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¿Y cuándo acabará?

Alfredo Mario Ríos Galeano

8B

Escuela Normal Superior Santa Teresita

Lorica – Córdoba

Mayo 2019
Ficha bibliográfica

Pa que se acabe la vaina

William Ospina

Editorial Planeta

237 páginas
¿Y cuándo acabará?

El fruto que sale de la cosecha no sólo es del campesino que la siembra, sino

también del profesional que la compra y del muy buen asalariado que la explota.

A lo largo de su incesante historia, lo que es Colombia hoy día, es el indudable

reflejo de lo que se hace y se quiere por ella. Lo que vive el país colombiano es

producto de toda la historia política y social que ha trascendido y dejado huella en

la pulpa del orgullo tricolor.

Colombia, un país mega diverso; rico en cultura, biodiversidad, minerales, un gran

órgano verde y las mayores fuentes hídricas, se ha visto en los últimos años

involucrado con escándalos de corrupción, masacres, atentados, miles de víctimas

aun por reparar y un sinfín de tragedias que opacan la belleza natural que la

ubicación geográfica nos brindó. Sin embargo, sabemos que esto no es de ahora,

la historia de este país con respecto a los conflictos políticos y sociales, vienen

más allá de la época en la que ocurrió la masacre a las bananeras o cuando se

vivió el baile rojo, que por esos tiempos acechaban ya los disturbios entre las

clases dirigentes, que sin escrúpulos crean imágenes dispersas, pero en ciertas

partes reales de lo que como Nación se ha venido construyendo.

En este caso no hay brecha entre pasado y presente porque todo ha sido como un

río que trae piedras consigo y que hasta ahora no ha tenido desembocadura, pero

que a duras penas corre el agua y sólo se oyen las piedras. De hecho, frente a

este tipo de situaciones sólo se tienen alternativas, las cuales están en manos
únicamente de las decisiones y actos de la sociedad, y del poder que se ha

delegado en los representantes.

De los principales calvarios que ha sufrido Colombia, es el del narcotráfico,

convirtiéndose esta en casi la definición polarizada de todos los ciudadanos de

este país. Prácticamente desde la época de la llegada de aquel tirano al tráfico de

drogas que revolucionó a gran parte del continente, y sólo tiempo después que se

viralizó la imagen de cada colombiano como tal, hasta ahora, las personas que no

tienen nada que ver con este tema se han tenido que ver en el papel de atropello a

su persona y la indignación frente a estos sucesos no queda atrás.

No dejando de un lado el papel que juega la viveza y la corrupción que desde el

inicio de los tiempos se ha desarrollado en el hombre ese instinto de obtener las

cosas a toda costa tomando atrevidamente la célebre frase de que “el fin justifica

los medios”. La corrupción ha sido un tema que ha afectado a nuestro país en

gran magnitud y que lo ha llevado a que el exterior vea una cara que, en manos de

personas equivocadas han deteriorado la imagen de este, y que sin duda alguna

en los últimos años ha ido creciendo y creciendo este petulante concepto que por

acciones propias de los supuestos representantes y dirigentes han dejado que se

siga manchando el buen nombre de Colombia, porque si fuese el caso de ser un

solo nombre, pero la verdad es que la denominación es totalmente global.

Si viajas a este maravilloso país podrás encontrar un sinfín de culturas, acentos y

diversidades, las cuales hacen de este único en su especie. Sin embargo, el

pueblo, con tantos desastres solamente ve lo que le ha tocado vivir durante siglos;

guerras, enfrentamientos y revoluciones que merman ese sentimiento de


patriotismo, y que sale a flote cuando somos uno al momento de ver salir al campo

de juego a los chicos de la selección Colombia de futbol masculina. Ahí es cuando

se siente Colombia unida.

No obstante, tenemos una cultura política que aguanta atropellos, que no

reacciona a las injusticias de los delegados. Es como si el pueblo no supiera que

es el que tiene el poder y que los que supuestamente están en “la cima” son

claramente agentes públicos que ayudan a construir los cimientos de lo que se

espera sea un Estado.

Evidentemente, el poder ejecutivo, luego de tantos años, ha tomado las riendas

del desastre monumental que como sociedad nos ha dejado el conflicto armado.

Millones de muertos, cuyos familiares no tienen remedio alguno que exigir justicia

en donde los corruptos son quienes gobiernan.

De igual forma, los diálogos con la JEP han sido medidas de implementación de

las verdades, la reparación y la justicia, que de un modo u otro se tiene la idea de

que por medio de este se llegue a la paz verdadera.

Por otro lado, es increíble que se le siga sumando más presupuesto a las armas

que a la educación, y no siendo más que las personas no puedan terminar sus

estudios y que aquellos que sí tuvieron la oportunidad de ello, no cuenten con la

disponibilidad del Gobierno para ganarse algo más que el mínimo y tener una

buena estabilidad de vida. Si bien se sabe que no es fácil subir este sueldo,

porque eso trae repercusiones, pero no se llevaría a cabo una mala inversión si se
invierte mucho más en la educación y de esta manera se lograría un avance

significativo.

Colombia es capaz de convertirse en el mejor país de todos si se lo propone. Es

cuestión de ser capaz de tirar por la borda la barbarie que la agobia y ajustarse

bien los pantalones por cada profesional, por cada amo(a) de casa, por cada

albañil, que merecen probablemente mucho más que un país casi derrotado por

los delincuentes.

La idea no es estancarse en buscar la respuesta de quien nos lanzó al vacío en el

que estamos metidos, ni de quien o quienes lo sigue haciendo, sino la de

encontrar soluciones que mantengan el estatus del país como debe ser, como se

lo amerita, y que sus estragos lleguen pronto a un fin. Aun no se sabe cuándo ni

cómo, pero esperemos que sea muy pronto, antes de que las adversidades nos

consuman y nos toque ingeniarnos un Plan B.


Referencias bibliográficas

Ospina, W., (2013). Pa que se acabe la vaina. Colombia. Editorial Planeta.

Jurisdicción Especial para la Paz. Recuperado de

https://www.jep.gov.co/Paginas/JEP/Jurisdiccion-Especial-para-la-Paz.aspx

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