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Materia: Apologética
Introducción
A lo largo de la historia de la iglesia, el cuerpo de Cristo ha tenido que luchar con distintas ideas y
corrientes filosóficas que se levantan amenazantes ante la verdad de las escrituras.
En la antigüedad, los apóstoles se vieron cara a cara con el gnosticismo, los judaizantes, los ebionitas,
entre otros. Durante la edad media, la iglesia se vio afectada por la síntesis entre el “aristotelianismo” y la
doctrina cristiana, síntesis que fue tratada por los reformadores dando como respuesta una fe más
unificada.
Más adelante, los defensores de la fe cristiana se encontraron con diversas amenazas que atentaron contra
su fe (el racionalismo, el deísmo, el naturalismo, etc.)
1. La primacía de las sensaciones por sobre el contenido inteligible: Una de las marcas por
excelencia del postmodernismo, es su rechazo a lo que muchos llaman la “omnicompetencia de la
razón”, para el hombre moderno, la razón era un vehículo que no solo lo llevaría a la verdad sino
a la libertad y al progreso que esta misma traería. El posmodernismo entonces, dialoga con ese
postulado del modernismo y responde de manera más negativa y según ellos realista. Parte de este
nuevo postulado ofrecido por el posmodernismo se da por las influencias de filosofías más
“orientales” que “occidentales”. Es así como, se destrona a la razón y se abre paso al reinado de
lo “sensorial”. Se pueden ver vestigios de dicho “ismo” en la actual cultura musical dentro de la
iglesia. Mientras en la antigüedad, abundaban los himnos con rico contenido teológico que hacían
que el adorador reflexionara sobre las profundas verdades escriturales, ahora, existe un mar de
piezas musicales que tienen por objetivo agitar los sentimientos del “estanque emocional” del
público y no tanto exaltar las excelencias de Dios y Cristo.
Como hemos podido ver, los postulados del postmodernismo han encontrado su lugar en la actual iglesia
moderna. La iglesia ha fallado en ser “baluarte de la verdad” y se ha convertido en una esponja que
absorbe todo lo que encuentra a su paso. En su afán de volverse “relevante” la iglesia ha perdido lo único
que la hacía relevante, la palabra eterna del Dios eterno.
La iglesia actual ha tomado el “no se amolden al mundo actual” de Romanos 12:2 como un consejo
retrógrado, lo ha desechado y en su lugar, ha izado la bandera de la tolerancia, el relativismo y el
pluralismo.
Todo esto, ha venido con la meta de “reinventarse” de “adaptarse” y de ser “relevante” a la cultura actual,
pero pareciera ser que la iglesia actual ha olvidado que la razón por la cual la palabra de Dios es
“relevante” no es porque acepta o aprueba lo que la sociedad del momento acepta o aprueba, sino que es
“relevante” porque trasciende tiempos y su verdad aplica tanto ahora como en tiempos pasados.
Lo que necesitamos, es reconocer que la cosmovisión cristiana es una “cosmovisión total”, es decir, no es
una cosmovisión fragmentada que permite ser mezclada con otras filosofías ajenas al mismo. Es una
cosmovisión completa que tiene implicaciones para cada esfera de nuestra vida. Habiendo dicho esto, la
solución consiste en enseñar desde el pulpito esta “cosmovisión holística” pues en el momento en que se
trata al evangelio como una verdad meramente espiritual (haciendo alusión al dualismo platónico) lo que
estamos haciendo es “enjaular al evangelio”, enjaular al león y por lo tanto se da lugar a que algo más
tome posesión del resto de la vida del ser humano (en este caso el posmodernismo).