BUSCAR EL REINO DE DIOS Mt.

6:33

 Se oyó en un huerto una conversación entre dos gorriones, descansando sobre una rama en un árbol alto.
Mientras observaban a la gente que caminaba apurada y nerviosa por el huerto, uno dijo al otro: —Eh,
dime, ¿por qué piensas que la gente camina así, nerviosa y preocupada? El otro le respondió: —No lo sé
con certeza, pero debe ser porque no tienen a un Padre celestial que los cuida, como nosotros.

“¡HAGAMOS LO QUE ES PRIMERO!” (MATEO 6:33) Todas las cosas que llegan a nuestra vida
ocupan el lugar que les asignemos. Por regla general, las cosas las ordenamos en razón a su importancia y
en forma progresiva, es decir, a una cosa la situamos en primer lugar, a otra en segundo y así
sucesivamente. En este momento, ¿Qué ocupa el primer lugar en su vida? Creo que como cristianos no
debemos tener ninguna dificultad de designar qué ocupe el primer lugar. Nosotros sabemos que Dios, o al
menos, así se pretende, tiene la máxima prioridad en nuestra existencia.
1º VEAMOS EL GRAN DEBER QUE SE NOS ASIGNA (6:33a). Nuestro Señor Jesucristo dice: “Más
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia…”. Primeramente, debemos entender la definición de
reino de Dios. En la Biblia tiene tres acepciones:
(1) Es el lugar donde vive Dios.
(2) Es su Obra y su Pueblo aquí en la tierra.
(3) Es el Señorío total de Dios en la vida del creyente. Buscar el reino de Dios significa buscar que la
Soberanía de Dios gobierne nuestra vida enteramente.
Al hablar de reino, lógicamente se está hablando de un Rey y de unos súbditos. Dios es el Rey y nosotros
somos los siervos. ÉL es el Amo y nosotros somos los vasallos. ÉL es el Padre y nosotros somos los hijos.
Así funciona el reino de Dios. Y esto es lo que debemos buscar: Que Dios sea el Soberano de nuestra vida
y esta búsqueda debe ser sincera y sin desmayo. Sabemos que al ser cristianos vamos rumbo al cielo, ésa
es nuestra meta; y mientras vamos de camino, día con día, demos al Señor el primerísimo lugar en todas
las cosas.
Cuando habla de “su justicia”, se refiere a su rectitud, su santidad, su pulcritud. Nuestro Señor
Jesucristo nos demanda un gran deber, que anhelemos vivir bajo la soberanía de Dios, pero también que
ansiemos vivir en santidad como conviene a un Dios infinitamente santo. La razón por la que muchas
personas no se entregan a Cristo y muchos cristianos no se consagran del todo al Señor, es porque ignoran
la preciosa ecuación: Santidad = Felicidad. Para muchos, la vida cristiana equivale a una existencia
penosa y triste. Piensan que la santidad de vida está reñida con el gozo. El gozo es una virtud de Dios y es
fruto del Espíritu Santo. Pero también dice “Primeramente” y esto puede interpretarse de dos maneras: (1)
Desde temprana edad y (2) Desde los albores del día. Sí. Debemos buscar primeramente el reino de Dios
y su justicia. Hoy más que nunca necesitamos estar más cerca de nuestro amantísimo Padre Celestial.
Necesitamos una vida más consagrada y más apegada a sus leyes y mandamientos. Necesitamos mayor
comunión con ÉL en la oración.
2º VEAMOS LA GLORIOSA PROMESA QUE SE NOS OFRECE (6:33b). Termina nuestro texto: “… y
todas estas cosas os serán añadidas”. “Todas estas cosas” se refiere a todas las cosas que necesitamos,
como las cosas indispensables como el alimento y el vestido. Alguien dijo que estas cosas por las que el
mundo se afana tanto, para el creyente en el Dios de amor y poder, son solo una propina. Porque su
verdadero salario, su galardón es mucho mayor que las cosas de este mundo y aun que el mismo mundo
entero. Confiemos en ÉL todas nuestras necesidades sabiendo que nuestro Dios es Jehová – Jireh, es decir,
Dios proveedor. Si nosotros le damos el primer lugar al Señor en nuestra vida, Dios sabrá darnos no solo
lo necesario, sino también todo lo que es conveniente y en abundancia, más de lo que podemos desear,
pedir, pensar o imaginar siquiera.
 ¿QUÉ SIGNIFICA BUSCAR EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA?
(Mt. 6:33)
1)  “Buscad primeramente”
Nota: La palabra “buscar” es una traducción del término griego “zeteo” que significa
también: ir en pos de, procurar, desear: y “primeramente” se traduce del griego “proton”
que significa además: en primer lugar, antes que nada, más temprano. Con estos
significados podemos ver varias aplicaciones:

a)  Vamos en pos de Dios antes que cualquier otra cosa.

b)  Procuremos el primer lugar para Dios.
c)  Busquemos a Dios a primera hora.

Todo esto nos recuerda la importancia de darle a Dios el primer lugar en nuestro
corazón y en nuestro día a día. Es vital procurar ese temprano tiempo con Dios. Si
buscáramos a Dios y su reino como un minero busca esmeraldas en la montaña, sin
duda alguna nuestra vida sería otra. 

2)  El reino de Dios.

Nota 1: El término reino aquí hace referencia a gobierno, ámbito, área, soberanía,
dominio. El reino de Dios es el ámbito o perímetro, donde el Señor gobierna; es el
espacio que se rige por las leyes, principios y naturaleza de Dios. En su reino hay
verdadera luz, sanidad, libertad, vida, amor, paz, gozo, etc, véase Apocalipsis 21:23 al
22:5 para acercarse al concepto de la naturaleza del reino de Dios.  

Nota 2: Jesús mismo lo dijo: “si yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a
vosotros el reino de Dios”  (Mt. 12:28) y Pablo dijo: “el reino de Dios no es comida y
bebida sino en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”  (Rom. 14:17).  

    

3)  La justicia del reino de Dios.

Nota: La palabra “justicia” es la traducción del término griego: “dikaiosune” que significa
además: equidad, rectitud, integridad. Término que denota un atributo de Dios. 

Generalmente el uso del término está en relación con la justicia que se alcanza por la
fe en la obra de Jesucristo. Entonces podemos decir que “buscar el reino de Dios y su
justicia” es procurar una mayor revelación de la obra de Jesucristo en la cruz y la
conquista alcanzada en su resurrección. 
  

4)  “Todas estas cosas serán añadidas”.

Nota 1: Jesús dice que al buscar el reino de Dios y su justicia todas estas cosas
vendrán. La pregunta es ¿cuáles son esas cosas? El contexto nos lo explica, veamos el
versículo 32 donde aparece dos veces la expresión “estas cosas” y nos dice también
que nuestro Padre celestial sabe que tenemos necesidad de ellas.

Nota 2: Es el versículo 31 el que nos dice específicamente cuáles son esas cosas.
Comida, bebida y vestido, esto representa la provisión básica del ser humano. Es
motivo de mucha preocupación, afán y angustia en las personas. Más que un saber, es
necesario confiar en la provisión y cuidado de Dios 

Los discípulos están escuchando una gran enseñanza del Maestro acerca de la
fe:  Mateo 6:25-30. Cuando no ponemos nuestra vida en el orden del reino, el afán y la
ansiedad toman el gobierno del corazón, y la fe queda relegada a un vano e inconstante
sentimiento.

Nota 3: La fe va más allá de las palabras o de un sentir, la fe determina el estilo de vida,
es esa confianza en el completo gobierno de Dios sobre nuestras vidas, es esa
confianza total en Su cuidado y provisión; es creer y no solo pensar.

Sí Dios cuida las aves del cielo y los árboles del campo, como no cuidará mucho más
de sus hijos, como no cuidara a aquellos que ganó con su propia sangre y a través del
más profundo dolor. Es la fe que sabe que Dios gobierna todo su entorno, y confía que
nada pasará sin que primero pase por las manos del Señor.

Nota 5: Una de las cosas con las que el enemigo procura afligir los corazones es con el
miedo hacia el futuro; así el afán llena el corazón y la fe es desplazada. En  Mateo
6:33 Jesús nos aconseja y dice: “No os afanéis por el día de mañana” (no dice que no
hagamos nada, sino que confiemos en él). La frase “no os afanéis” quiere decir también:
no te preocupes, no te llenes de ansiedad, no te aflijas por el futuro.

Cada tiempo traerá diversas exigencias y desafíos, lo más importante es que camines
con Dios y él te dará la sabiduría y fuerza para vencer. Tu futuro no es del enemigo,
está en las manos de Dios, y él tiene los mejores planes para ti.
            
Conclusión: Dios ha planeado para cada uno de sus hijos lo mejor y en ese anhelo
revela las verdades de Su reino a través de Su palabra y por el Espíritu Santo.
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