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LA CENA PASCUAL JUDÍA,

LA ÚLTIMA CENA DE
JESÚS Y SU MUERTE EN
LA CRUZ

Seguimos con “la Misa en la


Biblia”. Esta vez dedicamos dedicamos la entrada al concepto de
Cena Pascual y su relación con la pasión y muerte de Cristo en la
Cruz.

LA CENA PASCUAL JUDÍA


En Ex 12,14 se dice: Este será para ustedes un día memorable
y deberán solemnizarlo con una fiesta en honor del Señor. Lo
celebrarán a lo largo de las generaciones como una
institución perpetua.
La fiesta hebrea de la Pascua –Jag Hapesaj en hebreo-, consistía
en un Sacrificio y una Cena.

1. Para el Sacrificio debían elegir “un animal sin ningún


defecto, macho y de un año; podrá ser cordero o cabrito”
(v.5) que se sacrificaba a la caída de la tarde en el Templo; la
sangre del cordero se recogía en un recipiente que se llevaba a
la casa para rociar las jambas de las puertas en recuerdo de la
liberación de Israel de la esclavitud de Egipto.
2. La Cena tenía un marcado carácter litúrgico centrado en el
ritual Hagada shel pesaj (que es un libro donde se narra el
relato del Éxodo sobre la liberación de Israel, comentarios de la
Midrash, material del Talmud, plegarias, bendiciones y Salmos;
su origen se remonta a la época del Segundo Templo) y en
el Seder (que es el orden en que se ha de desarrollar esta
cena).

Veámoslo con más detalle estos


dos elementos. La Cena Pascual judía se compone de los
siguientes elementos:

1. Kadesh o santificación (es una bendición sobre el vino).


2. Rejatz o lavado de las manos
3. Verduras (generalmente perejil o rábano remojado en agua
salada).
4. Yajatz, la división de la Matza intermedia (tres panes sin
levadura), con el Afikoman para el postre, que se esconde la
mitad, y al final de la cena se busca y tras partirlo en trozos se
reparte entre los invitados.
5. Maguid, o relato de la historia (hagada) con sus cuatro
preguntas y la consiguiente narración
6. Rajatz, segundo lavado de las manos, ahora por todos los
presentes antes de partir el pan
7. Motzi-Matza, o bendiciones sobre el pan
8. Maror, es la hierba amarga remojada en Jaroset (mezcla de
manzanas y nueces).
9. Corej, la comida del matza y maror.
10. Shuljan Orej, es la mesa para la comida del Seder, que se
hace después de la Cena.
11. Tzafun, es la búsqueda del Afikoman que se había
escondido (quien lo encuentra recibe un premio). Después se
reparte entre los invitados como último recuerdo del cordero
pascual.
12. Barej, bendición y acción de gracias.
13. Nirtzah, despedida del Seder.

Este es el orden de la cena Pascual desde los tiempos bíblicos


hasta el día de hoy. Se trata de una comida llena de simbolismos,
donde se mezcla el cordero inocente que muere por la salvación
de Israel y la esperanza de la futura redención simbolizada en las
cuatro copas del Seder Pascual:

1. Copa de la Bendición
2. Copa de las Plagas
3. Copa de la Redención
4. Copa de las Alabanzas
5. Copa de Elías (esta copa no se bebe, se deja
simbólicamente en una esquina de la mesa a la espera de que
la beba Elías cuando llegue).

Con estas copas se simbolizan las 4 acciones divinas que Dios


realizó en Ex 6, 6-7: Por eso, anuncia esto a los israelitas “Yo soy
el Señor. Yo los libraré de los trabajos forzados que les imponen
los egipcios, los salvaré de la esclavitud a que ellos los someten,
y los rescataré con el poder de mi brazo, infligiendo severos y
justos castigos. Haré de ustedes mi Pueblo y yo seré su Dios.
Así tendrán que reconocer que soy yo, el Señor, el que los libró
de los trabajos forzados de Egipto”.

LA CENA PASCUAL JUDÍA Y


LA ÚLTIMA CENA DE JESÚS
Pues bien, én Lucas 22, 15-16, Jesús dice: «He
deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes
antes de mi Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré
más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de
Dios».

¿Qué tiene de especial esta Pascua para que Jesús la desee


comer ardientemente?

Esta Pascua es la Pascua de la Pascuas: esa noche se realizó de


forma plena y definitiva la Liberación y Redención; esa noche
Jesús consuma el paso de la Antigua a la Nueva y Eterna Alianza
y nos da las pautas para celebrarla.

Recordemos que el
Cordero pascual se sacrificaba por la salvación de los que se
cobijaban bajo su sangre y se comía íntegramente en la Cena-
celebración de la Pascua. Pero en la Última Cena, al adelantarse
al jueves, no hubo cordero sacrificado.

Nota 1: En efecto, es muy significativo que ningún evangelista nos


muestra la presencia de cordero en dicha cena, algo impensable
en esta celebración ya que el cordero era uno de los ingredientes
principales en la Pascua. Esto tiene su explicación: en las leyes
orales (hoy Mishna) se decía que si alguien tenía impedimento
serio (como salir de viaje) podía celebrar la cena moviéndola
antes de la Pascua, Jesús tenía que morir la víspera de la fiesta y
por este motivo adelanta la cena. Los que adelantaban la cena no
podían tener cordero pascual, pues el cordero se sacrificaba
solamente en el templo “entre la caída de las dos tardes”; estas
personas ponían un hueso asado en señal del cordero realizando
la celebración Pascual tal como se celebra hoy en día por los
israelitas (cfr. apologeticasiloe.com)

Así que Jesús, aprovechó esta circunstancia, como veremos más


adelante, para poner de manifiesto que Él iba a ser el Cordero
Pascual sacrificado y ofrecido por el perdón de los pecados. Juan
dejó claro desde el principio de su evangelio este misterio al
atribuir a Jesús el título de: “este es el Cordero de Dios” (Jn 1,
36). Título nunca dado a ningún personaje bíblico, y que relaciona
directamente a Jesús con el “Cordero Pascual”. Jesús es pues el
Cordero Pascual de la Nueva Alianza.

Según Lucas, Jesús bebió de dos copas (Lc 22, 17.20), pero no
de la tercera. Es decir, bebería de la primera copa, la de
“bendición” al comienzo de la cena, diciendo las palabras judías
acostumbradas: Baruc ata Adonai eloheinu, melech Olum baray
peri hagofen… (“bendito seas Señor, Rey del Universo, por el
vino…”). Después les dio de la segunda copa (la de “las plagas”),
a sus discípulos y bebió el también: “Y tomando una copa, dio
gracias y dijo: «Tomen y compártanla entre ustedes. Porque
les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la
vid hasta que llegue el Reino de Dios» (Lc 22,17-18). Después
llegó el Afikomán: Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo
dio a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que se
entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía» (Lc 22,19).
Por último, Jesús tomó la tercera copa, que según el Seder
Pascuales la copa de “la Redención”: “Después de la cena hizo
lo mismo con la copa, diciendo: Esta copa es la Nueva
Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes”
(Lc 22,20). Pero según las misteriosas palabras dichas al final de
la anterior copa (Lc 22,18) Jesús ya no volvió a beber de esta
copa. Más aún, en un momento determinado, se levanta
abrúptamente y sale hacia el huerto… Hecho verdaderamente
insólito, pues los judíos tenían que terminar la Cena Pascual, o no
se daba por cumplido el precepto ni la renovación de la Alianza
de ese año.

Aparentemente no se había cumplido el Seder Pascual, pero no.


Al igual que no hubo cordero pascual porque Él iba a ocupar el
lugar del Cordero, Él iba a ser el Cordero que se sacrifica en la
Cruz; tampoco ahora bebe la copa de la Redención porque la va
a beber en la Cruz. Veamos

LA ÚLTIMA CENA DE JESÚS


Y SU PASIÓN Y MUERTE EN
LA CRUZ
Tanto al referirse a la Cena como en la Copa Jesús había
afirmado unas palabras misteriosas: que no volvería a comerla (la
Cena) hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el reino de
Dios (v.16); o que no la bebería (la copa o cáliz) hasta que llegue
el Reino de Dios (v.18). ¿Qué quiere decir Jesús con esto? Él
había predicado que el Reino de Dios estaba en hacer la
Voluntad de su Padre.

De hecho, en el huerto de Getsemaní Jesús repetirá: “Padre,


aparta esta copa (caliz) de mí, pero que no se haga mi
voluntad sino la tuya”. Hay una gran conexión entre esta copa y
el Seder de la Cena Pascual. Unos minutos antes Jesús, en el
aposento alto, ha rehusado beber de la tercera copa. Y he aquí
que ahora pide a su Padre que “no se la haga beber”. Se trata de
la copa de la Redención con todo lo que ello significa.

Será Mateo 27, 34


quien nos dirá que en el Calvario “le dieron a beber vino
mezclado con hiel, Jesús lo probo, pero no quiso beberlo”.
Jesús fiel a lo prometido en la Cena rehusó tomar el vino. Sin
embargo, san Juan, testigo presencial de la muerte de Cristo en la
Cruz, nos dice que Jesús mismo pidió más tarde ese vino con hiel
(vinagre) y lo bebió en lo alto de la Cruz: Después, sabiendo que
ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera
hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente
lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a
una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de
beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E
inclinando la cabeza, entregó su espíritu (Jn 19,29-30).

Nota: El vino se lo presentan a Jesús en una esponja que ponen


en una caña de hisopo, y el hisopo era lo que se utilizaba para
rociar la sangre del cordero en los marcos de las puertas hebreas
en la noche de la Pascua.

Tras beber el vinagre Jesús dice: Todo está cumplido. Este


vinagre (del latín «vinum acre», «vino agrio») bebido por Jesús en
la Cruz da cumplimiento a la misión Redentora de Jesús.
El Reino de Dios es el Reino de aquellos que hacen la Voluntad
de su Padre. Jesús en lo alto de la Cruz está en lo más perfecto
de la Voluntad del Padre. Por lo tanto, en lo alto de la Cruz, Jesús
está en la plenitud del Reino de Dios, y es aquí, en esta plenitud
de la voluntad del Padre donde Jesús bebe la tercera copa de la
Cena Pascual, su Copa de la Redención. De este modo se
conecta el Cenáculo y el Calvario, la Cena Pascual y el Sacrificio
y con esto se termina la Antigua Alianza y comienza la Nueva,
todo ligado por la Cena Pascual de Liberación y Redención, la
Cena del Cordero.

Por lo tanto, la Cena Pascual de Jesús termina en la Cruz. A esto


se refería Jesús cuando decía en Cana de Galilea que “aún no
había llegado su hora”, la hora de Jesús llegó en lo alto de la
Cruz, esta es la boda que El esperaba, la boda mística del
Cordero con la Iglesia, donde El dio vino nuevo, el vino de la
Nueva Alianza.

“Este es mi cuerpo que es


entregado por vosotros”
La Comida Pascual es una especie de preparación de la Misa
que enfoca nuestra atención en el corazón del misterio pascual,
el Cordero que fue sacrificado y nos redimió de la esclavitud con
su sangre.
La Última Cena, fue la celebración de la pascua judía, un “séder”,
una solemne comida sacrificial llevada a cabo de acuerdo con los
antiguos ritos judíos por nuestro Señor y sus
apóstoles. Aquí queremos reconstruir los acontecimientos de esa
solemne comida, según se narra en el Evangelio y de la que los
eruditos nos dicen de la pascua en el tiempo de Cristo. Realmente
la Última Cena fue la “última”, en parte porque fue la celebración
final de los ritos pascuales de la nueva ley, la Pascua Cristiana.
 

 
La última Cena es el momento decisivo cuando los símbolos y
profecías de antaño del Antiguo Testamento son
reemplazados para siempre por los hechos y cumplimiento del
Nuevo Testamento. Los evangelistas omitieron a la hora de narrar
esa Cena muchos detalles que daban como conocidos por sus
lectores judíos. ¿Por qué nuestro Señor toma el cáliz dos veces en
la narración de San Lucas en la Última Cena? (Lc. 22: 17-20). Por
qué San Pablo habla de la “Copa de bendición” (1Cor 10,16). Por
qué se dijo un salmo antes de que los Apóstoles dejaran el
Cenáculo? (Mt. 26: 30).

Estas y otras frases cobran nuevo significado a la luz de los


antecedentes judaicos. La Cena Pascual también nos ayudará
a entender y a profundizar en las ceremonias litúrgicas de
la Semana Santa y la Pascua, empapadas como están de
figuras y alusiones al Antiguo Testamento. “Esta es la solemnidad
pascual en la cual el verdadero Cordero, fue sacrificado…” “Oh
noche bendita que desposeyó a los egipcios y enriqueció a los
hebreos…”. Al mismo tiempo comprendiendo más claramente el
contexto en el cual Cristo escogió instituir la Santa Eucaristía, se
enriquecerá nuestra participación en la Misa.

La Comida Pascual es una especie de preparación de la Misa que


enfoca nuestra atención en el corazón del misterio pascual, el
Cordero que fue sacrificado y nos redimió de la esclavitud con su
sangre. Y así nos prepara para entrar más de lleno en cada Misa,
porque la Vigilia Pascual no fue únicamente el fin del viejo
rito, sino el principio del nuevo. San Atanasio dice: “Cuando
nos reunimos y comemos la carne de nuestro Señor y bebemos su
sangre, celebramos la Pascua”.

La ceremonia de la Cena Pascual nos permite representar los


eventos de la vigilia pascual como un drama-oración, para
prepararnos para la verdadera representación de la vigilia pascual
en la Santa Misa. Pero, ¿por qué Cristo usó la Cena Pascual
para instituir la Eucaristía? Es importante que pensemos que
esto representa la elección deliberada y completamente
considerada de Cristo. Él envía a sus discípulos a preparar el
Cenáculo. Él se preocupa acerca del tiempo y el lugar exacto y
arregla todo cuidadosamente de antemano, diciéndole:
ardientemente deseaba comer esta Pascua con vosotros antes de
padecer; porque os digo que no la comeremos hasta que sea
cumplida en el Reino de Dios (Lc. 22: 15-16).

La historia del Éxodo de Egipto que la Iglesia lee en preparación a


los misterios pascuales, es la más grande parábola de nuestra
Redención en el Antiguo Testamento. Cada detalle es
significativo. Y, dentro de todos los acontecimientos de la Antigua
Ley, el más significativo de todos es la sangre del cordero
sacrificado salpicada en las puertas de los hijos de Israel para
que el ángel vengador, que vino a matar al primogénito en toda
casa de Egipto, “pasa de largo” las casas de los hebreos.

La sangre del cordero profetiza el verdadero cordero cuya


sangre liberó al mundo de la esclavitud del pecado. Dios
ordenó que esta primera Pascua fuera conmemorada
solemnemente en una festividad anual; la gente debía sacrificar un
cordero y participar de su comida con pan ázimo y lechuga
silvestre (un recuerdo de la huida apresurada de Egipto, cuando no
hubo tiempo de llevar consigo pan con levadura), en
agradecimiento por la libertad que fue un regalo de Dios.

La fiesta de la Pascua anual llegó a ser un acontecimiento de


primera importancia en la religión de Israel. Gradualmente el
ritual llegó a ser más elaborado; gradualmente también la Pascua
llegó a ser no únicamente una memoria del agradecimiento a Dios
por la bondad de Israel en el pasado, sino como una profecía del
futuro; justamente como Dios había una vez conducido al pueblo
escogido, lejos de la esclavitud, para que un día los guiara al nuevo
éxodo, a la era futura del Mesías.

En el tiempo de nuestro Señor, la comida pascual ya no se comía


de pie y apresuradamente, sino reclinados alrededor de la mesa de
fiesta. En gran contraste a esa noche de huida, 1,500 años
antes,la atmósfera era de amor y alegría espiritual. Pero el
corazón verdadero de la celebración permanecía el mismo a través
de los siglos: sacrificio y banquete sacrificial, celebrado en acción
de gracias.

Ahora podemos empezar a ver por qué Cristo escogió este


momento para su sacrificio. Esta fiesta familiar del pueblo
escogido, celebrada por el pueblo como un todo y con un
corazón, existía para que pudiera ser transformada en la
gran fiesta de la comunidad cristiana, demostrando caridad,
uniendo más íntimamente en un solo cuerpo aquellos alimentados
por el único Pan divino. La primera pascua fue conmemorada en
una Comida Pascual; la segunda Pascua, el sacrificio de Cristo,
nuestra Pascua, fue realizada en la Santa Misa, la Comida Pascual
del Nuevo Testamento.

En el marco de la Pascua el significado del sacrificio se


aclara:“Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros”(Lc
22,19) para que vosotros podáis “pasar de largo” de la muerte en
el pecado a la vida de Dios. En este contexto se aclara también
que el nuevo sacrificio tendrá también su banquete
sacrificial: “En verdad os digo que, si no coméis la carne del Hijo
del Hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros”.
(Jn 6,54).

En la última Cena, Cristo con toda humildad y reverencia guardó la


Pascua con sus discípulos, observando en detalle su ritual. Pero
cuando la Cena iba a concluir, Él reemplazó el antiguo rito con
el nuevo. Él tomó el pan, lo bendijo y partió y lo que les dio a sus
discípulos ya no era simplemente el pan sin levadura de la Pascua.
Él tomó el cáliz lo bendijo y lo que les dio ya no era únicamente el
ofrecimiento de la Pascua, sino él misterio del Nuevo Pacto que
se acababa de establecer. El momento supremo, anticipado en
la conmemoración de la Pascua a través de los siglos, había
llegado. La redención del hombre iba a realizarse.

Se sostiene generalmente que nuestro Señor celebró la


Pascua con sus discípulos el jueves en la noche,
anticipando en un día la Pascua legal de los discípulos. El
Viernes Santo, a la hora precisa en que los corderos pascuales
eran sacrificados en el Templo, símbolo elocuente del
cumplimiento de las profecías el Cordero de Dios consumaba su
sacrificio en la Cruz. El Viejo Pacto entre Dios y el pueblo escogido
había sido sellado por la sangre de muchas víctimas. El Nuevo
Pacto estaba ahora sellado por la sangre de la única
víctima perfecta.

El cordero figurado era reemplazado por le Cordero verdadero. El


sacrificio ahora había sido hecho perfecto. Este mismo sacrificio
profetizado en la Pascua judía, cumplido en el Calvario, es
renovado en cada Misa. Tan a menudo como nosotros los
cristianos, el pueblo escogido del Nuevo Testamento, comamos el
pan y bebamos el vino, celebramos el misterio pascual. Como dice
San Juan Crisóstomo, en cada Misa “es Cristo, quien aquí y
ahora celebra la Pascua con sus discípulos. Y la mesa del
altar es nada menos que la mesa de la Última Cena”.

Esta representación de la Comida Pascual es, entonces una


preparación para el misterio pascual, como es renovada en cada
Misa, y más especialmente como es celebrado el Jueves Santo y
durante toda la Semana Santa…ahora que las ceremonias
litúrgicas del Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo han sido
restauradas a las horas de la noche, la dramatización puede
hacerse apropiadamente a cualquier hora antes de la Misa del
Jueves , y quizá mejor la noche del Miércoles Santo.

“Celebración de la Cena Pascual”, de Mons. Mario De Gasperín

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La Pascua Cristiana; el origen
judío
Para hablar de los orígenes de la celebración de la Pascua
Cristiana necesariamente tenemos que rememorar la fiesta judía
del Pésaj.  Para los que no conozcan el término el “Pésaj”, es una
festividad ancestral del pueblo judío que conmemora su salida de Egipto,
relatada en el libro bíblico del Éxodo.

Ampa Galduf/Arquehistoria

Plato ritual del Séder durante el Pesaj

 El Pésaj es como se conoce a la Pascua judía cuyas raíces


están en la historia contada de la Torá. 
 La “Última Cena” no es otra cosa que la celebración
del Séder durante el Pesaj judío.
 La celebración de la Pascua judia (Pesaj) dura siete dias y su
punto culminante era la “Cena pascual” (Séder)
 La fiesta comienza en torno al equinoccio de la primavera, y
commemora la liberación del primigenio pueblo hebreo, ocurrido en el

1250 a. C.

El propio Jesús, de origen judío, llegó a Jerusalén para unirse a la


celebracion de los israelitas e igualmente se preparó para el ritual de la
última cena, que en la tradición judía se conoce como el Séder.

La Pascua y la primavera
La época de la Pascua ocurre al inicio de la primavera en el Medio
Oriente. El invierno ha finalizado y para la naturaleza comienza la vida.
Los árboles están floreciendo, la vegetación se renueva, el ciclo de la
agricultura comienza y, así también, la primer cosecha del trigo se inicia.

La Pascua, se celebra siempre con luna llena y en el período en el que


el sol se encuentra en el meridiano. La festividad también recibe el
nombre de Fiesta de la Primavera, ya que en el hemisferio Norte, marca
el inicio de dicha estación. Dado que en Israel las estaciones calurosas
son las estaciones secas, a partir de Pésaj y hasta Sucot se acostumbra
a rezar por el rocío, y no por la lluvia (oraciones que se reservan para el
invierno).
La fiesta de primavera existe desde tiempos inmemoriales, mucho antes
del surgimiento de Israel como pueblo, pero los israelitas la relacionaron
estrechamente con la experiencia de fe de la liberación de los hebreos,
esclavos en Egipto. Dejó de celebrarse por el motivo de ganados y
cosechas, y pasó a convertirse en una importante  conmemoración
religiosa de la liberación del éxodo.

El Pésaj o Pascua judía


El pueblo judío interpreta el relato de la salida de Egipto como el hito que
marca el nacimiento del pueblo de Isarel como tal. El Pesaj es la
rememoración anual de aquellos comienzos del pueblo judío y se
celebra durante siete dias.

La fiesta se inicia, aproximadamente el 14 del mes de Nisán, en torno al


equinoccio de la primavera, tal como ocurrió en esta estación del año en
1250 a. C. Pero la Pascua judía también está marcada por dos
acontecimientos de la tradición de  los primeros israelitas como;

 la inmolación de los corderos en primavera, que corresponde a la


época nómada del pueblo de Israel y, como veremos a
continuación, 
 la fiesta de los panes ácimos.  

A estos se fueron añadiendo otros elementos esenciales en la vida del


pueblo de Isarel como la liberación de Egipto y la Alianza en el Sinaí. 

La Pascua se convierte así, ante todo, en una experiencia de liberación


y alianza.

LA CENA PASCUAL
“La celebración de la Pascua tenía su punto culminante en la “Cena
pascual”, donde se recordaba y se celebraba el “paso de Dios”,
compartiendo los panes ázimos, el cordero inmolado, el vino de la
alianza y las hierbas amargas de la esclavitud pasada”.(Fuente)

Celebración del Séder o cena pascual durante el Pésaj (Pascua judía)

La fiesta comenzaba con la cena pascual y se extendía por siete días,


de acuerdo con la tradición de los ácimos: Exodo 12,14-20.

Los Panes ácimos


La festividad del Pésaj dura siete días y durante la misma queda
prohibida la ingestión de alimentos fermentados y derivados de la harina,
llamados en hebreo Jametz (la raíz de la palabra indica “fermentación”).

En su lugar, durante la festividad se acostumbra a comer Matz ‫מ‬á , o pan


ácimo. La hostia católica tiene su origen en la Matzá.

Según la tradición, el pueblo judío salió de Egipto con mucha prisa y sin
tiempo de prepararse, por lo que no hubo tiempo para dejar leudar el pan
para el camino, y de esta creencia deriva la prohibición de ingerir Jametz.
En estos días, se come pan ácimo, sin levadura, como señal de
humildad, ya que los judíos debieron partir sin poder leudar el pan;
también se toma una copa de vino, bebida que alegra el corazón.

La cena pascual de los israelitas,


el Séder
Esta cena pascual contempla varios aspectos:

 Lo que podríamos designar como la celebración doméstica,


cuando se realizaba un rito con la sangre (se marcaban el dintel y los
postes de las casas), además de la cena propiamente dicha.
Celebración de la cena Pascual judía, Séder durante el Pésaj

 Luego la celebración centralizada en Jerusalén, que incluía un


sacrificio con la sangre (recogida por los sacerdotes en vasijas que se
pasaban de mano en mano hasta el altar), la parte que correspondía a
Dios en el banquete de la comunión; y una cena, que obedecía a un
ritual bien establecido, en el que jugaban un papel fundamental
las carnes del cordero, el pan ázimo, las hierbas amargas y las cuatro
copas de vino.

Todos estos elementos de la cena encarnaban simbólicamente el


memorial del éxodo para ser compartido fraternalmente. La cena tenía
una hermosa estructura pedagógica, que permitía que los niños
aprendieran experimentalmente a ser judíos, a convertirse en miembros
del pueblo elegido. 

 En la época de Jesús, la cena pascual tenía además una


importancia escatológica muy grande. Las esperanzas mesiánicas
eran cultivadas de una manera especial en esta cena, lo que hace bien
comprensible el hecho de que, ya en los mismos relatos por lo menos
de los sinópticos, se dé tanta trascendencia a la referencia a esta
fiesta.
Durante la primera noche de la festividad (las dos primeras en la
Diáspora) se acostumbra a llevar a cabo la tradicional cena,
llamada “Séder” , durante la cual se relata la historia de la salida de
Egipto.

El origen del “Séder” podría trazarse hasta los simposios (banquetes)


griegos, donde alrededor de una mesa de comida, y recostados en
almohadones, se debatía toda la noche sobre algún tema determinado.
Estos elementos se preservan en el ritual del Séder.

La “Última Cena” no es otra cosa que la celebración del Séder en el


Pésaj judío.

  
Jesús, celebrando la  “Cena pascual judía” con sus
discípulos, da origen a la “Pascua cristiana”

 
Oficialmente  la celebración de la
Pascua cristiana llega tras el largo proceso del Concilio de Nicea  (325 d.
C.) cuando se decretó que la Pascua cristiana no tuviera una fecha fija:

su inicio lo marcaría el primer domingo siguiente de la luna llena o


plenilunio tras el equinoccio de primavera, es decir, entre el 21 de
marzo y el 25 de abril.

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