El subteniente Zasetski, de 23 años de edad, sufrió una lesión irreparable en la
corteza cerebral, debido al daño ocasionado por una bala que traspasó su cráneo en la zona parieto-occipital izquierda; desgraciadamente a una edad ya adulta. Si la lesión se hubiese presentado en el cerebro antes de haberse desarrollado, pudieron haber evolucionado otras zonas que desempeñaran la misma función del área lesionada. A temprana edad, a falta de algún sentido, se agudizan y desarrollan más otros sentidos, sin embargo, no fue el caso de Zasetski . Después de veinte años de resultar herido, Zasetski no es capaz de emitir un pensamiento complejo en el plano vocal, por falta de retención de palabras en la memoria. Al principio, después de la herida, se sentía una persona sin pensamientos propios, la amnesia se apoderó de él, habiendo desorden y confusión. La afasia mental (pérdida de la capacidad de comprender o emitir el lenguaje), lo abrumaba bastante, ya que tenía dificultades para entender e identificar las situaciones que se le presentaban. En su cerebro se le venían imágenes de objetos, personas, animales, pero no recordaba el nombre de éstas. Luria fue el médico de Zasetski en un hospital de rehabilitación, percibiendo más adelante su pérdida de visión del lado derecho, una atrofia parcial del encéfalo, que con el tiempo se convirtió en atrofia progresiva e irreversible. Los médicos usan el término “hemianopsia” que es la pérdida de la mitad de campo de visión. El paciente sufre de una compleja perturbación, para la cual los médicos utilizan un término greco-latino: “agnosia óptica” que es la incapacidad para reconocer el significado de los estímulos visuales. La lesión de Zasetski le perturbó las funciones de la parte de la corteza que controla el análisis, la síntesis y la organización de asociaciones complejas. La lesión le creó insuperables problemas cuando trató de trabajar en el lenguaje. No podía captar las relaciones de las palabras, percibir mentalmente lo que significan o entender las pautas sintácticas. Su principal incapacidad era el no entender las construcciones gramaticales. Cuando una persona ha tenido una grave herida en la cabeza como la de Zasetski ya no entiende o reconoce el significado de las palabras, ni puede pensar en muchas de ellas cuando intenta hablar o pensar; no puede formar una imagen de una cosa u objeto cuando oye su nombre. Tampoco puede orientarse en el espacio o ver de dónde vienen los sonidos. Siempre duda o vacila. Su memoria queda destrozada, por lo que no puede recordar nada de su pasado, ni lejano ni cercano. Sin embargo, a pesar de sus síntomas, su situación mejoró, pareció recobrar parte de su memoria, y sus recuerdos del pasado volvieron. Con la ayuda de Luria, ha aprendido a escribir poco a la vez, escuchar la radio, leer o escudriñar el periódico en busca de palabras para poder construir frases que transmiten pensamientos, escribir era una esperanza de vida para él, una motivación, para no sucumbir a la enfermedad y recuperar si era posible una parte de lo perdido; aunque con mucha dificultad por lo que se refirió a su principal incapacidad como una pérdida de “memoria del lenguaje”.
Referencia Bibliográfica: Luria A.R. El hombre con su mundo destrozado