Sie sind auf Seite 1von 3

Las consideraciones a continuación, dan cuerpo a lo signado en el F.

535,
que se ve antepuesto en esta presentación. El único objetivo de lo siguiente
es documentar, respetuosamente, de manera escrita mi experiencia en el
cursado de la Carrera de Prof. de Educacion Secundaria en Geografía, en el
Instituto San Miguel.
Siempre considere importante (con el humilde acervo que he adquirido en lo
pedagógico-didáctico) que mi trayectoria académica sea satisfactoria y que
corresponde ser protagonista de los aciertos y alumno de los errores, para, de esta
forma poder estar a la altura de las circunstancias.
Martínez Sánchez en “Trayectorias escolares en el nivel superior, un análisis desde
algunos indicadores académicos” (Univ. de Tlaxcala) me ayuda a entender lo central
de este tema cuando expresa que “entre los diversos criterios que deben adoptarse
para evaluar la calidad de (...) un sistema educativo está la eficiencia, y entre los
indicadores para determinarla se tiene la medida en que los alumnos de cada
generación concluyen satisfactoriamente el plan de estudios respectivo y obtienen la
correspondiente certificación”.
Por su parte, Guevara y Belelli en su trabajo “Las trayectorias académicas:
dimensiones personales de una trayectoria estudiantil. Testimonio de un actor” (Univ.
de San Juan), argumentan que “el concepto de trayectoria académica resulta un
concepto complejo” en donde es necesario “considerar la interacción de sus
experiencias sociales y curriculares, situadas en un tiempo y en un espacio. Esta
contextualización de la trayectoria ofrece una lectura de proceso, de discontinuidad y
continuidades de una práctica particular: la estudiantil”.

Considerando estas expresiones doctas como prolegómeno introductorio, es


menester hablar de los momentos donde considero se vio agraviada mi
experiencia, marco y trayectoria de mi vida académica superior:

Con el Prof. Walter Manuel Medina, cursé el espacio curricular “Geografía


Ambiental I” y que representa unos de los ejes específicos centrales para el
desarrollo de capacidades cognitivas espaciales, signo definitorio en las habilidades a
lograr durante la carrera del Profesorado de Educacion Secundaria en Geografía.
Simplemente, y a modo descriptivo, debo decir que fue una de las asignaturas que
más intenté comprender pedagógicamente, sin resultado alguno. En otros espacios de
aprendizaje, esto nunca me resulto una imposibilidad, ya que instrumentos como el
programa de examen o la bibliografía me permitieron entrar en contacto y lograr el
andamiaje necesario para el logro de los objetivos planificados por el docente en
vinculo a las expectativas de los alumnos.
Durante el año 2013, el profesor fue tocando temas específicos de Geomorfología y
Climatología, nodos del espacio curricular, con liviandad conceptual y sin la
suficiente transposición pedagógica en el abordaje temático, habilidad
necesaria considerando que dicho espacio se encuentra en el primer año de la
carrera, y por lo tanto base en el camino del andamiaje antes mencionado.
Chevallard en La transposición didáctica. Del saber sabio al saber enseñado” (Buenos
Aires: Aiqué, 1991) nos instruye advirtiendo procesos de interpretación y
relacionados, en el momento de la transmisión cognitiva.
El autor nos ilustra: “En este orden de ideas, en la TD se producen como requisitos los
siguientes procedimientos:
• Desincretización: descontextualización y recontextualización o reordenamiento
del saber.
• Despersonalización: separación del saber enseñado de la persona que lo produjo
y del saber
científico que procede.
• Programabilidad: secuenciación de la adquisición del saber; distribución de los
contenidos en
cuanto a su progresión, temporalización, etc.
 Control social del aprendizaje: valoración y verificación de la efectividad de los
procedimientos
utilizados para la adquisición del conocimiento, buscando la seguridad conceptual de
las nociones
en contextos específicos.”
Es importante mencionar que, no obstante, el docente nos hizo exponer en grupo a
los alumnos, unidades temáticas completas, sin ninguna clase explicativa previa,
hecho que da un encuentro “brusco” con el vocabulario específico y los fenómenos
analizados, quedando así, a mi humilde entender, mal realizado el andamiaje
pedagógico base para los estudiantes e incumplidos los procesos descritos por
Chevallard en el marco de la transposición didáctica; esto se agrava aún más al
tratarse de una trayectoria estudiantil de magisterio.
En resumen, fue una decepción y preocupación para mi no poder hallar refugio en el
programa de examen, viéndome perdido en los temas que, a juicio de mi memoria en
muchos casos, no recuerdo haber logrado entender.
Siguiendo en línea de lo dicho es correcto mencionado que una de las principales
políticas institucionales impulsadas desde la carrera del Profesorado de Educacion
Secundaria en Geografía es la investigación educativa, que me fue presentada como
uno de los pilares donde se asienta el impacto académico que genera a los alumnos
interesados.
En lo particular, mi relación con lo investigativo fue excelente, pudiendo participar de
varios Proyectos con resultados positivos. Estos resultaron para mí el inicio de un
camino que me trajo satisfacciones y me permitió enriquecer mi acervo cultural en lo
que atañe a lo geoespacial.
Sin embargo, durante el año 2017, junto a otros compañeros de la carrera nos
interesamos por investigar las aristas de conexión existentes entre los conceptos de
Pobreza y Educacion. Luego de un arduo trabajo investigativo, logramos comenzar
a redactar el texto que representaría el analisis interpretativo de la temática.
Hacia el mes de octubre, y en los compases finales del trayecto de campo, nuestra
idea era presentar los logros conceptuales obtenidos ante la institucion de manera
abierta; para ello exhibí nuestra redacción (inconclusa aun y sujeta a cambios), ante
la presidenta de nuestra carrera, Prof. María Luisa Paz, dándome como devolución
algunas sugerencias de cambio que debíamos verificar y coordinar ante nuestra
directora del proyecto, Lic. Ponce Albrecht.
Como mencione en el párrafo anterior, corría el ajetreado mes de octubre que nos
conlleva a los estudiantes exámenes parciales, exposiciones y demás obligaciones
académicas que reducen el tiempo dedicado a la meta investigativa y, por lo tanto, a
la coordinación de cambios en el proyecto.
El día 9 de octubre de 2017, la Prof. María Luisa Paz me llama para hablar conmigo
sobre el proyecto, en compañía de otro docente, a lo cual accedo y la acompaño a
otro curso (que, oportunamente, se encontraba vacío). La Prof. Paz me encerró y, con
tono agresivo, comienza a solicitarme los cambios que nos correspondía hacer sobre
nuestra redacción, pero que aún no podíamos coordinar, sin permitirme esbozar
respuesta.
Para mi más grande sorpresa, la actitud de la Prof. Paz se tornó ofensiva, llegándome
a acusar de “chanta”, cuando mi única intención era disculparme ante la
imposibilidad de cumplir con el cometido. Es prolijo mencionar también que tuve la
oportunidad de notar cierta revulsión sobre mis participaciones en clase desde aquel
incidente y hasta el fin del ciclo lectivo.
Tiempo después, en 2018, llegó a mis oídos el hecho de que la Prof. Paz hablo de mi
frente a un curso de la carrera, acusándome de elaborar mis propias teorías, e
inventar lo que no conozco, conducta que denota una disposición en contra de mi
persona, incrementando y ampliando vehementemente la violencia de sus actos.
Cervantes, Sánchez y Villalobos en su trabajo “Percepción de la Violencia del Docente
hacia el Alumno en Instituciones de Educación Superior” (Trabajo preparado para su
presentación en el Primer Congreso Internacional de Investigación Educativa RIE-
UANL), me ayuda a comprender sensatamente diciendo que “es comprensible la
autoridad que ejerce el maestro en el aula debido a su edad, estatus, experiencia,
conocimientos y representatividad institucional, sin embargo, el ejercicio abusivo de
esa autoridad es lo que produce conflicto y desigualdad en la relación”
En tanto, Carlos Cabezas “El acoso del Profesor hacia el alumno” (Madrid, CERSA,
2008) afirma que “por lo general la agresión del maestro hacia el alumno suele
quedar impune”, condición que me impulsa y da tono prioritario para realizar esta
denuncia.
Finalmente, mi intención es dejar documentado lo sucedido, ya que, debido a lo
relatado, me he sentido agredido e intimidado, dañándose gravemente mi experiencia
académica, satisfactoria hasta entonces.
Es por lo expuesto que pido que se tenga en cuenta la presente denuncia y
solicito se vea los medios necesarios para clarificar esta situación
considerando, por un lado, desde lo pedagógico y lo especifico, el espacio
curricular “Geografía Ambiental I”, de manera que pueda continuar con mi
trayectoria académica teórica y real en la carrera; así como también se
arbitre las medidas necesarias para hacer frente a la agresión descrita y
hacer valer mis derechos como alumno perteneciente al sistema educativo,
y que se encuentran consagrados en la Ley Nacional de Educacion Nº 26.206
(art. 125 y 126 inciso d) y en la Ley Provincial de Educacion Nº 7.463 (art. 88
inciso b)

Das könnte Ihnen auch gefallen