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Universidad Gerardo Barrios

Facultad de Ciencias y Humanidades


Licenciatura en Comunicación Institucional y Periodismo

El arte de la crónica deportiva


¿Qué datos incluir y cómo estructurar un relato deportivo?

Asignatura: Periodismo Deportivo


Docente: Walter Sibrián
​No existe una estructura base
Por Walter Sibrián

Empezaré siendo tajante: no existe una estructura fija que dicte cómo presentar una crónica
deportiva. La escritura de este formato periodístico dependerá de cómo el reportero
considere que los datos recolectados deben organizarse para que el lector pueda tener una
comprensión completa del desarrollo de un evento deportivo. La crónica es como un trazo
artístico, en el que la pluma es la originalidad del periodista y la expresión culmen es la
macroestructura textual que compone la crónica.

Desde mis observaciones de campo a lo largo de mis años como reportero en un periódico
deportivo de El Salvador, he comprendido que escribir una crónica requiere gusto por
sentarse en una tribuna a recabar datos que permitan luego dibujar, en papel o web, un
texto sobre una actividad deportiva. El periodista debe sentir curiosidad cuando asiste a un
evento deportivo. Su papel como intérprete de la realidad se debe ceñir a que, en cuanto
ponga un pie en un estadio o un gimnasio, trate de ver escenas o acontecimientos que un
aficionado no es capaz de advertir.

Esa capacidad innata, que solo el reporteo de calidad brinda, es la que permite después
darle sentido y forma a los datos que ofrecen los diferentes eventos deportivos. Aunado a
eso, el bagaje o el contexto que un periodista pueda tener sobre un evento o disciplina
abona sobre manera a tejer mejores historias y narrarle al público el detalle de lo sucedido
en un campo deportivo.

Un periodista que desee contar un evento con detalle no puede asistir al estadio con los
datos actuales del compromiso. Antes tuvo que buscar información que le ayude a
comprender magnitudes y perspectivas de lo que está a punto de registrar. Se vuelve de
vital importancia que vaya a las hemerotecas, a los archivos web, a los libros de historia
deportiva y sitios similares para que que recabe la información que le ayudará a darle
mejores aristas a su cronología deportiva.

Quien no comprenda esto quedará condenado a presentar una historia plana y simplona de
una gesta deportiva. La crónica es un relato generoso, pero también exigente. En ella, los
hechos se plantean en el orden que en suceden y exigen ser procesados con rigor. De eso no
hay mucho para polemizar o debatir. Pero lo que no queda claro al profundizar en esta
premisa es cómo debe plantearse ese relato cronológico. Lo más fácil, y por lo que debe
empezar un reportero nobel al escribir relatos deportivas, es perfeccionar el relato lineal. En
este formato los datos más relevantes quedan evacuados lo más pronto posible para
informar de primera mano a nuestros lectores, oyentes o televidentes. La historia se cuenta
en el orden de tiempo en que ocurrió, sin recurrir a regresiones o fórmulas similares que, en
los primeros pincelazos, confundan al reportero nobel.

Lo más complicado es aprender a jugar con las estructuras anacrónicas que dan una
estructura maś estética y atractiva para el público. Empezar una crónica por el nudo o el
final da una mayor sensación de dominio de la técnica y ayuda a generar más interés en los
públicos porque se les puede presentar de entrada un detalle contenido en el desarrollo de
la crónica para enganchar la atención.

Pero dominar esto requiere tiempo, práctica, mucha lectura de crónicas deportivas y, sobre
todo, perseverancia. Aprender a narrar requiere mucha paciencia para educar la retentiva y
perfeccionar el uso del lenguaje. Eso permite aprender a precisar datos que los lectores
merecen saber sin evidenciar problemas de conceptos sobre este género.

¿Cómo aprendo a distinguir qué datos incluir y cuáles no en una crónica?

La práctica y la lectura de teoría variada sobre cómo escribir crónicas me ha dejado definir
una reflexión clara para estructurar material de este tipo: en un relato cronológico se
plantea la vida misma, pero sin los momentos aburridos. ¿Cómo traslado esto a la escritura
sobre un evento deportivo?

Cuando el reportero asiste a un estadio o a una tribuna, lo primero que tiene que saber es
que un partido habrá momentos relevantes que deben ser registrados en la crónica y habrá
otros que no merecerán atención en ella. Si el periodista está en un partido de fútbol, sabe
que debe registrar jugadas de goles, jugadas polémicas que propicien ganes o pérdidas para
uno de los bandos en contienda. Asimismo, debe registrar aquellas jugadas que estuvieron
muy cerca de concretarse en gol o aquella amonestación o expulsión que cambió el rumbo
del partido.

A un periodista deportivo, en cambio, no le interesa registrar jugadas triviales como un


concierto de pases en la mediacancha que no acabó ni siquiera de llegar al área rival.
Tampoco le interesará anotar faltas que no pasaron de un cobro mal ejecutado y sin mayor
peligro o una amonestación que no implicó mayores complicaciones para un equipo. Un
periodista deportivo asiste a un evento deportivo por la esencia de los hechos y no por toda
la magnitud de acontecimientos que componen un evento deportivo.

Porque hay que ser honestos en el proceso de catalizar la información. La complejidad de


los hechos deportivos, al igual como sucede en otros ámbitos de vida, es compleja; por lo
que resulta sumamente difícil registrarlos tal como suceden. Eso obliga al periodista a
sintetizar los hechos en un relato con los datos de mayor relevancia e impacto que puedan
servir a los lectores a dimensionar un evento o una gesta.
Desde luego, esto no quiere decir que, al llegar a un estadio, el reportero no pedirá
alineaciones y tampoco registrará tarjetas amarillas y rojas sacadas en el juego. Este trabajo
es de vital importancia en el registro de datos que luego alimentarán el “background” o
contexto que el periodista pueda tener sobre la historia de series, derbis o clásicos
deportivos de un país. Lo mismo debe hacer al reportear eventos de otros deportes.

Si sumamos todos los axiomas planteados a largo de estas líneas, concluimos que el trabajo
de un periodista deportivo requiere preparación, herramientas adecuadas y la
profesionalización que el entorno le exige para esculpir crónicas deportivas de calidad. La
tarea es titánica.

Aprenda a redactar primero como lo hacen las agencias de prensa

Mi sugerencia para todo el reportero que empieza a escribir crónicas es que se adapte al
formato que ocupan las agencias de prensa internacional como EFE (de España), AP (de
Estados Unidos), Reuters (del Reino Unido), DPA (de Alemania) y AFP (de Francia) para
escribir sus propios relatos. La norma general de estas agencias es presentar datos
puntuales en lo primeros párrafos a los lectores antes de comenzar un relato cronológico
lineal.

Una estructura de este tipo debe evacuar en los tres primeros párrafos, al menos, el
resultado de un evento deportivo, los rivales en contienda, la sede del encuentro, los
goleadores (si se habla de un partido de fútbol) y las implicaciones próximas que ese
resultado ha propiciado para ambos bandos en un campeonato.

De esa manera se cumple con la función de jerarquizar la información para que el lector, en
caso de que decida abandonar la lectura de la crónica en los primeros párrafos, ya se haya
informado sobre los hechos más relevantes de una actividad.

Un ejemplo de este planteamiento sería la siguiente crónica publicada por el periódico “La
Prensa” de Honduras que habla sobre de la última derrota del Real Madrid ante el Betis en
la Liga Española. En este texto es notable cómo el reportero ha adoptado una estructura
que prioriza los datos más relevantes, y que ya fueron mencionados en este artículo, para
luego pasar con la narración de los hechos más relevantes del evento deportivo. La fórmula
es clara.

https://www.laprensa.hn/deportes/1362280-410/real-madrid-betis-la-liga-espana-horario-t
ransmisionbarcelona-zidane
Como ingredientes extras, no hay que olvidar nunca que una crónica deportiva debe tener
un titular atractivo y un sumario que ayude a introducir al lector en la narración de los
hechos.

En síntesis, la estructura básica, aunque no única, de una crónica deportiva es la siguiente.

Datos relevantes en los primeros tres o cuatro párrafos: goleadores, resultado del
encuentro, nombres de equipos en contienda, sede donde se disputa el juego y
consecuencias que implica tal resultado para uno u otro plantel.

Relato cronológico de los hechos: ​luego de planteados los datos más relevantes, se procede
narrar las jugadas más importantes del duelo. En este apartado, cuando se escribe apegado
al estilo de agencia, prima más el relato que la interpretación. A las agencias de prensa les
interesa dar un producto lo más apegado posible a la realidad para evitar dar
interpretaciones que los periódicos deportivos dan por su misma especialización y razón de
ser. También lo hacen porque su material se publica en diversidad de medios, donde las
percepciones sobre determinados juegos son distintas. Eso hace que, cuando el reportero
aborde esta estructura, aprenda a diferenciar y precisar hechos antes que interpretaciones.

Luego atrévase a escribir como los hacen los reporteros de los principales
periódicos deportivos

Ya cuando lleve suficiente recorrido de prueba y error escribiendo bajo el formato que las
agencias de prensa usan para escribir sus crónicas, se vuelve necesario desafiar los límites
para superar la monotonía y redactar como lo hacen “El País”, “Mundo Deportivo”,
“Marca”, “As” (los cuatro de España), y “Olé” (de Argentina).

Estos medios se caracterizan por tener periodistas con un vasto recorrido en el reporteo y
redacción de crónicas deportivas. Su mayor virtud ya no solo se basa en narrar
acontecimientos, sino también en echar mano en su amplio conocimiento del lenguaje y en
saber interpretar los eventos para darle una perspectiva subjetiva a los lectores.

Esta tarea se torna en una arma de doble filo para los reporteros porque los conmina a
brindar puntos de vista personales, pero sin perder la brújula de lo que afirman. Un
reportero que opine en una crónica deportiva sin pruebas o conocimientos suficientes de lo
que dice compromete su credibilidad y deja en entredicho su capacidad de procesar al más
alto nivel periodístico un hecho deportivo.

El periodismo deportivo da esa licencia de opinar e interpretar en la redacción de las


crónicas, pero también exige que eso se haga con un amplio bagaje cognitivo sobre lo que
se habla. De lo contrario, el texto no pasará de ser un chascarrillo que será desechado por
el medio para el que se trabaje.

Un ejemplo de este tipo de relato es en el que “Marca” también presentó la derrota del Real
Madrid contra el Betis. En este relato la estructura ya no es fija como en el de agencia. Pero
ojo: si algo debe debe quedar claro es que el periodista no deja de procesar información
relevante. De modo que, al adoptar una estructura narrativa más compleja que las de las
agencias, no debe dejar de evacuar antes la información que todo aficionado quiere saber
tras un compromiso deportivo.

Me refiero, desde luego, informar primero sobre el resultado del evento, los rivales en
contienda y demás datos que ya se mencionaron anteriormente cuando se planteó el
formato de redacción de agencias. Nunca hay que olvidarse que, antes de opinar o
interpretar, se está también informando, por lo que el instinto o el olfato periodístico debe
mantenerse atento para evitar caer en textos que no cumplan con los estándares de una
crónica deportiva.

https://www.marca.com/claro-mx/futbol-internacional/la-liga/cronica/2020/03/08/5e656d
c822601d33448b4605.html

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