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Respecto a la simulación, la sala de casación civil de la corte suprema de justicia en sentencia del 9 de julio
de 2002, expediente 6411 ha dicho:
(…) Como es sabido, cuando se habla de simulación no se alude a un vicio en los negocios jurídicos, sino a
una forma especial de concertarlos conforme a la cual las partes consciente y deliberadamente disfrazan la
voluntad real de lo acordado, (…).
Existen dos clases de simulaciones: Relativa y absoluta, sobre las que trataremos en otro documento.
También es pertinente anotar que la acción de simulación puede parecer similar a la acción pauliana, pero
existen importantes diferencias que luego abordaremos.
La acción pauliana como herramienta para perseguir un deudor que se ha insolventado para no pagar
Por Gerencie.com 28 octubre, 2017
La acción pauliana es una figura jurídica que permite a un acreedor perseguir a un deudor que se ha
insolventado con el fin de impedir que el acreedor le persiga los bienes para cubrir la deuda.
Para muchos no es desconocido que hay personas que no les gusta pagar sus deudas, y para evitar que sus
bienes sean embargados, los venden o traspasan a sus familiares o amigos, que no es otra cosa que
insolventarse para proteger su patrimonio.
Frente a esta actuación de mala fe, la ley ofrece al acreedor una excelente herramienta conocido
como acción pauliana, la cual de prosperar, revoca los contratos o escrituras con las cuales el deudor haya
traspasado o cedido sus propiedades.
Esta figura está contenida en el artículo 2491 del código civil colombiano:
En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o a la apertura del concurso, se observarán las
disposiciones siguientes:
1. Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas, prendas y
anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, siendo de mala fe el otorgante y el adquirente,
esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero.
2. Los actos y contratos no comprendidos en el número precedente, inclusos las remisiones y pactos de
liberación a título gratuito, serán rescindible, probándose la mala fe del deudor y el perjuicio de los
acreedores.
3. Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores, expiran en un año, contado desde la fecha del
acto o contrato.
Sobre este tema la sala civil de la Corte suprema de justicia, en sentencia del 21 de junio de 2005,
expediente 7804 expuso:
(…) Obvio que legítimo derecho asiste al acreedor de velar porque su crédito sea pagado; por lo que estará
siempre atento a que el deudor tenga con qué hacerlo. Y sin pretender reanudar controversias que se
antojan hoy superadas en torno al fundamento, contenido y alcance del modo como ejercerá ese poder de
vigilancia, el caso es que tendrá puesta la mirada en el patrimonio del deudor, su única prenda general de
garantía desde cuando, en una evidente humanización del Derecho, el sujeto obligado dejó de responder
con su propia persona. Cierto que no podrá exigir, ni entender que a ello se compromete un deudor, una
administración exitosa o próspera de sus negocios; tampoco podrá restringir su libertad contractual para
obrar conforme a sus designios. Pero, eso sí, le cabrá interés en que esa administración sea cuando menos
diligente y leal. De modo de pensar que cuando así no se conduce el deudor, dispone el acreedor de
herramientas varias para proteger su crédito y evitar que se hunda en lo ilusorio. Así, cuando lo que
sucede es que su deudor, el mismo que tiene el deber jurídico y moral de satisfacer el crédito, en la
celebración de sus negocios produce o agrava desviadamente su insolvencia, de tal suerte que haga
imposible o más gravoso el cobro del acreedor (fraus creditorum), tiene éste la potestad de pedir que se
deshagan negocios tales, precisamente porque experimenta que su acción de cobro ha sido debilitada.
Dispone en tal caso el acreedor de la denominada acción pauliana. Su deudor, acá por acción, y no por
pasividad u omisión como acontece en otros campos, verbi gratia, el de la acción subrogatoria, es
merecedor de reproche, y lugar hay entonces para que el acreedor intente remediar la situación, trayendo
de nuevo al patrimonio insuficiente de aquél lo que sagazmente había sacado.
Como se observa, una persona que ha prestado dinero a otra que se ha insolventado para impedir que le
embarguen sus bienes, no está indefensa, pues la ley lo ofrece recursos jurídicos que utilizados correcta y
oportunamente, hacen más probable la recuperación de su dinero.
Este tipo de figuras jurídicas deberían ser de dominio general, puesto que sorprendentemente, son muchas
las personas que han sido víctimas de timadores o personas de mala fe, que de forma premeditada y
calculadora han buscado hacerse con el dinero ajeno impunemente.
Acción de simulación
Por Gerencie.com 4 febrero, 2019
La acción de simulación es un recurso que permite a una persona solicitar al juez que se declare la
simulación de un acto jurídico, lo que implica la declaración de inexistencia del acto en cuestión, o se
declare su nulidad.
La simulación consiste en una maniobra encaminada a ocultar el verdadero negocio jurídico llevado a cabo
entre las partes, maniobra que puede ser fraudulenta.
Por ejemplo, el caso de la persona que celebra un contrato de compraventa sobre un vehículo, pero en la
realidad no se transfiere el vehículo, ni hay intención de ello.
Esta figura puede utilizarse para provocar la insolvencia, o para hacer creer a terceros que se es propietario
de un determinado bien. Es la figura por excelencia de quienes utilizan testaferros.
En el primer caso, el padre para evitar que le embarguen su vehículo, se lo traspasa a su hijo, pero el padre
sigue ejerciendo como propietario de ese vehículo. Como se observa, el acto de compraventa ha sido
simulado, pues en realidad no se ha producido la venta.
En el segundo ejemplo, el padre le hace el traspaso del vehículo a su hijo, para que este pueda demostrar la
tenencia de una propiedad para que un banco le realice un préstamo, etc.
En la simulación, el contrato de compraventa o la escritura pública son legales, puesto que se ha seguido
con todos los requisitos y formalidades de ley, pero la voluntad real de las partes es diferente a la voluntad
expresada en los documentos.
La acción de simulación permite a una persona que se haya visto afectada por la simulación del contrato o
negocio, demande ante un juez para que este declare la simulación y por consiguiente la inexistencia de
contrato, o su nulidad, lo que implicará que los bienes o propiedad objetos de la simulación, vuelvan al
patrimonio del dueño original.
La acción de simulación tienen su fundamente esencial en el artículo 1766 del código civil colombiano
cuando dice:
Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura pública, no
producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su contenido al
margen de la escritura matriz, cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya
virtud ha obrado el tercero.
Respecto a la simulación, la sala de casación civil de la corte suprema de justicia en sentencia del 9 de julio
de 2002, expediente 6411 ha dicho:
(…) Como es sabido, cuando se habla de simulación no se alude a un vicio en los negocios jurídicos, sino a
una forma especial de concertarlos conforme a la cual las partes consciente y deliberadamente disfrazan la
voluntad real de lo acordado, (…).
Existen dos clases de simulaciones: Relativa y absoluta, sobre las que trataremos en otro documento.
También es pertinente anotar que la acción de simulación puede parecer similar a la acción pauliana, pero
existen importantes diferencias que luego abordaremos.
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8 Opiniones
1. Hernán Reyes Dice:
agosto 8th, 2017 a las 6:30 pm
Hola. hace algunos años mi padre iba a ser objeto de embargo. Para evitarlo hizo traspaso a través de una
supuesta venta de la que no recibió ningún dinero, de un terreno a sus hijas. Luego les pidió la devolución
del mismo pero no quisieron. Posteriormente falleció y ellas aún conservan propiedad del bien. Cono
también soy hijo quisiera saber si puedo o tengo derecho a reclamar parte del bien. De ello hace ya más de
10 años
Gracias
Responder
o ana maria Dice:
abril 18th, 2018 a las 12:42 pm
buen dia quiero saber por que no responden a las preguntas que la gente hace. que nos es de gran interés
a todos!!.
Responder
o Antonella de Argentina Dice:
mayo 23rd, 2018 a las 11:50 pm
Hola. Si, te corresponde tu parte de la herencia. Cuando un acto simulado daña el derecho de alguien, el
acto pasa a ser una Simulación Ilícita, y el juez declara su nulidad. Tenes que conseguir un abogado y llevar
adelante el caso porque ganas si o si.
Responder
2. ADRY Dice:
septiembre 22nd, 2017 a las 9:25 am
Hola buenos dias mi pregunta es si antes de iniciar una demanda por simulacion se debe acudir a solicitar la
conciliación. Y si la conciliación en civil esta regulada en el codigo civil o de procemiento civil en qué artículo
está. Mil gracias-
Responder
o ALexander Salamanca Dice:
enero 8th, 2019 a las 11:44 pm
Holaa, claro, la acción de simulación es un proceso declarativo, de tal manera, se debe agotar el requisito
de procedibilidad, ahora; existen algunas excepciones como lo son, ignorar el domicilio del demandado,
embargo de bienes, violencia entre las partes.. no se si sea alguno de tus casos, saludos
Responder
3. killerpollo Dice:
noviembre 14th, 2017 a las 4:27 pm
Responder
4. ivanni Dice:
febrero 24th, 2018 a las 11:00 pm
Responder
o ALexander Salamanca Dice:
enero 8th, 2019 a las 11:46 pm
Hola, la acción de simulación es un proceso cuya jurisdicción es civil, de manera que no existen acciones
penales, a menos, que se inicie un proceso penal por fraude procesal, falso testimonio, o alguna tipicacion
mas acorde de acuerdo a los hechos. saludos
Responder
Acción de simulación
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3 Opiniones
1. Yolanda Duque Dice:
septiembre 19th, 2017 a las 2:23 pm
Me fue de mucha utilidad todo lo relacionado con la acción pauliana. Me queda una duda. Esta acción
procede en caso de inansistencia alimentaria?. Agradezco inmensamente su colaboración.Que valor tiene la
suscripción. Me interesa por favor espero respuesta en mi correo yoldu_50@hotmail.com. Me encuentro
escribiendo desde el correo de mi esposo: hurielherrera@gmail.com
Atentamente,
Responder
2. Cesar Dice:
noviembre 22nd, 2017 a las 3:03 pm
Es de mucha utilidad las respuestas y notas. Espero contar con su apoyo …gracias
Responder
3. Jose Dice:
abril 18th, 2018 a las 11:51 am
Responder
La acción pauliana como herramienta para perseguir un deudor que se ha insolventado para no pagar
Por Gerencie.com 28 octubre, 2017
La acción pauliana es una figura jurídica que permite a un acreedor perseguir a un deudor que se ha
insolventado con el fin de impedir que el acreedor le persiga los bienes para cubrir la deuda.
Para muchos no es desconocido que hay personas que no les gusta pagar sus deudas, y para evitar que sus
bienes sean embargados, los venden o traspasan a sus familiares o amigos, que no es otra cosa que
insolventarse para proteger su patrimonio.
Frente a esta actuación de mala fe, la ley ofrece al acreedor una excelente herramienta conocido
como acción pauliana, la cual de prosperar, revoca los contratos o escrituras con las cuales el deudor haya
traspasado o cedido sus propiedades.
Esta figura está contenida en el artículo 2491 del código civil colombiano:
En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o a la apertura del concurso, se observarán las
disposiciones siguientes:
1. Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas, prendas y
anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, siendo de mala fe el otorgante y el adquirente,
esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero.
2. Los actos y contratos no comprendidos en el número precedente, inclusos las remisiones y pactos de
liberación a título gratuito, serán rescindible, probándose la mala fe del deudor y el perjuicio de los
acreedores.
3. Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores, expiran en un año, contado desde la fecha del
acto o contrato.
Sobre este tema la sala civil de la Corte suprema de justicia, en sentencia del 21 de junio de 2005,
expediente 7804 expuso:
(…) Obvio que legítimo derecho asiste al acreedor de velar porque su crédito sea pagado; por lo que estará
siempre atento a que el deudor tenga con qué hacerlo. Y sin pretender reanudar controversias que se
antojan hoy superadas en torno al fundamento, contenido y alcance del modo como ejercerá ese poder de
vigilancia, el caso es que tendrá puesta la mirada en el patrimonio del deudor, su única prenda general de
garantía desde cuando, en una evidente humanización del Derecho, el sujeto obligado dejó de responder
con su propia persona. Cierto que no podrá exigir, ni entender que a ello se compromete un deudor, una
administración exitosa o próspera de sus negocios; tampoco podrá restringir su libertad contractual para
obrar conforme a sus designios. Pero, eso sí, le cabrá interés en que esa administración sea cuando menos
diligente y leal. De modo de pensar que cuando así no se conduce el deudor, dispone el acreedor de
herramientas varias para proteger su crédito y evitar que se hunda en lo ilusorio. Así, cuando lo que
sucede es que su deudor, el mismo que tiene el deber jurídico y moral de satisfacer el crédito, en la
celebración de sus negocios produce o agrava desviadamente su insolvencia, de tal suerte que haga
imposible o más gravoso el cobro del acreedor (fraus creditorum), tiene éste la potestad de pedir que se
deshagan negocios tales, precisamente porque experimenta que su acción de cobro ha sido debilitada.
Dispone en tal caso el acreedor de la denominada acción pauliana. Su deudor, acá por acción, y no por
pasividad u omisión como acontece en otros campos, verbi gratia, el de la acción subrogatoria, es
merecedor de reproche, y lugar hay entonces para que el acreedor intente remediar la situación, trayendo
de nuevo al patrimonio insuficiente de aquél lo que sagazmente había sacado.
Como se observa, una persona que ha prestado dinero a otra que se ha insolventado para impedir que le
embarguen sus bienes, no está indefensa, pues la ley lo ofrece recursos jurídicos que utilizados correcta y
oportunamente, hacen más probable la recuperación de su dinero.
Este tipo de figuras jurídicas deberían ser de dominio general, puesto que sorprendentemente, son muchas
las personas que han sido víctimas de timadores o personas de mala fe, que de forma premeditada y
calculadora han buscado hacerse con el dinero ajeno impunemente.
Respecto al tercer y último requisito, es importante anotar que se presenta una diferencia cuando el acto o
contrato cuestionado ha sido a título oneroso o gratuito.
Respecto a la diferencia de la mala fe cuando el contrato es oneroso o gratuito, la Corte suprema de
justicia, en la misma sentencia arriba referida expuso:
«En efecto, por sabido se tiene que mediante la referida acción los acreedores pueden demandar la
revocación de los negocios jurídicos realmente ajustados por su deudor, pero que han sido otorgados por
éste fraudulentamente y en perjuicio de los derechos de aquellos; por supuesto que la ley distingue,
además, los actos onerosos de los gratuitos, para exigir, en los primeros, que el tercero con quien contrató
el deudor también sea de mala fe (consilium fraudis) y, respecto de los segundos, que exista solamente el
animus nocendi del deudor, de manera que el tercero adquirente pueda ser de buena fe.»
En resumen se puede decir que tratándose de negocios onerosos, debe existir mala fe tanto del otorgante
como del adquiriente, y tratándose de contratos gratuitos, basta la mala fe del otorgante, es decir, del
demandado