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GLOSARIO
Analgesia: es la ausencia de la sensibilidad al dolor; es equivalente a anodinia.
Cefalea: dolor de cabeza.
Disestesia: es la producción de una sensación displacentera y en ocasiones
dolorosa por un estímulo que no debiera serlo, como rozar con un algodón.
Edema: acumulación excesiva de líquido seroalbuminoso en el tejido celular,
debida a diversas causas (ej.: aumento de la presión hidrostática, disminución de
la presión oncótica o del drenaje linfático, aumento de la permeabilidad de las
paredes de los capilares).
Puntada de costado: dolor punzante, localizado en la parrilla costal, que aumenta
con la inspiración y se acompaña de tos. Se origina de la pleura inflamada
Parestesias: Sensación anormal sin estímulo cutáneo (hormigueos ...)
Disestesia: Término más general, indica todo tipo de sensaciones anormales,
exista o no estímulo. Hipoestesia y anestesia: Reducción o ausencia,
respectivamente, de la sensibilidad cutánea al tacto, temperatura y dolor.
Hipoalgesia: Disminución de la sensación dolorosa.
Hiperalgesia: Respuesta exagerada a los estímulos nociceptivos.
Hiperestesia: Percepción exagerada de estímulos leves.
Alodinia: Un estímulo normalmente no doloroso es percibido como doloroso
Hiperpatia: Hiperalgesia, alodinia e hiperestesia.
Hipopalestesia: Disminución de la sensibilidad vibratoria.
DOLOR
El dolor es una sensación desagradable, que se presenta cuando son estimuladas
las terminaciones libres de las fibras nerviosas nociceptivas. El estímulo doloroso
puede ser de tipo mecánico (espasmos, estiramientos), químico (isquemia,
inflamación) y térmico (frío o calor). Los impulsos dolorosos son transmitidos por
dos clases de fibras: “A - delta” de conducción rápida que producen una sensación
dolorosa aguda bien localizada y las fibras “C” de conducción lenta que originan
un dolor sordo mal localizado. Las fibras A- delta se encuentran en preferían en la
piel en tanto que las fibras “C” se encuentran las vísceras abdominales. El dolor
visceral es un dolor sordo y mal localizado: el paciente por lo general lo ubica en la
línea media. Las vísceras sólidas (Hígado y Riñón) solo tienen terminaciones
nociceptivas en su cápsula: por tal razón, dichas vísceras a pesar de tener
grandes lesiones que, a pesar de su tamaño, no originan dolor; solo cuando la
cápsula de estos órganos es invadida o distendida se produce dolor.
Las vías aferentes del dolor viajan por el S.N simpático a través del cual llegan a la
médula; el vago no lleva fibras transmisoras de dolor.
Dolor visceral
Los desencadenantes del dolor visceral, de gran importancia clínica, son más
complejos y menos conocidos. Muchos de los estímulos que desencadenan en
estructuras somáticas no lo hacen cuando se les aplica a las vísceras o
directamente no los percibe, como se observa en las prácticas de biopsias
endoscópicas, cauterizaciones y punciones del aparato digestivo alto y bajo, del
sistema respiratorio, del cuello uterino yd e la vejiga. Incluso la destrucción
avanzada del pulmón, el hígado o el riñón, por neoplasias no despierta dolor hasta
que resulten alcanzadas las capsulas o serosas ricamente inervadas por
terminales de dolor. Existen excepciones curiosas como la sensibilidad del
mesenterio, que duele al ser traccionado o pinzado y el trígono vesical,
responsable del dolor desencadenado por un cálculo apoyado sobre el cuello de la
vejiga.
La Distensión espontaneo o experimental es el estímulo algogénico de las
vísceras huecas que más se ha estudiado. Este tipo de dolor se agrava con las
ondas de contracción propias de cada órgano que aumentan con la presión
intraluminal; esta es la base del dolo cólico cuyas características pueden
investigarse de la anamnesis.
El segundo estímulo para el dolor visceral es la isquemia. La frecuencia y la
significación de la isquemia miocárdica han motivado una cantidad de estudios
fisiopatológicos sobre este mecanismo del dolor, que con las adaptaciones de
cada caso puede extenderse a otros órganos como el músculo estriado y el
intestino (donde genera claudicación intermitente y angina intestinal,
respectivamente) El último gran mecanismo es la inflamación, cuya observación
clínica es frecuente. Diversos órganos abdominales de los que normalmente no
tenemos noción se tornan dolorosos al inflamarse.
La ubicación e irradiación del dolor en general nos orienta al origen del dolor.
Un dolor abdominal tendrá su origen en estructuras abdominales, aunque en
ciertos casos podría tener su origen en el tórax (y viceversa). Existen ubicaciones
e irradiaciones “clásicas” que orientan a patologías puntuales a estudiar (1,5).
La migración se refiere al cambio de ubicación de un dolor respecto al sitio inicial
de aparición.
El tipo o carácter corresponde a la descripción de la sensación provocada por el
dolor en el paciente. Así, se han configurado tipos de dolor característicos de
ciertas enfermedades
intensidad del dolor es otro parámetro subjetivo difícil de objetivar. Para ello nos
valoraremos de la actitud del paciente frente al dolor. Una manera indirecta de
estimarla es a través de las repercusiones físicas y psíquicas (aumento de la
frecuencia cardíaca, respiratoria, de la presión arterial, palidez y sudoración de la
piel, ansiedad, inquietud psicomotora, llanto). Una manera práctica para catalogar
el dolor y evaluar la respuesta al tratamiento es el uso de la Escala Visual
Análoga, donde el propio paciente puntúa la intensidad de su dolor.
El comienzo y evolución del dolor también entregan información diagnóstica
valiosa. El dolor de inicio insidioso es aquel que aumenta progresivamente hasta
alcanzar su máximo en horas o minutos [por ejemplo: cólico biliar,
renal,pancreatitis, etc.]. El dolor de inicio brusco es aquel que alcanza su
intensidad máxima en segundos o minutos luego de iniciado [el dolor del infarto
agudo al miocardio, el lumbago agudo de la discopatía]. El dolor súbito es aquel
que alcanza su intensidad máxima desde el comienzo; suele ser de gran
intensidad, brutal y persistente [el dolor de la disección aórtica, ruptura de vísceras
huecas, de un aneurisma cerebral]. Según cuánto dure el dolor puede catalogarse
de agudo [intermitente, continuo o paroxístico], subagudo o crónico