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Fernández Atilio
Giovanetti Nathaly
Guere Eric
Molero Aranza
Romero Andrea
Sección: “B”
Hablar del apego traslada el pensamiento de manera directa a la familia. El entorno familiar
es el primer lugar de socialización del individuo: en ella se establecen relaciones de
vinculación afectiva con los diferentes miembros que influyen de manera relevante en el
comportamiento posterior del niño.
El establecimiento del apego desde la infancia más temprana permite que se den dos
fenómenos que harán del niño un ser más o menos dependiente y temeroso; nos referimos
al sistema exploratorio y al sistema afiliativo.
El sistema exploratorio permite al bebé contactar con el ambiente físico a través de sus
sentidos: tocan, miran e intentan introducirse en la boca todo lo que encuentran. Además no
tienen miedo de pasar tiempo con otras personas; esto es debido al sistema afiliativo.
De este modo, desde el nacimiento, el bebé observa, toca y es reactivo, a todo le dice la
figura principal de apego, que por lo general suele ser la madre. Sobre los 6 meses de vida
se establece un vínculo de apego con la persona con quien tiene más contacto y aparece el
miedo ante los desconocidos.
Cuando esto no ocurre, los miedos e inseguridades influyen en la manera en que el niño se
comporta, lo cual repercutirá en su forma de relacionarse, en las reacciones que obtenga de
los demás y en última instancia en su forma de interpretar el mundo.
En la literatura sobre la crianza de los niños se encuentran gran cantidad de estudios que
analizan el apego y la influencia que tiene en la edad adulta. Por ello sabemos y es
importante destacar que según el tipo de apego el impacto en el comportamiento adulto será
distinto.
1. Apego seguro
Este tipo de apego está caracterizado por la incondicionalidad: el niño sabe que su cuidador
no va a fallarle. Se siente querido, aceptado y valorado. El comportamiento de los niños con
apego seguro es activo, e interactúan de manera confiada con el entorno. Hay buena
sintonía emocional entre el niño y la figura de apego.
Las personas que han tenido un apego seguro en la infancia suelen interactuar con sus
iguales de forma saludable en la edad adulta. No les supone un esfuerzo unirse íntimamente
a las personas y no les provoca miedo el abandono. La dependencia es recíproca y no les
preocupa estar solos.
En estos casos el niño no confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de
inseguridad. Es por ello que los pequeños con apego ansioso-ambivalente necesitan la
aprobación de los cuidadores y vigilan de manera permanente que no les
abandonen. Exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse
demasiado de la figura de apego.
Los adultos con este tipo de apego sentirán temor a que su pareja no les ame o les desee
realmente. Les resulta difícil interaccionar de la manera que les gustaría con las personas,
ya que esperan recibir más intimidad o vinculación de la que proporcionan. Así, podemos
decir que en la edad adulta este estilo se relaciona con la dependencia emocional.
3. Apego evitativo
Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con sus
cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento. Estos pequeños aprenden a vivir sintiéndose
poco queridos y valorados; muchas veces no expresan ni entienden las emociones de los
demás y evitan las relaciones de intimidad.
4. Apego desorganizado
Este tipo es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta
comportamientos contradictorios e inadecuados. Tienen tendencia a las conductas
explosivas y a la destrucción de juguetes, así como grandes dificultades para entenderse con
sus cuidadores.
Buscan evitar la intimidad pero no han encontrado una forma de gestionar las emociones
que esto les provoca, por lo que se genera un desbordamiento emocional de carácter
negativo que impide la expresión de las emociones positivas.
Los adultos que han tenido este tipo de apego de pequeños suelen ser personas con alta
carga de frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechacen las relaciones, si
bien en el fondo son su mayor anhelo.
Todo esto es necesario interpretarlo desde un prisma integrador; esto implica que todas las
interrelaciones que se producen desde el nacimiento hasta la edad adulta marcan el
comportamiento del momento actual, y que el apego no es inmutable ni se mantiene en la
misma medida en todas las personas a medida que el desarrollo progresa.
De este modo, haber tenido un apego ansioso no cataloga a esa persona como insegura de
por vida. Las relaciones de amistad, laborales y de pareja también influyen en el tipo de
apego y el rol que se mantienen con las nuevas figuras de apego.
Los vínculos afectivos se entienden como una relación de cariño y amor reciproco entre
diferentes personas. Los seres humanos vivimos en familia y en sociedad, los vínculos
afectivos están presentes por lo tanto en prácticamente todo lo que hacemos las personas.
Su influencia en los diferentes actos y comportamientos, así como el desarrollo de los niños
y niñas es indiscutible.
El primer vínculo afectivo y el más especial, aquel que va a marcar para toda la vida, es el
que establecen los niños las niñas con los padres y/o adultos más cercanos. Estos vínculos
van a marcar su conducta, actitudes, pensamientos, durante toda su vida. Los vínculos
afectivos y las figuras de apego son necesarios para los pequeños, le ayuda a crecer sanos.
Para que los pequeños crezcan sanos y se desarrollen es fundamental que se sientan
queridos y comprendidos, necesitan sentir que son aceptados por otras personas y que
tienen el amor de estas figuras pase lo que pase.
Es muy importante brindarle afecto a nuestros hijos desde muy pequeños, pues son muchos
los beneficios que estos pueden traer en la formación de los niños y en su futuro como
adultos. Cuando un niño ha experimentado interacciones positivas con los que lo rodean
desde pequeño generará:
Un sentimiento de bienestar y van creando una seguridad básica que con el
transcurso del tiempo se convierte en confianza básica.
Las normas y límites son tan necesarias para el desarrollo emocional, cognitivo y
social como el afecto. El niño necesita un entorno predecible y saber qué esperan de
él sus padres, le aporta seguridad.
3.- ¿Qué es el temperamento?
Niño Fácil.
Niño difícil.