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Voces: ALIMENTOS ~ PRESCRIPCION ~ INTERPRETACION JUDICIAL ~ PLAZO ~ PLAZO DE

PRESCRIPCION ~ CADUCIDAD DE INSTANCIA ~ PLAZO DE CADUCIDAD ~ CUOTA


ALIMENTARIA ~ CONVENIO DE ALIMENTOS ~ HOMOLOGACION ~ COMPUTO DE LA
PRESCRIPCION ~ INTERRUPCION DE LA PRESCRIPCION
Título: Prescripción de la acción para reclamar alimentos fijados en sentencia. Plazo, cómputo y causales de
interrupción
Autores: Kemelmajer de Carlucci, Aída Molina de Juan, Mariel F.
Publicado en: LA LEY 27/08/2014, 27/08/2014, 6 - LA LEY2014-E, 121
Fallo comentado: CS Tucumán, sala civil y penal ~ 2014-10-15 ~M. de A.M.E. c. A.R.R. s/ pensión alimenticia
Cita Online: AR/DOC/2931/2014
Sumario: I. Tiempo y derecho. Seguridad jurídica y Justicia. — II. Los hechos y la respuesta de los jueces
en el caso bajo comentario. — III. El problema del plazo aplicable. — IV. El acuerdo homologado y sus
efectos con relación a la prescripción. — V. Posibles incidencias de la cuestión debatida frente a los textos
del Proyecto de Código Civil y Comercial. — VI. Reflexiones finales.
I. Tiempo y derecho. Seguridad jurídica y Justicia.
El tiempo no es un elemento neutral en el ordenamiento jurídico; no lo es en las relaciones fundadas en el
derecho común, menos aún en las relaciones jurídicas ancladas en la vida familiar. El paso de los días, meses o
años consolida situaciones personales, sociales y familiares, y afianza derechos; por ejemplo, en las relaciones
afectivas entabladas por niños y adolescentes. Pero también los atenúa, debilita, o incluso aniquila en aras de la
seguridad jurídica o la paz familiar, como sucede con la caducidad de las acciones de filiación, de la obligación
alimentaria, o con la propia prescripción.
La justicia reclama que todo deudor cumpla con su obligación.
La prescripción liberatoria parece chocar con este imperativo, pero lo hace por necesidad, porque a medida
que el tiempo transcurre, otros intereses jurídicos se activan y entran en conflicto. La seguridad exige que el
derecho de reclamar en justicia tenga, entonces, un límite temporal. La prescripción es una figura del derecho
común que reivindica la búsqueda de paz social. Pretende evitar la perpetua sustanciación de los pleitos y
permite que derechos y obligaciones queden definidos en algún momento (1).
La sentencia del Superior Tribunal de Tucumán del 15 de octubre de 2013 (2), que se comenta, refleja la
tensión entre ambos valores jurídicos (justicia y seguridad) en el siguiente párrafo del voto del juez
Estofán:"¿Dónde reside la frontera entre justicia material y seguridad jurídica? La justicia material (justicia
social) persigue la realización del bien común. La seguridad jurídica pretende la paz jurídica. Pero seguridad
jurídica no significa, necesariamente, la aplicación cierta del derecho justo, sino la ejecución segura del
frecuentemente defectuoso derecho positivo. De esto pueden resultar conflictos de intereses, especialmente
entre la justicia material y la seguridad jurídica ¿Qué sucede en caso de conflicto de intereses cuando las dos no
se pueden realizar a un mismo tiempo? [...] (Kaufmann, Filosofía del Derecho, 1999, p 351)".
La problemática involucra un tema de hondo contenido social pues se trata de determinar hasta qué punto el
transcurso del tiempo afecta los derechos del acreedor de alimentos, haciéndole perder la posibilidad de
reclamar el pago de los atrasos.
La sentencia invita a reflexionar sobre problemas viejos, pero no definitivamente resueltos, en materia de
prescripción de la acción para reclamar alimentos.
Cuestión al margen es la valoración que pueda hacerse respecto de la moderna tendencia a la autosuficiencia
de cada uno de los esposos con posterioridad al divorcio, expresamente reflejada en el art. 434 del Proyecto de
Reforma de Código Civil y Comercial, que confiere derecho alimentario a los cónyuges divorciados solo con
carácter excepcional. De este modo, estimula la autonomía de cada uno de ellos para proveerse sus propios
recursos económicos frente a la extinción del proyecto de vida familiar compartido.
I.1. Planteo del problema
Doctrina y jurisprudencia mayoritaria coinciden en que:
a) El derecho a reclamar los alimentos es imprescriptible, pues se trata de un derecho que se renueva
constantemente a medida que nacen las necesidades del alimentado (3).
b) Esa regla no comprende a las cuotas devengadas e impagas a las que sí se aplica la prescripción ante la
inacción del acreedor (4).
c) Excepto que se trate de alimentos a hijos menores de edad, la acción para cobrar las cuotas devengadas y
no pagadas también puede extinguirse por caducidad (5). Se considera que quien no exige el pago de los
alimentos muestra que no los necesita, y la necesidad es, en definitiva, la última ratio de toda prestación
alimentaria (6). En este sentido, el art. 645 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación dispone:
"La inactividad procesal del alimentario crea la presunción, sujeta a prueba en contrario, de su falta de
necesidad y, con arreglo a las circunstancias de la causa, puede determinar la caducidad del derecho a cobrar las

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cuotas atrasadas referidas al período correspondiente a la inactividad. La caducidad no es aplicable a los
beneficiarios menores de edad; tampoco, cuando la aparente inactividad del interesado es provocada por la
inconducta del alimentante."
En cambio, las respuestas no son tan armoniosas cuando, como en el caso planteado, las preguntas son:
¿Cuál es el plazo de prescripción para reclamar alimentos que han sido fijados en una sentencia judicial?
¿Desde cuándo se computa el plazo?
¿Cuáles son los supuestos que interrumpen o suspenden el curso de la prescripción?
Las respuestas de los magistrados fueron tan divergentes, que exigieron la integración de la sala con otros
vocales para alcanzar la mayoría numérica necesaria para dictar una sentencia válida.
II. Los hechos y la respuesta de los jueces en el caso bajo comentario.
La plataforma fáctica del caso se remonta al año 1993, fecha en que se dictó una sentencia por la que se fijó
la obligación alimentaria del ex marido en beneficio de la ex cónyuge y los dos hijos del matrimonio.
Más de diez años después (en septiembre de 2004), debido al incumplimiento de la prestación, la mujer
presentó una planilla de actualización de la deuda que incluía períodos desde el año 1995 hasta el año 2004 y
—aparentemente— algunos anteriores, por la suma de $ 99.828,21.Se ordenó correr traslado de la liquidación,
pero la notificación nunca se concretó.
El 31 de agosto del año 2005 se realizó una audiencia en la que las partes llegaron a un acuerdo por el cual
el demandado se comprometió a "entregar en el día de mañana, 01 de Septiembre del cte. año, la suma de Pesos
Cuatro mil ($4.000) a cuenta de lo que adeuda...". Además, la actora dijo que "deja constancia que no renuncia a
continuar las ejecuciones...". El convenio fue homologado el 15 de septiembre de 2005 y tuvo principio de
ejecución mediante el pago de los $ 4.000.
El 27 de septiembre de 2006, la mujer denunció el incumplimiento parcial del convenio e inició ejecución
por el saldo de la planilla de alimentos atrasados ($ 95.828,21). Intimado al pago, el demandado opuso las
excepciones de prescripción, inhabilidad de título y novación. El juez de grado rechazó las excepciones
planteadas y ordenó continuar con la ejecución.
La Alzada acogió parcialmente el recurso e hizo lugar a la excepción de prescripción de los períodos
comprendidos entre el año 1994 y 1999 con fundamento en el art. 4027 del CC. Sostuvo que si bien el
reconocimiento de la deuda concretado en la audiencia del año 2005 y el pago parcial posterior interrumpieron
el plazo de prescripción, esa interrupción solo operó con relación a los períodos en los que el plazo se
encontraba pendiente, mas no para aquellos meses en los que el plazo había vencido, y por ende, la prescripción
estaba cumplida.
La actora interpuso recurso de casación que, no obstante una importante disidencia, alcanzó acogida
favorable por la mayoría y declaró que no existía prescripción fundado en los efectos del convenio de
reconocimiento de la deuda.
III. El problema del plazo aplicable.
III.1. Los textos legales en juego
La discusión de fondo se construye sobre dos artículos del Código Civil que —en apariencia— dan
soluciones contradictorias.
Por un lado, el art. 4023 dice: "Toda acción personal por deuda exigible se prescribe por diez años, salvo
disposición especial".
Por el otro, el art. 4027, refiriéndose específicamente a la obligación alimentaria, señala: "Se prescribe por
cinco años, la obligación de pagar los atrasos: 1° De pensiones alimenticias".
En este diseño, el Proyecto de Código Civil y Comercial ha producido las siguientes modificaciones:
Por un lado, el plazo genérico se reduce de diez (art. 4023 Cód. Civil) a cinco años (art. 2560 Código Civil y
Comercial).
Además, en lo que refiere a los reclamos efectuados por el acreedor alimentario, el artículo 2562 establece:
"Plazo de prescripción de dos años . Prescriben a los dos años: ... c) el reclamo de todo lo que se devenga por
años o plazos periódicos más cortos, excepto que se trate del reintegro de un capital en cuotas." El proyecto,
pues, no reedita la fórmula del Código Civil referida a los "atrasos de las pensiones alimentarias", y el supuesto
queda contemplado en el inc. c) de la norma que establece la prescripción de dos años para el reclamo de todo lo
que se devenga por años o plazos periódicos más cortos" (7).
III.2. Razones del debate normativo relativo al plazo aplicable a los alimentos fijados en sentencia judicial
El debate planteado respecto a la prescripción de los alimentos fijados en una sentencia forma parte de uno
más general, cual es, el de si el plazo de prescripción especial cambia al general cuando el crédito (cualquiera
sea, honorarios, alquileres, accidentes de tránsito, etc.) ha sido reconocido en una sentencia que ha pasado en

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autoridad de cosa juzgada, tal como lo sostiene en nuestro país la doctrina y jurisprudencia mayoritaria.
Alfredo Colmo argumentó en contra de esa posición. Decía este gran maestro del derecho de las
obligaciones:
"El derecho reconocido en juicio mediante sentencia pasada en cosa juzgada no cambia ni tiene por qué
cambiar de naturaleza. Sin embargo, nuestra jurisprudencia, que en esto cuenta con el apoyo de buena parte de
la doctrina, ve en la sentencia algo más que una simple declaración, su título ha sido reemplazado por otro y su
derecho ya no es el que era (...)". "Admitir que la sentencia entrañe un título jurídico propio, como el contrato o
la ley, y una consiguiente prescripción distinta de la del derecho originario, es sentar que ella entraña novación y
esto no puede ser sostenido con ningún argumento valedero en el derecho que nos rige" (...) "Sin duda, la
sentencia agrega al derecho algunos elementos. Tal pasa con lo ejecutivo del mismo, con el imperium de la
coerción y la autoridad pública, con los intereses, con las costas procesales, etc. Pero se olvida dos cosas:
1° - Todo ello está implicado en el derecho mismo, que hasta por definición es coerción posible;
2° - En el peor de los supuestos, se trataría de elementos integradores, de accesorios del derecho, que no
desvirtúan lo principal y que por ser tales jamás suponen novación. De ahí la necesaria conclusión: la sentencia
no es más que el reconocimiento y sanción del derecho declarado, por donde éste queda intacto en su naturaleza
y carácter e incambiado en lo tocante a su prescripción. En tal virtud, un derecho prescriptible en uno o cinco
años, por ejemplo, y cuya sentencia no es ejecutada en uno o cinco años después de dictada y notificada, queda
cabalmente prescripto" (8).
Si la opinión mayoritaria rige también para los créditos alimentarios, ¿queda campo real de aplicación para
el art. 4027 inc. 1 que se refiere, concretamente, a los atrasos?
III.3. Respuestas en abstracto
Sin juzgar sobre su acierto normativo, las respuestas posibles para los alimentos determinados en una
sentencia (sea condenatoria, sea homologatoria de un acuerdo) son:
a) Rige el plazo decenal para todas las cuotas devengadas (anteriores y posteriores a la sentencia).
b) Rige el plazo quinquenal, para todas las cuotas devengadas (anteriores y posteriores a la sentencia).
c) Rige el plazo decenal para las cuotas devengadas hasta la sentencia y el quinquenal para los devengados
después de la sentencia.
III.4. Las posiciones existentes en la doctrina y en la jurisprudencia
En doctrina y jurisprudencia se han visualizado diversas posiciones:
- La que sostiene que siempre que los alimentos hayan sido fijados por sentencia, el plazo de prescripción es
el de la "actio iudicatiti" (10 años).
Dentro de esta posición, algunos distinguen expresamente entre cuotas devengadas con anterioridad y con
posterioridad a la sentencia. Sólo a las primeras se le aplica el plazo decenal.
- La que afirma que en todos los casos el tiempo para reclamarlos es el previsto en el art. 4027del Cód.
Civil, es decir, cinco años, siendo irrelevante que hayan sido fijados por sentencia (condenatoria u
homologatoria de un acuerdo).
(a) Posición que afirma que el plazo para ejecutar los alimentos fijados por sentencia es el decenal
Según los autores alineados en esta tendencia, la norma especial (plazo quinquenal) resulta aplicable a las
cuotas fijadas por convenio (no homologado judicialmente) más no a las estipuladas en una sentencia
(condenatoria u homologatoria de un acuerdo (9)), a las que se aplica la regla general de la prescripción decenal
(prescripción de la llamada actio iudicati).
Argumentan del siguiente modo:
— Al existir cosa juzgada, lo que puede prescribir no son los alimentos sino el título ejecutorio; aunque la
sentencia no causa novación en el sentido del art. 801 del Cód. Civil, constituye un nuevo título que sustituye al
originario y da lugar a la ejecutoria.
— Esta interpretación se compadece con el principio según el cual de dos o más posibles soluciones ha de
estarse por la que preserva el derecho, y no por la que lo aniquila; la regla debe aplicarse, con mayor razón, si se
trata de créditos alimentarios, en los que la parte vulnerable es el alimentado (10).
— También responde a una interpretación integradora, pues "la declamada y discutida especificidad,
respecto de los casos en que la cuota alimentaria encuentra amparo en una sentencia se diluye frente al régimen
aplicable a la actio iudicati, y la falta de distinción no puede llevar a realizar una interpretación arbitraria que
desnaturalice la hermenéutica del Código, pues la misma no puede ser valorada en forma aislada respecto del
resto del universo de normas que integran el ordenamiento jurídico aplicable" (11).
— La manera de interrumpir el curso de la prescripción de la "actio judicati" es ejercer actos que tiendan a
hacer efectiva tal ejecutoria, o sea continuar adelante con el trámite de la ejecución de sentencia (12).

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Dentro de esta posición, algunas sentencias aclaran que el plazo decenal rige para los alimentos devengados
hasta la sentencia; en cambio, para los posteriores, rige el plazo quinquenal que se computa a partir de cada
devengamiento. En esta línea, la Suprema Corte de Mendoza (13) argumenta:
"La interposición de la demanda mantiene interrumpida la prescripción durante todo el juicio, siendo
constantemente renovada por cada acto del proceso. La prescripción recién vuelve a correr cuando queda firme
la sentencia, y no puede ser otra que la de plazo decenal. La razón es que el deudor no puede manifestar
sorpresa o desconocimiento, pues sabe a cuánto asciende lo que debe pagar".
En el caso de Mendoza, se trataba de la ejecución de un convenio alimentario entre cónyuges, homologado
en el año 1997. En el año 2010 la mujer inició ejecución, pero reclamó solo las cuotas adeudadas desde el año
2005. El demandado planteó excepción de prescripción decenal de la actio iudicati con fundamento en que al
tratarse de un convenio, el cómputo de la prescripción se inició en el año 1997. La Corte sostuvo que:
"Carece de toda lógica pensar que una obligación alimentaria puede prescribir a los diez años de su
nacimiento y otra, idéntica, al mes de éste o, peor aún, antes de ocurrir el mismo. El absurdo reseñado se
presentaría si tomáramos como dies a quo el día de la sentencia homologatoria, para computar la prescripción de
todas las cuotas alimentarias, ya que se trata de una única fecha, mientras que las cuotas reclamadas, por el
contrario, son varias y se originan, cada una, en momento distintos pues estamos ante la presencia de
obligaciones periódicas, independientes y sucesivas. En definitiva, no se ejecuta una sentencia de condena, cuya
prescripción pueda computarse a partir de ella, sino cuotas autónomas, que han ido naciendo en forma periódica
y que no podrían haberse reclamado hasta que cada una nació, momento en el cual comienza a correr el plazo de
prescripción. Resulta de fundamental importancia la determinación del dies a quo, es decir, del momento en el
cual comienza a correr la prescripción, atento que, la accionante no puede demandar por las cuotas aún no
vencidas, conforme reza el adagio romano "actio non natae non praescribitur", es decir, la prescripción no corre
si la acción no ha nacido.
El convenio reconoce el derecho a alimentos del cónyuge que tiene sustento legal en los arts. 198, 209 y 207
del Código Civil, siendo el pacto homologado simplemente el medio a través del cual se concretiza el derecho.
Se coincide con la opinión de Bossert, quien señala que "la convención no crea un derecho nuevo, ya que el
deber de asistencia material se mantiene tras la sentencia de separación o divorcio, pues de otro modo no tendría
razón de ser el art. 209; el efecto que produce el convenio es reemplazar la extensión limitada de los alimentos
de toda necesidad, por un régimen más amplio previsto en el Código respecto de los cónyuges en el art. 198, el
cual, tras la sentencia de separación personal o divorcio, se ve prolongado en el art. 207 respecto del cónyuge
inocente".
(b) Posición que sostiene que el plazo para reclamar los atrasos es el quinquenal en todos los supuestos.
La posición quizás mayoritaria de la doctrina y de la jurisprudencia nacional (14) postula que en todos los
casos en que los alimentos devengados y no percibidos han sido fijados en una sentencia, (15) sean legales o
convencionales (16), el plazo de prescripción para reclamar los atrasos es de cinco años por aplicación del art.
4027 del Cód. Civil.
Argumenta del siguiente modo:
— La norma general deja lugar a la especial, y la regla para el caso de prestaciones fluyentes es la
prescripción corta de cinco años (17).
— Estas prestaciones tienen carácter acumulativo y aumentan incesantemente por el transcurso del tiempo;
no tienen por objeto el capital anteriormente debido, sino que vienen a crear un capital o crédito nuevo (18).
— Por tratarse de obligaciones que son atendidas normalmente con el dinero necesario para la subsistencia
diaria, se busca proteger al deudor y permitirle que se libere en menos tiempo. De este modo, "la bola de nieve
no se convierte en avalancha" (19).
— La reducción del plazo decenal se justifica en este caso más que en otros, porque resulta claro que cuando
el alimentado deja transcurrir tanto tiempo sin reclamar su derecho es porque no lo necesita (20).
— La "actio iudicati" no se aplica a las prestaciones que se devengan con posterioridad a la sentencia,
porque lo que ésta ha reconocido es el derecho a cobrar esos alimentos, los que no pueden ser cobrados antes de
que sean devengados. La ley habla de atrasos; como es lógico, la sentencia no puede fijar el plazo de
prescripción de atrasos que todavía no han tenido lugar (21).
III.5. Posición asumida en los votos de la sentencia bajo comentario
a) En disidencia, de modo contundente, el Dr. Gandur afirma que "aún en los supuestos de cuotas
alimentarias fijadas por sentencia judicial, la obligación de pago por los períodos posteriores a la sentencia—
aun no devengados a la fecha de la sentencia y no reclamados — prescriben a los cinco años".
b) La Dra. Sbdar, distingue entre los créditos devengados antes y después de la sentencia. Para los segundos,
amparada en la doctrina de las prestaciones fluyentes, explica: "estas deudas no tienen por objeto el capital
anteriormente debido, sino que vienen a crear un capital o crédito nuevo, como lo dice Llerena, de manera que

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la deuda aumenta en razón directa con el tiempo. Estas prescripciones fluyentes se caracterizan por la existencia
de un derecho principal que genera obligaciones accesorias o independientes con cierta periodicidad y
regularidad (El derecho a percibir alimentos es la causa generadora del devengamiento de la cuota alimentaria)
y porque además no siguen la regla de la accesoriedad en todos sus términos, pues tienen un plazo de
prescripción distinto de la obligación principal de la cual derivan. La razón de ser de la diferencia es la
protección del deudor frente a una acumulación o incremento desmedido de su deuda que pueda llevarlo a la
ruina. La razón de que la obligación alimentaria prescriba en el plazo de 5 años ha sido justificada por la
doctrina en que el alimento se paga por lo general con los ingresos regulares del alimentante". Por otra parte,
advierte que "La regla de que los alimentos prescriben en menor tiempo que el plazo residual ha sido mantenida
por el Proyecto de Código Civil, actualmente en el Congreso de la Nación, que fija un término ordinario de
cinco años (art.2560) y un plazo de dos años para todo lo que "se devenga por años o plazos periódicos más
cortos", lo que comprende a las deudas alimentarias (art. 2562 inc. c)."
c) El voto mayoritario sostiene el plazo de prescripción de diez años para unos y otros.
El Dr. Estofán adhiere a la doctrina legal de un precedente de ese mismo Tribunal recaído en la causa
"Schneer de Ferrullo, María Belén vs. Ferrullo, Gustavo Adolfo s/pensión alimenticia", sentencia N° 965 del
23/10/2006 que dice: "La prescripción de la obligación de pago de cuotas alimentarias emergentes de sentencia
pasada en autoridad de cosa juzgada se produce a los diez años pues se encuentran alcanzadas por el plazo
previsto para la actio iudicata del art. 4023 del Cód. Civil".
Fundamenta su posición en los siguientes argumentos (22):
(i) El carácter restrictivo de la interpretación de toda cuestión relativa a la prescripción descarta la extensión
analógica de la ley; el art. 4027 del Cód. Civil se refiere a la obligación de pagar los atrasos, pero no a la actio
iudicati.
(ii) La naturaleza alimentaria de la acción controvertida, los derechos involucrados y la actuación
permanente de la actora para obtener su cumplimiento dejan sin base el argumento de la falta de necesidad del
acreedor alimentario.
(iii) En cuestiones de prescripción, la consideración de la justicia o injusticia de las soluciones a que se
llegue constituyen una buena reflexión para orientarse en una interpretación de los textos vigentes. Frente a los
dos valores enfrentados, el derecho no siempre resuelve la tensión del mismo modo, pues unas veces hace
primar rigurosamente las exigencias de la justicia pero otras sacrifica provisoriamente dicho valor en el altar de
la seguridad jurídica. No obstante, "parece obvio que cuando mayor sea el grado de tutela que merezca el
derecho conforme al rango que ocupe en la arquitectura del sistema, la frontera debe ubicarse lo más cercano
que sea posible del lado de la justicia, aun pagando el costo de sacrificar las exigencias de la seguridad jurídica".
(iv) La pretensión deducida en el caso rebasa el mero reclamo de una pensión alimenticia; es una acción que
ha obtenido sentencia favorable que ha pasado en autoridad de cosa juzgada. Existe consenso prácticamente
unánime (excepto la opinión de Alfredo Colmo), "acerca del efecto uniformador de la sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada sobre los plazos de prescripción; dicho en otros términos, esto equivale a decir que
cualquiera sea el derecho que fundamente la interposición de una demanda judicial, una vez que se dicta la
sentencia que ordene el cumplimiento de determinada conducta, el plazo aplicable a la prescripción de la
pretensión que de ella se derive es el decenal ordinario".
Cuando se pretende justificar un plazo de prescripción de cinco años con fundamento en la existencia de
normas expresas — en el caso, el art. 4027 del Cód. Civil— que vendrían a tipificar el supuesto de hecho de
excepción al que alude el art. 4023 del Cód. Civil que proclama su genérica aplicación, "salvo disposición
especial", se está incurriendo no solamente en una petición de principios, sino también en un inconsciente
retorno a Colmo, cuya posición no ha tenido eco en la doctrina nacional.
(v) La solución contraria llevaría a una incongruencia axiológica en relación con la jurisprudencia de la
Corte en materia de honorarios profesionales que, una vez regulados, prescriben a los diez años. No parece
razonable reconocer mayor plazo a una prestación que accidentalmente puede tener carácter alimentario, que al
derecho mismo a los alimentos.
(vi) La tesis del plazo quinquenal deja sin explicar satisfactoriamente por qué misteriosos motivos la
ejecución de una sentencia que condena a pagar el precio de una compraventa gozaría de un plazo de
prescripción de diez años, mientras la que ordena honrar un contrato de renta vitalicia, o prestar alimentos,
prescribiría a los cinco.
(vii)En última instancia, se trataría de un caso dudoso y, en tal caso, la interpretación restrictiva exige estar a
favor de la conservación del derecho y de la acción.
III.6. ¿Qué posición responde mejor a la solución normativamente correcta?
La posición que aplica el plazo decenal (triunfante en la sentencia bajo comentario) podría encontrar
sustento, además de los argumentos ya reseñados, en dos reglas del derecho constitucional alimentario: (i) el
principio "a favor del alimentado", que exige una consideración particularmente cuidadosa a favor de los

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beneficiarios, la parte más débil de la relación (23) y (ii) el principio pro homine, o de mejor derecho (24), que
exige que el operador jurídico encuentre y aplique la norma que en cada caso resulte más favorable a la persona
humana para su libertad y derechos, independientemente de cuál sea la fuente que aporte esa norma (un tratado,
la constitución o el derecho interno) (25).
No obstante, entendemos que el voto minoritario que postula el plazo quinquenal tampoco escapa a criterios
razonables en esta materia, y que no todos los argumentos esgrimidos por el voto mayoritario tienen igual peso.
Explicaremos por qué en el mismo orden que han sido expuestos:
(i) Aunque el argumento gramatical no es definitorio, lo cierto es que el artículo 4027 se refiere a los
atrasos, y donde la ley no distingue, el intérprete no debe distinguir (en el caso, entre atrasos fijados por
sentencia y atrasos no determinados en sentencia).
(ii) Es cierto que el argumento relativo a la falta de necesidad del acreedor alimentario no es definitorio;
efectivamente, puede quedar desvirtuado por la prueba en contrario de la actividad, pero en tal caso, la
prescripción no opera, pues existe una causa que interrumpe el curso.
(iii) La justicia o injusticia de la solución debe ser medida en el caso concreto. Los alimentos también se
deben a personas que no son hijos menores o con capacidad restringida o incapaces. La tesis de la prescripción
decenal no hace distinciones de ningún tipo.
(iv) La presunta arbitrariedad de la diferencia con otros créditos (honorarios, obligaciones de hacer, etc.)
pasa por adherir o no a la tesis de Colmo. Si este autor estaba equivocado, no hay por qué extender el error.
(v) La tesis sustentada en el fallo deja en pie un argumento central de quienes entienden que debe aplicarse
el plazo quinquenal: la naturaleza fluyente del crédito y la consecuente necesidad de evitar su desnaturalización.
En efecto, los alimentos tienen en cuenta la necesidad, y una acumulación desmedida lo convierte en un capital
rentable, que devenga intereses por larguísimos períodos, apartándose radicalmente de su objeto o finalidad.
3.7. ¿Cómo se aplican estas reglas al caso sometido a resolución de la Corte tucumana?
Cuando la actora presentó liquidación y solicitó el pago de toda la deuda atrasada ya habían transcurrido
diez años del dictado de la sentencia. Por lo tanto, aún en la tesis más favorable para la parte actora:
a) Todos los créditos devengados con anterioridad a la sentencia (antes de 1993 reclamados recién en 2004)
estaban claramente prescriptos.
b) Los posteriores a 1993, si el plazo se computara a partir de la sentencia también estarían prescritos; en
cambio, se salvarían de la prescripción aquellos que, computados desde agosto de 2004, hacia atrás, no tuviesen
una antigüedad mayor a diez o cinco años, según cual sea la tesis que se sostenga.
Por eso, en realidad, en el caso, el problema está en los efectos que se le otorguen al convenio suscripto por
las partes.
IV. El acuerdo homologado y sus efectos con relación a la prescripción
Como dijimos, la cuestión que adquiere relevancia es el efecto del convenio celebrado por las partes. A este
tema dedicamos los parágrafos que siguen.
IV.1. Nociones generales
(a) La interrupción del curso de la prescripción. El reconocimiento como causal de interrupción.
Como es sabido, el curso de la prescripción se interrumpe cuando se produce alguna de las causas previstas
por la ley (26). En consonancia con la opinión unánime, el art. 2544 del Proyecto de Código Civil y Comercial
dice clara y sintéticamente: "El efecto de la interrupción de la prescripción es tener por no sucedido el lapso que
la precede e iniciar un nuevo plazo".
La interrupción, como la suspensión, implican que el plazo de la prescripción está en curso, o sea, está
corriendo, aún no se ha cumplido. En este sentido, la Corte de la Nación ha sostenido: "Los actos interruptivos o
suspensivos del plazo de prescripción deben ser cumplidos necesariamente antes de su vencimiento en razón de
que mal puede suspenderse o interrumpirse un plazo ya cumplido" (27). Cumplido el plazo, coincidimos con la
opinión mayoritaria (28) según la cual, automáticamente, la obligación se convierte en natural (art. 515 inc. 2);
por eso, si con posterioridad al vencimiento del plazo existe un pago parcial, la acción civil no "renace"; en este
caso, el derecho del acreedor consiste sólo en retener lo pagado e impedir una acción recursoria (arts. 516 y 517
del Cód. Civil).
Ahora bien, el reconocimiento de la deuda es una de las causales de interrupción de la prescripción. El
artículo 3989 CC dice: "La prescripción es interrumpida por el reconocimiento, expreso o tácito, que el deudor o
el poseedor hace del derecho de aquel contra quien prescribía".
Reconocer una deuda importa un acto jurídico unilateral por el cual una persona acepta que está sometida a
una obligación respecto de otra persona (conf. art. 718 Cód. Civil) (29). Esta conducta interrumpe la prescripción
porque al emanar del deudor, implica su sometimiento voluntario a la obligación, así como la imposibilidad de
desconocer o negar la deuda posteriormente; por eso, se ha dicho que este reconocimiento, instantáneo e

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irrevocable, es el medio más eficaz de interrupción civil de la prescripción (30).
El reconocimiento puede ser expreso o tácito. El tácito es el que resulta de hechos del obligado que en forma
clara, indubitable, inequívoca demuestran su voluntad de mantener viva la obligación o admitir el derecho del
acreedor (31). La existencia o no de reconocimiento tácito debe ser analizado en cada caso particular e
interpretado restrictivamente (32). En razón de su carácter unilateral, no necesita el consentimiento de la persona
(propietario o acreedor) que se beneficia con ese reconocimiento (33). En definitiva, a partir del acto
interruptivo, vuelve a correr el mismo plazo de prescripción de la obligación originaria; el derecho se mantiene
inalterado, tal cual estaba antes de operar el reconocimiento (34).
La mayoría de la doctrina sostiene que el reconocimiento, como acto interruptivo, se rige por las reglas
expuestas; en consecuencia, solo puede operar cuando el curso se la prescripción está corriendo, en tanto, como
se dijo, no se puede interrumpir lo que ya no existe (35). Busso estableció una diferencia: el reconocimiento
formal comprende la prescripción ganada; en cambio, el reconocimiento tácito no tiene por qué interpretarse
como tal, salvo que claramente se desprenda de otras constancias (36).
(b) La renuncia a la prescripción ya ganada
Una prescripción ya ganada puede ser renunciada. El art. 3965 dispone que "todo el que puede enajenar,
puede remitir la prescripción ya ganada".
La renuncia a la prescripción es el acto por el cual el renunciante se despoja del poder jurídico de invocar la
prescripción, dejando subsistente en toda su plenitud y eficacia la obligación a cuyo respecto había corrido el
término (37).
La renuncia a la prescripción ganada es un acto abdicativo, retractable, de interpretación estricta. Es no
formal y la manifestación de la voluntad puede ser expresa o tácita, siendo necesario, en este último caso, que
resulte inequívocamente de circunstancias comprobadas (38).
La intención de renunciar no se presume y la interpretación de los actos que inducen a establecerla es
restrictiva (art. 872 del Cód. Civil). En consecuencia, la intención de renunciar a la prescripción debe
presentarse con certidumbre y surgir de actos inequívocos y concretos.
Cabe agregar que en esta materia no existen presunciones legales de renuncia a la prescripción ya ganada.
Por efecto de la renuncia, el renunciante pierde el beneficio del tiempo transcurrido, quedando en la misma
situación que si aquél no hubiera comenzado a correr; pero su derecho para el futuro queda intacto (39).
Establecer si un determinado comportamiento constituye o no renuncia, es una cuestión de hecho, sujeta al
prudente arbitrio judicial (40).
IV.2. Los votos en la sentencia comentada
El voto del Dr. Gandur sostiene que el convenio realizado no tuvo por efecto interrumpir un plazo de
prescripción que ya estaba vencido (desde el año 1994 al año 1999). Agregó que el reconocimiento operado no
constituye una nueva causa de deber, tiene carácter comprobatorio y no innovador, no es posible confundirlo
con la novación que supone necesariamente la presencia lógica de dos obligaciones, la que se extingue y la que
se crea en su reemplazo, en el reconocimiento no existe sino una sola obligación.
En cambio, la Dra. Sbdar entiende que el convenio homologado por la totalidad de la deuda implica un claro
reconocimiento y por ende tuvo efectos interruptivos de la prescripción, no solo respecto de los créditos cuya
prescripción estaba en curso, sino también de aquellos en los que la prescripción ya estaba ganada. Argumenta
que:
(i) El pago parcial efectuado y la expresión de que se hace "a cuenta de lo que adeuda", sin otra mención o
reserva, deben entenderse como referentes a todos los períodos alimentarios adeudados. Además, la planilla de
liquidación estaba presentada antes de la audiencia a la cual concurrió con patrocinio letrado. Todo ello implica
un reconocimiento expreso de la deuda, por lo que —siguiendo a Borda— la prescripción fue interrumpida por
obra del propio deudor. "Lo único que claramente debe contener el reconocimiento para producir ese efecto es
la admisión de la deuda o del derecho del acreedor de manera clara, indubitable e inequívoca, aunque no es
necesaria la confesión lisa y llana de la deuda, sí la equivalente en cuanto a la intención". Incluso si con un
criterio riguroso se dudara de la existencia de reconocimiento expreso, ninguna duda le cabe de que, cuanto
menos, se trató de un reconocimiento tácito, que también interrumpe la prescripción.
(ii) si en vez de haber reconocido la totalidad de la deuda, el demandado la hubiese pagado, no podría repetir
el pago, porque según el art. 790 inc. 2 no hay error esencial si se paga una deuda prescripta. La razón es
simple: quien paga una deuda prescripta no paga sin causa. Por aplicación del principio de que quien puede lo
más puede lo menos, debe reconocerse que si quien paga la deuda prescripta, acto más grave, no puede repetir
lo pagado, con más razón interrumpe la prescripción quien reconoce una deuda prescripta, acto menos grave,
aunque el plazo haya corrido por completo. La razón del Código Civil es la misma: la deuda prescripta sigue
siendo una deuda, natural, pero deuda al fin, cuyo pago es irrepetible (art. 516, Cód. Civil).
(iii) Cuando la prescripción ha corrido, el reconocimiento conlleva o equivale a una renuncia a la

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prescripción ganada. En realidad, respecto de esos períodos, más que reconocimiento se trataría de una renuncia,
expresa o implícita a oponer la prescripción (41).
4.3. El reconocimiento posterior al cumplimiento de plazo y la renuncia a la prescripción ya ganada.
Implicancias
Como se dijo, en el caso, antes de la celebración del acuerdo estaban prescriptos todos los créditos
anteriores a la sentencia y al menos, todos los posteriores, excepto los de los últimos cinco años.
La cuestión entonces está en decidir si el acuerdo celebrado y homologado judicialmente importó por parte
del deudor una renuncia a la prescripción ya ganada, generándose un nuevo título.
Los votos analizan este acuerdo calificándolo de reconocimiento: Para la minoría, como el plazo estaba
vencido, no fue relevante, no produjo efecto alguno. Para la mayoría, estuviese o no vencido, ese
reconocimiento o interrumpió el plazo o implicó una renuncia a la prescripción ya ganada por lo que el plazo
comenzó a computarse nuevamente a partir de ese acuerdo.
La doctrina nacional discrepa sobre las relaciones entre reconocimiento posterior al vencimiento del plazo y
renuncia tácita a la prescripción ya ganada. Federico Alejandro Ossola resume muy adecuadamente el debate
(42). Con la aclaración que siempre hay que analizar cada situación en concreto, distingue, entre otros, los
siguientes supuestos posibles:
(i) simple reconocimiento; normalmente, no debe ser interpretado como renuncia a la prescripción ya
ganada.
(ii) simple reconocimiento seguido de un pago parcial; generalmente, no hay renuncia sino pago de una
obligación natural que autoriza a retener lo pagado pero no a exigir el resto.
(iii) Reconocimiento de la deuda y de otras circunstancias, como son cuestiones accesorias, tal los intereses.
En este caso, debe analizarse si tales cuestiones accesorias o de detalle, sumadas al mero reconocimiento
permiten inferir la existencia de una renuncia.
(iv) Solicitar al acreedor una quita o espera; puede ser entendida como renuncia tácita.
(v) Entrar en tratativas; normalmente no es renuncia, pero puede llegar a serlo si hay propuestas concretas de
arreglo por parte del deudor.
(vi) Reconocimiento de la deuda prescripta con promesa de pago, tal como sucede con el acogimiento a una
moratoria. En estos casos, hay una renuncia tácita a la prescripción ya ganada.
IV.4. El convenio suscripto en el caso resuelto por la Corte tucumana
De la lectura de la sentencia surge que las partes llegaron a un acuerdo por el cual el demandado se
comprometió a "entregar en el día de mañana, 01 de Septiembre del cte. año, la suma de Pesos Cuatro mil
($4.000) a cuenta de lo que adeuda...". El convenio fue homologado y tuvo principio de ejecución mediante el
pago de los $ 4.000.
Carecemos de otros datos pues esta nota se realiza sobre la base de la sentencia sin haber tenido acceso al
expediente y, en consecuencia, a la convención cuyos efectos se discuten.
Con estas carencias, es difícil dar una respuesta indubitada. No obstante, por lo poco que se dice, al parecer,
ese convenio se pareció bastante a una moratoria convenida por las partes y homologada por el juez. En estos
términos, parecería que la balanza hay que inclinarla a favor de considerar que la prescripción fue renunciada.
5. Posibles incidencias de la cuestión debatida frente a los textos del Proyecto de Código Civil y
Comercial
A esta altura del análisis cabe preguntarse si el Proyecto de Código Civil y Comercial resuelve o no el
problema aquí planteado, y en todo caso, cuáles serían los elementos que aporta para enriquecer el debate.
En principio, tal como se anticipó, más allá de la abreviación de los plazos, no hay modificaciones con
relación a la dualidad y la dicotomía entre la prescripción de la actio iudicata y la de las prestaciones fluyentes.
En efecto, el Proyecto de Código Civil y Comercial no ha previsto un plazo para la actio iudicata, por lo que
permanece el problema de saber si hay una prescripción específica para la acción de ejecutar, o es el mismo
plazo del crédito originario, y aunque el art. 2562 (prescripción bienal) no habla de "atrasos", no hay dudas que
las deudas por alimentos devengados y no percibidos se encuentran comprendidas en la fórmula "todo" lo que se
devenga por años o plazos periódicos más cortos; en consecuencia, la discusión se mantiene inalterada.
En cambio, la figura de la "suspensión de la prescripción" aporta novedades de importancia para clarificar el
problema más grave y frecuente: la prescripción de los alimentos debidos a los hijos menores de edad o
incapaces, o con capacidad restringida.
El artículo 2543 del proyecto contempla los casos especiales de suspensión de la prescripción.
"La prescripción se suspende: a) Entre cónyuges, durante el matrimonio; b) Entre convivientes, durante la
unión convivencial; c) Entre las personas incapaces y con capacidad restringida y sus padres, tutores, curadores

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o apoyos, durante la responsabilidad parental, la tutela, la curatela o la medida de apoyo".
La suspensión de la prescripción no aniquila ni mata lo transcurrido, sino que detiene el tiempo,
inutilizándolo durante el plazo que dura la causal hasta que la prescripción se reanude. En otras palabras,
conlleva la detención del tiempo útil para prescribir por causas concomitantes o sobrevinientes al nacimiento de
la acción en curso.
A partir de esta propuesta normativa corresponde distinguir dos supuestos:
(a) La suspensión de la prescripción entre las personas incapaces y con capacidad restringida y sus padres,
tutores, curadores o apoyos, mientras dure la responsabilidad parental, la tutela la curatela o la medida de apoyo.
En este caso, la novedad introducida expresamente por el articulado —suspensión de la prescripción entre
padres e hijos mientras dura la responsabilidad parental— (43) importa una modificación sustancial al problema
actual. Dado que no corre la prescripción de las acciones — incluidas las que corresponden a los reclamos
alimentarios— el curso de la prescripción de los alimentos fijados por sentencia (bienal o quinquenal, según la
posición que se adopte) comenzará a correr a partir de que el hijo cumpla los dieciocho años o se reestablezca la
capacidad de la persona incapaz o con capacidad restringida.
(b) La suspensión de la prescripción entre cónyuges o entre convivientes
La causal de suspensión del curso de la prescripción entre cónyuges, existente en el derecho vigente
(art.3969) ha dado lugar a diferentes posiciones si trata de créditos por alimentos:
(a)La que rechaza su aplicación a las deudas alimentarias, porque el criterio de necesidad que preside la
acción es incompatible con la posibilidad de suspender la prescripción (44).
(b) La que considera aplicable la suspensión de la prescripción del reclamo de alimentos atrasados entre
cónyuges (45).
El problema que enfrenta esta segunda posición, es la determinación de hasta cuándo se mantiene
suspendida la prescripción, pues la redacción del actual art. 3969 del Cód. Civil expresa: "la prescripción no
corre entre cónyuges, aunque estén separados de bienes, y aunque estén divorciados por autoridad competente"
(conf. texto ley 26.618) Inserta en el marco originario del Código, esta causal de suspensión se fundó en la
protección de la paz conyugal y en el propósito de evitar que la armonía familiar se viera alterada por la
necesidad de interponer demandas entre los esposos para impedir la prescripción; se enmarcaba dentro de un
sistema jurídico que consideraba a la mujer en situación que la "inhabilitaba moralmente para accionar en contra
del marido".
Las transformaciones sociológicas y jurídicas (con el divorcio vincular incorporado a partir del año 1987),
tornan anacrónica e incongruente esta formulación. Adviértase que el artículo dice "divorcio"; dictada la ley
23.515 (Adla, XLVIII-B, 1535) existió consenso en que la palabra estaba utilizada en el sentido dado en la
redacción originaria del Código Civil (divorcio no vincular), por lo que no hay duda que si el vínculo se ha
disuelto, el curso de la prescripción corre, tal como lo resolvió la Suprema Corte de Mendoza en un fallo del año
1993 que dejó en claro que el curso de la prescripción renace cuando la sentencia de divorcio ha quedado firme
(46). No obstante, la discusión sobre los efectos de la sentencia de separación de bienes y de la separación
personal se mantiene (47).
La mala técnica legislativa de la ley 26.618 conservó la palabra "divorcio" por lo que una interpretación
absurdamente gramatical llevaría a sostener que el curso está suspendido aunque el vínculo esté disuelto. En
esta línea se propuso realizar a la norma modificaciones más sustanciales que el reemplazo de los términos
"marido" y "mujer" por el de "cónyuges", debiendo expresar que "La prescripción no corre entre cónyuges,
aunque estén separados de bienes o personalmente por autoridad competente" y eliminar toda mención al
divorcio, desde que hoy no cabe duda alguna que los plazos de prescripción corren entre personas divorciadas.
El Proyecto de reforma suspende la prescripción entre cónyuges mientras dure el matrimonio. Dado que no
se ha regulado la separación personal sino solo el divorcio, la tesis que considera que no hay razón para excluir
las deudas alimentarias de la causal de suspensión de la prescripción por matrimonio, encuentra —en
principio— resuelto su problema. La prescripción del crédito alimentario está suspendida mientras dura el
matrimonio, pero firme la sentencia de divorcio, el plazo comienza a correr nuevamente.
6. Reflexiones finales
Resulta paradojal que:
a) La prestación alimentaria sea una de las que más requieren la intervención judicial, pues su presupuesto
es la necesidad y, por lo tanto, la regla debería ser el cumplimiento espontáneo.
b) La prescripción, una figura fundada en el valor seguridad, siga generando discrepancias doctrinales y
jurisprudenciales creadoras, obviamente, de gran inseguridad.
c) Esa inseguridad recaiga sobre la vida o la extinción de la acción para reclamar una prestación de profundo
contenido social.

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(1) Ampliar en HINIESTROSA, Fernando, La prescripción extintiva, 2da. ed. Bogotá, Externado de
Colombia, 2004, p. 55.
(2) Suprema Corte de Justicia de Tucumán, "M.de A.M.E. vs. A.R.R. s/ Pensión alimenticia", 15/10/2013,
Doc. Jud. N° 18, 30/4/2014, p. 41.
(3) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, Prescripción y Caducidad en el Derecho de Familia, en Revista
Derecho Privado y Comunitario, Prescripción Liberatoria", Buenos Aires, Rubinzal Culzoni, 2000, t. 22, p. 124;
BRUNO, Federico y RAGANATO, Claudia, Prescripción y caducidad en KEMELMAJER DE CARLUCCI,
Aída, MOLINA DE JUAN, Mariel (Dir) Alimentos, Buenos Aires, Rubinzal Culzoni, 2014, t. II, p.132.
(4) Ver, entre muchos, BELLUSCIO, Manual de Derecho de Familia, 5° ed. Actualizada, Buenos Aires,
Depalma, 1991, t. II, n° 624, p. 411; MAZZINGHI, Derecho de Familia, Buenos Aires, Abaco-La Ley, 1999,t.
4, N° 923, p. 603.
(5) Conf. BELLUSCIO, Claudio, Prestación Alimentaria. Régimen Jurídico, Buenos Aires, ed.
Universidad, 2006, p. 232; MAZZINGHI, Derecho de Familia, Buenos Aires, Abaco-La Ley, 1999,t. 4, n° 923,
p. 603.
(6) CASTRO, Alicia, Alimentos de la Cónyuge: su fuente, su quantum, RDF 2012 IV-105.
(7) Esta línea había sido apoyada por GOWLAND, Alberto, para quien no se justifica mantener viva por
cinco años una acreencia que presupone una necesidad (La inactividad del alimentario y la caducidad de las
cuotas atrasadas LL 1994 D 372). En contra, BELLUSCIO, Claudio, Prestación Alimentaria, Régimen Jurídico.
cit. p. 235.
(8) COLMO, Alfredo, De las Obligaciones en General, 3° ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1961, p.
648/649 Recuérdese su magnífica obra La prescripción en materia comercial, Bs. As., imprenta de Juan Alsina,
1901.
(9) "El plazo quinquenal de prescripción del inc. 1, art. 4027, Código Civil, no es de aplicación cuando
existe sentencia homologatoria firme del convenio de alimentos pues, por vía de principio, a la ejecución de una
sentencia y al derecho a reclamar lo que ella manda cumplir, se le aplica el plazo decenal de la "actio judicati o
iudicata" (art. 4023, Código Civil). ST Jujuy 10/03/2011, Expte. N° 7231/10 "Recurso de inconstitucionalidad
interpuesto en el Expte. N° B-177846/07 (Vocalía I Tribunal de Familia) Ejecución de convenio en Expte. N°
A-43.379/99: A. C. P. c/ A. M. R."
(10) Cámara de Apelaciones de Concepción del Uruguay, Sala Civ. y Com. 12/05/04 "B C M v R R E", LL
Litoral 2005 (julio), 663 AR/JUR/5682/2004, RFD 2005 I 221, con nota de BELLUSCIO, Claudio, Un fallo que
aplica los principios del favor alimentorum y del favor minoris.". En el caso, las acreedoras alimentarias eran
dos personas menores de edad.
(11) 1° Cámara Civil de la Segunda Circunscripción Judicial de Mendoza N° 23.129, "C. B. y ot. c/ C. M.
D. p/ ejec. De alimentos", del 14/11/2008, LA 053-389. En doctrina, BELLUSCIO, Manual de Derecho de
Familia, cit. p. 411, SPOTA, Alberto G., Tratado de Derecho Civil, Buenos Aires, Depalma,1959, to. I, vol. 3,
p. 447.
(12) CNCiv. en lo Civil, sala C, 07/11/1989, L. L. 1990-D, 49 — DJ 1991-1, 988 En el mismo sentido,
Cámara de Apelaciones de Concepción del Uruguay, Sala Civil y Comercial, 12/05/2004, B C M v R R E", LL
Litoral 2005 (julio), 663 AR/JUR/5682/2004.
(13) Suprema Corte de Mendoza, 04/03/2013 expte. N° 105.961, "G. R en J° 982/11 B. M C EN J° 74.804
B. M C y G. R p/ DIV. VINC. S/ EJEC. DE SENT. S/ INC. CAS." En definitiva, es la posición que sostiene la
Dra. Sbdar en su voto en la sentencia que se comenta.
(14) Conf. BELLUSCIO, Claudio Alejandro, Prestación Alimentaria. Régimen Jurídico, cit. p. 234;
MÉNDEZ COSTA, María Josefa, FERRER, Francisco A. M. y D´ANTONIO, Daniel Hugo, Derecho de
Familia, Buenos Aires, Rubinzal Culzoni, 2009, T III - B, p. 253; CNCiv. sala A, 12/05/1998, LL 1998-F, 144 -
DJ1999-2, 1143; 2°Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, de Paz y Tributario de la Primera
Circunscripción Judicial de Mendoza, "F. A. c. CH. F. p/ Ejecución De Convenio p/ Familia",03/06/2009 y
1°CAF Mendoza, 24/04/2012, "B. M. C EN J° N° 74.804 B. M del C y G R P/ DIV. VINCULAR P/ EJ. SENT"
Sumario N 425, http://www.jus.mendoza.gov.ar
(15) El art. 151 del Código Civil Español establece idéntico plazo (DÍEZ PICAZO, Luis, La prescripción
extintiva, Madrid, Thomson Civitas, 2007, p 215).

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(16) LOPEZ HERRERA, Edgardo, Tratado de la Prescripción Liberatoria, Bs As., LexisNexis, 2007, t. I p.
573/74.
(17) AREAN, Beatriz, en HIGHTON, AREAN, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación Buenos
Aires, Hammurabi, 2008, t 12 p. 551, CNCiv Sala G R. 609.344 — "C., A. F. c/ F., C. A. s/ Ejecución de
alimentos" 02/11/2012.
(18) Conf. LOPEZ HERRERA, Edgardo (Dir) Tratado de la Prescripción liberatoria, cit. t. I, p 561.
(19) LOPEZ HERRERA, Edgardo (Dir) Tratado de la Prescripción liberatoria cit. t. I, p. 567.
(20) CIFUENTES, Santos, Código Civil comentado y anotado Buenos Aires, ed. La Ley, 2004, t. IV, p 813;
TRIGO REPRESAS, Félix, Código Civil Comentado, Privilegios y prescripción, Santa Fe, Rubinzal Culzoni,
2006, p. 609, BORDA, Guillermo, "Tratado de Derecho Civil" Obligaciones, 9° ed. Actualizada por Alejandro
Borda, Buenos Aires, La ley, t. II, p. 58.
(21) LOPEZ HERRERA, Edgardo, Tratado de la Prescripción Liberatoria, cit. p. 573/74.
(22) Aclaramos que en el texto exponemos los argumentos en un orden distinto al del voto reseñado.
(23) Este principio también ha sido recogido en un fallo dictado diecinueve años después de la
homologación de un convenio de alimentos entre cónyuges, pactado en dólares, que revoca la sentencia que
pesificó la cuota. La Cámara dice que "en caso de duda acerca de los alcances de las cláusulas de un convenio
de alimentos, toda interpretación debe realizarse a favor de la parte más débil, que es la beneficiaria de la
prestación." (CNCiv. Sala B 23/10/2013 Expte. N° 49.320/1998 R. 629.315 - "B. M. E. y Otro c/ M. S. P. J. s/
Alimentos").
(24) SAGÜÉS, Néstor, Elementos de Derechos Constitucional 2° Ed.; Buenos Aires, Astrea, 1997, t. 1, p.
224.
(25) Conf. BIDART CAMPOS, Germán, Las fuentes del derecho constitucional y el principio Pro homine,
en BIDART CAMPOS, Germán; GIL DOMINGUEZ, Andrés, (Coord.) El derecho constitucional del Siglo
XXI, Diagnóstico y Perspectivas, Buenos Aires, Ediar, 2000, p. 12; LLOVERAS, Nora, SALOMÓN, Marcelo,
El paradigma constitucional familiar: análisis a una década de su reformulación, JA 2005 II 888.
(26) PIZARRO, Daniel, VALLESPINOS, Gustavo, Obligaciones 3 Buenos Aires, Hammurabi, 1999, t. 3,
p. 714.
(27) CSJN 7/3/2000, JA 2001-IV-702, con nota de MOISSET DE ESPANÉS, Luis, Otra vez sobre la
prescripción y las obligaciones naturales JA 2001-IV-707.
(28) Compulsar MOISSET DE ESPANÉS, Luis, Otra vez sobre la prescripción y las obligaciones naturales,
JA 2001-IV-707.
(29) WAYAR, Ernesto, Obligaciones, Buenos Aires, LexisNexis, 2004, t. I, p. 681.
(30) AREAN Beatriz, Comentario al art. 3989, en Bueres (Dir.) Highton (Coord.), Código Civil y Normas
Complementarias, Buenos Aires, Hammurabi, 2007, t. 6 B, p. 705.
(31) Para una completa ejemplificación de los distintos supuestos, compulsar LOPEZ HERRERA, Edgardo
(Dir) Tratado de la Prescripción liberatoria, t. I, cit. p. 366, en especial las abundantes referencias
jurisprudenciales.
(32) SCJ de Mendoza, 08/05/1998 LS279-364 "Araujo, Juan J. vs. Municipalidad de Godoy Cruz", LL
1999-A, 279.
(33) AREAN, Beatriz, en Código Civil y Normas Complementarias, cit. t. 6 B p. 705.
(34) Conf. LOPEZ HERRERA, Edgardo (Dir.) Tratado de la Prescripción liberatoria, cit. t. 1, p. 361.
(35) LOPEZ HERRERA, Edgardo (Dir.) Tratado de la Prescripción liberatoria, cit. t. I, p. 374
(36) BUSSO, Eduardo, Código Civil anotado, Buenos Aires, Ediar, 1955, t. V, p. 198.
(37) OSSOLA, Federico, Tratado de la renuncia de los derechos y las obligaciones, Bs As, ed. La Ley,
2012, t. II, p. 986 y sus citas.
(38) La posibilidad de la renuncia tácita está prevista en el art. 3963 del CC ".........Todos los interesados en
hacer valer la prescripción pueden oponerla a pesar de la renuncia expresa o tácita del deudor".

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(39) SCJ Mendoza, Expte. N° 103347 - Y.P.F. S.A. C/ DEPARTAMENTO GENERAL DE IRRIGACIÓN
S/A.P.A.F 06/08/2013.
(40) Compulsar LOPEZ HERRERA, Edgardo (Dir.) Tratado de la Prescripción Liberatoria , cit. t. I, p. 473.
(41) Aunque, en principio, los efectos son los mismos, pues a partir de ella el plazo vuelve a correr,
renuncia y reconocimiento interruptivo no deben confundirse, dado que mientras el reconocimiento es
irrevocable, la renuncia puede ser retractada mientras no haya sido aceptada (compulsar LOPEZ HERRERA,
Edgardo (Dir.) Tratado de la Prescripción liberatoria, cit. t. I, p. 372/4).
(42) OSSOLA, Federico A., Tratado de la renuncia de los derechos y las obligaciones, Bs. As., ed. La Ley,
2012, t. II, n° 354 y 355.Ver sus citas.
(43) El código vigente hace mención a la suspensión entre tutor y pupilo y entre curador e incapaz (arts.
3973) pero no menciona expresamente a las relaciones padres-hijos sometidos a la responsabilidad parental.
(44) NOVELLINO, Norberto José, Los Alimentos y su cobro judicial, Santa Fe, Nova Tesis, 2004 p. 64;
KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, Prescripción y Caducidad en el Derecho de Familia, en Revista
Derecho Privado y Comunitario, Prescripción Liberatoria", cit. P.128. LOPEZ HERRERA, Edgardo (Dir.) cit t.
I, p. 575.
(45) MORELLO, Augusto, Juicios Sumarios-Alimentos, La Plata, Platense, 1995, t. II p. 254.
(46) SCJ Mendoza, Sala 1; 18/11/1993, "Zanón M c/ Sat Oscar" LS 241-041 LL 1994-B-549; D J, 1994 - 1
- 621; ED 159-71 con nota de Jorge Mazzinghi Un caso singular de prescripción entre cónyuges; JA 1994 I 686
con nota sin título de Di Lella Pedro; Rev. El foro de Cuyo 1994 12-124; Lexis N° 941226 AR/JUR/1188/1993.
La sentencia resolvió la excepción de prescripción opuesta por el demandado a una acción de fraude a los
derechos de participación en los gananciales, iniciada por su ex esposa. En primera instancia, se rechazó la
excepción, solución que fue confirmada por la Cámara de Apelaciones y por la Suprema Corte. El superior
tribunal provincial deslindó claramente el tema de análisis casatorio, limitándolo a dilucidar si la causal de
suspensión del curso de la prescripción entre esposos recién cesa cuando la sentencia de divorcio ha pasado en
autoridad de cosa juzgada o si, por el contrario, para comenzar a correr nuevamente la prescripción suspendida,
es suficiente que esté ejecutoriada aunque no se encuentre firme. Explicó que normalmente, la ejecutoriedad de
una decisión judicial es la consecuencia de su firmeza, sea por haber sido consentida o por estar agotadas las
instancias a que diera lugar. De allí que muchas veces ambos términos se utilicen conjuntamente (se habla de
"sentencia firme y ejecutoriada"). Pero también existen supuestos en que una sentencia puede ser ejecutada
antes de que quede firme, dado que la ejecutoriedad es una simple consecuencia procesal que la sentencia puede
desatar, aun cuando no sea todavía imperativa, por no haber reglamentado "ex novo" el derecho sustancial.
Dado que la sentencia de divorcio es de naturaleza constitutiva, el cese del efecto suspensivo de la prescripción
entre cónyuges recién comienza a operar cuando la sentencia de divorcio ha quedado firme y no cuando obtuvo
ejecutoria anterior a ese estadio.
(47) AREAN, Beatriz; en Bueres (Dir) Highton (Coord) Código Civil y normas complementarias, cit. t. 6 B
642. Inclusive alguna vieja jurisprudencia postuló el cese de la suspensión por la separación de hecho porque
acaecida esta circunstancia, muy probablemente se hayan abierto hostilidades que incluyen acciones judiciales
tendientes a resolver las cuestiones derivadas de la fractura de la convivencia, con lo que desaparece toda razón
de ser de la norma (CCiv, 1°Capital, 6/3/41, LL 21-746, CCiv. 2° Capital, 10/3/47, LL 110-482, CNCiv Sala B
15-10-55 LL 97-466).

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