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Para iniciar el análisis del texto empezaremos por apreciar la definición que
Aristóteles brinda acerca de la amistad diciendo que es una virtud o por lo menos, algo
acompañado de virtud. Es necesario tener en consideración, tal como nos indica
Ross, que el término amistad para los antiguos tenía un significado diferente al que
hoy en día se le atribuye, pues en ese entonces se entendía por amistad cualquier
atracción mutua entre dos seres humanos y si nos fijamos en lo que desarrolla
Femenías respecto de la interpretación de la Ética Nicomaquea, amistad no es sino el
resultado de una traducción poco satisfactoria del término philia que no hace
referencia a ello precisamente. En realidad, Camps remarca que el término en
cuestión, es equivalente al término solidaridad. La amistad como afirma el filósofo es
una de las necesidades más apremiantes de la vida, nadie podría aceptar vivir a falta
de amigos. Esto se manifiesta también en los demás animales, pero le es propio al
género humano.
Luego de haber echo estas especificaciones el filósofo procede con una serie
de preguntas que irán allanando el territorio que se aproxima, se preocupará en
cuestiones que refieren al carácter moral del hombre y sus pasiones: ¿ La amistad se
da entre todos los hombres sin excepciones? ¿El hombre vicioso es capaz de
practicarla? ¿ Cuantas especies de ésta se encuentran?. Primero delimita el objeto
que le es propio, lo digno de ser amado. Sólo se ama el bien, o lo agradable o lo útil.
Esta última cualidad proporciona menos que un bien o un placer y por ello en tanto
objetos últimos lo placentero y lo bueno serán las únicas cosas a las que se dirige el
amor. Aquí es preciso hacer una distinción entre el bien absoluto y el bien propio.
Cada cual parece amar lo que es bueno para uno, es más ni siquiera lo que realmente
es bueno para uno, sino lo que nos parece serlo. Lo bueno en absoluto para nosotros
sería tener al bien como objeto amado.
La mayor parte de los hombres prefiere que se les ame más bien a amar, ya
que cuando uno es amado se acerca a la estima, lo cual es una manera de afianzar la
opinión en el amante que el amado había ya suscitado. La gran virtud de los amigos
es amar y siempre que el afecto descanse en el mérito de los dos amigos, éstos serán
constantes y la relación más duradera. Por ello personas muy desiguales pueden ser
amigos, la estimación mutua les vuelve iguales.
Quizá puedan distinguirse entre las demás afecciones aquellas que nacen del
parentesco o de la unión voluntaria entre compañeros. Todas estas relaciones
parecieran consecuencia de cierto contrato. La afección que nace del parentesco tiene
también muchas especies, pero todos se derivan de la paternal. El padre siempre
considera al hijo como parte de si mismo, y el hijo ama al padre estimando que a él le
debe la vida. El ser que es engendrado pertenece a aquel que lo engendra, por eso es
que el padre ama a su hijo inmediatamente y estos requieren de tiempo para ser
recíprocos con los progenitores. Así también los hermanos se aman entre sí porque no
solo comparten los padres sino que tienen hábitos, costumbres y crianza en común. Al
tener las mismas inclinaciones no cuesta trabajo atraerse y gustarse. El cariño siempre
se arraiga cuanto más íntimamente se vive desde la infancia. En cuanto a las
afecciones entre marido y mujer, existe de suyo una causa natural. El hombre por
naturaleza busca florecer de a dos que mediante un semejante por asociación política.
La familia precede al Estado y no solo por la procreación como necesidad, sino porque
la especie humana cohabita para perpetuar y sostener las demás relaciones de la
vida. Al dividirse las funciones de cada uno se encuentra lo útil y lo agradable
complementándose mutuamente, poniendo en común sus cualidades propias.
Aristóteles (2007), “Ética Nicomáquea”, libro VIII, Teoría de la amistad, Buenos Aires-
Losada.