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Magistrado Ponente: CALIXTO ORTEGA RIOS

Exp. 14-0472

Mediante escrito presentado ante esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, el 14 de mayo de 2014, el abogado Manuel Alejandro Domínguez Bastardo,
inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el N° 195.291, actuando con el
carácter de apoderado judicial del ciudadano MARUF AMADOR HALAGUI
HERNÁNDEZ, identificado con la cédula de identidad número 4.391.938, solicitó la
revisión de la sentencia N° 2012-2575, dictada por la Corte Segunda de lo Contencioso
Administrativo el 7 de diciembre de 2012, a través de la cual se declaró sin lugar la
apelación interpuesta contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior Octavo de lo
Contencioso Administrativo de la Región Capital el 29 de febrero de 2012,  que declaró sin
lugar el recurso contencioso administrativo funcionarial interpuesto contra el Cuerpo de
Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (C.I.C.P.C).
 
El 16 de mayo de 2014, se dio cuenta en Sala y se designó ponente al Magistrado
doctor Francisco Antonio Carrasquero López.
 
El 30 de octubre, 21 de noviembre y 4 de diciembre de 2014, el apoderado judicial
del recurrente solicitó que se decidiera la revisión planteada.
 
El 13 de enero de 2015, el accionante ratificó su solicitud de sentencia.
 
El 18 de febrero de 2015, se dictó auto para mejor proveer en el cual se ordenó al
Coordinador Nacional de Recursos Humanos del Cuerpo de Investigaciones Científicas
Penales y Criminalísticas (CICPC), si la pensión de jubilación del ciudadano MARUF
AMADOR HALAGUI HERNÁNDEZ, fue calculada de acuerdo al tiempo máximo de
servicio que puede prestarse en la institución (30 años) o, si por el contrario, fue calculada
conforme al tiempo de servicio efectivamente prestado y con un porcentaje inferior.
 
El 27 de febrero, 2 y 16 de marzo, 22 de abril, 21 de mayo, 8 de junio, 22 de julio, 4
de agosto y 16 de septiembre de 2015, el accionante solicitó pronunciamiento.
 
El 23 de noviembre de 2015, fue recibido el Oficio en el Cuerpo de Investigaciones
Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC).
 

            El 23 de diciembre de 2015, se constituyó esta Sala Constitucional en virtud de la


incorporación de los Magistrados designados por la Asamblea Nacional en sesión
extraordinaria celebrada el 23 del mismo mes y año, publicada en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela n.° 40.816, del 23 de diciembre de 2015, quedó
integrada de la siguiente forma: Magistrada Gladys María Gutiérrez Alvarado, Presidenta;
Magistrado Arcadio Delgado Rosales, Vicepresidente; y los Magistrados y Magistradas
Carmen Zuleta de Merchán, Juan José Mendoza Jover, Calixto Antonio Ortega Ríos, Luis
Fernando Damiani Bustillos y Lourdes Benicia Suárez Anderson. En virtud de dicho
nombramiento asume la ponencia el Magistrado CALIXTO ORTEGA RIOS, quien, con
tal carácter, la suscribe.

            El 5 de diciembre de 2016, el accionante presentó escrito en el cual solicitó


sentencia.

 
            Efectuado el estudio del expediente, pasa la Sala a decidir, previas las siguientes
consideraciones:

 
I

FUNDAMENTOS DE LA SOLICITUD

La solicitante fundamenta la revisión en los siguientes argumentos:

Que, el 1° de enero de 2011, le fue otorgada una medida de jubilación especial por
tiempo mínimo de servicio, conforme a lo establecido en el Reglamento de Jubilaciones y
Pensiones del Cuerpo Técnico de Policía Judicial. 

Que dicho acto fue impugnado en sede contencioso administrativa, donde se


desestimó la pretensión anulatoria.

Que la sentencia dictada en segunda instancia “obvió los criterios e interpretación de


normas y principios constitucionales, como el principio de congruencia, lesivos a su vez del
derecho a la tutela judicial efectiva”.

Que, al mismo tiempo, se ha violado el principio de supremacía constitucional, pues


el acto impugnado fue indebidamente notificado ya que no señala como y donde se podía
impugnar.

 
Que la doctrina de esta Sala es clara al reconocer el carácter subjetivo del
contencioso administrativo y, con ello, la posibilidad que tiene dichos jueces para
resguardar la esfera jurídica de los particulares.

Que la Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo no verificó que, en el


presente caso, no se cumplió con el tiempo mínimo de servicio para el otorgamiento de la
jubilación especial.

 
Que, de igual forma, la recurrida incurrió en el vicio de desviación de poder, pues
obedeció a la enemistad que existía entre el recurrente y el Director de Recursos Humanos
del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (C.I.C.P.C).

Que, tanto el juzgado ad quem como el tribunal a quo “solo hicieron un simulacro
de solicitar el expediente administrativo”, con lo cual, “exhibe el error en DESACATO en
menoscabo del derecho a la defensa y al debido proceso, a la seguridad jurídica y a la
tutela judicial efectiva, porque es NOTARIA JUDICIAL (sic) la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia en jurisprudencia N° 1316 del 8 de octubre de 2013”.

Que Reglamento de Jubilaciones y Pensiones para el Personal del Cuerpo Técnico


de Policía Judicial, conforme al cual se acordó la jubilación anticipada del accionante, viola
el principio de reserva legal que informa la materia de la seguridad social.

Que el acto administrativo originalmente impugnado, adolece del vicio de


inmotivación y, que con ello, resulta violatorio del derecho al debido proceso y del
principio democrático “en la medida en que se constituye el instrumento por medio del cual
las autoridades rinden cuentas respecto de las actuaciones desplegadas”.

Que, finalmente, la inmotivación alegada produjo la indefensión absoluta del


recurrente.

II

DE LA SENTENCIA OBJETO DEL PRESENTE ANÁLISIS

La decisión N° 2012-2575, dictada por la Corte Segunda de lo Contencioso


Administrativo el 7 de diciembre de 2012, estableció lo siguiente:

“Evidencia esta Alzada que el recurso de apelación incoado se


circunscribe a atacar la decisión del Tribunal de Instancia, mediante
la cual declaró sin lugar el recurso contencioso administrativo
funcionarial incoado por la representación judicial del ciudadano
Maruf Amador Halagui, contra el acto administrativo dictado por el
Director General del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales
y Criminalísticas en fecha 30 de diciembre de 2010, y notificado al
ciudadano recurrente mediante oficio Nº 9700-104209 de fecha 1º de
enero de 2011, firmado como recibido el 18 de enero de 2011,
mediante el cual se acordó concederle el beneficio de ‘JUBILACIÓN
DE OFICIO POR TIEMPO MÍNIMO DE SERVICIO’.
 
Ahora bien, de la revisión exhaustiva del escrito de la
fundamentación de la apelación interpuesta, observa esta Corte que
los argumentos esgrimidos por la parte accionante están dirigidos a
solicitar que se revoque la sentencia aquí impugnada por
presuntamente adolecer de los siguientes vicios; i) Del vicio de falsa
suposición de la sentencia al no analizar ni verificar que el ciudadano
Maruf Halagui no llenaba los requisitos para que le fuera otorgado el
beneficio de jubilación, así como, no haberse percatado que la
actuación de la Administración al otorgar dicho beneficio lo hizo con
abuso de su poder discrecional; ii) Del vicio incongruencia al no
haber remitido la apelación interpuesta contra la decisión que
declaraba improcedencia de la medida cautelar interpuesta.
 
Así las cosas, este Órgano Jurisdiccional pasa a conocer del recurso
de apelación aquí interpuesto en el siguiente orden y términos:
 
- Del vicio de suposición falsa
En este sentido, el apoderado judicial del querellante señaló que ‘[la]
recurrida no se percató que en la ctas [sic] procesales cursantes en
autos la Administración otorgó el beneficio de jubilación de [su]
representado, sin que de las actas procesales cursantes en autos se
verificara el cumplimiento de los requisitos requeridos para ser
beneficiario de la misma bien a solicitud de parte interesada o bien
de oficio, según el caso- conforme a lo establecido en el Reglamento
de Jubilaciones y Pensiones del Cuerpo Técnico de Policía Judicial;
en consecuencia, ante la verificación del incumplimiento de los
requisitos exigidos por el Reglamento aplicable al caso concreto, es
por lo que se tiene que el acto administrativo impugnado fue dictado
son estar ajustado a derecho, aplicando una norma a fines distintos al
caso regulado en ella misma, configurándose el supuesto
denunciado’. [Corchetes de esta Corte].
 
Agregó que ‘[…] la recurrida no analizó ni verificó que para aquel
entonce [sic] la directiva del Cuerpo de Investigaciones, Científicas
Penales y Criminalística le otorgó una jubilación a [su] patrocinante
sin el cumplimiento de de los requisitos exigidos en el Reglamento
aplicable al caso de autos, es por lo que ciertamente se incurrió en el
vicio de desviación de poder invocado, por cuanto se desprende que
con el otorgamiento de tal beneficio sin el cumplimiento de los
requisitos exigidos, el fin de la norma fue tergiversado y desviado
excediendo así el uso de la facultad discrecional de la
Administración, ya que […] si bien ésta tenía la facultad de otorgar el
beneficio de jubilación, éste debió acogerse a los requisitos
establecidos a tal fin, esto es, que la funcionaria tuviera 30 años de
servicio en la Administración, conforme al supuesto aplicado al caso
concreto y establecido en el literal ‘a’ del artículo 10 del Reglamento
de Jubilaciones y Pensiones del Cuerpo Técnico de Policía Judicial,
que refiere a la jubilación de retiro por tiempo mínimo de servicio;
razón por la cual el vicio que afecta el acto es de tal entidad que
conlleva a la declaratoria de nulidad del mismo […]’. [Corchetes de
esta Corte].
 
Visto así, observa esta Corte que los argumentos antes esbozados por
la representación judicial del ciudadano Maruf Amador Halagui
(actualmente parte apelante), están dirigidos a denunciar un error en
la percepción del Juez de Instancia sobre los hechos sometidos a su
consideración, como lo fue, la existencia un incumplimiento de los
requisitos para el otorgamiento del beneficio de la jubilación, y cuyo
desacierto surge –presuntamente- de no haber analizado y verificado
las actas que conforman el presente expediente, en ese sentido, estima
este Órgano Jurisdiccional, que dichos alegatos están destinados a
delatar una supuesta errónea apreciación en cuanto a los hechos y el
derecho que dimanan de las actas del expediente judicial, lo que se
conoce en doctrina como el ‘vicio de suposición falsa’.
 
Precisado lo anterior, y visto el vicio denunciado, este Órgano
Jurisdiccional debe señalar que el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, establece la ‘suposición falsa de la sentencia’ en
los casos en que la parte dispositiva del fallo sea consecuencia de
atribuir a instrumentos o actas del expediente menciones que no
contiene; se dé por demostrado un hecho con pruebas que no
aparecen en autos; o se dé por demostrado un hecho con pruebas
cuya inexactitud resulta de actas e instrumentos del expediente
mismo.
 
En tal sentido, en fecha 8 de junio de 2006, la Sala Político-
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia dictó sentencia N°
1507 (caso: Edmundo José Peña Soledad Vs. Sociedad Mercantil
C.V.G. Ferrominera Orinoco Compañía Anónima), mediante la cual
manifestó que la suposición falsa de la sentencia es:
‘[…] un vicio propio de la sentencia denunciable mediante el recurso
extraordinario de casación previsto en el encabezamiento del artículo
320 del Código de Procedimiento Civil, el cual conforme lo ha
sostenido la doctrina de este Alto Tribunal, tiene que estar referido
forzosamente a un hecho positivo y concreto establecido falsa e
inexactamente por el Juez en su sentencia a causa de un error de
percepción, y cuya inexistencia resulta de actas o instrumentos del
expediente mismo.
 
Asimismo, se ha dicho que para la procedencia del alegato de
suposición falsa, es necesario demostrar que el error de percepción
cometido por el juzgador resulta de tal entidad, que en caso de no
haberse producido otro habría sido el dispositivo del fallo recurrido;
por tanto, puede constatarse la existencia de la suposición falsa, pero
si ésta resultare irrelevante para el cambio del dispositivo no sería
procedente, por resultar francamente inútil.
 
De igual forma esta Sala ha advertido que el referido vicio no está
previsto expresamente como uno de los supuestos del artículo 244
eiusdem; sin embargo, la suposición falsa se refiere al hecho de que
el juez atribuya a instrumentos o actas del expediente menciones que
no contiene, o dé por demostrado un hecho con pruebas que no
aparecen en autos o cuya inexactitud resulta de actas e instrumentos
del expediente.
 
Por lo tanto, si bien no está establecida en forma expresa como una
causal de nulidad de acuerdo a las normas señaladas, debe
entenderse que, cuando el juez se extiende más allá de lo probado en
autos, es decir, atribuye a instrumentos o actas del expediente
menciones que no contienen, o dé por demostrado un hecho con
pruebas que no aparecen en autos o cuya inexactitud resulta de actas
e instrumentos del expediente, estará sacando elementos de
convicción y supliendo excepciones o argumentos de hecho no
alegados ni probados; en consecuencia, no estará dictando una
decisión expresa, positiva y precisa respecto del material probatorio
y estará infringiendo las disposiciones de los artículos 12 y 243,
ordinal 5º, del Código de Procedimiento Civil (Vid. Sentencia N°
4577 de fecha 30 de junio de 2005)’ (Subrayado y destacado de esta
Corte).
 
De la sentencia transcrita se colige que, para incurrir en el vicio de
suposición falsa, es necesario que el Juez al dictar la sentencia que
resuelva el fondo del asunto, haya establecido un hecho positivo y
concreto sin respaldo probatorio en el expediente, sin apoyo en
prueba que lo sustente o bien por atribuir a un instrumento del
expediente menciones que no contiene, dar como demostrado un
hecho con probanzas que no aparecen en autos, son falsas, o cuya
inexactitud resulta de las actas o instrumentos del expediente mismo.
 
Dicho lo anterior, esta Corte pasa a verificar si la sentencia dictada
por el a quo se encuentra inmersa en el referido vicio y a tal efecto
este Órgano Jurisdiccional, procede a realizar las siguientes
consideraciones:
 
En ese sentido, observa esta Alzada que el iudex a quo en relación a
los alegatos sostenidos por la parte recurrente referidos al
incumplimiento de los requisitos para el otorgamiento del beneficio
de jubilación y el denunciado vicio de abuso del poder discrecional
de la Administración, en la parte motiva de la sentencia recurrida
expresamente precisó:
 
‘[…] que en el caso bajo estudio el Reglamento de Jubilaciones y
Pensiones del Personal del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, no
vulnera los principios y garantías constitucionales especificados por
el recurrente en el libelo, por haber sido dictado por el Ejecutivo
Nacional en ejercicio de la potestad reglamentaria que le otorga la
ley, para en el caso concreto de los funcionarios al servicio del
Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas,
establecer como supra se indicó regimenes [sic] distintos al
establecido como estatuto general en la Ley del Estatuto sobre el
Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los Funcionarios o
Empleados de la Administración Pública Nacional, motivo por el
cual, se desestima la denuncia referida a la supuesta
inconstitucionalidad por violación al Principio de Reserva Legal, y
así se declara.
[...Omissis...]
 
Asimismo se observa, que el tiempo mínimo de servicio exigido para
que pueda ser otorgado el beneficio de jubilación es de 20 años y la
antigüedad en el servicio de 30 años o más, obligando a dicha
Institución a pasar a retiro a los funcionarios que estén dentro de
esos límites, jubilándolos de oficio.
 
En el presente caso consta en autos que el actor tenía 22 años de
servicio cumplidos para la fecha en la cual le fue otorgada su
jubilación, y que por lo tanto, reunía las condiciones de tiempo
mínimo de servicio para ser jubilado, exigidas en el artículo 12 del
Reglamento de Jubilaciones y Pensiones para el Personal del Cuerpo
Técnico de Policía Judicial.
 
En igual sentido se observa, que el acto administrativo impugnado se
sustentó en el artículo 11 del citado Reglamento, dispositivo que
consagra que el beneficio de jubilación deberá acordarse por el
Director General del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales
y Criminalísticas, previo estudio del caso por parte de la Junta
Superior del Cuerpo, coligiéndose por ende que en el caso de marras,
el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas
aplicó en forma correcta el Reglamento de Jubilaciones y Pensiones
para el Personal del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, al proceder
de oficio a otorgarle al querellante el beneficio de jubilación,
habilitado como estaba por el citado Reglamento para dictar ese
acto, por cumplir el recurrente el requisito de tiempo mínimo de
servicio exigidos en el mismo, sin necesidad para ello de aperturar
[sic] un procedimiento administrativo previo’. [Corchetes de esta
Corte].
 
Del análisis la sentencia parcialmente transcrita, aprecia esta Corte
que el Juzgador de Instancia consideró que el Reglamento de
Jubilaciones y Pensiones del Personal del Cuerpo Técnico de Policía
Judicial, no vulneraba los principios y garantías constitucionales
denunciados por el recurrente en el libelo de la demanda, siendo que,
el mismo había sido dictado por el Ejecutivo Nacional en ejercicio de
la potestad reglamentaria que le otorga la ley, para en el caso
concreto de los funcionarios al servicio del Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas. Asimismo, destacó que para la
fecha en la cual le fue otorgado el beneficio de jubilación al
ciudadano querellante reunía las condiciones de tiempo mínimo de
servicio para ser jubilado, exigidas en el artículo 12 de dicho
reglamento, al poseer para la fecha 22 años de servicio,
considerando en consecuencia que la Administración querellada se
encontraba habilitada para otorgar en mencionado beneficio.
 
Así la cosas, en aras de dilucidar la situación planteada y verificar si
el iudex a quo incurrió en falsas suposiciones al considerar que se
encontraban llenos los extremos de ley para otorgar el beneficio de
‘jubilación de oficio por tiempo mínimo de servicio’, y que por tanto,
la Administración no violentaba la reserva legal quedando habilitada
para hacerlo, esta Corte pasa a analizar la situación planteada
previa las siguientes consideraciones:
 
En este sentido, resulta pertinente destacar con relación a la potestad
reglamentaria de la Administración Pública y la incidencia que sobre
esta tiene el principio de la reserva legal, que el numeral 32 del
artículo 156 de la Constitución vigente (antes numeral 24 del artículo
136 de la Constitución de 1961), reserva a la Ley nacional la
regulación de todo lo relacionado con el trabajo, la previsión y la
seguridad social, lo que excluye que la Administración pueda normar
directa y autónomamente en tales campos, concretamente, a través
del establecimiento de requisitos y condiciones específicas para
acordar algún tipo de beneficio de carácter social, como lo sería todo
lo relativo a la jubilación de los funcionarios públicos.
 
La reserva legal constituye, así, una limitación a la potestad
reglamentaria y un mandato específico del Constituyente al legislador
para que sólo éste regule ciertas materias en sus aspectos
fundamentales. Es decir, la reserva legal no sólo limita a la
Administración, sino también de manera relevante, al legislador, toda
vez que este último sujeta obligatoriamente su actividad a la
regulación de determinadas materias previstas en el Texto
Fundamental como competencias exclusivas del Poder Nacional.
 
No obstante las consideraciones que anteceden, y
circunscribiéndonos en el caso de autos, observa esta Corte que la
Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia en
relación a la Constitucionalidad del Reglamento de Jubilaciones y
Pensiones del Personal del Cuerpo Técnico de Policía Judicial,
expresó en su decisión Nº 01278 de fecha 18 de mayo de 2006 (Caso:
Luis David Guanda Araujo contra el Cuerpo de Investigaciones
Científicas Penales y Criminalísticas), lo siguiente:
 
‘En el caso de autos, el acto administrativo por el cual se
acordó conceder la jubilación de oficio al ciudadano Luis
David Guanda Araujo, tuvo como fundamento el Reglamento
de Jubilaciones y Pensiones del Personal del Cuerpo Técnico
de Policía Judicial, por lo que resulta necesario destacar lo
que ha sido jurisprudencia reiterada de este Máximo Tribunal
con respecto al alcance que han de tener los Reglamentos en
relación a los derechos fundamentales, en la que se ha
señalado:
[…Omissis…]
 
El criterio antes transcrito, hace alusión a la posibilidad que
por vía reglamentaria se pueda ejercer la potestad
sancionatoria. Sin embargo, el razonamiento allí formulado es
también aplicable a la potestad reglamentaria de la
Administración Pública en otras materias reservadas a la Ley,
en el caso específico de autos, lo relativo al régimen de
jubilaciones de los funcionarios públicos.
 
Ahora bien, para dictar el Reglamento de Jubilaciones y
Pensiones del Personal del Cuerpo Técnico de Policía
Judicial, el Presidente de la entonces República de Venezuela
se basó en ‘las atribuciones que le conf[ería] el ordinal 10 del
artículo 190 de la Constitución [vigente para la fecha] y de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 17 de la Ley de
Policía Judicial’.
[…Omissis…]
Por su parte, el artículo 17 de la Ley de Policía Judicial de
fecha 5 de septiembre de 1988, publicada en Gaceta Oficial Nº
34.044 vigente para el momento, disponía:
[…Omissis…]
De las normas antes transcritas se evidencia, la posibilidad
que tiene el Presidente de la República de reglamentar total o
parcialmente las leyes de acuerdo a la Constitución y,
asimismo, la posibilidad de regular por vía reglamentaria
todo lo relativo a las pensiones y jubilaciones de los
funcionarios adscritos al Cuerpo Técnico de Policía Judicial,
hoy Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas, estableciendo condiciones para su
otorgamiento, requisitos de procedencia y sus beneficiarios;
regulación reglamentaria ésta que como quedó establecido, se
encuentra permitida expresamente por la Ley.
En vista de las consideraciones antes expuestas, estima la
Sala, que la aplicación en el caso de autos del Reglamento de
Jubilaciones y Pensiones del Personal del Cuerpo Técnico de
Policía Judicial no vulnera de modo alguno el principio de
reserva legal, por lo que el mencionado alegato debe ser
desestimado. Así se declara’.
 
Del extracto jurisprudencial transcrito se colige el consecuente
análisis de la potestad atribuida al Ejecutivo nacional para establecer
regímenes distintos a los establecidos, por ejemplo, en el caso de
jubilaciones y pensiones de los funcionarios adscritos al entonces
Cuerpo Técnico de Policía Judicial, todo ello en el marco de lo
dispuesto en el artículo 190 de la derogada Constitución de 1961, y el
artículo 17 de la Ley de Policía Judicial, ambas normativas vigentes
para la fecha que dio génesis al Reglamento de Jubilaciones y
Pensiones para el Personal del Cuerpo Técnico de Policía Judicial,
en virtud de lo cual, no observa este Tribunal Colegiado
contravención alguna con el espíritu del legislador desarrollado en la
Ley que rige la materia, esta es, la Ley del Estatuto sobre el Régimen
de Jubilaciones y Pensiones de los Funcionarios o Empleados de la
Administración Pública Nacional, de los Estados y de los Municipios,
razón por la cual, este Órgano Jurisdiccional cónsono con el criterio
expuesto por la mencionada Sala, comparte lo expuesto por el
Juzgado a quo al considerar que en el presente caso la
Administración querellada al otorgar el beneficio de jubilación en
aplicación del Reglamento de Jubilaciones y Pensiones para el
Personal del Cuerpo Técnico de la Policía, no violentó el principio de
la reserva legal por tanto el mismo no es inconstitucional. Así se
establece.
 
Toda vez precisado lo anterior, pasa este Órgano Jurisdiccional a
analizar, si efectivamente, como fuere considerado por el Juzgador a
quo el ciudadano Maruf Halagui, reunía los requisitos para que le
fuere otorgado el beneficio de ‘jubilación de oficio por tiempo
mínimo de servicio’, o si por el contrario, el referido Juzgado
incurrió en falsas suposiciones al determinar la legalidad de la
actuación del Director del cuerpo policial, al otorgar tal beneficio,
para lo cual se hace necesario traer a colación lo establecido en los
artículos 7, 10 y 12 del Reglamento de Jubilaciones y Pensiones para
el Personal del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, lo siguiente:
 
‘Artículo 7: El beneficio de jubilación podrá ser concedido de
oficio o a solicitud de parte interesada.
Cuando la jubilación haya sido concedida de oficio la persona
favorecida no puede solicitar que le sea revocada para
continuar prestando servicio […].
Artículo 10: Se establecen los siguientes tipos de jubilaciones
y pensiones:
a) Jubilaciones de retiro por tiempo mínimo de servicio.
b) Jubilaciones de retiro por edad y tiempo mínimo de
servicio.
[…Omissis…]’.
Artículo 11: Los beneficios de jubilaciones y pensiones serán
aprobados por el Consejo Directivo de IPSOPOL. A tales
efectos, la Junta Superior del Cuerpo, previo estudio de los
respectivos informes, presentará al Director del Cuerpo
Técnico de Policía Judicial las recomendaciones pertinentes
Artículo 12°: Los funcionarios del Cuerpo Técnico de Policía
Judicial que hayan cumplido veinte (20) años de servicio
podrán solicitar que se les conceda la jubilación.
Aquellos que cumplieron treinta (30) años de servicio,
pasarán a la situación de retiro y serán jubilados. […]’
 
De la interpretación concatenada de las normas antes transcritas, se
observa que existen dos tipos de jubilación: aquélla que se concede a
solicitud de parte y la que es otorgada de oficio por parte del referido
Cuerpo Policial. Estableciendo igualmente que el tiempo mínimo de
servicio requerido para que pueda ser concedido el beneficio de
jubilación es de 20 años, y que la antigüedad en el servicio de 30
años o más, impone a la institución la obligación de pasar a retiro a
los funcionarios que se encuentran dentro de estos límites, y
jubilarlos de oficio. Haciendo la salvedad de que cuando la jubilación
fuere concedida de oficio la persona beneficiada no puede solicitar
que le sea revocada para continuar prestando servicio.
 
Visto el articulado que antecede, resulta imperioso para este Órgano
Jurisdiccional, trasladar nuevamente al presente fallo lo dispuesto
por la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia
en su decisión Nº 01278 de fecha 18 de mayo de 2006 (Caso: Luis
David Guanda Araujo contra el Cuerpo de Investigaciones
Científicas Penales y Criminalísticas), en los términos siguientes:
 

En primer lugar, alega el apoderado recurrente que el acto
impugnado adolece del vicio de falso supuesto de derecho, por
cuanto -a su juicio- no es cierto que las normas del
Reglamento de Jubilaciones y Pensiones del Personal del
Cuerpo Técnico de Policía Judicial, autoricen a esa
Institución para jubilar de oficio a aquellos funcionarios que
no llenen los extremos de edad y/o tiempo de servicio activo
máximos que fija dicho Reglamento. Del mismo modo, señala
que existe un falso supuesto de hecho que vicia el acto, pues es
falso que la jubilación acordada se corresponda con las
jubilaciones de retiro por tiempo mínimo de servicio.
 
Al respecto, los artículos 7, 10, 11 y 12 del Reglamento antes
referido establecen:
[…Omissis…]
 
De la interpretación concatenada de las normas antes
transcritas, se observa que existen dos tipos de jubilación:
aquélla que se concede a solicitud de parte y la que es
otorgada de oficio por parte del referido Cuerpo Policial.
 
Igualmente, se desprende de las referidas normas que el
tiempo mínimo de servicio requerido para que pueda ser
concedido el beneficio de jubilación es de 20 años, y que la
antigüedad en el servicio de 30 años o más, impone a la
institución la obligación de pasar a retiro a los funcionarios
que se encuentran dentro de estos límites, y jubilarlos de
oficio.
 
En este orden de ideas, de la revisión de las actas del
expediente (folio 55) se evidencia que el Comisario Luis David
Guanda Araujo, tenía 28 años de servicio al momento de serle
otorgado el beneficio de jubilación, es decir, que reunía las
condiciones de tiempo mínimo de servicio para ser jubilado de
conformidad con el artículo 12 del Reglamento al que se hizo
mención anteriormente.
[…Omissis…]
Así, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas aplicó de manera correcta el Reglamento de
Jubilaciones y Pensiones para el Personal del Cuerpo Técnico
de Policía Judicial cuando otorgó el beneficio de jubilación al
ciudadano Luis David Guanda Araujo, en virtud de que el
referido Reglamento habilita a dicho Cuerpo Policial para
jubilar de oficio a los funcionarios que cumplan con
determinados requisitos de edad y/o tiempo mínimo de
servicio, supuesto este último en el que encuadra el
recurrente’. (Subrayado del Original).
 
Conforme a la sentencia ut supra transcrita, y al criterio reiterado
por este Órgano Jurisdiccional en casos similares al de marras, que
el Reglamento de Jubilaciones y Pensiones del Personal del Cuerpo
Técnico de Policía Judicial faculta o habilita a dicho Cuerpo de
Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas a otorgarle el
beneficio de jubilación a los funcionarios que cumplan con los
requisitos del Reglamento los cuales fueron señalados en párrafos
anteriores, ya que es una potestad legítimamente otorgada por tal
normativa desde el momento de su creación, por tanto y en cuanto,
previo estudio de las circunstancias que se desenvuelven en torno a
un determinado funcionario adscrito a dicho cuerpo de seguridad,
puede proceder la Administración a otorgarle el referido beneficio, lo
cual, en forma alguna genera el detrimento del derecho a la
seguridad social del funcionario jubilado. [Vid Sentencia de esta
Corte Nº 2012-1966 de fecha 10 de octubre de 2012, caso: Jairo
Javier Araujo Prieto contra el Cuerpo de Investigaciones, Científicas,
Penales y Criminalísticas (C.I.C.P.C)].
 
Siendo así, pasa esta Corte a analizar la situación en la que se
encontraba el ciudadano Jairo Araujo, a los fines de verificar si
efectivamente cumplía con los requisitos para que le fuese otorgado
el beneficio de ‘Jubilación de Oficio por Tiempo mínimo de Servicio’,
y en tal sentido se observa:
 
Del escrito libelar se desprende que la representación judicial de la
parte actora, señaló que el ciudadano Maruf Amador Halagui
comenzó a prestar sus servicios el 1º de junio de 1994, en el cargo
Guardia de Seguridad al Cuerpo Técnico de Policía Judicial hoy
Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas,
encontrándose que su ingreso a la Administración Pública tuvo lugar
el 16 de noviembre de 1988, tal y como se desprende el folio 172 del
expediente judicial, -cuestión ésta que no es controvertida por las
partes-, observándose entonces que para la fecha de la notificación
del acto administrativo que le otorgó el beneficio de jubilación por
tiempo mínimo de servicio al recurrente, mediante oficio Nro. 9700-
104-209, esto es, el 18 de enero de 2011, el referido ciudadano
contaba con 22 años prestando sus servicios para la Administración
Pública, de modo que, contrario a lo afirmado por la parte apelante
en autos, dicho funcionario cumplía con el tiempo mínimo de servicio
requerido para que pudiera ser concedido el beneficio de jubilación,
es decir, contaba con más de 20 años de servicio, razón por la cual
era perfectamente viable que el Cuerpo de Investigaciones Científicas
Penales y Criminalísticas, pudiera conceder de oficio el beneficio de
jubilación con base a lo establecido en los artículo 7 y 10 literal ‘a’
del Reglamento de Jubilaciones y Pensiones del Personal del Cuerpo
Técnico de Policía Judicial.
 
Siendo así, mal podría considerar este Órgano Jurisdiccional que el
fin de la norma aplicada haya sido ‘tergiversado y desviado’ por el
Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas
‘excediendo así el uso de la facultad discrecional de la
Administración’ dictando un acto administrativo con abuso de poder,
como lo afirma la representación judicial del recurrente; por el
contrario, tal y como ya fue aclarado en líneas anteriores el Órgano
querellado tomó en consideración la normativa legal aplicable bajo
los preceptos desarrollados en la presente motiva, subsumiendo el
tiempo de servicio del funcionario en lo indicado en el artículo 7, 11 y
12 del Reglamento de Jubilaciones y Pensiones del Personal del
Cuerpo Técnico de Policía Judicial, así pues, esta Corte concuerda
con lo estimado por el Juzgado a quo en la sentencia objeto de
revisión, al manifestar que el querellante cumplió con los extremos
establecidos en el referido reglamento para el otorgamiento de dicho
beneficio, en consecuencia este Órgano Jurisdiccional debe
forzosamente desechar el infundado alegato de falsas suposiciones de
la sentencia. Así se declara.
 
 Del vicio de incongruencia negativa
Por otra parte, denunció la representación judicial del ciudadano
Maruf Halagui que ‘[l]a decisión recurrida se resiente del vicio de
incongruencia negativa, pues no resolvió que cuando se apelo [sic]
de [la] negativa de la recurrí, [sic] al declara[r] improcedente la
medida cautelar, y que fuera escuchada [su] apelación tardía, y
remitida en un sólo efecto, a la Unidad de Recepción y Distribución
de Documentos, […] [su] apelación tuvo […] retardos procesales
[…].’ [Corchetes de esta Corte y negrillas del original].
 
De los alegatos ut supra entiende esta Corte que el apoderado
judicial del ciudadano querellante pretende denunciar la presunta
incongruencia negativa del Juzgador de Instancia, con respecto a la
apelación contra la sentencia que declaró improcedente la medida
cautelar solicitada conjuntamente con el recurso contencioso
administrativo funcionarial, denunciando al efecto que la misma fue
escuchada tardíamente y remitida a un solo efecto sin que fuera
recibida por la Unidad de Recepción de Documentos de las Cortes de
lo Contencioso Administrativo.
 
Visto el presente alegato, este Órgano Jurisdiccional considera
menester destacar que el objeto del presente recurso de apelación
está circunscrito a la revisión de la sentencia dictada por el Juzgado
Superior Octavo de lo Contencioso Administrativo de la Región
Capital de fecha 29 de febrero de 2012, mediante la cual se declaró
sin lugar el recurso contencioso administrativo funcionarial
interpuesto por el ciudadano Maruf Amado Halagui, contra el acto
administrativo que acordó el beneficio de jubilación de oficio por
tiempo mínimo de servicio emanado de la Dirección General del
Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas.
 
Ahora bien, siendo que la denuncia sostenida por el apoderado
judicial esta circundada a denunciar irregularidades presentadas con
la remisión del expediente contentivo de la apelación contra la
sentencia dictada por el Juzgador a quo mediante el cual declara
improcedente la medida cautelar interpuesta conjuntamente con el
recurso contencioso administrativo funcionarial por el ciudadano
recurrente, esta Alzada estima consecuente señalar que el objeto del
presente recurso de apelación, como ya fue indicado en el párrafo
anterior, es la revisión sobre el mérito de la causa escapando del
conocimiento de este Tribunal Colegiado la revisión del fallo dictado
por el Juzgado Superior Octavo de lo Contencioso Administrativo de
la Región Capital mediante el cual resolvió sobre la medida cautelar
solicitada, más aún teniendo en cuenta que en el presente caso se está
conociendo en segunda instancia sobre el mérito del asunto, por
tanto, dicha apelación perdió su objeto, siendo que las medidas
cautelares tienen como finalidad garantizar la tutela judicial del
derecho que se reclama mientras dure el proceso y se decida sobre el
fondo del asunto, visto de esa forma, este Tribunal Colegiado debe
forzosamente desestimar el presente alegato. Así se establece.
 
En virtud de los razonamientos expuestos en el presente fallo, es
forzoso para esta Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo
declarar sin lugar el recurso de apelación interpuesto por la
representación judicial del ciudadano Maruf Amador Halagui en
contra de la decisión proferida por el Juzgado Superior Octavo de lo
Contencioso Administrativo de la Región Capital de fecha 29 de
febrero de 2012, a través de la cual declaró sin lugar el recurso
contencioso administrativo funcionarial interpuesto, en consecuencia,
se confirma la aludida decisión. Así se decide”.

III

DE LA COMPETENCIA

Como punto previo al mérito de la controversia planteada, debe esta Sala determinar
su competencia para conocer de la presente solicitud de revisión y, al respecto, observa que,
conforme lo establecido en el numeral 10 del artículo 336 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, tiene atribuida la competencia de “(…) revisar las sentencias definitivamente
firmes de amparo constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o normas
jurídicas dictadas por los tribunales de la República, en los términos establecidos por la
ley orgánica respectiva (…)”.

Conforme a la citada disposición constitucional, el legislador estableció en el


artículo 25.10 de la Ley que rige las funciones de este Alto Tribunal, lo siguiente:

“(…) Artículo 25.- Son competencias de la Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Justicia:
(omissis)

10. Revisar las sentencias definitivamente firmes que sean dictadas por los
tribunales de la República, cuando hayan desconocido algún precedente
dictado por la Sala Constitucional; efectuado una indebida aplicación de
una norma o principio constitucional; o producido un error grave en su
interpretación; o por falta de aplicación de algún principio o normas
constitucionales”.

En atención a la norma parcialmente transcrita y como quiera que en el presente


caso, se somete a revisión la sentencia N° 2012-2575, dictada por la Corte Segunda de lo
Contencioso Administrativo el 7 de diciembre de 2012, esta Sala se declara competente
para conocer y decidir la revisión solicitada, advirtiendo que la misma estará supeditada al
examen que de las actas procesales se realice para verificar la existencia de un error
evidente o inexcusable en la interpretación de la Constitución, o de la sustracción absoluta
de los criterios interpretativos de normas y principios constitucionales adoptados por esta
Sala Constitucional, así como también de algún tipo de violación constitucional en la que,
por estar envuelto el orden público, sea necesaria la intervención del máximo intérprete
constitucional. Así se declara.

IV

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Establecido lo anterior, esta Sala pasa a pronunciarse acerca de la presente solicitud


de revisión, no sin antes reiterar el criterio sostenido en sentencia del 2 de marzo de 2000
(caso: “Francia Josefina Rondón Astor”), ratificado en el fallo del 13 de julio de 2000
(caso: “Asociación de Propietarios y Residentes de la Urbanización Miranda”), entre
otros, conforme al cual la discrecionalidad que se atribuye a la facultad de revisión
constitucional, no debe ser entendida como una nueva instancia y, por tanto, la solicitud en
cuestión se admitirá sólo a los fines de preservar la uniformidad de la interpretación de
normas y principios constitucionales o cuando exista una deliberada violación de preceptos
de ese rango, lo cual será analizado por esta Sala, siendo siempre facultativo de ésta su
procedencia.

            Por otra parte, esta Sala ha sostenido, en casos anteriores, que la labor tuitiva del
Texto Constitucional mediante la revisión extraordinaria de sentencias no se cristaliza de
forma similar a la establecida para los recursos de gravamen o impugnación, diseñados para
cuestionar la sentencia, para ese entonces, definitiva.

De este modo, el hecho configurador de la revisión extraordinaria no es el mero


perjuicio, sino que, además, se verifique un desconocimiento absoluto de algún precedente
dictado por esta Sala, la indebida aplicación de una norma constitucional, un error grotesco
en su interpretación o, sencillamente, su falta de aplicación, lo cual se justifica en el hecho
de que en los recursos de gravamen o de impugnación existe una presunción de que los
jueces en su actividad jurisdiccional, actúan como garantes primigenios de la Carta Magna.
De tal manera que, sólo cuando esa presunción logra ser desvirtuada es que procede, la
revisión de la sentencia (Vid. Sentencia de la Sala N° 2.957 del 14 de diciembre de 2004,
caso: “Margarita de Jesús Ramírez”).

Tomando en cuenta las anteriores consideraciones y luego de un cuidadoso análisis


de los alegatos esgrimidos en la solicitud de revisión planteada, esta Sala observa que el
accionante fundamenta su solicitud en los siguientes argumentos:

 
Que el acto impugnado se encuentra viciado de falso supuesto pues él no cumple
con el tiempo mínimo de servicio para el otorgamiento de la jubilación especial, así como
del vicio de desviación de poder, pues obedeció a la enemistad que existía entre el
recurrente y el Director de Recursos Humanos del Cuerpo de Investigaciones Científicas
Penales y Criminalísticas (C.I.C.P.C).
 

Que el acto administrativo originalmente impugnado, adolece del vicio de


inmotivación y, con ello, que resulta violatorio del derecho al debido proceso y del
principio democrático “en la medida en que se constituye el instrumento por medio del cual
las autoridades rinden cuentas respecto de las actuaciones desplegadas”.

Asimismo señaló que el Reglamento de Jubilaciones y Pensiones para el Personal


del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, conforme al cual se acordó la jubilación anticipada
del accionante, viola el principio de reserva legal que informa la materia de la seguridad
social.

Que la sentencia dictada en segunda instancia “obvió los criterios e interpretación de


normas y principios constitucionales, como el principio de congruencia, lesivos a su vez del
derecho a la tutela judicial efectiva” y, de igual forma, resultó lesiva del carácter subjetivo
del contencioso administrativo.

Que, al mismo tiempo, se ha violado el principio de supremacía constitucional, pues


el acto impugnado fue indebidamente notificado ya que no señala como y donde se podía
impugnar.

Que, tanto el juzgado ad quem como el tribunal a quo “solo hicieron un simulacro
de solicitar el expediente administrativo”, con lo cual, “exhibe el error en DESACATO en
menoscabo del derecho a la defensa y al debido proceso, a la seguridad jurídica y a la
tutela judicial efectiva, porque es NOTARIA JUDICIAL (sic) la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia en jurisprudencia N° 1316 del 8 de octubre de 2013”.
 

Al respecto, el 3 de octubre de 2014, esta Sala dictó la sentencia N° 1230, en el caso


Wilmer Enrique Uribe Guerrero, en la cual señaló lo que a continuación se transcribe:

“el solicitante de la pretensión señala que el referido fallo quebrantó


el principio de la seguridad jurídica al permitir que el Cuerpo de
Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC),
pueda acordar de oficio las jubilaciones de sus funcionarios sobre la
base de una serie de disposiciones normativas que solo permiten la
aplicación de este beneficio si ha sido solicitado a instancia de parte
interesada.
Al respecto, se observa que los argumentos de la revisión se contraen
al punto relacionado con la cuestionada potestad de si el Cuerpo de
Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) puede
o no conferir jubilaciones de oficio, antes del tiempo máximo de
servicios que pueden prestar los funcionarios, conforme lo dispone la
normativa que rige a ese organismo.
Para ello, resulta pertinente analizar la normativa en cuestión sobre
la cual se dictó el acto que acordó la jubilación, contenida en los
artículos 7, 10, 11 y 12 del Reglamento de Jubilaciones y Pensiones
del Personal del Cuerpo Técnico de Policía Judicial (Gaceta Oficial
núm. 34.149 del 1 de febrero de 1989), el cual prevé:
‘Los artículos 7, 10, 11 y 12 del Reglamento de Jubilaciones y
Pensiones del Personal del Cuerpo Técnico de Policía Judicial,
publicado en la Gaceta Oficial N° 34.149, de fecha 1º de febrero de
1989, señalan que:
 
´Artículo 7 El beneficio de jubilación podrá ser concedido de oficio o
a solicitud de parte
(…omissis…)
Artículo 10 Se establece los siguientes tipos de jubilaciones y de
pensiones:
a) Jubilaciones de retiro por tiempo mínimo de servicio.
b) Jubilaciones de retiro por edad y tiempo mínimo de servicio´.
Artículo 11: Los beneficios de jubilaciones y pensiones serán
aprobados por el Consejo Directivo de IPSOPOL. A tales efectos, la
Junta Superior del Cuerpo, previo estudio de los respectivos informes,
presentará al Director del Cuerpo Técnico de Policía Judicial las
recomendaciones pertinentes.
Artículo Nº 12: Los funcionarios del Cuerpo Técnico de Policía
Judicial que hayan cumplido veinte (20) años de servicio podrán
solicitar que se les conceda la jubilación.
Aquellos que cumplieron treinta (30) años de servicio, pasarán a
situación de retiro y serán jubilados (…)’.
 
Estas disposiciones permiten entender como principio rector que la
jubilación puede ser acordada de oficio o a instancia de parte (art. 7
del Reglamento), y las disposiciones que desarrollan este beneficio
determinan dos supuestos: a) retiro luego de cumplido el tiempo
mínimo de veinte (20) años de servicio, siendo un acto que solo puede
dictarse a solicitud de parte del trabajador; b) el retiro y su
consecuente jubilación luego de haber laborado treinta (30) años
prestando servicios para el organismo, momento en que
obligatoriamente debe cesar en sus actividades en cumplimiento de lo
previsto en el respecto Reglamento.
 
En el presente caso se plantea si el Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas (CIPC) puede subrogarse en la
voluntad del funcionario para acordar jubilaciones sin que haya
mediado el tiempo máximo de treinta (30) años exigidos por el
Reglamento. En criterio de esta Sala, tal subrogación por parte del
patrono en la voluntad del trabajador no puede operar. Sin embargo,
debe estimarse la potestad que tiene el Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas para jubilar a su personal
cuando las razones operativas así lo ameriten. En este sentido, la
normativa impone la obligación de retirar al personal luego de
culminar el tiempo presuntivamente hábil de los treinta (30) años
para ejercer la función policial; no obstante, esta Sala estima que no
pueden limitarse la facultad que tienen los organismos públicos para
acordar graciosamente las jubilaciones si existe una finalidad de
gestión válida que así lo requiera, de ahí no pueden limitarse las
políticas destinadas a la optimización de su funcionamiento, si las
mismas pueden ser emplazadas correctamente y si no vulneran los
derechos laborales de su personal.
 
La Sala considera que debe establecerse una ponderación entre la
disponibilidad del derecho por parte del funcionario y la potestad que
tienen los órganos y entes para ejercer la autonomía organizativa
sobre su personal. Para ello, en ejercicio de su potestad como
máximo intérprete en materia constitucional y en aplicación del
indubio pro operario previsto en el artículo 89.3 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela: ‘Cuando hubiere dudas
acerca de la aplicación o concurrencia de varias normas, o en la
interpretación de una determinada norma, se aplicará la más
favorable al trabajador o trabajadora. La norma adoptada se
aplicará en su integralidad’; concluye que los funcionarios jubilables
del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas
que todavía no lleguen al tiempo máximo de servicio para el retiro
obligatorio pueden ser objeto de la jubilación, siempre y cuando se
aplique en su totalidad la norma que prevé el régimen más favorable,
esto es el pago del porcentaje máximo de la pensión. Esta
consideración se establece con el fin de garantizar el ejercicio
integral del derecho del funcionario y la potestad organizativa que
tiene el Estado en el manejo del personal, permitiendo una correcta
optimización de la gestión pública en el manejo de los recursos
humanos.
 
Asimismo, por razones de equidad, se procura evitar cualquier
conflicto en que potencialmente colidan el derecho de jubilación y la
potestad organizativa de los entes públicos. De esta manera, el ente
patronal en el presente caso podrá acordar el retiro del funcionario
por jubilación antes del cumplimiento del tiempo máximo de retiro si
establece el pago máximo de la pensión según el ordenamiento
aplicable de dicho organismo. Bajo esta modalidad se anticipan los
efectos a título de cumplimiento del tiempo máximo de servicio, sin
que ello afecte los derechos del funcionario y la potestad organizativa
del órgano administrativo.
 
Vista la anterior consideración, se observa que en la decisión
impugnada se está acordando de oficio la jubilación de un
funcionario mediante la aplicación de una normativa que prevé sólo
puede hacerse efectiva si ha mediado una manifestación de voluntad
del funcionario de acogerse al beneficio, supuesto que no aconteció
en el caso de autos por cuanto el Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas pretende aplicar la jubilación
con una disposición de Reglamento que solo permite la instancia de
parte, luego de haber trabajado veinte (20) años de servicio pero sin
asignar la totalidad de la pensión, existiendo una indebida
subrogación contraria a los derechos del funcionario quien no ha
manifestado su intención de acogerse al régimen de jubilaciones de
ese Cuerpo Policial. La indebida aplicación de la normativa
contenida en el Reglamento de Jubilaciones y Pensiones del Personal
del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, inficiona de nulidad la
sentencia núm. 2013-0841 dictada por la Corte Segunda de lo
Contencioso Administrativo el 15 de mayo de 2013, tanto por
desestimar los derechos fundamentales existentes para la materia
laboral, como por contravenir el derecho a la tutela judicial efectiva
por aplicar indebidamente una normativa para el otorgamiento de la
jubilación de oficio para los funcionarios del Cuerpo de
Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), bajo
un supuesto distinto a los previstos.
 
En consecuencia, esta Sala revoca la decisión impugnada y ordena a
la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, por ser distinta a
la que emitió el pronunciamiento, que proceda nuevamente a dictar
nueva decisión, atendiendo a lo acordado en la jurisprudencia
adoptada en esta decisión dictada por esta Sala Constitucional,
respecto a la posibilidad de acordar de oficio la jubilación de los
funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas, siempre que se adecuen los montos de la pensión a la
cantidad máxima prestada en función de los años de servicio”.

La sentencia parcialmente transcrita estableció que cuando se acuerdan jubilaciones


especiales de forma oficiosa, el órgano que las concede debe calcular la pensión de
jubilación aplicando el porcentaje máximo de la misma, es decir, siempre que la jubilación
conlleve al pago de la totalidad de la pensión y, precisamente, en el caso de autos, el acto
impugnado acordó la jubilación del querellante calculando la pensión conforme al tiempo
mínimo de servicio y, por tanto, en violación del principio del principio indubio pro
operario.

Atendiendo a las consideraciones anteriores, se declara ha lugar la revisión de la


sentencia N° 2012-2575, dictada por la Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo el
7 de diciembre de 2012 y, se ordena remitir copia certificada de la presente decisión a la
Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, a los fines de que provea sobre la
apelación ejercida por la abogada María Eugenia Oporto Serres, ajustándose al criterio
reiterado en el presente fallo. Así se declara.

DECISIÓN

Por las razones antes expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la ley, declara
HA LUGAR la solicitud de revisión planteada por el ciudadano MARUF AMADOR
HALAGUI HERNÁNDEZ, contra la sentencia N° 2012-2575, dictada por la Corte
Segunda de lo Contencioso Administrativo el 7 de diciembre de 2012. En consecuencia, se
ANULA el referido fallo, y se ORDENA remitir copia certificada del presente fallo a la
Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, para que dicte sentencia sobre provea
sobre la apelación ejercida, en aplicación de la doctrina desarrollada en el presente fallo.

 Publíquese, regístrese y comuníquese. Remítase el expediente. Cúmplase lo


ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 23 días del mes de  Marzo de dos mil
dieciocho. Años: 207º de la Independencia y 159º de la Federación.

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