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Os Aruaques Uma contribuição ao estudo do problema a

difusão cultural.
Max Schmidt

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André Luis Freitas da Silva. Programa de Pós-Graduação em História,


Facultad de Ciencias Humanas, Universidade Federal de Grande Dourados
(UFGD). Título de la pesquisa: Reduções Jesuítico-Guarani: espaço da
diversidade étnica (Orientador: Graciela Chamorro).

Comienzo por subrayar la importancia de realizar un trabajo de esta naturaleza,


tarea que queda pendiente desde hace muchos años, y que es muy necesario
que se haga con todo detalle y profundidad.
Creo que el trabajo de André realiza un esfuerzo de sistematización y
ordenamiento de datos que realmente contribuye a comprender mejor el
fenómeno de “guaranización” de las misiones y la progresiva invisibilización de
una diversidad étnica misional. Este trabajo permitirá, en el mediano plazo,
ampliar la comparación hacia otras regiones de acción misional, como
Chiquitos y Moxos. Pero lo cierto es que constituye un punto de partida
fundamental. Ya hay un antecedente muy claro de esta orientación en la obra
de Branislava Susnik, con la que quizás habría que enfatizar un poco más el
diálogo, en la medida que fue su preocupación reconstruir la complejidad étnica
y cultural de los espacio de contacto colonial. Hasta qué punto todo lo que dijo
esa autora todavía es válido después de 30 o 40 años? Este trabajo es
absolutamente fundamental para conocer de verdad la dinámica interna
misional, y escaparnos de ciertos presupuestos en torno de la homogeneidad.
De modo que el primer aspecto que recupero especialmente del trabajo
de André el detalle con el que reconstruye la diversidad étnica misional dentro
de las reducciones, recurriendo a las fuentes oficiales de la orden. Quizás haya
que pensar si no es mejor hablar más en términos de “heterogeneidad”, o
plantear el contraste con el uso de “diversidad”, para hilar más fino. La
pregunta es cuál es la diferencia? Los cuadros que André presenta son de
enorme utilidad para reconstruir esta dinámica, por eso los valoro
especialmente. Creo que llegado el momento habría que completar el
panorama con la región del Itatin.
Otro aspecto que rescato del trabajo y que quizás habría que desarrollar
más es la presencia del discurso fundador de la orden de la Compañía de
Jesús en el diseño de la política misional. En este sentido, las referencias a las
Constituciones, me parecen fundamentales y quizás habría que ampliarlas aún
más, pues no es casual que aparezcan como fundamento de la acción en
terreno. Cuál era el margen de libertad que permitían a los jesuitas? Habría que
quizás desplegar más ampliamente la relación de las Constituciones con el
discurso sobre la etnicidad. No sé si eso será posible, pero creo que por lo
menos sería interesante plantearlo.
Esto me lleva a un tercer elemento importante que es el problema de las
“escrituras jesuíticas”. Hasta qué punto estas no son un elemento fundamental
de la “etnogénesis misional”? Es decir, la escritura es productora de etnicidad,
de ficciones étnicas. Cómo y por qué es la pregunta que habría que ampliar. En
este sentido, quizás, lo que estaría faltando es una contextualización de las
escrituras jesuíticas sobre la etnicidad misional, cuál es su fundamento? Esto
no implica necesariamente ir a San Ignacio de Loyola, pero si a un corpus que
se inicia con las primeras interacciones entre los jesuitas y las sociedades
locales sudamericanas. Por otro lado, cómo mudan de un siglo a otro estas
escrituras jesuíticas? Aunque entiendo que André se centra sobre todo en el
siglo XVII, hay que plantear que la visión hegemónica de las misiones es la que
heredamos de los escritos del siglo XVIII (Cardiel y Peramás
fundamentalmente). Qué mudanzas introducen estos pensadores tardíos, con
respecto a los escritos jesuíticos anteriores? Creo que la dimensión de la
homogeneidad étnica entra a jugar un rol fundamental en estos escritos que no
tenía antes. Es en todo caso una hipótesis. Un trabajo posterior tendría que
orientarse a establecer niveles de articulación discursiva de los jesuitas con
respecto a sus “otros”.

Después de señalados estos méritos del trabajo de André yo avanzaría en la


sugerencia de algunos caminos a seguir.

- El primer aspecto es teórico metodológico. Me parece que la discusión


sobre la producción de espacios misionales, o la noción de “etnogénesis
misional” debe ser necesariamente complementada con las propuestas
teóricas de Pacheco de Oliveira, en torno de la “territorialización”. Por
otra parte, la cuestión de la etnogénesis puede ser ampliada con el texto
clásico de Boccara y, más fundamentalmente, los textos de Jean Loup
Amselle sobre el colonialismo y el factor étnico. Esto permitiría dar más
densidad teórica al trabajo y deconstruir eficazmente las nociones de
guaranización e invisibilización que señala el trabajo, especialmente en
las conclusiones.

- Segunda cuestión. El trabajo cumple muy bien el objetivo de establecer


una diversidad étnica misional dentro de la misión. Pero me parece que
habría que avanzar sobre el abordaje de las lógicas sociales y políticas
que subyacen a la dinámica interna misional, que, a mi modo de ver, van
más allá de lo étnico. Es ese el postulado de mi libro Religión y Poder en
las Misiones de Guaraníes. Entonces, si esas son las lógicas presentes,
habría que analizar cómo operan como puentes entre conjuntos étnicos
diferenciados. Hasta qué punto esa identidad étnica es un impedimento
de las relaciones interétnicas basadas en el parentesco. Los ejemplos
de mezclan son muy comunes en toda la historia misional. Señalo este
punto porque me da la impresión de que, en la búsqueda de una
heterogeneidad étnica interna a la misión, que permita revelar el carácter
ficticio de un orden misional, a veces caemos en una nueva reificación
de lo étnico, en este caso de los diversamente étnico, dejando de lado
algunas lógicas más operativas de relacionamiento social que apuntan
menos al discurso de las fuentes que a las estrategias propias de los
actores en cuestión. Lo que quiero decir es que la lógica de los actores
no es étnica, sino fundamentalmente social y política. Aunque esto es
una hipótesis creo que existen muchas evidencias a lo largo de la
historia misional. De modo que el paso siguiente a la reconstrucción de
una heterogeneidad étnica misional es la reducción a cero de la
etnicidad misional, para hacer más visibles esas lógicas locales.
Obviamente esta sugerencia es para el trabajo posterior a esta tesis, la
cual exigiría el trabajo sobre fuentes no oficiales de la compañía de
Jesús u otro tipo de documentos. Pienso concretamente en los
padrones. Es decir, el trabajo que habría que hacer en el futuro es
superponer la reconstrucción detallada de la heterogeneidad étnica con
la información que aportan, por ejemplo, los padrones de indios
existentes para todo el período jesuítico y posterior.

- La tercera sugerencia tiene que ver con dedicarle alguna atención al


problema de la movilidad de grupos y a las historias de
desprendimientos y colonias entre misiones, las cuales permiten explicar
no solo filiaciones étnicas sino también parentales y políticas. Parte de
esta información está detallada en las crónicas y nuevamente aquí
habría que volver sobre el trabajo de Branka Susnik. Ver bien si hizo
reconstrucciones correctas o deficientes. Lo que no cabe dudas que hay
que hacer es un mapeamiento de esta movilidad y cuadros sobre la
presencia multiétnica misional. Esto ayudaría mucho a visualizar mejor
los datos que ya presenta el trabajo. Nuevamente aquí habría que tomar
los padrones en un período extenso. Pero eso puede hacerse después
de concluido este trabajo.

- Hay una dimensión que está poco presente el trabajo pero que
introduciendola permitiría reforzar algunos de los argumentos. Se trata
de la dimensión ecológica y ambiental. Esa diversidad de grupos tiene
que ver directamente con este factor. Cuáles son las transformaciones
implicadas en este proceso. Me parece que la aclaración más detallada
de este punto permite también establecer parámetros para la
clasificaciones, pues en regiones como Moxos y Chiquitos, tenemos
fenómenos parecidos. Las clasificaciones, creo yo, tal y como aparecen
en las fuentes, muchas veces se asocian a esquemas preestablecidos
de evolución cultural en los que el tipo de economía y de ecología que
sustenta a los grupos en cuestión se convierte en un aspecto
determinante. Quizás, insistir sobre el carácter también coyuntural y
ambiguo de estas primeras clasificaciones resulta interesante. Es decir,
que los jesuitas utilicen términos como “ibirayara” para definir a un
pueblo. O Gandules, “los bárbaros” para definir otro. Es decir que
muchas clasificaciones responden a móviles puramente coyunturales,
que se estabilizan a lo largo del tiempo o simplemente desaparecen.
Hasta qué punto el uso de ciertas clasificaciones no responde solo a la
presencia de un jesuita, y luego desaparece, cuando éste ya no está.
- Una última cuestión que quisiera marcar es considerar la importancia de
la acción previa de los conquistadores y de los franciscanos en la tarea
de clasificación étnica. Para ello sería importante recurrir a los trabajos
de Florencia Roulet y Louis Necker, que ya constituyen clásicos sobre el
tema. Es decir, hay un proceso de “guaranización” previa a los jesuitas,
como hubo uno de “chiquitanización” en el que intervienen otros actores.
En este sentido habría que conectar las clasificaciones de los primeros
cronistas (algunas de las cuales son introducidas en el trabajo) con las
“más científicas” de los jesuitas posteriormente. Es en este sentido que
los jesuitas acentúan un proceso que ya existía, no solo impulsado por
los actores de la sociedad colonial, sino también de los indios.
Pensemos en la captura de esclavos de grupos no guaraníes (Caso
guayaquí, o chané, en relación a los guaraníes). Posteriormente es la
misma investigación la que se “guaraniza”. Pero, nuevamente, recuperar
las lógicas locales consiste en pensar una permeabilidad o una
porosidad de los espacios misionales, regidos menos por lógicas étnicas
que socio-pòlíticas.

Guillermo Wilde

André, estoy transcribiendo un documento sobre Mojos que tal vez te sirva, para lo que 
te   comentaba   de   la   pre­existencia   (antes   de   los   jesuitas)   de   una   “guaranización” 
(Paraguay) o una “chiquitanización”(Chiquitos) que facilitó el trabajo de los padres (y 
que los jesuitas sólo acentuaron, no la crearon). Estas cosas sobre Mojos (el “contra­
ejemplo”) te pueden servir, muestran bien los problemas que hay cuando no existen 
estas condiciones!! (subrayados míos)
 
Carta del P. Cipriano Barace, 10 de septiembre de 1680 (ARSI Peruana 20)
En esta carta Barace dice que duda del éxito de una futura misión en Mojos, porque no 
hay mucha gente y también por el problema de las diversas lenguas: 
 [233] Y verdaderamente es cosa sensible para mí, ya que la provincia se quiera empeñar 
en misión de gentiles, el no escoger una nación numerosa y de una misma lengua, la 
cual por sí sola sea suficiente para una gloriosa misión, como son esa nación de los 
chiriguanaes que está dentro de casa y son 12.000 almas fuera de los muchos esclavos 
que tienen, y de una misma lengua; los itatines, otra nación también de un mismo labio 
con los chiriguanas, la lengua es la guaraní, la universal del Paraguay. Los chanes, otra 
nación, confinan también con los chiriguanas, de diversa lengua y son también 12.000 
almas, y de las dos naciones se compone el número de 24.000 almas. Y esto es cierto 
porque he leído la relación de los padres que allí estuvieron y contaron esta gente, y 
cualquiera   de   estas   naciones   por   sí   sola   es   bastante   para   una   honrada   misión,   más 
cómoda y de muchas más conveniencias. Y ésta es una de las razones por que no me 
atrevo yo empeñar a la provincia en cosa tan corta y tan incierta, que en una misma 
lengua serán hasta 2.800 almas, y las demás de diversa. 
[…] Cada paso, y cada pueblo y nacioncillas, hay diferentes lenguas, que parece que la 
confusión de Babel se derramó en estas tierras [233v] y este es inapelable, porque para 
que haya misión, es forzoso que alguno tenga don de lenguas, o que vengan muchos 
sujetos para aprenderlas, o que se mezclen todos ellos con los moxos, y cualquiera de 
estas cosas es bien trabajosa, y casi moralmente imposible. 
 
[233v]: dice Barace que el hermano Castillo, que quiere a toda costa hacer esta misión, 
hace pasar por “mojos” a otros indios: “unos pueblos de distinta lengua, que están 13 
días de camino por un río arriba, también los quiere bautizar por moxos para amplificar 
esta empresa”. (Pregunto yo: lo mismo habrán hecho los jesuitas en Paraguay? Disfrazar 
a medio mundo de guaraní??]

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