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¿Como reconocer nuestros pecados y librarnos de

ellos?
Salmo 19

Fue una reunión para nuevos creyentes. El pastor les hablaba de


algunas cosas que debían hacer para crecer espiritualmente.
Mencionó la necesidad de confesar sus pecados a Dios todos los
días. Una señora, perpleja, comentó que no sabía qué debía
confesar. Nunca había robado, ni matado, ni cometido adulterio.
Sinceramente pensaba que no tenía nada que confesar.
Paradójicamente, los que más reconocen su pecado son los que
más crecen espiritualmente y mejor sirven a Dios (Isaías 6:5–8
Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre
inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios
inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
6
Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un
carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7y tocando
con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es
quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 8Después oí la voz del Señor,
que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces
respondí yo: Heme aquí, envíame a mí; Lucas 5:8–10 Viendo esto
Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí,
Señor, porque soy hombre pecador. 9Porque por la pesca que
habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que
estaban con él, 10y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo,
que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas;
desde ahora serás pescador de hombres). En cambio, los que no
confiesan sus transgresiones no agradan al Señor (Lucas 18:9–14 A
unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a
los otros, dijo también esta parábola: 10Dos hombres subieron al
templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11El fariseo,
puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy
gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este publicano; 12ayuno dos veces a la
semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13Mas el publicano,
estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se
golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14Os
digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro;
porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se
humilla será enaltecido; 1 Juan 1:8–10 Si decimos que no tenemos
pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en
nosotros. 9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10Si
decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su
palabra no está en nosotros). ¿Cómo podemos estar conscientes de
nuestros pecados y librarnos de ellos? Encontraremos una
respuesta a este interrogante en nuestro estudio de los salmos de
la ley.
DIVISIONES DEL SALMO 19

1. La revelación de Dios en 1–6


los cielos
LA REVELACIÓN GENERAL
2. La revelación de Jehová en 7–10
su palabra
LA REVELACIÓN ESPECIAL
3. La obediencia del siervo de 11–14
Jehová
LA REVELACIÓN
PARTICULAR
SALMOS 19:1–6: LA REVELACIÓN (GENERAL) DE DIOS EN LOS
CIELOS

¡PENSEMOS!

Según el v. 1, ¿qué proclaman los cielos? ¿Cuándo lo proclaman? (v. 2) ¿Dónde lo


proclaman? (v. 4) ¿Qué paradoja se ve entre los vv. 3 y 4? ¿Qué significa? ¿En
qué parte de los cielos centran su atención los vv. 4c–6? ¿Qué dicen acerca de
ella? ¿Por qué hablan de ella?

PARALELLSMO EN SALMOS 19:1


Los cielos cuentan la gloria de Dios

Y el firmamento anuncia la obra de sus manos

El “firmamento” es la bóveda celeste. En


Génesis 1:6–8, 17, el mismo
vocablo hebreo está traducido “expansión”. Señala que los cielos
parecen estar extendidos sobre la tierra como si fueran un inmenso domo.
Su uso aquí nos avisa que el salmo no tiene en mente los cielos donde Dios mora, sino la
región del sol, la luna y las estrellas.
La tercera columna nos recuerda que vemos la gloria de Dios en
los cielos porque reconocemos que son obra de sus manos. En la
actualidad, algunos aducen que el universo llegó a existir por
eventos puramente casuales. Sin embargo, la belleza, inmensidad y
complejidad de los cielos se explican mucho mejor como producto
de un Creador inteligente, con sentido artístico y todopoderoso.
Los cielos dan su mensaje todo el tiempo (v. 2) y en todo lugar (v. 4). Se percibe de día
y de noche (v. 2). De día el sol domina el cielo (vv. 4c–6). De noche nos damos cuenta de
que hay una multitud innumerable de otras lumbreras. Paradójicamente, el lenguaje de
los cielos es silencioso (v. 3), no hay ni una parte de la tierra a donde no llegue (v. 4). Su
mensaje es visual.
La lumbrera mayor para nosotros es el sol (Génesis 1:16). Los vv. 4c–6 lo describen
poéticamente. La bóveda celeste es la tienda donde habita (v. 4c; un tabernáculo es
sencillamente una tienda). Cada mañana el sol sale tan resplandeciente como un novio
ataviado para su boda (v. 5a). Corre desde un extremo de los cielos hasta el otro con la
facilidad de un atleta (vv. 5b–6b). La palabra que se traduce “gigante” significa más bien
“guerrero”. En el Antiguo Testamento no había competencias deportivas. Era en las
guerras donde se mostraban la agilidad, resistencia y fuerza física (2 Samuel 18:19–27;
Salmos 18:29, 36–37).
¿Por qué el salmo dedica tanta atención al sol? Por lo menos hay tres razones.
1. El sol es la lumbrera que más nos llama la atención, y de la cual más dependemos
para nuestra existencia. Por lo tanto, nos hace recordar tanto el poder de Dios como su
bondad.
2. Algunos israelitas adoptaron la costumbre pagana de rendir culto al sol, la luna y las
estrellas (Job 31:26–28; 2 Reyes 21:3–5; 23:4–5). El Salmo 19 aclara que el sol, por
impresionante que sea, no es un dios, sino, como todas las lumbreras celestiales, obra del
único Dios verdadero.
3. La última oración del v. 6 nos sorprende. Si bien recalca la fuerza del sol, lo hace de
manera negativa. No habla de los beneficios de su calor, sino de la imposibilidad de
esconderse de él. Así, sutilmente hace un enlace con la sección siguiente. Para los paganos
el sol era el dios juez, que veía todo lo que sucedía a su paso por el cielo. La palabra
hebrea “calor” se usa también en el sentido de “ira”. Así como nadie puede esconderse
del calor del sol, tampoco se puede ocultar del verdadero Juez y su castigo.

LOS CIELOS CUENTAN LA GLORIA DE DIOS (SALMOS 19:1–6)

Los cielos en general vv. 1–4b


El sol específicamente vv. 4c–6

¡PENSEMOS!

¿Qué otras partes del mundo natural cuentan la gloria de Dios? ¿Qué dicen
acerca de él? ¿Cómo lo hacen? ¿Qué estímulo dan los vv. 1–6 al estudio de las
ciencias naturales? A la luz del v. 1, ¿cuál debe ser una de nuestras reacciones
cuando contemplamos la naturaleza?
SALMOS 19:7–10: LA REVELACIÓN DE JEHOVÁ EN SU PALABRA

¡PENSEMOS!

¿Qué nombres dan los vv. 7–9 a las Escrituras? ¿Qué idea predomina en estos
nombres? ¿Qué adjetivos usan los vv. 7–9 para describir a las Escrituras? ¿Qué
ideas predominan en ellos? Según los vv. 7–9, ¿qué cosas hacen las Escrituras?
¿A qué cosas las compara el v. 10? ¿Qué significan estas comparaciones?

¿Qué nombre se usa para el Señor en los vv. 7–9? ¿Cuántas veces aparece? ¿Qué
nombre se usó en la sección anterior? ¿Qué significa esta diferencia?

¿Qué relación hay entre los vv. 7–10 y los vv. 1–6?

Las primeras palabras del v. 7 anuncian dos cambios. En vez de la revelación de Dios
en la naturaleza, el tema es ahora su revelación en las Escrituras. En lugar del nombre
“Dios” (v. 1), el cual se aplica especialmente al Señor en su relación con todo el mundo,
hallamos “Jehová”. Este nombre se emplea más en relación con Israel. Efectivamente,
aquí pasamos de la revelación con Israel. Efectivamente, aquí pasamos de la revelación
general de Dios a todo el mundo, a su revelación especial encomendada a su pueblo
escogido.

¡PENSEMOS!

¿Es usted miembro del pueblo de Jehová, salvo por la fe en Jesucristo (ver 1
Pedro 2:9–10), o guarda la misma relación con Dios que el resto del mundo
creado?

Cada oración que aparece en los vv. 7–9 tiene la misma estructura. Comienza con un
sinónimo de la palabra de Jehová (a menos que el v. 9a sea una excepción), seguido de
una descripción de ella, y luego menciona algo que la misma hace.
ESTRUCTURA DE SALMOS 19:7–9
Nombre de la palabra + Descripción de la palabra + Actividad de la palabra

Los nombres son: ley, testimonio, mandamientos, precepto, temor y juicios (en cada
caso “de Jehová”). Se aplican a los mandamientos de la ley de Moisés, pero pueden
referirse al resto de la Biblia también. Recalcan que la palabra de Dios debe ser obedecida.
Los adjetivos son: perfecta, fiel, rectos, puro, limpio y verdad. Nos aseguran que
podemos confiar en los mandamientos y exhortaciones de la palabra de Dios para
guiarnos, pues siempre son justos.
No cabe duda que la Biblia “convierte el alma” (v. 7). La
naturaleza revela que Dios existe y que es eternamente poderoso
(Romanos 1:20), pero sólo las Escrituras nos señalan nuestro
pecado y explican el camino a la salvación por medio de Jesucristo
(Romanos 10:13–17).
Sin embargo, el salmista tenía en mente otra cosa en el v. 7a. La
frase hebrea que se traduce como “convierte el alma” significa
“restaurar el ánimo”. Ya explicamos la misma frase en Salmos 23:3 (ver capítulo
6). Aquí hace pareja con “alegran el corazón” (v. 8). La ley de Jehová
conduce a una vida de ánimo y alegría (ver la exposición de Salmos
1:1–3 en el capítulo 7).
El “sencillo” (v. 7) es aquel carece de sabiduría. Aun a éste las
Escrituras lo convierten en sabio. Los mandamientos le “alumbran los ojos” (v.
8), señalándole el camino a una vida de éxito (Salmos 119:104–105; ver la
definición de “sabiduría” en el capítulo 7).
El temor de Jehová (v. 9) es más que solamente reverencia. Incluye miedo. Sin
embargo, no se trata de terror a un Dios irascible e irracional (Éxodo 20:18–20a). Más
bien, es temer desobedecer al Padre, creyendo que él nos puede bendecir o castigar
(Éxodo 20:20b). Este temor “permanece para siempre” (v. 9). A diferencia de la senda de
los malos, no perecerá, sino que conducirá a la prosperidad y felicidad eternas (Salmos
1:6).
Dos cosas que los seres humanos siempre hemos deseado son
el dinero y la comida sabrosa. En el Antiguo Testamento se usaba la plata como
dinero, pero el oro tenía todavía más valor. El manjar más delicioso era la miel. Sin
embargo, los mandamientos divinos son más deseables aun que el oro más puro y la miel
más rica (v. 10), ya que conducen a la verdadera prosperidad y felicidad (v. 11).
¡PENSEMOS!

¿Qué alegría le ha traído la palabra de Dios? ¿Qué luz le ha dado para llevar una
vida de éxito? ¿Cómo aprende de ella? ¿Usted teme desobedecer a Dios, o
piensa que puede pecar con impunidad?

SALMOS 19:11–14: LA OBEDIENCIA DEL SIERVO DE JEHOVÁ

¡PENSEMOS!

¿Cómo se llama el autor a sí mismo en los vv. 11 y 13? ¿Por qué se denomina así?

Según el v. 11, ¿qué hacen las Escrituras? ¿De qué clases de pecados ruega el
salmista ser librado en los vv. 12–13? ¿Qué aspectos de su vida deseaba que
fueran gratos delante de Jehová? (v. 14) ¿Por qué no pidió que sus acciones
también fueran gratas?

¿Qué figuras utiliza el autor para referirse a Dios al final de su salmo (v. 14)?
¿Qué significan?

¿Qué relación hay entre la oración de los vv. 12b–14 y el tema de los vv. 7–11?

En esta sección, dos veces el autor se llama a sí mismo “tu


siervo”, indicando así su deseo de obedecer a Dios. Sabía que las
Escrituras le ayudarían a alcanzar esa meta. Le amonestarían (v.
11), revelándole su pecado.
En los vv. 12–14 el salmista eleva una oración a Dios. Reconoce
que ni siquiera la palabra de Dios puede erradicar el mal de su vida
si no cuenta con el poder divino.
A veces, no estamos conscientes de algunos pecados. Pueden
llamarse “errores”, o pecados “ocultos” (v. 12). Aun éstos nos los
señalan las Escrituras, pues son ofensa seria delante de Dios
(Números 15:27–29).
Por el otro extremo está la desobediencia deliberada, la que se
comete con soberbia (v. 13). Esta es todavía más grave (Números
15:30–31), pues constituye una abierta rebelión contra nuestro
Amo.
El salmista no está contento sólo con sus acciones agradables a
Jehová. Se da cuenta que es mucho más difícil controlar la lengua
(Santiago 3:2–12), y más aún la mente. En el v. 14 ruega a Dios
que limpie aun lo más íntimo de su ser.
Llama la atención que la concluir no llame a Jehová “juez” o
“acusador”, sino “roca” y “redentor”. La roca era el lugar de refugio
y protección en la batalla (Salmos 71:3). El redentor era el individuo
pudiente que defendía y socorría a un pariente necesitado (la
misma raíz hebrea se usa en Levítico 25:25, 47–49; Rut 4:4). David
no tenía en sí mismo la capacidad de limpiarse, pero confiaba en
que su roca y redentor estaría a su lado para defenderlo de la
tentación y fortalecerlo para obedecer.

LA PALABRA Y EL PODER DE DIOS NOS LIBRAN DE:

PECADOS INCONSCIENTES v. 12
PECADOS DELIBERADOS v. 13
PECADOS DEL HABLA v. 14
PECADOS MENTALES v. 14

¡PENSEMOS!

¿Cómo le ha ayudado la Biblia a reconocer sus errores? ¿Cómo le ha guardado de


pecado deliberado? ¿Cómo le ha fortalecido Dios para obedecer sus
mandamientos? ¿Puede dar algunos ejemplos?

¿De qué clase de pecado necesita más ser librado? ¿Cómo puede usted combinar
el conocimiento de las Escrituras con la oración y la confianza en Dios para
buscar esa liberación? ¿Lo está haciendo? Si no, ¿cuándo comenzará?

9
Salmos Reales
El Mesías “juzgará…a los pobres” (Isaías 11:4). ¿Qué significa esto? ¿Los condenará?
¿Por qué juzgará a los pobres en particular? ¿Merecen ellos atención especial? ¿Qué
responsabilidad tiene nuestro gobierno hacia ellos? ¿Qué relación hay entre justicia social
y prosperidad? ¿Qué responsabilidad tiene usted hacia los débiles que están bajo su
autoridad? Nuestro estudio de los salmos reales proporcionará respuestas a estas
preguntas.

¿QUÉ SON LOS SALMOS REALES?

Llamamos “reales” a los salmos que claramente hablan acerca del rey. Algunos
suplican y alaban a Dios por el dominio que el rey ejerce sobre sus enemigos (Salmos 2,
18, 20, 21, 101, 144). Otros, celebran su matrimonio (cap. 45), o hablan de la justicia de su
gobierno (72, 101) y otros más claman a Jehová por él en base al pacto davídico (Salmos
89, 132).

SALMO 72: UN SALMO REAL

Salmos 72:1–4
¡PENSEMOS!

¿Por quién se ora en el v. 1? ¿Qué pide? Según el v. 4, ¿qué grupos debe juzgar?
¿Cuál debe ser la consecuencia del juicio para estos grupos? Según el v. 3, ¿qué
resultado se espera para la nación?

El título del salmo puede traducirse “para Salomón” o “de Salomón”. En cualquiera de
los casos, probablemente el “rey” del v. 1 originalmente fue el famoso hijo de David, y
posteriormente el salmo se aplicó a los monarcas descendientes de él. A todos ellos se les
podría llamar “rey” e “hijo del rey”. Estos títulos no se refieren a dos personas, sino a una
sola (ver el singular “él juzgará” en el v. 2).
El v. 1 revela que el salmo 72 es una oración. En la Versión Reina Valera 1960 los
demás versículos parecen ser predicciones. Sin embargo, sería mejor traducir todos los
verbos, salvo los de los vv. 12–14, como plegarias a Dios (ver la Versión Popular).
La primera petición es que el rey sea justo. Necesita la justicia de Dios (v. 1) para juzgar
al pueblo de Dios (v. 2). Una de las atribuciones del rey era dirimir los pleitos entre sus
súbditos (2 Samuel 14:4–11; 15:2–4; 1 Reyes 3:16–28). Pero el verbo “juzgar” también se
usa para referirse al gobierno en general (1 Samuel 8:5). De manera que el v. 2 ruega que
la justicia caracterice a los fallos jurídicos del rey y también a toda su administración.
A la par de la justicia, la oración pide prosperidad nacional (v. 3). El vocablo que se
traduce como “paz” en el Antiguo Testamento es shalom. En realidad, la paz es sólo uno
de los beneficios que la palabra implica. También significa “bienestar completo”: salud,
larga vida, prosperidad económica, libertad y felicidad. ¿En qué sentido esperaba el autor
que los montes llevaran bienestar al pueblo? El salmo nos deja con esta duda hasta el v.
16, donde da la respuesta.

DOS PETICIONES
1. JUSTICIA
2. PROSPERIDAD

Había dos grupos en particular que el rey debía juzgar: a los afligidos y los hijos del
menesteroso por un lado, y a los opresores por el otro (v. 4). A éstos los debía aplastar, y a
aquéllos, salvar. El salmo no habla de la salvación eterna, sino de liberación de los que son
explotados. ¿Por qué el gobernante debe prestar atención especial a los menesterosos y a
los opresores? ¿Debe mostrar favoritismo al pobre? Estas preguntas también quedan
pendientes por el momento, hasta que llegamos a los vv. 12–14.
DOS GRUPOS QUE DEBÍAN SER JUZGADOS (V. 4)
Grupo Menesterosos Opresores

Juicio Liberación del opresor Destrucción

Salmos 72:5–11

¡PENSEMOS!

¿Por cuánto tiempo pide el salmo que dure la justicia y prosperidad del gobierno
del rey (vv. 5–7)? ¿Hasta dónde ruega que se extienda su dominio (vv. 8–9)?

Los vv. 1–4 presentan los temas principales del salmo. El resto los amplía. Los vv. 5–11
piden que los efectos del gobierno se hagan manifiestos para siempre (vv. 5–7) y hasta los
fines de la tierra (vv. 8–11).

EXTENSIÓN DE LOS EFECTOS DEL REINO

Extensión temporal: Para siempre (vv. 5–7)


Extensión geográfica: Todo el mundo (vv. 8–11)

El salmista ruega a Dios que haga florecer la justicia y bienestar desde los días del rey
hasta que el sol y la luna dejen de existir (vv. 5, 7). Desea que el gobernante sea de tanto
beneficio para su pueblo como es la lluvia para la vegetación (v. 6).
La petición tocante a la extensión geográfica del imperio comienza con la tierra
prometida (v. 8) y luego aumenta la esfera paso a paso (vv. 9–10) hasta abarcar el resto
del mundo (v. 11). Los dos mares (v. 8), el Mediterráneo y el Muerto, eran los límites
occidental y oriental de Canaán (Números 34:6, 12). Sus fronteras sur y norte eran el río
de Egipto y el Eufrates (Génesis 15:18). En el v. 8, entonces, “la tierra” es aquella que Dios
había prometido a Israel. El reino de Salomón casi llegó a ocupar todos esos “confines”.
El v. 9 extiende el dominio para incluir a los beduinos del desierto que vivían al oriente
y sur de Israel, así como a todos sus enemigos. Luego, el círculo se expande de nuevo,
alcanzando a los monarcas de Tarsis que moraban en el occidente más lejano (tal vez
España), los de las costas del mar Mediterráneo, y los de Sabá y Seba en el sur de Arabia
(v. 10). El deseo de este versículo se cumplió en alguna medida con Salomón (1 Reyes
10:1–10, 22; 2 Crónicas 9:21–24).
El clímax llega en el v. 11. Ningún rey de Israel, ni siquiera Salomón en su mejores
épocas, llegó a ejercer un dominio realmente mundial. Sólo hay un verdadero Rey de
reyes que dominará al mundo, en cuya presencia se doblará toda rodilla (Filipenses 2:9–
11; Apocalipsis 19:16).

Salmos 72:12–14

¡PENSEMOS!

Según los vv. 12–14, ¿a quiénes ayudará el rey justo? ¿Qué hará por ellos?

Esta estrofa amplía el v. 4. Su primera palabra “porque”, relaciona las dos peticiones
del salmo. Se puede rogar con confianza que el rey y su gobierno prosperen porque él
defenderá a los pobres. Es al gobierno justo que Dios dará su shalom.
El v. 12 revela por qué el rey debe librar al menestero so. No es que deba siempre
juzgar a su favor. La ley de Moisés, a la par de sus muchos mandamientos para hacer
justicia a los desposeídos, deja bien claro que el juez debe ser imparcial, no mostrando
preferencia al rico (la tentación más común), pero tampoco al pobre (Éxodo 23:3;
Deuteronomio 16:19).
Más bien, la razón por la cual el rey debe librar al afligido es porque éste no tiene a
nadie que le socorra (v. 12b). No se trata de mostrarle favoritismo, sino de asegurar que
se le haga justicia. Los poderosos tienen medios para defenderse a sí mismos: dinero,
contactos, conocimiento del sistema. En cambio, muchos pobres no saben cómo hacer
valer sus derechos. Por lo tanto, son presa fácil de los opresores. En el v. 4, esta debilidad
se recalca también con la expresión “hijos del menesteroso”. Si los menesterosos están
desvalidos, ¡cuánto más sus pequeñuelos! El rey debe estar atento y accesible para oír el
clamor de aquellos que están indefensos, y ser enérgico para defenderlos de las
injusticias.

¿POR QUÉ DEFENDER AL POBRE?


PORQUE NO TIENE QUIEN LE SOCORRA1

1 Williams, G. (1995). Estudios Bıb́ licos ELA: Alabanza y clamor a Dios (Salmos) (pp. 69–
84). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.

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