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ellos?
Salmo 19
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¿Qué otras partes del mundo natural cuentan la gloria de Dios? ¿Qué dicen
acerca de él? ¿Cómo lo hacen? ¿Qué estímulo dan los vv. 1–6 al estudio de las
ciencias naturales? A la luz del v. 1, ¿cuál debe ser una de nuestras reacciones
cuando contemplamos la naturaleza?
SALMOS 19:7–10: LA REVELACIÓN DE JEHOVÁ EN SU PALABRA
¡PENSEMOS!
¿Qué nombres dan los vv. 7–9 a las Escrituras? ¿Qué idea predomina en estos
nombres? ¿Qué adjetivos usan los vv. 7–9 para describir a las Escrituras? ¿Qué
ideas predominan en ellos? Según los vv. 7–9, ¿qué cosas hacen las Escrituras?
¿A qué cosas las compara el v. 10? ¿Qué significan estas comparaciones?
¿Qué nombre se usa para el Señor en los vv. 7–9? ¿Cuántas veces aparece? ¿Qué
nombre se usó en la sección anterior? ¿Qué significa esta diferencia?
¿Qué relación hay entre los vv. 7–10 y los vv. 1–6?
Las primeras palabras del v. 7 anuncian dos cambios. En vez de la revelación de Dios
en la naturaleza, el tema es ahora su revelación en las Escrituras. En lugar del nombre
“Dios” (v. 1), el cual se aplica especialmente al Señor en su relación con todo el mundo,
hallamos “Jehová”. Este nombre se emplea más en relación con Israel. Efectivamente,
aquí pasamos de la revelación con Israel. Efectivamente, aquí pasamos de la revelación
general de Dios a todo el mundo, a su revelación especial encomendada a su pueblo
escogido.
¡PENSEMOS!
¿Es usted miembro del pueblo de Jehová, salvo por la fe en Jesucristo (ver 1
Pedro 2:9–10), o guarda la misma relación con Dios que el resto del mundo
creado?
Cada oración que aparece en los vv. 7–9 tiene la misma estructura. Comienza con un
sinónimo de la palabra de Jehová (a menos que el v. 9a sea una excepción), seguido de
una descripción de ella, y luego menciona algo que la misma hace.
ESTRUCTURA DE SALMOS 19:7–9
Nombre de la palabra + Descripción de la palabra + Actividad de la palabra
Los nombres son: ley, testimonio, mandamientos, precepto, temor y juicios (en cada
caso “de Jehová”). Se aplican a los mandamientos de la ley de Moisés, pero pueden
referirse al resto de la Biblia también. Recalcan que la palabra de Dios debe ser obedecida.
Los adjetivos son: perfecta, fiel, rectos, puro, limpio y verdad. Nos aseguran que
podemos confiar en los mandamientos y exhortaciones de la palabra de Dios para
guiarnos, pues siempre son justos.
No cabe duda que la Biblia “convierte el alma” (v. 7). La
naturaleza revela que Dios existe y que es eternamente poderoso
(Romanos 1:20), pero sólo las Escrituras nos señalan nuestro
pecado y explican el camino a la salvación por medio de Jesucristo
(Romanos 10:13–17).
Sin embargo, el salmista tenía en mente otra cosa en el v. 7a. La
frase hebrea que se traduce como “convierte el alma” significa
“restaurar el ánimo”. Ya explicamos la misma frase en Salmos 23:3 (ver capítulo
6). Aquí hace pareja con “alegran el corazón” (v. 8). La ley de Jehová
conduce a una vida de ánimo y alegría (ver la exposición de Salmos
1:1–3 en el capítulo 7).
El “sencillo” (v. 7) es aquel carece de sabiduría. Aun a éste las
Escrituras lo convierten en sabio. Los mandamientos le “alumbran los ojos” (v.
8), señalándole el camino a una vida de éxito (Salmos 119:104–105; ver la
definición de “sabiduría” en el capítulo 7).
El temor de Jehová (v. 9) es más que solamente reverencia. Incluye miedo. Sin
embargo, no se trata de terror a un Dios irascible e irracional (Éxodo 20:18–20a). Más
bien, es temer desobedecer al Padre, creyendo que él nos puede bendecir o castigar
(Éxodo 20:20b). Este temor “permanece para siempre” (v. 9). A diferencia de la senda de
los malos, no perecerá, sino que conducirá a la prosperidad y felicidad eternas (Salmos
1:6).
Dos cosas que los seres humanos siempre hemos deseado son
el dinero y la comida sabrosa. En el Antiguo Testamento se usaba la plata como
dinero, pero el oro tenía todavía más valor. El manjar más delicioso era la miel. Sin
embargo, los mandamientos divinos son más deseables aun que el oro más puro y la miel
más rica (v. 10), ya que conducen a la verdadera prosperidad y felicidad (v. 11).
¡PENSEMOS!
¿Qué alegría le ha traído la palabra de Dios? ¿Qué luz le ha dado para llevar una
vida de éxito? ¿Cómo aprende de ella? ¿Usted teme desobedecer a Dios, o
piensa que puede pecar con impunidad?
¡PENSEMOS!
¿Cómo se llama el autor a sí mismo en los vv. 11 y 13? ¿Por qué se denomina así?
Según el v. 11, ¿qué hacen las Escrituras? ¿De qué clases de pecados ruega el
salmista ser librado en los vv. 12–13? ¿Qué aspectos de su vida deseaba que
fueran gratos delante de Jehová? (v. 14) ¿Por qué no pidió que sus acciones
también fueran gratas?
¿Qué figuras utiliza el autor para referirse a Dios al final de su salmo (v. 14)?
¿Qué significan?
¿Qué relación hay entre la oración de los vv. 12b–14 y el tema de los vv. 7–11?
PECADOS INCONSCIENTES v. 12
PECADOS DELIBERADOS v. 13
PECADOS DEL HABLA v. 14
PECADOS MENTALES v. 14
¡PENSEMOS!
¿De qué clase de pecado necesita más ser librado? ¿Cómo puede usted combinar
el conocimiento de las Escrituras con la oración y la confianza en Dios para
buscar esa liberación? ¿Lo está haciendo? Si no, ¿cuándo comenzará?
9
Salmos Reales
El Mesías “juzgará…a los pobres” (Isaías 11:4). ¿Qué significa esto? ¿Los condenará?
¿Por qué juzgará a los pobres en particular? ¿Merecen ellos atención especial? ¿Qué
responsabilidad tiene nuestro gobierno hacia ellos? ¿Qué relación hay entre justicia social
y prosperidad? ¿Qué responsabilidad tiene usted hacia los débiles que están bajo su
autoridad? Nuestro estudio de los salmos reales proporcionará respuestas a estas
preguntas.
Llamamos “reales” a los salmos que claramente hablan acerca del rey. Algunos
suplican y alaban a Dios por el dominio que el rey ejerce sobre sus enemigos (Salmos 2,
18, 20, 21, 101, 144). Otros, celebran su matrimonio (cap. 45), o hablan de la justicia de su
gobierno (72, 101) y otros más claman a Jehová por él en base al pacto davídico (Salmos
89, 132).
Salmos 72:1–4
¡PENSEMOS!
¿Por quién se ora en el v. 1? ¿Qué pide? Según el v. 4, ¿qué grupos debe juzgar?
¿Cuál debe ser la consecuencia del juicio para estos grupos? Según el v. 3, ¿qué
resultado se espera para la nación?
El título del salmo puede traducirse “para Salomón” o “de Salomón”. En cualquiera de
los casos, probablemente el “rey” del v. 1 originalmente fue el famoso hijo de David, y
posteriormente el salmo se aplicó a los monarcas descendientes de él. A todos ellos se les
podría llamar “rey” e “hijo del rey”. Estos títulos no se refieren a dos personas, sino a una
sola (ver el singular “él juzgará” en el v. 2).
El v. 1 revela que el salmo 72 es una oración. En la Versión Reina Valera 1960 los
demás versículos parecen ser predicciones. Sin embargo, sería mejor traducir todos los
verbos, salvo los de los vv. 12–14, como plegarias a Dios (ver la Versión Popular).
La primera petición es que el rey sea justo. Necesita la justicia de Dios (v. 1) para juzgar
al pueblo de Dios (v. 2). Una de las atribuciones del rey era dirimir los pleitos entre sus
súbditos (2 Samuel 14:4–11; 15:2–4; 1 Reyes 3:16–28). Pero el verbo “juzgar” también se
usa para referirse al gobierno en general (1 Samuel 8:5). De manera que el v. 2 ruega que
la justicia caracterice a los fallos jurídicos del rey y también a toda su administración.
A la par de la justicia, la oración pide prosperidad nacional (v. 3). El vocablo que se
traduce como “paz” en el Antiguo Testamento es shalom. En realidad, la paz es sólo uno
de los beneficios que la palabra implica. También significa “bienestar completo”: salud,
larga vida, prosperidad económica, libertad y felicidad. ¿En qué sentido esperaba el autor
que los montes llevaran bienestar al pueblo? El salmo nos deja con esta duda hasta el v.
16, donde da la respuesta.
DOS PETICIONES
1. JUSTICIA
2. PROSPERIDAD
Había dos grupos en particular que el rey debía juzgar: a los afligidos y los hijos del
menesteroso por un lado, y a los opresores por el otro (v. 4). A éstos los debía aplastar, y a
aquéllos, salvar. El salmo no habla de la salvación eterna, sino de liberación de los que son
explotados. ¿Por qué el gobernante debe prestar atención especial a los menesterosos y a
los opresores? ¿Debe mostrar favoritismo al pobre? Estas preguntas también quedan
pendientes por el momento, hasta que llegamos a los vv. 12–14.
DOS GRUPOS QUE DEBÍAN SER JUZGADOS (V. 4)
Grupo Menesterosos Opresores
Salmos 72:5–11
¡PENSEMOS!
¿Por cuánto tiempo pide el salmo que dure la justicia y prosperidad del gobierno
del rey (vv. 5–7)? ¿Hasta dónde ruega que se extienda su dominio (vv. 8–9)?
Los vv. 1–4 presentan los temas principales del salmo. El resto los amplía. Los vv. 5–11
piden que los efectos del gobierno se hagan manifiestos para siempre (vv. 5–7) y hasta los
fines de la tierra (vv. 8–11).
El salmista ruega a Dios que haga florecer la justicia y bienestar desde los días del rey
hasta que el sol y la luna dejen de existir (vv. 5, 7). Desea que el gobernante sea de tanto
beneficio para su pueblo como es la lluvia para la vegetación (v. 6).
La petición tocante a la extensión geográfica del imperio comienza con la tierra
prometida (v. 8) y luego aumenta la esfera paso a paso (vv. 9–10) hasta abarcar el resto
del mundo (v. 11). Los dos mares (v. 8), el Mediterráneo y el Muerto, eran los límites
occidental y oriental de Canaán (Números 34:6, 12). Sus fronteras sur y norte eran el río
de Egipto y el Eufrates (Génesis 15:18). En el v. 8, entonces, “la tierra” es aquella que Dios
había prometido a Israel. El reino de Salomón casi llegó a ocupar todos esos “confines”.
El v. 9 extiende el dominio para incluir a los beduinos del desierto que vivían al oriente
y sur de Israel, así como a todos sus enemigos. Luego, el círculo se expande de nuevo,
alcanzando a los monarcas de Tarsis que moraban en el occidente más lejano (tal vez
España), los de las costas del mar Mediterráneo, y los de Sabá y Seba en el sur de Arabia
(v. 10). El deseo de este versículo se cumplió en alguna medida con Salomón (1 Reyes
10:1–10, 22; 2 Crónicas 9:21–24).
El clímax llega en el v. 11. Ningún rey de Israel, ni siquiera Salomón en su mejores
épocas, llegó a ejercer un dominio realmente mundial. Sólo hay un verdadero Rey de
reyes que dominará al mundo, en cuya presencia se doblará toda rodilla (Filipenses 2:9–
11; Apocalipsis 19:16).
Salmos 72:12–14
¡PENSEMOS!
Según los vv. 12–14, ¿a quiénes ayudará el rey justo? ¿Qué hará por ellos?
Esta estrofa amplía el v. 4. Su primera palabra “porque”, relaciona las dos peticiones
del salmo. Se puede rogar con confianza que el rey y su gobierno prosperen porque él
defenderá a los pobres. Es al gobierno justo que Dios dará su shalom.
El v. 12 revela por qué el rey debe librar al menestero so. No es que deba siempre
juzgar a su favor. La ley de Moisés, a la par de sus muchos mandamientos para hacer
justicia a los desposeídos, deja bien claro que el juez debe ser imparcial, no mostrando
preferencia al rico (la tentación más común), pero tampoco al pobre (Éxodo 23:3;
Deuteronomio 16:19).
Más bien, la razón por la cual el rey debe librar al afligido es porque éste no tiene a
nadie que le socorra (v. 12b). No se trata de mostrarle favoritismo, sino de asegurar que
se le haga justicia. Los poderosos tienen medios para defenderse a sí mismos: dinero,
contactos, conocimiento del sistema. En cambio, muchos pobres no saben cómo hacer
valer sus derechos. Por lo tanto, son presa fácil de los opresores. En el v. 4, esta debilidad
se recalca también con la expresión “hijos del menesteroso”. Si los menesterosos están
desvalidos, ¡cuánto más sus pequeñuelos! El rey debe estar atento y accesible para oír el
clamor de aquellos que están indefensos, y ser enérgico para defenderlos de las
injusticias.
1 Williams, G. (1995). Estudios Bıb́ licos ELA: Alabanza y clamor a Dios (Salmos) (pp. 69–
84). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.