La destrucción de los ecosistemas, el primer paso hacia las
pandemias Las primeras reacciones ante una pandemia como la del coronavirus tratan de buscar culpables. El pangolín o el murciélago podrían estar detrás de la propagación del virus. Sin embargo, los expertos señalan al ser humano que, a través de la deforestación, la tala y el comercio con animales exóticos, se expone a estas enfermedades. MADRID18/03/2020 22:34 ALEJANDRO TENA El confinamiento nos hace buscar culpables. Unos, cargados de racismo, señalan a "los malditos virus chinos". Otros ponen el índice sobre el pangolín, mientras buscan en las redes una imagen que les dé oportunidad, al menos, de saber cómo es este animal exótico. También hay quien, lejos de cerrar filas en momentos de unidad, cargan contra el Gobierno, que parece no haber sabido gestionar la crisis sanitaria del coronavirus. Se puede encontrar, incluso, personas que defienden de manera férrea que esta crisis viral responde a intereses ocultos, lo cual ha sido desmentido por la ciencia en un estudio reciente que niega que COVID-19 pueda haber nacido en un laboratorio. Más allá de conjeturas, esta pandemia global pone sobre la mesa una evidencia relativa a la repentina aparición de virus desconocidos en las sociedades: el ser humano y sus acciones sobre el medio ambiente favorecen que este tipo de organismos, ocultos en la naturaleza, entren en contacto con las sociedades. "Simplificamos los ecosistemas, reducimos el número de especies y perdemos biodiversidad. Esto hace que desaparezcan especies intermedias que actúan como barrera, favoreciendo que estemos en contacto con otras especies con las que nunca teníamos contacto y, por lo tanto, más expuestos", explica a Público Fernando Valladares, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La reducción de la Tierra a un producto es, sin lugar a dudas, un condicionante a tener en cuenta a la hora entender la razón por la que este tipo de enfermedades –unas más virulentas que otras– se propagan por el mundo con cada vez mayor periodicidad. "Existe una vinculación probada científicamente entre la destrucción de entornos naturales y la aparición de nuevas enfermedades", expone Juantxo López de Uralde, diputado ecologista y presidente de la Comisión de Transición Ecológica del Congreso. "Con la destrucción de bosques tropicales para, por ejemplo, plantación de monocultivos, las especies desaparecen y otras buscan refugio en zonas más cercanas al ser humano, que interactúa con el animal a través de comercio de especies, o directamente se lo come, y termina contagiándose", resume el experto. El problema de eliminar bosques para llenar bolsillos va más allá de la moralidad ecologista y abre la puerta a que se aumenten los riesgos de propagación de enfermedades. Según explicaba esta semana en la BBC Peter Daszak, ecólogo e investigador clave en el descubrimiento de los murciélagos como origen del SARS, se estima que en las zonas más recónditas del planeta se esconden en torno a 1,7 millones de virus sin descubrir, lo que revela hasta qué punto revertir espacios naturales al antojo de la economía –sea deforestación o sea tráfico de especies exóticas– puede aumentar los riesgos de una pandemia como la actual. "Estamos gastándonos una ingente cantidad de dinero en contener un fracaso, que es lo que es el coronavirus" "Uno de los mensajes más importante durante esta crisis es que la biodiversidad nos protege. Es algo que debe de quedar claro. Estamos gastándonos una ingente cantidad de dinero en contener un fracaso, que es lo que es el coronavirus, porque el éxito no es vencer la pandemia, sino que no se produzca y para ello es necesario recuperar los ecosistemas y mantenerlos intactos", advierte Valladares, que pone el foco en el valor de la naturaleza como "barrera" ante este tipo de fenómenos. En el caso del coronavirus, las tesis principales hablan del murciélago como uno de los animales que habría podido propagar el virus. Lo que no está claro es cómo y si hubo animales intermedios –aquí podría entrar en juego el pangolín– que hubieran estado infectados por el mamífero volador y pudieran haber propagado el virus. En cualquier caso, las similitudes con la propagación de otras pandemias como la del Sars o el Ébola son evidentes: seres humanos que entran en contacto con animales con los que en el pasado no guardaban relación alguna. Esta irrupción del ser humano en la naturaleza se convierte, según un informe reciente del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), en un "boomerang" que se vuelve contra la salud global. Así, la expansión del COVI-19 se se debe, según las primeras publicaciones, a un proceso de zoonosis que, lejos de tener su origen en los mercados de especies exóticas, comienza en las actividades de deforestación y construcción de infraestructuras en territorios boscosos. Este es el primer paso para que animales prácticamente desconocidos se acerquen al ser humano. "El éxito no es vencer la pandemia, sino que no se produzca y para ello es necesario recuperar los ecosistemas y mantenerlos intactos" Los murciélagos estaban detrás del SARS, el mono pudo ser el paciente cero del VIH, las gallinas, a su vez, extendieron la gripe aviar y, ahora, se señala al pangolín y al murciélago como posibles transmisores del COVID-19. "Tendemos a buscar un origen y siempre recurrimos al animal, cuando el culpable real es el ser humano, que de manera directa o indirecta ha sacado a las especies de sus ecosistemas", argumenta López de Uralde. "Hasta ahora hemos conservado los ecosistemas por pura ética, sin saber que estos ecosistemas nos protegen", agrega Valladares, haciendo énfasis en que esta crisis puede servir para entender el valor de protección que tiene la naturaleza. Así, el experto incide en que la "victoria" sobre el coronavirus pasa por la "complejización" de los ecosistemas y para ello, según explica, es necesario "cambiar las estructuras sociales y económicas" que favorecen la depravación de la naturaleza. "Es la única forma de conseguir que dentro de un tiempo no llegue otro virus desconocido a las civilizaciones", zanja. https://elpais.com/sociedad/2020-03-19/una-aventura-amorosa-fuerza-el- aislamiento-de-todo-un-pueblo-en-argentina.html Una aventura amorosa fuerza el aislamiento de todo un pueblo en Argentina Una mujer con síntomas de coronavirus se salta la cuarentena al llegar de España para tener un encuentro sexual Buenos Aires - 18 MAR 2020 - 22:40ECT La semana pasada, una argentina volvió de España y llamó a un amigo. Él es de Selva, un pueblo de 2.500 habitantes del norte argentino. Ella de Ceres, una ciudad vecina. El Gobierno de Alberto Fernández acababa de decretar la cuarentena obligatoria para todos aquellos procedentes de zonas de riesgo, pero hicieron caso omiso y se vieron en Córdoba, a 300 kilómetros. El viernes por la noche, ya de regreso, el hombre asistió a un asado con una veintena de amigos. Allí contó su fugaz aventura amorosa y también que ella tenía síntomas de coronavirus. La historia no causó el efecto esperado. Algunos de los asistentes lo increparon y otros se fueron, según han reconstruido medios locales. El joven, de 27 años, fue denunciado a las autoridades provinciales, que ordenaron poner a todos los vecinos de Selva en cuarentena. “Así está la ciudad de Selva hoy, en cuarentena y aislada absolutamente. Todo por causa de dos personas que, en la ciudad de Córdoba violaron el auto aislamiento obligatorio. “Debemos cumplir las medidas obligatorias, para prevenir cualquier posible circulación del Covid-19”, escribió el lunes el gobernador de Santiago del Estero, la provincia a la que pertenece Selva. Según Zamora, la mujer procedente de España dio positivo y es uno de los 79 casos de coronavirus registrados hasta la fecha en Argentina. El hombre con el que mantuvo relaciones sexuales está aislado, al igual que los demás habitantes de Selva. Todos los edificios públicos y negocios del pueblo están cerrados y patrulleros de policía recorren las calles para recordar a los habitantes que deben permanecer en casa. En Córdoba, la ciudad donde tuvo lugar la cita, hay otras personas aisladas y bajo control. Según medios argentinos, la mujer está casada y uno de los posibles contagiados por coronavirus es su marido. Argentina registró el primer caso de Covid-19 el pasado 3 de marzo y cuenta con 79 infectados confirmados hasta el momento, entre ellos dos mortales. El país sudamericano tiene cerradas sus fronteras, ha suspendido las clases, la actividad legislativa y judicial e insta a la población a trabajar desde casa si es posible y salir sólo lo imprescindible.