamente.
— Involucrar a la persona con discapacidad, y si ella lo permite, in­
volucrar a los otros, si es que la persona con discapacidad no está
tutelada. Cuando está tutelada por incapacidad mental, enton­
ces sí tiene que estar su tutor o albacea.
— No utilizar a los menores como intérpretes sobre temas de vio­
lación, sexualidad, etcétera.

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Los derechos humanos
de la niñez y la adolescencia
con enfoque en la violencia
Trixia Valle Herrera*

Quisiera compartir con todos ustedes la experiencia de una niña de


tres años, para que vean cómo se manifiesta la violencia, que no pre­
cisamente puede ser un maltrato físico. La niña estaba comiendo unos
bocadillos en una feria y tenía un vaso de jugo al lado. Se come un bo­
cadillo y se le derrama el jugo en la mesa; entonces yo que estoy cerca
de la mesa escucho al otro lado que la mamá, desesperada, trata de
cubrir todo lo que la hija está haciendo y el papá le dice al oído: “eres
una tonta, eres una tonta, eres una tonta”, y la niña parece que quisie­
ra meterse debajo de la mesa, y se queda como triste con todo ese
sentimiento de que su padre, quien debería estar protegiéndola y di­
ciéndole que no pasa nada, está castigándola con todo ese maltrato
verbal. Imagínense las consecuencias en esta pequeña niña. El objeti­
vo de esta presentación es exponer la situación de vulnerabilidad de
la niñez y la adolescencia según los datos estadísticos del informe de la
Secretaría de la Niñez y la Adolescencia y la Defensoría del Pueblo de
la República del Paraguay, y reconocer la necesidad de proteger a los
niños, niñas y adolescentes de los malos tratos y explotación y todo
tipo de violencia, así como identificar las acciones de la Defensoría a los
casos atendidos entre 2010 y 2011.
La violencia contra niños es una realidad que preocupa en todo el
mundo, en distintos países y distintas culturas. En las décadas recien­
tes algunas formas extremas de violencia contra niños, niñas y adoles­
centes han provocado clamor internacional, han logrado una condena
unánime, pero aún no tenemos una solución inmediata. Además de esta

* Directora de Fundación en Movimiento.

[107]

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108 comisión nacional de los derechos humanos

forma de violencia, muchos niños y niñas son expuestos a la violencia


física, sexual y sicológica, como ya les decía, en los distintos espacios
en que se desenvuelven. Según un informe publicado en 2006 por las
Naciones Unidas, 80,000 niños y niñas pierden la vida anualmente
en América Latina como consecuencia de la violencia doméstica.
Maltrato y violencia en Paraguay. Este informe es de la Secretaría Na­
cional de la Niñez y la Adolescencia, que es una entidad estatal, un ente
rector en Paraguay. Según la encuesta 2010, de los niños y niñas en
edad escolar, seis de cada 10 sufren algún tipo de violencia, 39 % de
ellos son casos de violencia grave, 35 % de violencia leve y 13 % de vio­
lencia sicológica. Apenas 13 % no reportó ser víctima de algún tipo
de violencia o maltrato. Las preguntas utilizadas en esta encuesta fue­
ron bien directas y descriptivas, nada especulativas. Esta misma en­
cuesta muestra que los casos de violencia intrafamiliar afectan a los
más pequeños: 12 % es menor de tres años, 29 % oscila entre los tres y
cinco años, 10 % está en edad escolar, 23 % en el primer ciclo y 25 %
entre el cuarto y quinto grado, que son más o menos entre los 10 a los
11 años. Los niños y niñas afectados por situaciones de maltrato per­
tenecen a familias de diversas condiciones sociales y diversos niveles
de acceso a la educación, lo que prueba que es una práctica cultural­
mente extendida. Un estudio de línea de base realizado por la Orga­
nización Plan Internacional de Paraguay, en el que abarcan cuatro
departamentos (estados) del país, indica que 57.1 % de los niños re­
cibía castigos en su casa, 43 % de las niñas en edad escolar. Sobre los
daños sufridos se puede observar que 85.3 % son hombres y 78.8 %
son mujeres, y que tres refieren haber quedado con marcas. Según los
datos que ha recibido la prensa escrita, porque en Paraguay se utiliza
muchísimo en los últimos dos a tres años las denuncias a través de los
medios de comunicación, esto lastimosamente se ha incrementado en
los últimos años debido a la inacción por parte del Estado. De esas
denuncias recibidas, 48.6 % de las notas clasificadas y publicadas re­
fiere que la violencia es del ámbito privado, sea el hogar o el domicilio.
También la Secretaría de la Niñez y Adolescencia tiene un sistema de
fono-ayuda, una llamada gratuita al 147 en la que los niños pueden
realizar cualquier tipo de denuncia, igual que los adultos o cualquier
persona que tenga conocimiento de un hecho sobre vulneración de los
derechos de los niños y adolescentes. Este sistema de fono-ayuda tam­
bién refiere que papá y mamá son los principales agresores, ya sea con

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 109

maltrato físico o abuso sexual. Según los datos del 2010, predomina
el maltrato físico, luego está el abuso sexual infantil, inmediatamente
después el castigo emocional, una violencia emocional y luego la tra­
dicional, que puede ser considerada de diferentes formas. Respecto del
abuso sexual de niños y niñas adolescentes, se estima que hay un re­
gistro limitado de los mismos; igualmente debo referir que no tenemos
un sistema centralizado único de recepción de centralización de todas
esas denuncias; la Policía Nacional cuenta con un dato estadístico,
igual la Secretaría de la Niñez y Adolescencia, así como la Red de
Gobernaciones y la Municipalidad. Tenemos unas fallas en el sistema
de centralización y una base de datos bien efectiva de hechos de vio­
lencia. Asimismo, no recibimos muchas denuncias por parte de las
víctimas y de las familias, generalmente por el temor, que creo que es
una situación regional, una problemática que estamos afrontando, y
este espacio es muy importante porque he podido detectar muchas
similitudes, muchas valencias de otros sistemas, entonces estos espa­
cios, estos intercambios son muy importantes para que podamos
fortalecer nuestras instituciones, principalmente los que nos estamos
dedicando a los derechos humanos. También ocurre, dentro de la
Defensoría del Pueblo, que se realizan las denuncias en caso de mal­
trato, por ejemplo, a un niño por parte del padre; la mamá acude a la
Defensoría del Pueblo y se le asesora acerca de los pasos a seguir, ca­
naliza esas denuncias y unos días después la misma madre va y retira
las denuncias o, en el caso de que sea apresado —unas seis horas es lo
que establece nuestro Código para ser apresado, por ejemplo, en una
comisaría—, la misma señora, la misma esposa que ya ha sufrido
violencia, o en todo caso que su hijo ha sufrido violencia, ella misma
le está llevando la comida y está justificando la acción de su marido,
que también viene a ser como una consecuencia del estado psicológi­
co, porque sabemos, los médicos psicólogos lo dirán con mayor pro­
piedad la situación de dependencia emocional que tienen las víctimas
en relación con sus agresores.
Otro tipo de violencia la tenemos en la trata de personas. Nuestro
Código Penal sólo establece seis años de pena privativa de la libertad
para este tipo de delito. Tenemos nosotros la zona fronteriza, porque
estamos en el corazón de América del Sur, así que tenemos como fron­
tera la parte de Argentina, de Brasil, que abarca generalmente lo que
llamamos la triple frontera. Las estadísticas de 2004 y de 2008 refieren

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110 comisión nacional de los derechos humanos

que tuvimos 84 casos de trata de personas. Esto se ha visto incremen­


tado total y absolutamente, ya que 103 mujeres han sido víctimas, 42
niñas adolescentes y un adolescente del sexo masculino. En este mismo
lapso se gestionó la repatriación de 95 mujeres, seis adolescentes víc­
timas de trata con fines de explotación sexual, un varón con menos de
18 años y dos mujeres mayores de edad víctimas de trata con fines
de explotación laboral. Generalmente, como estamos en frontera con
Argentina, las mujeres son engañadas con la posibilidad de mejores
condiciones de vida y ellas mismas acuden en situaciones realmente
extremas, porque la esperanza de estas mujeres es ofrecer siempre una
mejor calidad de vida a sus hijos, entonces terminan siendo engañadas
y encuentran una realidad totalmente diferente de lo que le habían
propuesto. El destino de la trata de personas es Argentina, Bolivia, Es­
paña y otras, como Francia, Corea, Suiza e Italia.
Otro de los problemas de la violencia infantil es el trabajo infantil.
Niños y niñas en situación de calle. Según la Secretaría de Niños, 122,000
niños de cinco a 17 años trabajan, por lo regular tres de cada 10 niños
de áreas rurales trabajan, no estudian.
También tenemos el Programa Abrazo, que es implementado por la
Secretaría Nacional de la Niñez, que involucra 5,600 niños que esta­
rían trabajando o mendigando en situación de calle. Las consecuencias
de estar en la calle es dolor físico, problemas de salud. Podemos ver
durante el día chicos que están inhalando pegamento de zapatero. Esta
situación genera que la prensa vaya y les haga entrevistas, mostrando
sus rostros, violando sus derechos, y ellos, estando bajo los efectos del
pegamento de zapatero, son entrevistados por los periodistas, luego
eso lo pasan en los noticieros y eso es lo que la gente ve —es un poco
rara la mentalidad nuestra, porque la gente consume este tipo de infor­
mación. Tenemos muy pocos canales de televisión abierta en Asun­
ción, sin embargo, todos los noticieros en todos los horarios están pa­
sando situaciones de niños que han sido violados en sus derechos, por
ejemplo, violación sexual u otro tipo de violación, sin el mayor respeto
a sus derechos. También tenemos adolescentes privados de su libertad,
situaciones violatorias de sus derechos humanos; por ejemplo, hemos
asistido en intervenciones de oficio en estos centros de educación y en­
contramos falta de asistencia médica, o falta de acompañamiento legal
a su caso. Hay niños, adolescentes que han estado recluidos mucho tiem­
po y, sin embargo, no tienen un defensor público. También la defenso­

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 111

ría hace la canalización para la atracción de un defensor público para el


caso de insolvencia económica.
Los ámbitos de violencia son la calle, el hogar, las instituciones;
también refleja mucho el tema el internet, ahora que está muy de mo­
da, muy en auge, a través de las redes sociales. Espero que puedan ver
esto: le dice el padre al hijo: “Bueno, qué es esto de pegarle así a tu her­
mana, eres un tonto”, y le responde el niño: “Sólo jugábamos a papás
y mamás”. ¿Qué ejemplo estamos dando en nuestras casas, qué ven
nuestros hijos? Nosotros, como servidores públicos, ¿qué mostramos
a los hijos, qué estamos haciendo con nuestro marido o con nuestra
pareja, cómo estamos tratando a nuestra familia? Hay una cita bíblica
que dice: “Instruye a un niño en su camino y en su vejez no se apar­
tará de él”. Si le mostramos buenos tratos, si los niños crecen en un
ambiente armónico, es lo que van a llevar hasta la muerte, y no sola­
mente se va a reflejar en la casa, sino también en la escuela, a donde
acuda, en el lugar público, a donde vaya, en la familia que él vaya a
formar, en los hijos a los que vaya a instruir.
Temas preocupantes: las cifras de violencia de todo tipo aumentan
cada año, las víctimas de violencia sexual están cada vez más presentes
en nuestro país, así como otro tipo de violencia, los medios masivos
de comunicación desempeñan y tienen un papel fundamental en la
difusión de programas que refuerzan la actitud violenta. En mi país
no pasan unos segundos de tiempo sin que recibamos alguna actitud
de violencia en la televisión, por ejemplo, en los dibujos animados. En
Paraguay hemos iniciado la campaña Educa sin Violencia; consiste
en charlas a padres y madres sobre la prevención de todo tipo de violen­
cia, la importancia de generar el buen trato. Todo el tiempo en Para­
guay hemos mostrado a los niños cuáles son sus derechos y sus obli­
gaciones y hemos olvidado y descuidado instruir a los padres sobre la
importancia del buen trato. Esta campaña nos ha ayudado bastante y
está dirigida a padres y madres de niños en edad escolar hasta 9o. gra­
do, que son más o menos hasta los 14 años. Hemos tenido una buena
receptividad y han demostrado su interés de mejorar las condiciones
y de propiciar un mejor trato dentro de su casa.
Se han realizado visitas de monitoreo a centros educativos; asisten­
cia a víctimas de violencia doméstica, ya sea con asesoramiento o con
acompañamiento con la defensoría pública y el control del debido
proceso, y la canalización a la asistencia psicológica para las víctimas.

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112 comisión nacional de los derechos humanos

También tenemos una mesa interinstitucional para un proyecto sobre


la trata. Hemos firmado un convenio entre el Ministerio Público y la
Universidad de Granada para la implementación del Programa DNA,
un plan piloto que estamos teniendo y otros países también lo están
viendo.
Las penas y sanciones para los delitos contra la niñez y adolescencia
son mínimas. Se está trabajando por la modificación del Código, pero
no hemos tenido una respuesta favorable del Congreso. Por ejemplo,
la pena para el maltrato a menores es de dos años o una multa; para el
abandono la pena es privativa: 10 años, que generalmente no se cum­
plen; para la trata de personas la pena es de seis años; para el abuso
sexual la pena es de dos a 10 años; para la violencia familiar se esta­
blece una multa; para el abuso sexual a personas bajo tutela la pena es
hasta de tres años o multa; para el estupro, sólo multa; para actos ho­
mosexuales con niños, niñas y adolescentes la pena es de dos años o
multa; para el proxenetismo, hasta ocho años. Así están las cosas.

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Centro de Justicia para Mujeres

Pastor López Cabrera*

El Centro de Justicia para Mujeres es un proyecto en el cual se está


trabajando en Querétaro y paralelamente en otras entidades del país.
Con él se pretende, citando textualmente el concepto, de acuerdo con
el modelo nacional: “[...] la concentración bajo un mismo techo de los
servicios que prestan instancias gubernamentales y asociaciones de la
sociedad civil para brindar atención de manera coordinada e integral
a las mujeres víctimas de delitos relacionados con la violencia de gé­
nero”, incrementando su acceso a la justicia y a la posibilidad de que
rehagan su vida, brindándoles para eso los apoyos psicológicos, socia­
les, de salud, vivienda y empoderamiento, por citar algunos.
Este proyecto se viene trabajando con la Dirección General de
Prevención Social y Participación Ciudadana del Secretariado Ejecu­
tivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, dependiente de la
Secretaría de Gobernación. Es uno de los proyectos prioritarios que se
han establecido como metas y del que se habla como un Proyecto Na­
cional, es decir, que va más allá de la división que en nuestro país exis­
te de acuerdo con nuestro sistema de Estado y de gobierno, que es una
Federación, con ámbitos de competencia federal y estatal, pues es un
esfuerzo que debe realizarse para el logro de un propósito común que
tiene que ver con un objetivo nacional. Por eso es que se trata de borrar
esas diferencias de esos marcos competenciales y más bien integrar la
cooperación, la coordinación, la potencialización de un esfuerzo para

* Subprocurador de Averiguaciones Previas y Procesos de la Procuraduría General


de Justicia del Estado de Querétaro.

[113]

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114 comisión nacional de los derechos humanos

lograr este propósito fundamental que garantice el acceso a la procu­


ración y al servicio de justicia a las mujeres.
Este esfuerzo tiene un antecedente internacional que ha servido
como modelo y que en México se ha contextualizado: el Family Jus­
tice Center Alliance, que se fundó en San Diego, California, en 1992,
y que con apoyos del gobierno federal norteamericano logró que en
muy poco tiempo pudieran estar funcionando 15 Centros de esa natu­
raleza en Estados Unidos. Desde luego, también tenemos que contex­
tualizar a veces los potenciales y las capacidades económicas diferencia­
dos entre nuestro país y el vecino país del norte. Generalmente cuando
hablamos en cifras de apoyos económicos (pues allá se habla en dólares,
aquí en pesos mexicanos, y son justo esas cantidades las que marcan
las diferencias en las equivalencias) nos damos cuenta de que tenemos
el reto de, ante los recursos económicos limitados, potencializar el
esfuerzo y la inventiva, a través de la cooperación y la coordinación.
Este Centro de San Diego sirvió como modelo para un primer desa­
rrollo aquí en nuestro país, el Centro de Justicia Familiar, que opera
en la zona metropolitana de la capital del estado de Nuevo León, con
sede en la ciudad de Monterrey. Es un modelo que se ha tenido la opor­
tunidad de conocer y que ha influido positivamente para que también
otras entidades federativas realicen esfuerzos similares. Actualmente,
y de acuerdo con la información con la que se cuenta, ya que ésta pue­
de variar de momento a momento, ya cuentan con Centros de Justicia
para Mujeres en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; en la capital del estado de
Chihuahua; en la capital del estado de Campeche; en Amecameca,
Estado de México, y a principios de este año se inauguró el Centro de
Justicia para Mujeres en Pachuca, Hidalgo. Se tiene información de que
están en etapa de construcción el de Tlapa de Comonfort, Guerrero;
un segundo centro en Chihuahua, ahora con sede en Ciudad Juárez, y
también uno en el Distrito Federal.
Esto tiene como referente algunos antecedentes internacionales que
condujeron a que el Estado mexicano asumiera compromisos que se
equiparan a otros propósitos similares que se han establecido en los
Estados del continente americano. Otro referente es la aparición de
un tema particular que se ha logrado colocar en la agenda internacio­
nal gracias a la acción de algunos sectores: el tema de la equidad de gé­
nero y el combate y la erradicación de la violencia contra las mujeres
a nivel internacional. Así, por ejemplo, tenemos que en 1979 la Asam­

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 115

blea General de las Naciones Unidas incorporó los derechos de las


mujeres en la esfera de los derechos humanos, que tenía un antece­
dente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1948. Así,
mediante este esfuerzo se aprobó la Convención sobre la Eliminación
de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).
Esta Convención entró en vigor en 1981, al lograr la suscripción de 20
países firmantes, entre los que se encuentra el Estado mexicano. Otro
tratado internacional es la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará), que
juntas conjugan el principal adelanto que se tiene en esta materia.
Sin duda alguna, estos dos elementos internacionales tienen gran re­
levancia, particularmente para el continente americano, porque han
logrado armonizar los esfuerzos de los países en torno a este tema, e in­
cluso muchas otras naciones en el mundo los han tomado y asumido
a pesar de no ser obligatorios para ellos. Estos dos instrumentos se basan
en cinco principios fundamentales: el apego y respeto a los derechos
humanos de las víctimas, la promoción de la igualdad jurídica de las
mujeres y los grupos vulneralizados, el respeto a la dignidad humana,
la gratuidad de los servicios y el respeto a la privacidad. En este senti­
do, en el caso de nuestro país, el hecho de tener un sistema con división
de poderes, considerando las tres funciones básicas de toda actividad
gubernamental y los tres órdenes de gobierno en el plano federal, esta­
tal y municipal, nos obliga a que, más que a ver esa división competen­
cial, se sumen y potencialicen los esfuerzos mediante la cooperación y
la coordinación, las capacidades económicas, de personal, los modelos
y las experiencias exitosas, para que esto tenga un mejor resultado. Así,
la CEDAW recomendó en su último informe al Estado mexicano me­
jorar a las víctimas el acceso a la justicia, garantizar que sistemática­
mente se imponga un castigo efectivo a los culpables y que las víctimas
se puedan beneficiar de los programas de protección que tiene el Esta­
do mexicano en sus tres dimensiones, la federal, la estatal y la munici­
pal, incluso haciendo uso y teniendo acceso a los programas sociales, en
los cuales México ha venido siendo un ejemplo para el mundo.
El 2 de febrero de 1998, mediante la Resolución número 5286, la
Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó medidas de preven­
ción del delito y de la justicia penal para eliminar la violencia contra
la mujer. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a su

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116 comisión nacional de los derechos humanos

vez, ha emitido también observaciones sobre lo que detecta como la


baja utilización del sistema de justicia por parte de las mujeres víctimas
de violencia en razón del maltrato que reciben y de la desconfianza
que todavía permea en las instancias judiciales en términos generales.
Por último, habría que tener en consideración que conforme al siste­
ma de derechos humanos que se ha adoptado en nuestro país, así como
el establecimiento y la jurisdicción de la Corte Interamericana de De­
rechos Humanos, y conforme a la resolución en casos contenciosos
como el Caso Campo Algodonero y la reciente reforma constitucional
de junio de 2011, en el sistema que teníamos de mención de las garan­
tías individuales y de los mecanismos tutelares de éstos se ha operado
un cambio en materia de derechos humanos que nos obliga —a todas
las autoridades de todos los órdenes de gobierno y al involucramiento
de los organismo protectores y de los sectores de la sociedad organi­
zada— no solamente a reconocer e identificar los derechos humanos,
sino también a respetarlos, protegerlos y establecer los mecanismos de
reparación que sean necesarios cuando se haya causado alguna viola­
ción que resulte en alguna afectación.
El modelo de atención de los centros de justicia que se trata de
implementar en todo nuestro país, que Querétaro está haciendo un
esfuerzo por concluir y operar antes de que finalice el primer año, se
basa en la perspectiva de género y está promovido, para lograr esta
uniformidad, por la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la
Violencia contra las Mujeres (Conavim). ¿Qué es lo que se trata de
hacer?: aprovechar todos aquellos modelos y experiencias que sean
conocidos en el mundo. Estamos destacando la de San Diego, pero
también nuestro país ha tenido avances en este sentido, aunque, como
señalábamos antes, hay limitación de los recursos que se pueden des­
tinar, ya que tanto a nivel federal como estatal no existe una política
pública muy clara que implique la canalización y utilización de recur­
sos y las previsiones presupuestarias, pues más bien se atiende a progra­
mas a los cuales a veces se puede acceder mediante proyectos, aunque
desde luego las bolsas son pequeñas para las dimensiones de las nece­
sidades del país, de las entidades federativas y de sus municipios. Estos
Centros de Justicia para las Mujeres pretenden constituir una herra­
mienta para detectar cuáles son los aspectos fundamentales que deben
servir para el acompañamiento a las mujeres, a sus hijas y a sus hijos,
es decir, niñas y niños que enfrentan problemas de violencia, pero no

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sólo se trata de atenderlas desde un punto de vista de procuración y de


impartición de justicia, sino que también se pongan a disposición de esas
personas las alternativas legales, psicológicas, económicas y ocupacio­
nales con las que puedan reconocerse, autovalorarse y, de esta manera,
evitar seguir siendo víctimas, evitar seguir siendo revictimizadas tanto
por la sociedad como por el Estado o por el propio entorno familiar
en que viven. Desde luego que debe contemplarse también el respeto
que se debe mantener al derecho de las víctimas para tomar sus propias
decisiones y acompañarlas en un proceso en donde se vaya recuperan­
do gradualmente la confianza, que los resultados vayan alentando
estas expectativas, para contribuir a que no desistan del propósito.
Tratamos de identificar con mucha claridad los objetivos que mar­
ca este modelo nacional para no perdernos en el proceso y alcanzar el
fin que se persigue. Se busca trabajar a nivel federal en la creación, con­
formación y operación de estos Centros de Justicia para las Mujeres,
con lo que se pretende modificar el rumbo de la procuración y de la ad­
ministración de justicia para las mujeres con un modelo que tenga una
clara óptica de género, es decir, que va orientado hacia la protección
y la atención de las mujeres, de sus hijas y de sus hijos en un entorno
que brinde atención, asistencia y protección a sus derechos en aquellos
delitos que se pueden identificar como de violencia de género o en
aquellos otros en donde este sector de la población se presenta como
mayormente vulnerable. También se busca —como ya señalábamos y
como parte de los compromisos que el Estado mexicano ha asumido
en la suscripción de las convenciones— dar una respuesta positiva y
efectiva a las recomendaciones que emitan los mecanismos vigilantes
del cumplimiento de las mismas. Al hablar del Estado mexicano nos
estamos refiriendo al ámbito federal, pero también a los ámbitos lo­
cales, porque el cumplimiento de las recomendaciones no se agota por
el hecho de que el gobierno mexicano, en su instancia federal, a tra­
vés del Ejecutivo, del Congreso o del Poder Judicial Federal, dé una
respuesta satisfactoria a las recomendaciones; el cumplimiento tiene
que darse también en el ámbito local, lo que para nosotros representa
problemas y disyuntivas sobre cómo armonizar los niveles porque se
tiene que hacer el esfuerzo de modificar nuestro derecho interno, pero
nuestro derecho interno tiene esa dualidad competencial en la mayo­
ría de los temas, la federal y la estatal. No basta que la Federación cum­
pla; los estados también tienen que hacerlo, aunque muchas veces nos

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118 comisión nacional de los derechos humanos

enfrentamos a las tardanzas o a los incumplimientos de las entidades


federativas, incluso en el ámbito legislativo; por eso ahora la tendencia
es, primero, que el nivel jerárquico superior reconozca los tratados que
hayan sido suscritos por el Estado mexicano, suscritos por el Presiden­
te y ratificados por el Senado, pero además que modifiquemos nues­
tro Derecho interno para armonizarlo con esas exigencias con las
cuales se ha comprometido México y generar también la obligatorie­
dad para que las entidades federativas legislen e implementen las ac­
ciones en sus respectivos ámbitos de competencia. Por eso es que en
muchas de las leyes que se han emitido recientemente, teniendo como
panorama los tratados internacionales, se emiten leyes generales que
orientan el contenido de las leyes estatales y que establecen un tiempo
dentro del cual los Congresos locales deben emitir la legislación res­
pectiva. De esa manera se contribuye a la uniformidad. Se deben
desarrollar habilidades, competencias para que se incorporen en un
enfoque de equidad, se fortalezcan las capacidades y también se coor­
dine la participación comunitaria; es decir, hay muchos sectores de la
sociedad que tienen herramientas, que tienen mecanismos de organi­
zación, que tienen voluntad, que tienen deseos y que tienen capaci­
dades para que esto se pueda incorporar.
¿Qué beneficios se obtendrían con la operación de estos Centros?
Uno muy importante: contribuir a la prevención de la comisión de
delitos de violencia de género, incrementar las denuncias, combatir la
impunidad. Se busca generar en estos mismos espacios un ambiente
seguro, confortable, confiable, armonioso, para que a la víctima se le
transmita esa sensación y entonces pueda tener la confianza en las
autoridades, en los esquemas y en las atenciones que recibe. La cuestión
del personal debe ser un punto en el cual se debe poner énfasis, por
ejemplo, en los perfiles, que deben ser fundamentalmente abogadas,
psicólogas, trabajadoras sociales, médicos, ginecólogas, todas del sexo
femenino. En ese sentido, Querétaro —lo que va a ser la base del
Centro de Justicia, su agencia especializada, que desde hace 20 años
fue el segundo modelo a nivel nacional, sólo después del D. F.— se
viene preparando con la capacitación de todo el personal en cuestiones
de perspectiva de género, contención de emociones y otros temas que
se refieren a la atención que se va a brindar con el apoyo de institucio­
nes como el Inacipe, el Instituto Queretano de las Mujeres y la propia
Dirección General de Prevención Social y Participación Ciudadana.

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 119

Se debe impulsar a muchas instituciones y dependencias de gobierno


para que se sumen a esta labor bajo una coordinación específica que,
en el caso particular de Querétaro, ha asumido la Procuraduría Gene­
ral de Justicia del estado.
Los avances que tenemos es que el señor Gobernador emitió el
decreto de creación del Centro de Justicia para las Mujeres como un
órgano desconcentrado de la Procuraduría, pero en el cual deben con­
tribuir varias dependencias e instituciones de la administración públi­
ca estatal. Posteriormente a esto, la Procuraduría suscribió convenios
con dependencias como la Secretaría de Gobierno; el Instituto Que­
retano de las Mujeres; la Secretaría de Seguridad Ciudadana; la Secreta­
ría de Salud y los Servicios de Salud del estado; la Secretaría de Edu­
cación estatal y la Unidad de Servicios Básicos de Educación en el
estado; el DIF estatal; la Procuraduría de la Defensa del Menor y la
Familia; el Poder Judicial del estado y también con organizaciones que
tienen objetivos muy específicos que pueden contribuir a lograr la mi­
sión que pretende alcanzar el Centro. La expectativa es, y de acuerdo
con el Decreto de creación, que el 1 de diciembre entrará en operación;
de hecho, se está concluyendo ya la obra física y el equipamiento de las
ampliaciones que vendrán a conformar el Centro de Justicia para las Mu­
jeres. Además tenemos la esperanza de que muchas otras entidades fede­
rativas del país puedan cumplir con este propósito en el presente año.

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Programa para la Prevención
de la Violencia en la Convivencia
Escolar (Previoces)
Juana Miriam Hernández Franco*
Antonio Hutziluc Álvarez Ledesma*

El Programa Previoces es muy interesante porque vamos a tener la par­


ticipación del sector educativo del nivel básico, vinculándonos con algu­
nas otras organizaciones e instituciones del estado de Querétaro.
Para empezar, me gustaría comentar un poco acerca de nuestra Di­
rección. La Procuraduría General de Justicia, además de fomentar la se­
guridad y encargarse de la procuración de justicia, fortalece —a través
de la Dirección de Prevención del Delito y Asistencia a la Víctima— el
Área de Procesos de Atención, el Departamento de Programas de Preven­
ción del Delito y el Departamento de Asistencia a la Víctima; además,
contamos con un Fideicomiso para la Procuración de Justicia, Asis­
tencia y Apoyo a las Víctimas del Delito (Fiprojusa).
Nuestra intervención como parte del Departamento de Prevención
del Delito consiste en hacer vínculos con la sociedad y con el sector
educativo, así como promover la participación social y formar capa­
citadores para la prevención del delito. En los últimos dos años las
temáticas más comunes que hemos tenido han sido el acoso escolar y
la prevención de conductas antisociales. Cabe destacar que estas te­
máticas han surgido como parte de nuestra labor, gracias a la solicitud
de las instituciones educativas.
Nosotros constantemente acudimos a las instituciones educativas
a brindar sesiones educativas, y en éstas hemos atendido a un gran
número de usuarios y alumnos de la educación básica. Por ejemplo,
en el año 2010 contamos con la participación de 10,632 usuarios aten­

* Coordinadores del Programa Previoces de la Procuraduría General de Justicia del


Estado de Querétaro.

[121]

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122 comisión nacional de los derechos humanos

didos, en 213 sesiones informativas. En 2011, contamos con la par­


ticipación de 10,123 usuarios, a través de 191 sesiones. Debido a las
solicitudes que hemos obtenido en el sector educativo hemos amplia­
do las temáticas, como en el caso de la violencia escolar, las conductas
antisociales y la prevención del abuso sexual infantil. En ese sentido,
es importante destacar que en todas las sesiones que hemos tenido, al­
gún ciudadano, algún alumno, acude con el personal de la Procura­
duría a solicitar asesoría o a expresar alguna situación en particular que
le pueda estar sucediendo a él o en su comunidad nosotros lo canali­
zamos hacia la institución que le compete o lo apoyamos para realizar
una denuncia dentro de la institución.
Gracias a las intervenciones que hemos tenido en las instituciones
educativas, hemos detectado cierta problemática que es muy recurrente
en ellas. Esa problemática son las manifestaciones de violencia más
tempranas y más complejas, que se han venido dando dentro de estos
centros, además de una escasa habilidad para la resolución de conflic­
tos en forma pacífica. Ahora nuestros pequeños, o los alumnos, preten­
den resolver sus conflictos de manera violenta o muy agresiva, se están
olvidando de la parte del diálogo, de desarrollar otro tipo de habilida­
des para resolver sus conflictos.
Hemos encontrado violencia constante entre padres, diversas per­
cepciones de violencia por parte de la comunidad escolar. Notamos
una falta de identificación de los conceptos del conflicto, la agresividad
y la violencia. Asimismo, encontramos intervenciones esporádicas en
los centros educativos por parte de diferentes instituciones.
Desgraciadamente, nosotros no podemos dar sesiones informativas
en cada uno de los centros. Vamos una vez al año, en promedio, a los
centros educativos a dar pláticas de prevención. No podemos cubrir el
total de las instituciones, por eso nació el Programa Previoces, para estar
en cada una de las instituciones de manera no personal sino por medio
de una guía.
Previoces surge para atender la problemática de violencia en los
centros educativos y apoyar de manera integral a la comunidad esco­
lar. Con esta estrategia es posible prevenir las conductas antisociales
que puedan derivar en un proceso ante el Ministerio Público, así como
canalizar de manera asertiva a los actores de la violencia.
Pero el programa no solamente está siendo trabajado por la Procu­
raduría: tenemos instancias que han estado colaborando de la mano con

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 123

nosotros, como la Instancia Estatal de Formación Continua, que es


la encargada de capacitar a nuestros docentes; la Unidad de Servicios
para la Educación Básica en el estado, y el Observatorio de la Convi­
vencia Escolar de Querétaro, que pertenece a la Universidad Autóno­
ma de Querétaro.
Previoces tiene un logotipo que representa la bandera universal de
la paz en distintas civilizaciones y culturas, que simboliza la unión en la
diversidad de pensamientos, el acuerdo y la convivencia pacífica. Repre­
senta a la docencia, la familia y todas las agrupaciones humanas. Para
nosotros es muy importante que nuestros docentes tengan en cuenta
que no es un programa exclusivo de la Procuraduría, sino que también
forma parte de cada uno de los actores de la escuela. Nosotros somos una
herramienta más para trabajar esta parte de la convivencia pacífica.
Dentro de nuestros objetivos específicos están:

— Fortalecer las relaciones de los actores que integran la comuni­


dad escolar y apoyar al docente con conocimientos en materia
de prevención.
— Brindar orientación a los casos específicos que requieran la in­
tervención de la Procuraduría, no solamente que el docente
haya encontrado violencia o manifestaciones de violencia en su
centro escolar y no sepa qué hacer. Con la guía se pretende dar
un listado de canalizaciones asertivas, hacia dónde mandar a sus
pequeños o a sus alumnos cuando tengan algún tipo de situación
para resolver.
Asimismo, el alumno de manera didáctica y lúdica, median­
te dinámicas y ejemplos, abordará la importancia de la convi­
vencia pacífica y la adopción de medidas de autocuidado.

Nuestras estrategias consisten en involucrar la participación de


docentes interesados en esquemas de prevención de violencia escolar,
crear herramientas pedagógicas que fomenten el aprendizaje e imple­
mentación de factores protectores y fomentar la participación de la
comunidad escolar en la resolución de conflictos mediante la convi­
vencia y el fomento a la denuncia.
Previoces va a contar con una estrategia progresiva, es decir, vamos
a iniciar en el sector primaria, ya que es en este nivel donde los alum­
nos tienen una mayor interacción con los padres de familia y con los

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124 comisión nacional de los derechos humanos

docentes. En ese sentido, el docente es un líder de la comunidad esco­


lar y, por lo tanto, es un gran apoyo para poder lograr las acciones de
prevención del delito. Así que comenzaremos con los docentes, y
paulatinamente vamos a intervenir con los alumnos, hasta que por fin
contemos con herramientas validadas por los docentes y que hayan
funcionado con los alumnos, para trabajar con los padres de familia.
Y vamos a ir ascendiendo del nivel primaria al nivel secundaria pro­
gresivamente, hasta tener un programa más amplio.
Las acciones que va a tener el programa son las siguientes:

— Diagnósticos de la violencia escolar. Analizamos el fenómeno


mediante encuestas y diversos estudios publicados por otras
instituciones.
— Talleres de prevención para directivos y docentes de educación
básica. En ellos fortalecemos las relaciones y hacemos mucha sen­
sibilización en el sector del profesorado.
— Creamos una guía de apoyo para profesores, la cual los va a
apoyar con muchas herramientas.
— Vamos a crear la Guía didáctica para alumnos, la cual va a con­
tar con dinámicas, ejemplos y actividades lúdicas y didácticas
que aborden la importancia de convivir sanamente y adoptar
medidas de autocuidado.

En cuanto a los diagnósticos de la violencia escolar, hemos observa­


do un estudio que realizó la Comisión Estatal de Derechos Humanos
en 2011, en el que se analizaron 19 casos de acoso escolar: 10 estaban
relacionados con quejas iniciadas ante ese organismo; cinco, indagato­
rias iniciadas ante la Procuraduría General de Justicia, y cuatro, pro­
cedimientos iniciados ante la Procuraduría de la Defensa del Menor y
la Familia. De las anteriores, 11 corresponden a nivel primaria y ocho
a nivel secundaria.
Observamos en este estudio que 63 % de la violencia manifestada
se refiere a agresión verbal, 32 % se refiere a violencia física y 5 % a ci­
beracoso o ciberbullying.
En el caso de la Agencia Especializada en Justicia para Menores, en
el periodo 2010-2011 observamos ciertas manifestaciones de violen­
cia escolar que derivaron en conductas posiblemente constitutivas de

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 125

delito; en este caso, tres corresponden a nivel primaria y la violencia


sucedió dentro del centro escolar.
En el caso de la Consulta Infantil y Juvenil de 2012, del Instituto
Federal Electoral, contamos con la participación de 16,891 quereta­
nos. Vemos que en el tema de la confianza, 20 % no confía en la poli­
cía, 55 % no confía en sus vecinos y 21.6 % no tiene confianza en sus
amigos.
En cuanto a cómo se sienten en casa, hay un resultado muy im­
portante: 6.9 % dice “me pegan y me maltratan”, 7.8 % dice “tocan mi
cuerpo contra mi voluntad y me siento mal”.
En la escuela vemos que hay 5.5 % de alumnos que dice que su
maestro lo maltrata; 20 %: “algunos de mis compañeros me acosan y
me humillan”, y 8.3 % nos deja entrever que puede existir alguna si­
tuación de abuso sexual. Estos resultados dan indicadores para saber
cómo están pensando ahora nuestros jóvenes y niños y cómo intervenir
en nuestra comunidad escolar a través de nuestros programas.
Nosotros también hemos realizado algunos estudios directamente,
con algunos instrumentos, aprovechando la participación que tenemos
de los docentes y de los directivos de educación básica.
Trabajando directamente con docentes pretendemos que éstos
vayan adaptando Previoces, que ellos lo valoren y lo legitimen para po­
derlo aplicar en sus aulas. Empezamos trabajando con ellos con un
programa que se llama Prevención desde el Aula, Cómo Desaprender
la Violencia y Prevenir el Delito Educando, en el cual tuvimos una par­
ticipación de aproximadamente 70 docentes; posteriormente, traba­
jamos con el área de directivos: supervisores y jefes de sector del Área de
Unidad Básica, que comprende preescolar, primaria y secundaria, con
el taller “La importancia de la labor directiva”. Para nosotros es muy
importante que el docente retome la importancia que tiene él con el
alumno, que reconozca su autoridad dentro del aula, que sepan que
nosotros estamos interesados en apoyar al docente con más herramien­
tas, recursos y conocimientos que ellos tienen, pero lo vamos a hacer de
manera didáctica con este manual.
Dentro de los talleres se aplicó una encuesta, un formulario de
vinculación. El formulario incluía una pregunta acerca de qué reque­
rían los maestros: 70 % demandó una plática, taller o curso para su es­
cuela. Ello refleja la necesidad que se tiene en las instituciones de que

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126 comisión nacional de los derechos humanos

hablemos de la violencia escolar; por otra parte, 100 % de los directi­


vos también solicitó las pláticas.
En nuestra Guía del docente hay una práctica en la que se trabaja con
el chaleco de líder y en la que vemos la importancia que tiene para ellos
encarnar esa figura y ser reconocido dentro de la comunidad escolar,
porque ahora los pequeños ya no los respetan, ni los padres de familia.
También se aplica un autodiagnóstico del docente; en este instrumen­
to el docente va a reconocer cuál es el tipo de violencia que se presenta
dentro de su aula.
Los docentes evaluaron este instrumento y lo legitimaron, es decir,
ellos hicieron observaciones, conclusiones, modificaron palabras,
términos, para que fuera más entendible; 95 % de los docentes aprobó
el instrumento.
La herramienta aplicada consta de cuatro módulos que se refieren
a violencia física, violencia verbal, violencia sexual y ciberacoso, para
identificar qué es lo que está sucediendo en el aula y poder incremen­
tar algunas dinámicas y estrategias que les vamos a sugerir. En cuanto
a los resultados, vimos que 28 % habla de violencia física, 26 % de vio­
lencia verbal, 22 % de exclusión social, 14 % de violencia sexual y 10 %
de ciberacoso. Entonces, 50 % de la violencia que se genera en las aulas,
según lo que nos informan los docentes, está sucediendo con violencia
física y violencia verbal.
La Guía contendrá, además de los conceptos y contenidos teóricos,
dinámicas, juegos y actividades, con las cuales el docente podrá tratar
los temas necesarios en el aula.
Incluirá también directorios de instituciones e información nece­
saria en caso de requerir algún apoyo. Para esta Guía nos vamos a apoyar
en personajes que hemos ido diseñando, cada uno con su propia perso­
nalidad; se crearon con la finalidad de hacer ameno y hacer muy lú­
dico el aprendizaje del autocuidado. Son personajes institucionales que
formarán parte de este Programa y también representarán a la Procu­
raduría General de Justicia en algunas actividades.
Esto no es un trabajo solamente de un criminólogo ni de un psicólo­
go social; también se han integrado psicólogos educativos, pedagogos,
psicólogos clínicos; es un estudio completo y se ha hecho un diagnósti­
co interdisciplinario.

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La construcción de noticias

sobre seguridad ciudadana

Miguel Nava Alvarado*

Podemos decir que si estamos informados, estamos prevenidos. Dentro


de mi experiencia en las instituciones de prevención de justicia, en el
estado y a nivel federal, y ahora dentro de la Comisión de Derechos Hu­
manos, me he dado cuenta de que el problema en nuestro país, que
incide en cada una de las áreas que tenemos, tiene que ver directamen­
te con la educación. La educación es estar enterado de distintas temá­
ticas, con independencia de nuestra formación profesional, de nuestra
información educativa.
No importa si somos abogados o no, sabemos quién manda, quién
emite las ordenes, en nuestro centro de trabajo, en nuestra casa, y hay
que obedecerlas. En la sociedad también se tienen normas y es impor­
tante estar enterados a efectos de poder prevenir cualquier delito o
violación a los derechos humanos. Generalmente esta prevención está
a nuestro alcance. Por ejemplo, en nuestra colonia o fraccionamiento
podemos identificar cuando se muda algún vecino que tiene muchas ca­
mionetas nuevas o muchos vehículos de último modelo, incluso sin pla­
cas; generalmente la casa está con las ventanas cerradas y entran muchos
hombres. Esos son datos extraños que rompen con el común denomina­
dor de nuestros vecinos; seguramente esas personas no están actuando
de manera legal, están al margen de la ley. Por eso es que es importante
estar informado y esos hechos los tenemos que hacer del conocimien­
to de nuestras autoridades.

* Presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Querétaro.

[127]

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128 comisión nacional de los derechos humanos

La construcción de las noticias sobre seguridad ciudadana, en pren­


sa escrita y televisión. Muchas veces es lo que tenemos más al alcan­
ce, los periódicos y la televisión, pero no sólo se reduce a eso, también
podemos escuchar el radio o consultar las noticias diariamente por
internet. Es muy importante que esa información constituya una
herramienta de prevención de delitos y de prevención de los derechos
humanos.
La información debe ser veraz, y para ser veraz se necesita saber cuál
es la fuente, de dónde estamos sacando esa información. Tiene que ser
oportuna, lo que hoy es noticia, mañana es historia. Tiene que ser ob­
jetiva, directamente ver y abordar el punto que debemos tratar, y tiene
que ser imparcial, porque nos damos cuenta de que mucha de esa in­
formación tiene carga política o tiene carga de crítica destructiva, no
constructiva. Lo más importante de la temática de prevención es estar
informados.
Para abordar el tema es importante saber que en nuestro país ya
hubo una reforma constitucional trascendental, que ya casi tiene un
año y cinco meses que se hizo, en la cual las normas relativas a los dere­
chos humanos se interpretarán de conformidad con la Constitución
y con los tratados internacionales. Esto quiere decir que cualquier tipo
de norma en los derechos humanos, su aplicación, su defensa, tiene
que ser en un estricto sentido de los derechos humanos, pero la inter­
pretación a estas normas tiene que ser siempre a favor de las personas.
Si una autoridad de cualquier orden de gobierno, federal, estatal o mu­
nicipal, va a aplicar un reglamento o una normativa, o dentro de su
actuar diario tiene que hacerlo siempre protegiendo los derechos huma­
nos y aplicar una norma que tenga que ver con la protección de esos
derechos, esto obliga a las autoridades a que se capaciten y estén perfec­
tamente informadas.
La Constitución en su artículo 1o. dice que ya es obligatorio, no es
discrecional: “Todas las autoridades en el ámbito de sus competencias
tienen obligación de promover, respetar y garantizar los derechos hu­
manos de conformidad con los principios de universalidad”, y me refie­
ro a universalidad porque este principio de universalidad quiere decir
que estos derechos, ya reconocidos y garantizados por nuestra Cons­
titución, previamente el Estado mexicano ya los había reconocido y ga­
rantizado y ya eran ley suprema en nuestro país; también quiere decir

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 129

que en un caso de excepción, ningún Estado está libre de esa obliga­


ción. Existen instancias internacionales que pueden velar por la pro­
tección y defensa de estos derechos humanos, independientemente de
nuestro esquema jurídico de protección, a través de las Comisiones Pú­
blicas de Derechos Humanos, que no son mecanismos jurisdiccionales,
o a través de nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación, mediante
el juicio de derechos humanos que se conoce como juicio de amparo,
que es un mecanismo judicial. Aun después de ello, si estos mecanis­
mos no fueran eficaces o eficientes, si un ciudadano o un grupo de per­
sonas lo puede acreditar ante una instancia internacional, esa instancia
internacional interviene —en el caso concreto de México ya ha pasa­
do, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha hecho
recomendaciones a nuestro país, y esa recomendación muchas veces
no aceptada por el gobierno mexicano ha derivado en una sentencia de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
¿Qué quiere decir esto? Que esa persona, o ese grupo de personas
o sus abogados pudieron demostrar claramente, con base en este prin­
cipio de universalidad, que su derecho o sus derechos fueron violados
aun con todos los mecanismos jurídicos que tenemos en el Estado
mexicano, por eso es muy importante saber de este principio de uni­
versalidad.
Interdependencia. Los derechos humanos generalmente, como lo
vamos a ver en este tema que estamos abordando, tienen una interde­
pendencia, unos tienen que ver con los otros.
Tenemos el derecho humano a la información, pero también tene­
mos el derecho humano de la libertad de expresión, lo que común­
mente se conoce como libertad de prensa o manifestación de las ideas
de manera verbal o escrita.
Indivisibilidad y progresividad. Estos derechos no pueden ser resta­
dos, o sea, van todos hacia adelante, se van creando nuevos derechos. No
pueden dividirse, son derechos que ya están y están para quedarse. En
consecuencia, el Estado debe prevenir, investigar, sancionar y reparar las
violaciones a los derechos humanos en los términos que establezca la
ley. Con esto les quiero decir, nuevamente, que es importante que este­
mos enterados de que las autoridades tienen que utilizar el principio
pro persona en beneficio de cualquier persona y que todas están obliga­
das a respetar y promover los derechos humanos. Ahora bien, respecto

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130 comisión nacional de los derechos humanos

del tema que nos involucra, la construcción de noticias sobre seguridad


ciudadana, ahora en nuestro país estamos viviendo una situación, ya
no de excepción —sino que ya se prolongó por mucho tiempo—, que
es la inseguridad pública, que se ha convertido en un problema de segu­
ridad nacional porque existen muchas entidades federativas en el país,
sobre todo en la zona norte, en donde en algunos municipios ni siquie­
ra la autoridad tiene la capacidad de gobernar. Gobiernan las bandas
de delincuentes. Es por eso que nosotros tenemos que estar atentos
a la información que deriva de todos estos medios, escritos, televisivos, ra­
diofónicos e informáticos, para que sepamos a detalle la veracidad, la
objetividad y la oportunidad de la información.
Nosotros tenemos un derecho humano a la seguridad jurídica, a la
certeza jurídica. Ese derecho humano a la certeza jurídica no nada más
se constituye de un solo derecho —acuérdense que hablamos de unos
principios de interdependencia—, sino que tiene que ver con el dere­
cho a la información. Nosotros podemos exigir a la autoridad, al ser­
vidor público, que nos informe qué está pasando; salvo en casos ex­
cepcionales que la propia ley marca como reservados, la autoridad
tiene la obligación de informar qué está pasando. Y los comunicado-
res de prensa, de radio, de televisión e informáticos también se nutren
de las noticias que posteriormente todos vamos a conocer, aunque no
muchas de ellas son objetivas.
Tenemos también el derecho a la seguridad pública. La seguridad
pública es un derecho humano que está contemplado en el artículo 21
de la Constitución y su párrafo noveno dice: “La seguridad pública es
una función a cargo de la Federación, el Distrito Federal, los estados
y los municipios que comprende la prevención de los delitos, la inves­
tigación, la persecución para hacerla efectiva, así como la sanción de
las infracciones administrativas en términos de la ley y las respectivas
competencias que esta Constitución señala […]” Podemos ver a la
seguridad pública de dos maneras, traducida como esa necesidad de
tener autoridades que protejan nuestros derechos, o como la seguridad
pública que implica derechos humanos interdependientes.
Muchas veces nosotros no nos enteramos de nada, así como se los
puse en el ejemplo anterior, que nuestro vecino cercano es un narcotra­
ficante muy famoso y solamente nos enteramos de él cuando sale en
las noticias. No sabíamos cómo era el Chapo Guzmán físicamente has­
ta que nos lo pasaron en la televisión o nos platicaron un poco de él;

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 131

ni sabíamos cómo era El Lazca hasta que en su momento nos los pre­
sentaron en la televisión; para que vean cómo se va construyendo y
distorsionando la noticia. Entonces, por ello es importante que para
prevenir delitos, para prevenir violaciones a los derechos humanos
estemos informados. Eso no quiere decir que todo lo que leamos y es­
cuchemos tiene que ser verdad; debemos tener capacidad crítica y
objetiva para saber hacia dónde sí y hacia dónde no. Antes de entrar
al tema les puedo decir que hace unos meses, y quizá todos se entera­
ron, hubo una balacera en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad
de México en la que policías federales ejecutaron a otros policías fede­
rales; sin embargo, en la radio y en la televisión las autoridades em­
pezaron a filtrar la noticia de que era un enfrentamiento porque unos
policías federales iban a detener a otros compañeros que se dedicaban
al tráfico de droga. ¿Quién quieren que crea eso? Ni modo que se eje­
cute un operativo entre uniformados contra uniformados, cuando todos
saben que en un lugar de trabajo, en este caso el aeropuerto, regular­
mente los que están de turno son los mismos y si va a haber una inves­
tigación no se envía a gente uniformada. Poco tiempo después se dio
otra noticia: que policías federales atacaron una camioneta con ma­
trícula diplomática de Estados Unidos, y nos dicen en las noticias que
fue una confusión y que ellos estaban trabajando sobre un secuestro;
raro, ¿no?
El tema más reciente tiene que ver con Heriberto Lazcano, El Laz­
ca, para que vean cómo se construye una noticia y cómo la gente cree
lo que va leyendo, y rompen con el esquema de seguridad jurídica y
seguridad pública.
“El gobierno federal investiga posible muerte de El Lazca, una per­
sona que murió en un enfrentamiento de elementos de la armada con
presuntos miembros de Los Zetas […] que es el fundador de esa banda
de narcotraficantes, Heriberto Lazcano Lazcano”. Si ustedes se dan
cuenta, la noticia se dio a conocer el 8 de octubre. Para que exista esta
noticia es porque alguna autoridad, ya sea federal o estatal —porque
en este caso parece que la Secretaría de Marina estuvo en estos he­
chos—, filtró la noticia. Pero ese día en todas las notas de periódico,
en radio y en televisión ya nos estaban diciendo que al parecer habían
matado a un narcotraficante, líder de la banda más sanguinaria de nues­
tro país: “El gobierno federal investiga la posible muerte de El Lazca”.
Posteriormente el mismo periódico El Universal, el martes 9, o sea al

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132 comisión nacional de los derechos humanos

día siguiente, ya nos dice el lugar donde aparentemente se suscitaron


los hechos, en Progreso, Coahuila, pero además incluye una imagen del,
dicen, líder de Los Zetas. “Edificó su última morada desde hace dos años
en el panteón San Francisco en Pachuca”, o sea, todavía no sabemos,
no aseguran que El Lazca esté muerto o que la Marina lo haya ejecu­
tado en algún enfrentamiento, pero ya nos están diciendo dónde está
su mausoleo y ya nos están diciendo el lugar en donde fue ejecutado.
Vean cómo se va construyendo esta noticia.
No olvidemos cuál es nuestro tema: “Habría matado Marina al jefe
máximo de Los Zetas”, o sea, todavía no sabemos si lo mató o no, pero
ya están diciendo que la Marina quizá lo mató. Se informa: “Indicios
de que abatió a Heriberto Lazcano, El Lazca”. La historia ustedes ya se
la saben. Vean que tiene fecha de un día después de los hechos, aunque
varias horas después de los hechos ya las autoridades, al filtrar esta in­
formación, sabían que el cuerpo se lo habían robado, pero eso no sale.
¿Se dan cuenta cómo se empieza a construir la noticia? ¿Nos están in­
formando o nos están desinformando?
“Cree la Secretaría de Marina que murió El Lazca, señalan que uno
de los caídos el domingo es el capo. Hay fuertes indicios”. Ese mis­
mo día martes 9 en la noche, 24 horas después de que filtraron la nota,
dijeron: “Marina confirma la muerte de El Lazca, líder de Los Zetas”;
“La Secretaría de Marina Armada de México, confirmó la muerte de
Heriberto Lazcano y mostró fotos del cadáver, que dice ser del pre­
sunto fundador del grupo criminal Los Zetas”; “La Secretaría de Ma­
rina informó esta mañana que los indicios que señalan que fue abati­
do Heriberto Lazcano Lazcano, alias El Lazca, líder de Los Zetas, son
parte de las huellas digitales tomadas al cuerpo y un análisis de imáge­
nes fotográficas”. No han dicho que el cuerpo ya se lo robaron, pero ahí
ya lo estamos viendo. Fíjense, en una foto de frente, de archivo, parece
que tiene orejas a la vista, pero en otra foto que le tomaron de frente
ni siquiera le aparecen las orejas.
“Van tras El Lazca después de muerto”. Dice la Marina que la fo­
tografía que presentó tiene 90 % de probabilidad de que sea de Heri­
berto Lazcano, el líder de Los Zetas. “El Lazca veía juego de beisbol
antes de morir abatido”. “El procurador de Coahuila, Homero Ramos
informó que el cuerpo de un hombre abatido en el enfrentamiento
del 7 de octubre fue identificado como Heriberto Lazcano, El Lazca,

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 133

líder de Los Zetas, pero que el cadáver fue robado por un comando en
Sabinas, Coahuila”. Anteriormente ya había una confusión del lugar
de los hechos, o sea, ni siquiera tienen cierto el lugar de los hechos,
no saben si fue en Sabinas, no saben si fue en Progreso, pero veía un
juego de beisbol, aunque luego dicen que venía en una camioneta y
que ahí lo abatieron.
La información empieza a ser confusa, se empieza a construir la
información de una manera no veraz, de una manera no objetiva. No
hablemos de la prontitud de la información, porque están dando una
nota y luego otra. De la imparcialidad tampoco hablemos. Ya salió la
autoridad del gobierno del estado de Coahuila. Acuérdense que pre­
venir es estar informados. Es básico. ¿Y dónde están las autoridades
federales? Estamos hablando de que mataron a un máximo líder de la
organización criminal más sanguinaria de nuestro país, Los Zetas, y si
ya tienen indicios… ¿Dónde leyeron ustedes acerca de la intervención
de la Procuraduría General de la República? Porque, posteriormente,
vamos a darnos cuenta de que esta persona traía armas largas, y creo
que traía granadas e hirió a un marino. Además, dice el Procurador de
Coahuila que en esa camioneta fue abatida otra persona. Ya son dos
muertos, ya no es uno. Generalmente los narcotraficantes, hemos oído
o nos hemos dado cuenta cuando se mueven, no se mueven solos, an­
dan en parejas. Nos damos cuenta de que ahí hay otra inconsistencia
en la noticia. Cómo creen ustedes que un narcotraficante de esa en­
vergadura va a andar solito, paseándose en un juego de beisbol.
“Se robaron el cuerpo que propició la identificación de El Lazca”.
Ya salió la noticia del robo del cuerpo, vean dónde está el lugar de los
hechos: Sabinas, Progreso, ¿dónde fue? “Dicen matar a capo y les ro­
ban el cuerpo” siguen distorsionando la noticia. “Hombres fuertemen­
te armados se llevaron los cuerpos”.
Opinión de las redes sociales. Revisemos esto: “Déjenme ver si
entendí, dicen que no encuentran el cuerpo de El Lazca, a lo mejor lo
pusieron junto al de Bin Laden”; es decir, el asunto ya se toma a bur­
la. Entonces, cómo estaremos como sociedad, si nos informan o no de
lo que está pasando. Incluso nuestros legisladores dicen: “Senadores
aplauden la muerte de El Lazca”.
Vean las diferencias enormes que existen: El Lazca, para la Secre­
taría de Marina, mide 13 cm menos que la identificación que tiene la

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134 comisión nacional de los derechos humanos

Agencia de Drogas de Estados Unidos. Para los mexicanos mide 1.60 m


y para los estadounidenses 1.73 m. Ponen notas como ésta: “No es po­
sible que una persona adulta registre un crecimiento de 13 centímetros
al alcanzar la mayoría de edad, aunque lo jalen de los pies o lo cuel­
guen”. Vean las fotografías. “Delincuente abatido es El Lazca, no hay
duda”. Más adelante nos van a decir: “Es que en la fotografía nos dimos
cuenta de que le operaron las orejas”. Todo mueve a la sospecha en el
caso de El Lazca: “Marina y Coahuila se lavan las manos por el robo
del cuerpo”. Y yo les vuelvo a preguntar, ¿dónde está la Procuraduría
General de la República si es un delincuente de esa envergadura? “No
tenemos obligación de resguardar las funerarias”; entonces ¿por qué
los meten ahí si no las van a resguardar? “No teníamos idea de que se
trataba de El Lazca”. Para que esta noticia la saquen en los medios,
tanto de televisión como de radio, es porque la aportó el gobierno. ¿Có­
mo se va construyendo la noticia? Posicionamiento, comprensión o
distorsión. Están distorsionando la noticia, y no es el único caso, hay
muchos más.
“Caso cerrado por la adjudicación de El Lazca”. Una vez que ya se
murió, pues vamos a cargarle todo: “Se cierra el caso Royal en Mon­
terrey por la identificación de El Lazca”; “El Lazca fue entrenado por
el ejército y agentes de Estados Unidos”. También le cargan los 72 mi­
grantes muertos en San Fernando, lo de la fuga de los reos en Coahuila,
y lo del norteamericano que mataron en una moto acuática también
fue El Lazca. Además, “Ya me ‘encargué’ del sobrino: el Lazca”, o sea,
creían que el que había matado al hijo de Rubén Moreira era el Zeta
40, que se apellida Treviño, porque días antes en un enfrentamiento
había muerto el sobrino de Ángel Treviño; ahora ya no, ya se compro­
bó que el que mató al hijo de Moreira fue El Lazca. Ahora es respon­
sable de dos muertos y un prófugo. Después la Secretaría de Marina
nos va a decir que no eran dos las personas abatidas, sino que eran tres
y que uno escapó.
Con todo esto, lo que les quiero decir es que debemos estar infor­
mados para prevenir violaciones a los derechos humanos y prevenir
los delitos. En nuestro país ya hay una reforma que obliga a las auto­
ridades a proteger los derechos humanos; ustedes no pueden ser omi­
sos a ellos. Hoy les puedo decir que en nuestro país la defensa a los dere­
chos humanos constituye quizá el único mecanismo que tenemos como
sociedad para hacerle frente al abuso, al exceso y a la omisión de la

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 135

autoridad. La Comisión Estatal de los Derechos Humanos, así como


la Comisión Federal de los Derechos Humanos u otras instituciones,
tienen las puertas abiertas para que, cuando tengan una queja, acudan
a nosotros, que sí somos competentes; haremos lo necesario o daremos
una orientación.

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Protección de los derechos humanos
por la autoridad municipal
Teresa Calzada Robirosa*

El porcentaje de participación municipal en materia de derechos hu­


manos a nivel nacional es muy baja; podríamos hablar de que sólo 12
a 15 % de los municipios cuentan con algún representante o con al­
guna figura que pueda establecer alguna línea de coordinación o de
atención en materia de derechos humanos.
Todos los estados cuentan con una Comisión Estatal de Derechos
Humanos, no obstante, esta figura ha sido un poco complicada por
lo que señala el artículo 102 constitucional.
En 1949, a raíz de la Declaración Universal de los Derechos Hu­
manos, tenemos esta respuesta. A nivel internacional se estaba obser­
vando la violación de los derechos humanos pero no se hacía lo mismo
al interior de los países. Por eso la ONU empezó a promover que los
países contaran con una representación, específica y obligatoria, una
Comisión Nacional de los Derechos Humanos. A raíz de esto se da
una clara notoriedad a la defensa de estos derechos. Gracias a ello Méxi­
co aterriza al fin en la cultura en materia de derechos humanos.
El tema que trataré específicamente es la cuestión de los derechos
políticos y los derechos sociales. En algunos países de América Latina,
como Nicaragua, Brasil, Chile, Costa Rica y Argentina, hay una clara
evidencia de que la mujer ya tiene una participación directa en el Po­
der Ejecutivo del Estado; no obstante, los otros países se han quedado
un poco rezagados.
¿Qué ha pasado con México?, ¿qué ha pasado con Estados Unidos
de Norteamérica? Sí ha habido alguna participación en cuanto a los Eje­

* Regidora del Municipio de Querétaro.

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138 comisión nacional de los derechos humanos

cutivos estatales, pero no como Presidente de la República o Presiden­


te de ese país.
¿Qué pasa con México?, ¿por qué no hay esta clara evidencia de
Derecho político? Sí tenemos una participación en cuanto a funda­
ciones, organizaciones, algunas representaciones en materia legislativa,
en el Poder Judicial, magistrados, ministros, jueces, pero en la cuestión
política, la situación es otra historia.
Comento esto porque veo aquí jóvenes, estudiantes, maestros, y yo
creo que ustedes pueden ser una voz directa hacia ciertos puntos de
población, que pueden ser muy importantes aquí en el municipio.
Me doy cuenta de que en materia de desarrollo social existen algu­
nas secretarías que siguen esta función, que tienen un vínculo directo
con la sociedad. Se elabora un estudio y el estudio arroja que en el
municipio de Querétaro contamos con alrededor de 650 colonias, de
las que 218 carecen de un servicio básico y fundamental que los colo­
ca automáticamente en la línea de pobreza o pobreza extrema.
Nos damos cuenta de que falta algún servicio, como agua, luz, dre­
naje, servicio médico, etcétera. ¿Qué tiene que ver esto? Pues que los
derechos humanos son derechos sociales, son derechos a una calidad de
vida, ya están contemplados los derechos ambientales, los derechos
políticos, los derechos sociales, el derecho a una vivienda, el derecho
a una educación, el derecho a un entorno seguro.
¿Qué vamos a hacer, si es una Comisión de Desarrollo Social y De­
rechos Humanos? Darle fuerza a los derechos humanos para que el im­
pacto o la consecuencia de ello sea un beneficio de carácter social.
La propuesta es que estos derechos no se manejen de manera aislada,
privilegiada o exclusiva, para consolidarlos a través de una participación
de organizaciones de la sociedad civil, dependencias federales, estata­
les, municipales, y procuradurías en materia de derechos humanos.
En todo el país, las áreas que ameritan una atención prioritaria, por
la vulnerabilidad que representan, es el sector salud, las comunidades in­
dígenas, equidad de género, discapacidad, las niñas, los niños, los adultos
mayores, las mujeres y las personas con padecimientos crónicos.
La participación de las organizaciones y de la sociedad civil es in­
dispensable en la protección de los derechos fundamentales, porque
equivale a tener un contacto directo con la sociedad y que ésta ejerza
el derecho a la denuncia. Esta denuncia debe quedar muy clara en esta

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 139

Comisión. Es necesario que participe la ciudadanía en este gobierno,


para que puedan tener acceso a información, el derecho a tener una vida
digna y, en caso de que ustedes observen alguna situación de conta­
minación, de pobreza extrema, de que se afecten los derechos humanos
de alguna persona, que ustedes puedan denunciarlo en el municipio
sin intervenir en las cuestiones específicas de la competencia de la
Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Este avance es una referencia de vanguardia en cuanto al marco ju­
rídico y administrativo del municipio; es un trabajo cercano a la so­
ciedad que beneficia tanto la libertad y la igualdad como la dignidad
de la persona, pero es una lucha continua. Es una cuestión que no
existe en el municipio y que estamos tratando de que las personas cuen­
ten con este derecho.
Nuestra obligación es promover y consolidar los derechos humanos
en cada persona, en cada familia, en cada vivienda, en cada colonia.
Tenemos más de 250 asentamientos humanos, y en el municipio son
aproximadamente 100 comunidades; algunas de ellas se encuentran
en total abandono, la cuestión del trayecto, de la lejanía, en algunas oca­
siones no cuentan con agua potable, seguridad, y nos encontramos
con violencia intrafamiliar y con violencia hacia los menores. Nuestra
cultura se verá favorecida respetando estos derechos de las personas
para vivir en un México democrático y pacífico, sin violencia.
Esta es una situación que desafortunadamente venimos presencian­
do en los últimos seis años en el país y que estamos seguros de que con
este tipo de mecanismo podemos utilizar algún blindaje en materia
de cultura en el municipio.
Esta Comisión de Desarrollo Social y Derechos Humanos reitera
su compromiso con la labor, la promoción y la defensa de los derechos
humanos de todas las personas, dando especial atención a los grupos en
mayor riesgo de vulnerabilidad y los que se encuentran en una margina­
ción importante.
Nos enfocamos al diseño de una política integral, que atiende es­
pecíficamente el ámbito municipal, la vulnerabilidad de los derechos
humanos entre particulares, que se considere la inclusión de las per­
sonas vulnerables. Atendemos temas como la salud, la educación, el
trabajo digno, la accesibilidad, y buscamos que nuestro sistema jurídi­
co y político proteja los derechos humanos y la igualdad.

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140 comisión nacional de los derechos humanos

Definitivamente, la autoridad es la responsable de ofrecer alguna


solución; de ofrecer una ayuda y un rescate que contribuya a mejorar
la situación de estos núcleos de población.
El acceso a la educación, al empleo y a una vida social, eliminando la
desigualdad y la discriminación, es una responsabilidad de todos. Los
invitamos a que asumamos el compromiso de derribar los obstácu­
los físicos, económicos y culturales que provocan el retraso y la exclusión
social.
Es necesario promover la creación de una figura acorde a las exigen­
cias y las realidades, impulsando y promoviendo una real autonomía
del poder municipal que se amplíe al aspecto administrativo. Esto per­
mitiría una plena independencia para lograr imparcialidad, objetivi­
dad, capacidad, probidad y profesionalismo. Es importante crear la
figura de un defensor municipal de los derechos humanos, con recono­
cida moral, con vocación de servicio y sentido humanista, es decir, re­
comendar a una persona, hombre o mujer del propio municipio que
se sienta orgullosa de su labor, de su profesión, de su trabajo, que haya
realizado actividades sociales, actividades académicas, y que sea reco­
nocida por la sociedad, para que esta figura pueda alcanzar, a través
del reconocimiento social, la calidad de defensor municipal de los de­
rechos humanos.
Se va a atender las posibles violaciones a derechos humanos entre
particulares, funcionando de manera coordinada y respetuosa con la
Comisión Estatal de Derechos Humanos. También se busca facultar
al defensor para que pueda elaborar actas circunstanciadas, dotadas de
fe pública, por hechos que se consideren violatorios de los derechos hu­
manos, así como para realizar diagnósticos y estudios económicos,
sociales, culturales y ambientales que sean útiles para elaborar políti­
cas públicas y programas sociales que mejoren la calidad de vida de los
ciudadanos. Debemos asegurar a la persona y a su familia el derecho
básico a tener una vida digna, a tener asistencia médica, servicios socia­
les y un ambiente favorable para esa persona y para su familia.

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Modelos exitosos
de prevención del delito.
Programa Constrúyete
Cristina Martin*

La invitación que yo tengo es para presentarles la experiencia que se ha


construido desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desa­
rrollo, conjuntamente con el Fondo de las Naciones Unidas para la In­
fancia y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura, con la Secretaría de Educación Pública a nivel
federal. Éste es un programa que se desarrolla a nivel nacional, se lla­
ma Constrúyete.
Es un Programa que surge en 2008, diseñado por la Subsecretaría de
Educación Media Superior, con el apoyo de organizaciones de la so­
ciedad civil. Es una política pública que está dirigida a los jóvenes;
parte del hecho de reconocer al joven como un sujeto de derechos. Nos
interesa trabajar en un ambiente escolar y volver a restituir la cohesión
social; trabajamos en la prevención de riesgos y las redes de protec­
ción. Nos importa muchísimo recuperar la afiliación a la escuela y el
sentido de pertenencia por parte de los jóvenes. Es una política edu­
cativa con enfoque de juventud. Existen los y las jóvenes y son dife­
rentes en cada región, en cada lugar, no sólo del país, sino de nuestros
propios estados, por eso es importante reconocerlos como un grupo di­
verso, con diferentes necesidades y situaciones.
Tenemos jóvenes que dejan de estudiar entre los 15 y los 17 años.
Casi 40 % de los jóvenes abandonan sus estudios en el primer año de
estudios de bachillerato. Los motivos del abandono escolar en México,
según la edad, son, en primer lugar, la falta de recursos económicos;

* Asesora principal en Sociedad Civil del Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo en México.

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142 comisión nacional de los derechos humanos

luego, porque no les gusta estudiar; porque tenían que trabajar; por ma­
trimonio, maternidad o paternidad en esos años; porque reprobó varias
materias, y por indisciplina.
Tenemos tres grandes factores que reconoce la Secretaría de Edu­
cación Pública: la falta de recursos, la reprobación y un ambiente es­
colar no favorable a la convivencia. Son tres grandes ejes que favorecen
la deserción escolar.
Los jóvenes reciben financiamiento educativo de la familia en 95 %
de los casos. Los eventos que le suceden a los jóvenes en esta etapa de la
vida son: el primer empleo, empezar a fumar, la primer relación sexual,
el primer embarazo y la primera unión libre, con 72 % en las mujeres
y 56 % en hombres.
En cuanto a las estadísticas de violencia en las escuelas, que tiene que
ver con el tema de un ambiente escolar no favorable a la convivencia
escolar, tenemos que 7.3 % de estudiantes percibe que su escuela no es
un lugar seguro; 12 % percibe que en su escuela es frecuente la venta
de droga; 6 % percibe que en su escuela es frecuente que sus compa­
ñeros lleven armas; 11.4 % de estudiantes con frecuencia daña las ins­
talaciones físicas de la escuela; 14.9 % de estudiantes con frecuencia
provoca conflictos y problemas en clase; 6.5 % de estudiantes con fre­
cuencia toma cosas que no le pertenecen; 2.2 % de estudiantes con
frecuencia vende droga. Estas estadísticas son importantes porque
quiere decir que hay información, lo que nos falta son herramientas
para atender el problema, para actuar respecto de la información.
En la Encuesta Nacional de Juventud 2009 tenemos registros de
violencia, agresión, con datos como haber sido ignorado, haber sido
rechazado, haber impedido participar en clase, ser llamado con apodos,
haber sido golpeado, haber sido amenazado, todo esto lo están repor­
tando los mismos jóvenes.
Constrúyete trabaja en todos los estados de la República, en todas
las escuelas federales y en 500 escuelas estatales, y lo que hemos de­
tectado en algunos de los estados es que sí hay una baja significativa
de los niveles de deserción escolar, lo que ha demostrado la importan­
cia de tener políticas educativas que tengan como objetivo bajar la
deserción escolar.
Las premisas conceptuales de Constrúyete son la permanencia en
las escuelas y que se concluya la educación de bachillerato. Las variables
que contribuyen a la permanencia son: oportunidades económicas,

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desarrollo personal y autorreflexión, resolución pacífica de conflictos,


participación ciudadana, ambiente deliberativo e informado y cons­
trucción de vínculos afectivos con algún tutor o docente.
Constrúyete se dirige básicamente a crear un ambiente escolar que
favorezca la inclusión, la equidad, la participación democrática y el
desarrollo de competencias individuales y sociales. Los jóvenes nece­
sitan ser valorados, necesitan tener reconocimiento por las acciones
positivas que realizan, y no que se les mire como delincuentes; debe­
mos separarnos de la acción de la criminalización del joven, para acer­
carnos a un joven propositivo, y para eso necesitamos brindarles espa­
cios de participación, espacios donde ellos puedan crear y actuar. Eso
nos va a ayudar a que el ambiente escolar recobre una cohesión social.
Con información van a poder enfrentar riesgos, y eso va a permitir que
ellos permanezcan en las escuelas. Esto les va a permitir una construc­
ción ciudadana basada en valores que les va a dar información y les va
a dar herramientas para que ellos puedan tomar decisiones.
Hacemos un diagnóstico participativo donde le preguntamos a los
jóvenes cuáles son los problemas que están presentando en las escue­
las; también se lo preguntamos a los docentes, al director y a los fami­
liares. Eso nos permite tener un diagnóstico específico por plantel edu­
cativo y a partir de ahí hacer un proceso de planeación participativa para
detectar los principales riesgos. Hay escuelas donde uno de los prin­
cipales riesgos es que tienen hasta dos o tres casos de embarazo ado­
lescente en cada ciclo escolar; hay otras donde el índice de suicidios es
muy alto; otras donde la violencia o el bullying es lo más importante;
las adicciones, el alcohol, son muy fuertes en las escuelas, así que se tra­
baja en función de lo que le afecta a cada caso.
Se crea un comité escolar —porque creemos en los espacios parti­
cipativos, de jóvenes, docentes, padres y directivos— y de manera con­
junta se analizan los resultados del diagnóstico y se decide cuál va a
ser el plan de todo el ciclo escolar. Es importante que no sean acciones
aisladas, que no sea una plática, sino que sea un plan de acción que per­
mita tener metas y resultados cuantificables.
También impulsamos proyectos juveniles que ellos mismos diseñan
y nosotros apoyamos para que los lleven a cabo, proyectos de grupo
donde el docente detecta situaciones particulares en el aula y desarro­
lla un proyecto de grupo donde tiene un menú de actividades, de
dinámicas que poner en juego para ayudar a que ese grupo restituya

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niveles de confianza y proyectos escolares que se realizan en toda la es­


cuela, festivales, conferencias, actividades, todas diseñadas para aten­
der el diagnóstico que se hizo al inicio del ciclo escolar.
El modelo de intervención tiene tres líneas: 1) la prevención, que
consiste en la intervención universal, el ambiente escolar y la cohesión
social; 2) la formación, que se refiere al desarrollo de capacidades,
herramientas para enfrentar riesgos, y 3) la protección, donde ayu­
damos a la atención de casos, a que haya forma de atender un caso
particular, dónde canalizarlo, dar conferencias a la familia para que
sepa cómo actuar, no cómo castigar, y hay un programa de acompa­
ñamiento.
Lo que buscamos es un cambio en la vida de las personas. Sabemos
que no es fácil, tenemos cuatro años trabajando y apenas estamos de­
tectando cambios, porque estamos dirigiéndonos a cambios de com­
portamiento, a cambios de las relaciones entre las personas, cambios
culturales que ayuden a entender lo que son los y las jóvenes.
Buscamos que las culturas juveniles entren en la dinámica escolar,
lo que implica incorporar la actividad juvenil a los establecimientos
como estrategia educativa. Los docentes hoy tienen que entender el
tipo de jóvenes con los que tratan, jóvenes altamente tecnificados, jó­
venes que viven en redes sociales y que tienen información por otros
medios, no es el mismo joven del siglo XX o del siglo XIX y lamenta­
blemente los reglamentos escolares y las acciones disciplinarias de las
escuelas siguen respondiendo a un pasado que ya no pertenece a los jó­
venes de hoy.
Buscamos favorecer las acciones democráticas modificando esque­
mas entre los y las jóvenes y con los adultos. En ese sentido, por ejem­
plo, hemos hecho actividades de concursos de teatro, donde el docente
y los estudiantes se unen y arman el concurso. Es lamentable que en la
mayoría de nuestras escuelas de educación media superior han desapa­
recido las materias de cultura, de arte, de deporte, y entonces el joven
se encuentra solamente frente a un plan escolar repetitivo, que no le
permite espacios de expresión, y eso daña mucho al joven al interior
de la escuela, provocando violencia e inconformidad porque no logra
expresarse.
Lo otro es desarrollar capacidades de resolución pacífica de conflic­
tos, brindar espacios de expresión creativa que permitan revalorar acti­
tudes y ampliar sus opciones de vida.

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 145

Por ejemplo, tenemos un proyecto, los círculos de expresión litera­


ria, donde los jóvenes que estudian literatura y artes dedican dos días
a la semana a ir a la escuela y crean un círculo de expresión literaria. En
apenas seis meses los participantes han mejorado la rapidez de la lec­
tura, la comprensión de lo que leen y se han animado a escribir poemas.
En Sonora se publicó un libro de jóvenes de 15 años que hacen pre­
sentaciones públicas de sus obras de teatro. Todo eso revaloriza al joven
dentro de su sociedad, generando una visión positiva de lo que él es.
Así lo alejamos de conductas delictivas. Tenemos que reconstituir un
liderazgo positivo; presentar públicamente los logros de los jóvenes
nos ha dado muy buen resultado respecto de que los jóvenes han en­
contrado valor en lo que hacen, pero además líneas de proyecto de vida.
Las lecciones aprendidas son que las políticas educativas tienen que
tener un enfoque de juventud, los jóvenes entre los 14 y 18 años no son
niños. No se les puede seguir tratando como niñas y niños, se tiene
que reconocer lo que ellos viven como jóvenes y eso implica un cam­
bio en la perspectiva de los docentes y del sistema educativo respecto
de la realidad de los jóvenes.
Necesitamos espacios participativos efectivos. Los jóvenes quie­
ren participar y los adultos le tenemos miedo a la participación de los
jóvenes, sobre todo en las escuelas; los docentes y los directivos nos han
dicho: “Es que se nos van a desbordar”, como si fueran a hacer huel­
gas o enfrentar al adulto, cuando lo que hemos visto es que la partici­
pación puede organizarse para rescatar un espacio público, para hacer
proyectos de reforestación, para juntar juguetes y llevarlos a comuni­
dades indígenas. Los jóvenes son tremendamente creativos y tenemos
que empezar a tener confianza en el tipo de proyectos participativos que
ellos pueden generar. Ha sido realmente espectacular lo que hemos
encontrado a nivel nacional, y en ningún momento ha habido una con­
frontación.
Hace falta trabajar en la construcción de ciudadanía en la escuela.
En este sentido, al joven lo tratamos como una persona que es capaz
de tomar decisiones. Ellos están saliendo del bachillerato a los 18 años,
salen ciudadanos y la pregunta es si estamos formando ciudadanos. ¿Es­
tamos realmente construyendo ciudadanos y ciudadanas que conocen
sus derechos, que van a actuar responsablemente en la sociedad, que van
a asumir responsabilidades, pero que también van a aportar a esa so­
ciedad? La verdad es que no. Tenemos que empezar a trabajarlo desde

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las escuelas. En las escuelas se construye la ciudadanía, entonces tene­


mos que dirigirnos a la construcción de ciudadanía.
Por último está el tema del joven como sujeto de derechos. Cuan­
do empezamos a tratar este tema los docentes nos decían: “Es que el
joven se va a parar y a decirme: yo tengo derecho a decirle que no a la
calificación que me pone, o derecho a no presentar exámenes”; eso es
llevar a un extremo lo que significan los derechos. Los jóvenes apren­
den que tienen derechos como los tenemos todas y todos. El joven tiene
derecho a expresarse, tiene derecho a una vida digna, tiene derecho a
que no lo violenten, tiene derecho a participar, tiene derecho a opinar,
tiene derecho a construir. Entonces tenemos que trabajar en ciudada­
nos que asuman sus derechos, los derechos van ligados a obligaciones
y hemos encontrado que los jóvenes lo asimilan de manera perfecta.
Este programa está funcionando en 1,815 escuelas a nivel nacional;
estamos trabajando con casi cinco millones de jóvenes y hemos encon­
trado muy buenos resultados. El programa trabaja a través de organiza­
ciones de la sociedad civil, lo que es muy importante porque implica
una alianza del gobierno y de la sociedad para poder ayudar a los jó­
venes a tener información y que ellos sean los que enfrenten las situa­
ciones de riesgo. No los podemos meter en cajas de cristal, los riesgos
están alrededor de ellos. Lo que podemos darles es información y
herramientas para que sean ellos los que tomen las mejores decisiones,
y así estaremos construyendo mejores jóvenes, mejores ciudadanos y
también mejores adultos, porque tenemos que aprender a relacionar­
nos con ellos.

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La mediación como modelo
de solución pacífica de conflictos
Lidia Solorio Lozada*

Antes de empezar les voy a contar tres casos ejemplares para introdu­
cir el tema de la mediación.
Primer caso. Ana y Lorena eran amigas desde la preparatoria y aho­
ra universitarias, regresaban a su casa un sábado por la noche después
de una fiesta. El exceso de velocidad provocó que Ana perdiera el
control del vehículo y se fueran a estrellar contra el muro de un puen­
te. La vida de ambas cambió a partir de entonces.
Ana sufrió lesiones que la mantuvieron hospitalizada por varias
horas y podríamos decir que, para como quedó el vehículo, sus lesio­
nes no fueron graves. En cambio, para Lorena tuvieron que pasar
varias semanas para poder regresar a su casa. Fue trasladada con ayuda
de una ambulancia y personal médico especializado y permaneció en
cama varios meses más pues la fractura de cadera le impuso un reposo
absoluto. El dolor físico, emocional, el gran impacto psicológico y eco­
nómico sufrido por ambas familias generó una profunda brecha de
distanciamiento entre las grandes amigas.
Ana cada 15 días se presenta a pasar lista de procesada; la culpa y
el remordimiento no le permitían estar en paz, aunado a no poder visi­
tar a su amiga, pues los padres de Lorena, inmersos en el gran dolor
de ver a su hija postrada en una cama y sin poder valerse por sí misma,
hacían impensable que Ana siquiera pudiera hablar por teléfono con
Lorena.
Lorena, al pasar los meses, empezó a tener una recuperación favo­
rable, siendo necesario que en un par de años tenga que someterse a una

* Directora del Centro de Mediación del Poder Judicial del Estado de Querétaro.

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complicada operación para ponerle un implante de una prótesis, cu­


yo costo está totalmente fuera del alcance económico de sus padres.
Además, desde hace varios meses se agotó la cobertura del seguro del
vehículo contra daños a terceros.
Segundo caso. Alfredo y Conchita llevan seis meses en una lucha
interminable ante un juez familiar, no sólo para obtener el divorcio
sino la custodia de su hijo Gerardito, y todavía no comienza el des­
ahogo de pruebas. Su historia de vida está formada en culturas diferen­
tes. Ella es canadiense; él, mexicano. La incompatibilidad de caracte­
res, inmersos en sentimientos mutuos de no comprensión, además de
control y manipulación de sus respectivas familias, ocasionó una
abrupta ruptura, propiciando el interminable círculo vicioso de: “No
me das pensión, no te dejo ver al niño”; “No me dejas ver al niño, no te
doy pensión”. Y claro, Gerardito es el que ha sufrido los efectos de esta
lucha de poder entre sus padres: la distracción y la falta de concen­
tración en la escuela, su incremento en el problema del lenguaje que
ya presentaba, la ansiedad de no ver a su papá, o bien, cuando lo ve,
la gran tensión que surge entre ellos. Porque si se está en un divorcio
necesario, por qué desaprovechar la oportunidad de pelear aun afuera
del juzgado. Gerardito se convierte en un ente invisible para sus padres.
Gritos, ofensas, reclamos, como si él no estuviera presente.
Tercer caso. El señor Jiménez tiene seis meses viviendo en esta ciu­
dad; junto con su esposa y sus dos hijos, decidieron abandonar su
ciudad natal para emprender un negocio familiar de cocina económi­
ca. En la casa que rentaron pueden vivir y ahí elaboran los alimentos
para su negocio. El contrato de arrendamiento es por un año, y dejó
el equivalente de dos meses de renta por concepto de depósito; además,
firmó 12 pagarés, uno por cada mes de renta, como garantía del pago
de las mismas. Al quinto pago de renta se retrasó, debido a que uno de
sus hijos sufrió una lesión jugando futbol en la escuela; los gastos
médicos extralimitaron su presupuesto y ya no sólo debe una renta,
sino que está por fenecer otro mes sin que la puedan pagar. La señora
dueña de la casa está muy enojada y les ha pedido que se salgan de la
casa y le paguen lo que deben.
María Eugenia, la dueña de la casa, quedó viuda hace tres años.
Ahora es ella quien tiene que sacar adelante a sus hijos, uno está por
terminar la secundaria, y su hija la preparatoria, e incluso está por ini­
ciar sus estudios en la Universidad. Al morir su esposo ella heredó tres

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departamentos y dos casas; en una vive con sus hijos. Las rentas que
recibe de la casa y los departamentos le permiten cubrir los gastos es­
colares de sus hijos, de tal manera que si no le falta, tampoco le sobra.
Los nuevos inquilinos de la casa van a cumplir ya dos meses de
retraso en el pago de la renta y esto ha generado que ella también esté
por incumplir pagos. Piensa que lo mejor es que paguen los dos meses
que adeudan y dejen la casa.
He mencionado sólo tres casos de muchos, muchísimos similares
que seguramente ustedes conocen y que abundan en las Agencias del
Ministerio Público y en juzgados. La diferencia en cuanto a la situación
de estos casos, el de Ana y de Lorena, el de Alfredo y Conchita, y el de
la familia Jiménez con la señora María Eugenia, es que acudieron a un
proceso de mediación.
Entonces la pregunta es ¿qué es la mediación? Vamos a entenderla
como un procedimiento donde las personas que directamente tienen
el conflicto son auxiliadas por un tercero, que es el mediador, para que
por ellos mismos encuentren una solución a su problema.
Esta persona, este tercero, que es el mediador, tiene que estar capa­
citado y entrenado en técnicas de comunicación, ya que aunque la
mediación no es una profesión, sí requiere conocimientos de materias
como psicología, derecho, comunicación, sociología.
La esencia del trabajo del mediador es generar una estructura y un
orden dentro del proceso de la comunicación. Para que esto se pueda
dar es necesario que las personas estén dispuestas, primero, a tener este
diálogo de manera pacífica, porque uno de los principios de la media­
ción es la voluntariedad. La persona que tiene el conflicto necesita y
quiere tener un diálogo para resolver el problema que presenta. No sola­
mente es acudir y estar durante la reunión de mediación, sino también
estar dispuestos a ceder, a negociar, a tomar en cuenta las necesidades
de la otra persona con la que se tiene conflicto, pues en la mediación las
necesidades tanto de uno como de otro son tan válidas que no pode­
mos decir si una es mejor que la otra. Los dos presentan necesidades e
intereses diferentes y distintos. La función del mediador es poder escu­
char, entender e identificar estas necesidades, para que a partir de ahí
puedan encontrar soluciones.
El otro principio de la mediación es la confidencialidad. Las per­
sonas tienen la seguridad de que lo que se va a hablar dentro de esta

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150 comisión nacional de los derechos humanos

reunión no puede ser utilizado como medio de prueba en un juicio o


en algún otro tipo de proceso.
Esto genera una tranquilidad a los participantes, ya que les permi­
te expresarse con libertad y los anima a sacar y dejar a flote las emocio­
nes que generan los conflictos.
La diferencia entre un proceso de mediación y lo que se da en un
proceso jurisdiccional es que en éste se va a hablar de hechos pasados
y hay que acreditarlos y ofrecer pruebas. En la mediación no es que no
importen los hechos pasados, sino que lo que interesa es el aquí, el aho­
ra y qué cosas puede hacer cada uno de manera diferente o distinta para
que se pueda resolver el conflicto. No es mirar hacia el pasado, es mirar
hacia el futuro.
La mediación genera una oportunidad de resolver el conflicto de
una manera pacífica y diferente a lo que estamos acostumbrados. Es
hacernos responsables de nuestras propias acciones y de nuestras pro­
pias decisiones.
La mediación, como ya he mencionado, se lleva a cabo por medio
de reuniones, con un tiempo previamente establecido. El tiempo de reu­
nión varía de acuerdo con los programas, pero en términos generales
estamos hablando de una hora y media, y son tantas reuniones como
los propios mediadores y el conflicto lo requieran, siempre y cuando
estén trabajando. Porque si bien el proceso es voluntario, es decir, la
persona va y solicita la mediación y la persona con la que tiene el con­
flicto también acude para ver de qué se trata el programa, y si acepta,
eso no quiere decir que van a poder retrasar el proceso. Si el media­
dor ve que las personas no tienen la intención de resolver el conflicto
y no se respetan normas de conducta, puede dar por terminado el pro­
cedimiento.
¿Cuáles son estas normas de conducta?, porque si estamos hablando
de que el mediador necesita estructurar el proceso de comunicación roto
por las personas, se requiere un orden; no están permitidas las agre­
siones físicas ni verbales y tampoco que se arrebaten la palabra. Existe
la posibilidad de que se tome nota durante las reuniones, para que si la
persona quiere hacer alguna aclaración o quiere abundar sobre lo que
el otro está hablando lo pueda hacer sin interrumpir.
Dependiendo de los acuerdos a los que lleguen las personas, y tam­
bién el propio programa de mediación, en este caso, el del Poder Judi­
cial del Estado, se elabora un convenio por escrito, y este convenio es

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 151

de carácter privado. Sin embargo, puede ser presentado ante un juez


competente para su ratificación y que se le otorgue el carácter de cosa
juzgada.
En Querétaro el programa que tiene el Poder Judicial del estado
inició en septiembre de 1999 por un acuerdo del pleno del tribunal para
que el Centro de Mediación iniciara sus actividades como una Unidad
Administrativa dependiente del Presidente del Tribunal.
A partir del 17 de diciembre de 2008, con las reformas a la Ley Or­
gánica del Poder Judicial, el programa se incorporó al Centro de Me­
diación como una Unidad Administrativa de apoyo a la función jurisdic­
cional y se estableció la competencia de los asuntos, de los conflictos
de los que puede conducir: en materia civil y en materias familiar y
mercantil, por cuanto ve a derechos disponibles, y en materia penal, por
cuanto ve a delitos de querella y también puede conocer de delitos gra­
ves, haciendo énfasis la ley en que ve por la reparación del daño.
¿Qué efectos tiene este convenio? Específicamente en materia penal,
los asuntos que se toman son directamente solicitados, la mayoría de ellos
por los propios inculpados: se acercan a buscar la mediación con el pro­
pósito de que se les otorgue el perdón, antes de la reparación del daño.
Cuando hay esta solicitud, se entra en contacto con la víctima o con
el ofendido, se busca una entrevista personal para ver si él está dis­
puesto a tener este diálogo con su agresor, con el inculpado, y también
ver qué es lo que él esperaría de este encuentro con su victimario. Si
el ofendido está de acuerdo, se establece una fecha para que se lleve a
cabo esta reunión, donde van a estar sentados frente a frente junto con
el mediador.
Claro que tanto uno como el otro han estado previamente de acuer­
do en respetar y en llevar a cabo estas normas de conducta, y también
en el principio de la confidencialidad. El principio de la voluntariedad
les da tranquilidad para que en el momento que ellos lo decidan se
puedan retirar del proceso si así lo requieren.
Durante la reunión no solamente el mediador participa en materia
penal; si la víctima o el ofendido tiene alguna pregunta específica o algu­
na inquietud relacionada con los hechos, la puede formular para que
sea contestada por su propio agresor.
¿Qué pasa si llegan a un acuerdo? Los convenios generalmente vienen
en el sentido de la reparación del daño y en el otorgamiento del per­
dón. Cada una de las partes conserva un original firmado por los parti­

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152 comisión nacional de los derechos humanos

cipantes y tenemos una oficina en los juzgados penales que nos permite
de manera inmediata —una vez integrado el convenio— que las per­
sonas acudan directamente al juzgado, para su comparecencia, donde
el ofendido se da por reparado del daño y el inculpado cesado por acep­
tar el perdón.
En los delitos de querella de manera automática se extingue la ac­
ción penal. En caso de que esto no ocurra, por tratarse de un delito
que se persigue de oficio, el inculpado ya sabe también los efectos que
puede tener este convenio, de tal manera que, dependiendo de su
propia circunstancia, puede hacer uso de la suspensión del procedi­
miento a prueba o bien esperar una sentencia con una condena más
suave para sus propios intereses.
¿Qué pasa en materia familiar y en materia civil? Es la misma diná­
mica, pero el impacto que se tiene aquí con el invitado o con el com­
plementario por lo general se realiza por escrito a través de una invita­
ción, para que la persona acuda un día y a una hora y le podamos hablar
del programa: en qué consiste la mediación, sus principios, lo que son
las normas de conducta y cuál es el efecto que puede tener el convenio.
Si acepta, se señala un día y una hora para que se lleve a cabo la reunión
de la mediación; ya dentro de la reunión de la mediación si se llega a un
convenio, puede haber varios supuestos: si ya existe un juicio, ese con­
venio lo pueden presentar para que lo ratifiquen y soliciten que se le
dé el carácter de cosa juzgada; o bien pueden iniciar el juicio —tenemos
muchos convenios para llevar a cabo divorcios voluntarios o termina­
ciones de concubinato, o bien convenios que son presentados ante el
juez familiar o civil en su caso para que se ratifique y se solicite que se le
dé el carácter de cosa juzgada por medio de una jurisdicción voluntaria.
¿Qué ocurre dentro de la sala? ¿Cuál es la función que realiza el me­
diador y qué se lleva? Cuando los participantes ingresan en la sala el
mediador tiene que dar un discurso previo de apertura donde recuer­
da los principios de voluntariedad y confidencialidad y las normas de
conducta; también agradece la participación de todos y los exhorta a
que las cuestiones del pasado se dejen a un lado y se enfoquen en el aquí
y el ahora para buscar soluciones hacia el futuro.
El mediador escucha la versión de cada una de las partes, pero no
debe involucrarse en el conflicto; esto no quiere decir que el mediador
no piense, no sienta o no se construya su propia hipótesis de lo que ha

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ocurrido en este conflicto en el que está como tercero inmerso. Por


eso es importante la capacitación y el entrenamiento que tiene que
tener, para poder identificar si sus emociones se están involucrando
con la de los participantes y poder mantenerse al margen. En caso de
que esto no ocurra, el mediador tiene que mantener la calma y la capa­
cidad de salirse del caso para que otro mediador lo sustituya. El me­
diador no pone en duda las versiones de los participantes: para él es
válida la versión tanto de uno como la del otro, porque cuando estamos
inmersos en un conflicto vivimos un mismo hecho de manera dife­
rente y cada uno tiene sus propias percepciones.
De tal manera empieza el trabajo del mediador para identificar cuál
es el conflicto, cuáles son las necesidades, y así pueda realizar una agen­
da a través de la delimitación del conflicto. Si estamos hablando de
un asunto familiar, donde una de las partes quiere solicitar el divorcio
y la otra no se quiere divorciar y se mantiene en su propia decisión,
pues no hay nada que hacer; pero si las dos deciden irse por una sepa­
ración, irse por un divorcio o darse una oportunidad y continuar jun­
tos, entonces el mediador realiza una agenda sobre los puntos en los
que van a trabajar y se va abordando punto por punto por medio de
una lluvia de ideas donde él los va llevando a través de una serie de he­
rramientas de comunicación, como la escucha activa, las preguntas,
la reformulación, para llevarlos a las mejores opciones que puedan en­
contrar para que tomen decisiones. Una vez que se han agotado todos
los puntos de la agenda, el mediador procede a realizar el convenio por
escrito, y así como se realiza un discurso de apertura, al final de la me­
diación también se hace un discurso de término en el que el mediador
agradece la participación de las personas, porque no siempre es fácil
poder dialogar con diferencias y sobre todo ceder a las necesidades de la
otra persona y poderlas entender; entender no significa estar de acuer­
do, sino simplemente darnos cuenta de que, desde otra perspectiva,
desde otra posición, desde otra historia de vida, lo que el otro quiere es
tan válido como lo que la otra persona está pidiendo. De tal manera,
este reconocimiento que se hace a los participantes es muy importan­
te porque de las decisiones tomadas viene la segunda fase, la del cum­
plimiento del convenio, y cuando las personas salen satisfechas de haber
obtenido soluciones que ellos fueron construyendo con base en sus po­
sibilidades, con base en sus necesidades, hay un gran porcentaje de
probabilidad de que ese convenio se cumpla.

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154 comisión nacional de los derechos humanos

Por eso cuando se habla de mediación o de conciliación se utilizan


mucho las manos, dándose la mano, porque esto es posible al térmi­
no de la mediación, y no solamente eso, sino que también hay un
reconocimiento, de una persona hacia la otra, de lo que este conflicto
les dejó.
Por eso, en materia familiar podemos ver las grandes diferencias
cuando entran a mediación y ella resulta ser una floja que tiene la casa
sucia, que no hace de comer, y él es un borracho que se va de parranda
con los amigos y no da lo suficiente para mantener la casa; en cambio
al final el resultado es distinto cuando hay un reconocimiento, un gra­
cias por los buenos momentos que pasamos, por los hijos que tenemos
y por el compromiso que vamos a hacer y que hemos hecho para tener
una relación como padres en lo sucesivo y en lo común.
Cualquier persona mayor de edad, y si es menor de edad a través de
quien ejerza la patria potestad o que tenga la tutela, puede acudir a
solicitar la mediación. Cuando se requiere o se pretende que acuda en
lugar de nosotros otra persona se requiere presentar un poder notarial
para tal efecto; esta posibilidad está excluida en materia familiar. Dada
la naturaleza de las relaciones en materia familiar, se requiere necesa­
riamente la presencia de los directamente involucrados. Cada estado
ha tenido que ir regulando su propia legislación para el modelo y el
programa de mediación que quiera darse.
Lo trascendente es que cada día se incrementa la credibilidad; hace
falta difusión para estos diversos medios de solución de controversias,
las cuales se pueden incrementar en cualquier ámbito, pues el conflicto
es inherente a nuestra naturaleza como seres humanos, de tal manera
que no solamente en el área judicial puede ser implementado un pro­
grama de mediación, sino también en el campo escolar, en cuestiones
ambientales, en materia penal. Ya hay programas específicos en el esta­
do de Sonora donde se trabaja dentro de los Ceresos y se ha capacitado
a los internos para que ellos sean los mediadores en los conflictos que
se presentan en reclusión.
Si quieren saber qué pasó con Ana y con Lorena, quiero decirles que
la familia de Ana obtuvo una póliza que garantiza la posibilidad de
que Lorena tenga los recursos económicos suficientes para la operación
de su implante de cadera, y el papá de Ana también estableció pagos
mensuales para sufragar los gastos médicos que eso conlleva. Finalmen­

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te Ana pudo comunicarse con Lorena en algunas ocasiones. Ella se


acogió al beneficio de la suspensión de procedimiento a prueba.
Por parte de Alfredo y de Conchita, cuando se dan cuenta de la esen­
cia de su problemática, de un matrimonio que es consecuencia de un
embarazo no planeado, e identifican todos los problemas de comuni­
cación y la cultura y su historia de vida, ello les permite llevar las con-
vivencias de manera pacífica; también Alfredo tomó conciencia de las
necesidades que tiene Gerardito —y no porque esté enojada Conchi­
ta—, pues el que sufre es su propio hijo.
Por último, a la familia Jiménez se le dieron unos plazos para que
se pusiera al corriente en el pago de las rentas; desocuparon la casa al
siguiente mes, no permanecieron más de dos o tres meses ahí; ahora
la señora la puede volver a rentar y también regresa los pagarés que se
habían firmado como garantía del pago de las rentas.

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Experiencia del Consejo Consultivo
Ciudadano en Procuración de Justicia
como órgano de participación social
en la determinación de políticas públicas
Carlos Salvador Núñez Gudiño*

Primero hay que ubicar que la participación ciudadana implica con­


notaciones, definiciones y conceptos diversos: yo la identifico siempre
como un compromiso. Cuando tú te decides, cuando te comprometes
a realizar algo, desde luego que tienes que llevarlo a cabo, en principio
con voluntad, con firmeza, con disciplina. La continuidad de la de­
terminación va a depender del tiempo que tengan las personas, ya que
los compromisos dependen en gran parte del tiempo y de la voluntad
de los sujetos.
Es probable que hablar de la participación ciudadana en Queréta­
ro pueda reflejar un sinfín de oportunidades, un sinfín de ejemplos
para otros estados de nuestra República, ya que ser el segundo estado
más seguro del país debe tener algún antecedente. Sin embargo, no úni­
camente las autoridades o los organismos pueden llevarse el mérito;
también la ciudadanía se encuentra participando para que ese grado
de seguridad sea compartido. Como queretano me siento muy orgu­
lloso de las autoridades que lo rigen, que regulan tanto en materia de
seguridad, de prevención, como en materia de procuración y de admi­
nistración de la justicia. Sin embargo, me parece que —entrando en ma­
teria respecto de las experiencias que se tengan en la participación de
las determinaciones políticas y más aún en la Procuraduría General
de Justicia, una institución tan delicada como ella— es importante iden­
tificar el concepto social de la participación ciudadana. Para ello es
necesario hacer referencia al conjunto de acciones o iniciativas que pre­

* Representante del Consejo Consultivo Ciudadano en Procuración de Justicia


en el Estado de Querétaro.

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158 comisión nacional de los derechos humanos

tenden impulsar el desarrollo local y la democracia participativa a


través de la integración de la comunidad al quehacer político, ubicán­
dola en diversos mecanismos para que la sociedad en general tenga
acceso y forme parte de las decisiones del gobierno de manera inde­
pendiente, sin necesidad de formar parte de la administración pública
o de un partido político en particular.
Aquí en Querétaro, hace poco más de 20 años, las autoridades de­
cidieron involucrar a la sociedad queretana en diferentes áreas. Para
ello conformaron los Consejos de Concertación, que sirvieron para po­
der decirle a la ciudadanía: “Ven, toma parte de las decisiones, te escu­
cho”. Sin embargo, al final de cuentas me parece que era triste observar
que muy pocas de las aportaciones que se hicieron entonces tomaron
sentido.
Resulta trascendente e igualmente importante que la conceptualiza­
ción de la participación ciudadana, a que me refería anteriormente,
tenga un antecedente y ubicación real en el accionar político de nues­
tro estado, en nuestro país. Sólo como marco referencial en otras partes
del mundo, podríamos preguntarnos si la intromisión de un ciudadano
común y corriente en el desarrollo de las políticas públicas fue efectiva
y, sobre todo, si fue gestionada de manera alguna por los gobernantes
del siglo XIX en países europeos o latinoamericanos. Seguramente
tendríamos una respuesta negativa e inmediata; tal crítica no tendría
provecho en estos días. Sin embargo, vale la pena reflexionar en el he­
cho de que probablemente en este siglo XXI muchas autoridades son
reticentes ante la posibilidad de compartir, informar y ejercer la admi­
nistración pública con la comunidad y sus integrantes, a pesar de que
la presencia integrante de ambos enriquece la gestión.
Las fases históricas y evolutivas de los siglos XIX y XX en nuestro
planeta significaron una lucha permanente de las sociedades para con
sus autoridades, por tratar de encontrar la justa relación democrática,
el auténtico equilibro del ejercicio del poder con la inclusión de la par­
ticipación ciudadana. Los resultados fueron pobres y lentos, aunque no
por ello de desaliento.

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Conclusiones

Godofredo Alderete Velazco*

Violencia contra niños,


niñas, adolescentes y adultos mayores

PRIMERA. En nuestro país la suscripción de instrumentos interna­


cionales y las resoluciones emitidas por los organismos encargados de
su protección han propiciado la evolución de la cultura de respeto a los
derechos humanos pese a que la Constitución de 1917 no contempló
un apartado con los derechos mínimos de las víctimas y ofendidos del
delito. Las reformas constitucionales de los años 1934, 2000, 2008 y
2011 permitieron su paulatina incorporación, así como la creación de
los órganos y mecanismos que hoy en día garantizan su protección.
Así, de un estatus de no figurar, ahora la víctima y el ofendido están re­
conocidos en el apartado c) del artículo 20 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, en el que se consagran sus derechos,
a tal grado que incluso la Suprema Corte de Justicia de la Nación les
ha reconocido, en el ámbito de sistema acusatorio de justicia penal y
conforme a instrumentos internacionales ratificados por el Estado Me­
xicano, el carácter de parte en el procedimiento penal.
SEGUNDA. A raíz de la reforma constitucional al artículo 1o., rea­
lizada en 2011, los derechos humanos son objeto de tutela de todas
las autoridades. Por ello es obligatorio que aquéllas que actúan en la
esfera de la procuración y administración de justicia en el ámbito de
sus respectivas competencias los conozcan, interpreten y respeten
aplicando de oficio los correspondientes instrumentos internacionales,

* Director de Prevención del Delito y Asistencia a la Víctima.

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160 comisión nacional de los derechos humanos

entre los que destaca la Declaración sobre los Derechos Fundamenta­


les para las Víctimas del Delito y Abuso del Poder.
TERCERA. Nos pronunciamos a favor de un sistema que permi­
ta una justicia democrática que comprenda la atención a los grupos
vulnerables, aquellos que no se escuchan y que no se ven, de darles opor­
tunidades para acceder a una vida digna. Para alcanzarlo es necesario
contar con más y mejores políticas públicas en las que converjan los
tres Poderes del Estado con acciones de justicia de campo, de manera
que las estructuras acudan a donde se encuentran las víctimas y ofen­
didos y no a la inversa, fortaleciendo la asesoría y dejando atrás el
metalenguaje jurídico, a efectos de que las resoluciones sean entendi­
das por sus destinatarios principales.
Agradecemos a los representantes de Argentina, España, Colom­
bia, Panamá y Paraguay haber compartido sus experiencias exitosas
que permiten la participación de Organismos No Gubernamentales
en la esfera del derecho público y privado, ejerciendo acciones en de­
fensa de los derechos de las diversas personas que se ven afectadas por
el delito.
CUARTA. Los adultos mayores son un grupo vulnerable en la ac­
tual sociedad mexicana, una población que representa 10.5 % del total
del país. Por ello es oportuno incorporar su atención en la agenda pú­
blica con base en una realidad social que considere aspectos demográ­
ficos, epidemiológicos, económicos, sociales, biológicos y espirituales.

Marginación de las personas


con discapacidad como causa de violencia

PRIMERA. Es necesario erradicar la estigmatización, la discrimina­


ción y cualquier otra forma de violencia hacia las personas con disca­
pacidades. Nos pronunciamos a favor de que se respete su integridad
física, intelectual y su dignidad como seres humanos. El actuar guber­
namental debe garantizarles una vida con calidad y promover una
cultura de respeto a sus derechos incluyendo acciones que sensibilicen,
que incluyan obras de accesibilidad a los espacios donde se les brindan
servicios públicos.
SEGUNDA. El fenómeno social conocido como bullying o acoso
escolar, constituido por todas las actitudes agresivas intencionadas y

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 161

repetidas que ocurren sin razón, no es una problemática privativa de


alguna sociedad en particular sino que afecta actualmente a siete de cada
10 niños en promedio. Por ello, es urgente contar con modelos de aten­
ción que generen conciencia y fomenten la cultura de la denuncia y de
la prevención a fin de garantizar los derechos fundamentales de los niños
y niñas a una vida sin violencia.
TERCERA. Cuando hablemos de víctima debemos evitar caer en
el victimismo. Los modelos de atención deben centrarse en la recons­
trucción biográfica que ha sido dañada por el evento traumático y por
ello se reconocen como áreas de oportunidad los modelos de atención
que comprenden acciones para la difusión de los instrumentos jurídi­
cos nacionales e internacionales relativos a los derechos humanos de
cada uno de los grupos con más vulnerabilidad. Asimismo, se sugiere
la educación en la resiliencia durante la atención a las víctimas, para
que la persona sea capaz de superar el trauma que se ha generado por
el delito y tenga la posibilidad de llevar una vida digna después de
haber sido victimizada.

Perspectiva integral
de la violencia dentro de la familia

PRIMERA. Los modelos integrales y multidisciplinarios para la aten­


ción de las víctimas de violencia intrafamiliar deben enfocarse en accio­
nes de prevención, sanción y erradicación de este fenómeno, bajo una
perspectiva de género, de manera que incidan en las condiciones de
salud, educativas y laborales de la víctima, para que realmente logre su­
perar el evento traumático. Las instituciones públicas dedicadas a la
atención de la víctima y ofendido del delito deben implementar me­
didas cautelares que garanticen su protección y crear mecanismos de
acompañamiento personalizado conforme a las circunstancias indivi­
duales, incluso para que cuando se participan las diligencias ministeria­
les o judiciales se les pueda dar seguimiento a través de un tratamiento
psicoterapéutico y médico.
SEGUNDA. Países como Colombia, Panamá y México han gene­
rado paulatinamente una vasta legislación en el tema partiendo de su
propia realidad social y dando cumplimiento a los instrumentos in­
ternacionales, entre los que destacan la Comisión Interamericana para

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162 comisión nacional de los derechos humanos

Prevenir y Eliminar Todas las Formas de Discriminación contra la Mu­


jer y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erra­
dicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará). Sin embargo, a
pesar de la implementación de diversas políticas públicas orientadas
a atender el fenómeno social de la violencia familiar y la violencia con­
tra la mujer, estos se siguen presentando, por lo que destaca entonces
la necesidad de trabajar en tres rubros: el primero, la prevención; el
segundo, evitar el efecto replicador de la violencia, y el tercero, cambiar
la actitud de aquellos que tienen la encomienda de atender a quienes
han sido víctimas de este tipo de violencia. En este último, deben gene­
rarse medidas sectoriales que abarquen los temas de salud, educación,
protección y trabajo.
La principal conclusión que resulta de los estudios realizados es que
no basta la emisión de la legislación, sino que debe trabajarse en las
acciones de prevención.

Prevención de la violencia,
un enfoque latinoamericano

PRIMERA. El orden municipal debe sumarse en las políticas públi­


cas que deben garantizar el respeto de los derechos humanos, por lo
que se considera positiva la creación de una figura que tenga la facul­
tad para iniciar actas por hechos violatorios a derechos humanos y que
además pueda realizar estudios útiles en la generación de nuevas ac­
ciones tendientes a mejorar la calidad de vida, involucrando en estas
tareas a la sociedad.
SEGUNDA. La prevención del delito no es un tema exclusivo del
poder público. Los ciudadanos también tenemos la obligación de im­
plementar acciones; una de ellas puede ser mantenernos informados
en forma responsable, buscando que las fuentes de información sean
veraces, oportunas, objetivas e imparciales.
TERCERA. Nos manifestamos enterados del modelo nacional,
diseñado para atender a las mujeres que han sido víctimas de violencia
y de delitos por motivos de género, en atención al cumplimiento de
los compromisos internacionales, los cuales deben ofrecer respuestas,
fortalecer las campañas interinstitucionales y coordinar la participación
comunitaria. La implantación del modelo en cada estado se ha dado

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xi jornadas nacionales sobre víctimas del delito 163

paulatinamente; en él se aprovechan experiencias regionales, se con­


juntan esfuerzos y capacidades, se ofrecen servicios, se procura un
adecuado entorno, se ofrecen alternativas y se pretenden proyectos de
vida para las mujeres víctimas y ofendidos para los delitos de violencia
familiar, abuso y violencia sexual, hostigamiento y acoso escolar, ex­
plotación sexual y trata de personas, entre otros. Esta política pública
tiene inmersa en sus acciones la prevención de los delitos de violencia
con motivo de género, y a la fecha ha sido adoptada por ocho estados
de la federación mexicana y el Distrito Federal.
CUARTA. El estado de Querétaro se honra en presentar el Progra­
ma para la Prevención de la Violencia en la Convivencia Escolar (Pre­
vioces), como propuesta para atender la problemática de violencia en
los centros educativos y apoyar de manera integral a la comunidad
escolar mediante la prevención de las conductas antisociales y la ca­
nalización asertiva de los actores de la violencia escolar: víctimas, espec­
tadores y agresores.

Modelos exitosos de prevención del delito

PRIMERA. La participación activa de la sociedad en el diseño de po­


líticas públicas, así como en su implementación y evaluación, es un
factor determinante para el éxito de los modelos de prevención del deli­
to. Ejemplo de ello son el Programa Constrúyete o el Consejo Consul­
tivo Ciudadano en Procuración de Justicia del Estado de Querétaro.
Los jóvenes son otro grupo vulnerable que debe ser atendido a través
de modelos de intervención materializados en el sector educativo, en
los que se le reconozcan tanto sus derechos como su realidad y se les
brinden espacios de participación efectiva, así como herramientas para
la toma de decisiones asertivas, incidiendo de esa manera en la cons­
trucción de la ciudadanía.
SEGUNDA. La mediación, parte del Sistema de Justicia Alterna­
tiva y Restaurativa, es también un área de oportunidad para efectos
de la prevención del delito, pues se basa en el reconocimiento de las ne­
cesidades del otro; también es un recurso para la superación de los even­
tos traumáticos, pues se adquiere conciencia de ellos y se busca una
solución conjunta. La mediación permite la conservación de las rela­
ciones personales, toda vez que la solución del conflicto se genera vo­

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164 comisión nacional de los derechos humanos

luntariamente y con el apoyo de personal profesional y especializado,


garantizando el respeto y la confidencialidad, lo cual permite que cada
día se incremente la credibilidad en los mecanismos de solución pací­
fica de los conflictos.

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Mensaje de cierre

Carlos Zardain Escudero*

Para ninguno de los presentes es novedad que en los últimos años, y


por diversas causas, el fenómeno de la delincuencia en México ha cre­
cido de manera exponencial. La Encuesta Nacional de Victimización
2011, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía,
señala que 24 % de la población mayor de 18 años ha sido víctima de
algún delito, y en cuanto a la prevalencia delictiva en los hogares, se esti­
ma que 36 % tuvo al menos una víctima en 2010. Esas cifras son preo­
cupantes. No es de menor importancia que uno de cada cuatro adul­
tos en México haya sido víctima del delito, y tampoco es poca cosa que
uno de cada tres hogares en el país haya sido tocado por la delincuen­
cia. Igual de grave es que, según el mismo Inegi, la cifra de delitos no
denunciados asciende a 92 %, es decir, sólo uno de cada 10 delitos es de­
nunciado por las víctimas ante las autoridades, con lo que se revela la
enorme desconfianza de la población en las instituciones de seguridad
pública, de procuración y de impartición de justicia.
Hoy día contamos con una sociedad desconfiada y temerosa de las
instituciones, por lo que las víctimas del delito no denuncian, temen
por su seguridad, y en caso de hacerlo, no confían o consideran que nada
pasará cuando acudan a las autoridades, por lo que la impunidad se
ha vuelto cosa de todos los días. Ante este panorama de necesidad y la
vulnerabilidad de las víctimas, la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos, consciente de la gravedad de la situación de quienes han
sido afectados por la delincuencia y de aquellos que a raíz de la comi­

* Director General del Programa de Atención a Víctimas del Delito de la Comisión


Nacional de los Derechos Humanos.

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166 comisión nacional de los derechos humanos

sión de un delito han visto truncado su proyecto de vida, creó en el año


2000 el Programa de Atención a Víctimas del Delito, cuyo objetivo
primordial es la promoción y la defensa de los derechos de las víctimas,
además de fungir como un gestor eficaz de los servicios victimales a que
tienen derecho. Desde el Programa, y con el propósito de difundir y
promover el conocimiento de los derechos de las víctimas, cada año
a partir de 2001 se han celebrado las Jornadas Nacionales sobre Vícti­
mas del Delito y Derechos Humanos con diversas temáticas vincula­
das a la vulnerabilidad de las víctimas que abarcan desde sus derechos
constitucionales, los modelos de atención integral, la seguridad públi­
ca, las víctimas del secuestro, la violencia familiar, el acceso a la jus­
ticia el procedimiento penal y la justicia restaurativa, entre otros, y en
las que nos han acompañado conferencistas internacionales y nacionales
con muy valiosas participaciones, además de que se cuenta con el apo­
yo de diversos organismos y autoridades de diferentes entidades de la
República.
En esta ocasión se buscó y se logró con éxito hacer visible la vulnera­
bilidad de personas que han sido víctimas en mayor grado por su espe­
cial condición de discapacidad; por ser adultos mayores; por ser niños,
niñas o adolescentes, o por su condición de género.
Quiero agradecer a los ponentes que nos acompañaron; estoy segu­
ro de que con las exposiciones que nos brindaron ayudarán a la re­
flexión sobre el enorme trabajo que nos queda por delante como socie­
dad para saldar la deuda pendiente con las víctimas del delito. Espero
que lo que aquí se expuso haya sido de utilidad para concientizar y
compartir conocimientos en torno a una cultura de los derechos hu­
manos; les reitero nuestro compromiso y la entrega diaria para ser una
voz fuerte en la defensa de los derechos de las víctimas.

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XI Jornadas Nacionales sobre Víctimas del Delito,
Prevención y Derechos Humanos, Atención a Grupos
Vulnerables. Comprender necesidades para generar so­
luciones, editado por la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos, se terminó de imprimir en di­
ciembre de 2013 en los talleres de GVG Grupo
Gráfico, S. A. de C. V., Leandro Valle núm. 14-C,
colonia Centro, C. P. 06010, México, D. F. El cui­
dado de la edición estuvo a cargo de la Dirección de
Publicaciones de esta Comisión Nacional. El tiraje
consta de 1,000 ejemplares.

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