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HEMORRAGIAS

Una hemorragia es la pérdida de sangre que ocurre por causa de una herida,
trauma o alguna enfermedad, debido a la ruptura de vasos de la circulación
sanguínea. Puede ser externa, cuando el sangrado se visualiza fuera del
cuerpo, o interna, cuando se produce dentro de alguna cavidad del organismo
como el abdomen, cráneo o pulmón.
Una vez que en la hemorragia externa puede haber una gran pérdida de
sangre en poco tiempo, es importante acudir al centro de salud más cercano lo
más rápido posible, especialmente si es una herida muy extensa o si no para
de sangrar al cabo de 5 minutos.
En el caso de la hemorragia interna, el sangrado puede ser más difícil de
identificar, pero aún así debe ser evaluado por un médico. Por eso, si se
sospecha de una hemorragia, se debe acudir al hospital.

CAUSAS

Las hemorragias son síntomas muy frecuentes cuyas causas pueden ser
producto de diferentes incidentes o afecciones. Entre las posibles causas, se
incluyen las siguientes:

Hemorragia traumática

La hemorragia traumática es causada por una lesión. Si bien las lesiones


pueden variar en cuanto a su gravedad, la mayoría de ellas ocasionan
hemorragias, de mayor o menor intensidad. Entre los tipos frecuentes de
lesiones traumáticas, se encuentran los siguientes:

 abrasiones o excoriaciones que no llegan a penetrar la piel


 hematomas o magulladuras
 laceraciones o incisiones
 heridas punzantes provocadas por elementos como agujas o
cuchillos
 heridas por opresión
 heridas de bala (causadas por armas como una pistola)
Afecciones médicas

También existen algunas afecciones médicas que pueden provocar


hemorragias que, si bien son menos frecuentes que las traumáticas, pueden
tener diferentes grados de gravedad. Entre las afecciones que pueden causar
hemorragias, se incluyen las siguientes:

 hemofilia
 leucemia
 enfermedad hepática
 menorragia
 trombocitopenia
 enfermedad de Von Willebrand
 carencia de vitamina K
 traumatismo cerebral
 obstrucción intestinal
 insuficiencia cardíaca congestiva
 cáncer de pulmón
 bronquitis aguda

Medicamentos

Algunos medicamentos pueden aumentar las probabilidades de sufrir


hemorragias o incluso producirlas. Por lo general, cuando le receten el
medicamento por primera vez, le advertirán sobre estos riesgos y le indicarán
qué hacer.

Entre los medicamentos que pueden producir hemorragias, se incluyen los


siguientes:

 anticoagulantes
 antibióticos, cuando se usan durante lapsos prolongados
 radioterapia
CLASIFICACION
SEGUN EL TIPO DE VASO SANGUINEO
1. Capilar
Es el sangrado más común, que se produce en el día a día debido a pequeños
cortes o escoriaciones en que los vasos pequeños que llegan hasta la
superficie del cuerpo, llamados capilares, son lesionados.
Qué hacer: como este tipo de hemorragia es leve y de pequeña cantidad,
suele detenerse sin ningún tipo de intervención al cabo de unos 5 a 10 minutos.
Se debe lavar la región donde se está produciendo el sangrado con agua y
jabón, y luego se debe cubrir con una tira adhesiva o curita limpia y seca.
2. Venosa
Es una hemorragia que se produce debido a algún corte grande o profundo,
con sangrado y flujo continuo y lento, a veces de gran volumen a través de la
herida.
Qué hacer: este tipo de sangrado es grave cuando se lesiona una vena de
gran calibre y, por eso, se acostumbra detener el sangrado comprimiendo el
lugar con un paño limpio. Se debe buscar ayuda lo más pronto posible, puesto
que, generalmente es necesario suturar la herida para que no haya riesgo de
infección o un nuevo sangrado.

3. Arterial
Es el tipo de hemorragia en que son lesionadas las arterias, vasos que llevan
sangre al corazón y al resto del cuerpo y, por eso, se caracteriza por la sangre
de color rojo vivo, por tener un gran flujo e intensidad. El sangrado arterial es el
más grave, y puede producir un chorro de sangre a partes distantes del cuerpo
y riesgo de muerte.
Qué hacer: como es un sangrado grave, debe ser detenido lo más rápido
posible con la compresión firme en el lugar, con paños limpios o con la
realización de un torniquete, ya que se trata de una hemorragia de difícil
control. Se debe acudir rápidamente a urgencias o a su centro de salud más
cercano. Si el sangrado fuera en un brazo o pierna, se puede elevar la
extremidad para facilitar la contención.
El torniquete no debe permanecer mucho tiempo impidiendo la circulación, ya
que si no hay riego sanguíneo por un largo periodo de tiempo, puede causar la
muerte de tejidos en el lugar, lo que refuerza la importancia de recibir atención
médica lo antes posible.
Existe la hemorragia de tipo mixta, que es cuando más de un tipo de vaso
sanguíneo es lesionado, generalmente debido a algún accidente o golpe fuerte,
pudiendo ser más difícil de identificar.

SEGUN LA LOCALIZACION DE LA SANGRE

 Externa: sangre que sale al exterior a través de una herida.

Ante una hemorragia externa: hay que realizar una compresión directa,
aplicando gasas sobre la herida y haciendo presión fuerte. La presión directa
se puede sustituir por un vendaje cuando la herida pare de sangrar, cuando la
superficie sea amplia o si hay más heridos para atender.

Si la hemorragia se produce en las extremidades, se debe elevar la parte


lesionada por encima del corazón, disminuyendo la presión de la sangre en el
lugar de la herida y haciendo, en cambio, presión directa sobre la arteria
correspondiente, según sean brazos o piernas, comprimiendo con la yema de
los dedos el vaso sanguíneo contra el hueso situado debajo de la arteria.

Si sangran los miembros superiores, haremos presión con la palma de la mano


sobre la arteria braquial o humeral (situada en el brazo; hay que presionar a la
altura de la flexura o parte delantera del codo).

Si el sangrado se produce en los miembros inferiores, presionaremos con el


talón de la mano en la ingle, sobre la arteria femoral, que recorre la pierna
desde el muslo hasta la parte posterior de la rodilla.
 Internas: la sangre no fluye al exterior y se acumula debajo de la piel o
en una cavidad orgánica. Se trata de hemorragias venosas o arteriales, que
pueden ser causadas por fuertes golpes abdominales, caídas al vacío,
accidentes de tráfico, etc.

Ante una hemorragia interna: si es capilar, basta aplicar frío local sobre la piel
(protegiéndola con un paño o una gasa), ya que el frío contrae los vasos
sanguíneos y reduce el hematoma. Si es venosa o arterial, tendremos que
vigilar si el abdomen está sensible o rígido, si hay sensación de mareo o
desvanecimiento, palidez extrema, pulso débil o imperceptible, o si aparecen
hematomas, sangre en vómito o sangre por recto o vagina.

 Exteriorizadas: internas que salen al exterior a través de un orificio


corporal, como oído, nariz, boca, ano, vagina.

Ante una hemorragia exteriorizada: existen diversos tipos y formas de


proceder:
 Otorragia (hemorragia en el oído): es la única que no hay que intentar
detener, puesto que si no dejamos que salga la sangre, ésta se acumula en el
interior del cráneo y puede ocasionar graves lesiones. Hay que tumbar al
afectado del lado por el que se produce la hemorragia, colocar una gasa que
empape y trasladarlo al hospital.
 Epistaxis (hemorragia nasal): colocar a la persona sentada y con la
cabeza inclinada hacia delante; tranquilizarle y comprimir con dos dedos las
fosas nasales durante al menos 2 minutos. Si al levantar la compresión, la
hemorragia no ha cesado, será necesario reanudar la compresión. Cuando la
hemorragia es importante, se utiliza el taponamiento con gasa enrollada y
mojada en vaselina o agua oxigenada mientras se traslada a la persona un
centro sanitario.
 Hemoptisis (hemorragia proveniente de bronquios o
pulmones): colocar al afectado semisentado (sentado con la espalda reclinada
hacia atrás en un ángulo de unos 45 grados), aplicarle hielo en el tórax,
conservar la materia expulsada tras los golpes de tos y acudir a un centro
sanitario.
 Hematemesis (sangre que sale por la boca proveniente de vías
digestivas): colocar a la persona afectada en posición decúbito supino
(acostada boca arriba en el sueño) y aplicar hielo en el abdomen.
 Hemorragia del ano: si son rectorragias, la sangre es de color rojo
intenso, y habría que aplicar un apósito absorbente. Si son las llamadas
melenas, las heces son de color negro y malolientes, lo que requiere un
traslado urgente al hospital.
 Hemorragias vaginales: si el sangrado es abundante, consultar con un
profesional sanitario.
 Hematuria (sangre en la orina): hay que acudir a un centro sanitario.

FALSOS MITOS EN TORNO A LAS HEMORRAGIAS

Tan importante como saber qué pasos seguir ante una hemorragia es conocer
qué no debemos hacer o qué acciones pueden empeorar la situación.

Ante una hemorragia nasal: no debemos echar la cabeza hacia atrás. Si lo


hacemos, no se detiene el sangrado, sino que lo que ocurre es que la sangre
se dirige a la parte posterior de la nariz y va hacia la garganta y la boca. Hay
que hacer justo lo contrario.

Torniquete: este método sólo se utiliza en caso de que las demás técnicas no


sean eficaces y la hemorragia no cese o cuando exista mas de un accidentado
en situaciones de emergencia. El torniquete produce la detención de toda la
circulación sanguínea, lo que conlleva la falta de oxigenación de los tejidos y la
muerte tisular, formándose toxinas por necrosis y trombos por acumulación
plaquetaria.

Lavar o no la herida: lo primero que hay que hacer es lavarla con agua y
jabón. En su justa medida, la humedad favorece la cicatrización e impide la
infección.
“Es un rasguño sin importancia”: por muy leve que sea la herida, siempre
hay que tener en cuenta la posibilidad de hemorragia.

COMPLICACIONES

Si no se detienen a tiempo o si evolucionan mal, las hemorragias pueden


derivar en ciertas situaciones más graves:
 Shock hipovolémico: se produce por la pérdida de gran cantidad de
sangre y puede hasta llegar a dañar los órganos. En una hemorragia interna, la
sangre puede acumularse y crear hematomas o generar presión en los
órganos, causando su mal funcionamiento e incluso provocando un paro
cardíaco.
 Síncope: sus síntomas son mareo, sudoración, debilidad, náuseas,
respiración rápida (taquipnea) e hipotensión. Puede producirse en caso de
hemorragia abundante.
 Anemia: se manifiesta con fatiga, palidez y puede darse tras una
pérdida de sangre prolongada.

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