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Se trata de una salida de balón arriesgada, debido a las consecuencias que pueden derivarse
de una imprecisión o un buen pressing del contrario.
RICARDO LA VOLPE
El concepto recibe el nombre del entrenador argentino Ricardo La Volpe, profesional que ha
desarrollado gran parte de su trayectoria en el fútbol mexicano y que ha volcado gran parte de
sus esfuerzos en inculcar a sus equipos automatismos tales como esta salida desde la zona
de iniciación.
Pese a que en España comenzó a ser habitual en la temporada 2009-10 por el Barcelona de
Josep Guardiola, es en México donde este concepto está más afianzado. La Volpe practicó
desde mediados de los años 90 esta salida con sus equipos, entre ellos la selección
mexicana, a la que dirigió cuando Guardiola era jugador del Dorados de Sinaloa, época en la
que el entrenador catalán pudo acercarse al lavolpismo.
DESARROLLO
La salida lavolpiana puede llevarse a cabo por medio de dos vías: desde una acción a balón
parado (saque de meta) o con el balón en juego pero partiendo desde la zona de iniciación.
Como se puede intuir, es un automatismo que suele iniciar el guardameta, pero puede haber
casos en los que con el balón en juego se comience de nuevo la propuesta ofensiva desde la
iniciación sin la participación del mismo.
Existe un alto grado de riesgo en esta salida, pero en la fase ofensiva el equipo gana mucha
amplitud, al tiempo que facilita a los interiores líneas de recepción del primer pase y habilita la
zona de aceleración con el segundo y sucesivos pases. Se forman así diversas líneas
horizontales y verticales de pase ofreciendo apoyos y sostén constante. Primordial es,
entonces, el principio ofensivo de las ayudas permanentes. De esta manera, la salida
pretende la superioridad numérica y no es sólo un jugador el responsable de sacar el balón
desde atrás, sino que son varios (o todos). Pero hay que prever que la propia salida y los
movimientos del rival pueden hacer que algún jugador rompa en conducción y pueda incluso
llegar hasta zonas de campo contrario.
GUARDIOLA Y EL LAVOLPISMO
En el 2006 Josep Guardiola, con motivo del Mundial, dedicó un artículo al tema el El
Paístitulado Salir de novios. En él, el lavolpismo y la selección mexicana salen muy bien
parados. Eso ha llevado a muchos admiradores de la corriente lavolpista a querer ver en
Guardiola un fenómeno nacido de esta filosofía, hecho totalmente incierto. Incluso en sus
últimos coletazos como jugador, Guardiola no pudo conseguir la entrevista de fútbol que
pretendía con La Volpe, ya que el argentino, que era el seleccionador mexicano, se mostraba
inaccesible por la responsabilidad del cargo. Que nadie se confunda: ver la
doctrina lavolpista como la base de inspiración para el paradigmático Barcelona de Guardiola
es actuar con poca perspectiva.
Guardiola, que se definió a sí mismo en una reciente conferencia en Argentina como un
copista de ideas más que un revolucionario, utilizó la salida lavolpiana como una respuesta
más que ofrecer a sus jugadores en un momento determinado. Fue (y es) un evolucionador. El
mismo que ofreció a sus chicos conceptos clave como la presión de 6 segundos tras pérdida,
el falso 9, el rombo, el juego de pies del guardameta, el 4-3-3, siete centrocampistas en una
final del Mundial de Clubes y unos cuantos más. La salida lavolpiana fue un recurso más.
LA SALIDA LAVOLPIANA EN EL BARCELONA
El de Santpedor introdujo el automatismo en un equipo que contaba con Rafa Márquez, uno
de los jugadores más importantes que tenía La Volpe para llevar a cabo su salida. El propio
Guardiola se acercó más si cabe a los métodos de La Volpe por medio de un jugador que ya
venía con la lección aprendida en la selección mexicana.
La salida lavolpiana se puso de moda durante la temporada 2009-10 en España, pero quizá
solo el Barça fue el que le dio verdadero sentido a salir en superioridad. Precisamente en la
etapa de Guardiola como jugador, él era el encargado de la salida del balón. Con Rijkaard, el
encargado fue Márquez, por lo que se pasó de salir con un mediocentro defensivo a un
central. En la primera temporada de Pep como entrenador ya no fue un central el que sacaba
el balón, sino los dos (Piqué y Márquez). En la Supercopa de España de 2009 contra el
Athletic, Pep probó por primera vez la salida lavolpiana en su equipo. Lo hizo retrasando a
Touré, engarzado entre Piqué y Puyol. Guardiola simplemente siguió puliendo la salida de
balón como lo había hecho el Barcelona desde que el propio Pep era jugador. Utilizó la salida
lavolpiana para evitar la presión del rival, intentó que no fuera un jugador solo el encargado de
sacar el balón limpiamente, sino que fuera el colectivo (juego de posición) el que lo hiciera.
Pero al Barcelona le pillaron el truco algunos equipos como el Atlético, el Athletic o el Racing
de Santander, mediante una presión fuerte o colocando un triángulo zonal. Una vez más, tras
esto, se vio a un Guardiola evolucionador, apostando por más conducción de los centrales en
la salida (Piqué) o viendo a jugadores como Iniesta bajar hasta posiciones más relacionadas
con el primer pase. Finalmente el propio Guardiola, dándole otro puntito al equipo, optó por
desechar la salida lavolpiana.
En España, además de Guardiola, también han utilizado la salida lavolpiana entrenadores
como Marcelo Bielsa (entrenó en Mexico en pleno boom del lavolpismo) Juanma Lillo, Jose
Mourinho o Juan Carlos Garrido.
METODOLOGÍA
Guardiola, en el artículo anteriormente enlazado, explica bien lo que puede ser la metodología
de este automatismo: “Ricardo Lavolpe, argentino él y seleccionador mexicano, ha escogido
que su defensa salga jugando. No que empiece jugando, que es otra cosa (…). Obliga a salir
jugando, que no es otra cosa que jugadores y pelota avancen juntos, al mismo tiempo. Si lo
hace uno solo no hay premio, no vale. Han de hacerlo juntos”.
Continúa Guardiola acercándonos la metodología del propio La Volpe: “Me contaron cuando
estuve en México que Ricardo Lavolpe, de manera intervencionista y conductista, obliga, en
los entrenamientos, durante 30 minutos, a que sus defensores avancen, ellos y la pelota, una
y otra vez. Al más mínimo error en un pase, o no ensanchar el campo estirándolo como si
fuera una goma hasta las líneas de banda, o no jugar con el portero cuando se debía jugar,
repito al más mínimo error, vuelta a empezar. Para, corrige, grita y vuelta a empezar. Una y
otra vez. Cientos de veces hasta que sus tres defensores hagan de novios durante 30
minutos. Ellos y la pelota”.
CRÍTICAS
Pese a que la salida lavolpiana tuvo una trascendencia muy mediática en nuestro fútbol, no
fueron pocas las críticas pasado el boom de lo novedoso. Una buena explicación la dio el
periodista Abel Rojas, que se acercó de esta manera a aquella situación:
“Las limitaciones de Busquets en el envío resultaron insalvables y a Xavi se le acosaba hasta
la primera media luna, así que no tras pocos intentos se acabó desistiendo y recuperando una
salida más estándar. El problema es que la estampa era tan bonita y tan fácil de identificar
sobre el césped que alcanzó una trascendencia mediática excesiva. Aún habiendo fracasado
en su ejecución el mejor equipo del mundo, el automatismo más característico del libreto de
La Volpe fue imitado tanto en la élite como en las categorías más modestas con resultados
entre discretos y patéticos”.
Apenas salieron airosos en el intento el Villarreal de Garrido y Bruno, el Espanyol de
Pochettino y Márquez y el Málaga de Pellegrini y Apoño, e incluso estos tres equipos
acabaron volviendo a la arquetípica salida de cuatro, desde la que encontraban una
racionalización del espacio más sencilla. El tema estaba clarísimo: el automatismo requería
una especialización acentuada, mínimo, en las piezas claves. Y nadie las tenía.
Al final, postureo o no, la lavolpiana está ahí como herramienta para ser utilizada. Si alguno
tiene la suerte de contar con los jugadores tales para llevarla a cabo, disfrútenla hasta que los
rivales se aprendan la lección.
* José Luis Lorenzo es entrenador de fútbol formativo del FC Volga Nizhny Novgorod
(Rusia).