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difusão cultural.
Max Schmidt
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- Hay una dimensión que está poco presente el trabajo pero que
introduciendola permitiría reforzar algunos de los argumentos. Se trata
de la dimensión ecológica y ambiental. Esa diversidad de grupos tiene
que ver directamente con este factor. Cuáles son las transformaciones
implicadas en este proceso. Me parece que la aclaración más detallada
de este punto permite también establecer parámetros para la
clasificaciones, pues en regiones como Moxos y Chiquitos, tenemos
fenómenos parecidos. Las clasificaciones, creo yo, tal y como aparecen
en las fuentes, muchas veces se asocian a esquemas preestablecidos
de evolución cultural en los que el tipo de economía y de ecología que
sustenta a los grupos en cuestión se convierte en un aspecto
determinante. Quizás, insistir sobre el carácter también coyuntural y
ambiguo de estas primeras clasificaciones resulta interesante. Es decir,
que los jesuitas utilicen términos como “ibirayara” para definir a un
pueblo. O Gandules, “los bárbaros” para definir otro. Es decir que
muchas clasificaciones responden a móviles puramente coyunturales,
que se estabilizan a lo largo del tiempo o simplemente desaparecen.
Hasta qué punto el uso de ciertas clasificaciones no responde solo a la
presencia de un jesuita, y luego desaparece, cuando éste ya no está.
- Una última cuestión que quisiera marcar es considerar la importancia de
la acción previa de los conquistadores y de los franciscanos en la tarea
de clasificación étnica. Para ello sería importante recurrir a los trabajos
de Florencia Roulet y Louis Necker, que ya constituyen clásicos sobre el
tema. Es decir, hay un proceso de “guaranización” previa a los jesuitas,
como hubo uno de “chiquitanización” en el que intervienen otros actores.
En este sentido habría que conectar las clasificaciones de los primeros
cronistas (algunas de las cuales son introducidas en el trabajo) con las
“más científicas” de los jesuitas posteriormente. Es en este sentido que
los jesuitas acentúan un proceso que ya existía, no solo impulsado por
los actores de la sociedad colonial, sino también de los indios.
Pensemos en la captura de esclavos de grupos no guaraníes (Caso
guayaquí, o chané, en relación a los guaraníes). Posteriormente es la
misma investigación la que se “guaraniza”. Pero, nuevamente, recuperar
las lógicas locales consiste en pensar una permeabilidad o una
porosidad de los espacios misionales, regidos menos por lógicas étnicas
que socio-pòlíticas.
Guillermo Wilde
André, estoy transcribiendo un documento sobre Mojos que tal vez te sirva, para lo que
te comentaba de la preexistencia (antes de los jesuitas) de una “guaranización”
(Paraguay) o una “chiquitanización”(Chiquitos) que facilitó el trabajo de los padres (y
que los jesuitas sólo acentuaron, no la crearon). Estas cosas sobre Mojos (el “contra
ejemplo”) te pueden servir, muestran bien los problemas que hay cuando no existen
estas condiciones!! (subrayados míos)
Carta del P. Cipriano Barace, 10 de septiembre de 1680 (ARSI Peruana 20)
En esta carta Barace dice que duda del éxito de una futura misión en Mojos, porque no
hay mucha gente y también por el problema de las diversas lenguas:
[233] Y verdaderamente es cosa sensible para mí, ya que la provincia se quiera empeñar
en misión de gentiles, el no escoger una nación numerosa y de una misma lengua, la
cual por sí sola sea suficiente para una gloriosa misión, como son esa nación de los
chiriguanaes que está dentro de casa y son 12.000 almas fuera de los muchos esclavos
que tienen, y de una misma lengua; los itatines, otra nación también de un mismo labio
con los chiriguanas, la lengua es la guaraní, la universal del Paraguay. Los chanes, otra
nación, confinan también con los chiriguanas, de diversa lengua y son también 12.000
almas, y de las dos naciones se compone el número de 24.000 almas. Y esto es cierto
porque he leído la relación de los padres que allí estuvieron y contaron esta gente, y
cualquiera de estas naciones por sí sola es bastante para una honrada misión, más
cómoda y de muchas más conveniencias. Y ésta es una de las razones por que no me
atrevo yo empeñar a la provincia en cosa tan corta y tan incierta, que en una misma
lengua serán hasta 2.800 almas, y las demás de diversa.
[…] Cada paso, y cada pueblo y nacioncillas, hay diferentes lenguas, que parece que la
confusión de Babel se derramó en estas tierras [233v] y este es inapelable, porque para
que haya misión, es forzoso que alguno tenga don de lenguas, o que vengan muchos
sujetos para aprenderlas, o que se mezclen todos ellos con los moxos, y cualquiera de
estas cosas es bien trabajosa, y casi moralmente imposible.
[233v]: dice Barace que el hermano Castillo, que quiere a toda costa hacer esta misión,
hace pasar por “mojos” a otros indios: “unos pueblos de distinta lengua, que están 13
días de camino por un río arriba, también los quiere bautizar por moxos para amplificar
esta empresa”. (Pregunto yo: lo mismo habrán hecho los jesuitas en Paraguay? Disfrazar
a medio mundo de guaraní??]